Antología poesía femenina

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NÚMERO 1


2º ESO.

ANTOLOGÍA POÉTICA. Yo, tú, ella, nosotras, vosotras, ELLAS.

ALUMN@:


MARÍA DE ZAYAS Y SOTOMAYOR, Madrid, 1590-1669? Su cruel tiranía. Su cruel tiranía huir pienso animosa; no he de ser de sus giros mariposa. En solo un hombre creo, cuya verdad estimo por empleo. Y este no está en la tierra, porque es un hombre Dios, que el cielo encierra. Este sí que no engaña; este es hermoso y sabio, y que jamás hizo a ninguna agravio. En el claro cristal del desengaño… En el claro cristal del desengaño se miraba Jacinta descuidada, contenta de no amar, ni ser amada, viendo su bien en el ajeno daño. Mira de los amantes el engaño, la voluntad, por firme, despreciada, y de haberla tenido escarmentada, huye de amor el proceder extraño. Celio, sol desta edad, casi envidioso, de ver la libertad con que vivía, exenta de ofrecer a amor despojos, galán, discreto, amante, dadivoso, reflejos que animaron su osadía, dio en el espejo, y deslumbró sus ojos. Sintió dulces enojos, y apartando el cristal, dijo piadosa: "Por no haber visto a Celio, fui animosa, y aunque llegue a abrasarme, no pienso de sus rayos apartarme."


ROSALÍA DE CASTRO, Santiago de Compostela, 18371885.

Pobre alma sola… ¡Pobre alma sola!, no te entristezcas, deja que pasen, deja que lleguen la primavera y el triste otoño, ora el estío y ora las nieves; que no tan sólo para ti corren horas y meses; todo contigo, seres y mundos de prisa marchan, todo envejece; que hoy, mañana, antes y ahora, lo mismo siempre, hombres y frutos, plantas y flores, vienen y vanse, nacen y mueren. Cuando te apene lo que atrás dejas, recuerda siempre que es más dichoso quien de la vida mayor espacio corrido tiene.

Tú para mí, yo para ti, bien mío... I Tú para mí, yo para ti, bien mío -murmurábais los dos«Es el amor la esencia de la vida, no hay vida sin amor» . ¡Qué tiempo aquel de alegres armonías!... ¡Qué albos rayos de sol!... ¡Qué tibias noches de susurros llenas, qué horas de bendición!


¡qué aroma, qué perfumes, qué belleza en cuanto Dios crió, y cómo entre sonrisas murmurábais: «¡No hay vida sin amor!» II Después, cual lampo fugitivo y leve, como soplo veloz, pasó el amor..., la esencia de la vida...; mas... aún vivís los dos. «Tú de otro, y de otra yo» , dijísteis luego. ¡Oh mundo engañador! Ya no hubo noches de serena calma, brilló enturbiado el sol!... ¿Y aún, vieja encina, resististe? ¿Aún late, mujer, tu corazón? No es tiempo ya de delirar, no torna lo que por siempre huyó. No sueñes, ¡ay!, pues que llegó el invierno frío y desolador. Huella la nieve, valerosa, y cante enérgica tu voz. ¡Amor, llama inmortal, rey de la Tierra!, ya para siempre, ¡adiós! GABRIELA MISTRAL, Chile (1889-1957). Pinares El pinar al viento vasto y negro ondula, y mece mi pena con canción de cuna. Pinos calmos, graves como un pensamiento, dormidme la pena, dormidme el recuerdo. Dormidme el recuerdo,


asesino pálido, pinos que pensáis con pensar humano. El viento los pinos suavemente ondula. ¡Duérmete, recuerdo, duérmete, amargura! La montaña tiene el pinar vestida como un amor grande que cubrió una vida. Nada le ha dejado sin poseerle, ¡nada! ¡Como un amor ávido que ha invadido un alma! La montana tiene tierra sonrosada; el pinar le puso su negrura trágica, (Así era el alma alcor sonrosado; así el amor púsole su brocado trágico.) El viento reposa y el pinar se calla, cual se calla un hombre asomado a su alma. Medita en silencio, enorme y oscuro, como un ser que sabe del dolor del mundo. Pinar, tengo miedo


de pensar contigo; miedo de acordarme, pinar, de que vivo. ¡Ay!, tú no te calles, procura que duerma; no te calles como un hombre que piensa.

