Pueblo, Poder, Solidaridad

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El María Fund se creó en septiembre de 2017 por el Centro para la Democracia Popular en asociación con organizaciones puertorriqueñas, Taller Salud y G8 Inc. / Proyecto ENLACE, para apoyar los esfuerzos de organizaciones comunitarias después del paso huracán María. Reconociendo que las comunidades vulnerables son las más afectadas por el cambio climático, y que usualmente son las que quedan desatendidos por agencias de ayuda, el María fund fue concebido para mover recursos a iniciativas y organizaciones comunitarias de base que forman parte de una infraestructura que tienen la capacidad de satisfacer las necesidades a corto y largo plazo. Recordamos. Dedicado a las miles de personas que perdieron a un ser amado como resultado de la realidad política y social, injusta y cruel que se vive en Puerto Rico, la raíz causa de lo que sufrimos durante y después del Huracán María. Honramos sus vidas viviendo nuestro compromiso colectivo a la libertad, justicia y dignidad.


Índice

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Cartas ejecutivas Sobre el María Fund Comienzos

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Pueblo Después del miedo Techos Tiempo de riego Hornear Construir en el tiempo “La puerta llegó a nosotros”

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Poder Directorio de iniciativas Desglose de subvenciones Alcanze geográfico

76 80 84

Solidaridad La fuerza de un encuentro II Finanzas Donantes


Palabras del equipo de trabajo del María Fund:

Al amanecer del 20 de septiembre de 2017, cuando el huracán María golpeó a Puerto Rico, tú tomaste una decisión importante: decir ¡presente! Donaste dinero, hiciste llamadas, organizaste eventos, enviaste suministros de emergencia, te ofreciste como persona voluntaria en un centro de donaciones. Hiciste lo que pudiste y más. Como tú, hay más de 36,000 personas que también tomaron esa decisión. Gracias a esas miles de personas, el María Fund se convirtió en un puente de esperanza, amor y resistencia. Ese es el poder de la organización comunitaria del Pueblo. En Puerto Rico, estábamos al otro lado de ese puente, tomando acciones: abriendo caminos, cocinando para cientas de personas, coordinando ayuda y brigadas para sobrevivir. Personas que asumieron el rol de líderes comunitarias se movieron desde el primer día, y muchas de esas personas aún no se han detenido. Asumieron la responsabilidad histórica de responder por las vidas de las personas más afectadas, de su vecindario, sin pausa ni duda. Tampoco esperamos por nadie. La gente de Puerto Rico, desde todos los rincones del mundo, nos apoyamos mutuamente, porque es lo que hemos hecho por más de 500 años. Somos una nación sin fronteras que, en el momento más crucial de nuestra historia reciente, convirtió nuestro amor por nuestro país en un movimiento. Muches de nosotres sentimos ese Poder, y eso nos cambió para siempre. Somos poderoses, y sabemos lo que podemos hacer cuando nos organizamos. El puente que construimos juntes nos permitió movilizar recursos a 49 organizaciones, que apoyaron a más de 116,000 personas en el primer año. No lo podríamos haber hecho sin la increíble demostración de Solidaridad. Les damos gracias a el personal del Centro para la Democracia Popular (CPD), por su apoyo y su liderato completo en construir la infraestructura y la capacidad necesaria para lograr que el fondo existiera, creciera y moviera recursos con urgencia a las organizaciones de base comunitaria que respondieron de inmediato para amplificar nuestras voces. Con profunda gratitud,

Xiomara Caro-Díaz Directora del Proyecto, The María Fund

Raquela Delgado-Valentín Administradora, The María Fund


Palabras del Centro de la Democracia Popular:

El huracán María devastó a Puerto Rico, y no fue un desastre natural. En Puerto Rico, la crisis climática se estrelló contra un País que ha sido sistemáticamente despojado de los derechos fundamentales y los elementos básicos de un sistema justo, equitativo y democrático. La experiencia de la red de organizaciones de base del Centro Para La Democracia Popular (CPD) con los efectos de desastres anteriores en ​​ otras comunidades oprimidas, incluyendo esas afectadas por los huracanes Katrina, Sandy, Harvey e Irma, nos ha mostrado que las comunidades vulnerables son las más afectadas por los desastres climáticos, son las que frecuentemente quedan desentendidas de las operaciones de apoyo y dejadas sin servicios básicos, y son las mismas que luego son saqueadas por el capitalismo. En el caso de Puerto Rico, anticipamos que la situación sería peor debido a la crisis económica existente y la realidad política. El María Fund fue una respuesta de este aprendizaje - de la necesidad de crear un fondo popular que permitiera que les puertorriqueñes tomarán las decisiones, los grupos organizadores de primera línea fuesen los primeros en recibir apoyo, y que ese apoyo se dirigiese tanto a los esfuerzos de alivio inmediato como a la recuperación requerida -a largo plazo- para transformar las causas profundas de la crisis. Han pasado casi dos años después del huracán y todavía enfrentamos grandes desafíos . Personas en esferas de poder trabajan arduamente para obtener ganancias, privatizar los servicios públicos y desplazar a las comunidades vulnerables, mientras el pueblo de Puerto Rico continúa batallando contra una enorme lista de opresiones y la crisis climática empeora. Afortunadamente, se ve un futuro más equitativo para Puerto Rico porque existen personas que trabajan incansablemente en la construcción de poder en las comunidades, imaginando colectivamente un futuro más justo, y organizándose para reclamar justicia para el pueblo puertorriqueño. El María Fund, y nosotres dedicados al trabajo de la liberación, hemos apoyado este trabajo desde el día en que el huracán María golpeó a las islas, y continuaremos haciéndolo. A medida de que el María Fund continúa sus esfuerzos, creemos en la posibilidad de esa liberación y en un futuro lleno de esperanza para Puerto Rico. En Comunidad,

Ana Maria Archila Co Director Ejecutivo Centro de la Democracia Popular

Andrew Friedman Co Director Ejecutivo Centro de la Democracia Popular


Invirtiendo e y en la justic dentro del co un desastre y político El María Fund nació en un momento de catástrofe, pero reconociendo la importancia de la acción urgente, y a la vez manteniendo una visión a largo plazo para el cambio en medio de la incertidumbre del desastre. Respondió a las necesidades de nuestro País y movilizó recursos importantes a muchas organizaciones de base en Puerto Rico. Ha mantenido una visión basada en la realidad de que 6

se creó después de un huracán mortal que atravesó a Puerto Rico, al tiempo que mantiene el compromiso de apoyar el trabajo necesario para una transformación social más profunda según lo determinen las personas líderes y las organizaciones que apoya. En el último año y medio, el María Fund ha podido respaldar una infraestructura

María Fund


en organizar cia social, ontexto de climático local de organizaciones e iniciativas que se están organizando hacia la justicia, la equidad y la sostenibilidad en el archipiélago, y a largo plazo. Estas organizaciones están comprometidas en construir poder entre las personas directamente afectadas e históricamente marginalizadas. Como vehículo de movilización de recursos, la prioridad del María Fund continuará enraizada en el

fortalecimiento de un ecosistema poderoso y alineado de personas líderes de justicia social - organizaciones e iniciativas que están construyendo el poder comunitario para el pueblo puertorriqueño, por las personas en Puerto Rico.

Puerto Rico

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Organizarse es crĂ­tico

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MarĂ­a Fund


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20+ 100+

Septiembre 2017 – Noviembre 2017

hrs.

OperaciĂłn de 16 horas diarias

Personas organizadoras a tiempo completo

Puerto Rico

Personas voluntarias

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Pueblo. Poder. Solidaridad. Introducción por Xiomara Caro

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Era el 18 de septiembre de 2017, y el país se estaba preparando. Dos semanas antes nos vimos afectados por el huracán Irma, que llegó con menos fuerza, pero aún devastador para ciudades como Loíza. Nuestra ubicación en el Caribe ha hecho de los huracanes una parte de nuestra experiencia de vida en Puerto Rico, ¡¿pero uno de Categoría 5?! No nos había tocado desde el 1928. Todes estábamos observando las proyecciones del camino del huracán María, tratando de anticipar, planificar, y comprender. Un grupo de activistas y organizadores que, en los meses anteriores, estuvimos co-creando una nueva iniciativa, El Llamado - nos reunimos para contemplar los diferentes escenarios. Me acuerdo que planificamos una llamada de conferencia para el día después del huracán. Discutimos los peores escenarios. Aunque se sintió como exageración en el momento, nos aseguramos de intercambiar números de líneas telefónicas terrestres. Los escribimos en trozos de papel como en los viejos tiempos. Aunque se fuera la electricidad y no hubiera servicio de telefonía celular, nos aseguramos encontrarnos, el uno al otro. El día 3 después de que el huracán María devastó la tierra Boricua, les organizadores de los movimientos sociales y comunitarios comenzaron a encontrar formas de ponerse en contacto entre sí, conduciendo a hogares que conocían, apareciendo en centros

comunitarios, utilizando teléfonos de líneas terrestres cuando y donde estuvieran disponibles. Uno de los miembros de la iniciativa llamó y ofreció su espacio de cocina industrial CUCINA 135 en San Juan - para reunirnos y organizarnos. En el espacio había servicio de agua y un teléfono fijo, exactamente lo que se necesitaba. Poco sabíamos que lo que estábamos tratando de crear, hace solos unos meses - lo que ahora vemos como una red, un centro de recursos para los talentos y las habilidades de las personas que estamos comprometidas con la justicia social - guiará los principios que impulsaron el trabajo de los siguientes meses. Día 5. Llegamos y rápidamente se regó la voz: CUCINA pronto se convirtió en

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un lugar en San Juan para conectar con otras personas, identificar necesidades y coordinar ayuda inmediata. Personas organizadoras de distintos espacios se encontraban allí para compartir sus planes: “Vamos a cocinar para 300 personas en nuestra comunidad.” “Vamos a apoyar a una comunidad de 100 que todavía está inundada.” “Estamos organizando una brigada para llegar a una comunidad donde los caminos están bloqueados y tendremos que caminar por varias horas o días.” Estábamos organizando, como siempre lo hemos hecho. Quienes llegamos primero tuvimos una discusión sobre el espacio y su función: CUCINA brindará apoyo y coordinación a los colectivos y movimientos autogestionados y a iniciativas dirigidas por personas impactadas y organizando apoyo en comunidades. Activistas individuales, miembres de El Llamado y diferentes colectivos como Organización Boricuá, El Hormiguero, CEPA, entre otros, formaron parte del equipo que le dio vida al espacio. Recopilamos información para evaluar las necesidades de los grupos y diseñamos un sistema para responder a esas necesidades. Alimentos, filtros de agua, luces solares, baterías, botiquines de primeros auxilios. Más de 160 entregas fueron coordinadas. Cada persona en el espacio prestaba todo el apoyo que se podía a toda personal que se presentaba. Proveíamos suministros, transportación y atención individualizada. Se llevaban a cabo reuniones abiertas cada 2 días. CUCINA se transformó en un espacio para compartir, reflexionar y coordinar los próximos pasos.

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Desde ahí también se facilitó la comunicación entre los grupos locales y las redes de aliados de justicia social con sede en los Estados Unidos. La línea telefónica se convirtió en un recurso importante: recibíamos llamadas de grupos en la diáspora organizando campañas de suministros, y de organizaciones mediáticas buscando las historias que no formaban parte de los medios principales de comunicación. Después de varios días, el trabajo se convirtió en una operación sin parar, de 16 horas diarias contando con más de 20 personas organizadoras a tiempo completo y hasta 100 personas voluntarias. Este espacio, junto a los esfuerzos de personas aliadas del Centro para la Democracia Popular que recaudaban fondos, hizo posible una respuesta justa para tantas personas organizadoras, tantas comunidades. Nació el María Fund, y a lo largo de estos primeros meses, este fondo canalizó casi $55,000 en suministros, que fueron distribuidos a través de la infraestructura dirigida por el movimiento desarrollado en CUCINA, a 44 iniciativas y organizaciones distintas, 19 de las cuales fueron apoyadas posteriormente con subvenciones adicionales. Lo que sucedió en CUCINA no hubiera sido posible sin la integridad con la que un grupo de personas organizadoras intervino voluntariamente en el momento.

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Historias escritas por Alejandra Rosa Fotografía por Erika P. Rodríguez

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El apoyo va dirigido a iniciativas lideradas localmente y comprometidas con el trabajo a nivel de base.

