CORREO
de las Culturas del Mundo
Calakmul 1
Correo de las Culturas del Mundo
Director Leonel Durán Solís
Editor Mariano Flores Castro
correodelasculturas@gmail.com
Correo de las Culturas del Mundo, Año 2013, Vol. XIII, No. 133, (1º de julio de 2013), es una publicación
quincenal editada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Córdoba 45, Colonia Roma, C.P. 06700, Delegación Cuauhtémoc, México, Distrito Federal. Editores responsables: Leonel Durán
Solís y Mariano A. Flores Castro. Reservas de Derechos al Uso Exclusivo: 04-2012-091912305300-203.
ISSN: en trámite. Domicilio de la publicación: Moneda 13, Centro Histórico de la Ciudad de México. Distribuidor: se distribuye por vía electrónica correodelasculturas@gmail.com
Este número se publica el 1º de julio de 2013. ©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS POR LOS RESPECTIVOS AUTORES DE LOS ARTÍCULOS, NOTAS Y FOTOGRAFÍAS.
Publicación fundada el 15 de agosto de 2007.
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• Calakmul y sus vestigios epigráficos • ¿Cómo llamaremos al niño hallado? • La Alhambra de Granada, nota y ensayo fotográfico
• Cuentos de la Alhambra (fragmento), de Washington Irving
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Arqueología
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Calakmul y sus vestigios epigráficos por Mónica Mateos Vega y Lorenzo Chim
Campeche, Camp., 27 de junio.
L
a zona arqueológica de Calakmul, ubicada al sur de Campeche, es una de las dos ciudades mayas más importantes de los años 450 al 750 d.C., junto con Tikal, en Guatemala. Además de monumentales edificios y ciudadelas de arquitectura estilo Petén, ahí se hallan entre 120 y 200 estelas, la mayor cantidad encontrada en un sitio arqueológico en México, así como un hermoso friso de estuco de 20 metros de largo por tres de ancho (localizado en 1999) y un espléndido mural (descubierto en 2004) dentro de sendas estructuras. Las incomodidades que causan el calor, la humedad y el constante ataque de los insectos se difuminan ante la vista de las grandes pirámides de la plaza principal, que los arqueólogos no han despejado del todo de la exuberante vegetación, “con el propósito de que los animales sigan transitando dentro de su hábitat natural”. 5
Calakmul fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 2002, y ahora se busca que obtenga una declaratoria mixta, pues está en el corazón de la reserva de la biosfera que lleva el mismo nombre. Turismo especializado El sitio se ubica a cinco o seis horas de viaje en automóvil desde la ciudad de Campeche. De acuerdo con autoridades del gobierno del estado, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se encuentra en negociaciones con los ejidatarios para que el visitante sólo pague lo que cobra la Secretaría del Medio Ambiente y Aprovechamiento Sustentable de Campeche y el propio INAH. 6
No obstante la enorme cantidad de información arqueológica e histórica, y su belleza natural, Calakmul “no está concebida para ser un sitio con visitas masivas. La prioridad de los proyectos de investigación y desarrollo es mantener el equilibrio entre flora, fauna y el entorno arqueológico”, añade Rodríguez Campero, quien señala que el número de visitantes ha pasado de 10 personas a 28 mil anuales, de 1999 a la fecha. “Se trata de un turismo especializado, que ha leído mucho acerca de la cultura maya y busca más información, aunque también hay muchos que vienen y no visitan los monumentos de la zona arqueológica, sino que llegan a observar a los animales de la reserva: venado cola blanca, pájaros carpinteros, tucanes, monos saraguatos, una gran gama de especies”. Calakmul y Tikal distribuyeron en su época el poder en toda el área maya conocida en ese momento. “Eran las superpotencias de la época, antagonistas, algo así como el papel que tenían Estados Unidos y Rusia durante la guerra fría, a esa analogía recurren con frecuencia los epigrafistas”, continúa Omar Rodríguez Campero. El sitio arqueológico abarca 25 kilómetros cuadrados, en los cuales se ubican alrededor de 6 mil estructuras, de acuerdo con mapas realizados en los años 80, cuando se iniciaron los trabajos de rescate de