DICIEMBRE
BUENOS AIRES
AÑO 1
1933
REVISTA GEOGRAFICA AMERICANA JOSE
SAN JUAÑ 738 U. T. 23- 0487
ANESI Director
HABITOS DE NIDIFICACION AVES ARGENTINAS
DE
El nido ha sido objeto de admiraci6n y asombro en todos los tiempos y su estudio es fecundo en enseñanzas y sorpresas
por PEDRO
SERIE
Nuestro nuevo colaborador, cuya autoridad científica en materia de aves y de ofidios es de todos conocida, es secretario del Museo Argentino de Historia Natural, siendo su empleado de mayor antigüedad. como que ingresó a él hace cuarenta y dos años y medio, habiendo realizado una labor in tens l ima y sin la menor idea de suspender-la aún. Ingresó, niño aún, como Ayudante preparador, en 1891, bajo la dirección del sabio Burmeister. a cuyo lado se inició en la técnica paleontológica. Luego actuó con los diversos directores: Ayudante de Zoología con Berg, Ayudante del director con Florentino Ameghino, Preparador y Segundo Jefe de Talleres con Gallardo, Encargado de la sección Peces y Reptiles y desde 1925 Secretario General con el actual Director, prof. Doello-Jurado. A la vez desempeña honorariamente sus tareas cienttficas en la sección Erpetología. Ha efe-tundo numerosos viajes y par •... icipado en misiones científicas y de recolección de materiales zoológicos y paleont.olózicoe, pronunciado numerosas conferencias ciem.íficas y de divulgación y publicado .rnás de 60 trabajos sobre reptiles y aves, en revistas especial izadas, didácticas y aún populares, pues son muy buscados aquéllos en virtud del eatilo ameno con que reviste sus interesantes obeetvaciones y sus sólidos estudios. Algunos de esos trabajos han sido reproducidos hasta una vein te na de veces en revistas y libros. Fué uno de los fundadores de la Sociedad Ornitológica del Plata, presidente de la misma durante dos períodos y actualmente director de SIl revista "El Hornero". Desde 1924 es profesor de la Escuela_Normal de Profesores Mariano Acosta. Es miembro de varias instituciones científicas.
E
Lestudio
de h. vida v costumbres de las aves ofrece a los iniciados verdaderas sorpresas, aspectos singulares insospechados, aun más atrayentes que sus formas y sus cantos que sin embargo, fueron siempre fuentes fecundas de emociones estéticas super iores. Sabemos que entre los vertebrados las aves son- las únicas dotadas del instinto de nidificacióri, las que construyen verdaderas viviendas. no con el fin de guarecerse temporariamente, como cier-tos mamíferos, sino teniendo en vista
exclusivamente la futum familia, pues el nido, como la cuna, es el símbolo de la maternidad.
Cómo se fabrica un nido ConstituÍda la pareja. que puede ser monógama e inseparable, ·0 simple asociación transitoria que se disuelve una vez cumplida la cría de los pichones, a veces mucho antes de Ia postura se procede a elegir el lugar más adecuado para establecer h morada, calculada según el número y. el desarrol lo que alcanzarán los pichones.
