Las lagrimas de dakota

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Las lágrimas de Dakota

Hola, me llamo Dakota, pero me suelen llamar Kota. He decidido escribir esto para enseñarle al mundo lo que te pueden llegar a hacer y lo que uno siente. Como empezar… bueno empezamos desde el principio, desde el 2001. Yo tenía entonces un año, no me acuerdo de mucho pero mis padres me han hablado de cómo era por entonces. Yo tenía el pelo muy corto y negro azabache y siempre estaba jugando con mi amigo Hambo. Él siempre estaba conmigo en las buenas y en las malas, pasara lo que pasara. Siempre vestía con largos vestidos con colores pastel y bonitos estampados. Bueno adelantémonos un paso en el tiempo. 2007: Mi primer día en el segundo curso me fue bastante mal, la gente me miraba raro, ahora y entonces, decidí cortarme aún más el pelo, por debajo de las orejas, y ponerme las gafas de mi madre para que así la gente pensara que era otra persona. Lo malo de esto fue que mis compañeros en vez de recibirme como una chica nueva, se rieron de mí, cada vez estaba más asustada. No tenía amigos, estaba sola. 2010: Pasaron los años y cada vez iba a peor, solo estaba Hambo , él siempre estaba; ya que mis padres fallecieron en un trágico accidente de barco. En el 2009 sucedió. Vivo con mis tíos, Arcadia y Ladio, actualmente vivimos en Madrid; como antes solo que ahora en el campo, en las afueras. La cosa se puso negra, se complicaron las cosas cuando en el aseo del gimnasio de mi colegio, mis compañeros me encerraron en el último baño a la izquierda. Yo no podía salir, claramente. Pasaron las horas y seguía ahí dentro, cuando de fondo oí unos pasos resonando por el pasillo, empecé a pedir auxilio desesperadamente por salir de ese oscuro y frío baño. Cada vez los pasos se aceleraban más, estaban corriendo y entonces empecé a reconocer la ronca voz de mi tío Ladio y después la dulce y melancólica voz de mi querida tía Arcadia. Esa tarde llovió mucho. Decidí salir afuera, pero con algo más, una cuchilla… No aguantaba más la idea de que estaba sola en este mundo. 1


Me acompañaba mi amigo Hambo, el no opinaba, él siempre estaba de acuerdo con migo. Estaba a punto de sentir el frio y afilado filo de la cuchilla rozando mi suave piel, cuando de repente detrás de mí estaba mi tito Ladio y llevaba con sigo un rojo carmesí paraguas y una taza de cacao caliente, él no dijo nada, me miró y cuando vio el reflejo de la cuchilla, dejo caer la taza de cacao caliente al suelo mojado y se acercó corriendo hacia a mí. Me quitó la cuchilla de un fuerte tirón de mi mano izquierda. Fuimos a la cocina sin decir nada. Mi tío se sentó en la mesa y nos quedamos en un silencio, pero no era incómodo, era más bien de esos silencios que no hace falta hablar para saber lo que piensa el otro. Pasaron quince minutos de ese silencio extraño, cuando de repente a mi tío se le derramó una lágrima lentamente que se deslizaba por su mejilla, hasta llegar a su perilla, allí era el destino de la lágrima. Me fui a mi habitación para que mi tío no se sintiera avergonzado de mí. Pasó una hora, y decidí asomarme por las escaleras para ver cómo estaba mi tío, estaba en el sofá viendo la tele, o al menos eso quería, no podía ver la tele con los ojos cerrados. Me quedé con Hambo en mi habitación, Hambo y yo no hablamos, él es muy callado… Al cabo de un minuto bastante largo, oí unos pasos en las escaleras, era mi tío que subía con sus botas militares, amarillas. El durmió y yo me quede en el limbo con sus ronquidos. Yo decidí acostarme, y dormirme. Me caí de la cama a media noche, me acuerdo que dije: Me quedaré aquí no tengo ganas de levantarme, ya me levantaré por la mañana. 2014: Tuve un largo sueño, parecía que habían pasado unos días durmiendo. Al despertar vi a una mujer que vestía de blanco, no sabía quién era. También había tres personas, un hombre y una mujer y Hambo. Cuando abrí los ojos del todo no me acordaba de nada, y no sabía que estaba pasando, por qué no estaba en mi cama…. La enfermera se sorprendió y se fue corriendo de la sala llamando a dos hombres (doctores). Me llevaron a otra sala y me empezaron a hacer un montón de pruebas y a preguntarme cosas, que si las nubes eran blancas, que si el aceite era amarillo.

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Me tomaron la tensión, que antes no recordaba que era, y me llevaron a una habitación muy pequeña y me dijeron que me vistiera. Al cabo de unas semanas de pruebas, me llevaron en un coche a mi casa. Al entrar no recordaba nada el olor me resultaba familiar, me acorde de cuando mi tía me hacía tarta de frambuesa. Empecé a inspeccionar la casa, subí las escaleras y entré a mi habitación, y mi tío estaba detrás. Él como siempre iba con su taza de chocolate caliente, y se sentó en la cama, me invitó a sentarme a su vera. Me contó todo lo sucedido y me dijo: -­‐ -­‐

¿Cuantos años crees que tienes? 10 años. – contesté

Se quedó callado y de su boca salió catorce, catorce años... A partir de ahí empecé a recordarlo todo y me lamenté. Me acordé de mi tío Ladio y mi tía Arcadia. A los dos meses caí en depresión y decidí acabar con esto. Mis tíos se iban al centro de la ciudad y yo me fui con ellos. Y entonces me tire por el edificio rodeado de agua. Pero justo antes de tirarme me despedí de Hambo mi osito de peluche.

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