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© Zamora a vista de cigüeña. Ilustraciones: Romina Domínguez García Texto: La puerta de la cabeza. Estudio creativo. Maquetación y diseño: Marina Domínguez García www.lapuertadelacabeza.com www.mboaventura.com
ISBN: ........................... Depósito Legal: .................................... Edita: AYUNTAMIENTO DE ZAMORA
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ed bienvenidos quien quiera que os acerquéis a esta ciudad abierta y tranquila, en la que seréis acogidos con la naturalidad con que los zamoranos acostumbran a tratar al viajero: como si fuera uno más entre nosotros.
En eso consiste la hospitalidad de esta tierra que ojalá os resulte cálida y cordial, y deje en vuestra memoria momentos y rincones tan gratos como los que aparecen en esta pequeña guía de Zamora, a vista de cigüeña, dibujada con primor y simpatía desde “La Puerta de la Cabeza” por sus dos autoras. Es la cigüeña una moradora principal de campanarios, chimeneas y cualquier punto elevado de nuestra capital, y aquí vive y nos acompaña con familiaridad, haciendo de Zamora un lugar acogedor, entre el arte monumental de nuestra historia y la vida cotidiana que anima cada rincón urbano y baja hasta el Duero. Una ciudad para recordar con alegría y placidez, a la que guste regresar siempre. Aquí os esperamos. Paco Guarido Alcalde de Zamora
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Bienvenidos..........................................................8
Los Herreros.......................................................44
El río Duero.........................................................10
Nuestra Gastronomía..........................................46
El bosque de Valorio...........................................12
Santa María de la Horta......................................48
La muralla...........................................................14
La leyenda de San Atilano..................................49
El bosque encantado de San Martín..................16
Edificios modernistas.........................................50
El Castillo............................................................19
De paseo por Santa Clara..................................52
La Catedral.........................................................20
El mercado de abastos......................................54
Historias y leyendas...........................................22
Zamora dulce.....................................................56
El Motín de la Trucha..........................................23
La plaza de la Marina.........................................57
Plaza Fray Diego de Deza..................................24
Los estudiantes..................................................59
Semana Santa....................................................26
¡Hasta pronto Zamora!.......................................60
Plaza de Viriato...................................................28 Plaza Sta. Lucía..................................................31 A vista de cigüeña..............................................32 Las fiestas de San Pedro....................................34 Música y teatros.................................................36 La Plaza Mayor...................................................38 Calle Balborraz...................................................40 La calle del Oro..................................................42
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Los caminantes llevan siglos llegando hasta aquĂ por la VĂa de la Plata romana y otras rutas de peregrinos a Santiago. La ciudad los acoge desde sus murallas, iglesias y edificios de piedras coloreadas.
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Fundada desde tiempos remotos, Zamora estaba estratĂŠgicamente emplazada en la lĂnea del Duero, frontera entre el Islam y los reinos cristianos. Objeto de deseo y de disputas, hoy se mira tranquila y bonita en las aguas del rĂo.
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Río “duradero” lo llamaba Claudio Rodríguez. El gran poeta zamorano conocía la naturaleza profunda de la ciudad, y el Duero está unido a ella, a su historia y a la actividad de su gente. En la iglesia románica de San Claudio un capitel muestra una sirena que se perdió por el río y apareció en el barrio de Olivares. Dicen que se enamoró de un pescador del Duero.
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La playa de Zamora, con vistas y merendero, se llama Los Pelambres. Aquí la gente baja a refrescarse y a tomar el sol. Entre la umbría de los árboles se disfruta de bellos ocasos alrededor de una buena merienda. Los antiguos molinos del Cabildo fondean sobre el río como barcos: son las aceñas de Olivares. Restos de una de las primeras industrias harineras de la ciudad, hoy albergan tres ingenios hidráulicos: un molino de harina, un batán y un martillo pilón.
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El pensador, gramático, dramaturgo, traductor... y zamorano, gustaba frecuentar el lugar y le dedicó un libro de poemas: “Valorio, 42 veces”.
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La gente pasea, juega, merienda, hace deporte, se reúne, baila o se enamora bajo sus pinos… Es el bosque de la ciudad, su gran parque. Aquí la romería popular de la Virgen de la Concha, alcanza uno de sus grandes momentos festivos a ritmo de tambor y dulzaina.
