Páginas del Saavedra 4ºC

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Páginas del Saavedra

Vida, amor y muerte

Llegó con tres heridas:

2021 18-19

la del amor,

Viaje por la literatura

Curso 2020/

la de la muerte,

la de la vida.

4ºC



Vida, amor y muerte

LA VIDA, EL AMOR, LA MUERTE. Estas tres heridas de las que hablara Miguel Hernández se han clavado en el corazón de todos los hombres, de ahí que su presencia

sea

constante

en

nuestra

literatura. A lo largo de este curso, vamos a rastrear las huellas que estas tres realidades han

ido

escritores

dejando de

en

nuestra

tierra.

Palpitaremos

con

autores murcianos que vivieran durante

el

siglo

XVIII,

durante el XIX, durante el XX.

Emprendamos ya este hermoso viaje por nuestra literatura.


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Vida, amor y muerte

El

Neoclasicismo, desarrollado durante el siglo XVIII, tiene

un marcado carácter didáctico. Con Cadalso y sus Cartas marruecas se inicia una tendencia a la literatura epistolar que sirve para mostrarnos lo que ojos “inocentes”, desconocedores de nuestras costumbres, ven. Hola David: Esta semana he estado en Murcia, una ciudad de España. Te escribo para contarte cómo celebran la mayoría de personas en Murcia o, mejor dicho, en toda España, la Navidad. Ellos la celebran el 25 de diciembre como nosotros, suelen hacer cenas o comidas familiares, y según la familia, se dan regalos. También celebran Año Nuevo de una manera parecida, nada más que ellos se toman 12 uvas en los últimos 12 segundos del año. Además, cuando ya es la madrugada del 1 de enero, la gente joven suele ir a fiestas o a discotecas, al contrario que en nuestro país. Por último, ellos tienen otra fecha importante en sus Navidades, el 6 de enero. Esa mañana, las familias se despiertan con regalos que anteriormente han pedido a los Reyes con sus cartas. Y se comen un dulce típico con un método bastante divertido, el Roscón de Reyes. El dulce es una rosca con un relleno, y en él se encuentran escondidas la figura de un rey y un haba. Al que le sale la del rey en su trozo, se lleva la corona; y al que le sale el haba, paga el roscón. Incluso tienen un desfile con esta temática la noche del 5, la Cabalgata de Reyes. Al igual que en nuestro país, las personas dejan de escribirle cartas a los Reyes o ir al desfile según van creciendo, aunque hay gente a la que le gusta mucho la Navidad y sus tradiciones nunca caen en el olvido. Depende de la persona, supongo. Espero que te haya parecido tan interesante como a mí. ¿Acaso no es curioso ver cómo cambian las costumbres y las fiestas dependiendo del país? Pablo Pablo García


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Querida Patricia: Hoy he estado en Murcia, allí era el bando de la huerta. Ha sido increíble. Al despertarme no paraba de escuchar bullicio en la calle, así que me he asomado, estaba la calle repleta de gente. Me he vestido con unos pantalones vaqueros y una sudadera blanca. Qué sorpresa que me he llevado cuando he salido a la calle y he visto a todo el mundo con ropa que parecía muy antigua, los chicos llevaban medias y chaleco y las chicas, unas faldas impresionantes con mucho vuelo y dibujos en ellas. Me sentía un poco rara al ir vestida así. Me fui a la catedral de Murcia a ver cómo estaba el ambiente: era todo un descontrol, todo el mundo de arriba para abajo. Y en una de esas me choqué con un chico llamado Antonio. Era alto y muy gracioso, lo único es que me tiró su cerveza encima. Él, muy angustiado, me dio su chaleco azul y me dijo que pasase el día con él y sus amigos. Yo, encantada, dije que sí. Me llevaron a comer a las tascas. Yo no sabía qué era eso hasta que llegamos. Eran muchos bares en el centro de Murcia, no eran muy higiénicos que se diga, pero todo estaba buenísimo, hubo una cosa que me llamó mucho la atención: se comían una masa que dentro tenía la hoja de un árbol, era muy curioso, pero ellos me dijeron que ahí eso era muy normal y que era una hoja de limonero. Por la tarde, nos fuimos de copas. Todos eran muy simpáticos y amables. Al llegar la noche, fuimos a un bar llamado Las Jarras. Tenían un plato estrella llamado “los reclutas”, eran superpicantes, casi incomibles para mi gusto. Ya era de noche, le di las gracias a Antonio por este maravilloso día y me fui a dormir, bueno, a intentarlo, ya que se escuchaban muchos ruidos que venían de la calle, parecía una fiesta que nunca iba a acabar. A la mañana siguiente, me desperté sin un solo ruido, parecía que Murcia estaba dormida y cansada después de ese día. Me lo pasé genial. Deberías de haber venido, Patri, pero no te preocupes que el próximo año te vienes. Un abrazo y un beso de parte de tu mejor amiga Elena. Elena Gallego


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Querida María: ¿Cómo está todo por León? Espero que todo siga igual. Aquí nada ha cambiado desde que llegué la semana pasada, es por eso que no te he escrito hasta hoy. La vida aquí es bastante parecida a la de León, todo el mundo es amable contigo y saben diferenciar enseguida entre una persona local y un forastero como yo. He conocido a un estudiante alicantino que reside en el piso de al lado, él ya lleva muchos años aquí estudiando y conoce bastante bien la ciudad y me está ayudando mucho. La semana que viene, tras la Semana Santa, empiezan las fiestas locales. Duran una semana y son conocidas como Fiestas de Primavera y los días más destacados son el Bando de la Huerta y el Entierro de la Sardina. Aunque la temática de la celebración sea distinta, los actos que se celebran ese día son realmente parecidos. El bando de la huerta consta de un desfile en el que las distintas peñas huertanas de cada localidad van en unas carrozas de temática típica de la huerta de Murcia y reparten alimentos tradicionales, como chorizos o coliflores. El entierro de la Sardina también consta de un desfile, en el que los sardineros, unos señores vestidos con telas de colores metalizados, van en unas carrozas, agrupados por grupos que reciben el nombre de un animal/dios mitológico, repartiendo juguetes por las calles de la ciudad. La finalidad del Bando de la huerta es hacer homenaje a las raíces de los murcianos y la del Entierro de la Sardina es diferente. Tras el desfile del sábado y los minidesfiles del jueves y el viernes en los que se recibe la sardina y se lee su testamento respectivamente, se procede a la quema de una falla expuesta al final de la Gran Vía, en lo alto del Puente de los Peligros, que tiene la forma de una sardina, generalmente en llamas. Los símbolos a destacar de estas fiestas son el traje de huertana y huertano y un pito, un pañuelo y una pelota. Estoy deseando que llegue la semana que viene para conocer estas fiestas. Atentamente, Germán. Germán Murcia


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¡Hola Paul!: ¿Qué tal estáis por Nueva Jersey? Espero que os vaya todo bien. Te escribo para contarte cómo llevo mi tercera semana en Murcia. Hace unos días echaba un poco de menos estar en casa con todos vosotros, pero bueno, poco a poco, me voy acostumbrando. Aquí, la gente es muy amable y gentil, y eso me hace sentir un poco más cerca de todos vosotros, de casa. Hoy, mis nuevos compañeros del instituto, me han llevado a hacer algo de turismo por la zona. Murcia es una ciudad bastante pequeña, pero preciosa. Me ha sorprendido mucho que haya un edificio supermoderno llamado “Moneo” justo enfrente de la catedral, la verdad es que el contraste es bastante original. Estos días también he aprovechado para probar las comidas típicas, y ya sabes tú que me encanta la buena comida... Como he llegado a Murcia en las conocidas aquí como ‘’fiestas de primavera’’, he podido disfrutar de su gastronomía de la mejor forma posible. En esta semana es muy típico ir a las barracas, las cuales montan todos los años para estos días de los que te hablo. Probé una especie de revuelto bastante jugoso al que llaman “Zarangollo” que, personalmente, fue el plato que más me gustó. También probé un “Pisto murciano” y de postre unos ''Paparajotes”, que menos mal que mis amigos me dijeron que llevaba una hoja dentro, si no me la habría llegado a comer.... Este fin de semana fui con mis amigos a la Manga. Me sorprendió muchísimo ver cómo había un mar diferente en cada una de las dos orillas. En el viaje de vuelta, mis amigos dijeron varías veces la palabra “Acho” y la verdad es que me confundía bastante no saber su significado. Pero finalmente yo les pregunté y me explicaron que era una especie de muletilla usada al hablar, eso sí, siempre entre amigos, ya que no es nada formal. A veces, no entiendo a la gente cuando hablan, a pesar de que he estado toda la vida estudiando español en Nueva Jersey. El acento murciano y algunas expresiones que tienen al hablar se me hacen complicadas de entender, pero espero que con el tiempo mi oído se acostumbre a escuchar este acento y consiga entenderlo a la perfección.


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Bueno Paul, me pasaría horas contándote todo lo que estoy aprendiendo sobre esta ciudad, pero debo despedirme, espero noticias tuyas pronto. Un abrazo, Lucía Lucía Frutos

El

Romanticismo

dejó profunda huella en Murcia. Por ello,

podemos leer hermosas historias o sentidos poemas en los que percibiremos ese malestar que crea en los románticos la necesidad de evadirse, al menos con sus palabras, a otras épocas a otros espacios, al interior de sí mismos, o de buscar esa otra evasión definitiva que es la muerte. El otoño o el invierno serán las estaciones en las que tengan lugar estas historias. La noche envolverá a los personajes con esa luna omnipresente y esa naturaleza que grita en rayos y truenos. Lo sobrenatural, los fantasmas, el sueño vendrán a mezclarse con la realidad. Los sentimientos triunfarán sobre la razón; las pasiones, el dolor, LA VIDA, EL AMOR, LA MUERTE… llenarán estas páginas.