la zona. De ese total, sólo está explorado, recuperado y en algunos casos abierto al público entre 20 y 25 por ciento. A nivel de investigación arqueológica, explica el especialista, “los retos aquí nunca se nos van a terminar porque no obstante que el sitio ha sido excavado e intervenido desde 1980, es muy joven en comparación con Palenque, Chichén Itzá y Teotihuacán, que han sido explorados desde finales del siglo XIX. Nuestras líneas de investigación han generado novedosas ideas en torno al mundo maya, pero además estamos enfocados, en lo administrativo, en lograr que Calakmul sea sustentable. “Tenemos por delante el reto de cómo equilibrar la parte arqueológica con su conservación ecológica y su mantenimiento, porque no es recomendable 7
que en los alrededores de la zona se genere infraestructura para motivar el turismo masivo. Sin embargo se puede apoyar al entorno, desde Xpujil, que es la cabecera del municipio hasta sus límites con Escárcega, y ahí sí generar una ocupación hotelera”. Restauración del friso En ninguna otra ciudad maya se han encontrado tantas estelas como en Calakmul, lo cual significa también que es el sitio que tiene el mayor número de referencias epigráficas en toda el área, y “a nivel histórico, el sitio tuvo más de mil años de ocupación continua, lo que hace que tengamos contextos materiales de todas las épocas de la cultura maya. Por ejemplo, hay mascarones de estuco modelado del año 400 a.C., todo ello es una de las razones por las que la Unesco nos dio la declaratoria. No dudo que haya más frisos dentro de otras estructuras, sería fenomenal, ya lo dirán investigaciones subsecuentes”, explica Rodríguez Campero. Los trabajos de restauración del friso llevan un avance de 80 por ciento, pues “además de las instituciones federales, recibimos apoyo de instancias privadas, como Banamex, pero, como sucede en muchos sitios arqueológicos, siempre necesitamos más recursos financieros”. Respecto de la impecable pintura mural que data de los años 650 a 700 dC, la cual se localizó en 2004, Rodríguez Campero –quien trabaja con Ramón Carrasco, director del Proyecto Calakmul–, indica que se trata de escenas de la vida cotidiana (más de 60) ubicadas en tres muros de una cámara interior, muy diferentes a las de Bonampak. “Son muy simples, pero muy coloridas. Destaca una pareja de mujeres que tienen vestimentas transparentes, con glifos en los olanes. Es una de las más populares porque es preciosa, ya que la indumentaria tradicional maya siempre se ha asociado a tejidos gruesos y no muy delicados, aquí se muestra lo contrario, ¿cómo lograban esa transparencia? Eso nos da para investigar más. 8
“La restauración está concluida, pero falta implementar equipos de monitoreo, conectados a Internet para estar checando las mediciones. Una vez que esté eso, se permitiría la entrada a los visitantes. No queremos cometer el error de permitir el acceso y después ver los aspectos de conservación. Es un patrimonio muy importante que no podemos dejar al ‘ahí se va’”. Otros de los hallazgos relevantes en Calakmul son varias tumbas localizadas en las estructuras. Destaca la del gobernante Garra de Jaguar, ubicada debajo de la primera crujía de una subestructura de principios del Clásico tardío, en la llamada estructura II. Varios elementos del enterramiento, como el ajuar funerario y las ofrendas están en el Museo Arqueológico de la Ciudad de Campeche. Fuente: http://www.jornada.unam.mx/
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Hechicerías
¿Cómo llamaremos al niño hallado? La suplantación mágica en el siglo XV hispánico por José Fierros Millán y José Antonio González Gómez
Sobre la sustitución mágica
E
