K�r�ga� kom�n� (Gente de canasto) Mitos de creación de la Comunidad Uitoto
K�r�ga� kom�n� (Gente de canasto)
Editorial © Mapi ediciones, 2015 Edición e ilustración: Maria Paula Vélez Historias: Comunidad Uitoto Maria Clemencia Herrera Cuento "Un lugar perfecto": Isabel Peña Tutor proyecto: Hernán Huertas Asesoría tipográfica: César Puertas
K�r�ga� kom�n� (Gente de canasto) Mitos de creación de la Comunidad Uitoto
Bogotá, 2015
Mi dedicación y agradecimiento a: La comunidad Uitoto por ser mi fuente de inspiración Maria Clemencia Herrera por su sabiduría ancestral Mutesa por el apoyo institucional Hernán Huertas por su dirección A mi familia por todo...
El BĂşho CafeniĂąo Historia de conocimiento colectivo del pueblo Uitoto
El Cafeniño es un Búho grandísimo, cabezota...
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A ella le dio por tener novio, pero era celosa, celosa... El novio no podía ver a ninguna mujer ni voltearse, porque ella le tapaba los ojos y rapidito lo volteaba a otro lado, y de tantos celos… de tanto que ella celaba al marido y no tenía confianza ni nada. Entonces un día se le subió a la cabeza y se le insertó al marido en los hombros, y cómo las paticas del Búho son puntiagudas ella se insertaba en la piel del marido, para que él no se soltara ni coqueteara a otra mujer, entonces ella se poposeaba ahí, dormía ahí, comía ahí, todo…
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Ella se llamaba Maruku; Maruku ahí estaba, siempre incrustada, él iba a pescar, ella iba con él… Le gustaba comer Sambico siempre, él sacaba comida y ella de una vez con su pico se la comía, no le dejaba nada de a él, él iba a comer Kasabe y ella se lo quitaba, el iba a comer pescado y ella se lo quitaba; entonces él se fue poniendo flaco, flaco, flaco, y ella siempre ahí engordando, toda la cabezota de ella ya estaba grande grande.
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Un día la hermana le dijo a él: ¿Qué le pasa? ¡baje a esa señora de ahí! ¡bájela y póngase a comer bien! ¡póngase en su sitio también como hombre!
Él no hizo caso, porque ella lo tenía en ése espacio de ya no hacerle caso a nadie ni nada, y ella seguía ahí alimentándose y engordándose
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Un día en sus sueños alguien le dijo: “Tiene que bajarla” y le dijo como hacerlo, le dijo: “como le gustan mucho los pescaditos, váyanse a un sitio de la quebrada y usted la engaña, haga el cerco para atrapar pescados y haga que usted zambulle bajo el agua, zambulle bajo el agua”... Como a ella le gusta tanto el pescado se fueron para la quebrada, y el le dijo: “bájese, bájese que yo voy a armar la trampa, voy a armar la trampa para que comamos pescado” y entonces ella le hizo caso...
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�r�g� (Tapaje)
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Él cogió así la bola de cabeza del Búho la Maruku, la bajó, cogió un resto de hojas de la selva y las tendió en un espacio para que ella descansara y se sentara, entonces la cogió y la dejó ahí, cuando él se dio cuenta estaba poposeado todo su cuerpo, entonces él dijo: usted se sienta acá y yo le traigo pescado y usted va comiendo las sardinitas y el Sambico le dijo. Y el se zambullía por allí, él se zambullía por allá, cogía palos para formar el cerco como trampa y otra vez ponía el cerco como trampa y todo eso.
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En un momento el no volvió a aparecer, pues se ha ido por debajo del agua, se ha escapado y por allá salió despacio, asomó la cabecita así como cuando uno sale debajo del agua, así despacito se asoma y él dijo: allá está comiendo todavía, entonces volvió y se sumergió debajo del agua y se fue más lejos, lejos, lejos, pero como él es bobito, él se fue para la casa otra vez dónde ellos vivían.
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Allá fue y se escondió pero en la azotea, encima en la punta de la maloka por dentro, y entonces ella gritaba:
¿¡Dónde está!? N�ne it�o
¿¡En qué lugar está!? N�nomo it�o
¿¡Por qué me dejó!? N�bai ku� fïed�o
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Y por todos los caminos la cabeza de la Maruku rodaba, rodaba, rodaba y él escuchaba que rodaba por un camino, rodaba por el otro, por otro y otro y oscureció y el escuchaba que rodaba por todo lado ¡Tun tun tun tun tun!, ¡tun tun tun tun tun!, por todo lado, y entonces de un momento a otro se quedó callada, y él allá arriba se preguntaba:
¿será que ya se fue? y cerró las puertas con muchas cosas para que no pudiera entrar.
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Ella llegó otra vez a la puerta y le dijo yo sé que está ahí, ¡ábrame!
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¡ábrame la puerta que yo quiero entrar!, ¡usted es mi marido y yo tengo que estar con usted! gritaba la Maruku. El allá arriba calladito calladito y ella se puso a llorar y cantaba: Ábrame la puerta que yo quiero entrar a estar con usted, Marukuku…
Finalmente ella se rindió y dijo: éste ya no me quiere, entonces ella pidió todos los elementos de trabajo que ella tenía, y le decía: ¡entonces si no me quiere bóteme el tiesto donde se hace el Kasabe! y él cogía por un huequito y se lo tiraba, entonces si no me quiere bóteme el canasto, entonces él botaba el canasto, si no me quiere déme el machucador del Kasabe, y él lo arrojó también, todos los elementos los entregó.