A media noche, mientras me paseaba por el sereno bosque para sosegar mi mente, vi desde lejos como una niebla con silueta de persona se acercaba ligeramente hacia mí. Al principio pensé que era mi propia imaginación, pero al cabo de un momento descubrí que no, en ese instante empezó a diluviar: ¡oh Dios mío! ¿qué está pasando, llegó mi momento? Mientras que llegaba a una cabaña desusada para refugiarme, perdí de vista la niebla. Me alivió no verla, pero no del todo. La lluvia estaba acompañada de un fuerte viento, lo que me hizo entrar en pánico, intenté abrir la cabaña pero estaba cerrada. La única solución que tenía era esperar hasta que la lluvia


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parara. Para no congelarme las manos hice vapor con la boca, ese mismo se hizo más grande hasta que tuvo forma de mujer: ¡Santo cielo! ¿Eres tú, mi amada? ¿Eres tú? ¡Imposible! Tú no estás ya conmigo, te fuiste, llevo meses intentando asimilar tu pérdida pero, no puedo y aquí estás, mi amor. ¿Qué haces aquí? Este no es tu sitio. _ Estoy aquí para protegerte, no quiero que sea esta tu última noche, quiero verte avanzar, por favor, no te rindas, hazlo por mí, aunque no esté a tu lado _pidió la dama. _ Yo me quiero ir contigo, estoy más feliz teniéndote a mi lado, no sabes cuánto te anhelo _repuso Carlos. _ No, Carlos, no digas eso, tu familia te necesita y tus amigos también. Siempre te he querido y aún te sigo queriendo. Antes de que pudiese contestar, la puerta se abrió sin ningún esfuerzo y mi amada volvió a desaparecer. Entré en la cabaña con un dolor frío en el pecho por no haberle dicho que la amaba con todo mi corazón, volví a hacer vapor pero no apareció, lo único que vi fue el colgante que le había regalado el día de nuestra boda. Pasé toda la noche en la cabaña llorando, sin pegar ojo, hasta que fue de día y regresé al pueblo. ¡Oh, Dios santo! ¿Qué ha pasado aquí? Casas, tiendas y puestos rotos, personas en estado grave y familiares llorando (...) Abibatou Kanoute ALMAS OSCURAS Hace muchos años, en un pueblo pequeño de Navarra, vivía una familia muy feliz, de diez hijos. Tenían una gran granja con muchos animales donde los niños siempre jugaban. Eran muy conocidos en el pueblo ya que siempre ayudaban a los demás y vendían la leche de sus vacas y los huevos de sus gallinas. Pero un día, para la sorpresa de todo el mundo, el padre se empezó a encontrar muy mal y enfermó gravemente. Vinieron los mejores médicos, con


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ayuda económica de todo el pueblo, pero, al cabo de seis meses, falleció. La mujer quedó viuda muy joven y con diez hijos que cuidar, y sentía tanto dolor que cayó en una depresión que la dejó en la cama día tras día. Tras algunos años sin poder hacer nada, decidió matar a todos sus hijos y después quitarse la vida en el establo con una horca. Nunca se supo nada más, pero todo aquel que compra la casa y el establo acaba suicidándose. Algunos de los que han logrado salir juran que la casa está maldita y que todas las noches se oyen voces de niños jugando y se ve a una mujer vestida de negro en el pasillo. Claudia Elkanouzi Tras la noche de tormenta, al salir del refugio de mala muerte que se hallaba en plena sierra de Guadarrama para dirigirme a la misa que se celebraba aquel día, un pastor me aconsejó que no me acercara mucho al pueblo, alertando de lo que aquel día iba a acontecer en Cercedilla. El día anterior había fallecido un ilustre señor conde de la zona en extrañas condiciones y el obispado me mandaba a corroborar que todo se hacía de manera correcta. Había sido una noche muy lúgubre, a lo lejos se oían las campanas de medianoche, alertando a los habitantes de la zona del fallecimiento. No había dejado de llover cuando retomé mi camino desde el albergue al pueblo. Al llegar, un aire frío me recorrió rápidamente el cuerpo, el pueblo estaba sumido en un completo silencio solo profanado por el sonido de mis pasos. El cielo seguía oscuro y las persianas de las casas estaban cerradas. Recorrí la calle principal hasta llegar a un estrecho callejón por el que se accedía a la casa del difunto.


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Al llegar me condujeron a donde este se encontraba, un oscuro sótano con el suelo de tierra, húmedo y sin rastro de ventilación. El cuerpo se hallaba en el centro de la sala, rodeado de una gran capa de heno. Apenas era posible observar nada debido a que la única iluminación que había era la vela que un mayordomo del servicio privado del conde me sujetaba. No me hizo falta tampoco una buena iluminación para saber que se trataba de un posible estrangulamiento a manos de alguien conocido. La cara de color morado y los pocos signos de violencia en la sala me lo revelaban. Concreté con la familia del conde que el cadáver sería trasladado a la iglesia donde se produciría el velatorio y entierro mientras yo me dirigiría a la posada donde me hospedaría. Al salir del palacete, había comenzado una gran tormenta, ya era casi de noche y las calles estaban embarradas. Me dirigí en la más profunda soledad a la posada a las afueras del pueblo. Para llegar, tenía que subir una gran cuesta por la que el agua bajaba como si de un río se tratase. Al llegar, me recibió una señora de avanzada edad, de baja estatura y con un carácter amargo. Tras tomarme los datos me dio la llave de la oscura, fría y vieja habitación que se encontraba al final del pasillo. A la mañana siguiente había dejado de llover pero el cielo seguía completamente cubierto de unas nubes negras como el carbón que amenazaban, mediante ruidosos truenos, con volver a descargar. Al llegar a la iglesia, el sacerdote me condujo a la sacristía donde me invitó a charlar. Era una sala pequeña con el techo muy alto, apenas había mobiliario más que una mesa de madera, dos sillones y un gran crucifijo en la pared. La iluminación era pobre ya que solo había una pequeña ventana en lo alto a la cual el acceso era casi imposible, a mis espaldas quedaba la puerta. Al poco tiempo de estar allí, llegó un cartero con una carta urgente para mí. Era del obispado, no puedo revelar su contenido, lo único que sé es que mi trabajo allí terminó en ese instante. Germán Murcia


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LA DAMA DE CABELLO NEGRO En un pequeño pueblo, tranquilo y solitario, por el año 1778, vivían un grupo de amigos. Todos los días después del trabajo, de regreso a casa, pasaban por delante de una mansión que, al parecer, estaba abandonada y uno de ellos, llamado Esteban, que había llegado nuevo al pueblo con su familia, preguntaba mucho por ella. Los otros le advirtieron que no se acercara a la mansión de los Core porque algo malo podía pasar. Un día, Esteban tenía mucha curiosidad por explorar la mansión y les dijo a sus amigos de ir a hacerlo, pero sus amigos tenían miedo y no quisieron ir, así que él decidió acercarse solo. Al caer la noche, Esteban fue a investigar la casa, sin saber lo que se encontraría dentro. Era noche de luna llena. Al llegar, se quedó un rato parado contemplando la enorme casa. Decidió entrar, con la esperanza de no encontrarse a nadie. Una vez en la puerta, repentinamente, salió una mujer de cabello negro como el carbón y ojos verdes como esmeraldas. Se acercó a él y le invitó a entrar, pero Esteban, al ver que había alguien dentro, salió corriendo a su casa asustado. Pasaron los días, y cada vez que pasaba por delante de la casa, escuchaba una voz que lo llamaba para que entrara. Después de estar escuchando la voz todos los días, decidió volver a entrar, a pesar de todas las advertencias de sus amigos. Esta vez no se lo pensó dos veces. Una vez dentro, no había nadie o eso pensaba, hasta que se miró en un espejo roto de la habitación principal de la casa y vio reflejado en él la silueta de una chica, pero se giró y allí no había nadie. Al instante, escuchó una voz angelical que venía del piso de arriba así que decidió subir a ver quién era. Allí se encontró a la chica de cabello negro y ojos verdes y se enamoró perdidamente de su voz.


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Fueron pasando los días y Esteban no podía parar de escuchar la voz de ella en su cabeza. Él regreso a la casa para volver a escuchar su voz, pero, por desgracia, no había nadie y, loco por no haber escuchado su voz, subió al piso de arriba y se lanzó por la ventana. La chica apareció de repente y se llevó su alma al lugar de donde venía ella. Ese lugar era el infierno y ella era un ángel disfrazado para cautivar a sus víctimas. Esteban murió la noche del 6 de diciembre de 1778. Patricia Sotomayor Mejor disparo. Debería morir si me callo lo que siento por ti. Me voy, te dejo mi alma, no quiero escuchar lo que me tienes que contar. Ahora es tuyo mi dolor. Mejor disparar, No estoy, ¿y ahora qué harás? En un día triste y sombrío, durante el cual suenan las campanadas de una iglesia, mi alma de la tumba sale, en busca de su amor va. ¡Ah! triste de mí. ¿Dónde estará ese amor perdido que ando buscando? Estará por las nieblas de un cementerio

Julia Guillén


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¡no! estará debajo de un puente de sangre ¡no! Sin tiempo voy buscando, entre sollozos y desesperada, el tiempo va pasando, al fin sin encontrarlo.

Shu Hui Hua Xia

Larra, periodista, crítico satírico y escritor costumbrista, publicó en prensa más de doscientos artículos a lo largo de ocho años.

Lejos

de

la

complacencia

en

las

efusiones

del

sentimiento, sitúa España en el centro de su obra crítica y satírica. Muchos fueron los murcianos, identificados con el hacer de este romántico, que siguieron su estela y publicaron sus artículos en periódicos de nuestra tierra.

Cuando pienso en política me vienen dos palabras a la cabeza: corrupción y demagogia. Cuesta asimilar que algunos partidos que han gobernado en España hayan sido corruptos y no se haya descubierto hasta algunos años después. Esto da a ver que los que gobiernan concentran un poder enorme que algunas veces puede ser usado para el beneficio propio. Por otra parte, grupos políticos que quieren ganar votos y reconocimiento social o, simplemente, mantenerse en el gobierno, lanzan promesas que nunca cumplirán, para agradar al pueblo. Hoy en día, la política se ha convertido en un juego de estrategia: al frente de los partidos ponen a personas con don de palabra y que, poco a poco, se ganan tu confianza. Este hecho se ve favorecido por la ignorancia de grupos de personas en el ámbito político, que, a la hora de votar a un partido, se basan en la elección de sus padres o amigos, sin siquiera saber los principales puntos de su programa electoral.