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116,200 182 Pueblo Pueblo

Personas Beneficiadas Comunidades Beneficiadas 17 17


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Después del miedo Glenny Álvarez, de 40, lleva en su voz la energía del sol. No se agota. Se renueva entre oraciones, anécdotas y planes. Van años desde que sus días son un espacio de servicio. Hace unos meses vio un afiche con un caldero. Pensó en comida. No sabía que, al llegar a la actividad, sería otro el alimento que recibiría. La promoción que vio era una invitación a uno de los Calderos de Ideas, organizados por la organización Colectivo Ilé; espacios gestados para hablar, dialogar, narrar y ventilar las experiencias individuales y colectivas que mujeres han vivido durante y tras el paso del huracán María por Puerto Rico. Las organizadoras las organizan con fe en que, mientras más se habla sobre la experiencia, más se libera la carga emocional y el poder que el huracán ejerció - ¿ejerce? - sobre quienes lo vivieron. Glenny, mide 5’2, pero está sentada en el balcón de su casa, en el barrio San Antón, en Carolina, Puerto Rico. Afuera el sol casi se esconde, pero el aire no lo sabe, porque la ilumina, cual tarde de verano. Habla sobre lo que encontró cuando llegó a aquella actividad. “Es una auto ayuda. Hay muchas personas a las que no les gusta reflexionar en su experiencia o en lo que está pasando alrededor. Yo misma, no me gusta expresar mis problemas. Pero me di cuenta de que, si no los expreso y no actúo, no los voy a

resolver. El Caldero de Ideas me ayudó en ese sentido”, dice, rodeada de flores, que viene coleccionando desde antes del huracán. Las que quedan, le acompañan erguidas, pintando de color la escena de la tarde. Para Glenny, que ha participado en dos Calderos de Ideas, subvencionados por el María Fund, el acceso a este espacio fue lo mismo que encontrar, por primera vez en décadas, un espacio en donde lograba encontrarse y reconectar con su seguridad, su poder. “[El espacio] te empodera. Me dio alas para yo poder hacer lo que yo pienso, lo que tenía miedo de hacer, pero me doy cuenta de que puedo realizar”, dice pensativa. Además de los Calderos de Ideas, que han sucedido en espacios como Carolina, Aguadilla, Río Piedras, Loíza, Mayagüez, Guayama, entre otros, el apoyo del María Fund a Colectivo Ilé ha posibilitado círculos de estudio y talleres, asambleas, espacios de reflexión, diseños de planes

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comunitarios, implementación de planes de acción y apoyos al proceso participativo educativo de participantes y gestores comunitarios alrededor de Puerto Rico. Ahora, que ha pasado el tiempo, sentarse en su balcón, es estar entre Flores del Desierto, Coronas de Cristo amarillas, rojas. Antes lo habitaban también suculentas, que son sus favoritas, pero “el huracán se las llevó todas”. El huracán María, además de llevarse sus plantas favoritas, le inundó la casa unos dos pies, estima, y arruinó todas sus pertenencias. Pasaron el huracán dentro de su casa. Sacando agua. “Me daba mucho miedo compartir experiencias personales, y también, me daba miedo, hasta cierto sentido, llevar a cabo ciertas cosas. Yo quería, por decirlo de esa manera, hacer algo, pero si no lo hago, no me doy cuenta de si lo voy a lograr, o si voy a fracasar, y aunque fracase, me voy a dar cuenta de que puedo seguir”, piensa en voz alta. La tarde casi noche de fondo, mientras el canto de los pájaros que cantan en los patios de Puerto Rico como si fueran una agrupación, siempre lista para intervenir tertulias, le acompañan como telón sonoro. “El Caldero de Ideas es un: “vamos, ustedes pueden, no se quiten”. Yo le digo una revolución, es revolucionario. Salimos con una mente positiva, empoderada, con muchas ganas de salir adelante, yo lo espero”, recalca. Colectivo Ilé es una organización cuya misión es educar, organizar e investigar para fortalecer el trabajo antirracista y descolonizador que lleve a generar cambios en el ámbito comunitario, académico, espiritual, psicológico-social, cultural, económico y político dentro y fuera de Puerto Rico. Luego de que la cruzaran los Calderos, dice Glenny, madre

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de joven de 20 años, que su familia la nota distinta. De sus palabras se desprende empoderamiento, ausencia de miedo. “Del primero me llevé la cabeza llena de cosas, mucha información emocional. Estábamos bien decaidas, pero sabiendo que necesitábamos salir adelante, y que no podíamos esperar a que alguien viniera a resolver nuestros problemas, teníamos que nosotros movernos”, recuerda Glenny, tono de acción entre certezas. Además, los Calderos sirven como un punto de encuentro para identificar necesidades mayores, urgentes o críticas en la comunidad. La iniciativa genera una red de apoyo que, según afirma Glenny, le regala la posibilidad de permanecer conectada, cercana, a otros rostros de experiencias similares, creando en ella - y en todas las participantes - un sentido de acompañamiento y seguridad. Sentirse en comunidad tantas veces es lo mismo que sentirse segura, capaz, empoderada. Colectivo Ilé lo sabe. Otras organizaciones también. Detrás de la casa de Glenny, va levantándose lo que será el hogar de su madre, a quien el huracán le destruyó la casa. El proyecto La Maraña la reconstruye, a la vez que apoya a la comunidad mientras esta transforma lo que antes era una escuela abierta, y ahora no, en un espacio de encuentro para todos. En mayo de 2017, dos meses antes del huracán, el gobierno cerró la Escuela Carlos Conde Marín, Segunda Unidad. Para Glenny, esa clausura fue un luto. Fue maestra voluntaria en el plantel durante 13 años. Antes, fue coordinadora de equipos médicos. Luego, dedicó sus días a dar clases, servir comida, limpiar, velar por la seguridad del plantel, en donde estudió su hija.

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“La cerraron, no habían pasado ni dos meses, viene el huracán. Todo lo que cayó en la escuela... La cogieron como vertedero provisional”, recuerda. Pero pasó el tiempo, y con él protestas, reuniones comunitarias, muestras de resistencia, ideas, pulsiones, acciones.

replicar, reformular, implementar. Glenny lo agradece. Todo lo que ha aprendido en esos encuentros, nutre a su comunidad.

En estos momentos, la comunidad se moviliza para rescatar la escuela, convertirla en un centro comunitario, un punto de encuentro cultural. Gestan brigadas de limpieza y trámites para convertir el espacio clausurado en un proyecto socioeconómico, intergeneracional, educativo, cultural. Gracias al Caldero de Ideas, Glenny ha conocido técnicas y estrategias gestadas por otros líderes, en diferentes espacios en Puerto Rico, como si el Caldero fuera, literalmente, ese espacio en donde distintas partes se unen para confeccionar un todo. Cada mujer, con sus experiencias, llega con ingredientes - unas con ideas concretas sobre cómo atender una población específica, otras con anécdotas sobre estrategias que no han funcionado, algunas con ganas de hacer, aprender,

“Me dio alas. Aprendí a vencer el miedo. Yo le digo una revolución”, dice, como para subrayar su pensamiento. Apalabra una frase que a la vez lo es todo, y que antes de toparse con Colectivo Ilé, no formaba parte de su registro: “Salí confiada, y hasta cierto punto, liberada. Ya no pregunto, comunico”. “Desarrollé alas, y estoy posándome en cada flor. Me estoy moviendo. Estoy trabajando pa’ mi barrio. Era algo que no pensaba nunca poder hacer, pero me está llenando”, añade, y afuera cantan aún los pájaros. Libres, como Glenny, en este tiempo.

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Techos Don Raúl mira lo que antes fue un techo, luego aire, luego un toldo, luego otro, y ahora, luego de un año y siete meses después, otra vez, techo. La madrugada del huracán la pasó con su esposa, en casa de su hija. Cuando regresaron, encontraron en lo que había sido el espacio que les había protegido desde hace más de seis décadas, un hogar a la intemperie. Nació en esa casa, que antes fue de sus padres, y desde el 1968, se tornó en el espacio en donde él y Antonia “Toña” Meléndez, 73 entretejen la cotidianidad de sus días. Sin techo, optaron por mudarse al primer nivel de la estructura de dos pisos, en donde antes vivía su hija. Ahora viven allí, en espera de un techo. Él, retirado desde hace 20 años, antes trabajaba como reparador, inspector de instalaciones de fábrica. Ella, ama de casa, desde hace décadas. Ambos llevan comas entre sus pensamientos. Hablan con pausas que no vemos, pero escuchamos, como si el aire fuera una libreta y su voz la pluma que inscribe en el viento sus preocupaciones. La mayor de este tiempo, lleva esas cinco letras: techo. Hasta enero 2018, goteaban lluvias en su almohada. Cuando el huracán María se

llevó su techo, el suelo, que era a la vez el techo del primer nivel de la estructura de dos pisos en donde viven, quedó desprotegida. Por eso, cuando la pareja se mudó a la casa de su hija, ubicada en los bajos de su hogar, en busca de un techo seguro, no se escaparon de la lluvia. Pasaron así 16 meses. … Hasta que el Proyecto Techos, del G-8 Grupo de las Ocho Comunidades Aledañas al Caño Martín Peña, Inc., les identificó,

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y comenzó la instalación de un techo de madera en su casa, estructura proyectada por los arquitectos del proyecto como una solución a largo plazo, resistente a huracanes, según explicó Carolina Paredes, co-gerente del proyecto. Proyecto Techos para el Caño es una iniciativa orientada a la transición de toldos y techos azules a soluciones más permanentes. Beneficia a las familias que viven en hogares que perdieron total o parcialmente sus techos, en busca de permitirles a los beneficiados recuperar la sensación de normalidad y reanudar sus vidas lo más pronto posible. Para abril 2019, el equipo del proyecto tenía 95 techos terminados, 6 en proceso de construcción, y 7 en agenda, explicó la arquitecta Paredes. “Jamás pensé que iba a tener ese techo. Lo hicieron en dos semanas”, recuerda Raúl. Durante el tiempo post huracán María, el María Fund no solo posibilitó la instalación de techos para los residentes del Caño

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Martín Peña; además, se distribuyeron casa kits con 6,040 repelentes de mosquitos, 6,000 mosquiteros y 2,800 larvicidas. Se instalaron 3,500 trampas de roedores con veneno en puntos estratégicos de las comunidades incluyendo residencias. Se desarrollaron unas campañas educativas con hojas sueltas, pegatinas y boletines con información utilizando la estrategia de la educación popular. Se energizaron tres centros comunitarios, espacios en los que se ofreció consultoría individualizada para que los afectados, como don Raúl, pudieran completar solicitudes de asistencia de FEMA. El fondo posibilitó además la contratación de una coordinadora, identificada para velar por la continuidad del plan de trabajo de la organización y el seguimiento de asuntos administrativos relacionados con el proceso de recuperación de la comunidad y la entidad, ante el paso del huracán María. Asimismo, permitió que se adquiriera un vehículo de pasajeros, para la distribución de suministros y la transportación de voluntarios, líderes y residentes a iniciativas

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organizadas en beneficio de la comunidad, en donde, desde hace más de siete décadas, viven Raúl y Toña. Raúl guarda fotos de su casa desprovista de techo. Tiene varias. Las imprimió, y ahora las saca, en un álbum, para complementar sus palabras, que son, en sí mismas, una película que recuenta el tiempo. Recuerda que después de perder el techo, FEMA les pidió un estimado de costos. Rememora que sus hijos hicieron una colecta para generar el estimado, y que luego de eso, a pesar del estimado, se les denegó la ayuda. Pidieron ayuda a Renace, también, sin suerte. ¿De qué hablamos cuando decimos techo? Pienso esas preguntas y les miro en el balcón que antes habitaría de cotidiano, y ya no. Y pienso que hablar de techo es hablar de tanto más que de madera, zinc o cemento; es nombrar - o dudar - la tranquilidad, temer la lluvia, preocuparse por las gotas que algunos disfrutan caer bonitas desde su balcón, y otros sienten aterrizar en su cuerpo cuando cae un diluvio.

Toña lo mira, y asiente. Afuera les acompaña un cielo azul claro, pocas nubes. Suelen mirar juntos al cielo desde este balcón. Ya, si acaso se asoma el gris, no hay miedo. Se nuble o no el cielo, saben que no dormirán con lluvia. Llevan en su mirada lo que muchos saben aunque poco se hable: algunas formas de la tranquilidad, también, son techo. Quizás por eso don Raúl, después de observar el espacio, en Barrio Obrero, apalabra su mayor certeza de este tiempo, mientras Toña lo mira, y asiente con la mirada, mientras le escucha apalabrar un sentir compartido a dos vidas: “los años que le quedan a uno, quiero estar tranquilo. Tranquilos”.

Ha pasado el tiempo y quedan ambos en el balcón de la casa de su hija. Esperan volver al suyo pronto, de a poco. Cuando Raúl lo piensa, se le nubla la vista, y las gotas que ya no le visitan cuando duerme, se le escapan de a poco por desde adentro hasta las vías de escape de su lagrimal. “Fue una alegría, saber que ya íbamos a dejar de mojarnos. Porque nos estábamos mojando, de verdad. Durmiendo, me caían gotas encima, y tenía que levantarme y moverme. Se mojaba casi toda la casa. Ya no (...) Aunque caiga una tormenta, no me mojo”, cuenta Raúl.

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Tiempo de riego Iris Climent, 28, habla en oraciones cortas. No duda. Habla en certezas. La contundencia de su voz va a tono con la forma en la que articula sus planes. Nació en Culebra, Puerto Rico. Salió de aquí para estudiar, no pudo culminar sus estudios, y ahora está de vuelta. Trabaja todos los días, en el Proyecto Siembra, iniciativa desarrollada por la organización Mujeres de Islas, con el apoyo económico de Americorps y otras subvenciones, como el María Fund. Iris recorre desde hace 17 meses la sede del proyecto SEVA, Sede de Experiencias Vivas de Aprendizaje. Camina salón a salón y apalabra lo que sucede en el espacio, como quien sabe de memoria las acciones que hilvanan la cotidianidad de los días. Proyecto Siembra es una de las ramificaciones del proyecto matriz, Mujeres de Islas, que tiene tantos hilos de trabajo comunitario como tantas hojas este espacio, que una vez fue un plantel escolar, y ahora un punto de encuentro comunitario. Cuando llegas a lo que antes era un espacio escolar, te recibe un olor a sala, que te hace sentir en casa, y no es casualidad. Hay algo con los lugares que nos devuelven al cuerpo la sensación de estar en familia. Acá es martes de abril, soleado, y una retahíla de voces va hablando del proyecto y su organización sombrilla, como quien habla de un familiar.

La familia a veces también es un espacio. Y algunos proyectos comunitarios, sin saberlo, eso hacen: le ganan a la biología, la retan, y generan lazos, vínculos de apoyo entre personas que antes, si no hubiera sido por este lugar, no hubieran quedado hilvanadas tan hondamente. Vínculos que posibilitan, a su vez, que se potencien los unos a los otros, y que reproduzcan, entre sí, muestras de cuido, servicio, de apoyo, de escucha y de preocupación con el otro, en su comunidad. Desde el 2015, 15 individuos son seleccionados cada año para participar del Proyecto Siembra. Los criterios de selección son varios, entre ellos, que, en su mayoría, sean jefas de familia, aunque han participado varones y mujeres envejecientes. Llegan aquí para servir, y a la vez, reciben capacitaciones de corte

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personal, académico y profesional. Llegar aquí es dedicarse un año a servir a la comunidad en Culebra, su espacio, a la vez que anidan energías, fuerzas y recursos para, mientras transcurre el programa o una vez culminen su rol dentro de él, culminar sus estudios. Algunas, durante su año de servicio, culminan su cuarto año. Otras, una vez lo finalizan, se sienten listas para retomar y acabar sus estudios a nivel universitario o práctico. Iris quiere terminar de estudiar. Ya casi puede. Las participantes de Proyecto Siembra reciben talleres de arte, costura, ebanistería, nutrición, bienestar emocional, otros. A la vez, ellas mismas, enseñan a niños a sembrar, o a lo que es lo mismo: a (re)conectar con el poder de la tierra. Transmitirle a un niño conocimiento de siembra, es lo mismo que cultivar en él un eterno tiempo de riego. Tanto nace en ese tiempo, semillero. Iris lo sabe bien.