n el medioevo europeo, se creía que los duendes, hadas, faunos u otras criaturas mágicas solían entrar en los hogares humanos para robar por las noches a los niños de sus cunas y llevárselos con ellos, ya sea para criarlos como ellos o para destruirlos. El robo iba acompañado por el acto de dejan en el lugar del niño robado, a uno de los suyos a manera de un sustituto mágico que, si bien tenía su apariencia (adquirida por medios mágicos), no crecía, lloraba mucho, comía poco o en exceso, estaba siempre flaco y consumido, etc., en suma tenía hábitos extraños e inusuales, que lentamente la familia sustituta notaba. (Ashliman, 1997) Para intentar recobrar al niño robado, se procedía a llamar a un especialista ritual que sometía al sustituto mágico a una serie de imprecaciones, exigiéndole que se devolviera al niño hurtado y que la criatura sustituta se mostrara tal y como verdaderamente era, arrojándole agua sagrada, a fin de que se purificara, de que el hechizo se rompiera y que el sustituto desapareciera. (Ashliman, 1997) Si esto no funcionaba, se debería realizar un recorrido ritual (una peregrinación) a fin de recobrar al niño hurtado o perdido en la misma tierra mágica adonde estaba en poder de sus 10
captores mágicos, en un acto inverso correspondiente al ritual de rapto o robo que se había realizado. (Ashliman, 1997) Las creencias mágicas sobre los suplantados De acuerdo con estas creencias (común entre los pueblos europeos medievales), ciertos espíritus o seres mágicos (hadas, gnomos o faunos) sustraían a los niños humanos y depositaban en su lugar a sus propios hijos; este último llevaba un nombre que variaba según los países y regiones, pero que se refería en la mayoría de los casos al proceso de sustitución que explicaba su presencia entre los hombres. Así los términos para “niño cambiado” o “suplantado”, eran en Francia Changeling, en Inglaterra, Fairy y en Alemania, Wechselbalg y en España, posiblemente Quebrado ó Encantado (Schmitt, 1984: 127) De acuerdo con los relatos folklóricos europeos, el rapto mágico de infantes era de esperar en las horas o en los días que seguían al nacimiento, sobre todo cuando el niño no estaba aun bautizado y se encontraba privado de su nombre; en estos días (tiempos marginales o tiempos vacíos) había que rodearlo de múltiples protecciones mágicas y sobre todo, el evitar dejarlo solo. (Schmitt, 1984: 127, 128) Las protecciones mágicas para el infante eran el cerrar cuidadosamente la
puerta de la habitación, encomendar la protección y cuidado del niño a un ave o un perro domésticos, dejar arder una vela o lamparilla en la habitación, depositar un poco de sal en las proximidades de la cuna, etc. (Schmitt, 1984: 128) Sin embargo, la literatura y el folklore de raíces medievales narran que muchas veces a pesar de estas precauciones (sobre todo cuando la madre se aleja para trabajar) el niño es arrebatado y un suplantado lo substituye; luego del cambio, la familia observa que el niño caía enfermo, que resultaba imposible hartarlo y no cesaba de desmejorar. Para los especialistas de los relatos no cabía la menor duda, que la sustracción se había llevado a cabo. (Schmitt, 1984: 128) Los relatos proponían varios medios para desembarazarse del suplantado (reconocido por las señales anteriores) así como para recuperar al propio hijo; estos medios eran: - Hacer sufrir al suplantado, para que sus gritos de dolor atrajeran a sus verdaderos padres y les incitaran a llevárselo de nuevo; para ello, se le podía golpear o simplemente fingir que se le quemaba o que se le arrojaba a un recipiente de agua hirviendo. - Abandonar al suplantado, depositándolo en un cruce de caminos solitario, en un punto de contacto de tres comarcas 11
o en la confluencia de tres ríos, para que así lo recuperaran sus mágicos progenitores; la madre lo abandonaba allí, se alejaba observando un silencio total y regresaba al primer grito del niño, esperando que así le habrían devuelto su hijo, en lugar del suplantado. Es importante distinguir entre los testimonios folklóricos y etnohistóricos existentes, la creencia en la existencia de los suplantados y las creencias en los raptos de niños que las “lamies”, “lamias”, “striges”, “mujeres-dragones”, “mujeres infernales” realizan en las noches; estas entidades se apoderaban de los niños, los devoraban en ocasiones pero no los substituían por ningún otro. (Schmitt, 1984: 128, 129) ¿Un ritual de anulación de sustitución en la España Bajomedieval? En la España del siglo XV, la idea de niños tomados por entidades relacionadas con fuentes y ríos, sobre todo en las zonas hispanas con tradiciones asociados al folklore céltico, era aparentemente común; dichas entidades recibían los nombres de fadas y mouras en Galicia, xanas en Asturias, fada y goljas en Cataluña. En el caso de las mouras de Galicia, el actual folklore popular español menciona el hecho de que las Mouras salen de sus pozas, cuevas, ríos y 12