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Con este artículo no trato de generalizar, solo de concienciar a la sociedad de que antes de votar, debes informarte sobre cada partido y, solo entonces, votar con conocimiento. Antonio Navarro Hoy voy a hablar sobre el sistema de educación que tenemos en España. Está muy bien que la educación sea pública, aunque eso haga que la mayoría de las veces tengamos materiales muy deficientes o “sobrepoblación” en las aulas. Pero en lo que me voy a centrar es en los métodos de enseñanza y evaluación. Respecto a la enseñanza, tengo menos inconvenientes, ya que hay profesores que hacen muy bien su trabajo y las nuevas tecnologías hacen que todo sea más ameno, interactivo e incluso sencillo. El único problema podrían ser esos profesores a los que no les gusta su trabajo o no lo saben llevar a cabo bien, y que insisten en no avanzar a la misma vez que el resto del mundo lo hace. El verdadero problema llega con los métodos de evaluación. Pienso que están bastante mal ideados. Obligan a tener que memorizar teoría que, algunas veces ni entiendes o que es tan poco útil en tu vida presente y futura, que la acabas olvidando a la semana de haberla tenido que regurgitar en el examen. Y los profesores tampoco pueden hacer mucho, porque, al fin y al cabo, si se alejan de la ley no podrán rellenar los estándares. Por no mencionar las cantidades de tiempo que dedicamos a materias que no necesitaremos en vez de a otras cosas indispensables en la vida adulta, como el mantenimiento del hogar, pagar impuestos, encontrar trabajo, educación sexual… Y, aunque estoy a favor de la cultura general, pienso que cuando una materia ya no te servirá o no te interesa, no deberías tener que estudiar conceptos tan avanzados, concretos o complejos.


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Esto se podría corregir con métodos de orientación de tu vida laboral desde más jóvenes y con la opción de educaciones más específicas, además de la adición de asignaturas que traten temas de interés común. Es triste que en un país como España tengamos un sistema educativo que no promueve tanto el interés por el conocimiento como otros, sino todo lo contrario, y con problemas de fácil solución. Pablo García El siglo XIX avanza y nos encontramos en la segunda mitad. El

Realismo,

que triunfa en España, llega a Murcia. La realidad

será ahora la fuente de inspiración, las minuciosas descripciones llenarán las páginas de los mejores novelistas; el diálogo y el monólogo interior nos permitirán acercarnos a los personajes, cuyas palabras se adecuarán a sus circunstancias sociales y culturales. La vida será ahora literatura. Una vez había acabado de hacer la comida, la madre de Pepe y Juan llamó a estos para comer. Tenía el pelo negro como el tizón, y lo llevaba recogido en una coleta. Era alta y flaca, con la piel blanca como la leche y una mirada que la hacía parecer siempre malhumorada. En ese momento, llevaba unos trapos negros que siempre solía ponerse para hacer las tareas del hogar. Tuvo que salir afuera de la casa para que la pudieran oír, ya que los niños iban todas las mañanas a jugar con sus amigos al camino. Cuando la oyeron, los dos hijos dejaron de jugar y se dirigieron rápidamente a la casa. La casa era de un tono oscuro, y en la fachada tenía varias ventanas. Estaba compuesta por dos pisos, y antes de llegar al camino, había un pequeño jardín que la madre trataba de arreglar cuando tenía tiempo. En realidad, la familia estaba maravillada con su casa porque era bastante para lo que solía tener una familia proletaria. Juan y Pepe llegaron a la cocina, con hambre. Los niños eran una pareja de hermanos de lo más curiosa. Se llevaban un año pero tenían una estatura muy parecida. Pepe, el mayor, tenía el pelo negro de su madre y su misma complexión física y piel, aunque le diferenciaba de ella su mirada, al contrario que la de su madre, la suya era dulce y amable. Juan lo había heredado casi todo de su padre, pelo castaño tirando a rubio, un cuerpo un poco más ancho pero no más bajo y una particular mirada pícara. A Juan también le faltaban algunos dientes que había perdido jugando con sus amigos.


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La sopa de pollo de su madre había dejado un delicioso olor en la cocina. Además, esa mañana su madre había estado limpiando, por lo que a Juan y a Pepe les daba la sensación de que estaban en uno de esos sueños en los que eran ricos aristócratas. Una vez despertaron de su sueño, se dirigieron a la mesa y se sentaron. Pero un día más, su padre no estaba con ellos. Su madre les decía que si no estaba allí era porque estaba trabajando en la fábrica del pueblo para ganarse unos duros y poder comer. Aunque sabían que tenía razón, a los hijos no les gustaba que no estuviera. De repente, mientras que estaban disfrutando de la comida, llamaron a la puerta. Para sorpresa de los tres, era la familia del burgués que controlaba toda la actividad empresarial de la zona la que se había presentado allí. La madre, que fue la que se levantó a abrir la puerta, se quedó perpleja y pensó: “¿Qué harán estos aquí ahora? ¿No les da vergüenza presentarse en estos lugares, aun sabiendo que todos los hombres de por aquí se están dejando el aliento en este momento en su fábrica?”. Estaba muy enfadada, y no sin razón. El burgués era famoso no solo por su dinero, sino por las condiciones en las que tenía a los trabajadores que lo hacían rico. Como era de esperar, él iba bien arreglado, con un negro traje recién estrenado y unos zapatos a juego que le hacían ganar algo de altura, ya que era realmente bajo, pelo negro y bigote. Su señora tenía una larga cabellera rubia y ojos azules, e iba con un elegante vestido blanco, unos pendientes de perlas, un collar con diversas piedras de gran coste y, como joya de la corona, un anillo de oro con un brillante diamante. Ella tenía unos rasgos muy bellos y una mirada de superioridad notable. La pareja, de punta en blanco, había llegado a la casa con un coche de caballos de tonos pastel y con incrustaciones de oro. Los encargados de tirar de este eran dos caballos blancos de pura raza, con unas largas crines de color plata y anatomía perfecta. De ellos estaba encargado un cochero, rellenito y con su indumentaria de trabajo, acompañado de quien sería su hijo o su sobrino, un niño de la misma edad de Pepe y Juan, totalmente distinto al cochero. Era pelirrojo y llevaba el típico mono vaquero y botas que solían llevar los niños de la zona, como Juan y Pepe. Juan y Pepe, anonadados, pensaron lo mismo, como si compartieran una misma neurona: “¿qué hará una mujer tan guapa con un hombre tan feo? - Este eh el tío pal´que trabaja paáa, ¿no? -dijo Juan. - Sí que lo es, sí. ¡Sabrá Dios que buscarán estos repipis por estos lares! -dijo la madre instintivamente, olvidándose de quiénes eran las personas que tenía delante. - Verá señora… le veníamos a ofrecer el comprarle el terreno, por una consistente paga que le aseguro que no podrá rechazar, y nos preguntábamos si sería usted tan amable de enseñárnoslo más detalladamente -contestó el rico empresario, un poco confundido por la escena. Tras pensarlo durante unos segundos, la agobiada mujer decidió qué hacer. - ¡Niños, pa´rriba, que voy a enseñarle las tierras a lo´señores! Y, siguiendo la orden de su madre, los niños salieron de la cocina, giraron hacia el pasillo, subieron los pocos escalones que había entre el primer y el segundo piso y se encerraron en la habitación sin rechistar. Pablo García


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Leopoldo Alas, Clarín, gran amante de la tierra murciana, retó un día a sus contertulios en el Casino, ¿serían capaces de terminar tres cuentos comenzados por él? Ni que decir tiene que fueron muchos los brillantes finales ofrecidos por autores murcianos. Allá van algunos de ellos. LA IMPERFECTA CASADA Mariquita Varela, casta esposa de Fernando Osorio, notaba que de algún tiempo a aquella parte se iba haciendo una sabia sin haber puesto en ello empeño, ni pensado en sacarle jugo de ninguna especie a la sabiduría. Era el caso, que, desde que los chicos mayores, Fernandito y Mariano, se habían hecho unos hombrecitos y se acostaban solos y pasaban gran parte del día en el colegio, a ella le sobraba mucho tiempo, después de cumplir todos sus deberes, para aburrirse de lo lindo; y por no estarse mamo sobre mano, pensando mal del marido ausente, sólo ocupada en acusarle y perdonarle, todo en la pura fantasía, había dado en el prurito de leer, cosa en ella tan nueva, que al principio le hacía gracia por lo rara. Leía cualquier cosa. Leopoldo Alas, Clarín

Mariquita Varela, casta esposa de Fernando Osorio, notaba que de algún tiempo a aquella parte se iba haciendo una sabia sin haber puesto en ello empeño, ni pensado en sacarle jugo de ninguna especie a la sabiduría. Era el caso que, desde que los chicos mayores, Fernandito y Mariano, se habían hecho unos hombrecitos y se acostaban solos y pasaban gran parte del día en el colegio, a ella le sobraba mucho tiempo después de cumplir todos sus deberes, para aburrirse de lo lindo; y, por no estarse mano sobre mano pensando mal del marido ausente solo ocupada en acusarle y perdonarle, todo en la pura fantasía, había dado en el prurito de leer, cosa en ella tan nueva, que al principio le hacía gracia por lo rara. Leía cualquier cosa. Sin darse cuenta, ya había leído más en ese tiempo que en toda su vida. Leía libros especialmente de desamor y un día se identificó con uno de los libros, entonces se marginó de todo lo que le rodeaba. El marido estaba cansado de ella y no aparecía por casa en días. Ella, al estar enganchada a la lectura de manera que le cerraba al exterior, no se percató de que su marido le estaba engañando. Los hijos fueron cada vez más independientes y estaban al tanto de la situación. Decidieron hablar con su madre ya que ella estaba empezando a volverse loca. La madre al, por fin, darse cuenta, decidió no dejar leer, ya que ese era el único momento en que podía concentrarse sin que sus pensamientos la comieran. Alicia Ibáñez


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LAS DOS CAJAS Ventura había nacido para violinista. Fue esta una convicción común a todos los de su casa desde que tuvo ocho años el futuro maestro. Nadie recordaba quién había puesto en poder del predestinado el primer violín, pero sí era memorable el día solemne en que cierta celebridad de la música, colocando una mano sobre la cabeza de Ventura, como para imponerle el sacerdocio del arte, dijo con voz profética: «Será un Paganini este muchacho». A los doce años Ventura hacía hablar al violín y llorar a los amigos de la casa, complacientes y sensibles. La palabra genio, que por entonces empezaba a ser vulgar en España, zumbaba algunas veces en los oídos del niño precoz. Un charlatán, que examinaba cráneos y levantaba horóscopos a la moderna, estudió la cabeza del músico y escribió esto en un papel que cobró muy caro: -Será un portento o será un imbécil; o asombrará al mundo por su habilidad artística, o llegará a ser un gran criminal embrutecido. Leopoldo Alas, Clarín