ALFONSINA STORNI, Argentina. 1892-1938. Melancolía Oh muerte, Yo te amo, pero te adoro, vida... Cuando vaya en mi caja para siempre dormida, Haz que por vez postrera Penetre mis pupilas el sol de primavera. Déjame algún momento bajo el calor del cielo, Deja que el sol fecundo se estremezca en mi hielo... Era tan bueno el astro que en la aurora salía A decirme: buen día. No me asusta el descanso, hace bien el reposo, Pero antes que me bese el viajero piadoso Que todas las mañanas, Alegre como un niño, llegaba a mis ventanas. Frente al mar. Oh mar, enorme mar, corazón fiero de ritmo desigual, corazón malo, yo soy más blanda que ese pobre palo que se pudre en tus ondas prisionero. Oh mar, dame tu cólera tremenda, yo me pasé la vida perdonando,


porque entendía, mar, yo me fui dando: “Piedad, piedad para el que más ofenda”. Vulgaridad, vulgaridad me acosa. Ah, me han comprado la ciudad y el hombre. Hazme tener tu cólera sin nombre: Ya me fatiga esta misión de rosa. ¿Ves al vulgar? Ese vulgar me apena, me falta el aire y donde falta quedo, quisiera no entender, pero no puedo: es la vulgaridad que me envenena. Me empobrecí porque entender abruma, me empobrecí porque entender sofoca, ¡Bendecida la fuerza de la roca! Yo tengo el corazón como la espuma. Mar, yo soñaba ser como tú eres, allá en las tardes que la vida mía bajo las horas cálidas se abría… Ah, yo soñaba ser como tú eres. Mírame aquí, pequeña, miserable, todo dolor me vence, todo sueño; mar, dame, dame el inefable empeño de tornarme soberbia, inalcanzable. Dame tu sal, tu yodo, tu fiereza, ¡Aire de mar!… ¡Oh tempestad, oh enojo! Desdichada de mí, soy un abrojo, y muero, mar, sucumbo en mi pobreza. Y el alma mía es como el mar, es eso, Ah, la ciudad la pudre y equivoca pequeña vida que dolor provoca, ¡Que pueda libertarme de su peso! Vuele mi empeño, mi esperanza vuele… La vida mía debió ser horrible, debió ser una arteria incontenible y apenas es cicatriz que siempre duele.


JUANA DE IBARBOUROU, Uruguay, 1892-1979. La hora. Tómame ahora que aún es temprano y que llevo dalias nuevas en la mano. Tómame ahora que aún es sombría esta taciturna cabellera mía. Ahora que tengo la carne olorosa y los ojos limpios y la piel de rosa. Ahora que calza mi planta ligera la sandalia viva de la primavera. Ahora que en mis labios repica la risa como una campana sacudida aprisa. Después..., ¡ah, yo sé que ya nada de eso más tarde tendré! Que entonces inútil será tu deseo, como ofrenda puesta sobre un mausoleo. ¡Tómame ahora que aún es temprano y que tengo rica de nardos la mano! Hoy, y no más tarde. Antes que anochezca y se vuelva mustia la corola fresca. Hoy, y no mañana. ¡Oh amante! ¿no ves que la enredadera crecerá ciprés?


La higuera. Porque es áspera y fea, porque todas sus ramas son grises, yo le tengo piedad a la higuera. En mi quinta hay cien árboles bellos, ciruelos redondos, limoneros rectos y naranjos de brotes lustrosos. En las primaveras, todos ellos se cubren de flores en torno a la higuera. Y la pobre parece tan triste con sus gajos torcidos que nunca de apretados capullos se viste... Por eso, cada vez que yo paso a su lado, digo, procurando hacer dulce y alegre mi acento: «Es la higuera el más bello de los árboles todos del huerto». Si ella escucha, si comprende el idioma en que hablo, ¡qué dulzura tan honda hará nido en su alma sensible de árbol! Y tal vez, a la noche, cuando el viento abanique su copa, embriagada de gozo le cuente: ¡Hoy a mí me dijeron hermosa!


CLAUDIA LARS, El Salvador, 1899-1974. Poeta soy. Dolor del mundo entero que en mi dolor estalla, hambre y sed de justicia que se vuelven locura; ansia de un bien mayor que el esfuerzo apresura, voluntad que me obliga a ganar la batalla. Sueño de toda mente que mi mente avasalla, miel de amor que en el pecho es río de dulzura; verso de toda lengua que mi verso murmura, miseria de la vida que mi vergüenza calla. Poeta soy… y vengo, por Dios mismo escogida, a soltar en el viento mi canto de belleza, a vivir con más alto sentido de nobleza, a buscar en la sombra la verdad escondida. ¡Y las fuerzas eternas que rigen el destino han de volverme polvo si equivoco el camino!

