2010 Trabajo de grado Presentado por: María Fernanda Bastidas Vargas Directores de Tesis: Mario Omar Fernández José Luis Socarrás
[Acercamiento
a la función de recipientes cerámicos Ilama de la colección del museo del oro de Bogotá, a través de sus rasgos tecnológicos.] UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA FACULTAD DE ESTUDIOS DEL PATRIMONIO CULTURAL BOGOTÁ, D.C. 2010
Acercamiento a la función de recipientes cerámicos Ilama de la colección del museo del oro de Bogotá, a través de sus rasgos tecnológicos.
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CONTENIDO AGRADECIMIENTOS............................................................................................................................. 3 INTRODUCCIÓN ................................................................................................................................... 5 1
LA CERÁMICA Y LAS RELACIONES ENTRE TECNOLOGÍA, FORMA, Y FUNCIÓN ............................ 8 1.1
Función vs. Uso.................................................................................................................. 10
1.2
La función de los recipientes cerámicos ........................................................................... 12
1.3
Relación entre la forma y la función con la morfología .................................................... 15
1.3.1
2
3
1.4
Características generales de los recipientes cerámicos relacionadas con la morfología . 18
1.5
Características generales de los recipientes cerámicos relacionadas con la tecnología .. 21
LA CERÁMICA DEL PERIODO ILAMA DE LA REGIÓN ARQUEOLÓGICA CALIMA ......................... 25 2.1
Contexto general del Periodo Ilama de la zona arqueológica Calima............................... 25
2.2
La cerámica del periodo Ilama .......................................................................................... 29
ASPECTOS METODOLÓGICOS: MÉTODOS ANALÍTICOS Y POBLACIÓN DE ESTUDIO ................. 37 3.1
Métodos Analíticos para una aproximación a la función. ................................................. 37
3.1.1
Recolección de información morfológica .................................................................. 37
3.1.2
Recolección de Información tecnológica .................................................................. 38
3.2
4
Descripción formal .................................................................................................... 16
Población de estudio: La colección cerámica Ilama del Museo del Oro ........................... 50
3.2.1
Objetos seleccionados para análisis de lámina delgada ........................................... 53
3.2.2
Objetos seleccionados para radiografías de rayos-X. ............................................... 57
RESULTADOS ............................................................................................................................. 59 4.1
Descripción general de la muestra de estudio .................................................................. 59
4.2
Alcarrazas .......................................................................................................................... 61
4.2.1
Morfología ................................................................................................................. 61
4.2.2
Procesos tecnológicos involucrados en la producción de alcarrazas cerámicas Ilama 64
4.3
Vasos ................................................................................................................................. 77
4.3.1
Descripción y clasificación morfológica de los vasos cerámicos Ilama ..................... 77
4.3.2
Procesos tecnológicos involucrados en la producción de vasos cerámicos Ilama .... 78
4.4
Vasijas ................................................................................................................................ 82
4.4.1
Descripción y clasificación morfológica de las vasijas cerámicas Ilama .................... 82
4.4.2
Procesos tecnológicos involucrados en la producción de vasijas cerámicas Ilama .. 83 1|Página
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Composición de la pasta Ilama: Los desgrasantes ............................................................ 86
4.5.1
Resultados del estudio petrográfico ......................................................................... 86
4.5.2
Desgrasantes vistos a través de Rayos-X................................................................... 93
4.5.3
Algunos aspectos de los desgrasantes observados a simple vista .......................... 102
4.6
Acercamiento a la función de las alcarrazas, vasos y vasijas Ilama ................................ 104
4.6.1
Función Ideal de las alcarrazas Ilama ...................................................................... 106
4.6.2
Función ideal de los vasos Ilama ............................................................................. 109
4.6.3
Función ideal de las vasijas Ilama............................................................................ 112
4.6.4
Comentarios generales de la población de estudio relacionados con la función ... 115
CONCLUSIONES ............................................................................................................................... 117 BIBLIOGRAFIA .................................................................................................................................. 122 ANEXOS ........................................................................................................................................... 124
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AGRADECIMIENTOS Al Museo del Oro de Bogotá, especialmente a Roberto Lleras por su interés en este proyecto desde sus inicios, lo cual permitió que se llevaran a cabo interesantes técnicas analíticas como radiografías de rayos-X, análisis petrográficos y cortes estratigráficos. También a los restauradores Juan Sebastián Valencia y Pablo Obando por sus aportes, y en el Departamento de Registro y Control a Myriam, “Chachi” y Virginia, por su colaboración durante mis visitas al museo para la recolección de información.
Al Laboratorio de Ciencias Naturales de la Facultad de Estudios del Patrimonio de la Universidad Externado de Colombia, por los análisis elaborados a las muestras de los objetos, en especial a Jorge Barón por la asesoría con el estudio petrográfico, y a David Cohen por la asesoría con el tema de radiografías y el acompañamiento durante la toma de muestras.
A mis directores José Socarrás y Mario Omar Fernández, por su guía durante el proceso de investigación. Sus conceptos frente a los distintos temas calaron hondo a pesar de mi terquedad, y al final del proceso fueron invaluables.
A Marianne Cardale, por compartir conmigo su conocimiento sobre la región Calima, especialmente de las alcarrazas, y sus apreciaciones sobre los primeros planteamientos del proyecto de investigación.
A Daniela Castellanos y a Johana Moreno, por la asesoría y conocimientos que compartieron conmigo acerca de cerámica arqueológica, al iniciar el proyecto.
A Julian Viasus, porque siempre estuvo dispuesto a entender el mundo de las “materas”, aportando siempre de una u otra manera a la finalización de este proyecto.
A Ana María García, porque siempre ha sido la mejor compañera y amiga, brindándome su apoyo y parte de su tiempo para que se lograran obtener parte de los resultados de esta investigación.
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Sobre todo a mis padres y hermano, porque este proyecto jamás se hubiera culminado, si no hubiera recibido desde siempre su apoyo incondicional y amor inmenso, para lograr las metas que creía inalcanzables.
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INTRODUCCIÓN
El presente trabajo de investigación tiene como tema central el estudio tecnológico de los recipientes cerámicos del periodo Ilama (1000 a.C. – 100 a.C.) de la región arqueológica Calima, que hacen parte de la colección del Museo del Oro de Bogotá. El interés fundamental del trabajo es la aproximación a la función ideal de recipientes cerámicos, mediante el estudio de rasgos tecnológicos y morfológicos, para comprender cuáles fueron las posibles decisiones que tomaron los alfareros a nivel tecnológico, reconstruyendo algunos aspectos del proceso de la elaboración de cerámica, pero sobre todo, entendiendo cuáles materiales se incorporaron y bajo qué condiciones se sometieron durante las distintas etapas, para transformarlos en un objeto cerámico con una función particular a cumplir.
Este interés por entender cuál fue la función de los recipientes Ilama, surgió porque a pesar de ser el primer periodo en que se produce cerámica en la región Calima, los productos alfareros que aparecen en los reportes arqueológicos de esta zona arqueológica y en colecciones de cerámica como la del Museo del Oro de Bogotá, se caracterizan porque en general son objetos con formas complejas, y con características tecnológicas y estéticas bien desarrolladas. De los diferentes antecedentes consultados, se pudo determinar que la cerámica en Calima, ha sido un elemento cultural importante junto con la orfebrería, los asentamientos, las costumbres funerarias, y datos cronológicos, para establecer la secuencia cultural, y también para reconstruir la historia cultural de la región. De igual forma, las representaciones que plasmaron los alfareros, han sido un referente iconográfico para poder entender otros aspectos como son la fauna y la flora, inclusive algunas características de los pobladores de la época.
Pero ¿por qué se desarrollaron cierto tipo de formas como las alcarrazas, vasijas como los patones, o vasos como los canasteros? ¿Por qué las superficies de los recipientes casi siempre son bruñidas? ¿Por qué los recipientes generalmente llevan engobes? ¿Por qué los recipientes fueron tan ricamente decorados? ¿Por qué hay escasez de recipientes con acabados burdos? ¿Por qué son raros los recipientes de gran tamaño? Estas preguntas puntuales para el periodo Ilama, no han sido resueltas con anterioridad, y en algunos casos las respuestas se orientan a encontrar en las costumbres rituales una interesante salida. 5|Página
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Es así como la preocupación fundamental del trabajo se fue orientando a resolver otra cuestión alrededor de estos objetos, la cual fue ¿para qué se usaron los diferentes tipos de recipientes durante el periodo Ilama? ¿Son las costumbres rituales y funerarias nuestra única fuente de respuestas? Entendiendo que estas preguntas se pueden responder desde varias disciplinas como la arqueometría, la etnología, la arqueología, la antropología, entre otras; el objetivo de investigación se orientó hacia una aproximación a la función de los recipientes, teniendo en cuenta trabajos que hubieran utilizado como fuente de estudio el objeto cerámico para resolver dicho interrogante.
Autores como Rice, Skibo, Schiffer, Lesure, o Pratt, de una u otra manera se han acercado a responder cuestiones relacionadas con la función de los recipientes cerámicos, en donde algunas respuestas se pueden encontrar en el proceso de elaboración cerámica, ya que la manipulación de los materiales bajo ciertas condiciones, dan como resultado un objeto que puede cumplir con una función particular. Por lo tanto, las preguntas específicas de investigación se centraron en responder interrogantes como ¿Cuáles fueron las técnicas de elaboración de objetos cerámicos Ilama? ¿Cuáles fueron los desgrasantes escogidos para preparar la pasta? ¿Cuáles fueron los tratamientos superficiales que se le dieron a los objetos? ¿Cuál fue la temperatura aproximada de cocción? ¿Qué tipo de decoraciones se hicieron a los objetos? ¿Cuál es el grosor de las paredes? ¿Cuáles fueron los tamaños de los objetos? ¿Cuántas formas cerámicas diferentes se pueden encontrar en la alfarería Ilama? ¿Cuáles son las características tecnológicas comunes para cada clase formal encontrada? ¿Qué función tenía cada clase de objeto de acuerdo con las características tecnológicas encontradas?
Estas preguntas dieron paso entonces, al planteamiento de cuatro objetivos de investigación: 1) Describir tecnológicamente recipientes correspondientes al periodo Ilama, 2) Clasificar grupos de recipientes de acuerdo a su morfología, 3) Definir las características tecnológicas similares entre los grupos, y 4) Evaluar las características tecnológicas que se relacionan con la función ideal para cada uno de los grupos de objetos.
El resultado final de esta propuesta de investigación dio como resultado el presente trabajo, el cual se divide en cuatro grandes capítulos. El primero, explora y aclara cómo se da la relación
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entre la tecnología, la forma y la función, de los recipientes cerámicos, reuniendo algunos conceptos y posiciones frente al tema de otros autores. El segundo, trata sobre la cerámica del periodo Ilama, en donde se construye un contexto general a partir de trabajos publicados de la región arqueológica Calima, para insertar el complejo Ilama dentro de un marco temporal, y centrar la discusión sobre la importancia del estudio tecnológico de la cerámica Ilama con el fin de tener un acercamiento a la función de estos objetos. El tercero, reúne la metodología llevada a cabo para el estudio de los rasgos tecnológicos de la colección de recipientes cerámicos Ilama de la colección del Museo del Oro, escogidos como población de estudio. El cuarto, es la presentación de los resultados, explicando primero los diferentes aspectos tecnológicos reunidos para tres tipos de recipientes: alcarrazas, vasos y vasijas; permitiendo al final del capítulo presentar una hipótesis sobre la función ideal de cada grupo de objetos.
Dentro del documento el lector podrá encontrar una propuesta de investigación que incluye un acercamiento al objeto mediante una metodología que incluyó el examen visual y táctil, la radiografía de rayos-X, el estudio petrográfico de láminas delgadas y el análisis de cortes estratigráficos, que han sido métodos analíticos utilizados para la comprensión de los bienes culturales. Esta propuesta metodológica, invita a ampliar la discusión en torno a los métodos empleados para la caracterización de cerámica precolombina, teniendo en cuenta que se contó con una colección de objetos completos, los cuales limitan la toma de muestras para poder llevar a cabo ciertos análisis científicos. Sin embargo, la cautelosa selección y evaluación de la población de estudio, entendiendo las problemáticas particulares de conservación, permitieron la inclusión de muestras que pueden ser analizadas sin afectar la lectura del objeto, teniendo como resultado un análisis más detallado de las piezas.
Con los resultados de este trabajo se logró no sólo recuperar información tecnológica para aproximarse a la función de recipientes cerámicos arqueológicos, sino que se considera un aporte para otros investigadores, especialmente para los arqueólogos de la zona, quienes podrán tener este estudio como referencia para responder a otros problemas relacionados con la cultura Ilama, y también es una guía para poder aproximarse a la función de objetos de otros periodos en Calima y de otras culturas prehispánicas.
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1 LA CERÁMICA Y LAS RELACIONES ENTRE TECNOLOGÍA, FORMA, Y FUNCIÓN En el momento en que se decidió enfocar este trabajo de investigación a una aproximación a la función de los objetos cerámicos a través de un estudio tecnológico, se comenzaron a buscar antecedentes que mostraran cómo otros autores se habían acercado a este mismo problema. De esta revisión bibliográfica se pudo concluir que existe una estrecha relación entre las características morfológicas, físicas y químicas de una cerámica con la función que va a cumplir el objeto.
Por esta razón el objetivo de este capítulo es la de hacer mucho más claro cómo se da esa relación entre la tecnología, la forma y la función.
Sin embargo antes de establecer estas relaciones, daremos por entendido que un artefacto cerámico, es el producto de la transformación de los minerales de arcilla en un material duro y resistente, después de haber sido sometidos a una alta temperatura de cocción. Es decir, que la arcilla que es un material plástico y moldeable cuando se encuentra húmeda, en el momento en que se somete a procesos de secado y cocción, pasa a un estado duro que la hace resistente a ciertos esfuerzos mecánicos y choques térmicos. Los procesos necesarios para poder obtener un objeto cerámico se resumen en la figura 1.
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a) Obtención de las materias primas
b) adecuación de los materiales
c) Preparación de la arcilla
f) Decoración
e) Tratamiento de la superficie antes de la cocción
d) Elaboración de la forma
g) Secado
h) Cocción
i) Tratamientos después de la cocción
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Figura 1. Procesos involucrados en la obtención de un objeto cerámico. Esquema propuesto con base en los trabajos de Eirora et al. (1999), Orton et. al (1997), Sinopoli (1991), y Rice (1987).
Es en este proceso de obtención de un objeto cerámico, donde el alfarero decide no sólo la forma del artefacto, sino que establece qué tipo de materiales va a usar y cómo los modificará para obtener un producto con características específicas. No debemos olvidar que además de la arcilla, hay dos materias primas directas para elaborar un objeto cerámico que son el agua y los desgrasantes. Por un lado el agua cuando entra en contacto con la arcilla seca, es la que le provee su principal característica que es la maleabilidad o plasticidad, que permite que el alfarero pueda darle forma al material aplicando presión, manteniéndose deformado permanentemente, lo cual sucede gracias al pequeño tamaño y forma laminar de las partículas de arcilla (Gómez, 2001, 168; Orton et al., 1997, 134-135; Sinopoli, 1991, 54; Rice, 1987, 54). Por otra parte, están los desgrasantes que son aditivos añadidos intencionalmente por el alfarero para modificar la plasticidad, los cambios de volumen sufridos por la contracción durante en el secado y la cocción, la porosidad y la resistencia (Gómez, 2001, 167; Orton et al., 1997, 135; Rice, 1987, 93), pero dependiendo de las características de la arcilla, estos no se utilizan en todos los casos. Los materiales utilizados como desgrasantes desde los inicios de la alfarería, han sido tanto orgánicos como inorgánicos como sílice, feldespatos, fragmentos
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de cerámica triturados (o chamote), conchas, huesos, caracoles, estiércol, fibras vegetales, entre otros (Eiroa et al. 1999, 150; Orton et al. 1997; Sinopoli, 1991, 12; Rice, 1987, 118).
Como se ha expuesto anteriormente, podemos establecer que uno de los factores más importantes y que diferencia la arcilla de un artefacto cerámico, es la temperatura, que es la que causa ciertos cambios químicos y físicos. Por ejemplo, a temperatura ambiente una forma modelada con arcilla, va perdiendo agua combinada mecánicamente por medio de la evaporación, disminuyendo su tamaño y perdiendo plasticidad hasta endurecerse (Sinopoli, 1991, 11). Si aumentamos la temperatura alrededor de los 500 y 700°C, como fue el caso de las temperaturas alcanzadas para la cerámica precolombina, la pérdida de agua se da a nivel estructural y la materia orgánica se oxida. Hay que tener en cuenta que las sociedades prehispánicas, utilizaron hornos a campo abierto usando fogatas y hogueras, en donde la temperatura máxima es alcanzada rápidamente, dura poco tiempo, y solo permite cocer pocos ejemplares. (Gómez, 2001,168; Eiroa et al., 1999, 154). Otros aspectos a tener en cuenta durante el proceso de cocción son la duración de la temperatura y la atmósfera de cocción que también afectan aspectos como el color o la dureza, que para el caso de los hornos a campo abierto, no podían ser factores fácilmente controlables.
1.1 Función vs. Uso James Skibo (1992, 35) quien se ha acercado a la función de los objetos a través de una perspectiva de la alteración del objeto (es decir huellas de uso), define la función de un objeto cerámico desde dos perspectivas, una es la función deseada y otra la función real. Por una parte, la función deseada responde a la pregunta para qué fue diseñado un artefacto, mientras que la función real, se refiere a cómo fue usado efectivamente un objeto.
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A partir de esta definición podemos entender la función desde dos miradas. La primera tiene que ver con la anticipación a una necesidad y por lo tanto, el hombre desarrolla un producto específico y una tecnología que le permita suplir dicha necesidad. Por otra parte, la segunda perspectiva de la función, ya no se relaciona con una anticipación, sino con el aprovechamiento de unas características existentes en un artefacto, y sin importar para que haya sido diseñado, puede ser útil para cumplir una o más tareas.
Siguiendo estas ideas sobre la función, encontramos uno de los trabajos etnoarqueológicos llevados en Colombia por Daniela Castellanos (2004) en los talleres de Aguabuena en Ráquira, que nos puede ayudar a ejemplificar estas dos perspectivas de la función. Castellanos, propone que “los objetos encontrados en los talleres de Aguabuena poseen un valor social asociado a su ciclo de vida” (2004, 31). Ese ciclo de vida de las cerámicas se compone de dos momentos: el primero es el que corresponde al uso, es decir, la función primaria que debería cumplir el objeto, y el segundo momento, es el de reuso, es decir, después de que un objeto cerámico se rompe, si tiene un valor importante dentro del sistema, se vuelve a incluir alterándolo morfológica y funcionalmente, utilizándolo para una función secundaria e incluso terciaria, que no tienen necesariamente una relación con la función inicial del objeto cerámico. Incluso el objeto puede pasar por una etapa de descarte en la cual se almacena hasta que pueda utilizarse en cualquier otra tarea, es decir que pasa a una condición de reuso potencial.
Es así que tomando como base estas dos miradas sobre la función, de ahora en adelante en esta tesis la función se referirá al para qué está diseñado un objeto, es decir, a la función deseada o función primaria de un artefacto. De otro lado, el uso describirá la función real y/o el reuso (funciones secundarias o terciarias).
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1.2 La función de los recipientes cerámicos Por un lado, a partir del primer apartado de este capítulo, tenemos claro que en un objeto cerámico se buscan algunas características como son la resistencia, la durabilidad, y la refractariedad, con la ventaja de que la forma y dimensiones de los objetos son diversas gracias a la plasticidad de la arcilla. No debemos perder de vista que este trabajo está dirigido a aproximarnos a la función de artefactos prehispánicos, como sucede en este caso de estudio con el periodo Ilama de la región arqueológica Calima. Por esta razón, quisimos explorar las posibles necesidades que debían suplir objetos cerámicos, encontrando algunos datos interesantes en estudios sobre las primeras sociedades que desarrollaron una tecnología cerámica.
