academia de vampiros 2

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Frostbite Richelle Mead

_HELADA_

Traducido por Jen, Alba, Lala, Dawn, Luu & Geaf


Frostbite Richelle Mead Rose Hathaway tiene un grave problema con los chicos. Su guapísimo tutor, Dimitri, está interesado en otra, su amigo Mason está muy colado por ella y no puede evitar meterse en la cabeza de su mejor amiga Lissa, cuando esta con novio, Christian. (¡Qué mal!) Entonces el enorme ataque Strigoi pone en alerta máxima a St. Vladimir, y la academia se llena de Guardianes, incluyendo a la legendaria Janine Hathaway… la formidable y largamente ausente madre de Rose. Los Strigoi se están acercando, y la academia no desea correr ningún riesgo. Este curso, el viaje vacacional anual de esquí de St. Vladimir es obligatorio. Pero el deslumbrante paisaje invernal y el lujoso complejo en Idaho tan solo proporcionan una falsa sensación de seguridad. Cuando tres estudiantes huyen para encontrarse de nuevo con el mortífero ataque de los Strigoi, Rose debe unir fuerzas con Christian para rescatarlos. Solo que esta vez, Rose, y su corazón, corren un peligro mayor de lo que jamás podría haber imaginado…

Prólogo. Capítulo Capítulo Capítulo Capítulo Capítulo Capítulo Capítulo Capítulo Capítulo Capítulo Capítulo

1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11.

Capítulo Capítulo Capítulo Capítulo Capítulo Capítulo Capítulo Capítulo Capítulo Capítulo Capítulo Capítulo

12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19 20. 21. 22. 23.

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Frostbite Richelle Mead

Traductoras.

Prólogo. Las cosas mueren, pero no siempre se quedan muertas. Créeme, lo sé. Hay una raza de vampiros en este mundo que son literalmente muertos-andantes. Se llaman Strigoi, y si todavía no tienes pesadillas, deberías. Son fuertes, son rápidos, y matan sin vacilación ni misericordia. También son inmortales – lo que dificulta todavía mas destruirlos. Solo hay tres formas de hacerlo: una estaca de plata clavada directamente en el corazón, decapitación, o prenderles fuego. Ninguna de ellas es fácil, pero es mejor que no tener ninguna opción. También existen en este mundo vampiros buenos. Se llaman Moroi. Ellos están vivos, cada uno tiene el increíble y fantástico poder de usar magia con uno de los cuatro elementos – tierra, agua, aire y fuego. (Bueno la mayoría de los Moroi, pueden hacer eso -

explicaré más sobre esa excepción más tarde) Apenas usan su magia, para

prácticamente nada, lo que es realmente triste. Habría sido una gran arma, pero los Moroi creen firmemente que la magia solo debe ser usada para cosas pacificas. Esa es una de las mayores reglas en su sociedad. Los Moroi son altos y delgados y no pueden soportar mucha cantidad de luz. Pero tienen sentidos sobre humanos que lo compensan: visión, olfato y audición. Ambas clases de vampiros necesitan sangre. Supongo, que eso es lo que los hace vampiros. Sin embargo, los Moroi no matan para conseguirla. Todo lo contrario, ellos mantienen a algunos humanos cerca que voluntariamente donan pequeñas cantidades de sangre. Ellos se ofrecen, por que las mordidas de los vampiros contienen endorfinas que te hacen sentir, muy, muy bien, y pueden hacerse adictivas. Sé eso por propia

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Frostbite Richelle Mead experiencia. Esos humanos son llamados alimentadores, y son realmente adictos a los mordiscos de los vampiros. Aún así, mantener a los alimentadores cerca, es mejor que hacer las cosas al estilo Strigoi, por que, como puedes esperar, ellos matan para obtener sangre. Creo que eso les gusta. Si un Moroi mata a una victima mientras ellos se están alimentando, el o ella, se trasformará en un Strigoi. Algunos Moroi hacen eso por propia elección, abandonando su magia y su dignidad por la inmortalidad. También se pueden transformar en Strigoi a la fuerza. Si un Strigoi bebe la sangre de una victima y hace que esta beba de la suya…bueno, ahí tienes a un nuevo Strigoi: eso le puede pasar con cualquiera: humano, Moroi, o… dhampir. Dhampir. Eso es lo que yo soy. Los dhampirs son medio humanos, medio Moroi. Me gusta pensar que tenemos las mejores características de ambas razas. Yo soy fuerte y robusta, como los seres humanos, también puedo salir al sol tanto tiempo como quiera. Pero, como los Moroi, tengo óptimos sentidos y rápidos reflejos. El resultado es que los dhampirs son los mejores guardaespaldas - que es lo que la mayoría somos. Nos llaman guardianes. Pasé toda mi vida formándome para proteger a los Moroi de los Strigoi. Tengo un conjunto de clases especiales y de prácticas en la Academia de San Vladimir, una escuela privada para Moroi y dhampirs. Sé cómo utilizar todo tipo de arma y puedo dar algunas buenas patadas. Les he dado palizas a chicos que me doblan en tamaño, - dentro y fuera del aula. Y de hecho, son básicamente a quienes tengo que ganar, ya que hay pocas chicas en mi clase. Pero si bien los dhampirs heredamos los buenos rasgos, hay algo que nosotros no heredamos. Los dhampirs no pueden tener hijos con otros dhampirs. No me preguntes por qué. No es que sea una genetista ni nada parecido. Si los seres humanos y Moroi se juntasen harían más dhampirs, que es donde venimos en el primer lugar. Pero esto apenas sucede; los Moroi tienden a permanecer lejos de los seres humanos. Sin embargo, por otro caso extraño de la genética, si los Moroi y los dhampirs se juntasen tendrían hijos dhampirs. Lo sé: es una locura. Se podría pensar que tendrían un bebé que es ¾ vampiro, ¿verdad?

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Frostbite Richelle Mead Pues no. Mitad humano, mitad Moroi. La mayoría de dhampirs nacen de hombres Moroi y mujeres dhampirs. Las mujeres Moroi prefieren tener bebés Moroi. Lo que esto normalmente significa que los hombres Moroi tienen relaciones con mujeres dhampirs y luego desaparecen. Esto convierte a muchas mujeres dhampirs en madres solteras, y es por eso que muchas de ellas no se conviertan en guardianes. Prefieren centrarse en criar a sus hijos. Por consiguiente, solamente los chicos y un puñado de chicas son guardianes. Pero aquellos que optaron por proteger a los Moroi se toman en serio su trabajo. Los dhampirs necesitan a los Moroi para tener hijos. Tenemos que protegerlos. Por otra parte, es... bueno, lo más honorable que tenemos que hacer. Los Strigoi son malos y antinaturales. No es justo que se aprovechen de gente inocente. Los dhampirs que se entrenan para ser guardianes, lo tienen grabado desde incluso antes de que empiecen a caminar. Los Strigoi son malos. Los Moroi tienen que ser protegidos. Los guardianes lo creen firmemente. Yo lo creo. Hay un Moroi al que quiero proteger más que nadie en el mundo: mi mejor amiga, Lissa. Ella es una princesa Moroi. Los Moroi tienen 12 familias reales, y ella es la que única que queda de una de ellas - la Dragomir. Pero tiene algo que hace que Lissa sea especial, aparte de ser mi mejor amiga. Recuerdas cuando dije que cada Moroi controla uno de los 4 elementos? Bueno, resulta que Lissa usa uno que nadie sabía que existía hasta hace poco. El Espíritu. Durante años, creímos que simplemente no desarrollaría ninguna habilidad mágica. Y entonces cosas extrañas comenzaron a suceder a su alrededor. Por ejemplo, todos los vampiros tienen la capacidad llamada coacción que obliga a otros a hacer lo que ellos quieran. En los Strigoi es muy fuerte. Es más débil en los Moroi, y también está prohibido. Lissa, sin embargo, tienen esa capacidad casi tan fuerte como la de un Strigoi. Con solo parpadear, la gente hará lo que ella quiere. Pero eso no es la mejor cosa que puede hacer. He dicho antes que no siempre las cosas permanecen muertas. Bueno, yo soy una de ellas. No te preocupes- no soy como los Strigoi. Pero yo morí una vez. (No lo recomiendo.) Pasó cuando el automóvil en el que viajaba se salió de la carretera. El accidente me mató, mató a los padres de Lissa, y a su hermano. Sin embargo, en algún

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Frostbite Richelle Mead momento del caos - sin que ella se diese cuenta - Lissa usó el Espíritu para traerme de vuelta. No supimos eso durante mucho tiempo. De hecho, ni siquiera sabíamos que el Espíritu existía. Desafortunadamente, había una persona que si lo sabía antes de que nosotras lo descubriésemos. Víctor Dashkov, un príncipe Moroi que se estaba muriendo, descubrió los poderes de Lissa, y decidió raptarla y hacer de ella su médico particular - de por vida. Cuando me di cuenta que alguien estaba siguiéndola, decidí tomar las riendas del asunto. Dejamos la escuela y vivimos entre los humanos. Fue muy divertido -, pero también estresante – ser unas fugitivas. Estuvimos así durante dos años antes de que las autoridades del San Vladimir nos cazasen y nos trajesen de vuelta hace unos meses. Fue ahí cuando Víctor actuó, secuestrándola y torturándola hasta que ella hizo lo que el quería. En el proceso, tomó algunas medidas bastante extremas - como lanzarme a mí y a Dimitri, mi mentor, un hechizo de lujuria. (Hablaré de eso mas tarde.) Víctor también explotó la forma en que el Espíritu hace que Lissa sea mentalmente inestable. Pero incluso eso no fue tan malo como lo que hizo con su propia hija Natalie. Llegó a alentarla para que se convirtiese en una Strigoi para ayudarle a escapar. Ella terminó estacada. Incluso después de ser capturado después de la fuga, Víctor no mostró ningún remordimiento acerca de lo que le había obligado hacer, eso me hace pensar que no me estaba perdiendo nada al crecer sin un padre. Aun así, ahora tengo que proteger a Lissa de los Strigoi y los Moroi. Sólo unos pocos agentes saben sobre lo que ella puede hacer, pero estoy segura de que hay otros como Víctor que quieren usarla. Afortunadamente, tengo un arma extra para ayudarme a protegerla. En algún momento mientras ella me estaba curando durante el accidente de coche, un lazo mental se formó entre ella y yo. Puedo ver y sentir lo que ella experimenta. (Sin embargo, solo funcionada de un lado. Ella no puede ―sentirme‖.) Este vínculo me ayuda a mantener un ojo en ella y así saber si está teniendo problemas, pero a veces, es extraño estar en la cabeza de otra persona. Estamos seguras de que hay muchas otras cosas que el Espíritu puede hacer, pero no sabemos todavía lo qué.

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Frostbite Richelle Mead Mientras tanto, trato de ser la mejor guardiana que puedo ser. Escaparnos retrasó mi formación, por lo que tengo clases extras para compensar y recuperar el tiempo perdido. No hay nada en el mundo que quiera más que mantener a Lissa a salvo. Lamentablemente, tenemos dos cosas que a veces complican mi formación. Uno de ellas es que actúo antes de pensar. Cada vez estoy mejorando más a la hora de controlarme, pero cuando algo ocurre, tiendo a golpear primero y preguntar después. Cuándo trato de proteger a aquellos que están en peligro... bueno, las reglas me parecen opcionales. El otro problema en mi vida es Dimitri. Fue él quien mató a Natalie, es fantástico. También es muy apuesto. Ok - más que apuesto. Está buenísimo- del tipo, del tipo que te hace dejar de caminar en la calle o te hace chocar con el tráfico. Pero como ya he dicho, es mi instructor. Tiene 24 años. Estos dos son los motivos por los que no debería enamorarme de él. Pero honestamente, la razón más importante es que él y yo seremos guardianes de Lissa cuando ella se gradúe. Si él y yo nos centramos en nosotros, entonces eso significa que no nos centramos en ella. No tuve mucha suerte intentando olvidarme de él, y estoy segura de que a él le pasa lo mismo. Parte de lo que lo hace tan difícil es que él y yo estábamos bastante excitados cuando estábamos bajo la influencia del hechizo. Víctor quería distraerme mientras secuestraba a Lissa, y había funcionado. Estaba dispuesta a perder mi virginidad, y Dimitri está dispuesto a hacerlo. En el último momento, rompimos el hechizo, pero los recuerdos están siempre conmigo y eso hace que de vez en cuando sea realmente difícil centrarse en los golpes durante un combate. A propósito, mi nombre es Rose Hathaway. Tengo 17 años, me preparo para proteger y matar vampiros, estoy enamorada de la persona equivocada, y tengo una mejor amiga, cuya extraña magia puede volverla loca. Ey, nadie dijo que el instituto fuese fácil.

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Capítulo 1. Pensé que mi día no podría empeorar hasta que mi mejor amiga me dijo que podría volverse loca. Otra vez. - Yo.. ¿Qué dijiste?- Yo estaba en el pasillo de su habitación, agachada sobre mis botas y ajustándolas. Levante mi cabeza, observé sus pensamientos a través de la confusión de cabello negro que cubría mi cara. Me había quedado dormida después de la escuela, y había pasado apresuradamente el cepillo por mi pelo para conseguir salir a tiempo. El pelo rubio platino de Lissa era liso y suave, por supuesto, suspendido sobre sus hombros como un velo de boda mientras me miraba con diversión. - He dicho que creo que mis pastillas ya no son eficaces.- Me levanté y aparté el pelo de mi cara. - ¿Qué significa eso?-, le pregunté. A nuestro alrededor, los Morois pasaban a toda prisa, mientras se reunían con sus amigos para ir a cenar. -Empezaste... - Baje mi voz. - Empezaste a tener tus poderes de nuevo? -Ella sacudió la cabeza, y vi un destello de arrepentimiento sus ojos. -No. .. Me siento más cerca de la magia, pero aún no puedo utilizarla. Lo que he notado es principalmente más que otra cosa, ya sabes... Estoy cada vez más deprimida, de vez en cuándo. Para nada cercano a lo que solía estar-, añadió apresuradamente, al ver mi cara. Antes de que empezase a tomar las pastillas, el estado de ánimo de Lissa era tan malo, que se cortaba a si misma. -Sólo es un poco más de lo que era.-¿Qué pasa con las otras cosas que solías sentir? La ansiedad? Pensamientos ilusorios?- Lissa sonrió, sin tomárselo tan en serio como yo lo hacia. - Suenas como si hubiera leído libros de psicoanálisis -. En realidad los había leído. - Estoy preocupada por ti. Si piensas que las pastillas no están haciendo efecto, tenemos que contárselo a alguien -.

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Frostbite Richelle Mead -No, no.- Dijo rápidamente. -Estoy bien, de verdad. Todavía están haciendo efecto... sólo que no tan bien. No creo que deberíamos empezar a tener pánico todavía. Especialmente hoy, por lo menos. El cambio de tema funcionó. Descubrí a una hora que hoy iría a hacer mi test calificativo. Se trataba de un examen o mejor, una entrevista que todos los guardianes novatos tenían que pasar en la Academia de San Vladimir. Ya que había estado escondida con Lissa el año pasado, había perdido el mío. Hoy iba a ser llevada a algún lugar con un guardián fuera del campus en donde haría la prueba. Gracias por la advertencia, gente. - No te preocupes por mí -, dijo Lissa sonriendo. – Hablaré contigo si empeora.- Muy bien-, le dije a regañadientes. Sólo para estar segura, abrí mis sentidos y me dejé sentir lo que ella realmente sentía a través de de nuestra conexión. Estaba diciendo la verdad. Ella estaba tranquila y feliz esta mañana, nada de que preocuparse. Pero en el fondo de su mente, sentí un punto negro, unos sentimientos incómodos. No la estaba consumiendo ni nada, pero tenía eran los mismos sentimiento de depresión y cólera que ella solía tener. Era sólo un poco, pero no me gustaron. Yo no quería eso allí. Intenté entrar todavía más en su mente para poder sentir mejor sus emociones y de repente sentí un extraño toque. Me envolvió un sentimiento horrible, y salí de su cabeza. Un pequeño escalofrío recorrió mi cuerpo. - ¿Estás bien?- Preguntó Lissa frunciendo la frente. - Te ves enferma de repente.- Solo... nerviosismo por la prueba- le mentí. Vacilante, establecí nuestra conexión de nuevo. La oscuridad había desaparecido completamente. Sin dejar huella. Tal vez, después de todo, no tienen nada de malo. -Estoy bien-. Señaló el reloj. -No llegarás a tiempo si no corres-. -Mierda- juré. Tenía razón. Le di un rápido abrazo. -Hasta luego! -¡Buena suerte!- Ella gritó. Corrí a través del campus y me reuní con mi mentor, Dimitri Belikov, que estaba esperando al lado de un Honda. Qué aburrido. Supongo que no podía esperar que pudiéramos conducir por las carreteras de montaña de Montana en un Porsche, pero sería bueno ir en algo más guay.

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Frostbite Richelle Mead -Lo sé, Lo sé-, le dije, al ver su cara. - Siento llegar tarde-. Entonces recordé que tenía de las pruebas más importantes de mi vida, y de repente, se me olvidó por completo Lissa y las pastillas que probablemente no estuvieran haciendo efecto. Quería protegerla, pero eso no significa mucho si no conseguía pasar la escuela y convertirme en una verdadera guardiana. Dimitri estaba ahí, hermoso como siempre. El masivo edificio de ladrillo echaba largas sombras sobre nosotros, asomando como alguna gran bestia en la luz oscura de antes del amanecer. A nuestro alrededor, la nieve comenzaba a caer. Observé como los cristalinos y brillantes copos caían suavemente. Algunos aterrizaban y se fundían en su cabello oscuro. -¿Quién más viene?-, Le pregunté. Él se encogió de hombros. -Sólo tú y yo-. De repente cambió mi estado de ánimo de "feliz" a "emocionado". Dimitri y yo. Solos. En un coche. Esto muy bien puede valer una prueba sorpresa. -¿Está muy lejos?- En silencio, supliqué que fuese un viaje realmente largo. Como, uno que nos llevase una semana. Que implicase pernoctar en hoteles de lujo. Tal vez tropezamos con un banco de nieve, y sólo en calor corporal nos mantendría con vida. - Cinco horas.-OhUn poco menos de lo que esperaba. Pero sí, 5 horas era mejor que nada. I tampoco eliminaba la posibilidad de un banco de nieve. La carretera oscura y llena de nieve habría sido difícil para la conducción de un humano, pero no se mostró como un problema para los ojos de un dhampir. Miré hacia adelante, tratando de no pensar en la barba de Dimitri llenado el coche con un limpio, fuerte olor que me hacia querer derretirme. En lugar de ello, traté centrarme en la prueba de nuevo. Es el tipo de prueba no se podía estudiar. O pasabas o no. Guardianes de alto nivel visitaban a los novatos y los evaluaban individualmente para discutir su compromiso para ser guardianes. No sabía exactamente lo que se pedía, pero según los rumores se habían acumulado a lo largo de los años, los guardianes mayores evaluaban el carácter y dedicación, y algunos novatos se habían considerado inapropiados para continuar el camino de los guardianes.

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Frostbite Richelle Mead -Ellos no suelen venir a la Academia?- Le pregunté a Dimitri. -Quiero decir, estoy a favor del viaje pero porque nosotros estamos yendo hasta ellos?-En realidad, vas a él, no ellos-. Un suave acento ruso salió de las palabras de Dimitri, la única indicación de donde había crecido. De lo contrario, yo estaba segura de que hablaba inglés mejor que yo. -Dado que este es un caso especial y que nos está haciendo un favor, nosotros estamos haciendo el viaje -. -¿Quién es?-Arthur Schoenberg-. Saque mis ojos de la carretera y mire a Dimitri. -¿Qué?- Grite. Arthur Schoenberg era una leyenda. Fue uno de los grandes cazadores en la historia de Strigoi, guardianes de la vida y que solía ser la cabeza del Consejo de Guardianes - el grupo de personas que designaban los guardianes para los Moroi tomaban las decisiones por todos nosotros. Él finalmente se retiró y regresó a proteger una de las familias reales, la Badica. Incluso jubilado, yo sabía que todavía era letal. Sus hazañas fueron parte de mi plan de estudios. -¿No… no disponen de ninguna otra persona?- Le pregunté en voz baja. Pude ver como Dimitri sonreía.- Estarás bien. Por otra parte, si él te aprueba, será una gran recomendación para dejar en tu historia -. Dimitri usaba el primer nombre de uno de los guardines más increíbles. Por supuesto, Dimitri también es increíble, así que no debería de estar sorprendida. El silencio cayó sobre el coche. Me mordía los labios, de repente me preguntaba si podría entrar en los patrones de Arthur Schoenberg. Mis notas eran buenas, pero cosas como escapar y meterme en peleas podría empezar a dudar acerca de cómo seria en mi futura carrera. - Estarás bien-, dijo Dimitri. –Lo bueno de tu historia sobrepasa todo lo malo.- Era como si a veces pudiera leer mi mente. Sonreí un poco y lo miré a escondidas. Fue un error. Tenía un cuerpo largo y delgado, incluso sentado era obvio. Ojos abismalmente negros. Cabello marrón a la altura del hombro atado detrás del cuello. Parecía que el pelo fuera de seda. Yo sabía porque había pasado mis dedos en él cuando Víctor Dashkov puso en marcha el hechizo de la lujuria. Con grandes dificultades, me obligó a mí misma a comenzar a respirar de nuevo y mirar lejos.

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Frostbite Richelle Mead - Gracias, entrenador.-Lo provoqué, enclavándome en mi asiento. - Estoy aquí para ayudar-, respondió. Su voz se relajo - inusual en él. Él generalmente hablaba con fuerza, listo para un ataque. Probablemente iba seguro dentro del Honda o al menos tan seguro como podía a mí alrededor. Yo no era la única que había tenido problemas para ignorar la tensión romántica entre nosotros. -¿Sabes lo que realmente ayuda?- Le preguntó, sin encontrar sus ojos. -¿Hmm?-Si apagas esa música mala y pones algo que se hizo después de la caída de la Muralla de Berlín.- Dimitri se rió. –Tu peor clase es la historia, y de alguna manera, ya sabes todo sobre Europa Occidente -. - Oye, tengo que obtener el material para mis chistes, camarada-. Aún sonriente, cambió la emisora. Para una country. - ¡Hey! Que no era lo que yo tenía en mente -, exclamé. Pude ver como estaba a punto de reír de nuevo. -Elige. Es uno o otro.- Suspiro. –Vuelve a las cosas de los años 80-. Regresó a la emisora, y yo crucé mis brazos por encima de mi pecho mientras una banda europea cantaba acerca de cómo el video había destruido la radio. Yo quería matar a alguien de la emisora de radio. De repente, cinco horas no parecían tan cortas como yo pensaba. Arthur y la familia que él protegía vivían en una pequeña ciudad en la I-90 fuera de Billings. La opinión de los Moroi por regla general fue dividida sobre los lugares para vivir. Alguien discutió que las grandes ciudades eran mejores porque permiten a los vampiros estar mezclados con multitud, por la noche las actividades no atraen mucho la atención. Otros Moroi, por ejemplo, esta familia, al parecer, eligió las ciudades con menos personas, creyendo que si había menos personas para que los notaran entonces se notarían. Convencí a Dimitri para parar a por comida en un restaurante 24 horas en la carretera, y entre eso y detenernos para los suministros, era cerca del mediodía cuando llegamos. La casa fue construida en un estilo lujoso, con la madera pintada de color gris y grandes ventanales - pintadas para bloquear el sol, por supuesto. Parecía nueva y cara, e incluso está en medio de la nada, fue lo que esperaba para los miembros de la realeza.

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Frostbite Richelle Mead Salté del coche, empapado mis botas con centímetros de nieve que acumulados en la entrada. El día era cálido y tranquilo, a excepción del ocasional susurro viento. Dimitri y yo caminamos hasta la casa, siguiendo una roca que cortaba el jardín. Yo podía verle regresar al "negocio", pero en general su actitud era tan feliz para mí. Ambos tenían una especie de actitud de la culpa por haber deseado el viaje en coche. Mis pies resbalaron en la entrada cubierta con hielo, y Dimitri me aguanto instantáneamente. Tuve una extraña sensación de deja vu, recordando la primera noche en que nos encontramos, cuando él me había salvado de una caída como esa. Temperaturas frías o no, su mano parecía muy caliente, incluso con las capas de mi abrigo. -¿Estás bien?-Me soltó, para mi desanimo. - Sí,- le digo, lanzando con ojos acusadores a la acera de hielo. -Estas personas nunca han oído hablar de la sal? -Dije en broma, pero de repente Dimitri dejó de caminar y yo también me paré inmediatamente. Su expresión se volvió tensa y alerta. Él giro la cabeza, los ojos mirando el entorno, el blanco cortinas alrededor, antes de regresar a casa. Quería preguntarle, pero algo en su postura me dijo que me quedara callada. Estudió la construcción durante casi un minuto completo y, a continuación, miró hacia abajo a la entrada, cubierta con hielo roto sólo por nuestros pasos. Cuidadosamente, se acercó a la puerta, y yo le seguí. Se volvió a parar de nuevo, esta vez para estudiar la puerta. No estaba abierta pero no estaba completamente cerrada. Parecía que había sido celebrado no estaba sellada. Mirando más a fondo, puso de manifiesto deficiencias en los bordes de la puerta, parecía que había sido forzada en algún momento. Abriéndola con un toque cuidadoso. Dimitri deslizó sus dedos delicadamente donde se encontraba la mordedura de la puerta, su aliento hacia pequeñas nubes de aire. Cuando tocó la maneta de la puerta, hizo un ruido, como si estuviese rota. Por último, hablo en silencio - Rose, espera ir en el coche.-Pero yo-Ves-. Una palabra, pero llena de poder. En aquella única sílaba, me acordé del hombre que yo había visto echando gente y peleando contra un Strigoi. Me volví, moviendo la nieve cubiertos con capas prefiriendo eso a arriesgarme en la acera. Dimitri se paro, y

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Frostbite Richelle Mead no se movió hasta que entre de un salto en el coche, cerrando la puerta lo más suavemente posible. Entonces, con sus cuidadosos movimientos, que empujó la puerta y desaparecido hacía dentro. Quemándome de la curiosidad, conté hasta diez y salte del coche. Yo sabía que no debía ir tras él, pero yo tenía que saber lo que estaba sucediendo en la casa. La acera y la carretera indicaban que nadie había estado allí durante algunos días, pero también podría significar que los Badicas simplemente nunca habían salido de la casa. Era posible, supuse que fueron víctimas del asalto humano común. También es posible que algunos habían asustado y el hecho de… como los Strigoi. Yo sabía que esa posibilidad era la que había echo que la cara de Dimitri se volviese tan disgustada, pero parecía un escenario poco común con Arthur Schoenberg de servició. Parada en la carretera, miré al cielo. La luz era fría y húmeda, pero estaba ahí. Mediodía. El punto más alto del sol. Los Strigoi no podían salir de la luz del sol. No necesitaba tener miedo, pero la ira de Dimitri.Paseo alrededor de la casa, caminando en nieve profunda - casi un pie de profundidad. Supongo que no había nada extraño en la casa. Estalactitas colgaban de la tubería, y las ventanas pintadas no revelar secretos. Mi pie golpeo algo de repente, miro abajo. Allí, medio enterrados en la nieve, había una estaca de plata. Había sido arrojado en el suelo. La cogí sacándola de la nieve, frunciendo la frente. Qué estaba haciendo esta estaca aquí? Las estacas de plata eran caras. Eran la cosa más mortal que tenía un guardián, capaz de matar a un Strigoi con un solo ataque en el corazón. Cuando se forjaban, 4 Morois la encantaban con la magia de cada uno de los elementos. Yo no había aprendido a utilizar una aún, segura en mi mano, de repente me sentí segura mientras continué mis análisis. Una gran puerta guiaba al patio de atrás de la casa por una cubierta que sería probablemente la diversión en el verano. Pero el vidrio del patio estaba roto, de modo que una persona podía cruzar fácilmente la misma. I sobie degrada la cubierta, mirando la hielo, a sabiendas de que me metería en problemas cuando Dimitri encontrara lo que estaba haciendo. Y a pesar del frío, mi cuello no paraba de sudar. Luz del día, la luz del día, me acordé. Nada de qué preocuparse. Llegó al patio y estudio el cristal oscuro. No podía decir lo que se había roto. Dentro, la nieve había invadido y había hecho una pequeña corriente en la alfombra de color azul claro.

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Frostbite Richelle Mead Arrastre el pomo de la puerta, pero estaba bloqueado. No que había hecho la diferencia. Cuidadosamente para no cortarme, alcanzo la apertura y abro el pomo des de dentro. Saque mi mano cuidadosamente y tiró de la puerta. Silbó levemente a lo largo del camino, un sonido que aún parecía más bien ruidoso en el misterioso silencio. Pasé por la puerta, entrando la luz del sol, que entró por la puerta. Mis ojos se ajustaron por la disminución de la luz. Viento entraba por la apretura del patio, bailando con las cortinas a mi alrededor. Yo estaba en una habitación. Tenía todos los elementos que cabría esperar. Sofá. Tv. Una mecedora. Y un cuerpo. Era una mujer. Ella estaba sentada en frente del televisor, su pelo negro en el suelo cerca de ella. Ella miró sus ojos sin vida, su rostro pálido - más pálidos, incluso que un Moroi. Por un momento pensé que su pelo estaba cubriendo también su cuello, demasiado, hasta que me di cuenta de que eso en su piel era negro sangre - sangre seca. Su garganta había sido cortada. La escena surrealista fue tan horrible que no reconocen lo que yo estaba viendo al principio. Con su postura, la mujer podría estar muy bien dormida. Entonces vi el otro cuerpo: un hombre de perfil sólo a unos pocos pies de distancia, oscuras manchas de sangre de la alfombra a su alrededor. Otro cuerpo se encontraba cerca del sofá: un niño pequeño. En toda la habitación estaba otro. Y otro. Había cuerpos en todas partes, los cuerpos y sangre. La escala de la muerte de repente a mi alrededor fue registrado, y mi corazón comenzó a golpear más rápido. No, no. No era posible. Era de día .Cosas malas no podían suceder de día. Uno gritó empezó a crecer en mi garganta, que se detuvo de repente, cuando una mano con guantes apareció detrás de mí y cerro mi boca. Empecé a pelear, y luego sentí el olor de la barba de Dimitri. -Porque-, dijo, -Nunca escuchas? Tú estarías muerta si ellos siguieran aquí -. No podía responder, a causa de su mano, y debido al shock. Yo había visto a alguien muerto antes, pero nunca había visto la muerte esta magnitud. Después de casi un minuto, Dimitri finalmente tomó su mano, pero se quedo cerca de mí. No quería mirar más, pero era incapaz de sacar mis ojos de la escena que tenía delante de mi. Cuerpos por todos los sitios. Cuerpos y de sangre. Por último, me volví hacia él.

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Frostbite Richelle Mead -Es de día- susurro. -Las cosas malas no ocurren de día -. Oigo la desesperación en mi voz, una niña implorando que alguien dijese que ese era un mal sueño. -Cosas malas pueden suceder en cualquier momento-, dijo. -Esto no ha ocurrido durante el día. Probablemente ocurrió hace un par de noches. – Me atreví a dar una mirada de nuevo al cuerpo y mi malestar estomacal volvió. Dos días. Dos días que estaban muertos, para que borren su existencia - sin que nadie en el mundo supiera que usted se había ido. Mis ojos encontraron el cuerpo de un hombre cerca de la entrada de la sala. Él era alto, muy musculoso para ser un Moroi. Dimitri debió notar cuando lo miré. -Arthur Schoenberg-, dijo. Veo la sangrienta garganta de Arthur. -Él está muerto-, le digo, como si no fuera perfectamente claro. - ¿Cómo puede estar muerto? Como un Strigoi mato a Arthur Schoenberg? -No parece posible. No se puede matar a una leyenda. Dimitri no respondió. En lugar de eso movió sus manos hacia a bajo y se cerraron donde mi mano aguantaba la estaca. Cedí. -¿De dónde lo has sacado?-, Preguntó. Afloje la mano y le permití coger la estaca. -Fuera. En el suelo.- Levantó la estaca, estudiandosu superficie mientras brillaba contra la luz del sol. -Se rompió la sala-. Mi mente, todavía aturdida, se tomó un tiempo para procesar lo que había dicho. Entonces entendí. Las salas eran anillos mágicos lazados por los Moroi. Como las estacas, se hicieron utilizando la magia de los cuatro elementos. Era necesario un gran usuario de la magia Moroi, generalmente un grupo por cada uno de los elementos. La sala podía bloquear el Strigoi porque la magia estaba conectada a la vida y los Strigoi fueron asesinados. Pero las salas se agotan rápidamente y necesitan mucho mantenimiento. La mayoría de los Moroi no los utilizan, pero en algunos lugares lo usan. La academia de San Vladimir utilizaba varios. -Los Strigoi no pueden tocar las estacas,- le dije. Me di cuenta que yo estaba utilizando muy - No pueden - y –No-. No era fácil cambiar sus creencias. -Y ningún Moroi o dharpir haría eso -. -Un ser humano podría-. Me encontré con sus ojos.

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Frostbite Richelle Mead - Los humanos no ayudan a los Strigoi - me detuve. Allí estaba de nuevo. No. Pero no lo podía evitar. Lo único en lo que podemos confiar en la lucha contra un Strigoi son sus limitaciones - el sol, la sala, la estaca magia, etc. Utilizábamos la debilidad de ellos en su contra. Si ellos tuvieran otros seres que los ayudaran y no les afectaban sus limitaciones... El rostro de Dimitri estaba rígido, todavía listo para cualquier cosa, pero un pequeño resplandor de alegría cruzo sus ojos negros mientras él me miraba emprender mi batalla mental. -Esto lo cambia todo, no?-, Le pregunté. -Sí-, dijo. –Lo cambia-.

Capítulo 2.

Dimitri hizo una llamada telefónica y un verdadero equipo del SWAT apareció. Sin embargo, les llevó un tiempo, y cada minuto que pasaba parecía un año. Finalmente no pude aguantar más, y regresé al coche. Dimitri examinó la casa a fondo y después regresó a sentarse conmigo. Ninguno dijimos ni una palabra mientras esperábamos. Una presentación de diapositivas de los terribles acontecimientos pasaba todavía por mi mente. Estaba asustada y me sentía sola y solo deseaba que el me abrazase o me confortase de alguna manera. Inmediatamente, me regañé por querer eso. Me recordé por enésima vez que él era mi instructor y no tenía por que reconfortarme, sin importar la situación. Además, quería ser fuerte. No debía de salir corriendo detrás de un chico cada vez que las cosas se pusiesen feas. Cuando el primer grupo de guardianes apareció, Dimitri abrió la puerta del coche y me miró. "Deberías ver cómo funciona". Sinceramente, no quería volver a ver aquella casa, pero de todas formas lo seguí.

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Frostbite Richelle Mead Aquellos guardianes me eran desconocidos, pero Dimitri si los conocía. Él siempre parecía conocer a todo el mundo. Este grupo se sorprendió al encontrar a una novata en la escena, pero ninguno protestaron en contra de mi presencia. Caminé detrás de ellos mientras examinan la casa. Ninguno de ellos tocó nada, pero se arrodillaron cerca de los cuerpos y estudiaron las manchas de sangre y las ventanas rotas. Al parecer, los Strigoi habían entrado en la casa a través de algo más que la puerta y el patio. Los guardias hablaban en tonos bruscos, sin mostrar el asco y el miedo que yo sentía. Eran como máquinas. Uno de ellos, la única mujer del grupo, se arrodilló cerca de Arthur Schoenberg. Yo estaba intrigada por que las mujeres guardianas son muy escasas. Oí que Dimitri la llamaba Tamara, y parecía tener unos 25 años. Su pelo negro apenas le llegaba a los hombros, como era normal en todas las mujeres guardianas. Mientras examinaba el rostro del guardián muerto, la tristeza invadió sus ojos. "¡Oh, Arthur," dijo. Como Dimitri, ella podía transmitir muchas cosas en tan sólo unas pocas palabras. "Nunca pensé que vería este día. Él fue mi mentor. "Con otro suspiro, Tamara se levantó. La expresión de su cara volvió cambio de nuevo, como si el tipo que la había entrenado no se encontrase muerto delante de ella. No podía creerlo. Fue su mentor. ¿Como podía mantener este tipo de control? Durante medio segundo, me imaginé a Dimitri muerto en el suelo en lugar de él. No. Yo nunca podría mantener la calma en su lugar. Yo habría enloquecido. Habría gritado y pateado cosas. Habría golpeado a cualquiera que me dijese que todo estaría bien. Afortunadamente, no creía que nadie pudiese tumbar a Dimitri. Lo había visto matar a un Strigoi sin siquiera sudar. Era invencible. Totalmente poderoso. Un dios. Por supuesto, también lo había sido Arthur Schoenberg. "¿Cómo lo han hecho?" Dije de repente. Seis pares de ojos se fijaron en mí. Esperaba una mirada de desaprobación de Dimitri, por mi interrupción, pero el parecía curioso. "¿Cómo lo han matado?" Tamara se encogió un poco de hombros, su rostro todavía tranquilo. "De la misma manera que mataron a todos los demás. Es mortal, al igual que el resto de nosotros".

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Frostbite Richelle Mead "Sí, pero el es... ya sabes. Arthur Schoenberg". "Dínoslo tu, Rose", dijo Dimitri. "Has visto la casa. Cuéntanos como lo lograron. " Cuando todos ellos me miraron, me di cuenta de que tal vez, después de todo, iba a hacer la prueba. Pensé en todo lo que sabía y había visto, tragué, tratando de descubrir cómo lo imposible se había convertido en posible. ―Hay cuatro puntos de entrada, lo que significa por lo menos 4 Strigoi. Había siete Moroi..." La familia que vivía aquí tenía invitados, lo que había hecho que la matanza fuese todavía mayor. Tres de las víctimas eran niños "... y tres guardianes. Muchas muertes. Cuatro Strigoi no podrían haberlo hecho. Seis probablemente si, si fueron por los guardianes primero y los pillaron desprevenidos. La familia estaría realmente asustada para luchar". "¿Y cómo pillaron a los guardias desprevenidos?" incitó Dimitri. Dudé. A los guardianes, como regla general, nunca se los pillaba desprevenidos. "Porque rompieron las custodias. En una casa sin custodias, probablemente hubiese un guardián caminando por el jardín de noche. Pero aquí, ellos no lo hicieron". Esperé por la próxima pregunta obvia, por la de cómo se habían roto las custodias. Pero Dimitri no preguntó. No era necesario. Todos lo sabíamos. Todo el mundo había visto la estaca. Otra vez, un escalofrío recorrió mi columna vertebral. Humanos que trabajaban con Strigoi - un gran grupo de Strigoi. Dimitri simplemente cabeceó como una señal de aprobación, y el grupo continuó analizando la escena. Cuando llegamos el cuarto de baño, traté de no mirar. Ya lo había visto antes con Dimitri y no tenía ninguna intención de repetir la experiencia. Había un hombre muerto, y su sangre seca contrastaba contra los azulejos blancos. Además, esta habitación estaba en el interior, no hacia tanto frío como en el patio. El cuerpo no se había conservado tan bien. Aún no olía mal, exactamente, pero tampoco tenía buen olor. Pero cuando empecé a girarme para salir, vi algo de color rojo – de hecho, era de un color marrón- en el espejo. No lo había notado antes, porque el resto de la escena había llamado mi atención. Había palabras en el espejo, hechas con sangre. Pobres, pobres Badicas. Quedaban tan pocos. Una familia real casi destruida. Otros les seguirán.

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Frostbite Richelle Mead Tamara gruñó enfadada y se alejó del espejo, estudiando otros detalles en el cuarto de baño. Mientras salíamos del baño, esas palabras se repetían en mi mente. Una familia real casi destruida. Otros les seguirán. Los Badicas, eran una familia real pequeña, esto era cierto. Pero los que habían sido asesinados aquí no eran los únicos que quedaban. Probablemente todavía quedaban unos 200. Esto no era una familia tan numerosa como, por ejemplo, la Ivashkovs. Esa familia real, en particular, era enorme y estaba muy extendida. Quedaban, sin embargo, mucho más Badicas que algunos de las otras familias reales. Como los Dragomirs. Lissa era la única que quedaba. Si los Strigoi querían destruir el linaje de familias reales, no tenía nada mejor que ir detrás de ella. La sangre Moroi les daba poder a los Strigoi, entonces entendía que ellos lo deseasen. Supuse que ir específicamente detrás de las familias reales era simplemente parte de su naturaleza cruel y sádica. Era irónico que los Strigoi quisiesen destruir la comunidad Moroi, ya que muchos de ellos habían sido parte de ella. El espejo y la advertencia me consumieron durante el resto del tiempo que estuvimos en la casa, y mi conmoción y miedo se convirtieron en rabia. ¿Cómo podían hacer eso? Como una criatura podía ser tan maléfica y retorcida para hacerle esto a toda una familia - que quisiesen barrer un linaje real entero? Como podrían hacer eso cuando antes habían sido como Lissa y yo?. Al pensar en Lissa - pensar en la intención de los Strigoi de destruir también en su familia – se removió una rabia oscura dentro mí. La intensidad de esa emoción casi me derrumbó. Era algo oscuro y podrido, y cada vez iba en aumento. Una tormenta a punto de desatarse. Y de repente quería rasgar en pedazos con mis propias manos cada Strigoi que se pusiese a mi alcance.

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Frostbite Richelle Mead Cuando finalmente entré en el coche para regresar a San Vladimir con Dimitri, cerré la puerta con tanta fuerza que me sorprendió que no se cayese. Dimitri me miró sorprendido. "¿Qué sucede?" "¿Hablas en serio?" Exclamé, incrédula. "¿Cómo puedes preguntarme eso? Estabas allí. Lo has visto". "Lo vi", estuvo de acuerdo. "Pero no lo pago con el coche." Me puse el cinturón y fruncí el ceño. "Los odio. Los odio a todos! Ojala hubiesen estado allí. ¡Les hubiera arrancado las gargantas! " Casi estaba gritando. Dimitri me miraba, su rostro tranquilo, pero estaba claramente impresionado con mi explosión. "¿De veras crees que pasaría eso?", Preguntó. "¿Crees que podrías haber sido mejor que Art Schoenberg, después de haber visto lo que los Strigoi hicieron allí? Después de ver lo que Natalie hizo contigo? " Vacilé. Había luchado brevemente con la prima de Lissa, Natalie, cuando se convirtió en una Strigoi, antes de que Dimitri apareciese y me salvase el pellejo. Incluso con una Strigoi recién convertida- débil y descoordinada – ella literalmente me había lanzado por el pasillo. Cerré los ojos y respiré profundamente. De repente, me sentí estúpida. Había visto lo que un Strigoi podía hacer. Si salía corriendo impetuosamente y trataba de hacerme la heroína probablemente el resultado seria la muerte. Todavía estaba en fase de preparación para ser una guardiana, aún tenía mucho que aprender - y ninguna niña de diecisiete años podría vencer a seis Strigoi. Abrí mis ojos. "Lo siento", le dije, al recuperar el control de mi misma. La cólera que había explotado dentro de mí había desaparecido. No sabía de donde había venido. Yo era muy irascible y actuaba impulsivamente, pero eso había sido intenso y malo incluso para mí. Extraño. ―No pasa nada", dijo Dimitri. Se inclinó y puso su mano encima de la mía durante unos segundos. Luego la retiró y arrancó el coche. "Fue un día largo. Para todos nosotros. "

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Frostbite Richelle Mead Cuando regresamos a la Academia de San Vladimir, cerca de la medianoche, ya todos sabían acerca de la masacre. El día de escuela de los vampiros acababa de terminar, y yo no había dormido en 24 horas. Mis ojos estaban nublados y perezosos, y Dimitri me ordenó ir a mi dormitorio y dormir un poco. Él, por supuesto, parecía alerta y listo para cualquier cosa. A veces yo pensaba que el no dormía. Se acercó a otros guardianes para hablar del ataque, después de que le hubiese prometido que me iría directa a la cama. En cambio, fui a la biblioteca una vez que no me podía ver. Necesitaba ver Lissa, nuestra conexión me decía que ella estaba allí. Estaba oscuro como la boca de un lobo mientras iba por el corredor de piedra que comunicaba mi dormitorio con el edificio principal de la escuela secundaria. La nieve cubría completamente la hierba, pero el pavimento había sido limpiado a fondo de todo el hielo y la nieve. Lo que me recordó la descuidada casa de los Badicas. El edificio principal era grande y tenía un aspecto gótico, mas apropiada para una película medieval que para un instituto. Dentro, el aire de misterio y de historia antigua llenaba todo el edificio: paredes de piedra y cuadros antiguos luchaban contra los ordenadores y las luces fluorescentes. La tecnología moderna se había abierto un hueco, pero nunca dominaría. Después de pasar por la puerta electrónica de la biblioteca, me dirigí inmediatamente a una de las esquinas en donde estaban guardados los libros de geografía y de viajes. Por supuesto, encontré a Lissa sentada en el suelo, apoyada contra un estante. "Ey", dijo, mirando por encima del libro abierto sobre una de sus rodillas. Se apartó algunos mechones de pelo de delante de su cara. Su novio, Christian, estaba en el suelo cerca de ella, con la cabeza en su otra rodilla. Me saludó con un movimiento de cabeza. Teniendo en cuenta el antagonismo que a veces aparecía entre nosotros, era como darme un abrazo. A pesar de su pequeña sonrisa, yo podía sentir la tensión y el miedo en ella; pues fluía a través de la conexión. "Ya lo sabes", le dije, sentándome con las piernas cruzadas.

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Frostbite Richelle Mead Su sonrisa desapareció y los sentimientos de miedo y ansiedad aumentaron. Me gustaba nuestra conexión por que me permitía protegerla mejor, pero ahora mismo no necesitaba que mis propios sentimientos conflictivos aumentasen al sentir los suyos. "Es horrible", dijo estremeciéndose. Christian entrelazó su mano con la de ella y le dio un pequeño apretón. Ella apretó de vuelta. Estos dos eran tan empalagosos y tan dulces que sentía la necesidad de cepillarme los dientes siempre que estaba con ellos. "Están diciendo... dicen que había seis o siete Strigoi. Y humanos que les ayudaron a romper las custodias." Apoyé mi espalada contra una estantería. Las noticias realmente viajaban rápido. De repente, me sentía mareada. "Sí". "¿En serio?" Preguntó Christian. "Pensé que eran sólo un montón de paranoias." "No..." me di cuenta de que nadie sabía en donde había estado. "Yo... Yo estuve allí". Los ojos de Lissa se agrandaron, la conmoción cruzó su rostro. Incluso Christian el representante de los "sabihondos" - parecía sombrío. Si no fuera por el horror que todos sentíamos, me hubiera alegrado de pillarlo con la guardia baja. "Estás bromeando", dijo, con voz incierta. "Pensé que estabas haciendo tu test calificativo..." Las palabras de Lissa murieron. "Debería", le dije. "fue el tipo de cosa ―en el lugar y en la hora equivocada‖. El guardián que me iba a hacer la prueba vivía allí. Dimitri y yo entramos, y... " No pude terminar. Imágenes de sangre y de muerte que habían llenado la casa de los Badica aparecieron de nuevo en mi mente. Tanto el rostro de Lissa como nuestra conexión se llenaron de preocupación. "Rose, ¿estás bien?" Ella preguntó suavemente. Lissa era mi mejor amiga, pero no quería que supiese cuan aterrada y molesta me había dejado la masacre. Quería ser valiente. "Genial", dije, entre dientes. "¿Cómo paso?" preguntó Christian. Su voz estaba llena de curiosidad, pero también había algo de culpa – él sabía que estaba mal querer saber acerca de algo tan horrible. Pero no pudo dejar de preguntar. La falta de control era algo que teníamos en común.

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Frostbite Richelle Mead "Fue..." Negué con la cabeza. "No quiero hablar de eso." Christian comenzó a protestar y, a continuación, Lissa puso su mano en su cabeza. El gesto de censura lo silenció. Hubo un momento de torpeza entre nosotros. Al leer la mente Lissa, sentí que ella buscaba desesperadamente un cambio de tema. "Dicen que lo sucedido va a estropear nuestras visitas de Navidad", dijo después de algunos segundos. "La tía de Christian va a venir, pero la mayoría de la gente no quiere viajar, y quiere que sus hijos están a salvo aquí. Están aterrados con el grupo de Strigoi". No había pensado las consecuencias de un ataque como este. Apenas faltaban unas semanas para Navidad. Normalmente había una gran cantidad de viajes en el mundo Moroi en esta época del año. Los estudiantes se iban a casa a visitar a sus padres, o los padres se venían al campus para visitar a sus hijos. "Esto va a mantener a muchas familias separadas", murmuré. "Y obstaculizar las reuniones de la realeza", dijo Christian. Su breve seriedad desaparecido; había regresado a lo sarcástico. ―Ya sabes cómo son en esta época del año – siempre compitiendo para dar la mayor fiesta. No saben qué hacer". No podía creerlo. Mi vida se basaba en luchar, pero los Moroi tenían sus propias luchas internas - en particular la nobleza y realeza. Libran sus propias batallas con palabras y alianzas políticas, y honestamente, prefiero la forma más directa de golpes y patadas. Lissa y Christian, en particular, tenían que navegar en aguas turbulentas. Ambos eran de familias reales, lo que significa que tenían una gran cantidad de atención, dentro y fuera de la Academia. La cosa era peor para ellos que para la mayoría de los Moroi de la realeza. La familia de Christian vivía bajo la sombra de sus padres. Ellos se había convertido en Strigoi por propia elección, abandonado su magia y su moralidad para convertirse en inmortales y subsistir a base de otros. Sus padres ahora estaban muertos, pero esto no impedía que las personas desconfiasen de él. Parecían pensar que él se convertiría en un Strigoi en cualquier momento y se llevaría a todos los demás con él. Su rudeza y el sentido de humor negro no le ayudaban. La atención sobre Lissa venia del hecho de que es la última de su familia. Ningún otro Moroi tenía suficiente sangre Dragomir como para recibir el nombre. Su futuro

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Frostbite Richelle Mead marido, probablemente tendría suficientes familiares como para asegurarse que sus hijos fuesen Dragomirs, pero por ahora, ser la única, hacia de ella toda una celebridad. Pensar en eso me recordó de repente el aviso del espejo. Mis náuseas aumentaron. Aquella rabia y desesperación reaparecieron, pero las envié lejos con una broma. "Deberían tratar de resolver sus problemas como hacemos nosotros. Una pelea podría ser algo buena para la realeza. " Lissa y Christian rieron. Él miró Lissa con una sonrisa tonta, mostrando sus colmillos. "¿Qué te parece? Creo que te ganaría si nos peleásemos". "Ya te gustaría," lo provocó. Sus sentimientos de preocupación desaparecieron. "Si me gustaría", dijo mientras la miraba. Había una intensa nota sensual en su voz que hizo que su corazón latiese descontrolado. Cierta envidia me invadió. Ella y yo habíamos sido amigas de por vida. Podía leer su mente. Pero el hecho era el siguiente: Christian es una gran parte de su mundo ahora, y tenía un papel que yo nunca tendría – así como el nunca sería parte de la conexión que existía entre ella y yo. Nosotros dos medio lo aceptamos, pero no nos gustaba el hecho de que tuviésemos que dividir su atención, y de vez en cuando parecía que la tregua que habíamos hecho por el bien de ella, desaparecía. Lissa colocó su mano en su mejilla. "Compórtate". "Yo me comporto", le dijo a ella, su voz todavía un poco ronca. "A veces. Sin embargo, a veces no quieres que yo... " Suspirando, me levanté. "Genial. Voy a dejar solos ahora". Lissa parpadeó y arrastró su mirada lejos de Christian, de repente parecía avergonzada. "Lo siento", murmuró ella. Se puso colorada. Al ser pálida como los demás Moroi, esto hizo que ella se viese más hermosa. No es que necesitase mucha ayuda en eso. "No tienes que ir..." "No, todo está bien. Estoy agotada", le aseguré a ella. Christian no parecía muy preocupado por mi marcha. "Hablamos mañana." Empecé a irme, pero Lissa me llamó. "Rose?... ¿Seguro que estás bien? Después de todo lo que pasó? "

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Frostbite Richelle Mead La miré a sus ojos color verde jade. Su preocupación era tan fuerte y profunda que sentí una punzada en mi pecho. Podría ser la persona más cercana a ella que cualquier otra en el mundo, pero no quería que se preocupase por mí. Era mi trabajo mantenerla a salvo. Ella no debería preocuparse por mí, en particular si los Strigoi habían decidido hacer una lista negra de las familias reales. La dirigí una sonrisa descarada."Estoy bien. No hay de qué preocuparse a menos que vosotros dos empecéis a quitaros la ropa antes de que me vaya. " "Entonces es mejor que te vayas", dijo Christian. Ella le dio un codazo y yo puse los ojos en blanco. "Buenas noches", les dije. Así que me di la vuelta, mi sonrisa desapareció. Me dirigí a mi habitación con el corazón desgarrado, esperando no soñar esta noche con los Badicas.

Capítulo 3. El pasillo de mi dormitorio estaba lleno cuando corrí a toda velocidad al entrenamiento de antes de las clases. La conmoción no me sorprendió. Un buen sueño había ido muy lejos a perseguir las imágenes de la noche anterior, pero sabía que ni yo ni mis compañeros olvidaríamos fácilmente lo que había ocurrido en las afueras de Billings. Y sin embargo, como he estudiado las caras i otros grupos de principiantes, me di cuenta de algo raro. El miedo y la tensión de ayer seguían allí, sin duda, pero también había algo nuevo: emoción. Un par de novatos estaban prácticamente chillando de alegría mientras hablaban en silenciosos susurros. Cerca de allí, un grupo de chicos de mi misma edad gesticulaban violentamente y tenían caras entusiasmadas y sonrientes. Me estaba perdiendo algo allí … a no ser que todo lo que sucedió ayer fuera un sueño. Necesite de todo mi autocontrol para no ir a preguntarle a alguien que estaba sucediendo. Si me retrasaba, llegaría tarde al entrenamiento. Aunque la curiosidad me estaba matando. ¿Habían encontrado o habían matado a los Strigoi y a los humanos? Sin duda sería una buena noticia, pero algo me decía que ese no era el caso. Empujando las

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Frostbite Richelle Mead puertas para abrirlas, me lamente de tener que esperar hasta el desayuno para averiguarlo. -Hath-away, no huyas - me llamó una voz monótona. Eche un vistazo detrás mío y hice una mueca. Mason Ashford, otro principiante y buen amigo mío, empezó a andar a mi lado. -Que eres, doce? – Le pregunté, continuando andando hacia el gimnasio. -Casi- dijo -Ayer eche de menos tu rostro sonriente. ¿Dónde estabas?Al parecer, mi presencia en la casa de los Badica aun no había sido revelada. No es que fuera un secreto o algo así, pero yo no quería discutir los detalles sangrientos. – Tenía cosas que entrenar con Dimitri.-Dioss- murmuro Manson. - Ese tipo siempre esta trabajando contigo ¿ No se da cuenta de que nos esta privando a los demás de tu belleza y encanto?- Cara sonriente? Belleza y encanto? No será que estas un poco espeso esta mañana? No?- me rio. - Oye, estoy diciendo las cosas como son. En realidad, tienes suerte de tener a alguien tan suave y brillante como yo haciendo toda esta gran atención para ti.Seguí sonriendo. Mason siempre coqueteo mucho, y le gustaba coquetear conmigo en particular. En parte era sólo porque yo era buena en eso y le gustaba coquetearme. Pero se que sus sentimientos hacía mí son algo más que de amistad, y yo todavía estaba decidiendo cómo sentirme acerca de eso. El y yo tenemos el mismo ridículo sentido del humor y frecuentemente llamábamos la atención en la clase y entre amigos. Tenía unos magníficos ojos azules y un desordenado pelo rojo que parecía que nunca se hubiera acostado. Era lindo. Pero salir con alguien nuevo iba a ser un poco difícil cuando todavía pensaba en el tiempo que estuve medio desnuda en la cama con Dimitri. -Suave y brillante. No?- Sacudí mi cabeza. – No creo que me des mucha atención mientras tengas un ego tan grande. Necesitas que alguien te golpee un poco.- ¿A si?- preguntó -Bueno, puedes probar lo mejor de ti en las pistas.Dejé de caminar. -¿El qué?-Las pistas- Inclina la cabeza. – Tu sabes, el viaje de esquí.-¿Qué viaje de esquí?- Me parece que faltaba algo serio aquí.

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Frostbite Richelle Mead -¿Dónde has estado esta mañana?- me pregunto mirándome como si yo estuviera loca. - En la cama! Me levante solamente, como, hace cinco minutos. Ahora empieza des de el principio y cuéntame de que estas hablando.- Temblé por la falta de movimiento. –I vamos a seguir andando- lo hicimos. - A si que, sabes todo el mundo tiene miedo de que sus hijos vuelvan a casa por Navidad? Bueno, pues hay un albergue de esquí enorme en Idaho que se utiliza exclusivamente para la realeza i los Morois ricos. Los dueños lo vana abrir para los alumnos de la Academia y sus familias, y cualquier otro Moroi que desee ir. Con toda esta gente, van a haber un tonelada de guardianes para protegerlo, así que estaremos totalmente seguros.-No puedes estar diciéndolo en serio- le digo. Llegamos al gimnasio i entramos en el frio. Manson asintió con impaciencia. – Es verdad. Se supone que el lugar es increíble.Él me dio esa sonrisa que siempre hacia que la mía volviera. –Vamos a vivir como unos príncipes, Rose. Al menos durante una semana o algo así. Saldremos un día después de Navidad.Me pare allí, entusiasmada y sorprendida. Yo no lo había visto así. Realmente era una idea brillante, que permitía reunir a las familias con una buena seguridad. ¡Un punto de reunión! Una albergue real de esquí. Yo esperaba pasar la mayoría de mis vacaciones matando el tiempo y mirando la TV con Lissa y Christian. Ahora iba estar en un alojamiento de cinco estrellas. Cenas de langosta. Masajes. Guapos instructores de esquí...

El entusiasmo de Mason era contagioso. Podía sentirlo crecer en mi, y luego de repente, se paro.

Estudiando mi cara, vio el cambio en seguida. -¿Qué tiene de malo? Es genial-

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Frostbite Richelle Mead -Lo es- admito – I se porque todo el mundo esta tan entusiasmado, pero la razón por la cual vamos a ir a este lugar de lujo es porque, bueno, porque la gente murió. Quiero decir, no parece raro todo esto?Manson disminuyo un poco su expresión de alegría – Sí, pero nosotros estamos vivos, Rose. No podemos dejar de vivir porque otras personas estén muertas. Y tenemos que asegurarnos que un mayor numero de personas no mueran. Por eso ese lugar es una gran idea. Es seguro.- Sus ojos eran tormentosos. - Dios, no puedo esperar a que estemos fuera de aquí, en el campo. Después de escuchar lo que paso, sólo quiero ir a romper alguno Strigoi. Me gustaría poder ir ¿sabes? No hay ninguna razón. Ellos podrían utilizar ayuda adicional, y sabemos todo lo que necesitamos saber para –

La furia de su voz me recordó a mi explosión de ayer, a pesar de que yo había reaccionado más que él. Sus ganas de actuar era impetuosas y ingenuas, mientras que la mías habían nacido de algo extraño, oscuro e irracional que yo aun no entiendo.

