Universidad Nacional Experimental “Francisco de Miranda” Complejo Académico “El Sabino” Área de Tecnología Seminario IV: HABILIDADES COMUNICATIVAS DEL INGENIERO
GUÍA SOBRE TÉCNICAS DE COMUNICACIÓN ORAL (EL DISCURSO)
Una presentación oral de un tema frente a un grupo puede hacerse en forma individual o colectiva. Hay diferentes maneras de realizar una actividad de comunicación oral, siguiendo procedimientos diversos, formales e informales que facilitan el proceso, dependiendo del objetivo, del tema, del público, entre otros. Estas técnicas se agrupan en Técnicas de Comunicación Oral Individual y Colectivas: Oral Individual Charla: Reunión de personas donde un expositor proporciona la información y dialoga con el resto. Conferencia: Reunión de personas que escuchan frente a frente la información que otra proporciona. Discurso: Razonamiento oral persuasivo de alguna extensión, dirigido a un público por una sola persona. Oral Colectiva Diálogo: Conversación que realizan dos personas conocedoras de un tema ante un grupo. Puede adoptar la forma de una conversación sencilla o complete Entrevista: Es una forma de comunicación oral de persona a persona, o ser con varias a la vez, que requiere la presencia física de los participantes. Discusión: Intercambio "cara a cara" entre personas que poseen un interés común para discutir un tema, resolver un problema o tomar una decisión. Debate: Es una controversia oral entre varias personas para demostrar la superioridad de unos puntos de vista sobre otros. Mesa Redonda: Exposición de diversos puntos de vista sobre un tema determinado, por parte de varios especialistas. Simposio: Desarrollo de diferentes aspectos de un mismo tema o problema en forma sucesiva ante un grupo, por parte de un equipo de expertos. Panel: Grupo de individuos competente y representativo de tendencias, opiniones o partidos diversos. Núcleo de participantes que serán testigos de diferentes puntos de vista y núcleo de expertos que los exponen. Intercambio de opiniones, en presencia de personas interesadas en el tema. Foro: Grupo que discute un tema, hecho o problema, conducido por un moderador o coordinador. Seminario: Grupo que investiga o estudia intensivamente un tema en sesiones planificadas recurriendo a fuentes originales de información.
EL DISCURSO Se puede definir el discurso como toda sucesión de palabras, extensas o cortas, que sirva para expresar lo que pensamos (ideas, argumentos, entre otros). Debe ser adecuado, es decir, ordenado, acomodado y proporcionado para lo que se quiere, perfecto para el caso. Esta definición sugiere que el comunicador sabe lo que quiere con su discurso, y lo organiza para lograr ese objetivo. Entonces, el primer paso para la planeación del discurso es decidir el objetivo de éste (propósito del discurso). Cuando el orador quiere hablar en público necesita saber la razón por la cual quiere hacerlo. También debe saber qué es lo que quiere obtener del público. De esta forma podrá optimizar sus esfuerzos en la preparación del mensaje, para que cada argumento, imagen y palabra contribuyan al logro de su objetivo. Cuando una persona se comunica en público lo hace principalmente para informar, persuadir o entretener. Aunque un discurso informativo podría ser muy entretenido y persuasivo, sin que estos elementos fueran los objetivos del orador, e igualmente un discurso de entretenimiento podría informar y persuadir, y un discurso persuasivo también podría entretener e informar. Elaboración y Estructuración del Discurso: Requisitos de un buen discurso: Todo orador quiere lograr un bues discurso, y que los aplausos y reconocimientos recompensen su esfuerzo. Esto podemos lograrlo: Con un discurso breve: Recuerda el dicho que dice: “lo bueno, si es breve, es dos veces bueno”. Un buen discurso se puede lograr en 10 minutos, e incluso, en 5 minutos se puede hacer un buen papel. Con un discurso motivante: el discurso exitoso es aquel que mueve fibras, invitando al público a la reflexión y la acción inmediatas. Con un discurso memorable: un buen discurso no se olvida fácilmente. Se podrían olvidar las palabras pero no su esencia. La brevedad y la motivación ayudan a que un discurso se vuelva digno de recordarse. Contenido del discurso: No se debe saturar el mensaje con datos que más que ayudar a la comprensión, la complican. Los discursos deben ser sencillos, no se deben manejar más de tres ideas, razonamientos o argumentos, ya que la mayoría de las personas no sabe escuchar, no ponen atención durante mucho tiempo y tienden a olvidar con gran rapidez lo que escucharon. Estructura del discurso: Es necesario darle coherencia al discurso, por lo que tener una estructura le permite al orador mantener el mensaje, saber donde iniciar, qué ruta seguir y donde terminar, es decir, le proporsiona un orden lógico al discurso. Dependiendo de la finalidad y el tema del discurso, pueden adoptarse las siguientes formas: Pasado, presente y futuro: Sirve para un gran número de temas. Se recomienda dedicar un 35% al pasado, otro 35% al presente y un 20% al futuro. Esto permite darle un orden cronológico al tema del discurso.
