EL BARCO DE VAPOR
Instrucciones para convertirse en pirata Eri ka Zepeda Ilustraciones de Anuska Allepuz
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INDICE Instrucciones r.ara convertirse en r.irata Portadilla Créditos Dedicatoria Una carta secreta Localiza un monstruo ¿Cuál es tu nombre de 12irata? En la búsgueda de una mascota Encuentra cÓmP.lices Construy,e una guarida ¿Cuál es tu talento de P.irata? Es hora de entrenarse ¿T ienes un vestuario? Enfréntate a tu acérrimo enemigQ Encuentra un tesoro local Posdata Te cuento gue Erika ZeP.eda Te cuento gue Anuska Allez
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Para mi mamá quien nunca quiso ser pirata.
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Quiero tlarte una !fYtln >1oticia: ¡me he &0>1vertitlo en firafa! Pertlúname fºr 110 estrihir antes, f&ro las latitudespor las 'fue ha viajado mi harto 110permiten tomarse un tiem¡)(}fara hacerlo. Se1uramente tepre1untard5 f�éhace un firata t>1 esta época. ¿Acaso hay tesoros rue desenterrar e islas lejanas fOr dcscuhrir? Pues te aviso 'fUC lafrufos1i!11 tic firafa es tan adual tomu la tic astronaufa o fY"jYamatlor tle tomfuta./or11J
J, en fus muelles, catla ./la h«Jflas tic asfirantcs 'fUC sueñan ton ser parle de nuestra tr�ulaciifn. La vertlatl, todavía hay mu.Útos otéa>1os fºr explorar, rep/etus de Mas encantadasJ hartos cmyatlus de oro. Hay monstruos en lasprufundii:latle.s, ton dt,z o treinta
tentáculos tic color fúrfura. Existen tormentas tan futentes rue al levantar fas ufllJ tlejan ver ciu./atles su111eryti:las1 llenas de viejus 1./ulus... Buenu, hue>tu, ya fe (,(m/:aréen mis s�uitnk$ cartas.
P. D. No lepfati'fues a tu ma,ná ile estas cartas.
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UNA CARTA SECRETA RAY leía la carta como si se la quisiera comer. No podía creer que su papá se hubiera convertido en pirata. Con razón no había escuchado de él por tanto tiempo. Únicamente con un viaje de ese tipo se explicaba una ausencia tan prolongada. Pero, ¿qué pensaría su mamá de esta noticia?, ¿le prohibiría responderle o
-Te ves sospechoso, yo creo que estás tramando algo. Te estaré vigilando. Ray suspiró aliviado al ver que su hermana se alejaba subiendo las escaleras, y le dio un gran escalofrío cuando vio el sobre encima de la mesa, anunciando la dirección de la que provenía:
recibir nuevas cartas? No tuvo que pensarlo mucho, definitivamente no le contaría nada, mantendría el secreto. Y es que Ray o Raymundo no era un niño extraordinario, no era genio ni mago ni buen deportista ni popular con las niñas de
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su salón. Tampoco era el más tonto o el más listo, ni el más rápido o el más divertido. Era un niño que con frecuencia pasaba desapercibido para todos. Pero aquello de tener un papá pirata, con sombrero chistoso y dientes de oro, definitivamente lo pondría en el mapa del mundo.
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-¿Qué haces, menso? La voz de su hermana Mariana lo sacó de la ensoñación, y
Volvió a abrir el sobre y descubrió que contenía una segunda
con toda la rapidez de sus torpes manos, escondió como pudo
carta, al parecer la primera solo daba las instrucciones y la
la hoja con palabras alargadas que se formaron con la tinta al
segunda se trataba de la verdadera carta formal. Tomándola con
derramarse.
las manos temblorosas, leyó el contenido y descubrió que
-Nada, qué voy a hacer. Es domingo y estoy aburrido.
aquello era su otro golpe de suerte: sin problema, ahora sí podía
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asistir a la escuela al día siguiente.
aquel día, bajó a su hijo de la moto. Primero le dio un beso, su lonchera (una bolsa de plástico utilizada por cuarta vez) y su mochila; después, se alejó entre brincos espectaculares y tocando muy fuerte el claxon a modo de despedida.
Ray llegó tarde a la escuela, nada extraño a pesar de hacerlo a
La escuela no estaba quemada, ni siquiera un poco ahumada,
toda velocidad y dando tumbos en el asiento de la moto que
ni una nube negra se veía por ahí. Para decepción del niño, todo
conducía su mamá por toda la ciudad, que no se fijaba nunca en
parecía normal.
los letreros de ¡Alto! Al girar en la última esquina, se toparon con un camión de bomberos estacionado frente al despintado cancel que en un tiempo fue azul. Y por un momento tuvo un pensamiento del que luego se arrepintió: "¡La escuela se quemó, hoy no hay clases!". Pero después de pensarlo otro segundo se
-¡Otra vez tarde, Ray! -dij'o la maestra, de pie en la puerta a punto de cerrarse. -Sí, ya sé: "Ve a la dirección". No hay nadie en la dirección, todos están en tu salón. Con los papás... De pronto el niño comprendió por qué el camión de
asustó un poquito y reparó en las mil cosas que se pudieron
bomberos estaba ahí y no había ninguna emergencia por
haber quemado, cosas importantes como el área donde están
atender.
los árboles de guamúchil con sus tiras de fruta como caramelos blancos y rosas, o la cooperativa con todo y las deliciosas tortas de pierna. Estaba Ray evaluando los pros y contras de un posible
-Ahhhh, ya sé, ya sé, es por lo del día de: "¿En qué trabaja mi papá?". -Ándale pues. Allá están todos tus compañeros. -Ya voy, ya voy.
desastre escolar, mientras su mamá seguía manejando sin fijarse
Por más lento que caminó, el patio y luego el pasillo
en topes ni en baches y se ubicó exactamente detrás del camión
terminaron y cuando Ray entró en el salón escuchó a mucha
de bomberos. Luego, de forma casi mecánica y a la vez que
gente hablando al mismo tiempo: papás, alumnos, maestros e
pensaba en el doble turno de trabajo que tendría que cumplir
incluso algunos perros contribuían al barullo. El Día del Padre se
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festejaba con cierta anticipación en la escuela, tal vez porque en
preguntas del grupo les respondieron con palabras extrañas
junio estaban por terminar las clases y muchos ya no querían
como "electromagnético" o "tortas de jamón", y todos hubieran
asistir, aun con la promesa solemne de que no se trataría del
querido que el tema continuara, pero debían dar paso a los
típico festejo en el que todos presenciaban con un poco de
siguientes participantes.
vergüenza ajena los bailecitos ridículos de sus hijos (cuando los alumnos eran obligados a disfrazarse de abejitas cursis o vaqueros poco convincentes). No, nada de eso. Y tampoco recibían regalos espantosos que acababan en la basura al menor descuido, como portarretratos de sopa o un lapicero forrado de recortes de revista. No, no, no, nada de eso pasaba en la Escuela Urbana
-Es hora de escuchar a Genaro Gómez y a su papá que es bombero. Ahí estaba la explicación del camión de bomberos y la cara de creído que Genaro mostraba ante toda la clase. -Dime, papá, ¿cómo es el día típico de una persona con tu oficio? -Bueno, todo comienza muy temprano, debemos estar
número 16, los papás eran invitados y presentados por sus hijos
siempre listos y desayunados; y en cuanto escuchamos la
ante todos los compañeros del salón y debían ser entrevistados
chicharra salimos disparados al camión para salvar gatos o
frente al resto del grupo. Digamos que padres e hijos compartían
apagar incendios en los bosques.
un poco el ridículo. Así que cada familia se había preparado muy
Después de que Genaro entrevistó a su papá, uno a uno de
bien. Los papás iban equipados con objetos que utilizaban en
los compañeros de clase fueron pasando acompañados por su
sus trabajos: maletines, computadoras, palas, serruchos, latas,
respectivo papá. Doctores, albañiles, carpinteros, diseñadores
llantas, libros o cascos.
gráficos, cantantes de ópera, chefs y hasta entrenadores de
-¡Ahora vamos a escuchar a Alondra Camacho y a su papá, él es científico! Y ambos pasaron al frente coni un aparato lleno de focos y alambres sueltos que causó mucho interes en el público. A las
perros; todos muy sonrientes y hablando de lo maravillosa que era su labor en este mundo. El evento marchaba según lo esperado, hasta que llegó el turno de Ray y todos los presentes lo observaron sorprendidos, pues no veían a su papá por
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ninguna parte. Algunos miraban por la puerta esperando que el flamante papá del niño se presentara con una sorpresa. Pero
Qu.erido hijo 110 pira ta:
nada, no apareció nadie vestido de payaso, de mago o de bailarín, nada de nada. Solo el niño, parado frente a toda la clase
·aué tt:i11 divertido ' 7it., , escue,a. ¿tómo va ,a va?, te o ·Cdm t , es med,o t e ? put.S Jº treo aue es estar en tierra rrm u>1 solo lu3ar, si11 moverte aburrido eso Je estar e11 los mismos árboles J las 11u11ta J m,·.,,..,,..,.�Jo4 siemrnrc _,. , , 11u>1ta más Como saoes m,, para es 110 o es , a¡;¡as mo11t de u11 lalo para otro, tonoe11 mi trabajo siempre a11do Jíletil detenerme . J ,os , pa1s. a¡es . .... ,,.á5 extra¡;¡os1 es f' ttCJ1M aré Je ser lo mas J exput,. ar to�iJo, tv,'"s dett:ill,es'rnero trat pueda tomumtarme... espetfto posible cada ve.z que
con una hoja de papel en la mano. -Buenas tardes ... ¡Digo, buenos días! Mi papá no pudo venir el día de hoy, pero tengo una carta suya explicando su trabajo. Se hizo un pesado silencio. Unos bostezaban, algunos padres miraban el reloj inquietos por regresar a la oficina y otros se entretenían jugando con el celular de sus hijos; mientras,
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Raymundo empezó a leer.
Algunos adultos se removieron intranquilos en sus lugares y otros cabeceaban sin prestar la mínima atención al niño que leía con voz quebrada. Mientras, los alumnos estaban muy atentos a la carta. -¡Ya dinos qué hace tu papá! -alguien interrumpió la lectura de Ray, y este contestó con voz bajita: -Ahhhhhhh ... mi papá ..., mi papá es un pirata.
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De inmediato despertaron los adormilados, los celulares se apagaron, la tos desapareció y dejó de escucharse por completo la carraspera de algunos papás¡ todos los ojos y los oídos
Los piratas vivimos totla clase tic aventuras. Como fa
prestaban atención al niño enclenque que no leía muy bien en
ocumila la semam1 pasa.la cuando una maiiana, al despertar, H05 CHCOHframos t{/>1 rue e/ mar estaba
voz alta e, incluso, había olvidado peinarse en la mañana o
ca1ado de nebfi'na. El barco se mona lentamente,
siquiera lavarse la cara. Había un gran silencio en el salón, nadie
las velas se mecfan con el vientoJ todo lucía inruie·
tecleaba ningún dispositivo electrónico ni se hacía el
fantcmcntc tranru11o. Naiic haNaha, sahíamos ruc estdbamos rotlcatlos, pero no teníamos ni 1i/ca de
desentendido viendo por la ventana. Ray sintió las intensas
pur ruíén o rué. Entonces, el capitán urtlenú ru� UH
miradas de maestros, papás y alumnos sobre él y, aunque ya
3rupo de exploradores se internara en la neblina
tenía el rostro colorado de vergüenza, no se detuvo su lectura.
para invesfiJar, así 1ue lanzaron una barcazay trCJ piratas sepm{ieron entre las espcsas nubc.s. El silencio rtjrCJú al barcoJ el resto tic la tripulación mí.rú hacia el punto en rue 5C ptrt/iú la barca, pero 110 se escuchó nada más, parecía rue habían sido tr«jados. Yes ruc en aflamar no solo te topas con 11arvadas tic3aviofas, jHO/, hay toSaS espefuznanfCS rue HÍñoS tomo tú HO potlrtan imaJinar. LPs 1uc nos 1udamos en la cmharcaa'ón estdbamos afcnl!,s, esperando rue los tompafteros r,resar«rt,J t{e 30/pe, la nebli'na se esfum(f, como si elmar se la hubiera tr,ado tic un hocado. Fue cnlonce.s cuando alcanzamos a ver la harcaza un poco más allá, tlejdndose llevar l)()r la marea sin rue nin!Juno de los tres naV&Jantes intentaran lo contrario: elcapt'táM les ordenó rc3resar
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desperdiciado siendo unos señores tan aburridos.
· · uier · a se movimm un po&0¡· stif m on, vier vol se J ellos no raws;v boteu"as, 11ZJUt1os zan , ,a , ,e.s os, loc o CQm le.s!Jrifamos {i ' punto Jescomira111t1o hatt·a a�un 11 o uier s 0 ellos pero uque se ame11te, nuestro b le11t , aue Así ar. Je/m . I J lf• 11o&i.M .. • ? 0 nopirata. h9 , mos ntra o enc u é es q ..1 a ellos,·y¿·sab aarw • diraJ sus rtia.1o en pie e v co11 ían hab se Los tres hombres enormes par, que ahora eran en par Je rtos ojos abie miedo. . . a 11 llenos Je !J"'/. ªrros !JrtSes, estab . e en aquelli ·,7 � ra co11vert1rs pa o vist n ·Qué ha brá neblina dor esconditlo en la rra ate n ta "�o w a er ¿, ¿,·aue 1 ta¡.o.7 es la vida ae rl · t a ui q a r pa mó J que los transfor sa bremos. at a . Nu11&a fo oir .1. emos, h9..º nor Nunca lo saor
-Ahhh, este... -vaciló la maestra Rosita sin saber qué decir y mirando hacia la ventana, tratando de descifrar el misterio de la niebla. -Esa fue la participación de nuestro último alumno, Ray... Raymundo, puedes sentarte. Mientras seguía hablando la maestra, todos miraban cómo salía de escena el niño, y las demás maestras comenzaron a aplaudir por todo el salón, primero con discreción y cada vez con más entusiasmo, mientras que algunos papás, avergonzados, ya se habían quitado las ridículas corbatas. Ray regresó a su lugar, sintiéndose orgulloso de ser el niño con el papá más extraordinario de todo el tercer grado de la Escuela Urbana número 16. Por fin, las clases terminaron ese día, los últimos minutos parecían eternos y al salir corriendo Ray no quiso mirar hacia
Nadie se movió de su lugar cuando el hijo del pirata que vivía grandes aventuras, Ray, terminó de leer la carta. Los niños, de pura envidia, se mordían los dedos, las maestras temblaban del asombro y los papás miraban sus portafolios; seguramente pensando en lo insípido de su trabajo y en todo el tiempo
atrás en donde muchos compañeros de su clase se juntaron para hablar, mientras lo señalaban a su paso. Aunque no se quería acordar, en todo el día no pudo pensar en otra cosa más que en las palabras finales de la maestra al término de la actividad: -Ray, ¿tú también te convertirás en pirata cuando crezcas?
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Mientras, todos los niños y papás gritaban un largo:
mesas y sillas colocadas en la banqueta de una taquería, sin
-¡Síiiiiii!
darse cuenta si rompía platos o aplastaba a algún comprador.
-¡Su papá es un pirata! -alcanzó a escuchar que alguien le contaba a los de cuarto grado, mientras todos aguantaban la respiración del puro asombro. -¿Y él será pirata? Así que corrió más aprisa y en cuanto vio acercarse la moto
-¡Fíjese, señora! ¡Va a matar a alguien! -alcanzó a gritar el taquero, amenazándola con una cebolla en la mano. -¡Ya te he dicho que si vas a la escuela es para aprender, no para estar pensando en las caricaturas! -Ya ni veo tele.
azul de su mamá, se subió a ella con rapidez. Atorándose un poco con la mochila que golpeó la canastilla repleta de bolsas de verduras y frutas, y de los cachivaches que su mamá siempre levantaba en el camino. -¿Cómo te fue? -preguntó su mamá a voces, mientras se pasaba un alto y una ola de ruidos del tráfico la siguieron hasta perderse en otra calle, y los condu1ctores gritaban desde su prisión de calor y sol. -¡Ahhh!, bien. -¿Nada más? -Nada diferente. -¿No aprendiste nada? -No, nada. Hoy no le puse atención a la maestra. -¡Ayyy, Ray!, tienes que observar más el mundo. Pero, mientras decía eso, pasó tranquilamente entre las
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estrellarse contra un camión repartidor de refrescos y de hacer tres paradas para seleccionar piedras bonitas tiradas en la calle, la mamá, en la moto azul, logró llegar sana y salva a casa con su tripulante. -¡Quítate el uniforme; hoy comeremos mole y siempre te embarras! Y háblale a tu hermana. -Sí, ya voy. Con la cabeza agachada, el hijo del pirata se resignó a cambiarse, a comer mole y a estar de malas el resto de la tarde. Pero sobre todo a buscar a su detestable hermana para pasarle el recado. "No queda de otra", pensó. De pie frente a la puerta, suspiró y por fin tocó. -¡No estoy! ¿Qué no ves el letrero de: "No molestar"? -¡Ayy, ya!, Mariana. Soy yo, ábreme. -Ya sé que eres tú, menso. Dime lo que quieras desde el pasillo. -Ay, sí, "yo no me junto con los de primaria, yo soy de secundaria". Mariana abrió un poco la puerta de su cuarto, asomó la -Sí, claro. Después de estar a punto de caer por un puente, a un tris de
puntiaguda nariz al pasillo y dijo: -¿Qué quieres? -¡Dice mi mamá que bajes a comer!