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Tiene 28 años, pero recorre el espacio con una sapiencia sobre la tierra que parece anacrónica. Al poco tiempo de ser ella la que recibiera talleres de siembra y nutrición, armó en su casa un huerto. Quería que sus hijos, de 9 y 3 años, aprendieran de dónde viene el alimento, y cómo tanto podría depender, no tanto de un anaquel lleno, como de un patio bien sembrado. Por eso también, una vez por semana, llega a la Escuela Ecológica junto a compañeras del Proyecto Siembra. Allí dirigen juegos para educarle a los más chicos lo que se le ha educado primero a ellas: qué alimentos le juegan más a favor a su salud, qué formas de alimentación nos nutren desde los mejores lugares. “Preparamos una actividad diaria que tenga que ver con nutrición, con cosas saludables”, apalabra Iris, que desde su paso por este proyecto comenzó a cultivar en sí un deseo muy hondo por “enseñarle a los niños a sembrar, porque hay veces que ellos no saben de dónde sale un huevo, un

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tomate... que sepan que el propio alimento uno lo puede cultivar, que no todo es comprado”. En uno de los salones a los que llega cada semana, estudia su hija. Antes de que llegaran las participantes del Proyecto Siembra a la escuela a ofrecer talleres, cuenta Iris, ocurrían de cotidiano incidentes violentos, peleas, altercados entre estudiantes. Pero desde que las participantes del proyecto tomaron la iniciativa y arribaron al plantel escolar, con su sapiencia sobre la tierra y sus ganas de hacer del juego una forma del servicio, las peleas redujeron. Algunas presencias, con su sola llegada y voluntad de abrazo comunitario, calman, templan, hacen de un espacio un lugar seguro, tranquilo, propicio para el aprendizaje que merece cualquier niño. Una escuela más tranquila, un espacio más apto para la germinación de conocimientos, pulsiones, sueños en niños. Eso también posibilita Mujeres de Isla, con su Proyecto Siembra. Un huerto de diversión sabia, y tranquila. Madre e hija, ambas, pasan sus días en escuelas. A la experiencia viva de Iris, Mujeres de Islas la cruza a dos tiempos. Es un trabajo de impacto a varias generaciones. Por un lado, estudiantes compañeros de su hija reciben talleres de siembra y nutrición, por otro, ella, no solo recibe capacitación para impartir estos talleres, sino además recibe en sí misma otros adiestramientos, para potenciar su desarrollo personal, académico, comunitario y profesional. Cuando Iris cuenta que ya no pasan tantos incidentes violentos en la escuela de su hija, sonríe un tanto, y mira el salón de costura, a donde llega ella desde hace 17 meses. Acá aprendió a hilar, no solo como pasatiempo, sino como ruta de sobrevivencia económica en un país en crisis.

Además de trabajar en el Proyecto Siembra, cuando puede, vende carteras que aprendió a coser en los talleres que le ofrecen acá, salón de mesas rectangulares, repleto de hilos, máquinas de coser e inventos de tela que algún día alguien vestirá. Esa movida de costura le representa una entrada económica adicional, que la ayuda a sufragar los gastos de su familia. Antes de conocer a Mujeres de Islas, Iris comenzó a estudiar enfermería; luego terapia respiratoria. No pudo culminar ningun programa, porque le resultaba muy costosos, recuerda. “Era bien caro. Traté de terminarlo acá, pero no me acreditaron el crédito, y tuve que prácticamente comenzar de nuevo(...) Yo quiero terminar de estudiar”, explica. Al finalizar el año de servicio, los participantes del Proyecto Siembra reciben un estipendio, que Iris planifica volver puente de vuelta a sus estudios. El programa le permitirá ponerle punto final a lo que desde hace más de cuatro años le quiere quitar las comas, las pausas: la finalización de su preparación académica y profesional. Mientras tanto, se concentra este tiempo, este periodo de formación y servicio, que sin Mujeres de Islas, no hubiera vivido. Recorre este espacio y lleva en su voz las recetas de la tierra. Sabe qué raíces prosperarán y cuáles pronto dejarán de sostener los árboles que ahora mira. Hay algo con la tierra. Siempre nos devuelve al silencio. A veces, desde esa ausencia de ruido cotidiano, es posible hacerse una misma huerto de certezas. A veces sola. A veces en equipo...

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Chameira Villanueva, 20 años, participa en Proyecto Siembra desde hace el mismo tiempo que Iris: enero 2018. A Chameira - además de los talleres y las experiencias de servicio que posibilita Mujeres de Islas - los talleres de bienestar emocional que ahora recibe, por primera vez en dos décadas de vida, la transforman, la significan, la conmueven, la cruzan desde lugares de crecimiento personal que no sabe apalabrar del todo - quizás porque las palabras, tantas veces, no pueden contenerlo todo, algunas experiencias las trascienden. “Hay muchas situaciones que muchas veces una no sabe cómo manejarlas”, asegura ella, quien también nació en Culebra, mientras que explica que el “taller de inteligencia emocional, [es] para saber cómo sobrellevar los problemas... alguna situación que una tenga”. “Empecé a estudiar terapia del habla en Fajardo, pero pasó lo de los huracanes, y me tuve que quedar acá”, recuerda. Por eso también participa en el programa. Quiere culminar sus estudios. Ella también habla en oraciones cortas. Ambas viven en Culebra desde hace décadas. Ambas han reconectado desde más lugares con su comunidad, desde que participan en el proyecto. “Bregamos con la comunidad. De una forma u otra, siempre bregamos con la comunidad”, dice Chameira, que todavía recuerda cómo

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lució su relación con la tierra en septiembre 2017, el tiempo del huracán María. “Desyerbamos hasta con las manos, porque no había nada. Volvimos a replantar todo lo que había, y más”, rememora. Proyecto Siembra es solo uno de los múltiples entretejidos que gestiona Mujeres de Islas, quien desde el 2018 ha recibido subvenciones del María Fund, para fortalecer su labor. Han recibido apoyo para habilitar la estructura, escuela, centro de operaciones de la organización, así como para apoyar la labor administrativa del proyecto, que no es poca... Mujeres de Islas ofrece servicios a la Escuela Ecológica, la Casa de la Alegría, Asociación Educativa Pro Desarrollo Humano de Culebra, al Centro de Envejecientes de Culebra, maneja Proyecto Siembra, que tiene muchos

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proyectos y, a su vez, desarrolla un nuevo proyecto de incubadoras “para desarrollar pequeños negocios”; a eso se le suman proyectos y actividades individuales que, a veces, se extienden en el tiempo. En el 2015, por ejemplo, “niños y niñas que participaron en campamentos de verano decidieron que no solo querían venir en campamento, sino que querían venir todo el año. Hicieron una lista, ellos mismos se pusieron Club Siembra”, y ahora vienen todas las semanas, explica Dulce. Según el Censo del 2010, en Culebra vivían 1,818 personas, cifra que ha variado, tras el paso del huracán María. De esas, algunas personas llegan, porque identifican el proyecto como un punto de apoyo. “Las mujeres venían buscando que las ayudáramos a salir de aquí... llegaban hasta aquí pidiendo que las ayudáramos a salir de una relación maltratante, y nosotras decíamos: ¿y ahora qué hacemos? En una comunidad donde no hay trabajador social, en donde el maltratante y la víctima van en el mismo ferry, ¿cómo transformamos todo esto?”, recuenta Dulce.

preguntó. Cuando le toca a ella, se tranca. Y dice: es que me están mirando. // Y le digo: ¿qué te produce la mirada? // Y dice: No puedo, no puedo pensar. // ¿Y qué tal si te viras? // Y así fue. // Si en la crianza no la miran, que me miren es nuevo. // ¿Dónde está la raíz? // No nos estamos mirando.” Mujeres de Isla las mira. Y no solo las mira, las escucha y les invita a hablar. Cultiva en ellas su derecho a la expresión; les exhorta a hablar, por encima del mar, a articularse, a pesar del viento, a soñarse, dentro y fuera de la tierra, a indignarse, así sea a contracorriente, a reconciliarse, de la mano del poder sanador de la sal; a capacitarse, a narrarse, a sostenerse, empoderadas, como rostros que saben ganarle al viento. En oraciones cortas, en párrafos, con la extensión que les nazca, sabiendo que son y siempre han sido - suyas, hacedoras de la tierra, jefas de cultivo de sueños; y dueñas de su tiempo, incubadoras de metas, planes, miradas y silencios.

Al vivir eso, Sylvia Lleraz, una de las fundadoras de Mujeres de Islas, asumió como responsabilidad capacitarse. Viajó, y regresó. Y ahora, sigue aprendiendo, desde la experiencia viva de las participantes de los talleres de bienestar emocional. Estudia la felicidad. Recopila anécdotas, en oraciones largas, como reuniendo entre palabras las lembranzas de cada vivencia anaquelada en su memoria. “Cuando veo una mirada que no es familiar, me descoloca. Una de estas muchachas habla mucho con la mirada. Estábamos hablando, para hacer un tipo de evaluación. Nos dividimos los temas. En nuestras propias palabras, de qué se recuerdan, les

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Hornear Ramón Dumond sostiene un bizcocho de trigo recién horneado. Confecciona ese y otros cada vez que vienen niños a este espacio. Su favorito es el de maíz, pero hoy hay trigo. Ebelix Rodríguez, líder comunitaria y esposa de Ramón, mira el pastel, y sonríe, como si recordará en su olor la fragancia a alegría que dejan los niños en el espacio cuando se van del Centro de Apoyo Mutuo Bucarabones Unidos (CAMBU), en Las Marías. Nunca se quieren ir. Siempre salen del espacio queriendo volver, cuenta Ramón, y sospecha por qué: “se sienten libres”. Lo dice con certeza y pienso en qué pasa en el imaginario de un niño que agarra un pincel por primera vez, y en cuántas veces es pintar una ruta a la libertad hecha sonrisa, o ganas de quedarse en ese estado. “Coman, coman, en confianza”, dice Ramón. Ramón y Ebelix llegan acá de lunes a viernes después de haber trabajado desde las 4:30 de la madrugada hasta mediodía en un food truck. Pero la parte que más abrazan de sus días, cuentan, sucede aquí. Lo dicen, y miran al espacio que antes fue salón de clases, pero ahora es sala de encuentro. Una cocina a la derecha, retazos de papeles en las paredes, inscritos con planes y responsabilidades, dos sofás y una mesa como punto de reunión, para estar;

afuera murales en las paredes, al lado un segundo salón, de arte, repleto de figurillas y creaciones elaboradas por niños de la comunidad que, gracias a este proyecto, toman clases de arte por primera vez; entre ellos dos sobrinos y dos nietos de Ebelix y Ramón. “Nosotros vivimos aquí y visitamos allá”, bromea Ebelix, cuando se le pregunta cada cuánto vienen acá. No siempre fue así. La madrugada del 21 de septiembre de 2017, una familia de este barrio hizo de este espacio cerrado su refugio, mientras el huracán María azotaba Puerto Rico. Entraron al lugar por instinto. Como si tuviera vida propia la voluntad de tornar estos salones, estas paredes, estas calles, en algo más que una escuela abandonada.

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Pasó el tiempo, y con el apoyo de Omar Reyes, de 32 años, y José Bellaflores, de 29, residentes como Ramón y Ebelix, transformaron la Escuela Bucarabones, en el sector La Josefa, de un espacio clausurado a un punto de encuentro y servicios para la comunidad. “Habían pasado 17 días y nada ni nadie había llegado. Vine en calidad de documentar... había una compa viviendo en un salón. Eso despertó una banderita de activista, y decidimos regresar un segundo fin de semana con una brigada y suministros”, recuerda Omar. Ahora, 17 meses más tarde, gestionan y ofrecen talleres de arte, de reciclaje, actividades de confraternización para la población envejeciente de la comunidad, encuentros. Escuchan las necesidades de la comunidad, que antes del huracán no se conocía del todo entre sí, o al menos no era cotidiana la sensación de estar todos unidos en un mismo espacio geográfico,

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y las atienden. En ese proceso, los servicios ofrecidos han incluido además talleres de agroecología, música, volibol, clínicas de salud, cine-rodante, cine comunitario, distribución de suministros, artículos de tecnología solar, sistemas de filtración de agua y comidas comunitarias, presentaciones teatrales, música en vivo, y talleres para el manejo de emociones, entre otras. Además de los servicios, el proyecto como punto de encuentro permea la comunidad con un sentido de compañía que a algunas, como Ebelix, le parece sanador, terapéutico. “Es como una terapia. Hablamos. Le damos el amor que teníamos guardado, a todo el mundo. Se comparte tanto. Hemos creado, aquí, en este espacio, una familia. Ya si no venimos, nos buscamos”, apalabra Ebelix. El proyecto, según va avanzando, continúa escuchando las necesidades de la

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estrellas. Rememora Ebelix como los adultos, a su vez, planificaban próximos encuentros. Tanto pasa cuando se juntan rostros con hambre de compañía, comunidad, presencias. Lo abstracto se vuelve concreto en dos segundos.

comunidad. Al inicio, recuerda Omar, pensó en un comedor social, pero pronto los líderes del proyecto se dieron cuenta de que no era eso lo que la comunidad necesitaba. Acto seguido: prestaron atención a las identidades y a los perfiles que habitan el vecindario, y diseñaron un plan de actividades y servicios, a tono con las experiencias y necesidades que conforman la identidad de la comunidad. El apoyo del María Fund ha posibilitado que niños, adultos y envejecientes disfruten de estos servicios, alivien sus ansiedades, amplíen sus horizontes, adquieran herramientas para transitar la amalgama de problemáticas personales y colectivas que nos dejó el huracán María con su partida. — ¿Qué suelen necesitar los residentes? — Compañía. . . Escuchar a Ramón y a Ebelix hablar sobre el CAMBU, es pensar, cuántas veces pasa, que desde la distancia, pensamos saber lo que necesita el otro. Pero no es hasta que nos acercamos, y permitimos que sea el otro quien lo articule, que sea el otro quien apalabre, desde frases o desde acciones, sus necesidades, que podemos, verdaderamente, ser útiles, y atender, desde los más pertinentes lugares. Este proyecto lo tuvo claro desde el inicio. El espacio ha posibilitado, además, el fortalecimiento de vínculos entre comunidades aledañas, como como Bryan, Buena Vista y Palmestrita. Ramón, por ejemplo, recuerda bien cómo la despedida de año del 2018 la celebraron rodeados de vecinos de distintas comunidades, rostros de diferentes edades. Al final nadie, tampoco, se quería ir. Hay algo en este espacio, que ancla, desde los mejores lugares. Recuerda Ramón, los niños a la luz de una fogata, bajo las

De ahí, quizás, es que un papelote pegado en el salón del CAMBU lleva una lista de tareas que hacer, planes que gestar, sueños. Quisieran construir en este espacio una biblioteca, brindarles a los niños la posibilidad de tener libros accesibles, para que puedan hacer sus tareas. Cosa que no tienen, ahora mismo. “Aquí no hay nada. Estamos solitos, aislados. Si a la maestra le da con decir que hay una asignación para mañana, hay que bajar al pueblo más cercano, depende de la hora que sea. A veces todo está cerrado”, dice Ebelix, sentada en el sofá del espacio al que, en unos días, llegarán estudiantes, con hambre de sonrisas. Por esto y más, la agenda de trabajo en este espacio, nunca acaba. Se renueva cada vez. Desde que se fue el huracán, eso sí, rememora Ramón, se fortalecieron las relaciones en la comunidad, nacieron ganas de verse más. Sea alrededor de un taller. Sea alrededor de un caldero. Hay algo con la cocina que siempre nos devuelve al lenguaje colectivo. Cocinarse es gesto de sobrevivencia, cocinarle al otro una gesta de amor, solidaridad, cariño, compañerismo, y tanto más. Al final, las energías de quienes participan en las distintas ramificaciones del Centro de Apoyo Mutuo Bucarabones Unidos, como el olor del bizcocho de trigo que confecciona Ramón para la comunidad, no se marchan. Siempre queda. Sin más, está.