ÁNGELA FIGUERA AYMERICH, Bilbao. 1902-1984. La sangre Yo me siento la sangre. ¿No la sentís vosotros? Sangre de la mujer, cáliz abierto. Yo me siento la sangre. Ella me nutre. Me llena, me dibuja, me sostiene. Callada sinfonía de mis pulsos. Verso rimado en rojo por mis venas. Vuelo encerrado en íntimas volutas. Río escondido de infinitas ramas


fertilizando mi sensible barro. Yo la siento correr. Flujo y reflujo bate las hondas playas de mi pecho, sube por mi garganta estremecida, moja mis labios con sabor espeso de miel caliente. Grita y enciende la codicia de mis ojos. Mi sangre, zumo denso circulando por todos mis poemas. Limpia savia irguiéndose en la regia primavera del hijo conseguido. Amo mi sangre. Cuando yo me muera no la dejéis cuajarse como hielo hecho con agua sucia. No la dejéis secarse en polvo oscuro. Descomponerse en jugos malolientes. Cuando yo muera, abridme, desatadme las frágiles esclusas de las venas. Verted mi sangre toda. Derramadla—. Absórbala la tierra como suya y el agua deslizante de algún río unte con ella el lomo de sus peces.

DULCE MARÍA LOYNAZ, La Habana. 1902-1997. Si me quieres Si me quieres, quiéreme entera, no por zonas de luz o sombra… Si me quieres, quiéreme negra y blanca. Y gris, y verde, y rubia, y morena… Quiéreme día, quiéreme noche… ¡Y madrugada en la ventana abierta!


Si me quieres, no me recortes: ¡Quiéreme toda… O no me quieras! Divagación Si yo no hubiera sido.... ¿qué sería en mi lugar? ¿Más lirios o más rosas? 0 chorros de agua o gris de serranía o pedazos de niebla o mudas rocas... De alguna de esas cosas, la más fría me viene al corazón que las añora. Si yo no hubiera sido, el alma mía repartida pondría en cada cosa una chispa de amor... Nubes habría más que otras nubes lentas... (¡la nube que podría haber sido!...) ¿En el sitio, en la hora de qué árbol estoy, de qué armonía más asequible y útil? Esta sombra tan lejana parece que no es mía. Me siento extraída en mi ropaje y rota en las aguas, en la monotonía del viento sobre el mar, en la paz honda del campo, en el sopor del mediodía!... ¡Quién me volviera a la raíz remota sin luz, sin fin, sin término y sin vía!

ERNESTINA DE CHAMPOURCÍN, Vitoria. 1905- 1999. Laxitud.


La tarde gris y triste me agobia, tengo sueño; estiro lentamente mis dos brazos abiertos que se prenden al aire; quieren cazar el tiempo, aprisionarlo pronto, robarle su secreto, deshacer bruscamente sus límites estrechos. Quiero llorar: no sé; quiero reír: no puedo. Los deseos se estrellan contra la inexorable inercia del silencio; sobre mi corazón rueda grávido al peso de la existencia toda. Al fin me desperezo. Logro romper el cerco del malsano sopor, pero apenas lo venzo ya me torna a invadir quedamente su tedio. Luego... Ya no sé más; suspiro, me paseo, exprimo el tormentoso lagar de mi cerebro, destilo el elixir de su inquietud en mi pecho... Sujeto en mi memoria repite el pensamiento; la tarde gris y triste me agobia, ¡tengo sueño!... JOSEFINA DE LA TORRE, Canarias, 1907-2002.


Mira: Mira: me gustas porque sabes decir mentiras. Si dijeras verdades no me gustarías. ¡Qué dulce que sabe la mentira! Es buena, noble, decisiva. Y la verdad ¡qué tonta y desabrida! Siempre igual, esperada, conocida. ¡En cambio la mentira qué dulce, amarga compañera mía! Te quiero, porque sabes decir mentiras. VIOLETA PARRA, Chile, 1917-1967. Gracias a la vida. Gracias a la vida, que me ha dado tanto. Me dio dos luceros que, cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco, y en el alto cielo su fondo estrellado, y en las multitudes el hombre que yo amo. Gracias a la vida, que me ha dado tanto. Me ha dado el oído, que en todo su ancho


