ARTE Y MERCADO Circuitos comerciales del arte Octubre 2013 Lic. María Lightowler Universidad de Palermo / OPEN DC
APUNTES DE CLASE La idea de estos dos encuentros es brindarte un panorama sobre cómo está conformado el circuito del arte y cuáles son los roles de cada uno de los actores que intervienen en este él, configurando un sistema complejo dominado en los últimos tiempos, por un mercado creciente y exigente, que obliga a quienes decidan formar parte de él a dejar de lado las miradas más idílicas sobre el arte y convertirse en seres realistas y estratégicos.
DEFINIENDO EL SISTEMA DEL ARTE Un sistema es un conjunto de partes o elementos organizados y relacionados que interactúan entre sí para lograr un objetivo. Los sistemas reciben datos (entrada), energía o materia del ambiente y proveen (salida) información, energía o materia. Cada sistema existe dentro de otro más grande, es decir que un macrosistema está compuesto por microsistemas o subsistemas, como lo es el del mercado del arte dentro del sistema del arte, y cuyo objetivo claro es comercializar –vender- arte en todas sus expresiones. Para ello, se establece un circuito compuesto por piezas que desarrollan una función determinada y específica. Para comprender como se fue conformado el mercado del arte tal como lo conocemos hoy, te presento en el siguiente gráfico un recorrido raudo por la historia, donde aparecen el coleccionismo y la comercialización del arte:
Comercio del arte Grecia y Roma >> surgimiento Renacimiento S.XVI >> consolidación. Principales mercados Venecia y Florencia S. XVII >> los Países Bajos se posicionan como el mercado preponderante y de mayor calidad S.XIX >> configuración del mercado como lo conocemos actualmente *Apertura de Museos públicos *Exposiciones internacionales con pabellones dedicados a las artes visuales *Apertura de galerías privadas y casas de subastas
¿QUIÉ ES QUIÉN? Ahora bien, ¿quiénes son los que componen este sistema, cómo interactúan y qué roles desempeñan? A continuación te propongo navegar por algunas definiciones: Marchand o Art Dealer: conocidos como marchands, denominación francesa que tiene su origen en el Siglo XIX, o como ar dealers (vendedores de arte), denominación en inglés, que surge a partir de 1945 con el fin de la 2da Guerra Mundial y momento en el Estados Unidos y sobre todo Nueva York, se posicionan como el epicentro artístico. Ambas figuras ejercen la venta de obras de arte, y la principal diferencia con las galerías de arte o galeristas, es que no poseen un espacio de exhibición abierto al público. Su haber más preciado es la agenda de contactos y en la actualidad trabajan a partir de su página web como plataforma de difusión de artistas de su staff. En algunos casos, participan eventualmente en ferias de arte en las que hacen su aparición pública, pero en la mayoría de los casos trabajan desde su Studio o Escritorio de Arte, como son llamados en Brasil, por ejemplo. El trabajo de los marchands se reditúa a través del cobro de una comisión, que se descuenta del precio de venta de la obra. Su comisión oscila entre el 25 y 50% según el prestigio del marchand y servicios o réditos que asegura, y eso se asemeja al trabajo con las galerías de arte, que manejan los mismos porcentajes y acuerdos. Históricamente los marchands adquirían las obras, y luego las revendían. Por una parte esto era beneficioso para el artista, que tenía un caudal de venta asegurado, desvinculándose de los avatares del mercado del arte y las negociaciones con los coleccionistas. Sin embargo este acuerdo generaba un descontrol en cuanto a los precios de las obras, ya que el artista no podía control el coste de la obra en el mercado, y muchas veces la diferencia entre el precio de adquisición por parte del marchand y el precio final de venta al coleccionista marcaba una altísima diferencia. En la actualidad la obra se entrega al art dealer en carácter de consignación y el artistas, generalmente, es el que dispone el precio de venta en el mercado. Galería de Arte: con espacios de exhibición abiertos al público, organizan muestras periódicas que pueden tener una extensión de entre una semana y varios meses, las galerías de arte forman parte del circuito comercial directo del arte. El público puede ingresar libremente y adquirir piezas