Cuando no respondi, Mason me miro perplejo. -¿No quieres?.-

-No se Manson- Yo miraba hacia el suelo evitando sus ojos y estudiando la punta de mis zapatos. –Quiero decir, no quiero que haya Strigois por allí, matando a la gente. Y quiero evitar que ocurra… pero, bueno, ni siquiera estamos cerca de estar preparados. He visto lo que pueden hacer yo no se. Apresurarse no sería la respuesta.- Sacudí la cabeza pareciendo reservada. Que pena. Sonaba tan lógica y cautelosa. Sonaba como Dimitri. -No es importante, ya que no va a pasar nada de todos modos. Supongo que debe ser solo el entusiasmo del viaje, ¿eh?El humor de Manson cambio rápidamente, y se volvió una vez más tolerante. – Sí. I tu harías mejor de tratar de recordar como has de esquiar, porque te estoy retando a que me golpees el ego. Que no va a suceder.-

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Frostbite Richelle Mead Sonreí otra vez. – Chico, seguro que va a ser muy triste cuando te haga llorar. Ya me estoy sintiendo culpable.-

Abrió la boca. Sin duda, para darme alguna elegante respuesta, y a continuación, su mirada capturo algo - o más bien a alguien detrás de mí. Me volví i vi la alta figura de Dimitri acercándose des del otro lado del gimnasio. Me hizo una reverencia de galante. - Su señor y amo. Te veo después Hathway. Empieza a planear tus estrategias de esquí.- Abrió la puerta y desapareció en la oscuridad. Me di la vuelta y me uní a Dimitri.

Al igual que otros dhampirs novatos, pasé la mitad de mi día escolar en una forma o otra, preparándome, ya sea física o aprendiendo sobre la lucha contra los Strigoi y la manera de defenderse contra ellos. Los novatos también hacían prácticas a veces después de la escuela. Yo sin embargo, me encontraba en una situación única.

Aunque hice una pausa de mi decisión de irme lejos de St. Vladimir. Victor Dashkov había representado una gran amenaza para Lissa. Por eso nuestro ampliado tiempo de vacaciones había vuelto con consecuencias. Estar fuera durante 2 años me había atrasado en mis clases de guardián, por lo tanto, la escuela había declarado que tenía que ir a más practicas antes y después de la escuela.

Con Dimitri.

Poco sabían ellos que también me estaban dando lecciones para evitar las tentaciones. Pero dejando mis tentaciones de lado, yo era una alumna rápida, y con su ayuda casi había atrapado hasta los seniors.

Puesto que no llevaba puesto su abrigo, yo sabía que íbamos a trabajar a dentro hoy, que fue una muy buena noticia. Fuera te congelabas. Sin embargo, la felicidad que sentí no fue nada comparado con lo que sentí cuando vi que era exactamente lo que él había preparado en la sala de entrenamiento.

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Frostbite Richelle Mead Había una serie de maniquíes repartidos en los extremos de las paredes, maniquíes que parecían asombrosamente reales. No paja rellenando una bolsa. Había hombres y mujeres, con ropa de calle, con piel de goma y distintos colores de pelo y ojos. Tenían expresiones que iban des de miedo, feliz a enfadado. Ya había trabajado con estos maniquíes en otros entrenamientos, para darle patadas y puñetazos. Pero nuca trabaje con lo que sostenía Dimitri: Una estaca de plata.

-Cool - respiré.

Era idéntica a la que había encontrado en la casa de los Badica. Tenía una empuñadura en la parte inferior, casi como una empuñadura en la que el lado sobresalía un poco. Allí fue donde su semejanza con una daga se terminó. En lugar de una hoja plana, la estaca tenía espesor, con un cuerpo redondeado que se reducía en un punto, algo así como un pica hielo. Toda ella era un poco más corta que mi antebrazo.

Dimitri se inclino casualmente contra la pared, en una postura fácil que siempre le quedaba notablemente bien. Con una mano, lanzo la estaca al aire, que giro dando un par de volteretas y luego bajó. Él la cogió por la empuñadura primero.

-Por favor, dime que hoy voy a aprender esto.-le digo.

La diversión destellaba en las profundidades de sus ojos oscuros. Creo que él debía de pasar momentos duros al tener que guardar una cara seria a mí alrededor a veces.

-Vas a tener suerte si te dejo sostenerla hoy- él dijo. Con un movimiento volvió a tirar la estaca en el aire. Mis ojos lo siguieron ansiosamente. Empecé a decir que ya había sostenido una ya, pero sabía por la línea de la lógica que no conseguiría llegar a ningún sitio.

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Frostbite Richelle Mead En su lugar, arrojó mi mochila al suelo, tiro mi abrigo al suelo y me crucé de brazos expectante. Llevaba unos pantalones anchos atados a la cintura y un top con capucha encima. Arrastre mi pelo oscuro brutalmente para hacerme una cola de caballo. Estaba lista para cualquier cosa.

-¿Quieres que te diga como funcionan y porque debería siempre ser cautelosa a su alrededor?- le digo.

Dimitri que giraba la estaca la detuvo y me miraba asombrado. -Vamos- me rio –No crees que se como trabajas ahora? Hemos estado haciendo esto durante casi tres meses. Siempre me haces hablar de la seguridad y la responsabilidad antes de dejarme hacer algo divertido.-Ya veo- dijo – Bueno, creo que lo tienes todo planeado. Así que puedes seguir con la clase. Voy a esperar aquí hasta que me necesites de nuevo.-

Él guardó la estaca envolviéndola en un protector de cuero que colgaba de su cinturón y después se apoyo cómodamente contra la pared, poniendo las manos en los bolsillos. Espere, pensando que bromeaba, pero cuando no dijo nada, me di cuenta de lo que significaban sus palabras.

-La plata siempre tiene potentes efectos sobre las criaturas mágicas, que pueden ayudar o dañarlos si le pones suficiente poder. Las estacas son bases realmente duras porque cogen a cuatro Morois distintos para hacerlas, y utilizan cada uno del los cuatro elementos para forjarla.-Fruncí el ceño, viendo algo de repente.- Bueno, excepto el espíritu. Por lo tanto, se alimentan de la magia y son las únicas armas, aparte de la decapitación, que pueden hacerle daño a un Strigoi , pero para matarles, se debe de clavar a través del corazón.-¿Te haría daño?Sacudí mi cabeza. - No, quiero decir, bueno, sí, si me la clavaras en el corazón me dañaría, pero no como le dañaría a un Moroi. Si les arañara con la estaca, les golpearía

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Frostbite Richelle Mead muy dura, pero no tan fuerte como le afectaría a un Strigoi. I no les dolería a los humanos, ya sea…Me pare un momento y mire distraídamente la ventana detrás de Dimitri. La helada cubría el cristal, patrones cristalinos chispeaban, pero apenas lo noté. Mencionar los humanos y las estacas me había trasportado de nuevo a la casa de los Badica. La sangre y la muerte destellaba en mis pensamientos. Viendo a Dimitri mirarme, sacudí las memorias y seguí con la lección. Dimitri de tanto en tanto asistía con la cabeza o me hacía una pregunta para aclarar alguna cosa. Cuando el tiempo se termino, me quede esperando que él me dijera que había acabado y que podría empezar la carnicería de los maniquíes. En cambio, espero hasta casi diez minutos antes de que finalizara nuestra clase antes de conducirme hasta uno con el pelo rubio y perilla. Dimitri sacó la estaca pero no me la dio. -¿Dónde lo vas a poner?- me preguntó -En el corazón- Le respondí irritada –Ya te dije eso como unas cien veces. ¿Puedo tenerla ahora?El se permitió una sonrisa. -¿Dónde está el corazón?Le di un mirada de lo estas diciendo en serio. Él simplemente se encogió de hombros. Con mucho énfasis señale el lado izquierdo del pecho del maniquí. Dimitri sacudió la cabeza. -Allí no está el corazón- me dijo -Claro que está! La gente pone su mano sobre el corazón al decir un juramento a la Bandera o al cantar el himno nacional.Él siguió mirándome de manera expectante. Me volví de nuevo al maniquí estudiándolo. En la parte trasera de mi cerebro me acorde del aprendizaje de la RCP y en donde tuvimos que poner nuestras manos. Golpeé ligeramente el centro del pecho del maniquí. -Es aquí?El arqueó la ceja. Normalmente pensaba que era algo genial. Hoy me molestaba. No sé- dijo -¿Es?-Es lo que te estoy preguntando!-

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Frostbite Richelle Mead -No deberías de tener que preguntármelo. ¿No tomasteis todos fisiología?-Sí. El año pasado. Me encontraba de ―vacaciones‖ ¿recuerdas?- Señale la estaca que destellaba. –¿Puedo cogerla ahora?Le da la vuelta de nuevo, haciendo un flash de luz, y desapareció en la vaina.Quiero que me digas dónde está el corazón en la próxima clase. Exactamente donde. Y también quiero saber cual es el camino para llegar a él.Le di mi más feroz mirada, que a juzgar por su expresión, no debe haber sido nada feroz. Nueve de cada diez veces pensé que Dimitri era la cosa más sexy sobre la tierra. Luego, habían momentos como este… Me dirigía la primera clase, una clase de combate, de mal humor. No me gustaba parecer una incompetente delante de Dimitri, y realmente, realmente deseé usar una estaca. Por lo tanto, en clase saque mis molestias a cualquiera que pudiera darle un puñetazo o pegarle una patada. Al final de la clase, nadie quería luchar conmigo. Golpeé accidentalmente a Meredith, una de las pocas chicas que había en mi clase, tan fuerte que ella pensaba que le había atravesado su espinilla de lleno. Ella iba a tener un feo moratón y espero mirándome como si lo hubiera hecho a propósito. Me disculpé inútilmente. Luego, Manson me encontró de nuevo.-Oh, hombre- él dijo estudiando mi cara. ¿Quién te ha molestado?De inmediato empecé a contarle lo de la estaca de plata y el corazón. Para mi disgusto, se rió. -¿Cómo no sabes dónde está el corazón? Sobretodo teniendo en cuenta cuantos muchos de ellos has roto?Le di la misma mirada feroz que le di a Dimitri. Esta vez funciono. La cara de Manson palideció. -Belikov es un enfermo, un hombre malvado que debería ser arrojado a un pozo de víboras rabiosas por la gran ofensa que ha cometido en tu contra esta mañana.-Gracias- le digo, luego pienso - ¿Pueden las víboras ser rabiosas?-No veo porque no. Todo puede ser. Yo creo.- Me aguanta la puerta para mí. – Aunque, los gansos canadienses podrían ser peor que las víboras.Le di una mirada de soslayo – ¿Los gansos canadienses son más mortíferos que las víboras?-

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Frostbite Richelle Mead -¿Alguna vez has intentado alimentar a esos pequeños bastardos?- me preguntó, procurando seriedad –Son viciosos. Lo que obtienes lanzándolo a las víboras, muere rápidamente. ¿Pero los gansos? Tienes para días. Más sufrimiento.-Wow. No se si tengo que estar impresionada o asustada de que hayas pensado todo esto.- Comento. -Sólo trato de encontrar formas creativas de vengar tu honor, eso es todo.-Tu nunca has sido un tipo creativo, MaseEstábamos justo fuera nuestra segunda clase. Mason sigue teniendo la expresión de luz de broma, pero había un sugestiva nota en su voz cuando hablo de nuevo. –Rose, cuando estoy cerca de ti, pienso en toda clase de cosas creativas para hacer.Todavía estaba riendo sobre las víboras y me pare bruscamente, mirándolo con sorpresa. Siempre pensé que Mason era lindo, pero con esa seriedad, la mirada humeaba en sus ojos, repentinamente se me ocurrió por primera vez que en realidad era un tipo sensual. -Oh, mira eso- se rió, notando lo mucho que me había cogido con la guardia baja.Rose consigue quedarse sin habla. Ashford 1, Hathway 0.-Oye, no quiero hacerte llorar antes del viaje. No será divertido si ya te he roto incluso antes de que lleguemos a las pistas.Se rió y entramos al aula. Era una clase teórica de guardianes, una que hacíamos en una clase real, no en un lugar de práctica sobre el terreno. Se trataba de un agradable descanso de todo el esfuerzo físico. Hoy, habían tres guardianes que estaban parados en frente y que no eran del regimiento de la escuela. Los padres y sus guardianes ya habían empezado a llegar a la escuela para acompañar a sus hijos a la estación de esquí. Me pico la curiosidad inmediatamente. Uno de los invitados era un hombre que parecía que tenía un centenar de años, pero aun podía patear importantes culos. El otro tipo era aproximadamente dela edad de Dimitri. Tenía una piel profundamente bronceado y estaba lo suficientemente bien trabajado para que algunas niñas de la clase parecían lista para desmayarse. El último guardián era una mujer. Su cabello castaño-rojizo y rizado era cautivador, y sus ojos marrones se perdieron en el pensamiento. Como he dicho, una gran cantidad de dhampir mujeres optan por tener hijos en lugar de seguir su camino

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Frostbite Richelle Mead como guardianas. Dado que yo también era una de las pocas mujeres en esta profesión, siempre he estado muy contenta de cumplir con los demás, como Tamara. Sólo que esta no se trataba de Tamara. Esta era alguien que conocía por muchos años, alguien que lo acciono todo menos el orgullo y el entusiasmo. Por el contrario sentí resentimiento. El resentimiento, la ira y la furia. La mujer de pie en frente de la clase ERA MI MADRE.

Capítulo 4. No podía creerlo. Janine Hathway. Mi madre. Mi irreparablemente famosa y sorprendentemente ausente madre. Ella no era Arthur Schoenberg, pero tenía una reputación estelar en el mundo de los guardianes. No la había visto durante años, porque siempre estaba lejos en alguna misión descabellada. Y aún así... estaba aquí, en la Academia, en ese momento – en frente de mí - y ni si quiera se había molestado en decirme que venía. Eso es el amor materno. ¿De todos modos, qué demonios estaba haciendo aquí? La respuesta vino rápidamente. Todos los Moroi que llegaron a la escuela tenían a sus guardianes en la ciudad. Mi madre protegía a un noble del clan Szelsky, y varios miembros de esa familia habían llegado para las vacaciones. Era evidente que ella estaría con el. Me senté en mi silla y sentí algo dentro de mí encogerse. Sabía que tenía que haberme visto entrar, pero su atención estaba en otra cosa. Ella vestía unos pantalones vaqueros y una camisa beige, y una chaqueta vaquera que tenía que ser lo más feo que yo había visto nunca. Con sólo 1,50 m estaba escondida entre los demás guardianes, pero tenía una presencia y una forma de estar parada que la hacían mas alta. Nuestro instructor, Stan, presentó a los invitados y explicó que ellos nos contarían experiencias de la vida real. Caminó por delante de la sala, sus cejas pobladas se levantaron mientras hablaba. "Sé que no es habitual", explicó. "los guardianes de los visitantes no suelen tener tiempo para pasar por nuestras clases. Sin embargo, nuestros tres visitantes, encontraron tiempo para venir hablar con nosotros debido a lo ocurrido

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Frostbite Richelle Mead recientemente..." Hizo una pausa durante un momento, no hacía falta que nadie dijese a lo que se refería. El ataque contra los Badica. Carraspeó y comenzó de nuevo. "Debido a lo que ocurrió, pensamos que sería mejor que aprendieseis con aquellos que actualmente están haciendo el trabajo de campo. " La clase se llenó de emoción. Escuchar historias - especialmente aquellas con mucha sangre y acción - es más interesante que examinar las teorías de los libros. Al parecer, algunos de los guardianes del campus también pensaban igual. A menudo pasaban por nuestras clases, pero hoy había muchos más. Dimitri estaba al fondo entre ellos. El hombre más mayor fue el primero. Comenzó su historia, yo la escuché atentamente. Contó una historia en el que el más joven de la familia que él protegía se había escapado por lugares públicos que los Strigoi tenían vigilados. "El sol estaba a punto de ponerse‖ dijo con una voz grave. Bajó sus manos a cámara lenta, demostrándonos aparentemente como se ponía el sol. "Sólo éramos dos y teníamos que tomar rápidamente una decisión sobre como proceder". Me incline más hacia delante, con los codos apoyados sobre la mesa. Los guardianes a menudo trabajaban en parejas. Uno- el guardián de cerca - por lo general se queda cerca del protegido, mientras que el otro – el guardián de lejos- reconocía la zona. El guardián de lejos por lo general se mantenía en contacto visual con la familia, por lo que entendía el dilema. Al pensar en ello, decidí que si me encontrase en esa situación, yo haría que el guardián de cerca llevase al resto de la familia a un lugar seguro, mientras el otro buscaba al chico. "Hicimos que la familia se quedase dentro de un restaurante con mi compañero, mientras yo buscaba por la zona", continuó el viejo guardián. Él extendió sus manos en un movimiento amplio, y yo me sentí orgullosa al haber pensado la respuesta correcta. La historia tuvo un final feliz, habían encontrado al chico y no habían visto a ningún Strigoi. El segundo hombre nos contó cómo se encontró por casualidad a un Strigoi que seguía a un Moroi. "Técnicamente, no estaba de servicio", dijo. Era muy guapo y una chica sentada cerca de mí lo miraba con ojos grandes y llenos de adoración. "Me encontraba visitando

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Frostbite Richelle Mead a un amigo y a la familia que el protegía. Cuando salía del apartamento, vi a un Strigoi que acechaba entre las sombras. El no esperaba encontrar a un guardián allí. Rodeé el edificio, me acerqué a él por detrás y... "El tipo hizo un fuerte movimiento, de cómo lo estacó, de manera más dramática que los movimientos que había hecho el otro guardián. El cuentista hasta imitó el geste de cómo había retorcido la estaca en el corazón del Strigoi. Y entonces le tocó a mi madre. Torcí el gesto incluso antes de que empezase a hablar, gesto que empeoré cuando empezó a contar la historia. Lo juro, si no creyese en que era imposible que tuviese tanta imaginación - su elección de la ropa demostraba que realmente no tenía imaginación - habría pensado que estaba mintiendo. Era más que una historia. Era un cuento épico, el tipo de cuento que hace que las películas ganen Oscars. Habló sobre como su protegido, Lord Szelsky, y su esposa que habían ido a un baile realizado por otra familia real. Varios Strigoi estaban al acecho. Mi madre descubrió uno, y lo estacó rápidamente, y entonces alertó a los demás guardianes. Con la ayuda de ellos, cazó a los otros Strigoi, atacándolos por detrás y ella fue la responsable de sus muertes. "No fue fácil", explicó. En cualquier otro, ese comentario sonaría como si se estuviese jactando. En ella no. Tenía una forma de hablar, una forma eficaz de contar los hechos que no dejaba espacio para eso. Se había criado en Glasgow y de algunas de sus palabras aún tenían un acento escocés. "Había tres más en el perímetro. En aquel tiempo, era considerado algo extraño que tantos trabajasen juntos. Ahora, esto no es precisamente verdad, teniendo en cuenta la masacre de los Badicas." Algunas personas se estremecieron ante la forma tan informal que tuvo al hablar del ataque. Una vez más, pude ver los cuerpos. "Teníamos que deshacernos de los restantes Strigoi los más rápido y silenciosamente posible, para no advertir a los demás. Ahora bien, si cuentas con el elemento sorpresa a tu favor, la mejor manera de eliminar a un Strigoi es atacándolo por detrás, rompiéndole el cuello, y estacándolo. Romperle el cuello no lo matará, por supuesto, pero lo aturde y nos permite estacarlo antes de que pueda hacer cualquier ruido. Realmente la parte más difícil es el elemento sorpresa, debido a que su audición es muy buena. Ya que soy más pequeña y más ligera que la mayoría de los guardianes, me puedo mover muy silenciosamente. Así que acabé matando a dos de tres. "

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Frostbite Richelle Mead Una vez más, usó ese tono ―normal‖ mientras describía sus letales habilidades. Era molesto, más que si hubiera sido presuntuosa y hablase abiertamente de lo increíble que ella era. Mis compañeros de clase brillaban con admiración, estaban claramente más interesados en la idea de romperle el cuello a un Strigoi que en analizar las habilidades narrativas de mi madre. Continuó con la historia. Después de que ella y los otros guardias matasen a los Strigoi, descubrieron que dos Moroi habían sido secuestrados de la fiesta. Tal acto era inusual en los Strigoi. A veces guardaban a algún Moroi para merendárselo más tarde, y a veces Strigoi de rango inferior eran enviados por Strigoi más poderosos en busca de presas. A pesar de todo, dos Moroi habían sido secuestrados, y sus guardianes estaban heridos. "Naturalmente, no podíamos dejar a aquellos Moroi en las manos de los Strigoi", dijo. "Los seguimos hasta el lugar en donde se escondían y encontramos que varios de ellos vivían juntos. Estoy segura de que podéis comprender lo extraño que es eso." Lo éramos. La maléfica y egoísta naturaleza de los Strigoi hacia que lucharan entre ellos con mucha facilidad para hacerse con las víctimas. Organizarse para atacar cuando tenían el objetivo de obtener sangre en su mente - era lo máximo que podían hacer. Pero vivir juntos? No. Es casi imposible de imaginar. "Conseguimos liberar a los Moroi que se habían llevado, pero descubrimos que tenían a otros presos", dijo mi madre. "No podíamos dejar que aquellos que habíamos liberado regresasen solos, entonces decidimos que los guardias que estaban conmigo los escoltasen mientras yo me quedaba para luchar con los Strigoi que quedaban. " Sí, claro, pensé. Mi madre valientemente luchó sola. A lo largo de lo sucedido, ella fue capturada pero logró escapar y rescatar a los presos. Al hacer eso, ella hizo lo que debió de ser el hat trick* (expresión: tres tantos en un partido, o tres victorias consecutivas) del siglo, matando a los Strigoi de las tres maneras posibles: estacándolos, decapitándolos y prendiéndoles fuego. "Acababa de estacar a un Strigoi cuando dos mas me atacaron", explicó. "No tuve tiempo de retirar mi estaca del otro cuando me asaltaron. Afortunadamente, tenía cerca una chimenea, y empujé a uno contra ella. El último me persiguió en el exterior hasta una vieja cabaña. Había un hacha dentro y la usé para cortarle la cabeza. Cogí un galón

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Frostbite Richelle Mead de gasolina y regresé a la casa. El que había empujado contra la chimenea no se había quemado por completo, pero cuando eché la gasolina se quemó con rapidez." La clase estaba asustada mientras ella hablaba. Bocas se abrieron con sorpresa. La miraban con asombro. No se oía ningún ruido. Miré a mí alrededor, sintiendo como si todos se hubiesen parado en el tiempo – menos yo. Parecía ser la única que no se había impresionado por su aterradora historia, y ver las expresiones de los demás me irritó. Cuando terminó, una docena de manos se levantaron para hacerle preguntas, acerca de sus técnicas, si había tenido miedo, etc. Después de la décima pregunta, no pude soportarlo más. Levanté mi mano. Le llevó un tiempo verme y llamarme. Parecía un poco impresionada de verme en la clase. Me sentí afortunada de que me hubiese reconocido. "Por lo tanto, guardiana Hathaway," comencé. "¿Porque no comprobaron que el lugar era seguro?" Frunció el ceño. Creo que se había puesto en guardia en el momento en que me había llamado. "¿Qué quieres decir?" Me encogí de hombros y me incliné hacia atrás, tratando de parecer casual y dar un aire de conversación. "No sé. Creo que tu y tus chicos la cagaron. Porque no reconocieron primero el lugar y se aseguraron de que no había ningún Strigoi antes de empezar? Creo que les habría ahorrado muchos problemas". Todos los ojos en la habitación se giraron hacia mí. Mi madre se quedó perpleja momentáneamente. "Si no hubiéramos pasado por todos esos" problemas " ahora habría 7 Strigoi mas andando por mundo, y los otros Moroi capturados ahora estarían transformados o muertos.‖ "Ey, vale, entiendo que les salvasteis el pellejo y demás, pero regresando al principio. Quiero decir, esta es una clase de teoría, ¿verdad?" Miré Stan, que me estaba lanzando una mirada furibunda. Él y yo teníamos una larga y desagradable historia de conflictos clase, y yo sospechaba que íbamos a tener otro. "Por lo tanto, sólo quiero entender lo que salió mal al principio". Dije eso mirándola - mi madre tenía mucho mas autocontrol del que yo tenía. Si yo fuese ella, ya me hubiera acercado y le hubiese dado un paliza. Su rostro seguía

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Frostbite Richelle Mead perfectamente en calma, sin embargo, un poco de rigidez en la posición de sus labios me indicó que la estaba molestando. "No es tan simple", respondió ella. "El lugar tenía una planta muy compleja. La examinamos inicialmente pero no encontramos nada. Creemos que los Strigoi llegaron después de que la fiesta hubiera comenzado - o tal tenían habitaciones y pasajes ocultos que nosotros no conocíamos". El grupo lanzó algunos "ooh" y "ahh" por la idea de habitaciones ocultas, pero yo no estaba impresionada. "Así que lo que estás diciendo es que o fallasteis en vuestra primera exploración, o que ellos cruzaron la "seguridad" que estableciste durante la fiesta. De todos modos, me parece que alguien metió la pata." La opresión de sus labios aumentó y su voz era más fría. "Lo hicimos lo mejor posible en una situación inusual. No puedo comprender cómo algunos de vosotros no sois capaces de entender los problemas que he descrito, pero una vez que hayáis aprendido lo bastante más allá de la teoría, podréis ver lo diferente que es cuando de verdad estás protegiendo a alguien y sus vidas dependen de ti". "Sin lugar a dudas," Estuve de acuerdo. "¿Quién soy yo para cuestionar tus métodos? Quiero decir, hiciste lo que fue necesario para tener más tatuajes molnija, ¿verdad? " "Srta. Hathaway. "La profunda voz de Stan resonó en la habitación. "Por favor, recoge tus cosas y sal de clase". Lo miré confusa. "¿En serio? ¿Desde cuándo está mal hacer preguntas? "Tu actitud es lo que está mal." Señaló a la puerta. "Vete". Un profundo silencio y más pesado que cuando mi madre había contado su historia cayó sobre todos. Hice todo lo posible para no encogerme ante los ojos de los guardianes y de los principiantes. Esta no era la primera vez que me expulsaban de la clase de Stan. Tampoco era la primera vez que me expulsaban delante de Dimitri. Poniendo mí mochila sobre mis hombros, crucé la corta distancia hasta la puerta - una distancia que parecieron kilómetros - y me rehusé a hacer contacto visual con mi madre mientras pasaba.

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Frostbite Richelle Mead Unos 5 minutos antes de que la clase acabase, ella salió del aula y se dirigió a donde yo estaba sentada en el pasillo. Mirándome, puso las manos sobre su cadera, de aquella forma irritante que la hacia parecer más alta de lo que era. No era justo que alguien 15 cm más baja que yo me hiciese sentir tan pequeña. "Bueno. Veo que tus modales no han mejorado en los últimos años." Me levanté y sentí un una furia crecer en mi. "También me alegro de verte. Me sorprende que me hayas reconocido. En realidad, no creía que te acordases de mí, ya que ni te molestaste en decirme que venías". Retiró la mano de su cadera y cruzó los brazos a la altura del pecho, cada vez - si es posible – volviéndose más impasible. "No podía descuidar mi deber para mimarte." "Mimarme?", Le pregunté. Esta mujer no me había mimado en mi vida. Ni tan siquiera podía creer que conociese esa palabra. "No espero que lo entiendas. Por lo que he oído, no sabes lo qué significa "deber". "Sé exactamente lo que eso significa", le respondí. Mi voz era intencionalmente arrogante. "Mejor que la mayoría de la gente". Sus ojos se ampliaron en una falsa sorpresa. Yo utilizaba esa sarcástica mirada con muchas personas y no me molestó que ella la usase conmigo. "¡Oh realmente? ¿Dónde has estado los últimos dos años? " "¿Dónde has estado los últimos cinco?" Le contesté. "¿Sabrías que me había ido si alguien no te lo hubiese dicho?" "No me cambies de tema. Estaba lejos porque tenía que estarlo. Tú lo estabas por que así podías irte de compras y acostarte mas tarde. " Mi tristeza y vergüenza se convirtieron en pura furia. Aparentemente, nunca podría superar las consecuencias de haber huido con Lissa. "No tienes idea de por que me fui", le dije, el volumen de mi voz iba aumento. "Y no tienes derecho a hacer suposiciones acerca de mi vida cuando no sabes nada sobre ella. " "He leído los informes sobre lo que pasó. Tenías razones para preocuparte, pero actuaste de forma equivocada." Sus palabras eran formales y rápidas. Ella podría estar dando clase. "Deberías haber acudido a otros en busca de ayuda."

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Frostbite Richelle Mead "No podía acudir a nadie, no sin pruebas. Además, aprendimos a valernos por nosotras mismas". "Sí", respondió ella. "Con énfasis en "aprender". Algo que perdiste los dos últimos años. Difícilmente estás en condiciones de darme lecciones a mí sobre el protocolo de los guardianes". Siempre estaba metida en peleas, algo en mi naturaleza lo hacia inevitable. Así que estaba acostumbrada a defenderme y a escuchar todo tipo insultos. Era resistente. Pero de alguna manera, cerca de ella – en los breves momentos que había estado cerca de ella - siempre me sentía como si tuviese 3 años. Su actitud me humillaba, y la mención de mi falta de formación - que era una cuestión espinosa - me hizo sentir peor. Crucé mis brazos en una imitación muy moderada de su forma de estar y lograr verme presuntuosa. ―¿Sí? Bueno, eso no es lo que piensan mis maestros. Incluso después de perder todo este tiempo, alcancé el nivel de los de mi curso". No respondió durante unos segundos. Por último, en voz baja, dijo, "Si no te hubieses marchado, ya los habrías superado. " Girándose muy al estilo militar, se marchó. Un minuto más tarde, el timbre sonó, y el resto de la clase de Stan se extendió por el pasillo. Ni siquiera Mason me pudo animar después de eso. Pasé el resto del día enojada y perturbada, por supuesto, todo el mundo estaba hablando de mi madre y de mí. Me salté la comida y me fui a la biblioteca para leer un libro sobre anatomía y fisiología. Cuando llegó la hora de mi entrenamiento de después de clases con Dimitri, prácticamente corrí hasta los muñecos de las prácticas. Con el puño cerrado, golpeé a uno en el pecho, ligeramente a la izquierda, pero principalmente en el centro. "Ahí‖ le dije. "El corazón está ahí, y esternón y las costillas están en el camino. ¿Puedo tener ahora mi estaca? " Cruzándome de brazos, le miré triunfante, con la esperanza de que él derramara elogios por mi perspicacia. En vez de eso, simplemente asintió, como si yo ya debiese saber eso. Y sí, yo debería. "Y como le atraviesas el esternón y las costillas?", Preguntó.

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Frostbite Richelle Mead Suspiré. Había descubierto la respuesta de la pregunta, sólo para recibir otra. Típico. Pasamos gran parte de la práctica hablando sobre el tema, y me demostró diversas técnicas que tendrían como resultado una muerte rápida. Cada movimiento que hacia era grácil y letal. Lo hacia parecer fácil, pero yo sabía que no lo era. Al principio no le entendí, cuando de pronto extendió su mano y me ofreció la estaca. "¿Me la estás dando?" Sus ojos brillaron. "No me puedo creer que te contengas. Pensé que la cogerías y saldrías corriendo". "¿No es lo que me estás enseñando siempre?", Le pregunté. "No con todo." "Pero si con algunas cosas." Oí el doble sentido en mi voz y me pregunté de donde había venido eso. Ya había pensado en todas las razones que tenía para no pensar en mi mentor de una forma ―romántica‖. De vez en cuando no lograba controlarme y durante los entrenamientos me distraía pensando en el. Sería bueno saber que aún me quería, que todavía lo volvía loco. Estudiándolo ahora, me di cuenta que a el a lo mejor no le pasaba, por que ya no le gustaba. Fue un pensamiento deprimente. "Por supuesto", dijo, sin mostrar indicios de que estábamos discutiendo cualquier cosa nada más que la cuestión de clase. "Es como todo lo demás. Equilibrio. Saber que cosas deber dejar correr- y cuales no." Puso un fuerte énfasis en la primera frase. Nuestros ojos se encontraron brevemente, y sentí como una onda eléctrica me recorría. El sabía a lo que me había referido. Y como siempre, el estaba ignorándome y estaba siendo mi profesor - que es exactamente lo que el debía hacer. Con un suspiro, saqué mis sentimientos por él fuera de mi cabeza y traté de recordar que estaba a punto de tocar un arma que había deseado desde que era una niña. Recuerdos de la casa de los Badica me inundaron otra vez. Los Strigoi estaban por ahí. Necesitaba concentrarme. Vacilante, casi reverencialmente, la agarré y doble los dedos agarrándola por la empuñadura. El frío metal hormigueaba en mi piel. Había sido gravada para mejorar el agarre, pero al pasarle mis dedos, me di cuenta de que la superficie era lisa como el

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Frostbite Richelle Mead vidrio. Se la quité de la mano y me la acerqué, tomándome un largo tiempo para estudiarla y acostumbrarme a su peso. Una parte ansiosa de mi quería girarse y estacar los muñecos, sin embargo miré a Dimitri y le pregunté: "¿Qué debo hacer en primer lugar?" Como siempre hacia, me enseñó los conceptos básicos, me contó como debería agarrarla y moverla. Mais tarde, finalmente me dejó atacar los muñecos, descubriendo que me costaba lo suyo. La evolución había protegido bien el corazón con las costillas y el esternón. A pesar de todo, Dimitri nunca vaciló, guiándome a través de cada paso y corrigiéndome cada detalle. "Deslízalo hacia arriba a través de las costillas", dijo, mientras me observaba intentar clavar la estaca por un punto a través de los huesos. "Te será más fácil porque eres mas baja que la mayoría de sus agresores. Además, puedes deslizarla por la costilla mas baja." Cuando terminó la práctica, cogió la estaca y asintió en aprobación. "Bien. Muy bien. " Le miré sorprendida. Él no repartía ese tipo de elogios normalmente. "¿En serio?" "Lo hiciste como si lo hubieras hecho durante años". Sentí que una sonrisa de satisfacción se extendía por mi cara mientras empezamos a salir de la sala de prácticas. Cuando estábamos cerca de la puerta, vi una muñeca de pelo rizado color rojo. De repente, todos los sucedidos en el aula de Stan regresaron a mi mente. Fruncí el ceño. "¿La próxima vez puedo estacar a esa de ahí?" Tomó su abrigo y se lo puso. Era largo y marrón, de cuero. Se parecía mucho a un cowboy, aunque él nunca lo admitiese. Tiene una secreta fascinación con el Viejo Oeste. No lo entendía, pero tampoco entendía las preferencias musicales tan extrañas que tenía. "No creo que sea adecuado", dijo. ―Sería mejor que si se lo hiciese a ella," murmuré, poniendo en mi mochila en mis hombros. Fuimos al gimnasio.

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Frostbite Richelle Mead "La violencia no es la respuesta a tus problemas", dijo sabiamente. "Ella es quien tiene problemas. Y pensé que el motivo de mi educación era que la violencia es la respuesta. " "Sólo para aquellos que empiezan primero. Tu madre no te estaba agrediendo. Lo que pasa, es que las dos sois muy parecidas". Dejé de caminar. "No nos parecemos! Quiero decir... tenemos los mismos ojos. Pero soy mucho más alta. Y mi pelo es completamente diferente." Apunté a mi coleta, sólo en caso de que él no hubiese notado que mi cabello castaño oscuro no se parecía en nada al pelo marrón-rojizo rizado de ella. En su mirada había un toque de diversión, pero también había un toque de seriedad. "No estoy hablando de la apariencia física, y lo sabes." Aparté mi mirada de la suya. Mi atracción por Dimitri había comenzado prácticamente cuando nos conocimos- y no sólo porque era guapo, que también lo era. Sentía que el entendía partes de mí que yo no entendía, y, a veces, estaba segura de que yo entendía partes de él, que el no entendía. El único problema es que él tenía la molesta tendencia de señalar esas partes que yo no quería entender. "¿Crees que estoy celosa?" "¿Lo estás?", Preguntó. Odiaba cuando él respondía a mis preguntas con otra pregunta. "Si es así, entonces de que exactamente estás celosa?" Miré a Dimitri. "No sé. Tal vez estaba celosa de su reputación. Tal vez porque ella pasa más tiempo preocupada de su reputación que de mi. No lo sé." "¿No crees que lo que ella hizo fue increíble?" "Si. No. No lo sé. Simplemente sonaba como algo... no sé... como si se estuviese jactando. Como si lo hubiese hecho por la fama." Hice una mueca. "Por los tatuajes". Las Molnija son tatuajes que se hacen los guardianes cuando matan a un Strigoi. Son como pequeños rayos formando una X. Se ponen en el cuello y señalan la experiencia de un guardián. "¿Crees que enfrentarse a los Strigoi vale la pena solo por las marcas? Pensé que habías aprendido algo en la casa de los Badica. " Me sentía estúpida. "Eso no es-"

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Frostbite Richelle Mead "Ven". Dejé de caminar. "¿Qué?" Estábamos yendo en dirección a mi dormitorio, pero ahora inclinó su cabeza hacia el otro lado del campus. ―Quiero enseñarte algo.‖ "¿Lo qué?" "No todas las marcas son insignias de honor."

Capítulo 5. No tenía ni idea de lo Dimitri estaba hablando, pero le seguí obedientemente. Para mi sorpresa, él me condujo fuera de los límites del campus a los bosques circundantes. La Academia tenía en propiedad un lote de tierras, de las cuales no todas eran utilizadas activamente para fines educativos. Estábamos en una parte remota de Montana y, a veces, parecía como si la escuela apenas frenara el desierto. Caminamos en silencio por un tiempo, hundiendo nuestros pies en la espesa nieve. Algunas aves cantaban al sol naciente, pero principalmente todo lo que se veía era la nieve pesada sobre los árboles perennes. Tuve que trabajar duro para mantener el paso con Dimitri, sobre todo porque la nieve me frenaba un poco. Pronto, visualice una gran y oscura forma delante de nosotros. Algún tipo de edificio.

- ¿Qué es eso? - Le pregunté. Antes de que pudiera responder, me di cuenta de que era una pequeña cabaña, hecha de troncos y todo lo demás. Un examen más detallado reveló que los troncos podridos parecían estar desgastados en algunos lugares. El techo un poco combado. - Un antiguo puesto – dijo – los Guardianes solían vivir en el borde del campus y para vigilar a los Strigoi.

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Frostbite Richelle Mead - ¿Por qué ya no?

- No tenemos suficiente personal para ser tutores. Además, los Moroi han guardado la escuela con suficiente magia protectora y la mayoría piensa que no es necesario contar con personas reales de guardia. Siempre que los seres humanos no se apostaran en los pabellones, pensé. Por unos breves momentos, me entretuvo la esperanza de que Dimitri me estuviera llevando a alguna romántica escapada. Entonces oí las voces en el lado opuesto del edificio. Un sentimiento familiar zumbó en mi mente. Lissa estaba allí.

Dimitri y yo rodeamos la esquina del edificio, caminando hacia una sorprendente escena. Había un pequeño estanque congelado allí, y Christian y Lissa patinaban sobre hielo en el. Una mujer que no conocía estaba con ellos, pero ella no se volvió hacia mí. Todo lo que pude ver era su pelo negro que se movía torno a ella cuando se detuvo de patinar de una forma muy agraciada. Lissa sonrió cuando me vio. – Rose – Christian me miró mientras ella hablaba y tuve la clara impresión de que me estaba inmiscuyendo en su momento romántico.

Lissa se trasladó a pasos torpes en el borde del estanque. Ella no era muy hábil patinando.

Sólo podía mirar en desconcierto y con celos. - Gracias por invitarme a la fiesta. - Me imaginé que estabas ocupada – dijo - Y esto es secreto de todos modos. Se supone que no tendríamos que estar aquí.- Podría haber dicho eso.

Christian patinó a su lado, y la extraña mujer poco después. - Tu hacías una fiesta - ¿Dimka? – ella Preguntó.

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Frostbite Richelle Mead Me preguntaba a quién hablaba, hasta que escuché la risa de Dimitri. Él no lo hacía con frecuencia y mi sorpresa aumentó.

- Es imposible mantener a Rosa fuera de los lugares en los que no debería estar. Ella siempre encuentra el tiempo.

La mujer sonrió de vuelta, volteando su largo pelo más allá de su hombro, a fin de de pronto vi su rostro completo. Tomó cada gramo de mi ya dudoso auto-control no reaccionar. Su cara en forma de corazón tenía unos grandes ojos exactamente del mismo tono que Christian, un azul pálido invernal. Los labios que me sonreían eran delicados y hermosos, glosados en un tono de color rosa a las sumas del resto de sus características. Pero a través de su mejilla izquierda, desfiguraba lo que hubiera sido de otra manera una suave piel blanca pero tenía el relieve de unas cicatrices purpúreas. Su forma y colocación se parecía mucho a alguien que hubiera sido mordido y desgarrado parte de su mejilla. Me di cuenta, que era exactamente lo que había sucedido. Trague fuerte. Sabía de repente quien era. Era la tía de Christian. Cuando sus padres se habían vuelto Strigoi, habían vuelto a por él, con la esperanza de ocultarle a su vez y convertirle en Strigoi cuando fuera mayor. No conocía todos los detalles, pero sabía que su tía había rechazado que se lo quitaran. Como ya he dicho, sin embargo, los Strigoi eran mortales. Ella habría proporcionado suficiente distracción hasta que los guardianes se presentaron, pero no había salido sin daños. Ella extendió su mano enguantada hacia mí. - Tasha Ozera- dijo - He oído mucho de ti, Rosa. Di una peligrosa mirada a Christian y Tasha se rió. - No te preocupes – dijo - Todo era bueno. - No, no lo era - él contrarrestó.

Ella sacudió la cabeza en exasperación.

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Frostbite Richelle Mead - Honestamente, no sé dónde obtuvo esas horribles habilidades sociales. No lo aprendió de mí - Eso es evidente, pensé.

- ¿Qué estáis haciendo aquí? - Les pregunté. - Quería pasar un tiempo con estos dos – frunció el ceño arrugando la frente - Pero no me gusta colgar alrededor de la escuela en sí. No siempre son hospitalarios....

No lo pillé a la primera. Los funcionarios de la escuela por lo general se reducen todos a sí mismos cuando viene a visitar la realeza. Entonces me di cuenta.

- Porque... por lo que pasó...

Considerando la manera que todos tratan a Christian por lo de sus padres, yo no debería haberme sorprendido al encontrar en su tía la misma discriminación. Tasha se encogió de hombros – Así son las cosas - Ella se frotó las manos juntas y exhaló su aliento haciendo una helada nube en el aire. - Pero no estemos aquí, cuando podemos hacer fuego en el interior.

Le di un último vistazo nostálgica al estanque congelado y luego seguí a los otros dentro. La cabina era bastante simple, cubiertas por capas de polvo y suciedad. Consistía en una sola habitación. Había una estrecha cama que no cubre, en la esquina y algunos estantes donde los alimentos probablemente habían sido almacenados alguna vez. Había una chimenea, sin embargo, y había un fuego que iba calentado el pequeño área. Los cinco nos sentamos, apiñados en torno a su calor, y Tasha cogió una bolsa de malvaviscos para cocer en las llamas.

A medida la fiesta se hacía pegajosamente bondadosa, Lissa y Christian hablaban el uno con el otro fácilmente y de la misma cómoda manera que siempre. Para mi sorpresa, Tasha y Dimitri también hablaban en una forma familiar. Ellos, obviamente,

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Frostbite Richelle Mead se conocían de otras ocasiones. Realmente nunca le había visto antes de esta manera tan animada. Incluso cuando era cariñoso conmigo, había siempre un aire serio sobre él. Con Tasha, bromeaba y se reía. Cuanto más la escuchaba, más me gustaba ella. Por último, no puede mantenerme al margen de la conversación, y pregunté: - Entonces, ¿vienes en el viaje de esquí? Ella asintió. Ahogando un bostezo, y estirándose a sí misma como un gato. – No he esquiado en años. No hay tiempo. Ahorré todas mis vacaciones para ello. - ¿Vacaciones? - Le di un curioso aspecto. - ¿Tiene usted un puesto de trabajo...? - Lamentablemente, sí- dijo Tasha, aunque en realidad no sonó muy triste acerca de ello.- Enseño clases de artes marciales. Asombroso. No podía haberme sorprendido más si ella hubiera dicho que le gustaría ser astronauta o un teléfono psíquico.

Una gran cantidad de reyes no han trabajado nunca y si lo hacían era por lo general en algún tipo de inversión o de otros ingresos consistentes en negocio que continuaban sus fortunas familiares. Y los que tenían trabajo sin duda no practicaban mucho las artes marciales, no son físicamente exigentes. Los Moroi tienen un montón de grandes atributos: excepcional sentidos del olfato, vista y la audición y la magia. Sin embargo, físicamente, eran altos y delgados, a menudo pequeños deshuesados. También tienen la debilidad de estar en la luz del sol. Ahora, esas cosas no eran suficientes para evitar que alguien entrara en un combate, pero sí que sería más difícil. Una idea creada entre los Moroi es que su mejor ofensa es una buena defensa, y la mayoría han rehuido el pensamiento de los conflictos físicos. Ellos se escondían en lugares bien protegidos, como la Academia, siempre al cuidado de los más fuertes y más resistentes dhampirs para custodiarlos.

- ¿Qué piensas, Rosa? - Christian parecía muy divertido por mi sorpresa. "¿Crees que podrías ganarla? - Difícil de decir - dije. Tasha me lanzo una sonrisa torcida.

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Frostbite Richelle Mead - Estás siendo modesta. He visto lo que ustedes pueden hacer. Esto es sólo un hobby. Dimitri encajo. "Ahora estás siendo modesta. Podrías enseñar la mitad de las clases de aquí. - No es probable- dijo.- sería bastante vergonzoso ser golpeada por un grupo de adolescentes. - No creo que eso ocurra – dijo - Creo recordar que le hiciste algún daño a Neil Szelsky. Tasha rodó sus ojos. - Arrojar mi copa en su cara no fue realmente el daño, a menos que consideres el daño que le hice a su traje. Y todos sabemos la forma en que trata su ropa. Ambos rieron de alguna broma privada que el resto de nosotros no sabíamos, pero yo sólo escuchaba la mitad. Todavía estaba intrigada acerca de su papel con los Strigoi. El auto-control que había intentado mantener finalmente cayó. - Cuando empezaste a aprender a luchar antes o después de lo que te pasó en la cara? - Rose - siseó Lissa. Pero Tasha no parecía molesta. Tampoco Christian que por lo general estaba incómodo cuando se hablaba del ataque de sus padres. Ella considero mi nivel, mirándome reflexiva. Me recordó a las veces que recibía aprobación de Dimitri si hacia algo sorprendente. - Después - dijo. Ella no bajo su mirada avergonzada, aunque sentí tristeza en ella. - ¿Cuánto sabes? Miré a Christian. - Lo básico. Ella asintió. - Sabía que... Sabía en lo que Lucas y Moira se habían convertido, pero que todavía no estaba preparada. Mentalmente, físicamente o emocionalmente. Creo que si tuviera que vivir de nuevo, todavía no estaría lista. Pero después de esa noche, me miré a mi mismadesfigurado-y me di cuenta de lo indefensa que estaba. Me pasé toda mi vida esperando guardianes para protegerme y cuidar de mí.

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Frostbite Richelle Mead - Y eso no es decir los guardianes no sean capaces. Como dije, probablemente tú podrías ganarme en una pelea. Pero-Lucas y Moira-redujeron a nuestros dos tutores antes de darnos cuenta de lo que había sucedido. Yo estaba parada cogiendo a Christian, pero apenas. Si los demás no hubieran ganado, me gustaría estar muerta - Se detuvo, frunció el ceño, y siguió su camino.- Decidí que no quería morir de esa manera, no sin poner luchar y hacer todo lo posible para protegerme y me gusta. Así aprendí todos los tipos de auto-defensa. Y después de un tiempo, yo realmente no, uh, encajo tan bien con la alta sociedad de aquí. Así que me trasladé a Minneapolis a vivir de enseñar a los demás. No me cabía duda de que era a otros Moroi que Vivian en Minneapolis-aunque sólo Dios sabía por qué, pero pude leer entre las líneas. Se había trasladado allí mismo e integrado con los seres humanos, manteniéndose lejos de otros vampiros como Lissa y yo hicimos durante dos años. Empecé a preguntarme si también podría haber algo mas entre las líneas. Ella dijo que había aprendido "todo tipo de auto-defensa", al parecer, algo más que sólo artes marciales. Va junto con sus creencias ofensa-defensa, los Moroi no cree que la magia debe utilizarse como un arma. Hace mucho tiempo, se utilizaba como tal, y algunos Moroi todavía lo hacían en secreto a día de hoy. Christian, yo sabía que era uno de ellos. De repente tenía una buena idea de donde podría haber sacado este tipo de cosas. Silencio. Es difícil parar el seguimiento de una triste historia como esa. Sin embargo, Tasha, me di cuenta, era una de esas personas que siempre podrían aliviar un estado de ánimo. Por eso me gusto aun mas, pasó el resto del tiempo contándonos historias divertidas. Ella no tenía esos aires que le gustaban tanto a la realeza, ella sabía que había mucha suciedad en el mundo. Dimitri sabía mucho de la gente que habla de honestidad, ¿cómo alguien tan antisocial parece conocer a todos los Moroi y guardianes de la sociedad?,Y añadir de vez en cuando algunos pequeños detalles. Estábamos nerviosos hasta que Tasha finalmente miró su reloj. - ¿Dónde está el mejor lugar donde una chica puede ir de compras por aquí?preguntó.

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Frostbite Richelle Mead Lissa y yo intercambiamos miradas. – Missoula - dijimos al unísono. Tasha suspiró. - Eso está un par de horas de distancia, pero si me voy pronto, probablemente pueda comprar algo antes de que cierren las tiendas. Estoy irremediablemente atrasada en las compras de Navidad. Gemí. - Mataría por ir de compras. - Yo también - dijo Lissa. - Tal vez podríamos ir a escondidas a lo largo de...." Lancé una mirada esperanzada a Dimitri. - No - dijo de inmediato. Suspiré. Tasha bostezó de nuevo. - Voy a tener que tomar un poco de café, no quiero dormirme mientras conduzco. - ¿No puede uno de tus guardianes conducir por ti? Ella sacudió la cabeza. - No tengo. - No tienes ningún... – fruncí el entrecejo, al analizar sus palabras. - ¿No tienes ningún guardián? - No. Me dispare. - ¡Pero eso no es posible! Eres de la realeza. Debes tener al menos uno. Dos, en realidad. Los guardianes se distribuyen entre los Moroi en una críptico forma por el Consejo de Guardianes. Era un tipo de sistema injusto, teniendo en cuenta la relación de los tutores con los Moroi. No tienden a conseguirlos por un sistema de lotería. La realeza siempre los tiene. La realeza de alto rango a menudo tiene más de uno, pero incluso el más bajo rango de la realeza no estaría sin uno. - Los Ojeras no son precisamente los primeros en llegar cuando los tutores son asignados - dijo Christian amargamente. - Desde que mis padres murieron... ... hay un tipo de escasez. Mi enojo surgió a la superficie. - Pero eso no es justo. No pueden castigaros por lo de tus padres. - No es castigo, Rose - Tasha no parecía tan furiosa como debería haberlo estado, en mi opinión. - Es simplemente... un reajuste de las prioridades.

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Frostbite Richelle Mead - Os están dejando indefensos. No puedes ir por ahí por ti misma! - No estoy indefensa, Rose. Ya te lo dije. Y si realmente yo quisiera un tutor, podría hacerlo un fastidio, pero es mucha molestia. Estoy bien por ahora. Dimitri la miro - ¿Quieres que vaya contigo? - ¿que toda la noche? - Tasha sacudió la cabeza. - No voy hacerte eso, Dimka. - A él no le importa - le dije rápidamente, entusiasmada con esta solución. Dimitri parecía divertido verme hablar por él, pero no me contradijo. - realmente no me importa. Ella vaciló. - Está bien. Pero probablemente hay que ir pronto. Nuestro partido ilícito se disperso. Los Moroi fueron en una dirección; Dimitri y yo nos fuimos por la otra. Él y Tasha habían hecho planes para reunirse en una media hora. - Entonces, ¿qué piensas de ella? - preguntó cuando estábamos solos. - Me gusta. Ella es genial.- Pensé en ella por un momento. - Y ya se lo que quieres decir acerca de las marcas. - ¿Oh? Yo asentí, mirándome los pies mientras caminaba a lo largo de los caminos. Incluso cuando los habían echado sal aún podrían tener trozos de hielo ocultos. - Ella no hizo lo que hizo por la gloria. Lo hizo porque tenía que hacerlo. ... Al igual que como lo hizo mi mamá. Odiaba admitirlo, pero es cierto. Janine Hathaway podría ser la peor madre del mundo, pero ella era una gran guardiana. - Las marcas no importan. Pueden ser Molnijas o cicatrices. - Eres una alumna rápida - dijo con su aprobación. Me hinché ante su alabanza. - ¿Por qué te llama Dimka? Él se rió suavemente. Yo había escuchado mucho de su risa y decidí que esta noche que me gustaría saber más acerca de él. - Es un alias para Dimitri. - Eso no tiene ningún sentido. No suena nada como Dimitri. Deberían llamarte, no sé, Dimi o algo así. - Así no es cómo funciona en Rusia - dijo.

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Frostbite Richelle Mead - Rusia es extraño - En Rusia, el apodo de Vasilisa era Vasya, que no tiene ningún sentido para mí. - Así es el inglés. Le di una mirada astuta. - Si me enseñaras a jurar (decir palabrotas) en ruso, podría tener un mejor reconocimiento de ello. - ¿No juras demasiado ya?. - Sólo quiero expresarme. - Oh, Roza ...- Él suspiró, y sentí una emoción en forma de cosquillas dentro de mí. "Roza" era mi nombre en ruso. Rara vez utilizado. - Te expresas más que nadie que conozca.

Le sonreí y caminamos un poco sin decir nada más. Mi corazón saltaba, yo estaba tan feliz de estar a su alrededor. Había algo cálido y bien cuando nosotros estábamos juntos. Así que yo flotaba a lo largo, dando vueltas en mi mente a algo que había estado pensando. - Sabes, hay algo gracioso acerca de las cicatrices de Tasha. - ¿Y eso? - preguntó. - Las cicatrices... atraviesan su cara - empecé lentamente. Estaba teniendo problemas para poner mis pensamientos en palabras. - Quiero decir, es obvio que ella era muy bonita. Pero aún con las cicatrices... ahora no sé. Ella es bonita de una manera diferente. Es como... como son parte de ella. La completan. - Sonaba tonto, pero era cierto. Dimitri no dijo nada, pero él me dio una mirada de soslayo. Regresé, y cuando nuestros ojos se reunieron, vi un breve atisbo de la antigua atracción. Fue fugaz y se había ido demasiado pronto, pero lo había visto. Lo sustituyó por la aprobación y el orgullo, fueron casi tan buenos. Cuando él habla, es como hacerme eco de sus pensamientos anteriores. - Eres una alumna rápida, Roza.

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Capítulo 6. Me sentía bastante bien sobre la vida cuando me dirigía a las practicas de antes de clase al día siguiente. La reunión secreta de anoche había sido súper divertida y me sentía orgullosamente responsable de la lucha contra el sistema y del fomento de Dimitri de ir contra Tasha. Mejor aún, he recibido mi primera grieta de una estaca de Plata y ayer había demostrado que soy capaz de manejar una. Animada, no podía esperar a la práctica. Una vez me había vestido con mi atuendo habitual de hacer ejercicio, prácticamente salté hasta el gimnasio; pero cuando pegué mi cabeza adentro de la sala de práctica del día anterior, me pareció un poco oscura y silenciosa. Encendí las luces, y miraba alrededor en caso de que Dimitri estuviera haciendo algún tipo de encubierta capacitación. No. Vacío. No estacamos hoy

-Mierda –murmuré - él no está aquí. Yo gruñí y por poco salté casi diez metros en el aire. Dando la vuelta miré extrañamente a esos reducidos ojos marrones de mi madre. -¿Qué estás haciendo aquí? – Tan pronto como las palabras salieron de mi boca, la presencia de ella estuvo conmigo. Una camisa elástica con mangas cortas. Suelta, con pantalones de cordón para hacer ejercicio, similares a los que yo me había puesto. - Mierda – Dije otra vez. -Mira tu boca – Ella se quebró – Es posible que te comportes así por tu falta de modales, pero por lo menos, no trates el sonido de esa manera. -Donde está Dimitri ?– Gruñí

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Frostbite Richelle Mead - Guardián Belikov está en la cama. Acaba de llegar hace un par de horas y necesita dormir. Otra interjección estaba en mis labios, pero la mantuve de vuelta. Por supuesto, Dimitri estaba durmiendo. Había tenido que conducir con Tasha hasta Missoula durante la luz del día para poder estar allí durante horarios comerciales humanos. Él había estado técnicamente todo el tiempo en la academia nocturna y había tenido probablemente apenas la posibilidad de volver. Ugh. Yo no debí haber sido tan rápida para alentarlo a que la ayudara a ella si hubiese sabido el resultado de esto. - Bueno - Le dije apresuradamente- Supongo que eso significa que la practica está cancelada. - Estate tranquila y ponte en marcha – Ella me dio algo de entrenamiento de manoplas. Eran similares a guantes de boxeo, pero no tan espesos y voluminosos. Compartían el mismo propósito, sin embargo: Para proteger tus manos y evitar rasguñar a tu oponente con las uñas. - Hemos estado trabajando en estacas de plata – le dije malhumorada, mientras empujaba mis manos en los guantes - Bueno, ahora estamos haciendo esto. Vamos Deseándolo me ha golpeado casi con la fuerza de un autobús en mi pie, aún así la he seguido hacia el centro del gimnasio. Su cabello rizado, fue amarrado hasta quedarse fuera de su forma habitual, mostrando la parte de atrás de su cuello. La piel se había cubierto de tatuajes. El más importante era una serpentina línea: La marca de la promesa, dada cuando los guardianes graduaron de academias como St. Vladimir y de acuerdo al servicio que ellos prestarían. Por debajo de la marca es adjudicado cada vez que un guardián mata a un Strigoi. Se les forma en forma de relámpago el nombre que tomaron. Yo no podía evaluar el número exacto, pero diré que era una maravilla, mi mamá tenía un tatuaje a la izquierda de su cuello! Ella había ejercido una gran cantidad de muerte en su tiempo. Cuando ella llegó al lugar que quería, se volvió hacía mi y adoptó una postura de ataque, esperando que ella saltara hacía mi, entonces y allí, yo rápidamente reflejé su posición. -¿Qué estamos haciendo? – Le pregunté - Movimientos básicos de ofensiva y defensiva. Usa las líneas rojas -¿Eso es todo? – Le pregunté Ella saltó hacía mi, yo apenas la esquivé y tropecé con mis propios pies en el proceso. Apresuradamente, me he corregido.

