Isla de pascua

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LOS "MISTERIOS" LA ISLA .DE PASCUA

DE

Un análisis científico del hecho - que tanto asombro y desconcierto produjera en el mundo de los estudiosos y tan fantástica repercusión ha tenido en el campo novelesco y periodístico - de que se hayan encontrado muestras de una avanzada cultura en una pequeña 1,fa perdida en el Pacífico y casi deshabitada.

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largos años, y sobre todo en los últimos, la isla de Pascua, una insignificante porción de tierra "pérdida en medio del océano Pacífico, alejada de las rutas de navegación y hasta de sus hermanas las islas que a millares hormiguean por esos mares, ha adquirido un renombre casi sensacional en el mundo civilizado. Es que, con el natural retraso con que todas estas cosas llegan al "gran público", se ha enterado el periodismo de la existencia del fascinador problema qu hace dos siglos planteó ante los círculos científicos esa isla, con los asombrosos hallazgos hechos en ella, y que casi simultáneamente se extendió por los fantasiosos campos de la novela. Y, por supuesto, cuando el periodismo percibió la corteza de misterio que lo rodeaba, lo tomó por su cuenta. Desde entonces, las más novedosas hipótesis empezaron a hacer vibrar el cable, y las más gigantescas interpretaciones a veces se trataba de la prueba del origen oceánico del hombre, otras de la desaparición de todo un continente en medio de las aguas - visitaron a menudo las páginas de los diarios y las revistas. Hay que decir que, en efecto, formulado el problema en forma sintética, y desvinculado de los trabajos que pacientes etnólogos venían realizando desde tiempo atrás para resolver-lo, tenía todo el aspecto y el atractivo de un misterio y justificaba la curiosidad del público, tanto más cuanto que todavía reinaban disidencias entre los especialistas y entre éstos había algunos con mayor ansia de publicidad que responsabilidad. científica que fomentaban los amplios vuelos de la imaginación popular. Hemos tenido la fortuna de que, coin-

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URANTE

cidiendo casi con nuestra aparición, terminara una fase importante de sus estudios sobre la isla de Pascua el investigador nuestro que más autorizada y completa palabra puede decir al respecto: el sabio director de la sección Antropología del Museo Nacional de Historia Natural, doctor José Irnbelloni. " Hemos ido a verle recordando que ya en el caso del célebre "cráneo de Wolff" se había mostrado en su aspecto de profundo y a la vez sutil destructor de "blufts" científicos - hace una decena de años y le hemos pedido que nos- resumiera el estado de la cuestión de la isla de Pascua. Muchas son las ocupaciones del doctor Imbelloni, pero ha accedido gentilmente a reseñar el asunto en dos conversaciones con nuestro redactor. A continuación publicamos la versión de ese reportaje, que, revisado por el doctor Imbelloni, tiene toda la autoridad, aunque carezca de su precisión y su belleza literaria, de un escrito de su propia mano.

El "misterio", la ciencia y el público Nuestra primera pregunta es naturalmente la que haría cualquier lego en cuestiones científicas ante ese fárrago impresionante de afirmaciones y teorías sobre la célebre isla: -¿Qué hay de cierto en los misterios de la isla de Pascua? -En primer lugar responde el doctor .Irnbelloni - debo dejar constancia de mi actitud respetuosa frente a los misterios en general y sobre todo frente a la tendencia que por ellos tiene el espíritu humano. .Misterios los hay, y los habrá mientras haya cosas que


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La isla de Pascua, llamada Rapa-nui por los indígenas, es una pequeña isla de origen volcánico situada en el océano Pacifico, a mitad de camino entre la costa occidental sudamericana y los archipiélagos oceánicos, Tiene 118 kilómetros cuadrados y pertenece a Chile,- de cuyo puerto de Caldera está situada a unos 3.760 kilómetros al oeste.

ignoremos. El hombre, en su noble afán por saber todo lo que ve y percibe, en explicarse lo que a primera vista no comprende, busca soluciones personales e interinas a los problemas que no puede resolver de seguida, y cuando ni esa satisfacción transitoria consigue, los marca con una seña especial, los llama "misterios" y los venera. No participo del desprecio de muchos por ellos, pues representan y calman una sed y una aspiración que ·la cultura no logra satisfacer todavía. Ni siquiera a la teosofía, que intenta presentar con e! manto de una doctrina sólida y científica las divagaciones de! espíritu por el - campo del misterio, la creo despreciable. Esa y otras pretendidas disciplinas trascendentales no son ridículas en su naturaleza; lo son los resultados a que llegan por estar mal encaminadas. Pero hay misterios reales, y misterios artificiales. El caso de Gloze! puede

brindar Durante

un ejemplo claro al respecto. algún

tiempo

se empeñó

un

grupo de hombres en que se había descubierto en cierta granja de un rincón de Francia vestigios del hombre en la era palelítica con la sensacional presencia de inscripciones. Lograron conmover a la opinión pública, que pronto se dividió en dos bandos y se trabó una encarnizada polémica. Mas, pronto se comprobó que se trataba de una mistificación, y la palabra oficial de la justicia francesa puso punto final a una agitación que en parte podía sospecharse de interesado. Y entonces sucedió algo curioso: e! público se mostró decepcionado. ¿Quiere decir esto que la mayoría prefiere se engañada, y cuando frente a un problema arduo, a un misterio, se dirige a la ciencia para preguntar-le "qué hay de cierto" y pedirle una solución, desea que ésta no llegue, que e! misterio