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las lagunas y bañados, adaptados a la .Esta elección del sitio está determivida acuática, con sus nidos flotantes y nada por las costumbres y la organimovedizos; y los constructores refinazación de la especie, que puede ser acuádos, artistas consumados que aplican tica, terrestre, o arbórea, con los pichoa sus obras las reglas clásicas, armonines nidífugos(l) como en las perdices y zando la solidez y la comodidad con la pa tos o insesores (2) como en la mayor parte; además de su temperamento o . elegancia y la delicadeza. El tipo de nido más común, adoptado psicologin, que puede ser sociable o sopor casi todas las a ves pequeñas (paslitario; por la existencia de materiales de construcción y la proximidad de ali- seriformes) es el que semeja una copa, más o menos hemisférica, de diámetro mento adecuado para Ía cr ia. y de profundidad variables, el que sueLa ocultación del nido, que es hábito len adherir a los troncos de árboles o general en las aves y en el que algunas sujeto en la bifurcación de ramas, o despliegan una habilidad asombrosa, también colgar en las extremidades fletiende a asegurar 13. tranquilidad durante la incubación y cría, e impone el xibles de éstas. En cuanto a los materiales que enuso de materiales adecuados, cuyo aspecto engaña a veces al enemigo más tran en su composición - vegetales y animales en general - están dispuestos astuto, de modo que el interior sea blando, lo Así, los sitios elegidos para 13. ubicaqUE' obtienen mediante plumas, lana, ción de los nidos, la forma de éstos y los materiales adoptados en su cons- algodón y crines, que mantienen el calor suficiente durante la incubación trucción, son en extremo variables v ofrecen una serie de graduaciones, de~- .v la cría de los pichones delicados e implumes, en tanto que el exterior está de los más rudimentarios y toscos hasta reforzado con elementos más toscos y los más acabados y perfectos. Algunas resistentes .Y la estabilidad de la pequese limitan a reunir sin el menor cuidado tan sólo algunas ramitas sueltas, como ña cuna asegurada mediante sostenes y a veces. simples telalas palomas, o aprovechan una simple lazos tenues rañas o partículas de barro - adheridos depresión del suelo, con pocas briznas Pertenecen a de pasto y hojas, como los teros, [as a las ramas próximas. perdices y los chorlos , mientras que los esta categoría los· nidos de churrinche, picaflor, sieie-colores, piojito y otros, boyeros, churrinches o brasitas, piojiios y plcaflores construyen con primor ver- cuya forma simétrica y armoniosa reune la comodidad interna máxima a una daderas joyas aéreas, seguridad inconcebible. Todos los tipos de artesanos están Ante estas maravillas se ha dicho, representados en esta colectividad industriosa, aunque las herramientas son como explicación filosófica, que aquí sólo interviene el instinto, inmutable iguales para todos, reducidas, débiles y desde siglos, fijado en el individuo por deficientes: pico, patas y pecho. Así, tenemoslos carpinteros o picapalos, de pico herencia, invariable dentro de una misma especie, la que no se equivoca, coacerado,que tra baj any horadan la mademo ocurrir ia si procediese por ensayos ra; los tejedores, que entrelazan fibras, Pero la observación ha como los boueros, y los sastres, que y tanteos'." cosen hojas; los albañiles como el hordemostrado que aunque las aves están sometidas en general a un deterrninismo nero, que maneja tan hábilmente la arineludible, que las impulsa a nidificar gamasa reforzada, para levantar su ranen una forma más o menos constante, cho típico; los mineros -- lechiczas, gousando procedimientos y materiales silondrinas, camineras y mariin-pescadores milares, sin vacilar y sin aprendizaje - que hacen sus cuevas y galerías subterráneas; los pescadores, habitantes de previo, .lejos de ser meros autómatas como se supone, manifiestan en muchos (1) Que corren y comen solos en seguida de nacer. casos rasgos de inteligencia, de previ(2) Que permanecen en el nido hasta su completo sión, de adaptación a nuevos ambientes; desarrollo.
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HABITOS
DE NIDIFICACIO
NIDO
DEL
DE AVES ARGENTINAS
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HORNERO
A la izquierda, en su apariencia externa; a la derecha, en un corte seccional para mostrar su ~nterior. Típico y único en su género, resistente y confortable, utilizado también por otras aves l~tr usas. El hornero es llamado también, según las regiones, casero, alonso, hornenllo, albañd, hogarait i, ete.
UNA
PAREJA
DE
PICAFLOR
ES
Este es el picaflor de Burmeister. especie rara y quizá la más pequeña, apenas mayor que un abejorro. Anida en las sierras del Norte, a unos 1.500 metros de altura. Su nido es de los más perfectos que se conocen. Esta unido y sostenido Con telarañas y el exterior revestido y disimulado con liquenes sacados de la misma planta.
NIDO
DEL
SlETE
CUCHlLLAS
Abundante en las lagunas y juncales, de forma globulosa característica y poco usual. Hecho con pajas y juncos secos y generalmente ubicado sobre varios juncos oscilantes, a veces como en el caso presente un arbusto duraznillo -, su exterior está hecho con barro y tiene sobre la entrada un saliente o alero protector.
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GEOGRAFrCA
~¿dificando y mejorando la forma del nido según circunstancias imprevistas, adoptando nuevos materiales para la construcción y aprovechando 1'l experiencia adquirida.