Antecedentes, hechos y consecuencias: es útil para analizar problemas o temas que se prestan a discusión. Se recomienda los mismos porcentajes de la formula anterior, respectivamente. ¿Qué es?, ¿De qué está hecho? y ¿Cómo funciona?: es útil para la demostración de nuevos productos o servicios, por lo que brinda excelente resultados en las ventas. Los porcentajes pueden ser: 20%, 40% y 30% para la última. El 10% faltante está representado por la introducción y de cierre del discurso, las cuales no deben exceder de un 5% cada una. En un discurso de 10 minutos bajo la primera modalidad, los tiempos serían: Introducción (30 segundos), pasado (3 y ½ minutos), presente (3 y ½ minutos), futuro (2 minutos) y cierre (30 segundos). Se debe seleccionar también un Hilo Conductor en el discurso, el cual consiste en elegir un objeto (auto), valor (honestidad), actividad (computación), entre otros, que sirva de guía para sujetar las ideas o argumentos del orador, con el objeto de no incurrir en desviaciones fuera del tema de su plática. Ejemplo: Hilo Conductor: Los Colores. Título: Máximino Martínez Morales, ¡Un hombre obsesionado por los colores! Introducción: Don Maximino estaba fascinado por los colores. Argumentos: Nunca lo vi vestido de otro color que no fuera el mismo; traje, camisa y corbata azules. Era impresionante entrar a su biblioteca porque, todo libro que llegaba a sus manos, lo mandaba a una imprenta a reempastar en color vino tinto. Imagínense la sorpresa: ver miles de libros ¡Todos del mismo color! Pero el color que más amo Maximino fue el verde. Su cariño por la naturaleza lo convirtió en el mejor botánico de su época; fue presidente vitalicio de la Sociedad Botánica del México, investigador de la UNAM y publicó 56 libros sobre las plantas de ese país. Cierre: Ese fue Maximino Martínez Morales ¡Un hombre obsesionado por los colores! Redacción del Discurso: Preparar un discurso permite la exactitud en los conceptos que se pretenden exponer, así como el control de la extensión y tiempo del mismo. Además también le permitirá usarlo de referencia posterior. Su redacción implica tres pasos: El esquema: se debe preparar una hoja con la forma de la estructura seleccionada, incluyendo la introducción y el cierre, lo que facilitará la elaboración del bosquejo del discurso. Primera Redacción: se comienza a redactar en el siguiente orden: introducción, cierre y argumentación. Se redacta el cierre previo al cuerpo del discurso para delimitarlo, fijar el punto al que se quiere llegar y evitar caer en la verborrea. En esta primera redacción importa más la cantidad que la calidad, hay que incluir todas las “ideas”, luego habrá tiempo de “pulirlas”. La redacción final: al concluir la primera redacción de debe pasar en limpio el discurso, después de corregirlo. En este momento debemos cuidad la calidad del discurso, por lo que debemos eliminar todo aquello que no vaya con la idea central, cambiar palabras débiles por vocablos de impacto y se aclaran puntos que pudieran parecer confusos para el auditorio. Introducción del Discurso: Está comprobado que los primeros 10 segundos del mensaje son vitales para el orador, ya que es cuando atrapa o pierde el interés del público. Realizar una entrada efectiva, implica “meter” al público en el tema, garantizando la atención de quienes escuchan. Se puede realizar una entrada efectiva al discurso:
Con una frase corta: sea que inicie con una pregunta, una afirmación, un refrán, una frase célebre o una anécdota, para que funcione tiene que ser breve, lo que significa que debe durar de 10 a 30 segundos (de 20 a 60 palabras), con el objeto de evitar que el auditorio se “desconecte”, en otras palabras que esté presente físicamente pero su pensamiento en otro lugar. Con una frase impactante: una entrada impactante es aquella que logra impresionar al auditorio, y que hace que éste la recuerde por mucho tiempo. Entran en juego dos factores: lo que se dice y la forma en que se dice, siendo esta última lo más importante. Con una frase que anuncie o sugiera el tema: desde la introducción es preciso que el auditorio capte con facilidad el tema del cual se les está hablando, así que debe señalarlo o sugerirlo. Se puede iniciar un discurso con: Una afirmación contundente: se trata de una frase dicha de forma enérgica, que responde a los tres requisitos de la entrada efectiva. Ejemplo: en un discurso en contra del aborto, “¡Permitir legalmente que las mujeres aborten a voluntad, sería tanto como legalizar el asesinato!”