directamente. Las obras permanecen en la mayoría de los casos en consignación y al momento de la venta, cobra una comisión en concepto de gestión de la misma. Tal como los marchands, las comisiones oscilan entre el 25/30% y 50%. Habitualmente trabajan con un grupo de artistas fijos. Al poseer un espacio permanente, las galerías de alguna forma integran también tareas curatoriales que se desarrollan en cada exposición. En muchas ocasiones, marchands y/o galeristas son los encargados de certificar la autenticidad de las obras. Esto sucede cuando han trabajado con la obra de un artista durante muchos años y se legitiman como la voz autorizada desde el conocimiento profundo de su producción. También prestan asesoría, a artistas y coleccionistas sobre diversos temas, tales como tasación de obra, adquisición y venta de obras, entre otras. Representante: una figura que para otras disciplinas tales como el teatro, cine o música son muy habituales, pero que sin embargo en el caso de artistas plásticos aún no es tan frecuente, tiene como función específica ser la cara visible ante el sistema del arte, del artista en cuestión. Esta tarea la realizaba a fines del S XIX, el mismo galerista, pero a medida que el mercado
se fue haciendo más complejo y profesional, las funciones del marchand se desglosaron e hicieron más específicas, generando nuevos roles y actores culturales. Los representantes suelen ser el nexo entre la galería, el museo o centro cultural y el artista. En algunos casos pueden también ocuparse de las ventas, pero se posiciona más como un intermediario y consejero. Como no participa de la acción de la venta directa, sus honorarios se conforman de un sueldo fijo. Subastas: se trata de ventas organizadas de un producto basadas en la competencia directa y por lo general públicas, es decir que aquel comprador (postor) que pague la mayor suma por el producto , es el que lo obtiene. Son muy raras antes del S. XVII. Sotheby´s, realiza su primer subasta en 1744 y Christie´s en 1766. Actualmente existen además de estas históricas y prestigiosas casas, numerosas entidades que se dedican a la subasta de piezas de arte y antigüedades. ¿Cómo se realiza el procedimiento de compra y venta en una subasta? Veamos que nos aconseja Christie´s tanto para venta de obras de arte, como para joyas, antigüedades e incluso también propiedades:
COMO COMPRAR 1.Seleccione la subasta que le interese. Compre el catálogo, o visite la subasta en línea por internet, la visualización previa a la subasta, es gratis y está abierta al público (por lo general comienza 3-4 días antes de la venta). 2.Registro de la oferta. Todos los postores tienen la obligación de registrarse para cada venta en la que deseen hacer una oferta. Si usted se inscribe en persona, por favor, asegúrese de traer una identificación con fotografía y su información de contacto. Si es su primera vez en Christie's, también le pediremos su información de crédito (incluyendo el nombre del banco, contacto en el banco, número de cuenta y número de teléfono). 3. Decida cómo desea pujar • En persona: Recoja su paleta en el mostrador de registro y proceda a la sala. Cuando el tema de su interés salga a la venta, simplemente eleve su paleta para indicar su oferta. El rematador aceptará los aumentos de las ofertas, siga levantando su paleta mientras continúe pujando es decir mientras usted siga ofreciendo la cantidad que el subastador va diciendo. El rematador reconocerá el único postor restante como el exitoso comprador y bajará el martillo. Vendido! • Christie's Live™: Video y audio en tiempo real, son las características de Christie's Live ™ que le permite seguir la emoción en la sala y realizar su oferta en vivo desde su computadora. Visite www.christies.com/christieslive para obtener más información. Se recomienda su registro por lo menos 2 días laborales antes de una subasta para participar en la venta utilizando Christie's Live™. • Puja telefónica: Si no puede asistir a la subasta o prefiere pujar por teléfono. Uno de nuestros miembros del personal le llamará desde la sala, pujara en su nombre. Póngase en contacto con el departamento de compradores o con la sala en la que esté interesado. Dado que las líneas telefónicas son limitadas, las pujas por teléfono deben ser reservadas para los lotes más caros.