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Construir en el tiempo Suena un sonido agudo, como de un cucharón enorme haciéndole cercos a un caldero. Máquinas de construcción. Hay alrededor de 50 viviendas. La cooperativa que conforma la comunidad tiene 150 miembros, de esos, solo una tercera parte ha logrado comenzar a construir su vivienda. Esas 50 son las que suenan. “Ese es el ruido que vas a escuchar todo el tiempo en la comunidad (...) Ellos se mudan adentro y siguen trabajando. Vas a ver un montón de casas que están empañetadas y están adentro, viviendo”, explica Waldemiro Vélez, de 33 años, Director Ejecutivo de Sol es Vida, entidad que sirve a residentes de la comunidad Villas del Sol, en Toa Baja, Puerto Rico. Lo dice porque acá, en Villas del Sol, los residentes se mudan a sus casas desde antes de terminar de construirlas. Acá, el sonido sobre el cemento, la madera y la tierra, es cosa cotidiana. Acá, desde que pavimentaron las carreteras con el apoyo del María Fund, no hay vertederos clandestinos. Acá también es allá. Y allá, acá. Un 75-80% de la comunidad es dominicana. La comunidad nació como un rescate de terreno. Quienes no viven aquí, pero forman parte de la cooperativa, viven en Villa Calma, la República Dominicana o fuera de Puerto Rico, en estados de Estados Unidos.

La comunidad está conformada por niños y adultos, mayormente, de cuarenta años en adelante, y tres envejecientes, estima Waldemiro. Cuando el huracán María azotó Puerto Rico en septiembre 21 de 2017, el viento le jugó en contra a la voluntad de autoconstrucción de esta comunidad, como si el viento huracanado hubiera propuesto una ruta opuesta. Acá llevan años martillando, empañetando, levantando espacios que llamar hogar. “Cuando salimos, toda esta calle, eso eran zincs y palos”, recuerda Jackeline, residente de la comunidad, desde el 2016, mientras recuerda cómo el huracán, en una madrugada, arrancó techos, inundó cemento, retrasó el tiempo ya avanzado, agarró las manecillas y las irguió hacia atrás. Ahora, vuelven a construir. Y suenan aún las señas. Una de las mujeres que aún construye se llama Jackeline Caldero, de 36 años, puertorriqueña, y trabaja en el comité de supervisión de Sol es Vida.

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“Ahora mismo estaba envarillando el piso del balcón. Se ponen a cierta medida [las varillas] y se van amarrando, pa’ que cuando se vaya a tirar el piso, eso no ceda. Se rellena primero, se tira como un nivel, que esté todo cuadrado, y se comienzan a tirar las varillas”, explica sobre su nueva casa, que “ahora es de cemento. Yo la tenía de madera, era un cuarto. Me la dejó en el piso. El techo todavía está allá atrás”, recuerda. “Yo pasé aquí el huracán, allá”, añade, y señala a la parte posterior del centro comunitario de Sol es Vida, un salón rectangular que ahora guarda una fila de computadoras utilizado por los niños de la comunidad para hacer sus tareas, en el espacio central de la organización, que gestiona iniciativas para fomentar el desarrollo emocional, académico y social de sus participantes. Luego del huracán, las entradas de Villas del Sol se volvieron vertederos. Jackeline no lo extraña. Imagine un mal olor. Ahora imagine vivir rodeado de él todos los días. Salir a su trabajo, y regresar a él. Y viceversa. Imagine repetir la sequela en la oscuridad, sin saber si encontrará luz al regresar a su hogar. Esta secuencia forma parte de la memoria de Jackeline y ella agradece que eso sea eso, un recuerdo, y no su cotidianidad ya. La historia de Jackeline no es solo de Jackeline. En la historia de Jackeline viven decenas más. “Tener una montaña de basura frente a tu casa trae un problema de ratones, plagas, adicional a nivel psicológico y social. La entrada a tu comunidad son montañas de basura”, explicaba Waldemiro hace un rato. “Esto era un fangueral. Gracias a las ayudas que han entrado, se ha mejorado bastante. Tu entrabas y eso era... tenías que estar

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a cada rato lavando los carros. Eso es un fangueral, demasiao... Ahora se ven mejor. Mucho mejor. El cambio ha sido del cielo a la tierra”, rememora Jackeline, con voz de alivio. El cambio de este estilo de vida fue uno de los efectos de la subvención otorgada por el María Fund a Sol es Vida. El apoyo económico le posibilitó a la organización gestar la instalación de focos solares, que Jackeline agradece, y la pavimentación de las carreteras de la comunidad, que antes solo estaban hechas de tierra, tierra, que manchaba las llantas de los autos, tierra, que anidaba animales, tierra, calles de tierra: la razón dada por el municipio para que sus camiones de basura no entrarán a Villas del Sol. La razón por la cual, hasta el pasado febrero, había en esta comunidad vertederos clandestinos en esquinas y en la entrada. Ahora, que no se transita en tierra, pasan los camiones, y se llevan los desperdicios de la comunidad. Pasan una vez por semana. Le pido a Jackeline que sueñe. Le digo que imagine que tiene una vara mágica y que con ella puede volver realidad cualquier deseo para su comunidad. Me mira con ojos de sorpresa e incredulidad, se ríe un tanto, se instala en el pensamiento interno, no dice nada. Le digo que ande, que me diga qué piensa, y dice “muchas cosas”. Le digo que me nombre algunas y me repite “muchas cosas”. “Nos hacen falta muchas cosas... por lo menos la basura vienen y la recogen los jueves... pero si vinieran dos veces a la semana, estaría bien”, dice, y pesca más palabras en el silencio de Villas del Sol, que nunca es silencio, sino sonido de construcciones a distintos decibeles, un compendio de sonidos agudos y gruesos

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que orquestan, como por sintonía orgánica, la sonoridad de un espacio que, aunque habitado por decenas, está, todo el tiempo, en construcción.

algo, que no ver nada”, dice, y afirma, lo que es un pensamiento suyo y a la vez de Jackeline y a la vez de tantos: tener luz le permite moverse sin miedo.

Por muchas cosas pudiera decir infraestructura eléctrica, infraestructura de agua, sistema de drenaje, aceras. Ella no lo dice, pero Waldemiro, hace un rato, sí.

Trabaja en construcción. Le pregunto si le va bien y me dice “por lo menos comemos”. Vive con su esposa y un nieto de ocho años. Dos hijas, una 22 y otra 19. En su tiempo libre, “nos ponemos a ayudarle a alguien que necesite ayuda”. Piensa sus vecinos como familia.

“Aquí lo más primordial es la energía eléctrica, acueductos”, añade Jackeline, además. “Que el gobierno nos dé prioridad como comunidad. Que no nos dejen atrás”, pide, a sabiendas de que se visualiza viviendo aquí un buen tiempo más, “el resto que me falte de vida”, para ser precisa. El suelo suena a gravilla. A unos pasos, vive Arquelino Laureano, dominicano. Lleva 26 años viviendo en Puerto Rico. Ha habitado Puerto Nuevo, Guaynabo, y ahora, Villas del Sol.

Le pido a Arquelino que sueñe. Le digo que ande, que se atreva. Me mira, sonríe, como para decir que sí, que se va a atrever, y lo dice, apalabra el sueño para con su comunidad, “un parquecito pa’ por lo menos uno ya, viejito, sentarse”. Suenan al fondo las varillas. Uno de los sonidos agudos, de seguro, lo gesta Jackeline. A pasos, decenas más construyen. Tarde y mañana. Sin cesar, como quien sabe en un santiamén puede ganarlo o perderlo todo.

Su memoria viaja en el tiempo, y titubea. “Cuando yo me metí aquí, había como tres casas nada más. Para yo llegar a mi casa era por allí que yo caminaba. Llegando a mi casa la guagua se me estancó un día. Tuvieron que traer dos guaguas más pa’ poderla sacar.” “Oh, imagínate, esto es un logro que hemos dado, del cielo a la tierra. Al empezar como nosotros estábamos, que teníamos que andar casi en botas, pues ahora, hay una diferencia del cielo a la tierra, grandísima.”

Acá, martillazo a martillazo, encuentro entre vecinos a encuentro entre vecinos, de a poco, van regresando las manecillas del tiempo a su presente inmediato, uno más cercano al silencio; este, el que tienen, el que comparten, uno de tanta más luz, y de tanta, pero que tanta, menos tierra.

“No es lo mismo tú andar en carretera que andar en fango. Nosotros a veces salíamos por ahí que a uno de la daba hasta vergüenza salir en un vehículo de aquí a allá afuera, to’ enfanga’os. Pero ya gracias a Dios los postes ayudan, porque si se va la luz, uno por lo menos no está en la oscuridad. No es lo mismo tú estar viendo

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“La puerta llegó a nosotros” Luego de una gran violencia, muere el sonido inmediato que relacionabas con tu espacio. Nace una forma del silencio distinta que nos cubre a todos, de esquina a esquina en el país, en cosas que no decir. Algunas, no necesitan escucharlo, antes de movilizarse para responder al cuerpo en necesidad que le es vecino. Ese fue - es - su caso. Su nombre es María Villegas Pizarro. Le dicen Telsa. Llamémosle Telsa. Tiene 39 años, y manos inquietas. Cuando el huracán María azotó, destrozó e inundó distintos sectores de Loíza, el 21 de septiembre del 2017, agarró un caldero, cocinó, y se montó en un bote chico junto a familiares. Navegó lo que antes eran carreteras, pero esos días se tornaron en laderas de agua, para alimentar a los vecinos en su comunidad, para distribuir comida a vecinos con hambre, cruzando por áreas inundadas por más de cuatro pies de aguas sucias. “Mi familia es bien grande. Siempre hemos sido una familia de líderes, y dije: pues, vamos a cocinar. Habíamos como diez personas cocinando, tíos, primos, mi mamá”, recuerda aún Telsa, y añade: “teníamos mucho miedo, porque habían comentarios de que habían caimanes en el agua. Teníamos miedo, pero aun así,

la fuerza de querer llevar los alimentos a las personas que estaban pasando esa necesidad era más grande”. El miedo no importó. Continuaron. “Cuando tocábamos la puerta y decíamos: mira, tenemos comida caliente - salían trece, catorce personas. La gente decía: gracias, hacía días que no podíamos cocinar”, recuerda Telsa, con ojos hechos vitral de historias que no apalabra, pero sus pestañas, entre pausas, narran. Aquella primera gesta familiar, con el apoyo de Taller Salud - organización feminista de base comunitaria enfocada en mejorar el acceso de las mujeres a la salud, reducir la violencia en entornos comunitarios y fomentar el desarrollo económico

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en Loíza - se transformó en algo más extenso: un comedor comunitario, que distribuyó alimentos durante seis meses, tres veces en semana. Telsa recuerda los días como jornadas. Cocinaban arroz con salchicha, arroz con jamonilla, ensalada de coditos, ensaladas de tuna, ensaladas de pollo. Distribuían frutas, agua, artículos de primera necesidad que llegaron a través de Taller Salud. Atendían a niños, adolescentes, envejecientes. “Llegaban de 200 a 300 personas por día”, recuerda. Fue así como decenas de platos se transformaran en miles; tantos, comiendo gracias a sus manos, a las de su familia, a Taller Salud, y a las manos que apoyaron, y aún apoyan, la labor de esta organización para su comunidad. Telsa comenzó trabajando con Taller Salud como voluntaria. Pero algo pasa cuando llegamos a un espacio, a un grupo de personas, y el lugar nos reconoce, nos escucha, nos reconecta con formas de la energía que no recordábamos llevábamos dentro, y nos nutre con sapiencias útiles para sobrevivir, tanto desastres inmediatos, como otras violencias, agresiones que no nacen del mar, aunque, a veces, bañen a una en agua salada, y corten.

la fuerza, porque por ella, estaría allí por siempre. “Taller Salud siempre nos suplió todo, nos dio hasta el gas. Arroz, aceite, las carnes, las habichuelas, todo. Ni siquiera salimos a buscar una puerta para que nos ayudaran, la puerta llegó a nosotros”, dice Telsa, sus manos aun inquietas, acentúan el aire. No habla más. Vuelve a su escritorio, a trabajar. A coordinar. No por mucho tiempo, pronto volverá a la calle, a trabajar en contacto directo con su comunidad. A raíz de su participación en Taller Salud, cuenta con las herramientas necesarias para articular vínculos nuevos con mujeres de su comunidad, organizarlas, escucharlas, atenderlas. Telsa también es puerta. Y, con el apoyo del María Fund, Taller Salud, también.