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Luego ella ya se fue, ésta es una historia del abandono, de cuando una mujer es muy celosa y la abandonan y por allá en el monte la Maruku se convirtió en un pájaro y hoy día aun se escucha y es muy solitario y por ahí llora a veces y cuando se va por el río uno lo escucha cantar Marukuku, marukuku… nadie lo caza porque es símbolo de malos celos. Maruku se quedó abandonada en el monte y él vivió otra vida nueva en su maloka.
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Todo el mundo estรก ebrio Historia de conocimiento colectivo del pueblo Uitoto
Yo llegaba del Caquetá, de visitar a los familiares de mi mamá, imagínese que mi abuelo me creyó, yo cantaba y yo no sé por qué me inventé ese cuento, lo hice a raíz de mis sueños y como yo interpreto sueños… desde pequeña mi abuelo siempre me dijo usted va a ser la interprete de sueños en su vida, usted está para eso, porque de los sueños que yo tenía le narré una historia y mi abuelo puso un sello de calidad de que esta era una historia en la vida. Yo tenía cinco años y con el chinchorro tendido en pleno verano yo le decía: abuelo, le voy a contar una historia que yo supe en mi vida, una historia que vale la pena contar, una historia que se puede narrar a cualquiera de las personas y dice así:
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Había una familia que vivía en un hueco grande grande, y allí había familias completas, ésas familias estaban llenas de hijos, entonces en un hueco vivía una familia, en otro hueco vivía otra familia, pero todas esas familias hablaban lenguas diferentes.Un día, se encontraron en el camino todas, niños, abuelos, todos se encontraron en el camino, y los niños mas que todo querían ir con las otras familias de los otros huecos, entonces ellos llegaron a un acuerdo de que se van a reunir entre todos así no supieran el idioma.
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Se pusieron de acuerdo y quisieron reunirse, se reunieron en el hueco que es la casa de una familia, de la familia más grande, ahí se reunieron todos, trajeron comida, trajeron cacería, trajeron todos los elementos que querían compartir; quedaba junto a una quebrada el hueco y tenía un patio grande grande, allí se reunieron los niños, sólo los niños, los adultos estaban adentro dialogando otros temas, pero en eso llegaron muchos animales, de toda clase de animales llegaron, pero no eran animales normales, sino animales que se podían parar, llegaron con sus palos a bailar con los niños.
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Los niños se integraron con todos ellos y cuando los papás se dieron cuenta, estaban los niños con los animales y ellos compusieron el propio lenguaje de ellos, entonces cantaban:Jïfaya Chiura, Jïfaya chiura, chiu chiu chiu ése era el lenguaje que los animales estaban enseñando a los niños, entonces los niños se integraron con los animales; amaneció y los niños se despidieron de los animales, entonces es ahí que el ser humano empieza a tener dialogo con los animales y conocen el valor del respeto.
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Instantes...
Un lugar perfecto Me gusta sentarme a la orilla del río, ver como el agua se mueve y cómo el viento y el sol combinan perfectamente, como los niños juegan con el agua a la otra orilla y cómo son tan felices con una cosa tan simple y bella, las cosas allí eran diferentes, las cosas allí son mejores, la gente tiene la bella costumbre de lucir y estar feliz, los niños con una sonrisa sincera, contagiosa, un lugar increíble, un lugar en que se puede saber que estamos seguros, tal vez las cosas allí son más bellas porque las personas son unidas. Me gusta ir a caminar entre toda la plantas, pisar las hojas secas, escuchar como algunos insectos producen sonidos, como los pájaros cantan, el sol alumbra y se cola por los
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árboles que tienen variedad de color, conocer a las personas, escucharlas, escuchar la gran variedad de historias que tienen de un todo. Escuchar como las cosas empezaron, como son en realidad, su visión de las cosas. Me gusta ver como hacen sus fiestas, toda la felicidad se resume en ese momento, las personas dejan atrás todo y van allí a danzar, todos se unen y las cosas empiezan a ser, poco a poco se van contagiando de la felicidad del momento. Me gusta escuchar la lluvia que cae, como todo se reduce a un sonido mudo, y de un momento a otro para y sale un espectáculo de estrellas que formal miles y miles de formas abstractas que alumbran como diamantes.
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Me gusta ver como los niños tienen una felicidad absoluta con cosas pequeñas, me agrada ver que lo único que les importa es jugar y estar felices, que no necesitan nada material para serlo. Me gusta éste lugar por el simple hecho de que me parece realmente perfecto, su todo, me di cuenta que todo consistía en aprender y en aprovechar todo lo que se nos da, a pesar de todo, tener una buena cara, fijarse en las cosas pequeñas pero especiales que se nos da, no depender de lo que no tendremos algún día.
Isabel Peña - Comunidad Uitoto
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F�gora (Gracias)
K r ga kom n (Gente de canasto)
1. El Búho cafeniño 2. El Búho cafeniño (Uitoto) 3. Todo el mundo está ebrio 4. Todo el mundo está ebrio (Uitoto)
Y por todos los caminos la cabeza de la Maruku rodaba, rodaba, rodaba y él escuchaba que rodaba por un camino, rodaba por el otro, por otro y otro y oscureció y el escuchaba que rodaba por todo lado ¡Tun tun tun tun tun!, ¡tun tun tun tun tun!...