El secreto de Ventura eran sus sueños. Cada noche, soñaba que tocaba en un gran auditorio donde se encontraban los violinistas más prestigiosos de todo el mundo observándole. Él, cegado por las luces de los focos que le impedían distinguir las caras del público, comenzaba a tocar su obra favorita: la Sonata de Glinka. Cuando se acercaba el final de la obra a Ventura le venían a la mente dos grandes cajas de madera y justo en ese momento despertaba entre sudores fríos y con respiración acelerada. En la noche de San Juan, todos los vecinos de Villa Verde se juntaban en la plaza del pueblo donde el pregonero anunciaba el comienzo de la noche más corta del año. Los padres de Ventura se presentaron con ropa humilde y algunos embutidos y quesos que habían obtenido de su ganado. Ventura no acudió a la celebración ya que se encontraba con fiebre y dolores de barriga, por lo que prefirió quedarse tumbado en su cama. Cuando cayó dormido, comenzó aquel sueño que todas las noches se repetía. Todo pasaba igual una y otra vez, pero esa noche algo cambió. En el momento que empezaba a visualizar aquellas cajas de madera, también aparecía una viejecita arropada con mantos deshilachados y un pañuelo rodeándole la cabeza. Esto hizo que por primera vez en su sueño Ventura se quedara petrificado en el escenario y no terminara la So nata. Inmóvil, visualizaba en su mente a aquella anciana con desconcierto. De repente la anciana abrió las cajas y dijo con voz débil: “Alguna de estas cajas deberás escoger, si despertar de este sueño es de tu interés”. En la primera caja había una nota que decía: “El violín como un genio siempre tocarás, pero tu familia en la hoguera esta noche caerá”. En la siguiente, había otra nota en la que se podía leer: “El don de violinista no durará


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pero una vida feliz con tu familia tendrás”. Ventura, con el alma rota pero sin dudarlo, escogió la segunda caja. La mañana siguiente, asustado todavía por la pesadilla, Ventura se levantó y miró fijamente el violín, que estaba apoyado sobre la pared. Cuando estaba a punto de rozarlo con los dedos, escuchó muy a lo lejos: “¡Vamos hijo, despierta, que se te hará tarde!”. Ventura, ahora sí, se despertó de verdad sacudido por su madre y se dio cuenta de que todo había sido un sueño dentro de otro sueño. Aliviado y confuso, se dirigió a la escuela.

Antonio Navarro Ventura había nacido para violinista. Fue esta una convicción común a todos los de su casa desde que tuvo ocho años el futuro maestro. Nadie recordaba quién había puesto en poder del predestinado el primer violín, pero sí era memorable el día solemne en que cierta celebridad de la música, colocando una mano sobre la cabeza de Ventura, como para imponer el sacerdocio del arte, dijo con voz profética: «Será un Paganini este muchacho». A los doce años Ventura hacía hablar al violín y llorar a los amigos de la casa, complacientes y sensibles. La palabra genio, que por entonces empezaba a ser vulgar en España, zumbaba algunas veces en los oídos del niño precoz. Un charlatán, que examinaba cráneos y levantaba horóscopos a la moderna, estudió la cabeza del músico y escribió esto en un papel que cobró muy caro: ‘’Ventura, posee una alta capacidad, podría calificar a este niño como prodigio musical, sin embargo, y a pesar de diversos estudios científicos, no consigo dar con una razón lógica para saber cuál es el origen de esta gran capacidad, ya que la única razón que puede existir es haber heredado dicha capacidad de uno de sus progenitores y esto no es así, por tanto, lo único que se puede hacer en estos momentos es llevar al máximo nivel su formación para que el niño siga desarrollándose como músico y persona’’. Estas palabras llegaron a oídos del niño cuando cotilleaba tras la puerta del salón la conversación entre sus padres. Ventura, a pesar de ser un poco solitario, era muy curioso y observador, así que, sin dudarlo, se acercó a ellos y les dijo algo que el niño tenía en mente y con lo que soñaba desde pequeño: ‘’Padre, madre, en el conservatorio, nos contaron que en Suiza hay un internado de alto rendimiento musical para niños como yo’’. Esto sorprendió mucho a sus padres ya que Ventura estaba muy apegado a ellos, pero viendo la ilusión que tenía el niño por cumplir ese sueño, sus padres accedieron sin problemas. Ventura se puso muy contento al saber que podría realizar su sueño. Tras los largos e intensos preparativos, Ventura tomó rumbo hacia Suiza. Allí se formó durante ocho años, hasta alcanzar el máximo nivel, y, efectivamente, como bien había dicho aquel musico, se convirtió en un gran Paganini.


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Ventura ya estaba totalmente formado, estuvo un tiempo recorriendo mundo dando conciertos como solista en numerosas ciudades, pero echaba de menos su hogar, a su familia, así que en el último concierto de su gira se dijo a él sí mismo ‘’Ya es hora de volver a casa…’’ Ventura, ya convertido en un hombre, y gran músico, volvió a casa, y allí conoció a Andrés, el pequeño hijo de sus vecinos, el cual, al enterarse de quién era Ventura y a lo que se dedicaba, le pidió que lo formase ‘’Para llegar a ser tan buen músico como él’’. Andrés y su familia eran muy humildes así que Ventura quiso regalarle su primer violín al pequeño. Este tenía unos grandes ojos azules que se iluminaron al ver que Ventura quería hacerle ese regalo. Ventura siguió formando al niño hasta que este creció y se convirtió en su acompañante de conciertos y juntos montaron su propia escuela de ‘’jóvenes prodigios’’ la cual pudo formar a muchos más niños.

Lucía Frutos LA REINA MARGARITA Por la noche se la veía en el ensayo, los días que no había función, que eran lunes y viernes, ocupar, en la sombra, una butaca de quinta o sexta fila, envuelta en su chal gris, humilde; permanecía inmóvil horas y horas, callada, sin reír cuando reían allá arriba, en el escenario, sus compañeros, que no pensaban en ella. Las noches de función solía ir a un palco de tercer piso, como escondiéndose, ocupando el menor espacio posible, y quieta, callada como siempre.

Leopoldo Alas, Clarín

Por la noche se la veía en el ensayo, los días que no había función, que eran lunes y viernes, ocupar, en la sombra, una butaca de quinta o sexta fila, envuelta en su chal gris, humilde; permanecía inmóvil horas y horas, callada, sin reír cuando reían allá arriba, en el escenario, sus compañeros, que no pensaban en ella. Las noches de función solía ir a un palco de tercer piso, como escondiéndose, ocupando el menor espacio posible, y quieta, callada como siempre. De Margarita se decía que tenía un carácter enigmático, debido a sus movimientos faciales que eran maquinales, ya que de pequeña había sufrido un severo síndrome de Tourette. Pero no eran solamente sus movimientos faciales lo que la delataban de tener un interior lóbrego; sino también sus inusitadas costumbres, su vilipendio hacia los camareros que la trataban afablemente y con una gran sonrisa de oreja a oreja sin ni siquiera rechistar hacia los enormes desprecios que recibían; incluso algunos de ellos habían llegado a recibir un atentado físico directo de ella; eso sí, nunca delante de la masa, ya que para su honor sería rastrero. Una tenebrosa noche, acudió al ensayo junto a su hermana Isabel. El salón estaba desierto, la rasca que hacía en su interior las hizo tomar unas frazadas, porque, si no, aquella noche, las dos hermanas quedarían gélidas de la frigidez de aquel habitáculo.


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Al concluir la actuación, se escuchó un gran aplauso. Los actores miraron enormemente sorprendidos hacia Margarita, ya que era una mujer silenciosa; pero esto era incierto, porque lo único que necesitaba era la compañía de su queridísima hermana y no de aquella gran soledad que la acompañaba desde hacía un largo periodo de tiempo en su triste vida. Antonio Campillo

Los autores de la

Generación del 98

dejaron una profunda

huella en nuestra ciudad, por ello fueron muy queridos, admirados e imitados. El profundo amor que Antonio Machado sintió por Leonor, su mujer, se respira en cada uno de sus versos, pero la muerte se la llevó demasiado pronto. Algunos amigos de don Antonio quisieron homenajear al poeta continuando el último verso que escribiera: Estos días azules y este sol de la infancia. Estos días azules y este sol de la infancia, me recuerdan al día de ayer, cuando disfrutábamos de nuestra inocencia. Aquellas tardes ahora son solo un recuerdo. Desearía hablar con mi yo del pasado y decirle: que gozase de la vida a tu lado, que lo hiciera lo más memorable posible. Ahora solo me queda apreciar cada detalle. Las risas…… Las noches en vela……. ¿Y ahora qué? ¿Qué me queda? Solo puedo mirar adelante por los dos… Lo que uno ama en la infancia se queda en el corazón para siempre. Abibatou Kanoute Estos días azules y este sol de la infancia me llevan a recuerdos que creía perdidos pero que, al final, son los que le dan sentido a todo. Recuerdo, cuando éramos más pequeños, sostener tu mano en un simple gesto de cariño y compañía. Recuerdo a tu hermano,


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a tus padres… Cuando íbamos a comer todos juntos… Pero, ¿qué queda ahora de eso? ¿Qué pasa ahora? Que tú no estás, y a mí tampoco me queda mucho tiempo. ¿Dónde queda todo eso? ¿De qué sirve? Si no sabemos nada. Lucía Leal Estos días azules y este sol de la infancia me transportan a lugares lejanos, dejados atrás en el tiempo. El recuerdo de las risueñas risas, el olor de bizcocho recién horneado. Que en la memoria de alguien perduren cuando yo no siga vivo. Julia Fernández A Azorín le duele el paso del tiempo. Sabe que el instante es fugaz, de ahí su deseo de atraparlo, de plasmar con todo detalle las pequeñas realidades antes de que se escapen, de atrapar lo que permanece por debajo de lo que huye. Presentamos aquí unas curiosas historias que nos recuerdan a este autor, por ese estilo lento, esas oraciones cuajadas de adjetivos, ese predominio de verbos de estado y ese aire impresionista con el que estos escritores murcianos dibujan el cuadro, el instante que debemos imaginar. Me asomo a la ventana a esa hora que todo se vuelve rojizo, cálido… y veo esas montañas, verdes, frondosas, elevadas, redondeadas allí, a lo lejos... con esos molinos diminutos, y descubro sus aspas girar sobre su eje, dando vueltas. En cambio, cuanto más me acerco, más triste es este paisaje y veo carreteras interminables cubiertas de vehículos, todos parados con las luces rojas, fatigados, agotados, cansados de recorrer todos los días ese trayecto. Miro a mi derecha y observo unos edificios altos, anaranjados, en los que se apoya este atardecer, con ventanas grandes, luminosas, que reflejan todos esos semáforos. El sol, caliente, redondo, cae por la izquierda metiéndose en esas nubes que se ven rojizas, alargadas, descargadas. Alicia Ibáñez


