COCO UN RESCATE MÁGICO

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Un rescate mágico


Entre todo lo que tenía por descubrir, Miguel aprendió que solo los esqueletos que tuvieran una foto en alguna ofrenda en la Tierra de los Vivos podrían ir de visita hasta allí una vez al año: el Día de los Muertos.

Apenas puso un pie en la Tierra de los Muertos, Miguel Rivera comenzó a sorprenderse a cada paso. Puentes de pétalos de caléndula, esqueletos paseando por todas partes, casas llenas de luces y colores.


Pero lo que más llamó la atención de Miguel en la Tierra de los Muertos fue que allí los alebrijes cobraban vida. Él los conocía como coloridas figuras de madera tallada, una de las tantas tradiciones mexicanas.

En aquel mundo de esqueletos, en cambio, los alebrijes eran los guías espirituales de los muertos. Como la gran Pepita, que era guía de Mamá Imelda. Era un inmenso ser alado, mezcla de jaguar, águila, carnero e iguana.


En la Tierra de los Muertos, Pepita era un alebrije muy especial, pues tenía muchos poderes y habilidades. Con sus garras y dientes, sus fuertes alas y su energía interior, era una gran luchadora. Y gracias a su poderoso olfato, una excelente rastreadora. Allí estaba ella cada vez que se la necesitaba.


Por ello, cuando Miguel quiso alejarse de Mamá Imelda para vivir su propia aventura en la Tierra de los Muertos, ella salió en su búsqueda con la ayuda de Pepita. Y el alebrije gigante comenzó de inmediato a rastrear al niño.

Miguel, en un primer momento, sintió miedo. Porque Pepita era enorme, con garras y colmillos de jaguar. Y cuando extendía sus inmensas alas, ¡parecía aún más grande y temible!


Pero, al poco tiempo, Miguel descubriría que Pepita era en realidad bondadosa y solidaria. Ocurrió tras desenmascarar al músico estafador Ernesto de la Cruz, cuando el niño fue arrojado a un profundo cenote. Era un gran pozo lleno de agua, con paredes demasiado altas como para trepar. De la Cruz lo había enviado allí con un objetivo: que no pudiera salir y no arruinara su fama como cantante, contándoles a todos que era un farsante.


Miguel se preguntaba cómo podría salir del cenote. Y fue entonces cuando Pepita acudió en su ayuda. El enorme alebrije alado rescató a Miguel y a su tatarabuelo, Héctor, que también había sido arrojado desde las alturas. Montados sobre el lomo de Pepita, surcaron los aires de la Tierra de los Muertos hasta reencontrarse con el resto de la familia Rivera.


Así fue como Pepita cumplió un rol fundamental en la historia de Coco, la bisabuela de Miguel. Sin la intervención del alebrije gigante, Héctor no habría sido rescatado a tiempo del cenote y habría desaparecido en el olvido. Porque gracias al rescate de Pepita, Miguel pudo volver a la Tierra de los Vivos y logró que Coco, a quien de tan anciana le fallaba la memoria, recordara a su papá, Héctor. Tiempo después, cuando Coco llegó a la Tierra de los Muertos y se abrazó con los suyos, allí estaba Pepita sobrevolando el encuentro.


Pepita

Es el más grande de los alebrijes. Y reúne a los animales de las principales tradiciones mexicanas: es una mezcla de jaguar, águila, iguana y carnero. Pepita es la guía espiritual de Mamá Imelda y cumple una misión especial en la vida de Coco.

Copyright © 2018 Disney Enterprises, Inc., and Pixar. Todos los derechos reservados. Copyright © 2018 de esta edición: Luppa Solutions S. L. Redacción: Luciana Rosende. Edición: Laura Efrón. Diseño Gráfico: Juan Pablo Millano. Dirección: Danilo Delgado No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del editor. Desarrollo editorial para Luppa Solutions: almaceneditorial.com. ISBN: 978-84-17411-44-2


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