EL FINAL ABIERTO Y EL FINAL CERRADO Victoria Iglesias
Patricia Carro
1- A PARTIR DE UN ARGUMENTO EXPLICAREMOS EL FINAL ABIERTO: Nerea tenía dieciséis años. A simple vista podía pasar desapercibida, pero esa visión prematura se disfrazaba de engaño. Quién se hubiese molestado en observarla detenidamente sabría ver en ella algo más, un alejamiento sutil del resto. Detectaría que jamás había estado en una fiesta de pijamas ni en la discoteca del pueblo. Le importaba muy poco lo que enseñaban en clase, las miradas preocupadas de su madre o el número de seguidores del twitter. Vagaba como un fantasma soñoliento, ensimismada en su propio mundo, sin saber muy bien cómo hacer frente a la realidad. Porque existía un “algo”, un “todo” por lo que valía la pena olvidarse de eso y de mucho más. Entonces ocurrió. ¿Dónde estaba Nerea? Esta pregunta adornó la portada de lo periódicos, días; ocupó las noticias, meses. Desaparecida, quizás muerta. No podemos saberlo.
Este texto corresponde a un final abierto porque presenta características adjudicables a dichos desenlaces: El final abierto incita al lector a imaginarse o a interpretar la totalidad de una historia cuando no existe un final que aclare satisfactoriamente la trama.
El final abierto culminará la narración sin cambiar en ningún momento el sentido de los acontecimientos, lo único que hará será empujarnos a desarrollar éstos de manera intuitiva. De modo que si estamos tratando la historia amorosa de Pepa y Luis, que exista un final abierto no significa que Luis acabe siendo abducido por los extraterrestres y que Pepa se suicide tirándose al mar.
Tipos de novelas en los que se da el final abierto: El final abierto es característico de novelas policiales, de terror y fantásticas porque contribuye a mantener la tensión y despertar la curiosidad incluso al final. La tensión es el elemento clave para que el libro enganche. Una vez conseguido este propósito, entra en juego la segunda o tercera parte de una serie ( trilogía). En el caso de las novelas policíacas es muy frecuente que existan numerosos libros. Dentro de la colección de Arthur Conan Doyle, en concreto en la saga del célebre Sherlock Holmes, podemos distinguir un final abierto (Doyle mata a Sherlock en uno de ellos y lo revive tras las amenazadoras críticas que recibe).
2- A PARTIR DEL MISMO TEXTO EXPLICAREMOS EL FINAL CERRADO: Nerea tenía dieciséis años. A simple vista podía pasar desapercibida, pero esa visión prematura se disfrazaba de engaño. Quién se hubiese molestado en observarla detenidamente sabría ver en ella algo más, un alejamiento sutil del resto. Detectaría que jamás había estado en una fiesta de pijamas ni en la discoteca del pueblo. Le importaba muy poco lo que enseñaban en clase, las miradas preocupadas de su madre o el número de seguidores del twitter. Vagaba como un fantasma soñoliento, ensimismada en su propio mundo, sin saber muy bien cómo hacer frente a la realidad. Porque existía un “algo”, un “todo” por lo que valía la pena olvidarse de eso y de mucho más. Entonces, ocurrió. ¿Dónde estaba Nerea? ¿Se encontraba viva o muerta, en el peor de los casos? ¿La habrían raptado? Y si era así: ¿Por qué? Esas fueron las preguntas que adornaron la portada de lo periódicos, que ocuparon las noticias día tras día, mes tras mes, año tras año. Muchas preguntas, una simple respuesta. Su “algo” tenía nombre, cara y coche. Efectivamente: Nerea había caído en las garras del amor. Algo tan simple y tan obvio pero que sin embargo tampoco se habían planteado nunca. Ahora sabemos que jamás regresarán, que vivirán felices y comerán perdices. Algunas novelas nos dejan con buen sabor de boca, otras no tanto. Unas nos sonríen por última vez y otras se despiden de nosotros con un triste adiós. Este es el final de Nerea que eligió trazar su propio camino y vivirlo intensamente. Lo sé mejor que nadie. Mi nombre es Nerea.
Este texto corresponde a un final cerrado porque presenta características adjudicables a dichos desenlaces:
-En los finales cerrados la trama central de la novela se soluciona satisfactoriamente. -Podemos ver que el autor deja totalmente acabada la historia, de modo que esta no tiene continuidad posible.
Tipos de novelas en los que se da el final cerrado:
En las novelas clásicas donde los finales resultan similares, los autores buscan la justicia y el sentimiento trágico. Así; Romeo y Julieta se mueren de amor, Calisto y Melibea también, así como Alonso Quijano fallece tras una vida basada en la búsqueda de la justicia, el orden y el amor. No siempre se da este fenómeno, pero sí es característico del género.