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Frostbite Richelle Mead -Bueno – dijo una voz que sonaba casi sarcástica – Como tu pareces tan interesada en recordarme, yo no te he tenido que ver en cinco años, no tengo idea de lo que eres capaz de hacer. Ella se movió hacía mi de nuevo, y vuelvo apenas a mantenerme dentro de las líneas para escapar de ella. Eso rápidamente se convirtió en el patrón. Ella nunca me dio realmente la oportunidad de ir a la ofensiva. O tal vez yo no tenía las habilidades para hacerlo. Yo gasté todo mi tiempo defendiéndome, físicamente al menos. De mala gana, tuve que reconocer a mi misma que fue bueno. Realmente bueno. Pero ciertamente, yo no iba a decirle eso. - ¿Entonces qué? Le pregunté - ¿esta es tu forma de maquillar tu negligencia materna? - Esta es mi manera de hacer que tú te deshagas de ese chip en tu hombro. Lo único que has tenido es esa actitud conmigo desde que llegué ¿Quieres pelear? – Su puño disparó y conectó con mi brazo. – Entonces vamos a luchar. Punto. -Punto- Me concedió – Yo no quiero luchar, solo he estado tratando de hablar contigo. - Cerrarme la boca en clase no se le llama precisamente hablar. Punto. Gruñí por el resultado. Cuando inicié el entrenamiento con Dimitri me quejaba de que no era justo para mí luchar contra alguien un pie más alto que yo. Él había señalado que al luchar con un Strigoi éste iba a ser más alto que yo y que el viejo dicho es cierto: El tamaño no importa. Muchas veces pensé que me estaba dando falsas esperanzas, pero a juzgar por el rendimiento de mi mamá aquí, estaba empezando a creerle. Actualmente, nunca he luchado con alguien más pequeño que yo. Como soy una de las pocas niñas en la clase de novatos, acepté que yo iba a ser siempre más pequeña y delgada que mis oponentes. Pero mi madre era más pequeña y todavía no tenía nada, solo claramente músculo embalado en su cuerpecito. -Yo tengo un estilo único de comunicación, eso es todo – Le dije - Tu tienes una pequeña ilusión de adolescente, que ha sido perjudicada de alguna manera durante los últimos 17 años.- Su pié golpeó mi muslo- Cuando en realidad, tú no has sido tratada diferente a otro dhampir. Mejor aún, yo podría haberte enviado a vivir con mis primos. Lo que quieres es ser una puta de la sangre? Es lo que querías? El termino ―puta de la sangre‖ siempre me hizo retroceder. Se trataba de un término aplicado a las madres solteras dhampir que decidieron criar a sus hijos en vez de convertirse en guardianas. Estas mujeres tienen a menudo, ―negocios‖ con hombres Moroi -ella miró hacia abajo- ya que a pesar que no había otra cosa que pudiese haber hecho, la verdad era esa, los hombres Moroi terminaban casándose con mujeres Moroi.

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Frostbite Richelle Mead El término ―puta de la sangre‖ vino del hecho de que a las mujeres dhampir se les permite beber la sangre del hombre durante el sexo. En nuestro mundo, solo los humanos dan sangre. Lo que un dhampir hacía era sucio y perverso, especialmente durante las relaciones sexuales. Sospecho que solo unas pocas mujeres dhampir hicieron eso, pero injustamente, el término se aplica para todas. Yo le he dado sangre a Lissa cuando estábamos huyendo, y aunque había sido un acto necesario, el estigma aún quedó conmigo. -No, por supuesto. Yo no quiero ser una puta de la sangre. –Mi respiración se estaba tornando cada vez más pesada. – Y no son todas así, actualmente solo unos pocas lo son. -Traen esa reputación en sí mismas - Ella gruñó. Yo esquivé su bofetada. – Ellas deben hacer su deber como guardianes, no continuar como tontas teniendo aventuras con los Moroi. -Ellas están criando sus niños – Yo gruñí. Quería gritar pero no podía perder el oxígeno.-Algo de lo que tú nunca sabrías nada. Además, eres tu igual que ellas?...No veo un anillo en tu dedo. ¿Mi papá no era solo una aventura para ti? Su rostro se volvió duro…lo que quiere decir que tenía esa expresión de cuando estas a punto de golpear a tu hija. –Eso- dijo de modo tirante – es algo de lo que tú no tienes idea. Punto. Me contraje de dolor con el golpe pero estaba feliz de ver que le había atizado a un nervio. Yo no tenía idea quién había sido mi padre, el único fragmento de información que tuve fue que era un Turco. Es posible que yo tenga la curva figura de mi mamá y su linda cara aunque yo podría decir que la mía es mucho más bonita que la de ella hoy en día; pero el resto de mi colorido viene de él. Ligeramente de piel bronceada, con el pelo y los ojos oscuros. -¿Qué sucedió? – Le pregunté- ¿Estuviste en alguna misión en Turquía? ¿Lo conociste en algún bazar local?¿o fue incluso más barato que eso? ¿Se te da eso de ir a lo Darwin y escoger al tipo con mas probabilidades de transmitir los genes guerreros a su descendencia? Es decir, sé que solo me tuviste porque era tu deber, así que tú tenías que asegurarte de tener el mejor espécimen. -Rosemarie – Advirtió a través de sus dientes apretados – Por una vez en tu vida ¡¡¡Cállate!!!

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Frostbite Richelle Mead -¿Por qué? ¿Estoy empañando tu preciosa reputación? Es justo como tú me dijiste: No eres diferente a otra dhampir, solo follar con él y … Hay una razón por la que dicen ―El orgullo va antes de la caída‖. Yo estaba tan atrapada en mi propio triunfo engreído que dejé de prestarle atención a mis pies. Estaba demasiado cerca de la línea roja. Salir de la línea significaría otro punto para ella, así que debía permanecer dentro y esquivarla al mismo tiempo. Lamentablemente, solo podía realizar uno de esos dos trabajos. Su puño llegó volando hacía mi, rápido y dur o y, tal vez lo más importante, un poco superior a las normas permitidas para esta clase de ejercicio. Impactó mi rostro con la fuerza de un camión pequeño y volé hacia atrás, golpeando el duro suelo del gimnasio y después mi cabeza. Y yo estaba fuera de las líneas. Maldita sea La cabeza me palpitaba de dolor y mi visión se volvió borrosa y brillante. En unos segundos, mi madre estaba inclinada sobre mi. -Rose? Rose? Estas bien? – Su voz sonaba ronca y frenética. El mundo nadaba. En un momento vinieron otras personas y yo acabé en algún lugar de la clínica de la Academia. Allí alguien iluminó con una luz mis ojos, y comenzó a hacerme preguntas increíblemente idiotas. -¿Cuál es tu nombre? -¿Qué? – Le pregunté. Bizqueé un poco por la luz. - Su nombre – Reconocí a la doctora Olendzki por la luz -Ustedes saben mi nombre -Quiero que me digas - Rose. Rose Hathaway. -¿Sabes cuándo es tu cumpleaños? -Por supuesto que sí. ¿Por qué me pregunta esas cosas estúpidas? ¿Perdió mi historial? La doctora Olendzki dio un suspiro exasperado y se marchó, teniendo la molesta luz con ella. –Creo que está bien- Oí decir a alguien. –Quiero mantenerla aquí por el resto del día de escuela, solo para asegurarme que no tenga ninguna contusión. Desde luego, yo no quería tener un guardián cerca de mi fuera de clases. Pasé el día entrando y saliendo del sueño, porque la Dra. Olendzki me mantenía despierta para hacerme pruebas. También me dio una bolsa de hielo y me dijo que la

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Frostbite Richelle Mead mantuviese cerca de mi cara. Cuando la academia finalizara las clases, ella me consideraría suficientemente bien para salir. -Lo juro Rose. Creo que deberías tener una tarjeta de paciente frecuente.- Había una pequeña sonrisa en su rostro. -A excepción de las personas con problemas crónicos como las alergias y el asma, no creo que la de cualquier otro estudiante que he visto aquí tan a menudo en un período tan corto de tiempo. "Gracias", dije, no es realmente seguro de que quería el honor. –Entonces, no hay contusión? Ella sacudió la cabeza. – No, vas a sentir algo de dolor, sin embargo, te daré algo antes de que te vayas. Su sonrisa palideció y de repente parecía nerviosa. - Para ser honesta, Rose, creo que la mayoría de los daños ocurrido son, bueno, tu cara. Me disparé de la cama. - ¿Qué quiere decir" la mayoría de los daños le sucedieron a mi cara‖? Ella hizo un gesto hacía el espejo que estaba encima del fregadero, al otro lado de la habitación. Corrí hacia él y vi mi reflejo – HIJA DE PUTA grrr Manchas rojo púrpura cubrían la parte superior del lado izquierdo de mi cara, en particular cerca de los ojos. Desesperadamente, me di la vuelta para hacer frente a ella. -Esto va a desaparecer pronto, ¿verdad? Si mantengo el hielo sobre ella? Ella sacudió la cabeza de nuevo. "El hielo puede ayudar ... pero me temo que vas a tener un ojo negro malo. Es probable que esté peor mañana, pero debe aclarar en una semana o algo así. Tu volverás a la normalidad antes de tiempo. Salí de la clínica en un aturdimiento que no tenía nada que ver con mi lesión en la cabeza. Claro en una semana o algo así? ¿Cómo podría la Dr. Olendzki hablar tan a la ligera acerca de esto? No darse cuenta de que lo que estaba sucediendo? Iba a parecer un mutante de la Navidad y la mayoría de los viaje de esquí. Tenía un ojo negro. Un maldito ojo negro. Y mi madre me lo había dado.

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Capítulo 7. Irritada empujé las puertas que conducían al dormitorio de los Moroi. La nieve se arremolinó detrás de mí y algunas personas me observaron mientras entraba. No me sorprendió que varios de ellos me mirasen dos veces. Tragando fuertemente, me obligué a no reaccionar. Todo estaría bien. No tenía por que enloquecer. Los novatos nos heríamos todo el tiempo. Lo raro era no mancarse. Tengo que reconocer que esto era más evidente que la mayoría de las lesiones, pero podría vivir con ella hasta que se curase, ¿verdad? Y no era como si alguien supiese como me lo había hecho. "Ey Rose, es cierto que tu madre te golpeó?" Me congelé. Reconocería esa voz de soprano en cualquier lugar. Girándome lentamente, miré a los profundos ojos azules de Mia Rinaldi. Rizado cabello rubio enmarcaba su rostro que sería lindo si no tuviese esa maliciosa sonrisa. Un año más joven que yo, Mia se había confrontado con Lissa (y conmigo por defecto) en una guerra para ver quien podía arrasar con la vida de la otra más rápido una guerra, debo añadir que ella comenzó. Le había robado el ex-novio de Lissa - a pesar de que Lissa finalmente había decidido que no lo quería - y había difundido todo tipo de rumores. Lo admito, el odio de Mia no era injustificadado. El hermano mayor de Lissa, André - que murió en el mismo accidente de coche que técnicamente me "mato" – había utilizado a Mia cuando ella era una estudiante de primer año. Si no fuese por que ahora era una zorra, sentiría lástima por ella. El había actuado incorrectamente, y aunque podía entender su rabia, no creo que sea justo que lo pague con Lissa, tal y como ella hizo. Lissa y yo técnicamente al final habíamos ganado la guerra, pero Mia inexplicablemente había conseguido volver a la cima. No andaba con la misma élite que andaba antes, pero había construido un pequeño contingente de amigos. Maliciosos o no, los líderes fuertes siempre atraen seguidores.

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Frostbite Richelle Mead Descubrí, que el 90% de las veces, la respuesta más eficaz era ignorarla. Pero había terminado de cruzar el otro 10% porque era imposible ignorar a alguien que le estaba anunciando a todo el mundo que tu madre te había golpeado - incluso si eso era cierto. Dejé de caminar y me giré. Mia se detuvo cerca de una máquina expendedora, a sabiendas de que había llamado mi atención. No me preocupé en preguntar cómo sabía que mi madre me había dejado un ojo morado. Las cosas raramente se quedaban en secreto por aquí. Cuando vio mi cara, sus ojos crecieron con deleite. "Vaya. Hablando de una cara que sólo una madre podría amar". Ha. Que bueno. Se fuese alguna otra persona le hubiese aplaudido la broma. "Bueno, tu eres una especialista en lesiones en la cara", le dije. "¿Cómo está tu nariz?" La helada sonrisa de Mia se torció un poco, pero no se dio por vencida. Le había roto la nariz hace un mes- en el baile de entre todos los sitios posibles, - y aunque la nariz ya se había curado, ahora estaba un poco torcida. La Cirugía Plástica probablemente se lo hubiese arreglado, pero según tenía entendido con el poco dinero que tenía su familia, de momento eso no era posible. "Está mejor", respondió con remilgo. "Afortunadamente, me lo rompió una perra psicótica, y no alguien de la familia. " Le di mi mejor sonrisa psicótica. "Qué mal. La familia te puede golpear por accidente. Las perras psicóticas tienden a volver por más." Amenazarla con violencia física suele ser una buena táctica con ella, pero teníamos muchas personas

a nuestro alrededor como para ser una preocupación

legítima para ella. Y Mia lo sabía. No es que no atacase a alguien en esas condiciones diablos, yo hacia eso muchas veces - pero estaba intentando mantener mi palabra de intentar controlar mis impulsos. "A mí no me parece un accidente", dijo. "¿No tenéis normas que prohíben golpear en la cara? Quiero decir, eso parece realmente fuera de las fronteras." Abrí la boca para responderle, pero nada salió. Tenía razón. Mi lesión era fuera de las fronteras; en este tipo de combate, no se puede golpear por encima del cuello. Esto era muy por encima de la línea prohibitiva.

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Frostbite Richelle Mead Mia vio mi vacilación, y era como si el mañana de Navidad hubiese llegado una semana antes para ella. Hasta ese momento, creo que nunca antes en nuestra relación antagónica me había dejado sin palabras. "Niñas", dijo una áspera voz femenina. La Moroi que atendía la recepción nos lanzó una mirada penetrante. "Esto es un pasillo no una sala. Decídanse, o entren o salgan". Por un segundo, romperle la nariz a Mia de nuevo parecía la mejor idea del mundo - al infierno con la detención o suspensión. Después de respirar profundamente, decidí que irme era lo correcto. Fui hasta las escaleras y subí hasta las habitaciones de las niñas. Por encima de mi hombro, oí lo que me decía Mia, "No te preocupes, Rose. Desaparecerá. Además, a los chicos no es tu cara lo que les interesa." Treinta segundos más tarde, golpeé la puerta de Lissa con tanta fuerza que me sorprendió que mi muñeca no hubiese roto la madera. Abrió lentamente mirando alrededor. "¿Fuiste tu? Pensé que era un ejército de - Oh Dios mío." Sus cejas se elevaron cuando vio mi cara. "¿Qué pasó?" "¿No lo has oído? Debes de ser la única de la academia que no lo sabe", me quejé. "Déjame entrar y te cuento". Acostándome en su cama, le conté todo lo que había pasado. Se horrorizó. "Escuché que te habías herido pero pensé que era sólo una de las cosas normales," dijo. Miré al techo, sintiéndome miserable. "La peor parte es que Mia tenía razón. No fue un accidente." "¿Estás diciendo que tu madre lo hizo a propósito?" Cuando no le respondí, la voz de Lissa se llenó de incredulidad. "Vamos, ella no haría eso. De ninguna manera. " "¿Por qué? Porque ella es la perfecta Janine Hathaway, maestra en controlar su temperamento? A veces, también es la perfecta Janine Hathaway, maestro de la lucha y del control de sus acciones. De una manera u otra, se equivocó. " "Sí, bueno," dijo Lissa, "Creo que tropezar y perder la fuerza es más probable que de que lo hiciera a propósito. Tendría que perder la calma de verdad para hacerlo a propósito."

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Frostbite Richelle Mead "Bueno, ella estaba hablando conmigo. Eso es suficiente para que cualquiera pierda la paciencia. Y yo la acusé de acostarse con mi padre porque era una buena opción evolutiva." "Rose", murmuró Lissa. "Creo que olvidaste contarme eso. Porque le dijiste eso? " "Por que probablemente sea cierto". "Pero tendrías que haber sabido que eso la irritaría. Porque la provocaste?. Porque no puedes hacer las paces con ella? " Me senté. "Hacer las paces con ella? Me puso un ojo morado. Probablemente a propósito. ¿Cómo puedo hacer las paces con alguien así? " Lissa sólo negó con la cabeza y caminó hasta el espejo para mirar su maquillaje. Los sentimientos a través de nuestra conexión eran de frustración y exasperación. Vacilando en el fondo tenía un poco de anticipación, también. Ahora que ya le había contado todo, tuve la paciencia necesaria para examinarla. Llevaba una blusa de seda morada y una falda negra que le llegaba hasta las rodillas. Su pelo largo tenía una perfección que sólo se conseguía con horas de dedicado trabajo con el secador y cepillo. "Estás estupenda. ¿Qué sucede? " Sus sentimientos cambiaron un poco, su irritación conmigo disminuyó. ― Después voy a quedar con Christian". Durante varios minutos, me había sentido como en los viejos tiempos, solamente Lissa y yo. Sólo nosotras, quedando y hablando. Al mencionar a Christian, así como la compresión de que ella me dejaría pronto para ir con el, provocó sentimientos negros en mi pecho... sentimientos que tenía que admitir a regañadientes que eran celos. Naturalmente, no le dije nada. "Vaya ¿Y que hizo para que te prepares así? Rescató huérfanos de un edificio en llamas? Si lo hizo, mejor asegúrate de que no fue él el que prendió las llamas." El elemento de Christian es el fuego. Estaba de acuerdo ya que era el más destructivo. Riendo, se volvió del espejo y tocó suavemente mi cara hinchada con sus dedos. Sonrió suavemente. "No está tan mal." "Lo que sea. Sabes, puedo saber cuando estás mintiendo. Y la Dr. Olendzki dijo que mañana estaría peor." Me acosté en la cama. "Probablemente no haya en el mundo

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Frostbite Richelle Mead maquillaje suficiente para ocultarlo, no crees? Tasha y yo tendremos que invertir en algún tipo de máscaras al estilo del fantasma de la ópera. " Suspiró y se sentó en la cama, cerca de mí. "Es una pena que no pueda curarte". Sonreí. "Eso sería agradable". La coacción y su carisma obtenidos por el Espíritu eran geniales, pero en verdad, curar era su habilidad mas increíble. La cantidad de cosas que podía hacer es sorprendente. Lissa también estaba pensando en lo que el Espíritu podía hacer. "Me gustaría que hubiese otra forma de controlar el Espíritu... una forma que me permitiese usar magia..." "Sí", le dije. Comprendía su deseo de hacer grandes cosas y ayudar a las personas. Irradiaba de ella. Bueno, y también quería que mi ojo sanase al instante y no que le llevase días. "Yo también lo deseo." Ella suspiró de nuevo. "Hay más del justo deseo de curar y hacer otras cosas con el Espíritu. Yo también, bueno, echo de menos la magia. Aún está ahí, pero simplemente bloqueada por las píldoras. Me está quemando por dentro. Ella me quiere y yo la quiero. Pero hay una pared entre nosotras. No puedes imaginarlo". "En realidad si puedo." Era verdad. Junto con tener una idea general de sus sentimientos, a veces podía ―entrar en ella". Es difícil de explicar y aún más difícil de soportar. Cuando esto sucedía, yo podía ver, literalmente, lo que ella veía y sentir lo que ella sentía. En esos momentos, era ella. Muchas veces, si estaba en su cabeza cuando ella deseaba la magia, podía sentir ese deseo del que estaba hablando. A menudo se despertaba de noche, deseando el poder que no podía soportar. "Oh, es verdad", dijo con tristeza. "A veces lo olvido." Un sentimiento de amargura creció en ella. No se dirigía hacia mí, sino a su situación. La ira apareció en su interior. No le gustaba sentirse indefensa. La ira y la frustración se convirtieron en algo más oscuro y feo, algo que no me gustaba. "Oye", le dije, tocando su brazo ella. "¿Estás bien?" Rápidamente cerró los ojos, y los abrió. "Es que odio eso".

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Frostbite Richelle Mead La intensidad de sus sentimientos me recordó nuestra conversación, la que habíamos tenido antes de que me fuera a la casa de los Badica. "¿Sigues sintiendo que las píldoras no te hacen efecto? " "No sé. Un poco. " "Es cada vez peor?" Negó con la cabeza. "No. Todavía no puedo usar magia. Me siento más cerca de ella… pero sigue estando bloqueada. " "Pero todavía... tus estados de ánimo... " "Es... están actuando. No te preocupes", dijo, al ver mi cara. "No estoy viendo cosas o tratando de lastimarme". "Excelente." Estaba feliz de escuchar eso, pero aún estaba preocupada. Incluso si no podía usar magia, no me gustaba la idea de que su estado mental no estaba bien de nuevo. Desesperadamente, esperaba que la situación se estabilizará por si sola. "Estoy aquí ", le dije suavemente, sosteniendo su mirada. "Si algo raro sucede... solo tienes que decírmelo, ¿de acuerdo? " A medida que esos sentimientos oscuros desaparecían de ella, sentí una extraña onda en la conexión. No podía explicar lo que era, pero temblé con fuerza. Lissa no lo había notado. Se animó de nuevo, y me sonrió. "Gracias", dijo. "Lo haré". Sonreí, feliz de verla regresar a la normalidad. Nos quedamos en silencio, y por un breve momento, quería contarle lo que pasaba en mi mente. Últimamente tenía tantas cosas en la cabeza: mi madre, Dimitri, y la casa de los Badica. Estaba bloqueando esos sentimientos dentro de mí, y me estaban matando. Ahora, me sentía tan a gusto con Lissa por primera vez en tanto tiempo, que finalmente sentí que podía hablar con ella sobre mis sentimientos. Antes de que pudiera abrir mi boca, sentí cambiar sus pensamientos. Estaba nerviosa y ansiosa. Había algo que quería contarme, algo en lo que había estado pensando. Y ahí se fue mi oportunidad de desahogarme. Si ella quería hablar, yo no la molestaría con mis problemas, los dejé de lado y esperé que hablase. "He encontrado algo en mi búsqueda con la Sra. Carmack. Algo extraño ... " "Oh?" Pregunté.

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Frostbite Richelle Mead Los Moroi normalmente adquieren su especialización durante la adolescencia. Después de eso, son colocados en clases especializadas para cada elemento. Pero como era la única usuaria de Espíritu por el momento, Lissa no tenía una clase a la que unirse. La mayoría de la gente creía que no se había especializado en nada, pero ella y la Sra. Carmack – la profesora de magia de la San Vladimir - se reunían para aprender lo que podían sobre el Espíritu. Buscaban en los registros nuevos y antiguos, en busca de pistas que les guiasen hasta otros usuarios del Espíritu, ahora que ya sabían que algunas de las marcas: la incapacidad de especializarse, inestabilidad mental, etc. "No encontré ningún usuario del Espíritu, pero encontré informes..., de, unos, fenómenos inexplicables". Parpadeé sorprendida. "¿Qué tipo de cosas?" Pregunté, reflexionando sobre lo que se podría llamar "fenómeno inexplicable" para los vampiros. Cuando ella y yo habíamos vivido con los humanos, nosotras seríamos fenómenos inexplicables para ellos. "Hay varios informes... pero, no se, leí acerca de un hombre que podía hacer que la gente viese cosas que no estaban allí. Podía hacer creer a la gente que estaban viendo monstruos u otras personas y cosas así. "Esta puede ser una coacción". "Coacción realmente poderosa. Yo no podría hacer eso, y soy fuerte - o lo era – más que cualquier otro que conozcamos. Y ese poder viene de utilizar el Espíritu... " "Entonces," terminé ", crees que ese ilusionista también es un usuario del Espíritu". Se mostró de acuerdo. "¿Por qué no habláis con él y lo averiguáis?" "Por qué no tenemos información al respecto, es secreto. Y hay otras cosas extrañas. Como alguien que puede drenar físicamente a otros. Las personas que estaban a su lado se debilitan y pierden toda su fuerza. Pierden el conocimiento. Y había otra persona que podía detener objetos en el aire después de lanzarlos." La emoción iluminó sus rasgos. "Podría ser un usuario de aire," mencioné. "Tal vez", dijo. Podía sentir la curiosidad y la emoción a través de ella. Ella quería creer con desesperación que había otros que también eran usuarios de Espíritu. Sonreí. "¿Quién sabe? Los Moroi tienen su propio Roswell - y también un área 51. Es sorprendente que no me estén estudiando para entender nuestra conexión".

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Frostbite Richelle Mead El humor especulativo de Lissa se convirtió en provocación. "Algunas veces me gustaría poder leer tu mente. Me gustaría saber lo que sientes por Mason. " "Él es mi amigo‖ dije muy seria y sorprendida por el cambio brusco de tema. "Sólo eso". "Acostumbrabas ligar - y hacer otras cosas - con un cualquier chico que caía en tus manos. " "Ey!" dije, ofendida. "No era tan mala." "Ok. Tal vez no. Pero no pareces tan interesada en los chicos. " Si que estaba interesado en los chicos - bueno, un chico. "Mason es muy bueno", continuó. "Y está loco por ti". "Si, lo está," Estuve de acuerdo. Pensé en Mason, en los breves momentos en que pensé que era sexy cuando estábamos en la clase de Stan. Además, Mason era muy divertido, y nos llevábamos muy bien. Él no era una mala opción. "Sois muy parecidos. Y los dos hacéis cosas que no deberíais. " Me reí. Eso también era cierto. Recordé la fuerte voluntad de Mason, de acabar con todos los Strigoi del mundo. Puede que yo no este preparada para eso - a pesar de mi explosión en el coche – pero aún así compartía algún de sus descuidos. Quizás es hora de darle una oportunidad, pensé. Bromear con el era muy divertido, y hacia mucho tiempo que no besaba a alguien. Dimitri hacia que mi corazón se descontrolase... pero, bueno, no es como si sucediese algo más. Lissa me miró de forma evaluatoria, como si supiese que estaba pensando - así, fuera el tema de Dimitri. "Le oí decir a Meredith que eras una idiota para no salir con él. Ella dice que es porque piensas que eres demasiado buena para él". "¿Qué! Eso no es cierto". "Oye, yo no dije eso. De todos modos, dice que está pensando ir detrás de él". "Mason y Meredith?" Me burlé. "Sería un desastre. No tienen nada en común. " Era mezquino, pero me había acostumbrado a tener a Mason siempre mirándome. De repente, la idea de que el mirase a otra me disgustó. "Eres posesiva", dijo Lissa, adivinando mis pensamientos de nuevo. No me extrañó que a ella le molestase tanto que leyera sus pensamientos. "Sólo un poco."

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Frostbite Richelle Mead Se rió. "Rose, aunque no sea con Mason, deberías comenzar a salir de nuevo. Hay muchas chicos que matarían por salir contigo - chicos que son legales." No siempre había elegido la mejor opción cuando se trataba de hombres. Otra vez, me inundó la voluntad de hablarle de mis problemas. Durante mucho tiempo había tenido muchas dudas acerca de contarle lo que sentía por Dimitri. Estar ahora con ella, me recordó que ella era mi mejor amiga. Podría contárselo todo, y ella no me juzgaría. Pero al igual que antes, perdí la oportunidad de contarle todo lo que estaba pasando por mi mente. Ella miró su despertador y se levantó de repente de la cama. "Voy a llegar tarde! Tengo que reunirme con Christian!" La felicidad la llenó, con una nerviosa anticipación. Amor. ¿Qué podría hacer? Tragué de nuevo los celos que comenzaron a crecer en mi mente. Una vez más, Christian la alejaba de mí. Esta noche no sería capaz de contárselo. Lissa y yo salimos de la habitación, y ella prácticamente salió corriendo, prometiendo que mañana hablaríamos. Caminé de vuelta a mi dormitorio. Cuando llegué a mi habitación, me puse delante del espejo y observé mi cara. Una marca roja me rodeaba el ojo. Hablar con Lissa, casi me hizo olvidar el incidente con mi madre. Deteniéndome para dar un vistazo más de cerca, me miré fijamente. Tal vez fuese egoísta, pero sabía que me veía bien. Usaba una talla grande de sujetador y tenía un cuerpo muy deseado en una escuela donde la mayoría de las chicas eran delgadas como súper modelos. Y como había notado, mi cara también era bonita. En un día normal, aquí yo era un 9 - 10 en uno de mis mejores días. Pero hoy? Si. Casi estaba en números negativos. No estaría perfecta para el viaje de esquí. "Mi madre me golpeó," le conté a mi reflejo. Quien me miró con compresión. Con un suspiro, decidí que era mejor preparado para acostarme. No tenía nada más que hacer, tal vez unas horas de sueño extra apurasen el proceso de curación. Fui al baño, me lavé la cara y me cepillé el pelo. Cuando regresé a mi habitación, me puse uno de mis pijamas favoritos. La suave tela me animó. Estaba preparando mi mochila para mañana, cuando de repente una ola de emociones me inundó a través de la conexión con Lissa. Me agarró desprevenida y no

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Frostbite Richelle Mead me dio oportunidad de resistirme. Era como ser derrumbada por la fuerza de un huracán, y de repente ya no estaba viendo mi mochila. Estaba "dentro" de Lissa, experimentando su mundo de primera mano. Y fue ahí cuando las cosas se pusieron embarazosas. Por qué estaba Lissa con Christian. Y las cosas estaban... calientes.

Capítulo 8. Christian LA ESTABA BESANDO, y WOW, eso si era un beso. Él no se andaba con rodeos. Ese es el tipo de beso que no se les debería permitir ver a los niños pequeños. Maldición, era el tipo de beso que no se debía permitir ver, y mucho menos experimentarlo a través de un enlace psíquico. Como había señalado antes, las emociones fuertes de Lissa podían hacer que sucediera este fenómeno, me tiraba dentro de su cabeza. Pero siempre, siempre, era porque tenía sentimientos negativos. ¿Pero esta vez? Ella no estaba nada molesta. Ella estaba feliz. Muy, muy feliz. El lugar había sido un refugio para ellos dos, cuando se sintieron antisociales y querían escapar. Finalmente, habían decidido hacerse antisociales juntos, y una cosa dio lugar a otra. Des de que lo hicieron público, yo no sabía que pasaran su tiempo aquí. Tal vez estén de vuelta por los viejos tiempos. Y de

hecho, parecía que

estuvieran

celebrando

algo. Velas

aromáticas

colocadas alrededor del polvoriento y viejo sitio, que llenaban el aire con un perfume de lilas. Hubiera estado un poco nerviosa por la cantidad de velas que habían en un siento con

tanta

cantidad de

libros y

cajas

inflamables, pero probablemente

Christian creía que podía controlar cualquier accidente que pasara con el fuego.

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Frostbite Richelle Mead Finalmente, rompieron su apasionado y largo beso y se miraron el uno al otro. Se dejaron

caer de lado en el suelo. Habían extendidas varias mantas debajo de

ellos. La cara de Christian estaba abierta y blanda cuando miro a Lissa, sus ojos azules y pálidos radiaban de un emoción interna. Era distinto a la manera en que me miraba Mason. Había cierta adoración en él, pero Mason se parecía más a cuando vas andando por una iglesia y te cae encima el temor y el miedo de algo que adoras pero que realmente no entiendes. Christian adoraba claramente a Lissa a su manera, pero hubo un destello que recorrió sus ojos, las sensación de que los dos compartían en si una comprensión de una manera tan perfecta y poderosa que ni siquiera necesitaban las palabras para expresarse. -¿No crees que vamos a ir al infierno por hacer esto?- le pidió Lissa. Él la alcanzó y le toco la cara, arrastrando los dedos a lo largo de su mejilla y bajando por el cuello hasta llegar a la parte superior de su camisa de seda. Ella respiraba pesadamente ante ese contacto, era tan suave y pequeño, sin embargo evocaba una pasión tan fuerte dentro de ella. -¿Por esto?- Jugó con el borde de la camiseta, dejando que su dedo apenas rozara el interior. -No.- ella se rió –Por esto- Ella señalo el ático que les rodeaba. –Esto es una iglesia. No deberíamos de hacer, mmm, esta clase de cosas aquí arriba.-No es verdad- Él discutió. Suavemente, le empujo la espalda y se inclino sobre ella. – La iglesia está debajo. Esto es solo el almacén. Dios no lo tendrá en cuenta.-No crees en Dios- le riño. Sus manos se abrieron paso por su pecho. Sus movimientos eran tan ligeros y deliberados como los suyos, con todo, provocando claramente la misma respuesta en él. Él suspiro de alivio cuando deslizo sus manos bajo la camisa y hasta su estomago. –Estoy bromeando-Tú dirías cualquier cosa ahora- ella le acusó. Sus dedos cogieron el borde de la camisa y la empujaron hacía arriba. Él cambio la postura de manera que ella le pudiera sacar la camisa y después se inclino encima de ella, juntando su pecho desnudo.

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Frostbite Richelle Mead -Tienes razón- Él cuidadosamente desabrocho el botón de la blusa. Sólo uno. Entonces se volvió a inclinar hacía abajo y le dio uno de esos besos duros, profundos. Cuando cogió aire de nuevo, continuo como si nada hubiera ocurrido. – Dime lo que necesites escuchar, y lo diré.-Él desabotonó otro botón. - No hay nada que necesite escuchar- Ella rió. Otro botón ya estaba libre.- Puedes decírmelo quieras, estará bien siempre que sea la verdad.-La verdad ¿Eh? Nadie quiere oír la verdad. La verdad nunca es sexy. Pero…El último botón salió, y él separo la camisa lejos. –Eres demasiada malditamente sexy para ser real.Sus palabras sonaron en un tono sarcástico, pero sus ojos trasmitían un mensaje completamente distinto. Yo estaba viendo toda esta escena a través de los ojos de Lissa, pero me podía imaginar lo que vio. Su suave blanca piel. La esbelta cintura y la cadera. Un sujetador de encaje blanco. A través de ella pude sentir que el encaje le picaba, pero no le presto atención. Las sensaciones encariñadas y hambrientas se extendieron por toda ella. Dentro de Lissa, podía sentir como su corazón y respiración se aceleraba. Emociones similares le pasaban

a Christian,

nublando el resto de los pensamientos coherentes.

Desplazándose hacía abajo, él se puso encima de ella, presionando sus cuerpos juntos. Su boca buscó la suya de nuevo, y sus labios y lengua entraron en contacto, Sabía que tenía que salir de allí. Porque ahora lo entendía todo. Entendía porque Lissa se había vestido así y porque el nido de amor estaba decorado como una sala de exposición de velas aromáticas. Esto es lo que era. El momento. Después de un mes de encuentros, iban a tener relaciones sexuales. Lissa, yo sabía, lo había hecho antes con su exnovio. Yo no sabía lo que había hecho Christian en el pasado, pero, sinceramente, dudé mucho de que las niñas hubieran caído ante su encanto abrasivo. Pero en la sensación que recibía de Lissa, yo podía decir que eso no le importó. No en ese momento. En ese momento tan sólo estaban ellos dos y la forma en que se sentían uno sobre el otro ahora mismo. Y en una vida llena de preocupaciones que alguien de su edad debería haber tenido, Lissa se sentía absolutamente segura de lo

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Frostbite Richelle Mead que estaba haciendo. Era lo que quería. Lo que había deseado hacer con él des de hace mucho tiempo. Y yo no tenía derecho de ser testigo de eso. ¿ Era una broma? Yo no quería ser testigo. No tengo ningunas ganas de ver a otras personas encendidas, y puedo asegura por el infierno que no quiero experimentar sexo con Christian. Era como prácticamente perder mi virginidad. Pero por Jesucristo, Lissa no es que me lo estuviera poniendo fácil para salir de su cabeza. Ella no deseaba separarse de sus sentimientos y emociones, y cuanto más fuerte crecían, más fuerte me sostenían. Intentando distanciarme de ella, centre mis esfuerzos a volver en mi misma, concentrándome tan fuerte como pude. Más ropa desapareció… ¡Vamos, vamos! Me dije severamente. El condón salió… Tú eres una persona propia, Rosa. Vuelve a tu cabeza Sus miembros entre sí, sus cuerpos se movían juntos… ¡Hijo de… Entonces salí de ella y volví de nuevo a mí. Un vez más, estaba de regreso a mi habitación, pero yo ya no tenia ningún interés en embalar mi mochila. Mi mundo entero se bloqueo. Me sentía insegura, extraña, violada, casi insegura de si yo era Rosa o si era Lissa. También sentí resentimiento hacía Christian otra vez. No quería tener relaciones sexuales con Lissa, pero había una punzada dentro de mí, frustrada por la sensación de que ya no era el centro de su mundo. Dejando intacta la mochila, me fui directa a la cama, envolviendo mis brazos a mí alrededor y apretándome en una bola para intentar silenciar el dolor de mi pecho.

Me dormí muy rápidamente y me desperté temprano como resultado de ello. Normalmente, me tenían que sacar de la cama para ir con Dimitri, pero hoy me adelante lo suficiente para ganarlo en el gimnasio. Mientras le esperé, vi a Mason cortando a través de uno de los edificios de las aulas. -Wow-le llamé –¿Des de cuando te levantas tan temprano? –

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Frostbite Richelle Mead -Des de que tengo que hacer un examen de matemáticas- dijo, caminando hacía mí. Me dio una sonrisa maliciosa. – Puede que valga la pena saltármelo, para pasar el rato contigo.Me reí, recordando mi conversación con Lissa. Sí, definitivamente hay cosas peores que podría hacer que ligar y empezar algo con Mason. -Nah. Podrías tener problemas, entonces no podría tener un verdadero desafío en las pistas.Hizo rodar los ojos todavía sonriendo. - Yo no soy el verdadero reto ¿recuerdas?-¿Estas listo para apostarte algo aún?¿O tienes demasiado miedo?-Cuidado- me advirtió- O podría ser que devolviera su regalo de Navidad-¿Me conseguiste un regalo?- No me lo había esperado. -Sí. Pero vigilaría lo que dices, podría dárselo a alguna otra.-¿Como a Meredith?- Bromeé -Ella ni siquiera juega en tu liga, y tú lo sabes.-¿Incluso con un ojo morado?- Le pregunté con una mueca. -Incluso con dos ojos morados.La mirada que me dio en ese momento no era de burla o incluso realmente sugestiva. Era agradable. De amistad e interesada. Como él realmente quería. Después de todo el estrés anterior, me gustó que le importara a alguien. Y con el descuido estaba empezando a sentir a Lissa, también me di cuenta del gusto que daba que alguien quisiera poner tanta atención en mí. -¿Qué haces por Navidad?-le pregunté Él se encogió de hombros.-Nada. Mi mama hubiera venido, pero tuvo que cancelarlo en el último momento… ya sabes, con todo lo que paso.La madre de Mason no era guardiana. Ella era un dhampir que había decidido nacionalizarse y tener hijos. Como resultado de ello, yo sabía que él la veía poco. Es irónico, pensé, que en realidad mi mama estaba aquí, pero era como si estuviera en cualquier otro lugar. -Ven conmigo- Le dije de manera impulsiva. –Voy a estar con Lissa, Christian y su tía. Será divertido.-¿En serio?-

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Frostbite Richelle Mead -Muy divertido-Eso no era lo que te estaba preguntandoHice una mueca. –Ya lo sé. Sólo ven ¿ok?Él me hizo una de sus galanes reverencias que tanto le gustaba hacerme. –Claro que síMason se fue vagando sólo en cuanto Dimitri apareció para nuestra práctica. Hablar con Mason había hecho sentirme vertiginosamente feliz, no había pensado absolutamente en mi cara con él. Pero con Dimitri, de repente me conciencié. No quería ser menos perfecta para él, y caminamos hacía dentro, salí de su camino para evitar que me mirará la cara y no pudo verme completamente. Preocuparme por esto hizo que mi ánimo bajara y cayó en picado, el resto de cosas que me habían ido trastornando cayeron sobre mi espalda. Volvimos a la sala de entrenamiento con los maniquíes, y él me dijo que quería que simplemente practicara las maniobras de hacía dos días. Feliz de que no fuéramos a luchar, me puse en mi trabajo de una manera ardiente, los maniquíes mostrarían exactamente lo que sucedería si te metes con Rose Hathway. Sabía que mi furia en la lucha fue encendida por algo más que por el simple deseo de hacer el bien. Mis sentimientos estaban fuera de control está mañana, después de la cruda e intensa lucha con mi madre y lo que había presenciado con Lissa y Christian anoche. Dimitri se sentó detrás y me miro, de vez en cuando criticaba mi técnica y ofreció algunas nuevas sugerencias para las nuevas tácticas. -Tú pelo es el problema- dijo en un momento. –No sólo te bloquea la visión periférica, sino que estas corriendo el riesgo de que tu enemigo consiga ventaja.-Si estuviera en un pelea real, lo llevaré recogido hacía arriba.- Gruñí mientras empujaba la estaca cuidadosamente hacía arriba entre las costillas del maniquí. No sabía que estaban hechos los huesos artificiales, pero eran una pega para evitar. Pensé en mi mama de nuevo y añadí un poco más de fuerza a la junta. –Hoy lo estoy llevando hacía abajo, ese es todo.-Rose- me avisó. Hice caso omiso de él, hundí otra vez. Su voz me llegó más bruscamente la próxima vez que me habló. –Rose. Detenté.-

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Frostbite Richelle Mead Me aparté del maniquí, sorprendida de encontrar mi respiración trabajando. No me había dado cuenta de que estaba trabajando tan duro. Mi espalda golpeó contra la pared. No tenía ningún sitio al que ir, miré lejos de él, y dirigí mis ojos al suelo. -Mírame.- me ordenó. -Dimitri…-MírameNo importaba nuestra estrecha historia, todavía era mi instructor. No podía rechazar una orden directa. Poco a poco, a regañadientes, me di la vuelta hacía él, seguí inclinando la cabeza ligeramente hacia abajo, de manera que mi pelo colgaba por los lados de mi cara. Se levantó de la silla, camino y se paró enfrente mío. Evitaba sus ojos, pero vi su mano avanzar hacía mi cortina de pelo. Luego se paró. Al igual que mi respiración. Nuestra atracción de corta duración estaba llena de preguntas y reservas, pero una cosa la sabía seguro: Dimitri había amado mi pelo. A lo mejor aún le gustaba. He de admitir que era un pelo genial. Largo, sedoso y oscuro. Solía encontrar excusas para tocármelo, y él me aconsejo que no me lo cortara como todas las otras mujeres guardianas. Su mano se paró allí, y mi mundo aún seguía parado esperando ver lo que él haría. Después de lo que me pareció una eternidad, él dejo caer gradualmente su mano de nueva a su lado. La decepción me quemaba por dentro, pero al mismo tiempo, había aprendido algo. Había dudado. Había tenido miedo de tocarme, que por lo tanto, tal vez, sólo tal vez, significaba que aún me quería. Había tenido que dominarse de nuevo. Lentamente tire mi cabeza hacía atrás de manera que hicimos contacto visual. La mayor parte de mi pelo cayó de mi cara, pero no del todo. Su mano tembló de nuevo, y esperaba que llegará de nuevo hacía delante. La mano se le estabilizo. Mi entusia smo se amortiguó. -¿Te

duele?-preguntó. El olor del aftershave, mezclado con su

sudor, me

desesperó más. Dios, quería que me tocara. -No- le mentí. -No parece tan malo- me dijo – Se te va a curar-

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Frostbite Richelle Mead -La odio- le dije, asombrada de cuanto veneno desprendieron esas dos palabras. Incluso mientras me giré y deseé a Dimitri. Todavía no podía creer el resentimiento que tenían en contra de mi madre. -No, no lo haces.- dijo suavemente. -Sí lo hago-Tú no tienes tiempo

de odiar a nadie- todavía me aconsejó con su voz de

entrenador. –No en nuestra profesión. Tienes que hacerla paces con ella.Lissa me había dicho exactamente lo mismo. A mi indignación se sumaron otras emociones. Esa oscuridad dentro de mí empezó a desplegarse. -¿Hacer las paces con ella? Después de que ella me dejo un ojo morado a propósito!¿ Porque soy la única que ve esto como una locura?-Ella no lo hizo a propósito.- Dijo en voz fuerte. –No importa cuánto te moleste, tú debes de creerlo. Ella no haría eso, y de todos modos, la vi más tarde ayer. Estaba preocupada por ti.-Probablemente, se preocupo más porque alguien le acusara contra malos tratos de niños.- Murmure. -¿No crees que esta es la época del año para perdonar?Suspire en voz alta. – Esto no es un especial de Navidad! Esta es mi vida. El mundo real. La bondad y los milagros no ocurren.Él seguía mirándome tranquilamente. – En el mundo real, tú puedes hacer que ocurran tus propios milagros.Mi frustración de repente llego a un punto límite, y me rendí tratando de mantener mi control. Estaba tan cansada de ser razonable, las cosas practicas cuando algo salía mal en mi vida. En algún lugar dentro de mí, yo sabía que Dimitri sólo quería ayudarme, pero yo no estaba de buen humor para el buen significado de las palabras. Yo sólo quería el confort de mis problemas. No quería pensar en lo que haría una mejor persona. Deseaba que él me sostuviera y me dijera que no me preocupara. -Ok ¿Puedes parar ya?- Le exigí, con las manos en las cadera. -¿Parar el qué?-Todo el rollo mierda profundo del Zen. No me hablas como si fuera una persona real. Todo lo que me dices es algo sabio, lecciones absurdas para la vida. Suenas como

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Frostbite Richelle Mead si fueras un especial de Navidad.- Sabía que no era justo tomar mi enojo en su contra, me encontré casi gritándole. –Lo juro, a veces es como que sólo quieres escucharte hablar a ti! Y se que no siempre eres así. Estas perfectamente normal cuando hablas con Tasha. ¿Pero conmigo? Tú

tan

sólo haces movimientos mecánicos. No

te

preocupas por mí. Solo haces tu papel de mentor. Él me miraba totalmente sorprendido. -¿Qué no me importas?-No- me sentía pequeña, muy, muy pequeña. Y yo sabía la verdad, que él cuidaba de mí y era más que mi simple mentor. Aunque no podía ayudarme a mi misma. Yo solo me acerque. Y le golpeé el pecho con mi dedo. –Soy otra estudiante más para ti. Simplemente sigues y sigues con tu estúpida manera de darme lecciones sobre la vida y que…La mano que esperaba que tocara mi pelo de repente me agarró apuntándola hacía un lado. Él la fijo en la pared y me sorprendí al ver un destello de emoción en sus ojos. No era exactamente ira… pero era algún tipo de frustración. -No me digas lo que estoy sintiendo.- Él gruño. Entonces vi que la mitad de lo que había dicho era verdad. Casi siempre estaba tranquilo, siempre mantenía el control, incluso durante los combates. Pero él me había dicho que una vez también se rompió y golpeó a su padre Moroi. Él había sido como yo, siempre a punto de actuar sin pensar, haciendo cosas que él sabía que no debía. -¿ Es eso no? ¿No lo es?- Le pregunté -¿Qué?-Siempre estas luchando para mantenerte bajo control. Tú eres igual que yo.-No- dijo, obviamente aun trabajando.-He aprendido a controlarme.Algo acerca está revelación me lo hizo ver. –No- Le informé.- No lo haces. Pones una cara buena, y la mayor parte del tiempo te hace permanecer en control. Pero a veces no puedes. Y a veces…- Me incliné hacía delante y reduje mi tono de voz. –A veces no quieres.-Rose…Yo podía ver el trabajo que hacía, la respiración y el golpeteo de su corazón se aceleraron tanto como el mío. Y él no se separaba. Sabía que esto era lo incorrecto. Sabía todas las razones lógicas que hacían que permaneciéramos separados. Pero en

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Frostbite Richelle Mead ese momento, no me importaban. No quería controlarme a mi misma. No quería ser buena. Antes de que se diera cuenta de lo que estaba pasando, le besé. Nuestros labios se juntaron, y cuando sentí que él me besaba, yo sabía que tenía razón. Me presiono más cerca, y me capturó entre él y la pared. Mantuvo mi mano cogida, pero con la otra serpenteó detrás de mi cabeza, resbalando entre mi pelo. El beso estuvo lleno de intensidad, también había ira, pasión, libertad… Él fue el que lo rompió. Se movió de un tirón lejos de mí y tomo varios pasos atrás, pareciendo sacudido. -No hagas eso otra vez- dijo tieso. -Entonces, no me beses-Le repliqué. Él me miro fijamente como si lo fuera a hacer para siempre. –Yo no doy lecciones Zen para escucharme hablar a mi mismo. No las doy porque seas otra estudiante. Estoy haciéndolo para enseñarte a controlarte.-Pues estas haciendo un buen trabajo.- Le dije amargamente. Él cerró los ojos durante medio segundo, exhaló y murmuro algo en ruso. Sin volverme a mirar, se dio la vuelta y abandono la sala.

Capítulo 9. NO VÍ A DIMITRI POR un tiempo después de eso. Más tarde ese día me envió un mensaje diciendo que pensaba que deberíamos cancelar nuestras próximas dos sesiones debido a la proximidad de sus planes sobre abandonar el campus. Las clases estaban a punto de acabar de todas maneras, dijo; tomar un descanso de las prácticas parece ser algo razonable. Era una pobre excusa, yo sabía que esa no era la razón por la cual él las cancelaba. Si me quería evitar, hubiera preferido que inventara algo sobre como él y los otros guardianes debían reforzar la seguridad de Moroi o que debía practicar algún movimiento ninja súper secreto.

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Frostbite Richelle Mead No tuve en cuenta su historia, yo sabía que me estaba evitando por causa del beso. Ese condenado beso. No me arrepentía, no exactamente. Solo Dios sabe cuanto he estado esperando para besarlo, pero lo hice por las razones equivocadas, debido a que estaba molesta y frustrada y sólo quería probar que lo podía hacer. Estaba tan cansada de hacer siempre lo correcto, lo inteligente. Estaba tratando de tomar el control pero parece que todo empeoró. No había olvidado la advertencia que una vez me dio— que estar juntos no solo se trataba de la edad, sino que interferiría con nuestros trabajos. Presionándolo en el beso....bueno, yo había abanicado las llamas de un problema que podría herir a Lissa finalmente, no debería haberlo hecho. Ayer había sido incapaz de detenerme, hoy puedo ver todo más claro y no puedo creer lo que he hecho.

Me reuní con Mason la mañana de Navidad, y nos encontramos con los otros para salir. Era una buena oportunidad para sacar a Dimitri de mi cabeza. Me gustaba Mason—bastante y no era como si tuviera que escaparme y casarme con él. Como dijo Lissa, sería saludable para mi salir con alguien nuevamente. Tasha había estado organizando nuestro desayuno-almuerzo de Navidad en un salón elegante en las habitaciones de huéspedes de la Academia. Muchas actividades en grupo y fiestas estaban ocurriendo en toda la escuela, pero rápidamente me di cuenta que la presencia de Tasha creaba una perturbación. Las personas o la miraban fijamente en secreto o se apartaban de su camino para evitarla. Algunas veces ella podía desafiarlos, o mantenerse cabizbaja, pero hoy eligió mantenerse lejos del camino de las otras realezas y simplemente disfrutar esta pequeña y privada fiesta de aquellos que no le huían.

Dimitri había sido invitado a la reunión y parte de mi resolución falló cuando lo vi. Estaba vestido elegantemente para la ocasión, Okay, ―vestido elegantemente‖ era una exageración pero era lo que más se le parecía. Nunca lo había visto de esa manera, usualmente el lucía un poco rudo...preparado para entrar en una batalla en cualquier momento.

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Frostbite Richelle Mead Hoy, su oscuro pelo estaba atado a la parte de atrás de su cuello, como si el realmente hubiera tratado de estar elegante. Estaba usando sus usuales jeans y sus botas de cuero, pero en vez de llevar una remera o su camisa termal, tenía puesto un fino buzo negro tejido. Era un sweater ordinario, no era de diseñador, ni caro, pero le agregó un toque de pulcritud que normalmente no tenía, y buen Dios, le quedaba muy bien. Dimitri no era malo ni nada de eso, pero no salió de su camino para entablar una conversación conmigo. Sin embargo habló con Tasha, y miré con fascinamiento como hablaban tan fácilmente con ese modo que ellos lo hacían. Sabía que un buen amigo de él era un primo lejano de la familia de Tasha y así se habían conocido.

-Cinco? -Preguntó Dimitri asombrado. Ellos estaban discutiendo el número de hijos que tenía su amigo. -Yo no había oído eso.-Tasha asintió. -Es insano. Lo juro, no creo que su esposa tenga más de seis meses libres entre cada embarazo. Ella es baja, también— así que debe haber engordado y engordado.

-Cuando lo conocí, ni siquiera quería hijos.-Sus ojos se ensancharon excitadamente. -Lo se! No puedo creerlo. Deberías verlo ahora, se derrite por ellos. Ni siquiera puedo entenderlo la mitad del tiempo. Lo juro, habla más como un bebe que Inglés.Dimitri sonrió con esa rara sonrisa suya. -Bueno…los niños provocan eso en la gente -No puedo imaginarme que te pase eso a ti.-Ella rió. –Tú no eres nada sensible. Por supuesto…supongo que habrás hecho habla de bebe en ruso, uno nunca sabe. Ambos se rieron de eso, yo me di media vuelta y me fui, agradecidamente Mason estaba ahí para hablar, era una buena distracción de todas las cosas, porque adhiriéndole a que Dimitri me ignoraba, Lissa y Christian estaban charlando en su pequeño mundo.

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Frostbite Richelle Mead El sexo parecía haberlos enamorado mucho más de lo que estaban, y me preguntaba si podría pasar algún tiempo con ella en todo el viaje de ski. Eventualmente se alejó de él para darme mi regalo de Navidad. Abrí la caja y miré dentro, vi un cordón de cuentas marrones, y la esencia de rosas flotó por el aire. -Que… Saqué el cordón, y un pesado crucifijo de oro sonó desde el final de él. Ella me había dado un CHOTKI. Era parecido a un rosario, sólo que más pequeño, del tamaño de un brazalete. -Estás tratando de convertirme?-Pregunté socarronamente. Lissa no era una loca religiosa ni nada de eso, pero ella creía en Dios e iba a la iglesia regularmente. Como muchas de las familias Moroi que provenían de Rusia y el este de Europa, ella era una cristiana ortodoxa. Yo? Era mucho más que una Agnóstica Ortodoxa. Pienso que Dios probablemente exista, pero no tengo el tiempo ni la energía para investigar. Lissa respetó eso y nunca trató de presionarme con su fe, eso hacía su regalo mucho más extraño. -Póntelo.-Ella dijo, claramente divertida con mi shock. Lo hice. En la parte de atrás de la cruz, había grabado en oro un dragón trenzado con flores. La cresta de Dragomir. Yo la busqué, confundida. -Es una herencia familiar.-Dijo. –Uno de los buenos amigos de mi padre mantuvo guardada una caja con sus cosas. Esto estaba entre ellas. Le perteneció al guardián de mi bisabuela. -Liss … -Le dije. El chotki tomó un Nuevo significado. -No puedo…no podéis darme algo como esto. -Bueno, ciertamente no puedo quedármelo. Es para un guardián, mi guardián.

Enrollé las cuentas alrededor de mi muñeca. La cruz se sentía fría contra mi piel. -Sabes…me burlé –Hay una Buena posibilidad de que me pateen fuera de la escuela antes de convertirme en tu guardián. Ella sonrió. –Bueno, después de que lo hagan me la podéis devolver.

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Frostbite Richelle Mead Todo el mundo se rió. Tasha empezó a decir algo, pero paró cuando miró la puerta. -Janine! Mi madre estaba de pie allí, estaba rígida e impasible como siempre. -Siento llegar tarde, dijo –Tuve que encargarme de un negocio. Negocios. Como siempre. Hasta en Navidad.

Sentí que mi estómago se revolvía y mis mejillas se calentaban cuando los detalles de nuestra pelea volvieron a mi mente. Ella no había dicho ni una palabra de comunicación desde que ocurrió nuestra pelea dos días atrás, ni cuando estaba en la enfermería. Ni disculpas. Nada. Rechiné mis dientes. Ella se sentó con nosotros y rápidamente se unió a la conversación. He descubierto que ella sólo podía hablar de un tema: los negocios de los guardianes. Me preguntaba si tenía algún hobbie. El ataque Badica estuvo en la mente de todos, y éste la condujo a hablar sobre una pelea similar en la que ella había estado. Para mi horror, Mason se fascinó con cada una de sus palabras. -Bueno, las decapitaciones no son tan fáciles como parecen. Dijo en su manera de la realidad. Nunca pensé que fueran nada fáciles, pero su tono sugería que ella creía que todos pensaban que eran una pavada. -Debéis pasar el cordón espinal y los tendones. Hasta el hueso,-vi como Lissa se mareaba. Ella no era buena para las charlas asquerosas. Los ojos de Mason se iluminaron. -Cuál es la mejor arma para hacerla? Mi madre lo consideró. -Un hacha. Podes tener más peso.-Ella hizo un movimiento oscilante por vía de la ilustración. -Qué bien!.-Él dijo. – Hombre, espero que me dejen cargar un hacha. Era un idea cómica y ridícula, ya que las hachas no eran para nada armas convenientes de cargar. Por medio segundo, el pensamiento de Mason caminando por

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Frostbite Richelle Mead una calle con un hacha sobre su hombro iluminó un poco mi humor. El momento pasó rápidamente. Honestamente no podía creer que estuviéramos teniendo esta conversación en Navidad. La presencia de mi madre había agriado todo. Afortunadamente el grupo de personas se dispersó. Christian y Lissa se fueron a hacer sus propias cosas, Dimitri y Tasha aparentemente tenían que ponerse al día un poco más.

Mason y yo estábamos bien en nuestro camino a los dormitorios dhampir cuando mi madre se nos unió. Ninguno de nosotros dijo nada. Las estrellas abarrotaban el oscuro cielo, alto y brillante, su brillo hacía juego con el hielo y la nieve alrededor nuestro. Llevaba mi abrigo

de marfil adornado con piel falsa, e hizo un buen trabajo

manteniendo mi cuerpo templado, aunque no hizo nada contra las frías ráfagas que quemaron mi cara. Caminamos todo el tiempo, yo seguía esperando que mi madre diera la vuelta hacia las otras áreas de guardianes, pero ella entro con nosotros. -He estado queriendo hablar contigo- dijo finalmente. Mis alarmas se encendieron, que hice ahora? Eso fue todo lo que ella dijo, pero Mason rápidamente entendió la indirecta. Él ni era estúpido ni era obvio con las señales sociales, justo como en ese momento, hubiera deseado que lo fuera. También encontré irónico que él quisiera pelear contra todos los Strigoi en el mundo pero le tuviera miedo a mi madre.