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Plantas erguidas con hojas alargadas, lisas, anchas, de color verde, más o menos claro. Sus nervios son paralelos unos de otros y se encuentran localizados, simétricamente en la base del tallo. Tiene flores solitarias, con forma de copa, globosas, dispuestas en el ápice del tallo. La corola es grande, formada por seis pétalos libres, cerrados y de forma acampanada. Valeria Ramírez

Una de las inquietudes existenciales que Miguel

de

Unamuno plantea en sus novelas es la posibilidad de que esta vida no sea sino una ficción. Augusto Pérez, que en las páginas de Niebla se enfrenta con su creador, fue uno de los personajes unamunianos que más hondo caló en nuestras tierras. Este diálogo de la criatura con su autor fue recreada por dos amigos murcianos de don Miguel. La musa descontenta - Lisa, no te puedo poner el pelo rubio _le dije con lo voz calmada_, tú debes tener el pelo castaño, no hay discusión alguna. - Leonardo, ¿cómo que no puedes? Si tú eres el pintor. - Lisa, a mí me gustas más con este color de pelo. - Está bien pero, al menos, ponme los ojos azules ¿no? - Claro que no, Lisa, tus ojos tiene que ser marrones, deben combinar con tu hermoso pelo. - De acuerdo pero ponme el pelo largo, por lo menos. - Buena idea y rizado, así se verá mucho mejor. - ¡Cómo que rizado! - Sí Lisa, así quedaras guapísima. - Está bien, te haré caso. - Lisa, tu boca será poco sonriente y casi sin expresión alguna. - ¡Leonardo! Ni se te ocurra, ¿has pensado en que este cuadro tuyo se podría hacer famoso y siempre dirían que estoy triste? - Lisa, dudo que este cuadro se haga famoso, pero, como tú bien has dicho, es mío, por lo cual, la boca va a ser como he dicho. - De acuerdo, pero, eso sí, ya que no voy a estar sonriendo hazme un paisaje detrás, pero no muy llamativo que, si no, la gente no se fijará en mí.


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- Buena idea, pintare mi lugar favorito, al que suelo ir. - Leonardo, ¿serías tan amable de ponerme un poco de rubor en las mejillas? - Está bien _le dije ya cansado de tantas órdenes. - ¡HE TERMINADO, LISA! De repente un cuadro empezó a gritar al verme. -LEONARDO, ¿POR QUÉ GRITA ESE CUADRO? - Otro cuadro respondió: Lisa, no sales muy bien, la verdad, y Leonardo ha huido. Elena Gallego EL LIENZO PARLANTE DE MUNCH -Munch, ¿puedes ponerme el fondo de colores bonitos como el azul? -No, no puedo porque tienen que ser de colores naranjas simulando el atardecer. - ¿Y no puedes simular que está de madrugada? -No, porque los colores cálidos son más visibles a la hora de observar un cuadro. -Bueno vale. Pero por lo menos, ¿podrías poner un paisaje veraniego? -De acuerdo, ¿quieres que ponga una playa? -Vale, eso podría quedar bien. -Ya es hora de que vayamos dibujándote a ti. -Pero hazme guapo por lo menos ¿no? -Bueno lo intentaré. -Vale. -Ya estás casi, tienes una nariz casi inexistente, una boca como la de un pez y no tienes pelo porque me he quedado sin color para hacerte el pelo, así que te tienes que te quedas así. -Pero, ¿por qué no me puedo ver? -Porque todavía no te he pintado los ojos. -Pues ¿me los puedes pintar, por favor? -Bueno pues ya los tienes. -AAAAAAAAAAAAAAAAh. Patricia Sotomayor

Parece ser que Pío Baroja, mientras escribía su libro Vidas sombrías, visitó a algunos amigos de Murcia. Cuentan que, estando con ellos en un café, les planteó que no sabía cómo terminar su cuento Marichu, así que unos conocidos le ofrecieron estos finales.


Vida, amor y muerte MARICHU La noticia corrió de boca en boca. Marichu, la mujer del casero Aitolá, tenía una enfermedad rarísima, que se le había presentado dos o tres semanas después del parto. Tan pronto como empezaba a reír con estridentes carcajadas, como lloraba amargamente y prorrumpía en desgarradoras quejas. Corrieron los rumores de que tenía los demonios en el cuerpo, y se dijo también que un hombre misterioso, al pasar junto al caserío de Marichu, y al mirar a ésta, le había hecho mal de ojo. La curiosidad de los labradores vecinos estaba excitadísima, las conversaciones abundaban; unos opinaban que lo mejor era avisar al cura, otros creían más lógico el llamar a una vieja gitana, medio mendiga y medio bruja, que tenía fama de curar el mal de ojo a las personas y a los animales. Un día, dos muchachas de la vecindad se impresionaron tanto al ver a la enferma, que comenzaron a reír y a llorar con ella, y con este motivo y como primera providencia, se avisó al cura del pueblo. El cura bendijo la casa, conjuró a los espíritus para que salieran del cuerpo de la poseída; pero los exorcismos suyos no produjeron efecto alguno. Entonces se llamó a la gitana. Llegó ésta en seguida de ser avisada y se instaló en la casa. Hizo sus preparativos. Cosió una almohada con telas de sacos, la llenó de salvado, después retorció varias ramas secas, y con ellas formó dos antorchas. Por la noche, a las doce en punto, entró en el cuarto de la enferma, y sin hacer caso de sus gritos ni de sus lamentaciones, le ató a la cama. Luego encendió las dos antorchas e hizo que Marichu apoyara la cabeza en el saco de salvado mientras que ella rezaba. A veces se interrumpía y obligaba a la enferma a tragar un torrón de sal; otras veces murmuraba por lo bajo el nombre de los tres reyes magos… Al día siguiente, Marichu estaba curada. Pasaron siete días, y, al cabo de ellos, la suegra de Marichu, que la odiaba, le insinuó una idea horrible: le dijo sonriendo, con una sonrisa extraña, que si se había curado era haciendo pasar su enfermedad al cuerpo de su hijo, del hijo mayor; por ello el niño estaba siempre triste. Y era verdad: desde aquel momento, el niño, que era muy hermoso, se fue poniendo pálido, muy pálido, y dejó de sonreír alegremente. Una noche quedó frío, acurrucado en el regazo de su madre, con los ojos abiertos. Un moscardón muy negro anduvo revoloteando junto a él… La madre siguió meciendo al niño y viendo que no despertaba le envolvió en un mantón, salió de casa y tomó la vereda que conducía a casa de la vieja mendiga. Pío Baroja

Durante todo el camino, la madre marchaba con cierta actitud de preocupación. Todo el trayecto fue rápido, pues al ser altas horas de la madrugada no había nadie deambulando por la calle, lo que ella agradeció, pues no quería que la hubieran visto corriendo aterrada hacia la casa de la mendiga y con su hijo en brazos. Al llegar, aporreó la puerta de la mendiga con ansia, pues se sentía culpable de haberle pasado la enfermedad a su hijo. De inmediato, la mendiga abrió la puerta y no dudó en preguntarle a Marichu qué era lo que le preocupaba tanto. Marichu le contó que le había pegado la enfermedad a su hijo y que necesitaba su ayuda de inmediato. La mendiga no dudó ni un segundo en ayudarles, por lo que les dirigió hacia una


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sala oscura con una luz muy tenue, en las esquinas de aquella habitación se podían ver enormes estanterías con libros demasiado antiguos y con algunas motas de polvo. Marichu apoyó a su hijo en la cama tal y como la mendiga le había dicho. Ella comenzó con el mismo ritual que había practicado anteriormente en la madre del enfermo. Pero en cuanto la mendiga comenzó a recitar las palabras en un tono demasiado elevado, el niño se despertó y ambas quedaron sorprendidas, pero no más que aquel niño. Entonces, el niño le contó a su madre que solo estaba cansado por haber estado ayudando todo el día a su padre y la madre, completamente avergonzada, le dijo a la mendiga que su suegra le había dicho que si ella había sido curada la enfermedad pasaría a otra persona. Por lo que la mendiga se limitó a decirle que no creyera todo lo que la gente iba diciendo. Paula Jiménez Aquella mendiga vivía a las afueras de la ciudad, en una pequeña casa que se encontraba en mitad del bosque. Cuando Marichu llegó con el niño en brazos, la mendiga les dijo que tenía la maldición de la luna llena y que solo se podía quitar con un ritual junto al río a medianoche. Necesitaban una herradura de oro, un trébol de cuatro hojas y un bastón de un cojo. El problema era que no tenían mucho tiempo ya que la luna llena era al día siguiente y al niño no le quedaba más de una semana de vida. Marichu convocó una reunión en el pueblo para que la ayudaran, pero solo recibió malos comentarios y abucheos. Finalmente, tuvo que buscar ella misma todo y cuando ya tenía la herradura y el trébol; el niño agonizó y Marichu se desvaneció en la orilla del río. Claudia Elkanouzi Al llegar a la casa se encontró con una niña que le miraba fijamente pero que no decía palabra, era la hija de la gitana. Le preguntó por su madre, que debió oírla al llegar pues salió en ese mismo instante de dentro de la casa y la invitó a pasar. Una vez en el interior, antes de que la gitana se pronunciara, la madre, preocupada por su hijo, le suplicó que lo salvara. Quería saber qué le pasaba a su hijo y estaba dispuesta a volver a entregarse a la enfermedad con tal de tener a su hijo a salvo. La gitana le lanzó una mirada con cierto odio y recitó algo que Marichu no comprendió, seguidamente se dio la vuelta, cogió una rama de romero, la embadurnó de vinagre, se la mostró a la mujer y dijo: Tú que buscas la sanación de tu hijo por medio de mis embrujos, acepta esta rama de romero y entrégamela en la próxima luna llena junto tres mechones de cabello, uno de tu suegra, otro tuyo y otro


