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ARGENTINO Red
CONCE"ONP-
EOGRAFIC AMERICAN -M E N S U A L
1 L U S T R A D A
SEI·TIE~lnRE DE 1943 PRINCIPALES
ARTICULOS
DE ESTE NUMERO
Notas de un viaje botánico al departamento Santa Victoria (Salta)
de
El folklore de América Talagapa: Jornadas patagónicas Cochabamba EL SUMARIO DETALLADO ESTA EN EL INTERIOR DE LA TAPA
da
NÚlll.
120
ESTE NUMERO CONTIENE Notas y Noticias Notas de un viaje botánico al departamento con diez y nueve
de Sánta Victoria (Salta)
ilustraciones
El folklore de América,
lEODORO
con diez ilustraciones
MEYER
J. IMBELLONI
Talagapa: Jornadas patagónicas (on veinte
Cochabamba,
i1ustrationes
y un mapa
con quince
ilustraciones
Dr. JULIO
O.rígenes de las cacerías 'denominadas
DE KINKELlN
PELLETAN
Dr. GERMAN
OROSeO
"chacu
ll
Dr. ENRIQUE
con dos ilustraciones
DE GANOIA
EL MUNDO Y LAS REVISTAS La lengu. de Cristóbal Colón, por Ram6n Menéndez Pidal - "Anales del Museo turales", Bernardino Rivadavia Anais do Museu "Histérico Nacional".
Argentin,
de Clencias Na-
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EL MUNDO Y LOS LIBROS Naufragio y aventuras del capitán Viau, por M. de P. N., en "Revlst« General
DOS LAMINAS
A TODO
Vistas e/e una sala de la época'
de Marina",
Madrid.
COLOR e/e Rosas
66 ilustraciones Propiedad
Ar tt st.ica y Literaria - Registro Nacional de la Propiedad Intelectual y dibujo de la tapa registrados bajo el No 161.245,
Año X-Vol.
XX
Agente publ.citario
para Estados
1\0 OG4.004 -
Núm. 120
SEPTIEMBRE 1943
Unidos de N. América, Joshua B. Power s & Cía. New York.
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OGRAFIAS ETOQUES
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EL FOLKLORE y sus
DE AMERICA
DIFICULTADES
CONTINGENTES
Como se hizo con todos los volúmenes de la colección Humanior, también esta vez Revista Geográfica Americana da a conocer con, anticipación a sus lectores uno de los principales capítulos del tomo IV (Sección E) próximo a aparecer, cuyo título reza: Concepto y Praxis del Folklore como Ciencia
por
J.
IMBELLONI
Hemos mencionado en la última reel fin de ilustrar los fundamentos del Folklore como ciencia, en unión que ciertos cantares de niños, recogidos dentro de naciones cultas y en la primera reunión hemos tenido por mira consolidar el concepto de pa- nuestros días, por ejemplo, los que tan trimonio (1). En la segunda, el concep- diligentemente ha 'analizado en Inglaterra sir Alfred C. Haddon, contienen perto de pervioencia (2). Esta última etapa fué lograda mediante vivencias de. costumbres y ritos que pertenecieron a épocas de cultura extraun minucioso análisis de lo que llamamos "estratificación", o resultante de la su- ordinariamente alejadas. Al descubrir en perposiciónde capas culturales que cons- las ingenuas coplas infantiles, pasajes que tituyen, uno arriba del otro, el .fUper.J'aluden a escenas terribles y crueles que lraium y correlativamente el substraiunt ' fueron frecuentes en la antigüedad, al mismo tiempo que probamos un sentio subslrala, Con particular atención al campo del miento de, angustiosa maravilla, comFolklore, hemos visto que superstraiurn probamos también la extraordinaria viy subsiraium pueden considerarse repre-: talidad de ciertas fórmulas mímicas o sentados, respectivamente, por el Pop u- . verbales. Ello se verifica; por ejemplo, al conlus y el V ulqus, no sin notar el aporte de claridad:que introduce la ecuación filo- siderar el personaje del "prisionero" en lógica Vulgu.s=Folk, que acabamos de el juego cantado del "Puente de Londres'.', elque ha caído y debe ser reconsestablecerpor primera vez. En segundo término hemos puesto en truido, o de las "Tres Hermanas" del vista