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subsista, que la verdad, siempre interesante y bella, no aparezca? Realmente, no sabría qué contestar, pero lo indudable es que se constata un divorcio entre los especialistas y el gran público, el cual, o se desilusiona ante la ~erdad que le muestran aquéllos, o se empeña en mantener su ilusión a pesar de lo que aquéllos le prueban. Existe una asociación que podríamos decir "para que exista la Atlántida", que insiste en sostener la existencia de ese continente tan soñado por los poetas, existencia que no es ya necesaria para explicar ninguno de los hechos de población y civilización del continente ame-

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Rapa-nui tiene la forma de un triángulo equilátero. Sus tres puntos extremos son tres 'volcanes extinguidos, cuyo cráter se ha transformado en un pequeño lago. El del extremo este se llama Rano-Raraku el -de la . punta sud, Rano-Kao.

rrcano.

El problema ante el mundo cíeatífíco I

-De todos modos le observamos - la verdad es siempre interesante y bella, co~o usted mismo ha dicho, y estamos seguros de que en lo que se refiere a la isla de Pascua ha de serlo también, según hemos entrevisto en sus conferencias. De ahí que le preguntemos: ¿oomo y cuándo se planteó ante el mundo científico ese problema? -Para responderle, haré un breve historial de la "aparición" de la isla de Pascua ante el mundo civilizado. En 1722, fecha que no debe olvidarse, llega a ella el navegante holandés Roggeveen, en un brevísimo paso que basta para que haga derramar la primera sangre ese contacto inicial de los naturales con los europeos, y basta también para que aquél advierta la existencia de enormes estatuas de piedra, y en ellas la superposición de un gran bloque rojizo, que con bastante acierto llamó "corona", todo lo cual narra con lujo de detalles el sargento Behrens, miembro de su expedición. Tiene que pasar medio siglo antes de que arribe a la isla otro europeo, el español.González, en 1770. Este reconoce que es diferente el material de las "coronas" del de las estatuas y nos deja un dato precioso sobre la existen-

cia de "tabú", cuando nos dice que los indígenas "no le dejaron fumar" cerca de las plataformas. Luego, en 1774, Cook hace el primer recuento de habitantes de la isla e inaugura su iconografía con algunos dibujos que suscitan considerable interés. En 1786, La Pérouse llega y permanece varios días, efectuando la medición de las estatuas y otras observaciones de valor. Pasamos al siglo XIX y son ya muchos los navegantes que llegan a la isla de Pascua. A nuestro fin sólo precisa recordar la fragata "Topaze", que en 1868 lleva a Inglaterra cierto número. de esculturas recogidas allí y con su relación da comienzo a la época "literaria" de la isla, que se inaugura brillantemente con "Le mystere de l'ile de Paques" de Brasseur de. Bóurbourg en 1870 y dos años después con las páginas que un joven marino llamado J ulien Viaud, llegado allá en la fragata "La Flore" y que más tarde habría de hacer célebre su seudónimo de Pierre Loti, dedica aquélla en su libro "Reflets de la sombre route". Entonces comienza la espléndida floración de toda esa literatura de misterio en torno a la isla de Pascua, cuya veracidad me reservo discutir ahora, y que a su vez ha creado en el mundo civilizado esta apasionante cuestión.

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"Moai" y coronas, según el 'dibujante de la expedición La Pérouse. Después del viaje de Cook, que abre la iconografía de la isla de Pascua, los dibujos del viaje de La Pérouse fueron los primeros que dieron a los europeos la sensación visual del paisaje, los hombres y las estatuas de la isla. Sin embargo, qué infidelidad en el rostro, proporciones y emplazamiento de las moai! Nada del torso de las 'estatuas de Rapa-nui, sino un corte geométrico de sabor clásico, grecorromano.

¿C6mo re~ccion6 fa ciencia ante ella? No fué posible que el problema tuviera una posición definida frente a la indagación científica mientras no se tuvo el concepto exacto de lo que es "cultura". Se había confundido a menudo la etnografía con el estudio de las razas, y recién desde hace. unos años, en que Ratzel, Frobenius y sobre todo Graebner y Schmidt han dado con sus trabajos origen a la culturología moderna,' se ha podido abordar este problema, como otros, desde su justo ángulo?