Según Orton et al. (1997, 245), “quizás la función más importante que desde siempre ha tenido la cerámica ha sido su uso como recipiente, especialmente para preparar, almacenar, trasladar y servir la comida”. De igual forma, Rice (1987, 207-208) considera, que el uso más amplio y fundamental de la arcilla ha sido para la elaboración de recipientes, y en particular aquellos usados en las tareas domésticas, por lo tanto, su función puede ser determinada de manera más amplia y comparativa, ya sea en tiempo o área geográfica. Esta particularidad de los recipientes cerámicos, nos permite una mayor recolección de información sobre aproximaciones hechas por otros al problema de la función, por lo tanto de aquí en adelante, sólo se describirán los aspectos a tener en cuenta para poder comprender cómo funcionan los recipientes cerámicos, dejando de lado objetos como figurinas, instrumentos musicales, volantes de uso, entre otros.
Para comprender cuáles fueron las necesidades que llevaron al desarrollo de recipientes, revisamos el trabajo de Skibo, Schiffer, & Blinman (2008), sobre el origen de la cerámica en Colorado Plateu (The origins of Pottery on the Colorado Plateau) que es una región ubicada al suroccidente de los EE. UU. Estos autores discuten sobre la aparición de la cerámica, y consideran que pudo aparecer en tres contextos separados: a) elaborada por 12 | P á g i n a
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cultivadores sedentarios quienes usaron la cerámica para procesar y hacer más digestible ciertos cereales, b) elaborada por cazadores recolectores temporalmente sedentarios quienes usaron vasijas para extraer nutrientes de productos animales para procesar de manera más efectiva nueces y semillas mediante el uso de calor directo o indirecto y c) elaborada por cultivadores tempranos o cazadores recolectores quienes usaron las vasijas en actividades rituales (Skibo et al, 2008). Esto permite ampliar la discusión sobre dos conceptos generalizados de la evolución de la producción de recipientes cerámicos. El primero de ellos es que el desarrollo de la cerámica no fue exclusivo de sociedades sedentarias, y que la necesidad que llevó a la producción de recipientes no fue exclusivamente para la preparación de alimentos sino que en ciertos casos desempeñaron primero un rol simbólico, por lo tanto es clave aquí entender que si los recipientes cumplieron un rol simbólico, los acabados y decoraciones de estos artefactos debieron haber sido muy elaborados, contrario a algunos recipientes de uso doméstico que se caracterizan por su sencillez y austeridad en las decoraciones.
Esta discusión sobre el empleo de recipientes para otro tipo de actividades diferentes al proceso de alimentos en el momento de la aparición de la cerámica, también la hace Pratt (1999) teniendo como caso de estudio la cerámica temprana del complejo San Jacinto, en Colombia. Esta autora para poder explicar el surgimiento de dichos artefactos, reúne previamente algunas teorías del desarrollo de tecnología cerámica en el nuevo mundo, que son las siguientes:
Cocinar y preparar comida. El primer modelo teórico según Pratt, propone que el desarrollo de cerámica se dio como respuesta a necesidades como cocinar alimentos, y procesar semillas y granos para obtener aceites y almidones, y hacer digestibles ciertos alimentos.
Almacenamiento. La segunda teoría considerada por Pratt, se basa en estudios hechos en las costas de Ecuador y Colombia como Valdivia, Puerto Hormiga y Puerto Chacho, que establecen que la cerámica se desarrolló para fabricar 13 | P á g i n a
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recipientes para almacenar recursos marinos o recursos asociados con la preparación de comida de mar.
Actividades como servir o festejos. Pratt comenta que este modelo sugiere que la cerámica se desarrolló primero como un elemento de prestigio más que como un implemento para procesar alimentos. Por lo tanto en festejos rituales el objeto como tal funcionaba para impresionar al otro.
De estas discusiones sobre los surgimientos de la cerámica nos interesan varias cosas. La primera de ellas es que la cerámica dependiendo del contexto propio de cada cultura, se desarrolla debido a las necesidades de cada sociedad, así que el estudio de la función arroja resultados diferentes dependiendo del caso de estudio. Sin embargo, se han establecido unas funciones generales para los recipientes cerámicos, relacionadas con actividades como proceso y cocción de alimentos, almacenamiento, transporte y para servir o festejar. Bajo esta perspectiva los recipientes, se fabricaron con aspectos morfológicos y tecnológicos que respondían a estas categorías funcionales. Uno de los ejemplos que se estudiaron como antecedente, es el de Lesure (1998), el cual estudió la forma y la función de vasijas del complejo cerámico temprano de la costa Mexicana, tomando como base de su estudio las características formales para acercarse a la función, proponiendo un esquema para clasificar los recipientes (ver Figura 2).
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Bebidas
Servir
Transporte, preparación y almacenamiento
Cocinar
Alimentos
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Figura 2. Clasificación funcional de las vasijas del complejo cerámico temprano de la costa Mexicana propuesto por Lesure (1998, 32).
En este esquema general las formas con paredes rectas y amplios orificios se consideran útiles para servir comida, mientras que los de formas globulares y bocas cerradas fueron clasificados para transportar, preparar y almacenar tanto alimentos como bebidas. En el caso de objetos con formas globulares sin engobes, se consideraron útiles tanto para cocinar como para preparar, transportar o almacenar, alimentos y bebidas.
1.3 Relación entre la forma y la función con la morfología Dejando claro de manera general los requerimientos para los cuales tuvieron origen los primeros recipientes cerámicos, nos interesa conocer cuáles rasgos morfológicos son importantes a la hora de adaptarse a una función particular. También, se aprovechará este espacio para unificar algunos términos sobre la morfología de recipientes cerámicos, los cuales servirán para guiar al lector durante la consulta de este documento de investigación. 15 | P á g i n a
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1.3.1 Descripción formal Antes de describir los aspectos más importantes de la forma y cómo afectan la función, es necesario dejar claro cuáles son las partes que conforman un recipiente cerámico. Las partes esenciales para describir un recipiente cerámico son orificio (o boca), cuerpo, base y cuello (Rice, 1987, 212; Eiroa et al., 1999, 157-177). En la figura 3, se observan tres ejemplos de recipientes señalando en ellos dichas partes básicas.
Orificio
Orificio
Cuerpo
Cuerpo
Cuerpo
Cuello
Orificio
Base
Base
Base
Figura 3. Partes esenciales de un recipiente cerámico.
Sumado a las partes esenciales, hay otras formas secundarias como el labio, las pestañas o elevaciones, y aditamentos como: soportes, agarraderas o asas, y vertederas. Estas partes se exponen gráficamente en la siguiente figura:
Borde
Vertedera Asa
Asa
Pestaña
Soporte
Soporte
Figura 4. Algunas partes secundarias de un recipiente cerámico.
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Para tener una terminología común, cada una de las partes de un recipientes, se definen a continuación usando como ayuda para la descripción de algunas formas, uno de los sistemas más sencillos que es la referencia a sólidos y superficies geométricas como son la esfera, la elipse, el óvalo, el cilindro, la hipérbole y el cono.
Orificio o Boca: Según Eiroa et al. (1999, 159) la boca por definición se sitúa en la parte superior del recipiente. “Puede ser: circular, elíptica, cuadrada, rectangular, romboidal, etc.” (Rojas, 1993). De otra parte, de acuerdo a su relación con el máximo diámetro del objeto se denomina orificio no restringido si es igual o mayor al diámetro, o de lo contrario, si es menor, se denomina orificio restringido (Rice, 1987, 212). En casos excepcionales como el de las alcarrazas cerámicas o los vasos silbantes, hay una ausencia de orificio en relación con los términos aquí retomados, y los únicos orificios por donde puede entrar o salir algún contenido es por medio de los pequeños orificios de las vertederas que hay en la zona superior del cuerpo.
Labio: Se puede definir como el contorno de la boca de una vasija, y de acuerdo a la forma que adopta cuando se observa el recipiente de perfil puede ser “recto o plano, redondeado, ovalado apuntado, engrosado interior o exterior, biselado interior o exterior” (Eiroa et al., 1999, 159).
Borde: Es la orientación del borde de la vasija, siendo “abierto, recto, cerrado, o exvasado” (Eiroa et al., 1999, 160).
Cuello: Aunque no siempre un recipiente cerámico presenta cuello, este es la parte del perfil que se encuentra entre el borde y el cuerpo, y generalmente es la zona más estrecha de un recipiente. También puede definirse como la restricción a la abertura de un recipiente (Rice, 1987, 212).
Cuerpo: Es la parte media de la vasija (Eiroa, et al., 1999) que está comprendida entre el orificio y la base (Rice, 1987, 213; Rojas, 1993).
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Base: Zona de apoyo o de sustentación de la vasija (Eiroa, et al., 1999). Es la parte inferior de la vasija que toca la superficie en donde descansa durante su uso normal (Rice, 1987, 213). Puede ser cóncava, convexa o plana (Rojas, 1993).
Pestaña: Son bandas o protuberancias que sobresalen de la superficie de la pared del recipiente (Rice, 1987, 214).
Aditamentos o apéndices: Según Rice (1987, 214) son de tres tipos: soportes (adheridos a la base), asas (adheridas generalmente al cuerpo o cuello), y las vertederas (fijadas al orificio, cuello o cuerpo).
Aunque otros referentes y sistemas se utilizan para la descripción morfológica, en este trabajo de investigación, se ha considerado que la referencia a las partes esenciales y a formas geométricas es sencillo, suficiente, y usado por la gran mayoría de investigadores que tratan el problema de la función. De igual forma con el fin de unificar terminologías en torno a la descripción de los objetos cerámicos precolombinos, ha sido importante la consulta de otras fuentes de referencia como estudios anteriores sobre la misma colección, cultura o región arqueológica. También han sido útiles los catálogos de museos, y algunos manuales locales para la documentación de bienes muebles, como el Glosario para la documentación cerámica (Rojas, 1993) para el caso de la cerámica arqueológica colombiana, publicado por el Fondo de Promoción de Cultura del Banco Popular.
1.4 Características generales de los recipientes cerámicos relacionadas con la morfología La morfología puede darnos algunas pautas para acercarnos a la función de un objeto, con la salvedad de que no existe aún una correlación establecida entre variables de forma y función que permita una predicción acertada. Sin embargo, no es casualidad que en muchas sociedades antiguas y aún hoy en día, se repitan varias de las formas de las herramientas domésticas, entre muchos otros objetos, sin importar la distancia en tiempo o lugar. 18 | P á g i n a
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A pesar de esas posibles similitudes entre lo moderno y lo antiguo, para el caso de los recipientes cerámicos arqueológicos las comparaciones no siempre resultan ser precisas como se ha podido comprobar en algunos estudios etnológicos. Por esto decidimos retomar categorías funcionales contempladas por otros autores como Lesure (1998), Pratt (1998), Orton et al. (1997), Rice (1987), Hally (1986), entre otros, como son las de almacenamiento,
transporte,
cocción
de
alimentos/bebidas,
preparación
de
alimentos/bebidas, y para servir. Por su parte Rice (1987,224-226), señala unas propiedades relacionadas con el uso que son capacidad, estabilidad, accesibilidad y transportabilidad, y estas dependen necesariamente de la forma. En los siguientes párrafos ejemplificaremos como se da esa relación:
Partiendo de la parte superior de los recipientes nos encontramos con el orificio, que principalmente afecta el acceso a los contenidos. Un orificio restringido o con boca cerrada es ideal para almacenar y/o transportar ciertas sustancias porque evita que el contenido se derrame o que entren otras cosas con mayor facilidad. Mientras que los orificios no restringidos o con bocas abiertas son ideales para preparar alimentos o servir, porque su contenido puede ser visto, y porque permiten fácilmente la manipulación de las sustancias con la mano o introducir alguna herramienta para mezclar o triturar por ejemplo, lo que es muy útil a la hora de preparar alimentos o servir. Aunque hay excepciones, y muchos recipientes para cocinar tienen la boca estrecha para que la cocción sea más rápida y no haya una rápida evaporación o enfriamiento de los contenidos, sin embargo, esto se ha solucionado a través del uso de tapas para conservar una boca amplia que permita la manipulación del contenido.
Otra parte esencial en el diseño de un recipiente es la base, y está directamente relacionada con la estabilidad pero también con el flujo de calor al interior de un recipiente. Por lo general las bases planas pueden mantenerse estables sobre cualquier superficie, mientras que las bases cóncavas tienden a volcarse. Hay que tener en cuenta que si se busca un recipiente para almacenar alguna sustancia o que se debe colocar sobre 19 | P á g i n a
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una superficie plana, evitaría caerse si la base es amplia y plana. Sin embargo, se considera que los objetos de bases cóncavas son útiles durante la cocción de alimentos, ya que el flujo de calor es uniforme en todo el recipiente, además mientras más amplia sea la base, mayor será su contacto con la fuente de calor.
Otro factor que influye morfológicamente en la función de una cerámica son los aditamentos. Encontramos las asas o agarraderas, para facilitar el movimiento del objeto y de esta manera agarrarlo o asirlo para transportar el recipiente desde una corta distancia como del lugar donde se preparan los alimentos a la mesa, o para ayudar a servir en la misma mesa algunas sustancias como líquidos, ya sea porque el asa permite servirlos mejor o porque se quiere evitar tocar la superficie caliente del objeto. Dentro de los aditamentos encontramos también las vertederas que como indica su nombre sirven para verter un líquido, controlando así que este se derrame, en muchos casos este control se ejerce reduciendo las bocas o cuellos como es el caso de una jarra. Por último, dentro de los aditamentos tenemos los soportes, que funcionan para proveer estabilidad a cierto tipo de objetos cuando se quiere almacenar por largo tiempo contenidos o en el caso de que se quiera mantener un recipiente en pie sobre una superficie lisa en el momento en que se ejercen algún tipo de presión o fuerza como cuando se preparan algunos alimentos. No obstante hay que tener en cuenta que la presencia de un soporte puede dificultar en alguna medida la cocción de los contenidos porque el calor no entra en contacto directo con la base.
Una de las últimas propiedades que contempla Rice es la capacidad entendida como volumen, y ésta depende básicamente de la dimensiones, para lo cual podemos tener objetos de gran tamaño indicados para preparar o almacenar grandes contenidos de alimento, semillas líquidos, etc. Entre mayor es el tamaño y si el recipiente se mantiene lleno, el peso aumenta y la facilidad de transporte disminuye. Por otra parte, los recipientes de menor tamaño son más indicados para servir porciones personales, o para preparar sustancias que no necesariamente buscan alimentar a un grupo amplio de 20 | P á g i n a
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personas, de igual manera son ideales para servir, debido a que no llegan a pesar mucho, siendo más fácil su manipulación.
1.5 Características generales de los recipientes cerámicos relacionadas con la tecnología En cuanto a la tecnología, algunos estudios etnológicos han confirmado que los alfareros escogen cierto tipo de materias primas, llevan a cabo determinado tipo de tratamientos de la superficie, decoran un objeto y manipulan las condiciones de cocción, para obtener resultados diferentes a nivel físico-químico. Por esta razón, retomamos nuevamente a Rice (1987), quien explica cuáles son las propiedades tecnológicas relacionadas con la función, las cuales se pueden resumir en cuatro básicamente: 1) grosor de las paredes, 2) resistencia
al
estrés
mecánico,
3)
comportamiento
térmico,
y
4)
permeabilidad/porosidad/densidad, y en este caso dependen de los procesos llevados a cabo para obtener el objeto cerámico.
a) Grosor de las paredes: Se determina desde la concepción de la forma del objeto y en el momento en que se elabora la forma. Rice, explica que en general las paredes son las que proveen de soporte estructural al objeto, y un objeto pequeño en teoría no necesita paredes tan gruesas para darle soporte, mientras que un objeto grande y largo debe tener paredes gruesas para que no se desplome desde el mismo momento de su construcción. Así que del tamaño del objeto dependerá en gran medida el grosor, pero también depende del tamaño y cantidad de desgrasantes usados en la pasta cerámica, por ejemplo si hay desgrasantes gruesos, difícilmente se obtendrá una pared muy delgada. De otro lado, es importante entender que las paredes también hacen más o menos resistente a un objeto frente a ciertos esfuerzos, y para el caso de la preparación de alimentos donde hay que revolver o mezclar alimentos o líquidos, es necesario un objeto resistente de paredes gruesas.
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b) Resistencia al estrés mecánico: Esta propiedad depende básicamente de la dureza y de la fuerza, y estas se pueden resumir como la resistencia a todo tipo de fuerzas: al rompimiento, a la penetración, al desplome y a la deformación (Rice, 1987, 228). La fuerza y la dureza son importantes tanto antes como después de la cocción de la vasija, sin embargo tienen una relación más directa con la composición y de esta forma después de la cocción cuando los cambios en la materia suceden por acción de las altas temperaturas, los minerales de arcilla se transforman en un material cerámico más fuerte y por tanto más durable. De manera general, se puede decir que las vasijas cocinadas a altas temperaturas son más fuertes, siendo más resistentes al estrés mecánico. En los procesos de transformación y transporte se hace más evidente la necesidad de una vasija muy resistente.
c) Comportamiento térmico: Los cambios de temperatura son evidentes en tareas como servir o cocer los alimentos o para cualquier actividad en donde el calor es necesario (Rice, 1987). Según Rice, el estrés térmico es una de las reacciones que es causada por una tensión debido a la acción del calor de forma desigual o irregular en el cuerpo de la vasija, por lo tanto, este estrés se puede disminuir si las paredes de la vasija se hacen más delgadas o si la forma del objeto tiene menos ángulos. Las inclusiones o desgrasantes también influyen en el estrés térmico porque algunos materiales tienen menores coeficientes de expansión térmica que otros. Otra solución para reducir el estrés térmico es incrementar la porosidad ya que le proveen mayor “elasticidad” al cuerpo permitiendo la expansión del material.
d) Permeabilidad/porosidad/densidad: Aunque estas tres características no pueden definirse igualmente, Rice (1987) las reúne en un mismo grupo de propiedades fuertemente relacionadas una con otra.
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Permeabilidad: Se refiere a la penetración de humedad a las paredes de la vasija debido a la abertura de los poros ya sea al interior o al exterior de la superficie. Esto se logra modificando la superficie del exterior o el interior de la vasija para incrementar su densidad o como una barrera para la penetración, por medio de los glaseados, engobes o bruñidos de la superficie.
Porosidad: Es la presencia de poros o espacios dentro de la pared. Que le permite al líquido moverse a través de la pared una vez ha penetrado cualquier superficie. Esta propiedad puede modificarse con la preparación inicial de los materiales por medio de las cantidades, tamaños y forma de los desgrasantes y el cuidado ejercido al amasar la pasta.
Densidad: Es lo inverso a la porosidad, y una masa densa podría describirse como baja en porosidad. Esta medida se expresa como el peso de un objeto por unidad de volumen.
Se debe tener en cuenta que Rice, recoge algunos estudios etnográficos, arqueológicos y tecnológicos que le permitieron corroborar estas relaciones entre la tecnología y la función, y en algunos pudo confirmar que los materiales y la forma se escogen de acuerdo a la función que el objeto debe cumplir mientras que en otros casos no resultó ser así, debido a que una vasija es el producto de un conjunto de decisiones en las cuales los atributos dependen de un comportamiento complejo como lo es la escala de manufactura. Por lo tanto, variables aisladas como la forma, composición o el uso no pueden predecirse confiablemente a partir de una u otra. Sin embargo, a pesar de estas advertencias, Rice propone un esquema ideal y simple de las relaciones entre forma, uso y tecnología que retoma de Howard & Morris (1981), en donde establece cinco categorías funcionales: vasijas para almacenar, ollas para cocinar o preparación de comida (con calor), preparación de comida (sin calor), servir, transportar. Para cada una de estas categorías existe entonces una forma, materiales, tratamiento superficial y decoración, 23 | P á g i n a
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contexto deposicional y frecuencia, que se configuran de una manera particular de acuerdo con la función del recipiente cerámico.
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2 LA CERÁMICA DEL PERIODO ARQUEOLÓGICA CALIMA
ILAMA
DE
LA
REGIÓN
En este capítulo se comentarán brevemente algunos datos importantes de la región Calima, haciendo mayor énfasis en el periodo Ilama, cuyos artefactos cerámicos fueron seleccionados como población de estudio para este trabajo de investigación. Lo que se busca en este apartado es construir un contexto general a partir de trabajos publicados de esta región y periodo en particular, para insertar el complejo Ilama dentro de un marco temporal, y centrar la discusión sobre la importancia del estudio tecnológico de la cerámica Ilama con el fin de tener un acercamiento a la función de estos objetos.