fuentes con bastante frecuencia a tomar el sol en vez de preferir el cobijo de la noche, portando varios objetos que son beneficiosos; se cuenta que si se dejan ver con cántaros de agua y luego desaparecen dejándolos en el suelo, la persona que se los lleve a su casa puede dar de beber con esa agua a algún animal enfermo con la seguridad de que sanará (García Quintela, 2004: 56-60 / Morales, 1997: 81-89) La Moura se presenta ante el humano como bella mujer de larga cabellera o como gran serpiente; se maneja como un hecho probado, a la par de simbólico, que en Galicia a las mouras se las asocia frecuentemente con las serpientes y con la noche de San Juan, fecha en la que aparecen en la noche previa o en el amanecer de ese día. En determinadas fechas, y sobre todo en el día de San Juan, salen a la superficie del agua y se colocan a un lado de la fuente, cueva o castro que les sirve de morada, lavándose y peinando sus cabellos con peines de oro (García Quintela, 2004: 56-60). Sin embargo, en estos relatos no se habla claramente de una sustitución, se especula intercambio de dones, que niñas pueden acercarse a las mouras y peinarlas a cambio de regalos, de favores sexuales donde el varón soltero es recompensado y los hijos productos de la unión son conservados por la madre mágica.
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Pero una confesión proporcionada por Leonor Cifuentes en 1494 puede dar luz sobre el asunto, pues constituye un claro relato de un ritual destinado a anular una posible sustitución mágica de un infante. Dicha confesión fue de caracter inquisitorial y fue presentada por el gran investigador Sebastián Cirac Estopañan (Los procesos de hechicerías en la Inquisición de Castilla la Nueva) y citada posteriormente por el antropólogo Gonzalo Aguirre Beltrán (Aguirre, 1992: Vol. VIII, 42). En esta confesión, Leonor Cifuentes dijo que por 1482 ó 1483, un vecino suyo llamado Juan del Castillo y su mujer Mari Sánchez, tenían un hijo de edad de año y medio o dos años, y esta criatura estaba flaquita y no crecía ni comía y no hacía más que llorar, preguntándose tanto su padre como su madre, qué podrían hacer. Esto pasó cuando una judía se acercó a su casa y los padres le contaron el caso y ella les dijo que pidiesen por amor de Dios, en tres casas que tuvieran padre, madre, suegra y suegro y que la señora de cada casa se llamase María, un poco de harina de trigo. Así a cada señora María se le pidió harina, repitiéndose esto en cada casa; ya teniendo la harina, había que amasarla, y se hizo con esta masa, un rollo y una torta. La torta debería dársele en nombre de Dios, al primer pobre que viniera y 14
que luego los padres tomaron el rollo y con él a la criatura, para luego reunir a tres personas que deberían ser el padre (Juan del Castillo), su madre (Mari Sánchez) y un vecino o vecina (que fue Leonor Cifuentes). Los tres salieron de la casa y junto con el niño, fueron juntos caminando sin hablar con ninguna persona, hasta el lugar donde no se oyó ya el canto de gallo ni gallina. Una vez llegado a este lugar, el grupo se salió del camino y entró al campo, se hizo un hoyo en él y se metió en este al niño junto con sus ropas, poniendo el rollo de masa alrededor de la cabeza del infante. Hecho esto, los tres caminaron por el campo, cada uno por su lado, teniendo como centro el agujero con el niño. Luego todos regresaron al hoyo y tomaron el rollo, estando las manos del niño metidas en este rollo de masa; el rollo fue partido en tres pedazos y el padre, la madre y la vecina tomaron un pedazo cada uno y lo arrojaron en el campo por separado y cada uno dijo tres veces al momento de arrojar el pedazo de rollo: Arenas del campo, tomad este llorado y dame tu callado. Después de hacer esto, el grupo sacó la criatura del hoyo, le desnudo y tomó la ropa y su frazada, enterrándola en el hoyo hecho, para luego vestir al niño con otras ropas, traídas ex profeso.