el funcionamiento de la imitación correspondiente juego de los niños grieentrelas dos capas, discerniendo los fac- gos contemporáneos' o del juego de los niños de Capadocia llamado el "Puentores"mecánicos" (centralidad, vialidad, circulación)y los "psicológicos" (pueblo te de Adana"«. y clasemodelo, pueblo y clase imitadora, Fuimos una vez tres hermanas, irer hermanas y lostres "momentos" del fenómeno: in, [.roliIM; vencián, imitación y oposicián, Los dos conslruuá una el pu t nle del Danubio, la sequn[da el del Eufrates , últimos términos pueden llamarse moda y yo, la tercera, levanto el puente de rldana ... yantimoda). Miraremos, en esta tercera parte, a mientras en la versión de Morea así dice el canto de la tercera hermanita: circunscribircon mayor cautela el "campo" del Folklore, ya no en el sentido del y 'yo, la Iercera y mi:r bella, del puente sobre ubi, porque ya sabemos que su indaga, [el Tric'ia .roy el duende; , ,y como mis ojo.r vierten .fá/lrima.r, puedan las ción se ejerce en las clases incultivadas [qu~ transitan bañarlo con. 1M propias.i, t de las naciones civilizadas; sino en el Es evidente que estosjuegos represensentidodel cuando, y esto implica la detan la pervivencia de un antiguo rito, limitación de los horizontes. el de sacrificar víctimas infantiles en la edificación de un puente, y, más 'en ge(1) Se refiere a la exposición de la primera parte de este trabajo sobre el Folklore como ciencia "realizada neral, recuerdan lo que en etnología 'es en las salas del Departamento' del Folklore, en Buenos Aires, el día viernes 24 de Julio de 1942, bien conocido con el rótulo de "sacrifi(2) La segunda reunión fué efectuada el martes 28 cios de fundación", (la documentación de Julio, '
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de América está repleta de tales ritos, yen particular las crónicas de Colombia) . .: Los niños, como es natural, no interpretan con justeza el significado de esas coplas, y es evidente que la "pervivencia" incluida en sus frases, no cumple función alguna en su vida psíquica, ni en las formas del vivir moderno. Sólo es un eco, una resonancia lejana e inerte. . Son estas razones más que suficientes para debilitar la posición teorética de los autores de tendencia "psicologista", y al mismo tiempo la de aquellos otros, que prefieren colocar el ejercicio del Folklore entre las disciplinas de orden histórico. Este asunto reclama que no dejemos inobservada la naturaleza cronológica de los varios substraia, que constituyen el repertorio de los datos recogidos por e~ Folklore. En su disertación presidencial insertada en el año II de la revista FoLkLore, el .gran especialista inglés G. L. Gomme aseguraba que:" el Folklore contiene LaJ" supervioencias de La más remota y más groJ"era cultura del Hombre". Estas palabras hay que .medi tar las, en unión con la frase de Marett: "algo deL hombre primitioo está Latente eti nosotros": También Haddon, del que ya. hemos mencionado parcialmente la definición que el Folklore Yer un estudio de J"upervioencias'", añade, a manera de explicación, que se trata de "LaJ"reliquias de un pasado inmemorable": Se nos presenta el dilema de si estos autores han pensado que objeto del Folklore. es sólo lo elemental de la cultura humana, constituido por reliquias que proceden de las formas de vida más alejadas en el tiempo y de mayor pobreza patrimonial, o si han querido decir simplemente, que dentro del acervo de pervivencias. asequibles por medio de la encuesta folklórica, figuran algunas de antigüedad tan remota, que son atribuibles a las más lejanas capas de las sociedades humanas, aquellas que son del directo dominio de la Prehistoria. Si la interpretación exacta fuera esta última, nadie podría negar su veracidad. Pero la forma usada por los autores que citamos, nos impone insistir en que el