Me lanzó una mirada de disculpa, se encogió de hombros y dijo-Hey, debo irme, a, algún lado. Te veo luego. Lo miré lamentando que se fuera, deseando poder correr tras él. Probablemente mi mamá me haría frente y me golpearía en el otro ojo si trataba de escapar. Mejor hacer las cosas a su manera y resolver esto. Moviéndome incómodamente, miré hacia todos lados menos a ella esperando que hablara. Desde la esquina de mi ojo, pude ver unas pocas personas mirándonos. Recordando como todo el mundo parecía saber cómo ella me había dejado el ojo negro, decidí repentinamente que no quería testigos alrededor que escucharan cualquier clase de lección que ella me fuera a dar. -Quieres, um, ir a mi habitación?-pregunté

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Frostbite Richelle Mead Ella miró sorprendida, un poco insegura. –Claro. La conduje al piso de arriba, manteniéndome a una distancia segura mientras caminábamos. Una embarazosa tensión se construyó entre nosotras. Ella no dijo nada cuando llegamos a mi habitación, pero la vi examinar cuidadosamente cada detalle, como si un Strigoi estuviera oculto allí. Me senté en la cama esperando mientras ella se paseaba, insegura sobre lo que debía hacer. Pasó sus dedos sobre una pila de libros sobre el comportamiento y la evolución animal. -Son éstos para un trabajo?- preguntó -No. Solo estoy interesada en eso, eso es todo. Sus cejas se alzaron. Ella no sabía eso, pero cómo iba a saberlo? No sabía nada sobre mí. Continuó con su apreciación, deteniéndose para estudiar pequeñas cosas mías que aparentemente la sorprendían. Una foto de Lissa y yo vestidas de hadas para Halloween. Un bolso de SweeTarts. Fue casi como si mi madre estuviera viéndome por primera vez. Abruptamente, se dio vuelta y me extendió su mano. –Aquí. Sobresaltada, me apoyé hacia delante y mantuve mi palma fuera debajo de la de ella. Algo pequeño y frío cayó en mi mano. Era un colgante redondo, uno pequeño, no mucho más grande que una moneda de diez centavos de diámetro. Una base de plata sostenía un disco llano de círculos de colores. Frunciendo el ceño, pasé mi pulgar sobre su superficie. Era extraña, pero los círculos casi lo hacían ver como un ojo. El interior de éste era pequeño, justo como una pupila. Era tan azul oscuro que parecía negra. Alrededor había un gran círculo azul pálido, que estaba rodeado por un círculo blanco. Un muy, muy delgado anillo del mismo azul oscuro rodeaba el exterior. -Gracias-le dije. No esperaba nada de ella. El regalo era extraño—para qué diablos ella me daría un ojo? —pero era un regalo... –Yo... yo no tengo nada para ti. Mi mamá asintió, cara inexpresiva e indiferente una vez mas. –Esta bien. No necesito nada.

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Frostbite Richelle Mead Giró nuevamente, y empezó a caminar por la habitación. No tenía mucho espacio para hacerlo, pero su baja estatura le daba un paso pequeño. Cada vez que pasaba frente a la ventana sobre mi cama, la luz capturaba su pelo y lo iluminaba. La miré curiosamente y me di cuenta que ella estaba nerviosa al igual que yo. Se detuvo y me miró. –Cómo esta tu ojo? -Mejorando. -Bien. Abrió su boca y tuve el presentimiento que estaba a punto de disculparse. Pero no lo hizo. Cuando comenzó a pasearse nuevamente, decidí que no podía seguir soportando la inactividad. Comencé apartando mis regalos. Había obtenido una linda pila de cosas esta mañana. Una de ellas era un vestido de seda, regalo de Tasha, rojo, con flores bordadas. Mi madre me miró colgarlo en el diminuto armario de la habitación. -Tasha fue muy amable -Sí –estuve de acuerdo. –Yo ni sabía que me iba a regalar nada. Ella me agrada. -A mi también.

Me di la vuelta y la mire fijamente. Mi sorpresa reflejaba la de ella. Si no la hubiera conocido mejor hubiera dicho que estábamos de acuerdo en algo. Tal vez los milagros de Navidad si ocurrían. -Guardián Belikov será una buena pareja para ella. -Yo—pestañee, no estaba segura sobre lo que estaba hablando. –Dimitri? -Guardián Belikov- me corrigió severamente, todavía sin aprobar mi forma casual de nombrarlo. -Qué...qué clase de pareja? –pregunté. Ella levantó una ceja. –No me has escuchado? Ella le pidió que sea su guardián— desde que no tiene uno. Me sentí cómo si me hubieran golpeado nuevamente - Pero él esta asignado aquí. Y a Lissa. -Los arreglos pueden deshacerse. Sin tener en cuenta la reputación de Ozera...ella todavía es de la realeza. Si ella presiona, ella lo puede conseguir. Miré fijamente hacia la nada. –Bueno, supongo que son amigos y todo.

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Frostbite Richelle Mead -Más que eso—o probablemente lo podrían ser. Bam! Golpeada otra vez. -Qué?? -Hmm? Oh. Ella está interesada en él. Por el tono de mi madre, estaba claro que los asuntos románticos en realidad no le interesaban. –Ella está dispuesta a tener hijos dhampir, así que es posible que puedan hacer un acuerdo si él es finalmente su guardián. Oh. Mi. Dios. El tiempo se congeló. Mi corazón dejó de latir. Me di cuenta que mi madre estaba esperando una contestación. Estaba apoyada en mi escritorio, mirándome. Podría ser capaz de cazar un Strigoi, pero no era consciente de mis sentimientos. -Él....él lo hará? Ser su guardián? Pregunté rápidamente. Mi mamá se encogió de hombros. –No creo que acepte todavía, pero por supuesto que lo hará. Es una gran oportunidad. -Por supuesto. -Repetí. Por qué iba Dimitri a despreciar la oportunidad de ser guardián de una amiga y de tener un bebé? Creo que mi mamá dijo algo más después de eso, pero no la escuché. No escuché nada. Me quedé pensando en Dimitri abandonando la Academia, abandonándome a mi. Pensé en la manera en que él y Tasha habían mejorado su relación. Y después de esos recuerdos, mi imaginación empezó a crear futuras escenas. Tasha y Dimitri juntos. Tocándose. Besándose. Desnudos. Otras cosas… -Estoy cansada. Mi mamá terminó su oración. No tenía ni idea de lo que había estado diciendo antes de que la interrumpiera. -Estoy realmente cansada. Repetí. Pude oír el vacío de mi propia voz. Vacía. Sin emoción. –Gracias por el ojo...um, cosa, pero si no te importa... Mi mamá me miró sorprendida, sus rasgos abiertos y confundidos. Luego, así como así, su fría pared de profesionalismo volvió a su lugar. Hasta ese momento, no me había dado cuenta de cuanto tiempo la había dejado fuera. Por un breve momento, ella se había hecho vulnerable conmigo. Esa vulnerabilidad ahora se había ido. -Claro- ella dijo aburridamente. –No quiero molestarte.

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Frostbite Richelle Mead Quería decirle que no era así. Quería decirle que no la estaba echando por ninguna razón personal. Y quería decirle que deseaba que fuera la amable, amorosa y comprensiva madre de la que siempre se oía hablar, una en la cual poder confiar. Hasta quizá poder ser una madre con la cual poder discutir sobre mi vida amorosa. Dios. Desearía poder decirle a alguien sobre eso, en realidad. Especialmente en este momento. Pero estaba demasiado atrapada en mi drama personal como para decir ninguna palabra. Sentía como si alguien me hubiera arrancado el corazón y lo hubiera lanzado al otro extremo de la habitación. Había un agonizante y caliente dolor en mi pecho, y no tenía idea de cómo podría llenarse alguna vez. Había una cosa que aceptar, no podía tener a Dimitri. No le dije nada más a mi madre, debido a que mis capacidades de hablar ya no existían. La furia centellaba en sus ojos, y sus labios se habían alargado en esa tirante expresión de disgusto que ella utilizaba muy a menudo. Sin más palabra, se dio media vuelta y se marchó, golpeando la puerta tras ella. Golpear la puerta era algo que yo también hubiera hecho, en realidad. Supuse que sí compartíamos algunos genes. Pero me olvidé de ella casi inmediatamente. Sólo me quedé sentada pensando. Pensando e imaginando. Pasé el resto del día haciendo un poco más que eso. Me salté la cena. Solté algunas lágrimas. Pero el mayor tiempo lo pasé sentada en mi cama pensando y poniéndome cada vez más y más deprimida. También descubrí que la única cosa peor que imaginar a Dimitri y Tasha juntos era recordar cuando estábamos juntos. Él nunca me tocaría de nuevo de esa manera, nunca me besaría otra vez... Estas fueron las peores Navidades de mi vida.

Capítulo 10.

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Frostbite Richelle Mead El viaje de esquí no podría haber sido en mejor momento. Me era imposible sacarme a Dimitri y a Tasha de la cabeza, pero por lo menos hacer las maletas y el prepararme me servía para tener el 100% de mi cerebro en ello. Vale, el 95%. También tenía otras cosas con las que distraerme. La Academia puede - con razón – ser súper protectora cuando se trata de nosotros, pero a veces eso se traducía en cosas bastante chulas. Ejemplo: La Academia tiene acceso a algunos aviones privados. Esto significa que los Strigoi no nos pueden atacar en el aeropuerto, y también significa que vamos a viajar con estilo. Los aviones eran mas pequeños que los aviones comerciales, pero los asientos son muy cómodos y tienes mucho espacio para estirar las piernas. Se inclinan tanto para atrás que incluso puedes acostarte para dormir. En los vuelos largos, tenemos pequeñas consolas en los asientos que nos dan opción de oír la televisión. A veces incluso nos dan de comer. Aunque apostaba que este vuelo, sin embargo, sería demasiado corto para ver alguna película o para que nos diesen alguna comida. Salimos el día 26. Cuando subí al avión, miré alrededor en busca de Lissa, queriendo hablar con ella. No habíamos hablado desde el almuerzo de Navidad. No me sorprendió verla sentada con Christian, y parecían no querer ser interrumpidos. No podía oír su conversación, pero él tenía su brazo a su alrededor y ella tenía esa expresión de coquetería que sólo ella podía brindar. Sigo convencida de que el nunca la podría cuidar tan bien como yo, pero el claramente la hacia feliz. Les di una sonrisa y los saludé mientras pasaba a su lado hasta donde Mason me estaba esperando. Mientras caminaba, pasé por donde Dimitri y Tasha se sentaban juntos. Sutilmente los ignoré. "Hola", dije al sentarme junto a Mason. Él me sonrió. "Hola. ¿Preparada para el desafío de esquí? " "Más preparada que nunca." "No te preocupes", dijo. "Seré suave contigo." Me mofé y me relajé en el asiento. "Eres tan creído." "Los chicos sensatos son aburridos."

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Frostbite Richelle Mead Para mi sorpresa, deslizó su mano sobre la mía. Su mano estaba caliente y sentí como mi piel hormigueaba al sentir su contacto. Me asustó. Estaba convencida de que Dimitri era el único que me hacía sentir así. Es hora de pasar página, pensé. Dimitri, obviamente, no esta interesado. Debería haberlo hecho hace que mucho tiempo. Entrelacé mis dedos con los de Mason, sorprendiéndolo. "Será divertido". Y así fue. Intenté recordar que estábamos aquí a causa de una tragedia, que había Strigoi y seres humanos por ahí fuera que podrían atacar de nuevo. Nadie más parecía recordar esto, sin embargo, debo admitir, que incluso yo tenía mis dificultades para recordarlo. El Resort era magnífico. Estaba construido de forma muy similar al de una cabaña, pero en una choza de pino no habría espacio suficiente para tantas personas y no habría instalaciones tan lujosas. Tres pisos de dorada madera se alzaban entre los altos pinos. Las ventanas eran altas y graciosamente arqueadas, pintadas para los Moroi. Lámparas de cristal - eléctricas, pero con forma de antorcha – colgaban en la entrada dando a la construcción un brillo, casi como si fuese una joya. Las montañas - que mis ojos mejorados apenas podían distinguir en la noche – nos rodeaban, y apostaba que la vista quitaría el aliento cuando fuese de día. A un lado estaban las zonas de esquí, con colinas empinadas y montículos de nieve, así como los teleféricos. Y al otro lado había una pista de hielo, lo que me encantó ya que lo había estado deseando desde el día de la cabaña. Cerca, las montañas estaban reservadas para los paseos en trineo. Y eso solo era el exterior. Dentro, se hicieron todo tipos de arreglos para satisfacer las necesidades de los Moroi. Los alimentadores estaban disponibles, preparados para servir las 24 horas del día. Las pistas funcionaban de noche. Custodias, y guardianes estaban distribuidos por todo el lugar. Era todo lo que un vampiro vivo podía desear. El vestíbulo tenía un techo de catedral y un enorme candelabro colgaba de el. El suelo estaba hecho de mármol, y la recepción está siempre abierta, dispuesta a cuidar de todas nuestras necesidades. El resto del alojamiento, los pasillos y las habitaciones, tenían una combinación de colores de rojo, negro y dorado. El tono rojo oscuro

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Frostbite Richelle Mead predominaba sobre las demás tonalidades, y me pregunté si la semejanza que tenía con la sangre era solo una coincidencia. Espejos y cuadros adornaban las paredes y pequeñas mesas ornamentales estaban distribuidas por todo el lugar. En ellas había jarrones de orquídeas púrpuras que impregnaban el aire de un olor picante. La habitación que compartía con Lissa era más grande que nuestras dos habitaciones de la Academia juntas y tenían los mismos colores que el resto del lugar. La alfombra era tan afelpada y profunda que me quité los zapatos y caminé por ella descalza, adorando la manera en que mis pies se hundían en aquella suavidad. Teníamos camas King size, con edredones de plumas y tantas almohadas que juro una persona podía perderse entre ellas y no se volvería a ver. Unas puertas francesas llevaban a un amplio balcón, que, teniendo en cuenta que estábamos en la última planta, sería genial si fuera no hiciese tanto frío. Sospecho el jacuzzi para dos personas que teníamos era perfecto para compensar el frío. Sumida en tanto lujo, llegué a un punto de sobre carga en el que no quería marcharme de allí. El baño de mármol con jacuzzi. El televisor de plasma. Una cesta de chocolate y otros dulces. Cuando finalmente decidimos ir a esquiar, tuve que prácticamente arrastrarme fuera del cuarto. Probablemente podría haber pasado el resto de mis vacaciones allí y sería perfectamente feliz. Pero finalmente salimos, y cuando logré sacarme a mi madre y a Dimitri de la cabeza, empecé a divertirme. Ayudó el hecho de que el lugar era enorme, y tenía pocas posibilidades de encontrarme con ellos. Por primera vez en semanas, pude centrarme en Mason y comprobar lo divertido que era. También pasé más tiempo con Lissa, lo que mejoró muchísimo más mi estado de ánimo. Lissa, Christian, Mason y yo, tuvimos una especie de doble cita. Los cuatro pasamos la mayor parte del primer día esquiando, aunque los dos Moroi tenían cierta dificultad para seguirnos. Considerando lo que Mason y yo hacíamos en clases, el y yo no teníamos reparos a la hora de proponer nuevos desafíos. Nuestra naturaleza competitiva hacia que intentásemos superarnos mutuamente. "Sois unos suicidas", comentó Christian, en algún momento. Era de noche, y los postes de luz iluminaban su perplejo rostro.

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Frostbite Richelle Mead El y Lissa habían estado esperando en la base de la colina, mirando como Mason y yo descendíamos. Nos movíamos a mucha velocidad. La parte de mí que está tratando de aprender control y sabiduría con Dimitri sabía que era peligroso, pero el resto de mí disfrutaba con aquella imprudencia. Mason sonreía mientras derrapaba en la meta, salpicando nieve. "No, esto es sólo un calentamiento. Quiero decir, Rose pudo acompañarme todo el tiempo. Cosa de niños. " Lissa negó con la cabeza. "¿No os lo estáis tomando muy en serio?" Mason y yo nos miramos. "No" Volvió a negar con la cabeza. "Bueno, nosotros vamos a entrar. Tratad de no mataros" Ella y Christian se fueron, enganchados del brazo. Los miré, entonces me volví a Mason. "Aún aguanto un poco mas. ¿Y tú? " "Absolutamente". Nos dirigimos de nuevo a la cima de la colina. Cuando estábamos a punto de descender, Mason me llamó. "Bueno, ¿qué tal eso? Saltamos aquellos montículos, después saltamos sobre esa cresta, giramos, desviamos aquellos árboles, y terminamos allí. " Seguí su dedo que señalaba un camino irregular con unas cuestas muy empinados y grandes montículos. Fruncí el ceño. "Eso es realmente una locura, Mase." "Ah", dijo triunfante. "Te rindes finalmente." Lo miré enojada. "No me rindo." Después de examinar de nuevo la ruta, estuve de acuerdo. "Ok. Vamos." Hizo un gesto. "Tu primero". Respiré profundamente y salté. Mis esquís se deslizaban por la nieve, y un frío viento golpeaba mi cara. Di el primer salto limpio y preciso, pero en la siguiente parte de la ruta la velocidad aumento, y me di cuenta de lo peligroso que era. Tenía que tomar una decisión. En caso de pasar, Mason tendría razón - y yo quería impresionarle. Si lo

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Frostbite Richelle Mead conseguía, me sentiría más segura sobre lo que era capaz de hacer. Pero si lo intentaba y no lo conseguía... podría romperme el cuello. En algún lugar de mi cabeza, una voz que se parecía sospechosamente a la de Dimitri comenzó a hablarme sobre la opción correcta y de cuando tenía que aprender a ser moderada. Decidí hacer caso omiso de la voz y seguir adelante. El viaje fue difícil, pero lo hice perfectamente, un movimiento loco tras otro. La nieve volaba a mí alrededor con cada peligroso giro. Cuando llegué a la meta, miré a la cima y vi a Mason gesticulando abiertamente. No podía entender sus palabras, pero podía imaginar sus aplausos. Esperé a que descendiera. Pero el no lo hizo. Porque cuando Mason iba por la mitad del camino no pudo dar uno de los saltos. Sus esquís se quedaron atrapados y sus piernas giraron. Rodó hacia abajo. Lo alcancé casi al mismo tiempo que el resto del equipo del hotel. Para el alivio de todos, Mason no había roto el cuello ni nada. Parecía que se había torcido un tobillo, lo que probablemente limitaba las probabilidades de esquiar el resto del viaje. Uno de las instructoras se acercó, su rostro lleno de furia. "¿Se puede saber en que estaban pensando?" Exclamó. Ella se dirigió a mí. "No puedo creer que hicieras esas maniobras estúpidas!" Mientras seguía sus ojos se fijaron en Mason. "Y claro tu tenias que seguirla!" Quise decir que había sido idea suya, pero en este momento no importaba de quien era la culpa. Me alegraba de que el estuviera bien. Pero cuando entramos la culpa empezó a corroerme. Había actuado de forma irresponsable. ¿Y si el se hubiese herido de gravedad? Visiones terribles bailaban en mi mente. Mason, con una pierna rota... con una fractura de cuello... ¿En que estaba pensando? Nadie me había obligado a hacer ese recorrido. Mason lo había sugerido... pero yo no me había negado. Dios sabía que podía haberlo hecho. Tendría tener que soportar algunas bromas, pero Mason estaba lo suficientemente loco por mí como que mis dotes femeninas probablemente hubiesen impedido esa locura. Me había dejado llevar por la emoción y el riesgo - como cuando había besado a Dimitri - sin pensar lo suficiente en las consecuencias porque

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Frostbite Richelle Mead secretamente, dentro de mí, aquel impulsivo deseo de ser salvaje todavía seguía vivo. Mason también lo tenía, y el de él me llamaba. Aquella voz mental de Dimitri me castigó de nuevo. Una vez que Mason regresó sano y salvo a su habitación y le había puesto hielo en el tobillo, llevé nuestro equipo hasta el almacén. Cuando regresé dentro, pasé por una puerta diferente que normalmente no usaba. Esta entrada se situaba detrás de un gran porche de madera con un pasamanos ornamentado. El porche estaba a un lado de la montaña con unas vistas de los otros picos y valles de nuestro alrededor que quitaban el aliento – si permanecías al frío durante el tiempo suficiente para admirarlo. Lo que la mayoría de la gente no hacia. Subí las escaleras del porche, pisando fuertemente para quitarme la nieve de las botas. Un denso olor, acre y dulce, estaba en el aire. Algo que me resultaba familiar, pero antes de que pudiera identificarlo, de repente una voz habló en las sombras. "Hola, pequeña dhampir". Asustada, percibí que alguien estaba en el porche. Un chico, un Moroi – apoyado contra la pared, no muy lejos de la puerta. Tenía un cigarrillo en la boca, le dio una larga calada y, a continuación, lo arrojó al suelo. Pisó el borde y me dio una sonrisa. Ese olor, pensé. Los cigarrillos de Clavo. Cuidadosamente, me detuve y crucé los brazos, mientras lo examinaba. Era algo mas bajo que Dimitri pero no era tan delgado como algunos de los chicos Moroi. La larga, chaqueta color carbón - probablemente de algún tipo de cachemir extremadamente caro- que cubría su cuerpo excepcionalmente bien, y los zapatos de cuero que vestía indicaba que tenía mucho dinero. Tenía el pelo marrón que parecía estar cortado de forma desigual a propósito para que pareciese un poco descuidado, y sus ojos eran de color azul o verde - no había la suficiente luz como para saberlo con certeza. Su rostro era hermoso, y supuse que era algunos años mayor que yo. Parecía que acababa de salir de una cena. "¿Sí?", Le pregunté. Sus ojos examinaron mi cuerpo. Estaba acostumbrada a la atención de los chicos Moroi. Pero, por lo general, no era tan evidente. Y normalmente no llevaba ropa de invierno y un ojo negro asustador. Se encogió de hombros. "Simplemente decía hola, eso es todo."

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Frostbite Richelle Mead Esperé por más, pero todo lo que hizo fue poner sus manos en los bolsillos. Encogiéndome de hombros, di algunos pasos más adelante. "Sabes, hueles bien", dijo de repente. De nuevo paré de caminar y le dio una mirada confusa, lo que sólo hizo que su sonrisa tonta se agrandase un poco más. "Yo... um, ¿qué?" "Hueles bien", repitió. "¿Estás bromeando? He sudado todo el día. Estoy asquerosa." Quería largarme, pero había algo que me atraía de este chico. Al igual que el descarrilamiento de un tren. No lo consideraba atractivo por sí mismo, sólo interesante para hablar. "El sudor no es malo", dijo, apoyando su cabeza contra la pared y mirando hacia arriba de forma pensativa. "Algunas de las mejores cosas de la vida suceden mientras sudamos. Sí, si sudas mucho y eres viejo y mal oliente, es asqueroso. Sin embargo, en una bella mujer? Embriagador. Si pudieses oler las cosas como un vampiro, sabrías de lo que estoy hablando. La mayoría de las personas lo arruinan todo llenándose de perfume. El perfume puede ser bueno, especialmente si usas uno que combina con tu química. Pero sólo se necesita un poco. Mezcla el 20% de eso con el 80% de tu propio sudor... mmm." Él inclinó la cabeza a un lado y me miró. "Mortalmente excitante". De repente me acordé de Dimitri y su aftershave. Si. Eso era muy excitante, pero ciertamente no iba a hablarle a este chico de eso. "Bueno, gracias por la lección de higiene", le dije. "Pero no tengo ningún perfume, y me voy a quitar todo este sudor con un baño. Lo siento. Sacó un paquete de cigarrillos y me ofreció uno. Se me acercó, lo suficiente para sentir el olor de algo más en él. Alcohol. Rechacé el cigarrillo y tomó uno para si. "Mala costumbre", le dije, mientras observaba como lo encendía. "Una de muchas", respondió. Inhaló profundamente. "¿Estás aquí con la San Vlads?" "Sí" "Entonces serás una guardiana cuando crezcas". "Obviamente".

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Frostbite Richelle Mead Expiró el humo y observó como desaparecía en la noche. Con los sentidos avanzados de los vampiros o sin ellos, era sorprendente que él pudiese sentir el olor de algo cerca del olor del cigarrillo. "¿Cuánto tiempo te falta para graduarte?", Preguntó. "Puede que necesite un guardián". "Me graduaré en la primavera. Pero ya tengo un protegido. Lo siento. Sus ojos brillaron sorprendidos. "¿Si? ¿Quién es? "Ella es Vasilisa Dragomir.‖ "Ah". En su rostro apareció una enorme sonrisa. "Sabía que eras problemática en cuanto te vi. Eres la hija de Janine Hathaway." "Soy Rose Hathaway," Le corregí, no quería ser reconocida por la fama de mi madre. "Encantado de conocerte, Rose Hathaway." Me ofreció su mano y yo se la apreté. ―Adrian Ivashkov. " "Y decías que yo era la problemática", refunfuñé. Los Ivashkovs eran una de las familias reales, y una de las más ricas y poderosas. Eran del tipo de personas que creían que podían tener todo aquello que quisiesen y pasaban por encima de todo lo que se pusiese en su camino. No era de extrañar que fuese tan arrogante. Se rió. Tenía una risa agradable, rica y casi melódica. Me hizo pensar en caramelo caliente, derramándose de cuchara. "Útil, ¿no? Nuestras reputaciones nos preceden". Negué con la cabeza. "No sabes nada sobre mí. Y yo sólo sé de tu familia. No sé nada de ti." "¿Quieres?" Preguntó con burla. "Lo siento. No estoy interesada en chicos viejos. " "Tengo 21. No soy tan viejo". "Tengo novio." Fue una pequeña mentira. Mason, ciertamente no era mi novio todavía, pero esperaba que Adrian me dejase en paz si pensaba que ya estaba comprometida. "Es gracioso que no lo mencionaras en su momento," reflexionó Adrian. "No fue él el que te puso ese ojo morado, verdad?

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Frostbite Richelle Mead Sentí como me ruborizaba, incluso en el frío. Tenía la esperanza de que él no notase el ojo, lo que era una estupidez. Con sus ojos de vampiro, probablemente lo había notado desde el momento que puse un pie en el pórtico. "Él no estaría vivo si lo hubiese hecho. Me paso... durante el entrenamiento. Quiero decir, me estoy formando para ser guardiana. Nuestras clases siempre son duras". "Eso es muy excitante ", dijo. Tiró su segundo cigarrillo al suelo y lo pisó. "¿Qué te den un puñetazo en el ojo?" "Bueno, no. Por supuesto que no. La idea de ponerse duro contigo es excitante. Soy un gran fan de los deportes de contacto. " "Seguro que lo eres", le dije secamente. El era arrogante y presuntuoso, pero aún así no lograba marcharme. El sonido de pasos detrás de mí me hizo girar. Mia apareció en el camino y subió las escaleras. Cuando nos vio, se detuvo de repente. "Hola, Mia." Nos miró. "Otro chico?" Preguntó. Por su tono, se podría pensar que tenía mi propio harén de hombres. Adrian me dio una mirada interrogatoria y divertida. Apreté los dientes y decidí no responder. Opté por la educación, lo que no me caracterizaba. "Mia, este es Adrian Ivashkov". Adrian uso el mismo encanto que había utilizado conmigo. Se estrecharon las manos. "Siempre es un placer con amigos de Rose, especialmente una tan hermosa." Habló como si el y yo nos conociéramos desde la infancia. "No somos amigas", le dije. Ahí se esfumó toda la educación. "Rose sólo sale con chicos y psicópatas", dijo Mia. Su voz tenía el desprecio habitual que ella usaba conmigo, pero había una mirada en su cara que mostraba claramente que Adrian le interesaba. "Bueno", dijo el alegremente: "Ya que soy un psicópata y un hombre, eso explica por qué ella y yo somos buenos amigos".

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Frostbite Richelle Mead "Tú y yo tampoco somos amigos", le dije. Se rió. "Siempre lo pones difícil, eh?" "Ella no es tan difícil", dijo Mia, claramente molesta por que Adrian se centraba mas en mi. "Pregúntale a la mitad de los chicos de nuestra escuela." "Sí", le dijo, "y a la otra mitad le puedes preguntar por Mia. Si puedes hacerle un favor, ella hará más por ti." Cuando nos declaró la guerra a Lissa y a mí, Mia había conseguido que 2 chicos le contasen a toda la escuela que yo había hecho cosas horribles con ellos. Lo irónico fue que ella consiguió que mintiesen al acostarse con ellos. Una sombra de vergüenza cruzó su cara, pero se recompuso. "Bueno", dijo, "por lo menos no lo hago gratis". Adrian hizo un ruido de gatos. "¿Terminaste?", Le pregunté. "Ya te pasó la hora de acostarte, y a los adultos les gustaría hablar ahora." La juventud de Mia era una dolorosa herida para ella, una que a mi me gustaba utiliza con frecuencia. "Claro", dijo resueltamente. Sus mejillas habían enrojecido, intensificando su apariencia de muñeca. "De todas formas tengo cosas mejores que hacer." Se giró y se fue hasta la puerta, y entonces se detuvo. Miró a Adrian. "Sabes, su madre es la responsable de su ojo morado. " Entró. La elegante puerta de cristal se cerró detrás de ella. Adrián y yo nos quedamos en silencio. Por último, cogió otro cigarrillo y lo encendió. "¿Tu madre? "Cállate". "Eres una de esas personas que tienen o almas gemelas o enemigos mortales, ¿no? Ningún término medio. Vasilisa y tú probablemente sois como hermanas, ¿verdad? " "Supongo". "¿Cómo está ella?" "¿Eh? ¿Qué quieres decir?"

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Frostbite Richelle Mead Se encogió de hombros, como si no importase, y tengo que decir que estaba exagerando al parecer informal. "No sé. Quiero decir, sé que os escapasteis... y todo aquello que sucedió con su familia y Víctor Dashkov... " Me tensé al oír el nombre de Víctor. "¿Y?" "No sé. Sólo pensé que era demasiado para ella, ya sabes, hacer frente. " Lo estudié con calma, preguntándome a donde quería llegar. Había unas pequeñas fugas sobre el frágil salud mental de Lissa, pero se habían contenido. La mayor parte de la gente lo había olvidado o pensaban que era mentira. "Me tengo que ir." Decidí que evitarlo en este momento era la mejor táctica. "¿Estás segura?" Parecía un poco decepcionado. Pero sobre todo parecía tan arrogante y divertido como antes. Algo sobre el me cautivaba, pero sea lo que sea no era suficiente como para contrarrestar todo lo que estaba sintiendo, o para arriesgarme a hablar de Lissa. "Pensé que era el momento para hablar de los adultos. Y hay muchas cosas de adultos de las que me gustaría hablar". "Es tarde, estoy cansada, y tus cigarrillos me están dando dolor de cabeza," gruñí. "Supongo que es justo." Fumó un poco más y soltó el humo. "Algunas mujeres piensan que me hace parecer sexy". "Creo que fumas para tener tiempo y así pensar en tu próxima frase graciosa". Se asfixió con el humo, atrapado entre la inhalación y la risa. "Rose Hathaway, no puedo esperar para verte de nuevo. Si eres tan encantadora cuando estás cansada e irritada y tan linda manchada y con ropas de esquí, debes de ser devastadora cuando estás bien. " "Si por "devastadora" entiendes que debes temer por tu vida, entonces sí. Tienes razón. "Abrí la puerta. "Buenas noches, Adrian." "Nos vemos más tarde". "Difícilmente. Te lo dije, no me interesan los chicos mayores". Entré. Cuando las puertas se cerraron, le oí llamarme por detrás, "Claro que no. "

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Frostbite Richelle Mead

Capítulo 11. Lissa se había levantado e ido antes incluso que yo me despertara por la mañana, que significaba que tenía el cuarto de baño para prepararme el día. Amaba ese cuarto de baño. Era enorme. Mi cama gigante habría cabido confortablemente dentro de él. Una ducha con tres chorros distintos me despertó, aunque mis músculos me dolían de ayer. Mientras estaba parada delante del espejo de cuerpo, me peine el pelo, me decepcione un poco al ver que el moratón seguía allí. Era perceptiblemente más ligero, sin embargo, se había vuelto amarillento. Un poco de corrector y polvo lo cubrieron totalmente.

Me dirigí en busca de alimento. El comedor estaba cerrado para el desayuno, pero una de las camareras me dio un par de mazapanes de melocotón y me fui. Mascando uno mientras andaba, amplié mis sentidos para conseguir saber donde estaba Lissa. Después de un par de veces, la sentí al otro lado de la casa de campo, lejos delos cuartos de estudiantes. Seguí la pista hasta que llegué a una habitación del tercer piso. Golpeé.

Christian abrió la puerta.-La bella durmiente llegó. Bienvenida.-

Él me llevó hacia dentro. Lissa estaba sentada de piernas cruzadas en la cama del cuarto y sonrió en cuando me vio. La habitación era tan lujosa como la mía, pero la mayoría de los muebles habían sido empujados para dejar espacio, en ese espació parada, estaba Tasha. -Buenos días- dijo

-Hey- le dije. Tratando de evitarla.

Lissa acarició un lugar a su lado.-Tienes que ver esto-

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Frostbite Richelle Mead -¿Qué pasa?- Me senté en la cama y termine el último de mis bollos. -Cosas malas- dijo maliciosamente. –Lo aprobaras-

Christian caminó a lo largo del espacio vacío y se enfrento a Tasha. Se miraron, olvidándose de Lissa y yo. Aparentemente, había interrumpido algo.

-Entonces ¿Por qué no puedo tan sólo consumir el hechizo?-Preguntó Christian.

-Debido a que utiliza una gran cantidad de energía. Dijo ella. Incluso con pantalones vaqueros, una cola de caballo y la cicatriz se las arreglo para verse ridículamente linda. –Además, lo más probable es que mataras a tu oponente.-

Se burló -¿Por qué no quería matar a un Strigoi?-

-Podría ser que no siempre estuvieras luchando en contra uno. O a la mejor necesites información sobre ellos. A pesar de todo, tú debes estar preparado de todas las maneras.-

Me di cuenta de que estaban practicando magia ofensiva. El entusiasmo y el interés substituyeron el cabreo que había cogido al ver a Tasha. Lissa no estaba haciendo broma cuando dijo que estaban haciendo ―cosas malas‖. Yo siempre había sospechado de la magia ofensiva, pero…WOW. Pensar en ello y ver que es realidad son cosas muy distintas. El uso dela mágica como arma estaba prohibido. Un hecho castigable. Un estudiante que experimentara con ella podría ser perdonado y simplemente disciplinarlo más, pero que un adulto enseñando a un menor… sí. Tasha podrá verse en

serios problemas. Durante medio segundo, jugué con

la idea de

delatarla. Inmediatamente, rechacé esa idea. Yo la odio por ir con Dimitri, pero parte de mí cree que es una suerte que ella y Christian lo estuvieran haciendo. Además, se acababa de enfriar.

-Un hechizo de distracción es casi igual de útil.-Continuo.

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Frostbite Richelle Mead Sus ojos azules adquirieron un foco intenso qua a menudo veía conseguir a un Moroi mientras usaba la magia. Su muñeca chasqueó hacia delante, y una raya de fuego serpenteo más allá de la cara de Christian. No lo toco, por la forma en que se estremeció, sospeche que había sido

lo suficientemente cerca como para notar el

calor.

-Pruébalo- Dijo ella.

Christian dudó un momento y luego hizo el mismo movimiento con la mano. Una raya de fuego Salió, pero no tenía ningún control comparado con el de ella. También tenía muy mala puntería. Fue directo a su cara, pero antes de que le tocara, se dividió y partió alrededor de él, casi como si hubiera

golpeado contra una

protección invisible. Ella la desvió con su propia magia. -No está mal, a parte del hecho que casi has quemado mi cara.No creo que quemara su cara, pero su pelo… ah sí. Veríamos como de guapa estaría ella sin esa melena negra.

Ella y Christian practicaron un rato más. Él mejoró con el paso del tiempo, a pesar de que claramente le faltó para tener la habilidad de Tasha. Mi interés creció y creció a medida que pasó el tiempo, y me encontré meditando todas las posibilidades que este tipo de magia podía ofrecer.

Se termino la lección cuando Tasha dijo que se tenía que ir. Christian suspiro, claramente frustrado por no haber sido capaz de dominar el hechizo en una hora. Su carácter competitivo era casi tan fuerte como el mío.

-Aun creo que sería más fácil quemarlos totalmente.- Argumentó.

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Frostbite Richelle Mead Tasha sonrió mientras se cepillaba su pelo en una cola de caballo más apretada. Sí. Ella podría definitivamente quedarse sin su pelo, especialmente cuando sabía lo mucho que le gustaba a Dimitri el pelo largo.

-Es más fácil, porque implica menos energía. Es descuidado. Tú magia será más fuerte a largo plazo si puedes aprender a hacer esto. Y como he dicho, tiene otras utilidades.-

Yo no quería estar de acuerdo con ella, pero no pude evitarlo.

-Podría ser muy útil si lucharas junto a tu guardián.- Dije con emoción.Especialmente si quemar completamente un Strigoi se necesita tanta energía. De esta manera, utilizarías sólo una rápida ráfaga de poder para

distraer el Strigoi. Y se

distrajeran con el incendio, ya que lo odian tanto. Entonces ese es todo el tiempo que necesita un guardián para estacarlos. Podrías controlar un manojo entero de Strigoi de esta manera.-

Tasha me hizo una mueca. Algunos Moroi como Lissa y Adrian sonreían sin mostrar los dientes. Tasha si que mostró los suyos, incluidos los colmillos.

-Exactamente. Tú y yo deberemos ir algún día a cazar Strigois.- Se burló.

-No lo creo.- Le respondí.

Las palabras en si mismas no eran tan malas, pero el tono que utilicé para decirlas sin duda lo fue. Frio. Hostil. Tasha me miró momentáneamente sorprendida de mi brusco cambio de actitud, pero sólo se encogió de hombros. El choque de Lissa me llegó a través del enlace. Sin embargo, a Tasha no parecía incomodarle. Ella hablo con nosotros un poco más y hizo planes para ver a Christian en la cena. Lissa me dio una fuerte mirada

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Frostbite Richelle Mead mientras ella, Christian y yo bajábamos una escalera de caracol que conducía hasta el vestíbulo.

-¿Qué fue eso?-Me preguntó

-¿De qué estas hablando?-pregunté inocentemente.

-Rose.- Dijo de manera significativa. Es difícil jugar al tonto cuando tu amiga sabía que podías leerle la mente. Sabía exactamente de lo que estaba hablando.

-Fuiste una perra con Tasha.-

-Yo no fui una perra con Tasha.-

-Fuiste grosera- Exclamó ella, un grupo de niños Moroi estaban lloriqueando en el vestíbulo. Se agruparon y un instructor de esquí Moroi de aspecto cansado los siguió.

Puse mis manos en las caderas.-Mira, yo sólo estoy de mal humor ¿De acuerdo? No dormí mucho. A demás, no soy como tú. No tengo que ser amable todo el tiempo.-

Lissa me miraba más sorprendida que herida. Christian me frunció el ceño, presionándome, cuando Mason apareció misericordiosamente. No llevaba ningún yeso o cualquier otra cosa, pare cojeaba ligeramente al andar.

-Hola. Cuanto tiempo- Le dije. Resbalando mi mano dentro la suya.

Christian dejo ir su enfado conmigo y se giró hacia Mason - ¿Es verdad que hiciste un movimiento suicida que finalmente te atrapó?

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Frostbite Richelle Mead Mason me miro -¿Es cierto que estuviste saliendo con Adrian Ivashkov?-

-Yo ¿Qué?-

-He oído que os emborrachasteis anoche.-

-¿En serio?- Preguntó Lissa, asustada.

Mire todas sus caras. -¡NO, por supuesto que no! Yo apenas lo conozco.-

-Pero lo conoces- Insistió Mason.

-Apenas-

-Él tiene mala reputación.- advirtió Lissa. -Sí.- Dijo Christian –Él va atrás de un montón de chicas.-

No podía creérmelo. -¿Creen que les mentiría? Hablé con él, como unos, cinco minutos! Y sólo porque me bloqueaba el paso ¿De donde han sacado todo esto?Inmediatamente me conteste la pregunta. –Mia-

Mason asintió y me miro avergonzó. -¿Des de cuando hablas con ella?- Le pregunté

-Me encontré con ella, eso es todo.- Me dijo

-¿Y tú te la crees? Tú sabes que esta mintiendo todo el tiempo.-

-Sí, pero por lo general hay algo de cierto en sus mentiras. Hablaste con él.-

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Frostbite Richelle Mead -Sí. Hablé. Eso es todo.-

Realmente intente reflexionar sobre la manera en que había reaccionado Mason, y creo que no confiaba en mí. Él me había ayudado mucho el año anterior deshaciendo las mentiras de Mia, a si que me sorprendí mucho de que él estuviera ahora tan paranoico. Quizá si sus sentimientos hacía mí habían crecido, él ahora podría ser más susceptible a los celos. Asombrosamente era Christian el que vino al rescate y cambio de tema.

-¿Supongo que hoy no esquiaras?- Señalo el tobillo de Mason, desencadenando inmediatamente una respuesta indignada.

-¿Qué crees, qué esto me va a frenar?- Preguntó Mason. Disminuyendo su ira y substituyéndola por un necesidad de probarse a si mismo, necesidad que él y yo compartíamos. Lissa y Christian le miraron como si estuviera loco, pero yo sabía que nada que dijéramos podría detenerlo.

-¿Quieren venir con nosotros?- Le pregunté a Lissa y Christian. Lissa sacudió la cabeza. –Nosotros no podemos. Tenemos que ir al almuerzo de recibida de los Contas.Christian gimió –Bueno, tú tienes que ir.Ella lo codeó –Igual que tú. La invitación decía que consiguiera un acompañante, Además, esto tan sólo es un calentamiento para lo grande.-

-¿Qué será?- Preguntó Mason

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Frostbite Richelle Mead -La gran cena de Priscilla Voda.- suspiró Christian. Verlo tan dolido me hizo sonreír. – La mejor amiga de la reina. Todas las familias reales estarán allí, y tendré que usar el traje.Mason me dedico una sonrisa. Su enfado ya se había ido. –El esquí suena mejor ¿Eh? No hay un código de vestimenta.-

Dejamos atrás a los Moroi y nos fuimos a fuera. Mason no podía competir contra mí de la misma manera que lo había hecho ayer, sus movimientos eran lentos y torpes. Sin embargo, lo hizo muy bien considerándolo todo. La lesión no era tan mal como habíamos temido, pero tuvo prudencia a hacer movimientos extremadamente fáciles.

La

luna llena colgaba en la oscuridad, una esfera brillante de color blanco

plateado. Las luces eléctricas dominaban la mayor parte de la iluminación del suelo, por aquí y allí, en las sombras, la luna apenas lograba emitir su resplandor. Deseaba que fuera lo suficientemente luminosa para que iluminara la cordillera que nos rodeaba, peo los picos se quedaron envueltos en la oscuridad. Me olvide de mirarlos cuando había luz.

Las pistas eran muy simples para mi, pero me quede con Mason y sólo ocasionalmente me burlé de cómo las precauciones que tomaba me hacía dormir. Sea aburrido o no, era bueno estar solo fuera de casa con los amigos, y la actividad agitó mi sangre lo suficiente para combatir el frío del aire. Los postes de luz iluminaban la nieve, lo que lo convertía en un extenso mar de color blanco, los copos de cristales chispeaban débilmente. Y si me volviera lejos y bloqueara las luces de mi campo visual, podría mirar para arriba y ver las estrellas derramándose sobre el cielo. Estaba parada fuera del rígido y cristalino en el claro, el aire congelaba. Permanecimos fuera la mayor parte del día otra vez, pero esta vez, lo llamé un poco más temprano, pretendiendo estar cansada así Mason podría descansar. Puede ser que manejara bien el esquí con un tobillo blando, pero podía ver que le empezaba a doler.

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Frostbite Richelle Mead Mason y yo nos dirigimos hacia el albergue caminando muy cerca el uno del otro, reír acerca de algo que había visto antes. De repente, unos puntos blancos en mi visión periférica, y una bola de nieve choco contra la cara de Mason. Inmediatamente se puso a la defensiva, dándose la vuelta de un tirón, mirando fijamente a su alrededor. Chillidos y gritos sonaron des de las profundidades y se mezclaron llegando des de los pinos. -Demasiado lento, Ashford- alguien le llamó. –No vale por estar enamorado.- Se rió más. El mejor amigo de Mason, Eddie Castilla, y algunos otros novatos de la escuela aparecieron detrás un racimo de árboles. Más lejos, oí más gritos.

-Te íbamos a pedir que vinieras, si quieres estar en nuestro equipo.- dijo Eddie. –Aunque esquives como una chica.-

-¿Equipo?- Le pregunté emocionada. En la academia, lanzar bolas de nieve estaba terminantemente prohibido. Los trabajadores de la escuela estaban inexplicablemente asustados de que nos tiráramos bolas de nieve con trozos de cristal o cuchillas de afeitar, aunque en primer lugar, no tenía ninguna pista de como llegaron a pensar que seriamos capaces de llegar a hacer esto.

No era como si una guerra de bolas de nieve fuera una rebelión, pero después de toda la tensión que estaba pasando recientemente, tirar cosas contra la demás gente sonaba de repente como la mejor idea que había oído en un rato. Mason y yo nos incorporamos rápidamente a los demás, la perspectiva de luchar contra algo prohibido le dio nueva energía lo que le causó olvidar el dolor de su tobillo. Nos pusimos a luchar con una dura ferocidad.

La lucha pronto se convirtió en una cuestión de darle a tanta gente como fuera posible mientras esquivabas los otros ataques. Yo era excepcional en las dos cosas y asegure mi inmadurez añadiendo insultos tontos y gritando a mis victimas. En el

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Frostbite Richelle Mead momento en el que alguien se dio cuenta de lo que estábamos haciendo y nos gritamos, riéndonos y cubiertos de nieve.

Mason y yo, una vez más, fuimos hacía el albergue, y nuestro estado de animo estaba elevadísimo, sabía que lo de Adrian ya estaba olvidado. De hecho, Mason me miro justo antes de entrar. –Lo siento, he saltado con la de Adrian antes.Le apreté la mano. –Está bien, se que Mia sabe contar unas buenas convincentes historias.-Si… pero incluso si estabas con él… no es que yo tenga derecho…-

Le miré fijamente, me sorprendió ver su rostro, habitualmente temerario, por una vez tímido.-¿A no?- Le pregunté.

Una sonrisa apareció en sus labios. -¿A sí?-

Devolviéndole la sonrisa, di un paso más adelante y le bese. Sentí sus labios increíblemente cálidos en aquel aire tan helado. No era como el beso desastroso que había tenido antes del viaje con Dimitri, pero era dulce y agradable, un tipo de beso de amistad que podría convertirse en algo más. Al menos, así fue como lo vi. Por la mirada de la cara de Mason, parecía que todo su mundo se hubiera sacudido. –Wow- dijo, con los ojos de par en par. La luna hizo que sus ojos se vieran de un color azul plateado. -¿Lo ves?- Le digo. –Nada de que preocuparse. No Adrian. No hay nadie.Nos besamos de nuevo, esta vez un poco más largo, antes de irme finalmente. Mason estaba claramente de mejor humor, tal y como debía ser, y me metí en la cama con una sonrisa en mis labios.

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Frostbite Richelle Mead Pero cuando me dormí, soñé con Adrian Ivashkow.

Yo estaba de nuevo en el porche con él, sólo que esta vez era verano. El aire era cálido y suave, y el sol brillaba colgado en el cielo, cubriéndolo todo con una luz dorada. No había estado en el sol des

de que vivía con los humanos. Todo a mí

alrededor, las montañas y los valles estaban verdes y vivos. Los pájaros cantaban por todos lados.

Adrian apoyado contra la barandilla del porche. Hecho un vistazo por encima, y me volvió a mirar en cuando me vio.

-Oh.

No esperaba verte aquí.- Él sonrió. –Tenía razón. Te ves devastadora

cuando estas limpia.Por instinto toqué la piel alrededor de mi ojo.

-Se ha ido-me dijo Incluso sin poderlo ver sabía que él tenía razón. –No estas fumando-

-Mal habito- Dijo. Cabeceó hacía mí. -¿Estas asustada? Estas usando mucha protección-

Fruncí el ceño, después me miré abajo. No había notado la ropa que llevaba. Usaba un par de pantalones vaqueros bordados que había visto una vez pero eran demasiado caros para comprármelos. Mi camiseta estaba cortada, enseñando mi barriga, y llevaba un piercing en el ombligo, siempre deseé perforarme el ombligo, pero nunca lo había sido capaz de pagarlo. El complemento que llevaba era de plata, y colgando al final había el extraño ojo azul que me había regalado mi mama. El brazalete de Lissa se enrollaba alrededor de mi muñeca.

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Frostbite Richelle Mead Mire insegura a Adrian, estudiando la forma en que el sol hacía brillar su pelo castaño. Aquí, a plena luz del día, pude ver que sus ojos eran de un profundo verde esmeralda opuesto al pálido de Lissa. Algo seme ocurrió de repente.

-¿No te molesta todo este sol?-

Se encogió de hombro vagamente. -No. Es mi sueño-

-¿Estas seguro?- Su sonrisa volvió. Me sentía confundida. –Yo… no lo sé-

Él se rió entre dientes, pero un momento después, su risa paró. Por primera vez des de que lo había conocido, él se veía serio. -¿Por qué te rodea tanta oscuridad?-

Le fruncí el ceño. -¿Qué?-

-Estas envuelta por la oscuridad- Sus ojos me estudiaron astutamente, pero no de una manera controlada. –No había visto nunca a nadie como tú. Sombras por todas partes. Nunca lo hubiera adivinado. Incluso mientras estas de pie aquí, las sombra no dejan de crecer.-

Mire hacía abajo, a mis manos, pero no vi nada fuera de la común. Le volví a mirar asegurándome. – Yo soy el beso de la oscuridad…-

-¿Qué significa eso?-

-Yo morí una vez- Nunca había hablado con nadie de eso a parte de Lissa y Victor Dashkov, pero esto era un sueño. No importaba.-Y regresé-

La maravilla encendió su cara.- Ahh. Interesante-

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Frostbite Richelle Mead Desperté.

Alguien me sacudía. Era Lissa. Sus emociones me golpearon tan fuertemente a través del vínculo que entre brevemente en su mente y me encontré mirándome. – Extraño- Tire nuevamente de mí, intentando suavizar el terror y la alarma que me llegaba de ella.

-¿Qué está mal?-

-Ha habido otro ataque de Strigois.

Capítulo 12. Estaba fuera de la cama en un segundo. Todo el hotel era un enorme lío debido a las noticias. La gente se agrupaba en los pasillos. Los familiares se buscaban entre ellos. Algunas conversaciones se realizaron en susurros aterrorizados; algunos en voz alta y fáciles de escuchar. Paré a algunas personas, intentando escuchar la historia correcta. Sin embargo, tenían una versión diferente de lo que había ocurrido, o no se paraban a hablar. Pasaban a toda prisa, o en busca de su familia o preparándose para salir del hotel, convencidos de que habría algún lugar más seguro en otros lugares. Frustrada con las diferentes historias, finalmente - a regañadientes - sabía que tenía buscar las dos fuentes que me darían una información sólida. Mi madre o Dimitri. Era como tirar una moneda al aire. Ninguna de las dos me gustaba en este momento. Debatí momentáneamente y, por último, me decidí por mi madre, a sabiendas de que no estaría con Tasha Ozera. La puerta de la habitación de mi madre estaba entre abierta y yo y Lissa entramos y vi que habían montado un cuartel temporal. Varios guardianes estaban agrupados, entrando y saliendo, discutiendo estrategias. Algunos nos miraron extrañados, pero

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Frostbite Richelle Mead nadie nos paró. Lissa y yo nos sentamos en un pequeño sofá y escuchamos la conversación que mi madre estaba teniendo. Estaba con un grupo de guardianes, uno de ellos era Dimitri. Y yo que lo quería evitar. Sus ojos marrones me miraron brevemente y yo desvié la mirada. No quería tratar con mis perturbados sentimientos para él ahora. Lissa y yo descubrimos todos los detalles. Ocho Moroi habían sido asesinados junto con sus cinco guardianes. Tres Moroi estaban desaparecidos, muertos o transformados en Strigoi. El ataque no había ocurrido por las cercanías; había sido en algún lugar cerca del norte de California. Aun así, una tragedia como esta no puede dejar de hacerse eco en el mundo de los Moroi, y para algunos, dos estados de distancia era muy cerca. La gente estaba aterrorizada, y pronto supe por que este ataque era tan notable. "Ellos debían de ser más que la última vez", dijo mi madre. "Más?‖ Exclamó uno de los otros guardianes. "Ese último grupo fue un hecho sin precedentes. Y todavía no puedo creer que nueve Strigoi consiguieran trabajar juntos con éxito - esperas que crea que se las arreglaron para ser aún mas? " "Sí ", dijo mi madre. "Hay alguna prueba de la implicación de seres humanos?" Alguien le preguntó. Mi madre dudó y entonces dijo: "Sí. Más custodias rotas. Y por la forma en que lo hicieron... es idéntico al ataque de la casa de los Badica." Su voz era dura, pero también reflejaba un toque de cansancio. Sin embargo no era agotamiento físico. Percibí que era mental. El estrés y el dolor de lo que estaban hablando. Siempre pensé que mi madre era una especie de insensible máquina de matar, pero claramente esto era difícil para ella. Era un duro, y feo asunto a discutir -, pero al mismo tiempo, hablaba sin vacilar. Era su deber. Se formó un nudo en mi garganta pero me lo tragué rápidamente. Humanos. Idéntico al ataque de los Badica. Desde la matanza, analizamos estrictamente la extrañeza de que un grupo tan grande de Strigoi se juntasen y reclutasen a seres humanos. Hablamos en términos vagos de "sí algo así vuelve a suceder…" Pero nadie había hablado seriamente sobre que ese grupo - los asesinos de los Badica – lo hiciese de nuevo. Un vez era coincidencia - quizás un grupo de Strigoi se habían reunido por

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Frostbite Richelle Mead casualidad y por un impulso habían decidido invadir y atacar por sorpresa una casa. Era horrible, pero podíamos entenderlo. Pero ahora... ahora parecía que ese grupo de Strigoi no tenía sido hecho por casualidad. Ellos se habían unido con un propósito, usaron seres humanos estratégicamente, y habían atacado de nuevo. Ahora teníamos lo que podría ser un patrón: Strigoi buscando un grupo grande de presas. Asesinos en serie. No podíamos contar con la magia protectora de las custodias. Ni tan siquiera podíamos contar con la luz del sol. Los humanos se podían mover durante el día, explorando y saboteando. La luz ya no era segura. Recordé lo que le había dicho a Dimitri en la casa de los Badica: Esto lo cambia todo, verdad? Mi madre rebuscó en los documentos que había en la mesa. "Aún no hay detalles forenses, pero el mismo número de Strigoi no podría haberlo hecho. Ninguno de los Drozdovs o cualquiera de su equipo escapó. Con cinco guardianes, siete Strigoi estarían ocupados - al menos temporalmente – evitando que alguien escapase. Fueron 9 ó 10, tal vez." "Janine tiene razón", dijo Dimitri. "Y si observas la escena del crimen... es muy grande. Siete no podrían cubrirlo todo". Los Drozdovs eran una de las doce familias reales. Eran muchos y muy prósperos, a diferencia de clan al borde de la muerte de Lissa. Tenían muchos familiares, pero por supuesto, un ataque como este seguía siendo horrible. Sin embargo, algo me molestó. Había algo que tenía que recordar... algo que debería saber sobre los Drozdovs. Mientras una parte de mí trataba de averiguar de qué se trataba, la otra observaba a mi madre fascinada. Había escuchado sus historias. Había visto y sentido su lucha. Pero en realidad, nunca la había visto en acción en una verdadera crisis. Revelaba cada parte de aquel control que ella mostraba a mí alrededor, pero en este caso, podía ver cuán necesario era. Una situación como está generaba pánico. Incluso entre los guardianes, podía ver que algunos estaban tan alarmados que querían hacer algo drástico. Mi madre era la voz de la razón, un recordatorio de que tenían que mantenerse centrados y evaluar la situación. Su compostura los calmaba; su fortaleza los inspiraba. Así, me di cuenta, es como un líder se comporta.

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Frostbite Richelle Mead Dimitri estaba tan controlado como ella, pero dejó que ella se ocupara de todo. Siguieron discutiendo el ataque, como los Drozdovs estaban celebrando la navidad con retraso cuando fueron atacados. "Primero los Badica, ahora los Drozdovs", murmuró un guardián. "Están hiendo detrás de la realeza." "Van detrás de los Moroi", dijo Dimitri. "Realeza. Plebeyos. No importa. " La realeza. Plebeyos. De repente supo por que los Drozdovs eran tan importantes. Mis instintos espontáneos querían saltar y hacer una pregunta ahora mismo, pero sabía mucho más. Esto era algo serio. No era hora de comportarme irracionalmente. Quería ser tan fuerte como mi madre y Dimitri, así que esperé a que finalizara la conversación. Cuando el grupo comenzó a separarse, me levanté del sofá y fui hablar con mi madre. "Rose", dijo, sorprendida. Como en la clase de Stan, no me había notado en la habitación. "¿Qué estás haciendo aquí?" Era una tan pregunta estúpida que no le respondí. Qué creía que estoy haciendo aquí? Esto era una de las cosas más grandes que estaba aconteciendo con los Moroi. Apunté a la mesa. "¿Quién más murió?" La irritación arrugó su frente. "Drozdovs". "Pero, ¿quién más?" "Rose, no tenemos tiempo-" "Tenían empleados, ¿no? Dimitri dijo plebeyos. ¿Quiénes eran? " Una vez más, vi la fatiga en ella. Sentía esas muertes. "No sé todos los nombres". Pasando unas pocas páginas, giró los papeles hacia mí. "Aquí". Miré la lista. Mi corazón se hundió. "Muy bien", le dije. "Gracias". Lissa y yo los dejamos con sus asuntos. Me gustaría ayudar, pero los guardianes trabajaban eficazmente ellos solos, no era necesario que los principiantes anduviesen detrás de ellos. "¿A qué se debía eso?" dijo Lissa, cuando llegamos a la parte principal del hotel. "Los empleados de los Drozdovs", le dije. "La madre de Mia trabajaba para ellos..."

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Frostbite Richelle Mead Lissa jadeó. "¿Y?" Suspiré. "Y su nombre está la lista." "Oh Dios." Lissa detuvo la marcha. Miró a la nada, parpadeando y derramando lágrimas. "Oh Dios ", repitió. Me puse delante de ella y coloqué mis manos sobre sus hombros. Ella estaba temblando. "Todo está bien", le dije. Su temor me llegaba en ondas. "Todo estará bien." ―Ya los has escuchado", dijo. "Hay un bando organizado de Strigoi atacándonos! ¿Cuantos? ¿Ellos vienen hacia aquí? " "No", dije. No tenía evidencias de eso. "Aquí estamos seguros". "Pobre Mia..." No había nada que pudiese decir al respecto. Pensaba que Mia era una perra, pero no le deseaba eso a nadie, ni a mi peor enemigo – lo que, técnicamente, ella era. Inmediatamente, corregí ese pensamiento. Mia no era mi peor enemigo. No podía dejar de lado a Lissa el resto del día. Sabía que no había Strigoi en el hotel, pero mis instintos protectores eran fuertes. Los guardianes protegían a los Moroi. Como siempre, también me preocupe por que ella no estuviese molesta ni ansiosa, así que intenté por todos los medios calmar esos sentimientos. Los demás guardias también vigilaban a los Moroi. No andaban detrás de ellos, sino que reforzaron la seguridad del hotel y están en constante comunicación con los guardianes que estaban en el lugar del ataque. La información fluyó durante todo el día acerca de los terribles detalles, así como la especulación acerca de donde estaba la banda de Strigoi. Por supuesto, poco de eso fue compartido con los principiantes. Mientras que los guardias hacían lo que ellos hacían mejor, los Moroi - por desgracia – hacían lo de ellos: hablar. Con tantos de la realeza y otro importantes Moroi, se organizó una reunión esa noche para discutir lo que sucedió y lo que debería hacerse en el futuro. Nada oficial podría ser decidió en este caso; los Moroi tenían una reina y un consejo de gobierno para ese tipo de decisiones. Todo el mundo sabía, sin embargo, que las opiniones aquí recogidas llegarían hasta la cadena de mando. Nuestra seguridad futura podría muy bien depender de lo que se discutiría en esa reunión.