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-¡Ya, pues! ¡Cómo eres enfadoso!
-Ay, hermanito, hermanito ... -interrumpió Mariana.
-¿Qué?
-Yo ya me voy, regreso al rato. Se portan bien, por favor.
-Ahora bajo.
Mientras Raymundo lavaba su playera, que seguía teniendo
En la cocina ya estaba su mamá, sirviendo los platos repletos
una leve mancha en una manga, su mamá se alejó en la moto
de mole y envuelta por la música a todo volumen que salía de un
que daba tumbos por la calle llena de baches. El niño no pirata
par de bocinas destartaladas escondidas entre las cajas y bolsas
deseó más que nunca convertirse en uno.
que se desbordaban de los muebles. -¡Otra vez mole! -Es del recalentado de Navidad. Yo no puedo cocinar diario algo así. Congelé un poco y por eso podemos comer rico todo el año. -¡Pero es enero y son puras sobras! -No son sobras, además antes te gustaba mucho el mole. Mientras Mariana y su mamá se debatían en una discusión sobre guisados, Ray se sumergió en sus pensamientos y en el fondo del plato de mole: "¿cómo encontraré el barco de mi papá?, ¿aceptarán niños pirata?, ¿y si se terminan los tesoros antes de que me convierta en uno de ellos?", pensaba. Cuando se dio cuenta, ya estaba muy confundido y embarrado de mole en los brazos, el cabello y, por supuesto, la playera de la escuela. -¡Raymundo!, ya te dije que te cambiaras. Vete a tu cuarto y ponte otra cosa. Y esa playera éch ala a la lavadora.
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LOCALIZA UN MONSTRUO verdad, el problema al que se enfrentaba Rayera enorme: ¿cómo encontrar un barco específico en todo el ancho mar?, ni EN
siquiera sabía el nombre de la embarcación. Buscó en internet toda la tarde, entró a Google Earth, pero ningún barco pirata apareció en las imágenes satelitales. Luego hizo algunas búsquedas como: pirata.com, pero nada más encontró instrucciones para bajar películas sin permiso. Luego tecleó:
Estos son los diez pasos para convertirte en un verdadero pirata, ¿estáis listo para enfrentarlos?
-""'�--
Algunos son muy sencillos. al alcance de cualquier
.J http//:instruccionesparaconvectlrs.eenpirata.com _b.n //:instruccionesparaconvertirseenpirata.com/
niño de nuestra época, pero otros implicarán que
....
yal fin apareció algo interesante: un blog-guía de piratería, no la
mires un poco más lejos de tu mundo. ¡Suerte y
de internet ni la de quemar discos, allí hablaban sobre la que le
adelante!
interesaba (la de viajar por el mar durante meses ysoñar bajo las estrellas).
'
"¿Qué pasos tan extraños, habrá alguna instrucción extra?", pensó Raycon la mirada fija en la computadora. Y luego fue moviendo el puntero sobre las I íneas ydando clic para abrir cada instrucción. En ellas se daban consejos prácticos y había
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fotografías que servían para aclarar las dudas.
Las instrucciones iban acompañadas de dibujos de
"Sé valiente, Ray, el primer paso, el primer paso", se dijo, y leyó:
monstruos legendarios, pero no era suficiente para aclarar las dudas que a cualquiera le podrían surgir. ¿Cómo encontrará un monstruo un niño en medio de una ciudad si todos se habían
A
Primer paso: Localiza un monstruo En estos tiempos es difícil localizar monstruos. La mayoría se ha retirado a las cuevas más alejadas o hasta el fondo del mar. Así que tendrás que ser imaginativo y reinterpretar la palabra monstruo. Cuando lo hayas localizado, piensa en una forma de molestarlo, algo que en verdad lo saque de sus casillas. y enfréntalo. ¡Suerte pirata!
escapado a zonas menos contaminadas? ¿Habría algún Pie Grande escondido en un parque o un pariente del monstruo del Lago Ness viviendo en una fuente? Ese primer reto en verdad era difícil y Ray se estaba resignando a fracasar al primer intento, cuando escuchó una voz que le resolvió el problema: -¡Mamá, ahorita regreso!, no dejes que tu mocoso entre a mi cuarto. "Pero, si mi mamá no está, ¿entonces, quién es la mensa?", pensó mientras venía la gran idea a su mente. Pues claro que tenía un monstruo cercano y aterrador, que volvía su vida una montaña rusa de miedos y horrores y ¡en su propia casa! Era su hermana adolescente que a la menor oportunidad le decía cosas como peludo o cara de costal. Ese era el monstruo de la ciudad,
J
pero con suficientes espinillas para aterrorizar al Capitán Garfio. A ese monstruo debía enfrentarse.
CONTÁCTANOS
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CORREO
Ray respiró profundo y salió al pasillo hasta llegar a la habitación que anunciaba: "No molestar"; y aunque sabía que su hermana no estaría adentro pensó un poco antes de entrar.
"¿ No
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será muy peligroso?, ¿y qué tal si vuelve pronto Mariana?, ¿y si
toda la basura de abajo de la cama de su hermana), trapeador,
me regreso a mi cuarto y sigo siendo el mismo niño de
ratoneras, máscara antigases (para el momento de sacar los
siempre?". En un impulso, abrió la puerta y miró a su alrededor;
calcetines sucios guardados por meses en los cajones), trapos,
tenía que encontrar la forma de enfrentarse al monstruo sin
agua y mucho, mucho, mucho jabón. Así equipado, vestido de
arriesgar tanto, aquel era solo el primer paso y su meta sería vivir
botas para pescar y traje de astronauta, se enfrentó al basurero
lo suficiente para terminar el curso. Un escalofrío (como los que
que era la habitación de su hermana.
se sienten al pasar por el panteón) le recorrió el espinazo: cajas
-¿Cómo junta tantas porquerías?, se preguntó.
llenas de folletos de supermercado acumuladas unas sobre
Empezó a barrer debajo de la cama mientras sonreía al
otras, servilletas usadas después de comer hamburguesas
imaginar lo que pasaría cuando su hermana encontrara su cuarto
pegadas en las paredes, zapatos sin par y tan viejos que ya no
ordenado. La limpieza duró varias horas, entre la colección de
había suela que pisar, cortinas con agujeritos que dejaban pasar
botellas de refresco, las latas vacías en donde guardaba piedras
un poco la luz. Debía pensar en el punto débil de su monstruo,
de la playa, los libros viejos apolillados que había encontrado en
algo que la sacara de sus casillas más allá de los gritos
una casa abandonada y se había negado a tirar, los cajones
normales.
repletos de lápices sin punta y un montón de cochinadas que
-¿Qué es lo que hará enojar a Mariana? Algo que odie en verdad. Y la respuesta la tenía enfrente, escondida justo detrás de las
Mariana guardaba como reliquias y que se mezclaban entre la verdadera basura como cajas de pizza y pedazos de naranja. Después de muchas bolsas repletas de desechos, de varias
colecciones de focos y ventiladores sin aspas: el monstruo le
horas de perseguir los extraños seres que salieron del clóset de
temía al orden.
Mariana, de llenarse de polvo y recuerdos atrapados en
Era hora de cumplir con la primera tarea, limpiar el cuarto de
frasquitos de vidrio, el aprendiz de pirata terminó con su tarea, la
Mariana. Así que Ray se equipó con todo lo necesario para
primera. Entonces se quitó el traje para regresar todos los
hacerlo, escoba, bote de basura (uno muy grande para juntar
instrumentos de limpieza al patio. Y aunque estaba muy cansado
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y deseaba dormirse temprano, no quiso que tanto esfuerzo se
tal vez por eso no comprendía por qué un montón de cáscaras
desperdiciara al no cumplir completamente la tarea: enfrentarse
de naranja era considerado como un objeto valioso. Entonces
al monstruo. Así que afrontó su destino y se sentó en las
empezó el enfrentamiento, los objetos de colección volando por
escaleras a esperar el final de esa historia.
todas partes, los coscorrones a diestra y siniestra, los gritos y los
-¡Quítate, mocos verdes! -le dijo el monstruo al tratar de subir, y Ray le cedió el paso. -Te dejé algo en tu cuarto -y al decirlo, entendió al
zapatazos. Ray se defendía como podía, pero el monstruo atacaba con tal ímpetu que era difícil detenerlo, lanzaba lentes sin vidrio y trozos de pilas masticadas, mientras gritaba palabras
instante que aquello era lo más valiente que había dicho en su
incomprensibles como "telele" o 11 bizantino". Por un momento
vida.
sospechó que aquel era su inicio y fin como aventurero, hasta
-¿Te metiste a mi cuarto?, ¿quién te dio permiso? -Yo, yo me di permiso -de nuevo el hijo del pirata no sabía cómo podía enfrentarse a los dientes puntiagudos y a los ojos brillantes del monstruo moderno. Entonces Mariana corrió a su cuarto y descubrió el cambio sufrido por su colección de objetos valiosísimos. -"De todas formas eran puras porquerías", ¿no? Eso pensaste, ¿verdad? ¡No son porquerías! -¿Entonces qué es? -Ya sabía que no entendías... ¿Qué va a saber un mocoso de arte? -¿Arte? Aquello del arte conceptual no era para aprendices de pirata,
que, de repente, su mamá apareció para poner orden. -Pero, Mariana, tu hermanito limpió tu cuarto. El monstruo no le hacía caso, lloraba como loca pensando en la selección de cojines rellenos de cabello, las películas Beta que ya no se podían ver en ningún aparato, en los balones desinflados, las llantas reventadas de tráiler, y todos los hermosos objetos que recolectó durante largos años. -Él nada más quiso ser amable contigo, ¿verdad, hijo? -Yo creo que si hubiera limpiado tu cuarto también te hubieras enojado. -¡Oh, no, querida!, mi cuarto está completamente ordenado. ¿Verdad que querías ayudar a tu hermana? En el instructivo no se decía nada sobre si las madres de los
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piratas podían defenderlos, pero Ray se aferró a esa oportunidad, no quería seguir enfrentando al monstruo completamente solo. -Sí, mamá. Yo nada más quería ayudar. Así quedó el primer reto de Ray, y aunque no lo dejó muy satisfecho, en su mente puso una palomita al lado del primer
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paso para convertirse en pirata.
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¿CUAL ES TU NOMBRE DE PIRAlA? El timbre anunció que ya era hora de clases. Muchos niños con los pelos parados se formaban en el patio cuando sonó a todo volumen la
Marcha de Zacatecas. Ray se quedó parado en la
puerta de la escuela sin animarse a entrar, y es que seguía pensando en las instrucciones que le ayudarían a cambiar completamente de vida, dejar para siempre esa escuela y el eterno aburrimiento que vivía allí.
, Segundo paso: ¿Cuál es tu nombre de pirata?
¡ Lástima que los mejores nombres de pirata ya fue ron tomados! Ya hubo un Francis Drake y un Henry
Morgan. Pero el mundo siempre está en espera de 1 otro futuro Barbanegra o Barbarroja, ¿acaso serás tú? Piensa en tu nuevo nombre para un pirata mo derno, y demuestra a los admiradores de la piratería que este mundo está más vivo que nunca.
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-¡Ya es hora! Por eso siempre llegas tarde -le dijo la maestra Rosita, con su típico peinado matutino (el que se hacía
siempre que se le hacía tarde) y todavía con la expresión adormilada. -Sí, ya sé, ya sé. -Oye, Ray, ¿recibiste otra carta? -Sí, aquí tengo otra. -¡Ohhh, qué emoción! Nos tomamos un rato de descanso después del examen de Matemáticas. -¿Hay examen hoy? Apocalipsis, tsunami, terremoto, huracán, ataque de elefantes rabiosos... No, eso era peor: un examen de Matemáticas sorpresa, qué mala suerte, y justo en medio del magistral plan de entrenamiento. -¡Claro que hay examen hoy! Toda la semana pasada hicimos ejercicios. ¿Ya no te acuerdas? Algo recordaba el niño, como entre sueños pudo ver el pizarrón repleto de números y líneas largas, pero como casi nunca le ponía atención a la maestra no le dio mucha importancia. -¡El examen!, sí, ya me acordé, ya me acordé. Estudié todo el fin de semana, mintió. -Entonces no será difícil para ti. -Nada más tengo una pregunta, maestra, algo muy
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complicado que no logro resolver. ¿Sabe de algún buen nombre
jitomate y la servilleta que parecía más un dibujo que una
para un pirata?
verdadera, hasta mirarla era espantoso. Pero tenía mucha
-¿Nombre de pirata?, pues al único que conozco es a tu papá.
hambre y se aguantó. Se estaba comiendo la pavorosa, terrorífica, asquerosa, espeluznante y diabólica torta de jamón
-No puedo llamarme igual.
con una cara de fúchila -igual a la que ponía al tomarse el
-Ya veo, ¿y si les preguntamos a tus compañeros?
jarabe para la tos- cuando, en ese instante, surgió una idea de
-Sí, eso es mejor que el examen.
su cabeza que siempre parecía estar desinflada: "¿Y si como
-¡No te salvarás del examen, Ray!
guamúchiles?, ¿y si me trepo al árbol y me como un montón, así
El niño ya no la escuchó, corría por el patio, lleno de
dejo la espantosa torta de jamón?".
esperanza de encontrarse con un buen nombre y además cumplir un paso más en su lista de instrucciones.
El primer paso era deshacerse de la torta apocalíptica, y se la regaló a un pobre e inocente niño que pasaba por ahí. El segundo paso era subir al árbol que se hallaba en medio del patio del recreo y comerse todos los guamúchiles que pudiera
El día fue terrible. Además de la larga espera del examen para el que no estudió, hubo visita sorpresa de la directora quien observó las clases normales, luego regañó a todos los niños que se habían animado a participar y mandó a la dirección a los que no se sentaban correctamente. "¿Podía ser peor ese día?", se preguntaba Ray. Y cuando llegó la hora del recreo descubrió que la respuesta era: "sí". Al abrir su bolsa descubrió otra horrorosa torta de jamón: tan aplastada como una hoja de papel y tan pegada con las rebanadas de
antes de que tocaran para regresar a clases. Pocos minutos después, lentamente, mientras se raspaba las rodillas con el tronco del árbol, fue subiendo al árbol sin poder evitar que un trozo del uniforme quedara desgarrado en el camino. -Es un pedacito, ni lo va a notar mi mamá. Primero una rama, luego otra más alta; y cuando llegó muy arriba (lo suficiente para ver todo el patio, la escuela y las azoteas de las casas vecinas con la ropa tendida al sol) empezó
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a llenarse la boca de guamúchiles blancos, rojos yrosas. Solo entonces se preguntó algo que debió pensar antes: "¿Y cómo bajaré de aquí?". Justo en ese momento el timbre sonó yla directora gritó desde las bocinas: -Tomar distancia, uno, dos, tres... Entonces, una de las maestras miró hacia arriba yalcanzó a descubrir a Rayen la punta del árbol. -¡Auxilio!, ¡auxilio! Un niño ... ¡pobre!, se matará. ¡Llamen a los bomberos, llamen a los bomberos!
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Todos gritaban, mirando al niño que caería irremediablemente del árbol, aunque el infortunado nunca dejó de comer y mirar a sus compañeros que corrían por todas partes. Algunas maestras se desmayaron y don Toño, el señor de
Queridu hfu nu pirata:
intendencia, se rascaba la cabeza mientras la directora gritaba en
Huy 1uiero contarte "na Je las Jraniles aventuras 1ue he vin'tlu. junf11 eon mis &11mpaftcr11s piratas he
el micrófono.
1uc chommos wn el m'tlo de un basilisw en medio del
Ray pensó que hubiera sido mejor que los bomberos hubieran ido a rescatarlo, pero no fue necesario, don Toño se subió en su larga escalera y bajó del árbol al niño: " ¡ Como un gato!", gritó alguno de quinto. Definitivamente, el día no tenía pinta de mejorar, al contrario,
pasado por todo tip11 de situatiuncs, comu a111ella vez mar. Era tan enorme, 1ue primero pensamos 1ue era una wrrc o lo 1ue 1uedaba Je UJ1a ,w/ad,pero cuando
vimos a las crfasJ�anfesMs Jesh'2ar.se hacia nosotros no afinamos natla más 1ue a 3n'tar. O cuando nos wntrafarunpara mutlar un país entero alotro e;drem11 Je/ muntl11,J tuvimos 1(,(e llevar vaca por vacal casa por msa l1asta 1ue todos 'ftlttÍaron instalados. No, esas
se volvía más y más feo: el examen de Matemáticas no se
historias ft las cuenffl otYO dtít.
pospuso. Después de entregar la hoja llena de complicadas
isla. La rewmmos tle laio a lado. Creímus 1ue ah/ no
operaciones sin resolver, la maestra anunció la nueva carta del
había nada especia/, pero una nuche, no mucho titmpu
papá pirata. - ¡ Que lea!, ¡ que lea! -alguien dijo desde el fondo del salón, alborotando a todos los niños que ya guardaban sus cosas en la mochila. Mientras, Ray se paraba frente al pizarrón con el pantalón desgarrado y los codos raspados.