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de tu esposo. Despertaré a tu hijo hasta ese día, si antes del alba no me entregas lo que te pido, tu hijo morirá lentamente a la vez que tú vuelves a caer enferma. Marichu abandonó la casa asustada mientras rezaba a Dios por su hijo. Nada más llegar al caserío, el hijo se despertó fresco como una rosa pero sin poder pronunciar palabra. Se encontraban allí tres vecinas junto a la suegra de Marichu, ninguna de las cuatro daba credibilidad a lo dicho por la hechicera y se negaban a acudir a la cita con la mendiga. Marichu y su suegra empezaron a discutir sobre si creer a la hechicera o no y al no conseguir Marichu el pelo de su suegra se abalanzó sobre ella clavándole una navaja desgastada en el pecho. Marichu, asustada, decidió acudir de nuevo a la gitana que le dijo: Te curé de la maldición con el propósito de ver lo que llegabas a ser capaz de hacer por salvar a tu hijo. Fue tu suegra la que me convenció de que te maldijera y al ver la maldad reflejada en su alma decidí devolverle sobre sí misma todo ese odio injustificado. Has sido capaz de matarla para salvar a tu hijo y es por eso que queda anulada la maldición y tu hijo y tú volvéis a ser sanos de nuevo. Acto seguido entró en la casa y desapareció tras los muros de esta. Germán Murcia Durante el camino, Marichu iba preocupada y a la vez arrepentida de que la vieja mendiga la hubiese curado, ya que parecía ser que le había pasado su enfermedad a su hijo mayor y de haberlo sabido no hubiese permitido que la vieja mendiga la curase. Después de un tiempo caminando hasta la casa de la vieja mendiga, llegó al fin. Al entrar en casa de la vieja mendiga, Marichu, preocupada, le pidió explicaciones sobre cómo era que su hijo había caído enfermo y si había sido culpa suya, y que de ser así, lo arreglase. La vieja gitana le respondió que había sido el efecto de quitarle el mal de ojo por lo que su hijo había caído enfermo, ya que este no se podía quitar, sino pasar a otras personas. Lo que había hecho no se podía revertir, por lo que Marichu quedó desolada por el reciente fallecimiento de su hijo. Al regresar a casa, Marichu le contó la triste noticia a su marido y, poco a poco, se fue corriendo la voz, conociendo así todos lo sucedido. Natalia Rodríguez

En las primeras décadas del siglo XX se detecta una creciente inestabilidad en el panorama sociocultural europeo. Esta crisis culmina en la Primera Guerra Mundial y se extiende entre las dos grandes guerras. Ante el horror de esa muerte que se pasea por doquier, los escritores reaccionan con un afán desmedido de experimentación y novedad. Murcia se hace eco de esta


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literatura de vanguardias.

Así, el Creacionismo, ese

movimiento que busca “crear” un mundo que sólo existe en la mente del poeta, con imágenes y palabras que no guardan necesariamente relación con la realidad, se manifiesta en este original ACALICO. Acalico: Pequeño diccionario de palabras absurdas. (Ana Conesa) Apesminto: El mal olor que deja una persona enfadada a su paso (Julia F.) Ateizuma: Entrante típico andorrano, del tamaño de una manzana, con un sabor salado pero con un toque amargo. (Álvaro) Cascune: Un tipo de prenda que cambia de color para que no parezca que te pones la misma todos los días. (Alicia) Caquito: Caja con regalitos. (Valeria) Comidonas: Restos de comida que se quedan entre los dientes. (Pablo) Corazira: Almeja australiana, productora de guisantes y con forma alargada. (Ana María) Fegueto: Hoguera hecha solo con hojas verdes. (Rubén) Josear: Término muy utilizado por los traperos latinoamericanos, que significa hacerse rico. (Antonio C.) Lacarichola: Bebida con sabor a playa. (Elena) Lincaestro: Animal raro con pelo en la cabeza. (Sonia) Lompa: Conjunto de animales que viven en lagunas. (Ana Campos) Macaranunta: Aglomeración de alienígenas en tu planeta. (Lucía F)


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Maltropote: Bolígrafo sin tapa (Germán) Marshal: Caballo con la piel de guepardo y los ojos lilas. (Rocío) Motriple: Moto con tres asientos. (Jorge R) Pajarafo: pájaro con manchas de jirafa. (Lucía L) Saltatin: Calcetín que te hace saltar más alto. (Patricia) Secato: Objeto con forma de teléfono que traduce los ladridos de perro a nuestro idioma. (Claudia) Sofacón: (Sustantivo). Confusión que se produce cuando uno se duerme en el sofá y se despierta en su cama. (Antonio N) Talavoz: m. altavoz que solo emite sonidos de taladradoras. (Julia G) Terranauta: Un avión hecho de arena. (Abi) Sin lugar a dudas, el movimiento de vanguardia que mayor influencia tuvo en la literatura española y, por ende, en la murciana, fue el Surrealismo. La escritura automática, ese escribir inconsciente e irreflexivamente, abandonándose a la inspiración, esas metáforas basadas en la asociación libre e inesperada de ideas y palabras, el Surrealismo, decimos, base de todas las composiciones que leeremos a continuación, se aprecia de manera especial en estos escritos. La vida se nos fue en un suspiro el calor se desvaneció entre los abrazos los coches se pararon en los caminos ya no te busco en cada sentido. Germán


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Las luces, el teatro, los asientos, y los cantos, son todo parte de una composición, llena de esfuerzo y de emoción. Se abre el telón, y empieza la función, saltos, volteretas, piruetas y grand getés, pero solo entre bambalinas la verdad podrás saber, las puntas gritan de dolor, los trajes se arrugan y lloran por la desesperación, los tutús dan vueltas y vueltas hasta que echan a volar, y las bailarinas estiran hasta reventar, cuando se abre el telón todo esto acaba, y entra en escena Dña. música que tanto esperaba, Esta es alegre, dramática o espectral, y de nosotros se burla al vernos llorar, la función ha empezado ya, y el teatro rebosa de felicidad, pero por desgracia esto se ha de acabar, y la función ya va a terminar, la gente se levanta y los asientos al fin pueden respirar, los focos se apagan y a dormir se irán, el escenario se queda vacío y va a poder descansar, el telón cierra sus ojos y ya nadie más verá detrás, las puntas lloran de alegría ya que sus golpes se curarán, pero el teatro está triste porque la función no continuará. Ana María Magnacca


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Cuéntame otra vez el cuento de ayer, en el que caperucita se comía a tu abuela, que lo necesito para escribir el guion de mañana. En cuanto lo tenga te lo mando y ya te comes tú a la mía, enseguida viene. Yo no me preocupo, seguro que te dan el papel, si te gusta sentarte se van a dar cuenta enseguida, así que acomódate y ejerce buenamente como actor secundario que eres, sé que querías ser caperucita, pero se han percatado de lo caníbal que eres y no quieren más problemas con la discográfica. Al final se lo han dado al tipo del bigote, una pena porque yo, siendo el lobo, prefería que me arrancaras tú la cabeza, que tengo más confianza. Espera, que me llama mi madre. Hola mamá, ¿QUÉ? ¿OTRA VEZ? Voy. Perdón me tengo que ir mi madre se ha vuelto a quedar encerrada en la lavadora, suerte que esta vez llevaba el móvil encima, hasta mañana guapa. Julia Guillén Noches frías, noches cálidas me aburro mucho, siendo sincera pienso en viajar cuando estoy contenta irme a otro sito, descubrir nuevas cosas. No sé, simplemente tengo sueño espero llegar a ser la mujer de mis sueños gritar bajo la lluvia mientras doy vueltas vivir una vida de película es mi sueño encontrar a ese hombre que me haga sonreír encontrarme a sirenas mientras me baño en el mar aunque seguramente me dé un infarto confiar en mí misma y llegar lejos. Abibatou Qué bonito es mi gato y qué suave su panza, cuando lo veo correr hacia mí me pongo más feliz que cuando mi madre hace macarrones con tomate. Aunque el tomate no me gusta mucho esa combinación está muy rica.


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Mi gato se llama Gato porque es un nombre que sale muy fácil y no se me olvida, además creo que a él le gusta porque nunca se ha quejado, aunque a veces creo que debería preguntarle porque a mí, mi nombre me lo pusieron sin pedirme opinión y no me gusta nada. Gato es bastante inteligente, menos cuando se estampa contra una puerta y alguien la abre, haciéndole creer que tiene el poder de abrir puertas a golpes y volviéndolo a hacer cada día. Otro problema que le veo es que el pobre no sabe maullar, supongo que es porque nunca se ha relacionado con nadie de su especie, y el español se le pega de escucharnos. Julia Fernández Agenda, libros, juguetes amenazan con aplastar el pupitre. Este grita suplicando, para que quite peso de él. El perro golpea con fuerza las paredes de su caseta queriendo espantar la lluvia que le impide salir. El continuo golpeo sobre el teclado del ordenador marca el ritmo de escritura de este mismo texto. Yo, en el centro de la habitación, observado por el armario y la estantería sigo y sigo escribiendo sin creer que pueda acabar antes de la hora de comer. Para colmo, el fuerte sonido del disco duro del ordenador atormenta este ambiente ya ruidoso. Antonio Navarro Como sabemos, Ramón Gómez de la Serna fue el máximo impulsor de las vanguardias en España. Cuando publicó sus Greguerías pasó por Murcia y compañeros de oficio crearon éstas para él.

La mariquita es la flamenca de los insectos. (Fatiha) El kikiriki del gallo anuncia el amanecer del mundo. (Antonio C.) La boca es el gimnasio de los chicles. (Julia F.)


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La música es la escapatoria de los pensamientos. (Ana C.)

Cuando te enamoras, sientes acidez en el corazón. (Lucía F.) El fuego es la rabia de la naturaleza. (Elena) Los animales enjaulados en esta sociedad pagan por ir a ver a los animales enjaulados en el zoo. (Pablo) El mar es el espejo donde la luna se pone guapa. (Julia G.) Si ves un unicornio es que estás soñando. (Shu Hui Hua Xia) Por la mano salen nuestras ideas. (Alicia) Las canciones te hacen viajar sin moverte. (Abi) Cuando estornudamos estamos liberando emociones que otra persona recoge al bostezar. (Lucía L.) La semilla es el embrión del roble. (Álvaro) Los aviones son pájaros que transportan vida. (Ana María Magnacca) Las redes sociales son una aspiradora que nos absorbe a todos. (Antonio N.) Las serpientes se sacan punta cada mes. (Germán) La luna es la linterna para la oscuridad. (Valeria) La tormenta es una nube enfadada. (Patricia)


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Las algas son los pompones que animan el mar. (Jorge Ruiz) El Cubismo destaca como escuela pictórica, pero en el campo de la literatura debemos destacar los caligramas, poemas en los que los versos forman imágenes visuales.