Primeras comprobaciones

objetivas

Ahora preguntarán ustedes, con razón: ¿qué es lo nuevo que ha podido dar esta metodología? La culturología define el patrimonio cultural bienes industriales y económicos y bienes espirituales - de una convivencia humana, y luego de compararlo con los de varias culturas típicas ya establecidas a guisa de patrones, logra formular sus relaciones históricas y genéticas ya que

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cada una de las entidades que llamamos cultura ha resuelto de un modo inconfundible y peculiar los problemas de adaptación y de creación que le presenta la vida, mediante aquel acervo de inoenciones de la industria y del espíritu que constituyen su patrimonio. Pues si en el fondo, las necesidades, los deseos y los apetitos de los hombres son los mismos en todos los tiempos y lugares, la forma y grado de instrumentos y creencias asumen tantos aspectos concretos cuantas son las culturas básicas. El hombre es uno, las civilizaciones son muchas. Volviendo ahora a la isla de Pascua, partamos de la existencia en gran número de esas estatuas enormes llamadas moai y de los ahu o plataformas en que se hallan la mayoría de ellas. La Iiteratura de misterio se funda principalmente en estas tres incógnitas: 1, la imposibilidad de que los indígenas construyesen esos grandes monumentos .


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Ejemplar de una "Moai" de dimensiones re1ativamente inferiores, que se trasladó a Londres y se exhibe actualmente bajo el pórtico del British Museum. Procede de la aldea de Orongo, y estaba ubicada en el interior de una de las casas subterráneas.

2, la imposibilidad en que aquéllos se hallaban de transportarlos por falta de medios. 3, la inferioridad numérica de la po-

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blación de la isla respecto a la obra cumplida (más estatuas que habitantes). Examinemos el primer punto. Ya Pinard, en su comunicación de 1872 a la Sociedad Geográfica de París, permitía explicar el hecho y deshechar la imposibilidad, al comprobar la existencia en la isla del "taller" de las estatuas, y la abundante iconografía producida después y sobre todo la labor de la inglesa Kate Scoresby Routledge, discípula del gran etnógrafo Haddon, y que hace pocos años pasó dieciséis meses en la isla, han esclarecido definitivamente el punto. Hoy sabemos positivamente, pues hemos visto en la ladera del volcán Rano-Raraku un enorme "taller" en perfecta conservación, que las estatuas se hacían en la isla y por indígenas, y hasta se han encontrado estatuas a medio hacer y los "asientos" que ocupaban los talladores. En cuanto a lo de que la roca era muy dura, por lo cual se negaban muchos a creer que fuesen los nativos quienes hacían las estatuas, tampoco es exacto. Es una traguita, producto de un conglomerado de detritus y cenizas volcánicas, con nódulos de andesita, que permitía el tallado con relativa facilidad, sobre todo con los instrumentos de piedra dura que se han encontrado en el "taller". Era imposible, se decía también, que los nativos solos pudiesen llevar. esas enormes estatuas hasta donde se las encontró y erigirlas allí. Pero se ha comprobado que éstas se fabricaban en el declive de la montaña, de donde no era difícil deslizarlas hasta el sitio elegido, y que además levantaban un terraplén elevado - por lo menos se ha constatado la existencia neta de uno para colocar la "corona" en la estatua. El tercer enigma, el demográfico, es el más serio, y también ha sido resuelto. Hagamos un ligero resumen de este aspecto de la cuestión. ¿Cómo era posible que una población de alrededor de 170 personas, como ha sido siempre la de la isla desde hace bastantes años, haya podido levantar 460 moai y casi 200 ahu?


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Algunas de las estatuas de la ladera exterior del volcán Rano-Raraku. Estas moai son de tamaño algo mayor que las emplazadas sobre las plataformas de la costa.

En 1722, Roggeveen había dicho que los habitantes era "numerosisimos'", en 1774 los había calculado en 600 Cook y en 900 su botánico Forster, y en 1786, La Pérouse, que es el primero que se preocupa del asunto en serio, dice que son "dos mil". En el siglo xrx los diversos viajeros rusos e ingleses que llegaron a la isla' coinciden todos en cifras que oscilan alrededor de los 2.000 también. Pero de repente en 1870 se nos habla de 175 habitantes y en 1888, al ocuparla Chile, de 180. ¿Qué ha pasado? Ya en 1804: la fragata "N ancy" con matrícula de New London, EE. UU., que necesitaba mano de obra para la caza de lobos marinos en la isla de Sala y G6mez, había robado 13 hombres y 10 mujeres de la isla, después de matar a' varios que se opusieron, y cuando después de tres días de navegación les fueron quitadas las ligaduras todos los hombres se arrojaron al agua, pereciendo, como es natural, y costó