También es importante reunir información concerniente a la producción cerámica encontrada durante las excavaciones arqueológicas que nos remitan a un contexto de producción o uso de los objetos cerámicos, y reunir las características morfológicas y tecnológicas generales de la cerámica.
2.1 Contexto general del Periodo Ilama de la zona arqueológica Calima La zona arqueológica Calima se ubica en el suroccidente Colombiano, en las zonas altas de la Cordillera Occidental que colinda con otras áreas montañosas, y con el Valle del Cauca (ver figura 5) y comprende “parte del territorio de los municipios de Darien, y Restrepo, y sectores de Yotoco, Vijes y Dagua” (Bray, 1989, 6). Las primeras investigaciones a nivel arqueológico en la región, se han elaborado desde el año 1935, las cuales han permitido “reconstruir un panorama histórico-cultural bastante completo para la zona” (Salgado, 1989, 31).
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N O
E S
Figura 5. Ubicación de la región arqueológica Calima en el Mapa de Colombia.
En Calima se conoce hasta el momento una secuencia cultural conformada por cuatro periodos: pre cerámico (10000 a.C. – 3000 a.C.), Ilama (1000 a.C. – 100 a.C.), Yotoco(100 d.C – 800 d.C.), y Sonso (700 d.C. – 1600 d.C.) (ver figura 6); los cuales se han podido establecer gracias a diferentes elementos culturales como la cerámica, la orfebrería, los asentamientos, las costumbres funerarias, y datos cronológicos (Cardale et al., 1990; Cardale et al., 2005; Salgado, 1989), pero es Ilama el primer periodo de esta región en el que se da producción cerámica y que será nuestro foco de interés para el desarrollo de la investigación.
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SONSO YOTOCO ILAMA PRE-CERÁMICO
10000
5000
3000 1500 a.C.
1000
500
100
100
500
1000
1500 d.C.
2000
2500
Figura 6. Secuencia Cultural de la región Calima basado en las fechas de radiocarbono publicadas en el libro Calima and Malagana: art and archaeology in southwestern Colombia (Cardale, 2005).
Según los arqueólogos que han investigado la zona Calima, los pobladores del periodo pre cerámico que antecedieron a los del periodo Ilama fueron cazadores-recolectores, pero para el periodo Ilama hay vestigios de cultivos de maíz, frijol, achiote, calabaza, auyama, y arruruz, y se considera la agricultura como la base económica de esta sociedad (Cardale et al., 1990). De igual manera, la cacería, la pesca y la recolección de productos silvestres fueron otras de las actividades importantes, debido a que la gente estaba rodeada por un bosque abundante y zonas pantanosas cercanas al valle del río Calima, lugares donde se cree que había acceso a una gran diversidad de fauna y flora (Cardale, 2005; Cardale et al. 1990). Es esta abundancia de especies, lo que pudo motivar o sirvió como fuente de inspiración a los alfareros Ilama para representar motivos zoomorfos en las cerámicas, siendo uno de los temas más populares que se pueden observar actualmente en las colecciones de los museos.
Otro de los recursos importantes para los pobladores del periodo Ilama fueron los ríos, no sólo por las especies que podían cazar, sino que aquí encontraban piedras para fabricar herramientas, ornamentos (como algunos collares que fueron elaborados en cuarzo o epidota), o también usadas como desgrasantes para fabricar cerámicas (Cardale, 2005, 62-63). Otra materia prima importante encontrada en los ríos fue el oro aluvial, con el que 27 | P á g i n a
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se considera se fabricaron algunos objetos de oro como narigueras, pendientes y collares, desafortunadamente estas piezas carecen de contexto y hasta el momento ninguna ha sido excavada por los arqueólogos (Cardale, 2005, 62-63).
Según Cardale (2005, 44) sobre los sitios de habitación se conocen algunos datos pero la destrucción que sufrieron estos lugares por las ocupaciones posteriores, no han dejado muchos datos. Los pocos hallazgos sugieren que los asentamientos son pequeños. Es interesante ver como la cerámica también ha sido un vehículo que ha permitido tener una imagen más cercana de cómo pudieron ser las casas de esta época, ya que en una alcarraza cerámica Ilama hay modeladas cinco casas, que los arqueólogos han interpretado como una pequeña villa, en donde una casa rectangular con techo a dos aguas, está rodeada por otras cuatro de menor tamaño. El hecho de que la casa central sea más grande, ha hecho pensar a los arqueólogos que tiene una relevancia ritual.
Otro elemento cultural importante de Ilama son los sitios de enterramiento. Según Bray, (1989, 8) los cementerios en Calima se componían por lo general de 8 a 10 tumbas y la forma más común era la de pozo y cámara lateral. En estos lugares se ha encontrado cerámica, pero debido a que los suelos en Calima son muy ácidos no se han podido encontrar los huesos de los cadáveres y otros materiales orgánicos como textiles o madera que pueden acompañar los ajuares funerarios. Estos cementerios y tumbas fueron excavados por guaqueros y gente de la región muchos años antes de que se hicieran las primeras excavaciones arqueológicas, y mucha de la información que se recogió durante la excavación del sitio arqueológico El Topacio en 1984 -con la cual se comprobó la existencia de Ilama-, fue recogida a través de entrevistas con los habitantes de las haciendas en donde se hicieron los sondeos y excavaciones (Bray et al., 1985). Los arqueólogos no pudieron encontrar los ajuares funerarios, pero pudieron constatar datos sobre las tumbas por medio de la información que recordaba la gente cuando se les mostraba una foto de algún objeto cerámico que hace parte de las colecciones de los museos, confirmando que en las tumbas había alcarrazas y vasijas con cuello evertido. 28 | P á g i n a
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El contexto general del periodo Ilama descrito en los anteriores párrafos, nos permite entender la cerámica como un elemento cultural importante para interpretar y generar discursos en torno a temas como la fauna, los sitios de habitación, entender costumbres funerarias e incluso, ha sido un referente para tener imágenes de los pobladores de la época gracias a minuciosos detalles que imprimieron en las figuras antropomorfas los alfareros. Sin embargo, queda la sensación de que la cerámica Ilama además de contribuir a la construcción general de la historia cultural de la región, ha sido más que todo un referente iconográfico para los arqueólogos, comparado con otros aspectos de tipo tecnológico como los procesos y materiales que se usaron para la producción alfarera, dejando algunas inquietudes para este trabajo de investigación que están relacionadas con la selección de determinado tipo de formas y materiales, los cuales sometidos a unas condiciones específicas, pudieran haber dado como resultado un objeto con características particulares, que hubieran cumplido una función, y por tanto se puedan establecer unas necesidad de la sociedad Ilama para producir un grupo de recipientes cerámicos en particular. Es importante tener en cuenta que los habitantes del periodo Ilama, en contraposición a la sociedad pre-cerámica de cazadores-recolectores que no producían artefactos alfareros, es una sociedad agrícola que cuenta con un conjunto de objetos cerámicos de formas bastante elaboradas y decoradas, sobretodo recipientes cerámicos que pudieron ser usados para las necesidades de una sociedad sedentaria, como son la transformación y el almacenamiento de alimentos, semillas y/o algunas bebidas.
2.2 La cerámica del periodo Ilama En este punto nos interesa enfocarnos solamente en la cerámica y entender cómo está conformado su sistema alfarero y cuáles son sus características generales. Para Ilama debemos tener presente que hay dos fuentes de estudio sobre la cerámica de la región. La primera de ellas son las colecciones de museos, y la segunda fuente, son los fragmentos y objetos reportados en informes de excavaciones arqueológicas como el trabajo hecho por 29 | P á g i n a
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Bray, Cardale, y Herrera en el sitio El Topacio (Intoducción a la cultura Ilama, 1985), y por Salgado en el sitio El Pital (Medio ambiente y asentamientos humanos prehispánicos en el Calima Medio, 1989).
Debemos aclarar antes que nada, que las colecciones de museos como la del Museo del Oro de Bogotá (que fue la colección es cogida para este estudio), han sido de vital importancia para los arqueólogos en Calima, porque para la década de los años 80’s, sólo había claridad de la existencia de los periodos Yotoco y Sonso, pero de Ilama apenas se conocían algunos hallazgos aislados de cerámica, por la dificultad que existía para encontrar sitios de vivienda en la zona. Fueron entonces las características particulares de los objetos de los museos, las que les permitieron a los arqueólogos en 1984 en El Topacio, en donde se encontraron cementerios y sitios de habitación, tener un referente sobre la pasta cerámica, acabados de la superficie y decoraciones, que les sirvieron como guía durante los sondeos y excavaciones para que finalmente los llevaran a encontrar un yacimiento estratificado confirmando la existencia de Ilama (Bray, et al., 1985). Por lo tanto, para reconstruir el sistema alfarero de este periodo -hasta ahora recuperado-, incluiremos no solo resultados de reportes de investigaciones arqueológicas, sino también características de la colección del Museo del Oro, señalando algunas diferencias y similitudes.
Dentro de las similitudes tanto de objetos excavados como de objetos de museos, encontramos que comparten de manera general rasgos como el tipo de pasta fina y burda, con acabados superficiales generalmente lisos, y decoraciones como engobes, incisiones y apliques modelados. En cuanto al tipo de pasta, los estudios petrológicos de fragmentos encontrados en El Topacio, publicados en 1985 y 1988 por Roe, arrojaron la existencia de dos tipos de pasta; la de grano fino se denominó Pasta fina Ilama y la de grano grueso Grupo con desgrasantes de Tonalita; aunque para los arqueólogos esta diferencia no fue tan evidente a simple vista y durante el estudio organoléptico que se hizo a los objetos seleccionados en este trabajo de investigación, tampoco fue fácil 30 | P á g i n a
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identificar la diferencia, particularmente por la presencia del engobe. En cuanto a los engobes encontramos colores rojos a cafés, brillantes y lisos, lo cual indica que fueron pulidos o bruñidos, y en algunos casos se han encontrado diseños de engobe negro sobre rojo. Hay que tener en cuenta que uno de los rasgos característicos, y exclusivo del periodo Ilama, es el uso de la incisión como recurso para decorar y representar los diferentes temas comparado con los periodos subsiguientes. Además de los engobes y la incisión, algunos ejemplares tienen apliques modelados generalmente en el cuerpo y/o cuello con figuras antropomorfas y zoomorfas. En cuanto a las formas, las similitudes encontradas son las vasijas de cuello evertido, alcarrazas y copas (ver figura 7).
Figura 7. Comparación gráfica entre algunos de los recipientes encontrados en la colección del Museo del Oro y recipientes reconstruidos por medio de fragmentos diagnósticos en reportes arqueológicos, como copas y vasijas con cuello evertido.
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Otro rasgo que podemos comparar, entre los objetos de las excavaciones y de los museos son las dimensiones de los objetos y el grosor de las paredes, encontrando semejanzas. En El Topacio se observó que la gran mayoría de objetos, no superaron los 20 cm de altura como máximo y los grosores de las paredes se encontraron entre 5 mm y 8 mm de espesor (Bray, et al. 1985). Similar situación sucede con los tamaños de las formas reconstruidas en el sitio El Pital, y se puede observar según la escala de medida de las reconstrucciones formales a partir de fragmentos diagnósticos, que los objetos no sobrepasan los 20 cm, y los grosores de las paredes están comprendidos entre 4 mm y 13 mm (Salgado, 1989). Para el caso de los objetos de los museos la situación no es muy diferente, ya que según la base de datos del Museo del Oro, la altura mayor es de 26 cm, y el promedio de altura de todos los objetos es cercano a los 13 cm. Esta escasez de objetos de gran tamaño, hizo que los arqueólogos de El Topacio concluyeran que ninguna vasija era “lo suficientemente grande para preparar los alimentos para una familia, ni mucho menos las bebidas” (Bray et al., 1985, 61) y debido a que generalmente estos objetos provenían de tumbas, se considera que “durante la fase Ilama las vasijas grandes no eran consideradas necesarias o apropiadas para acompañar al muerto” (Bray, et al., 1985, 61), comparadas con los ajuares funerarios de fases posteriores, en donde hay vasijas grandes muy a menudo.
Por otra parte, las diferencias entre las colecciones de museos con respecto a las provenientes de excavaciones arqueológicas, radican principalmente en el contexto de hallazgo de fragmentos u objetos, y la diferencia en cuanto al conjunto de formas que hay en los reportes vs. las que se pueden ver en los museos.
Por una parte, en cuanto al contexto de hallazgo, los artefactos Ilama que hacen parte de la colección del Museo del Oro, se puede decir de manera general que carecen de contexto arqueológico y en la base de datos sólo tenemos información de que algunas de las piezas son provenientes del Valle del Cauca del municipio de Restrepo. Sumado a lo anterior debemos tener en cuenta, como comenta Castaño (2002, 24), que hace algunos 32 | P á g i n a
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años, museos y coleccionistas privados tuvieron especial atención en piezas que fueran “completas y en buen estado, las menos comunes, y las más complejas y decoradas, prefiriendo las figuras a los recipientes”, y por esta razón podemos encontrar algunos ejemplares provenientes de guaquería que presentan intervenciones anteriores como el uso algún recubrimiento para modificar el brillo o el color de la superficie, o de diversos adhesivos para unir fragmentos, entre otros. Sin embargo, no debemos olvidar que los arqueólogos antes de 1984, no habían encontrado un sitio que confirmara la existencia del periodo Ilama, y tomaron como referencia las colecciones privadas y las colecciones de museos para poder establecer las características generales de la cerámica, y de esta manera algunos fragmentos cerámicos con decoración característica Ilama que hubieran podido considerarse intrusos, finalmente pudieron reconocerse como pertenecientes a este periodo durante los sondeos y excavaciones (Bray, et al., 1985, 24).
Otra de las diferencias que comentábamos anteriormente, es que algunas de las formas existentes en las colecciones de los museos, no están reportadas en los informes arqueológicos. En el Museo del Oro encontramos en la base de datos, objetos como alcarrazas, copas y vasijas, y dentro del grupo de vasijas hay diferentes tipos de recipientes conocidos como “patones”, “canasteros”, “vasos culebreros”, “Toby jugs” (o jarras Toby), vasijas con cuello evertido, entre otros (ver fotos 1,2,3 y 4). Por su parte en los reportes del sitio El Topacio, y del sitio El Pital, sólo se pudieron reconstruir algunas formas que corresponden a tres tipos de recipientes: vasijas globulares con cuello evertido, cuencos, y copas, siendo la vasija globular con cuello evertido la forma más popular (ver figuras 8 y 9). Es importante aclarar aquí, que los ejemplos reconstruidos en los reportes se hacen a partir de fragmentos diagnósticos o significativos que son generalmente bordes, bases, perfiles o elementos que ayudan a reconstruir la forma del objeto, y también a tener una aproximación a las dimensiones (Eiroa, et al., 1999, 157). Estos fragmentos pueden presentar o no apliques modelados, pero en las piezas Ilama estos apliques generalmente están adheridos al cuerpo, y puede que no se encuentren acompañados de un borde diagnóstico que permita reconstruir la forma del objeto al cual 33 | P á g i n a
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perteneció. Lo mismo sucede con las alcarrazas, cuyos fragmentos diagnósticos son aquellos que tienen vertederas o asas, pero no se pudo reconstruir la forma porque los fragmentos no tenían la suficiente información para reconstruir toda la forma del objeto. A pesar de lo anterior, los arqueólogos encontraron en los desechos domésticos, fragmentos de vasijas con figuras modeladas, lo cual permitió inferir que los recipientes con apliques eran utilizados con frecuencia, incluso diariamente (Bray, et al., 1985, 74-75).
a
c
b
d
Foto 1, 2, 3 y 4. Fotos de los objetos Ilama que hacen parte de la colección cerámica del Museo del Oro, tomadas para esta investigación. a) Vasos Canasteros: vasos con figuras antropomorfas, b) Alcarrazas: vasijas con asa y doble vertedera, c) Toby Jugs (Jarras Toby): vasijas antropomorfas con cuello evertido, y d) Patones: vasijas antropomorfas con cuello evertido con grandes piernas y pies que funcionan como soporte.
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Figura 8. Formas de cuencos y de vasijas globulares con cuellos evertidos, obtenidas de bordes y cuellos, provenientes del sitio El Topacio durante la excavación de 1984. Imágenes tomadas del informe de excavación publicado en la revista Pro Calima (Bray et al., 1988)
Figura 9. Reconstrucción aproximada de las formas del sistema alfarero Ilama del Calima Medio a partir de fragmentos diagnósticos hallados en la excavación de El Pital. Imágenes tomadas del libro Medio ambiente y asentamientos humanos prehispánicos en el Calima Medio (Salgado, 1989).
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En resumen, de la información obtenida de la base de datos de la colección del Museo del Oro y de los informes de excavaciones arqueológicas de El Topacio y El Pital, podemos concluir que el conjunto de recipientes cerámicos Ilama se caracteriza por:
Recipientes como cuencos, vasijas con cuello evertido (el cuello puede ser alto o bajo), alcarrazas, vasos, copas con base troncónica, vasijas y vasos antropomorfos y zoomorfos.
Tamaño pequeño de los recipientes, menor a los 30 cm de altura, con grosores de pared entre los 4 a 13 mm de espesor.
Hay dos tipos de pasta una fina (pasta fina Ilama) y otra burda (grupo con desgrasante de Tonalita).
Es común el uso del engobe de color rojo a café, y en algunos casos se usa el rojo sobre negro. El engobe puede estar en ambas caras del mismo objeto, o en una de las dos caras interna o externa.
En general la cerámica presenta superficies alisadas, en donde el acabado puede variar entre muy fino, a fino, o relativamente burdo.
Uso de la incisión para representar diseños y definir formas.
Hay cerámica muy fina de paredes delgadas, con engobes rojos muy pulidos que por lo general tienen superficies más brillantes que el resto, lo que sugiere que el engobe fue pulido y/o bruñido.
Hay representaciones zoomorfas y antropomorfas en el cuerpo y/o cuello de algunos recipientes, usando como técnica apliques modelados.
Hay huellas de hollín en algunos objetos como cuencos y vasijas, y el hallazgo de fragmentos de figuras modeladas en residuos domésticos, lo cual indica que ciertos recipientes fueron de uso frecuente en labores domésticas.
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3 ASPECTOS METODOLÓGICOS: POBLACIÓN DE ESTUDIO
MÉTODOS
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ANALÍTICOS
Y
Este capítulo se dividirá en dos partes esenciales para este trabajo de investigación. En la primera se explicará cuáles fueron los métodos de análisis y estudio, escogidos para la recolección de información tecnológica y funcional, y la segunda parte se referirá a la población de estudio y los criterios establecidos para su selección.
3.1 Métodos Analíticos para una aproximación a la función. Los métodos analíticos escogidos se basaron en dos objetivos principales. El primero la recolección de la información morfológica de los recipientes, y el segundo, la recolección de información tecnológica.
3.1.1 Recolección de información morfológica
La información morfológica es clave para hacer un acercamiento a la función, incluso algunos estudios sólo se limitan a obtener información relacionada con características formales para hacer una inferencia sobre la función como es el caso de Pratt (1999), Lesure (1998) o Hally (1986).
Para el caso Ilama del Museo del Oro, el primer paso a seguir, fue hacer una clasificación por tipos o clases, basándose sólo en la información morfológica que se recoge a través del examen visual de un objeto identificando las partes esenciales del recipiente cerámico (ver apartado dentro de este documento 1.3.1. Descripción formal). También, fue importante la recolección de información de fuentes secundarias, como las clasificaciones elaboradas con anterioridad por arqueólogos. Por eso en este trabajo, se recogieron datos de las excavaciones arqueológicas de El Pital y de El Topacio, y de otros trabajos publicados de la región Calima, lo cual se comentó en el capítulo anterior. 37 | P á g i n a
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Después de tener una clasificación de los recipientes, es importante reconocer cómo son las formas específicas de cada parte de los recipientes, en especial del cuerpo y de la base, y se pueden incluir datos dimensionales, como la altura, el ancho, el diámetro, el radio, el grosor de las paredes, el peso del objeto, el ancho de la boca, la restricción del cuello, el ancho de la base, entre otros. Estas referencias permiten hacer inferencias sobre la capacidad del objeto, la accesibilidad a los contenidos, la estabilidad, la facilidad de movimiento, el flujo de calor dentro del recipiente y el flujo de calor de adentro hacia fuera del recipiente. Para recoger este tipo de datos solo se necesita de un examen visual de la pieza y herramientas de medida como la regla, el metro, la báscula o el calibrador. De igual forma, debe consignarse la información para su posterior análisis, como se hizo en este caso para cada uno de los objetos de la muestra, mediante una ficha de recolección de datos que se diseñó previamente y que se puede ver en el anexo 1.