Ya de regreso siguiendo el camino y cargando al niño, se encontraron con un caminante y le preguntaron, presentándole al niño: ¿Cómo llamaremos a este niño que nos hemos hallado? El caminante les respondió que Juan porque él se llamaba así y así se tomó el nombre, porque cualquier nombre
que hubiera dicho, le hubieran tomado y así le habrían de llamar en su casa al niño, durante siete u ocho días. Luego, ya llegando a la casa del dicho Juan del Castillo, los tres bañaron al dicho niño con agua de romero e hisopo para que se curase y se hiciera fuerte. (Aguirre, 1992: Vol. VIII, 262, Nota 29 que cita a Estopañan, 1942: 90)
Bibliografía Aguirre Beltrán, Gonzalo 1992 “Medicina y magia: El proceso de aculturación en la Estructura Colonial” en Obra Antropológica, Vol. VIII, FCE-INI-UV-Gobierno del Estado de Veracruz, México. Ashliman, D.L. 1997 Changelings, ensayo electrónico en http://www.pitt.edu/~dash/changeling.html Blázquez, Miguel Jan 1984 La hechicería en la región murciana: procesos de la Inquisición de Murcia 1565 -1819, Ed. Caja de Murcía, Murcía, España García Quintella, Marco V. 2004 Mitos Hispanicos II: Folklore e ideología desde la Edad Media hasta nuestros días, Col. El Pasado Legendario, Ediciones Akal, Madrid, España Morales, María de la Luz 1997 Tradiciones Iberas, Col. Biblioteca Araluce, Ed. Anaya, Madrid, España Schmitt, Jean-Claude 1984 La herejía del Santo Lebrel: Guinefort, curandero de niños desde el siglo XIII, Muchnik Editores, Barcelona, España. Fuente: Ensayo amablemente cedido al CCM por sus autores.
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Arquitectura...
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...y fotografía
La Alhambra de Granada
Ensayo fotográfico sobre su ornamentación y detalles
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en los siglos XIII y XIV, la Alhambra (del árabe, Al Hamra, es decir, la Red) es una antigua mezquita, palacio y fortaleza construida por los reyes moros de Granada, en el sur de España. Tras la conquista cristiana de la ciudad en 1492, se introdujeron modificaciones en los edificios dentro de la Alhambra. En particular, Carlos V reconstruyó partes del complejo de estilo renacentista de la época, y destruyó la mayor parte del palacio de invierno para dar lugar a una estructura de estilo renacentista, que nunca se ha completado. En siglos posteriores, el arte morisco fue desfigurado y algunas de las torres fueron destruidas. Napoleón, de hecho, intentó hacer estallar todo el complejo, pero su plan fue frustrado por uno de sus soldados, que se negó a seguir el plan de su comandante y decidió desactivar los explosivos, por lo que salvó a la Alhambra para la posteridad. La parte árabe de la Alhambra se asemeja a muchos reductos cristianos medievales, tres tantos de palacio, el palacio residencial y un edificio anexo para los subordinados. El detalle ornamental extremadamente intrincado en la Alhambra musulmana está en marcado contraste con el palacio renacentista de Carlos V, que consiste principalmente de paredes blancas y sin características notables particulares. La Sala de los Abencerrajes deriva su nombre de una leyenda según la ONSTRUIDA PRINCIPALMENTE
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cual Boabdil, el último rey de Granada, después de haber invitado a los jefes de ese ilustre linaje a un banquete, ahí fueron masacrados. Esta habitación es un cuadrado perfecto, con una elevada cúpula y ventanas enrejadas en su base. El techo está exquisitamente decorado en azul, marrón, rojo y oro, y las columnas de soporte brotan en forma de arco de manera muy hermosa. Frente a esta sala está la Sala de las Dos Hermanas, así llamada debido a las dos muy hermosas losas de mármol blanco estructuradas como parte de la acera.