Por eso, y por más, no pasó tanto tiempo hasta que se unió oficialmente al equipo de alcance comunitario de la organización. Ahora, sostiene ambos roles. Meses más tarde, quedó desprovista de hogar, y fue Taller Salud la entidad que, mediante apoyo económico, le permitió volver a tener un techo seguro en donde dormir. Dice ella, hecha toda cariño por sus compañeras de trabajo y las maestras de vida que ha encontrado en este espacio, que para irse de Taller Salud la tendrían que sacar a

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El desastre no fue solo natural.

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Taller Salud (Organización Fundadora)

Taller Salud es una organización feminista comunitaria dedicada a mejorar el acceso de las mujeres a la servicios de salud, a reducir la violencia en los entornos comunitarios y a fomentar el desarrollo económico a través de la educación y el activismo. Inmediatamente después del huracán María, Taller Salud proveyó diversos recursos a Loíza, donde aproximadamente 3,000 casas fueron total o parcialmente destruidas. Allí se reunieron en diferentes grupos de trabajo, cada uno priorizando 7 áreas específicas de necesidades de emergencia: agua, alimentos, medicamentos, productos de higiene personal, productos de limpieza, control de plagas y reconstrucciones en el hogar. En total, distribuyeron 10,000 galones de agua embotellada, 500 filtros,

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1,200 tratamientos de purificación, operaron 4 cocinas comunitarias que alimentaban a cerca de 1,000 personas diariamente, distribuyeron miles de cajas de suministros e instalaron cerca de 100 techos, 1,500 respiraderos y lámparas solares y sirvieron como Organización de confianza que moviliza recursos que llegan de la diáspora. Taller Salud estima que aproximadamente 8,000 mujeres y sus familias recibieron algún tipo de ayuda durante los primeros 60 días de respuesta de emergencia y otras 2,000 recibieron apoyo médico y psicológico. IG: tallersalud FB: taller.salud TW: tsalud www.tallersalud.com

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G-8 Grupo de las Ocho Comunidades Aledañas al Caño (Organización Fundadora) El Grupo de Las Ocho Comunidades Aledañas Al Caño (G-8) es una de las organizaciones fundadoras del María Fund y la entidad sombrilla que agrupa a las organizaciones comunitarias, cívicas y recreativas de cada una de las ocho comunidades aledañas al Caño Martín Peña. Estas comunidades, ubicadas en el corazón de San Juan, han sido históricamente marginalizadas por su condición de pobreza. Desde 2004, el G-8 ha continuado promoviendo el pensamiento crítico entre residentes para proporcionarles vías para combatir los sistemas que los oprimen. Después de la tormenta, organizaron su respuesta basándose en las necesidades de sus comunidades. Desarrollaron grupos de trabajo para liderar

esfuerzos diversos. Esto incluyó un proyecto masivo para reconstruir 45 techos, brigadas que distribuyeron más de 6,000 kits con repelentes de mosquitos y aseguraron recursos para alumbrar tres centros comunitarios con energía solar donde pudíeron apoyar a más de 15,000 residentes con aplicaciones de FEMA. Desde entonces, el G-8 también ha contratado a un Coordinadora y han fortalecido sus modelos de participación comunitaria para facilitar espacios para el desarrollo del liderazgo, la reflexión y la acción. IG: ProyectoEnlaceCMP FB: cano_martin_pena TW: CanoMartinPena www.g8incpr.wordpress.com

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AgitArte AgitArte, un colectivo de artistas de la clase trabajadora y organizadorxs culturales, convirtieron a su espacio, Casa-Taller, en Santurce, en un centro de servicios de apoyo. Ahí brindaron miles de platos de comida a la comunidad local a través de un Comedor Solidario, distribuyeron ayudas recibidas de la diáspora, establecieron un centro de comunicaciones, y desembolsaron $25,000 adicionales en ayuda a 14 comedores sociales alrededor de la isla. El grupo también asignó casi $42,000 en subvenciones a 27 artistas y trabajadorxs culturales para apoyar el trabajo que asumieron como respuesta a la crisis política y humanitaria luego del paso del huracán. AgitArte creó la Cantastoria: Solidaridad y Sobrevivencia para Nuestra Liberación. Esta pieza fue presentada a través de su colectivo de trabajo radical, Papel Machete, en 18 lugares y proveyó espacio para la discusión política y promovió el diálogo sobre la realidad actual.

IG: agitarte_cultural_works FB: agitarteculturalworks TW: AgitArte www.agitarte.org

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Brigada Solidaria del Oeste La Brigada Solidaria Del Oeste (BSO) es una iniciativa comunitaria autogestionada, compuesta por personas de diversas organizaciones, espacios creativos y luchas sociales, y nació como respuesta al huracán María. La primera fase del trabajo se centró en la recolección y distribución de suministros de primera necesidad a las comunidades marginalizadas del oeste de Puerto Rico. Miles de personas - en más de 50 comunidades - recibieron sistemas de filtro de agua, cajas de comida, medicamentos, equipos solares y otros suministros esenciales en los primeros meses. A la vez, dedicaron tiempo a la restauración de terrenos y espacios agrícolas y a la instalación de toldos. Además, la BSO se ha involucrado en la lucha en defensa de la educación pública y los derechos humanos y ha donado fondos a varios colectivos que comparten su visión de justicia social.

FB: brigadasolidariaoeste www.isrcr.be/bso

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Centro de Apoyo Mutuo Bucarabones Unidos

Centro de Apoyo Mutuo Caguas

El Centro Apoyo Mutuo Bucarabones Unidos - CAMBU construye y desarrolla espacios para sanar y crear colectivamente oportunidades para las generaciones presentes y futuras en el barrio Bucarabones y comunidades aledañas. Durante los esfuerzos de recuperación, Bucarabones y las comunidades a su alrededor se han beneficiado de los talleres de arte y música, actividades agrícolas y de voleibol, clínicas de salud, proyecciones de películas y distribución de suministros que incluyen: artículos esenciales con tecnología solar, sistemas de filtración de agua y comidas comunitarias preparadas por líderes de la comunidad como resultado de su trabajo. Los fondos también se utilizaron para los gastos operativos diarios de la red de CAM (Centros de Apoyo Mutuo) que se formó para aliviar las necesidades inmediatas en las comunidades subatendidas, incluyendo la transportación y los costos operativos generales. La flexibilidad de los fondos facilitó un proceso autónomo de poder en la toma de decisiones.

Centro de Apoyo Mutuo en Caguas (CAM) generó aproximadamente 10,000 desayunos y 22,0000 almuerzos en su primera fase de servicio. Más de 300 personas fueron atendidas con tratamientos de acupuntura de oído para controlar el trauma y otros síntomas físicos provocados por el huracán a través de una serie de clínicas con personal voluntario certificado como acupunturistas de oído. La compra de pintura, materiales de construcción y equipo para mejorar las operaciones de la cocina fue posible por los fondos otorgados al centro, que incluyen una estufa industrial grande, mostradores de mesas de acero inoxidable, un tanque de agua potable de 500 galones, ollas grandes, platos, vasos, cubiertos, refrigeradores y ventiladores. Esto facilitó los enormes esfuerzos de apoyo que se desarrollaron. A nivel organizativo, CAMCAGUAS invirtió dinero en la coordinación de reuniones con grupos alineados y en el financiamiento de gastos operativos.

IG: CAMBU FB: cambupr www.redapoyomutuo.org/ cambu

FB: Centro de Apoyo Mutuo www.cdpecpr.org

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Centro de Apoyo Mutuo Jíbaro

Centro de Apoyo Mutuo La Olla Comun

Los Centros de Apoyo Mutuo Jíbaros (CAMji) se establecieron entre los municipios de Lares y Camuy después del huracán María. Lo Jíbaro se incluyó como reconocimiento y celebración del carácter agrario y ancestral de las comunidades y pueblos que residen en la cordillera central de Puerto Rico. En octubre del 2017 nace los CAMji-CETA, CAMji Bartolo, y CAMji Camuy y se dedicaron a apoyar a comunidades de bajos recursos en Lares. CAMji Bartolo, específicamente, apoyó con el rescate de una escuela abandonada y transformaron 12 salones en apartamentos para 12 familias que se quedaron sin hogar. En ese espacio también se inauguró el Café Teatro, una microempresa liderada por jóvenes, y el Museo Higuera que exhibe colecciones de artistas de la higuera y que sirve como recurso educativo y espacio de trabajo para personas agricultoras de la región. El CAMji CETA y CAMji Camuy han estado trabajando, entre otras cosas, en la construcción de dos Viveros Comunitarios: El Bajadero y la Finca-Escuela La Timonera.

Centro de Apoyo Mutuo - La Olla Común is a community-led kitchen that began as a collective response to the government’s abandonment of Río Piedras and the needs of people impacted by the housing, economic and health crisis. Community members lead the work of the organization, which served healthy breakfasts to more than 150 people a day and became a space for emotional healing, recreation and community socialization while also functioning as a collection and distribution center. Workshops on music, theater, health and food have also been offered. Fifteen months after starting the project, they continue operating their free breakfast program for approximately 80 people, four days a week.

FB: @camjibarolares www.redapoyomutuo.org/ camji-bartolo

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IG: camlaollacomun FB: La Olla Común www.redapoyomutuo.org/ la-olla-comun

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Caras con Causa

Casa Pueblo

Caras con Causas fomenta el desarrollo sostenible con enfoque en la educación, la comunidad, la ecología y el desarrollo económico tomando como base las comunidades con las que trabaja. Como muchas organizaciones en la primer fase de ayuda, se compraron e instalaron toldos para casas que se quedaron sin techos. Se realizó un censo en las comunidades para identificar las necesidades que tenían. Se hicieron reparaciones en dos hogares, y uno de los centros de tutoría que administran. Tres centros de tutoría fueron pintados y restaurados y pudieron reabrir su sede para ofrecer programación de arte y música a jóvenes de la comunidad que encontraron alivio en este espacio. Contrataron una psicóloga para atender el estrés emocional y las ansiedades que surgieron después de la tormenta. La mayoría de los días, más de 150 personas asistieron al espacio.

Casa Pueblo es un proyecto de autogestión comunitaria comprometido en mejorar y proteger los recursos naturales, culturales y humanos. Poco después de la tormenta, brindaron ayuda inmediata a la comunidad y al mismo tiempo lidiaron con los daños estructurales en su espacio y en las reservas forestales administradas por la comunidad. Los fondos cubrieron los costos y salarios relacionados con la operación y la reapertura del edificio principal, que alberga el centro cultural, el cine comunitario, la estación de radio, la tienda de regalos, el jardín de mariposas y las oficinas administrativas, para mantener las operaciones mientras se recuperaban. Debido a esto, pudieron funcionar como un centro de apoyo, entregando 1,500 filtros de agua, 8,500 lámparas solares y más de 200 toldos impermeables para las familias que perdieron sus techos.

IG: carasconcausa FB: carasconcausa www.caraspr.org

IG: casapueblo_monarca FB: casapueblo www.casapueblo.org

Poder

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Centro de Periodismo Investigativo

Centro para la Mujer Dominicana

El Centro de Periodismo Investigativo (CPI) está dedicado a la investigación, el acceso a la información pública y la capacitación periodística. Posteriormente, se convirtieron en un recurso clave en la vanguardia de la cobertura profunda de temas como las muertes relacionadas con el huracán, el impacto en la salud, el consumo de agua contaminada y las repercusiones sociales y civiles del toque de queda del gobierno después de los huracanes, además cubrieron ampliamente cómo el tema de la deuda pública influye en los esfuerzos de recuperación, entre otros temas relevantes. La cantidad de historias producidas por el CPI se ha duplicado desde el huracán María y su impacto ha llegado a los medios de comunicación de EEUU e internacionales. Los fondos le permitieron reclutar periodistas adicionales para ampliar el espectro de cobertura temática y ampliar su narrativa audiovisual. Además, aumentaron la cantidad de historias traducidas al inglés para lograr un mayor impacto en la diáspora y en los Estados Unidos.

El Centro De La Mujer Dominicana es un espacio seguro de apoyo para las mujeres inmigrantes en Puerto Rico y se enfoca en fortalecer su bienestar integral. En los meses posteriores a la tormenta, organizaron grupos de apoyo para trabajar con las víctimas del huracán María. Estos grupos los integraron en equipos educativos y de trabajo que proporcionaban servicios emocionales, educativos y nutricionales a vecinas y vecinos que también experimentaban traumas. Los fondos otorgados aliviaron la carga de los costos administrativos, los suministros para los talleres y los estudios médicos para participantes. Apoyaron la traducción de documentos y ayudaron a facilitar grupos de apoyo dirigidos por pares para el beneficio de la comunidad.

IG: cpipr FB: centrodeperiodismoinvestigativo www.periodismoinvestigativo.com

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FB: CentrodelaMujerDominicana

María Fund


Coco d’ Oro COCO D’ Oro se enfoca en usar el arte como una herramienta para involucrar a la juventud en el pensamiento crítico con un énfasis en invertir en el desarrollo de sus objetivos personales y profesionales. En las semanas posteriores a la tormenta, se dirigieron a la parte central de la isla en busca de formas de ayudar a las comunidades de las regiones montañosas, las más difíciles de alcanzar. Se encontraron con una pequeña comunidad en Comerío donde 14 casas fueron completamente destruidas y se asociaron con jóvenes líderes de la comunidad para formar grupos de trabajo que distribuyeron suministros, limpiaron casas destruidas, recogieron escombros del río y ayudaron a identificar las necesidades inmediatas. Financiaron la reconstrucción de tres casas, pintaron docenas de exteriores y revitalizaron un jardín comunitario. Los fondos también apoyaron talleres audiovisuales que inspiraron el inicio del colectivo de cuentos liderados por jóvenes, Lxs Mensajerxs de Palomas.

IG: coco_de_oro FB: Coco de Oro

Colectiva Feminista en Construccion Colectiva Feminista es un proyecto político de base formado por feministas que luchan contra el heteropatriarcado, la violencia de género y el capitalismo en Puerto Rico. Establecieron una sede de apoyo en un edificio abandonado de tres pisos y se centraron en trabajar con procesos de sanación colectiva. Con el apoyo del María Fund, el colectivo organizó un total de 6 círculos de sanación comunitaria para mujeres en las comunidades más afectadas. Estos círculos de sanación se enfocaron en abordar el trauma emocional y psicológico experimentado, no solo por el huracán, sino también por el desastre natural impuesto por la falta de respuesta gubernamental y de rendición de cuentas a las poblaciones más vulnerabilizadas de Puerto Rico. En estos talleres, personas expertas en medicinas naturales les enseñaron destrezas para producir remedios caseros que se pueden realizar con hierbas y frutas accesibles en sus comunidades.