graba noche y día; grillos y canarios. martillos, turbinas, chubascos y la voz tan tierna de mi enamorado. Gracias a la vida, que me ha dado tanto. Me ha dado el sonido y el abecedario, con él las palabras que pienso y declaro: madre, amigo, hermano y luz, alumbrando la ruta del alma del que estoy amando. Gracias a la vida, que me ha dado tanto. Me ha dado la marcha de mis pies cansados; con ellos anduve ciudades y charcos, playas y desiertos, montañas y llanos, y la casa tuya, tu calle y tu patio. Gracias a la vida, que me ha dado tanto. Me dio el corazón, que agita su marco cuando miro el fruto del cerebro humano, cuando miro el bueno tan lejos del malo, cuando miro el fondo de tus ojos claros. Gracias a la vida, que me ha dado tanto. Me ha dado la risa y me ha dado el llanto; así yo distingo dicha de quebranto, los dos materiales que forman mi canto y el canto de ustedes, que es el mismo canto, y el canto de todos, que es mi propio cantoGracias a la vida que me ha dado tanto.


GLORIA FUERTES, Madrid, 1917-1998. Nota biográfica. Gloria Fuertes nació en Madrid a los dos días de edad, pues fue muy laborioso el parto de mi madre que si se descuida muere por vivirme. A los tres años ya sabía leer y a los seis ya sabía mis labores. Yo era buena y delgada, alta y algo enferma. A los nueve años me pilló un carro y a los catorce me pilló la guerra; a los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía. Aprendí a regatear en las tiendas y a ir a los pueblos por zanahorias. Por entonces empecé con los amores -no digo nombres-, gracias a eso, pude sobrellevar mi juventud de barrio. Quise ir a la guerra, para pararla, pero me detuvieron a mitad del camino. Luego me salió una oficina, donde trabajo como si fuera tonta -pero Dios y el botones saben que no lo soy-. Escribo por las noches y voy al campo mucho. Todos los míos han muerto hace años y estoy más sola que yo misma. He publicado versos en todos los calendarios, escribo en un periódico de niños, y quiero comprarme a plazos una flor natural como las que le dan a Pemán algunas veces.


Dediqué mi libro. Dediqué mi libro a una niña de un año, y le gustó tanto, que se lo comió. Mi Cara En mi cara redondita tengo ojos y nariz, y también una boquita para hablar y para reír. Con mis ojos veo todo, con la nariz hago achís, con mi boca como como palomitas de maíz Pareja. Cada abeja con su pareja. Cada pato con su pata. Cada loco con su tema. Cada tomo con su tapa. Cada tipo con su tipa. Cada pito con su flauta. Cada foco con su foca. Cada plato con su taza. Cada río con su ría. Cada gato con su gata. Cada lluvia con su nube. Cada nube con su agua. Cada niño con su niña. Cada piñón con su piña. Cada noche con su alba


IDEA VILARIÑO, Uruguay, 1920-2009. YA NO. Ya no será ya no no viviré contigo no criaré a tu hijo no coseré tu ropa no te tendré de noche no te besaré al irme nunca sabrás quién fui por qué me amaron otros. No llegaré a saber por qué ni cómo nunca ni si era de verdad lo que dijiste que era ni quién fuiste ni qué fui para ti ni cómo hubiera sido vivir juntos querernos esperarnos estar. Ya no soy más que yo para siempre y tú ya no serás para mí más que tú. Ya no estás en un día futuro no sabré dónde vives con quién ni si te acuerdas. No me abrazarás nunca


como esa noche nunca. No volveré a tocarte. No te veré morir. ANGELINA GATELL, Barcelona, 1923-… Estrofas de "Preludio" Hoy hace día de comer lentejas. No sé si es por la lluvia o por la soledad. O quizá por eso que llamamos memoria, viejo palacio en ruinas que aún me salva de la nada absoluta cuando más gris se pone la mañana, más culpable el olvido, y me siento tan lejos de mí misma que es inútil llamarme.