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Tal es la Alhambra: una fortaleza morisca en medio de un país cristiano; un oriental palacio rodeado de góticos edificios occidentales; un elegante recuerdo de un pueblo bravo, inteligente y simpático, que conquistó, dominó y pasó por el mundo.
© Sir Cam
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Fuente de fotos: Š http://islamic-arts.org/2012/the-ornate-alhambra/
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Letras del mundo
Cuentos de la Alhambra (fragmento) Washigton Irving (1783-1859)
La Torre de las Infantas Cierta tarde, subiendo el estrecho barranco poblado de higueras, granadas y mirtos que divide la jurisdicción de la fortaleza de la Alhambra de la del Generalife, quedé sorprendido ante la poética vista de una torre morisca que se alzaba en el recinto exterior de la Alhambra, encima de las copas de los árboles, y recibía los rojos reflejos del sol poniente. Un solitario ajimez a gran altura permitía ver el panorama del valle, y cuando estaba mirándolo se asomó una joven con la cabeza adornada de flores. Era, sin duda, alguna persona más distinguida que el vulgo que habita en las viejas torres de la fortaleza, y esta súbita y repentina aparición me hizo recordar las descripciones de las cautivas beldades de los cuentos de hadas. Estas caprichosas inspiraciones crecieron a punto cuando me explicó mi cicerone Mateo que aquélla era la Torre de las Infantas , llamada así -según la tradición- por haber sido la morada de las hijas de los reyes moros. Visité después esta torre, que no se enseña generalmente a los extranjeros, aunque es digna de toda atención, pues su interior es semejante a cualquier departamento del Palacio. La elegancia de su salón central, con su fuente de mármol, sus elevados arcos y sus cupulinos primorosamente cincelados, y los arabescos y vaciados en estuco de sus reducidas y bien 38
proporcionadas habitaciones, aunque deterioradas por el tiempo y el abandono, todo concuerda con la historia, que la presenta como la antigua vivienda de la hermosura real. La viejecita reina Coquina, que vivía debajo de la escalera de la Alhambra y que asistía a las tertulias nocturnas de doña Antonia, contó una fantástica tradición sobre tres moriscas princesas que estuvieron encerradas cierta vez en esta torre por su padre, que era un tiránico rey de Granada y que sólo les permitía pasear a caballo de noche por las montañas, prohibiendo, bajo pena de muerte, que ninguno les saliese al camino. -Todavía -decía la viejecita- se las ve de vez en cuando durante la luna llena, cabalgando en las montañas por sitios solitarios, en palafrenes ricamente enjaezados y resplandecientes de joyas, pero desaparecen cuando se les dirige la palabra. Pero, antes de que relate algo acerca de estas princesas, el lector estará ansioso por saber quién era la hermosa habitante de la torre, la de la cabeza adornada de flores que miraba hacia el valle desde el elevado ajimez. Supe que era una recién casada con el digno ayudante mayor de los inválidos, el cual, aunque bien entrado en años, había tenido el valor de compartir su hogar con una joven y vivaracha andaluza. ¡Quiera Dios que el bueno y anciano caballero haya sido feliz en su elección, y que haya encontrado en la Torre de las Infantas un refugio más seguro que lo fue para la hermosura femenina habitadora de ella en tiempo de los moros, si hemos de dar crédito a la siguiente leyenda! 39
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