IG: colectivafeministapr FB: Colectiva.Feminista.PR

Poder

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Colectivo Ile Colectivo Ilé ha servido como un recurso que lucha por la erradicación del racismo institucional, cultural e individual dentro y fuera de Puerto Rico. Su larga historia de trabajo comunitario se centra en abordar las desigualdades que se derivan de la marginación y el abandono de las comunidades negras. Después de la tormenta, este grupo liderado por mujerxs, desarrollo el “Calderos de Ideas” en más de 12 pueblos, reuniendo a más de 400 mujeres de todo el archipiélago. Los Calderos se convirtieron en un espacio de ideación, la reflexión y diálogo promoviendo herramientas para alentar a las participantes a imaginar un Puerto Rico que sirva a sus mejores intereses. De ahí nació una red de apoyo de mujeres con talentos y intereses diversas, con intereses. Para culminar su recorrido por los Calderos de Ideas, el grupo también organizó el “Junte Nacional de Mujeres”, una actividad de un día de duración. Participantes de todas las regiones fueron invitadas. Expertas dirigieron un taller diseñado para explorar cómo sus talentos combinados podrían dar forma a las colaboraciones a largo plazo. IG: colectivoile FB: ColectivoIle www.colectivo-ile.org

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Comedor Comunitario Pedro Albizu Campos Un mes después del huracán, el Comedor Comunitario Pedro Albizu Campos surgió como una iniciativa conjunta de los grupos “Se Acabaron Las Promesas”, “Papel Machete”, “Agitarte” y residentes en el Viejo San Juan y La Perla. Estos grupos, compuestos por personas voluntarias de la comunidad, sirvieron un promedio de 70-90 cenas al día, 3 días a la semana. Bajo el lema “Aquí se sirve solidaridad” se formó un grupo de educación entre pares que organizó cenas de discusión política sobre la crisis económica y política de Puerto Rico.

FB: @CAMPACLaPerla

María Fund


Coordinadora Paz para la Mujer

Corporación Piñones se Integra

Coordinadora Paz Para La Mujer (CPM) es una coalición de 35 organizaciones y 14 personas afiliadas individualmente comprometidas con la erradicación de la violencia doméstica y la agresión sexual, con un enfoque en la movilización de mujeres para exigir cambios en sus vidas privadas, públicas y políticas. Los refugios de emergencia, organizaciones de servicio, universidades, feministas y activistas de derechos humanos que abordan estos temas conforman la coalición. Los fondos recibidos se utilizaron para facilitar una respuesta rápida y abordar las necesidades básicas de 12 de sus organizaciones para garantizar la continuidad de los servicios a sus participantes.

A través de las artes, la cultura y la educación, Corporación Piñones se Integra (COPI) aspira a transformar a la comunidad afrodescendiente de Piñones en un espacio de mayor cooperación, justicia y solidaridad. Su centro comunitario, que sirve como un centro para la autoexpresión y preservación de los ricos sonidos y ritmos puertorriqueños, como el estilo musical tradicional de Bomba, experimentó un fuerte daño estructural debido al impacto de Irma y María. En medio de la reconstrucción de su espacio, COPI también abrió sus puertas para servir como un centro de ayuda distribuyendo más de 5,000 galones de agua purificada y suministros básicos adicionales a cientos de residentes de Piñones y barrios vecinos. El grupo, formado hace tiempo por líderes comunitarias, activistas y artistas, dio prioridad a la continuación de las clases de danza y percusión para la juventud que llegó a su espacio en busca de una distracción en un momento de caos.

FB: @pazmujer www.pazparalamujer.org

IG: copi_centrocultural FB: CorporacionPinoneseIntegra www.copipr.com

Poder

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Escuela Nacional de Circo de Puerto Rico

Fideicomiso para el Desarrollo de Rio Piedras

La Escuela Nacional de Circo de Puerto Rico ha promovido la integración social y económica de niños, niñas y jóvenes a través del arte del circo como una profesión y una herramienta para la acción social durante los últimos 5 años. Ante la inminencia del paso del huracán María, la carpa que albergaba sus programas y ubicada en Río La Plata, fue desmantelada. Lamentablemente, las inundaciones arruinaron los materiales y el equipo. Sin un espacio físico funcional, el grupo comenzó a lanzar un circo móvil y llevó sus “Circos Sociales” a 4 comunidades en diferentes regiones, logrando impactar a más de 350 jóvenes. Estos talleres no solo sirvieron como un espacio para la diversión, la risa y la unión entre personas de las regiones, también, integraron al equipo de trabajo a una persona profesional en trabajo social que apoyó el proceso con técnicas psicológicas y terapéuticas.

Fideicomiso para el Desarrollo de Río Piedras nació en respuesta a una de las principales necesidades de su comunidad después de la tormenta: establecer iniciativas destinadas a recuperar estructuras y tierras, sin uso o abandonadas, para el desarrollo de viviendas asequibles, pequeñas empresas y desarrollo económico. Iniciativas e inversión en organizaciones culturales y educativas en Río Piedras. El objetivo del Fideicomiso es adquirir propiedades para usar en beneficio de la comunidad de Río Piedras y facilitar la reconstrucción y evaluación del espacio urbano. Los fondos otorgados permitieron al grupo a contratar a un coordinador para iniciar el desarrollo de un plan estratégico a largo plazo, coordinar 5 reuniones en profundidad con posibles personas aliadas y colaboradoras.

FB: @encpr

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María Fund


Iniciativa de Ecodesarrollo de Bahia de Jobos

La Colmena Cimarrona Comedor Social de Vieques

Ecodesarrollo de Bahía de Jobos Initiative (IDEBAJO) es una coalición de comunidades y organizaciones que trabajan en iniciativas ambientales, pesqueras y agrícolas para la inclusión socioeconómica de las personas a las que sirve. Su trabajo se basa en la transformación de las comunidades excluidas de la región sureste de Puerto Rico. Con los fondos designados, invirtieron en el proyecto Coquí Solar, una iniciativa que explora los beneficios de las fuentes de energía alternativas y hace que la energía solar sea accesible para residentes locales. Los recursos también se canalizaron al Proyecto Construyendo Solidaridad desde el Amor y la Entrega. Este proyecto comenzó mucho antes del huracán María para reconstruir hogares en la región. Inmediatamente después del huracán, la coalición priorizó la revitalización y el desarrollo de los huertos domésticos y comunitarios que generaron mercados y otras formas de desarrollo económico.

El Comedor de Vieques es un proyecto que proviene de La Colmena Cimarrona, una organización que practica agroecología y apicultura con la intención de fortalecer la soberanía alimentaria en el archipiélago de Puerto Rico. Actualmente, La Colmena Cimarrona coordina tres proyectos: Finca Conciencia, El Panal y La Sambumbia, todos con el objetivo de desarrollar una agricultura ecológica en Vieques de la mano de numerosas organizaciones comunitarias de base. En respuesta a la crisis generada por las tormentas, desarrollaron El Panal con un grupo de mujeres que les encomendó la tarea de organizar clínicas de salud comunitarias, una cocina comunitaria semanal, cursos para capacitar promotoras de agroecología y salud, talleres de soberanía energética, radio comunitaria, banda cívica, medicina natural, y un jardín. Además, se enfocaron en promover la salud de residentes viequenses mediante clínicas de acupuntura.

FB: idebajo.idebajo TW: IDEBAJO www.idebajo.wordpress.com

IG: colmenacimarrona FB: colmenacimarrona www.colmenacimarrona.org

Poder

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Mujeres de Islas

Nuestro Ideal

Desde el 2010, Mujeres de Islas se ha estado organizando para salvar espacios históricos y culturales en Culebra de la amenaza de desarrolladores y privatizadores y se ha centrado en identificar recursos para invertir en iniciativas para el desarrollo sostenible de sus tierras. Actualmente trabajan en SEVA, una escuela rescatada. Luego del huracán, en ese espacio dirigieron un comedor y se convirtieron en un refugio seguro para residentes. La infraestructura de la escuela sufrió con el huracán, pero personas voluntarias y residentes pintaron y reorganizaron el espacio rápidamente para involucrar nuevamente a la comunidad con el Proyecto Siembra, un programa agrícola que enseña a la niñez la importancia de la soberanía alimentaria y los equipa con las habilidades técnicas para plantar, regar, escardar y cosechar, y preparar y compartir comida. Para apoyar este trabajo, Mujeres de Islas están en el proceso de diseñar y construir invernaderos.

En octubre de 2017, Nuestro Ideal se asoció con chefs locales y compraron equipos de cocina portátiles para establecer un comedor móvil. En solo un mes, pudieron llegar a más de 1,000 personas en 4 comunidades. Desde ese entonces, se han concentrado en hacer investigaciones para apoyar a líderes del movimiento agrícola en Puerto Rico con modelos alternos que pueden apoyar sus necesidades y objetivos a largo plazo.

FB: mujeresdeislas www.mujeresdeislas.com

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IG: nuestro_ideal FB: nuestroideal www.nuestroideal.org

María Fund


Organización Boricuá de Agricultura Ecológica

Proyecto de Apoyo Mutuo ARECMA Mariana

La Organización Boricuá de Agricultura Ecológica de Puerto Rico es una organización compuesta de personas campesinas y activistas de la soberanía alimentaria que tiene una base de personas afiliadas y una red de fincas agroecológicas que existe desde el 1989. La misión principal de Boricuá es promover la agroecología como un vehículo para lograr la soberanía alimentaria y la justicia ambiental en el archipiélago. Está presente en una diversidad de regiones y comunidades que practican y educan a otras personas sobre prácticas agrícolas sostenibles y justicia social. Boricuá también protege y comparte el conocimiento ancestral tradicional “jíbaro-campesino”. Esencialmente, Boricuá es una plataforma para defender la vida, la tierra, el agua, el aire, nuestras semillas y nuestros territorios. Inmediatamente después de la tormenta, comenzaron a colaborar con otros grupos de justicia social y apoyaron brigadas de reconstrucción y replantación en fincas de pequeña escala en el archipiélago.

Proyecto de Apoyo Mutuo Mariana surgió como un espacio de apoyo mutuo en asociación con ARECMA, una organización fundada en el 1982 con un historial de organización radical en favor de la justicia social en el barrio Mariana de Humacao. Esta comunidad sin fines de lucro y autosuficiente es propietaria de La Loma, un pedazo de tierra en el borde de las montañas que sirvió de sede para los esfuerzos de apoyo. Inmediatamente, luego del huracán, la comunidad se unió para establecer un comedor voluntario y canalizaron diversos servicios de apoyo a través de un centro de asistencia. El apoyo del María Fund ayudó con la construcción de un techo para la cocina de la comunidad que servía el desayuno, el almuerzo y la cena para más de 500 personas por día.

IG: organizacion_boricua FB: organizacionboricua wwww.organizacionboricua.blogspot. com/p/quienes-somos.html

IG: @emergePuertoRico FB: arecma.org www.arecma.wixsite.com/ arecma/asociacion

Poder

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Puerto Rico Community Network for Clinical Research on AIDS (Puerto Rico CoNCRA) La misión de Puerto Rico CoNCRA es mejorar la calidad de vida de las personas que viven con VIH / SIDA en Puerto Rico y al mismo tiempo prevenir la infección por VIH, una población marginalizada y estigmatizada en Puerto Rico. Este proyecto es un recurso de apoyo fundamental para las personas diagnosticadas con VIH / SIDA. Brindan servicios médicos esenciales para pacientes ambulatorios que incluyen acceso a medicamentos y tratamientos internos, y monitoreo y pruebas continuas para garantizar que se satisfagan las necesidades de sus pacientes. Para asegurar que pudieran continuar brindando servicios de calidad, los fondos se usaron para comprar generadores eléctricos que les permitió mantener las puertas abiertas y lograr hacer la limpieza y desinfección de las instalaciones y áreas de servicio directo que se inundaron.

IG: prconcra FB: prconcra www.prconcra.org

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Sol es vida / Villas del Sol Sol Es Vida ofrece una programación diseñada para facilitar el desarrollo social y el apoderamiento de la comunidad ubicada en Villas del Sol. Villas del Sol es una comunidad de construcción propia compuesta principalmente por personas inmigrantes dominicanas. Después del paso del huracán María, se llevaron a cabo docenas de reuniones comunitarias para evaluar las necesidades colectivas y enfocarse en su reconstrucción. Colectivamente, y con poco apoyo de su municipio, la organización pudo reconstruir una docena de techos, un parque y creó una microempresa juvenil para la serigrafía y la construcción de casas de concreto, entre otras cosas. Los fondos recaudados también apoyaron la pavimentación de las carreteras principales, que antes eran caminos de tierra, para facilitar la recolección de basura y desperdicios, equiparon al Centro Comunitario con energía solar e hicieron posible la instalación de 15 farolas solares.

IG: solidaridadesvida FB: solesvida www.solesvida.org

María Fund


Vieques en Rescate Vieques es una pequeña isla en Puerto Rico con 9,000 habitantes. Después de seis décadas de bombardeos militares, la isla sufre de contaminación tóxica y también tiene una tasa alarmante de problemas de salud. Las tasas de cáncer son 27% más altas que en el resto de Puerto Rico. Vieques en Rescate es un centro médico que brinda servicios para pacientes con cáncer. A través de los servicios de transporte marítimo y terrestre, aseguran que sus pacientes asistan a sus citas y tratamientos y reciban suministros médicos y suplementos nutricionales. Además, les apoyan con el pago de dietas para sus alimentos, deducibles para medicamentos, estudios y servicios psicológicos, y ofrecen conferencias y talleres educativos. Los fondos recaudados apoyaron la expansión de los servicios y las instalaciones, la compra de una camioneta para el transporte flexible y el proceso de certificación para un oncólogo en el centro.

Asociacion de Pescadores Unidos del Sur de Vieques Desde 1978, la Asociación de Pescadores Unidos (Asociación de Pescadores Unidos) ha estado organizando efectivamente a los pescadores de Vieques, promoviendo una calidad de vida justa en sus orillas y protegiendo la vida marítima que asegura sus medios de vida. Sirven de enlace entre los pescadores, las agencias gubernamentales y la comunidad local mientras trabajan para capacitar y cultivar a una nueva generación de pescadores con conciencia. Con la subvención recibida pudieron apoyar en la compra de equipos para los pescadores y así continuar los trabajos que se vieron afectados tras el paso del huracán María.