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Folklore tiene por fin captar, no sólolas reliquias propias del substraium remotisimo, como se inclinan a sostenerlo buen número de estudiosos de la época de Ty. lor y Lubbock, sino también las queper·. tenecen a las capas más recientes, indu. sive la que inmediatamente nos precede. De un modo concreto, al lado de los pedernales y yescas, recogeremos las primeras cajas de fósforos de madera, y al Íado de los instrumentos que provienen de las culturas de pastores y cazadores y junto con sus forrnulaciones super· vivientes en el canto, lenguaje, juegos, etc., recogeremos los instrumentos y las fórmulas andaluces y vascas, piamontesas y lombardas, etc., que se infiltraron en la estructura vernácula del saber po· pular. Nadie dejará tampoco de rastrear, en las danzas y cantares del Norte Ar· gentino, todas aquellas formas que Caro los Vega ha referido a la morfología del minuet . Esta danza refinada, que extendió hasta Tucumán y Salta el área de un ciclo musical y psicológico, cuya cuna fuera la Europa culta del siglo XVIII, integró hacia la mitad del XIX en los salones punzó de Buenos Aires, una notable concreción de motivos de arte, moblaje, decoración interior y costumbres de sociabilidad, la que puede considerarse en muchos aspectos como una emanación original y característica, e hizo de la época de don Juan Manuel de Rosasel más armonioso conjunto engendrado en el Río de la Plata. (Este reconocimiento rebasa las fronteras entre "resistas" y "antirrosistas", y se funda en el hecho positivo que cuando se ha buscado realizar una evocación cálida y fiel del "ambiente porteño", se ha tenido que recurrir a los sillones, divisas, rnanifiestos, cortinados, imágenes y. reliquias del período del Restaurador: véase el' magnífico resultado conseguido por la familia del Sr. Oscar Carbone en las salas de su. hospitalaria biblioteca de Villa Ballester. Ver láminas en colores). Vemos, pues, que si la escuela inglesa de fines del siglo tuvo como principal objeto de la encuesta folklórica las pero vivencias del tiempo más remoto, de ningún modo se colocó fuera de los limi-
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Fachadadel Museo Nacional (Quinta da Boa Vista), Río de [aneiro. Antigua reside;"cia imperial; fundado en 1818
tescientíficos asignados al Folklore, pero se dedicó innegablemente a un sector de losmismos, harto restringidos. Es cierto - por otra parte - que la más reciente actividad de nuestros folkloristas se ha desplazado, con igual exceso de especialización, en sentido opuesto, o sea hacialas formas exclusivamente contemporáneas. Conviene, en resumen, que ambas ten-
dencias sean integradas, y devuelto al Folklore el ámbito ilimitado que le corresponde. Corolario de esta exigencia, es la necesidad que el folklorista tenga un conocimiento profundo de todas las capas que componen .el substratum, des- . de las más hondas y remotas, hasta las sedimentaciones de nuestro "ayer". Esto trae no pocas dificultades, por el hecho que el folklorista debe saber distin-
Sala Euclydes da Cl1nha del Museo Nacional de R¡o de Taneiro, dedicada a conservar los objetos . de vestuario, instrumentos, etc., del habitante del' sertiio
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Traje usado por los sertanejos deCeará (Brasil) totalmente confeccionado en cuero, incluso la . . alforja
guir las diversas componentes de un todo que comienza con los patrimonios culturales de la Humanidad y termina con las modalidades de la vida histórica local.