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Zamora es conocida como “ la bien cercada” y sus tres recintos amurallados siguen firmes hoy y abiertas sus puertas: la de la Traición, de Doña Urraca, del Obispo…
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La ciudad soportĂł terribles cercos, entre ellos de las tropas musulmanas. En el “Campo de la Verdadâ€? se celebraban las justas medievales, al lado de la iglesia de Santiago de los Caballeros, donde dicen que armaron caballero al Cid.
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Entrando por la puerta del Obispo, se accede a la almendra de la ciudad, donde está el castillo y la catedral. Antes nos encontramos con la Casa del Cid. Sus restos más antiguos son del siglo XI y era la residencia del alcaide Arias Gonzalo. En frente, el Palacio Episcopal, dominando una espléndida vista sobre el río, las aceñas y las pesqueras que fueron de su posesión.
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Un pequeño espacio sorprende en la plaza de la catedral: el Museo de Baltasar Lobo, escultor zamorano, exiliado El castillo era la clave del sistema defensivo de Zamora.
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De él parte el primer recinto
amurallado y
en París tras la guerra civil. Magnífica colección
de
bronces y mármoles que dan vida a bellas maternidades,
ocupa un lugar privilegiado sobre el río y el Campo de
figuras femeninas y obras más abstractas.
la Verdad.Sus piedras tendrían mucho que relatar... Hoy
Se completa con piezas de gran tamaño en el parque
acogen actuaciones musicales y de teatro.
que lleva su nombre y en plazas de la ciudad. 22
La catedral es la joya románica que está aquí desde el siglo XII. Su bello cimborrio, rematado por una cúpula cubierta de escamas pétreas, parece sacado de un cuento oriental. En el interior hay que ver las capillas, tallas ... y las sorpresas que guarda la sillería del coro. También la gran colección de tapices flamencos de su museo.
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El Romancero, conjunto de poemas medievales, relata el Cerco de Zamora, gesta protagonizada por Sancho, rey de Castilla. Él asedia la ciudad para arrebatársela a su hermana, la reina Doña Urraca, pero es asesinado por un noble fiel a la reina, Bellido Dolfos, que perseguido por el Cid consigue huir entrando por el portillo de la Traición. Los castellanos retan a los zamoranos en el Campo de la Verdad, y allí morirán tres de los hijos del alcaide Arias Gonzalo, para limpiar el nombre de la ciudad. El héroe/traidor Bellido es despedazado por cuatro caballos: órdenes del nuevo rey. Corría el siglo XI por entonces. 25
Los nobles de la ciudad, reunidos en la iglesia de Santa María, deciden cómo castigar a un zapatero que había osado comprar la última trucha del mercado, disputada por el criado de un noble. Pero la revuelta popular se adelanta y prende fuego a la iglesia. Todos los nobles mueren dentro. El pueblo se escapa hacia Portugal y pide al rey clemencia. Esto cuenta la leyenda.
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Uno de los rincones mรกs recoletos de la ciudad. Hay que cruzar el arco que se apoya en la iglesia de San Ildefonso y acceder al espacio que crea el convento de las Marinas.
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Descanso bajo los tilos y la severa mirada del fraile dominico que confesaba a la Reina Isabel La CatĂłlica. Se continĂşa el paseo hasta la calle del Troncoso, una de las que mejor conserva el carĂĄcter medieval. 28
Los zamoranos la celebran con pasión. La fiesta más popular mezcla la intensidad de las procesiones, con la música, el bullicio y una gastronomía semanasantera: ¡Marchando un dos y pingada y unas sopas de ajo!.. No faltan las pipas para esperar las procesiones. Los pasos se guardan en el Museo de Semana Santa.
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La plaza surgió cuando se construyó en el s. XVII el Hospital de la Encarnación, hoy Diputación Provincial, dando réplica al Palacio de los Condes de Alba y Aliste enfrente. Bajo sus árboles trenzados se celebran conciertos, se canta el Miserere en Semana Santa y se expone la feria de la cerámica. La leyenda dice que Viriato nació en una comarca cercana, Sayago, y de ahí procede la roca de granito donde se asienta el “terror de los romanos”. Es obra del escultor zamorano Eduardo Barrón y en el ariete con cabeza de carnero han jugado todos los niños zamoranos.