En este caso particular se tomaron medidas como la altura, el ancho, el diámetro máximo y mínimo del recipiente, el grosor de las paredes y el peso del objeto. Por un lado el alto, el ancho y el diámetro mayor y menor, nos permiten obtener un volumen en cms3 que nos remiten a la capacidad del recipiente para almacenar contenidos. Por otra parte el grosor de las paredes de acuerdo a lo delgadas o gruesas que estas puedan ser, afectan la resistencia mecánica, el choque térmico y el flujo de calor que hay de adentro hacia afuera del recipiente, y el peso de la vasija afecta su facilidad de movimiento.
3.1.2 Recolección de Información tecnológica
Como se ha explicado en capítulos anteriores, algunas propiedades de la cerámica como la resistencia mecánica, la resistencia a choques térmicos, la porosidad/permeabilidad, están determinadas por la transformación de las materias primas en los diferentes procesos que permiten la obtención de un recipiente cerámico. Cada proceso deja una huella en el
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objeto que puede medirse a través de diversas técnicas analíticas, y para el caso de la función algunos datos son más relevantes que otros.
A continuación explicaremos a través de cuáles técnicas analíticas recogeremos ciertos datos de tipo tecnológico principalmente.
3.1.2.1 Examen visual y táctil
Sin duda alguna, el primer paso para la selección de métodos que ayuden a la descripción de rasgos de tipo tecnológico, es la selección de técnicas analíticas sencillas que impliquen costos bajos, y facilidad de acceso a equipos y herramientas necesarios para la recolección de la información.
Tratando de cumplir con estos criterios, el primer acercamiento que se puede hacer a la colección cerámica es la observación directa, con ayuda de lupas de aumento y el examen táctil de la superficie. Por medio de la observación directa se pueden detectar ondulaciones de la superficie, el brillo u opacidad de las superficies, diferencias de color identificando la pasta cerámica, núcleos de cocción y engobes, y con ayudas de lupas se pueden describir características como formas, tamaños, abundancia y colores de algunos desgrasantes. Sumado a lo anterior con la ayuda del tacto se pueden sentir ondulaciones de la superficie al interior de los objetos o la textura de la superficie describiendo si es lisa o burda.
El estudio se quiso complementar con otro tipo de datos como son algunos indicadores de alteración e intervenciones anteriores, para lo cual se tuvo como guía el trabajo sobre intervenciones tempranas de García & Rodríguez (2001). Según García y Rodríguez, indicadores de alteración como fracturas horizontales y verticales en zonas de unión
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revelan datos sobre la construcción del objeto, especialmente cuando hay problemas en la unión de partes y rollos.
Para poder describir o cuantificar lo observado en este caso se diseñaron fichas de recolección de datos para que posteriormente se pudiera sistematizar la información (ver anexo 1). Además, se puede usar la fotografía digital para documentar en detalle algunos rasgos.
3.1.2.2 Análisis de lámina delgada por medio de microscopio petrológico
Valiéndonos de algunas técnicas más complejas de análisis, que necesitan equipos especializados y que implican costos más altos, y expertos que analicen los datos, encontramos uno de los exámenes para caracterizar cerámica, que es el análisis petrológico de láminas delgada, el cual sirve principalmente para identificar las inclusiones naturales de la arcilla y los desgrasantes añadidos a la pasta cerámica. Aunque a simple vista se pueden observar algunas características de los desgrasantes como el color, la forma y el brillo, datos que dependen de la transformación de los minerales por la acción de la temperatura en el momento de la cocción, sólo son susceptibles de ser analizados microscópicamente.
Para el estudio de la función es importante poder conocer como la alteración de algunos minerales como el cuarzo y de materia orgánica a ciertas temperaturas afectan la estructura de la arcilla y de los minerales, y por tanto, el comportamiento térmico y mecánico de un objeto cerámico.
La dificultad en la selección de este tipo de análisis o de otros más especializados, con costos muy elevados y equipos de difícil acceso, es que para este fin se necesita una muestra pequeña del objeto, que se incluye en una resina hasta obtener una lámina de un 40 | P á g i n a
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grosor cercano a los 0,03 mm de espesor, mediante la cual se puede dirigir un haz de luz, que se puede polarizar con el microscopio petrológico y así poder caracterizar los minerales. Sin embargo, algunos de los objetos Ilama de la colección del Museo del Oro, tienen ciertos deterioros que pueden aprovecharse para obtener una pequeña muestra que no comprometa la lectura estética o formal de un objeto cerámico. Durante la revisión de la colección, se encontró en pocos casos, que los objetos presentan unión de fragmentos, siendo posible la eliminación del adhesivo y de esta manera es factible tomar un fragmento ubicado en la zona posterior de la pieza o en la base, que no sean visibles para el espectador.
La ventaja de los análisis de lámina delgada, es que se identifican las inclusiones minerales naturales y los desgrasantes, se puede conocer la temperatura de cocción aproximada, se obtiene información sobre la porosidad de la pasta cerámica, y en algunos casos se pueden identificar tratamientos superficiales o técnicas de construcción del objeto.
Sumado a lo anterior, fragmentos provenientes de excavaciones arqueológicas de la región Calima, se habían estudiado anteriormente por medio de esta herramienta de análisis, identificando para el periodo Ilama dos tipos de pasta: una fina (pasta fina Ilama) y otra burda (grupo con desgrasantes de tonalita). Esto nos dejó la opción de poder identificar en este presente estudio, si se podía observar el uso preferencial de una pasta u otra para cada una de las diferentes clases morfológicas identificadas en la población de estudio, y que pudiera influir en la función del objeto.
De otra parte, los estudios de láminas delgadas también han sido fuente importante para identificar la procedencia de las materias primas, y en este caso, el hecho de que algunos de los objetos de la colección cerámica Ilama del Museo del Oro carezcan de un contexto arqueológico, nos permite corroborar si la composición de la pasta proviene de la región Calima.
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Algunas de las desventajas del estudio petrológico como se comentó anteriormente es la toma de una muestra del objeto, el limitado número de objetos de una colección de objetos completos que cumplen con los criterios de selección, y que en algunos casos como el estudio llevado a cabo por Johana Moreno de la cerámica Guayupe (Moreno, 1999), las características propias de la cerámica como la excesiva porosidad o tamaños de muestra muy pequeños, no resultan aptos para la elaboración de la lámina delgada, y por tanto no se puedan evaluar todos los datos esperados e incluso puede llegar a perderse la muestra tomada. Sin embargo, el primer estudio llevado por Roe (1985), quería evaluar precisamente la susceptibilidad del material cerámico Calima para este tipo de pruebas, y en sus informes no anota ningún problema con las características de la cerámica Calima, como también se pudo comprobar en este trabajo, teniendo de las cinco (5) muestras tomadas, resultados sobre el tipo de minerales incluidos natural o intencionalmente en la pasta, porosidad, temperatura aproximada de cocción, y procedencia.
Es importante aclarar, que el análisis de estas muestras debe ser realizado por un geólogo, y para este trabajo de investigación, los análisis se realizaron en el Laboratorio de Ciencias Naturales de la Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural de la Universidad Externado de Colombia. En este laboratorio, primero se debe llenar una ficha de solicitud de análisis que sirve como guía para la toma de muestras, en donde se consignan los datos generales de la pieza, indicando el tipo de análisis que se requiere, los motivos del investigador con los análisis y la zona de donde va a sacar la muestra. Los resultados de este examen en particular, los entrega el geólogo que los analiza, en un informe detallado. Tanto las fichas como el informe están consignados en los anexos (ver anexos 2 y 4).
3.1.2.3 Análisis de cortes estratigráficos por medio de microscopio óptico Los cortes estratigráficos es otra técnica analítica que se ha usado en el estudio de bienes culturales, principalmente para obras pictóricas, hasta que su uso se extendió al estudio de esculturas policromadas, metales, pinturas murales e incluso cerámica. Este examen 42 | P á g i n a
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requiere una pequeña muestra del objeto y básicamente permite entender cómo están dispuestos diferentes estratos, el color, la opacidad o brillo, textura, espesor, y forma. Además con el uso de algunos reactivos se han podido identificar las técnicas pictóricas utilizadas, ya que se pueden detectar la presencia de proteínas, aceites, resinas y otras sustancias que aglutinan los pigmentos usados para representar una imagen. Sin embargo para el caso de los recipientes cerámicos Ilama, sólo se observarán el número de estratos y algunas características como espesor, color, textura, o forma, ya que los engobes por lo general son elaborados con arcilla y los reactivos sólo nos permiten detectar sustancias de tipo orgánico.
En este caso también se requiere de una muestra del objeto para el estudio, sin embargo puede ser muy pequeña, y se extrae de zonas con faltantes o abrasiones que no afecten la lectura estética del objeto. Lo importante es que durante la extracción, los estratos se mantengan unidos.
Al igual que las muestras utilizadas para láminas delgadas, las muestras de cortes estratigráficos deben embeberse en una resina para que su manipulación sea más sencilla en el momento en que se quiera observar al microscopio. En este caso el microscopio óptico es suficiente para describir las características de cada uno de los estratos.
Este estudio también debe ser hecho por expertos. Para esta investigación, las muestras fueron tomadas y analizadas por el Laboratorio de Ciencias Naturales de la Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural de la Universidad Externado de Colombia. Como en el caso de las láminas delgadas, primero deben llenarse las fichas de solicitud de análisis, como guía para la posterior toma de muestras y luego se entregan los resultados al investigador en un informe. Estos dos documentos pueden consultarse en los anexos (ver anexos 2 y 5).
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3.1.2.4 Radiografía de Rayos-X
La opción de tomar Rayos-X a algunos objetos Ilama responde a la necesidad de poder observar algunas características de recipientes como las alcarrazas cuyo único orificio son los pequeños canales de las vertederas, y al mismo tiempo, presenta al exterior alisado de la superficie y pulido de los engobes, lo cual no permite observar algunas características de la técnica de elaboración de la forma o de la unión de las distintas partes. Además, estos recipientes han suscitado ciertas especulaciones en torno a su función como el uso en ocasiones rituales, puesto que algunos consideran que pueden producir sonidos como el de los silbatos, por medio de un mecanismo interno que puede estar conectado entre los conductos de sus dos vertederas y el cuerpo.
Por esta razón se escogió la radiografía de rayos-X, que es la obtención de una imagen por medio del uso de un haz de rayos-X que “son una forma de radiación electromagnética, que son producidos cuando el movimiento rápido de los electrones interactúa con la materia” (Lang & Middleton, 1997, 5). Según Matteini (2001, 189) este tipo de examen, aprovecha el poder de penetración de las radiaciones, las cuales atraviesan una gran diversidad de materiales sin perturbarse. Los rayos-X pueden atravesar los materiales debido a: el tipo de átomos que constituyen el cuerpo, su densidad, el espesor del cuerpo, y la longitud de onda de los rayos empleados. En otras palabras, la radiografía es una imagen que arroja información invisible al ojo humano, aprovechando la longitud de onda del espectro de rayos-X, los cuales permiten codificar la estructura interna de un objeto, teniendo como punto de partida para su análisis la densidad de los cuerpos.
Para interpretar una imagen radiográfica debe tenerse en cuenta que la imagen resultante es un negativo del objeto y que “las zonas claras corresponden a las áreas de mayor espesor y/o densidad en el objeto, y las zonas oscuras, a las partes menos densas y de menor espesor “(Gómez, 1998, 175). A pesar de que los rayos-X atraviesen todo el objeto, la imagen registrada es una imagen bidimensional en donde se superponen diferentes 44 | P á g i n a
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planos del objeto observado, mostrando algunas zonas más densas. Por lo general, esta diferencia de densidades en la cerámica permite “la detección de defectos en la estructura interna (grietas y poros)” (Vigil & García, 2008, 229).
Como se comentó anteriormente este examen además de poder obtener una imagen del interior del recipiente, puede aportar información sobre la elaboración de la forma. Según Middleton (1997, 70), en algunas imágenes radiográficas se han identificado las uniones de los rollos, las cuales se observan generalmente difusas ya que las uniones de los rollos no son estrictamente planas, raramente son perpendiculares a las paredes y su orientación varía en todo el contorno de los recipientes. En ciertos casos, también es posible identificar el uso de moldes para lograr en especial formas convexas o cóncavas, y en los casos en que este rasgo puede identificarse, se observa la unión de dos o más partes. También hay que tener en cuenta que las cerámicas se construyen en muchas ocasiones por etapas, y se unen varias partes, evidenciándose a través de la radiografía por la diferencia entre zonas compactas y vacías. Para este caso particular de las alcarrazas Ilama, la radiografía no dio tantas luces sobre la unión de rollos, porque la imagen de las paredes era continua, y no se observaron irregularidades de la superficie. Pero, la diferencia en la imagen entre zonas vacías vs. zonas más densas, si arrojó información de las distintas partes fundamentales de las alcarrazas como las vertederas, las asas, y figuras modeladas, lo que permitió develar cómo estaban ubicadas las vertederas dentro del recipiente, y si existía o no un dispositivo especial entre ellas que produjera algún sonido.
Otra de las razones por las cuales se escogió este tipo de examen, es con el fin de apoyar la selección de piezas para análisis petrológico de láminas delgadas. En diversos procesos de intervención de restauración de cerámica arqueológica, la radiografía de Rayos-X ha sido usada no sólo para conocer aspectos tecnológicos, sino que en algunos casos de piezas con intervenciones anteriores, se pueden observar uniones de fragmentos ocultas, e incluso la diferencia entre densidades, muestra si hay unión de partes de cerámicas 45 | P á g i n a
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diferentes o la invención de fragmentos con otros materiales. Además de las distintas experiencias conocidas en los talleres de restauración de la Facultad de Bienes Muebles de la Universidad Externado de Colombia, en el Taller de Cerámica del año 2007, se tuvo la experiencia personal de trabajar con una urna Guayupe que presentaba diversas intervenciones (ver fotos 6, 7 y 8), entre ellas uniones de fragmentos, y gracias a la radiografía de Rayos-X se pudieron identificar fragmentos con densidades diferentes, y orientación de desgrasantes y rollos de manera diagonal, que resultaron ser ajenos a la pieza original, añadidos con el fin de completarla. A partir de esta experiencia, se propuso que los objetos seleccionados para el examen de lámina delgada, se radiografiaran previamente, para que las zonas escogidas para la toma de muestras, correspondieran a fragmentos originales de la pieza. Un último fin con el cual se propuso este examen fue el de tratar de observar algunas características de los desgrasantes, pero debido a que no ha habido experiencias muy exitosas en este sentido, sólo se quiso explorar qué tipo de información se podía obtener de estos. Según Middleton (1997, 64) la radiografía en ciertos casos puede obtener imágenes de los desgrasantes, lo cual arroja información de su tamaño, abundancia y forma, e incluso a partir de la densidad de cada mineral se pueden detectar algunos grupos minerales incluidos dentro de la pasta cerámica. También Berg (2008, 1178) afirma, que bajo condiciones adecuadas puede ser posible la identificación de algunos minerales como silicatos, máficos y opacos, no sólo por la densidad, sino también por la morfología, número y ángulos de las caras cristalinas, aunque el éxito para obtener este tipo de resultados depende de las características particulares de cada pasta estudiada. En esta experiencia particular, en la imagen radiográfica se pudo observar diferencias en los tamaños de los desgrasantes, sobre todo entre ciertas partes como el cuerpo y las vertederas de las alcarrazas, lo cual indica una diferencia entre las pastas usadas dentro del mismo objeto. En algunos casos también se pudo identificar la forma de algunos minerales, y alcanzaron a observarse diferencias en las densidades, pero esta no es
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información suficiente para poder establecer qué tipo de minerales se usaron en la pasta cerámica, lo cual se logra con el estudio petrográfico de láminas delgadas.
Fotografía Inicial de la Urna Guayupe antes de comenzar los procesos de intervención de restauración. El recuadro naranja muestra la zona a de la cual se obtuvo la imagen radiográfica.
Radiografía de rayos X de la urna que muestra el cuerpo totalmente fracturado, revelando las zonas de intervenciones anteriores. La radiografía también reveló otras zonas en donde había fragmentos cuyos desgrasantes y huellas de los rollos no coincidían con la pieza original.
Fotografía de la urna a mitad de los procesos de intervención en la cual se observan las zonas de las cuales se retiraron los fragmentos que no pertenecían a la pieza original.
Fotos 5, 6, y 7. Urna Guayupe bajo custodia del ICANH, restaurada entre 1996 y 1997 en el Taller de Cerámica de la Facultad de Estudios de Patrimonio de la Universidad Externado de Colombia. Las fotografías se tomaron de la historia clínica 331-2006 y 331-2007, y la imagen radiográfica es cortesía del Laboratorio de Ciencias Naturales de la Universidad Externado de Colombia.
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Teniendo en cuenta todo lo anterior, el investigador debe tener también claridad de que la imagen obtenida es una imagen del tamaño real del objeto y que de acuerdo a la posición de éste, puede arrojar similares o diferentes resultados. Por lo tanto, se debe determinar previamente en cuántas posiciones o planos se va a ubicar el objeto y cómo esa posición va a responder a ciertas preguntas. En este caso se diseñaron unas fichas que sirvieron como guía para presupuestar cuántas radiografías debían tomarse por objeto y la posición en que el objeto debía colocarse para dirigir el haz de rayos-X (ver anexo 3). En este caso el mismo investigador, hizo la interpretación de las imágenes obtenidas la cual se describió en informes para cada uno de los objetos, lo cual sirvió posteriormente para analizar la información (ver anexo 6).
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A continuación se presenta un resumen gráfico de las técnicas analíticas utilizadas en esta investigación para el estudio tecnológico y funcional de la colección de cerámica Ilama del Museo del Oro:
RASGOS IDENTIFICADOS
TÉCNICA ANALÍTICA USADA
Descripción Formal
Partes esenciales de los recipientes, alto, ancho, diámetro mayor, diámetro menor, grosor de las paredes, peso del objeto.
Examen visual
Construcción de la forma
Presencia ausencia de rollos, placas, pellas. Presencia de fracturas horizontales o en uniones de partes.
Examen visual y táctil Radiografía de Rayos-X
Acabados
Brillo de la superficie, textura de la superficie.
Examen visual y táctil
Decoraciones
Engobes, apliques modelados, apliques moldeados, incisiones, excisiones, estampados, impresiones.
Examen visual y táctil Radiografía de Rayos-X Cortes estratigráficos
Desgrasantes
Formas, tamaños, abundancia.
Examen visual y táctil Estudio petrográfico de láminas delgadas Radiografía de Rayos-X
Intervenciones anteriores
Fracturas, uniones de fragmentos, presencia de fragmentos no originales, entre otros.
Examen visual y táctil Radiografía de Rayos-X
Figura 10. Técnicas analíticas utilizadas para el estudio tecnológico y funcional de la colección de cerámica Ilama del Museo del Oro.
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3.2 Población de estudio: La colección cerámica Ilama del Museo del Oro
En la búsqueda de fragmentos y objetos de cerámica del Periodo Ilama de la región Calima para llevar a cabo este estudio, primero se debían encontrar instituciones que albergaran colecciones cerámicas, preferiblemente en la ciudad de Bogotá, que pudieran permitirnos un acercamiento a los aspectos tecnológicos y funcionales planteados en la metodología. El Museo Arqueológico, el Museo del Oro de Bogotá y el ICANH, fueron tres de las instituciones escogidas en las cuales se comenzó a hacer un seguimiento de las bases de datos para establecer cuáles y cuántos objetos de cerámica Ilama contenían.