. Es corta (14 palabras), impactante (por la comparación con el asesinato) y enuncia el tema (lo menciona). La pregunta retórica: se hace una pregunta de la cual el orador no espera respuesta alguna, y de la cual él ya tiene “su” solución. Ejemplo: En un discurso a favor de la lectura, “¿Sabía usted que un japonés lee al año 42 libros, mientras que un mexicano es incapaz de terminar uno solo en el mismo lapso?” Es corta (26 palabras), impactante (por la gran diferencia) y enunciativa (menciona el tema). La frase célebre: consiste en iniciar con una cita textual, de alguien conocido por el auditorio. Ejemplo: en un discurso sobre la madurez, “Coincido con el gran escritor Gabriel García Márquez cuando asegura que todos somos rehenes de nuestros prejuicios” Es corta (17 palabras), impactante (por señalar metafóricamente que nadie se exime de los prejuicios) y enunciativa (sugiere el tema). Para impactar al público debemos: Memorizar las primeras palabras: es favorecedor saberse muy bien la introducción. Para conseguirlo debemos redactar tres probables entradas que cumplan con los requisitos de una entrada efectiva, leerlas en voz alta para percibir cuál se escucha mejor y seleccionar la mejor para aprenderla de memoria. Prohibidos los titubeos: La idea de memorizar la introducción es con la finalidad que no haya titubeos al inicio del discurso. Esto evitará que el orador comience con una voz débil y entrecortada. Recuerde que no podrá convencer a los demás si no demuestra estar convencido. Hablar con emotividad: las emociones son contagiosas. Nada ayuda más a la persuasión que la emotividad positiva. Requisitos de Cierre: Son las últimas palabras del orador las que tienen mayor probabilidad de ser recordadas, por lo que el cierre del discurso debe ser apropiado, es decir, que debe contener la idea principal del tema, el pensamiento central en torno al cual gira todo lo demás. Un buen cierre tiene tres requisitos: Que sea original: entre más novedoso sea el cierre, mayor oportunidad tiene de penetrar en la mente del público. Que sea memorable: para que un cierre se recuerde con el paso del tiempo debe ser impactante, lo que está íntimamente relacionado con la carga emotiva del orador.
Que invite a la acción: el mejor discurso es aquel que provoca una respuesta activa de quienes lo escuchan. Al hablar frente a un público sobre un tema que invite al cambio, se debe decir qué hacer y cómo hacerlo. Formas de Cierre: Las tres formas usuales de cerrar un discurso son: Una breve síntesis: en unas cuantas palabras se puede encerrar un gran significado. El tiempo que se dedique a esta parte se compensa con lo que el discurso gana en calidad. Un exhorto: esto es solicitar a la gente haga algo, después de haberle demostrado lo favorable que es. Exhortar es animar, alentar, incitar, inducir, estimular, impulsar, persuadir, aconsejar. Lanzar un reto: retar al público es desafiarlo. Se trata de una forma un tanto agresiva pero con una atenuante: es en beneficio del propio público. Son muy útiles para discursos de motivación o educativos. Ahora, para que este funciones debe ser claro, conciso y contundente. Técnicas y Recomendaciones: Preparación: Se recomienda al orador al prepararse para el discurso que use: El espejo: entre más grande, mejor. La idea es verse uno mismo en plena acción. Es útil, sobre todo para mejorar el lenguaje corporal. Como la retroalimentación es simultánea, al principio da risa pero, conforme se practica, uno va tomando en serio el ejercicio. Las grabadoras de audio y de video: la primera sirve para mejorar todo lo relacionado con la voz: fallas de dicción, muletillas, palabras “domingueras” (dichos, frases comunes o coloquiales), exceso de velocidad (o lentitud), entre otros. En el caso del video, la retroalimentación es total. Verse y escucharse en el video es una experiencia muy especial, que nos permite mejorar como oradores. Los familiares o amigos: No es fácil hablar frente a la familia y las amistades, suelen ser críticos exigentes. Sin embargo, aquí es donde radica el valor del ensayo. Invítalos a que te digan qué les gustó y qué no; diles que te hagan sugerencias sobre cómo mejorar. No es fácil pero es recomendable. Para educar la voz: Relajación: es decir “aflojar”, disminuir la tensión. En general las emociones negativas – sobre todo el miedo – tensan los músculos que intervienen en la producción de la voz, limitando sus posibilidades. Por lo que es recomendable estar atento a ti mismo, si te sientes tenso, afloja de inmediato los músculos. Antes de comenzar a pronunciar un discurso, haga ejercicios de relajación. Esto logrará una voz estabilizada. Respiración diafragmática: por lo general al respirar, la mayoría solo llena el 25% de sus pulmones (parte superior). Lo ideal es respirar hasta el diafragma (membrana entre la parte inferior de los pulmones y la parte superior del estómago). Tararear con la boca cerrada: ejercitar los músculos relacionados con la voz, que normalmente no utilizamos. Basta con cantar con la boca cerrada, con tres canciones por la mañana y tres por la noche, antes del día del discurso, es suficiente, y le dará a tu voz una sonoridad agradable.