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La de Zamora es una bandera única, hecha de jirones. Ocho bandas rojas, las batallas que Viriato ganó a los romanos y una verde, la que se añadió en el siglo XV por ayudar a ganar en Toro a los partidarios de Isabel de Castilla. El Museo Etnográfico de Castilla y León cuenta con una de las mejores colecciones de España de trajes, joyas, muebles y objetos que cuentan cómo era la vida cotidiana de estas tierras.
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El Parador de Turismo ocupa un gran palacio del siglo XV, que perteneció a los Condes de Alba y Aliste. Lo mejor: el patio de arcos en dos pisos, donde se ven medallones con personajes históricos, y un pozo en el centro. Durante muchos años fue también la Real Casa Hospicio, que alojaba a los niños huérfanos.
Y en la plaza de al lado, la Biblioteca Pública, un centro fundamental sin el cual no se entendería la intensa vida cultural de Zamora.
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En esta plaza se encuentra el palacio
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El
Museo
de
Zamora
guarda
restos
del Cordón, del siglo XVI, que acoge
arqueológicos de la provincia y un magnífico
parte del Museo de Zamora. El resto se
conjunto de joyas celtibéricas, el Tesoro
integra en el nuevo edificio de arquitectura
de Arrabalde,
contemporánea y en la iglesia de Santa
romanas, así como pintura y obras que
Lucía, almacén visitable del museo.
ayudan a entender la ciudad.
junto a mosaicos y piezas
Desde el mirador de San Cipriano pueden verse los Barrios Bajos que el Duero inundaba en sus crecidas,
los puentes y la plaza de Santa Lucía.
Aquí estaba una de las juderías de la ciudad, casas y tejados que se pierden en las riberas, cuya vista disfrutan las cigüeñas que anidan en todas las iglesias.
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La fiesta del patrón es alegre, llena de músicas, animación y… ¡ajos! , una calle entera repleta de olorosos ajos recién trenzados, que la gente compra para el año. Y varias plazas ocupadas por la feria de la Cerámica, una tradición que trae artesanos de todo el país y a los alfareros zamoranos de Pereruela y Moveros.
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Son varias las salas en Zamora donde se puede escuchar buena mĂşsica en directo y tomar una copa. Y es que el nĂşmero de grupos musicales en la ciudad es sorprendentemente elevado.
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Además hay dos teatros restaurados y una enorme afición a la escena: el Principal, pequeño y muy coqueto, del siglo XIX, construido sobre el antiguo corral de comedias, y el Ramos Carrión, que lleva el nombre del dramaturgo zamorano, al que han añadido un espacio escénico grande y moderno.
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El centro de la ciudad. Todo comienza o termina en la Plaza: conciertos, procesiones, fiestas o manifestaciones. Aquà se celebran bodas civiles y religiosas; los niùos corren libres de sus padres; los jóvenes se inician en sus primeros vuelos‌ y los abuelos miran pasar la vida. 41
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Dos Ayuntamientos la presiden uno frente al otro: el viejo del siglo XVI y el nuevo del XX. La iglesia de San Juan cierra el conjunto, con su rosetón románico y la veleta del Peromato, símbolos de la ciudad. El escudo de Zamora también incorpora el brazo de Viriato con la bandera y el puente de Mérida, que los zamoranos ayudaron a tomar a los musulmanes. 42
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Calle con mucho encanto, cuyo nombre de origen árabe significa “la puerta de la cabeza”. Desde la Plaza Mayor baja hacia la antigua judería y al río, jalonada de miradores, pequeños balcones y ventanales que dejan ver los negocios artesanos mezclados con bonitas viviendas, algunas modernistas.
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Las calles de los barrios bajos o ribereĂąos, y sobre todo de la Horta, conservan los nombres de los antiguos oficios. Un mapa de otro tiempo donde se agrupaban los Herreros, Alfamareros, Caldereros, ZapaterĂa, de la Plata o del Oro. La ciudad guarda la memoria en sus calles. 45
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La calle más frecuentada de Zamora. Aquí se bebe, se tapea y sobre todo se comparte el tiempo en los probables encuentros con amigos. No es la única, pero una altísima densidad de bares por metro cuadrado hace que toda ella esté especializada en ofrecer buena calidad gastronómica, entre música, copas y buen rollo.