MARILUZ ESCRIBANO PUEO, Granada, 1935-… IX Tuya es mi voz y el hueco de mi mano, mi cálida sonrisa intrascendente, los suspiros que van, sencillamente, de mi aliento a tu aliento tan lejano. Nada vive en mi sangre tan cercano como tu corazón. Serenamente


creces en mí, y en mí como simiente te guardaré mañana. Y será en vano que la tarde me llame a la tristeza, con sus dorados tonos otoñales porque te tengo a ti por centinela. Y es tanta la ternura y la tibieza que derraman tu gesto y tus modales que tu sola existencia me consuela. ANA MARÍA RODAS, Guatemala (1937-) Domingo 12 de septiembre, 1937 Domingo 12 de septiembre, 1937 a las dos de la mañana: nací. De ahí mis hábitos nocturnos y el amor a los fines de semana. Me clasificaron: nena? rosadito. Boté el rosa hace mucho tiempo y escogí el color que más me gusta, que son todos. Me acompañan tres hijas y dos perros: lo que me queda de dos matrimonios. Estudié porque no había remedio afortunadamente lo he olvidado casi todo. Tengo hígado, estómago, dos ovarios, una matriz, corazón y cerebro, más accesorios. Todo funciona en orden, por lo tanto, río, grito, insulto, lloro y hago el amor. Y después lo cuento.


CLARA JANÉS, Barcelona, 1940-… Carta III Nunca sabré de ti, y eso lo supe desde el primer encuentro. Esta certeza tiene tanta fuerza que es como si tuviera noticias tuyas a cada momento.

El banquete que os propongo es para el día de mi muerte... El banquete que os propongo es para el día de mi muerte y responde al amor que yo siento y deseo: pido que se me coma, que mi ser en no ser no se mude sino en puro alimento; comunión caníbal suplico, génesis en el otro. Nadie quiere comerme, enferma estoy de amor.


JULIETA DOBLES, Costa Rica (1943-) Loa gozosa a la desobediencia. Si nos dejan… José Alfredo Jiménez. ¿Cómo que si nos dejan…? Si vamos a esperar a que nos dejen, nunca izaríamos la bandera insolente de nuestra propia libertad, ni nos fugaríamos por momentos en lomos de un amor clandestino, fugaz y delicioso, ni dedicaríamos nuestra vida a la locura de ser nosotros mismos, y apostar corazón contra la nada para aliviar un poco los dolores del mundo. Si vamos a esperar las instrucciones de algún dictadorzuelo de los que proliferan, marionetas, bajo la sombra de su propio orgullo, los hombres y mujeres no tomaríamos el mando lúcido, transparente y fecundo de la huella que ahonda caminos en la Patria. Si vamos a esperar por los permisos, se acabarían los niños deseados y felices, comeríamos lo que la propaganda nos dictara para morir despacio, como tragones tontos, enriqueciendo más a los rapaces. Se acabarían poetas, músicos y pintores,


bailarines, alegres saltimbanquis en la cuerda riesgosa del azar, que imprimen a la vida éxtasis y frescura. Si no ejercemos claramente nuestra desobediencia divertida y sagaz la vida arruinaría su aroma a siempreviva, quizá los gobernantes nos perderían el miedo, y el planeta sería solo un paisaje triste -sin verdes entusiasmos, sin silencios de selva donde internar la voz de los ancestrosrepleto de edificios suntuosos y de corporaciones, más doloroso, injusto e insensato de lo que hoy divisamos cuando el hambre y la guerra aún nos someten. Levadura en este pan vibrante de la Tierra somos los inconformes, los lúcidos rebeldes frente a la adversidad y a la mentira. Multipliquemos su paso por el mundo que mejora y se encrespa y se ennoblece cuando la disidencia estrena su palabra frente al silencio cómplice y al miedo. Seamos parte gozosa en su bandera. Rebelde hasta mi muerte, Yo seguiré soñando. MARÍA MERCEDES CARRANZA, Colombia 1945-2003 SOBRAN LAS PALABRAS Por traidora decidí hoy, martes 24 de junio, asesinar algunas palabras. Amistad queda condenada a la hoguera, por hereje;


la horca conviene a Amor por ilegible; no estaría mal el garrote vil, por apóstata, para Solidaridad; la guillotina como el rayo, debe fulminar a Fraternidad; Libertad morirá lentamente y con dolor; la tortura es su destino; Igualdad merece la horca por ser prostituta del peor burdel; Esperanza ha muerto ya; Fe padecerá la cámara de gas; el suplicio de Tántalo, por inhumana, se lo dejo a la palabra Dios. Fusilaré sin piedad a Civilización por su barbarie; cicuta beberá Felicidad. Queda la palabra Yo. Para esa, por triste, por su atroz soledad, decreto la peor de las penas: vivirá conmigo hasta el final. JUANA CASTRO, Córdoba, 1945-… Agacharse. Sentir el peso cálido. Girar previsora la vista, y saber que no hay nadie. Agacharse. Enrollar el vestido, dejar en las rodillas