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En las naciones americanas, la composición del substraturn alcanza - en efecto - una complejidad insospechada. Las componentes étnicas que se han asentado en el suelo, no son únicamente las de la Colonia, ya por sí mismas asaz complejas, sino las más intrincadas del período de la gran inmigración. No sólo españoles y portugueses, sino italianos, germanos, franceses, etc., han aportado formas y elementos. Los vascos del flujo inmigratorio, intensificado desde 1865, han dejado aquí vestigios considerables: todo lo que concierne a la industria del ganadero y el lechero, por ejemplo, es de origen vasco. Los carros chillones, las rue das sin radios, el yugo de bueyes, etc., deben ser investigados tipológicamente, para referirlos a las formas mediterráneas originales, siguiendo la óptima pauta trazada por Aranzadi. Se ven a menudo casas antiguas y recientes, que parecen hayan viajado desde los Pirineos (hay una en Mar del Plata, punta Mogotes, que es todo un canto nostálgico). La casa colonial, que viene directamente de Andalucía, donde fué asentada por los árabes, que la habían conocido en el Africa Romana, es la casa de Pompeya, y el "patio" es un auténtico impluvium. Luego, hay que tener en cuenta, con atención concentrada.i las formas de vida engendradas en la Colonia, por tipos sociales como el Bandeirante y el Sertanejo del Brasil; así como por sus homólogos en las demás naciones. El Museo de Río ha reunido las reliquias del vivir del Sertáo en la sala Enclydes da Cunha, que contiene los instrumentos de pesca, los trajes de cuero, los recipientes para líquidos, quartinhas, tazas, fuentes y bacias, linternas, moblaje, modelos de habitaciones, armas, retratos, capacetes de sirinqueiro con su lumbre frontal, etc.: una colección realizada con amor y saber, para enseñarnos de qué modo vivió y en parte sigue viviendo el colono, ante las dificultades de su vida económica y en el trabajo de contruirse una adaptación proficua. Entre nosotros no ha surgido una tentativa semejante, y no poseemos exposiciones permanentes de lo. que fué la vida colonial en sus formas durab1es.
r EL FOLKLORE
Losaficionados se han limitado a coleccionar losobjetos que atañen a la cabalgadura y al arreo, de los que existen notables vitrinas particulares, más como adorno de salones que con fines de r eco nstr ucció n documental, Del mismo gaucho, palabra en general interpretada en forma muy vaga, poseemos más alabanzas líricas que restos descriptivos auténticos, Si esta denominación gaucho ha de designar, más que a Modelo de jangada los pendencieros y holgazanes descriptos por Azara (1801) y Aguirre (1782), al tipo corriente del trabajador del campo y del estanciero, especialmente los dedicados a la tarea ganadera, ya es hora que en alguna parte del país se aliste al menos una sala semejante a la del Serianejo del Mm:eo Fluminense. Volviendo a las peculiares dificultades que presenta el Folklore en las naciones americanas, hemos de considerar lo hecho en otro gran sector, que es la vida de los que fueron los esclavos negros traídos desde Africa a l·as Antillas, Centroamérica, Brasil y Argentina. Era, naturalmente, la escuela brasileña del "folklore negro", cuyo investigador principal es Arthur Ramos, la que estaba llamada a absolver este cometido y lo ha hecho admirablemente, al escrutar las coplas, los dioses, las curaciones, los fetiches, las danzas, etc., que, introducidas por el elemento africano, han tenido innegables influencias y pervivencias. Cuba, Puerto Rico, la isla de Haití y buena parte de los istmos están repletos de formas africanas en vigencia y de otras ya envejecidas, supervivientes en el subsiraium, El que en la Argentina quiera distinguir los rastros africanos, deberá tener presente, que la distribución de los negros siguió des caminos: l.", los centros del trabajo de la caña y la zafra; y 2°, los puertos del litoral,' atendiendo a la his-
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utilizada en el norte implementos
del Brasil,
con todos sus