Ahora fe 1(,(1'ero platicar tic/ día 1/,(e n'sitamos (,(na
después tic haber lltjarlo, enplena selva, miré al suelo J n' una pucrte,Jli1 de matlera. ¿Qi,ién J para 1ué ltabría umstrui'tlo a�u ast? Al abrirla, dC$cubrt una escalera rle caraw/9ue se tlir�ía hacia lasprofunilitlades tic la tierra. 8a¡antÍo vuelta iras vuelta, unal oira vez, /fej'da una pe1ueña habitación tlunrle fa úni&a s,1/al una mesa estaban
-Ya voy, ya voy.
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ptJadas al tedio. No hal,ía dado 11i dos brincos cuantÍo la habitación .se acomodó por .sí misma. ¡Quécosa ta11
ni dos brincos cuando la habitatt'ón se acomodó por sí
rart1! : pensé. Pero de inmeliafo emprendí el viaje de
' rrj'-<UC tl ' cosa uu1 l rara.¡11, pense,' J re!Jrese• por ,a I misma.
re3reso a la superfúe de la selva. VueltaJ vuelta, J
escalera Je caracol.
1
vueltaJ vueltaJ vuelta ll&Jué p()r f11 a la .sa!tila, perQ
afuera nu encontré la isla ni mi barco o a mis eompa itero$ piratas.
N(), I() rue encontré fue un b()srue, un 3randt()5() bosrue de pinos tan ven/esJbellos rue nu podía creerlo.
Ahí viví por mucho tiempo, "'" sé si días o meses o aiios¡ J construí una cabaña en medio de un dar(), donde
cortaba maderay me refujiaha Je/frío invernal Pero
en la primavera abría las ven·fana.s de par en parpara
que el olor de las fores entrara como en .su casa. Ahí
fui muj
fo/iz.
Una noche, caminé por el bo.s¡ue ríe pinosJ me en
contré un venado de piel de t.erciopelo al que per.se3u4
LfCjué por/n a la sa!t'c/a, pero afueraya 110 estaban ni mi bosrue Je pinos ni mi cabaña ni mis venados ni
lo rue encontré fue una extraña isla llena Je piratas envejecirlosJ 9uejuraban mis fores Je11rim,wera. No,
conocerme. Bus1ué la11uerta desesperar/amente, peroja111ás me topé con ella r/e nuevo. En ocasiones, todavía extraño mi otra vula Je/ bosrue, Querido hfo no pirata, te escribiré pronto con más aventuras.
pero .se escapó irremedi'ablemenfe bajo la luz. Je la luna, J de r'!Jre.so a tasa tr"!ed eon una puerlec11/a en el suelo del bosque. Al abrirla, hallé una escalera de caracol rue bajaba hae1'a las profundi'rlaJe.s Je la tierra. Ba¡'anJo vuelta tras vuelta, una J ()tra vez, lfCjué a una pcqucita habitación donrlc la única s,1/a J una mesa estaban pCjt1rlas al techo. No había rlarlo
Cuando terminó de leer todos estaban con la boca abierta, mirando por la ventana, tratando de descubrir alguna puertecilla escondida en el patio de la escuela. Varias niñas suspiraron. -Yo quiero un papá pirata.
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-¡Yo también, yo también!-dijeron otros niños desde el fondo del salón. Y de pronto todos imaginaron a sus papás con trajes de piratas, deambulando por los mares en barcos de madera y metal. El encanto terminó cuando la maestra anunció
incidente de la hora del recreo. -¡Ya se volvió loco este! -gritó Roberto desde el fondo del salón. -¡El Pirata del Guamúchil!, así me llamaré de hoy en adelante.
el fin de la clase: -Niños, guarden sus cosas para esperar el timbre e irse a casa.
El nombre no era nada bonito, sonaba a un pirata torpe que jamás encontraría un tesoro y que se perdería antes de llegar a
La maestra dijo las últimas palabras desde la puerta, mientras guardaba sus cosas en su bolsa y se preparaba para
su puerto. Desde entonces, el hijo del pirata Raymundo, sería conocido como el Pirata del Guamúchil.
comenzar la carrera hacia la siguiente escuela en donde también daba clases. Había olvidado completamente su promesa de ayudar en la búsqueda de un nombre para el pirata aprendiz. Los alumnos se quedaron solos en el salón, gritando y lanzando pedazos de papel, y el niño no pirata miraba por la ventana pensando en su nuevo nombre:
"¿ Pirata Tecolote?, ¿ Pirata
Pantagruel?, ¿Rinrán?, ¿Aladino?". No, ninguno funcionaba, tal vez estaba condenado a nunca convertirse en un pirata, todo por no encontrar un nombre adecuado. Pero, justo en ese momento, las ramas del árbol al que había trepado esa mañana se movieron con el viento, como saludando. -¡Guamúchil, el Pirata del Guamúchil! Todos en el salón empezaron a reírse, recordando el
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EN LA BÚSQUEDA DE UNA MASCOTA el niño que no era pirata dejó caer la hoja llena de palabras con algunas letras deformadas que contaban historias NERVIOSO,
inimaginables; todos en el salón aguantaron la respiración, observando cómo se agachaba a recuperar el preciado trozo de papel:
a lus usados es la esl'eranza Je la li'hertatl, 1ueremos
aventuras más allá Je la i»lf'J'°naaifn,· vitlas rueJamás
110Jdamos vivir en titrra fo'me en la tomoditlaJ Je las ofúnasJ casas ton televisión. Pues esa noche tuvimos la se11sac1if11 Je alcanzar e.sa meta. Nos 1udamos tlor· mitlos, arrullados11or los ,�/timos cantosJ las olas rue
drocaba11 to11fYa las11areJes Je matleYa del beryanfín en el rue 11av,ábamos. Cuando tles11crtamos estábamos atra11ados. Miles
110 pirata: Querido hijo
Je lazos veYt/es nos Yotlea6a11JfºY un momento no los
ar Je os por el M
ªv áham ema11as "' ' s e di ar vez ?.' p 11 Hace u e.se lu5ar e J �o J a i .,. uv J l't�.Je se r. ¿ Has e.sc M Mada3asca . . a .e t�al't extraiio m 1s a ¡ p ,. 7, . ar ul't ed� 1.ma5m a crista,ma. u aa l a.e J t·o � , ru v J ar a tra fol'tdiO dieI m lladas que puede ver el e.s tal'f �tre h 0' 11 n e r , ·,011 az die pel'tsa la tnpu1a&1 ¿serías cap , sea o m o C . . r.7 , os a.1Je tar1to mira vie¡.as ro o c a • Juele11 ,os o¡. 11do rta, ca r,t a er, la ,uh,e � h oc r, s la mpo s. No fasaha 11 e11 otros tie . tro . Vl VL e u e pir. atas q ía ofrece hala das sohr Je la pirater J M 11 u m I e n,. ..0, lo a, ue sé si lo sepas, 9
a0Ul'Iª
tifentifuamos, fCro fuljO f'IOS t/imos cuenta Je fUC ertm
aljas emeYJitlM Je lasfYO'funJitlades. Para e11to11cesJª habían invaJiJu cada rintó11 Je la cubierla, YotÍeando
los másltles, frádr'camente se lra!JaYlm el bauprésJ
Huestros cuer11os fCjfijososJª casi Jesa11arcdat1 bajo
la cafa de ramifr,aciones. Los moluscos 1arecla11 tre1ar
p0Yla 1roa, cada r,nctfn rebosabatle !Jusanus, entre/os
MñonesJ los trabucos,y las tljuas ca/marias estaba11
enjambradas Je tintas verr/esJ SinuosM. Estábamos
rotleaios, en medio Je uf.fa CSfe&it Je isla 1ue había
cmeryiJo rÍumnte la nodrel al amparo Je las estrellas; nus levantamos aterradosJ nus abri»tus pasu a CSfa·
tÍf/2.(JS mientras 1105 SlttutÍíamOS las Sa11!Juy°uefas fU& se 11c3aban a las botasJ a las dra 1uetas. Enm m,1es
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alcanzaría a conocer esa ciudad que se sumerge cada mil años? La vieja computadora que su madre le había comprado unos tic bichos los 1uepululaban, subíanpor la escottllaJ se ayyasfraban por la 1utlla¡ la pelea fue dura. CorlamosJlanzamospor la borcla, trozopor trozo, los ltWJs
rueintentaÍ1a ll8fxianios¡1uet!amos exhaustos
años antes (y que había usado primero su hermana antes de pasar a manos de Ray) hizo ruidos como de cafetera vieja a punto de reventar. Pero el futuro pirata no se asustó, ya estaba acostumbrado y sabía que sonaría así unos cinco minutos, luego
con las manos corladasJ má.5 tic a&uno con un hueso
encendería la pantalla y tal vez u nos quince minutos después ya
roto, pero por la tarde habÍIJ.mos lo3ratlo !t'beran10s cle
podría buscar algo en internet.
las amarrfl8 verdosas. Con la última ene13ÍIJ.1ue nos 1uetlaba, levamos anclasJabrimos las velas al viento. Cuando caÍP. el sol, vimos alejarse la mancha 3elaHnosa rue nos habla atrapadoJ1ue al parecer se tletltcaha a frtljar barcos; nos alejamo6 cantandoJ m,rantlo tle nuevo las estrellas.
Tercer paso: Busca una mascota adecuada
' Te parecerá extraño, pero muchos piratas cuentan con mascotas que los secundan en sus maldades:
las más comunes son loros o monos, pero en es-
1 tos tiempos puede ser cualquier otra, como una
merluza o una zarigüeya. Usa tu imaginación, solo
Esa tarde, el Pirata del Guamúchil tenía un poco de tiempo para seguir con sus planes de convertirse en uno verdadero,
, asegúrate de que tu nuevo socio sea un auténtico animal pirata.
dirigirse al puerto más cercano y embarcarse para ir en busca de su papá. No podía esperar para vivir las aventuras como las que contaba en sus cartas, ¿habría todavía sirenas en las islas o
Bajo las breves explicaciones aparecieron varias fotos de animales, entre ellos una ballena blanca y un loro
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extremadamente verde. Ray suspiró, ¿dónde encontraría una
dejar escapar algunas lágrimas de aprendiz de pirata, escuchó
mascota adecuada para su condición de pirata?
una voz conocida diciendo su nombre:
Así que se lanzó a buscar por todo el barrio: encontró varios gatos callejeros, pero a la menor intención de acercárseles,
-¡Raymundo González González!, ¿dónde te has metido? Era su madre, quien venía a toda velocidad en la motocicleta
corrieron, seguramente no les gustó que un pirata fuera su
azul pálido, y que lucía una nueva raspadura de la que, como
nuevo dueño. Caminó y caminó por calles cada vez más
siempre, nadie podría explicar el origen.
alejadas; descubrió un nido de pájaros amarillos que cantaban
-¡Raymundo! -dijo al detenerse de golpe, al chocar
como ángeles, unas tortugas viviendo en el fondo de las cloacas
ligeramente con un poste de luz que se tambaleó sobre sus
y se topó con un gato que le maulló, pero que ya tenía dueño, en
cabezas.
la placa colgada de su cuello decía Gandalf. Luego se topó con
-¡Mamá! -nunca había pronunciado esa palabra con tanta
ratas enormes entre las casas que cada vez parecían más
alegría-. ¿Cómo me encontraste? Eres como una detective que
desconocidas y murciélagos que ya habían salido a cazar, pues
siempre sabe a dónde voy...
había llegado la noche. El Pirata del Guamúchil se alejaba a cada
-¿Cómo te encontré? Llevo buscándote tres horas,
paso de su casa, de su calle y de su barrio, y cuando se dio
Raymundo. Casi me muero del susto cuando no te vi regresar.
cuenta estaba en un lugar que nunca había visto.
Le hablé a la policía, a los bomberos, al FBI y hasta a la NASA.
-Calle de las Ilusiones, ¿en dónde estaré? -dijo en voz alta al leer la placa de la esquina-. ¿ En dónde ando? Al parecer nadie lo escuchaba, pues ninguna voz le contestó, y así siguió mirando de un lado a otro tratando de reconocer cualquier pista, una casa o un coche. ¿Qué haría, cómo regresaría a casa?, ¿qué hacen los niños perdidos de la calle, dónde duermen, dónde están sus papás? Y cuando estaba por
¡Nadie te había visto! A Ray no le gustó mucho aquello de hablarles a los bomberos, pero hizo una mueca y sencillamente se subió a la moto. -Pregunté de casa en casa, dando tus señas, por supuesto, las del niño más hermoso del mundo. -Con razón no te orientaban bien.
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-Según ellos nadie te había visto. Los muy envidiosos. -Mamá... -Ya verán cuando anden buscando a sus hijos perdidos.
alrededor como saludando. -Nos engañó, se estaba haciendo el muerto. Es un perro embustero.
-Mamá... -¿Qué pasa? -¿Qué hay de cenar? -Riquísimo mole. ¡Tu platillo favorito! Ray no tenía ganas de mole, pero le pareció escuchar ángeles cuando su madre le contestó. Sencillamente se prendió más de su cintura para dejarse llevar a casa como un niño pequeño. Después de varios intentos, la moto prendió por fin y en un instante inició una nueva carrera después de sortear un perro que se cruzó en su camino. -¡¡Altooo!!, ¡alto, mamá! -¿Le pegué? Estoy segura de que no fue así. ¡Ay, Dios mío! Detuvieron la moto de golpe, y por poco salieron volando. El perro había quedado a media calle, y los dos se acercaron a mirar, ella lloraba un poquito y el Pirata del Guamúchil no sabía muy bien qué hacer. -Mira, mueve la cola un poco. -¡Está vivo! De pronto, el perro se levantó para empezar a correr a su
-Es un perro listo, ¿lo podemos llevar? Por un instante la mamá de Ray dudó, seguramente estaba calculando cuánta comida más tenía que preparar para alimentar otra boca en la familia, pero luego solo dijo: -Pero que no se meta al cuarto de tu hermana. Así fue como adoptaron al perro que llamaron Bucanero, y
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desde entonces fue parte de la familia. El Pirata del Guamúchil y el Bucanero se subieron a la moto y uno tomó de la cintura a su mamá, mientras que el otro ladraba de felicidad por haber encontrado una familia. La moto arrancó otra vez con tanta fuerza que atravesó la avenida sin detenerse en el semáforo. Se escucharon gritos y claxonazos.
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ENCUENTRA CÓMPLICES RAY elaboró sus propios letreros en busca de cómplices para la hermanad de piratas. Luego, los pegó por todas partes: en los
Cuarto paso: Encuentra cómplices Aunque los piratas son rudos. incluso ellos nece
postes de la colonia, en el parque, en la tienda de abarrotes y
sitan ayuda de sus cómplices. Así que es momento
hasta en el portón de la escuela. Finalmente, se sentó a esperar a
de que armes tu propio equipo para navegar por
que lo llamaran o le escribieran un correo electrónico, pero nadie
los anchos mares, pelear sin sentido, cantar por
se comunicó. Aunque en la lista de instrucciones se decía que
las noches largas y correr las más grandes aven
aquel paso era fácil, ahora le parecía que no lo lograría al primer intento:
turas jamás contadas. ¿Existen otros valientes donde vives?, ¿habrá piratas camuflados con otras actividades?, ¿crees poder lograrlo? ¿Quién se interesa por una profesión tan arriesgada en estos tiempos?, ¿quién abandonará su consultorio u oficina para lanzarse a una vida de riesgos y aventuras?, solo los locos lo pensarían. Incluso, a la mañana siguiente, la decepción lo acompañó hasta la escuela. Durante todo el camino, a pesar de dar tumbos con su mamá en la moto por los baches, no se quejó ni una vez. Y en la clase, aunque trataba de concentrarse en la materia de Español, le era imposible entender los tiempos verbales escritos en el pizarrón, "¿no me habré equivocado y 30/78
entré a la clase de chino avanzado?", pensó en algún momento. -¿Entendieron?, ¿hay preguntas? -de pronto cuestionó la maestra Rosita-. Estoy segura de que quedó claro. Así que es momento de que guarden todas sus cosas, y escuchemos la nueva carta de Raymundo el Pirata. Ray se lanzó sobre su mochila para encontrar la carta arrugada, ¿dónde la había guardado? No tenía muchas ganas de leer las nuevas aventuras de su papá, de hecho, lo deprimía un poco saber que él nunca viviría esas aventuras. Justo en plena búsqueda del papel, alguien tocó a la puerta del salón. Todos los niños se pusieron de pie, seguramente era la directora que iba a castigar a algún estudiante travieso; pero nada de eso, eran un montón de señores con zapatos rotos y sacos llenos de agujeros. Nadie los reconoció a primera vista, así que todos se quedaron callados y muy quietos. -¿Podemos interrumpir un momento? ¡No tenga miedo, somos nosotros, maestra Rosita!, ¿no lo ha descubierto? -dijo uno de ellos. Ella negó con la cabeza y prestó más atención, fijando la mirada a través de sus lentes para leer y haciendo una mueca con la nariz y torciendo la boca. -¿Papá, eres tú? -dijo Valeria al reconocerlo, aunque ahora
no llevaba maletín, ni corbata o uniforme. -Sí, soy yo, hija. Mira, soy yo. Ahora soy un pirata -y se quitó el descolorido sombrero que llevaba puesto. -Ahhh, es que no te reconocí sin tu celular. ¿Qué clase de piratas son?, se ven muy raros. -Claro, claro, ahora hemos cambiado de profesión. Somos piratas modernos. -¡Señores, señores! -interrumpió la maestra Rosita-. ¿En qué les podemos ayudar? -Venimos por el anuncio a una entrevista para ser aprendices. Buscamos a un tal Pirata del Guamúchil. No había muchas explicaciones para una respuesta así, todos miraron de inmediato a Ray y la maestra dijo: -Ahora lo entiendo. ¿Sabes algo de esto? -pero el niño en cuestión, estaba muy distraído buscando la nueva carta para leer, y no respondió inmediatamente-. ¿Me escuchas? -Te hablan, menso -eso sí lo escuchó Ray, "menso" ya casi era su sobrenombre. -¿Yo qué hice? -Te esperan unos aprendices allá afuera -le contestó otro compañero de clase. El niño salió al patio y se encontró con cinco señores
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disfrazados de piratas, aunque se tenía que usar un poco de
-Bueno, no es tan fácil.
imaginación para identificar a los personajes. Todos lo miraron
"¿Cuál es el primer paso en la lista de instrucciones?", se
muy sonrientes, como esperando que él hablara, pero el niño no entendía exactamente qué estaba pasando.
preguntó Ray a sí mismo. -Deben cumplir una serie de disposiciones, todas muy
-¿Estás buscando una pandilla?
difíciles de llevar a cabo. No estoy seguro de que quieran
De golpe no entendió de qué se trataba aquello, aunque
realizarlas, algunas de ellas son peligrosas -les dijo el niño.
luego recordó los letreros que él mismo pegó por toda la
-¿Nos podríamos perder en el camino?
colonia.
