Las escuelas reggianas

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LAS ESCUELAS REGGIANAS


Tras la búsqueda y el análisis de las diferentes corrientes que existen, hemos decidido que la corriente que más se identifican con nuestros ideales de escuela es la de Loris Malaguizzi y las escuelas de Reggio Emilia, cuyas características describimos a continuación: Loris Malaguzzi, maestro y pedagogo, fue el iniciador e inspirador de la metodología educativa de las escuelas de Reggio Emilia, dedicando toda su vida a la construcción de una experiencia de calidad educativa en la cual se escuchaba, se respetaba y se consideraban las potencialidades de los niños y niñas para que se reconocieran los derechos de estos a ser educados. Las escuelas Reggio Emilia surgieron tras la II Guerra Mundial, en medio de las fatídicas consecuencias dejadas por una guerra en la ciudad del mismo nombre, en Italia, al ponerse manos a la obra un grupo de viudas movidas por la esperanza de crear una sociedad mejor a través de una educación diferente para sus niños. El objetivo de estas escuelas es crear una escuela amable, activa, inventiva, habitable, documentada y comunicable, un lugar de investigación, aprendizaje y reflexión, donde se encuentren bien las familias, los niños, las niñas y los educadores. Reggio Emilia es una filosofía que enfatiza la individualidad del niño, la importancia de su entorno y de la participación conjunta de padres y maestros en su educación. Se ha comprobado que los niños tienen diferentes maneras de aprender, y Loris Malaguzzi en sus escuelas reggianas crearon un nuevo método de enseñanza que se acomoda a la manera en que el niño aprende, filosofía que está ganando popularidad entre padres y maestros. La escuela reggiana se basa en doce principios: 1. La importancia de las relaciones humanas 2. La teoría de los cien lenguajes del niño 3. La práctica de la escucha al niño 4. La valoración de la diversidad y complejidad 5. La escuela colaborativa y comunitaria 6. La formación del educador 7. La documentación del desarrollo del niño 8. El taller artístico (atelier) 9. El redescubrimiento de la creatividad


10. La calidad del espacio y el ambiente 11. La importancia de las experiencias 12. El respeto para el niño. Las escuelas de Reggio Emilia tuvieron la oportunidad de trabajar y contar con la colaboración de Loris Malaguzzi desde el principio, además de la unión a lo largo del tiempo de gente como Gianni Rodari, gran creador de gramática y cuentos infantiles, y con la ayuda de Bruno Ciari, uno de los mejores y más apasionados pedagogos infantiles del momento. También contaron con un enorme abanico de referencias e inspiraciones tanto teóricas como de autores, autores de los años 50 como: Rousseau, Pestalozzi, Froebel, Bovet, Ferrière y Dewey, posteriormente: Decroly, Gramsci, Freinet, Wallon, Cleparéde, Marenko, Erikson,Piaget, Wertheimer, Vigotski, Bruner, Freire, Fromm, Bronfenbbrener, Maslow, Rogers y Hawkins. Ya más tarde en los años 80: Carr, Gardner, Kagan, Shaffer, Kaye, Bateson, Morrin, Prigogine, von Foerster, Varela y Edelman. Popper, Bachelard, Lorenz, Bronowsky, Wittgenstein, Meisemberg, Arnheim y Grombrich. Son consideradas escuelas de un único organismo vivo, un lugar de convivencias y de intercambio relacional entre adultos y niños. Un lugar en el que se piensa, discute y se trabaja tratando de reconciliar lo que se sabe con lo que no se sabe, las dificultades, los errores, las expectativas, los éxitos, las dudas y los problemas de elección. Una manera diferente de trabajar que no se había visto hasta el momento y que a día de hoy aun siguen muchas escuelas. Metodología Estas escuelas están basadas en una ley fundamental: “Si se hacen cosas reales, también son reales sus consecuencias” (Loris Malaguzzi, “La Educación Infantil en Reggio Emilia”pag.60), es decir, las ideas surgen a partir de los acontecimientos y experiencias reales, dando lugar a respuestas y conclusiones reales. El método relacional (o Pedagogía Racional) es el que mejor explica como un grupo de niños esta hecho de individualidades y de asociaciones de niños con afinidades y habilidades diferentes. Para ello, el adulto se basa en la observación y el descubrimiento de las diferentes maneras que los niños tienen de participar, proceder y elegir, por este motivo seleccionan y cualifican las actividades encaradas a las motivaciones e intereses de los niños. La forma de organización más adecuada, es la de