• Oferta por escrito(dos formas): I. Rellene el formulario de oferta por escrito en la parte de atrás de su catálogo de la subasta u obténgalo de nuestra página web. Especifique su máxima cantidad de la oferta, rellene todos los demás requisitos y envíe por fax el formulario al departamento de pujas de la sala por lo menos 24 horas antes de la subasta. Un miembro del personal de Christie's asegurará para usted al precio más bajo posible. II. Cuando usted navegue sobre la subasta en LotFinder, podrá ver en la página de información de cada lote, que existe la posibilidad de dejar una puja por escrito. Recuerde hacerlo 24 horas antes del día de la venta. Asegúrese de crear primero una cuenta en línea o conectarse a su cuenta de christies.com. 4. Después de la subasta: los resultados, el pago, el transporte • Resultados de Subastas: Para saber el estado de su oferta por escrito, llame al Centro de Servicio al cliente para resultados de subastas de las ventas en todo el mundo. • Pago: El adjudicatario recibirá por correo postal una factura, las instrucciones de pago, y la información de envío. La cantidad es el precio de martillo más la comisión del comprador incluyendo cualquier tipo de prima o de impuestos de ventas. El pago debe efectuarse a más tardar el 7º día siguiente a la subasta. • Envío: Christie's pueden ayudar con el embalaje y el envío de los bienes adquiridos, pero los compradores pueden recurrir a sus propios transportistas. Los objetos que permanezcan en Chrsitie's más tiempo del estipulado en las condiciones de venta, estarán sujetos a un cargo por almacenaje, manipulación, impuestos y seguro
COMO VENDER Una estrategia única y hecha a su medida para obtener rendimientos óptimos en nuestras subastas. Christie's se basa en la riqueza de los recursos, incluido un profesional y comprometido grupo de subastadores; Un equipo internacional de especialistas con experiencia en más de 80 categorías; Una amplia base de datos de potenciales compradores en todo el mundo; y un equipo de notables profesionales de la comercialización y las relaciones públicas. 1. Las valoraciones de la Propiedad Si desea hablar sobre la venta de su propiedad, el primer paso es ponerse en contacto con una oficina Christie's cerca de usted para hablar con un especialista. También puede buscar en nuestra sección Invitación a consignar en donde encontrará específicamente las subastas que están abiertas para la recepción de propiedades para la venta. Christie's proporciona estimaciones complementarias para las piezas que son similares en tipo y valor a algo típicamente vendido en Christie's. Usted puede solicitar una estimación por correo o envíe su solicitud en línea. Tenga en cuenta que las estimaciones complementarias son provisionales y sujetas a una revisión personal por un especialista de Christie's.
2. Desde que se consigna hasta que se vende La carta de acuerdo es un contrato entre el vendedor (consignador) y Christie's en donde el propietario esta de acuerdo en que Christie's venda su propiedad en una de sus salas. La carta de acuerdo de Christie's lista los términos y tasas por servicios, especifica la responsabilidad así como el seguro en caso de pérdidas o daños, el envío y la ilustración. Christie's opera con una escala móvil de tasas de comisión (o prima de vendedores) basada en las ventas anuales del cliente. Los rangos de tasas varían según la ubicación, y dependiendo si el cliente es un comerciante en arte o pertenece a una instituciones sin fines de lucro. Por favor, póngase en contacto con el la oficina de Christie’s para más detalles. 3. Después de la venta: la notificación y el pago Poco después de la subasta de Christie's se emite una notificación con la última lista de precios o licitación, o si la propiedad quedó invendida. Si propiedad no se vendió le sugerimos que contacte al especialista a fin de que le de asesoramiento sobre las posibilidad de volver a ofrecer los bienes o de organizar su retorno. Christie's envía los pagos a los consignadores, aproximadamente 35 días después de cada subasta, siempre que el adjudicatario haya pagado Christie's. Los pagos van acompañadas de un documento en donde se especifica la comisión y los cargos por gastos que pudieran existir. En el siguiente gráfico, profundizamos las interrelaciones que se producen entre los que integran el circuito y lo dividimos entre comercial directo e indirecto:
El gráfico ubica a la obra de arte en el epicentro de la cuestión. El sector superior relaciona aquellas instancias y actores que cumplen un rol comercial directo, donde la venta es el objetivo explícito. Encontramos a los marchands o art dealers y galeristas, que pueden interactuar con el representante. Dentro de las galerías una propuesta de clasificación o subdivisión podría entre aquellas que trabajan con arte clásico o tienen un formato tradicional y las que comercializan arte contemporáneo o emergente. Otro orden posible puede encontrarse entre las galerías que venden las obras de los artistas, sin implicarse en sus carreras, sus logros o sus procesos y las galerías que venden en cambio al artista, acompañándolo en su camino y apostando a su crecimiento general. Dentro de la instancia comercial directa figuran las ferias de arte y las subastas, también los premios, concursos, certámenes o salones, sobre todo aquellos cuya retribución es dinero a cambio de la adquisición de la obra. Inscriptos en un contexto un poco más elegante que la venta manifiesta, no dejan de formar parte del circuito comercial, es tan sólo una venta con otro Procedimiento. El Open Studio, una práctica muy habitual en USA, es decir ocasiones en las que el artista abre su espacio de trabajo y producción al público y pone a la venta sus obras, forma parte de esa situación de comercialización. El sector inferior presenta las instancias donde la venta no es explícita, pero cuyas acciones repercutirán directamente sobre ella, como es el caso de artistas que participan en bienales de arte –donde no se vende obra-, cuyo objetivo es presentar las últimas tendencias y un panorama del arte actual, o las exposiciones institucionales en museos, centros culturales, fundaciones, etc. Es este el plano en el que circulan los curadores y gestores culturales, que no se dedican a la venta de obra, sino, podría decirse, a la creación de un entorno de lectura o construcción de un relato en el caso de los primeros y a la producción y obtención de recursos en el caso de los segundos. Todas estas instancias incrementan el currículum de los artistas, brindándoles reconocimiento, legitimación y visibilidad, que directamente influirán en el proceso de venta. Como verán el gráfico puede ser entendido como una constelación, núcleos conceptuales que se interrelacionan unos con otros y que se influyen mutuamente, un circuito donde son necesarias todas las partes para obtener un resultado completo. Analicemos algunos casos El mercado del arte está signado por un interesante juego de poderes, donde en algunos casos, hasta se pierde la perspectiva de la obra de arte misma. Un caso interesante para el análisis de esta situación es lo ocurrido con una pieza de Andy Warhol que a pesar de estar firmada por el artista y presentar una dedicatoria que figuraría como una segunda firma, es decir una obra que está firmada dos veces por el artista, no es aceptada como
auténtica por la Fundación Andy Warhol. Esta situación que lleva varios años de litigio legal, no hace más que poner en evidencia que la pelea es por quien tiene la voz autorizada, y que aunque la obra sea original, si la Fundación plantea lo contrario el objeto ya no será considerado como tal y debe salir del mercado. En octubre de 2009, el periodista Juan Forn escribía en el diario argentino Página 12, un artículo al respecto. Lo compartimos debajo: Esto no es un Warhol Por Juan Forn Viernes 23 de octubre de 2009 | Página 12 http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-133956-2009-10-23.html No es fácil impresionar al hipercínico e hipermercantilizado mundo del arte, pero el ilustre marchand inglés Anthony D’Offay lo logró con creces el año pasado, cuando decidió cerrar su galería y entregar su colección de pintura contemporánea a la Tate Gallery por la suma “simbólica” de 28 millones de libras (su valor de mercado superaba los 150 millones de libras). El primer ministro, Gordon Brown, lo definió como “el más generoso presente artístico que ha recibido esta nación de parte de uno de sus