Pruebas de inteligencia y previsión Es así como se advierte una diferen-: cia en la nidificación de las parejas jóvenes, ~ás torpes y descuidadas, tanto en la ubicación como en la arquitectura, en relación con las adultas, que despliegan mayor destreza, habilidad y previsión, de acuerdo con el progreso acumulado, que sobrepasa y absorbe el instinto heredi tario. Es conocido, en-tre otros, el procedimiento de aquella pareja de goLondrina.!", que en Europa suelen fijar su nido de barro en las cornisas de los edificios, las que molestadas en su tarea por el alambre de una campanilla, cuyas sa.cudidas frecuentes desprendían el material a medida qué lo aplicaban, resolvieron, después de' varias tentativas infructuosas, fabricar un conducto o tunel para aislar el alambre, cuyas vibraciones no molestaron ya a las obreras. Un pájaro de la India, llamado baya o botella por la forma de su nido, que es tubular y colgante, con su entrada en el extremo inferior, suele pegar con barro de cada lado de ésta dos insectos luminosos, especies de luciérnagas, cuya luz ahuyenta a sus enemigos nocturnos, roedores y murciélagos. Ciertos patos, macaes o zambullidores, y las cachirlas, al dejar el nido durante la incubación lo cubren con pasto u hojas, a fin de disimular su presencia; el diminuto sicie-cuchillas de los bañados, antes de empezar su nido globular lacustre, adherido a los juncos, tiende un pequeño toldo provisorio de paja seca, que evita la oscilación de los juncos y le proyecta sombra, impidiendo el resecamiento demasiado rápido del limo empleado para consolidar las paredes del nido, cuya entrada tiene como una marquesina o alerito protector; el hornero gradúa sabiamente en su construcción de adobe, de acuerdo con la estación y el tiempo, la par-te de mate-
AMERICANA
riales de refuerzo - trabas de pasto, crines o lana - con que aumenta la consistencia de su mezcla; los machos de algunos picaflores vistosos no se aproximan al nido durante la incubación a fin de no atraer la atención de los enemigos por su aspecto resplandeciente; el dicoceros asiático nidifica en los troncos de árboles, tapiando a la hembra con barro y pedregullo en su nido, salvo el pico por el cual la alimenta, ya con el fin algo tiránico de prevenir posibles veleidades, ya .con el más noble de protegerla con tra: "la alimaña circundan te; los previsores carpinteros almacenan alimentas' en el nido en la época de abundancia; y podría citarse muchas otras pruebas de inteligente previsión, de experiencia acumulada y aplicada, sobre todo, a la protección de los nidos y a obtener la tranquilidad requerida para cumplir las tareas de la incubación y cría de los pichones (1).
Ocultación de los nidos y mimetismo Las aves pequeñas, salvo las familiarizadas con la presencia del hombre como el hornero, que hace ostentación de su morada - tratan en general de ocultar su nido, como recurso práctico de defensa pasiva, muy feliz en algunas especies que demuestran una maestría incomparable en el arte del mimetismo. Entre éstas descuellan el churrcnche o brasita de fuego, el piojito azulado y otras de la misma familia, tiránidos o papamoscas, y algunos picaflores, cuyo nido aparece íntimamente adherido e identificado con los troncos y ramas, recubierto con corteza, musgo o líquenes, elementos desprendidos de la misma planta, confundiéndose así con las (1) La búsqueda del alimento agudiza también sobremanera las facultades de astucia y observación en las aves, creando hábitos que se transmiten por herencia y cuyas manifestaciones actuales nos causan justificado asombro. El ejemplo más t,1pico. referido por Livingstone, es el del pájaro africano, llamado honey-guide o guía melero, que es muy goloso de las crisálidas de abejas silvestres, pero incapaz de quebrar por si solo la envoltura resistente de los panales, logra su propósito de un modo indirecto pero eficaz, aunque un tanto complicado: llamando la atención de los viajeros y pasantes ocasionales, guiándoles hacia los panales, de cuyos despojos se aprovecha, después que éstos han extraído la miel. Livingstone se preguntaba: ¿<le qué modo y desde cuándo el bonev-guide ha descubierto que los hombres, negros y blancos, codician la miel?
LOROS ARGENTINOS
Los loros o psitácidos, que figuran en esta lámina pertenecen a la sub-familia pioninos o sea los de la cola corta, que viven en" el norte y nordeste de la Argen ina. Corresponden a los géneros rlmazona, Pionop siüa y Pionur, llamados vulgarmente: "Loro hablador". "chocle1'0", "a lisero " I 11 pecho rojo", "chorao" .Y "cuiú-cuiú".