mucho impedir que hicieran otro tanto las mujeres. Pero lo más grave sucedió entre 1850 y 1862 en que seis barcos corsarios peruanos se dedicaron a robar indígenas de la isla para venderlos en el mercado de Lima como esclavos destinados a trabajar en la extracción de guano en la isla Chincha. Aunque no hay cifras exactas, se calcula oficialmente entre 900 y 1.500 el número de nativos deportados en esta forma, siendo 1.000 la cifra más probable. Francia se interpuso y entonces fueron devueltos a puertos peruanos varias decenas de pascuenses, pero la mayoría estaban enfermos' 'de viruela y murieron antes de volver a su patria. Sólo tres llegaron de regreso a la isla, y sembraron en ella la epidemia. Además, en 1871 consiguió un explorador hacer salir a los misioneros católicos que" acaban de establecerse allí y estaban conquistando buenamente a los naturales, y con ellos salieron para Tahití trescientos indígenas.


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Por lo tanto, queda satisfactoriamente e xplicada también la relación entre el número de los monumentos y el de los habitantes, pues éstos fueron en su origen n o menos de 2.000.

Los grandes monumentos: ,las "moai" ¿En qué consisten los grandes' monumentos de la isla de Pascua, los ahu y las moai, divididos éstos en dos categorías, los de la costa provistos de sombrero o "corona", y los de la ladera del volcán RanocRaraku, que no la tienen? Digamos ante todo que la tragedia de los que han escrito sobre Rapa-nui (nombre indígena de la isla de Pascua) sin el método debido, ha sido pedir a los monumentos y únicamente a ellos la contestación a sus preguntas. Todo arte tiene una vinculación esencial e inicial con la vida, aunDos notables ejemplares de "Moai" de la ladera exterior del volque luego ese vínculo se cán Rano-Raraku. Como muestra la fotografía, están, enterradas olvide o se' haga absasí hasta el cuello por el desprendimiento de tierras de la colina. La parte hundida corresponde casi a la mitad de la altura total. tracto en las civilizaciones elevadas, y ningún hallazgo de pequeñas tallas en madera monumento, por grande que sea y moai-rruro ha permitido comaunque nos estemos mil años frente a probar que eran representaciones miél, nos dirá nada si no sabemos cuáles núsculas de las moai monumentales, eran sus relaciones con la vida de la y que éstos representan a los antecesociedad a que pertenecieron, su carácsores. Si quisiéramos hacer una comter funcional. Hasta que sepamos esto, paración con algo que sabemos, diríamos aquéllos serán mudos para nosotros. que son pena tes, pero hay que cuidar A este respecto existía además una mucho estas comparaciones, porque las creencia que la experiencia ha destruido. moai no son dioses, ni ídolos, como Hoy se sabe que los pequeños restos aquéllos. son siempre más fecundos en enseñanzas Los moai-miro son de tres categoque los monumentos, porque permiten rías: los de representación masculina apreciar mejor esa relación. En el caso de la isla de Pascua, el o tanpata, los de figuración femenina


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Esculturas humanas abundan en el Pacífico, especialmente en los grupos orientales. Esta estatua de piedra es de la isla Rapa-iti, del archipiélago Paumotu.

o pap áa, y los kaoa-kaoa que muestran una demacración del cuerpo humano que llega hasta el puro esqueleto y que, o bien quieren representar a los muertos, o bien constituyen el producto de una estilización, y nos han llevado a confirmar el aspecto de monumentos funerarios que se sospechaba en los ahu, .

El culto de los antepasados Estas imágenes de los muertos venerados se llaman tiki y este culto de los antepasados se encuentra en toda el área del Pacífico, es decir en Indonesia, especialmente Borneo, Melanesia, Polinesia y ha pasado también a la América pacífica, donde lo vemos sobre todo en la región litoral araucana. ¿Qué motivo puede encontrarse a este culto? Podría contestarle con una pe-

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. rogrullada exactísima, diciendo que "los an tecesores son los an tecesores" . No hay en efecto ninguna aldea en el mundo, por apartada o mísera que sea, que no haya creído tener sus antepasados ilustres, su Shakespeare o su Goethe, su Julio César o su Alfonso el Sabio. Esos antepasados ilustres se dividen en la isla de Pascua en dos grandes categorías: los ariki o jefes, y los fangata-manu u hombres-aves, siendo de advertir en este punto que la palabra maruc es melanesia y significa "a.ve"" en todo el Pacífico. Pero, ¿qué cantidad de generaciones representan los moai para ser tan numerosos? Generaciones de ariki principales, hemos integrado en número de 32 a 30, pero no hay que olvidar que además de los ariki principales había ariki de clan, y se sabe que había muchos clanes - mata - aunque sólo diez sobrevivieron. Así pues los 250 moai de la costa, todos provistos de "corona", y colocados en ahu o plataformas, son imágenes o tiki de antecesores que fueron jefes. Quedan los moai de la ladera del volcán, que serian imágenes de otro tipo de jerarquía: los lanqatamanu.