-Sí, puede ser, ¿están seguros de querer arriesgarse?
-Sí, sí. Busco una pandilla. Si no la tengo nunca me convertiré en un pirata verdadero. Desde las ventanas del salón, los rostros asombrados y
Por un momento se reunieron los señores disfrazados, los cinco adultos acostumbrados a tomar difíciles decisiones estaban sumergidos en una discusión acerca de los pros y los
atentos de los niños los veían conversando y a Ray, que
contras de tomar riesgos y cosas parecidas. Finalmente, uno de
tartamudeaba, tratando de responder a los hombres de barbas
ellos giró y dijo.
largas y dientes brillantes. -Vimos el anuncio y aquí estamos. -Sí, yo lo puse ayer. -Bueno, pues dinos qué hacer para entrar a la cofradía y lo haremos. De nuevo el aprendiz de pirata no sabía qué decir, nada más le daba vueltas en la cabeza la extraña palabra que dijo uno de los papás: cofradía. Seguro era una palabra de piratería que no conocía.
-¿Usted estará con nosotros? Cuando el pirata de barba de plástico decía "usted" se estaba dirigiendo a Ray, quien no supo qué responder. -Bueno, yo... Yo, creo que sí. -¡Hecho! -Seremos un grupo de piratas. ¿Qué les parece que hagamos juntas cada semana? Todos aceptaron y desde ese momento dejaron atrás una vida de archiveros y corbatas; aunque el cambio no sería tan
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difícil si se pensaba en la posibilidad de encontrar tesoros y aprender a navegar bergantines. Desde ese día Ray supo que
J
tendría su propio equipo de piratas. La cofradía se reunió en la puerta del salón. Algunos de los niños pudieron ver a sus padres vestidos de piratas, con los chalecos conseguidos en los baúles de las abuelas, pantalones bombachos como de payaso y botas de algún viejo disfraz. -¿Podemos pasar, maestra Rosita?-pidió permiso uno de los padres, y todos se quitaron los sombreros viejos-. Queremos escuchar la carta de Raymundo el Pirata. -Somos una pandilla de corsarios -dijo otro, que apenas se asomaba por el pasillo. -Pasen, pasen -los invitó la maestra.
Entonces, entraron los papás al salón de clase. Uno llevaba un loro de plástico pegado al hombro, varios, un parche en el ojo que los hacía trastabillar; luego se sentaron en unas sillitas vacías que acomodaron en uno de los pasillos entre las bancas de los alumnos. -¡Orales! -se escuchó, y algunos niños se sintieron orgullosos de la nueva profesión de sus papás, ya no eran taxistas o aburridos vendedores de seguros o repartidores de pizzas... Todos los niños estaban encantados con el giro que habían tomado los últimos acontecimientos; ahora otros también tenían papás piratas para presumir, no solo Ray contaba con alguien así en su familia. Pronto serían ellos los que pasarían al frente a
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platicar las aventuras de barcos naufragados en mares lejanos o sobre la nueva ciudad descubierta; serían las estrellas de la escuela. Los sueños se cortaron de pronto, cuando el Pirata del Guamúchil empezó a leer la carta de su padre:
Querit(o hijo no pirata: No treerds lo que hate a&wtas semanas nos pasó a mi !Jfupo Je piratas J a mí. Pues, nos enfrentamos a un barco lleno de tesorosyfantasmas. Tcntlréque rCjr&sar un poto pam exp/itarle tómo se tÍlb el encuentro. Te pre !funfards ton rué dase Je tesoros nos purlemos topar los piratas. Bueno, haJ rfe tocio tipo: rfe telas finas traklas riel mar tle la China o cofr:es repletos rfe li'njotcs rfe oro, diamantesJ mondas incrustadas Je rubíes. Tmnbién te prCjuntards quién posee tc5oros asl Bueno, tolÍos los piratas saben Je/mds3ranile tesoro ie tolos: el icf Cllfitdn Ki'r/J, ruien robóhartos rue élilebía protC!JeY. .. 6a hisüm'a te la amtard en otra carta. También lus piratas conocemos la lcye11ia. que cuenta Je un buque
fUC Va!]afOY /os mare.s CStontÍitnfÍo unjran botín, viaja
rfe isla en Ma J siemre perse3uMo por los cazatcsoros. Hijo no pirata, por casua/iJai, ie entre los m11/ones de hartos rue va1an por todo el munrlo, de entre lus océanos, Jº/fosJ mares, nos topamos ton e/Je/capit4n Kiid. Vna tarde, elJrt'to tic/njía tÍlb la alertal n'mus el enorme navío de tres mástiles, veloz J ftrrib/e. En tonces, nos lanzamos al aborrfa¡� toda la tripulación se co&ó tle las velasJ brincamos a cubierta arm{'.tÍos
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con espadas. Crefamos 1ue la tri¡;ufatión nos afatada Je inmediato,y 1ue a1uella serta una3ra11 batalla, tal vez la peor 1uepudiiramos eJ1(rentar en toda nue.stra aventura, pero sobre la tubitrla no había una sola alma. Solo la camp1ma del bajelfocaba al son delas olasJlas amarras se mctfan lenkzmenle. Rtam'mo.s lo.s camarotes J descubr,'mus los roperos repletos de finas sedas, baja mos a la cocinaJ las ollas burbujeaban de esmeraldas, en el sótano l1Js tosta/es tic arr1J2 escontl!an perlas tic/ tamaño de pelotasy los caitones estaban obstruidos pur amllusJ cor1Jnas. De nue-vo, nada de enem�os 1ue cuidaran tlel tesoro. Subimos por la escotilla, trepamos
El capitán orden! abandonar el barco sin llevarnos ni una moneda Je oro. Ante.s de 1'r1105¡ miramos atrás para buscar al cocinero¡ Je élya 110 1ueJaba. mudio, sus zapatosJ un diente Je oroJ Je.sJe el fondo ríe la. b0Je3a. alca.112.ábamos a escuchar ruúlos Je cadenas 1ue se r!e.slizaban Je a1uC para allá. Lo ríe¡amos atrásJ los3ritos de nuestro excompañero se escucharon muchos kt1ómef:ros después ríe habernos separado Je/barco 1ue caqaba el enorme te.soro mali:lito.
por los trin1uetes,Jfna/mente nos sentamos a pensar juntu a la brújula 1uejiraba lotamente.
''E.sto no me 3usta, a&o malo e.sfd pasanJo� rifo pre.ocupado elpn'met ofda/y !:oJos estu.vim/JStic acuerJo, exccplu el cocinero1uesaliú delfondo de la bodt:Ja CIIYjado tic !/arasy pulseras. Y, aunrue pit:lió aywla, natlt'e 1uis1J llevarse otros tesoros. Uno por .ww rCJresamos a nuestra
Los papás salieron al patio muy sonrientes y platicadores pasando entre las sillas y las mochilas de los niños, mientras
embarcación, pero elcucinero f'IO 1uiso dejar lasjO)'as rue
estos copiaban del pizarrón la larga tarea. Pero a Ray ni se le
car3aba en !1Js braZ1JsJ aun1ue intentó saltar mt'Iveces
ocurrió tomar nota, estaba entretenido guardando su carta y
a&o lo retenta sobre la cubierla del barco abandonarlo, u.nafuerza extraña ruelentamente lo(uejalanr.lo a través Je los maJcrosy las capas Je metal Je la embarcaa'ón.
soñando con los viajes que haría con su papá, lejos de esa cárcel con ventanas de cristal y tareas incomprensibles. Afuera, los papás piratas perseguían cometas de colores que se atoraban en los árboles.
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CONSTRUYE UNA GUARIDA EL entrenamiento para convertirse en pirata avanzaba bien. Ray estaba emocionado por los últimos acontecimientos, la cofradía se reunía con él por las tardes a la vuelta de la escuela, allí se hablaba sobre monstruos y se leían capítulos completos de un libro que uno de los integrantes llevó: La ísla del tesoro. Por el estilo y las palabras que se usaban allí a Ray le sonaba como algo que se había escrito hace mucho tiempo. Una tarde de reunión, uno de los padres aprendices de pirata leía el capítulo de la aventura de Jim en un barril de manzanas... cuando, de pronto, se preguntó si alguna vez hubiera imaginado que sus mejores amigos serían adultos disfrazados. -La sesión de hoy ha terminado, hasta la próxima reunión sabremos qué pasó con Jim. El entrenamiento debía continuar, quedaban pendientes varios pasos y ya se imaginaba que le faltaba lo más difícil. Entonces, dedicó toda la noche del domingo para explorar la página de internet. Encendió la ruidosa computadora y pudo leer:
1
Quinto paso: Construye una guarida
Muchos piratas famosos de la historia contaron con
guaridas más allá de sus barcos. Islas o cuevas
donde construyeron su hogar y acumularon todos
los tesoros que robaron, ¡incluso existió una ciudad
de piratas en el Caribe! Este es tu siguiente reto,
piensa en un lugar del mundo en donde te pue-
1 das refugiar y nadie te moleste, un sitio especial
para ti; y, como siempre, el consejo es que uses
' tu imaginación. ¡Adelante y mucha suerte, pirata! Ray bajó el cursor y se encontró con imágenes de paisajes
selváticos, de cuevas custodiadas por piratas de cara dura, barcos escondidos en los puertos y fogatas en medio de la noche alrededor de las que cantaban y bailaban varios hombres. Eran los hogares de los corsarios. ¿Dónde encontraría un lugar así?, ¿cómo un niño de su edad podría construirlo? Era un reto difícil, construir una isla resultaba imposible y armar cualquier tipo de guarida, muy complicado. Miró a Bucanero, como queriendo pedirle un consejo, pero la mascota pirata dormía
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sobre la cama y solo movía la cola de vez en cuando, ¿estaría soñando que atrapaba ardillas? Apagó la computadora, no había mucho por hacer esa noche y al día siguiente había clases. -¡Ray, ya es hora de dormir! -gritó su madre desde el piso de abajo-. ¿Hiciste tu tarea? ¡La tarea! Se había concentrado tanto en el asunto de la piratería todo el fin de semana que olvidó por completo el
Queric/o hy'o no pirata: Te estribo tlestle elfn le/mundo. Bueno, ta.Si elfn tic/ mundo, desde a1uí no se1uedefensar o estribir; casi ni resfirar. Y es 1ue toda la 3e11te dice 1ue la Ti.erra es redonda, pero ¿cuántos han dado la vuelta &umtfeta y lo han &umtyobado? N1Jsotros lo intentamos. Nave3amos hacia elhorizontefOY tilas, sema11asy mesc5.
repaso de las divisiones que dejó la maestra Rosita. Pero ya era
La5 sire11as 1105 tantaban desde el fondo tic la nodie
tarde, nada más quedaba dormir y esperar lo peor para el
J las estrellas se movían 1ara crear nuevas !fª(á)(ias; bajo 11ucstro bw¡ue se encontraba11 las /JY/lfulf(litÍa·
siguiente día. Apagó la luz de la habitación, movió a Bucanero y
tÍes retletas tic monstruos &ulf tli'cnt-es punf1'ajutlos.
se acomodó en lo que quedaba libre de la cama. Luego,
Pasamosjunto afuerlos infestatlos tic taníba/es rue
utilizando una lamparilla bajo las sábanas leyó la última carta enviada desde el fondo de los mares y que al día siguiente conocerían sus compañeros en clase:
nos miraron relamiéndose, luchamos c1Jntra t{ones 1ue llevaban ballenas cantoras... Hasta rue //e3amos alpn del mundo. Hy'o, no había conocido la belleza hasta lfe!J,lY a ese fu!far. Mis ojos se ap"jaron tratando de entender lo rue pasaba, ¿por rué la luzJira o el tiempo parece ir hacia atrds?, ¿es posible mezclar los objetos ton la !]Yavetlatl?, ¿te ha5 imtlj1'natlo olery tocar la misma scnsatión con tus fY"ptas manos? A1ueffo era todo concentrado en un funlo, aquello era un hueco de nada en a&ún lu!far Je/horizonte. No fen30 palabras
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refugio de piratas, un lugar al q11..1e ni siquiera su hermana Mariana se atrevía a entrar. para rlesm'h,'r lo 'flAt vimo5¡J 110 sé cuánto tiempo es tuvimos atraparlos en ese punto t/el espacioJ tiempo.
Años o minutos rlespu� sali'mos expulsarlos como si el prop,u mar nos escupiera. VtIJamos durante ltoras
-¡Sí, encontré mi guarida sin saber que estaba tan cerca! -giró en el estrecho trozo de cama que Bucanero le había dejado, y se dejó llevar por el sueño tranquilo tras haber alcanzado el objetivo de esa semana.
s,n 'fUC nadte tripulara el harco, pues 110 hahta 'fUtC/1 purli'era ahrir los ojosJ menPs tot/avla, ponerse t/e pie.
Aún pienso 1ue a1uellofue un sueño colectivo, 1ue
vimos lo impos,'hleJ se desmentirá en los ft'hros deJC0-
3rafia, ¿puedes prtJuntarle a tu maestra t/e la escuela?
Al día siguiente, después de ir a la escuela, comer guamúchiles y reunir a su equipo de piratas, Ray tuvo otra tarde ajetreada. Apenas había pestañeado cuando se encontró montado sobre la aterrorizante moto de su mamá, que daba tumbos en las calles de tierra a la orilla de la ciudad.
Ray estaba muy asombrado, por primera vez cuestionó si aquello era la verdad o solo eran fantasías que su papá escribía en los momentos de aburrimiento. ¿No decía la maestra que la Tierra es redonda y no hay orilla?, ¿es posible llegar a un lugar donde todo se mezcla con el tiempo o la gravedad? Dobló la hoja de la carta y la deslizó bajo la almohada, apagó la luz y se quedó en la oscuridad entre las sábanas. Sin entenderlo del todo, siempre había estado resguardado en su
-No puedo creer que estemos buscando una videocasetera para la mensa de Mariana -trataba de gritar en el asiento de atrás y de no ahogarse con el aire que le daba en la cara. -¿Qué dices? La mamá de Ray no lo pudo escuchar, pues estaba muy ocupada tratando de sortear el infinito número de baches que aparecían en su camino. -No puedo creerlo mamá -repetía una y otra vez cuando la moto daba un salto sobre el montón de piedras o la basura 39/78
tirada en la calle. -¡Yo tampoco puedo creer que existan tantos hoyos en el mundo! -Y lo peor es que me obligaste a acompañarte. ¿Yo qué culpa tengo de que esté terca en usar un aparato que a nadie le interesa ya? -Sí, estoy de acuerdo. A nadie le interesa realmente arreglar la ciudad. El hijo del pirata se resignó a no ser escuchado y mejor se
para mamás al que asistían secretamente todas y aprendían cosas tan complicadas como esa? -Pero ya casi llegamos y ¡puf!, saldremos volando con ese aparato. Efectivamente, el basurero municipal se sentía cerca, no solo por el enorme campo sin casas, edificios, escuelas y parques, también por el espantoso olor que ya se colaba por su garganta y nariz. -¡Guácala! -dijo tratando de no vomitar todo el desayuno
acomodó bien el casco, esperando llegar, por fin, al basurero. Y
(que casi siempre eran huevos preparados en todas las formas
la verdad es que después de buscar por todas las tiendas de la
conocidas por la humanidad).
ciudad, solo dieron con una videocasetera en un museo que nadie visitaba. Allí el viejo guardia les dijo que tal vez en el
-¡Qué gran hermano eres, Ray, acompañarme para conseguir la video!
basurero de la ciudad podrían encontrar un aparato tan viejo
-Pero tú me obligaste.
como ese, aunque, de todas formas, ya nadie sabía cómo usarlo.