Para mejorar la dicción: Lectura sin sonido: consiste en tomar un texto cualquiera (preferiblemente el del discurso si te prepara para ello) y leer como si fuera en voz alta, pero con dos requisitos: abriendo la boca en forma exagerada y sin emitir sonido alguno. Lápiz en la boca: este ejercicio tiene como finalidad obstaculizar la emisión de la voz para fortalecer los músculos que intervienen en ella. Se coloca un lápiz entre los dientes, en forma perpendicular a la lengua (formando una T) y se comienza a leer. Para ver los efectos debe practicarse por varios días. Al conseguir pronunciar correctamente con el “freno” en la lengua, y al retirarlo la dicción mejorará notablemente. Trabalenguas: este ejercicio nos permitirá hablar con mayor velocidad y sin tropiezos. Forma tu colección de trabalenguas, comienza a leerlos a velocidad normal y luego aumenta la velocidad al ir familiarizándote con el texto. Mejora increíblemente la dicción. Para alcanzar resultados contundentes debe practicarse por tres meses, con sesiones de 15 minutos diarios y sin interrupciones. Lenguaje Corporal: Contacto Visual: los ojos son la única parte del organizamos que tiene contacto directo con otras personas mientras hablamos o escuchamos. La mirada del o los receptores le permite al emisor percibir si estos están procesando el mensaje, es decir, si están atendiendo y comprendiendo lo que él dice. También le permite reflejar entusiasmo, naturalidad y convicción de ideas, denotando seguridad e inspirando confianza y credibilidad a su mensaje. Algunos errores frecuentes en el contacto visual, que disminuye la efectividad del mensaje, son: Dejar vagar la mirada: dirigir mientras pensamos la mirada hacia arriba como si miráramos al cielo, o hacia el suelo porque no queremos ver a nadie. También nuestra mirada puede ir de un lado a otro sin determinarse o fijarse en algún sitio. Esto hace que quien escucha se sienta incomodo o ignorado. Parpadear lentamente: cerrar los ojos por dos o tres segundos mientras se está hablando, lo que puede interpretarse como “no quiero ver”, por lo que el receptor pierde interés en el mensaje. Mantener el contacto visual por menos de cinco segundos: cuando hablamos y estamos seguros de nuestros argumentos, o del tema, nos sentimos cómodos y permanecemos tranquilos, y el contacto visual con los escuchas es de cinco a 10 segundos. Si es inferior a este tiempo, le indicará al receptor que le faltó preparación sobre el tema y que está inseguro sobre sus ideas, por lo que ocasionará su rechazo a la información. Concentrar el contacto visual en un solo sitio: es común, al hablar en público o en grupo, fijar la mirada solamente en quien nos muestra aprobación; en este caso, los demás escuchas comienzan a sentirse olvidados. Un consejo es mirar a varios lugares del auditorio, o fijar el contacto en tres o cuatros puntos de referencia en un recorrido de 180º (0º, 45º, 90º, 125º, 180º) Lo mismo debe ocurrir al regresar la mirada, hay que entrar nuevamente en contacto con algunos sitios donde se encuentra el público receptor. Postura y movimientos: por postura entendemos la posición física del cuerpo; ésta siempre influye en la percepción que otros tengan de nosotros. La postura que cada quien adopta se relaciona con la condición mental o el estado de ánimo, y es un reflejo de ellos, por eso se dice que la postura refleja el carácter del comunicador. Un comunicador eficaz debe pararse erguido y moverse con naturalidad. Algunas recomendaciones para manejar efectivamente la postura y los movimientos al hablar (sobre todo ante auditorios de más de 70 personas), son:
Mantenerse erguido con naturalidad: la buena postura de la parte superior del cuerpo refleja seguridad. Encorvarse o relajarse demasiado hacen pensar en individuos tímidos, abatidos o de poca autoestima. No descuide la parte inferior de su cuerpo: la manera de pararse es un elemento visual de gran impacto. Pararse con las piernas abiertas, muy juntas o entrelazadas no es recomendable. Es mejor mantenerlas en una posición ligeramente abierta, con un pie más adelante que el otro, evitando hacer movimientos o balancearse en forma continua. Muévase sin exageración: el movimiento da energía, apoya las ideas del mensaje e imprime dinamismo. Muévanse moderadamente, acérquese y aléjese de quienes lo escuchan. Gesticule sin exageración, pero apoye con expresividad facial sus ideas. Utilice movimientos moderados, sobre todo con las manos, que ayudaran a reforzar el contenido de su mensaje. Recuerde que el movimiento es mejor que la pasividad, y causa una impresión de gran vitalidad. Use un estilo propio: no existe greglas fijas que nos digan como movernos o pararnos en cada situación; tampoco una sola manera de moverse, pero hay recomendciones que nos indican que los movimientos naturales, que denoten entusiasmo o espontanieidad, pueden ser efectivos para proyectar una buena imagen de nosotros mismos. De significado y congruencia a sus movimientos: cada movimiento, gesto o desplazamiento debe apoyar el significado específico de cada idea que comunicamos. Un puño cerrado puede indicar poder, lucha, esfuerzo, entre otros. Cambiar de lugar en el momento en que termina una idea y empieza otra ayudará al público a entender este cambio. Si hablamos de hechos formales, una postura formal sería congruente; lo que hay que evitar es el decir una cosa y reflejar otra con los movimientos, así como estar inexpresivos y permanecer estáticos cuando el tema del discurso es muy dinámico. El comunicador debe guardar concordancia entre lo que expresa y lo que hace. Obsérvese: La postura, los movimientos y los gestos dependen de un conjunto de habilidades físicas que debemos tratar de desarrollar; verse en el espejo para examinar sus gestos y ademanes, o grabarse en un video mientras habla, le servirá para conocer qué comunica con su cuerpo; pida a otros que imiten su forma de caminar, de moverse y gesticular, y luego reflexione sobre lo que observo. Recuerde que los movimientos conscientes y en forma planeada pueden mejorarse para lograr, en forma gradual, tener más impacto sobre los receptores. Los gestos y la expresión facial: la expresión facial refleja el entusiasmo, la naturalidad y la espontaneidad con que decimos el mensaje. Los movimientos de la cara, o gestos, son los elementos visuales de mayor impacto y es en ellos, por lo tanto, donde el comunicador debe desarrollar más habilidades para apoyar su mensaje efectivamente. Algunas recomendaciones al respecto son: Tenga vitalidad, refleje energía: es en la cara donde más mostramos el interés por las cosas; además, la energía que usamos para gesticular depende mucho de los estados anímicos por los cuales pasamos. Controle los sentimientos negativos que llevan a gestos desagradables y trate siempre de mostrar una expresión cordial, alejando pensamientos que se reflejen en gestos de nerviosismo o intranquilidad. Conozca sus gestos nerviosos: observe qué gestos acostumbra hacer cuando se siente intranquilo o nervioso, y trate de controlarlos. Medite: ¿Tiende a tocarse la nariz? ¿Acostumbra tocarse el pelo? ¿Tiende a levantar las cejas? ¿Se muerde los labios? ¿Se queda por unos minutos con la boca abierta? Pregunte a los demás como lo ven. Examínese en un video y tome nota de sus expresiones: es una buena forma de reconocer los buenos y malos hábitos en la expresión facial.