Función y consagración los hombres aves

de

La existencia de los tangata-manu u hombres-aves corresponde a una concepción clásica en todo el Pacífico, nacida en la· Melanesia, y que representa la captación del "mana" o poder mágico de las aves para toda la tribu, por medio de hombres elegidos a ese fin. La ceremonia que se realizaba a ese objeto, y la última de las cuales se sabe q~e se efectuó en 1866, es muy interesante. En julio de cada año se separaba una parte determinada de la población y formaba un ao o conjunto cerrado en el extremo sudoeste de la isla, donde hoy se encuentra la localidad de Mata eri, y celebraba una serie de ritos, algunos de ellos antropofágicos sin duda alguna. En septiembre todo ese núcleo se trasladaba a la cima del cercano volcán Rano-Kao y allí se efec-


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tuaban actos litúrgicos y orgiásticos que duraban varios meses. En su transcurso, los tanpaiarongo-rongo, que podríamos llamar "hombres de lectura", cantaban todo el día fórmulas de encantamiento, ayudándose de unas tabletas con signos de que han quedado algunas que por cierto han suscitado otras cuestiones arduas. Después se realizaba la designación del hombre-are o tangata-manu para el año siguiente entre una serie de candidatos, que pertenecían todos a un clan privilegiado. Esos candidatos o ioaiuas tenían que haber dado prueba, por el sueño, la adivinación u otros medios mágicos, de disfrutar de la gra. . cia necesaria para optar a la dignidad Vista general del "taller" de las estatuas, en la ladera del volcán Rade hombre-ave. Teno-Raraku, en su estado actual. La roca de la colina' brinda la manía a su vez cada teria prima; los bloques estatuarios se encuentran en todos los grados uno un sirviente o progresivos de su elaboración. En conjunto, se tiene' la impresión h o p u , todos los de una industria suspendida mientras el taller estaba en plena actividad. cuales pertenecían v'olvÍa a cruzar a nado el mar hasta la también a un solo clan privilegiado, que seguía en jerarquía al de aquéllos. isla de Pascua o Rapa-nui para entregar el huevo, sin tocarlo ya más, a su A comienzos de septiembre, cuando "amo", que resultaba así elegido tanempezaba la estación primaveral y las aves migratorias ponían sus primeros gata-manu. huevos, cada ivaiua mandaba a su Se emprendía entonces la marcha hopu a la cercana islita de Motuen procesión hacia el Rano-Raraku o Nui. El trayecto se hacía a nado y volcán de las estatuas, situado en el extremo, nordeste de la isla, y allí queaunque breve, era difícil, pues el mar estaba siempre muy embravecido en daba el tangata-manu en una habiese lugar. 'El hop a que encontraba tación que se le había preparado en la primero un huevo daba un grito pecumontaña, segregado del resto de la liar, y colocándolo en una especie de tribu, a la vez que lo era por su lado el canasta que había llevado a ese fin, hopu que le había llevado el huevo,


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Aspecto del interior

del volcán Rano-Raraku,

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donde también

y nadie podía tocar a uno ni otro, lo que prueba que eran "tabú". En ese momento, el tangata-manu cambiaba el nombre que había llevado en la vida civil, digamos así, por otro sagrado, y que era eponimico, pues daba a su vez nombre al año. La cronología de los antiguos pascuenses no estaba ordenada numeralmerite corno la cristiana, sino que, en cierto modo a semejanza de la romana (que la nombraba por sus cónsules), se llevaba año por año según el nombre del hombreave correspondiente.

Estado actual de la cuestión Por consiguiente, el estado actual de la cuestión es ante todo haber hecho a un lado los pretendidos misterios: el de que la piedra de los monumentos fuese dura, el de que la construcción de éstos fuera milagrosa, el de que no hubiera vínculo tradicional entre los monumentos y los habitantes, el de que hubiese sido preciso hacer ir hombres de otros continentes y hasta inventar la existencia de itsmos para justificar la existencia de tales monumentos, el de que hubiera más monumentos que habitantes, y fi-

hay emplazadas

numerosas

estatuas.