Como se señaló en el primer capítulo de este trabajo “La cerámica y las relaciones entre tecnología, forma, y función”, para la investigación en torno al tema de la función es importante contar con fragmentos diagnósticos que necesariamente deben permitir reconstruir las formas, y a la vez tienen la ventaja de ser más indicados para la toma de algunos análisis que requieren de una muestra del objeto. Sin embargo, en el Museo Arqueológico y en el Museo del Oro sólo encontramos objetos del periodo Ilama completos, y para el caso del ICANH, hay una gran colección de fragmentos cerámicos de varias investigaciones arqueológicas hechas en el país, pero del periodo Ilama, los fragmentos que encontramos fueron sólo 15, de los cuales ninguno resultó ser diagnóstico para poder relacionarlo con alguna forma específica.
Es así como el panorama para llevar a cabo el estudio tecnológico y el acercamiento funcional a la cerámica Ilama, quedó limitado entonces a las colecciones que albergan los museos en Bogotá, seleccionando al Museo del Oro como institución para llevar a cabo el estudio por los siguientes criterios:
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1) Por contar con un amplio número de recipientes cerámicos pertenecientes al periodo Ilama (202 recipientes en total), que representan el conjunto de objetos del sistema alfarero recogido en el segundo capítulo de este estudio. 2) Porque la colección ha sido objeto de estudio para los arqueólogos de la región Calima. 3) Por la posibilidad que presentó el Museo de poder tomar algunas muestras para realizar estudios de láminas delgadas y cortes estratigráficos. 4) Por la aprobación y financiación de la toma de radiografías de rayos-X, estudios de láminas delgadas y cortes estratigráficos.
De la colección de 202 recipientes (ver figura 10), la muestra se redujo a 101 piezas, debido a que el Museo del Oro sólo permitió el estudio de objetos que se encontraban en la reserva, es decir que no se podían incluir aquellos que se localizaban en vitrinas o en exposiciones itinerantes.
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Figura 11. Resumen de las formas Ilama encontradas en la base de datos del Museo del Oro, que comprenden 202 recipientes en total. Fuente: Base de datos Archemuse del Museo del Oro de Bogotá.
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3.2.1 Objetos seleccionados para análisis de lámina delgada
Para este estudio en particular se seleccionaron tres recipientes (ver fotos 8, 9, 10), los cuales cumplieron con el criterio de selección de presentar deterioros como fragmentación, faltantes o intervenciones anteriores como unión de fragmentos. a
b
c
Fotos 8, 9, y 10. a) alcarraza C02221, b) vaso canastero C12639, c) vaso zoomorfo C00792
Además de estos tres objetos se pudieron incluir dos fragmentos. El primero de ellos fue un fragmento de un asa de una vasija de cuello evertido (ver foto 11), la cual no había podido reconocerse como parte de este tipo de recipientes en la consulta de la base de datos del periodo Ilama del Museo del Oro. Pero no fue sino hasta en el momento en que se hizo la recolección de datos por medio del examen visual y táctil de los objetos, que se pudo identificar la forma de este fragmento, relacionándolo con los fragmentos de vasijas de cuello evertido, encontrados en los sitios arqueológicos El Topacio y El Pital, y con otras vasijas que hacen pate de la muestra estudiada (ver foto 12 y figura 12). El fragmento
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presenta borde y un asa zoomorfa considerada por los arqueólogos un armadillo, que es característico de algunas de las vasijas de cuello evertido del periodo Ilama. Además cuando se pudo observar el perfil del fragmento se pudo detectar que el orificio se restringía por un cuello del cual se desprendía una forma globular.
a
b
c Foto 11, Foto 12, Figura 12. a) Fragmento C00121, b) Vasija C01221 y c) reconstrucción aproximada de una vasija a partir de un fragmento diagnóstico encontrado en 1984 en El Topacio.
El segundo fragmento era parte de una alcarraza, presentando el asa puente, dos vertederas, superficie lisa y engobe rojo liso y brillante (ver foto 13). Se encontró en la reserva del museo y hace parte de las maletas didácticas, que son exposiciones pequeñas que llevan los profesores a los colegios, las cuales incluyen réplicas de objetos pero también fragmentos arqueológicos originales incluyendo fragmentos de cerámica (Educación: Maletas didácticas, 2008).
Cuando se buscó información sobre su
procedencia se encontró que carecía de contexto arqueológico y no había información de la cultura a la cual pertenecía. Sin embargo, las alcarrazas en Colombia, son recipientes
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que produjeron solamente los alfareros del sur en culturas como Tumaco, Calima, Malagana o San Agustín. Por lo tanto, la morfología, acabados y decoraciones, son referentes que nos permiten establecer si el fragmento es Ilama. Según Bray et al. (1985, 94), “las vertederas de las vasijas Ilama tienden a ser ligeramente curvas y forman un ángulo más agudo con el cuerpo que los ejemplares Yotoco, donde son generalmente rectas y colocadas a un ángulo de unos 40° o más”. Si observamos las vertederas en la cultura Tumaco, estas son largas, con forma de cono y el ángulo con respecto al cuerpo es prácticamente obtuso (ver foto 14). En el caso del fragmento en cuestión, el ángulo que forma con el cuerpo es menor a 40° como indican los arqueólogos de la zona, sumado a esto, el pulido de la superficie y el engobe rojo y bruñido es otra de las características de los recipientes Ilama que indicaron una gran posibilidad de que el fragmento fuera de este periodo, ya que en Yotoco o Malagana se utilizan además del rojo o negro, blanco y naranja el cual se utiliza muchas veces para decorar las vertederas o la zona superior del cuerpo, lo cual no se observó en el fragmento.
Foto 13. Fragmento de alcarraza que hace parte de las maletas didácticas del Museo del Oro. Se considera que puede ser Ilama por la forma de las vertederas, el ángulo que forma con el cuerpo, el alisado de la superficie y el engobe rojo y bruñido.
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Foto 14. Alcarraza Tumaco. Foto tomada del sitio web del Museo del Oro (Objetos Maestros: Tumaco, 2008).
Con los tres recipientes y los dos fragmentos, se cuenta con al menos una muestra de cada una de las categorías morfológicas generales descritas en este trabajo (alcarrazas, vasos y vasijas), que permiten tener datos sobre la temperatura aproximada de cocción, características de los minerales, porosidad, y procedencia.
Es importante tener en cuenta que las cinco muestras tomadas, debían tener un tamaño cercano a los 3 cm de ancho y 3 cm de largo, y se utilizó un bisturí para poder tomar la muestra. En el caso de la alcarraza y del vaso canastero, se tomó un fragmento pequeño que estaba adherido con algún tipo de resina sintética, usando acetona para reblandecer la resina y poder retirarlo. Para confirmar que el fragmento a retirar fuera original del objeto cerámico, se tomaron radiografías para comparar la densidad de los fragmentos. (Ver fotos 15, 16 e imagen 1).
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Fotos 15, 16, e Imagen 1. Proceso de la toma de muestras de la alcarraza C02221. a) Fotografía que muestra el fragmento seleccionado de la base fragmentada, b) radiografía de la vista inferior del objeto que no muestra variaciones de densidad entre ninguno de los fragmentos, y c) remoción del fragmento.
3.2.2 Objetos seleccionados para radiografías de rayos-X. Para la selección de objetos para radiografías se escogió un primer grupo de 6 alcarrazas (ver fotos 17, 18, 19, 20, 21, y 22), las cuales debían representar el conjunto total de 25 alcarrazas que conforman la población de estudio. Como veremos más adelante en los resultados, las alcarrazas varían morfológicamente de una forma globular, a una forma compuesta por dos semiesferas y también puede presentar un cuerpo antropomorfo. También hay variaciones en las decoraciones, especialmente en la ausencia o presencia de apliques modelados. Por lo tanto este grupo de 6 alcarrazas debía contener objetos que representaran estas variaciones formales. Otro criterio de selección de las alcarrazas fue un buen estado de conservación de las piezas, y debían tener ausencia de fragmentaciones o unión de fragmentos, para que la lectura de la imagen obtenida fuera
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continua y la información sobre técnica, uniones de partes y desgrasantes, no se distorsionara por presencia de grietas, fracturas y otros deterioros.
Además de estos 6 objetos se escogieron para radiografías, la alcarraza y los dos vasos seleccionados para láminas delgadas, lo cual se explicó en el punto anterior (ver fotos 8, 9 y 10).
Fotos 17, 18, 19, 20, 21 y 22. Alcarrazas seleccionadas para el análisis por medio de radiografías de Rayos-X
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4 RESULTADOS
4.1 Descripción general de la muestra de estudio La muestra de cerámica arqueológica correspondiente al periodo Ilama de la región arqueológica Calima que hace parte de la reserva de la colección del Museo del Oro de Bogotá, y que sirvió como parte de este estudio fue de 101 piezas completas, las cuales tienen como función común la de contener alguna sustancia o elemento, es decir, servir como recipientes cerámicos.
Previamente al estudio tecnológico, se hizo una clasificación morfológica de los objetos cerámicos encontrados en el Museo del Oro, puesto que existen algunas variaciones de diseño o decorativas, y a algunos de estos objetos se les ha asignado un nombre proveniente de la región Calima como es el caso de los patones o los canasteros, pero para el objetivo final de esta investigación se condensaron todas las variaciones en una sola categoría general que estuviera caracterizada por una forma básica definida por las partes de los objetos cerámicos como son el orificio, el labio, el cuello, el cuerpo, la base, etc.
Teniendo en cuenta lo anterior, se identificaron rasgos comunes en la muestra estudiada, lo cual permitió diseñar el siguiente esquema morfológico general, en donde se esquematizan cuatro grandes categorías:
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VASOS
VASIJAS
Cuerpo cilíndrico
ALCARRAZAS
Cuerpo globular y cuello evertido
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COPAS
Cuerpo globular, dos vertederas y asa puente
Cuerpo semiglobular y soporte troncónico
Figura 13. Esquema morfológico general correspondiente a los diferentes recipientes Ilama de la colección del Museo del Oro (basado en la muestra de estudio).
Es a través de este esquema general que se hace una primera clasificación de los objetos a estudiar, teniendo un total de 101 recipientes, de los cuales 42 objetos son vasos, 32 objetos son vasijas, 25 objetos son alcarrazas y por último, están las copas con una pequeña participación de 2 objetos (ver figura 14). Por la insuficiente representatividad de las copas para este estudio tecnológico sólo se tendrán en cuenta los vasos, vasijas y alcarrazas.
Copas
2
Vasijas
32
Alcarrazas
25
Vasos
42 0
10
20
30
40
50
Figura 14. Número de recipientes encontrados en cada una de las categorías morfológicas, en una muestra total de 101 objetos.
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4.2 Alcarrazas 4.2.1 Morfología Las alcarrazas son objetos cerámicos que se caracterizan porque tienen dos vertederas, un asa puente y la forma globular del cuerpo. En algunos casos, como se pudo observar en la muestra estudiada esta forma básica varía, encontrando una semiesfera en la zona superior del cuerpo globular, o una vertedera con una figura de ave modelada, o el cuerpo puede tener apliques modelados e incluso cambiar totalmente su forma globular con figuras zoomorfas, antropomorfas o con objetos que hacen parte de la vida cotidiana. A continuación se propone un esquema con las variaciones morfológicas de los 25 recipientes incluidos en el estudio.
ALCARRAZAS
VARIACIONES FORMALES DE LOS RECIPIENTES
Orificio Cuello
Ausencia Ausencia
Ausencia Ausencia
Ausencia Ausencia
Cuerpo
Globular
Globular
Compuesto con dos formas semiglobulares
Base Soporte Sistema de suspensión
Convexa Ausencia
Convexa Ausencia
Convexa Ausencia
Ausencia Ausencia Antropomorfo, zoomorfo o de objetos de la vida cotidiana Plana Ausencia
Asa
Asa
Asa
Asa
Sistema para servir
Doble vertedera
Doble vertedera, una de ellas con una figura zoomorfa modelada
Doble vertedera
Doble vertedera
Elementos decorativos
Apliques antropomorfos o zoomorfos en el cuerpo
Apliques ornitomorfos en una de sus vertederas
Apliques antropomorfos o zoomorfos en el cuello o cuerpo
Figura modelada en todo el cuerpo del recipiente
Figura 15. Esquema de las variaciones morfológicas de las alcarrazas en la muestra estudiada.
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Teniendo en cuenta este esquema morfológico, es importante primero tratar de entender las características morfológicas generales con sus diferencias, que más adelante nos darán pautas importantes para el acercamiento a la función de este tipo de objetos.
De las 25 alcarrazas estudiadas, 4 de ellas presentaron en una de sus vertederas una figura ornitomorfa modelada (ver fotografías 23 y 24), las cuales tienen una perforación en la cabeza del animal representado.
Foto 23. (Izquierda) Alcarraza C13516 con una vertedera y aplique ornitomorfo. Foto 24. (Derecha) Detalle del aplique ornitomorfo de la misma alcarraza.
A simple vista el orificio ubicado en la cabeza del aplique ornitomorfo parecía ser más reducido que el de la otra vertedera y no se podía observar muy bien el interior para comparar las dos partes. Sin embargo gracias al estudio radiográfico, se pudo identificar que internamente las dos partes están construidas a partir de un conducto interno tubular con longitudes y anchos similares (ver imagen 2 y 3).
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Imagen 2. (Izquierda) Radiografía de la alcarraza C13516. Imagen 3. (Derecha) Detalle de la imagen radiográfica del aplique ornitomorfo de la alcarraza C13516.
En cuanto al cuerpo, se observó una tendencia hacia las formas globulares, y por tanto la base es convexa como se pudo observar en 22 de los objetos, a excepción de las alcarrazas con figuras humanas o con canastos moldeados en el cuerpo cuyas bases son planas, como se observa en las fotos 25 y 26.
Foto 25. (Izquierda) Alcarraza C00389, antropomorfa con base plana. Foto 26. (Derecha) Alcarraza C02851 en forma de canasto con base plana.
A pesar de que las alcarrazas por lo general no cuentan con soporte, 8 de estos recipientes tienen pequeños pies, dependiendo de la figura representada pueden ser 2 o 4 pies. Estos ayudan a mantener la estabilidad de los objetos con base convexas, cuando se apoyan 63 | P á g i n a
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sobre una superficie lisa. El único caso en que las alcarrazas presentan pies como soporte, como es el caso de la bestia fabulosa, la cual se considera que es la representación del cuerpo de un felino y la cara de un murciélago (Cardale, 2005, 74), y en este caso tiene 4 extremidades alargadas, aguantando sobre ellos todo el peso del objeto (ver fotos 27 y 28).
Foto 27 y Foto 28. Izquierda: dos pequeños pies de una alcarraza (C12506) con apliques zoomorfos. Derecha: Pies de la bestia fabulosa (C13507).
4.2.2 Procesos tecnológicos involucrados en la producción de alcarrazas cerámicas Ilama 4.2.2.1 Construcción del objeto
En el caso de las alcarrazas el tratamiento superficial y la ausencia del orificio, hacen que no sea reconocible a simple vista la técnica de construcción, ya que no pueden observarse o palparse las ondulaciones y/o las uniones entre los rollos y las placas. Sin embargo, a través del estudio del estado de conservación y de las radiografías de Rayos-X se pueden plantear algunas hipótesis.
De los 25 objetos estudiados, 5 presentaron fracturas y grietas en sentido horizontal en el cuerpo, las cuales son evidencia de la construcción del objeto por rollos o placas (ver foto 64 | P á g i n a
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29). Según García & Rodríguez (2001, 16) cuando los recipintes cerámicos están construidos mediante rollos y hay una inadecuada unión de las partículas de la arcilla entre rollo y rollo, uno de los deterioros que pueden presentarse son fallas estructurales. Por lo tanto, las tensiones que se van generando en las uniones de las partes durante el secado y cocción, ocasionan fracturas e incluso fragmentación del objeto.
Fracturas de gran longitud en sentido horizontal
Foto 29. Alcarraza C02221. Fallas estructurales en uniones de los rollos en el cuerpo que evidencian la deficiente unión de los rollos.
De igual manera, otras fracturas muestran uniones de partes como la base o la zona superior de la alcarraza con el cuerpo (ver fotos 30 y 31) . Se considera que la zona inferior y superior pudieron elaborarse a través de modelado directo utilizando un molde que le permite al alfarero dar la forma convexa y circular a estas zonas o a través de la misma técnica de rollos. Según García & Rodríguez (2001) en muchos casos es necesario que las distintas partes se unan por etapas, dejando que la arcilla se seque para tener una consistencia que le permita continuar con la siguiente etapa. Por lo tanto las zonas de unión tienden a sufrir porque en “las estructuras conformadas por diferentes técnicas de modelado los comportamientos mecánicos que se producen durante el secado y la cocción son diferentes [y] las separaciones de la pasta ocurren precisamente en los lugares donde se empalman las técnicas” (García & Rodríguez, 2001, 18).
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Fractura circular en la zona superior del cuerpo
Fractura circular en la zona superior del cuerpo
Foto 30 y Foto 31. Fracturas en las uniones de la zona superior y de la base de dos alcarrazas (arriba alcarraza C00898, abajo alcarraza C02221). Por la forma circular uniforme de la fractura en la zona de la base se pudo hacer de un solo trozo de arcilla modelado directamente.
Para el caso del asa, es posible que se hubiera usado un rollo de arcilla y que se hubiera moldeado directamente hasta adoptar una forma semicircular. En las radiografías tomadas a seis de las alcarrazas, estas partes siempre se observan como zonas compactas las cuales se encuentran adheridas sobre la superficie cóncava superior como se nota en los siguiente ejemplos:
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Imagen 4 y 5. (Izquierda) Detalle del asa de la alcarraza C04497. (Derecha) Detalle del asa de la alcarraza C12506.
Las vertederas por otra parte, se observan en las imágenes radiográficas como formas tubulares de paredes delgadas que pueden tener el mismo ancho en toda su extensión o tener una forma de embudo con un extremo más ancho que el otro. Estas partes se ubican diagonalmente en cada uno de los extremos del asa y en algunos casos se pudo identificar que estas se adhieren dentro del cuerpo del objeto, observándose una pequeña zona de la vertedera al interior del recipiente (Ver imagen 6).
Pequeña zona de la pared de la vertedera que se observa dentro del cuerpo.
Imagen 6. Detalle de las vertedera en la imagen radiológica de la alcarraza C04497
Algunos de los aspectos internos de las vertederas, se pudieron observar también en el fragmento de alcarraza seleccionado para la toma de muestras para el análisis petrológicos (ver foto 32). Podemos ver que en al interior de la zona superior del cuerpo, hay desplazamiento de arcilla, y hay una huella de un elemento con forma cilíndrica. También se alcanza a observar como sobresale el conducto de la vertedera hacia el 67 | P á g i n a
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interior del recipiente. Se cree que los orificios donde iban incluidas las vertederas, se pudieron hacer usando ramas de árbol o alguna herramienta con forma ciliíndrica, cuando la arcilla estaba en estado de cuero y el cuerpo del recipiente se había cerrado por completo, ya que no se observa ningún tratamiento de las superficie para homogenizar la unión de las vertederas con el cuerpo o para eliminar las huellas de la herramienta y los excesos de material al interior. También se considera que para elaborar las vertederas, primero se construyeron los ductos, usando una placa de arcilla que se envolvía en un elemento cilíndrico para para dar la forma a la vertedera. Después de elaborar los ductos cerámicos, estos se situaban en los orificios hechos en la zona superior del cuerpo, recubriéndolos al exterior con más arcilla para homogenizar la superficie de la unión entre cuerpo y asa.
Huella de elemento cilíndrico con el que se hizo el orificio Estructura interna de la vertedera que sobresale al interior Desplazamiento de material hacia el interior del objeto
Foto 32. Detalle de una de las vertederas del fragmento de alcarraza, que muestra el interior.
En las vertederas del fragmento también se pudo observar abrasiones en los extremos, que dejan descubierto el ducto cerámico revestido por la capa de arcilla que es la que va a recibir el acabado final y el engobe al exterior (ver foto 33).
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Revestimiento exterior de la vertedera, que recibe el acabado superficial y engobe Estructura alcarraza.
interna
de
la
Foto 33. Detalle del borde de una de las vertederas del fragmento de alcarraza.