-Ya sé que es tu obligación, pero lo aprecio de cualquier
-No puedo creer que tu hermana haya roto su videocasetera. Con lo difícil que está la economía y todavía más complicado conseguir una. Ahora ¿cómo grabará sus programas
manera -decía ella, tratando de aguantar las lágrimas que ya se asomaban en sus ojos. Otro de los misterios sobre las mamás era la cantidad de
favoritos? Pero no le puedo negar nada a ese caramelo de niña.
lágrimas que pueden producir, ¿de dónde sacan tantas y a la
Ray no entendía cómo su madre pasaba siempre de un
menor provocación? Era increíble el número acumulado que
regaño apocalíptico a una frase enmelada. ¿Cómo lo hacía?,
llevaban en sus ojos, ¿acaso compraban un surtido rico de
¿cómo lograba algo tan difícil?, ¿acaso había un curso especial
lágrimas en el supermercado?, ¿o también en el curso aquel les
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enseñaban eso? Las mamás eran todo un misterio.
las que ella misma tenía su habitación.
-¡Llegamos, llegamos, llegamos! -gritaba la mamá del
-Ni le digas que vinimos, nos obligará a regresar para
niño no pirata, tratando de no chocar con los primeros botes de
llevarse algunas cosas. Este televisor viejo le encantaría para su
refresco esparcidos por el suelo y las bolsas negras repletas de
colección.
celulares rotos.
El niño se tapaba la boca con la mano para que las enormes
-Hasta aquí llegamos, ahora a buscar la videocasetera.
moscas verdosas no le entraran hasta la garganta. Removió las
-Mejor hubiéramos juntado dinero mamá, va a ser muy
botellas vacías, lápices, escritorios desarmados, cajas de pizza,
difícil encontrarla en la basura. -Ray1 sabes perfectamente que no tenemos mucho dinero.
zapatos mordidos y decenas de cosas que las personas de la ciudad consideraban inútiles.
Es imposible esperar hasta reunir suficiente, porque a tu
-No vamos a encontrar ningún aparato de esos, mamá.
hermana le urge la video, para no sé qué tarea de fin de año.
Ella ni lo miraba, corría entre los focos fundidos y las
En lo que discutían sobre los límites económicos de la
muñecas sin cabeza que alguna vez fueron la adoración de una
familia y los proyectos de Mariana, se internaron más y más en
niña. Ahí Ray comprendió que su hermana no era la única que
el basurero; al dar unos cuantos pasos se percataron de que se
juntaba chatarra como diversión.
enfrentaban a un paisaje infinito de cacharros y comida podrida,
-Mamá.
¿cómo encontrar un objeto particular en ese desastre? -Esto le encantaría a tu hermana. Se llevaría toda clase de
-¡Mamá!
cosas para su colección. Ya ves cómo le gusta guardar cosas
-Te escuché hace media hora, hijo.
viejas en su cuarto.
-Pues, contéstame.
Decía su madre, mientras brincaba un banco de basura
-Es que eres muy terco. Ya estamos aquí y hay que buscar.
compuesta de un par de ventiladores y restos de comida
-Es que pienso que esto ha sido un viaje inútil.
totalmente podrida. Mientras, Ray recordaba las condiciones en
-No pierdas la esperanza, Ray. Además, ¿cómo le
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comprarías una videocasetera a tu hermana?
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Seguían pasando las horas y se fueron internando más y más
estrella de cine, televisiones convertidas en peceras, viejas
en las montañas formadas de latas de comida para gato, restos
estufas que funcionaban con carbón, figuras de colección de
de computadoras, ollas con agujeros en el fondo, cucharas
caricaturas que se habían estrenado hace mil años, casas de
incompletas, películas inservibles y millones de objetos
muñecas que se abrían por la mitad. Y en medio de la
mordisqueados por las ratas. Caminaron tanto, que cuando se
habitación, sobre una mesa de café con patas de gato, una
dieron cuenta se habían perdido, como princesas en un bosque
videocasetera.
encantado, pero esa vez era un bosque de basura y sueños rotos.
-Parece que les ha gustado uno de nuestros productos,
Estaban desorientados y sin esperanza de hallar el objeto que
¿también les interesará llevar una lámpara art déco original?, la
buscaban, hasta que toparon con una casita chueca en la orilla
tenemos en oferta.
del abismo que conducía a nuevos valles de basura ondulante. -Hola, hola -entró gritando la mamá del niño que aspiraba
Media hora después, el niño que aspiraba a ser pirata y su mamá salían disparados en la moto azul. Llevaban con ellos un
a ser pirata -¿puede decirnos cómo regresamos a la entrada?
viejo aparato casi en perfectas condiciones y listo para que
Estamos un poco perdidos.
Mariana lo usara. La moto trastabilló al intentar sortear las
-¡Clientes, clientes! Pasen, pasen -los recibió un señor que despertaba del más profundo de los sueños.
piedras en el camino, aunque no se logró tan exitosamente como los tripulantes hubieran querido.
-¿Qué van a llevar? -¿Esta es una tienda? -Pues, claro que sí, ¿no ven ustedes nuestros productos? Ray y su mamá echaron un vistazo más atentamente. Había estantes chuecas y medio rotos, atestados de objetos que seguramente habían recolectado del propio basurero. Lo que vendía ahí eran cosas inimaginables: maniquíes con caras de
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¿CUÁL ES TU TALENTO DE PIRATA? EL viernes,
día tan esperado por todos los niños de todas las
escuelas del mundo (y la verdad también por los maestros) al fin llegó. Los niños abandonaron despavoridos los salones, como si adentro hubiera una bomba a punto de explotar; lápices de colores, zapatos, suéteres y libros de apuntes quedaron en el camino. Pero a nadie le interesaba, ya se preocuparían cuando intentaran hacer la tarea el domingo a media noche. Lo verdaderamente importante era salir a la calle lo más rápido posible y alejarse de la escuela de inmediato. En la puerta, como casi siempre, había un montón de mamás, papás-piratas, vendedores de churritos con chile,
quinto grado, algunos compañeros se despidieron de él y varias maestras lo miraban con algo de tristeza. ¿Por qué? ¿Qué pasaba? Pues nada más que ya le habían anunciado el temido: -Nos vemos a la vuelta, ¡a la hora de la salida! Y eso solo podía significar una cosa: que le iban a dar una tunda. Sentado en la banqueta, el niño comenzó a recordar lo que había sucedido en la mañana. Todo había transcurrido igual que un día común: el timbre, las carreras, los niños haciendo fila, los gritos de la directora que se escuchaban a través de las bocinas, las clases de Matemáticas y Español, mucho calor en el salón, de nuevo el timbre, comida en el recreo, más clases y una carta del papá pirata...
palomitas y fruta picada. Al mismo tiempo, gritaban, jalaban pelos y daban patadas, pero nadie se movía de su lugar: arremolinados alrededor de las mesitas de dulces, comiendo con los dedos y chupando las bolsitas eran los más felices del mundo. Aunque, la verdad, no todos estaban contentos; había un niño, Ray, el aprendiz de pirata, que no lo estaba. Ya sabía lo que le esperaba, se lo habían advertido los de
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Qutrirlo hfo no pirata:
el aire, J entramos a fus falacios con ventanales abier ws Je par en par e 0lesias abamtada.s Je ero/entes
¿úfmo va fu vúla?Me imajino que será muy aburríio
pctn/cados. Pero aun1uc el tiempo que nos !amamos
estar iempre en e/ mismo l"'jar, sin movemJe ciurlarl
en e.sft l"'jar
(utbreve, al caminar e internarnos en las
o Je pueblo, sin recibir la primera jO!a Je lluvia, sin
calf CJ notamos 1ue se nos tlt�ultaba rlar el s0uiente
sentir las olasl saberse n&Dmpañarlo por las nubr,s;
paso, ruc nuestra boca se 1uerlaba abierta tlesfués Je
t:$/a tarrle lo pensaba mientras te C$tribía.
hablar J nos sentíamos uula vez md.s r�itlos.
No te he contarlo uno Je nuestros más increíbles
-¡ésto CJfá encantarlo, esto está encantatÍo!¡Nos
viajes. Vn día atracamos en un fucrto lejano, tic/ rue
1uctlaremos atrapados ª'fl"Í también!,Jritó uno Je los
110 recuerdo el
piratas,l echamos a ccrrerccmo pudimos para escapar
nombre exacto. Yo fensaba 1ue en esa
zona solo había fdramos desiertos o aljunas casas
Je facíudatl.
aba111lo11aJas1 pero sorprcsivamcntc nos fofamos ton
SalimosJusto a ticmp(), aun1ue mis roJi1/as!ª tro
una enorme tiur/arl, como las Cónstruit{as en la ant�üe
naban alforzarlas a ava11zarpaso p1JY paso. Al rejr&
rlatl. ¿PueJr,s creerlo?, ¿es po.;ib/e 1ue una civ11izatión
sar al puerto J subir al bano, rle nuevo mis piernas se
aparew. Je la naJaJ h�a se11alesJe 1ue es muJ vieja?
mostraron fexibfcs 1 nucstros brazos se Job/aban J
Lo maran1/oso es 1ue1 tomo en aruel &uento Je la Bella Durmienft, torio estaba &Dnjelarlo,· las personas en la calle habían 1ueJado inmón1es mientras daban
extendían tomo antes. ¿Qué había pasatÍll ahi?, ¿1uéencantamientu había caídol fºr 1ué?
un paso, l se velan perros am el hocico abierto como
Desde altamar contem¡;/amos las ú.(ftil'las tasas Je la
ladrando. Deberías haber visto este froJ0,� ¿ru1'é11
vieja tiurlaJ, 1ue s,uramente h"l &Dntinúa C0>1jelarla
o 1ué causó ese efecto sobre laJCnte?, ¿cómo podíamos
J permanecerá así durante &icntus Je años.
liberarlos? Nos internamosJuntos en la tiudat/, con aljo Je miedo caminamos por llls jardines repletos Je fuentes en las 1ue los chorros fotaban suspcndt'tlos en
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Al terminar de leer, todos se quedaron quietos, pensativos. Niños, maestra y papás piratas que habían estado escuchando
explicación. -Pues mi papá es más genial que el tuyo, mi papá es un
asomados desde la ventana; algunos miraban hacia el techo
bombero. Él sí es valiente de verdad, y no solo en la
mientras imaginaban el resto de la historia, ¿existirán lugares
imaginación, como el tuyo.
encantados y no solo eran parte de un cuento?
Claro que el papá de Genaro era lo máximo, llevaba siempre
-¡Gracias, Ray! fue una carta maravillosa -dijo la maestra.
el camión rojo cuando lo invitaban a dar charlas a la escuela y
Todos aplaudieron con lentitud, atrapados todavía en la
subía todo el tiempo a rescatar gatos de los árboles. Tenía un
-
.,
ensonacion. Solo había un niño que mostraba una larga cara de enojo: era Genaro, quien seguía con una mirada hostil al Pirata del Guamúchil mientras este regresaba a su lugar. Genaro era el
trabajo tan interesante que, por supuesto, no se apuntó para ser parte de la cofradía de los piratas, ¿dejaría su camión rojo brillante por un loro de plástico?, ¡claro que no! El problema fue cuando llegaron las cartas del papá pirata; el
compañero más alto del salón y de toda la escuela, y eso no era
papá bombero pasó a un segundo lugar. Ray se puso algo
porque en su familia lo fueran, sino porque había reprobado
nervioso, primero lo ignoró y mordió su lápiz para mirar el
tantas veces el año escolar que ya debería estar en secundaria.
pizarrón, hizo como que había entendido las explicaciones, pero
-¡Ahora todos a trabajar! -dijo la maestra mientras alejaba
la verdad es que hasta mucho tiempo después sabría finalmente
a los papás piratas con una escoba -saquen su libro de
lo que es un adjetivo. Genaro estaba muy rojo, como si se
Español.
aguantara la respiración del coraje al sentirse ignorado, y el
-¿Te crees mucho con tu papá pirata, verdad?
Pirata del Guamúchil trató de escribir el ejercicio que pedía la
Genaro no dejaba de mirar feo a Ray, ni siquiera cuando la
maestra, pero solo salieron garabatos que fue escribiendo en el
maestra empezó con el ejercicio die ortografía en el pizarrón. Ray
cuaderno cual si fuera lo más importante de la historia.
no dijo nada, solo tragó saliva y trató de poner toda su atención
-Nos vemos a la vuelta, ¡a la hora de la salida!
en la maestra, claro que sin entender una sola palabra de la larga
De pronto, todos los alumnos dejaron de escribir, los lápices
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se quedaron muy quietos sobre los cuadernos y cada niño aguantó la respiración para dejar de pensar en la gramática española. Un sonido muy bajito, ssssssssss, llenó el salón por completo, mientras todos miraban al pobre niño que seguramente vivía su último día en la Tierra. Así había sido el día de Ray, y mientras él se preguntaba cómo había llegado a ese punto, la gente pasaba a su lado sin hacerle caso; estaban demasiado entretenidos con los dulces y churros que le compraron a la señora de la mesita. -¡No te escondas! Ya te esperan en el campito. -¿Está bien, capitán?, ¿necesita algo? ¿Y si pidiera ayuda a sus camaradas?, ahora sí, Cenara sería el que correría y no él. Por un momento lo sopesó y se sintió
Luego, tomó su mochila de mala gana y caminó lento como
aliviado imaginándose salvado, pero de pronto se dio cuenta de
si se dirigiera hacia el fin del mundo. Como si los zombis
que ni siquiera un pirata se podía permitir una trampa de ese
llenaran las calles y mordieran pedazos de personas, como si los
tipo, se tenía que enfrentar solo al niño más alto y feroz de la
vampiros y lobos anduvieran por ahí tranquilamente, como si
escuela.
todas las bombas nucleares del planeta fueran a explotar. Claro,
-Está bien, vayan a sus casas. Yo iré solo.
era algo parecido, un niño le pondría una paliza.
-¡Suerte, capitán!
Ese día Ray llegó tarde a casa. Su platillo de mole sobre la mesa
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ya estaba frío y su mamá se asustó mucho al ver su ojo morado.
Cuando el Pirata del Guamúchil regresó de pasear a
-¿Qué te pasó, hijo?, ¿quién te hizo eso?
Bucanero tuvo un momento para ver la computadora antes de
-Pues nada, ¿qué me va a pasar?
dormir, estaba cansado después de los últimos acontecimientos
-¡Pero si tu ojo está morado y estás raspado! ¿A dónde vas?
en la escuela, pero debía seguir con sus planes para convertirse
-Voy a pasear a Bucanero. El perro nada más escuchó su
en pirata. Después de diez minutos, la computadora encendió
nombre y empezó a dar saltos alrededor de su amigo. Los dos se
por fin y pudo ver el siguiente el reto:
fueron caminando por la calle, uno moviendo la cola, loco de contento, y el otro con la cabeza baja, profundamente triste. La mamá de Ray los miró desde la ventana. -¿Qué tiene tu hermano, Mariana? -¿Además de que le pegaron en la escuela? -Sí, ya sé, tengo que hablar con la maestra. Pero, pasa algo más. -¿Será que le dio por querer convertirse en pirata? -¿Nada más? -¿Qué?, ¿por ser mi hermano menor debo cuidarlo? -Pues sí, y además es porque lo quieres ¿o no? Aunque él no lo note mucho.
• Sexto paso: ¿Cuál es tu talento de pirata? Algunos piratas son excelentes espadachines, los mejores navegantes o exploradores de islas mis teriosas. También, algunos piratas son ladrones astutos o los más hábiles para lanzar enemigos por la borda. ¿Cuál es tu talento de pirata?, ¿qué 1 te hace distinguirte del resto de los piratas del mundo? Explora tus talentos y considera cuál de ellos es el principal para convertirte en pirata.
'
-Sí lo quiero, pero eso es otra cosa. Por lo pronto, yo creo que no logrará aquello de los piratas, siempre le salen mal las cosas. -También sobre eso tendremos que hablar.
Como siempre, bajo las instrucciones aparecían imágenes que explicaban un poco más. Había viejas ilustraciones de piratas con espadas puntiagudas, lanzando a otros piratas de
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sus barcos o que se hallaban perdidos en las selvas. Además,
¡Claro!, se había enfrentado valientemente a Genaro y,
había una sección con imágenes de barcos piratas, como
además, sin pedir la ayuda de su grupo de piratas. Eso era algo
fragatas, goletas y buques de todo tipo, incluso unos tan
rarísimo, extraordinario, y a lo que pocos niños se atreverían.
antiguos que aparecieron en tiempos de los griegos y los
-Mi talento es ser valiente -apenas pudo decirlo en voz
fenicios. Cuando Ray se dio cuenta de que aprendía un poco de
alta, jamás hubiera imaginado poseer aquella característica, él, el
historia al leer sobre piratas, sintió escalofríos y mejor apagó la
niño más común del mundo, sí era especial.
computadora. El resto de la noche pensó en su talento de pirata, ¿cómo podía dar con algo tan difícil? El sabía que era el niño más común del mundo, también que no era demasiado alto y sospechaba que tampoco era un genio que revolucionaría el futuro. La verdad, lo único que tenía era la posibilidad de convertirse en pirata algún día y viajar por los más extraños lugares del planeta. -¿Tienes alguna idea, Bucanero? -el perro ni lo miró, husmeaba bajo la cama-. Puede ser un ratón. Intenta ayudar un poco. Pero, en definitiva, el perro estaba convencido de que su papel en aquella casa no era darle ideas a Ray, pues seguía mirando debajo de la cama. -Piensa, piensa, ¿qué has hecho últimamente que suene genial?, algo que parezca un talento de pirata.