la mínima blancura de la tela, su felpa y el fruncido que abraza la cintura y las ingles. Mojar con el chorro dorado, tibio y dulce la tierra tan reseca de agosto, el desamparo sutil de las hormigas en la hollada palidez de los henos. Mezclar su fragancia espumosa con el verde vapor denso de mayo, sus alados murmullos, la espantada carrera de los grillos. Y en invierno, elevar un aliento de nube caldeada, aspirando el helor de hoja fría del aire. Orinar era un rito pequeño de dulzura en el campo. Disyuntiva. La tentación se llama amor o chocolate. Es mala la adicción. Sin paliativos. Si algún médico, demonio o alquimista supiera de mi mal cosa sería


de andar toda la vida por curarme. Pues tan sólo una droga, con su cárcel del olvido me salva de la otra. Y así, una vez más, es el conflicto: O me come el amor, o me muero esta noche de bombones. Toda la piel del mundo. Tú los ves ahí colgados, tirados, y dices, vaya cosa, son cosa de mujeres, tonterías, lo llevan para meter el pintalabios, el móvil, quizás una compresa. Y te olvidas. Pero ellas no olvidan, lo llevan como a un gato, como al fiel compañero, como su santo y seña, como su claro ex-libris. Te equivocas si crees, en tu inocencia, que esa cosa de rafia o de piel beige sirve para tener a mano el colorete, las llaves, el perfume. Yo la he visto de noche, esa cosa respira, es una megalópolis, no está quieta por dentro, es multiforme y crece. A la hora del pan huele a cerveza, y cuando está nublado te puedes encontrar con que ahí dentro hay una hija, un sol, unas tijeras de robar rosas rojas. Ahí, a tres de julio, he visto amanecer los pájaros cantando y había un abanico para un novio y una estrella de miel para la madre. En el rincón azul, las gafas de coser, las recetas del padre a la fecha de hoy,


la muestra de la tela -preciosa- que le dio el tapicero. Al fondo la novela, la última, de Doris Lessing y el bono de 10 horas del gimnasio. Por ahí pasa un río, pasa el día, la música, la niebla... Esa cosa. Mi bolso. Que va a dar al mar. DULCE CHACÓN, BADAJOZ, 1954-2003 La construcción de un sueño. Siempre hay tiempo para un sueño. Siempre es tiempo de dejarse llevar por una pasión que nos arrastre hacia el deseo. Siempre es posible encontrar la fuerza necesaria para alzar el vuelo y dirigirse hacia lo alto. Y es allí, y solo allí, en la altura, donde podemos desplegar nuestras alas en toda su extensión. Solo allí, en lo más alto de nosotros mismos, en lo más profundo de nuestras inquietudes, podremos separar los brazos, y volar.

AJO, Madrid,

@AjoMicropoetisa


No busques la de ayer que ya no existe, muere cada noche abrazada a la almohada que dejaste libre.

Microproblema. Si le sumo mi soledad a la tuya qué es lo que obtengo a cambio ¿dos soledades o ninguna?

Esa manía que tiene la media noche de restregarnos por toda la cara el viento roto y la lluvia plana. Esa manía que tienen tus noches de quedarse tan cerca de mis mañanas

Presente. Vivo en el hueco que deja lo que por fin ya pasó y lo que ojalá pasara

Me pongo nerviosa tranquilamente porque soy transparente con tanta atención me distraigo y tan de repente que sin moverme me desplazo y sin querer voy deseando la raquítica suerte de no buscarte ya nunca y de querer encontrarte siempre.


ANA ELENA PENA, Valencia.

@anaelenapena

Somos nosotras, las niñas de las que nos intentaban prevenir nuestros padres, las adolescentes a quienes los profesores señalaban como causas perdidas, entre suspiros de desaprobación, la mujeres que van dejando una estela de cuchicheos a su paso y que hubieran ardido como brujas de haber nacido en otro siglo. Y aunque las hazañas dudosas y el paso de los años nos manchara, supimos sacudirnos la tierra de los zapatos y mantener la cabeza erguida, fieles a un espíritu indomable que no se amedrenta ante la duda y persigue con firmeza la conquista del mundo que merecemos. Con nuestras contradicciones, carencias y vicios. Pura vida. Puro amor.


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