4.2.2.2 Tratamiento Superficial y Decoraciones La superficie externa del total de las alcarrazas al tacto es bastante lisa y suave, lo cual indica que la superficie se homogenizó por medio de pulido o bruñido cuando se encontraba en estado de cuero y por lo tanto se observa mayor brillo y uniformidad del material. Este tratamiento se observa también a nivel microscópico por medio del estudio petrográfico de láminas delgadas, en donde la disposición de los poros y de las láminas de arcilla de manera paralela a las paredes, “sugiere que fueron mecánicamente (posiblemente de manera manual o con ayuda de un objeto duro) moldeadas hasta adquirir dicha disposición” (Barón, 2009, 10) (ver foto 34).
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Foto 34. Grietas delgadas y oquedades pequeñas alargadas, orientadas en forma paralela con respecto a las paredes de la cerámica (recuadros blancos). Imagen de la lámina delgada de la muestra correspondiente a la alcarraza C02221. Tomada del informe elaborado para este estudio por Jorge Barón (2009).
Por otra parte, estos objetos siempre llevan un engobe, lo cual modifica características como el color o el brillo de la superficie de la pasta cerámica. Por ejemplo, el brillo de la superficie varía entre mate (19 objetos) y brillante (6 objetos). Pero hay que tener en cuenta que dentro de las superficies mates se consideraron aquellas que habían perdido totalmente el engobe, y en otros casos intervenciones anteriores como capas de protección o repintes, afectaban ésta característica. Las superficies más brillantes y en mejor estado de conservación sugieren que la superficie se pudo haber pulido o bruñido una segunda vez después de haber aplicado el engobe (ver fotos 35 y 36).
Además del brillo y textura, el engobe también modifica el color de la pasta cerámica después de la cocción, y en el caso Ilama además de usar un solo tono, generalmente rojo, también se observó el uso de pintura negra sobre el engobe rojo (ver foto 37).
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Fotos 35 y 36. Dos ejemplos de alcarrazas globulares con aplique ornitomorfo modelado en el cuerpo. La alcarraza de la izquierda (C12506) tiene en buen estado de conservación observándose un engobe de color rojo oscuro brillante, y al tacto se siente una superficie lisa y suave al tacto. A la izquierda la alcarraza similar en forma (C02848), presenta pérdida generalizada del engobe que deja a la vista el color de la pasta y una superficie opaca, sintiéndose al tacto rugoso y áspero.
Engobe Negro Engobe Rojo
Foto 37. Alcarraza C04485 que muestra engobe rojo sobre negro. La superficie roja y brillante tiene restos de un diseño en pintura negra positiva con formas geométricas como líneas y triángulos.
El engobe rojo, y el negro sobre rojo se pudo estudiar por medio del análisis de cortes estratigráficos con microscopio óptico, en donde el engobe rojo se observó como una capa delgada roja homogénea sobre la superficie de la pasta cerámica (ver foto 38 y 39). En el caso del engobe negro sobre rojo, la capa negra es muy delgada (0,1 µ ), y esto se debe a esta capa en los ejemplares que se revisaron se ha perdido. Se plantea que la pérdida de este engobe negro se dio porque no pasó por un segundo proceso de cocción después de aplicado. Esto hace que la capa sea más susceptible al desgaste por uso, a condiciones como temperaturas altas en el caso de que estos ojetos hayan sido usados para cocinar, y a las condiciones de enterramiento.
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Capa de color rojo. (espesor (2-4 µ) Matriz arcillosa de color amarillo-naranja que engloba desgrasantes minerales de colores negros, rojos oscuros y blancos.
Foto 38. Corte estratigráfico de la alcarraza C13507, que muestra 2 estratos: 1) Pasta Cerámica, y 2) Engobe Rojo.
Capa de color negro. (espesor (0,5 µ) Capa de color rojo. (espesor (2-4 µ) Matriz arcillosa de color amarillo-naranja que engloba desgrasantes minerales de colores negros, rojos oscuros y blancos.
Foto 39. Corte estratigráfico de la alcarraza C04485, que muestra 3 estratos: 1) Pasta Cerámica, 2) Engobe Rojo, y 3) Engobe Negro.
Otra técnica decorativa usada fue el relleno de incisiones, que se pudo identificar en una de las figuras antropomorfas. Este relleno es de color blanco y aun quedan algunos vestigios en el pelo del personaje como se observa en la foto 40. Este tipo de decoración fue analizada por Roe en el año 1988, encontrando que este material blanco es Kaolinita. El método para el análisis químico, fue Microscopía Electrónica de Barrido con difracción de rayos-X, hecho en cinco fragmentos con decoración provenientes de el sitio El Topacio.
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Foto 40. Detalle de la zona posterior de la alcarraza C00940, en donde se representó el pelo del personaje con incisiones y se decoró con relleno blanco.
Por otra parte, las alcarrazas llevan además del engobe decoraciones como incisiones, y apliques modelados con formas antropomorfas, zoomorfas, o formas de objetos como casas o canastos. En las imágenes radiológicas estos apliques se observan huecos (ver imagenes 7 y 8), lo cual lleva a plantear dos ideas: la primera de ellas es que se buscó ahuecar estas partes con el fin de evitar desprendimientos a futuro de las decoraciones, por las diferencias en comportamiento (dilatación contracción) durante el secado y cocción que existen entre partes compactas y huecas. La segunda es que además de esto, la elaboración y manipulación de una forma pequeña con paredes delgadas, hace pensar que los ceramistas pudieron usar un molde o un soporte que permitiera conservar y decorar la figura deseada sin deformar las paredes.
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Aplique de la cabeza del personaje que se observa hueco al interior
Foto 41. (Izquierda) Vista superior del aplique antropomorfo de la alcarraza C04485. Imagen 7. (Derecha) Imagen radiológica de la vista lateral de la alcarraza C04485, en donde se observa la cabeza de la figura ahuecada, mientras que las manos a cada lado de la cabeza, se ven pequeñas y compactas.
Aplique de la cabeza y cola del personaje, que se observan huecos al interior
Comparación de la imagen fotográfica y radiológica de la Bestia Fabulosa en donde la cabeza, patas y cola del personaje representado, se pueden observar por medio de Rayos-X totalmente huecos. Foto 42. (Izquierda) Vista lateral de la alcarraza C13507. Imagen 8. (Derecha) Imagen radiológica de la vista lateral de la alcarraza C13507.
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4.2.2.3 Cocción Se considera que la cocción tanto de las alcarrazas como de los vasos y vasijas debió hacerse en fogatas a campo abierto como es el caso general de la cerámica precolombina, puesto que la temperatura aproximada de cocción se postuló entre 500 y 600°C (Barón, 2009, 11). Esto se concluyó mediante el estudio de cinco muestras mediante análisis petrológico de láminas delgadas (ver anexos), en las cuales se pudo identificar la presencia de minerales en la pasta como cuarzo, feldespato, horblenda, antofilita, epidota, piroxeno, olivino y opacos, los cuales no sufrieron cambios, ni alteraciones que suceden a temperaturas entre los 573°C y los 1200°C.
Sumado a lo anterior, en la pasta también se pudo observar “presencia de restos de plantas (detritos vegetales y fibras parcialmente descompuestas) y partículas carbonosas [que] indican que la combustión de materia orgánica no fue completa” (Barón Velez, 2009, 10) (ver foto 43). Según Rice (1987, 103), citada a la vez por Barón, este proceso de oxidación de materia orgánica comienza a los 200°C, completándose la descomposición entre los 750°C y 800°C. Esta oxidación incompleta de la materia orgánica también puede verse por la presencia de núcleos de cocción en zonas de faltantes en donde, a pesar de haber atmósferas oxidantes que comienzan a transformar el hierro presente dejando ver pastas de color naranja en la superficie, la materia orgánica que no alcanza a descomponerse deja cloraciones grises oscuras al centro de la pasta, especialmente en zonas más gruesas como los apliques y asas (ver fotos 44 y 45). Los núcleos de cocción de este tipo, además de obedecer a una cocción incompleta, se presentan cuando hay periodos cortos de cocción o temperaturas bajas de cocción.
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Foto 43. Fibra parcialmente degradada de planta (recuadro verde). Imagen de la lámina delgada de la muestra correspondiente al vaso canastero C12639. Tomada del informe elaborado para este estudio por Jorge Barón (2009).
Foto 44 y Foto 45. Zonas que presentan faltantes y dejan a la vista núcleos de cocción de color gris. A la derecha, faltante del asa de la alcarraza C00940 y a la izquierda faltante del aplique modelado de la alcarraza C02848.
Otro de los aspectos que permitieron postular la temperatura de cocción entre los 500°C y 600°C, es que según Barón, en el momento de fabricar las láminas delgadas, la consolidación de la pasta cerámica de las muestras era parcial, debido a que la pasta se recristalizó solo en parte y dicha recristalización de los minerales de arcilla se da cuando “el agua químicamente combinada de las arcillas se desprende entre 450 y 600˚C” (Barón, 2009, 10).
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También se pudo observar en piezas abrasionadas, zonas demarcadas de color negro que corresponden al “contacto entre la vasija y el combustible o los gases calientes durante el ciclo de cochura (…) [lo cual] es más frecuente en las cocciones abiertas o en montón, ya que el combustible se coloca alrededor de las vasijas” (Orton, Tyers, & Vince, 1997, pág. 251) (ver foto 46).
Foto 46. Alcarraza C04493, que muestra abrasión del engobe en la superficie de la base, dejando descubierta una zona de color negro (ahumada), producto de la cocción a campo abierto.
4.3 Vasos 4.3.1 Descripción y clasificación morfológica de los vasos cerámicos Ilama Los vasos Ilama estudiados son 44 objetos cerámicos que se caracterizan porque normalmente su cuerpo tiene la forma de un cilindro, la boca es tan ancha como el cuerpo y la base es plana. Habitualmente, tienen moldeado en el cuerpo formas antropomorfas o zoomorfas. La mayor variedad se da en relación con las decoraciones o los tamaños, pero en general guardan las mismas características formales. Sin embargo se encontró una pequeña población de vasos (3 objetos) los cuales tienen una figura compuesta por una zona inferior cilíndrica y una superior globular terminando con un cuello recto con el mismo diámetro de la parte cilíndrica que hace que el orificio sea más reducido, es decir restringido con respecto a la zona globular. Las diferencias anteriormente nombradas dentro de la muestra estudiada, se reúnen en la siguiente figura: 77 | P á g i n a
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VASOS
CARACTERÍSTICAS FORMALES DE LOS RECIPIENTES
Orificio Cuello Cuerpo Base
No restringido Ausencia Cilíndrico Plana
Soporte
Ausencia
Sistema de suspensión Sistema para servir
Restringido Cilíndrico Compuesto Plana En algunos casos pies del personaje representado
Ausencia
Ausencia
Ausencia
Ausencia
Figura 16. Esquema de las variaciones morfológicas de los vasos en la muestra estudiada.
4.3.2 Procesos tecnológicos involucrados en la producción de vasos cerámicos Ilama En el 22 de los casos se pudo observar que los vasos Ilama son construidos a partir de una base hecha a través de modelado directo y el cuerpo se elaboró por medio de rollos (ver fotos 48 y 49). En el caso de los recipientes de mayor tamaño se usaron placas para levantar todo el cuerpo del objeto. La huella de los rollos se hace evidente en algunos casos al interior del vaso por medio de luz rasante y en otros casos se ven o se palpan las ondulaciones tanto al interior como al exterior del objeto.
Foto 47 y Foto 48. Ondulaciones de los rollos al interior del vaso C04533 y del vaso C05624, vistos con luz rasante.
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El acabado superficial de los vasos es diferente para el interior como para el exterior. Al interior, se observa una superficie mate y ondulada, que indica que hubo un alisado de la superficie para homogenizar la unión de los rollos. Por otra parte, el acabado superficial exterior muestra una superficie mucho más homogénea, lisa y brillante, lo que indica que la superficie fue pulida o bruñida.
Los vasos presentan decoraciones como apliques modelados, incisiones y engobes. Por una parte, los apliques modelados que corresponden a figuras antropomorfas y zoomorfas, están adheridos a la superficie del vaso, y a los apliques se le hacen incisiones para delinear algunas formas y realzar así los volúmenes. Algunas de las incisiones sugieren que el interior del aplique es vacío porque se ve el interior hueco, aunque en otros casos la extracción del material no es tan profunda. Una imagen radiográfica de un vaso canastero permitió observar el interior ahuecado del aplique de la cabeza del personaje antropomorfo (ver imagen 9).
Cara del personaje, con un contorno opaco (denso) y el interior translucido.
Pierna del personaje opaca y densa.
Foto 49. Vista anterior del vaso canastero C12639. Imagen 9. Imagen radiográfica del vaso canastero C12639, que muestra el interior de la cabeza translucido y por lo tanto hueco, mientras que las piernas del personaje se ven opacas y blancas lo que indica que son apliques compactos.
De otro lado, el engobe se encuentra tanto el interior como al exterior del objeto, sin embargo, por el brillo de la superficie externa se considera que el engobe también pudo haber sido pulido. En los vasos se observaron engobes monocromos, generalmente de 79 | P á g i n a
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colores rojos, rojos oscuros, cafés y en un caso el engobe era de color amarillo claro. A nivel microscópico estos engobes se observaron como capas delgadas y homogéneas (ver fotos 50 y 51).
Capa de color café oscuro con algunas manchas negras. (espesor 2 µ) Matriz arcillosa de color café que engloba desgrasantes minerales de colores negros, rojos oscuros y blancos.
Foto 50. Corte estratigráfico del vaso C12512, que muestra 2 estratos: 1) Pasta Cerámica, y 2) Engobe Café con manchas negras.
Capa de color amarillo claro. (espesor 2 µ) Matriz arcillosa de color amarillo que engloba desgrasantes minerales de colores cafés, rojos oscuros y blancos.
Foto 51. Corte estratigráfico del vaso C05626, que muestra 2 estratos: 1) Pasta Cerámica, y 2) Engobe de color amarillo claro.
En relación a la cocción se cree que se utilizó el mismo proceso de cocción de las alcarrazas y vasijas. Esta cocción como se explicó en el apartado 4.2.2.3, se realizó a campo abierto a una temperatura aproximada entre 500 y 600°C, la cual se postuló por medio del estudio de láminas delgadas. También se identificó un núcleo de cocción de 80 | P á g i n a
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color gris oscuro en 28 de los vasos. Este núcleo se pudo observar principalmente en zonas sobresalientes de los apliques que se encuentran fragmentadas o abrasionadas (ver fotos 52 y 53). Debido a que la temperatura alcanzada se considera baja, esto produce cerámicas frágiles y con una dureza muy baja, en donde los objetos tienden a erosionarse con mayor facilidad, porque la transformación de los minerales incluidos en la arcilla por acción del calor no sucede a bajas temperaturas y la pasta no se consolida lo suficiente. En el caso de los vasos la erosión sufrida por esta causa, ha generado la pérdida de los volúmenes logrados a través del modelado y de la incisión, de igual manera la superficie engobada en muchos casos se ha perdido dejando a la vista la pasta cerámica.
Foto 52 y 53. Núcleo de cocción gris oscuro en zonas de abrasión o de fragmentación, deterioros generados por la cocción incompleta, y la fuerte contracción del material. A la derecha vaso canastero C00072, y a la izquierda vaso canastero C00122
Asimismo se observaron fisuras y grietas que se generaron por la contracción del material cerámico cuando en el proceso de secado y cocción se comienza a perder agua mecánica y químicamente combinada con la arcilla, lo cual se puede observar también a nivel microscópico por medio del estudio petrológico de láminas delgadas (ver foto 54). Sin embargo, la contracción del material en el caso de los vasos fue demasiado fuerte, lo cual indica que hubo una pérdida muy rápida de agua y estas grietas han causado levantamientos de las capas superiores de la arcilla, que se desprenden en forma de láminas por la forma de los minerales de arcilla.
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Foto 54. Grietas delgadas producidas por deshidratación de la arcilla durante la cocción. Imagen de la lámina delgada de la muestra correspondiente al vaso canastero C12639. Tomada del informe elaborado para este estudio por Jorge Barón (2009).
4.4 Vasijas 4.4.1 Descripción y clasificación morfológica de las vasijas cerámicas Ilama
Las vasijas cerámicas Ilama encontradas en la colección del Museo del Oro, fueron un total de 31, las cuales se caracterizan por tener un cuello evertido, el cuerpo globular y la base en algunos casos convexa y en otros, plana. El orificio es restringido porque el diámetro de la boca es más pequeño que el diámetro del cuerpo. Pueden presentar sistemas de suspensión como asas (una o dos), y en algunos casos presentan soportes. Este grupo de objetos es el único que formalmente se ha podido identificar en las excavaciones hechas por Salgado y Cardale.
Una de las variaciones formales de las vasijas son los “patones”, que son recipientes con cuellos evertidos, y el cuerpo aunque sugiere una forma antropomorfa, conserva la forma globular del cual sobresalen unas piernas y pies grandes que funcionan como soportes del objeto.
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Las diferencias formales identificadas en la muestra estudiada, se relacionan en la siguiente figura:
VASIJAS
VARIACIONES FORMALES DE LOS RECIPIENTES
Orificio Cuello Cuerpo Base
Restringido Evertido Globular Convexa/Plana
Soporte
Ausencia
Sistema de suspensión Sistema para servir Elementos decorativos
Restringido Evertido Globular Dos piernas y dos pies de gran tamaño
En algunos casos hay ausencia y otras presentan 1 o 2 Asas
Ausencia
Ausencia
Ausencia
Apliques antropomorfos o zoomorfos, engobe y/o incisiones.
Figura 17. Esquema de las variaciones morfológicas de las vasijas en la muestra estudiada.
4.4.2 Procesos tecnológicos involucrados en la producción de vasijas cerámicas Ilama La construcción de las vasijas se hizo a partir de rollos, como se puede observar en las fracturas horizontales del cuerpo de algunos recipientes, y las ondulaciones que en ciertos casos se pueden ver en algunas zonas del cuerpo o del cuello (ver fotos 55, 56, y 57).
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Grieta en sentido horizontal
Grieta circular
Ondulaciones de la superficie al interior del cuello de la vasija.
Foto 55, 56 y 57. Huellas de la construcción por rollos de las vasijas. Arriba vasija C06320, centro vasija C00789 y abajo vasija C05625.
El acabado superficial exterior puede ser pulido o bruñido, por la suavidad y homogeneidad que presenta la superficie y el aspecto brillante. Al interior, sólo se puede observar el cuello, el cual también se ve liso y brillante. Este tipo de tratamientos se pueden observar microscópicamente por la dirección de algunas grietas orientadas de manera paralela con respecto a las paredes del objeto (ver foto 58).
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Foto 58. Grietas delgadas orientadas en forma paralela con respecto a las paredes de la cerámica. Imagen de la lámina delgada de la muestra correspondiente al fragmento de vasija (C00121). Tomada del informe elaborado para este estudio por Jorge Barón (2009).
En cuanto a las decoraciones, las vasijas tienen algunas variaciones. En general, tienen un engobe el cual está tanto al exterior como al interior del objeto, sin embargo sólo se ve brillo del engobe en toda la superficie exterior y en la superficie interna del cuello, lo cual sugiere que estas zonas de engobe se hayan pulido. En algunos casos se pudo ver pintura negra sobre rojo.
Además del engobe, las vasijas tienen apliques modelados. Los apliques zoomorfos se utilizan sobre todo en las asas o se modela la cabeza del personaje de tal manera que sobresale del cuerpo globular. Por otra parte los apliques antropomorfos, se hacen utilizando toda la figura de la vasija para dar la sensación de una figura humana; se moldea en el cuello la cara y el cuerpo globular sirve a la vez como cuerpo del personaje, las piernas pueden modelarse recogidas (pegadas al cuerpo), o estiradas sobresaliendo y funcionando a la vez como soporte como es el caso de los “patones”. Por lo general, la incisión se utiliza para delinear ciertas figuras y marcar ciertos volúmenes, y en otros casos el diseño de la vasija es de figuras geométricas con líneas incisas sin ningún aplique.