TROGONlOOS
ARGENTINOS
Tres parejas de las hermosas aves llamadas vulgarmente "Surucuá" "Surukú" o "Sa ihyú". Viven en Salta. [uj uy, Chaco y Misiones. (Láminas del Museo Nacional de Historia Natural). La pareja superior es la especie Troqonurus oarieaaius, la derecha T, surucura y la infer-ior T. curucui,
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nu.dásidades o excrecencias naturales de acceso difícil, o se oculta con gran del soporte. Las especies que nidifican habilidad, algunas especies, despreocu.en el suelo desprovisto de materiales padas o vanidosas, se complacen en propicios para la ocultación, como en exhibir su morada situada intencionallas praderas, consiguen, no obstante, mente en sitios visibles o transitados; identificarse con el ambiente de un mo- y otras, hasta lo adornan y embellecen . do casi perfecto, tanto por el color, as- exteriormente con objetos diversos y pecto y disposición de los escasos ma- . superfluos, pero gratos a la vista. Enteriales, como por la coloración de los tre los primeros figura el hornero, que huevos. Se sabe cuán difícil es hallar busca de preferencia para su nido los un nido de teru-teru en el campo raso, sitios más descubiertos y aparentes: las especialmente si uno se guia por sus cornisas de los edificios y los árboles maniobras astutas y aparatosas: sin bajos,los postes de telégrafo y los de embargo, la nidada está allí, al descualambrados, -los molinos y las tranquebierto en una simple depresión del sueras, en las barrancas y hasta en el suelo; lo, pero la vista no puede distinguirlo la palomita de La oirqen. con su nido rudipor su similitud con .el terreno y el mentario, situado en el parral o en la glorieta, al alcanc'e de la mano y a mepasto vecino. En este caso se hallan también las perdices, l¡fs cachirlas, los nudo del gato casero; el del picaflor, pendiente de una ramita de madreselva chorlos y otras aves de bañados, adapo de un tiento bajo el alero del rancho, tadas a la vida de llanura. familiarizados todos con la presencia Las especies pequeñas, arboricolas, del hombre y de los animales doméstique construyen nidos abultados muy cos, no obstante los desengaños crueles visibles a distancia, como los leñateros y varios otros de la misma familia que a menudo experimentan. Otros, como el Leñatero con su enorme Dendrocoláptidos. forman verdaderos reductos leñosos y heterogéneos, de ex- haz encima de un arbusto, a la orilla terior erizado, con espinas rígidas, co- del camino transitado, suele incorporar mo verdaderos caballos de frisa, que lo a su nido, por capricho o diversión, los objetos más diversos que' encuentra en hacen casi inabordable para sus enemigos naturales,' además de su entrada la vecindad, sean éstos da vos, huesos, reducida; pero el interior, 'que a veces suelas usadas, piedras, peines, rabos de liebre con su extremo blanco y especialtiene varias cámaras separadas, está dispuesto de un modo confortable, fo- mente trozos de trapos de color que es afecto a colocar en el extremo de una rrado con materiales blandos y delicaramita cerca de la entrada a guisa de dos. Las que nidifican en las alturas bandera vistosa, que le señala de lejos no se cuidan tanto de disimular su nido, su hogar. Pero entre las aves que se alejado de las asechanzas temibles, y destacan por el arreglo y adorno refien cuanto a las corpulentas y poderosas nado de su nido, evidenciando tendenrapaces confían' en su fuerza y energía cias estéticas, figuran el tilorinco y clapara defenderlo. midodero de Nueva Guinea y Australia. Las aves de hábitos gregarios, que El primero, llamado p ájaro-jardinero, forman asoci-aciones temporarias para forma cerca del nido como una glorieta nidificar, flamencos, pinpüinos, albatros anexa, con ramas verdes, orquídeas y y otras especies marinas, se congregan por millares en lugares apartados, cos- flores del aire, con pasadizo, cubriendo el piso de la entrada con semillas, hojas, tas desiertas o islas solitarias, en donde frutas y flores frescas vistosas. que repueden efectuar tranquilas sus tareas nueva cuando se marchitan. El otro de incubación y cría. acumula, delante de su vivienda, 'una El arte de arreglo en los nidos cantidad de objetos vistosos o brillantes, de' simple adorno, como conchillas, Aunque la tendencia predominante huesos pulidos, piedras y otros matesea la de obtener la mayor seguridad riales que trae desde lejos, se supone para el nido, que se establece en lugares
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HABITOS
EL
CARPINTERO
CHICO
DE NlDIFICACION
NIDO
DE
AVES
EL
O COMEPALO
Este pájaro ahueca un tronco de árbol debajo de una rama horizontal que lo protege y hace una cámara profunda de hasta 50 centírnetros.