toria del trabajo negro, que brindó, ante todo, mano de obra industrial, luego de cargadores y personal doméstico. Las páginas demográficas de Lucas Ayarragaray, pueden servir de guía en este quehacer. Resumiendo: no será suficiente conocer los patrimonios antiguos y actuales de las naciones europeas (y sus grupos regionales) que dieron cuerpo a la Conquista y a las "grandes inmigraciones" de la segunda mitad del siglo XIX, sino hay que añadir otras dos componentes primarias, racialmen te más alej ad as: la negra y la india. Nada hemos dicho hasta aquí de la componente india. Ella ofrece algunas de las mayores dificultades del Folklore de América. Digámoslo en dos palabras: abundan los artículos y trabajos de folkloristas americanos, en que se brindan, bajó el rótulo de Folklore, formas propias de la cultura india, ya se trate de canciones, ya de danzas y músicas, compos.i.ciones literarias y plásticas, tallados y objetos de la "V id a diaria .. La razón es muy sencilla: el recopiladar que viaja por una ·.de las campiñas nor teñas de la Argentina, o en el territorio de otras naciones americanas, encuentra en uso cotidiano un conjunto de formas vestigiales que proceden de la
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cantares, con vocablos del Ohéshua y algunos pocos de! Cacán-:2° La de la cronología, que nos veda colocar como base distintiva entre la Etnografía y el Folklore (esto es, entre los pueblos naturales y' los civilizados) la fecha de la Conquista, porque con la fundación de los primeros núcleos de poblaciones coloniales no se interrumpió e! flujo vital indio, y sólo se le atrajo dentro de los recintos (fortines, misiones, reducciones, aldeas). 3° La de las fronteras territoriales; que no pueden coincidir con los confines de las naciones americanas actuales, por la simple razón que las influencias de! Perú se extienden a Chile, Argentina, Bolivia y Ecuador, y la de los pueblos naturales de la Arnazonia cubren casi todo el Brasil y e! Paraguay, eimpor tantes sectores de Bolivia, Argentina y Uruguay. Abrainos una cualquiera de las mejores obras argentinas sobre lingüística del Noroeste, por ejemplo el Tesoro de Catamarqueñismos, de S. Lafone Quevedo. ¿Quién puede distinguir, con fundamento, si esta obra 'debe ser clasificada Casco metálico del' .ftrtngueiro del Amazonas provisto de una lamparita y una especie de pancomo recolección razonada de los vestitalla, que se usa' en la extracción nocturna de gios actualmente en curso en el pueblo , la borracha de aquella región, o como un estudio del Qhéshua y e! Cacán, lenguas propias de cultura india, y no las encuentra .sólo en casa de mestizos, sino también de ver- las agrupaciones indias que vivieron en daderos indios' cristianizados, que desde e! territorio? Lo mismo digase del traba.dos, tres o más generaciones, viven en jo de M. Lizondo Bordas relativo al Tulas aldeas o en e! campo una existencia - cum~ y' de las copiosas anotaciones lingiíisticas de Alfonso Carrizo, en lo que por nada disímil de los ,¡civilizados". concierne especialmente a Jujuy. La cultura, peculiar de la población Miremos, ahora, los productos de la india de la Conquista, ha pasado en muactividad artística de las poblaciones chas regiones de América a formar parte de la' vida colonial, sin tránsitos cul- americanas, durante el largo período que se acostumbra llamar "la Colonia". Por turales bruscos, por lo que se engendran ejemplo, las alfarerÍas fabricadas en el tres categorías de "convivencia" y "moamplio tercitorio que comienza en el río dos de compenetración": Colorado del Norte y termina en la Ar1o La de la lengua, que nos pone fren- gentina septentrional y Chile, comprente a pueblos de variada mestizadiendo gran parte de la cuenca del Amación, con predominio creciente de zonas. En estas vasijas y cacharros no blancos, los cuales se expresan en lograríamos distinguir, a simple vista, la vida cotidiana, y más en los hasta qué punto deben considerarse co-
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Calabaza de los, indios de Guatemala, con grabados de gran fineza y dibujos modernizantes
mo la continuación del arte alfarero de los indios, o un producto de la cerámica de arte de los blancos, e indudablemente ello requiere que recurramos al análisis de las formas, perfil, registros y decoración. No son raros los casos en que la misma vasija contiene friso 'y registros realizados de conformidad a la manera "india", mientras los motivos son nuevos, generalmente florales, pero de flores y hojas no americanas, como el clavel, . la ros.a, etc. Hay adem~s v~daderas ~e. coraciones europeas, dlbuJadas con Ingenuidad "india", con el concurso, a veces, de aquella profusión y "necesidad de lo lleno", que es síntoma de la persistencia del horror vacui propio de los nativos. La alfarería relativamente reciente de Colombia, México y Brasil, ofrece ejemplares muy interesantes. En estas calabazas de Guatemala, absérvase una finísima aplicación del grabado "positivo"; espirales, piñas y corolas de inspiración europea, están logradas con paciencia. de indio, y no faltan ejemplares en que triunfa el "grotes-