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Frostbite Richelle Mead Se celebró en una enorme sala de banquetes del hotel, con una plataforma y muchos asientos. A pesar de la atmósfera, se podía notar que esta sala había sido diseñada para cosas distintas de las reuniones para discutir las matanzas y la defensa. La alfombra tenía una textura de terciopelo y estaba decorada con un diseño ornamental de flores en tonos plata y negro. Las sillas eran de madera negra y pulida y tenían grandes respaldos, claramente hechas para cenas elegantes. Cuadros de Moroi de la realeza muertos hace mucho tiempo estaban colgados en la pared. Observé brevemente una con el nombre de una reina no conocía. Vestía un traje antiguo - con muchos lazos para mi gusto - y tenía el cabello pálido como el de Lissa. Un tipo que no conocía era el encargado de la moderación y se dirigió a la plataforma. La mayor parte de la realeza estaba reunida en frente de la sala. Todos los demás, incluidos los estudiantes, se sentaron donde pudieron. Christian y Mason nos encontraron en ese momento, y cuando empezamos a sentarnos al fondo Lissa negó con la cabeza. "Vamos a sentarnos delante". Los tres la miramos. Estaba tan sorprendida que ni tan siquiera podía leer sus pensamientos. "Mirad." Señaló. "La realeza está sentada en la parte delantera, sentados por familias". Era cierto. Miembros del mismo clan se sentaban unos cerca de los otros. Badicas, Ivashkovs, Zekloses, etc. Tasha estaba sentada allí, pero ella estaba sola. Christian era el único otro Ozera allí. "Debo estar allí", dijo Lissa. "Nadie espera que lo hagas," le dije. "Tengo que representar a los Dragomirs". Christian bromeó. "Es sólo un montón de mierda de la realeza." Su rostro estaba decidido. "Tengo que ir allí." Me abrí a los sentimientos de Lissa y me gustó lo que encontré. Había pasado la mayor parte del día tranquila y con miedo, sobre todo cuando había descubierto lo de la madre de Mia. Aquel miedo todavía estaba con ella, pero estaba siendo suprimido por

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Frostbite Richelle Mead su confianza y determinación. Reconoció que era una de los Moroi que comandaban, y aunque la idea de una banda de Strigoi la asustaba, ella quería ser parte de esto. "Deberías", le dije suavemente. También me gustaba la idea de ella desafiando a Christian. Lissa encontró mi mirada y sonrió. Ella sabía lo que yo estaba sintiendo. Un momento más tarde, se giró a Christian. "Deberías reunirte con tu tía." Christian abrió su boca en señal de protesta. Si no fuese por el horror de la situación, ver a Lissa mandar hubiese sido gracioso. El siempre era tan terco y difícil; aquellos que intentaban controlarlo no podían. Viendo su cara, vi que la misma reacción que yo había tenido al ver la decisión de Lissa, cubría la de el. También le gustaba ver la fortaleza de Lissa. Presionó sus labios haciendo una mueca. "Ok" Le cogió la mano, y los dos caminaron hacia adelante. Mason y yo nos sentamos. Justo antes de que comenzase, Dimitri se sentó a mi otro lado, su pelo recogido en una coleta. Le miré sorprendido, pero no dijo nada. Había algunos guardianes en esa reunión, pero la mayoría estaban demasiado ocupados haciendo un control de daños. Esto prometía. Allí estaba yo, entre mis dos hombres. La reunión comenzó poco después de eso. Todos estaban ansiosos de hablar de cómo creían que los Moroi estarían más seguros, pero en realidad, dos teorías llamaron mi atención. "Esta es una preocupación para todos nosotros", dijo uno de la realeza, cuando tuvo la oportunidad de hacer uso de la palabra. Él estaba en su silla y miró alrededor de la sala. "Aquí. En lugares como este hotel. Y la Academia de San Vladimir. Enviamos a nuestros hijos a lugares seguros, lugares que son seguros debido a los números y puedan ser protegidos fácilmente. Y miren ¿cuántos de nosotros estamos aquí, niños y adultos por igual. ¿Por qué no vivimos de esta forma? " "Muchos de nosotros ya viven así", gritó alguien detrás. El hombre hace caso omiso. "Algunas familias aquí y allá. O una ciudad con muchos Moroi. Pero esos Moroi todavía están descentralizados. La mayoría no utiliza sus recursos - sus guardianes, su magia. Si podemos emular este modelo..." Expandió sus manos "... nunca tendremos que preocuparnos de los Strigoi de nuevo."

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Frostbite Richelle Mead "Y los Moroi no podrán interactuar con el resto del mundo de nuevo", murmuré. "Bueno, hasta que los seres humanos encuentren las ciudades de vampiros secretas propagándose por ahí. Entonces si que habría mucha interacción". La otra teoría acerca de cómo proteger a los Moroi tenía algunos problemas de lógica, pero un mayor impacto - en particular para mí. "El problema es que no tenemos suficientes guardianes". Esa teoría fue remitida por una mujer de la familia Szelsky. "Y entonces, la respuesta es simple: conseguir más. Los Drozdovs tenían cinco guardianes, y no fue suficiente. Sólo seis para proteger a una docena de Moroi! Eso es inaceptable. No es de extrañar que este tipo de cosas estén sucediendo". "¿De dónde propones obtener más guardianes?" Preguntó el hombre que había hablado de juntar a los Moroi. "Ellos son un recurso limitado". Ella apuntó hacia donde yo y unos cuantos principiantes más estábamos sentados. "Ya tenemos varios. Los he visto entrenar. Son letales. ¿Por qué esperar hasta que cumplan los 18 años? Si aceleramos el programa de formación y los centramos en prepararse para el combate que en los libros, podemos transformarlos en nuevos guardianes cuando cumplan los 16. " Dimitri hizo un sonido bajo con la garganta que no parecía feliz. Se inclinó hacia adelante, poniendo los codos sobre las rodillas y descansando la barbilla en las manos, cerrando los ojos mientras pensaba. "No sólo eso, muchos de los posibles guardianes se están desperdiciando. ¿Dónde están todas las mujeres dhampir? Nuestras razas están vinculadas. Los Moroi están haciendo su parte ayudando a los dhampir a sobrevivir. Porque las mujeres dhampir no están haciendo la de ellas? ¿Por qué no están aquí? " Una larga y sofocada risa fue la respuesta. Todos los ojos se giraron hacia Tasha Ozera. Aunque la mayoría de la realeza se había engalanado, ella estaba simple y casual. Vestía jeans, un top de color blanco que mostró un poco de si figura y un cárdigan de lana que le llagaba hasta las rodillas. Mirando hacia el moderador, le preguntó, "¿Puedo?" El estuvo de acuerdo. La mujer Szelsky se sentó; Tasha se levantó. A diferencia de los demás oradores, fue hasta la plataforma, para que pudiese ser vista claramente por

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Frostbite Richelle Mead todos. Su pelo brillante estaba atado en una coleta, exponiendo sus cicatrices completamente, lo que se sospeché que fue intencional. Su rostro era audaz y desafiante. Bello. "Esas mujeres no están aquí, Mónica, porque están muy ocupadas, criando a sus hijos - ya sabes, eses que quieres comenzar a mandar a la batalla apenas comiencen a aprender a caminar. Y por favor no nos insultes, actuando como si los Moroi hiciésemos un gran favor a los dhampirs ayudándolos a reproducirse. Tal vez sea diferente en tu familia, pero para el resto de nosotros, el sexo es divertido. Los Moroi que salen con los dhampirs no están haciendo ningún sacrificio". Dimitri se enderezó, su expresión ya no estaba irritada. Probablemente estaba emocionado porque su nueva novia había mencionado el sexo. La irritación me inundó, y esperaba que la gente pensase, que la mirada asesina que había en mi rostro, era por los Strigoi y no por la mujer que estaba hablando. Mas allá de Dimitri, noté a Mia, que estaba sentada sola. No había notado que ella estaba aquí. Estaba hundida en su asiento. Sus ojos enrojecidos, la cara más pálida de lo habitual. Un extraño dolor quemó mi pecho, uno que nunca esperé que ella me produjese. "Y la razón por la que esperamos a que los guardianes cumplan los 18, es para dejarles aprovechar una pretensión de vida antes de obligarlos a pasar el resto de sus días en constante peligro. Necesitan eses años extras para desarrollarse mental y físicamente. Utilizarlos antes de que estén listos, tratarlos como parte de una cadena de montaje - entonces solo estarás criando carne para los Strigoi". Algunas personas pusieron el grito en el cielo ante la elección de palabras de Tasha, pero con eso, ella consiguió la atención de todos. "Crearás más comida haciendo que las demás mujeres dhampir se convirtiesen en guardianes. No puedes obligarlas a hacer algo que no quieren. Todo tu plan para lograr más guardianes se basa en sacrificar poniéndolos en el camino del peligro, sólo para que estés un poco por delante del enemigo. Diría que este es el plan más estúpido que he oído, si no hubiera oído el de él. " Apuntó hacia el primer orador, el que había propuesto una reunión de Moroi. La vergüenza apareció en sus rasgos.

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Frostbite Richelle Mead "Entonces ilumínanos, Natasha", dijo. "Viendo la experiencia que tienes con los Strigoi, dinos lo que piensas que debemos hacer". Una pequeña sonrisa apareció en los labios de Tasha, pero no se molestó por el insulto. "¿Lo que pienso?" Caminó más de cerca del centro de la plataforma, mirando a la multitud mientras respondía a la pregunta. "Creo que deberíamos detener los planes que implican depender de alguien o algo para protegernos. Creéis que tenemos pocos guardianes? Ese no es el problema. El problema es que hay muchos Strigoi. Y somos nosotros quienes dejamos que se multipliquen y se vuelvan más poderosos, porque no hacemos nada para evitarlo. Corremos y nos escondemos detrás de los dhampirs y dejamos escapar a los Strigoi. Es culpa nuestra. Somos la razón por la cual los Drozdovs murieron. ¿Quieres un ejército? Bueno, aquí estamos. Los dhampirs no son los únicos que pueden aprender a luchar. La pregunta, Mónica, no es porque las mujeres dhampir no están luchando. La pregunta es: ¿Por qué nosotros no lo estamos? " Tasha gritaba ahora, y el esfuerzo la hizo ponerse colorada. Sus ojos brillaban con sus sentimientos apasionados, y combinado con el resto de sus facciones - e incluso con la cicatriz – era una figura impresionante. La mayoría de la gente no podía apartar los ojos de ella. Lissa observaba a Tasha con admiración, inspirada por sus palabras. Mason parecía hipnotizado. Dimitri parecía impresionado. Y más allá... Mas allá, estaba Mia. Ya no estaba tirada en la silla. Estaba sentada derecha, derecha y firme, sus ojos no podían estar más salvajes. Miraba a Tasha como si solamente ella tuviese todas las respuestas de la vida. Mónica Szelsku parecía menos respetuosa, mientras miraba a Tasha. "Ciertamente no estás sugiriendo que los Moroi luchen con los guardianes cuando vengan los Strigoi?" Tasha la miró sin inmutarse. "No. Estoy sugiriendo que los Moroi y los guardianes luchen juntos contra los Strigoi antes de que vengan." Un tipo de unos veinte años que parecía un modelo de Ralph Lauren se levantó. Podía apostar que el también era de la realeza. Nadie podía permitirse el lujo de pagar unas mechas rubias tan perfectas. Llevaba un suéter atado a la cintura, se lo quitó y lo puso alrededor de su silla. "Oh," dijo en una voz burlona, hablando sin haber pedido la palabra. "Entonces nos darás palos y estacas y nos mandarás a luchar? "

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Frostbite Richelle Mead Tasha se encogió de hombros. "Si fuese necesario, Andrew, por supuesto". Una sonrisa cruzó sus labios. "Pero también tenemos unas armas que podemos usar. Una que los guardianes no pueden". Su cara demostraba claramente lo alocada que le parecía esa idea. Hizo rodar los ojos. "¿Sí? ¿Como qué? " Su sonrisa se convirtió en una risa. "Como esto." Ella giró la mano y el suéter que estaba en la silla se incendió. El gritó sorprendido y lo tiró al suelo, pisando el suéter con los pies. Hubo una breve y colectiva falta de aire en la habitación. Entonces... el caos se hizo cargo.

Capítulo 13. La gente empezó a levantarse y a gritar, queriendo que su opinión fuese escuchada. La mayor parte de ellos compartían la misma visión: Tasha estaba equivocada. Le dijeron que estaba loca Que si los Moroi y los dhampirs luchaban contra los Strigoi, ella promovería la extinción de las dos razas. Incluso tuvieron el valor de sugerir que ese era su plan desde el principio – que de alguna manera estaba colaborando con los Strigoi. Dimitri se levantó, asqueado, mientras evaluaba el caos. "También deberíais iros. Nada útil va a suceder ahora". Mason y yo nos levantamos, pero él sacudió la cabeza cuando empecé a seguir Dimitri. "Ve tu," dijo Mason. "Quiero comprobar algo." Miré a las personas que estaban discutiendo. Me encogí de hombros. "Buena suerte". No podía creer que hubiesen pasado sólo unos pocos días desde que había hablado con Dimitri. Caminando por el pasillo con él, parecía que habían pasado años. Estar con Mason durante los últimos días había sido fantástico, pero ver a Dimitri una vez más,

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Frostbite Richelle Mead hizo que todos mis antiguos sentimientos por él regresaran. De repente, Mason parecía un niño. Mi estrés por la situación con Tasha también regresó, y estúpidas palabras salieron de mi boca antes de que pudiese detenerlas. "¿No deberías estar allí protegiendo a Tasha?", Le pregunté. "Antes de que la multitud le haga algo? Tendrá muchos problemas por usar la magia de esa forma" Levantó una ceja. "Ella puede cuidar de sí misma." "Eh, claro, porque es una gran luchadora y usa magia. Entiendo todo eso. Solo pensaba que como vas a ser su guardián y todo lo demás... " "¿De dónde has oído eso?" "Tengo mis fuentes." En cierto modo, decir que lo había escuchado de mi madre sonaba menos guay. "Lo has decidido, ¿no? Quiero decir, parece un buen negocio, ya que te va a dar varios beneficios... " Me dio un vistazo. "Lo qué pasa entre ella y yo no es de tu incumbencia" respondió duramente. Esas palabras me lastimaron. Parecía que lo de él y Tasha ya era asunto cerrado. Y, como sucedía cuando estaba herida, mi actitud y temperamento tomaron el control. "Bueno, estoy segura de que serán felices juntos. Es tu tipo, también - sé cuanto te gustan las mujeres que no son de tu edad. Quiero decir, ella que es, 6 años mas mayor que tu? 7? Y yo soy 7 años más joven. " "Sí", dijo después de varios segundos de silencio. "Lo eres. Y cada segundo que esta conversación continúa, sólo demuestras lo joven que eres realmente. " Whoa. Mi mandíbula casi chocó con el suelo. Ni siquiera cuando me golpeó mi madre me había dolido tanto. Por un segundo, pensé haber visto arrepentimiento en sus ojos, como si él hubiese notado cuán duras habían sido sus palabras. Pero el momento pasó, y su expresión era dura de nuevo. "Pequeña dhampir", dijo de repente una voz muy cerca. Poco a poco, todavía aturdida, me volví y vi a Adrian Ivashkov. Me sonrió y le dio a Dimitri una pequeña inclinación de cabeza como saludo. Sospeché que mi rostro estaba al rojo vivo. Cuanto había escuchado Adrian? Cruzo las manos en un gesto casual. "No quiero interrumpir ni nada. Sólo quiero hablar contigo cuando tengas tiempo".

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Frostbite Richelle Mead Yo quería decirle a Adrian que no tenía tiempo para jugar al juego que él quería ahora, pero las palabras de Dimitri aún me dolían. Él estaba mirando a Adrian con una mirada de desaprobación. Sospeché que él, así como todos, había oído la reputación de Adrian. Fantástico, pensé. De repente, quería que él se siente celoso. Quería lastimarlo tanto como el me había lastimado últimamente. Tragando mi dolor, le dí mi mejor sonrisa devora hombres, una que no había usado en un tiempo. Caminé hasta Adrian y puse mi mano en su brazo. "Tengo tiempo ahora." Me despedí de Dimitri y llevé a Adrian lejos, caminando cerca de él. "Nos vemos más tarde, Guardián Belikov. Los ojos oscuros de Dimitri nos siguieron con dureza. Me giré y no miré atrás. "No te iban los chicos mayores, no?" Dijo Adrian, cuando estábamos solos. "Estás imaginando cosas", le dije. "Claramente, mi sorprendente belleza te ha dejado confuso". Se rió con aquella maravillosa sonrisa. "Eso es perfectamente posible". Empecé a apartarme de el, pero puso su brazo a mi alrededor. "No, no, querías jugar a la amiga conmigo – y ahora tienes que continuar. " Hice rodar mis ojos, pero no le aparté el brazo. Podía sentir en él, el olor de alcohol, así como el olor a humo. Me pregunté si estaba borracho. Tuve la impresión de que había poca diferencia en su actitud cuando él estaba borracho o sobrio. "¿Qué quieres?", Le pregunté. Me estudió durante un momento. "Quiero que llames a Vasilisa y vengas conmigo. Nos vamos a divertir. Probablemente también necesitarás un traje de baño." El parecía decepcionado al decir esa última frase. "A menos que quieras ir desnuda". "¿Qué? Una familia de Moroi han sido asesinados, y que quieres vaya a nadar y a divertirme?" "No sólo es nadar", dijo pacientemente. "Además, esa masacre es exactamente porque deberías hacerlo." Antes de que pudiera hablar, vi a mis amigos aparecer en el pasillo. Lissa, Mason, y Christian. Eddie Castile también estaba, lo que no me sorprendía, pero también estaba

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Frostbite Richelle Mead Mia – lo que si me sorprendió. Estaban envueltos en una conversación, pero todos pararon cuando me vieron. "Aquí estás", dijo Lissa, con una mirada sorprendida en el rostro. Recordé que el brazo de Adrian que estaba a mi alrededor. Lo retiré. "Hey, chicos", les dije. Un momento de tensión nos rodeó nosotros, y estaba segura de haber oído una pequeña risa de Adrian. Le sonreí a él y a mis amigos. "Adrian nos está invitando a ir nadar." Me miraron sorprendidos, y casi podía ver la especulación en la cabeza de ellos. El rostro de Mason su puso algo mal humorado, pero como los otros, él no dijo nada. Reprimí un gemido. Adrian se tomó a bien que hubiese invitado a mis amigos a su descanso secreto. Con una actitud tolerante, realmente no esperaba otra cosa. Una vez tuvimos la ropa de baño, seguimos sus indicaciones hasta una puerta en la parte más lejana del hotel. Había una escalera que conducía hacia abajo - y cada vez más abajo. Estaba casi mareada de dar tantas vueltas en las escaleras. Luces eléctricas colgaban en las paredes, pero cuando más bajábamos, las paredes pintadas fueron sustituidas por piedras talladas. Cuando llegamos a nuestro destino, descubrí que Adrian tenía razón - no sólo era nadar. Estábamos en una zona especial del balneario del hotel, una que sólo era utilizada por la élite Moroi. En este caso, estaba reservado para un montón de chicos de la realeza, que presumí serían amigos de Adrian. Había unos 30 o más, todos de su edad o más, que llevaban las marcas de la riqueza y del elitismo. El balneario consistía en una serie de piscinas minerales de agua caliente. Tal vez antes había sido una cueva o algo así, pero los constructores del hotel hace mucho tiempo que se habían librado de cualquier rastro rústico. Las paredes de piedra negra y el techo estaban tan pulidas y hermosas como nada en el recurso. Era como estar en una cueva - una cueva de diseño y muy buena. Bastidores de toallas se alineaban en las paredes, así como mesas repletas de comidas exóticas. Los baños combinaban con el resto de la sala: piscinas forradas con piedras, de agua caliente que era traída de alguna fuente subterránea. El vapor llenaba la sala, y un débil olor metálico estaba en el aire. El sonido de la risa de las personas y de chapuzones hacia eco en la sala.

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Frostbite Richelle Mead "Por que Mia está contigo?" Le pregunté a Lissa suavemente. Estábamos caminando por la sala, en busca de una piscina que no estuviese ocupada. "Ella estaba hablando con Mason cuando nos disponíamos a salir‖ respondió. Ella se quedó con su voz tranquila. "Me parecía cruel... ya sabes... dejarla..." Opinaba lo mismo. En su rostro había signos evidentes de dolor, pero por lo menos, Mia parecía al menos momentáneamente distraída por lo que Mason estaba hablando con ella. "Pensé que no conocías a Adrian," dijo Lissa. Tanto en su voz como en la conexión podía sentir su desaprobación. Finalmente encontramos una piscina grande, un poco alejada del camino. Un chico y una chica se encontraban en el lado opuesto, agarrándose, pero había mucho espacio para todos. Era fácil ignorarlos. Puse un pie en el agua y lo quité de inmediato. "No lo conozco", le dije. Con cuidado volví a meter el pie, hundiendo lentamente el resto de mi cuerpo. Cuando llegó a mi estómago, hice una mueca. Estaba usando un bikini marrón, y el agua caliente contrajo mi estomago. "Debes de conocerlo un poco. Te ha invitado a su fiesta." "Sí, pero lo ves con nosotros ahora?" Ella siguió mi mirada. Adrián estaba en una piscina más alejada con un grupo de chicas con bikinis mucho más pequeños que el mío. Uno de ellos era un Betsey Johnson, uno que había visto en una revista y había deseado. Suspiré y aparté la mirada. Todos entraron en el agua. Estaba tan caliente que me sentí como si estuviera en una sopa. Ahora que Lissa parecía convencida de mi inocencia con Adrian, escuché otras conversaciones. "¿De qué habláis?" Les interrumpí. Era más fácil que escuchar y descubrirlo por mi misma. "Sobre la reunión", dijo Mason emocionado. Aparentemente, había superado el haberme visto con Adrian. Christian estaba sentado en una plataforma de la piscina. Lissa estaba agachada a lado. El colocó un brazo a su alrededor. "Tu novio quiere conducir un ejército contra los Strigoi", dijo. Percibí que lo estaba diciendo para provocarme.

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Frostbite Richelle Mead Miré a Mason. No valía la pena discutir el comentario de "Novio". "Oye, fue tu tía quien lo sugirió", Le recordó Mason a Christian. "Ella solo dijo que teníamos que encontrar a los Strigoi antes de que ellos nos encontrasen a nosotros", dijo Christian. "Ella no estaba sugiriendo que luchasen los principiantes. Quien sugirió eso fue Mónica Szelsky". Una camarera llegó con varias bebidas rosas. Los vasos de cristal eran largos y elegantes. Sospeché firmemente que eran bebidas alcohólicas. No tenía ni idea de lo que eran. La mayor parte de mi experiencia con el alcohol implicaba cerveza barata. Cogí un vaso y me dirigí a Mason. "¿Crees que eso es una buena idea?" Le pregunté. Probé la bebida con cuidado. Como guardiana en formación, sentí que siempre debía estar alerta, pero hoy sentía de nuevo el deseo de ser rebelde. La bebida sabía como el ponche. Zumo de naranja. Algo dulce, como la fresa. Todavía estaba segura de que tenía alcohol, pero parecía lo suficientemente fuerte como para emborracharme. Otra camarera apareció con una bandeja de alimentos. Miré y prácticamente no reconocí nada. Había algo que se parecía mucho a las setas rellenas de queso y algo que parecía también pasteles de carne o embutidos. Como una buena carnívora, cogí una, pensando que no podría ser tan malo. "Es foie gras," dijo Christian. Tenía una sonrisa en su cara que no me gustó. Le miré con cautela. "¿Qué es eso?" "No lo sabes?" Su tono era engreído y por primera vez en su vida, se parecía a alguien de la realeza que compartía sus conocimientos con los subalternos. Se rió. "Pruébalo y descúbralo". Lissa suspiró exasperada. "Es hígado de pato." Lo regresé a la bandeja. La camarera continuó, y Christian se rió. Miré para él. Mientras tanto, Mason estaba todavía ocupado con la cuestión de si era buena idea que los novatos fuesen a la batalla antes de la graduación. "¿Qué más vamos a hacer?" Él preguntó indignado. "¿Qué estás haciendo? Todo lo que haces es dar vueltas corriendo con Belikov todas las mañanas. ¿Qué está haciendo eso por ti? Por los Moroi? "

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Frostbite Richelle Mead Qué estaba haciendo por mí? Estaba haciendo que mi corazón latiese mucho más fuerte y que mi mente tuviese pensamientos indecentes. "Nosotros no estamos listos", dije en cambio. "Sólo disponemos de 6 meses más", se inmiscuyó Eddie. Mason hizo un gesto con la cabeza en apoyo. "Si. ¿Cuánto más podemos aprender? " "Mucho", le dije, pensando en lo mucho que había aprendido en los entrenamientos con Dimitri. Terminé mi bebida. "Y eso a donde nos llevaría? Digamos que terminamos seis meses antes la formación, y que nos envíen a una misión. ¿Qué sigue? Que decían que acabemos un año antes? O en nuestro primer año? " Se rió. "No tengo miedo de luchar. Podría haber terminado con un Strigoi cuando estaba en segundo año. " "Sí", le dije secamente. "Como cuando estábamos esquiando". La cara de Mason, que ya estaba roja por el calor, se volvió aún más roja. Me arrepentí de inmediato de mis palabras, especialmente cuando Christian comenzó a reírse. "Nunca pensé viviría para ver el día en el que me pusiera de acuerdo contigo, Rose. Pero, lamentablemente, estoy de acuerdo." La camarera regresó de nuevo y Christian y yo cogimos nuevas bebidas. "Los Moroi tienen que comenzar a ayudar a defenderse a si mismos." "Con magia?" preguntó Mia de repente. Era la primera vez que hablaba desde que había llegado aquí. El silencio la encontró. Creo que Eddie y Mason no respondieron porque no sabía nada acerca de los combates con magia. Lissa, Christian, y yo sabíamos - y estábamos intentando hacer que no lo sabíamos. Una pequeña esperanza brillaba en sus ojos Mia, y sólo podía imaginar por lo que ella estaba pasando. Se despertó para encontrar que su madre había muerto, para después ser sometida a horas y horas de políticas irritantes y estrategias de batalla. El hecho de que estuviese aquí sentada semi-compuesta parecía un milagro. Supongo que la gente que en realidad gusta de su madre no son capaces de funcionar en este tipo de situaciones.

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Frostbite Richelle Mead Cuando parecía que nadie más iba a responder a lo que dijo ella, finalmente dije: "Supongo que sí. Pero... No sé mucho sobre eso. " Terminé el resto de mi bebida y cerré los ojos, esperando a que alguien siguiese con la conversación. No continuó. Mia parecía decepcionada, pero no dijo nada cuando Mason volvió a la discusión de los Strigoi. Cogí una tercera bebida y me hundí en el agua todo lo posible. Esta bebida era diferente, parecía chocolate y tenía como una crema por encima. La probé, y sentí un poco del sabor del alcohol. Aun así, supone que el chocolate probablemente lo diluiría. Cuando estaba lista para tomar la cuarta copa, no vi a la camarera por ningún lugar. Mason me parecía muy, muy lindo de repente. Me hubiera gustado su atención romántica, pero todavía estaba hablando de los Strigoi y la logística de hacer un ataque en la mitad del día. Mia y Eddie estaban de acuerdo con él, ambos entusiasmados, y tuve la impresión de que si él decidía ir a cazar Strigoi ahora, ambos lo seguirían. Christian participaba en la conversación, pero era más la reproducción del abogado del diablo. Típico. El creía que el ataque necesitaría tanto de guardianes como de los Moroi, como dijo Tasha. Mason, Mia y Eddie discutían que si los Moroi no estaban dispuestos, los guardianes deberían hacerse cargo. Confieso que su entusiasmo era contagioso. Medio me gustaba la idea de atacar a los Strigoi. Pero en el ataque a los Badica y a los Drozdov, todos los guardianes habían sido asesinados. Había que admitir que los Strigoi se habían organizado en grupos y habían tenido ayuda, pero todo lo que decían era que debíamos ser extremadamente cuidadosos. Dejando de lado el cariño, no quería seguir oyendo a Mason hablando sobre habilidades de combate. Quería otra bebida. Me levanté y fui hasta el borde de la piscina. Para mi sorpresa, el mundo empezó a girar. Esto había sucedido antes, cuando había salido del baño demasiado rápido, pero cuando el mundo no dejó de girar, me di cuenta de que las bebidas eran más fuertes de lo que pensaba. También decidí que el 4º no era una buena idea, pero no quería volver y decirles a todos lo borracha que estaba. Me fui hasta el cuarto más alejado en donde había visto a la camarera desaparecer. Mientras caminaba, prestaba una atención especial al suelo

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Frostbite Richelle Mead resbaladizo, imaginando que caer en una de las piscinas y romperme la cabeza, me costaría puntos en la escala de estilo. Prestaba tanta atención a mis pies y al no tambalearme, que choqué con alguien. A mi crédito, fue culpa suya, él se había apoyado en mí. "Oye, cuidado", le dije, estabilizándome. Pero él no me estaba prestando atención. Sus ojos estaban puestos en otro chico, un tipo al que le sangraba la nariz. Acababa de meterme en medio de una pelea.

Capítulo 14. Dos chicos que no había visto nunca se estaban golpeando. Parecían tener unos 20 años, pero ninguno de ellos notó mi presencia. El que se había chocado conmigo, empujó al otro con fuerza, obligándolo a retroceder. ―¡Tienes miedo!‖ Decía el chico que estaba cerca de mí. Usaba un bañador verde, y la parte de atrás de su pelo estaba mojada. ―Tienes miedo. Solo quieres quedarte en tu mansión y dejar que los guardianes hagan el trabajo sucio. ¿Qué harás cuando todos estén muertos? ¿Quien te protegerá entonces? El otro chico se limpió la sangre de su rostro con el dorso de la mano, hasta que de pronto lo reconocí por sus mechas rubias. Era el Moroi de la realeza que le había gritado a Tasha que ella quería liderar a los Moroi en la batalla. Lo había llamado Andrew. El trató de golpear a su oponente pero falló, su técnica era un desastre. Entonces empezó a decir: ―Esa es la forma más segura. Sigue a esa amante de los Strigoi y todos acabaremos muertos. Está intentando acabar con nosotros‖ ―Está tratando de salvarnos!‖ ―Está intentando que usemos magia negra‖ La amante de Strigoi tenía que ser Tasha. El chico que no era de la realeza, fue la primera persona que no era de mi círculo que yo escuché hablar a favor de ella. Me

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Frostbite Richelle Mead pregunté cuantos más estaban de su lado. Andrew fue golpeado de nuevo, y mis instintos - o tal vez el golpe - me hizo entrar en acción. Me sorprendí colocándome otra vez entre ellos, todavía estaba mareada y un poco inestable, si no hubieran estado tan cerca, probablemente me hubiese caído. Ellos se sorprendieron con mi presencia. Andrew me grito ―fuera de aquí‖. En ese momento pensé, que siendo chicos, eran más altos y más pesados que yo, pero yo era más fuerte que cualquiera de los dos. Esperando poder aprovecharme de eso, los agarré por el brazo y los acerqué a mí, y entonces los empujé con toda la fuerza que pude. Se tambalearon, ya que no esperaban mi fuerza y yo también. El que no era de sangre real, me fulminó con la mirada, y dio un paso en mi dirección. Contaba que fuese uno de esos chicos chapados a la antigua, que nunca golpearía a una mujer. ―¿que estas haciendo aquí?,‖ exclamó. Varias personas se habían reunido y estaban nos estaban viendo con emoción. Le devolví la mirada furiosa ―Estoy intentando impedir que seáis mas idiotas de lo que ya sois. ¿Quieres ayudar? Dejad de pelear entre si! Arrancándoos la cabeza mutuamente no va a ayudar a los Moroi a menos que estés intentando eliminar la estupidez de tus genes." Señalé a Andrew. "Tasha Ozera no está tratando de matarnos. Ella está intentando que dejéis de ser víctimas." Me giré hacia el otro chico. "Y sobre ti, tienes un largo camino a seguir si piensas que esta es la forma de hacerte escuchar. La magia -- especialmente la ofensiva - requiere una gran cantidad de auto-control y, hasta ahora, no me has impresionado con el tuyo. Tengo mas que tu, y si me conocieras, sabrías lo casi imposible que es eso." Los dos chicos me miraban, sorprendidos. Aparentemente, era más eficaz que provocativa. Bueno, al menos durante varios segundos. Porque cuando el efecto de mis palabras pasó, volvieron a las mismas. Recibí un golpe en el fuego cruzado, lo que me empujó lejos, casi cayéndome en el proceso. De repente, detrás de mí, Mason llegó en mi defensa. El golpeó al primer chico que vio – el que no era de la realeza.

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Frostbite Richelle Mead El chico cayó hacia atrás, cayendo en la piscina, salpicando agua por todo alrededor. Recordé el miedo a romperme el cráneo, pero un segundo después, se levantó y se limpió el agua de los ojos. Me agarré del brazo de Mason, intentando calmarlo, pero él se soltó y se fue a por Andrew. Lo empujó con fuerza, enviándolo junto a varios Moroi - amigos de Andrew, sospeché- que parecían estar intentando separar la pelea. El otro chico salio de la piscina, la ira llenaba su rostro, y se movió en dirección de Andrew. Esta vez, Mason y yo bloqueó su camino. Él nos miró. "No", le advertí. El chico apretó sus puños y parecía que se estaba preparando para intentar derrumbarnos a ambos. Pero éramos intimidadores, y parecía no tener un montón de amigos, al contrario que Andrew - que estaba gritando obscenidades y siendo arrastrado lejos. Con algunas amenazas susurradas, el chico se alejó. En el momento en que se fue, me giré hacia Mason. "Estás fuera de si?" "Huh?", Preguntó. "Metiéndote en medio de la pelea!" "También te metiste‖ dijo. Empecé a discutir, pero me di cuenta de que tenía razón. "Es diferente", murmuré. Ligeramente se inclinó hacia adelante. "¿Está borracha?" "No. Por supuesto que no. Estoy intentando impedir que hagas algo estúpido. Sólo porque tengas delirios de poder ser capaz de matar a un Strigoi no significa que tengas que golpear a todo el mundo." "Delirios?" Preguntó con rigor. Empecé a sentirme mareada. Mi cabeza daba vueltas, empecé a dirigirme a un cuarto, esperando no tropezarme. Pero cuando llegué, vi que era una especie de habitación con postres o con bebidas. Bueno, al menos, no del tipo que me

esperaba. Era una habitación de

alimentadores. Varios humanos estaban sentados en los sofás con Moroi al lado. Incienso de jazmín estaba en el aire. Aturdida, miré con fascinación como un rubio Moroi se inclina

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Frostbite Richelle Mead hacia el cuello de una bella pelirroja. Percibí, que todos estos alimentos eran excepcionalmente bellos. Como modelos o actrices. Sólo lo mejor para la realeza. El chico bebió por un largo tiempo, y la chica cerró los ojos y apretó sus labios en una pura expresión de felicidad mientras las endorfinas de los Moroi fluían por su torrente sanguíneo. Temblé, recordando lo mucho que había disfrutado esa euforia. Con mi mente alcoholizada, todo esto me parecía alarmadamente erótico. En realidad, casi me sentí como una intrusa - como si los estuviera viendo tener sexo. Cuando el Moroi terminó y lamió los restos de sangre, presionó sus labios contra su mejilla, en un beso suave. "¿Quieres ser voluntaria?" Unos dedos tocaron mi cuello y di un salto. Me giré y vi a los ojos verdes de Adrian y su sonrisa arrogante. "No hagas eso," le dije, retirándole la mano. "Entonces, ¿qué estás haciendo aquí?", Preguntó. Hice un gesto abarcando la habitación. "Estoy perdida". Me miró. "¿Estás borracha?" "No. Por supuesto que no... pero..." Las náuseas disminuyeron un poco, pero todavía no me sentía bien. "Creo que debería sentarme." Agarró mi brazo. "Bueno, pero no te sientes aquí. Alguien puede pensar mal. Vamos a un lugar tranquilo." Me llevó a un lugar diferente, y miré alrededor con interés. Era un área para masajes. Varios Moroi estaban acostados de espaldas y los empleados del hotel le estaban masajeando la espalda y los pies. El aceite que utilizaban olía a lavanda y a romero. En otras circunstancias, un masaje sería fantástico, pero acostarme boca abajo parecía una terrible idea. Me senté en el suelo, apoyándome contra la pared. Adrian se marchó y regresó con un vaso de agua. Sentándose también, me entregó el vaso. "Toma esto. Te ayudará. " "Te lo dije, no estoy borracha", murmuré. Pero de todos modos, tomé el agua.

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Frostbite Richelle Mead "Uh-huh." Me sonrió. "Hiciste un buen trabajo con aquella pelea. ¿Quién era el otro chico que te ayudó? " "Mi novio", le dije. "Más o menos." "Mia estaba cerca. Tienes muchos chicos en tu vida. " "No es así." "Ok" Él sonrió. "¿Dónde está Vasilisa? Pensé que estaría contigo. " "Ella está con su novio." Lo estudié. "¿Qué es ese tono? Celos? ¿Lo quieres para ti? " "Dios mío, no. Sólo que no me cae bien. " "La trata mal?", Preguntó. "No", admití. "El la adora. Es solo que es un poco idiota. " Adrian estaba claramente disfrutando. "¡Ah, estás celosa. Pasa más tiempo con él que contigo? " Lo ignoré. "¿Por qué sigues preguntándome por ella? ¿Estás interesado en ella? " Se rió. "Estén tranquila, no me interesa de la misma forma que me interesas tu." "Pero estás interesado". "Sólo quiero hablar con ella." Se fue a buscar mas agua. "Te sientes mejor?" Preguntó, entregándome el vaso. Era de cristal y estaba tallado. Parecía muy elegante para el agua normal. "Es... no pensé que las bebidas fuesen tan fuertes. " "Eso es la belleza de ellas," se rió. "Y hablando de belleza... este color te queda increíble" Me quedé muda. No estaba enseñando tanto como las otras chicas, pero estaba enseñando más de lo que quería que Adrian viese. O no? Había algo extraño en él. Sus formas arrogantes me irritaban... pero aún así quería estar cerca de él. Tal vez el genio en mi había reconocido su espíritu gentil. En algún lugar del fondo de mi mente borracha, una bombilla se encendió. Pero no podía entender por que. Bebí más agua. "No has encendido un cigarrillo, al menos, en 10 minutos", le dije, queriendo cambiar el tema. Hizo una mueca. "Está prohibido fumar aquí".

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Frostbite Richelle Mead "Estoy segura de que lo compensaste con el ponche." Su sonrisa regresó. "Bueno, algunos de nosotros podemos beber. No te estás poniendo enferma, verdad? Todavía me sentía borracha, pero sin nauseas, "No." "Bien." Pensé sobre cuando soñé con él. Había sido un sueño, pero no lograba olvidarlo, en particular la parte donde me dijo que estaba rodeada de oscuridad. Quería preguntarle sobre eso... aunque pensaba que era algo estúpido. Había sido mi sueño, no el suyo. "Adrian..." Me miró. "Sí, querida?" No conseguí preguntárselo. "Olvídalo." Comenzó a responder, pero entonces giró la cabeza hacia la puerta. "¡Ah, aquí viene ella". "¿Quién-¿" Lissa entró en la habitación, los ojos mirando alrededor. Cuando nos vio, una sensación de alivio la inundó su rostro. No podía sentir todavía. El alcohol adormecía nuestra conexión. Esa era otra razón por la que no debería haber hecho algo tan estúpido esta noche. "Aquí estás", dijo, arrodillándose junto a mí. Mirando a Adrian, lo saludó. "Hola". "Hola, prima", respondió, usando el término que a veces los de la realeza usaban entre ellos. "¿Estás bien?" Me preguntó ella. "Cuando vi lo borracha que estabas, pensé que podrías haberte caído en algún lugar y ahogarte. " "Yo no-" Desistí de llevarle la contraria. "Estoy bien". La expresión habitual de Adrian se puso sería mientras estudiaba a Lissa. Me recordó de nuevo el sueño. "¿Cómo la has encontrado?" Lissa la miró sorprendida. "Yo, eh, miré en todas las habitaciones." "Oh" Parecía decepcionado. "Pensé que habrías utilizado tu conexión". Las dos lo miramos.

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Frostbite Richelle Mead "¿Cómo sabes sobre eso?" Le exigí. Sólo algunas personas de la escuela lo sabían. Adrian lo había dicho de una forma tan informal que parecía que estaba hablando del color del pelo. "Oye, no puedo revelar todos mis secretos, ¿no?" Pidió misterioso. "Y además, actuáis de una forma diferente cuando estáis cerca una de la otra... es difícil de explicar. Es fantástico... todos los viejos mitos son verdad. " Lissa lo miró detenidamente, "Nuestra conexión solo funciona en una dirección. Rose puede sentir lo que estoy sintiendo y pensando, pero yo no puedo sentir lo que ella siente" "Ah." Se quedó sentado en silencio durante unos segundos, y yo bebí más agua. Adrián habló de nuevo. "Prima, y en que te especializaste? Parecía avergonzada. Nosotras dos sabíamos que era importante mantener el poder del Espíritu un secreto, contra aquellos que podrían querer abusar de las facultades de curar de ella, pero la historia de no que no se había experimentado en nada siempre la molestaba. "No me especialicé", dijo. "Creen que lo harás? Más tarde?" "No." "Probablemente tienes algún poder con los elementos, ¿verdad? Pero no lo suficientemente fuerte para dominar uno? "Él levantó su mano y la dirigió al hombro de ella. "Si, pero como-" En el momento en que los dedos de el la tocaron, ella jadeó. Era como si un rayo la hubiese alcanzado. Una mirada extraña cruzó su rostro. Incluso borracha, sentí la alegría que la cubría a través de la conexión. Ella miró con admiración a Adrian. Los ojos de el también la miraban fijamente. No entendí por que se estaban mirando de esa forma pero me molestó "Oye", le dije. "Basta. Te lo dije, ella tiene novio. " "Lo sé", dijo, todavía mirándola. Una pequeña sonrisa apareció en sus labios. "Tenemos que hablar un día, prima". "Sí," acordó ella.

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Frostbite Richelle Mead "Hola." Estaba más confundida que nunca. "Tienes novio. Y está ahí. " Ella parpadeó de regreso a la realidad. Los tres nos giramos hacia la puerta. Christian y los demás estaban allí. De repente me acordé de cuando me habían encontrado con los brazos de Adrian a mí alrededor. Esto no era mucho mejor. Lissa y yo estábamos sentadas muy cerca de él, una a cada lado. Ella dio un salto, medio avergonzada. Christian la estaba mirando con curiosidad. "Estábamos a punto de irnos", dijo Christian. "Bien," dijo ella. Entonces me miró "¿Lista?" Asentí y comencé a levantarme. Adrian me agarró del brazo, mientras me levantaba y me ayudó. Él le sonrió a Lissa. "Me alegro de haber hablado contigo." Para mí, él murmuró, "No te preocupes. Te lo dije, no estoy interesado en ella de esa manera. No se ve tan bien en bikini. E probablemente tampoco lo haría sin el". Alejé mi brazo. "Bueno, nunca lo sabrás." "Está bien", dijo. "Tengo una buena imaginación." Me uní a los demás, y nos dirigimos a la parte principal del hotel. Mason me dio una mirada extraña, la misma que Christian le había dado a Lissa y se alejó de mí, caminando delante con Eddie. Para mi sorpresa y malestar, estaba caminando junto a Mia. Ella se veía realmente mal. "Yo... siento mucho lo que pasó", le dije finalmente. "No tienes que actuar como si te importase, Rose." "No, no. Hablo en serio. Es horrible... Lo siento tanto. "Ella no me miró. "Esto... es decir, verás pronto a tu padre? " "Cuando hagan el memorial", dijo rígidamente. 'Oh' No sabía qué mas decir y desistí, centrando mi atención en las escaleras mientras subíamos hasta el nivel del hotel. Inesperadamente, fue Mia quien siguió con la conversación. "Te vi parar aquella pelea..." dijo lentamente. "Mencionaste la magia ofensiva. Como si supieses sobre ella" Oh. Fantástico. Iba a chantajearme..? En ese momento, me había parecido gentil.

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Frostbite Richelle Mead "Solamente lo supuse", le dije. De ninguna manera iba a entregar a Tasha y a Christian. "No se mucho. Sólo lo que he escuchado de algunas historias". "Oh" Su cara se redujo. "¿Qué tipo de historias?" "Um, bueno... "Traté de pensar en algo ni demasiado vago ni demasiado específico. "Como le dije a esos chicos... requiere un gran auto control Porque si estás en una pelea con un Strigoi, cualquier cosa te puede distraer. Entonces tienes que estar controlada. " En realidad, eso, era una regla básica de los guardianes, pero debía de ser algo nuevo para Mia. Sus ojos brillaron con entusiasmo. "¿Qué más? ¿Qué tipo de hechizos usan?" Negué con la cabeza. "No sé. No sé que hechizos funcionan, y como te he dicho, son sólo... historias que oí. Mi conjetura es que sólo se encuentra el modo de utilizar la magia como arma. Como... los usuarios de fuego tienen ventaja porque el fuego mata a los Strigoi es más fácil para ellos. Y los usuarios de aire pueden asfixiar personas. "Yo había experimentado eso último con Lissa. Fue horrible. Los ojos de Mia brillaron mas entusiasmados. "¿Qué pasa con los usuarios de agua?" preguntó. "Como puede el agua dañar a un Strigoi?" Me detuve. "Yo, eh, nunca he escuchado ninguna historia sobre los usuarios de agua. Lo siento. "Tienes alguna idea? Algún método, o algo de cómo podría ser utilizada para luchar?" Ah. Entonces de eso se trataba. Recordé lo entusiasmada que estaba en la reunión cuando Tasha habló sobre atacar a los Strigoi. Mia se quería vengar de los Strigoi por la muerte de su madre. No era de extrañar que ella y Mason se estuvieran llevando tan bien. "Mia", le dije suavemente, sujetando la puerta mientras ella pasaba. Estábamos casi en el salón. "Sé cuanto deseas hacer... algo. Pero creo que estarás mejor solo dejándolo estar‖ Ella enrojeció, y de repente, estaba viendo a Mia normal, a la irritada. "No me trates como si fuese inferior ", dijo.

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Frostbite Richelle Mead "Oye, no lo estoy haciendo. Soy seria. Estoy diciendo que no debe hacer nada apresurado mientras se estás molesta. Además... "Me tragué las palabras. Entrecerró los ojos. "¿Qué?" Joder. Siempre quería saber. "Bueno, no sé lo que un usuario de agua podría hacer frente a un Strigoi. Es probablemente el elemento menos útil para usar en su contra. " Indignación llenó sus facciones "Eres una zorra, ¿lo sabias?" "Solamente te estoy diciendo la verdad." "Bueno, entonces déjame decirte a ti la verdad. Eres una completa idiota cuando se trata de chicos". Pensé en Dimitri. Ella no se estaba equivocando. "Mason es fantástico", continuó. "Uno de los mejores chicos que conozco- y ni siquiera te das cuenta! Él haría cualquier cosa por ti, y tu coqueteas con Adrian Ivashkov ". Sus palabras que me sorprendieron. Mia podría estar interesada en Mason? Y aunque no estaba coqueteando con Adrian, podría entender que lo pareciese. E incluso aunque no fuese cierto, ello no impedirá a Mason sentirse herido y traicionado. "Tienes razón", le dije. Mia me miró, estaba tan sorprendida de que le hubiese dado la razón, que no dijo nada mientras caminábamos. Llegamos a la parte de la sala en la que se dividía en las alas para chicos y las de las chicas. Agarré el brazo de Mason mientras los demás se alejaban. "Espera", le dije. Necesitaba dejarle las cosas claras sobre Adrian, pero una parte pequeña de mí, se preguntaba si lo hacia por que me gustaba Mason o porque simplemente me gustaba la idea de que a Mason le gustase y mi yo egoísta no quería perderlo. Se detuvo y me miró. Su rostro estaba cauteloso. "Quería decirte que lo siento mucho. No debería haberte gritado después de la pelea - sé que sólo intentabas ayudar. Y con Adrian... no ocurrió nada. Y te lo estoy diciendo en serio. " "No lo parecía," dijo Mason. Pero la ira de su cara había disminuido. "Lo sé, pero créeme, lo es. El tiene alguna fijación estúpida por mí. " Mi tono debía haber sido convincente porque Mason sonrió. "Bueno. Es difícil no tenerla".

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Frostbite Richelle Mead "No estoy interesada en él," continué "O en cualquier otra persona." Era una pequeña mentira, pero no creo que importase. Lo de Dimitri se iba a acabar y Mia tenía razón sobre Mason. Era asombroso, dulce y tierno. Y solo una tonta no lo vería ... ¿verdad? Mis manos todavía estaban en su brazo, así que lo agarré y lo acerqué. Él no necesito una señal mayor. Se inclinó y me besó, y en el proceso, y en el proceso me encontré presionada contra la pared - como había ocurrido durante los entrenamientos con Dimitri. Por supuesto, no sentí nada parecido como cuando estaba con Dimitri, pero se sentía bien. Puse mis brazos alrededor de Mason y comenzó a tirar de él más cerca. "Podríamos ir... ir a alguna parte ", le dije. Él se rió y se alejó. "No cuando estás borracha". "Yo no estoy... tan... borracha", le dije, intentando acercarlo de nuevo. Dándome un pequeño beso en los labios, el se alejó. "Estás lo suficientemente borracha. Mira, no es fácil, créeme. Pero si todavía me quieres mañana - cuando estés sobria - hablaremos". Se inclinó y me besó de nuevo. Traté de poner mis brazos a su alrededor, pero él se alejó de nuevo. "Chica fácil", bromeó, y se giró hacia el pasillo. Lo miré, pero él sólo se rió y se marchó. Mientras él se marchaba, mi fascinación disminuyó, y corrí a mi habitación con una sonrisa en la cara.

Capítulo 15. Estuve tratando de pintar las uñas de los dedos de los pies en la mañana - que no es fácil con una resaca tan grande - cuando oí un golpe en la puerta. Lissa se había ido cuando me desperté, así que me moví a través de la habitación, intentando no arruinar el esmalte húmedo. Al abrir la puerta, vi un empleado del hotel con una caja grande en sus brazos. La movió con cuidado para poder echar un vistazo alrededor y, a continuación, mirarme. "Estoy buscando a Rose Hathaway."

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Frostbite Richelle Mead "Soy yo". Cogí la caja. Era grande, pero no demasiado pesada. Con un rápido gracias, cerré la puerta preguntándome si debería haberle dado una propina. Oh bueno. Me senté en el suelo con la caja. No tenía marcas y estaba sellada con cinta adhesiva. Encontré una pluma y perforé la cinta. Cuando corte lo suficiente, abrí la caja y espié dentro. Estaba llena de perfume. Había por lo menos 30 frascos de perfume. Conocía algunos, otros no. Iban desde el irreparablemente caro, calibre de una estrella de cine, a los más baratos, los que podías encontrar en las farmacias. Eternity. Angel. Vanilla Fields. Jade Blossom. Michael Kors. Poison. Hypnotic Poison. Pure Poison. Happy. Light Blue. Jõvan Musk. Pink Sugar. Vera Wang. Uno a uno, cogí las cajas, leí la descripción y, a continuación, la abrí y olí los perfumes. Estaba en la mitad cuando la realidad me golpeó. Debía de ser Adrian. No sabía cómo había conseguido que todos los perfumes se entregasen en el hotel en un período de tiempo tan corto, pero el dinero puede hacer que casi todo sea posible. Aun así, no necesitaba las atenciones de un Moroi rico y mimado, que aparentemente no había entendido mis señales. Arrepentidamente, comencé a colocar los perfúmense en las caja, y entonces paré. Por supuesto que se los devolvería... pero no había nada de malo en olerlos todos antes de llevárselos. Una vez más, empecé a sacar frasco por frasco. Algunos solamente los olí la tapa, otros los eché al aire. Serendipity. Dolce & Gabbana. Shalimar. Daisy. Olor tras olor me inundaban: rosa, violeta, sándalo, naranja, vainilla, orquídea... Cuando terminé, mi nariz apenas funcionaba. Todos estos estaban diseñados para los seres humanos. Tenían un olfato más débil que el de los vampiros y el de los dhampir, por eso los olores eran fuertes. Si todos estos frascos me estaban dejando tonta, solo me podía imaginar lo que un Moroi podía sentir. La sobrecarga de olores no me estaba ayudando con el dolor de cabeza con el que me había levantado. Volvía a guardar los perfumes, deteniéndose sólo cuando llegué a un que realmente me había gustado. Dudé, mientras sujetaba la pequeña caja en la mano. Entonces, cogí el frasco rojo y lo olí de nuevo. Era una fragancia clara y dulce. Era

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Frostbite Richelle Mead algún tipo de fruta – pero no era una fruta azucarada. Busqué en mi cerebro un olor que había sentido en la habitación de una chica que conocía de mi dormitorio. Ella me había dicho el nombre. Era como la cereza... pero más refinado. Grosella, eso era. Y aquí estaba en este perfume, mezclada con algunos olores florales: lirio de valle y otros que no pude identificar. Dependiendo de la marca, algo en su olor me llamó la atención. Era dulce - pero no demasiado dulce. Giré la caja, buscando el nombre. Amor Amor. "Apropiado", murmuré, viendo cuantos problemas parecía tener últimamente. Me quedé el perfume y re-empaqueté el resto. Colocándola entre los brazos, la llevé a la recepción y conseguí cinta para cerrarla. También conseguí averiguar cual era la habitación de Adrian. Al parecer, los Ivashkov prácticamente tenían su propia ala. No estaba muy lejos de la habitación de Tasha. Sintiéndome como la chica del correo, caminé por el pasillo y me detuve delante de su puerta. Antes de poder llamar a la puerta, se abrió, y Adrian estaba delante de mí. El parecía tan sorprendido como yo. "Pequeña dhampir", dijo cordialmente. "No esperaba verte aquí". "Vine para devolverte esto‖ le entregué la caja antes de que pudiera protestar. Torpemente, el la cogió, aunque se veía como si lo hubiese estado esperando. Cuando la agarró bien, dio unos pasos hacia atrás y la puso en el suelo. "No te ha gustado ninguno?", Preguntó. "¿Quieres que consiga más?" "No me mandes mas regalos". "No es un regalo. Es un servicio público. ¿Qué mujer no posee un perfume? "No lo vuelvas a hacer", le dije con firmeza. De repente, detrás de nosotros una voz preguntó: "Rose? ¿Eres tú? " Miré atrás. Lissa. "¿Qué estás haciendo aquí?" Entre mi dolor de cabeza y que había asumido que estaría con Christian, la había bloqueado todo lo posible esta mañana. Normalmente sabría que ella estaría en la habitación al acercarme. Desbloqueé mi mente, dejando que sus sentimientos entrasen en mí. Ella no esperaba que yo apareciese aquí. "¿Qué estás haciendo aquí?" preguntó ella. "Señoras, señoras", dijo él provocando. "No hay necesidad de luchar por mí."

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Frostbite Richelle Mead Lo miré irritada. "No estamos peleando. Sólo quiero saber lo que está ocurriendo aquí". Sentí un olor de aftershave detrás de mi y, a continuación, oí una voz: "Yo también". Di un salto. Girándome, vi a Dimitri parado en el pasillo. No tenía ni idea de lo que el estaba haciendo en el ala de los Ivashkov. De camino a la habitación de Tasha, me sugirió una voz dentro de mí. Sin duda, Dimitri, siempre espera que yo me metiese en algún tipo de problema, pero creo que ver a Lissa lo pilló desprevenido. Pasó por delante de mí y entró en la habitación, mirándonos a los tres. "Los chicos y chicas estudiantes no pueden entrar en las habitaciones de los demás". Yo sabía que decir que Adrian no era técnicamente un estudiante no nos iría sacar del problema. No deberíamos estar en la habitación de un chico. "Por qué sigues haciendo esto?" Le pregunté al Adrian, frustrada. ―Hacer qué? " "Hacer que parezca que estamos haciendo algo malo‖ Se rió. "Vosotras sois las que habéis venido aquí". "No tendrías que haberlas dejado entrar", le reprendió Dimitri. "Sabes con certeza las normas de San Vladimir. " Adrian se rió. "Sí, pero yo no tengo que seguir las estúpidas normas de ninguna escuela". "Quizás no", dijo Dimitri fríamente. "Pero yo pensé que aún respetabas esas normas." Adrian puso los ojos en blanco. "Me sorprende que tu me des un sermón sobre chicas menores de edad." Vi la ira brillar en los ojos de Dimitri, y por un minuto, pensé haber visto aquella falta de control de la nosotros habíamos estada hablando una vez. Pero él permaneció controlado, y sólo sus puños apretados con fuerza demostraban lo enfadado que el estaba. "Si quieres salir con muchachas más jóvenes, hazlo en las zonas públicas."

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Frostbite Richelle Mead No me gustaba oír a Dimitri llamarnos "muchachas más jóvenes" y medio creí que el estaba exagerando. También sospeché que parte de la reacción que tuvo tenía que ver con el hecho de que yo estaba aquí. Adrian se rió, una extraña risa que me hizo temblar. "Muchachas más jóvenes? Muchachas más jóvenes? Claro. Jóvenes y adultas al mismo tiempo. Ellas apenas vieron algo de la vida y, sin embargo, ellas ya vieron de más. Una marcada con vida, otro marcada por la muerte... pero son ellas por quienes te preocupas? Preocúpate por ti mismo, dhampir. Preocúpate por ti y por mí. Nosotros somos los jóvenes." Solamente nos lo quedamos mirando. No creí que nadie se extrañase si Adrian hacía un repentino viaje a la ciudad de los locos. Adrian estaba tranquilo y parecía perfectamente normal de nuevo. Se dio la vuelta y se dirigió a la ventana, mirándonos de forma casual mientras sacaba un cigarrillo. "Probablemente deberíais iros. El tiene razón. Soy una mala influencia". Intercambié una mirada con Lissa. Precipitadamente, salimos y seguimos a Dimitri por el pasillo. "Eso fue... extraño", dije después de unos minutos. Estaba diciendo lo obvio, pero, bueno, alguien necesita hacerlo. "Mucho", dijo Dimitri. No sonaba ni sorprendido ni enojado. Cuando llegamos al vestíbulo, comencé a seguir a Lissa de regreso a nuestra habitación, pero Dimitri me llamó. "Rose", dijo. "¿Puedo hablar contigo?" Sentí una onda de solidaridad viniendo de Lissa. Me giré hacia Dimitri y dio un paso hacia en el interior de una habitación, mientras dejaba pasar a una comitiva. Un grupo de Moroi pasó llenos de diamantes y pieles, con miradas ansiosas. Seguidos por los porteros. Las personas siguen marchándose buscando lugares más seguros. La paranoia con los Strigoi estaba lejos de terminar. La voz de Dimitri centró mi atención de nuevo en el. "Él es Adrian Ivashkov", dijo el nombre de la forma en que todo el mundo lo hacia. "Lo sé". "Esta es la segunda vez que os veo juntos." "Sí", respondí. "Salimos a veces."