nalmente, la cronología de Mil y Una N oches creada en torno a la isla, y que en el caso de madame Balvatsky llega hasta el extremo que nadie tocó fuera de ella, justo es decirlo de atribuir a esos monumentos "más bien cuatro millones que dos millones de años" ... Hoy podemos perfectamente, por las genealogías halladas, dar una fecha bastante cierta a todo eso. Se tiene la genealogía de 21 a 30 generaciones de ariki, sabiéndose hasta cuál es el primero, que la tradición vincula a los primeros constructores de moai, 'sabemos que éstos fueron polinesios, quienes transformaron los tiki de madera de los antiguos cultos melanesios que ya regían en la isla, en las moai de piedra. Y ·bien, un somero cálculo indica que el florecimiento de esa cultura expresada en los monumentos de piedra tuvo lugar en los dos siglos anteriores al descubrimiento de la isla, y que Roggeveen arrib6 a ella en pleno apogeo de e a cultura. Quedaría aún una laguna o punto 'obscuro por resolver, y es el relativo al abandono de las imágenes, su momento


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y su causa, pues a ningún viajero tocó presenciar la fabricación de n i n g u n a y en cambio cada europeo que llegaba las veía más abandonadas y en mayor número derribadas. ¿Podemos creer a Cook que aventura la hipótesis de un terremoto? Examinando todos los datos que poseemos, comprobamos que hay dos cortes, dos soluciones de Fotografía que demuestra el "modus operandi" de los escultores de las continuidad: una moai, La estatua está casi totalmente separada de la roca; sólo un tala suspensión de bique dorsal la une con la piedra de la colina. la confección de moai, comprobada hasta con el hecho de haberse encon- que otra oreja larga entre la muchetrado el "taller" con estatuas a medio dumbre". hacer, y otra, la ruptura de la tradiHa habido, pues, una separación ención de las tabletas de lectura. tre hombres de orejas largas u "orejories" que llamaban los pascuenses Presuntos motivos del brusco hanau-epé - y los de orejas cortas cambio de cosas han.au-mamok:o yeso nos iluAnalicemos primero los datos histó- mina grandemente toda la cuestión. Ya ricos: Roggeveen vió el culto de las la tradición, recogida por Thomson y imágenes; cincuenta años después com- luego por la Routledge, nos habla con prueba González la subsistencia de claridad no ya de las continuas guerrillas entre clan y clan, sino de otra "tabú", con la prohibición de fumar cerca de las estatuas que le hicieron lucha, probablemente larga, de efecto los nativos; pero cuatro años más tarde más trascendente y que respondía a Cook nos dice que los indígenas no ve- un gran dualismb insoluble: los orejones neraban las moai y en 1786, al llegar y las orejas cortas. La Pérouse, empezaba la ruina y el deHa sido ésa una guerra larga y terribamiento. rrible, llena de episodios, y que concluyó con el exterminio de los orejones, Otro dato: desde Roggeveen hasta La Pérouse, esto es, todos' los viajeros Se preguntará uno aquí si podría del siglo XVIII, habían visto que los, identificarse a los orejones con los meindígenas tenían todos orejas largas lanesios, primeros habitantes de la iscomo los representados en las moai. la, y los orejas cortas con los polinesios, Pero en 11304, Lisiansky, del barco creadores de la cultura de piedra. Seruso "La Neva", comprueba que no ría muy fácil, aparentemente lógico y hay ningún nativo de oreja larga, y sin duda agradable, pero hay que resninguna estatua en su lugar. En 1825, ponder negativamente, pues razones Beechey descubre, con más fortuna o cronológicas y de todo orden rechazan esa clasificación. más capacidad de observador, "una


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ninguna institución ni ceremonia que no muestre la combinación de ambos elementos. El ianqaia-manu, por ejemplo, que responde a una concepción melanesia, convive con las estatuas, y además hay que advertir que éstas no representan solamente a ariki, sino también a muchos tangata-manu. ¿Cómo y cuándo sé rompió esa compenetración, o mejor dicho, ese equilibrio entre los dos elementos esenciales de la cultura pascuense, el melanesio y el polinesio? Es lo que trataremos de establecer en seguida.

La aparición del "hombre rojo" en la isla Tracemos un sintético cuadro de la aparición del "hombre rojo", como llamaron los indígenas al blanco, en la isla de Pascua. En 1722 llega Roggeveen y les asombra 'con dos poderes mara villosos: el de navegar con una facilidad y una amplitud que los naturales no podían menos de admirar, siendo descendientes de un pueblo navegante, j el de Algunos ejemplos de "Moai-Miro". El de la izquierda es un maai-tanqata, de talla más bien ruda; los dos restantes, moaimanejar armas terribles, cokaoa-kaoa, con su característico tórax esqueletizado. Obsérmo que no hay que olvidar vense las cejas perforadas y alargadas, y los ojos, de hueso que aquél hace fuego contra y obsidiana. Estos ejemplares pertenecen a las colecciones los nativos y causa algunas del Museo Antropológico y Etnográfico de la Universidad . de Buenos Aires. muertes. Todo el equilibrio alcanzado por la vida y organización social Todo indica, en efecto que ha habido una larga convivencia y mutua compe- de la isla recibe entonces un sacudimienn~tración ent;e ambos elementos. Así, to profundo, y con ella tanto el culto a pesar de que se diría que en la isla como las prohibiciones religiosas. Enconhay una especie de localización de cla- tramos dibujos de hombres rojos y de la nes polinesios .en el nordeste, en la corbeta en que llegaron, yesos dibujos bahía de Anakena, con la ubicación en siempre los encontramos en el lugar saella de los ariki, que son una creación grado, lo que importa un principio de polinesia.. y por otra parte, en el sud- deificación. Otro ejemplo de esto lo oeste, en el sector del volcán' Rano-Kao, brinda el hecho de que más tarde hayan una localización de clanes melanesios y confeccionado un moai-rruro, es decir, del ao - que responde a tal origen -, una imagen en madera con orejas corlo cierto es que no hallamos en la isla tas, que representa a Cook, la cual