Ejemplar magnífico de cerámica región de Bahía (Brasil): una
colonial de la quartinha das
ferias
co" del Renacimiento. Difícil es distinguir en estos peines de la Guayana, la parte que responde a la peineta colonial ibérica, de la que es propia de la talla introducida de los grupos insulares del Pacífico, El finísimo bordado de las camisas (wipiLli) de las jóvenes mexicanas, contiene una imaqerie introducida con los ajuares de las damas de Castilla. La disputa sobre el origen del' águila bicipite no está resuelta de modo definitivo; pero el ejemplar mexicano que presento no deja lugar a dudas sobre su procedencia europea, porque ambas cabezas llevan una corona, la misma que en el escudo imperial de los Absburgo simbolizara su doble reino. Curiosa mescolanza, a propósito de bolsas, ofrece otra pieza, igualmente de
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México, en que aparecen tejidas las le- ha sido y será siempre una tarea delicatras de un nombre propio y una fecha, dísima, que envuelve enormes dificultaj¡. pesar· de su naturaleza realmente des. Hay quien se coloca en la actitud ·l'india". de afirmar que el coeficiente aborigen es Este mocasin de un indígena de la el más elevado posible, y hay en cambio tribu Pieds-noirs, no puede concebirse quien asegura que fué casi nulo. sin reanudarlo a los aterciopelados panPartiendo de tales bases aprioristas, tuflas de las bordadoras de la India. sin embargo, es fácil deducir que nunca Este motivo pintado sobre piel de cier- podrá hacerse mucha luz. vo por un Indio canadiense, contiene vaYo me permito recomendar a los esturias figuras de tulipanes. . diosos del Folklore que adopten une. Fuera de lo que' concierne a la deco- conducta de prudente expectativa, y ración, recordaremos las representaciosobre todo se remitan a los resultados nes indias mímicas, cantadas o recitadas, de la discriminación más meticulosa. que cumplen la función de nuestras pie- Pienso que aun cuando se haya descifrazas teatrales. En el departamento de do el contenido exterior y el temático Cajamarca, en el Perú septentrional, de un producto de nuestro substratum puede asistirse hoy mismo a interesancolonial, quedan siempre por examinar tísimas acciones dramáticas, a cargo de otros muchos: el "modo de la expresión", indios y mestizos, en que al lado de los la "función" del producto, los "caractepersonajes de Atahualpay sus Orejones, res emocionales", etc. En resumen, habrá figuran el Conquistador y los barbudos que tener en cuenta;' por separado, los . soldados españoles, con sus conseletes, siguientes aspectos: espadas y alabardas; conducen éstos al 1° El "tema" de la narración o del suplicio al infor tunato emperador, entre artefacto; una fila de espectadores que tiemblan 2° El "género" literario (fábula, apóde ira, como si se tratara de una escena logo, copla, drama) o técnico (arreal. La mímica y la indignación son tefacto, instrumento, arma, etc.); ·indias al cien por cien to, pero el desarrollo 3° Los "medios" (lenguasymodismos) escénico ha tomado su modeló de las o "material" (hueso, arcilla, etc.): representaciones sagradas cristianas, de 4° La "función" (nativa o adoptada); cuyas imitaciones nativas se conservan 5° Los "caracteres emocionales", que abundantes manuscritos, ya sea anónia su vez determinan las "propormos, ya de' autores del siglo XVI o sicienes"; "intensidad", "reticenguientes. cias" , "perspec ti v a" , ete, El mismo OLLanlay, drama en lengua Qhéshua que gozade merecida fama entre En definitiva, ¿de qué manera y con los tradicionalistas peruanos y de toda . qué criterio declararemos cerrada - en la sucesión de tiempos y espacios - la Sudamérica, no está exento de caracteres de filiación cristiana y moralizadora, y búsqueda etnográfica y arqueológica de un desan~ollo dramático "español", pertinente a los substraia indígenas de ·que fué analizado por Ricardo Palma