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ES HORA DE ENTRENARSE EL lunes llegó. Y,
como todos los lunes, había que cantar y sacarse los mocos en pleno patio. Mientras las maestras se
acordaron de la regadera desde el viernes pasado o desde mucho tiempo atrás: Es mi bandera la enseña nacional,
quedaban muy quietas saludando a la bandera, los de tercero B
son estas notas su cántico marcial.
se la pasaron dándose codazos unos a otros y pisoteando a los
Desde niiiños sabremos veneraaarla.
de adelante. la directora, con su voz chillona (adecuada para
Y también por su amor viviiiir!
cualquier cosa menos para cantar) entonaba con mucha seriedad entre gallo y gallo:
"Tomar distancia...", sonó en los altavoces. Algunos corrieron por sus mochilas tiradas, otros ya estaban
Se levanta en el mástil mi banderaaaaaaa,
formados y miraban a la directora. Ray, como siempre, estaba
como un sol entre céeeefiros y trinos,
distraído oliendo las tortas de pierna que preparaban en la
muy adentro en el templo de mi veneración,
cooperativa.
oigo y siento contento latir mi corazón. ¿Cómo era posible que todos los lunes se repitiera lo mismo una y otra vez? Las maestras lucían sus peinados, los de tercero peleaban a escondidas, mientras la bandera pasaba a lo lejos. La directora cantaba con una voz graciosa en el micrófono y muchos, entre bostezo y bostezo, pensaban en las cobijas que recién habían abandonado. También, como todos los lunes, algunos olían un poco mal (era claro que el domingo era demasiado corto para alcanzar a bañarse) y seguro ni se
-Ese niño que se quedó atrás... -era Ray, quien seguía concentrado en oler-. Ese niño de tercero B que se quedó pensando... Nada. Ni un movimiento siquiera. -¡Raymundo!, ¡vete a tu salón! Al fin reaccionó, corriendo a toda carrera y dejando atrás la mochila y la libreta de Español. Cuando llegó a su grupo la maestra ya daba anuncios y todos sacaban los libros y lápices necesarios para la clase. Ray corrió hasta su lugar, tratando de no tropezar con las loncheras y los balones dispersos por todo 50/78
el suelo. -Atención, niños, hoy daremos la bienvenida a una nueva compañera en nuestro salón. Se llama Romina y su familia es de otra ciudad. Ayúdenla en todo lo posible. Nadie contestó y la niña Romina caminó hasta su lugar, mientras que la maestra dibujaba un mapa de México en el pizarrón. Ray la miró desde su lugar. Como todas las niñas del mundo era espantosa: tenía unas horribles pecas por toda la cara, un zarrapastroso cabello rojo que parecía estar a punto de estallar y los dientes más chuecos que ninguna niña en toda la historia de la humanidad había tenido. Aun así, el Pirata del Guamúchil suspiró sin poder contenerse. -¡Carta, carta, carta! -dijeron a coro los compañeros que en realidad querían escapar de las actividades de Geografía.
Queritlo hfo no pirata: (/n día 9ue IICjamos al l'uerto Je un ¡JUebktu Je to rres verdes, escuchamos una le¡entla 9ue nos intr�tf por semanas. Nos tontaron 1ue lejos Je a1u� muy al
oriente del mundo, existe una ci'utlatltic talles blantas J emp1'natlas1 en donde hay un tP.Sfitlo en lo más alto Je una montaña. Adentro vi've el re¡ md.s 3rantle Je todos, el md.s sabioJ prtfspero, J por aquna razón no deja 1ue nadie conozca su rostro. La le¡entla cuenta
1ue elia 1ue abuien lo3re Jescubrírselo se convert,'rd en el hombre más ,'ntel�ente del mundo. Aun9ue el tapitdn respú13óJ3ricóa -todopulmón 9ue m'n3ún pirata decente tle6ía abandonar tanto tt'empo su barco, rlecirlimos ,'r en busca Je la ciurlarl blanca
El hijo del pirata pasó al frente, estaba muy nervioso, pues leería frente a la niña de dientes chuecos, y las manos le empezaron a sudar cuando sacó de su bolsillo la carta que ya había leído varias veces para él mismo:
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rfe calles empinarfasJ rfel rey rue cuhría su rostro, ¿te
sitmpre. Pero en uno rle los m,fjiros al azar, tropezamos
,inlljinas lo que u11 pirata sabio harfll?
con la habitac,if11 rfel rey c11 pcm11a, tlormielo en una
Recorrimos mare.s &1J>1jelaiosJnav,amos terca rfe i.sfas tropicales hasta rfar con fa ciurfarf rfe la feyenrfa.
lujosa cama &011 Jo.se( entre sedasJ plumas. Su tara. estaba cubierta con una máscara Je oro.
Ese fu3ar era ff amarfo Niu>1 ·úm·Qucr ojunto al Mar
Entramos con cauMa, tratando tic 110 despertar
rfe Sal. Dc.spué.s rfe rfejar atrd.s nue.sfra cmbarcadón,
a fas 11111 mujeres que tlurmúm por torfas parles, en
nos perrfiinos en una ciurfad comput!$la rfe casfttlos
camas mu/lulasJ entre cojine.s. Natla se movía, era /a
aftlsimosJ llenos rfe perfrería rue reflejaban fa luz rfe
hora de la s1'esta1tic nuevo el sonido tic/a3ua al!}ofpear
/a luna.
contra las rocas era fo úm"to rue se estudiaba a fo lejos.
DC$pué.s rfe un par rfe horas rfe caminata fCjfamos
Caminaniosele puntitas, como 11inJú11 pirata tlebe hacer
al palado rfe Labe-Ne11, que em el nombre rfel monarca
jamás, pero el plan era /() más importante. LICjamos
que buscábamos. Entramos al IUjarJ sorteamos a
hasta la. cama rotleatla de cortú1asJ ¡'oyas co&a.da.s
los cientos rfe sofrfarfos que U1slorftaban fos pasiflosJ
tlestle muy alto, J e11 s,1encio subí entre las serlas sin
aposentos. Re&1Jminos los salones, rue eran enormes,
elesperlar a 111'nJuno ele los tlurm,'entes. Suavemente
con balrfosas blancasJ columnas rle mármo( &1Jmo en
le aparté fa más&a.m tle la cara.
los cuentos .siempre afrman qut son fas casas rle los
Hfo 110 pira.ta, ¿sabes qué encontré detrás? Pues
príncipes. En fosjtmlines habta n'achuelosJ árboles con
una cara llenaele pelos, co11 o¡i1los 11e3ros, u11os 3ra11tles
(rutas que 110 había vi5fo nunca,-¡ el llJ"ª !}ofpeaba
tlíenteslunas enormes orejas. El pals más rito estaba
contra fas pierlras .softaw/o un aí11tico rle sueño. Por un
3obernatlo por un burro.
momento parecía que habíamos t11ítÍo en una trampa,
Las mu¡'eres se rfesperlaronJ empezaron a llorar,
en una e.spu(e rle laberinto co11 &Ua.rlos parui'.lo.s, pero
mientras su reyrebuznaba, e11 ese momento los piratas
110 Wt11ticos.
aprovedtamos para salir com'e11tlo tic/fu3ar. ¡Nt'nj�l1
Durante.horas ruum'mos los recintos i11termi11ables, aterrarfos al pensar que >105 quedaríamos ahí para
pirata tlecc11tc tlcbc ale/ar.se tanto tle su barco(¡¿110 les
tl9e que esto 110 resultaría t; nos !}ritaba el capitán
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A la salida de la escuela Ray esperó junto al portón, los niños pasaban corriendo y gritando. Tenía el loco plan de hablar con la cuamÍo, f/lr fn, alumzamus el bu1ueJ 11us lanzamu;
niña de las pecas, claro que eso podría espantar a cualquiera.
al mar.
"Eres un pirata valiente, eres un pirata valiente...", se repetía una
Ye.sa fue la hi&turia de nuestro (rata.Su110rfre5tar ulr/o; a leyendas misteriosas. Aparlir de ese momento, rcsulviínos dedicarnos ú11ícamc11te a trabajos fípitos tic la piratería, tomo cantar en meit'o de tormentasJ busca/' serenas.
y otra vez. Pero, cuando la vio caminar jalando su enorme mochila de rueditas, las piernas: le flaquearon y nada más exclamó "¿eh?", " ¡ oh!", "¡ ah!". Ninguna palabra logró salir de su boca. La niña pasó de largo sin verlo siquiera; un grupo de quinto grado cantaba muy alto y nadie le hizo caso al hijo del pirata, incapaz de hablarle a la niña que le gustaba. "¿Qué clase de cobarde era el Pirata del Guamúchil?, ¿no se suponía que tenía el superpoder de la valentía?, ¿acaso se habría equivocado?", se preguntaba pr,eocupado Raymundo. -¿Qué manda, capitán?-y ahí estaban sus fieles piratas, los únicos a los que en realidad les importaba en esa escuela. -Es hora de practicar. -¡ A la orden, capitán!, la instrucción era muy clara al
s
c.
respecto.
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• Séptimo paso: Es hora de entrenarse
Ahora que tienes tu equipo de piratas y sabes el
talento que posees, es hora de entrenarse.¿ Cómo
rescatar reyes o damiselas en peligro para obtener
1 recompensas o luchar con tiburones gigantes si no practicas antes?, ¿has intentado alguna vez
manejar una goleta o fundar una nueva ciudad de piratas? Reúne a tu equipo y organicen su
' entrenamIento.
El equipo de papás piratas se reunió en el campito junto a la
corriendo como en una pequeña pelea que no tenía nada que ver con la ciudad que los rodeaba. Mientras tanto, en la banqueta, los observaban niños con caras largas, los hijos de los piratas, que se sentían entre avergonzados y orgullosos de sus padres, ¿era mejor que estuvieran en una guerra de piratas que atrapados en sus estrechas oficinas?, no lo podían asegurar. -¡Vamos, compañeros piratas!, ¡muestren su valentía hasta el final! Aunque en realidad no había ningún enemigo al que se estuviesen enfrentando, sino que se imaginaban atacando serpientes marinas o tormentas apocalípticas. En realidad era muy fácil aparentar ser valiente, probablemente fue por eso que llegaron hasta ellos verdaderos contendientes: de pronto
escuela, el mismo que Genaro usaba para pelear con todos los
irrumpieron en escena un montón de señoras que armaron gran
compañeros que le caían mal o le hacían mala cara. Esa tarde, en
barullo y terminaron quitándoles las espadas y los sombreros.
cambio, se armó un gran espectáculo de piratas que fue
Eran las esposas reales de los aprendices de pirata, que ya
comentado durante semanas.
llevaban tres días sin ir a trabajar ni a dormir a sus respectivas
-¿Ha llegado el circo a la colonia? -preguntaban al pasar
casas.
los maestros que llegaban tarde al turno vespertino. Y es que en medio de una nube de polvo y piedritas había varios señores disfrazados de piratas y un niño con el uniforme de la escuela, todos armados con espadas de cartón, gritando,
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escuela, listos para continuar con su entrenamiento y cambiar de vida para siempre.
Ray apenas escapó a la trifulca que se armó entre los piratas aprendices y sus esposas. Las espadas de cartón no resistieron ni un minuto, cuando ellas atacaron gritando y lanzándolos a los coches para que volvieran al trabajo y dejaran esas tonterías de ser piratas. ¿Acaso ninguno de ellos poseía verdadero valor?, ¿alguno sería capaz de enfrentarse a la vida de la navegación? Por un tiempo, el equipo de piratas se dispersó, entre avergonzados por su eminente derrota y aterrados ante la idea de ser atacados nuevamente; pero cuando sanaron sus raspones y casi todos habían olvidado el evento se reunieron de nuevo en la
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¿TIENES UN VESTUARIO?
El día que Ray cumplió años nadie se enteró en la escuela. Como cada año, pasó desapercibido para casi todos. Aunque en esta ocasión eso no le preocupaba mucho, porque esperaba una llamada misteriosa, una gran sorpresa como no había recibido hace años: ¿habrá teléfonos en los barcos piratas?, ¿el capitán daría un permiso especial para días como ese? En clases solo fue capaz de mirar su libreta de apuntes concentrado, como estaba, en los asuntos de la piratería más urgentes. En lugar de hacer las multiplicaciones que la maestra escribía
, Octavo paso: ¿Tienes un vestuario?
La piratería no solo se lleva en el corazón y la actitud, también debes mostrar tu espíritu aven-
turero con ropa adecuada. Es imposible asaltar un 1 buque de soldados ingleses usando el uniforme de la escuela o con piyama de dinosaurios. ¡Nadie
se dejaría vencer si llevas eso puesto! Tómate un , momento y piensa en un vestuario ideal. Ray se sintió atrapado al leer. Tenía muy pocos ahorros y
en el pizarrón, releía las instrucciones del siguiente paso para
sabía que era imposible que su madre le diera algo de dinero.
convertirse en el verdadero Pirata del Guamúchil. ¿Cómo lo
Tenía que pensar en alguna solución. Pero pronto tuvo que salir
lograría? Aquello se ponía cada vez más difícil y de verdad
de sus pensamientos, la nueva carta del pirata Raymundo era
dudaba si lograría alcanzar su meta.
aclamada por los compañeros del salón, y era hora de leer:
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Querido hyo nopirata: No te he amtatlo Je/ tlía rue encontramos el cemenferw Je barcos, as{ fUi: ahora lo haré. Surttiba>HOS los mares tlel Nurte J hada mucho (río, la nieve caía sobre la cubitrta J con las botas resbaldbamos a catia momento. la noche v el tlía eran casi ijuales¡junto a nosotros!franJes trozos ie hielo ras!fuñaban el Cll$Ctl iel barUJ al fasar a un laio. Mis man/JS estaban COff!JCfaJasJsentía jUC mi resfiracitfn f"tlta CQnvertir en hielo &ualruiera Je los ubjetQS Je alretleJQr, natlíe hablaba¡ so/u mirdbamus la intensa bfan&ura rue 11(15 rQJeabaJ s:e metía hasfa e/ fon/o Je nuestros u¡os. Y, ie frQnto, la vimos, era una lar3uís1'ma man&ha CQnformafa fllr un bosrue Je másti/esJ froas, [rQZOS rle amarras CQ113elarlas1 barcas amvertt't/as en fuentes entre los navíosJ corsarios 1ue se multiplicaban 11or m,1/ones en un mar Je crisftl.l eterno. N11s aarcamos en5¡/endo, a3uanrantlo la respiradtfn J temienrlo tÍe.sferlar a lus tlurmiente.s ientru Je las cabinas Je lus barcos soli'tan'os. Cuantlu alcanzamos la ort1/a Je la ciudad futantc saltamos a la filfa Je una alaYJ«tÍa fr«Jata, bajo 11 ue.sfros fasos crujían las maderasJ calaH COfOS Je nieve. La l&Jentla Jeda rue el cemenfcríu 3uartlaba elmafa Je un 3ran te.sQru,- tal ve.z el más 3ra11Je Je todos, uno con(ormatlo 110 su/o
Las botle,a.5 no teMúm ma¡;a.5 del tesoro sino mellones
rle huesos humanos dispersos t11 el fondo de los hartos.
CieMtos rle calavera.5 de hombres desapareát/05¡ dientes
J trozos de uña.5 dejados atrás con desesperación; todos ellos de piral:a.s, 1ue al ijua.l 1ue nosotros intentaron encontrar tesorosy cambiar sus vidas para si'empre. T>or uH momento pensamos escucharjritos prove
m'entes del fondo de la escotillay salimos aterrados, a
punto de COl1jtlarnosy tic 1uetlar atrapados junto con
los huesos abandonados. Allí no había mn!Jún mapa,
era una trampa.¿Habla adentro aljún monstruo de vorador tle humanos?, ¿cominos con su/ciente suerte
tomo para coincidir con su ausencia? Alcorrerpor la última toldttla, 1uetlamos totalmente convenaii/us de a1uella sos¡;echa: chimii/os del otro lado
Je/ cementert'u u ra53uñgs en los timones, debajo tic los barcos. Cominos aún más aterradosJ sin mira.r atrás
trepamos ha5ta nuestro barcoJ lanzamos /a.5 amarra.5 para alejarnos lo más pgs1'ble de a1uel IUJar maldt'to,
rue nadie deberla encontrar.
fºrjOjaS, oro, diamantes J telas fruwsamente bor tlatlas, sino fºr Qtras fÍ.Sfas fara fe.sQros Je5conoct'tlos e 111cred,leme11te bastos ... ¿¡ sabes rué enumtramos? Pues, nada Je eso.