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Es autĂŠntica y remite a la cercanĂa de su origen rural. Sus productos de alta calidad solo hay que probarlos en los restaurantes y bares. AquĂ se come bien y se cocina mejor: Quesos de oveja y cabra; vinos afrutados tintos y blancos de Toro, Tierra del Vino, Arribes y Benavente; exquisita carne de cordero lechal y de ternera; garbanzos famosos hasta en la literatura; lentejas, setas; chorizo zamorano; hortalizas...
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En la Cuesta del Piñedo los zamoranos se ejercitan en sus curvas empinadas como si subieran o bajaran de la montaña. El premio espera en lo alto de la plaza de Santa Eulalia, repleta de bares y alguna vieja bodega de vino y tapeo. La iglesia de Santa María de la Horta, muy cerca del río, es otra de las iglesias románicas que hay que conocer, y van.. ¿más de veinte?. La identifica la chimenea de ladrillo de la antigua Vinícola que se levanta tras ella y que se integra en un moderno hotel.
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Cuenta cómo en el s. X el obispo de la ciudad, Atilano, tiró su anillo episcopal al río cuando decidió irse de peregrino a Tierra Santa, y a su regreso de forma milagrosa lo recuperó dentro de un pez que iba a cenar en una humilde fonda. Entonces sus harapos se truecan en un magnífico traje episcopal, mientras todas las campanas de la ciudad repican de alborozo.
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Desde la plaza Mayor hasta el entorno del Mercado de Abastos Zamora se vuelve modernista. Sorprenden sus numerosos edificios con bellas fachadas, miradores y ornamentos que pertenecían a la burguesía zamorana. Destacan los de la plaza Sagasta y el Casino, antaño un espacio masculino con grandes salones donde también se hacían bailes (ahí sí participaban las chicas) y hoy se puede visitar, ya que cuenta con un restaurante.
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La calle peatonal conoce el ritmo de los zamoranos: rebosante en las maĂąanas y tardes, desierta a la hora del almuerzo. Se pueden tardar horas en recorrerla, avanzando entre comercios e inevitables encuentros.
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Ante la iglesia de Santiago del Burgo los mayores se calientan al sol de invierno, mientras observan el trajĂn apacible de la vida de provincias. No muy lejos de aquĂ se baja hacia otra zona de compras, en la calle del Riego y Feria.
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Es el corazĂłn de la ciudad. El gran edificio de principios del siglo XX concentra la oferta de productos frescos y de las huertas de los alrededores. Los vendedores conocen bien los alimentos de Zamora: quesos, embutidos, legumbres, setas, lechazo, dulces... e incluso proponen modos de cocinarlos. ÂĄUn lujo de calidad y cercanĂa!
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La tradición invita a probar los dulces locales en sus fiestas: cañas zamoranas rellenas de crema... siempre; también los rebojos; aceitadas y almendras garrapiñadas en Semana Santa; orejas y flores en Carnaval; buñuelos de los Santos. Además están las churrerías en torno al Mercado, que ofrecen su chocolate con churros recién hechos… Imposible no sucumbir.
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Una gran farola marca el encuentro entre la ciudad nueva y la antigua. En su entorno hay bellos edificios de principios de siglo XX. MĂĄs allĂĄ, el templete de mĂşsica y las terrazas propias de una tranquila capital de provincias.
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Aquí se encuentran algunas heladerías tradicionales de Zamora. Y no lejos de aquí se encuentran más ejemplos del pequeño y muy moderno comercio: calles especializadas en ropa, libros, zapaterías, complementos…
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Hay sólidos edificios dedicados a la enseñanza de los más jóvenes. El Instituto Claudio Moyano es un buen ejemplo de principios del siglo XX. Subiendo su noble escalera sientes ya todo el peso de la ciencia. La Universidad Laboral es también otro ejemplo de arquitectura de los años 50. Y el campus universitario aprovecha el antiguo cuartel militar Viriato, que al quedarse vacío cambió su destino a petición de los ciudadanos. 62
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© Zamora a vista de cigüeña se terminó de imprimir el 28 de Noviembre del año 2017 en Zamora, España.
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A vista de cigüeña Zamora se ve acogedora y familiar. Una bonita ciudad a orillas de un gran río, llena de monumentos y bellas historias del pasado, donde no faltan los pequeños/grandes placeres de la vida diaria: sus tiendas, bares y espacios de recreo; las fiestas más señaladas, su gastronomía, los lugares de encuentro de los zamoranos… Una ciudad para disfrutarla sin prisa.
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