actividades en pequeños grupos que son módulos de eficacia comunicativa y deseo. El trabajo en pequeños grupos pretende crear ricas atmósferas y ricos procesos de cambios y desarrollos, dando lugar a una de tantas posibilidades organizativas y situaciones de aprendizaje que todos los niños han de experimentar, para que el adulto comience a distinguir los diferentes roles que se desempeñan en el grupo y la relación entre ellos. Se valora la importancia de que los padres se involucren, empleando una práctica explicita, comunicativa, dispuesta a documentar lo que la escuela hace con los niños y su evolución. Este escenario de participación ofrece a los niños interés y curiosidad por lo que ocurre a su alrededor. La formación de los educadores se basa en una formación continua. Se siente la necesidad de enriquecer sus competencias profesionales, dando lugar a la reflexión de sus pensamientos, provocando un cambio en las acciones. Estas escuelas no tienen ni programaciones ni currículo, pero los buscan, transformándolos en otra cosa, viviendo con los niños, trabajando con la certeza, la incertidumbre y con lo nuevo. La ignorancia es la que les impulsa a investigar, partiendo de las ideas, sugerencias, interrogantes y problemas que surgen de los niños. Para que esto sea posible se ha de crear un ambiente de confianza y seguridad entre el adulto y el niño. Los proyectos habitualmente se basan en experiencias ya sucedidas, que parten de los intereses que los niños desean profundizar, dichos intereses los deben de conocer los educadores para poder sintonizarlos con los objetivos que pretende. Es un requisito imprescindible buscar una motivación inicial por parte de los niños. Las escuelas de Reggio Emilia pretenden dar una sensación agradable de descubrir algo nuevo, propiciando un clima sereno, gracias a querer ir todos juntos en una misma dirección, evitando cualquier artificialidad e hipocresía. Es necesario encontrar una alianza con los objetos y con la organización del trabajo. La composición del espacio físico es acogedor y propicia encuentros, comunicación y relaciones. Aspectos de la estructura - Las aulas se encuentran unidas por una gran plaza central, lugar de encuentros, juegos, amistades y actividades.


- La entrada, con sus informaciones y documentaciones de la organización de la escuela. - Un área común para comer y cocinar. - Las aulas subdivididas en dos zonas contiguas. - Un taller de arte o atelier, que contiene una gran variedad de materiales, herramientas y recursos, usado por todos los niños y maestros para explorar, experimentar, expresar y crear pensamientos. - Un aula para música. - Otra para archivo. - Un área de psicomotricidad. - Áreas verdes. Aspectos comunes - En ellas encontramos muchos objetos pequeños y grandes, inventados por educadores y padres, y que no se encuentran en el mercado. - Los muros (que hablan y que documentan el trabajo) son usados para hacer exposiciones cortas o permanentes de los niños y adultos. - Los educadores trabajan en pareja y hacen los proyectos con los compañeros y con las familias. - Todo el personal mantiene una reunión semanal para discutir y profundizar sobre el proyecto, y participa de los mismos reciclajes profesionales. - Las familias se reúnen solas o con los educadores (en entrevistas individuales, reuniones de grupo o en el consejo de gestión de la escuela que se convoca una o dos veces al mes). - La ciudad, el campo y la montaña como elementos didácticos. - Y una coordinación pedagógica que ayuda, asesora y discute.


Ambiente humano En cada sala debe haber 25 niños y dos maestros, que trabajan conjuntamente con el atelierista (tallerista) y la pedagoga. Los niños se agrupan por edades. Son motivados para trabajar con otros compañeros, para resolver problemas, jugar solos, con pequeños grupos o en grupos grandes. La propuesta de Reggio Emilia plantea que los maestros y maestras vayan a las escuelas a aprender con los niños, allí un maestro es un investigador permanente que, además, no llega a conclusiones que puedan ser descriptas de forma retórica, sino con documentaciones de proyectos reales que son narraciones de las posibilidades humanas.


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