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Frostbite Richelle Mead Dimitri levantó una ceja, pero entonces echó una mirada a donde estábamos y dijo. "Pasas mucho tiempo en su habitación?" Varias respuestas aparecieron en mi mente, y entonces una de oro tomó preferencia. ―Lo que pasa entre el y yo no es de tu incumbencia." Usé un tono parecido al que él había usado cuando hice un comentario similar acerca de él y Tasha. "De hecho, mientras asistas a la Academia, es de mi incumbencia." "Mi vida personal no. No tienes ningún derecho a opinar sobre ella. " "Todavía no eras una persona adulta." "Casi. Además, no es como si por arte de magia madurase cuando cumpla los 18‖. "Obviamente", dijo. Me ruboricé. "No es eso lo que quise decir. Lo que quise decir -" "Sé lo que quieres decir. Y los detalles técnicos no importan ahora. Eres una estudiante de la Academia. Y yo soy tu instructor. Es mi trabajo ayudarte y mantenerte segura. Estar en la habitación con alguien como él... bueno, no es seguro. " "Puedo tratar con Adrian Ivashkov," murmuré. "El es extraño - realmente extraño, aparentemente - pero inofensivo. " Secretamente me preguntaba si el problema de Dimitri con él era que estaba celoso. El no había llamado a Lissa para gritarle. La idea me dejó un poco feliz, pero entonces me acordé de mi curiosidad por saber por qué Dimitri estaba en esa zona. "Hablando de la vida personal... supongo que estabas visitando a Tasha, ¿eh?" Sabía que era un golpe bajo, y se espera un "no te importa." En cambio, él respondió: "En realidad, estaba visitando a tu madre". "También vas a estar con ella?" Por supuesto, sabía que no era así, pero la oportunidad de soltarlo era demasiado buena. El también parecía saberlo y sólo me dio una mirada cansada. "No, estábamos comentando algunos datos nuevos sobre el ataque de los Strigoi a los Drozdov.‖ Mi enojo e ironía desaparecieron. Los Drozdovs. Los Badica. De repente, todo lo que había ocurrido esta mañana parecía trivial. ¿Cómo podía estar aquí discutiendo romances que pueden estar sucediendo o no con Dimitri cuando él y otros guardianes estaban intentando protegernos? "Que averiguasteis?" Le pregunté silenciosamente.

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Frostbite Richelle Mead "Conseguimos rastrear algunos Strigoi", dijo. "O al menos a los humanos que están con ellos. Hubo testigos que vivían cerca que vieron algunos automóviles que el grupo utilizó. Las matriculas eran todas de diferentes estados - el grupo parece estar dividido, probablemente para obstaculizarnos. Pero uno de los testigos tomó el número de una. Está registrada en Spokane. " "Spokane?" Le pregunté incrédula. "Spokane, Washington? ¿Quién hace de Spokane un lugar para ocultarse?" Había estado allí una vez. Era tan aburrido que cualquier otra ciudad con bosques. "Strigoi, al parecer", dijo, sin expresión. "La dirección es falsa, pero otras pruebas demuestran que ellos estuvieron allí. Hay un centro comercial con túneles subterráneos. Los Strigoi fueron vistos por la zona. " "Entonces..." fruncí el ceño. "Vais a ir detrás de ellos? Va alguien? Quiero decir, eso es lo que Tasha ha estado diciendo todo el tiempo... si sabemos donde están entonces... " Negó con la cabeza. "Los guardianes no podemos hacer nada sin permiso de los superiores. Y eso no sucederá pronto. " Suspiré. "Por qué los Moroi hablan mucho." "Por que están siendo cuidadosos," dijo. "Vamos. Ni tan siquiera tú puedes querer ser tan cuidadoso. Sabes dónde están ocultos los Strigoi. Strigoi que masacran niños. No quieres ir tras ellos cuando menos se lo esperan?" Ahora sonaba como Mason. "No es tan fácil", dijo. "Respondemos ante el Consejo de Guardianes y el gobierno Moroi. No podemos huir y actuar impulsivamente. Y de todos modos, todavía no sabemos todo. Nunca debes actuar sin conocer todos los detalles. " "Lecciones de la vida zen, de nuevo"

Suspiré. Me llevé una mano al pelo,

colocándomelo por detrás de las orejas. "Porque me lo contaste? Es cosa de guardianes. No es algo en donde los principiantes se meten". Consideró las palabras, y su expresión se suavizó. Él siempre se veía increíble, pero me gustaba más de esa manera. "Te dije algunas cosas... el otro día y hoy... que no debería. Insulté tu edad. Tienes 17 años... pero eres capaz de manejar y procesar situaciones, que gente más mayor que tú no puede. "

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Frostbite Richelle Mead Mi pecho se puso más ligero y más agitado. "¿En serio?" Asintió. "Aún es bastante joven en muchos sentidos - y actúas como una - pero la única forma de cambiar eso es tratándote como una adulta. Tengo que hacerlo. Sé que entenderás lo importante que es esta información y que no se lo contarás a nadie." No me gustó que me dijese que actuaba como una niña, pero si me gustó la idea de que el pudiese hablar conmigo como una igual. "Dimka," dijo una voz. Tasha Ozera caminó hasta nosotros. Ella sonrió cuando me vio. "Hola, Rose." Ahí se esfumó mi buen humor. "Ey", le dije. Puso una mano sobre el brazo de Dimitri, deslizando los dedos sobre el cuero de su chaqueta. Miré los dedos con rabia. Como se atreve a tocarlo? "Tienes esa mirada," dijo ella. "¿Qué mirada?", Preguntó. La mirada severa que el usaba conmigo desapareció. Había un pequeña, inteligente sonrisa en sus labios. Casi divertida. "Esa que dice que estarás de servicio hoy." "De verdad?, tengo esa mirada?" Había un tono provocativo en su voz. Ella asintió. "Cuando termina tu turno técnicamente?" Dimitri parecía realmente - lo juro - avergonzado. "Hace una hora." "No puedes seguir haciendo esto," gimió ella. "Necesitas un descanso." "Bueno... si consideras que soy siempre el guardián de Lissa... " "Por ahora", dijo deliberadamente. Me sentía más enfadada de lo que me había sentido ayer. "Hay un gran torneo de billar arriba". "No puedo", dijo, pero su sonrisa todavía estaba en su rostro. "Además hace mucho tiempo que no juego... " ¿Qué -? Dimitri jugaba al billar? De repente, no importa lo que habíamos estado hablando sobre tratarme como una adulta. Una pequeña parte de mí sabía que se trataba de un elogio - pero el resto quería que me tratase como a Tasha. Divertido. Provocativo. Casual. Eran tan íntimos y estaban completamente relajados. "Vamos, venga," le suplicó. "Sólo una ronda! Podemos ganarles a todos". "No puedo", repitió. Sonaba arrepentido. "No con todo lo que está ocurriendo".

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Frostbite Richelle Mead Ella se tranquilizó un poco. "No. Supongo que no." Mirándome, dijo bromeando. "Espero que sepas que buen modelo de comportamiento tienes aquí. Nunca deja el deber. " "Bueno", dije, copiando el tono alegre de ella, "por ahora, al menos." Tasha parecía sorprendida. No creo que pensase que me reiría de ella. La mirada de Dimitri me dijo que sabía exactamente lo que estaba haciendo. Me di cuenta inmediatamente que acababa de matar cualquier progreso que habíamos hecho. "Terminamos aquí, Rose. Recuerda lo que te dije. " "Sí", dije, girándome. De repente quería irme a mi habitación y relajarme un rato. Este día estaba resultando demasiando agotador. "Definitivamente." No fui muy lejos cuando me encontré con Mason. Dios mío. Los chicos están por todos lados. "Estás enfadada‖ dijo cuando me vio. De alguna forma siempre descubría mi estado de ánimo. "¿Qué pasó?" "Algunos problemas con la autoridad... Ha sido una mañana algo extraña. " Suspiré, incapaz de sacarme a Dimitri de la cabeza. Mirando a Mason, me acordé de lo convencida que estaba de querer estar en serio con el la noche pasada. Era algo importante. Cogí la mano de Mason, y nos alejamos. "Vamos. No teníamos un trato de ir a un lugar... um, privado hoy? "Creo que ya no estás borracha", bromeó. Pero sus ojos estaban muy, muy serios. E interesados. "Supongo que se te ha pasado todo." "Oye, mantengo mi palabra, no importa como." Abriendo mi mente, busqué a Lissa. Ella no estaba en nuestra habitación. Ella se había ido a un evento de la realeza, sin duda estaba practicando para la gran cena de Priscilla Voda. "Ven", le dije a Mason. "Vamos a mi habitación". Mientras que Mason y yo nos dirigíamos a la habitación, le conté lo que Dimitri me había dicho de los Strigoi de Spokane. Dimitri me había dicho que no se lo contase a nadie, pero estaba enfadada con él otra vez, y no vi ningún daño en contárselo a Mason. Y sabía que él se interesaría. Había acertado. Mason se agitó. "¿Qué?" Exclamó mientras entrábamos a la habitación. "No van a hacer nada?"

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Frostbite Richelle Mead Suspiré y me senté en la cama. "Dimitri dice-" "Lo sé... te he oído. Acerca de ser cuidadoso y todo lo demás". Mason caminó enojado por la habitación. "Pero si esos Strigoi van detrás de otros Moroi… otra familia... mierda! Van a desear no haber sido tan cuidadosos. " "Olvídalo", le dije. Me estaba sintiendo medio enervada debido a que estar en la cama no era suficiente para detener los planes de su locura. "No hay nada que podamos hacer". Dejó de caminar. "Podríamos ir". "Ir a donde?" Le pregunté estúpidamente. "A Spokane. Podemos coger un autobús en la ciudad". "Yo... espera. ¿Quieres ir a Spokane y luchar con los Strigoi? " "Claro. Eddie también iría... y nos acercaríamos al centro comercial Ellos no están organizados ni nada, entonces podríamos esperarlos y atraparlos uno por uno... " Sólo podía mirarlo fijamente. "Desde cuando eres tan estúpido?" "Oh, ya veo. Gracias por el voto de confianza". "No es una cuestión de confianza", discutí, levantándome y acercándome a él. "Les patearías el culo. Lo sé. Sin embargo, ese... ese no es el camino. No podemos coger a Eddie e ir detrás de los Strigoi. Necesitamos más personas. Más planificación. Más información". Puse mi mano sobre su pecho. ÉL colocó la de él por encima y sonrió. El fuego de la batalla aún estaba en sus ojos, pero pude ver que se mente estaba centrándose en preocupaciones más inmediatas. Como yo. "No quería llamarte estúpido", le dije. "Lo siento". "Estás diciendo eso ahora sólo porque quieres hacer las cosas a tu manera conmigo". "Por supuesto que quiero," me reí, alegrándome de verlo relajado. La naturaleza de esta conversación me recordó un poco a Christian y a Lissa en la capilla. "Bueno", dijo, "no creo que te resulte muy difícil aprovecharte de mi‖ "Bien. Por qué hay muchas cosas que quiero hacer. " Deslicé una mano por su cuello. Sentí su piel caliente debajo de mis dedos, y recordé cuánto me había gustado el beso de anoche.

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Frostbite Richelle Mead De repente, de la nada, dijo, "Realmente eres su estudiante". "¿De quién?" "Belikov. Estaba pensando en eso cuando mencionaste que necesitábamos más información y todo lo demás. Actúas como el. Estás mas seria desde que comenzaste a andar con él. " "No, no lo estoy." Mason me estrechó más, pero ahora no me sentía tan romántica. Quería a olvidar a Dimitri por un tiempo, no tener una conversación sobre el. De donde había surgido? Mason debería distraerme. Pero él no notó que algo fuese mal. "Solo has cambiado. No está mal... simplemente es diferente". Algo de lo que había dicho me enfadó, pero antes de que pudiera responder, su boca estaba en la mía besándome. Razonablemente la discusión se disolvió. Un poco de mal genio comenzó a llenarme, pero simplemente canalicé aquella intensidad físicamente, cuando Mason y yo caímos uno encima del otro. Lo empujé hacia la cama, consiguiéndolo hacer sin detener el beso. Era capaz de hacer muchas cosas a la vez. Yo le clavaba mis uñas en la espalda mientras sus manos resbalaban por mi cuello y liberaban la cola de caballo que acababa de hacerme. Pasando sus dedos por el pelo suelto, llevó su boca más abajo y besó mi cuello. "Eres... increíble ", dijo. Podía decir que hablaba en serio. Toda su cara brillaba de afecto por mí. Me arqueé hacia arriba, dejando que sus labios se presionaran más fuertemente contra mi piel, mientras deslizaba sus manos por debajo de mi camiseta. Trazaron mi estómago, apenas tocando el borde de mi sujetador. Considerando que apenas unos minutos atrás estábamos teniendo una discusión, me sorprendió ver que las cosas evolucionaban tan rápido. Honestamente... no me importó. Ese era la forma en la que yo vivía mi vida. Todo era siempre rápido e intenso para mí. La noche en que Dimitri y yo caímos víctimas del hechizo de lujuria de Victor Dashkov todo había sido una furiosa pasión. Sin embargo, Dimitri la había controlado, y nos lo habíamos tomado mas calmadamente... y a su propia manera eso había sido maravilloso. Pero la mayor parte del tiempo, no éramos capaces de manejarlo. Podía

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Frostbite Richelle Mead sentir todo eso de nuevo. Sus manos recorriendo mi cuerpo. Sus besos profundos y poderosos. Fue entonces que me di cuenta de algo. Estaba besando a Mason, pero en mi cabeza, estaba con Dimitri. Y no era como si simplemente lo estuviese recordando. Realmente me estaba imaginando que estaba con Dimitri - en este momento – reviviendo aquella noche de nuevo. Con los ojos cerrados, era fácil fingir. Pero cuando abrí los ojos y vi los de Mason, sabía que el estaba conmigo. Que él me amaba y que me quería desde hace mucho tiempo. Hacer esto... estar con él y pretender que estaba con otro... No era lo correcto. Me alejé de él. "No... no". Mason se detuvo de inmediato porque ese era el tipo de chico que él era. "Mucho?", Preguntó. Asentí. "Muy bien. No tenemos por que hacerlo‖ Se acercó de nuevo, pero yo me alejé. "No, yo simplemente no... no lo sé. Vamos a parar aquí, vale? "Yo...", se quedó sin palabras por un momento. "¿Qué pasó con las "muchas cosas" que querías hacer? " Si... se veía bastante mal, pero ¿qué podía decir? No puedo estar contigo porque cuando estoy, pienso en otro chico al que verdaderamente quiero. Tú eres sólo un sustituto. Tragué, sintiéndome una idiota. "Lo siento mucho, Mase. Simplemente no puedo." Se sentó y se pasó una mano por el pelo. "Ok. Está bien." Pude escuchar la dureza en su voz. "Estás enfadado. Él me miró, una tormenta en su rostro. "Estoy confundido. No consigo leer tus señales. Unas veces si, otras no. Dices que me quieres, pero dices que no quieres. Si te decidieras, sería fantástico, pero me estás haciendo pensar una cosa y, a continuación, y al final acabas yendo en una dirección completamente diferente. No sólo ahora, - todo el tiempo." Era cierto. Había estado jugando con el. A veces coqueteaba con el, y otras veces lo ignoraba completamente.

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Frostbite Richelle Mead "Hay algo que quieres que haga?" Me preguntó cuando no le dije nada. "Algo que... no se. Algo que te haría sentir mejor sobre mí? " "No sé", le dije débilmente. Él suspiró. "Entonces que es lo que quieres?" Dimitri, pensé. En cambio, repetí. "No sé". Con un gemido, se levantó y se dirigió a la puerta. "Rose, para alguien que dice que querer reunir toda la información posible, tienes mucho que aprender de ti misma. " La puerta se cerró con un golpe. El ruido me hizo estremecerme, y me quedé mirando el lugar en el que Mason había estado, y me di cuenta de que tenía razón. Tenía mucho que aprender.

Capítulo 16. Lissa me encontró más tarde ese día. Me había quedado dormida después de que Mason se hubiese ido, estaba demasiado deprimida para salir de la cama. Cuando llamó a la puerta me despertó. Estaba muy contenta de verla. Necesitaba contarle lo que había sucedido con Mason, pero antes de que pudiese hacerlo, leí sus sentimientos. Estaban tan perturbados como los míos. Así que, como siempre, la puse en primer lugar. "¿Qué pasó?" Se sentó en su cama, hundiéndose en el edredón de plumas, estaba triste y furiosa. "Christian". "¿En serio?" Nunca había oído que se pelearan. Se provocaban mucho, pero apenas era el tipo de cosa que la haría llorar. "Él descubrió... que estaba con Adrian esta mañana. " "Vaya", le dije. "Si. Eso puede ser un problema." Me levanté, caminé hacia el tocador y cogí un cepillo. Girándome, me situé cerca del espejo y comencé a cepillar mi pelo despeinado después de la siesta.

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Frostbite Richelle Mead Ella gimió. "Pero no pasó nada! Christian está enloquecido por nada. No puedo creer que no confié en mí." "Confía en ti. Todo esto es extraño, eso es todo." Pensé en Dimitri y en Tasha. "Los celos hacen que las personas hagan y digan cosas estúpidas". "Pero no pasó nada", repitió. "Quiero decir, estabas allí - hey, al final no supe que es lo que estabas haciendo allí? " "Adrián me mandó una gran cantidad de perfume." "Él-te refieres a aquella caja gigante que estabas cargando?" Asentí. "Whoa". "Si. Y fui a devolvérsela", le dije. "La pregunta es, ¿qué estás haciendo allí?" "Sólo hablando", dijo. Comenzó a relajarse, apuntó de decirme algo, pero entonces se paró. Sentí como la idea comenzaba a alcanzar su mente y entonces la empujó de regreso. "Tengo muchas cosas que contarte, pero primero dime lo que te pasó". "No pasó nada". "Lo que sea, Rose. No soy psíquica como tu, pero sé cuando estás enojada por algo. Estás muy triste desde Navidad. ¿Qué pasó? " Ahora no era el momento para decirle lo que había ocurrido en Navidad cuando mi madre me contó sobre Tasha y Dimitri. Pero le conté a Lissa lo que había sucedido con Mason – omitiendo el motivo de por qué yo me había parado - y simplemente le conté lo que había hecho. "Bueno...", dijo cuando terminé. "Estabas en tu derecho". "Lo sé. Pero me siento como si lo engañara. Entiendo por qué está enfadado". "Probablemente podréis arreglarlo. Ve a hablar con él. Está loco por ti". Era algo más que falta de comunicación. Las cosas entre Mason y yo no se arreglarían tan fácilmente. "No sé", le dije. "No todo el mundo es como tú y como Christian". Su rostro se oscureció. "Christian. Todavía no puedo creerme que se haya comportado de esa manera". No quería, pero me reí. "Liss, al final del día estaréis besuqueándoos de nuevo. Más que besos, probablemente. "

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Frostbite Richelle Mead Las palabras se me escaparon antes de que pudiera darme cuenta. Sus ojos se agrandaron. "Lo sabes". Negó con la cabeza con exasperación. "Por supuesto que lo sabes". "Lo siento", le dije. No quería decirle que sabía sobre el sexo, no hasta que ella me lo contase. Me miró. "Cuanto sabes?" "Um, no mucho," Mentí. Terminé de cepillar mi cabello, pero empecé a jugar con el cepillo para evitar mirarle a los ojos. "Tengo que aprender a mantenerte fuera de mi mente", murmuró ella. "Es la única manera con la que puedo "hablar" contigo últimamente." Otro desliz. "¿Qué significa eso?" Ella exigió. "Nada... yo..." Ella me estaba mirando fijamente. "Yo... no se. Simplemente siento que ya no hablamos como antes. " "Se necesitan dos personas para arreglar esto." dijo, su voz suave de nuevo. "Tienes razón", le dije, sin señalar que dos podrían solucionarlo si una no estuviese siempre con su novio. Es cierto, yo era culpable de mi propia manera, por mantener las cosas para mí - pero últimamente estaba intentando hablar con ella. El calendario simplemente no parece correcto - incluso ahora. "Sabes, nunca pensé que serías la primera. O creo que nunca pensé que sería una veterana y aún sería virgen". "Sí", dijo ella con indiferencia. "Yo tampoco". "¡Hey! ¿Qué significa eso? " Ella rió, y entonces miró el reloj. La sonrisa desapareció. "Ugh. Tengo que ir al banquete de Priscilla. Christian debería ir conmigo, pero él es un idiota..." Su mirada se fijó en mí con esperanza. "¿Qué? No. Por favor, Liss. Ya sabes cómo odio esas cosas formales de la realeza". "Oh, vamos," suplicó. "Christian se ha quedado fuera. No puedes arrojarme a los lobos. Y no acabas de decir que necesitábamos hablar más?" gemí ". Además, cuando seas mi guardiana, tendrá que ir a estas cosas todo el tiempo. " "Lo sé", le dije. "Pensé que podría disfrutar de mis últimos 6 meses de libertad." Pero al final, eme convenció de ir con ella, como las dos sabíamos que haría.

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Frostbite Richelle Mead No teníamos mucho tiempo, y tuve que correr para tomar un baño, secar el pelo, y maquillarme. Me puse el vestido de Tasha, y aunque todavía deseaba que ella sufriera horrores por sentirse atraída por Dimitri, estaba agradecida por su regalo. Estaba feliz de ver que el me quedaba tan bien como había imaginado. Era un vestido largo, estilo asiático, con flores bordadas en la seda. El cuello de alto y cubría mucho la piel, pero la tela estilizaba mi cuerpo y me hacía parecer sexy de una forma distinta. Mi ojo morado casi había desaparecido. Lissa, como siempre, estaba increíble. Llevaba un vestido púrpura de Johnna Raski, un diseñador Moroi muy conocido. No tenía mangas y era de satén. Los cristales similares a amatistas brillaban contra su piel. Ella llevaba el pelo recogido en un artístico moño. Cuando llegamos a la sala de banquetes, llamamos la atención de algunas personas. No creo que la realeza esperase que la princesa Dragomir llevase a su amiga dhampir a este esperado baile, al que solo asistían los que tenían invitación. Pero hey, la invitación de Lissa decía "y acompañante." Ella y yo nos sentamos en nuestra mesa asignada con algunos de de la realeza, cuyo nombre olvidé rápidamente. Ellos estaban felices de ignorarme, y yo estaba encantada de ignorarlos a ellos. Además, no era como si no tuviese otras distracciones. Es salón estaba decorado en tonos plata y azul. Manteles azules cubrían las mesas, tan brillantes y suaves que tenía miedo de comer encima de ellos. Candelabros con velas colgaban de las paredes y una chimenea decorada con vidrios de colores estaba en la esquina. El efecto que provocaba era deslumbrante, un espectacular panorama de luces y colores. En otra esquina, una Moroi muy delgada tocaba el violonchelo, su rostro estaba centrado en la música. La cena era igualmente increíble. La comida estaba muy elaborada, reconocí todo lo del plato (porcelana, por supuesto) y todo me gustó. No había foie gras aquí. Salmón sazonado con setas. Una ensalada con queso de cabra y pimienta. Pasteles rellenos de almendra para el postre. Mi única queja fue, que las porciones eran pequeñas. La comida parecía ser más para decorar los platos, juro que la terminé en 10 mordiscos. Los Moroi tomaban alimentos, junto con la sangre, pero no tanto como los seres humanos - o, digamos, como una chica dhampir en la fase de crecimiento - necesitaban.

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Frostbite Richelle Mead Aun así, la comida podía haber justificado mi aventura, decidí. Excepto que cuando terminó la comida, Lissa me dijo que no podíamos marcharnos. "Tenemos que mezclarnos," me susurró ella. Mezclarnos? Lissa se burlaba de mi disconformidad –Tu eres la sociable. Estaba en lo cierto, en la mayoría de las circunstancias, yo misma me ponía en esa situación y no temía a hablarle a la gente. Lissa era más tímida. En este caso los papeles estaban cambiados. Este era su elemento, no el mío y me sorprendió ver que tan bien interactuaba ahora con la gente de la realeza de alto nivel. Ella era perfecta, elegante y educada. Todos estaban ansiosos para hablar con ella, y parecía saber siempre que decir. No estaba usando la coacción, exactamente, pero definitivamente ella construía una atmósfera que los atraía. Creo que podría ser un efecto inconsciente del espíritu, como la medicina, su magia y carisma natural surgían a través de ella. Mientras que una vez la intensa vida social era estresante y un deber para ella, ahora lo manejaba con facilidad. Estaba muy orgullosa de ella. La mayor parte de la conversación se mantuvo liviana: moda, la vida amorosa de la realeza, etc. Nadie parecía querer arruinar la atmósfera con feas charlas sobre Strigoi. Así que me le pegué todo el resto de la noche. Traté de decirme a mi misma que iba a ser práctico en el futuro, cuando la tuviera que seguir como una sombra a todos lados. La verdad era, que me sentía muy incómoda en ese grupo y sabía que mi usual mecanismo defensivo no era muy útil allí. Además me di cuenta, que era la única invitada dhampir en la cena, desgraciadamente. Habían otros dhampir, si, pero estaban de guardianes, fijos en las esquinas de la habitación. Mientras Lissa trabajaba con la multitud, nosotros volteamos al escuchar a un pequeño grupo de Morois que estaban levantando la voz cada vez más. Reconocí a uno de ellos, era el chico de la pelea que ayudé a disolver, la diferencia es que esta vez, llevaba puesto un llamativo esmoquin negro en vez de un traje de baño. Nos echó un vistazo y descaradamente nos inspeccionó, pero aparentemente no me recordaba. Ignorándonos, continuó con su argumento. Sin sorprenderme, el tema del que hablaban era la protección Moroi. Él era uno de los que estaban a favor de que los Moroi atacaran a los Strigoi.

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Frostbite Richelle Mead -Qué parte de ―suicida‖ no entiendes?.-le preguntó uno de los hombres que estaba parado cerca. Tenía el cabello plateado y un espeso bigote. También llevaba puesto un esmoquin, pero el chico más joven lucía mucho mejor. -Entrenar a los Moroi como soldados sería el fin de nuestra raza. -No es suicida.-exclamó el más joven.-Es lo correcto, debemos empezar a cuidar de nosotros mismos. Aprendiendo a luchar, usar nuestra magia es nuestra mayor ventaja, otra además de los guardianes. -Si, pero con los guardianes, no necesitamos otras ventajas.-dijo Cabello de Plata.Debes haber estado escuchando a los no-reales. Ellos no tienen ningún guardián, así que obviamente están asustados. Pero esa no es la razón para arrastrarnos y poner nuestras vidas en riesgo. -Entonces, no lo hagas.-dijo Lissa repentinamente. Su voz era suave, pero todo el mundo en el pequeño grupo se detuvo para mirarla. –Cuando hablas de Moroi aprendiendo a luchar, lo haces sonar como si fuera un todo-o-nada. No lo es. Si no queréis luchar, entonces no lo deberías hacer. Lo entiendo completamente. El hombre parecía mortificado ligeramente. –Eso es porque puedes depender de tus guardianes, una cantidad de Moroi no pueden y si ellos quisieran aprender auto-defensa, no habría razón por la cual no puedan hacerlo ellos mismos.

El chico más joven, le sonrío abiertamente a su adversario.-Ahí, lo veis? -No es así de fácil.-contrarrestó Cabello de Plata.-Si fuera solamente un tema de gente loca como ustedes queriendo ser asesinados, entonces bien. Vayan y háganlo. Pero dónde van a aprender todas esas ―habilidades de lucha‖? -Pensamos aprender las mágicas por la nuestra, y los guardianes nos enseñarían las habilidades físicas. -Si, veis? Sabía que llegaríamos a eso, aunque el resto de nosotros no participáramos en su misión suicida, nos quitarían nuestros guardianes para entrenar su ―ejército‖.

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Frostbite Richelle Mead El chico más joven frunció el ceño con la palabra QUITARÍAN, y me pregunté si más piñas volarían. -Nos los deben. -No, no lo hacen.-dijo Lissa. Las miradas interrogadoras volvieron nuevamente. Esta vez, fue Cabello de Plata quien se consideró triunfador. Los rasgos del más joven se llenaron de rabia. -Los guardianes, son el mejor recurso que tenemos para la batalla. -Si, lo son.-ella estuvo de acuerdo.-peor eso no te da el derecho de alejarlos de sus obligaciones. Cabello de Plata prácticamente brillaba. -Entonces, cómo aprenderíamos?.-demandó el otro chico. -Del mismo modo que lo hacen los guardianes.-Lissa le dijo.-Si quieres aprender a luchar, ve a una de las academias. Formen clases, y empiecen desde el principio, como lo hacen los novicios. De ese modo no alejarías a los guardianes de sus protegidos. Es un ambiente seguro, y hay guardianes especializados en enseñar de todas maneras.-ella se detuvo pensativa. -Hasta podrías formar parte del plan de emergencia que hay para los estudiantes Moroi. Todas las miradas sorprendidas estuvieron fijas en ella, incluyendo la mía. Era una solución tan elegante, y todo el mundo alrededor lo notó. No cumplía 100 por ciento de las demandas, pero era una solución equilibrada, ningún lado obtenía más. Genio puro. El otro Moroi la estudió con fascinación. De repente, todos empezaron a hablar al mismo tiempo, excitados con la idea. Ellos atrajeron muy pronto a Lissa, era una conversación apasionante basada en sus planes. Me arrastré a un extremo y decidí que ahí estaría bien, entonces me retiré totalmente, a una esquina cerca de la puerta. En el camino, me crucé con un sirviente con una bandeja de d’hoeuvres. Todavía hambrienta. Los miré sospechosamente pero no tenían nada que los hiciera parecerse a los grasosos del otro día. Gesticulé a uno, que era algún tipo de carne rara. -Es hígado de ganso?.-pregunté. Negó con la cabeza.-Sweetbread No sonaba mal, así que fui por él. -Es páncreas.-dijo una voz detrás de mí. Me voltee bruscamente.

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Frostbite Richelle Mead -Qué??.-chillé. La camarera tomó mi susto como rechazo y siguió. Adrian Ivashkov se puso delante de mí, luciendo orgulloso de si mismo. -Estás jugando conmigo?.-le pregunté.- 'Sweetbread' es PÁNCREAS? No se porque me impactó tanto, los Moroi consumen sangre. Por qué no órganos internos? Reprimí un temblor.

Adrian se encogió de hombros. –Es realmente bueno. Sacudí mi cabeza disgustadamente.-Oh, hombre. La gente rica apesta. Él continuó divertido.-Qué estas haciendo aquí, pequeña dhampir? Me estás siguiendo por todos lados? -Claro que no.-me burlé. Estaba vestido perfectamente, como siempre.-No especialmente después del problema en el que nos metiste. Sonrió con una de sus atormentadoras sonrisas, despistado de cuanto me molestaban, sentí nuevamente la arrolladora necesidad de estar cerca de él. Qué estaba mal con eso? -No lo se,-dijo burlonamente. Parecía perfectamente cuerdo ahora, sin exhibir nada de su extraño comportamiento que había tenido en su habitación. Y claro, lucía muchismo mejor en un esmoquin que cualquier chico que había visto hasta ahora. -Con las veces que nos hemos visto hasta ahora? Es, es la quinta vez? Esta empezando a ser un poco sospechoso. No te preocupes, no le diré a tu novio. A ninguno de ellos. Abrí mi boca para protestar, pero recordé que él me había visto con Dimitri anteriormente. Me rehusé a molestarme. -Sólo tengo UN novio, una clase de novio. Capas que ya no lo es más. Y de todos modos, no hay nada que contar. Ni siquiera me gustas. -No? preguntó Adrian, todavía sonriente. se inclinó sobre mí, como si me fuera a contar un secreto. –Entonces, por qué estas usando mi perfume? Esta vez, si me molesté, retrocedí un paso. –No lo estoy.

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Frostbite Richelle Mead Se rió.-Claro que sí. Conté las cajas después que te fuiste. Además lo puedo oler en ti. Es agradable, filoso... pero dulce—como estoy seguro que eres muy dentro de ti. Y realmente te queda bien, sabes. Lo suficiente para agregarle filo...pero no lo suficiente para tapar tu propia esencia.-la manera en que dijo esencia la hizo sonar como una palabra sucia. Los Moroi de la realeza me hacían sentir incómoda, pero chicos inteligentes golpeándome no. Lidiaba con ellos diariamente. Dejé de lado mi timidez y recordé quien era yo. -Hey.-le dije, removiendo mi cabello.-Tenía todo el derecho de tomar uno. Tu me lo ofreciste. Tu error fue asumir que tomar uno significaba algo. Y no significa nada. Excepto que deberías ser más cuidadoso en lo que gastas tu dinero. -Ooh, Rose Hathaway está aquí para tocar folklore.-se detuvo y tomó una copa que parecía ser de champagne de una camarera.-Quieres una? -No bebo. -Claro.-Adrian me entregó una copa de todos modos, espantó a la camarera y bebió un sorbo de champagne. Tenía el presentimiento que no era su primera en la noche. -Así que, parece que Vasilisa puso en su lugar a mi padre. -Tu....-eché un vistazo al grupo que había dejado recientemente. Cabello de Plata seguía parado allí, gesticulando enfervorizadamente. –Ese tipo, es tu padre? -Eso es lo que mi madre dice. -Estás de acuerdo con él? Sobre que los Moroi luchando sería un suicidio? Adrian se encogió de hombros y tomó otro sorbo. –Realmente, no tengo una opinión sobre eso. -Eso no es posible. ¿Cómo no puedes elegir un bando u otro? -Dunno. No como alguien que pienso, tengo mejores cosas que hacer -Como acecharme.-sugerí. Y a Lissa. Todavía quería saber que hacía ella en su habitación.

Sonrió nuevamente.-Dije, que tu eres la que me sigue -Claro, claro lo sé. Cinco veces—paré.-Cinco veces???.Asintió.

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Frostbite Richelle Mead -No, solo han sido cuatro. –con mi mano libre, las conté. –la primera noche, en el spa, luego cuando fui a tu cuarto, y esta noche. La sonrisa se volvió reservada-Si tu lo dices. -Si lo digo....-otra vez, mis palabras se salieron de lugar. Le he hablado a Adrian una vez más. Algo así. –No puedes decir... -Decir que?-una curiosa expresión apareció en sus ojos. Era mas esperanzada que presuntuosa. Yo tragué, recordando el sueño.-Nada. -Sin pensar mas en eso, tomé de la copa. En la otra punta del salón, Lissa me miró calmada y contenta. Bien. -Por qué sonríes?-preguntó Adrian. -Porque Lissa sigue allí, trabajando con la multitud. -No me sorprende. Ella es una de esas personas que puede encantar a cualquiera si lo quiere, si trata lo suficiente. Hasta con gente que la odia. Le di una mirada socarrona-Me siento de esa forma cuando hablo con vos. -Pero no me odias.-me dijo, terminando su copa de champagne. –No realmente. -No me gustas tampoco. -Así que lo sigues diciendo.-se acerco un paso, no amenazadoramente, solo haciendo el espacio más íntimo. -Pero puedo vivir con eso. -Rose!! El filo de la voz de mi madre cortó el aire. Unas pocas personas sin orejeras se giraron para mirarnos. —Enfadada— se acercó.

Capítulo 17. -¿Qué crees que estás haciendo?- ella demandó. Su voz estaba en un tono muy alto. -Nada, yo...

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Frostbite Richelle Mead -Discúlpenos, Lord Ivashkov-gruñó. Luego, como cuando tenía 5 años, me agarró del brazo y me tironeó fuera de la habitación. El champagne saltaba fuera de mi copa y salpicaba mi vestido. -¿Qué crees que estás haciendo? –exclamé una vez fuera en el hall. Apenada miré mi vestido. –Esto es seda, puedes haberla arruinado. Agarró la copa y la dejó en la mesa más cercana. –Bien, tal vez eso te impida vestirte como una zorra barata. -Wow- dije shockeada -Eso es un poco duro. ¿Y cuándo te volviste tan maternalmente preocupada de repente?-gesticulé hacia el vestido. –Esto no es exactamente barato y pensabas que Tasha había sido amable al regalármelo. - Eso es porque no esperaba que lo usaras para salir con un Moroi y hacer todo un espectáculo de vos misma. -Yo no estoy haciendo un espectáculo de mí. Y sin embargo, lo cubre todo. -Un vestido que marque demasiado es como si lo mostrara todo-respondió. Ella, obviamente, llevaba puesta su ropa negra de guardián: pantalones negros de lino y una chaqueta haciendo juego. Tenía sus propias curvas, pero su ropa las escondía. -Especialmente cuando estás con un grupo como ese, tu cuerpo...llama la atención y coquetear con un Moroi no ayuda realmente. -No estaba coqueteando con él. La acusación me hizo enojar, sentía que me estaba comportando muy bien últimamente. Solía coquetear todo el tiempo— y otras cosas — con chicos Moroi, pero después de unas charlas y de un incidente embarazoso con Dimitri, me di cuenta cuán estúpida estaba siendo. Las chicas Dhampir tenían que tener cuidado con los chicos Moroi y ahora mantenía eso en mi mente todo el tiempo. Se me ocurrió algo mezquino. –Además- dije burlonamente- no es eso lo que se supone que debo hacer? Enganchar a un Moroi y avanzar en mi carrera? No fue eso lo que tu hiciste? ella se ruborizó- No cuando tenía tu edad. -Tu eras solo unos años mayor que yo.

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Frostbite Richelle Mead -No hagas nada estúpido, Rose-dijo-Eres muy joven para tener un bebé. No tienes la experiencia de vida para eso—ni siquiera has vivido tu propia vida. No podrás hacer el tipo de trabajo que deseas. Gemí, mortificada-Estamos realmente discutiendo esto? ¿Cómo llegamos del supuesto coqueteo a tener un bebé? No estoy teniendo sexo con él ni con nadie más y aunque lo estuviera, sé del control de la natalidad. ¿Por qué estás hablándome como si fuera una niña? -Porque actúas como una-era exactamente lo que me había dicho Dimitri. La miré furiosa- entonces ahora me vas a mandar a mi habitación? -No, Rose- de repente pareció muy cansada.-No tienes que irte a tu habitación, pero tampoco vuelvas ahí. Por suerte no llamaste demasiado la atención. -Lo haces sonar como si hubiera estado haciendo un striptease-Le dije.-Solo estaba cenando con Lissa. -Te sorprendería que cosas pueden hacer surgir rumores. -Me advirtióEspecialmente con Adrián Ivashkov. Con eso ella dio la vuelta y se fue del hall. Mirándola sentí furia y resentimiento quemándome dentro. Reaccionar exageradamente? No había hecho nada malo. Yo sabía que tenía su gran paranoia de sangre-zorra, pero esto ya era extremo, incluso para ella. Lo peor de todo, me arrastró fuera de ahí y mucha gente fue testigo de eso. Para alguien que supuestamente no quería que llamara la atención, parecía que se había salteado esa parte. Una pareja Moroi que estaban parados cerca de donde estábamos Adrián y yo, salieron fuera de la habitación, miraron hacia donde estaba y luego susurraron algo al pasar. -Gracias mamá-murmuré para mi misma. Humillada, me marché en la dirección opuesta, no muy segura de hacia donde me dirigía. Me marché fuera, hacia la parte de atrás de los alojamientos, fuera de cualquier actividad. El hall terminaba, pero a la izquierda había una puerta que llevaba hacia unas escaleras. La puerta estaba cerrada, así que seguí las escaleras hacia arriba, hacia otra puerta. A mi placer, abría hacia una pequeña azotea que no parecía tener mucho uso. Un manto de nieve descansaba por todo el lugar, pero era temprano en la mañana fuera de ahí, y el sol brillaba fuertemente, haciendo que todo resplandeciera. Sacudí la

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Frostbite Richelle Mead nieve de una gran caja que parecía ser parte del sistema de ventilación. Distraída de mi vestido, me senté en ella. enrollando los brazos a mi alrededor, miré, tomando la vista el sol que raramente disfrutaba. Me sobresalté cuando la puerta se abrió unos minutos más tarde. Cuando miré hacia atrás, más me sobresalté al ver a Dimitri. Mi corazón dio una vibración pequeña, pero la alejé, insegura de lo que pensar. Sus botas resonaban en la nieve mientras caminaba hacia donde estaba sentada. Un momento después se sacó su largo abrigo y lo dejó caer sobre mis hombros. Se sentó a mi lado.-Te debes estar congelando. Lo estaba, pero no quería admitirlo. –El sol salió. Volteó su cabeza hacia atrás, mirando el perfecto cielo azul. Sabía que extrañaba el sol algunas veces tanto como yo. -Sí, lo hizo, pero seguimos en una montaña en el medio del invierno. No contesté. Nos sentamos allí en un confortable silencio por un rato. Ocasionalmente, un ligero viento soplaba nubes de nieve alrededor. Era de noche para los Moroi y debíamos irnos pronto a la cama, así que las pistas de ski estaban vacías. -Mi vida es un desastre.-dije finalmente. -No lo es.-dijo automáticamente. -Me seguiste desde la fiesta? -Sí. -Ni siquiera sabía que estabas allí.-Su ropa oscura indicaba que él debía haber estado como guardia de seguridad en la fiesta. -Así que viste a la ilustrada Janine causar una conmoción arrastrándome fuera. -No fue una conmoción. Casi nadie lo notó. Lo vi porque estaba mirándote. Me negué a permitirme excitarme por eso. -Eso no fue lo que ella dijo.- le dije. -Podría haber estado trabajando en una esquina por lo que a ella le concierne. Reviví la conversación del pasillo. -Ella solo está preocupada por ti.- Dimitri dijo cuando terminé. -Exageró todo. -Algunas veces las madres son sobre protectoras.

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Frostbite Richelle Mead Lo miré.-Si, pero esta es MI madre. No lo ve como algo protector, realmente. Pienso que estaba más preocupada por si la avergonzaba o algo. Y todo eso de convertirme en -una -madre-demasiado-joven fue una estupidez. No voy a hacer nada de eso.

-Tal vez ella no estaba hablando de ti.-dijo. Más silencio, mi mandíbula se salió de su lugar. No tienes la experiencia para eso—ni siquiera has vivido tu propia vida. No vas a poder realizar el trabajo que desees. Mi mamá tenía veinte cuando nací. Siempre me pareció mayor de lo que realmente era. Pero ahora...era tan solo unos años menos para mi. No mayor del todo. Pensaría ella que me tuvo muy pronto? Habría hecho algún trabajo vergonzoso para criarme, solamente porque no tenía uno mejor en ese momento? Lamentaría ella la manera en que se habían convertido las cosas entre nosotras? Era posible que haya tenido una mala experiencia con un hombre Moroi y las personas habrían divulgado rumores sobre ella? Habría heredado todas sus características. Quiero decir, noté que tenía una buena figura y una linda cara también, para tener unos casi cuarenta años de edad, probablemente ella habría sido muy, muy apuesta cuando era más joven... Suspiré. No quería pensar sobre eso. Si lo hacía, tendría que revaluar mi relación con ella —tal vez hasta reconocer a mi madre como una persona real—y ya tenía suficientes relaciones complicadas.

Lissa siempre me preocupaba, hasta cuando parecía estar bien para un cambio. Mi casi-romance con Mason era un caos. Después, por supuesto, estaba Dimitri... -No estamos peleando en este momento.-solté de repente. Me miró de reojo.-Quieres pelear? -No. Odio pelear contigo. Verbalmente claro. No me molesta pelear en el gimnasio. Creí haber detectado el rastro de una sonrisa. Siempre una media-sonrisa para mí. Raramente una entera.- No me gusta pelear contigo tampoco.

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Frostbite Richelle Mead Sentada a su lado me maravillé de la calidez y las emociones felices que emanaban dentro de mí. Había algo al estar cerca de él, que se sentía bien, me conmovía de alguna manera. Mason no lo hacía. Me di cuenta que no se puede forzar el amor. Está ahí o no lo está. Si no lo está, tenéis que ser capaz de admitirlo y si lo está, tenéis que hacer cualquier cosa para proteger a la persona que amas. Las próximas palabras que surgieron de mi boca me asombraron, ambas porque no eran para nada egoístas y porque realmente las quería decir. -Debes aceptarla. Se encogió.-Lo qué? -La oferta de Tasha. Realmente es una gran chance. Recordé las palabras de mi mamá sobre estar lista para tener hijos. No lo estaba. Tal vez ella no lo había estado, pero Tasha sí. Y yo sabía que Dimitri también. Ellos se llevaban muy bien, él podía ser su guardián, tener hijos con ella...sería un buen trato para ambos.

-Nunca esperé que me dijeras algo como eso.-me dijo, con la voz tirante.Especialmente después de— -Lo perra que he sido? Claro.-apreté fuertemente su abrigo para protegerme del frío. Olía como él. Era intoxicante, y podía imaginarme envuelta en su abrazo. Adrián podría haber tenido razón en lo del poder de la esencia.-Bueno como dije, no quiero pelear más. No quiero que nos odiemos. Y...bueno...-cerré los ojos y los apreté para luego abrirlos.-No importa como me sienta sobre nosotros...quiero que seas feliz. Silencio nuevamente. Luego noté que me dolía el pecho. Dimitri extendió su brazo y me rodeó. Me llevó contra él, y descansé mi cabeza en su pecho. -Roza.-fue todo lo que él dijo. Fue la primera vez que realmente me tocaba desde la noche de lujuria. El cuarto de práctica era totalmente diferente... más salvaje. Esto ni siquiera era sobre sexo. Era sobre estar cerca de alguien que te importaba, sobre las emociones inundándote. Dimitri podría correr con Tasha, pero todavía lo amaría. Probablemente siempre lo hiciera. Mason me importaba, pero nunca lo amaría. Suspiré sobre Dimitri, deseando poder estar

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Frostbite Richelle Mead así para siempre. Se sentía bien estar con él. Y no importaba cuanto me doliera el pensamiento de él y Tasha, hacer lo que era mejor para él se sentía bien. Ahora, sabía, era tiempo de dejar de ser una cobarde y hacer algo bien otra vez. Mason dijo que necesitaba aprender algo sobre mi misma, lo hice. Sin ganas, me aparté y le entregué el abrigo a Dimitri, me paré. Él me miró curiosamente y se dio cuenta de mi inquietud. -A dónde vas?.-preguntó. -A romperle el corazón a alguien.-le respondí. Admiré a Dimitri por un latido de corazón más—sus oscuros, sabios ojos y su sedoso pelo. Entonces me fui de la azotea, debía disculparme con Mason... y decirle que nunca había habido nada entre nosotros.

Capítulo 18. Los tacones altos estaban empezando a molestarme, así que me los quite cuando entré, andando descalza por el hotel. No había estado nunca en la habitación de Mason, pero recordé que el había mencionado el número, y la encontré. Shane, el compañero de habitación de Mason, abrió la puerta algunos segundos después de que llamase. - Hola Rose. Me dejó entrar y entré mirando alrededor, por la televisión estaban dando anuncios-una de las desventajas de la vida nocturna es que no hay buenos programas a estas horas- y latas de refrescos vacías cubrían casi toda la habitación. Pero no había señales de Mason. -¿Dónde está?, Le pregunté. Shane reprimió un bostezo. -Pensé que estaba contigo. -No le he visto en todo el día. Él bostezó una vez más, entonces se puso a pensar y dijo, - Antes estaba colocando algunas cosas en una maleta. Pensé que vosotros dos ibais a huir en una escapada romántica, un picnic o algo así. Oye bonito vestido. -Gracias, - murmuré, sintiendo que también estaba apunto de bostezar.

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Frostbite Richelle Mead Preparando una maleta? Eso no tenía sentido, no había a donde ir, ni tampoco forma de irse. El hotel estaba siendo vigilado fuertemente por los guardianes de la Academia. Lissa y yo sólo habíamos

conseguido salir de la Academia usando la

coacción, y aún así había sido complicado. Sin embargo, ¿por qué diablos Mason haría una maleta si no se podía ir? Le hice a Shane un par de preguntas más y decidí hacer un seguimiento de las posibilidades, aunque fuese una locura.

Encontré al guardián responsable de la

seguridad y de los horarios. Me dio los nombres de aquellos que estaban de servicio en las salidas del hotel cuando Mason había sido visto por última vez. La mayoría de los nombres los conocía y casi todos estaban fuera de servicio ahora, lo que hacia mas fácil encontrarlos. Lamentablemente, los dos primeros no habían visto a Mason hoy. Sin embargo, cuando me preguntaron porque quería saberlo, les dí una respuesta vaga y salí corriendo. El tercero de mi lista era un tipo llamado Alan, un guardián que normalmente custodiaba la parte mas baja de la Academia. Estaba entrando después de esquiar, llevando su equipo. Me reconoció y me sonrió cuando me vio. -Claro, lo vi, dijo, inclinándose hacia sus botas. Una sensación de alivio me inundó. Hasta ese momento, no me había dado cuenta de lo preocupada que estaba. -¿Sabes donde está? -No. Deje que el, Eddie Castile... y, cuál era el nombre de ella, la chica Rinaldi, salieran por la puerta norte y nos los vi después de eso. Miré a Alan, que continuaba quitándose los esquís, como si estuviésemos hablando de las condiciones de la pista. -Dejaste a Mason, Eddie… y a Mia salir? -Si -Um... ¿por qué?" - Terminó y me miró, con una mirada medio feliz y medio confusa. – Por que ellos me lo pidieron. Una helada sensación comenzó a inundarme. Me enteré que guardián se encontraba con Alan esa noche y de inmediato fui en su busca. Me dio la misma

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Frostbite Richelle Mead respuesta, que habían dejado a Manson, Eddie y a Mia, salir sin hacerles preguntas y como Alan, el parecía pensar que no había nada malo en eso. El parecía casi deslumbrado. Tenía una mirada que yo ya había visto antes… una mirada que se le quedaba a las personas cuando Lissa usaba la coacción. En particular, sucedía cuando Lissa no quería que la gente recordara algo muy bien. Podía enterrar su memoria, borrándoles los recuerdos, o que no lo recordasen durante un tiempo. Ella era buena con la coacción. Pero estos guardianes aún tenían algunos recuerdos que alguien que no era muy experto con la coacción había usado en ellos. Alguien, por ejemplo, como Mia. Yo no era del tipo que de las que se desmayan, pero por un momento, me sentí así. El mundo giraba y se oscurecía a mí alrededor, cerré los ojos y tome una respiración profunda. Cuando me recupere y volví a ver de nuevo, mi entorno se quedó estable. Bien. No hay problema. Tenía que pensar que estaba pasando. Mason, Eddie, y Mia habían abandonado el complejo hoy. No sólo eso, sino que lo habían hecho mediante el uso de la coacción-que estaba totalmente prohibida. La puerta norte era la única que conectaba con la única carretera que lleva a la ciudad a unos cuatro kilómetros de distancia. La ciudad que Mason había dicho que tenía autobuses. A Spokane. Spokane - donde el grupo de Strigoi junto con sus colaboradores humanos, debían estar viviendo. Spokane - donde Mason podría realizar su alocado sueño de matar Strigoi. Spokane - que el conocía por mi culpa. -No, no, no…- murmuré para mi misma, mientras corría hacia mi habitación. A Spokane. Spokane - donde el grupo de Strigoi junto con sus colaboradores humanos, debían estar viviendo. Spokane - donde Mason podría realizar su alocado sueño de matar Strigoi. Spokane - que el conocía por mi culpa. -No, no, no…- murmuré para mi misma, mientras corría hacia mi habitación.

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Frostbite Richelle Mead Allí, me quité el vestido y me puse ropa de invierno, botas, pantalones vaqueros y un suéter. Agarré mi abrigo y mis guantes, corrí apresuradamente hacia la puerta y, entonces, me paré. Estaba actuando sin pensar. Qué iba a hacer? Necesitaba decírselo a alguien, obviamente... ¿pero que a quien? Eso los metería a los 3 en graves problemas. Y Dimitri estaba descartado, el había confiando en mi, me había dado la información de Spokane como señal de confianza y respeto hacia mi madurez… Estudié la situación un momento, si pudiese salir del hotel les llevaría un tiempo saber que nos habíamos marchado. Unos minutos más tarde, me encontraba llamando a la puerta de Christian. Él abrió, su voz llena de sueño y cinismo como de costumbre. -Si has venido a pedir disculpas por ella,- me dijo todo orgulloso - te puedes largar por donde has venido y-¡Oh, cállate – le dije –no se trata de ti. Rápidamente le conté la situación. Ni Christian tenía una respuesta chistosa para lo que pasaba. -Así que... Mason, Eddie, y Mia se fueron a Spokane a cazar Strigoi? -Sí. -Mierda. ¿Por qué no estas con ellos? Parece algo que tú harías. Resistí el impulso de golpearlo. - Porque no estoy loca, pero voy a ir a buscarlos antes de que cometan otra estupidez. Entonces Christian entendió. -¿Y para que me necesitas? -Necesito salir del complejo, Mia utilizó la coacción, necesito que hagas lo mismo, se que has estado practicando. -Si, he estado – me dijo -Pero... bueno...- Por primera vez, se veía avergonzado. No soy muy bueno. Y hacerlo en dhampirs es casi imposible. Lissa es cien veces mejor que yo. Y probablemente cualquier Moroi. -Lo sé. Pero no quiero meterla en problemas. Él sonrío. -Pero no te importa que yo los tenga. Me encogí de hombros. -No realmente. -Eres una persona extraña, ¿sabes?"

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Frostbite Richelle Mead -Si. Lo soy. Así, cinco minutos más tarde, él y yo nos encontrábamos en la puerta norte. El sol ya había salido completamente, así que, la mayoría de las personas estaban dentro del hotel. Esto era algo bueno, esperaba usarlo a mi favor para escapar mas fácilmente. Estúpidos, estúpidos. Pensé. Esto va a acabar mal. Por qué Mason estaba haciendo esto? Sabía que él había tenido toda esta locura... y ciertamente él estaba muy molesto por que los guardines no estaban haciendo nada desde el último ataque. Pero aún así. Estaba tan molesto? Debía de saber lo peligroso que era todo esto. ¿Era posible... realmente posible, que lo hubiese dejado tan molesto por lo que había, o no había pasado entre nosotros, que lo he llevado al abismo? Tanto como para llevar a Eddie y a Mia con el? Aunque tampoco es que esos 2 necesitasen que los convenciesen mucho. Eddie seguiría a Mason a cualquier lugar y Mia estaba casi tan dispuesta como Mason para matar a todos los Strigoi del mundo, en vista de lo que le había ocurrido a su madre. Aún así, a pesar de todas las preguntas que me estaba haciendo sobre lo que estaba pasando, una cosa estaba clara. Yo le había contado a Mason que los Strigoi posiblemente estuviesen en Spokane. Esto era culpa mía, y si no fuese por mi, nada de esto estaría sucediendo. -Lissa siempre tiene contacto visual, - le dije a Christian entre cuchicheos mientras nos dirigíamos a la salida, -ella habla calmadamente y no se que mas hace, pero se, que se requiere de una gran concentración y mucha energía para poder volcar su voluntad hacia los demás. -Lo sé,- respondió. – ya la he visto. -Vale,- respondí -solo trato de ayudar. Cuando llegamos para mi sorpresa solo había un guardián en la puerta, era un golpe de suerte. Estaban cambiando de turno. A la luz del sol, el riesgo de Strigoi era nulo. Los guardines aún continuaban cumpliendo con su deber, pero podían relajarse un poco. El guardián, no parecía especialmente alarmado por nuestra presencia. -¿Qué estáis haciendo aquí? Christian tragó, podía ver las líneas de tensión en su rostro.

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Frostbite Richelle Mead -Vas a dejarnos salir por la puerta-, dijo. Los nervios hicieron temblar su voz, pero por lo demás, él hizo una imitación razonable del tono de Lissa... Lamentablemente, no tuvo ningún efecto sobre el guardián. Como Christian señaló, utilizar la coacción sobre un guardián, es casi imposible. Mia había tenido suerte. El guardián se rió. -¿Qué?- preguntó, claramente divertido. Christian lo intentó de nuevo. –Nos vas a dejar salir. La sonrisa vaciló un poco, y lo vi parpadear sorprendido. Sus ojos se pusieron vidriosos de la misma manera que las víctimas de Lissa, pero no era lo suficiente para que nos cediera el paso y se olvidara de lo sucedido. Pero felizmente, yo había sido entrenada para someter a las personas sin usar magia. Cerca de el, había una linterna grande, de unos 60 cm, y nos 3 quilos de peso. La cogí y le golpeé en la cabeza por detrás. El gimió y cayó al suelo. Apenas me había visto llegar, y a pesar de lo que acababa de hacer, medió esperaba que mi instructor estuviese allí, para felicitarme por lo que acababa de hacer. -Jesús Cristo-, exclamó Christian – Acabas de atacar a un guardián. -Sí- y ahí se fue el plan de traer a los demás de vuelta sin meter a nadie mas en problemas.- No sabía que eras tan malo con la coacción. Pero bueno... me preocuparé de esto después. Gracias por la ayuda. Deberías regresar antes de que empiece el siguiente turno. Negó con la cabeza y gruñó. -No, voy contigo. -No, -dije. -Sólo te necesitaba para poder salir, no tienes por que meterte en problemas. -Ya estoy en problemas!- Señaló al guardián. -Vio mi cara. Estoy jodido de todos modos, así que también puedo ayudarte a salvar el día. Deja de compórtate así. Salimos corriendo, dando una última ojeada al guardián y sintiendo remordimientos por lo que le acababa de hacer. Estaba segura de no haberle causado daños graves y en donde se encontraba le daba el sol, así que no se congelaría. Después de unos cinco minutos de caminar por la carretera, sabía que teníamos problemas. A pesar de estar cubierto y llevar gafas de sol, este, estaba dañando la piel de Christian. Nos estaba atrasando y no pasaría mucho tiempo, hasta que alguien viese al guardián y viniesen detrás de nosotros.