ciudadanos”. Entre las piezas de más valor que componían la donación figuraba uno de los famosos “autorretratos en rojo” que hizo Andy Warhol en 1965. El mundillo del arte no acababa de reponerse del gesto de D’Offay cuando estalló otra bomba: la Fundación Warhol había dictaminado que el Autorretrato en rojo no era auténtico. A la Tate Gallery no le quedó más remedio que rechazar el cuadro y el donante se quedó con una tela cuyo valor había bajado de seis millones de dólares a cero en menos de una semana. D’Offay sintió que su honor estaba en juego, decidió hacer juicio a la Fundación Warhol y sumó a su cruzada a otros coleccionistas y museos víctimas de similar situación (todos ellos habían pedido a la Fundación que les autenticara los Warhol que tenían y los recibieron de vuelta con un sello en letras catástrofe que decía RECHAZADO en el reverso de las telas). Lo que hace especialmente interesante la cuestión es que el Autorretrato en rojo es emblemático para los warholianos del mundo, porque marca un momento bisagra en su obra, que paso a relatar. En 1965, el Museo de Filadelfia ofreció a Warhol la primera retrospectiva de su obra. Para celebrar el evento, Warhol decidió hacerse unos autorretratos con un procedimiento al que ya había apelado para hacer retratos por encargo: se tomó una foto en una de esas cabinas del metro de Nueva York en las que se ponía una moneda y se obtenía una tira de cuatro fotitos carnet. Eligió la menos expresiva de las cuatro y, usándola como molde, la mandó a estampar en dos decenas de telas. Las primeras diez fueron coloreadas a mano por él y sus asistentes (usando distintos tonos de fondo para cada tela). Para la segunda serie, de nueve copias, Warhol aceptó la sugerencia de su asistente Paul Morrisey y encargó al taller que estampaba las telas que también imprimiera los colores (“¡Qué idea genial: ahorramos tiempo, dinero y además no nos ensuciamos las manos!”). Eligió un rojo de fondo para todas ellas y agregó a último momento un mínimo toque de celeste en los ojos. La idea era usar esas nueve copias para pagar la deuda que Warhol tenía con Richard Ekstract por el alquiler de los equipos de filmación que venía usando para realizar sus películas. Pero cuando Andy vio el acabado industrial que tenía aquella segunda serie de copias quedó tan encantado que
envió una de ellas al Museo de Filadelfia para que la usaran como pieza de honor. El curador de la muestra la rechazó ofendido, a pesar de que Warhol argumentó que encarnaban a la perfección su propósito de hacer cuaros que carecieran de todo toque artesanal. Las nueve copias “industriales” terminaron usándose para pagarle a Ekstract y al taller de estampado y ahí quedó el asunto, hasta que uno de aquellos autorretratos en rojo llegó a manos de Bruno Bischofberger, representante europeo de Warhol. En una visita que Andy le hizo en 1969 a su galería en Suiza, Bischofberger le mostró la tela, le pidió que la firmara y poco después se la vendió a D’Offay. El británico había decidido la compra precisamente por la doble autenticación que tenía el retrato: la rúbrica de Warhol al pie y una dedicatoria para Bischofberger en el reverso del cuadro, con firma y fecha (“To Bruno B, Andy Warhol, 1969”). El Bruno B terminó de alcanzar su importancia emblemática cuando el respetado crítico de arte Rainer Crone lo incluyó en el catálogo razonado que hizo de la obra de Warhol (el catalogue raisonné es una suerte de inventario oficial que establece el valor canónico de las obras incluidas). El Bruno B no sólo figuraba en aquel catálogo sino que el propio Warhol lo eligió como imagen de tapa. Desde entonces es la clase de pieza que todos los museos del mundo quieren tener: porque marca un momento de cambio decisivo en la obra de Warhol, porque es el primer cuadro en el que lo único que hizo su autor fue posar para la foto y firmarlo cuando ya estaba terminado. En otras palabras, el Bruno B es un Warhol precisamente porque Warhol no lo pintó. Pero si la Fundación Warhol gana el juicio contra D’Offay, ningún museo del mundo hará el menor esfuerzo por tener el Bruno B. Hacerlo significaría ponerse a la Fundación en contra, ¿y qué museo del mundo se arriesgaría a que le desautentiquen los Warhol que tiene por