Dicen de él que sus ojos son como una lupa de relojero. Sus orejas, como antenas parabólicas. Su nariz, un radar de alta precisión. Y su piel, un poderoso detector de formas, tamaños, texturas y temperaturas. Carlos es capaz de ver una hormiga roja de las que pican entre un millón de hormigas negras. Puede percibir el cascabel de un gato perdido entre el bullicio de la más grande de las fiestas. Y es capaz de detectar un alimento en mal estado por más disfrazado que se encuentre por salsas y guarniciones. ¡A Carlos nunca se le escapa nada! El superpoder de Carlos es la
ATENCIÓN.