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El envidiado hijo del pirata guardó la carta en su mochila,
Ray regresó a su casa pensando en el sabor de aquel pastel
caminó entre los mesabancos y de alguna forma sintió que
misterioso, ¿sería de chocolate 0 de vainilla o de fresa? Jamás se
estaba en aquel misterioso cementerio de hielo. Alguien cerró la
enteraría, mientras que él no recibía ninguna llamada y nadie le
ventana y una niña estornudó, miró de reojo el patio que parecía
cantaba Las maFíanitas.
1
congelado y sospechó que en cualquier momento caería una nevada. Poco a poco las clases regresaron a la normalidad y el frío se escapó del salón. -Gracias por esa carta. Ahora es momento de festejar al cumpleañero del día. ¿Acaso se habían acordado de su cumpleaños por primera vez?, ¿por fin dejaría de ser el niño más común del mundo del que nadie se acordaba mucho?, ¿ahora sería verdaderamente popular? -Es el cumpleaños de Genaro -explicó la maestra compramos este pastel para festejarlo. ¿Era posible que el niño que le había puesto una tunda
Al llegar a casa, antes de abrir la puerta, notó algo extraño. Detrás de las cortinas vio algo que lo hizo creer que uno de los aprendices de pirata estaba adentro, luego pensó que seguro estaba imaginando. -¡Sorpresa! -gritaron cuando entró por la puerta, era su mamá y el montón de señores disfrazados de piratas. -¡Feliz cumpleaños, mi capitán! -Tenemos regalos para usted traídos desde lejos. Los regalos eran un gran sombrero de pirata, unos pantalones abombados a su medida y un parche para uno de sus
cumpliera años el mismo día que él?, eso sí era mala suerte, a
ojos, además su mamá le había comprado unas botas altas
ese paso ya no aspiraría a que alguien festejara su cumpleaños.
como las que usan los bucaneros en las películas.
El resto del tiempo de clase fue para cantarle Las mañanitas al
-¡Bienvenido, capitán!
escuincle odioso y para partir el pastel, que el niño arrogante se
-Leímos el siguiente paso de su transformación, es hora de
negó a repartir porque lo quería todo para él.
convertí rse en pirata.
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-¿Sigues con eso, menso? -dijo del otro lado de la casa
esta había sido su mejor fiesta, hasta muy tarde Ray vigiló de
Mariana, que veía en la televisión un documental sobre una
reojo el teléfono en espera de la llamada desde un barco pirata,
guerra antigua, como de 1980.
pero esta jamás llegó.
-¡No me digas así!, ¿no ves que están mis amigos? -Bueno, ya. No te enojes. Mira, de regalo ya no te diré eso. Te queda mejor tarado. La mamá de Ray puso cara de regaño, pero se aguantó las ganas de gritar por lo menos por un rato. -¡Qué regalos tan bonitos! Gracias equipo de piratas. -¡A la orden, capitán! -Mi bebé se ha convertido en todo un hombrecito -decía su mamá cuando repartía los platos de comida de fiesta, claro, mole-. Todavía me acuerdo cuando te traje del hospital. -Tu hijo tiene amigos raros -de nuevo gritaba Mariana desde el sillón frente a la televisión. El resto de la reunión continuó de esta forma. Y aunque en ningún paso del instructivo se indicaba de qué manera celebrar como pirata, se inició un gran festejo donde todos cantaron y uno de ellos prendió una fogata en el patio de servicio. Al terminar, la mamá del capitán repartió trozos de gelatina de limón. Todos los piratas se llevaron un plato del postre a su casa y se despidieron quitándose el sombrero. Aunque al parecer
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ENFRÉNTATE A TU ACÉRRIMO ENEMIGO
a la escuela Ray pensaba en dos cosas: la carta que llevaba en el bolsillo y el siguiente paso a seguir para convertirse CAMINO
en pirata. Descartó de su mente la primera y se concentró con todas sus fuerzas en el sitio instrucciones paraconvertirseenpirata.com:
' Noveno paso: Enfréntate a tu acérrimo enemigo
¿ Crees que ya eres pirata por tener cómplices y llevar disfraz? Todavía no cubres todos los requisitos. ¡Acéptalo!, ¿qué clase de pirata serás si no 1 te enfrentas a un enemigo?, ¿acaso te convertirás
solo en un pirata cobarde con miedo hasta de los delfines? Piensa en algo, ¿qué puede molestar a ' tu peor enemigo? Y justo al dar la vuelta a la esquina se topó con su
como estos que flote en el mar? Ray no le respondió, siguió caminando y nada más bajó la cabeza, sabía que el bombero lo observaba desde el camión. Luego pensó en el noveno paso, ¿aquel era su acérrimo enemigo y lo dejaba pasar de largo?, ¿qué clase de aprendiz de pirata era? Así jamás se convertiría en un explorador del mundo. -Mejor ponte a estudiar antes de molestar. Ya todos saben que vas a reprobar el año. Las palabras habían salido casi naturalmente, como si solo las hubiera pensado, sin decirlas, aunque todos los que estaban en la banqueta lo habían oído: Genaro, tres niños de cuarto grado y el papá bombero que seguía en el camión. Ray cerró los ojos y supuso que el golpe del niño ya venía directo a su rostro, pero no fue así. -Sí, tienes razón -Genaro tenía la cabeza baja y aguantaba las ganas de llorar. ¿ Era todo?, ¿se había enfrentado a su peor enemigo y salió indemne, sin ningún rasguño? Ray, miró hacia el carro de bomberos, el papá de Genaro tenía una cara de tristeza que le
compañero menos querido, Genaro, quien bajaba del carro de
hizo pensar que ese no había sido un reto. Aquel niño de cara
bomberos en el que su papá lo llevaba a la escuela.
aíligida, con su papá mirando desde la ventanilla, no era su
-¿Qué ves, dizque pirata?, ¿tu papá no tiene un camión
acérrimo enemigo, solo era un envidioso y no un obstáculo para 61/78
un verdadero pirata. Pero esto abría un nuevo problema, ¿dónde
-No, yo digo que no puede ser, porque no estudié.
encontraría un verdadero enemigo para superar el reto?
-Entonces vas a reprobar.
-Perdón, yo tampoco soy bueno estudiando -dijo con la voz entrecortada.
Ahora Ray estaba igual de nervioso que los demás, y tal vez un poco más, porque efectivamente no había abierto un solo
-Ya sé. A ver si pasamos el siguiente curso.
libro el fin de semana ni por casualidad. Tampoco podía confiar
Los dos niños que se habían odiado durante todo el ciclo
mucho en su memoria, por pensar tanto en su lista no prestaba
escolar se fueron caminando juntos el resto del trayecto hasta la
mucha atención a las clases de la maestra Rosita.
escuela. Mientras que alguien desde un camión de bomberos los
-¿Tampoco estudiaste?
saludaba, tocando su característico tono.
Esa voz lo mandó al fondo del nerviosismo, ¿aquel era el verdadero reto en el que debía invertir todo su valor? Al otro lado de la fila, la niña Romina, con SIUS pecas por toda la cara, le hablaba a él y a nadie más.
En el patio de la escuela todos se veían muy nerviosos, algunos
-A mí se me olvidó, ¿a ti también? -de nuevo, el ser de
niños temblaban de pies a cabeza, otros lloriqueaban un poco y
dientes chuecos habló y el pirata no le respondió-. A veces me
Ray suspiraba durante la formación a la hora de la entrada.
mareo en el salón y mejor miro por la ventana, ¿no te pasa eso a
-¿Y hoy qué les pasa a todos? -gritó sin saber quién podía responder. -¿No te acuerdas, Ray?, lo que pasa es que hoy son los exámenes finales. -Claro que no, hoy no son, serán hasta la próxima semana. -Los exámenes durarán toda la semana, hoy es el de Matemáticas.
ti también? "¡Contesta, Ray!, ¿a poco no te enfrentarás a tu acérrimo enemigo, el que verdaderamente te da mucho miedo?", gritaba una voz en su cabeza. Pero, cuando abrió la boca, ya estaban en el salón y la maestra daba órdenes. -Antes de iniciar, para olvidar un poco los nervios le pediremos a nuestro compañero Ray que nos lea una carta de su
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papá, Raymundo el Pirata. -¡Sí, sí! -dijeron todos, incluyendo a los papás piratas que estaban al otro lado de las ventanas que daban al patio y brincaban de un lado a otro palmeando.
y
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Querit{o hfo no p1rata:
Ray paró aquí, había leído varias veces esa carta y no le gustaba nada su contenido. Frente a él tenía las caras
Es hora de contarte acerca r/el último viaje que reali'd
asombradas de sus compañeros, de la maestra y de los
ton mi.5 compañeros piratas. Hate una semana nos
aprendices de pirata que se asomaban por la ventana.
hicimos a la mar llevando en la bodCJa un3ran tesoro.
Con e.sa tantir,/ar/ r/e r/oblone.s Je oro tor/os podría1t1os tomprar desde un harto pirata, para que tar/a unofuese capitán, hMta nuestrM propias islM. ¿Te imafnM? lnduso nos acompañaban otros únto barto5¡ ton planes de estolfarnos hMm puerto SCJuro; pero todo salto mat m1pqueño hy'o 110¡;1rata. Nuestro bu1ue era
el md.s rápido de tor/05¡J de un momento a otro dejamos atrás a los r/emd.s; unM hoYM después se desataron
los vientos en tontraJ nos hitieron perder la ruta al sacudirnos con brusquer/ad. Toda la tr�ulaci!n /uchú
hMta el /nat subiendoJ bajando IM velas o lanzando el anda por la proa,· pero de nada sirvieron las ma
m'obrP.S, estábamos en medio Je la tormentaJ ahora nav&Jdbamos por rutas completamente desconotirlas.
No teníamos ir/ea Je r/!nrle nos encontráÍJamosJ
por/ría¡urar que a los tostar/os r/el barco se avistaban f:tntdtulos3�antes que nos lan24ban de un lado a otro, mientras tantos Je mujeres estondi'JM en la bruma nos envolvían. 64/78
)0 tslo¡ hitn,
no ft prto&fts, ftrmínt tn una Ma
aparlaia donde u,ia t,11m,mW114de la úwu ñum-íium me salvó la vida. Hijo 110 pirata, ucrihu e.s/11 carla .s1i1 m«du,s tsptran211S Je 'l"'e lltjut a lu.s mano.s, la he lan211Jo en una hotel/a al ntare.speramlo 'fUC a&«ie,, la en&l4enfrey fe la mande. No e.st11y StjuYO de t11nfarú lo 'l"e realmente p115!; i
el barco .se volteó, foiab11enfe, en med o Je lo.s cantos 4e faJ s1rt1111J, de los 9r1'tu.s de la tr�ul11&ió111 de las olas 1"e lo rompitron tn lro!l.OSy de la ff"v(111ue caía en cascadasJ cascal{as 7..c parec/1111 eternas. Eufontts, llldos &nímos al mar,· se 11hn'el"P11 los t11(re.s ie kwrosy se li�tr'$11Yon las esmeraldas h11Sta las prv(u111lt/11de.s, /115 tel115 traidllS 4e la !1u{iay hm{aJ/15 &/In orll se ptr· dieron para .siemprey las mujtrts rue nadahan hajo nut.;fm pit.s tomilf'Pn las espadas dt punta de plata. Wa mÍtntbrll ({& la tnp..l,uiJ;, $&fue hun,lmdu
Mareos, desmayos, gritos, niños y maestras arrancándose los cabellos llenaron el salón entero. -¿Raymundo ya no es pirata? -alguien susurró al fondo de las filas. -¿Ahora se dedica a ser náufrago? -dijo otro más, hablando con la voz temblorosa. -¿Toda la tripulación se perdió en el mar? -preguntaron algunos a coro. El salón era un desastre, mientras Ray doblaba la última carta con mucho cuidado y la metía en su bolsillo, recorrió el pasillo hasta su lugar y contempló los libros que volaban, las sillas
¡',mio COH los úlbiH05 ft1hlo11es de Hue5fro hermoso
volcadas, la maestra y los aprendices de pirata despavoridos
se me2tl11ro11 para ;,empret/ln elmar, aunque sospm,o
corriendo por todo el patio de la escuela.
harco color m111Ytf1t. Los frt"coYniosJ lo.s li'e11tes de oro 'f"t 111uel em .s,¡ vm{aJero hlljar Je.Je el principio. Hfo no pirata, e11 meJiu Je una islt1 Jesufo.Ja, en· fíemlo 11fjo 'fllt femld'f'ilco11(tsark: la vi't/11 Je pimfa no Jeja 1111,li,.. 7én9u las manos lle>1aJ Je arenay poC4S t.Sftra11zas Je volver al mu111:/o dvilt'zatlu. De.spués de ta>1tos años Je plrateña, Je pelwh11Sla CQn los ieHles, de CQYrer' pd�m ÍniÍ>1QJÍnables, 110 tenp ni un duhldn tH el holsilloyestuy&ompfet11111e11te solo. Ahora creo 1ue 110 ,{el,¡ toHvcrlirmc en f<'rattJ., /ch{ ser astronauta o tyOjramador Je tomf'da/oras o va9ab,m,lo. Esta .será mi última carlt1, f:-ifCY1111tlo 'f"& olvi,¡cs fg/o lo 'f"� teco11fé Jiet/i9u11S tu vi't/a a CO/!Struirtma
/1,'¡fona más i11lerC511nte
rue la lttfa.
Me Jcspirlo para siempre.
-¿Y ahora qué hará, capitán, seguirá el entrenamiento? Esa era la pregunta que se había hecho desde que recibió la carta. -Pues yo creo que sí, ahora tengo que tomar un barco para ir a rescatar a un náufrago. -Pues sí, ¿verdad? -Y tenemos que apurarnos, porque dice que ya no será más un pirata. -Pues sí, ¿verdad?
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La histeria colectiva continuó por unos minutos, aunque ya
La verdad, no era la gran cosa, solo pudo decir una frase y
no sonaba tanto a que fuera por culpa de Raymundo el expirata.
caminar con ella dos cuadras, pero fue una proeza enfrentarse a
Pero ni los desvanecimientos ni los llantos impidieron que se
algo que lo aterraba, a su verdadero enemigo acérrimo, el miedo
aplicara el examen de Matemáticas. Al recibir la enorme hoja de
de hablarle, y lo logró sin desmayarse o vomitar.
papel llena de columnas con números y figuras geométricas, fue
Aquel era el penúltimo paso hacia la grandeza de la piratería,
Ray el que se mareó como si estuviera navegando en alta mar y,
no faltaba mucho para lanzarse a la mar y comenzar la gran vida
cuando se recuperó, el timbre ya había sonado y era la hora de la
de aventuras que deseaba tanto.
salida. -Yo creo que reprobé -se decía en voz alta mientras caminaba a la salida-, ¿y ahora qué voy a hacer? Ray pasó de largo, ignorando las mesas de dulces y churritas con chile; a las mamás con bolsas. de mandado; a los niños llorando porque tenían calor y a las maestras que corrían por la banqueta. Tenía un objetivo más importante que las sumas y las restas, debía enfrentarse al enemigo y no podía dejar pasar la oportunidad; así que caminaba deprisa, tratando de alcanzar a la niña que iba delante de él. -Yo creo que reprobé -le dijo a Romina que lo miró desde el fondo de sus ojos de color canela. -Sí, me parece que yo también. Mí mamá me va a regañar. Los dos se quedaron en la esquina, esperando que el semáforo cambiara de color.
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ENCUENTRA UN TESORO LOCAL
-¿Pasarás a cuarto grado, hijo? -Quién sabe, mamá.
LAS cartas dejaron de llegar por completo, y durante el resto de las semanas que quedaron de clases Ray no se distinguió de sus compañeros y volvió a ser el más común de los niños en la Escuela Urbana número 16. Por fin, los exámenes terminaron y el año también. El patio de la escuela estaba repleto de niños que corrían por todas partes y también había adultos con caras largas y preocupadas, seguramente pensando en las malas calificaciones que se encontrarían en las boletas. Entre las mamás angustiadas estaba la de Ray, que había dejado la motocicleta afuera de la escuela a petición de todos los maestros: muchos de ellos se sentían aterrorizados en cuanto escuchaban el sonido del aparato. La madre del aprendiz de pirata debía firmar y revisar la boleta de calificaciones, así que el niño hacía changuitos para no ver ningún cinco entre las columnas de números, y en silencio empezó a rogar y a hacer promesas mentales que sabía que no cumpliría del todo. Cosas como: "No volveré a dormirme tarde", "no tomaré refresco a la hora de la comida", "no le jalaré el cabello a mi hermana. No, mejor esa última promesa no".