Fatiha Boujakhrout

Patricia Sotomayor


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Rocío Ochoa

Lucía frutos

De la mano de Trstán Tzara llega el Dadaísmo, que supone la abolición de la lógica, el quebrantamiento de las normas, la liberación de la fantasía. Siguiendo la receta de Tzara se consiguen poemas tan sugerentes como los siguientes.

Antonio Campillo


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Lucía Frutos Un bolso liviano se centra en anestesia para un concierto. Un

temeroso médico ensucia muchos globos en un crucero.

Menudo

bochorno pasa un progenitor comprando el calefactor de dragón. Julia G

Con las manifestaciones vanguardistas, descubrimos que todo puede ser motivo de inspiración para la poesía. Así leemos curiosas composiciones inspiradas en un dibujo. El Futurismo y el Ultraísmo dejarán su huella: buscando la velocidad, los signos de puntuación saldrán volando.


Vida, amor y muerte

El barco surca los mares, con 100 mariposas de distintos lugares. Ellas son las hermosas velas, que llevaran a los grumetes hacia nuevas tierras. El capitán no llevará mapas, Pues las mariposas se guiarán por las nubes altas. Elena Gallego

Déjame dormir, Te quiero soñar. No te sueño, pero te imagino, tú llevas el timón del barco con mariposas de mi insomnio. Te espero en la orilla gritando para ver si me miras. Mírame y volamos juntos. Déjame dormir, te quiero enamorar. Julia Guillén

Por allí va el barco, sin rumbo alguno, solo con el viento. Dirigido va por mariposas, el aleteo de sus alas, y el balanceo de las olas. Los hombres lo observan, sus cabezas piensan, Oh lindo barco que atrás quedas. Natalia Rodríguez

Barco de mariposas Mariposas coloridas Coloridas como el arcoíris Arcoíris grande Grandes como velas Velas como las de un barco Un barco navega por el mar Mar azul como el cielo Cielo azul como la mariposa

Patricia Sotomayor


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Bajo su crisálida, bien dura o bien blanda, esperan unas alas a que estemos entre ellas. Para echar a volar. Para no volver jamás. Pablo García

OJOS ESPEJOS Ojos que todo lo ven, sin importancia de su forma o color, causantes de sentimientos y provocandores del sufrimiento. Son ese par de espejos que reflejan y a veces tanto anhelan, que sueñan, sueñan y al final solo se cierran.

Paula Jiménez


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Cielo azul, cielo azul, refléjate en mis ojos. Cielo azul, cielo azul, haz que tu lluvia sean mis lágrimas. Cielo azul, cielo azul, haz que los truenos mi enfado causen. Cielo azul, cielo azul, de mi mirada no te apartes.

Antonio Navarro A través de aquel ojo veo un cielo nublado, con pájaros y mariposas volando al revés. ¿ Es un sueño?, quizás. Con hojas doradas y tijeras de plata recorto un ojo ovalado. Shu Hui Hua Xia Esos ojos azules intrigantes esos ojos azules y gigantes. Cuando me miran veo el cielo y miro al cielo y tus ojos veo. Jorge Ruiz

Mariposas de todas las formas y colores Llevan a unos hombres, Grandes y pequeñas Atadas a unas cuerdas, Bajo de ellas están unos hombres, Hombres que solo están mirando al este y al oeste Sin razón alguna, Todo a su alrededor es azul Menos las mariposas, Mucha neblina y muy poca vista, Sin poder observar el camino, Solo confiando en las grandes y hermosas mariposas. En un globo guiado por mariposas Sin saber el destino final Solo disfrutando de un viaje largo y sin final. Valeria Ramírez


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EL GENIO DE LOS SUEÑOS Amina iba caminando por la calle, volvía de la escuela a la que iba todas las mañanas a aprender a leer y a escribir. Esto no era muy común en las chicas de su edad ya que vivía en uno de los barrios más pobres de Ankara, la capital de Turquía, y, al ser mujer, tenía menos oportunidades que los niños de su edad. Pero su familia hacia un esfuerzo en la tienda de pergaminos que tenían para poder pagarle unos estudios. No era muy popular en su colegio. De hecho, las únicas amigas que tenía, Amal y Yasmina, vivían lejos de ella y no se veían tanto. Lo que más le gustaba hacer a Amina era leer, era su pasión. Se pasaba las noches leyendo los libros que su abuelo le traía del mercado de la ciudad. Cada noche se quedaba leyendo un libro hasta que el sueño le vencía y pasaba la noche pensando en él. La semana anterior, su abuelo le llevó el libro de Aladín. Amina nunca había escuchado hablar de ese libro y en cuanto lo empezó a leer se quedó fascinada con la historia. Una de las noches, soñó cómo el genio salía del libro para concederle un deseo. Amina tenía muy claro lo que quería, un gran palacio al lado del mar con la biblioteca más grande que se hubiera visto nunca. Lo pidió y lo consiguió, era un palacio enorme y allí también estaban su familia y la persona que más quería en el mundo, su abuelo. Fue una de las mejores noches de su vida, estuvo horas corriendo por el palacio, con la mala suerte de caerse por una de las grandes escaleras y despertarse del sueño. Se levantó triste y no sabía qué hacer para poder volver a ese lugar. Por más que intentó leer el libro no consiguió volver al sueño y todo lo que había pasado esa noche quedó para siempre exclusivamente en sus recuerdos. Germán Murcia


Vida, amor y muerte

JAIME, EL NIÑO QUE PINTABA LOS SUEÑOS La verdad, no sé cómo comenzó todo. No hay un momento exacto donde pasara de ser un chico normal a esto. Quizás porque nunca lo fui. ¿Sabéis la película del chico que todos los días despierta en el cuerpo de una persona diferente y que la persona en cuestión nunca recuerda nada? Pues esto es parecido, no soy nadie, ni nada; simplemente, estoy ahí. Podría decir que soy como un espíritu, que ha adoptado la apariencia de un niño pequeño. Sí, eso sería. Una simple esencia, que tiene el trabajo de crearle sueños a las personas. La cosa es que nadie me preguntó y, si lo hubieran hecho, lo hubiera rechazado, por supuesto. No me malinterpretéis, es bonito. Sí, pero llega un punto en que te hartas; de no saber nada, de estar completamente solo y de tener que sacrificarte por personas que no conoces y que, quizás, son merecedoras de la peor de las pesadillas. Porque ese es otro punto, crear sueños es divertido y ver las reacciones de las personas cuando los recuerdan también. Pero todo tiene un precio. Y ese precio suele reflejarse en mí, porque, por cada sueño que se crea, también lo hace una pesadilla. Y, ¿quién suele sufrir las consecuencias de las pesadillas? Pues sí, el tonto de Jamie. Hay días que solo son nervios, nervios intensos que me impiden estar tranquilo o conforme con cualquier cosa que haga; pero otros, el dolor emocional es tan intenso que apenas puedo cerrar los ojos, porque la culpa es demasiada. ¿La culpa? Diréis. Sí, la culpa. Porque todo ello afecta a mi creatividad y humor, teniendo como resultado sueños que, para ser sincero, dan asco. Por eso, hay días donde cedo las pesadillas a otras personas. Y es difícil, porque nunca sabes por lo que están pasando ellos. Siempre intento reconfortarme de que, gracias a eso los demás serán más felices; unos segundos al menos. Pero yo no lo soy, porque la carga es demasiada; porque estar solo, donde quiera que esté, es uno de los peores castigos. Ahora que lo pienso es irónico, gracioso incluso. Mi sueño más frecuente es de una familia, una totalmente normal, de la que yo soy participante. Y eso me termina hiriendo, más de lo que lo hace una pesadilla. Por eso a veces me divido y, realmente, no sé qué hacer. Hay pequeños momentos donde me olvido de los demás y me concentro en mí. Rogando por un día de total descanso, pensando cómo podría, por una vez, salir ganando. Y la respuesta siempre es la misma. «No puedes». Es como un mantra que se repite día a día, y duele. No lo entiendo. Realmente no lo hago. Solo pido un poco de compañía, alguien que entienda cómo me siento o al menos, finja hacerlo. ¿Sabéis la sensación de sentiros totalmente solos, aunque haya miles de personas alrededor? Esto es parecido, solo que aquí, realmente no hay


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nadie. Nunca tuve a nadie que me guiara, que me apoyara o, simplemente alguien con quien hablar. Vosotros sí, ¿verdad? Pues por un momento imaginad que no. Que no tenéis nadie que os espere al llegar a casa o, peor aún, que no tenéis un hogar; un sitio que sabéis que es vuestro, donde os sentís a gusto, a salvo. ¿Cómo es? Ya os lo digo yo, horrible. Y, ¿sabéis quién se siente así? Seguro sí. Al fin y al cabo, llevo quejándome de eso casi seiscientas palabras. Por eso os preguntareis, ¿qué sentido tiene todo esto? Buena pregunta. Supongo que ninguno, pero bueno, ya tiene algo en común con mi existencia. No sé por qué habéis leído todo esto, pero no le deis muchas vueltas, seguro dentro de diez minutos os habéis olvidado de mí. Pero está bien, porque esto no es una historia. Solo soy yo. Jaime. El chico que dibujaba los sueños. Lucía Leal

Hace no mucho tiempo, un abuelito se dirigía a casa de su nieta Lola, ella era rubia con el pelo corto y muy delgada. Sus padres se iban a una cena de trabajo. El abuelito se llamaba Tom, era de piel blanca, con una barrigota y siempre iba vestido de traje. El abuelito se dirigió a llamar a la puerta donde lo recibiría su nieta con los brazos abiertos. Los padres de Lola le pidieron que le diera de cenar y la acostase. Al cabo de un tiempo, se fueron a cenar. Lola se lavó los dientes y se fue a la cama. El abuelito la esperaba allí, dispuesto a contarle una historia. Le preguntó qué historia quería que le contase. Ella, muy ilusionada, le pidió: Cuéntame una historia de cuando tú eras joven. El abuelito se rio y dijo: Está bien. Empecemos. Corría el año 1960, el bisabuelo trabajaba en una feria, llevaba el tiovivo. Yo, como era de esperar, siempre estaba allí ya que no tenía muchos amigos. Solo tenía uno, se llamaba Dan, era el caballito más chulo del tiovivo, era de color blanco y su pelo era como el oro. Yo deseaba que pudiese hablar y moverse, pero eso era imposible. Por las noches, ayudaba a mi padre a limpiar el tiovivo. En una noche estrellada pedí un deseo, que el caballito cobrase vida, aunque sabía que no iba a suceder. A la mañana siguiente, fui a ver a mi caballito, pero seguía en el mismo sitio de siempre. Esa misma noche, limpiándolo, me guiño un ojo y empezó a hablar. Yo, boquiabierto, le dije: ¡Estás vivo! Y él me respondió: Sí que lo estoy ¿no era ese tu sueño? Yo, de inmediato, le dije que sí, ese era.