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Frostbite Richelle Mead Un coche,- uno que no era de los de la Academia, - apareció detrás de nosotros, y tomé una decisión. No me gustaba la idea de para y hacer autostop, nunca lo haría, incluso alguien como yo, sabía lo peligroso que eso era, pero necesitábamos llegar a la ciudad rápidamente, y debía proteger a Christian del sol antes que esto resultara peor de lo ya era, además sabía que Christian y yo podríamos acabar con cualquiera que intentase hacernos algo. Afortunadamente, cuando el coche paró, solo era una pareja de mediana edad, que parecían más preocupados que cualquier otra cosa. -¿Chicos estáis bien? –preguntaron. Señalé por detrás de nosotros. -Nuestro coche se salió del camino. ¿Pueden llevarnos a la ciudad para que pueda llamar a mi padre? Funcionó. Quince minutos más tarde, nos dejaron en una gasolinera. En realidad nos costó un poco deshacernos de la pareja, pues querían ayudarnos. Finalmente los convencimos de que estábamos bien y terminamos marchándonos para recorrer los pocos kilómetros hasta la estación de autobuses. Como yo sospechaba, esta ciudad no era un centro modelo de transporte publico solo habían tres líneas de servicios: dos que llevaban a otras estaciones de esquí y una que se dirigía a Lowston, Idaho. En Lowston, se podría tomar otro bus hacia otras direcciones. Como Spokane. Esperaba poder llegar antes de que Mason y a los otros tomasen su autobús. Entonces los podríamos traer de vuelta sin problemas, pero estaba equivocada, ya se habían marchado. La alegre mujer de la taquilla me dijo que sabía perfectamente por quien le estaba preguntando. Me confirmó que los tres habían comprado billetes para Spokane en Lowston. Christian y yo no hablábamos mucho durante el trayecto, con la excepción de que le dije que se había comportado como un idiota sobre Lissa y Adrian. Cuando llegamos a Lowston, finalmente lo había convencido, lo que fue un pequeño milagro. Durmió el resto del trayecto hasta Spokane, pero yo no pude. Simplemente me quede pensando en que todo esto estaba sucediendo por mi culpa. Cuando llegamos a Spokane empezaba a caer la tarde. Consultamos con muchas personas, hasta que finalmente encontramos a alguien que conocía el centro comercial que Dimitri me había mencionado. Fue un largo camino desde la estación de autobuses,

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Frostbite Richelle Mead pero quería

caminar. Mis piernas estaban tiesas, después de casi cinco horas de

permanecer en el autobús, así que necesitaba de la caminata y de esta manera también me relajaría. El sol aún tardaría un poco en ponerse, pero estaba mas bajo, así que a Christian no le incomodó andar. Y, como normalmente ocurre cuando estoy relajada, sentí el tirón de la mente de Lissa y me deje caer, porque quería saber como se encontraba y lo que estaba ocurriendo en el hotel. -Sé que quieres protegerlos, pero tenemos que saber dónde están. Lissa estaba sentada en la cama de nuestro dormitorio, mientras que Dimitri y mi madre la miraban. Fue Dimitri quien habló. Verlo a través de sus ojos era interesante. Ella le tenía cariño y sentía un profundo respeto hacia él, muy diferente de la montaña rusa de emociones que yo siempre sentía en su presencia. -Te lo dije, -dijo Lissa, -no lo sé. No sé lo que pasó. Sentí la ola de frustración y temor que la inundaba a través de la conexión, me entristeció sentirla tan ansiosa, pero al mismo tiempo, me alegré de no haberla implicado, de esta manera no podría contarles lo que no sabia. -No me creo que no te hayan dicho a dónde iban-, dijo mi madre. Sus palabras sonaban planas, pero había líneas de preocupación en su cara. -Especialmente con… la conexión que tenéis. -Solo funciona de un lado- dijo tristemente Lissa. – Lo sabes. Dimitri se arrodilló para poder estar a la altura de la mirada de Lissa, para poder mirarla directamente a los ojos. Tenía que hacerlo prácticamente con todo el mundo. ¿de verdad no sabes nada? ¿Nada mas que puedas decirnos? No están en la ciudad. El hombre de la estación de autobuses no los vio… pero estamos seguros, que se fueron para allí. Necesitamos algo, cualquier cosa para continuar la búsqueda. ¿El hombre de la estación de autobuses? Eso fue otro golpe de suerte. La mujer que nos vendió los billetes debía de haberse ido a casa y su reemplazo no sabía nada de nosotros. Lissa apretó los dientes. –No crees que si lo supiese, te lo contaría. Es que no te das cuenta de cuán preocupada estoy? No tengo ni idea de donde están. Ninguna. O por que se marcharon… no tiene ningún sentido para mí. Especialmente el por que se

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Frostbite Richelle Mead marcharon con Mia, de entre todas las personas. – Una profunda tristeza atravesó nuestra conexión, tristeza por haber sido excluida de lo que fuese que estábamos haciendo, sin importar lo equivocado que pudiese ser. Dimitri suspiró y se levantó. Por la expresión de su rostro, el obviamente creía en ella. También era evidente que estaba preocupado, - preocupado no solo de una manera profesional. Al ver aquella preocupación - preocupación por mí -Mi corazón se alegró. -Rose? - La voz de Christian me trajo de nuevo a mí misma. –Ya llegamos. La plaza constaba de un amplio espacio abierto frente a un centro comercial. Había un café en una esquina del edificio principal, las mesas estaban colocadas en el espacio abierto. Una multitud salía y entraba al centro comercial, ocupada, incluso a esta hora del día. -Entonces, ¿cómo los encontramos?" -Me preguntó Christian. Me encogí de hombros. -Quizás si actuamos como Strigoi, ellos nos ataquen. Una

pequeña sonrisa apareció en su rostro. Aunque no quería admitirlo, él

pensaba que mi broma era divertida. Él y yo fuimos por dentro. Como si fuésemos de compras, estaba llenó de tiendas conocidas y una parte egoísta de mi pensaba que tal vez si encontramos el grupo descarriado a tiempo, quizás podríamos ir de compras. Christian y yo recorrimos el centro comercial dos veces y no vimos ninguna señal de nuestros amigos o de algo parecido a los túneles. -Tal vez estamos en el lugar equivocado, -dije finalmente. -O tal vez no,- sugirió Christian. -Ellos podrían haber ido a algún otro sitioesperaSeñaló y yo seguí sus indicaciones. Los tres renegados estaban sentados en una mesa en el centro del patio de comidas, viéndose desanimados. Se veían tan miserables, que casi sentí lástima por ellos. -Mataría por una cámara en este momento-, dijo Christian -Eso no es gracioso-, le dije, yendo hacia el grupo. Dentro de mí di, suspiré de alivio. El grupo claramente no había encontrado ningún Strigoi, estaban sanos y salvos y podíamos regresar sin meternos en más problemas.

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Frostbite Richelle Mead Ellos no nos vieron hasta que estuvimos a su lado. Eddie levantó su rostro.- Rose? ¿Qué estás haciendo aquí? -¿Estáis locos?- les grité. Algunas personas nos miraron sorprendidos. -¿Sabéis en cuántos problemas os habéis metido? ¿En cuantos problemas nos habéis metido? - ¿Cómo nos habéis encontrado? Dijo Mason con nerviosismo, mientas miraba alrededor. - No sois especialmente unos genios del crimen- le dije a el -la informante en la estación de autobuses nos dio la información y por supuesto sabíamos de tu inútil búsqueda de Strigoi". La mirada de Mason me reveló que él todavía no estaba totalmente feliz conmigo. Sin embargo fue Mia la que respondió. -No es inútil. -Oh? - Exclamé. -¿A cuantos Strigoi mataste? ¿Encontrasteis alguno? -No-, admitió Eddie. -Bien-, les dije.-Tuvisteis suerte. -¿Por qué estás tan en contra de matar Strigoi?- preguntó Mia acaloradamente. ¿No es eso para lo que te entrenas? -Entreno para las misiones, no para caprichos infantiles como este. -No es infantil,- gritó ella.-Mataron a mi madre. Y los guardianes

no están

haciendo nada. Hasta su información está equivocada. No hay ningún Strigoi en los túneles. Probablemente no hay ninguno en toda la ciudad. Christian se vio impresionado - ¿Encontrasteis los túneles? -Sí,- dijo Eddie. -Pero como ella dice, fueron inútiles. -Deberíamos verlos antes de irnos, - me dijo Christian. –sería fantástico y si la información no es correcta, no hay peligro. -No,- se quedaron sorprendidos. -Nos vamos a casa. Ahora. Mason se veía cansado. - Vamos a buscar en la ciudad de nuevo. Incluso tu no puedes hacernos volver, Rose. -No, pero los guardianes si en cuanto los llame y les diga que estas aquí. Llamadle chantaje o ser una chivata; el efecto es el mismo. Los tres me miraban como si acabase de golpearles a la vez.

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Frostbite Richelle Mead -Realmente harías eso?- preguntó Mason. – Nos venderías de esa forma? Me frote los ojos, preguntándome por qué estaba tratando desesperadamente de ser la voz de la razón. ¿Dónde estaba la chica que había escapado de la escuela? Mason tenía razón. Había cambiado. -No se trata de entregaros. Es sobre manteneros con vida. -¿Crees que estamos indefensos?-preguntó Mia. -¿Crees que nos podrían matar rápidamente? -Sí-, le dije. -A menos que hayas encontrado alguna manera de utilizar el agua como un arma. Ella bajo la mirada y no dijo nada. -Hemos traído estacas de plata-, dijo Eddie. Fantástico, seguro las habían robado. Miré a Mason, implorando. -Mason. Por favor, termina con esto. Regresemos. Me miró durante mucho tiempo. Por último, suspiró. -Vale. Eddie y Mia estaban atónitos, pero Mason había asumido el rol del liderazgo entre ellos, y no tenían la iniciativa de ir sin él. Mia no parecía llevarlo muy bien, y me sentí mal por ella. Ella apenas había tenido tiempo para estar de duelo por madre, simplemente había saltado a esta aventura como una forma de lidiar con el dolor. Y tendría mucho con lo que lidiar cuando regresásemos. Christian estaba aun emocionado por la idea de los túneles. Teniendo en cuenta que pasaba todo su tiempo en un ático, yo no debería haberme sorprendido. -Vi los horarios - me dijo. - Tenemos tiempo antes del próximo autobús. -No podemos ir a la guarida de los Strigoi-, dije, mientras caminaba hacia la entrada del centro comercial. -No hay Strigoi allí-, dijo Mason. -En serio recorrimos todos los túneles y no había ninguna señal de algo raro. Realmente pienso que la información que tienen los guardianes está equivocada. -Rose-, dijo Christian, -vamos hacer algo divertido de esto. Todos me miraron. Me sentí como una madre que no quería comprarles dulces a sus hijos. -Bueno, vale. Pero solo una ojeada.

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Frostbite Richelle Mead Los otros, nos guiaron a Christian y a mi, al lado opuesto del centro comercial, haciéndonos pasar por una puerta que solo era para personal autorizado. Esquivamos a un par de vigilantes, después pasamos por otra puerta y bajamos por unas escaleras de caracol. Tuve una breve sensación de déjà vu, recordando como descendíamos las escaleras para la fiesta privada de Adrian. Salvo que estas escaleras estaban sucias y tenían un olor realmente horrible. Llegamos a la parte inferior. No era tanto como un túnel, más bien era un estrecho corredor, rodeado de basura y cemento con unas feas luces fluorescentes que se encontraban esporádicamente a lo largo del pasillo. El pasillo continuaba y giraba a la derecha. Cajas para la limpieza y repuestos eléctricos estaban amontonados en el suelo. -¿Ves?- dijo Mason. - Aburrido. Apunté para la otra dirección. - ¿Qué hay allí? -Nada-, suspiró Mia. -Te lo mostraremos. Fuimos hacia la derecha y encontramos más de lo mismo. Estaba empezando a pensar que tenían razón, cuando pasamos frente a una escritura en negro grabada en una de las paredes. Me detuve y lo observé. Era una lista de letras. D B C O T D V L D Z S I Algunas habían sido marcadas con una X, al lado, pero la mayor parte de la lista era incoherente. Mia notó lo que estaba mirando. -Probablemente sea algo de los vigilantes.

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Frostbite Richelle Mead -Probablemente,-le dije, todavía estudiando el listado. Los demás estaban inquietos, sin entender mi fascinación por las letras. Yo tampoco la entendía, pero algo me hacia observarla. Entonces lo comprendí. B para Badica, Z para Zeklos, I para Ivashkov... Comprendí que la primera letra de cada nombre de la familia real estaba allí, solo conocía tres nombres, pero sobre la base del orden, se entendía claramente que estaba ordenado por el tamaño de las familias-Dragomir, Badica, Conta-y así sucesivamente hasta llegar al gigante clan de los Ivashkov. No entendía los trazos y las líneas al lado de las letras, pero si noté que dos tenían una X: Badica y Drozdov. Me alejé de la pared. -Tenemos que salir de aquí- mi propia voz me asustó-, Ahora. Me miraron sorprendidos – Por qué? - Preguntó Eddie – Qué está sucediendo? -Os lo cuento más tarde. Sólo tenemos que irnos ya. Mason señaló hacia delante. – Por ahí saldremos unos cuantos kilómetros mas adelante, cerca de la estación. Miré a la oscuridad desconocida. - No, - dije. – Vamos por donde hemos venido. Todos ellos me miraban como si estuviera loca, pero no hicieron ninguna pregunta. Cuando finalmente salimos por la parte frontal del centro comercial, suspiré de alivio al ver que el sol aún estaba en el cielo, aunque se estuviese ocultando en el y lanzando luces naranjas y rojas contra los edificios. Esa luz sería suficiente para volver a la estación de autobuses antes de que nos encontrásemos con los Strigoi. Y ahora sabía que realmente había Strigoi en Spokane. La información que me había dado Dimitri era correcta. No sabía aun lo que significaba la lista, pero estaba relacionado con toda seguridad con los ataques. Tenía que contárselo a los guardianes de inmediato, y desde luego no podía decirles a los demás lo que había descubierto, hasta que estuvieran sanos y salvos en el hotel. Mason probablemente regresaría a los túneles si se lo contaba. La mayor parte de nuestra caminata de vuelta a la estación procedió en silencio. Creo que mi estado de ánimo se extendió a los demás. Incluso Christian parecía haberse

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Frostbite Richelle Mead quedado sin comentarios. En mi interior, mis emociones giraban, oscilando entre la ira y la culpa, mientras evaluaba mi papel dentro de todo esto. Delante de mí, Eddie dejó de caminar, y casi tropiezo con él. Él miró a su alrededor.- ¿Dónde estamos? Saliendo de mis propios pensamientos, miré alrededor. No recordaba estos edificios. - Maldita sea-, exclamé. -¿Estamos perdidos? Alguno se estaba fijando por donde íbamos? Era una pregunta injusta ya que claramente yo tampoco había prestado atención, pero mi temperamento había superado a la razón. Mason me estudió durante unos segundos, a continuación, señaló hacia una calle estrecha y dijo: – Por aquí. No creía que fuésemos por el camino correcto, pero no tenía ninguna idea mejor. Tampoco quería empezar a discutir. No habíamos ido muy lejos cuando oí el sonido de un motor y los chirridos de neumáticos. Mia caminaba por en medio de la carretera, y mi instinto protector hizo que la cogiese y la atrajese a las sobras de un edificio. Los chicos habían hecho lo mismo. Un gran vehículo, de color verde con cristales tintados giró en la esquina dirigiéndose hacia nosotros. Nos arrimamos contra la pared esperando a que pasase. Pero no pasó. El vehículo, se detuvo justo en frente de nosotros, y las puertas se abrieron. Tres tipos grandes se bajaron, y una vez más, mi instinto me advirtió. No sabia quiénes eran o qué querían, pero claramente no eran amistosos. Y eso era todo lo que necesitaba saber. Uno de ellos se acercó a Christian, y lo golpeé, dándole un puñetazo. El tipo no se asustó, peros estaba sorprendido de mi fuerza. Probablemente no esperaba que alguien tan pequeño como yo fuese una amenaza. Ignorando a Christian, se movió en mi dirección. En mi visión periférica, observe como Mason y Eddie se encargaban de los otros dos. Mason estaba usando la estaca de plata que había robado. Mia y Christian se encontraban congelados de miedo.

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Frostbite Richelle Mead Nuestros atacantes confiaban mucho en su número. Ellos no tenían

idea de

nuestros conocimientos de las técnicas ofensivas y defensivas. Además, eran humanos, y nosotros contábamos con nuestra fuerza de dhampirs. Lamentablemente, también teníamos la desventaja de estar acorralados contra la pared y no teníamos a donde retroceder. Y más importante, teníamos algo que perder: Mia y Christian. El tipo que se estaba enfrentando con Mason pareció darse cuenta de eso. Se alejó de el y agarró a Mia. Apenas vi su arma antes de que la pusiera contra su cuello. Alejándome de mi adversario, le grité a Eddie que se detuviera. Habíamos sido entrenados para responder de inmediato a aquel tipo de orden. El detuvo su ataque y se me quedó mirando. Cuando vio a Mia su rostro se puso pálido. Yo no quería hacer otra cosa que no fuese seguir pateándoles el culo a estos hombres, pero no podía arriesgarme a que aquel tipo hiciese daño a Mia. El también lo sabía. No precisó hacer una amenaza. Era humano, pero sabía lo suficiente sobre nosotros como para saber que teníamos que proteger a los Moroi. Los principiantes teníamos nuestra propia oración. Nosotros no importamos. Todos se detuvieron y nos miraron a el y a mí, aparentemente éramos los líderes:¿Qué quieres? – le pregunté fríamente. El tipo presionó su arma más cerca del cuello de Mia, y ella gimoteó. Después de toda su conversación sobre la lucha, resultaba irónico su miedo. Ella era más pequeña que yo y no tan fuerte. Y estaba demasiado aterrorizada para moverse. El hombre inclinó la cabeza hacia la puerta abierta de la camioneta - Quiero que entres. Y no intentes nada. Haces algo y ella muere. Miré hacia Mia, luego a la camioneta y después en mis amigos, y después otra vez al tipo. Mierda.

Capítulo 19 Odio la impotencia. Odio que me lleven sin luchar. Lo que había ocurrido fuera, en el callejón, no había sido una verdadera lucha. Si hubiera- si hubiera sido golpeada

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Frostbite Richelle Mead para que me rindiese... así, sí. Tal vez podría aceptarlo. Quizás. Pero no me habían capturado. Apenas tenía mis manos sucias. En cambio, iba en silencio. Cuando ellos nos hicieron sentar en el suelo de la camioneta, nos ataron las manos con esposas flexibles - tiras de plástico que se conectan entre sí y son tan buenas como cualquier cosa hecha de metal. Después de eso, estuvimos casi en silencio. Los hombres murmuraban algo de vez en cuando entre ellos, hablando demasiado bajo como para cualquiera les pudiese oír. Christian y Mia podrían haber sido capaces de comprender las palabras, pero no estaban en condiciones de comunicarnos algo. Mia se veía tan aterrorizada como cuando estaba en la calle, mientras que el temor de Christian rápidamente dio paso a su típica rabia arrogante, pero aún así, se atrevió a actuar con los guardias tan cerca. Estaba feliz por el auto-control de Christian. No tenía ninguna duda de que estos hombres se le echarían encima si se pasaba un pelo, y ni yo ni ninguno de los otros seríamos capaces de defenderlo, pues no estábamos en condiciones de hacerlo. Eso era lo que realmente me estaba enloqueciendo. El instinto de proteger a los Moroi estaba tan profundamente arraigado en mí que no podía ni preocuparme por mi misma. Christian y Mia eran el tema central. Eran los que tenía que sacar de este lío. Y como había comenzado todo eso? ¿Quiénes eran estos tipos? Ese era el misterio. Eran humanos, pero no creía ni por un momento que un grupo de Moroi y dhampirs hubiesen sido víctimas ocasionales de un secuestro. Habíamos sido capturados por alguna razón.

Nuestros captores no habáin hecho ningún intento de vendarnos nos ojos o ocultarnos la ruta, lo que no era una buena señal. Pensaban que no conocíamos la ciudad lo suficiente como para no recordar por donde íbamos? O creían que no importaba, por que no saldríamos de allí? Todo lo que sabía, era que nos estaban llevando a las afueras de la ciudad hacia la zona más suburbana. Spokane era tan sombrío como lo había imaginado. A diferencia de de en donde se acumulaba la blanca nieve, aquí había charcos de lodo llenaban las calles, y la carretera tenía parches de hierba. También había muchos menos árboles de lo que estaba acostumbrada. Los desordenados y desnudos

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Frostbite Richelle Mead árboles aquí parecían esqueletos en comparación. Ellos solo aumentaban la sensación de inminente destrucción. Después de lo que parecía menos de una hora, la camioneta giró hacia un tranquilo callejón sin salida, y nos dirigimos a una casa grande y ordinaria. Otras casas idénticas, -como solía ser en las zonas suburbanas,- estaban cerca, lo que me dio esperanza. Tal vez podíamos conseguir alguna ayuda de los vecinos. Entramos dentro de un garaje, y cuando la puerta de atrás se bajó, los hombres nos acompañaron dentro de la casa. Era mucho más interesante por dentro. Sofás y sillas antiguas, con patas en forma de garra. Un gran acuario de peces de agua salada. Espadas cruzadas sobre la chimenea. Una de esas idiotas pinturas del arte moderno que consta de unas líneas trazadas sobre el lienzo. La parte de mí que le gustaba destruir cosas tendría adorado estudiar las espadas en particular, pero la planta principal no era nuestro destino. En lugar de ello, fuimos conducidos hacia abajo por unas escaleras, a un sótano tan grande como el piso de arriba. Pero, a diferencia del espacio abierto de la planta principal, el sótano estaba dividió en una serie de corredores y puertas cerradas. Era como un laberinto para ratones. Nuestros captores nos conducían sin vacilar, hasta una pequeña habitación con el suelo de cemento y paredes sin pintar. El mobiliario del interior consistía de algunas aparentemente incomodas sillas de madera con listones de madera en la parte de atrás-lugar que resultó ser muy apropiado para atar nuestras manos de nuevo. Los hombres nos sentaron de forma que Mia y Cristian estaban en un lado de la sala, y nosotros, los dhampirs, del otro. Un hombre-el líder, al parecer, observaba cuidadosamente como le colocaban a Eddie unas nuevas esposas flexibles. "Esos son a los que tenéis que mantener un ojo", advirtió, señalándonos. "Ellos lucharían a la menor posibilidad." Sus ojos se centraron primero en la cara de Eddie, luego en la de Mason, y después en la mía. El tipo y yo nos miramos fijamente durante unos segundos, y yo le hice un a mueca. Miró a su compañero. "Sobre todo a ella". Después de que nos atasen, les dio algunas órdenes más y dejó la habitación, cerrando la puerta ruidosamente. Sus pasos hicieron eco en la casa mientras subía al piso superior. Momentos más tarde, reinó el silencio.

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Frostbite Richelle Mead Nos quedamos allí, mirándonos. Después de varios minutos, Mia lloriqueó y comenzó a hablar. "¿Qué vais a hacer-? "Cállate", murmuró uno de los hombres. Dio un paso de advertencia hacia ella. Empalideciendo, ella se encogió, pero parecía que iba a decir algo más. Capté su mirada y negué con la cabeza. Ella permaneció en silencio, con los ojos bien abiertos y un pequeño temblor en sus labios. No hay nada peor que esperar y no saber qué va a pasar contigo. Tu propia imaginación puede ser tan cruel como cualquier captor. Desde que nuestros guardianes no hablarían con nosotros o nos contarían una historia, me imaginaba todo tipo de horribles posibilidades. Las armas eran la amenaza más evidente, y me encontré preguntando cómo se sentiría una bala. Doloroso, claramente. A donde me apuntarían? Hacia el corazón o la cabeza? Muerte rápida. Pero en algún otro lugar? Como el estómago? Esto sería lento y doloroso. Me encogí de hombros ante el pensamiento de mi vida sangrado fuera de mí. Pensar en toda esa sangre recordó lo sucedido en la casa de los Badica y nos imaginé con las gargantas cortadas. Estos hombres podrían tener cuchillos como tenían cuchillos. Por supuesto, pensé por qué seguíamos vivos. Era evidente que querían algo de nosotros, pero ¿qué? No nos habían preguntado nada. Y eran humanos. ¿Qué podrían querer los humanos de nosotros? Por lo general, lo que más temíamos de los humanos era tener que correr de locos asesinos o los que querían hacer experimentos con nosotros. Pero esto no era ninguno de los dos casos. Entonces que querían? ¿Por qué estábamos aquí? En repetidas ocasiones, me imaginé más finales horribles y repulsivos. Las miradas de mis amigos me revelaron que no era la única que se estaba imaginando cosas horribles. El olor del sudor y el miedo llenó la habitación. Perdí la noción del tiempo pero fue de repente sacudida de mi imaginación, cuando sonaron unos pasos. El líder captor estaba en el pasillo. El resto de los hombres se enderezaron, la tensión burbujeaba a su alrededor. ¡Oh, Dios. Era esto, pensé. Esto era lo que estábamos esperando. "Sí Sr.," escuché al líder hablar. "Ellos están aquí, como usted quería."

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Frostbite Richelle Mead Por último, lo percibí. La persona que estaba detrás de nuestro secuestro. Me entró el pánico. Tenía que escapar. "Dejadnos salir!" grité, luchando con las esposas. "Déjanos salir, hijo de-" Me detuve. Algo dentro de mí se paralizó. Mi garganta estaba seca. Mi corazón quería parar. El tipo había regresado con un hombre y una mujer que no reconocía. Sin embargo, reconocí lo que eran... …Strigoi. Reales, vivos- bueno, hablando figuradamente -Strigoi. De repente todo se juntó. No sólo los informes de Spokane eran verdaderos. Lo que habíamos temido - Strigoi trabajando con seres humanos – también era verdad. Esto lo cambiaba todo. La luz del día no era segura. Ninguno de nosotros estábamos seguros. Peor aún, me di cuenta de que debían ser los Strigoi- los que atacaron a las dos familias Moroi con la ayuda de los seres humanos. Otra vez, los horribles recuerdos salieron a la luz: los cuerpos y la sangre por todos lados. La bilis subió por mi garganta y traté de cambiar mis pensamientos del pasado por los del presente. Aunque no es que eso fuese tranquilizador. Los Moroi tienen la piel pálida, el tipo de piel que se ruboriza y se quema fácilmente. Pero estos vampiros... su piel era de color blanco. La pupila tenía un circulo rojo a su alrededor mostrando los monstruos que eran. La mujer, de hecho, me recordaba a Natalie - mi pobre amiga, cuyo padre la había convencido para que se convirtiese en un Strigoi. Me llevó un momento darme cuenta de lo que tenían en común era el hecho de no tener nada en común. Esta mujer era baja probablemente había sido humana antes de ser Strigoi – y tenía el pelo de color marrón. Entonces entendí. Era una nueva Strigoi, así como lo había sido Natalie. Se había vuelto evidente al compararla con el hombre Strigoi. El rostro de la mujer todavía tenía un poco de vida. Pero el de él... su rostro era el de la muerte. Su rostro estaba completamente desprovisto de cualquier emoción o cualquier calor. Su expresión era fría y calculadora, llena de entretenimiento maligno. Él era alto, tan alto como Dimitri, delgado y tenía un aspecto que indicaba que había sido un Moroi antes de convertirse. Pelo negro hasta la altura de los hombros que enmarca su rostro y sobresalía sobre su brillante camisa roja. Sus ojos eran tan negros y marrones que si no

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Frostbite Richelle Mead llega a ser por el círculo rojo, sería casi imposible saber donde comenzaba uno y terminaba otro. Uno de los guardias me empujó con fuerza, incluso ahora que estaba callada. Miró al hombre Strigoi. "¿Quiere que la amordace?" De repente, me di cuenta que yo estaba golpeando el respaldo de mi silla, inconscientemente, intentando mantenerme lo mas alejada posible de el. El también lo percibió, y una pequeña sonrisa, que no mostró sus dientes, atravesó sus labios. "No", dijo. Su voz era baja y sedosa. "Me gustaría escuchar lo que ella tiene que decir." Levantó una ceja para mí. "Por favor. Continua. " Tragué. "¿No? No tienes nada que añadir? Bueno. Siéntete libre de hablar sobre cualquier cosa que se te venga a la mente". "Isaiah", exclamó la mujer. "Porque los mantienes aquí? Por que simplemente no llamaste a los otros? " "Elena, Elena", murmuró Isaiah para ella. "Compórtate. No voy a dejar pasar la oportunidad de entretenerme con dos Moroi y... "caminó detrás de mi silla y levantó mi pelo, haciéndome estremecer. Um momento después, también observó los cuellos de Mason y Eddie. "... tres dhampirs sin sangre en las manos." Dijo esto en un suspiro casi feliz, entonces me di cuenta que estaba buscando los tatuajes de guardián. Acercándose a Mia y a Christian, Isaiah puso las manos en las sillas, mientras que los estudiaba. Mia lo miró a los ojos brevemente antes de apartar la mirada. El temor de Christian era palpable, pero consiguió devolverle la mirada examinadora al Strigoi. Eso me hizo sentir orgullosa. "Mira estos ojos, Elena." Elena caminó hasta él y se detuvo junto a Isaiah mientras el hablaba. "Este azul claro. Como el hielo. Como el agua - marina. Que casi nunca se ven fuera de las casas reales. Badicas. Ozera. Algunos Zeklos". ―Ozera" dijo Christian, intentando sonar sin miedo.

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Frostbite Richelle Mead Isaiah inclinó la cabeza. "¿De veras? por supuesto que no... "él se acercó a Christian. "Pero la edad es correcta... y el cabello..." Él sonrió. "El hijo de Lucas y Moira?" Christian no dijo nada, pero la confirmación en su rostro era evidente. "Conocí a tus padres. Buena gente. Inigualables. Su muerte fue una vergüenza... pero, bueno... Me atrevo a decir que ellos mismos se lo buscaron. Les dije que no deberían ir a buscarte. Sería inútil despertarte tan joven. Dijeron que sólo te mantendrían cerca y que te despertarían cuando fueses mayor. Les avise que sería un desastre, pero..." Se encogió un poco de hombros. "Despertar" es el término que los Strigoi utilizan entre ellos cuando se convierten. Suena como una experiencia religiosa. "Ellos no quisieron escucharme, y el desastre los encontró de una manera diferente. " Un odio, profundo y oscuro, hervía detrás de los ojos de Christian. Isaiah sonrió otra vez. "Es conmovedor que hayas llegado hasta mí después de todo este tiempo. Tal vez pueda hacer realidad su sueño después de todo. " "Isaiah", dijo la mujer - Elena - de nuevo. Cada palabra que salía de su boca se parecía a un gemido. "Llama a los otros-" "Deja de darme órdenes!" Isaiah la agarró por los hombros y la empujó lejos excepto que hizo que recorriese todo el recinto y que casi rompiese la pared. Ella casi no levantó su mano a tiempo para evitar el impacto. Los Strigoi tienen mejores reflejos que los dhampirs o incluso que los Moroi, su torpeza significaba que la había pillado con la guardia baja. Y en realidad, apenas la había tocado. El empujón había sido leve. Esto reforzó mi convicción de que él estaba en otra clase social. Su fuerza superaba la de ella infinitamente. Ella era como una mosca que el podía aplastar. El poder de los Strigoi aumenta con la edad -, también con el consumo de sangre Moroi, y en menor medida, con la sangre de los dhampir. Me di cuenta, de que este tipo no era solo viejo. Era un anciano. Y había bebido una gran cantidad de sangre en los últimos años. El terror se apoderó de las facciones de Elena, y yo entendía su miedo. Los Strigoi se peleaban entre ellos todo el tiempo. Podría arrancarle la cabeza si quisiera. Ella se encogió de miedo, desviando la mirada. "Yo... lo siento, Isaiah".

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Frostbite Richelle Mead Isaiah planchó su camisa - que no es que estuviese arrugada. Su voz tomó un placer frió que había tenido antes. "Es evidente que tienes tus opiniones Elena, y les doy la bienvenida a ellas de una manera civilizada. ¿Qué crees que deberíamos hacer con esos cachorros? "Debes - es decir, creo que debemos tomarlos ahora. Especialmente a los Moroi." Estaba claramente trabajando duro para no llorar y molestarlo de nuevo. "A menos que... no darás otra cena festiva, verdad? Eso sería un completo desperdicio. Tendríamos que compartir, y sabes que los demás no son agradecidos. Nunca lo son. " "No estoy planeando una cena festiva con ellos", dijo con orgullo. Cena festiva? "Pero tampoco los mataré ahora. Eres muy nueva, Elena. Solo piensas en la satisfacción inmediata. Cuando seas tan mayor como yo, no serás tan... impaciente. " Ella puso los ojos en blanco cuando él no estaba mirando. Girándose, el nos miró a mi, a Eddie y a Mason. "Vosotros tres, me temo que tendréis que morir. No hay manera de evitarlo. Diría que lo siento, pero, bueno, no lo siento. Así es el mundo. Podéis elegir la forma de morir, pero esto será dictado según vuestro comportamiento." Sus ojos me miraron. Realmente no entendí porque todo el mundo parecía escogerme como el alborotador, o tal vez lo era. "Algunos de ustedes morirán más dolorosamente que otros." No tuve que mirar a Eddie y a Mason y saber que el temor de ellos se refleja en mí. Y estaba segura de que había oído a Eddie hipar. Isaiah giró bruscamente los talones, al estilo militar, hacia Mia y Christian. "Vosotros dos, afortunadamente, tenéis opciones. Sólo uno morirá. El otro vivirá una gloriosa inmortalidad. Tendré la amabilidad de ponerlo bajo mi tutela hasta que sea un poco más mayor. Tal es mi caridad." No pude hacer nada para evitarlo, sonreí un poco. Isaiah se giró y me miró fijamente. Me quedé callada y esperé que me lanzase por la habitación como lo había hecho con Elena, pero él no hizo nada salvo encararme. Eso fue suficiente. Mi corazón se aceleró, y sentí que las lágrimas llenaban mis ojos. Mi miedo me avergonzó. Quería ser como Dimitri. Tal vez, incluso como mi madre. Tras unos largos y agonizantes segundos, Isaías se giró de nuevo hacia los Moroi. "Ahora. Como decía, uno de los dos, se despertará y vivirá para siempre. Pero no lo decidiré yo. Escogeréis ser despertados por propia voluntad".

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Frostbite Richelle Mead "Probablemente no", dijo Christian. Acumuló tanto desafío como le fue posible en esas dos palabras, pero era evidente para todo el mundo que estaba en la habitación, que estaba muy asustado. "¡Oh, cómo me encanta el espíritu Ozera," dijo Isaiah. Miró a Mia, sus ojos rojos brillaban. Ella se encogió de miedo. "Pero no dejes que eso te desilusione, querida. La sangre plebeya también tiene fuerza. Y aquí la forma en como se decidirá". Dijo señalándonos a los dhampirs. Su mirada me hizo congelar, y pensé que podía sentir el olor de la decadencia. "si queréis vivir, todo lo que tenéis que hacer es matar a uno de esos tres." Se giró de nuevo hacia los Moroi "Eso es todo. Nada tan desagradable. Tan solo uno tiene que decirles a estos hombres lo quiere hacer. Ellos lo liberaran. Entonces beberá de ellos y despertará como uno de nosotros. Quién será el primero? El otro será mi cena y la de Elena". El silencio reinó en la sala. "No", dijo Christian. "No hay ninguna manera posible de que mate a uno de mis amigos. Y no me importa lo que hagas. Moriré primero." Isaiah hizo un gesto de desprecio con la mano. "Es fácil ser valiente cuando no tienes hambre. Pasa algunos días sin ningún otro alimento... entonces sí, esos tres comenzaran a parecerte muy buenos. Y lo son. Los dhampirs son deliciosos. Algunos los prefieren por encima de los Moroi, y aunque nunca he compartido esas creencias, sin duda puedo apreciar la variedad. Christian hizo una mueca. "No me crees?" Preguntó Isaiah. "Entonces déjame probártelo". Caminó hacia nuestro lado. Me di cuenta de lo iba a hacer y hablé sin pausa, sin pensar en lo que quería decir. "Úsame a mi", le dije. "Bebe de mí". El aspecto presumido de Isaiah dudó por un momento, y sus cejas se elevaron. "Te estás presentando voluntaria?" "Lo hice antes. Quiero decir, dejé que Morois se alimentasen de mí. No me importa. Me gusta. Deja a los otros en paz".

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Frostbite Richelle Mead "Rose" exclamó Mason. Lo ignoré y miré a Isaiah. No quería que el se alimentase de mí. El solo pensarlo me enfermaba. Pero ya había dado sangre antes, y prefería que me lo hiciese a mí, antes que tocase a Eddie o a Mason. No pude leer su expresión cuando me miró. Por medio segundo, pensé que lo haría, pero negó con la cabeza. "No. Tu no. Todavía no. " Caminó hasta donde estaba Eddie. Tiré de mis esposas flexibles tan fuerte que se clavaron en mi piel dolorosamente. Ellos no. "¡No! Déjalos en paz! " "Tranquila", me reprendió Isaiah, sin mirarme. Pasó una mano por la cara de Eddie. El se estremeció y se puso muy blanco, pensé que se desmayaría. "Podemos hacerlo por la vía fácil, o podemos hacerlo por la dolorosa. Tu silencio lo decidirá". Quería gritar, llamar a Isaiah todo tipo de nombres y hacerle todo tipo de amenazas. Pero no podía. Mis ojos estudiaron la habitación, buscando salidas, como lo había hecho muchas veces antes. Pero no había ninguna. Sólo paredes desnudas. Ninguna ventana. La valiosa y única puerta, estaba vigilada. Estaba desamparada, de la misma forma en que lo estaba cuando nos metieron en el interior de la camioneta. Tenía ganas de llorar, pero mas de frustración que de miedo. ¿Qué tipo de guardián sería, si no podía proteger a mis amigos? Pero me mantuvo callada, y una mirada de satisfacción pasó por el rostro de Isaiah. La lámpara fluorescente le daba un color enfermizo, grisáceo, destacando los círculos oscuros debajo de sus ojos. Quería perforarlo. "Bien." Le sonrió a Eddie y le agarró la cara para que así se pudiesen mirar a los ojos. "Ahora, no pelearás conmigo, ¿quieres?" Como ya he mencionado, Lissa era buena con la coacción. Pero ella no podría haber hecho eso. Eddie estaba sonriendo. "No. No voy a pelear. " "Bien", dijo Isaiah. "Y me darás el cuello libremente, si?" "Claro", respondió Eddie, inclinando su cabeza hacia atrás.

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Frostbite Richelle Mead Isaiah inclinó la cabeza, y yo miré hacia otro lado, intentando concentrarme en la alfombra. No quería verlo. Oí a Eddie emitir un gemido leve, feliz. El alimentación misma fue muy tranquila - ningún ruido de masticación o algo así. "Eso." Me giré de nuevo a Isaiah al oírle hablar. La sangre goteaba de sus labios, y el pasó su lengua por ellos. No pude ver la herida en el cuello de Eddie, pero sospechaba que era sangrienta y terrible. Mia y Christian lo miraban con ojos enormes, con temor y fascinación. Eddie miraba a la nada feliz, drogado, tanto por las endorfinas como por la coacción. Isaiah se enderezó y les sonrió a los Moroi, lamiendo los restos de la sangre de sus labios. "lo han visto? ", les dijo, yendo hacia la puerta. "Es muy fácil."

Capítulo 20. Necesitábamos un plan de escape, y lo necesitábamos rápido. Desgraciadamente, mis únicas ideas necesitaban de cosas que no estaban bajo mi control. Como nosotros siendo dejados solos para que pudiéramos escapar a hurtadillas. O tener guardias estúpidos para poder engañarlos fácilmente y escapar. Y casi al final, estar seguros de que podríamos ser libres. Sin embargo, nada de eso estaba pasando. Después de aproximadamente veinticuatro horas, nuestra situación no había cambiado. Seguíamos siendo prisioneros, seguramente atados, nuestros captores seguían vigilando casi tan eficientes como cualquier grupo de guardianes. Casi. Lo más cerca que estábamos de la libertad era supervisado— y extremadamente vergonzoso—ir al baño. El hombre no nos daba ni comida ni agua. Eso era un poco duro, pero la mezcla humana-vampiro hacia a los dhampir más fuertes. Podía manejar estar incómoda, aunque estaba alcanzando un punto donde podría hasta matar por una hamburguesa de queso y algunas papas fritas muy, muy grasosas. Para Mia y Christian... bueno, las cosas era más complicadas. Moroi podrían salir semanas sin comida y agua pero solamente si seguían tomando sangre. Sin ella, ellos podrían soportar unos pocos días antes de enfermarse y debilitarse tanto tiempo como

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Frostbite Richelle Mead tengan sustancia. Así fue como Lissa y yo nos manejamos mientras vivimos solas, ya que yo no la podía alimentar todos los días.

Sin comida, sangre, agua y un Moroi resistiendo tirado en el piso. Estaba hambrienta, pero Mia y Christian tenían un hambre voraz. Además sus rostros lucían demacrados, sus ojos febriles. Isaiah hizo peor todo el asunto con sus subsecuentes visitas. Cada vez que él venía divagaba en su molesto y mofante modo. Luego, antes de irse tomaba un poco más de Eddie. A la tercera visita, pude prácticamente ver a Mia y Christian babearse. Entre la endorfina y la falta de comida, estaba bastante segura que Eddie ni siquiera sabía en donde nos encontrábamos. No podía dormir en esas condiciones, pero durante el segundo día, me quedaba dormida ocasionalmente y tenía sueños extraños. El hambre y el cansancio podían hacerte eso. En un punto, estaba sorprendida en que no pensaba como había caído en ese profundo suburbio debajo de esas condiciones insanas. En el sueño—yo sabía perfectamente que era un sueño—estaba parada en una playa. Me tomó un momento reconocer que playa era. Era a lo largo de la costa de Oregon-soleada y cálida, con el Pacífico desdoblado en la distancia. Lissa y yo habíamos ido ahí cuando vivimos en Pórtland. Había sido un gran día, pero ella no podía manejar estar tanto tiempo expuesta al sol, por lo tanto tuvimos una corta visita, siempre desee poder habernos quedado más tiempo allí. Ahora tenía toda la luz y el calor que podría desear.

-Pequeña dhampir.-dijo una voz detrás de mí.-Ya era hora. Me giré sorprendida y encontré a Adrián Ivashkov observándome. Llevaba puestos unos pantalones y una camisa suelta y-en un sorprendente estilo casual para élno llevaba zapatos. El viento despeinaba su cabello marrón y mantenía sus manos guardadas en los bolsillos mientras me miraba con esa sonrisa suya de fábrica. -Sigues teniendo tu protección-agregó. Frunciendo el ceño, pensé por un momento que estaba mirando mi pecho, después me di cuenta que sus ojos estaban en mi estómago. Tenía puesto unos jeans y la parte

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Frostbite Richelle Mead superior del bikini, y una vez más, el colgante con el pequeño ojo azul balanceándose. El chotki estaba en mi muñeca. -Y estás en sol nuevamente.-dije.-Así que supongo que es tu sueño. -Es nuestro sueño. Meneé mis pies en la arena.-Cómo dos personas pueden compartir un sueño? -Las personas comparten sueños todo el tiempo, Rose. Lo miré frunciendo el ceño.-Necesito saber a lo que te refieres, sobre la oscuridad que me rodea. Qué es lo que significa? -Honestamente, no lo sé. Todos tienen una luz que los rodea, excepto tu. Tu tienes sombras y las tomaste de Lissa. Mi confusión creció.-No lo entiendo. -No podemos entrar en eso ahora. No es por eso que estoy aquí. -Estás aquí por una razón?.-pregunté, mis ojos perdidos en la azul-gris agua. Era hipnótico. -No estás aquí... sólo por estar aquí? Se me adelantó y tomó mi mano, obligándome a mirarlo. Toda la diversión se había ido, estaba mortalmente serio. -Dónde estás? -Aquí.-dije desconcertada.-Como tu. Adrián negó con la cabeza.-No, eso no era a lo que me refería. En el mundo real. Dónde te encuentras? El mundo real?. Alrededor de nosotros, la playa se desdibujaba, como en una película yéndose de foco. Momentos después, todo se detuvo, me devané el cerebro. El mundo real. Imágenes venían a mi mente. Sillas. Guardias. Amarres. -En un sótano...- dije lentamente. De repente, alarmada, la belleza se hizo añicos en el momento que recordé todo. –Oh Dios, Adrián. Debes ayudar a Mia y a Christian. No puedo— Apretó mi mano fuertemente.-Dónde? El mundo brilló nuevamente, y esta vez no se reenfocó. Él juró (insultó) –Dónde estás Rose? El mundo comenzó a desintegrarse. Adrián comenzó a desintegrarse. -En un sótano, en una casa, en —

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Frostbite Richelle Mead Se había ido. Me desperté. El sonido de la puerta de la habitación abriéndose me sobresaltó trayéndome a la realidad. Isaiah se precipitó dentro con Elena a rastras. Tuve que luchar para no burlarme de ella cuando la vi. Él era arrogante, cruel y estaba rodeado de maldad. Pero era de esa manera porque era el líder. Tenía la fuerza y el poder suficiente para respaldar esa crueldad—incluso aunque no me gustase. Pero Elena? Ella era una sirviente, nos amenazaba y hacía comentarios bajos, pero la mayor parte de su habilidad para hacerlo era por que era su mano derecha. Ella era una total chupa-medias. -Hola, niños,-él dijo.-Cómo andan en el día de hoy? Nuestras miradas malhumoradas le contestaron. Caminó hacia dónde estaban Mia y Christian, con sus manos tras la espalda. – Algún cambio en el corazón desde mi última visita? Están demorando demasiado, y eso está molestando a Elena. Está muy hambrienta, verán, pero—sospecho—no tanto como ustedes dos. Christian apretó sus ojos.-Vete a la mierda.-le dijo apretando los dientes. Elena le gruñó y se le abalanzó -No te atrevas— Isaiah la apartó.-Déjalo solo. Sólo debemos esperar un poco más, y realmente, es una forma de entretenernos. Los ojos de Elena atravesaron a Christian. -Honestamente-continuó Isaiah, mirando a Christian, -no puedo decidirme que es lo que más quiero: matarte, o que te nos unas. Cualquiera de las dos ofrecen ventajas. -No te cansas de escucharte a ti mismo hablar? –preguntó Christian. Isaiah lo consideró.-No. No realmente. Y no me canso de él, tampoco. Se volteó y caminó hasta donde se encontraba Eddie. El pobre Eddie apenas podía mantenerse derecho en su silla después de haber pasado por tantas alimentaciones. Para peor, Isaiah no necesitaba siquiera utilizar la coacción, la cara de Eddie se iluminaba con una estúpida sonrisa, deseando su próximo mordisco. Él era tan adicto como los alimentadores. Rabia y disgusto fluyeron a través de mi. –Maldición!-grité. –Déjalo en paz!. Isaiah me echó un vistazo. –Quédate en silencio, chica. No te encuentro ni cerca de ser divertida como lo es Mr. Ozera.

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Frostbite Richelle Mead -Sí?.gruñí.-Si te molesto tanto entonces, úsame para probar tu estúpido punto. Muérdeme a mi en cambio. Ponme en mi lugar, y muéstrame que tan malo eres. -No!-exclamó Mason. –Úsame a mi. Isaiah rodó sus ojos. –Buen Dios. Que grupo tan noble. Son todos espartanos, no?

Se alejó de Eddie y puso un dedo debajo del mentón de Mason, echando su cabeza hacia atrás. –Pero tú-dijo Isaiah,-no lo dices enserio. Solamente te ofreces debido a ella. liberó a Mason y caminó hasta estar enfrente de mí, mirándome con esos negros, negros ojos. –Y tu... no te creí al principio tampoco. Pero ahora?-Se agachó para estar a mi altura. Me rehusé a apartar la mirada, aunque sabía que me ponía en riesgo por la coacción. –Creo que lo dices enserio. Y no es por ser noble, tampoco. Tu lo quieres. Has sido mordida antes. –su voz era mágica. Hipnótica. No estaba utilizando la coacción, exactamente, pero definitivamente lo rodeaba un carisma natural. Como Lissa y Adrian. Me perdía en cada palabra. –Varias veces, me imagino-agregó. Se inclinó sobre mi, respirando en mi cuello. En algún lado detrás de él, pude escuchar a Mason gritando algo, pero toda mi atención estaba en lo cerca que estaban los dientes de Isaiah de mi piel. En los últimos meses, sólo fui mordida una sola vez — y eso fue cuando Lissa estaba en una emergencia. Antes de eso, ella me mordió por lo menos dos veces a la semana por dos años seguidos, y sólo recientemente me di cuenta cuan adicta me había vuelto. No hay nada—nada—en el mundo como una mordida Moroi, como una inundación de felicidad. Pero claro, las mordidas de Strigoi eran más poderosas... Tragué, de repente conciente de mi pesada respiración y mi corazón martillante. Isaiah me dio una silenciosa risita. –Si. Eres una prostituta de sangre en fabricación. Desafortunadamente para ti —porque no te voy a dar lo que quieres. Se marchó y me hundí en la silla. Sin ningún retraso, regresó a Eddie y bebió de él. No podía mirar, pero era por envidia esta vez, no disgusto. Quemándome dentro, deseaba esa mordida, la deseaba con cada nervio de mi cuerpo. Cuando Isaiah terminó, empezó a dejar la habitación, pero se detuvo. Dirigió sus palabras a Mia y Christian. –No se retrasen-advirtió-aprovechen su oportunidad para ser salvados. Hizo un movimiento de cabeza hacia mi. –Hasta tienen una víctima dispuesta.

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Frostbite Richelle Mead Se fue. Al otro lado de la habitación, Christian encontró mis ojos. Por alguna razón, su cara lucía más demacrada de lo que estaba hacía unas horas atrás. El hambre quemaba en su mirada, y supe cual la complementaba: el deseo de saciar el hambre. Dios. Estábamos arruinados. Creo que Christian lo advirtió al mismo tiempo. Sus labios se convirtieron en una pequeña sonrisa. -Nunca luciste tan bien, Rose.-dijo antes que los guardias lo mandaran callar. Dormité un poco a lo largo del día, pero Adrián no regresó a mis sueños. En cambio, mientras me cernía en el borde de la inconciencia, me encontré a mi misma en un territorio familiar: la cabeza de Lissa. Después de la extrañeza de los últimos dos días, estar en su mente se sintió muy acogedor. Ella estaba en uno de los salones para banquetes, solo que estaba vacío. Estaba sentada en el piso tratando de ser discreta. El nerviosismo la llenaba, estaba esperando por algo—o, alguien. Unos minutos después, Adrian apareció. -Prima,-dijo cortésmente. Se sentó frente a ella con la rodilla doblada, inconsciente de sus caros pantalones. –Disculpa la tardanza. -Está bien-dijo ella. -No sabías que estaba aquí hasta que me viste, no es así? Ella sacudió su cabeza, decepcionada. Me sentí más confundida que nunca. -Y estar sentada conmigo... no puedes notar nada? -No. Él se encogió de hombros. –Bueno, esperemos que llegue pronto. -Cómo luce para ti?-preguntó ella, quemándose por la curiosidad. -Sabes cómo son las auras? -Son como... bandas de luz alrededor de la gente, cierto? Algo New Age? -Algo como eso. Cada uno tiene una especie de energía espiritual que irradia fuera de ellos. Bueno, casi todos. Su indecisión me hizo pensar que el hablaba de mi y la supuesta oscuridad que me rodeaba. -Basándose en el color y la apariencia, puedes saber muchísimo sobre la persona... bueno, si alguien puede ver auras, se trata de eso. -Y tu puedes.-ella dijo.-Y puedes saber que uso el espíritu por mi aura?

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Frostbite Richelle Mead -La tuya es mayoritariamente dorada. Como la mia. Puede mezclarse con otros colores dependiendo de la situación, pero el dorado siempre está. -Cuántas personas como nosotros conoces? -No mucha. Los veo cada mucho tiempo. Tratan de ocultarse. Tu eres la primera con la que he hablado. Ni siquiera sabía que se le llamaba ―espíritu‖. Dándome cuenta de esto cuando no me especialicé, pensé que era una especie de fenómeno. Lissa agarró su brazo y se levantó, esperando poder ver la luz alrededor de él. Nada. Se sentó y soltó el brazo. Y ahí fue cuando lo entendí. Adrian tenía el espíritu también. Era por eso que él era tan curioso sobre Lissa, cuando quería hablar con ella y preguntarle sobre su especialidad. También explicaba muchas otras cosas, como el carisma que no me permitía alejarme o escapar de él cuando estaba cerca. Él uso la coacción aquél día cuando Lissa y yo estábamos en la habitación—así fue como forzó a Dimitri a dejarlo en paz.

-Entonces, ellos finalmente te dejaron ir?-Adrian le preguntó. -Si. Ellos decidieron que realmente no sabía nada. -Bien-dijo. Frunció el ceño y me di cuenta que estaba esperando un cambio. –Y estás segura que no sabes nada? -Ya te lo dije. No puedo hacer que la conexión funcione de ese modo. -Hmm. Bueno, tienes que hacerlo. Ella se iluminó. –Que, crees que estoy escondiendo algo? si la pudiera encontrar lo haría. -Lo sé, pero tienes que intentarlo, deben tener una fuerte conexión. Usa eso para hablar con ella en sus sueños. Yo lo intenté, pero no pude sostenerlo el tiempo suficiente para— -Qué dijiste? Exclamó Lissa-Hablarle en sus sueños? Ahora lucía desconcertada.-Claro. No sabes cómo hacerlo? -No! estás bromeando? Cómo es eso posible?

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Frostbite Richelle Mead Mis sueños... Recordé a Lissa hablando sobre un inexplicado fenómeno Moroi, podría haber más poderes además de la curación, cosas que ni siquiera imaginábamos. Entonces parecía que lo de Adrian apareciendo en mis sueños no era coincidencia. Él había sido capaz de entrar en mi cabeza, de una manera similar a como yo entraba en la mente de Lissa. Ese pensamiento me puso inquieta. Lissa apenas podía aceptarlo. Él pasó su mano por su cabello y lo retiró hacia atrás, mirando el candelabro de cristal que había en el techo. -Bien. Entonces no ves auras y no puedes hablar con la gente en sus sueños. Qué puedes hacer? -Yo... yo puedo curar gente. Animales. Plantas también. Puedo revivir cosas muertas. -Enserio? Él lucía impresionado.-Bien. Tienes puntos por eso. Qué mas? -Um. Puedo usar la coacción. -Todos lo podemos hacer. -No, yo puedo REALMENTE hacerlo. No es difícil. Puedo hacer que la gente haga cualquier cosa que yo quiera—hasta cosas malas. -Yo también.-sus ojos se iluminaron-Me pregunto que pasaría si trataras de usarla sobre mi... –ella estaba indecisa y distraídamente pasó sus dedos sobre la textura de la alfombra roja. –Bueno... no puedo. -Acabas de decir que si podías. -Puedo—pero no en este momento. Por causa de esas medicinas... para la depresión y las otras cosas... y me alejan de la magia. Levantó sus brazos en el aire. –Cómo voy a enseñarte a entrar a los sueños de las personas entonces? Cómo vamos a encontrar a Rose? -Mira.-ella dijo irritada –No quiero tomar las medicinas. Pero cuando no las tomo... hago cosas locas, cosas peligrosas. Eso es lo que el espíritu te hace. -Yo no tomo nada. Estoy bien.-dijo. No, él no lo estaba, me di cuenta. Lissa también. -Estabas realmente raro aquél día cuando Dimitri estaba en tu habitación.-ella señaló.

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Frostbite Richelle Mead -Empezaste a divagar, y no decías nada con sentido. -Oh, eso? Si... pasa ahora y antes. Pero seriamente, no muy seguido. Una vez al mes. –el sonaba sincero. Lissa lo miró fijamente, revaluando todo. Que si Adrian podía hacerlo? Que si él podía usar el espíritu sin píldoras, sin ningún efecto dañino? Sería todo lo que ella deseaba. Además, ella no estaba segura de que las píldoras siguieran surtiendo efecto por mucho más tiempo... Él sonrió, adivinando que estaba pensando. –Qué dices prima? Preguntó. No necesitaba usar la coacción. Su oferta era demasiado tentadora. –puedo enseñarte todo lo que sé, si eres capaz de tocar la magia. Tomará un tiempo para sacar las píldoras de tu organismo, pero una vez que se vayan...

Capítulo 21. No necesitaba saber eso ahora. Podría manejar cualquier cosa que Adrian hiciese: que la golpeara, que la convirtiese en una fumadora, daba igual. Pero eso no. Que Lissa dejase las píldoras era exactamente lo que quería evitar. De mala gana dejé su cabeza y regresé a mi propia y sombría situación. Me hubiera gustado ver que más sucedida entre Adrian y Lissa, pero obsérvalos no me haría ningún bien. Bueno. Ahora realmente necesitábamos un plan. Necesitaba acción. Tenía que sacarnos de aquí. Pero, mirando alrededor, me di cuenta que estaba tan cerca de escapar como antes, y pasé las siguientes horas pensando y especulando. Hoy teníamos tres guardias. Parecían un poco aburridos pero no lo suficiente como para ser negligentes. Cerca, Eddie parecía estar inconsciente, y Mason miraba a la nada del suelo. Del otro lado, Christian también miraba a la nada y creo que Mia estaba durmiendo. Dolorosamente consciente de cuanto me dolía la garganta, casi me reí al recordar cuando le había dicho a ella que los usuarios de agua eran inútiles. Ellos podrían no ser buenos para una pelea, pero daría cualquier cosa para que ella invocase un poco de – Magia.

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Frostbite Richelle Mead Porque no lo pensé antes? No estábamos indefensos. No completamente. Un plan poco a poco se fue formando en mi mente - un plan que probablemente fuese una locura, pero también era el mejor que teníamos. Mi corazón latía rápidamente con anticipación, e inmediatamente calmé mis facciones antes de que los guardias notasen mi cambio de ánimo. Del otro lado, Christian me estaba mirando. Él había visto el breve brillo de la anticipación y se dio cuenta de que había pensado en algo. Me miraba con curiosidad, tan preparado como yo para la acción. Dios. ¿Cómo iba a hacerlo? Necesitaba su ayuda, pero no había una forma posible de contarle lo que estaba pasando por mi cabeza. En realidad, no estaba segura de que me pudiese ayudar - estaba bastante débil. Mantuve su mirada, intentando hacerle entender que iba a suceder algo. Su rostro estaba lleno de confusión, pero también de determinación. Después de asegurarme de que ninguno de los guardianes me estaba mirando, me giré lentamente, tirando un poco de mis manos atadas. Mire para detrás de mi, y después me encontré con la mirada de Christian. El frunció el ceño y yo repetí el gesto. "Ey", dije en voz alta. Mia y Mason dieron un salto de sorpresa. "Vais a dejar que nos muramos de hambre? No podemos por lo menos beber un poco de agua o algo? " "Cállate", dijo uno de los guardias. Esa era siempre respuesta que obteníamos cuando alguno de nosotros se aventuraba a hablar. "Vamos." Usé mi voz más insultante. "Ni tan siquiera un traguito? Mi garganta se está quemando. Está prácticamente en llamas." Mis ojos se dirigieron a Christian mientras decía esas últimas palabras, y luego me giré de nuevo hacia el guardia. Como era de esperar, él se levantó de su silla y vino hacia mí. "No me hagas repetirlo", gruñó. No sabía si él haría algo violento, pero yo no tenía ningún interés en forzar nada todavía. Por otra parte, conseguí mi objetivo. Si Christian no me había entendido, no había nada más que pudiese hacer. Esperando verme con miedo, me callé. El guardia volvió a su silla, y después de un rato, dejó de mirarme. Miré a Christian y moví mis manos atadas de nuevo. Vamos, vamos, pensé. Entiéndelo de una vez, Christian.

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Frostbite Richelle Mead El de repente levantó sus cejas, y me miró sorprendido. Bien. Parecía haber entendido algo. Sólo esperaba que fuese lo que yo quería. Su mirada se convirtió en duda, y me miraba como si me estuviese preguntando si estaba hablando en serio. Asentí enfáticamente. Frunció el ceño durante algunos segundos y, a continuación, dio un gran y fuerte suspiro. "Muy bien", dijo. Todo el mundo saltó de nuevo. "Cállate", dijo uno de los guardias automáticamente. Sonaba cansado. "No," dijo Christian. "Estoy listo. Preparado para beber". Todos en la sala se congelaron durante algunos segundos, incluida yo. Eso no era exactamente la que tenía en mente. El líder de los guardias se levantó. "No juegues con nosotros." "No lo estoy", dijo Christian. Tenía una febril y desesperada mirada en su rostro que no pensé que fuese totalmente falsa. "Estoy cansado de esto. Quiero salir de aquí, y no quiero morir. Voy a beber - y la quiero a ella." Hizo un gesto en mi dirección. Mia dio un grito alarmado. Mason le llamó a Christian algo que en la Academia le habría costado la expulsión. Esto definitivamente no era lo que tenía en mente. Los dos guardias miraron a su líder. "Deberíamos llamar a Isaiah?" le preguntaron. "No creo que él esté aquí", dijo el líder. Estudió a Christian durante algunos segundos y después tomó una decisión. "No quiero molestarlo, si se trata de una broma. Soltadlo y veremos". Uno de los hombres cogió unos alicates. Se fue hasta Cristian y se agachó. Escuché como algo se rompía, mientras las esposas se soltaban. Agarrando a Christian por los brazos lo trajeron hasta donde estaba yo. "Christian", exclamó Mason, su voz llena de ira. Luchaba por soltarse de las esposas, balanceando la silla mientras lo intentaba. "Estás mal de la cabeza? No dejes que te hagan esto!" "Tienes que morir, pero yo no", dijo Christian, apartando su pelo negro de delante de sus ojos. "No tengo otra forma de hacerlo."