-¿Cómo que "quién sabe"?, ¿no tienes idea? La cara preocupada de su madre llenó de verdadero miedo al niño, ¿qué tal si reprobaba y se quedaba atrapado para siempre en la clase de la maestra Rosita?, ¿qué tal si a la larga se convertía en el Genaro de las futuras generaciones?, ¿qué tal si jamás llegaba a conocer la secundaria? Todas esas preguntas inundaron la mente de Ray hasta que la boleta reveló la verdad: muchos seises y algunos sietes adornaban el listado firmado por la maestra. Su madre miró atenta los números y, por fin, con una sonrisa dijo: -¡Allá vamos, cuarto grado! -¡Allá vamos ... ! -trató de repetir el niño que estuvo a punto de reprobar tercero por pensar tanto en piraterías e instrucciones de páginas de internet. De regreso, el patio desbordaba papás, abuelos, bebés llorando en sus carriolas, niños y niñas corriendo alrededor del viejo guamúchil que no dejaba de bailar con el aire del verano. Y allá estaba la niña Romina con sus pecas grandes, sus rizados cabellos rojos y sus dientes chuecos; Ray no pudo evitar
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suspirar un poquito, de alguna forma se despidió de lejos de su
una ballena. Así que nadie se fijó mucho en el nuevo alumno de
enemigo más acérrimo y esperó encontrarlo en el siguiente
tercer grado que entraba de la mano de su papá: un señor muy
curso.
alto y delgado, vestido con un leotardo azul con rojo.
También estaba Genaro, con una expresión triste en la cara
-Somos nuevos en la escuela y venimos a inscribirnos.
enrojecida, seguramente otra vez había reprobado el año y su
Buscamos la oficina de la Dirección -dijo el señor con una
papá bombero trataba de consolarlo con una paleta enorme. Y
vocecita.
en medio del patio los papás piratas se sentaron a jugar canicas
-Es por allá -señaló un aprendiz de pirata mientras
y a alimentar a un perro callejero colorado que se había colado,
peleaba con la espada de cartón color plata contra otro pirata
otros aprendices de pirata se pusi,eron a dibujar nubes sobre el cemento con gises de muchos colores.
.,maginano. . .
De pronto, alguien le pisó la cola al perro colorado. Un
-¡Atención, piratas!
aullido muy fuerte apagó los otros ruidos del patio y su carrera
-¿Qué ordena, capitán?, ¿cuál es nuestra misión?,
espantó a una señora; luego pasó muy cerca del papá flaco quien
¿buscaremos al pirata Raymundo? La mamá de Ray hizo un gesto con la boca, pues aquel juego de los piratas no le gustaba nada y ya se lo había dicho a su hijo
. . en vanas ocasiones.
dio un salto como gato y casi trepó al árbol. El papá volaba por los aires y seguro, adivinaban todos, el golpe sería tremebundo, temible, digno de una portada de revista amarillista; pero, en lugar de eso, el papá se quedó
-Hoy no ordena nada el capitán. Descansaremos todo el
atorado de un pie colgando del guamúchil, su brazo izquierdo
verano -trató de explicar el niño, aunque ni él mismo sabía qué
giraba enredado en su cuello (como si fuera una bufanda) y su
pasaría ahora que su padre había desaparecido de nuevo.
pierna derecha envolvía su cintura como si se tratara de un
Todos los piratas parecían decepcionados, pero de inmediato regresaron a sus propios asuntos de gran importancia, como contemplar las nubes o imitar el sonido de
cinturón. -¡Ahhhhh!-se escuchó la exclamación en toda la escuela e, incluso, en ese instante, los bebés dejaron de llorar.
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-¡Ayuden a ese pobre hombre! -gritó una señora antes de desmayarse y de aplastar su propia bolsa del mandado. -No pasa nada, no pasa nada -trató de calmarlos el hijo del señor enredado en el árbol. Pero todos gritaban, y el perro colorado (un poco más tranquilo) movía las orejas. -¡El solito se desenreda! -ahora gritaba el niño entre la muchedumbre que no se atrevía a tocar al accidentado-. ¡El
la creación del famoso circo Papás Contorsionistas, el mismo que dio la vuelta al mundo y alcanzó varios récords Guinness al presentar la gran pirámide humana de contorsionistas, pero eso está fuera de la historia. El capitán, el Pirata del Guamúchil 1 se sintió liberado de dirigir a aquel grupo de aprendices y se fue con su mamá traqueteando la moto, entre las calles de la ciudad.
solito se desenreda! De nuevo el patio quedó en silencio, y ahora, con voz muy baja, el niño explicó: -Es contorsionista. Mi papá es un contorsionista.
Esa noche, aunque Ray estaba desanimado por los seises de la
El papá del recién llegado comenzó a desenrollarse como un
boleta y el fin de la cofradía, entró por última vez a
ovillo, lentamente sus manos se deslizaron por el cuello y su
instruccionesparacon11ertirseenpirata.com y leyó el décimo paso
pierna volvió a su sitio; luego, saltó, giró en el aire y en unos
para ser un aventurero de los mares.
segundos ya estaba de pie en medio del patio. Los niños se mordían los dedos de la pura envidia, la maestra Rosita temblaba de emoción y los papás miraban sus brazos y pensaban en el tiempo desperdiciado sin hacer una sola contorsión. Así terminó la época de los papás aprendices de piratas en la Escuela Urbana número 16 y comenzó la de los papás contorsionistas que duraría todo el verano y el ciclo completo de clases. Varios años después el asunto culminó con
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Décimo paso: Encuentra un tesoro local
¡Felicidades!, estás a punto de ser un pirata, te
falta muy poco para lograrlo. La última misión que 1
debes alcanzar es descubrir un tesoro. Como en
los otros desafíos, estás obligado a ser creativo,
no es literalmente un cofre con oro y diamantes,
ser algo valioso para ti y que hayas perdido ' debe o no sabías que tenías. ¡ Usa tu imaginación! Apagó la computadora. El último reto sonaba imposible de realizar; si tuviera un tesoro no se complicaría tanto la vida en la escuela, sencillamente se compraría el mejor buque de todos y se lanzaría al mar en busca de aventuras. Los problemas acabarían en ese momento. Además ya no tenía cartas de Raymundo el Pirata, y no sabía cómo contactarlo. ¿Qué estaría haciendo en ese instante?, ¿seguiría en aquella isla desierta rodeado de aborígenes sin zapatos o habría encontrado un nuevo barco para recorrer los mares? Entonces supo qué tesoro debería hallar: localizar a Raymundo, ahora no pirata, y convencerlo de volver a las
aventuras de altamar. "¿Y dónde lo encontraré? No tengo ni idea de dónde se encuentra esa isla", pensó. Se quedó pensando durante horas, viendo por la ventana; al lado estaba Bucanero. Se despidió de su mamá haciéndole una señal con la mano cuando ella salió de nuevo, casi volando, en la motocicleta chatarra rumbo al trabajo vespertino. -¡Eso es!, a lo mejor mi mamá recibió otras cartas -dijo para sus adentros. Bucanero ladró, parecía estar de acuerdo-. Claro, Raymundo el Pirata fue su esposo. Entonces Bucanero, quien ya se había apropiado por completo de la casa, y su compañero no pirata se metieron a hurtadillas al cuarto de la mamá. Ray pocas veces entraba ahí, igual que el de su hermana estaba repleto de trebejos: revistas de colección y lámparas rotas. Aquella manía de levantar cosas de la basura venía de familia, atacaba a las mujeres y dejaba a un lado a los hombres. Los dos aventureros brincaron entre los trastes sucios dispersos en todo el suelo y por una orilla pudo entrar al clóset, ahí sería el mejor lugar para guardar las preciosas cartas llegadas desde ultramar. Bucanero ladraba y las hojas se multiplicaban alrededor del aprendiz de pirata: surgieron fotografías de niños regordetes, muñecas de porcelana sin brazos, recortes de 71/78
periódico y toda clase de recuerdos de otros tiempos, pero nada relacionado con piratas, nada de sobres con pistas. -No encuentro nada, Bucanero. Ninguna carta de Raymundo. El perro no le hizo el menor caso, pues parecía haber
-Aquí estoy, no estás soñando -aquello era cierto, su hermana husmeaba en otra caja tras la cama. -¿Por qué no me avisas, Bucanero?-el perro nada más lo miró y movió la cola de puro contento, como siempre, le importaba un bledo la mención de sus obligaciones.
encontrado algo interesante en una de las cajas de cartón. A
-Qué metiche eres, Mariana, estoy buscando un tesoro.
punto de rendirse y regresar a su habitación, Ray decidió echar
-¡Y sigues! Piensa un poco, ¿por qué te encontraste esos
un vistazo adentro de la que tanto olisqueaba Bucanero. Surgieron de allí cosas viejas que por alguna razón se habían
papeles?, ¿cuál será la respuesta? La verdad, el talento de Ray no era la perspicacia. Así que
salvado de la basura: estados de cuenta bancarios, facturas,
necesitó unos minutos más de análisis para llegar a una
casetes y una pila de papeles infinita; hasta el fondo había un
conclusión.
sobre amarillo que le llamó la atención de inmediato. Y fue en
-¿Las escribió mi mamá?
ese momento cuando encontró el tesoro. En la última caja llena
Mariana no le prestó atención, había metido la cara en la caja
de recuerdos el niño descubrió las cartas de Raymundo el Pirata.
de cartón, desde donde salían sonidos de cascabeles y
Pero en ese instante se dio cuenta de que había algo raro,
piedrecillas.
estaban incompletas y escritas a máquina, y había otras más con
-¡Te hablo!, ¿las escribió mi mamá?
la letra del pirata, pero a medio redactar y mal dobladas. ¿Qué
-Más o menos, yo las inventé y las escribí en la máquina.
pasaba ahí? Eran las mismas cartas que él había recibido aunque
Pero luego ella las pasaba a mano, les echábamos café para que
no estaban terminadas; se trataba de unos borradores.
se vieran viejitas y te la creyeras, además nos ayudó un poco que
-Hasta que las encuentras, tonto-era la voz de su
eres bien...
hermana Mariana, ¿acaso empezaba a sufrir alucinaciones y
-Sí, ya sé. Bien tonto.
soñaba con su voz?
-Sí, eso exactamente.
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-¿Y me engañaron? -De nuevo ... ¿Qué, eres un niño chiquito?, ¿sabes que no existen los piratas?, ¿cómo no te diste cuenta desde la primera carta? Nada más te la mandó mi mamá para que tuvieras algo que presentar en la escuela. Pero luego saliste con tu lista de instrucciones y ya no sabíamos cómo parar eso. ¿Te gustó mi última historia?, lo planee durante semanas. -Sí, estuvo muy bonita. -Ya sé. Creo que encontré mi profesión. Aunque también podría ser coleccionista de arte moderno, tengo que pensarlo mucho mejor. Mientras Mariana seguía buscando cachivaches en las cajas más repletas, Ray y Bucanero salieron cabizbajos de la habitación. Pensando en el tesoro que sí habían encontrado, pero que estaba lejos de ser lo que esperaba. El niño se sentía completamente perdido. Esa noche se acostó a dormir temprano, y cuando llegó su mamá del trabajo no escuchó la llamada a cenar mole.
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POSDATA EL niño que nunca sería un pirata
de verdad dio mil vueltas en el pasillo. Iba y venía de la puerta del baño al cuarto de Mariana y lo acompañaba Bucanero, de aquí para allá, hasta la habitación de donde salía un estruendo de música pop. Después de recordar que la valentía era un talento que tendría aunque no fuera pirata, cobró fuerza y tocó a la puerta de su hermana, donde seguía el letrero de "No molestar". Después de muchos toe-toe y de las habituales peticiones de que le abriera la puerta, Mariana asomó los ojillos por una rendija. -¿Qué quieres? -Quiero que me escribas otra carta. Ahora Mariana parecía interesada y abrió un poco más. -¿Y eso? -Pues quiero una carta y tú sabes escribir. -Bueno, la verdad es que a la máquina de escribir se le cayó una tecla. -¿También la rompiste? -Ahora ya no puedo usar la letra "w". ¿Qué pasará cuando quiera usar una palabra con esta letra?, ¿qué haré cuando quiera escribir sobre un wendigo o un clown o de Newton o de un kiwi?
-Está bien, ya. Ahora quiero una carta, ¿me ayudas? -¿Para mi papá? Los dos tragaron saliva y se miraron un poquito sin decir nada, mientras Bucanero ya se había colado en la habitación y husmeaba entre los objetos de colección de Mariana. -No, ni siquiera sabemos dónde está, ¿o sí? No me llamó en mi cumpleaños y ya sé que no estaba en un barco en altamar. -Está en una isla, ¿no te dijo en su carta? -Ahora tú eres la tarada. -¡Bueno, entra! Mariana apagó la música que siempre resonaba a todo volumen y dejó pasar a su hermano al cuarto que había durado limpio solo algunas horas. Ahora lucía una nueva colección de plumas de colores colgadas en la ventana, flores de plástico del cementerio llenaban un viejo florero y había cajas de cartón repletas de directorios telefónicos de 1990 en el suelo. -Ya decoré otra vez, se veía muy triste. Ray suspiró sin decir nada, solo pensando en todas las horas que había pasado en la limpieza de ese basurero. También recordó todo el tiempo invertido en convertirse en pirata para nada, ¿y ahora qué haría con tantos talentos descubiertos? -Ajá -le contestó Ray. 74/78
Sentados junto a la ventana y solo con un lápiz y papel,
escribieron entre los dos. Después de varias horas de trabajar y
discutir, lograron terminar la carta que minutos después colocaron sobre la cama de su mamá.
pirata: Querido mamá no
\ cia os m. ores. ha o d go ve ro s ha 9un Ya sobemos que no ubrtm ue no tienes run . o s . sc de n del Sur. tombi� \ vJas con el viento en as a r anej oJ. barc o lil. so'oes m uloc1·0· n n,ue trob . tnp ro u . 1 s ne contra. No tie onel. No haces tim n u o mpcc t a ng . n1� bojo tus órdenes . ta. eres pira no es pu , eso nod o de
Aunque eso no nos importa mucho. pues sa bemos otras cosas sobre ti que son mejores. Por ejemplo. que los paseos en tu motocicleta son los mós divertidos, que nos puedes encontrar en cual quier lugar de la ciudad y aunque recalientes el mole congelado estó muy sabroso. También tienes lo mejor colección de revistos del mundo: siempre podemos esperar una gelatina de limón para nuestros cumpleaños y, aunque nos portemos mol o repro�mos algún exornen de Motemóticos. todo el tiempo estaros aquí paro cuidarnos. Tú no te iros lejos. sin avisar. a buscar islas con tesoros. pero serias copoz de atropar dragones si te lo pidiéramos. Por esto. nosotros. los niños que nunca serón piratas. prometemos c\Jidar de ti hasta que te pon gas muy viejita y, para tranquilidad de los vecinos, yo no puedas usar tu motocicleta. Trotaremos de evitar que choques en dgún puesto de tamales o que llegues tarde al trabajo. y te ayudaremos a peinarte en las rnañanas. Tus hijos que te guieren. Mariona y Raymundo P. D. Tombién Bucanero prome1e cuidarte.
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TE CUENTO QUE ERIKA ZEPEDA
TE CUENTO QUE ANUSKA ALLEZ
nunca ha sido pirata, tampoco astronauta ni domadora de
... nací en Madrid un domingo por la mañana. De pequeña mi
leones. Aunque jamás sería domadora porque no le gustan los
color favorito era el naranja porque era el color que no se
circos ni los zoológicos. Desde niña ha sido lectora y está segura
gastaba nunca. Me pasaba el día dibujando caballos y soñando
de que seguirá siéndolo el resto de su vida. Ahora combina la
que algún día viviría en el extranjero. Algunos años más tarde
lectura con la intrépida profesión de la escritura. Erika vive en
estudié bellas artes en la Universidad de Salamanca, casi casi de
Guadalajara, acompañada de su esposo y sus cuatro gatos.
suerte porque en el colegio estudié ciencias puras. Por el momento no sabía que se podía ser ilustrador de profesión. Un poco más tarde me mudé a Londres donde he vivido seis años y donde he estado trabajando como ilustradora para España, Brasil y México. Un poco después completé el máster de ilustración en el Cambridge School of Art, que literalmente me cambió la vida, me gradué este enero con Distinción. Ahora también estoy trabajando en mis libros como autora y se publicarán muy pronto en Inglaterra. Actualmente vivo en Cambridge, ¡al final me vine al extranjero!
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Edición digital
www.ediciones-sm.com.mx
Ana María Echevarría Gutiérrez
D. R.© Secretaría de Cultura, 2016
Gerente de Literatura Infantil y Juvenil de Ediciones SM
Dirección General de Publicaciones
Oiga Correa lnostroza Coordinación editorial Valeria Moreno Medal Coordinación digital Instrucciones para conllertirse en pirata
© del texto: Erika Zepeda Montañez © de las ilustraciones: Anuska Allepuz 1. Literatura infantil 2. Aventuras - Literatura infantil J Familia Literatura infantil Dewey 863 Z47 Primera edición digital, 2016 D. R.© SM de Ediciones, S. A. de C. V., 2016 Magdalena 211, Colonia del Valle, 03100, Ciudad de México Tel.: (55) 1087 8400
Avenida Paseo de la Reforma 175, Colonia Cuauhtémoc 06500, Ciudad de México www.cultura.gob.mx ISBN 978-607-24-2408-1 ISBN 978-968-779-176-o de la colección El Barco de Vapor Miembros de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana Registro número 2830 Prohibida la reproducción total o parcial de este libro, su tratamiento informativo, o la transmisión por cualquier forma o por cualquier medio, ya se eléctrico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el premiso previo y por escrito de los titulares del copyright. La marca El Barco de Vapor@ es propiedad de Fundación Santa María. Prohibida su reproducción total o parcial.
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