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Algunas tallas de madera de Rapa-Nui. El de la izquierda es un moai-tanaata. El de la derecha, visto en dos posiciones, un moai-kaoa-kaoa. La imagen de hombres con las costillas en relieve es común a un área inmensa del océano Pacifico, incluyendo las costas americanas. Estas figuras están conexas con el culto a los antepasados.

Una moai de piedra de Rapa-nui, con el dorso esculpido. Se nota un anillo en la región lumbar y una raya a guisa de cinturón, seguida por otros dos anillos en las nalgas. Adornos similares se han notado en otras moai de piedra, 'sin que pudiera explicarse su significado, hasta Mrs. Routledge,


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Una serie de "Moai" de madera, vistas dorsalmente. La presencia de un anillo lumbar, en conexión con una especie de cinturón, ha permitido asociar íntimamente las estatuas de piedra con las de madera, y ha facilitado así enormemente la búsqueda del sentido funcio~1al de aquéllas.

se guarda hoy en el British Museum. Probablemente se produjo después de 1722 una división del pueblo en dos bandos· que podríamos llamar de tradicionalistas y de innooadores ; orejones fué la divisa elegida por los primeros, orejas cortas la de los segundos. Después de una larga serie de episodios, tuvo lugar la última resistencia en el sitio donde hoy se encuentra la aldehuela de Orongo, en el sector sudoeste, y en ellas los orejones fueron derrotados, y en parte arrojados al .agua y en parte comidos por sus vencedores. Un ligero cálculo, hecho en base al dato de que esa batalla se realizó cuando reinaba el abuelo del último ariki y sabiendo que éste, llamado N gana, reinó poco antes de que llegaran en 1850 los corsarios peruanos - nos permite establecer que la fecha de ese combate decisivo ha de fijarse en tres generaciones anteriores a N gana, hacia 1760, diríamos, si no fuera pretender concretar demasiado.

Fueron, pues, derrotados los representantes de una forma ya superada, como sucede siempre en la historia aunque en el caso de la. isla de Pascua no se puede calificar ese hecho como un perfeccionamiento, sino simplemente como una ruptura definitiva del equilibrio que habíá permitido la formación de la cultura pascuense cuyos restos han llegado hasta nosotros y han planteado el problema que estamos tratando. Pues no se puede ni se debe hablar hoy de evolución o progreso en un sentido genérico y universal; cada pueblo y cada cultura es un ciclo que sólo admite comparaciones con su propia marcha interna, y el "opfimurri" es algo también puramente interno en cada cultura. Desde esa ruptura se inicia el decaimiento y la anarquía en la isla, fenómeno y drama que por otra parte no son exclusivos de ésta, sino que han tenido lugar en casi todas las islas de Pacífi<;:o. En Hawai es donde ha teni-


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Pintura ceremonial del cuerpo de un nmo indígena, adornado para figurar un n iño-aoe, en el ritual de iniciación infantil a las fiestas del .rlo, Con este documento, la señora Routledge ha logrado esclarecer el valor de los enigmáticos círculos posteriores de las estatuas de madera y las de piedra que fueron emplazadas en la colina. Un hermoso ejemplar de "Moai-kava-kava". Se conserva en el Museo Ant ropológico y Etnográfico de la Universidad de B. Aires y es notable por el trabajo perfecto del torso y sobre todo del rostro.

do lugar ese drama con más fuerza y de donde nos quedan más completas constancias, en razón de que estaban sometidas las islas al protectorado británico cuando se produjo, bajo el gobierno de Vancouver, en 1819, a la caída de un reyezuelo que era dócil instrumento de los ingleses, el sucesor de Kamehameha 1. Sobrevino entonces una situación de anarquía que duró

varios años y que en el orden religioso es muy curiosa, pues no tiene parangón en pueblo otro alguno. Finalmente hablemos de la ruptura de la tradición de las tabletas de lectura, es· decir de aquella sabiduría shamánica alrededor de la cual, con sede en la bahía de Anakena, se había ido restaurando una especie de orden después de la catástrofe que hemos na-


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REVISTA

GEOGRAFICA

AMERICANA

Detalle de una de las estatuas del volcán, que demuestra la distinción de la oreja, con inserción de un cilindro de madera en el lóbulo.