IG: viequesenrescate FB: viequesenrescate

Poder

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Ayuda Legal Puerto Rico

Campamento las Cenizas en Peñuelas

Ayuda Legal Puerto Rico (ALPR) cree en el acceso a la justicia en Puerto Rico a través de información legal abierta y accesible. En los meses posteriores a la tormenta, ALPR reclutó un equipo de abogados y abogadas voluntarias y ofreció servicios legales gratuitos a aproximadamente 2,500 personas en cerca de 60 brigadas de trabajo para apoyar a las comunidades marginadas con solicitudes y procesos de FEMA. ALPR también ha involucrado a más de 75 organizaciones comunitarias en una coalición de grupos que monitorean el uso de miles de millones de dólares en fondos federales designados para los esfuerzos de recuperación para movilizar contra la amenaza potencial de los desplazamientos forzosos. Se organizaron un total de 30 talleres, con más de 600 asistentes de 90 municipios, y más de 420 abogados, abogadas y estudiantes de derecho han sido capacitadas y equipadas con recursos y materiales para activarse en sus comunidades.

Campamento Contra Las Cenizas en Peñuelas es un movimiento comunitario contra la disposición, transporte y depósito de cenizas de carbón en Peñuelas. Su lucha se ha destacado por el trabajo que realizan a favor de la justicia ambiental. Con la subvención recibida pudieron continuar trabajando en la labor de fiscalización, monitoreo, educación, litigación y resistencia, contra las constantes amenazas de contaminación ambiental a las que han sido expuestas, durante décadas, las comunidades empobrecidas de Peñuelas. Su trabajo de resistencia ha permitido salvaguardar el derecho que tiene la ciudadanía de Peñuelas a tener paz, salud y una mejor calidad de vida.

IG: ayudalegalpuertorico FB: ayudalegalpuertorico TW: ayudalegalpr www.ayudalegalpr.org

FB: nocenizasdecarbon

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María Fund


Proyecto Matria

Centro de Apoyo Mutuo Utuado El Centro Apoyo Mutuo - Utuado (CAMUtuado) se ve a sí mismo como un instrumento para el desarrollo de mentes conscientes arraigadas en la educación popular; una herramienta para construir redes de solidaridad a través de Utuado y más allá. Este Centro de Apoyo Mutuo es otro centro de servicio organizado después de la tormenta. A diferencia de otros CAM, el colectivo funcionó sin un espacio físico fijo. En su lugar, se asociaron y trabajaron en colaboración con grupos ya activados y organizados, cooperando con escuelas locales e iniciativas para ayudar a satisfacer sus necesidades. Con cada visita traían comida, suministros de emergencia y clínicas de salud que abordaban la higiene y el uso adecuado de los suministros médicos, y también ofrecían talleres de música y arte.

FB: camutuado www.redapoyomutuo.org/camu

Desde 2004, Proyecto Matria ha ofrecido apoyo a mujeres que se identifican como víctimas de violencia de género y discriminación. Su trabajo prioriza en encontrar viviendas alternativas y servicios integrales críticos para apoyar a estas mujeres en el desarrollo de la autosuficiencia. Los recursos obtenidos del María Fund les ayudaron a establecer la Casa Solidaria Matria en Miraflores, una comunidad rural en Orocovis en el centro geográfico de Puerto Rico. En este espacio han ofrecido talleres de incubación de empresas, talleres agrícolas y servicios psicosociales.

IG: proyectomatria FB: ProyectoMatria TW: proyectomatria www.proyectomatria.org Poder

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Origicom

Instituto Nueva Escuela

Origicom cree en el desarrollo de la comunidad a través de los deportes, las artes y el cultivo de espacios sociales que tienen como objetivo mejorar la autoestima y la salud emocional de los puertorriqueños y puertorriqueñas. Antes de la tormenta, organizaron una competencia de patinaje en la plaza principal de Comerío. Los fondos asignados a Origicom se utilizaron para la continuación de las actividades culturales en la comunidad en asociación con Casa Mamililí, un espacio artístico que promueve la cultura local con fuertes lazos comunitarios.

Hace 25 años se cerró la escuela Juan Ponce de León en el barrio Juan Domingo de Guaynabo, Puerto Rico debido a la baja matrícula. En respuesta, la comunidad se organizó para reabrir la escuela bajo un modelo diferente, estableciendo la primera Escuela Montessori pública en Puerto Rico. El éxito de esta escuela liderada por la comunidad llamó la atención de las escuelas de toda la isla que querían replicar el modelo. El Instituto Nueva Escuela INE (Instituto Nueva Escuela) nació en 2008 para responder a esta necesidad y desde ese entonces se ha asociado con más de 40 escuelas públicas para capacitar y certificar a maestros, maestras y asistentes en la pedagogía Montessori. Después de la tormenta, su prioridad fue garantizar que todas las escuelas operaran con el personal y los recursos necesarios para mantener las escuelas abiertas y la programación en funcionamiento. Más de 12,700 niños, niñas y sus familias son parte del programa del INE.

IG: origicom.info FB: Origicom.info

IG: institutonuevaescuelapr FB: InstitutoNuevaEscuela www.inepr.com

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María Fund


Poder

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Desglose de subvenciones 2017 y 2018

$5,000–10,000 Asociación de Pescadores Unidos del Sur de Vieques Centro de Apoyo Mutuo de Utuado Centro de la Mujer Dominicana Colectiva Feminista en Construcción Coordinadora Paz para la Mujer Escuela Nacional de Circo Nuestro Ideal Organización Boricuá de Agricultura Ecológica Origicom

$12,000–25,000 Caras con Causa CoNCRA PR La Olla Común Sol es Vida

$30,000–55,000 Brigada Solidaria del Oeste Campamento Contra las cenizas en Peñuelas Comedor Comunitario Pedro Albizu Campos Corporación Piñones Se Integra (COPI) Centro de Apoyo Mutuo Jíbaro Centro Apoyo Mutuo Bucarabones Mujeres de Islas, Inc Proyecto de Apoyo Mutuo Mariana, Humacao Vieques en Rescate

$60,000–80,000 Agitarte Ayuda Legal Casa Pueblo Coco de Oro La Colmena Cimarrona 70

María Fund


$100,000–200,000 Centro de Periodismo Investigativo Colectivo Ilé Fideicomiso para el Desarrollo de Río Piedras IDEBAJO Instituto Nueva Escuela Proyecto Matria Organizaciones Fundadoras

$500,000 G-8 Comunidades del Caño Martín Peña Taller Salud

Poder

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Alcanze Geográfico

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14. Camuy 15. Canóvanas 16. Carolina 17. Cataño 18. Cayey 19. Ceiba 20. Ciales 21. Cidra 22. Coamo 23. Comerío 24. Corozal 25. Culebra 26. Dorado

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Municipios de Puerto Rico 01. Adjuntas 02. Aguada 03. Aguadilla 04. Aguas Buenas 05. Aibonito 06. Arecibo 07. Arroyo 08. Añasco 09. Barceloneta 10. Barranquitas 11. Bayamón 12. Cabo Rojo 13. Caguas

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27. Fajardo 28. Florida 29. Guayama 30. Guayanilla 31. Guaynabo 32. Gurabo 33. Guánica 34. Hatillo 35. Hormigueros 36. Humacao 37. Isabela 38. Jayuya 39. Juana Díaz

40. Juncos 41. Lajas 42. Lares 43. Las Marías 44. Las Piedras 45. Loiza 46. Luquillo 47. Manatí 48. Maricao 49. Maunabo 50. Mayagüez 51. Moca 52. Morovis

María Fund

53. Naguabo 54. Naranjito 55. Orocovis 56. Patillas 57. Peñuelas 58. Ponce 59. Quebradillas 60. Rincón 61. Rio Grande 62. Sabana Grande 63. Salinas 64. San Germán 65. San Juan

66. San Lorenzo 67. San Sebastián 68. Santa Isabel 69. Toa Alta 70. Toa Baja 71. Trujillo Alto 72. Utuado 73. Vega Alta 74. Vega Baja 75. Vieques 76. Villalba 77. Yabucoa 78. Yauco


Un nuevo Puerto Rico es posible.

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25 Regiones donde se encuentran las organizaciones financiadas.

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Pueblo

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MarĂ­a Fund


Solidaridad

Solidaridad

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El enfoque está en la recuperación a largo plazo.

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María Fund

Donaciones Individuales


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Donaciones de Fundaciones Donaciones de Organizaciones Solidaridad

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La fuerza de un encuentro II Recuento del primer encuentro de organizaciones financiadas por el María Fund en Puerto Rico

De norte a De este a o Esta lucha cueste lo q Por Alejandra Rosa 20 de diciembre de 2018

8 de diciembre de 2018. Guánica, Puerto Rico. Una pared lleva una gran página en blanco que en unas horas será la agenda de la tarde. Frente al retazo, hay sillas para los alrededor de 60 participantes del primer encuentro del María Fund en Puerto Rico, fondo sostenido por The Center for Popular Democracy. 78

El evento reúne organizadores que llevan gestando formas de servicio para, por y desde comunidades, desde antes del paso del huracán María por Puerto Rico. Justo en este instante, el salón en el cual se reunirán, queda vacío. En unos minutos, eso cambia, y comienzan las actividades del día.

María Fund


a sur oeste sigue que cueste Xiomara Caro, co-organizadora del encuentro, presenta al Comité Asesor del María Fund, y repasa los inicios, el impacto y la visión de la subvención, que apoya el trabajo de organizaciones que sirven a comunidades vulnerables. Se trata de trabajos necesarios a corto plazo, para proveer alivio inmediato, así como a largo

término, para la reconstrucción de Puerto Rico, desde una perspectiva solidaria y justa. Caro explica la tesis identitaria del María Fund: el fondo es un aliado para facilitar el trabajo que cada organización gesta, es un ente de apoyo, un punto de encuentro en sí mismo, para organizadores y líderes de

Solidaridad

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comunidades. Tras ella, sigue la página en blanco en la pared. Kamil Gerónimo, miembro de Pueblo Crítico, organización a cargo del programa de la actividad, explica que sobre ese retazo de papel, los participantes del encuentro podrán señalar con qué persona presente en el evento desearían reunirse en la tarde. La dinámica que propone Gerónimo busca facilitarle el espacio a los participantes para que establezcan los vínculos que estimen necesarios, para potenciar las agendas de trabajo, el rol y la visión, de sus organizaciones. Antes, participantes enuncian necesidades y puntos de interés de sus organizaciones. Luego, proponen reuniones en función de sus preguntas, necesidades e intereses. Se aproximan a la pared, allí van armando la agenda de la tarde. Minutos más tarde, regresan a sus mesas, y juegan. 80

El equipo de Pueblo Crítico diseñó el juego de mesa que estructurará esta fase de la tarde. Se titula Islas a Flote, y la consigna principal es que, por mesas, cada equipo debe gestar las movidas necesarias para que su isla no se hunda. Trabajan en equipo para para que no gane el agua, para que aunque todo parezca estar diseñado para el ahogo, gane la pulsión de vida. Juegan. Construyen estrategias junto a personas de otras organizaciones. Consultan. Intentan rescatar tesoros. Los recursos en común les permiten mantenerse vivos, conectar, intercambiar. Ensayan cómo gestar el balance entre la búsqueda de tesoros y la sobrevivencia. Seleccionan en qué enfocarse. Dialogan. Establecen metas a corto plazo. Se animan. Se desaniman. Le pierden el miedo a perder. Se plantean qué es perder. Piensan desde otro lugar.

María Fund


Del ejercicio pudieran desprenderse preguntas que trascienden cualquier plano de ficción. ¿Cuáles son nuestros poderes? ¿Y nuestros tesoros? ¿Hacia dónde nos movemos para salvarlos? Si el juego está diseñado para perder, ¿cómo lo re-articulamos? ¿Qué acciones tomamos para sobrevivir? ¿Y para vivir? ¿Celebramos lo suficiente nuestras victorias? ¿Podemos construir país desde un juego de mesa? Minutos más tarde, Gerónimo, de Pueblo Crítico, dirige un proceso de reflexión. Establece vínculos entre el juego y la no ficción, guía una discusión que establece puentes entre la actividad y el trabajo organizativo de cada participante. “Hay unos procesos que se dan de conexión entre este tipo de ejercicio y los ejercicios de planificación de la vida real”, explica. Culmina la plenaria, y los participantes salen del juego hacia las reuniones que ellos mismos pidieron al comienzo de la mañana. Vínculos que luego se transformarán en formas concretas de la complicidad solidaria se abren ruta entre los presentes. El encuentro parte desde una mirada holística, además, que incluye un espacio de sanación para los participantes. La mente siempre ha sido una aliada que importa cuidar. Esa sapiencia está, y se gesta desde el programa. En estos momentos, mientras algunos se reúnen, y otros, a su manera, sanan. En la noche habrá cena, y sonará el grupo Plena Combativa; Cristine, de Zurda Music, y el grupo de bomba Ausuba. El lenguaje de resistencia de la música dialogará con el espíritu de lucha comunitaria del encuentro.

y sobre otro retazo de papel quedarán las notas sobre lo discutido en el espacio, planes concretos, invitaciones, sueños, planes, pulsiones. Un encuentro de feminismo campesino. Un encuentro de organizaciones para compartir experiencias y trabajos. Que las comunidades construyan poder. Un encuentro en Culebra, intercambios entre Vieques y Culebra. Talleres de teatro de guerrilla. Un llamado urgente a educar acerca de la Auditoría de la deuda. Crear un directorio de organizaciones. Gestar una campaña contra el desplazamiento de comunidades de sus viviendas. Crear un mapa de las luchas que se están dando en Puerto Rico. Escribir la historia contemporánea del activismo en Puerto Rico. Potenciar un mentoreo inter-generacional. Un encuentro de organizaciones que han rescatado escuelas. Seguir conectando con la diáspora. Potenciar redes de colaboración entre micro-empresas. Facilitar la transportación de participantes entre eventos. Lucharle al racismo. Lucharle a la violencia de género. Entender que los procesos son aprendizaje, y eso es también resultado. Construir, desde la humildad. Acaba el encuentro, y a la vez no. Queda en cada utopía, comunicación, plan y alianza, gestada -o fortalecida- desde las posibilidades, presentes y venideras, de esta comunidad de organizadores. Sus agendas de trabajo son también el encuentro, haciéndose vivo, una, y otra , y otra, y otra vez.