DE
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ARGENTINAS
NIDO
DEL
LEÑATERO
Abultado, hecho con ramas secas espinosas, a las que se agrega con frecuencia los objetos más diversos, como adorno, en especial trapos de color y rabos de liebre, y en e! interior algún material blando.
"OVEJERO"
Construye su nido habitualmente con ramas y palitos secos, pero en el caso que se ilustra usó para e! sostén exterior sólo trozos de alambre retorcidos, restos de los usados para enfardar pasto.
UN
NIDO
DE
CLAVELES
DEL
AIRE
El "ORNITHlON" es un pequeño Tiránido del Chaco y e! nido que ha construí do y que vemos aquí tiene la originalidad de haber sido hecho exclusivamente con claveles de! aire. Su interior está recubierto de copos de algodón.
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GEOGRAFICA
LA
COLORADA
PERDIZ
o
AMERICANA
HARTINETA
Cada vez más escasa. porque su carne es muy apreciada y se la persigue mucho, la martineta hace nidadas de cinco huevos en depresiones del suelo, donde consigue ocultarse hábilmente. El macho comparte con la hembra las tareas de la incubación. Los huevos son de cáscara lustrosa y de un hermoso color rojizo, púrpura O vináceo:
que con ayuda de otras parejas, las que en cierta época del año se congregarán tal vez para celebrar allí sus torneos de canto y de baile, costumbre que poseen también algunas aves americanas. Sabemos que los avestruces de las sierras del noroeste organizan verdaderas danzas colectivas. como ha podido observarlo el arqueólogo Boman en una de sus excursiones por el altiplano.
La propiedad y el comunismo en las aves El sentimiento del derecho así como el instinto de propiedad, están muy desarrollados en las aves, que lo evidencian con frecuencia, especialmente en sus prácticas nidificadoras. Una vez elegido el, lugar adecuado e instalado el nido, la pareja se considera dueña y
señora no sólo de su obra, sino del espacio circundante hasta ciertos límites, en los que no tolerará la presencia de ningún intruso, aun cuando sea de la misma especie. Los curiosos, atrevidos y amigos de lo ajeno - que también existen entre las aves - que penetran en el área prohibida son enérgicamente perseguidos y a veces duramente castigados con la cooperación de vecinos serviciales. Sin embargo, y con el fin de ahorrar trabajo individual, algunas especies han (cncon tra d o ventajas . en practicar . e1 comunismo de la postura, adoptando varias hembras el mismo nido. Así proceden, entre otras, las urracas comunes o plrinchos, algunos patos, gaLLaretaJ" y el tordo bayo o músico. Otras especies, de Índole opuesta, o
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sea individualistas declaradas, han descubierto tamb~én que era más cómodo apropiarse, de buen modo o viol entamente, de nidos ajenos ya hechos y habitables, aunque sean los de otras especies, pero siempre más confortables que los propios. El número de estos "vivos" y aprovechador-es es bastante numeroso, pues se sabe con qué facilidad cunde el mal ejemplo. Ciertos nidos, por sus condiciones especiales de confort, como los de horneros, carp inieras y otros, suelen ser muy codiciados por los usurpadores, que llegan a expulsar a . los ocupantes legítimos. El rancho del hornero alberga con frecuencia famili as de huéspedes ad ven ticios: gorr/one.f, mixtos, qolondrinas .Y boyeros o mataduras; así como el del carpintero en los troncos de árboles; la cueva de la Lechuza de vizcacheras; el del martin-pescador en las barrancas; el abultado haz del Leñatero y otros son los preferidos por estos intrusos, Hasta los nidos de cotorras en lo alto de los árboles, son a veces adoptados por cierto patito, caprichoso y menos "terre a terre" que sus congéneres, que prefiere las alturas para incubar, no obstante las singulares dificultades ,que debe afrontar para trasportar al suelo sus patitos cuando nacen. El parasitismo
en los pájaros
Además de estas aves, cuyo instinto de nidificación aparece modificado, cuando no totalmente extinguido, pero que asimismo incuban y crían como la generalidad, existen otras, muy pocas, que se han emancipado de estas pesadas tareas, convirtiéndose en parásitos de otras especies, a quienes trasmiten el cuidado de criar su descendencia, confiándoles previamente los huevos para incubar-los. Aberración inexplicable, verdadero enigma ornitológico. Es conocido y clásico el caso del cuco o cuclillo europeo, el que no obstante la literatura copiosa a que ha daelo lugar permanece aún misterioso en algunas de sus maniobras para introducir subrepticiamente el huevo parásito en el nido de otras aves. Nuestra avifauna incluye también varias espe-