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Frostbite Richelle Mead No sabía lo que estaba sucediendo ahora, pero estaba segura de que debería mostrar miedo si se suponía que iba a morir. Dos guardias se situaron a los lados de Christian, observándolo atentamente mientras se acercaba a mí. "Christian", susurré, sorprendida de ver lo fácil que me resultaba parecer asustada. "No lo hagas". Sus labios se torcieron en una de esas sonrisas amargas que el hacia tan bien. "Tú y yo nunca nos llevamos bien, Rose. Si tengo que matar a alguien, es mejor que seas tu." Sus palabras eran frías, precisas. Creíbles. "Además, pensé que lo querías". "Eso no. Por favor, no-" Uno de los guardias empujó a Christian. "¡Apúrate o te volveré a atar en la silla". Incluso con esa sonrisa negra, Christian se encogió de hombros. "Lo siento, Rose. Vas a morir de todos modos. ¿Por qué no, por una buena causa?" Él puso su cara cerca de mi cuello. "Probablemente te dolerá", añadió. Realmente lo dudaba... si realmente lo fuese a hacer. Porque no iba... ¿verdad? Me puse nerviosa. Por todos los medios, si te chupan la sangre, con la saliva te pasan las endorfinas, las suficientes para que no sientas casi nada de dolor. Era como irse a dormir. Aunque, naturalmente, todo esto era especulación. Las personas asesinadas por las mordidas de los vampiros no regresan para contarnos como era. La nariz de Christian tocó mi cuello, movió su cara hacia abajo para que estuviese totalmente oculta. Sus labios rozaban mi piel, tan suavemente como lo había sentido cuando el y Lissa se besaban. Un segundo después, sus colmillos tocaron mi piel. Después sentí dolor. Mucho dolor. Pero no se debía al mordisco. Sus dientes sólo estaban presionados contra mi piel; no la perforaban. Su lengua se movía contra mi cuello, lamiendo, pero no había sangre para chupar. En todo caso, se parecía más bien a un extraño y retorcido beso. No, el dolor venía de mis muñecas. Un dolor que quemaba. Christian estaba canalizando su magia para quemas las esposas, así como yo quería. Había entendido el mensaje. El plástico estaba cada vez más caliente, mientras el fingía que estaba bebiendo. Cualquier persona que mirase más de cerca sabría que estaba fingiendo, pero mi pelo estaba bloqueando la vista de los guardines.

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Frostbite Richelle Mead Sabía que era difícil derretir el plástico, ahora lo había entendido, había entendido realmente lo que significaba. La temperatura necesaria para hacerle algún daño. Era como poner mis manos en la lava. Las esposas quemaban mi piel, caliente y horrible. Me torcí, con la esperanza de que eso pudiese aliviar el dolor. Pero no funcionó. Me di cuenta, sin embargo, que las esposas habían cedido un poco cuando me había movido. Estaban blandas. Vale. Eso ya era algo. Sólo tenía que aguantar un poco más. Desesperadamente, intenté centrarme en la mordida de Christian y así distraerme. Funcionó durante cinco segundos. El no me estaba dando muchas endorfinas, no las suficientes como para combatir el horrible dolor creciente. Lloriqueé, haciéndome parecer más convincente. "No lo puedo creer", murmuró uno de los guardias. "Realmente lo está haciendo." Por detrás de ellos, escuché a Mia llorar. La quemadura aumentó. Nunca había sentido algo tan doloroso en mi vida, y ya había pasado por muchas cosas. El desmayo pronto se convirtió en una posibilidad. "Ey", uno de los guardias dijo finalmente. "¿Qué es ese olor?" Ese olor era el plástico derretido. O quizás mi piel derretida. Honestamente, no me importó, porque cuando moví mis muñecas, pude romper las esposas. Tenía 10 segundos de sorpresa, y los aproveché. Me levanté, empujando a Christian en el proceso. Tenía un guardia a cada lado, y uno de ellos aún sujetaba los alicates. En un solo movimiento, le quité los alicates y se los clavé en la mejilla. Él dio una especie de grito gorjeado, pero no esperé para ver que pasaba. El efecto sorpresa se estaba acabando y no podía perder tiempo. Tan pronto como solté los alicantes, le dí un puñetazo al otro. Por regla general mis patadas eran más fuertes que mis puñetazos, pero lo golpeé con la suficiente fuerza como para asustarlo y hacerlo tambalear. Pero entonces el jefe de los guardias entró en acción. Y como me temía, que él aún tenía la pistola, y él la estaba usando. "¡Alto!" Gritó, apuntándome. Me congelé. El tipo al que había golpeado, se acercó y me agarró del brazo. Cerca de allí, el que había apuñalado gemía en el suelo. Aún con la pistola apuntándome, el líder comenzó decir algo y, a continuación, gritó alarmado. El arma de repente se puso naranja y la dejó caer. Donde el la había agarrado, la piel se le puso roja e irritada. Christian había calentado el metal. Si. Definitivamente deberíamos haber utilizado

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Frostbite Richelle Mead magia desde el principio. Si salíamos de esta, apoyaría la causa de Tasha. La costumbre anti-magia de los Moroi, estaba tan gravada en nuestra mente que ni tan siquiera habíamos pensado en usarla antes. Era una estupidez. Me giré hacia el tipo que me estaba agarrando. Creo que él no espera que una chica de mi tamaño fuese capaz de luchar, y además aún estaba medio aturdido con lo que le había sucedido al tipo que había estado sujetando el arma. Conseguí espacio suficiente para patearle en el estomago, una patada que me habría valido un aprobado en la clase de combate. Gimió que con el impacto, le dí con tanta fuerza que lo empujé contra la pared. En un segundo, estaba encima de él. Agarrando un puñado de su pelo, le golpeé la cabeza contra el suelo lo suficientemente fuerte como para hacerle perder el conocimiento. Inmediatamente, me giré, sorprendida por el líder no hubiese venido por mí aún. No debería haberle llevado tanto tiempo recuperarse de la conmoción de la pistola. Pero cuando me giré, la habitación estaba tranquila. El líder estaba inconsciente en el suelo con un nervioso Mason encima de él. Cerca, Christian tenía los alicates en una mano y en la otra la pistola. Todavía debería estar caliente, pero sus poderes lo hacían inmune. Estaba mirando al hombre al que yo había apuñalado. El tipo no estaba inconsciente, apenas sangraba, pero como yo había hecho, se congeló cuando vio el arma. "Mierda", murmuré, observando la escena. Caminando hacia Christian, levanté la mano. "Dame eso antes de que lastimes a alguien." Esperaba una mirada amarga, pero sólo me dio el arma con sus manos temblorosas. La metí en mi cinturón. Mirándolo más de cerca, vi lo pálido que estaba. Parecía que se iba a desmayar en cualquier momento. Había hecho mucha magia para alguien que llevaba dos días pasando hambre. "Mase, coge las esposas", dije. Sin girarse, Mason dio unos pasos hacia atrás, hasta donde estaba la caja donde los secuestradores tenían esposas nuevas. Había algunas tiras de plástico y otra cosa. Con una mirada cuestionadora, cogió el rollo de cinta adhesiva. "Perfecto", le dije.

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Frostbite Richelle Mead Prendimos a los secuestradores en las sillas. Uno estaba consciente, pero le hicimos perder el conocimiento y les pusimos la cinta en la boca. Se despertarían dentro de poco, y no queríamos que hiciesen ruido. Después de liberar a Mia y a Eddie, los cinco nos reunimos y planeamos nuestro próximo movimiento. Christian y Eddie apenas podían mantenerse de pie, pero al menos Christian sabía dond estaba. El rostro de Mia estaba lleno de lágrimas, pero aun así sospechaba que sería capaz de cumplir ordenes. Eso, nos dejaba a Mason y a mí, como los únicos que podían hacer algo. "El reloj de aquel tipo indica que es de mañana", dijo. "Lo que tenemos que hacer es ir al exterior, y no podrán tocarnos. Si es que no hay mas humanos". "Dijeron que no Isaiah no estaba", dijo Mia. "Deberíamos ser capaces de salir, ¿verdad?" "Estos hombres no se han movido de aquí en horas", le dije. "Pueden estar equivocados. No podemos hacer algo estúpido. " Cuidadosamente, Mason abrió la puerta de nuestra habitación y miró el corredor vacío. "Crees que habrá alguna manera de salir aquí?" "Eso facilitaría nuestras vidas", murmuré. Miré a los demás. "Quedaos aquí. Nosotros comprobar el resto del sótano." "Y si viene alguien?" Exclamó Mia. "No vendrán", le aseguré a ella. En realidad no estaba segura de que no hubiese nadie más, tendrían que haber venido corriendo con todo el ruido que hicimos. Y si alguien trataba de bajar las escaleras, nosotros los escucharíamos primero. Aun así, Mason y yo nos movimos cuidadosamente mientras evaluábamos el sótano, cubriéndonos mutuamente y mirando en todas las esquinas. Era un laberinto de ratas como recordaba de cuando nos habían capturado. Muchos corredores y habitaciones. Una por una, abrimos todas las puertas. Cada habitación estaba vacía, salvo por alguna silla ocasional. Me estremecí, pensando que todas aquellas habitaciones probablemente eran utilizadas con otros prisioneros. "No hay una maldita ventana en todo el lugar", murmuré cuando acabamos la exploración. "Tenemos que subir".

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Frostbite Richelle Mead Regresamos a nuestra habitación, pero antes de que llegásemos, Mason agarró mi mano. "Rose..." Me detuve y le miré. "Sí?" Sus ojos azules, - eran más serios de lo que jamás los habían estado - me miraban con arrepentimiento. ―La he jodido.‖ Pensé en todos los eventos que nos habían llevado a esta situación. "La hemos jodido, Mason. " Estuvo de acuerdo. "Espero que... Espero que cuando todo esto termine, todavía podemos sentarnos a hablar y arreglar las cosas. No debería haberme enfadado contigo. " Quería decirle que eso no iba a suceder, que cuando el desapareció, yo lo estaba buscando para decirle que las cosas no se solucionarían entre nosotros. Como este no era el momento ni el lugar para hablar de eso, le mentí. Le apreté la mano. "También lo espero". Él sonrió y regresamos junto a los otros. "Muy bien", les dije a ellos. "Esto es lo que haremos." Preparamos rápidamente un plan y nos dirigimos a las escaleras. Yo iba delante, seguida por Mia mientras que ella intentaba servirle de apoyo a un renuente Christian. Mason estaba en la retaguardia, arrastrando prácticamente a Eddie. "Debería ir adelante", murmuró Mason mientras estábamos en la parte superior de la escalera. "No", le respondí, poniendo las manos sobre la manilla de la puerta. "Sí, pero si algo pasa-", "Mason", le interrumpí. Lo miré, y de repente, tuve un flash de mi madre de cuando el ataque a los Drozvov había sido descubierto. Calmada y controlada, incluso el borde de algo horrible. Necesitaban un líder, al igual que nosotros, e intenté canalizar al máximo el comportamiento de mi madre. "Si algo sucede, los sacas de aquí. Corréis rápido y lejos. No vuelvas sin una multitud de guardianes". "Te atacarán a ti primero! ¿Qué debería hacer?" silbó. "Dejarte? " "Si. Te olvidas de mi y sales."

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Frostbite Richelle Mead "Rose, no voy-" "Mason." Pensé de nuevo en mi madre otra vez, luchando por aquella fuerza y el poder para dirigir a los demás. "Puedes hacerlo o no?" Nos miramos durante varios segundos, mientras los demás retenían el aliento. "Puedo hacerlo", dijo con dureza. Asentí y me giré. La puerta del sótano chirrió cuando la abrí, e hice una mueca debido al ruido. Sin ni siquiera atreverme a respirar, estaba completamente parada en la parte superior de las escaleras, esperando y escuchando. Esta casa y su decoración parecían la misma a la cual habíamos sido traídos. Cortinas oscuras tapaban las ventanas, pero en los bordes, pude ver la luz del sol. El sol nunca me había parecido tan bueno como me parecía en aquel momento. Alcanzarlo significaba la libertad. No había sonidos o movimientos. Mirando alrededor, intenté recordar dónde estaba la puerta. Al otro lado de la casa – realmente no era muy lejos, pero ahora parecía haber un abismo de distancia. "Explora conmigo", le susurré a Mason, con la esperanza de hacer que él se sienta mejor. Dejó que Eddie se apoyase en Mia por un momento y fue conmigo a hacer una rápida exploración del área. Nada. El camino está libre hasta la puerta frontal. Suspiré de alivio Mason, cogió a Eddie de nuevo, y fuimos hacia adelante, todos tensos y nerviosos. Dios. Lo lograremos, me di cuenta. Realmente íbamos a lograrlo. No podía creer en nuestra suerte. Habíamos estado tan cerca del desastre - y apenas lo habíamos conseguido. Era uno de esos momentos que te hacen apreciar la vida y querer cambiar las cosas. Una segunda oportunidad que juras que no vas a desperdiciar. La conciencia de que Escuché el movimiento casi al mismo tiempo que los vi delante nuestra. Era como si Isaiah y Elena hubiesen aparecido por arte de magia. Pero sabía que no se trataba de magia. Los Strigoi podían ser muy rápidos. Debían de haber estado del otro lado, el cual nosotros creíamos vacío – no habíamos querido perder tiempo extra buscando. Me enfadé conmigo misma por no haber comprobado que cada centímetro de todo el lugar.

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Frostbite Richelle Mead En algún lugar en el fondo de mi memoria, me oí hablar con mi madre en la clase de Stan: "Creo que metisteis la pata. ¿Por qué no buscaron por todo el lugar y si certificaron de que no había Strigoi antes de empezar a hablar? Se habrían librado de mucho problemas". El karma apesta. "Niños, niños" se burló Isaiah. "El juego no funciona así. Estáis rompiendo las reglas." Una cruel sonrisa apareció en sus labios. Nos encontraba divertidos y no una amenaza. Honestamente? Tenía razón. "Rápido y lejos, Mason," dije en voz baja, sin apartar la mirada de los Strigoi. "Bueno, bueno... si las miradas matasen..." Isaiah levantó las cejas cuando se le ocurrió algo. "¿Crees que nos puedes derrotarnos tu sola?" Él se rió. Elena se rió. Apreté los dientes. No, nunca había pensado que los pudiese derrotar. En verdad, estaba segura de que iba a morir. Pero estaba segura de que podría ofrecer una buena distracción. Di un paso hacia Isaiah, pero apunté con el arma a Elena. Puedes pillar a los humanos desprevenidos -, pero no a un Strigoi. Ellos habían visto mis intenciones incluso antes de que me empezase a mover. Sin embargo no esperaban que tuviese un arma. Y mientras Isaiah bloqueaba mi ataque sin apenas ningún esfuerzo, logré dispararle a Elena, antes de que el me quitase el arma. El ruido del arma resonó en mis oídos, y ella gritó de dolor y sorpresa. Había apuntado a su estomago, pero le había dado en una pierna. No es que importase. No la habría matado, pero en el estómago hubiese sido bastante más doloroso. Isaías agarraba mi muñeca con tal fuerza que pensé que podría romperme los huesos. Solté el arma. Esta chocó contra el suelo, rebotó y se deslizó hacia la puerta. Elena gritó de ira y me arañó. Isaiah le dijo que se controlase y me apartó de ella. Mientras tanto, me debatí todo lo posible, pero no para escapar, si no para centrar su atención en mi. Y entonces el más dulce sonido. La puerta abriéndose. Mason se había aprovechado de mi distracción. Salió con Chritian y Mia, apartándose de mí y de los Strigoi y yendo hacia la puerta. Isaiah se giró con aquella

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Frostbite Richelle Mead supervelocidad que tenía - y gritó cuando la luz del sol lo tocó. Pero incluso con él sufriendo, sus reflejos todavía eran rápidos. Se alejó de la luz, arrastrando Elena y a mí con el- a ella por el brazo, y a mi por el cuello. "Sácalos de aquí!" Grité. "Isaiah", comenzó Elena, soltándose. Él me empujó al suelo y miró a su alrededor, viendo que sus víctimas habían escapado. Tomé aire, ahora que el agarre de mi garganta se había soltado y miré a la puerta a través de mi cabello. Vi a Mason arrastrar a Eddie a la calle, en la seguridad de la luz. Mia y Christian ya habían salido. Casi lloré de alivio. Isaiah se giró hacia mí con la furia de una tormenta, los ojos negros y terribles mientras que se acercaba a mí con su gran altura. Su cara, que siempre había dado miedo, se convirtió en algo casi más allá de la comprensión. "Monstruoso" ni siquiera se le acercaba. Me levantó tirándome del pelo. Lloré de dolor, y él bajó su rostro para que pudiésemos mirarnos a la misma altura. "¿Quieres una mordida, niña?" Exigió. "¿Quieres ser una ramera de sangre? Bueno, podemos hacer eso. En todo el sentido de la palabra. Y no será dulce. Y no será indoloro. Será muy doloroso - la coacción funciona de dos maneras, ya sabes, y me voy a asegurar de que sufras el peor dolor de tu vida. Y también me aseguraré de que tu muerte me lleve mucho, mucho tiempo. Gritarás. Llorarás. Me suplicarás que acabe con tu sufrimiento y te deje morir-" "Isaiah", exclamó Elena con exasperación. "Simplemente mátala de una vez. Si lo hubieses hecho antes, como te había dicho, nada de esto estaría pasando. " El continuó agarrándome, pero sus ojos se giraron hacia ella. "No me interrumpas". "Estás siendo melodramático," Continuó ella. Si, ella realmente era una reivindicadora. Nunca pensé que un Strigoi pudiese serlo. Era casi cómico. "Y derrochador." "Tampoco me contestes", dijo. "Tengo hambre. Estoy diciendo que deberíamos-" "Déjala en paz, o te mato."

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Frostbite Richelle Mead Todos nos giramos hacia la voz, una voz negra y llena de rabia. Mason estaba en la entrada, enmarcado por la luz, sosteniendo el arma que yo había dejado caer. Isaiah lo estudió por algunos segundos. "Claro", dice Isaiah. Parecía aburrido. "Inténtalo". Mason no dudó. Le disparó y continuó disparando hasta que vacío el cartucho en el pecho de Isaiah. Cada bala hizo que el Strigoi se encogiese un poco, pero fuera de eso, el seguía de pie, agarrándome. Eso es lo que significa ser un antiguo y poderoso Strigoi, me dije. Una bala de esas hubiese dañado a un Strigoi joven como Elena. Pero para Isaiah? Llevar varios disparos en el pecho era simplemente divertido. Mason también lo notó, y sus características se endurecieron cuando tiró el arma al suelo. "¡Vete!" Le grité. Él todavía está en el sol, seguro. Pero él no me escuchó. Corrió hacia nosotros, alejándose de la luz protectora. Redoble mi lucha, con la esperanza de desviar la atención de Isaiah de Mason. No lo conseguí. Isaiah me empujó hacia Elena antes de que Mason hubiese alcanzado la mitad del camino. Rápidamente Isaiah bloqueó a Mason y lo agarró, tal y como lo había hecho antes conmigo. Pero, con algunas diferencias, Isaiah no sujetó a Mason por los brazos. No lo agarró por del pelo o lo amenazó con

una larga y agonizante muerte. Isaiah

simplemente detuvo el ataque, sujetó la cabeza de Mason con ambas manos y dio un rápido giro. Escuché el sonido de algo que se rompía. Los ojos de Mason se desenfocaron y después se quedaron vacíos. Con una mirada impaciente, Isaiah lanzó el cuerpo de Mason hacia donde estaba Elena sujetándome. Cayó delante de nosotras. Mi visión se volvió borrosa cuando las náuseas y los mareos me inundaron. "Entonces", le dijo Isaiah a Elena. "Haber si eso calma tu hambre. Y guarda algo para mí. "

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Frostbite Richelle Mead

Capítulo 22. El terror y la consternación me consumían, por mucho que pensé que mi alma se estaba asfixiando, el mundo terminaría bien a continuación. Porque seguramente, no cabe duda que yo no podría seguir adelante después de esto. Nadie podría seguir adelante después de esto. Quería gritar mi dolor al universo. Quería llorar hasta que me derritiera. Quería hundirme junto a Mason y morir con él. Ella me liberó, aparentemente la decisión no planteaba ningún peligro dado que yo me encontraba entre ella e Isaiah. Ella se volvió hacía el cuerpo de Mason. Yo dejé de sentir. Simplemente actué. -No…lo…toques.-No pude reconocer mi propia voz Ella volteó sus ojos. -Llevas bien el dolor, estas molesta. Yo acabo de empezar a entender el punto de vista de Isaiah. Tú necesitas sufrir antes de morir. Alejándose, ella se arrodilló en el piso y le dio la vuelta al cuerpo de Mason. - NO LO TOQUES!! – le gritéLa empujé, con muy poco resultado. Ella me empujó de vuelta, cercanamente golpeándome. Y eso era todo lo que yo podía hacer, mantener mis pies en el suelo y estar quieta en posición vertical. Isaiah miró con divertido interés, pero entonces su mirada cayó al suelo. El chokti de Lissa se me había caído fuera del bolsillo de mi abrigo. El lo recogió. Strigoi podía tocar objetos sagrados. Las historias acerca de ellos temiendo cruces no eran ciertas. Simplemente ellos no podían entrar en tierra santa.

Él le dio la vuelta a la cruz y pasó sus dedos por el dragón que estaba grabado allí. -Ah , los Dragomirs. – Él susurro – Me había olvidado de ellos. Fácil. Aquí hay qué, una? Dos de ellos a la izquierda? Apenas vale la pena recordar. Sus horribles ojos rojos se enfocaron en mi.

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Frostbite Richelle Mead -¿Conoces alguno de ellos? Voy a tener que ver alguno en estos días, no será muy difícil.

De repente, oí una explosión. El acuario había estallado y el agua salía disparada de él, rompiendo el vidrio. Fragmentos de él volaron en mi dirección, pero escasamente lo noté. El agua se fundió en el aire, formando una desequilibrada esfera. Empezó a flotar. Hacia Isaiah. Sentí como mi mandíbula caía mientras miraba eso. Él miró también, más perplejo que asustado. Al menos hasta que vió su rostro envuelto y empezó a soforcarse. Al igual que las balas, la sofocación no podía matarlo. Pero podía causarle un infierno de la cantidad de molestias. Sus manos volaron a su cara, tratando desesperadamente de quitarse el agua de encima. Sus dedos simplemente se deslizaban. Elena se olvido de Mason y saltó a los pies de Isaiah. -¿Qué es? – Ella gritó. Ella lo sacudió en un inútil esfuerzo de liberarlo. -¿Qué PASA?- Ella gritó de nuevo. Nuevamente yo no sentí. Simplemente actué. Mi mano se cerró alrededor de un largo pedazo de vidrio que se había roto del acuario. Fue un movimiento irregular pero muy fuerte, cortando mi mano. Seguí adelante y hundí el fragmento en el pecho de Isaiah, con el objetivo de darle en el corazón. Yo había trabajado muy duro para encontrar práctica. Isaiah emitió un grito que se ahogo en el agua y se derrumbó en el piso. Sus ojos se fueron hacia atrás como tachados por un inmenso dolor. Elena miraba, conmocionada, al igual que yo cuando Isaiah había asesinado a Mason. Isaiah no estaba muerto, por supuesto, pero él estaba temporalmente fuera del conteo. Su rostro claramente mostró que no había pensado que esto fuera posible. La cosa mas inteligente en ese momento habría sido correr hacia la puerta y a la seguridad del sol. En cambio, corrí en la dirección opuesta, hacía la chimenea. Agarré una de las antiguas espadas y regrese en busca de Elena. No tenía que ir muy lejos, ella misma se había recuperado y se dirigía hacia mi.

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Frostbite Richelle Mead Gruñendo con rabia, ella trató de apoderarse de mi. Yo nunca había entrenado con una espada, pero me habían enseñado a luchar improvisando con cualquier arma que pudiese encontrar. Usé la espada para mantener distancia entre nosotras, mis movimientos eran torpes, pero efectivos por el momento. Colmillos blancos destellaban en su boca –Voy a hacer que tu … –Dijo -Sufra? Pague? Me lamente de haber nacido? – Sugerí

Recordé los combates con mi mamá y como yo había ido a la defensiva todo el tiempo. Eso no funcionaría esta vez. Tuve que atacar. Seguí adelante, intenté enviar a tierra a Elena de un golpe. Ninguna suerte. Ella anticipó cada uno de mis movimientos. De repente, detrás de ella, Isaiah gimió y empezó a venir alrededor. Ella miró de nuevo, el mas pequeño de los movimientos me permitiría deslizar la espada en el pecho. Había cortado la tela de su camisa y rozado la piel pero nada mas. Sin embargo, Ella se acobardó y miró hacia abajo en pánico. Creo que la imagen del vidrio yendo a través del corazón de Isaiah aún estaba fresca en su mente. Y eso era lo que yo realmente necesitaba. Yo preparé toda mi fuerza, señalé la espada ….y pasó. La cuchilla de la espada golpeó la parte lateral de su cuello, duro y profundo. Ella dió un horrible, horrible grito, un grito que hizo erizar mi piel. Ella trato de avanzar hacia mi. Yo puse mis manos atrás y golpee de nuevo. Sus manos se aferraron a su garganta, y sus rodillas cedieron. Yo golpee y golpee. La espada cavaba cada vez mas profundo en su cuello. Cortar la cabeza de alguien fue mas duro de lo que pensaba, y la vieja y embotada espada no ayudaba mucho. Pero finalmente, gané suficiente control para lograr que ella no realizara ningún movimiento. Y su cabeza estaba allí, separada de su cuerpo. Sus ojos muertos mirándome, como si no pudieran creer lo que había sucedido. Alguien estaba gritando, y por un surrealista segundo, pensé que todavía era Elena. Entonces levanté mis ojos y miré a través de la sala. Mia estaba en el camino de

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Frostbite Richelle Mead la puerta, sus ojos estaban sorprendidos, y su piel tenía un tinte verde que parecía que fuese a vomitar. De lejos, en la parte de atrás de mi mente, me di cuenta que ella era quién había hecho explotar el acuario. La magia del agua, aparentemente no fue inútil después de todo. Todavía un poco conmocionado, Isaiah intentó estar a la altura de sus pies. Pero yo estaba en él antes de que pudiera realizar alguna acción. La espada cantó, causando sangre y dolor con cada golpe. Me sentí como una vieja pro. Isaiah cayó al suelo. En mi mente, mantuve la imagen de él rompiendo el cuello de Mason. Y empuje y empuje tan fuerte con pude. Tan ferozmente, como si esa fuera una forma de borrar mi memoria.

-Rose! Rose! A través de mi odio, que parecía una espesa neblina, yo apenas podía detectar la voz de Mia -Rose! Está muerto. Despacio, líricamente, mantuve atrás mi próximo golpe y miré abajo, su cuerpo y la cabeza definitivamente no estaba junto a él. Ella tenía razón. Él estaba muerto. Muy, muy muerto. Miré en el resto de la habitación, había sangre por todas partes. Pero el horror de lo sucedido no estaba realmente registrado conmigo. Mi mundo se había ralentizado, disminuyó a dos tareas muy simples. Matar a los Strigoi. Proteger a Mason. No podía procesar nada más.

-Rose- Susurró Mia. Ella temblaba, sus palabras estaban llenas de temor. Tenía miedo de mi, no de los Strigoi. -Rose, tenemos que irnos. Vamos.

Arrastré mis ojos lejos de ella y miré hacia abajo, a los restos de Isaiah. Después de varios momentos, me dirigí hacia el cuerpo de Mason, todavía agarrando la espada.

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Frostbite Richelle Mead -No, no puedo dejarlo. Otro Strigoi podría venir. Mis ojos quemaban por las incontenibles ganas que tenía de llorar. No podía decirlo con seguridad. La sed de sangre me consumía, violencia y rabia eran las únicas emociones que era capaz de sentir.

-Rose, volveremos por él. Si otros Strigoi están llegando tenemos que irnos. -No- repetí, ni siquiera mirándola a ella. – No lo estoy dejando a él, yo no lo dejaré solo. Con mi mano libre acaricié el cabello de Mason. -Rose… Giré mi cabeza – Fuera!!- Le grité – Vete y déjanos solos. Ella dio unos cuantos pasos adelante, y yo levanté la espada. Ella se congeló. -Vete – repetí – Ve a buscar a los otros.

Poco a poco Mia dio la vuelta camino a la puerta. Ella me dirigió una última y desesperada mirada antes de correr hacia afuera. Caí en el silencio. Me relajé aferrándome a la espada pero me negué a soltarla. Mi cuerpo se hundió hacia adelante y mi cabeza descansaba sobre el pecho de Mason. Intenté olvidar todo: El mundo que me rodea, el tiempo en si mismo. Segundos pudieron haber pasado. Horas pudieron haber pasado. Yo no sabía. Yo no sabía nada excepto que no podía dejar solo a Mason. Yo me encontraba en un estado muy alterado, un estado que solo mantenía el miedo y el terror en la raya. No podía creer que Mason estuviese muerto. No podía creer que lo hubiese convocado a la muerte. Yo podía negarme a reconocer algo, y pretender que nunca había ocurrido. Pasos y voces sonaron eventualmente, y levanté la cabeza hacia arriba. Personas entraron a través de la puerta, muchos de ellos. Yo no podía realmente hacer algo a cualquiera de ellos. Yo no lo necesitaba. Ellos estaban amenazados, y esas amenazas las usé para mantener a salvo a Mason de ellos. Un par de ellos se me acercó y yo salté arriba, levantando la espada y manteniéndola apuntando hacia su cuerpo.

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Frostbite Richelle Mead -Quédense atrás- Les advertí – Manténganse alejados de él. Siguieron llegando. -Que se queden atrás – Les grité. Ellos se detuvieron. Excepto por uno. -Rose – Era una voz suave. – Suelta la espada Mis manos temblaron. Yo tragué saliva. –Aléjate de nosotros!!

-Rose. La voz habló de nuevo. Una voz que mi alma conocería en cualquier lugar. Vacilé, dejé a mi mente tomar conciencia de mi entorno, hundirme en los detalles. Dejé mis ojos fijos, analizando las características del hombre que tenía en frente. Los ojos marrones de Dimitri, suaves y firmes me miraron. -Está bien- él dijo- Todo va a estar bien. Puedes dejar la espada a un lado. Mis manos temblaron pero luché por mantener la espada empuñada. – No puedo – Las palabras herían conforme salían. – No puedo dejarlo solo. Tengo que protegerlo.

-Tu tienes- Dijo él La espada cayó de mis manos, aterrizando con un estruendo en el piso de madera. Yo seguí, colapsando, con el deseo de llorar que iba a estallar en cualquier momento. Los brazos de Dimitri me envolvieron como ayudándome a no caer en pedazos. Voces invadieron nuestro alrededor, y una a una las fui reconociendo, personas de confianza. Él intento llevarme hacia la puerta pero me rehusé a moverme todavía. No podía. Mis manos embragaron su camisa, arrugando la tela. Manteniendo un brazo alrededor de mi, él apartó mi pelo liso de mi cara. Incliné mi cabeza contra él, y siguió acariciando mi cabello. Murmuro algo en ruso. Yo no entendí una palabra de eso, pero el tono suave en que lo dijo me hacía sentir aliviada.

Los demás guardianes se fueron extendiendo alrededor de la casa, examinándola centímetro a centímetro. Un par de ellos se acercaron a nosotros y se arrodillaron a ver los cuerpos. Me rehusé a mirar.

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Frostbite Richelle Mead -Ella hizo esto? Dos de ellos? -Esa espada no había sido usada en años Un divertido sonido apretó

mi

garganta, Dimitri apretó mi hombro

confortablemente. - Sácala de aquí Belikov – Oí decir a una mujer detrás de él. Su voz me era familiar. Dimitri apretó mi hombro de nuevo –Vamos Roza, Es hora de irnos . Esta vez. Me fui. Él me guió hasta fuera de la casa, apretándome y yo no sabía como podía dar cada agonizante paso. Mi mente seguía negándose a procesar realmente lo que había sucedido. No podía hacer mucho más que seguir instrucciones simples de direcciones de las personas que estaban a mi alrededor. Eventualmente terminé en uno de los jets de la academia. Los motores rugieron alrededor de nosotros, y el avión fue levantado. Dimitri murmuró algo acerca de que volvería en breve y me dejó sola en mi asiento. Me puse recta y empecé a analizar los detalles del asiento de enfrente. Alguien se sentó al lado de mí y cubrió con una manta blanca mis hombros. Justo en ese instante me di cuenta que estaba temblando. Me arropé con la manta. Tengo frío –dije -¿Cómo puedo tener tanto frío? Estas en estado de shock –Respondió Mía.

Me volvi a mirarla, estudiando sus rizos rubios y sus grandes ojos azules. Algo mientras la veía a ella desencadenó mis recuerdos. Y todo cayó de nuevo. Cerré los ojos y los apreté fuerte. -Oh! Dios –respiré. Abrí mis ojos y me concentré en ella. – Tu me salvaste, me salvaste cuando hiciste explotar el acuario. No deberías haberlo hecho. No deberías haber vuelto. Ella se encogió de hombros –Tu no deberías haber ido por la espada.

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Frostbite Richelle Mead El punto justo. -Gracias-Le dije- Lo que hiciste…yo nunca habría pensado eso. Fue brillante. -Yo no sé acerca de eso – Ella reflexionó, sonriendo tristemente. –El agua no es tanto un arma, recuerdas? Me ahogué en una risa, aunque realmente no podía entender por qué esas palabras me parecían graciosas. Ya no. -El agua es un gran arma –Le dije finalmente.- Cuando volvamos vamos a tener práctica en la manera de usarla. Su rostro se iluminó. Un brillo se asomó en sus ojos.-Me gustaría. Más que nada. -Lo siento. Acerca de tu madre. Mia simplemente asintió. –Tu eres afortunada por tener a la tuya. No saber qué suerte tienes. Me volví y miré el asiento de nuevo. Las siguientes palabras que salieron de mi boca me asustaron – Desearía que ella estuviera aquí. -Ella está-dijo Mia, sonando sorprendida.-Estaba con el grupo que allanó la casa, no la viste? Sacudí mi cabeza. Caímos en un silencio. Mia se levantó y se fue. Un minuto más tarde alguien se sentó a mi lado. -Rose – dijo mi madre. Por primera vez en mi vida, ella sonaba insegura de sí misma. Miedo, quizá. – Mia dijo que querías verme. Yo no respondí. Ni siquiera la miré. –¿Que…que necesitas?-titubeó. Yo no sabía lo que necesitaba. Yo no sabía qué hacer. El ardor en los ojos creció insoportablemente, y antes de que me diera cuenta….ya estaba llorando. Grandes, dolorosos sollozos ocupaban mi cuerpo. Las lágrimas que había estado frenando se vertían ahora por todo mi rostro. El miedo y el dolor que me había negado a dejar que me consumieran habían explotado…quemando mi pecho. Apenas podía respirar. Mi madre puso sus brazos alrededor de mí y con mi cara enterrada en su pecho, sollozar era aún más difícil. -Lo sé – dijo ella suavemente –apretándome – Lo entiendo.

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Frostbite Richelle Mead

Capítulo 23. El clima era cálido en el día de mi ceremonia molnija. De hecho, era tan cálido que gran parte de la nieve del campus se había derretido, cayendo por los laterales de los edificios de piedra de la Academia. El invierno está lejos de terminar, por lo que sabía que todo se congelaría de nuevo en algunos días. Por ahora, sin embargo, me sentía como si todo el mundo estuviese llorando. Había escapado del incidente en Spokane con heridas leves y cortes. Las quemaduras de cuando las esposas se derritieron habían sido las peores. Pero todavía me era difícil hacerle frente a las muertes que había causado y la que había visto. Quería esconderme en algún lugar, y no hablar con nadie, excepto quizás con Lissa. Pero mi madre me encontró en mi cuarto el día que llegamos a la Academia y me dijo que era hora de que recibiese mis marcas. Me llevó varios minutos comprender lo que me estaba diciendo. Entonces recordé que decapitar a 2 Strigoi, me había hecho merecedora de recibir las tatuajes molnija. Las primeras. La compresión de eso me sorprendió. Toda mi vida, teniendo en cuenta mi trabajo como guardiana, había esperado recibir esas marcas. Las veía como unas marcas de honor. Pero ahora? Serían recordatorios de cosas que quería olvidar.

La ceremonia tuvo lugar en el edificio de los guardianes, en un enorme salón que utilizaban para las reuniones y los banquetes. No era nada en comparación con la gran sala del hotel. Era eficiente y práctico, como los guardianes. La alfombra era de un tono verde. Las paredes tenían fotos en blanco y negro de San Vladimir durante años. No había otras decoraciones o sonidos, pero aún así, la solemnidad y el poder eran palpables en todo momento. Todos los guardianes del campus – menos los principiantes – estaban presentes. Ellos se reunieron en círculos en el edificio principal, juntándose en grupos y sin hablar. Cuando comenzó la ceremonia, se colocaron en filas de forma obediente y me observaron. Me senté en un taburete en la esquina del salón, inclinándome hacia adelante con mi pelo delante de la cara. Detrás de mí, un guardián llamado Lionel sujetaba una aguja

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Frostbite Richelle Mead para tatuar contra mi cuello. Lo conocía de siempre de la Academia, pero nunca supe que el era el encargado de hacer las marcas molnija. Antes de comenzar, les murmuró a mi madre y a Alberta. "No tiene la marca de la promesa", dijo. "Aún no se ha graduado". "Procede", dijo Alberta. "Ella los mató. Hazle las marcas molnija, ya hará la marca de la promesa más tarde. " Teniendo en cuenta el dolor que solía experimentar esporádicamente por las prácticas, no esperaba que los tatuajes doliesen tanto como dolían. Pero me mordí el labio y estuve en silencio mientras que Lionel las hacia. El proceso pareció llevar una eternidad. Cuando terminó, con un par de espejos, y con algunas maniobras pude ver a mi cuello. Dos pequeñas marcas estaban allí, una al lado de la otra, en mi enrojecida y sensible piel. Molnija significa relámpago en ruso, y eso es lo que simboliza el dibujo. Dos marcas. Una por Isaiah, y otro por Elena. Después de que las viese, me puso una venda y me dio instrucciones sobre como debía cuidarlas mientras sanaban. La mayoría parte no las escuché, pero pensé que podría preguntarlas después. Todavía estaba medio conmocionada por todo. Después de eso, todos los guardianes vinieron hacia mí uno por uno. Todos me dieron alguna señal de afecto, - un abrazo, o un beso en la mejilla, - y palabras amables. "Bienvenido a las filas", dijo Alberta, su rostro se veía envejecido y suave cuando me dio un abrazo. Dimitri no dijo nada cuando fue su turno, pero como siempre, sus ojos hablaban por él. Orgullo y ternura llenaban sus facciones, y tuve que tragarme las lágrimas que estaban a punto de salir. Pasó una mano suavemente por mi mejilla, asintió, y se alejó. Cuando Stan - el instructor con el que siempre me llevaba mal - me abrazó y me dijo, "Ahora eres una de nosotros. Siempre supe que serías la mejor ", pensé que me iba a desmayar. Y entonces cuando mi madre se me acercó, no pude evitar que una lágrima se derramase por mi mejilla. Ella me la limpió y pasó sus dedos cuidadosamente por mi cuello. "No lo olvides nunca ", dijo.

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Frostbite Richelle Mead Nadie me dijo: "Felicidades," y me alegré. La muerte no es algo por lo que emocionarse. Cuando esto terminó, sirvieron la comida y las bebidas. Fui a la mesa del buffet y me serví un plato. Comí sin saborear los alimentos y respondí a las preguntas de los demás sin saber siquiera lo que estaba diciendo la mayor parte del tiempo. Era como si yo fuera una Rose robot, dejando que las cosas pasaran como se esperaba. En mi cuello, mi piel picaba debido a los tatuajes, y en mi mente, seguía viendo los ojos azules de Mason y los ojos rojos de Isaiah. Me sentía culpable por no aprovechar mi gran día, pero fue un alivio cuando el grupo finalmente comenzó a dispersarse. Mi madre caminó hacia mí, mientras que los demás se despedían. Aparte de sus palabras durante la ceremonia, no habíamos hablado mucho desde mi crisis en el avión. Todavía me hacia gracia - y me sentía un poco, demasiado avergonzada. Ella nunca hizo ningún comentario, pero nuestra relación había cambiado un poco. No estábamos ni cerca de ser amigas... pero tampoco éramos lo que se dice enemigas. "El Lord Szelsky se irá dentro de poco," me dijo mientras caminábamos por el pasillo, no muy lejos de en donde le había gritado el primer día que nos encontramos. "Me voy con él." "Lo sé", le dije. No había ninguna duda de que se iría Así era como funcionaban las cosas. Los guardianes seguían a los Moroi. Ellos son lo primero. Ella me miró por unos segundos, sus ojos marrones pensativos. Por primera vez en mucho tiempo, sentí que nos mirábamos a los ojos, a diferencia de su mirada como si fuese superior. Ya era hora, también, teniendo en cuenta que era 15 centímetros más alta que ella. "Lo hiciste bien", dijo finalmente. "Teniendo en cuenta las circunstancias". Apenas era medio cumplido, pero no me merecía más. Ahora entendía los errores y la falta de juicio que me habían llevado a la casa de Isaiah. Algunos habían sido por mi culpa; otros no. Quería poder cambiar algunas cosas, pero sabía que ella tenía razón. Lo hice lo mejor que pude teniendo en cuenta todo lo que había sucedido. "Matar a los Strigoi no fue tan glamoroso como pensé que sería," le dije.

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Frostbite Richelle Mead Ella me dio una sonrisa triste. "No. Nunca lo es". Pensé en las marcas de mi cuello, y en las muertes. Me estremecí. "Oh. Eh." Deseosa por cambiar el tema, metí una mano en mi bolsillo y saqué el pequeño colgante de un ojo azul que me había dado. "Esto que me diste. Es un nanazar" Tartamudeé al decir la palabra. Parecía sorprendida. "Sí ¿Cómo lo sabes?" No quería explicarle el sueño que tuve con Adrián. "Me lo han dicho. Es para la protección, ¿verdad? " Una mirada reflexiva cruzó su cara, luego suspiró y asintió. "Sí. Proviene de una antigua superstición del Medio Oriente... allí creen que los que quieren hacerte daño, pueden conseguirlo con una maldición o un "mal de ojo." El Nazar sirve para repeler el mal de ojo... y generalmente protege a quienes lo utilizan. Pasé mis dedos por el cristal. "Oriente Medio... entonces, lugares como, eh, Turquía?" Los labios de mi madre se contrajeron. ―Lugares exactamente como Turquía." Ella vaciló. "Fue… un regalo. Un regalo que me dieron hace mucho tiempo..." Su mirada se perdió en sus pensamientos. "Llamaba mucho… la atención de los hombres cuando tenía tu edad. Atención que parecía un elogio al principio, pero al final no lo era. A veces es difícil diferenciarlo, diferenciar entre lo que es verdadero amor y lo que otros hacen para aprovecharse de ti. Pero cuando sabes que es de verdad... bueno, lo sabes." Entendí por qué ella era tan súper protectora con mi reputación – ella había arriesgado la suya cuando tenía mi edad. Tal vez hacer algo más que eso había sido dañado. Sabía también por que me había dado el Nazar. Mi padre se lo había dado a ella. Y como no creí que me fuese a decir algo sobre ello, no le pregunté. Pero era lo suficiente para saber que tal vez, solo tal vez, la relación de ellos, después de todo, no había sido sólo acerca de los genes y el trabajo. Nos despedimos y regresé a mis clases. Todo el mundo sabía donde había estado por la mañana, y mis compañeros querían ver las marcas molnija. No los culpaba. Si yo estuviese en su lugar, también habría tenido curiosidad.

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Frostbite Richelle Mead "Venga, Rose", suplicó Shane Rayes. Estábamos yendo a nuestra clase de prácticas, y el me estaba tirando de la coleta. Hice una nota mental para usar mi cabello suelto. Varios nos seguían y se hacían eco de su petición. "Sí, venga. Déjanos ver los que conseguiste por tus habilidades con la espada!" Sus ojos brillaban con emoción y entusiasmo. Yo era una heroína, la compañera de clase que había acabado con el líder de una banda de Strigoi que nos había estado atemorizando durante las vacaciones. Pero me encontré con los ojos de alguien que estaba parado en la parte de atrás del grupo, alguien que no estaba emocionado ni excitado. Eddie. Al encontrar mi mirada, me dio un pequeña, y triste sonrisa. El me entendía. "Lo siento, muchachos‖ Les dije girándome. "Tienen que permanecer tapadas. Órdenes del doctor". Y poco después vinieron las preguntas sobre cómo había matado a los Strigoi. La decapitación era una de las más raras y difíciles técnicas para matar a un vampiro, no es como si llevar una espada te fuese a ayudar. Así que intenté contarles lo mejor que pude, lo que había sucedido, asegurándome de contar los hechos y no glorificar las muertes. El día escolar terminó demasiado pronto, y Lissa me acompañó hasta mi habitación. Ella y yo no habíamos tenido la oportunidad de hablar mucho desde lo que había ocurrido en Spokane. Yo había tenido que contestar a muchas preguntas y luego tuvimos el funeral de Mason. Lissa también tenía sus propias distracciones con la realeza Moroi que ahora abandonaba el campus, entonces ella tampoco tenía mucho tiempo libre. Estar cerca de ella me hacia sentir mejor. A pensar de que, podía entrar en su cabeza en cualquier momento, no era lo mismo que estar cerca físicamente de alguien que te importa. Cuando llegamos a la puerta de mi habitación, vi a un ramo de fresias en el suelo. Suspirando, recogí las fragantes flores sin mirar la tarjeta que tenían. "¿De quien son?" preguntó Lissa mientras yo abría la puerta.

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Frostbite Richelle Mead "Son de Adrian", le dije. Entramos, y le señalé la mesa, donde estaban algunos otros ramos. Puse el nuevo junto a los demás. "Estaré feliz cuando se vaya. Creo que no podré soportar mucho más de esto. " Se giró sorprendida. "Oh. Um, no lo sabes." Capté una sensación de alarma a través de nuestra conexión, lo que significaba que lo que estaba por venir ni me iba a gustar. "¿qué pasó ahora?" "Él no se irá. Se quedará aquí por un tiempo. " "Él se tiene que ir," Discutí. Hasta donde sabía, la única razón, de su estancia aquí era a causa del funeral de Mason, y aún no sabía por qué lo había hecho, por que el apenas conocía a Mason. Quizás Adrian sólo quería lucirse. O tal vez para continuar persiguiéndonos a Lissa y a mí. "El está en la universidad. O quizás en un reformatorio. No lo sé, pero el hará algo‖ "Se está tomando unas vacaciones este año." La miré. Sonriendo a causa de mi conmoción, ella asintió. "Se va a quedar y va a trabajar conmigo... y la Sra. Carmack. Todo este tiempo, el nunca supo ni lo que era el Espíritu. Sólo sabía que no era especializado en nada, pero que tenía algunas habilidades extrañas. No se lo contó a nadie, excepto cuando ocasionalmente encontraba a otro usuario del Espíritu. Pero ellos no sabían mucho más de lo que él sabía". "Debería haberlo descubierto antes," recordé. "Había algo raro cuando estaba a su alrededor... siempre quería hablar con él, ya sabes... Sólo tenía un… carisma. Como tu. Supongo que todo está conectado con el espíritu y la compulsión y lo que sea. Hace que me guste... aunque no me gusta". "No?" Me provocó. "No", le respondí rápidamente. "Tampoco me gusta esa cosa de los sueños." Los ojos color jade de ella me miraron con fascinación. "Eso es genial", dijo. ―Siempre fuiste capaz de decir lo que me estaba pasando, pero yo nunca he sido capaz de comunicarme conmigo de la misma manera. Me alegra que escaparais... pero me hubiese gustado ayudar a descubrir donde estabais".

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Frostbite Richelle Mead "Yo no", le dije. "Estoy feliz de que Adrian no te haya hecho dejar los medicamentos." Había descubierto esto pocos días después de haber estado en Spokane. Lissa al parecer, había rechazado la oferta de Adrián de dejar las píldoras y así aprender más del Espíritu. Sin embargo, ella me había admitido, que si Christian y yo permanecíamos desaparecidos más tiempo, lo hubiese hecho. "¿Cómo te has sentido últimamente?" Le pregunté, recordando su preocupación con la medicina. "Todavía sientes que las píldoras no están funcionando?" "Mmm ... bueno, es difícil de explicar. Todavía me siente cercana a la magia, como si tal vez, ya no estuviese tan bien bloqueada. Pero no estoy sintiendo ningún otro efecto mental... nada de estar triste ni nada parecido. " "Wow, esto es genial." Una bella sonrisa iluminó su rostro. "Lo se. Me hace pensar que puede que haya esperanza para mí, y pueda aprender a usar la magia algún día. " Verla tan feliz me hizo sonreír de nuevo. No quería que esos sentimientos oscuros regresaran y estaba feliz de que hubiesen desaparecido. No entendía cómo o por qué, pero desde que ella se sentía bien -Todos tienen luz a su alrededor, excepto tu. Tú tienes sombras. Tú recoges las de Lissa. Las palabras de Adrian aparecieron en mi mente. Preocupada, pensé en mi comportamiento estas últimas semanas. Algunos ataques de rabia. Mi rebeldía - inusual incluso para mí. Extraños sentimientos que estaban dentro de mi pecho... No, decidí. No había similitudes. Los sentimientos de Lissa se debían a la magia. Los míos al estrés. Por otra parte, me sentía bien ahora. Viendo que me estaba mirando, traté de recordar dónde habíamos dejado de hablar. "Tal vez eventualmente consigas encontrar una manera de utilizarla. Quiero decir, si Adrian encontró una forma de usar el Espíritu sin medicamentos... " Ella comenzó a reír. "No lo sabes, ¿verdad?" "¿Qué?" "Qué Adrian se auto medica."

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Frostbite Richelle Mead "Se auto medica? Pero él dijo -" gemí. "Por supuesto que se auto medica. Los cigarrillos. La bebida. Solamente Dios sabe qué más. " Ella asintió. "Si. Que casi siempre tiene algo en su sistema. " "Pero probablemente por la noche no... y esa es la razón por la que entra en mis sueños. " "Hombre, me gustaría hacer esto", dijo. "Quizá algún día lo aprendas. Simplemente no te conviertas en una alcohólica en el proceso. " "No lo haré", dijo. "Pero voy a aprender. Ninguno de los otros usuarios de Espíritu puede hacer esto, Rose- bueno, al margen de San Vladimir. Pero aprenderé al igual que el. Aprenderé a usarlo - y no voy a dejar que me haga daño". Le sonreí y le agarré de la mano. Tenía fe absoluta en ella. "Lo sé". Hablamos durante la mayor parte de la noche. Cuando llegó el momento de ir a practicar con Dimitri, me separé de ella. Mientras caminaba, pensé en lo que me estaba perturbando. Aunque en los ataques del grupo de Strigoi había más miembros, los guardianes tenían la confianza de que Isaiah era el líder. Eso no significa que no hubiese más amenazas en el futuro, pero les llevaría más tiempo reagruparse. Pero no podía dejar de pensar en la lista que había visto en el túnel en Spokane, que tenía una lista de las familias reales por el tamaño. Isaiah había mencionado el nombre de los Dragomirs. El sabía que casi habían desaparecido, y por lo que había dicho, sonaba como si quisiese acabar con ellos. Claro, el ahora estaba muerto... pero habría otros Strigoi con la misma idea? Negué con la cabeza. No podía preocuparse por eso. Hoy no. Todavía necesitaba recuperarse de todo lo que había sucedido. Pero pronto. Dentro de poco tendría que hacerle frente a ese tema. Ni siquiera sabía si todavía teníamos nuestras prácticas pero me fui a los vestuarios de todos modos. Después de cambiarme de ropa para la práctica, corrí al gimnasio y me encontré a Dimitri en el cuarto de suministros, leyendo un libro del Salvaje Oeste que a él tanto le gustaban. Me miró cuando entré. Apenas lo había visto en los últimos días, por lo que pensé que debía de estar ocupado con Tasha. "Sabía que vendrías", dijo, colocando una marca páginas en el libro.

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Frostbite Richelle Mead "Es hora de entrenar." Negó con la cabeza. "No. Hoy no habrá entrenamiento. Aún necesitas recuperarte". "Estoy bien de salud. Preparada para las prácticas." Intenté sonar segura. Pero Dimitri no se lo creyó. Me hizo un gesto para que me sentase a su lado. "Siéntate, Rose." Dudé por un momento antes de obedecer. Acercó su silla más cerca de mí, para que nos sentásemos uno frente al otro. Mi corazón se aceleró, mientras le miraba a los ojos. "Nadie supera su primer asesinato... una muerte... fácilmente. Incluso con los Strigoi... bueno, técnicamente quitar una vida. Es difícil. Y después de todo por lo que pasaste..." Dio a la cabeza y, a continuación, cogió mi mano. Sus dedos eran como los recordaba, largos y fuertes, con callos debido a los años de formación. "Cuando te vi... cuando te encontré en aquella casa... no puedes imaginar cómo me sentí". Tragué. "¿Cómo... cómo te sentiste?" "Devastado... el dolor me golpeó. Estabas viva, pero la forma en que estabas... no pensé que te fueras a recuperar. Y eso me consternó, pensar que eso te había sucedido siendo tan joven.‖ Apretó mi mano. "Pero te recuperarás – ahora lo sé, y estoy feliz. Pero aún no. Todavía no. Perder a alguien que te importa no es fácil. " Bajé la mirada, observando el suelo. "Es culpa mía", dije en voz baja. "¿Hmm?" "Lo de Mason. Que haya muerto. " No necesité ver el rostro de Dimitri para saber que la compasión lo había llenado. "Oh, Roza. No. Tomaste algunas malas decisiones... deberías habernos dicho a los demás a donde ibas, pero... no te puedes echar la culpa. Tu no lo mataste". Lágrimas empezaron a surgir de mis ojos y lo miré. "Es como si lo hubiera hecho. El se fue - por mi culpa. Nos peleamos... y yo le había contado lo de Spokane, incluso aunque me dijiste que no lo debía contarlo... " Una lágrima resbaló de mi ojo. Realmente, tengo que aprender a controlarlo. Como había hecho mi madre, Dimitri suavemente limpió la lágrima de mi mejilla.

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Frostbite Richelle Mead "No te puedes culpar por eso," dijo. "Puedes lamentar la decisión, y desear haber hecho las cosas de una forma diferente, pero al final, Mason también tomó una decisión. Eso fue lo que él optó por hacer. A fin de cuentas, fue su decisión, sin importar lo que tu hiciste." Cuando Mason regresó por mi, me di cuenta de que el había dejado que sus sentimientos por mi lo dominasen. Eso era lo que Dimitri temía siempre, si él y yo tuviésemos algún tipo de relación, nos pondría - y a los Moroi que protegiésemos- en peligro. "Sólo desearía haber sido capaz... no sé,… de hacer algo... " Tragándome las lágrimas, quité mis manos de junto a las de Dimitri y me levanté antes de que dijese algo estúpido. "Debería irme", le dije rápidamente. "Avísame cuando empezamos a entrenar de nuevo. Y gracias por... la conversación. " Comencé a girarme, y entonces de repente le oí decir, "No." Le miré. "¿Qué?" Me miró, y algo cálido, maravilloso y poderoso que surgió entre nosotros. "No", repitió. ―Es lo que le dije. A Tasha ". "Yo..." Cerré la boca antes de golpease el suelo. "Pero... ¿por qué? Eso solo sucede una vez en la vida. Podrías haber tenido hijos. Y ella... a ella, ya sabes, le gustas... " El fantasma de una sonrisa apareció en su rostro. "Sí, lo se. Y es por eso que tuve que decir que no. No podía irme... no podía darle lo que ella quería. No cuando..." Dio algunos pasos en mi dirección. "No cuando mi corazón pertenece a otra persona." Casi me eché a llorar de nuevo. "Pero parecía que te gustaba. Y siempre estás hablando de que actuó como una niña". "Actúas como una adolescente", dijo, "porque lo eres. Pero sabes cosas, Roza. Cosas que personas mayores que tú no saben. Aquel día..." Supe al instante al día al que se refería. Aquel que lo había empujado contra la pared. "Tenías razón, sobre cómo lucho por mantener el control. Pero nadie lo descubrió - y lo que dijiste me asustó. Tú me asustas. " "¿Por qué? No quieres que nadie lo sepa? "

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Frostbite Richelle Mead Él se encogió de hombros. "Si lo saben o no, no me importa. Lo que importa es que nadie - aparte de ti – me conoce tan bien. Es difícil cuando una persona pude ver tu alma. Te fuerza a abrirte. A ser vulnerable. Es mucho más fácil estar con alguien que sólo es un amigo ocasional. " "Como Tasha". "Tasha Ozera es una mujer increíble. Es hermosa y valiente. Pero ella no-" "Ella no te entiende," terminé. El asintió. "Lo sabía. Pero aún así, todavía quería la relación. Sabía que sería más fácil y que ella me podía mantener alejado de ti. Pensé que podría hacer que me olvidase de ti". Yo había pensado lo mismo con Mason. "Pero no podía." "Sí. Y, bueno... ese es el problema". "Por qué no podemos estar juntos". "Sí" "Debido a la diferencia de edad". "Sí" "Pero más importante, porque vamos a ser los guardianes de Lissa y tenemos que centrarnos en ella - no en nosotros". "Sí" Pensé en eso por un momento y entonces le miré a los ojos. "Bueno", le dije finalmente, "De la manera en que yo lo veo, todavía no somos guardianes de Lissa." Me preparé para la respuesta. Sabía que sería una lección de vida Zen. Algo sobre la fuerza interior y la perseverancia, sobre como las decisiones que tomamos hoy, influyen el futuro o alguna otra tontería. En lugar de eso, él me besó. El tiempo se detuvo cuando se me acercó y puso sus manos en mi cara. Acercó su boca y movió sus labios contra los míos. Al principio apenas era un beso, pero pronto aumentó, siendo cada vez más profundo y fuerte. Cuando finalmente se alejó, me besó en la frente. Dejó sus labios allí varios segundos, mientras me abrazaba. Yo quería que aquel beso durase para siempre. Pero rompió nuestro abrazo, pasó algunos dedos por mi pelo y mi mejilla y dio un paso hacia la puerta.

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Frostbite Richelle Mead "Nos vemos más tarde, Roza". "En nuestra próxima práctica?", Le pregunté. "Seguiremos practicando, ¿verdad? Quiero decir, todavía tienes muchas cosas que enseñarme". Se detuvo en la puerta, me miró y sonrió. "Si. Muchas cosas".

Traductoras. Seh! Todas chicas xDD Por orden alfabético:

ºo*_alba's books_*oº (Alba): Capítulos 1, 3, 8 y 11. TrAduCcionEs DaWn(Dawn): capítulo 5. Geaf: Capítulo 14. Notes of loneliness(Jen): Prólogo y capítulos 2, 4, 7, 10, 12, 13, 15, 16 (con Luu), 18, 19, 21 y 23. BesOs de maripOsa(Lala): Capítulo 6 y 22. Luz(Luu): Capítulos 9, 16 (con Jen), 17 y 20.

- FIN -

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