aspirar a tener uno más? De manera que el Bruno B dejará de ser un Warhol, y los museos del mundo y el mundillo del arte lo aceptarán, porque la Fundación Warhol dice que Warhol no lo pintó, aunque sea la única pieza de toda la obra de Warhol autenticada tres veces por su autor (la firma, la dedicatoria al reverso y la inclusión en tapa del catálogo razonado). Nada que no anticipara el Hombre de la Peluca Plateada en su casi omnímoda capacidad para predecir el futuro (y, en particular, las estupideces que nos aguardaban en el futuro). Basta recordar lo que contestó una vez que le preguntaron qué es el arte. “La pregunta está mal formulada”, dijo con su vocecita nasal y su característica cara de opa para contestar entrevistas. “La formulación correcta, y esa pregunta sí me interesa, es: ¿qué diferencia a dos cosas exactamente iguales, una de las cuales es arte y la otra no?” La respuesta, según Warhol, era: “Mi cuenta de banco”. La Fundación que lleva su nombre no podría serle más fiel. Otro caso interesante para analizar y escuchar la voz del coleccionista, es la presentación que hizo Juan Cambiasso, abogado además de comprador de obras de arte, y que durante un tiempo fue Presidente de la Fundación arteBA, la reconocida feria de galerías de arte contemporáneo que se lleva a cabo en Buenos Aires desde 1991. Ser artista hoy Tercer seminario de arte | Universidad Torcuato Di Tella Buenos Aires, 2000. Coordinador Edward Shaw Los reyes europeos, la nobleza en general, fueron durante muchos años los grandes movilizadores del dinero, la cultura y las colecciones importantes. El arte no estaba alejado de los
banqueros, y posteriormente no estuvo alejado de los exitosos industriales y demás hombre de negocios y profesionales de éxito. Esta situación todavía no se dio en la Argentina, aunque creo que hoy existen mayores posibilidades que hace unos años. Durante los gobiernos militares, no era esperable que las fuerzas armadas irregulares o regulares compraran cuadros, fueran al Colón o invirtieran en arte (…). Luego tuvimos tal inestabilidad económica, que todo el mundo adhería a la teoría ´el que flota subsiste´. Vender una obra de arte o invertir en ella era imposible tanto para una empresa como para una persona: había que sobrevivir. Con la inestabilidad y el cambio de política económica en el resto del mundo, que nosotros heredamos, se conformó un nuevo escenario. El poder económico cambió de manos; las empresas abiertas pasaron de tener dueños que las controlaban a tener gerentes que las administran. Hay que percibir este cambio en Argentina, analizar y conocer sus consecuencias para poder operar. El rol importante en el arte –mi propuesta personal- es el rol que le cabe a los grandes galeristas. Los grandes galeristas no nacen hechos, hay que hacerlos. Nosotros no tuvimos oportunidad de cread grandes galeristas en Argentina. A partir de 1958 o 1960 –la época de Bonino1, la época del Di Tella2 y la nueva generación- los galeristas grandes o los que caminaban para ser grandes trataron de sobrevivir como pudieron. En Europa o Estados Unidos hay muchos grandes galeristas y su predicamento es enorme. Han hecho mucho para que esto pase. Basta ir un sábado a la galería de Leo Castelli3 y quedarse dos horas viendo lo que hace. Leo Castelli es extranjero. Llegó desde Trieste a Estados Unidos como refugiado. Ahora tiene más de 80 años, es abogado y banquero. Los sábados recibe en su galería la visita respetuosa de los grandes y ricos coleccionistas de NY, y cómo quien pestañea, vende cuadros de un millón de dólares. Pero los vende como un papa de una misa; vende como se debe vender una obra de arte, con un enorme respeto por el que compra; vende silencio, crea la magia y el que viene entra en este juego creativo y acepta. Y lo mismo pasa con las empresas. Entre nosotros existe el mito de las empresas. Los argentinos siempre tenemos la fantasía de que repentinamente vienen las inversiones árabes o japonesas y uno cree que del otro lado de la frontera hay una multitud de árabes esperando con sus camellos o de japoneses vestidos de samurai o quimono. No existe tal cosa. Existe la inversión individual; habrá un árabe que invierte, habrá un japonés que invierte, en el mejor de los casos.