Améric~, para a~ir eUib;o del Folklore? y el General Mitre de manera tan firme, No ignoro que podrian proponerse gran número de deslindes y discriminaque nunca resultará posible levantarlo ciones, con el fin de separar de un modo del todo a los creyentes en la compilación "prehispánica.". sistemático al Folklore de la Etnografía Muchos otros ejemplos podríamos y Arqueologia. Estoy deseoso de conoaducir, pero no hacen falta para estable .. cer las tentativas que acaban de serme cer que a cada paso el folklorista se en- . anunciadas. Pero ya desde ahora me permito macuentra con los efectos de una compenetración de elementos aborígenes con los nifestar mi opinión preventiva, que no se deriva de meros apr'iorismos, sino el hispanos, y, más en general, los ibéricos. Distinguir con justeza la medida del conocimiento del complicado sistema de interferencias que han pululado en .toraporte indio en las formas de la Colonia,
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no a las capas folklóricas. Pienso que difícilmente podría formularse una separación rigurosa y claramente fundada: l", porque la multiformidad de los casos concretos es inmensa, con gran zona de variabilidad mutua;y 2°, elestablecimiento de una discriminación formal única para todos esos casos, ha de representar, indeclinablemente, una pretensión teórica exagerada, de manera que el au tor que la acometa no podrá evitar la pedantería. Algunos escritores que de modo implícito han examinado el problema, han mostrado - por otra parte - que la dificultad puede resolverse con la adopción de una nomenclatura especial para los países americanos. El término pro- Bolsita tejida de los indios Huichol, con el águila bicipite puesto por Aranzadi, en su trabajo sobre el Folklore de España, y en general de toda la península en sus relaciones con ma irreductible. He aquí la confesión el de las naciones americanas de coloni- explícita de un escritor que resume para zación ibérica, es Etnografía criolla. En una masa enorme de lectores las actisu calificativo criolla, tenemos una ade- vidades del estudio folklórico: "Folklore, cuada distinción de las peculiares con- .reqún. La interpretación común en I nqladiciones de los países de América.: y en terra y Norteamérica y LaJ'SociedadeJ' de estas naciones, encierra, en medida más o el sustantivo Etnografía, la apropiada mención del método ambidiestro que menos iguaL, a las razas salvaje» y a LaJ' supersticiones de LoJ'blancos" (N orthcote reclama su análisis. No creo necesario agregar que no se Whitbridge, en su artículo Folklore de trata ya de puras dificultades de termi- la E. Británica). El raciocinio de los sosnología, pues los vocablos están en fun- tenedores de esta corriente deriva en ción y representación de los métodos línea recta de la posición de la "anihrorespectivos. Tampoco me parece opor- poloqist school", ya anteriormente mentuna y justiciera la eventual crítica que cionada, que consiste en interpretar el Aranzadi quisiese anular o aminorar el objeto' del Folklore únicamente en funtérmino Folklore en beneficio del otro, ción de las costumbres de los pueblos Etnografía, 'propugnando una suerte de naturales y los prehistóricos, sin prestar suficiente atención a su grado de perviconfusión nomenclatoria y. conceptual vencia en capas culturales más elevadas entre ambos. Muy al contrario, si me avengo a y recientes. El absurdo no se destaca con claros contornos, en determinadas narecomendar la solución de -tkaniadi - aunque de modo provisorio y didác- ciones cuyos períodos anteriores a ·la tico - téngase en cuen ta que lo hago Colonia desconocieron toda forma de culcon el fin de sostener justamente lo con- tura elevada; pero en otras, como en las trario, es decir, de eliminar las confu- Sudamericanas e Istmicas, el hecho de siones conceptuales que son propias de encontrarse en el subsuelo cultural forvarios autores y Sociedades .de Folklo- mas de vida conspicuas como la Mayare, y que vemos sustentadas en las me- tulteca-mexicay la Peruana antigua, pro·duce un clarísimo desmentido a la conmorias o revistas respectivas. Particularmente en los países de lengua. inglesa cepción unÍvoca de lo "salvaje" y lo ha cundido en los tiempos más recierites : "supersticioso" . To os visión directa de unas cuanla visión de un Folklore que forma con la Etnografía y Prehistoria un arnalga- tas revistas folklóricas de varios países,