El proceso de cocción es el mismo seguido para alcarrazas y vasos, en hornos a campo abierto, alcanzando una temperatura entre 500°C y 6000°C. En 5 de los objetos se pudo 85 | P á g i n a
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identificar alguna erosión o fragmentación del objeto, en el cual se observó la coloración gris oscura del núcleo de cocción (ver foto 59). Esto indica las bajas temperaturas de cocción o cocciones incompletas, y a la vez se obtiene una pasta cerámica más friable por la transformación incompleta del material y por lo tanto una dureza baja que hace al objeto menos resistente mecánicamente frente a algunos tipos de esfuerzos.
Foto 59. Se observa el borde de la vasija C06317 fisurado, erosionado y fragmentado, debido a las condiciones de cocción. Estos deterioros dejan a la vista el núcleo de cocción de color gris oscuro.
4.5 Composición de la pasta Ilama: Los desgrasantes En el capítulo anterior se recogió información de los diversos procesos tecnológicos para la obtención de vasos, vasijas y alcarrazas Ilama. Pero, en este apartado se presentarán todos los resultados que nos permitan entender algunos aspectos de la pasta, especialmente de los desgrasantes utilizados en la construcción de recipientes cerámicos.
4.5.1 Resultados del estudio petrográfico Jorge E. Barón Vélez, geólogo, encontró en las cinco secciones delgadas analizadas por medio de microscopio petrográfico, dos tipos de pasta: una fina y otra gruesa, confirmando lo encontrado por Roe en 1989. 86 | P á g i n a
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A continuación se describirán las dos pastas encontradas, con base en el informe entregado por Barón:
Tipo de pasta A: Cerámicas de grano fino
Esta pasta fina corresponde a las muestras tomadas de la base de la alcarraza C02221, de la pared posterior del vaso C12639 y del aplique del vaso C00792.
Esta pasta, está conformada principalmente por feldespato, horblenda y cuarzo (ver fotos 60, 61, y 62). Contiene nódulos de hierro, y fragmentos diminutos y delicados de de rocas volcánicas, cuarzo volcánico y otras partículas monomineralógicas provenientes de rocas volcánicas. A nivel textural se encontró que el tamaño de grano en promedio para los desgrasantes se encuentra entre muy fino a fino (entre 0,12 a 0,15 mm), el contorno de las partículas oscila entre angular a subangular y la forma es equidimensional irregular. Una particularidad de los nódulos de óxido de hierro es que su tamaño está comprendido entre fino a medio, pero con dos formas distintas, unos son lenticulares a ovalados, y otros tienen forma irregular.
Foto 60. Fragmento de chert sedimentario (con microfósiles) (recuadro verde). Horblenda (recuadro rojo). Feldespato (recuadro naranja). Imagen de la lámina delgada de la muestra correspondiente a la alcarraza C02221. Tomada del informe elaborado para este estudio por Jorge Barón (2009).
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Foto 61. Horblenda (recuadro rojo). Vidrio volcánico (toba) con abundantes poros por expulsión de gases (recuadros amarillos). Feldespato (recuadro naranja). Imagen de la lámina delgada de la muestra correspondiente al vaso canastero C12639. Tomada del informe elaborado para este estudio por Jorge Barón (2009).
Foto 62. Cuarzo volcánico (con anillo producido por abrasión química) (recuadro verde). Fragmento de dacita (recuadro rosado). Fragmento de toba con cristal de biotita (recuadro amarillo). Imagen de la lámina delgada de la muestra correspondiente al vaso C00792. Tomada del informe elaborado para este estudio por Jorge Barón (2009).
Anteriormente, este tipo de pasta fue analizada petrológicamente por Roe (1988, 87), y le asignó el nombre de Pastas Finas Ilama. De 20 fragmentos estudiados, 15 arrojaron una composición de la pasta de 62.13% arcilla, 20.33% cuarzo y feldespato, y 10.42% hierro. En general los granos eran de pequeño tamaño y también se encontraron óxidos de hierro 88 | P á g i n a
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agregados como desgrasantes. En este estudio anterior no se asoció ninguna muestra con alguna forma particular de recipiente cerámico.
Tipo de pasta B: Cerámicas de grano grueso
Esta pasta es proveniente las muestras estudiadas que corresponden al fragmento del asa de una vasija de cuello evertido (C00121) y al fragmento de alcarraza (sin código). Según Barón (2009), ésta se caracteriza por contener abundantes y grandes fragmentos de Tonalita (ver foto 63 y 64), los cuales están compuestos por cristales intercrecidos de cuarzo, plagioclasa, horblenda y biotita.
Foto 63. Fragmento de tonalita. Imagen de la lámina delgada con nicoles cruzados de la muestra correspondiente al fragmento del asa de la vasija C00121. Tomada del informe elaborado para este estudio por Jorge Barón (2009).
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Foto 64. Fragmentos de tonalita (recuadros morados). Imagen de la lámina delgada de la muestra correspondiente a la vertedera del fragmento de alcarraza. Tomada del informe elaborado para este estudio por Jorge Barón (2009).
También hay presencia de nódulos de hierro. En promedio, el tamaño de los desgrasantes es grueso, y la selección de fragmentos es muy pobre. Los nódulos de óxido de hierro presentan las mismas características texturales que la pasta fina.
A nivel microscópico la matriz del fragmento del asa de la vasija presentó un enrojecimiento total por oxidación, lo que indica que hubo una oxidación intensa y completa en el núcleo. De otro lado, la matriz de la muestra tomada a la vertedera del fragmento de alcarraza, ostenta un delgado anillo de óxido de hierro (hematita) tanto en el borde interno como en el externo del conducto (ver foto 65).
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Foto 65. Delgado anillo de mayor oxidación en el borde interno del conducto de la vertedera de la alcarraza (recuadro blanco). Imagen de la lámina delgada de la muestra correspondiente a la vertedera del fragmento de alcarraza. Tomada del informe elaborado para este estudio por Jorge Barón (2009).
Por otra parte, la orientación de las laminillas arcillosas, poros y grietas delgadas es igual que en la pasta fina.
Del estudio petrológico elaborado por Roe en 1988, cuatro de veinte fragmentos presentaron características similares a esta pastas de grano grueso, denominado Grupo con desgrasantes de Tonalita, la cuales tenían como composición, en promedio, 53.35% de arcilla, 38.5% cuarzo y feldespato, y 3.02% hierro. La pasta en general era burda, con cantidades variables de tonalita y grano más grande que el de las pastas finas Ilama. En dicho estudio no se pudo asociar esta pasta con alguna forma particular de recipiente cerámico.
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Características generales de las dos pastas
Las características texturales de los desgrasantes, como la “muy pobre selección de la porción granular, así como la redondez (muy angular a angular) y forma (elongada a equidimensional irregular), indican que fueron mecánicamente desintegrados desde un lecho rocoso y no extraídos desde un lecho de río” (Barón Velez, 2009, 9). En el caso de los nódulos de óxido de hierro que presentan forma irregular con contornos angulares y muy angulares, se considera que son el resultado de una disgregación mecánica, es decir, que son fragmentos de cerámica cocida triturada o “chamote”.
Como se comentó en la elaboración de la forma de los recipientes, la orientación de las laminillas arcillosas, poros y grietas delgadas presentes en la matriz, es de manera paralela con respecto a las paredes, y la deformación de ellas con respecto a los desgrasantes más duros, indica que se moldeo la pasta de manera manual o con un objeto duro, para lograr la disposición que presentan actualmente los fragmentos. Esto incide en la porosidad y se considera que la permeabilidad es diferencial, es decir, “cualquier fluido que penetre según la dirección de las grietas tendrá una fácil movilización, en tanto que perpendicularmente sucede lo contrario” (Barón Velez, 2009, 11). La porosidad fue calculada entre un 3.5% a un 6%, en donde algunos de estos poros son grietas causadas por el proceso de cocción debido a la contracción del material, y otros son oquedades delgadas que se atribuyen a desgrasantes inestables que se degradaron y/o disolvieron durante el uso, o posteriormente durante el enterramiento.
Las características de las pastas que permiten tener acercamiento a la temperatura de cocción y a la atmósfera de cocción, se desarrollaron en el apartado 4.2.2.3. de este capítulo.
En cuanto a algunas intervenciones anteriores se pudieron observar, recubrimientos presentes en las cerámicas, los cuales eran discontinuos y delgados, aglutinando pequeñas 92 | P á g i n a
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partículas de cuarzo, lo que indica que estas partículas fueron desprendidas por la aplicación de la capa de recubrimiento por pincel o brocha. Sumado a esto, una de las capas tenía características de una resina adherente (ver foto 66).
Foto 66. Capa delgada discontinua (recuadro rojo) adherida por resina (recuadro amarillo) a la cerámica. Imagen de la lámina delgada de la muestra correspondiente a la alcarraza C02221. Tomada del informe elaborado para este estudio por Jorge Barón (2009).
4.5.2 Desgrasantes vistos a través de Rayos-X Las imágenes radiográficas de los dos vasos y la alcarraza, escogidos para el análisis petrológico, mostraron la presencia de algunos desgrasantes los cuales se observan como pequeños granos opacos de color blanco a gris (ver imágenes 10, 11 y 12). Estos desgrasantes fueron identificados como pasta de grano fino por medio del análisis petrográfico. El pequeño tamaño de las partículas dificultó la descripción de otras características texturales, como redondez o forma, o la distribución en la pasta.
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Imagen 10, 11, y 12. Imágenes radiológicas de los objetos seleccionados para toma de muestras.
Las alcarrazas vistas a través de rayos-X, en general presentaron las mismas características visuales con respecto a los desgrasantes, es decir partículas de pequeño tamaño. Sin embargo, hay dos aspectos que llaman la atención. El primero de ellos es que tanto en el asa, como en las vertederas y en las zonas de los apliques, los tamaños observados presentan variaciones. Es decir, con respecto a las paredes, en las asas de algunos objetos los desgrasantes tenían un mayor tamaño pudiéndose identificar algunas formas y la distribución, mientras que en las vertederas y apliques, los desgrasantes son casi imperceptibles y se alcanzan a observar sólo como puntos grises o blancos. Este tipo de variaciones se debe a que las asas son compactas mientras que las vertederas y los apliques al igual que el cuerpo del objeto, tienen paredes, siendo las de las vertederas las más delgadas de todo el objeto. Por lo tanto, para cada una de estas partes las pastas eran modificadas a través del tamaño del desgrasante, controlando la contracción sufrida durante los procesos de secado y cocción, minimizando las grietas y fracturas en las zonas de unión, evitando otros deterioros como desprendimiento de partes.
El segundo aspecto, con respecto a los desgrasantes observados por medio de rayos-X, es que la alcarraza C13507, que es la de mayor capacidad (3455,76 cm3) y mayor peso (1728,00 gr), (ver imagen 13 y 14) reveló una gran cantidad de desgrasantes de gran tamaño, y de color muy blanco (más densos), los cuales tienen formas angulares a subangulares, y su distribución en la matriz es escasa. También se identificaron otras 94 | P á g i n a
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partículas de menor tamaño, de tonos grises (menor densidad) y su distribución en la matriz es moderada.
Por lo tanto, no se puede generalizar que la pasta fina haya sido únicamente usada para la construcción de alcarrazas, pero de las seis (6) observadas por rayos-X, cinco (5) de ellas muestran granos de pequeño tamaño, característicos de la pasta fina, mientras que sólo una (1) tiene desgrasantes más gruesos. También se considera que la gran capacidad, peso y grosor de las paredes de la alcarraza con granos gruesos, explican que para este objeto en particular se hubiera usado la pasta gruesa con el fin de dar una estructura más fuerte al objeto.
Imagen 13 y 14. A la izquierda se observa la imagen radiológica de la alcarraza C13507. A la derecha se observa un detalle de la misma imagen aumentada un 50% más.
Las diferentes características de los desgrasantes en las 6 alcarrazas estudiadas, se pueden observar en las siguientes páginas con imágenes de mayor tamaño.
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4.5.3 Algunos aspectos de los desgrasantes observados a simple vista Debido al acabado superficial y el uso de engobes tanto al interior y exterior de los vasos y vasijas de cuello evertido Ilama, describir con certeza cómo se usaron las pastas en los procesos constructivos, no es totalmente revelador como se pudo hacer en el caso de las alcarrazas con ayuda de Rayos-X. Sin embargo, algunas diferencias entre pastas fueron observadas, sobretodo en objetos de diferentes dimensiones, y por tanto con diferencia en la capacidad y grosor de paredes. Para explicar esta variación se escogieron dos vasos canasteros, los cuales se muestran a continuación:
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Imagen 15. Fotografías comparativas de los vasos canasteros C04535 (izquierda), con una capacidad de 80,50 cms y 3 grosor de paredes de 0,6 cms; y el vaso C00792 (derecha) con una capacidad de 788,38 cms y grosor de paredes de 1,23 cms.
El vaso canastero de mayor capacidad y con paredes más gruesas, reveló desgrasantes usados de gran tamaño y se pudieron identificar a simple vista en la zona abrasionada de la base. Por otra parte, el vaso de menor capacidad, presentó una pasta con granos finos, y para identificar los desgrasantes se debía usar la lupa de aumento de 10X. En las fotografías 67 y 68, se pueden observar las diferencias entre los granos gruesos y finos, dejando encerrados en líneas los de mayor tamaño para cada ejemplo.
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Foto 67 y 68. Comparación de fotografías tomadas con lupa de aumento de 10X en las zonas abrasionadas de la base de los dos vasos canasteros.
Este tipo de selección de pastas de acuerdo a la capacidad y tamaño del objeto, también se observó en las alcarrazas, lo que implica que el uso de una pasta u otra, estaba dirigida a cumplir con una primera función estructural de acuerdo al tamaño y diseño de la forma del recipiente.
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4.6 Acercamiento a la función de las alcarrazas, vasos y vasijas Ilama
En este apartado consideraremos algunas características formales y tecnológicas de cada una de las categorías de recipientes estudiadas, para entender cómo afectaron el desempeño funcional de los objetos, y así postular una posible función o funciones deseadas de los objetos. En este acercamiento lo que se quiere lograr es identificar algunas ventajas y desventajas de los objetos a nivel formal, físico y químico, que los hacen más susceptibles para ciertos usos como son el almacenamiento, la cocción y/o transformación de alimentos, el transporte, o para servir. Cabe aclarar que para el acercamiento a la función se consideró la posibilidad de establecer si las dos clases de pastas del periodo Ilama encontradas por Roe en 1989, podían responder a un tipo particular de objetos y por tanto, estar relacionado con su función. Sin embargo, el número de muestras que pudieron seleccionarse para el análisis petrológico es tan reducido (sólo 5), que no son lo suficientemente representativas para establecer generalidades para cada grupo. De otra parte, por medio de observaciones a simple vista y por medio de radiografías, se pudo observar que los objetos de mayor tamaño están construidos a partir de granos mucho más gruesos, por lo que es necesario ampliar el análisis petrológico para confirmar si la pasta fina es usada para objetos de pequeño tamaño y la burda para los objetos más grandes.
Sumado a lo anterior hay que aclarar que algunos de los datos que se esperaba que arrojaran diferencias como la temperatura de cocción o la porosidad, fueron relativamente similares para las dos pastas, por lo que en este caso no se consideraron como variables que afecten el desempeño. Sin embargo, se puede decir a nivel general que la cocción alcanzó temperaturas no mayores a 500°C lo cual hace que la pasta cerámica no sea tan resistente mecánicamente, como sucede con la gran mayoría de cerámicas precolombinas, lo cual lleva a que los objetos sufran algunos deterioros como
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desgaste superficial y rompimiento de partes con mayor facilidad frente a ciertos esfuerzos o fenómenos.
De otro lado, algunas huellas de uso como hollín y desgaste superficial, permiten conocer algunos usos de los objetos. Aunque en esta investigación no se consideraron estas variables de estudio porque se hizo un acercamiento a la función ideal, vale aclarar que tanto para las alcarrazas, como para los vasos y vasijas, se encontró que la base mostraba una abrasión homogénea comparada con otras zonas de los objetos, lo cual sugirió que fueron usadas con regularidad.
A continuación analizaremos las características morfológicas y físicas de los recipientes y señalaremos algunas ventajas y desventajas para postular una función o funciones ideales de cada grupo de objetos.
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4.6.1 Función Ideal de las alcarrazas Ilama
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS Y MORFOLÓGICAS DEL RECIPIENTE Ausencia de orificio
Cuerpo globular Base convexa
Presencia de asa
Presencia de vertederas
VENTAJAS Y DESVENTAJAS FUNCIONALES Limita el acceso a los contenidos por medio de alguna herramienta o la mano, pero es útil para evitar que las sustancias se derramen. También evita la evaporación y el rápido enfriamiento de los contenidos. Permite el flujo de calor uniforme en todo el recipiente que lo hace ideal para cocinar. Le resta estabilidad al objeto cuando éste se sitúa sobre una superficie lisa, tendiendo a inclinarse a un lado u otro. Esto hace que no sea indicado para almacenar por largo tiempo contenidos, y que sea necesario el uso de un elemento adicional que le dé estabilidad para evitar el rompimiento del recipiente o que se derramen las sustancias. Facilita el movimiento del objeto, siendo este elemento útil para asir o coger el objeto, para servir sus contenidos y poder manipularlo de un lugar a otro. Sugieren que el contenido almacenado es líquido, y por el pequeño tamaño del orificio de las vertederas los contenidos no se derraman fácilmente. Debido a que el objeto carece de orificio es la única parte por la cual entra o sale el líquido. Se considera que las vertederas son útiles para servir líquidos de manera controlada.
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CARACTERÍSTICAS FÍSICAS Y MORFOLÓGICAS DEL RECIPIENTE Gran Capacidad
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VENTAJAS Y DESVENTAJAS FUNCIONALES (continuación) Las alcarrazas almacenan cantidades aproximadas entre los 800 y 3500 cm3. Si consideramos que en promedio los vasos Ilama contienen cerca de 300 cm3, las alcarrazas pueden almacenar líquido para servir desde 3 hasta 12 vasos. No se encontró una amplia variedad de tamaños.
Paredes delgadas
Aunque no se obtuvo una medida en milímetros de las paredes por la ausencia de orificio, en las imágenes radiológicas de las alcarrazas se pudo observar en general paredes delgadas y homogéneas. Las paredes delgadas son menos resistentes mecánicamente a ciertos esfuerzos durante la preparación de alimentos, pero permiten una rápida cocción de los alimentos y son más resistentes al choque térmico. Alisado de la superficie y presencia La superficie es menos permeable y porosa, lo cual hace de engobe que los líquidos se evaporen con menos facilidad. También ayuda a que la superficie se pueda limpiar fácilmente.
En el caso de las alcarrazas se considera que fueron objetos diseñados para contener únicamente líquidos, debido a que el recipiente carece de un orificio y presenta dos vertederas. Las vertederas tienen conductos muy angostos y por esta razón se descarta que se hubiera transformado alguna sustancia sólida o líquida muy densa en este tipo de recipientes, puesto que no se hubieran podido introducir previamente por los ductos.
Se considera también que este recipiente fue ideal para ser sometido a una fuente de calor por la forma globular del cuerpo, y por su base convexa, lo cual permite que el calor se propague dentro del recipiente de manera constante. Además, el uso de paredes delgadas disminuye el choque térmico cuando se expone al calor. Sumado a las anteriores características, el hecho de que el recipiente carezca de orificio, pudo permitir que el contenido se mantuviera caliente por mucho más tiempo y se evaporara con menos facilidad durante y después de la cocción. De igual manera, el acabado superficial, y el uso
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de engobes pulimentados o bruñidos, hacen que la superficie sea menos permeable y por tanto, ideal para contener líquidos por periodos más largos.
Si consideramos que las alcarrazas fueron ideales para contener algún líquido caliente, el asa es un aditamento que ayuda a manipular el recipiente, evitando el contacto con la superficie del objeto expuesta al calor. Este aditamento junto con las vertederas, también hacen que el líquido contenido se sirva de manera controlada en otros recipientes. Si se tiene en cuenta que las alcarrazas por lo general llevan decoraciones como engobes bruñidos o pulidos, figuras antropomorfas o zoomorfas modeladas, e incisiones; su uso pudo haberse dado en contextos sociales incluyendo rituales o fiestas, en donde se hubiera podido aprovechar su poder comunicativo. De igual manera la capacidad de estos objetos entre 800 cm3 y 3500 cm3 aprox. fue útil para contener líquidos para servir varias porciones (entre 3 a 12) en recipientes de menor capacidad como los vasos (ver figura 18).