1 La galería Bonino se fundó en 1951 en Buenos Aires, y fue durante mucho tiempo el epicentro del arte contemporáneo. En la actualidad la galería ya no existe más. 2 El Intituto Di Tella fue un centro de investigación cultural sin fines de lucro. Fundado en la ciudad de Buenos Aires en 1958 se transformó en semillero de talentos y sus ex integrantes son conocidos como la "Generación del Di Tella". Cesó sus actividades por problemas económicos en 1970. 3 Leo Castelli falleció a los 91 años en 1999.
(…) Otro dato importante es que en el nivel gerencial de estas empresas la edad promedio es de 35 a 40 años, muy pocas gerencias tienen más de 45 años. Las galerías no tienen ese ´mailing list´. Y esos contactos son tierra fértil, porque en todos los casos, son gente que ha vivido en el exterior y ha visto que los ´capos´ del exterior coleccionan arte. Las galerías de arte no saben que existe ese ´mailing list´ y que es posible hacerlo. Tomará tiempo. (…) Además del ´mailing list´ equivocado, creo que las galerías tienen que cambiar el soporte del mensaje y también cambiar el mensaje. Sobre mi escritorio compite quien me vende seguros de viaje o de salud, con Ruth Benzacar, algún cementerio privado, numerosos seminarios o conferencias y ccon Aguas Argentinas cuando me manda la cuenta. Hay una cantidad muy grande de mensaje que compiten entre sí. Y lo que veo es que los mensajes son bastante homogéneos, no hay ninguno que me cause especialmente gracia o me llame la atención. A veces es mejor el de Aguas Argentinas que el de la galería de arte, porque me da soluciones y tiene mejor onda. Lo miro y pienso: ´Si no voy a hacer nada, entonces voy a lavarme las manos y a pagar la cuenta´. Ya ven por qué agarré esto primero y no lo otro. Creo que hay que cambiar el soporte del mensaje cultural y especialmente el de las artes plásticas. Hay que trabajar sobre la lista de destinatarios potenciales y además cambiar el contenido. Pero también hay que ser alguien. Para que a uno lo escuchen hay que ser alguien, y ser alguien da trabajo. Hay que estudiar, merecer el respeto de los demás y ser capaz de emitir un mensaje jerarquizado no sólo por el contenido sino por el continente. Ser capaz de convencer no sólo por la seriedad de los argumentos sino por la gracia de la exposición. (…) Cuesta un enorme trabajo ponerse de novio con una obra de arte. Casi nadie crea, casi nada hace el ´laburito fino´. El arte no se vende sino al novio de la obra de arte. Y eso es como arreglar un casamiento, hacen falta una gran cantidad de gracias personales. La venta de obra de arte a la empresa, al coleccionista o a quien sea tiene una base de magia, de participación en la propiación de la belleza. Yo creo que comprar arte es un acto erótico. Eros es el dios del amor y no del sexo. Uno no se lleva a alguien a su casa, se lleva un pedazo de belleza, una porción de algo perdurable, un pedacito de historia. Pero cuando uno llega a la galería y le dicen: ´por favor, comprame obra porque si no este me me cierran la galería, porque no puedo pagar la luz´, o hay un cargoseo, se arruina el sortilegio. ¡Y yo con esa novia no me caso, y chau! Quiero ser cruel: en el mundo de hoy no hay perdón para el error en el mensaje, ya sea en su contenido o en su continente, ni para la falta de magia.
Conclusiones Hemos intentando definir el sistema y mercado del arte, identificando quienes son los actores culturales que intervienen y detallando sus funciones.
Analizamos las vías del mercado de comercialización directa e indirecta interrelacionando los diversos planos que componen estas instancias y ubicando a la obra de arte en el epicentro de la escena. También se presentaron dos casos para seguir pensando cómo funciona el mercado. El primero que analiza el caso de una obra de Andy Warhol firmada por el artista pero no avalado como auténtica por la Fundación Andy Warhol y Galería Ruth Benzacar. Florida 1000, Buenos Aires. www.ruthbenzacar.com Lic. María Lightowler