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una entrega por cada una de ellas, y miremos el contenido:
AMERICANA
fenomenológicas son divergentes, en cambio, la elaboración que ha de seguir a la encuesta (comparación, interpreta'. FOLK-LoRE., Londres (Vol. XXVIII, N° 4): ción, etc.) es única, y presenta el tránsito EL culto de LaJ'aves en La Lrla de Pascua. A(qunas obligado - una especie de desmesurado suaerliones elnoLógicaJ' sobre La Lsla de Pascua. La matanza de Los reyes del Khazar. Procedencia crisol - para todos los materiales recode alqunos cuentos neqros, Bibliografía. gidos por las primeras, preparando la JOURNAL of AHERICAN FOLK-LoRE, New York actividad postrera, legiferante, de las (Vol, 41, N° 159): dos ciencias "on tológicas'": Culturología fifitos y cuentos Ojibwa. Cuentos Sauk. Bibliografía. , ' y Etnología. WIENER ZEITSCHRIFT FÜR VÜLKER:;UNDE, VieSe trata de discernir más delicadamenna (Vol. XXV, N° 40): . te los "momentos" sucesivos. Ant/guas piedras de hogar de Casiel-Ticino, AnPor lo que concierne al período de la tiguas formas de vasos en La alfareria oern ácula. Husos de Hunpria. Denominaciones populares de "encuesta", de ningún modo es aconseplantas, Biblioqrafia, fifuseOJ'. jable seguir confundiendo la recolección BOLLETTINO DELLA SOCIETA ETNOGRAFICA de las formas que son peculiares de los LARES, Roma: (Nvl ). pueblos naturales vivientes con las que Una leyenda de Formazza. Superoioencias del palo zumbador en Italia. Creencias religiOJ'as del alio constituyen el substratum de las naciones oalle del Tiber. VaLor oculto de supersticiones, iracivilizadas. Sabemos perfectamente que diciones y fábulas popuLares. Bibliografía. a menudo encontraremos en el subsiraIndudablemente, esta rápida reseña lurn. de nuestros propios pueblos, elemennos muestra que, mientras la revista tos y vestigios de algo que no puede ser vienesa y la romana (que infortunadaexplicado sino recurriendo a la confronmente interrumpió sus publicaciones) tación con esos grupos naturales, pero consagran sus páginas a describir el.fub.fello no justifica que las revistas de Foliraium de naciones civilizadas, la Iondi- klore se dediquen ex profeso a los hotennense y la newyorkina la reservan para, totes, polinesios y pieles roj as, para las costumbres, mitología y fábulas de recoger y describimos sus cantares, ritos los pueblos naturales de todos los conti- y fábulas. nentes y la última, particularmente, de Ya demasiado tenemos que hacer con las tribus de pieles rojas vivientes. la inevitable interdependencia de los ¿Es acertada esta práctica, en rela- patrimonios del blanco y del indio en la ción al' sentido fundamental del Folklomayoría de las naciones americanas del re, tal como sale identificado no sólo por Pacífico, incluyendo al negro en la mala definición de su fundador y los mej o- yoría de las tropicales' y subtropicales res investigadores actuales, sino por la del Atlántico, como puede observarse yuxtaposición del mismo Folklore entre con gran facilidad al considerar la prolas "Ciencias del Hombre"? cedencia formal y temática de coplas, Por mi cuenta, nada encuentro que la danzas y costumbres, que en dichas najustifique. Toda persona que haya se- ciones caen bajo el título de Folklore. guido el desarrollo de nuestra exposición, Si quiere seguirse una conducta menos reprochable, es menester que se clasifitiene en sus manos los medios para rechazarla. Ya apuntamos la situación de las quen los mitos de indios Ojiwa, Sauk, tres investigaciones "fenomenológicas'": Creek, Algonkin, etc., en la encuesta pu1 0, Arqueología y Prehistoria; 2°, Etnoramente etnográfica, porque de ningún grafía; y 3°, Folklore. Dijimos que su modo representan un substraium. subyadiferenciación no obedece a razones con- cente en la cultura de la nación norteamericana, sino el patrimonio de tribus ceptuales, sino únicamente a la exigencia artificialmente preservadas. Otra cosa de los respectivos materiales, que proceden de extracción distinta, caracterizan debe hacerse en lo que respecta a ciertos distintos ambientes y reclaman distintos mitos, ceremonias y cantares del Perú y medios de anotación. También mencioBolivia, porque éstos conviven "ensamblados" en la e fura nacional, a guisa namos aquello que pareció una paradoja, esto es, que mientras las tres ciencias de substraia.