3
Figura 18. Fotografías de las alcarrazas que arrojaron los valores mínimo 846,66 cm (izquierda), y máximo 3533,70 3 cm (derecha) con relación a la variable capacidad.
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4.6.2 Función ideal de los vasos Ilama
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS Y MORFOLÓGICAS DEL RECIPIENTE Orificio no restringido
Base Plana Capacidad
VENTAJAS Y DESVENTAJAS FUNCIONALES El diámetro del orificio es igual al diámetro mayor del recipiente lo cual permite un fácil acceso y visibilidad de los contenidos, haciéndolo mucho más útil para procesar o almacenar alimentos. Sin embargo hay mayor enfriamiento de las sustancias, la evaporación de líquidos sucede con mayor rapidez y existe mayor susceptibilidad de que los contenidos se derramen durante el movimiento del recipiente. Gran estabilidad por la base plana, ideal para contener sustancias por largo tiempo. Los vasos presentan diversas capacidades. Los de menor tamaño contienen cerca de 20 cm3, pero en promedio la capacidad es de 300 cm3. Esto sugiere que en general los vasos sirven para contener cantidades que se consumen en menor proporción y/o que pueden ser suficientes para el consumo de una sola persona. Sin embargo, dentro del grupo de vasos se encuentran algunas excepciones, los cuales son capaces de almacenar cerca de 4600 cm3, es decir, que pueden almacenar 15 vasos de 300 cm3.
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CARACTERÍSTICAS FÍSICAS Y MORFOLÓGICAS DEL RECIPIENTE
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VENTAJAS Y DESVENTAJAS FUNCIONALES (continuación)
Paredes delgadas
Se pudo observar en general paredes delgadas y homogéneas en promedio de 0,64 cm. de espesor. Las paredes finas se logran principalmente por el uso de una pasta fina. Las paredes delgadas son menos resistentes mecánicamente a ciertos esfuerzos durante la preparación de alimentos, pero permiten una rápida cocción de los alimentos y son más resistentes al choque térmico. El vaso de mayor capacidad tiene paredes más gruesas (1,23 cm) y la pasta usada para su construcción es burda debido a que el gran tamaño del recipiente requiere mayor estabilidad estructural. Alisado de la superficie y Superficie menos permeable y porosa, ideal para contener presencia de engobe al líquidos porque se filtran con menos facilidad, sin embargo al interior y exterior del objeto reducirse la porosidad hay menor contacto del aire con los contenidos disminuyendo la frescura del contenido cuando se quiere almacenar por periodos largos de tiempo.
Después de la revisión de ventajas y desventajas de las diferentes características físicas y formales de los vasos Ilama, se postula que estos fueron usados preferiblemente para servir o almacenar sustancias líquidas o sólidas por la amplitud del orificio y por la estabilidad que le provee la base plana. Hay que tener en cuenta que la variedad de rangos de capacidad, los pudo hacer susceptibles para diversos usos, pero por su forma se descarta que se hayan llevado al fuego para cocer alimentos.
Los vasos de menor capacidad por su pequeño orificio cercano a los 5 cm de diámetro, hacen más difícil la manipulación de herramientas y por tanto la transformación de alimentos, y se considera que fueron mucho más útiles para servir en ellos porciones apenas suficientes para una sola persona, aunque hay vasos de mayor capacidad que pudieron haber servido tanto para servir en ellos algún contenido preparado en pocas cantidades como para almacenar alimentos. Por otra parte, el hecho de que se hayan encontrado dos vasos canasteros de gran capacidad los cuales albergan entre 2000 cm 3 y 4500 cm3 ( ver figura 17), nos llevan a pensar que fueron útiles también para contener
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alimentos preparados en grandes proporciones, y/o para servir a una familia grande o a un gran número de personas durante festejos.
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Figura 19. Fotografías de los recipientes que arrojaron los valores mínimo 17,50 cm (derecha), mediana 143,24 cm 3 (centro); y máximo 4604,39 cm (derecha), con relación a la variable capacidad.
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Por el acabado superficial liso y el uso de engobes pulidos tanto adentro como afuera del recipiente, hacen la superficie menos permeable, y por lo tanto haber sido mucho más útiles para contener líquidos. De igual manera facilitan la limpieza del objeto, lo cual pudo permitir su aseo regularmente.
Los vasos no presentan mucha dificultad para su movimiento puesto que muchos de ellos caben en una mano y en promedio no superan los 380 gr. de peso cuando están vacíos, es decir un poco más de una libra, que es un peso suficiente para manipular con una sola mano. Adicionalmente, a pesar de que no existe un asa o manija para suspenderlos, los apliques de las decoraciones antropomorfas y zoomorfas ayudan a sostener el objeto mientras se manipula evitando que se resbale de la mano. Sin embargo, no se considera que sean apropiados para transportar contenidos por largos tramos, ya que por el ancho de la boca hay mayor riesgo de que el contenido se derrame. De otro lado, los recipientes de mayor capacidad son por tanto mucho más pesados y al estar llenos es más difícil transportarlos de un lugar a otro aun por cortas distancias.
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4.6.3 Función ideal de las vasijas Ilama
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS Y MORFOLÓGICAS DEL RECIPIENTE Orificio restringido
Cuerpo globular
Capacidad
VENTAJAS Y DESVENTAJAS FUNCIONALES El cuello evertido, hace más estrechas la zona superior del cuerpo. Esta modificación de la forma, impide el acceso a los contenidos, lo cual ayuda a proteger las sustancias almacenadas, impidiendo que se derramen durante la manipulación. Es ideal para cocinar porque la difusión del calor dentro del recipiente es más homogénea por la mínima cantidad de ángulos de las formas globulares. Las vasijas presentan diversas capacidades. Las de menor capacidad contienen cerca de 70 cm3, mientras que las de mayor capacidad contienen cerca de 4000 cm3. Esto sugiere que eran usadas para almacenar o transformar porciones pequeñas hasta porciones grandes suficientes para servir a un grupo numeroso de personas.
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CARACTERÍSTICAS FÍSICAS Y MORFOLÓGICAS DEL RECIPIENTE
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VENTAJAS Y DESVENTAJAS FUNCIONALES (continuación)
Paredes delgadas
Se pudo observar en general paredes delgadas y homogéneas en promedio de 0,61 cm de espesor. Las paredes delgadas son menos resistentes mecánicamente a ciertos esfuerzos durante la preparación de alimentos, pero permiten una rápida cocción de los alimentos y son más resistentes al choque térmico. Alisado de la superficie y La superficie es menos permeable y porosa, ideal para presencia de engobe contener líquidos porque se evaporan con menos facilidad, sin embargo al reducirse la porosidad, hay menor contacto del aire con los contenidos, disminuyendo la frescura del contenido cuando se quiere almacenar por periodos largos de tiempo. Presencia de asas Algunas de las vasijas presentan 1 o 2 asas modeladas con formas zoomorfas, que pueden ayudar a manipular el objeto o para ayudar a servir los contenidos. Presencia de soportes Para el caso de los patones, la presencia de pies como soportes, varía la función de la vasija puesto que esta característica impide que se pueda exponer al fuego para cocinar alimentos. El gran tamaño de los pies, permite que pueda mantenerse en pie, y que se puedan contener algunas sustancias, ya sea para el almacenamiento o para servir en contextos sociales como cenas o festejos.
Se considera que las vasijas pudieron tener un rango de funciones mucho más amplio que los vasos y alcarrazas, siendo útiles para cocinar, almacenar, y/o cocinar. Esto se debe a que tienen cuerpo globular lo cual debió ser útil para la cocción de alimentos, pero la base plana permitió mantenerlos en pie con menos riesgo de volcarse, que es una característica importante para recipientes usados para almacenar. Sumado a esto, el cuello evertido restringe el acceso, lo cual las hace útiles durante el almacenamiento por largo tiempo y también evita que se derramen con facilidad los contenidos durante la manipulación del recipiente. Es importante tener en cuenta que algunas vasijas presentan 1 o 2 asas, lo cual sugiere que estos recipientes fueron difíciles de manipular, ya fuera porque se calentaba
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la superficie del objeto durante la cocción y/o porque la restricción del cuello impedía servir con facilidad los contenidos.
Sumado a lo anterior, las diferencias en cuanto a tamaños, hace que haya también una gran variedad en cuanto a capacidades, encontrando vasijas que almacenaron sólo 70 cm 3 y otras que alcanzaron hasta los 3800 cm3 (ver figura 20). Esto permitió que los recipientes pequeños hubieran sido usados preferiblemente para las sustancias que debían prepararse sólo en pequeñas cantidades o que fueran suficientes para una sola persona; mientras que los de mayor capacidad podían almacenar contenidos por largo tiempo o ser llevados a la mesa para servir a un grupo numeroso de personas.
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Figura 20. Fotografías de los recipientes que arrojaron los valores mínimo 70, 46 cm (izquierda), mediana 457,36 cm 3 (centro), y máximo 3801,34 cm (derecha), del grupo de vasijas.
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El acabado superficial y decoración de las vasijas también presenta diferencias, en donde algunas presentan superficies más burdas y con menor cantidad de decoraciones, mientras que otras tienen superficies lisas, engobadas y con apliques zoomorfos e incisiones. Estas diferencias pueden sugerir que algunas de las vasijas eran usadas únicamente para la cocción o almacenamiento,
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4.6.4 Comentarios generales de la población de estudio relacionados con la función En general, la muestra de estudio de recipientes cerámicos Ilama de la colección del Museo del Oro, está constituida por:
Un limitado tipo de objetos los cuales fueron usados para cocinar, almacenar y en especial para servir líquidos, o sustancias con consistencia líquida. De los tres tipos estudiados los vasos no son considerados aptos para cocinar alimentos, por lo que se consideran que fueron útiles sólo para almacenar o servir ciertas sustancias.
Los recipientes presentan superficies lisas, generalmente decorados con incisiones, engobes al interior y exterior, y apliques zoomorfos y antropomorfos. Esta característica particular, muestra que existió una necesidad importante de socializar los objetos, y transmitir algún mensaje particular.
Para los tres grupos de recipientes se encontró una pasta cocida a bajas a temperaturas (500 a 600°C) como es el caso general de la cerámica precolombina. Esta temperatura aproximada de cocción, sumado a posibles cortos tiempos de exposición a la temperatura más alta alcanzada, hacen que la consolidación de la pasta cerámica no se haya logrado en su totalidad, teniendo como resultado objetos menos resistentes al desgaste mecánico o químico durante el uso frecuente, lo que implica que se hayan usado otro tipo de artefactos para el proceso de alimentos.
Sumado a lo anterior, no hay evidencia de recipientes usados para transformar o preparar alimentos y para transporte, lo cual refuerza la idea anterior, en la cual se postula que se debieron usar objetos elaborados en otros materiales como piedra, fibras vegetales, o madera, para estos fines.
El tamaño de los objetos estudiados no supera los 30 cm de altura, y los recipientes de gran capacidad se presentan en un muy reducido porcentaje. Estos indica que los recipientes en Ilama, eran diseñados preferiblemente para contener o servir
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porciones suficientes para una persona, o para cocinar, servir o almacenar sustancias que no se producían en altas cantidades.
La abrasión homogénea de las bases y soportes de alcarrazas, vasos y vasijas, sugieren que el uso de los recipientes Ilama fue frecuente.
Por medio del estudio radiológico de las alcarrazas se descartó que contaran con un dispositivo interno que hubiera producido algún sonido.
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CONCLUSIONES Se pudo establecer la relación entre tecnología, forma y función, obteniendo características similares entre los grupos seleccionados, y de esta manera poder diferenciar una función entre las alcarrazas, vasos y vasijas.
La forma es uno de los aspectos que permitió obtener un primer acercamiento a la función observando características de algunas partes del recipiente, específicamente la amplitud del orificio, forma del cuerpo, la forma y amplitud de la base, y la presencia de aditamentos como vertederas o asas, para entender características relacionadas con la función como la accesibilidad a los contenidos, la estabilidad del objeto, o su facilidad de manipulación.
Este análisis relacionado con otros rasgos tecnológicos, permitieron
establecer hipótesis sobre la función que no se habían explorado anteriormente en otros trabajos consultados sobre las piezas de este periodo.
Para el periodo Ilama sólo se pudieron estudiar en el Museo del Oro tres tipos de formas, los cuales se consideran que fueron usados principalmente para cocinar, almacenar y en especial para servir líquidos o sustancias con consistencia líquida. De los tres tipos estudiados, los vasos son los únicos que no son considerados aptos para cocinar alimentos, siendo útiles sólo para almacenar o servir sustancias. Las capacidades de los recipientes Ilama del Museo del Oro, comprenden entre los 70 cm3 y los 4600 cm3 aproximadamente. Sin embargo, son más populares los recipientes de menor tamaño, los cuales albergan menor cantidad de contenido, observando una tendencia por preparar sustancias que se preparan en pequeñas cantidades o que sirven a un reducido número de personas. Sin embargo se puede observar que las alcarrazas en promedio son recipientes que albergan mayor cantidad de contenido que el promedio de los vasos o el de las vasijas.
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Se observó una tendencia por el uso de superficies lisas, pulidas y engobadas, presentando en los objetos una superficie que pudo ser manipulada intencionalmente para que fuera impermeable. Esto sugiere que los recipientes Ilama fueron diseñados principalmente para contener líquidos, aunque no se descarta que otras sustancias se hubieran podido contener en ellos. El uso generalizado de decoraciones como engobes, incisiones, rellenos, apliques zoomorfos y antropomorfos, sumados a la buena factura de los acabados superficiales, indican que hubo una necesidad de mostrar el objeto, invistiéndolo de un gran poder comunicativo, sugiriendo a la vez que hayan sido diseñados para incluirlos en actividades sociales, especialmente festejos.
En la muestra estudiada, se encontraron recipientes en muy buen estado de conservación pero otros con exfoliación, pérdida de engobes y grietas, que pueden relacionarse con una baja temperatura de cocción que fue postulada entre 500°C y 600°C por medio de estudio petrológico. Esto hace que las pastas cerámicas sean menos resistentes mecánicamente, y por tanto, que no se haya observado en ninguno de los grupos, recipientes con características aptas para la transformación de alimentos.
A través del estudio petrológico, se pudo reafirmar el resultado obtenido por Roe en 1989, el cual concluyó que hay dos tipos de pastas para el periodo Ilama, las Pastas finas Ilama y el Grupo de desgrasantes con tonalita. En este caso se quería confirmar si había o no la preferencia de uso de una u otra pasta en cada uno de los grupos, y poder entender si esto incidía en la función. Sin embargo, la cantidad de muestras tomadas para el análisis debe ampliarse para poder establecer algunas generalidades, ya que sólo se pudo contar con 1 o 2 muestras para cada grupo. De otra parte, el estudio petrológico permitió también establecer la proveniencia de los minerales, comprobando que todas las cinco muestras fueron elaboradas con materiales de esta región, corroborando a la vez la originalidad de los objetos y fragmentos estudiados que en este caso carecen de contexto arqueológico o información de su procedencia. 118 | P á g i n a
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Se observó una tendencia por el uso de desgrasantes gruesos para la construcción de objetos de mayor tamaño, y también, mediante el estudio de radiografías de rayos-X, se observaron diferencias de tamaño de los desgrasantes usados para construir diferentes partes del objeto. Las vertederas y apliques vistas mediante rayos-X, mostraron paredes más delgadas y por tanto desgrasantes de menor tamaño. Esto demuestra que los alfareros escogían el tamaño del desgrasante dependiendo del grosor de las paredes. Generalmente los desgrasantes observados mediante lámina delgada presentan contornos irregulares que permitieron concluir que estos se trituraban directamente en el lecho rocoso y que nos permite inferir que también se trituraban de acuerdo al tamaño del objeto y de las partes que lo componen.
Una de las técnicas analíticas para cumplir con los diferentes objetivos fue el examen visual y táctil de los objetos, los cuales permitieron la descripción morfológica de los recipientes, y la categorización de la población. Los datos recogidos fueron aquellos relacionados con el proceso tecnológico a partir de las características morfológicas, texturales y ópticas de la cerámica. Fueron igual de importantes algunos indicadores de deterioro que se identificaron a nivel visual, cuyo referente de estudio fue el trabajo de investigación sobre Deterioros y reparaciones tempranas en la cerámica precolombina Colombiana (García & Rodríguez, 2001), desarrollado dentro de la misma línea de investigación en la Facultad de Estudios del Patrimonio Cultural. En cuanto a la inclusión de análisis científicos como técnicas analíticas, se consideró exitoso el uso de radiografías de rayos-X, para responder a preguntas en torno a objetos como las alcarrazas las cuales por sus características morfológicas impedían la recolección de todos los rasgos tecnológicos necesarios para el estudio. Esta técnica no destructiva, en el estudio de las alcarrazas permitió observar rasgos ocultos como zonas de unión, grosor de paredes, características de algunas decoraciones como los apliques modelados, y algunos rasgos de los desgrasantes como tamaños y su distribución en la pasta cerámica. Sumado a lo anterior, el estudio radiológico permitió apoyar la selección de las muestras 119 | P á g i n a
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que se debían tomar para el análisis petrológico y corroborar que fueran originales y por tanto indicadas para obtener información veraz de la población estudiada. De igual manera se pudo descartar la hipótesis sobre estos objetos, acerca de la presencia de un dispositivo interno que emitiera algún tipo de sonido como el de los silbatos, cuando se desplaza el aire del interior al exterior mientras se llena el recipiente con algún líquido.
Se considera que la formación del investigador en el área de conservación de bienes muebles culturales, fue clave para poder incluir métodos considerados destructivos por la toma de muestras de objetos completos, para la elaboración de láminas delgadas y cortes estratigráficos. El conocimiento previo sobre indicadores de deterioro en objetos, permitió la selección de piezas susceptibles de someterse a la toma de muestras, sin alterar la lectura estética y formal de la obra, minimizando el riesgo a nivel material que podían sufrir los objetos al retirar las muestras. Para obtener éxito en este proceso de toma de muestras, se pidió el acompañamiento de expertos del laboratorio de la Facultad de Estudios de Patrimonio Cultural de la Universidad Externado de Colombia, y se contó con la aprobación y participación de los conservadores del Departamento de Restauración del Museo del Oro de Bogotá.
Gracias a la financiación económica del Museo del Oro para tomar radiografías de rayos-X, cortes estratigráficos y láminas delgadas se pudo tener un conocimiento más detallado de algunos rasgos tecnológicos. Sin embargo, en caso de no contar con los recursos económicos para llevar a cabo análisis científicos especializados, se considera suficiente la información obtenida por medio del examen visual y táctil que permite reunir datos morfológicos y tecnológicos, para realizar una aproximación a la función de recipientes cerámicos y poder establecer ventajas y desventajas en cuanto a aspectos como el acceso a los contenidos, la facilidad de manipulación o transporte, la capacidad en términos de volumen, estabilidad, comportamiento térmico, y algunos aspectos relacionados con la resistencia al estrés mecánico y la permeabilidad de la superficie.
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A través de la revisión de antecedentes se pudo identificar una necesidad por comprender cuáles fueron las necesidades que llevaron a los alfareros de las sociedades tempranas para producir objetos elaborados en cerámica, encontrando algunos estudios funcionales que permiten acercarse a este problema de investigación en países de América Central y Sur América. Sin embargo, en Colombia sólo se ha elaborado el estudio de la función de la cerámica de San Jacinto (Pratt, 1999), dejando como oportunidad de investigación, otras culturas precolombinas Colombianas que puedan ampliar la discusión en torno a este tema.
A pesar de que la radiografía de rayos-X no es un método que arroja información sobre la composición de los desgrasantes, se observaron aspectos importantes como la forma, abundancia en la pasta cerámica y diferencias en la densidad. Sería interesante poder realizar estudios a nivel experimental que permitan ahondar en la información que se puede obtener de los desgrasantes y de la elaboración del objeto mediante este tipo de exámenes. Cabe aclarar que los buenos resultados a la hora de obtener una imagen radiográfica son las características particulares de la pasta, el grosor de las paredes, el equipo usado, el proceso de revelado, la experiencia del radiólogo, una adecuada interpretación de la imagen, entre otros.
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ANEXOS
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