Vida, amor y muerte

A partir de entonces, el caballito Dan se quedaba quieto todo el día y cuando llegaba la noche los dos recorríamos toda la feria surcando el cielo en busca de aventuras. Un día nos fuimos a la montaña a ver el cielo estrellado y allí le dije al caballito Dan: Mi sueño ya se ha cumplido, pero ¿cuál es el tuyo? A lo que él me respondió: El mío sería no volver al tiovivo y viajar por todo el mundo. Ya estaba amaneciendo por lo que nos fuimos para el tiovivo. De camino le pregunté: ¿Y si cumplimos tus sueños esta noche? Él me respondió: No, me tengo que quedar contigo. A la noche siguiente yo le dije al caballito Dan: No tienes que preocuparte por mí. Tú logra tu sueño y sé feliz. Él me preguntó: ¿Estás seguro? A lo que respondí: Sí, corre, sé libre y disfruta. Desde ese momento, no he sabido nada más de él. Lola le dijo: Abuelo, eso tuvo que ser mágico, ver cómo se iba volando, y un poco triste también. El abuelito le respondió: Sí, Lola, pero yo cumplí mi sueño y después le tocaba el. Lola le dijo al abuelo que tenía razón. Al cabo de escasos minutos llegaron los padres de Lola y se encontraron con los dos durmiendo plácidamente. Elena Gallego

De todos es conocido el estrecho vínculo que ligó nuestra tierra a Jorge Guillén. Pero no fue éste el único miembro de la

Generación del 27 que se sientió atraído por Murcia. De ahí que en los periódicos de la época se recojan entrevistas, artículos, noticias, crónicas o cartas al director que nos acercan a alguno de estos autores, así como a Miguel Hernández, el “genial epígono” de la generación. Jorge Guillén Álvarez (Valladolid, 18 de enero de 1893 – Málaga, 6 de febrero de 1984). Poeta español, perteneciente a la Generación del 27. Estudió Filosofía y Letras en Madrid y en Granada, graduándose en 1913. En 1924 se doctora y visita Alemania después de haber sido lector de español en la Sorbona (1917-1923), actividad que repite años después en Oxford. En 1925 obtiene la cátedra de Literatura española en la Universidad de Murcia, pasando a la de Sevilla tres años después. Ocupa este último puesto hasta que, acabada la guerra civil, se exilia a los Estados Unidos, donde imparte Literatura y Letras, hasta el final de su carrera.

• ¿Qué fue lo que más te gustó de Murcia? o A mí de Murcia me gustó TODO. Me encantó la gran amabilidad de los murcianos y lo acogedores que son, su catedral, que es una de las más bellas de España, pero, sin duda, lo que me tenía enamorado de aquella ciudad era el parque del Malecón, me pasaba mañana, tarde y noche sentado junto al


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palacete de Ponce, junto a unas grandiosas personas, charlando y observando a las pequeñas criaturitas, cómo se divertían jugando. • ¿Qué te pareció la universidad de Murcia? o Si te soy sincero, los murcianos eran poco estudiosos, porque sus notas no eran muy altas en sus exámenes; sin embargo, realizaban unos trabajos de literatura de diez. Y acerca de mis compañeros, la verdad es que eran unas personas encantadoras, y gracias a sus consejos, logré ampliar mis conocimientos como profesor y así pude mejorar. • Y sobre la gastronomía murciana, ¿qué le pareció? ¿le gustó? o La gastronomía murciana es una de las mejores de España en mi opinión. El zarangollo, las marineras, los michirones, la ensalada murciana…, pero sin duda, mi plato favorito y que no debe de faltar es el maravilloso pastel de carne. Es el mayor manjar que jamás he degustado. • Muchas gracias por atendernos. Antonio Campillo

-Buenos días Federico, ¿le importaría que le hiciéramos unas preguntas? ¡No!, adelante -¿De qué generación es? De la generación del 27 -¿Qué reconoce su poesía? Reconozco la fusión de los elementos populares con las innovaciones vanguardistas -¿Qué temas abordas en tus obras? La nostalgia de la infancia, la pena, la muerte, el destino, la deshumanización y la injusticia social de mundo contemporáneo. -¿Cómo te sientes cuando escribes?


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Me encanta imaginar, las metáforas me definen y los símbolos con los que me suelo expresar son: la luna, la sangre, los caballos. -¿Cuál es tu obra más conocida? La casa de Bernarda Alba, que trata de un conflicto entre los deseos y los sentimientos y las restricciones morales, un choque que acaba de manera trágica. -¿Qué símbolos utilizas en esta obra? Adela, y Pepe el Romano con su caballo, simboliza esos impulsos asfixiados que acaban estallando. Por otro lado, Bernarda, con su bastón, personifica la autoridad y las normas establecidas. -¿Cuál es el estilo de esta obra? Tiene un estilo de tragedia ya que se desarrolla en un ambiente cerrado y asfixiante de hipócritas conversaciones. -Muchísimas gracias Federico por disfrutar unos minutos de su tiempo, es usted un escritor magnifico sin duda De nada, ¡disfrute de la lectura! Alicia Ibáñez

ENTREVISTA A FEDERICO GARCÍA LORCA EN 1936 Entrevistador: Buenas tardes, Federico. Me gustaría que te presentaras para la gente que aún no te conoce. Federico: Buenas tardes y gracias por invitarme a la entrevista. Me considero una persona normal y corriente. Nací en Fuente Vaqueros, Granada en 1898. Estudié en la Facultad de Filosofía y Letras de la universidad de Granada, donde descubrí mi verdadera pasión: la poesía. Me encanta leer poesía de autores clásicos como Góngora y también escribo mis propios poemas y obras de teatro. Entrevistador: ¿Podrías decirnos cuál es tu obra favorita entre todas las que has escrito? Federico: Es complicado elegir entre tantas obras, todas me gustan, pero… le tengo especial cariño a una obra teatral que he escrito hace poco. Se llama “La casa de Bernarda Alba”. Entrevistador: Oh, interesante. ¿Nos podrías contar algo acerca de ella? Federico: Vale. Os contaré un poco el argumento. Trata sobre una familia formada por una mujer viuda y sus cinco hijas. Tras la muerte de su marido, Bernarda Alba declara el luto en la familia durante ocho años, en los que las hijas no podrán salir de casa. Durante este tiempo ocurren historias de amor que, al final de la obra, acaban en tragedia… Lo siento, pero no puedo contar más. Pronto se estrenará en los teatros.


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Entrevistador: De acuerdo, no pasa nada. Y una última pregunta que le puede resultar extraña, ¿cómo le gustaría ser recordado después de su muerte? Federico: Mmmmm… Si le digo la verdad no quiero ser recordado como alguien importante en la historia de la literatura. Simplemente me gustaría que mis poemas sirvieran de inspiración para generaciones futuras que amaran la poesía tanto como yo. Entrevistador: Muchas gracias, Federico. Federico: A vosotros. Antonio Navarro Voy a comentar uno de mis poemas favoritos de Federico García Lorca: «Romance de la luna luna». A mí, este poema me transmite mucho. Me parece un poema con mucho sentimiento y, debido a pasadas experiencias, conecto con él de una manera diferente; más profunda. Eso es lo que hace que me guste. «Romance de la luna luna» es un poema con rima asonante, lo que, a mi parecer, hace que el poema sea más sutil y suave. Aunque lo que más resalta de él son las comparaciones y el diálogo entre el niño y la Luna. Eso es lo que lo hace diferente de otros poemas. Federico García Lorca nos cuenta una historia triste, dura y trágica, que quizás no sea del gusto de todos pero que, si la entiendes, te va a tocar el corazón. Lucía Leal El “Soneto de la dulce queja”, escrito por Federico García Lorca, es uno de los que pertenece a los Sonetos del amor oscuro. Este poema tiene como tema principal el miedo que tiene Federico de que su amado le deje. La intención de Lorca es expresar cómo siente y percibe su relación, por lo que utiliza en su poema numerosos adjetivos. Este poema pertenece a la segunda etapa que comparten los miembros de la Generación del 27, ya que muestra un sentimiento muy humano y apasionado. Lorca expresa de forma contradictoria lo que desea obtener por parte de esa persona y lo que realmente recibe. Mi opinión acerca del poema es que Lorca está idealizando a su pareja por miedo a perderlo, por lo que deja ver el miedo que tiene hacia la soledad. Paula Jiménez


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El rayo que no cesa es un poemario de

poesía amorosa de Miguel Hernández, compuesto por treinta poemas muy bien estructurados: un conjunto de serventesios que componen el primer poema, trece sonetos, una silva volimétrica, trece sonetos, una elegía mediante tercetos encadenados, soneto final. Miguel Hernández no pensaba poner la elegía, sin embargo, su gran amigo Ramón Sijé murió y decidió añadirla al final para acabar después con un soneto final. La obra ha sido sometida a diferentes estudios, y algunos autores deducen que la obra está escrita para tres mujeres, que son los tres amores de su vida: tres sonetos para Josefina Manresa, ocho sonetos para María Cigarra y dieciocho sonetos y una dedicatoria para Maruja Mayo, quien se cree que fue su gran amor. El rayo al que hace referencia el título es el rayo indicioso de la muerte en acecho del poeta. Es un poeta muy importante debido a su humanidad y la sinceridad con la que trata el tema del amor y de la muerte. Es una obra que cuesta leer debido al nivel del lenguaje y también al gran número de metáforas (basado en Góngora) que utiliza para expresarse, lo que obliga al lector a relacionar e investigar. Álvaro Montes


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Y aquí finaliza nuestro viaje por la literatura.

Sam Savage, en su libro Firmin, nos dice: “Nada existe más allá de un instante salvo las cosas que retenemos en la memoria”: Espero que este cuadernillo os sea de ayuda para salvar del olvido este curso y, sobre todo, a todos vuestros compañeros.

Os mando un beso muy, muy grande.

¡FELIZ VERANO!


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