Pintura decorativa de la isla de Pascua. Una laja de las casas ceremoniales de Orongo, pintada en blanco, negro y rojo, con una cara humana esquematizada. Los arqueólogos sudamericanos que en Colombia, en las islas arnazónicas y en el noreste argentino están acostumbrados a encontrar en la pictografía y en la cerámica este esquema, se sorprenderán al comprobar su presencia en la aldea ceremonial de Rapa-nui.

o

Notable "fresco" de las paredes de Orongo, cuyos elementos principales son las aves migratorias objeto del culto. Distinguese también con suficiente claridad la silueta de una nave europea, asociada aquí con elementos mágicos y ceremoniales. La aparición del "hombre rojo" como llamaron los pascuenses a los blancos, produjo en Rapanui un vuelco fundamental, que se revela hasta en el principio de deificación demostrado por esta pintura de la embarcación europea en un lugar sagrado.


LOS "MISTERIOS"

DE LA ISLA

DE PASCUA

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Las dos islitas de Motu-Iti y Motu-Núi (la mayor). A esta última se trasladaban anualmente los hopu para recoger el primer huevo de primavera. La vista está tomada desde lo alto de la cresta del volcán Rano-Kao.

rrado. Esa ruptura se ha de fechar en el momento en que llegan q Pascua los peruanos y se llevan a los hombres mejores, los más fuertes, despiertos y capaces, entre los cuales había sin la menor duda una gran cantidad de tangata-rango-rango, que eran los sacer-

Piedra desenterrada en Orongo por la Sra. Routledge, en 1914. La escultura mide 36,5 ctrns, de largo representa al Tangata-manu durante la procesión con que se celebra su investidura, de una mánera convencional, es decir, confundiendo su naturaleza humana con la del ave mágica.

dotes o funcionarios encargados de manipular las tablillas de lectura y entonar los cánticos en las ceremonias. Queda así explicada la desaparición de esa tradición. Aquí están resueltos, por consiguiente, dentro del estado actual de la cien-


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REVISTA

GEOGRAFICA

AMERICANA

isla de Pascua, que han dado origen a una literatura seudocientífica, novelesca y periodística de la magnitud de la que ha asombrado al mundo. Los ••••••• IiIiI ••••~ ••• ¡t,"i monumentos hallados pertenecen a una cultura melano-polinesia, y no es preciso acudir a cataclismos, ni a continentes desPinturas de los naturales de Rapa-Nui, sohre la superficie de una membrados o sulaja, en las casas ceremoniales de Orongo. La de la derecha representa un barco europeo con sus mástiles y cofas. mergidos para justificar su existencia y de los datos conseguidos y anali- cia en esa isla pequeña, perdida en el zados hasta ahora, los misterios de la océano y casi despoblada hoy.

(Grabados de fotos y dibujos de Mis.

NUESTRAS

Scoresby Routledge, J. Macmillan

PAGINAS (Paoinoe

"LOS

TERRONES"

Brown y J. lnbelloni).

A TODO

COLOR

63 Y 66)

(ONGAi'lIRA.

CÓRDOBA)

por ltalo

so«:

Botti, que cursó sus estudios en un ambiente neta mente argentino, en la Academia Nacional de Bellas Artes, se ha formado con su propio esfuerzo, superándose con firmeza de añ'o en año, hasta llegar al actual grado de realización artística, verdaderamente admirable, que es posible que señale el apogeo de su estilo, siempre que su talento no nos reserve todavía mayores sorpresas, casi imposibles, porque ~s difícil que se llegue a mayor perfeccionamiento en la interpretación pictórica del paisaje argentino. Botti ha obtenido importantes premios en los salones nacio-' nales y provinciales de bellas artes y se halla representado en los museos de Buenos Aires, La Plata, Rosario, Mendoza, Santa Fe, Paraná y Bahía Blanca.

"TARDE

DORADA"

(LUJÁN

DE

CUYO,

i'lENDOZA)

por Fidel De Lucía

Desde 1920, en que realizó su primera exposición en el salón Müller, hasta la que acaba de realizar en la Nordiska, ha seguido Fidel De Lucía una ruta de perfeccionamiento que lo ha impuesto de modo definitivo a la admiración del público y la crítica argentinos. Es eso tanto más loable, cuanto que es De Lucía un autodidada, y no ha tenido en realidad más maestros que la,.,naturaleza de la región andina, en que reside. En 1927 fundó, j un ta mcn tc con el doctor Juan A, Moyano y con Sixto C. Martelli, el Museo de Bellas Artes de Mendoza, que es hoy legítimo motivo de orgullo para la hermosa provincia.


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