A la mañana siguiente habrá un cerco de cuerpos reunidos en la clausura del evento,

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Gastos

40.9%

3.6%

54.0%

1.4%

Porcentaje

Actividad

Capital

54.0% 1.4% 3.6% 40.9%

2017–2018 Subvenciones y Programas Recaudación de Fondos Operación & Gasto General Presupuesto 2019-2020

$ 3,827,086.00 $ 97,904.00 $ 258,515.00 $2,900,000.00

7,083,505

Total 82

María Fund


Ingresos

56 36,000 252

Fundaciones que donaron

Individuos que donaron

Organizaciones que donaron

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Iniciativas Subvencionadas 2019 Ayuda Legal Puerto Rico www.ayudalegalpr.org/ayudaparadesastre

Instituto Nueva Escuela www.inepr.com

Brigada Legal Solidaria facebook.com/brigadalegalsolidaria/

Instituto Universitario para el Desarrollo de las Comunidades www.facebook.com/instituto.comunidades

Centro de Apoyo Mutuo Bucarabones Unidos http://www.redapoyomutuo.org

La Colmena Cimarrona www.hasercambio.org/alianzas/colmenacimarrona

Comisión Ciudadana para la Auditoría Integral del Crédito Público, (Auditoría YA) www.auditoriaya.org

La Maraña www.lamaraña.org Mujeres de Islas www.mujeresdeislas.com

El Ancón www.elancondeloiza.com El Hangar www.facebook.com/Elhangarensanturce Espicy Nipples www.espicynipples.com Fuerte Fuerte www.fuertefuerte.com Federación de Maestros de Puerto Rico www.facebook.com/ federaciondemaestrosdepuertorico G-8 Inc. Caño Martin Peña https://g8incpr.wordpress.com HASER Cambio www.hasercambio.org

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Proyecto Matria https://www.proyectomatria.org Pueblo Crítico www.facebook.com/pueblocritico.inc Semillero de las Artes https://www.facebook.com/ colectivovueltabajo/ Sol es Vida www.solesvida.org Taller Salud www.tallersalud.com Urbe Apie www.urbeapie.com

María Fund


Nuestra otorgación de subvenciones ha estado fundamentada en la creencia de que los movimientos organizados son esenciales, como manera de construir poder entre las personas directamente afectadas. Desde el inicio del María Fund, hemos recaudado un total de $7 millones. Los ingresos del fondo han sostenido el trabajo de los primeros 18 meses y los fondos restantes permitirán la continuación de la movilización de recursos durante los próximos 2 años fiscales. Las subvenciones ya desembolsadas han oscilado entre $5,000 y $250,000 y se han otorgado a organizaciones locales sin fines de lucro, incluyendo organizaciones con exenciones de impuestos locales pero sin el estatus 501(c)(3), lo que permite al María Fund apoyar a esas organizaciones que históricamente no han recibido fondos, pero que sí tienen una historia sólida de trabajo comunitario.

El Centro para la Democracia Popular (CPD) contribuyó grandemente al asumir el patrocinio fiscal y la administración del fondo; incluyendo responsabilidades legales y financieras. El apoyo, también, se produjo a través de la movilización de las capacidades de los departamentos de comunicaciones y desarrollo de CPD para amplificar los mensajes y avanzar la recaudación de fondos a través de una red de más de 50 organizaciones comunitarias, un sin número de personas aliadas, fundaciones y conexiones con los medios. Nuestro compromiso compartido de canalizar recursos a esas iniciativas comunitarias se realizó a través de contribuciones en especie de más de $400,000 hasta julio de 2018, con más de 20 personas empleadas que dedicaron más de 1,500 horas cada una.

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A todas las

personas, organizaciones, fundaciones, y comunidades aliadas que han apoyado el trabajo del MarĂ­a Fund,

Gracias. 86

MarĂ­a Fund


Donantes 2017–2018 # 2 Knick LLC - Cape House A Abby Lublin Family Fund Aberdeen Abi Karun Fund Adobe AG Foundation Ahdesigns LLC - Ann Hadley Albert & Helen LeBlanc Charitable Fund Alex’s Chimis Inc. Alice Shaver Foundation Allied Medix Resources Inc. Amalgamated Bank AMC Networks Andrus Family Fund Arca Foundation Artist for Creative Theater, Inc. Association for Indias Development

Common Counsel Foundation Community Music Center Cooking with Gabby Cornerstone Fellowship Baptist Church Courtney Cooperman Chai Fund Cox Inc Crane Family Fund CVS Caremark Cynamon-Murphy Family Fund D Daimler Cares (Your Cause) Daniel Family Charitable Fund David & Charlotte Pinsky Donor Advised Philanthropic Fund Distracted Globe Foundation Donegal School District Douglas Wetheimer and Beth Mitchner Dowling Minneapolis Kids Downeast CIder House LLC

B

E

Ball State University Banks Chapel Church Barker Avenue Bendit Family Foundation Berkeley Democratic Club Bhaskar Ghosh & Brinda Govindan BLN Garden LLC BLN Garden LLC Bloomingdale Township Democratic Organization BlueCross BlueShield of North Carolina Bridging Peace Fund of Tides Foundation Broadway Center for the Performing Arts Brooklyn Blends Buchberg Kaywin Charitable Fund Bundle of Holding LLC

Earthly Coffee Shop East Side Community High School Ebay Foundation Echelon Academy Inc. Edwards Deutsch Fund of the Community Foundation of Western Carolina Eight Foot Records Einhorn Family Charitable Trust El Museo del Barrio El Table Campus Exchange Emerson Unitarian Universalist Church Eule Charitable Foundation

C Canada LLC Caplan Family Foundation, Inc. Carol Pencke & Mary Laumer Castner Kilburg Charitable Fund Cedar Lane Unitarian Universalist Church Center for Spiritual Living DC Central Hope Champlain Valley Universalist Society Chapel of Unity Ministries Charitable Fund of Garrett Mracotte Charity Buzz Chasen Family Foundation Churches United for Fair Housing Clark Family Foundation Classic Slice Inc. Coblentz, Patch, Duffy & Bass, LLP Coho Realty Community and Housing Fund Colbyville Copy - Pack and Send Plus Coleman Family Charitable Foundation Collegiate Church Corp. COMMED

F Fairport Central School District Faye and Mayer Krupp Family Charitable Foundation Federal Home Loan Mortgage Corporation Felicia B. Kizer Fight for Families Fellowship First Congregational Unitarian Church of Harvard First Parish Church - Framingham First Parish Church - Malden First Parish Church - Unitarian Universalist First Universalist Church FJC Florida Institute for Reform and Empowerment Forty Acres and a Mule Filmworks Inc. Fox Theater Inc. Frances Greenburger Charitable Fund Frank Brosens and Deenie Brosens Foundation Friedrichs Family Charitable Fund Fukuoka Communication Center Fulcrum Media LLC

Solidaridad

G Gamerjohansson - Duckduck Garden Club of Nyack Gaylord - Eyerman Family Fund of the Oregon Community Foundation Georgetown Friends Meeting Ghostly International, LLC Girl Scouts of NNJ - Girl Scouts of Bergenfield Girls Just Wanna Have Fund Glenn & Celene Voyles Grafix Unleashed Groundswell Fund H Hamburg Central School District Hargraves Family Charitable Fund Haverford Field Hockey Health Resources in Action Henry Crown and Company Hispanic Information and Telecommunications Network Home Box Office, Inc. I Impact Assets Instituto Familiar de la Raza, Inc. International School of Brooklyn Isaacson Miller, Inc. Ithaka Harbors, Inc. J J.B. Katz Charitable Fund J.R. Albert Foundation James and Jane Folger Foundation Janet Kodish and Dorian Newton JD Wine Concepts, LLC - Quantum Leap Winery Jeff & Debbie Andrews Fund Jewish Federation of Greater Atlanta John Gore Foundation JP Morgan Charitable Giving Program Jumamosi Tour LP Justice Action Ministry K Kaufman Family Foundation Kellye & Kyle Wright Family Fund Ken and Mollie Traub Fund Kessler, Schneider & Scheltinga Kirkman Park Elementary School PTA L LaGuardia Community College - ASAP Lake Weir Middle School Lamont Family Charitable Fund Larry Ottinger and Cinthia Schuman

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Latino Justice PDRLF Latino Rebels (Julio Varela) Leland & Gray Union High School Levia Strauss & Co. (Your Cause) Levia Strauss & Co. (Your Cause) Linda Deer Nelson Fund Linde Family Foundation Lynnhurst Congregational Church

Robert C. Parker School Rochester 105 Inc - Bikram Yoga Ferndale Rochester Public Library Roger Stoll Ron McKelevey and Christine Saudek Ross Linderman

M

San Diego City College Foundation Schwalbe Partners Shaler Area High School Segunda Quimbamba Folkloric Center, Inc./Latino Justice Shared Prosperity Fund Sharma Family Fund Shoreline Unitarian Universalist Society Snyder Family Charitable Fund South Valley Unitarian Universalist Starboard Value Charitable Fund Starry Night Fund Stewart Mott Foundation Stowe Street Café LLC Stowe Street Café LLC Student Environmental Action Coalition Student Government Association Skidmore College Student Union of Stuyvesant High School Summer Midstream Partners Holding Sunlight Fund Surdna Foundation Susan Cohn Philanthropic Fund Sydney Robinson & Family Charitable Giving Account

MADRE Maestro Video Productions, Inc Make the Road New York Mandala Mankoff Family Foundation Maribette LLC Marnie Owen and Ethan Hausman Martha Matlaw Mary Ann & Bob Savard Charitable Fund Mary Westheimer Metro Justice ROCLA Meyer Family Fund Miami Valley Unitarian Universalist Fellowship Michael Mendelsohn Charitable Fund Milwaukee Film, Inc. Monarch Impact Fund Myrtle Baptist Church N Nahant Woman’s Club Network for Good Network for Good Next Door North Shore Chiropractic Health Center Northern California Community Loan Fund Northshore Unitarian Universalist Church Northstar Asset Management Novo Foundation Noxon - Kohan Charitable Fund O Open Society Foundations P P.S.1 Contempora Pat and Tom Grossman Family Fund Patricia Segal and Stephen Segal Family Charitable Foundation Paul Mersfelder Paul T. Kalinich Percolate Industries Inc. Penn Medicine Pfizer Propel Northside R Rachel Kauder Nalebuff Ralph Ogden Foundation, Inc. Renaissance Charitable Foundation Resilient Futures Fund Reyes Charitable Fund Reynolds Auto Wrecking, Inc. Richard Hertz and Doris Meyer Gift Fund Riverdale Country School RM Tankersley Charitable TR

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S

T Tableau Software Temple Israel of Northern West The Anneberg Foundation The Bigwood Foundation The Center for World Networking The Cliffs at Long Island City The Dalton School The Dauber Memorial Fund (Sylvia Brandt & James Kwak) The EC Fund The First Unitarian of Hastings The Flora Family Foundation The Gerrish H. Milliken Foundation The Hill Snowdon Foundation The Jan M. and Eugenia Krol Charitable Foundation The JPB Foundation The Lampl Family Foundation The Leonard and Sophie Davis Fund The Libra Foundation The McNally Family Fund The Mooney Tripoli Family The Nancy Hoecker Charitable Fund The Nathan Cummings Foundation The November Fund The Oregon Community Foundation The Princeton University Chapel The Putney School The Red Hot The Robert Rauschenberg Fund The Rotary Service Foundation of San Mateo The Rothstein Foundation The San Francisco Foundation The Selz Foundation

María Fund

The Sobel Family Foundation The Springfield Renaissance School The Wilde Bunch The William and Mildred Kaplan Charitable Foundation The Wireless Alliance, LLC Thony and Serge Inc. Tides Foundation Tiz Media Foundation Triple Bottom Line Foundation U UNC Office of Sponsored Research Unitarian Church of Marlborough and Hudson Unitarian Congregation of West Chester Unitarian Universalist Area Church Unitarian Universalist Church of Long Beach California Unitarian Universalist Church of Nashua Unitarian Universalist Church of Saco & Buddeford Unitarian Universalist Congregation Unitarian Universalist Congregation at Shelter Rock Unitarian Universalist Congregation of Columbia Unitarian Universalist Congregation of Danbury Unitarian Universalist Fellowship at Stony Brook Unitarian Universalist Fellowship of Hartford County Unitarian Universalist Metro Atlanta North Congregation Unitarian Universalist Society of Wellesley Hills United Steelworker, District 4 United Way California Capital Region University of Delaware W Wah Lum Kung Fu & Tai Chi Academy Wake Robin Inn Walter and Elise Haas Fund Wells Fargo Advisors Wells Fargo Community Support Program WesBanco Bank, Inc West End Presbyterian Church West Forsyth High School Westside Unitarian Universalist Congregation William and Mildred Kaplan Charitable Foundation William and Susan Garratt Fund William Bernstein Williamsburg Middle School Winky Foundation WM CA - San Francisco Wobb Family Fund Y Yoga Lifestyles LLC Your Cause Corporate Giving Programs / AT&T


¡Nuestra comunidad es más grande que nuestras islas, y te incluye a ti!

Dona para apoyar a las personas líderes y a las organizaciones que están sembrando justicia en Puerto Rico.

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Comité Asesor 2017–2018

Contribuidores

Yulissa Arce Teresita Ayala (Lah Tere) Laura Candelas Karina Claudio Betancourt Xiomara Caro Díaz José García Jesus González Eli Jacobs-Fantauzzi Wilfredo López Natasha Lycia Ora Bannan Tristana Robles

Alejandra Rosa Escritora

First Chair of the Board 2017

Mikey Cordero Fotógrafo Independiente

Iris Morales Equipo de trabajo 2017–2018 Xiomara Caro-Díaz Directora, María Fund Raquela Delgado-Valentín Directora, María Fund Steve Dooley, Center for Popular Democracy Director de Alianzas

90

Frances Medina Edición y Traducción Erika Rodríguez Fotógrafa Independiente Eli Jacobs-Fantauzzi Fotógrafo Independiente

Identidad Visual / Diseño Editorial División de Diseño™ Luis A. Díaz-Alejandro Luis A. Vázquez O’Neill Impresión: Kopa Printing Papel: Munken Lynx Tipografía: Neue Haas Unica Monotype Foundry Hester Street Alianza de diseño y planificación

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