EL
BOYERO
NEGRO
Y SU
NIDO
Quizá único en su género está formado con una fibra vegetal negruzca y fina - no crines como se creía entrelazada fuertemente v suspendida como bolsa en el extremo de un:' rama y con la entrada en la parte superior. La cámara está situada en la parte inferior, que es más ancha y de tejido más espeso y reforzado; algunos miden más de un metro de largo,
cies dotadas de este hábito anormal, algunas muy populares, como el tordo o renegrido y otras menos conocidas, como el crispín pequeña urraca del norte - así como var-ios patos silvestres. El procedimiento usado por estas especies parásitas -- que no tienen entre sí nada de común, sino el vicio o la debilidad - es idéntico y consiste en buscar nidos ya ocupatlos, sin' mucha selec-
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Aj'vlERICANA
práctica bastan te eficaz para la propagación de tales especies parásitas, que aparecen cada vez más numerosas, corno ocurre, por otra parte, con todos los parásitos en la escala zoológica ... A consecuencia de este parasitismo, es dado observar en las familias afectadas, escenas curiosas, v a veces enternecedor~s. Incubado el huevo ajeno junto con los propios, y nacido el pichón huésped, más grande y glotón que los hijos legítimos, acapara para PINGÜ¡ os y sus NIDOS sí todo el alimento que Estas aves se reunen en colonias inmensas, en lugares desprovistos acarrean los padres, .v .generalmenfe de materiales adecuados para los nidos. Disponen por su desarrollo más sólo de piedras y cantos rodados que acarrean penosamente desde rápido el nido le resulta la costa y que les sirven para delimitar el nido y evitar el deslizapronto estrecho, por lo miento de los huevos en las pendientes. y por esas piedras suelen trabar riñas terribles. que con frecuencia .Y a fin de quedar solo cion, y aprovechar la ausencia momenexpulsa él sus compañeros más débiles tánea de los propietarios para dejar allí que perecen desamparados fuera del nido. Ya criado y emplumado el piuno o varios huevos, con toda desenvolchón de tordo, sigue por algún tiempo a tura, sin preocuparse de las consecuencias. Los patos parasitan así a sus con- sus padres ocasionales, exigiéndoles aún el alimento, que no sabe procurarse géneres complacientes y también a otros solo, y así puede verse a menudo en el vecinos de bañados, galLarelaJ', macaes campo, escena divertida, a unos tordos .Y gm·iotaJ'; llevando a veces su audacia, o inconsciencia, hasta operar en grandotes persiguiendo e implorando, insaciables, con el pico abierto y agitannidos de chimanqos cuando éstos se hado las alas, a otras avecitas de las más llan en el suelo, acto absurdo y paradoja}, no exento de ironía de parte de la diversas especies, que siguen por hábito y cariño proporcionándoles la comida. torpe palmÍpeda imponiendo a la altiva Está demás decir que la vida de'Ias aves rapaz la incubación de huevos tan disnos ofrece muchos otros aspectos tan in tetintos de los propios, que darán naciresan tes, tan poco conocidos y tan dignos miento a polluelos movedizos y despabi[ados, los que abandonarán el nido en de estudio como el que hemos descripto. Además, su influenia protectora e seguida ganando la laguna próxima con insubsfituible de 1:1 vida vegetal, que gran asombro de los padres adoptivos. man tiene el equilibrio natural necesario El crespln, gue ya tiene su leyenda, recogida por el folklore, busca nidos de .Y contiene el desarrollo excesivo de ciertas plagas, así como tantas otras a ves más pequeñas para confiar-les por manifestaciones. nos revelan que por sorpresa el pesado encargo, lo mismo encima del interés sentimental o artísque nuestro tordo, evitando así prudentico, no obstante ser éste tan importantemente conflictos posibles con dueños recalcitrantes, .v el procedimiento, apate, está el aspecto práctico, económico rentemente aleatorio. debe resultar en la .v científico, de alcances incalcuhbles.