No exagere: Muy pocas personas tienden a exagerar sus movimientos y expresiones faciales durante un acto de comunicación, pero es aconsejable pensar que la exageración de gestos tiene más influencia negativa que positiva, así que seamos moderados cuando queremos ser muy expresivos y dar más apoyo expresivo a los mensajes. Mantenga una expresión cordial y sonría: Muchas personas piensan que mostrarse muy serias les ayudará a verse formales al comunicar sus ideas, pero en general, con la seriedad el público puede percibir hostilidad o distanciamiento. En cambio, quienes sonríen y expresan cordialidad tienen una clara ventaja en comparación con las otras, pues son percibidos como abiertos y amigables, y sus ideas son aceptadas con mayor facilidad. No sonría falsamente: puede haber alguien que sonría, pero que refleje apatía o desgano en la expresión de su rostro, así como que tenga tristeza en su mirada, es decir, que refleje que sus gestos están ocultando lo que ocurre en su interior. La expresión facial, más que ningún otro movimiento de nuestro cuerpo, logrará el impacto deseado en los escuchas, pero no debemos actuar falsamente ni demostrar con la expresión sentimientos que no experimentamos, pues tarde o temprano lo falso se notará y hará disminuir nuestra credibilidad. Una expresión sencilla, pero honesta nos ayudará a lograr una identificación; una sonrisa verdadera puede ayudarnos incluso a ganar amigos. Técnicas para controlar la tensión y el nerviosismo: La tensión y el nerviosismo que se producen al hablar en público hacen que todos respondamos a este hecho con alguna manifestación física: el corazón late a un ritmo más acelerado, las palmas de las manos comienzan a sudar, la boca se seca y las rodillas tiemblan. A pesar de que el público parece no darse cuenta de ello, sí observa la conducta del orador cuando juega con la pluma, el lápiz, las notas o cualquier objeto que caiga en sus manos; si su cara se pone roja o pálida, comienza a sudar en exceso o su voz se hace temblorosa. A estas manifestaciones se les llama ansiedad situacional, debido a que se presenta sólo en situaciones importantes, de alto riesgo o de gran responsabilidad, en las que tenemos que hablar públicamente; la ansiedad desaparece al finalizar la situación que la había provocado. El hablar en público, es una de esas situaciones que causan ansiedad situacional, y aunque no existe un método para resolver o eliminar el problema, si hay técnicasy recomendaciones para reducirla o controlarla. Es muy habitual que nos pongamos nerviosos ante este tipo de situaciones, no solo ocurre con grandes directivos que tienen que realizar presentaciones dirigidas a un gran público, sino con personas que tienen que presentar y dar directrices dentro de su equipo de trabajo, o con jóvenes estudiantes quienes al realizar presentaciones en clase en la universidad ven cómo los nervios destrozan su exposición. Incluso la ansiedad situacional también puediera presentarse en personas muy tímidas cuando tratan de comunicarse con otras personas. ¿Cómo podemos garantizar que nuestra intervención o presentación oral sea un éxito? 1. Reconocimiento de sentimientos, tensión nerviosismo o ansiedad: la ansiedad no debe esconderse. Si admitimos que somos nerviosos, que nos sentimos ansiosos e intentamos hablar de ello con otras personas, iremos mejorando y descubriendo que hay muchos que sienten lo mismo. Al saber que estos sentimientos son más comunes de lo que pensamos, nos ayudará sentirnos más confiados y ganaremos autocontrol.
2. Preparemos bien el discurso: muchas personas dejan de preparar bien su mensaje debido a que se sienten ansiosas, pero luego estarán mucho más nerviosas porque no se prepararon. Si encontramos un buen tema y elaboramos material de calidad, nos sentiremos confiados y comprobaremos que la ansiedad disminuirá. Hay que ser metódico y previsor al preparar el discurso, aplicando todo nuestro conocimiento sobre métodos tanto para corregir y mejorar la redacción del discurso como para disminuir las debilidades que detectemos en nuestro tono de voz, dicción y lenguaje corporal antes de la presentación definitiva. 3. Controlar los nervios durante la presentación: Podemos preparar una presentación brillante, con un soporte espectacular, pero que finalmente sea un desastre. Cuando no controlamos el nivel de ansiedad, y nos ponemos nerviosos, nuestro discurso se verá deslucido y no trasmitiremos seguridad al público. Si nos estamos poniendo nerviosos a la hora de hablar en público es porque estamos adelantando pensamientos negativos respecto a dicha presentación. Así que en primer lugar, habrá que ser consciente de lo que estamos pensando respecto a nuestra presentación y nuestras habilidades como orador. Contestar estas preguntas en un papel puede ayudar: • ¿Cuál es mi problema? • ¿Cuál ha de ser mi actuación? • ¿Qué puedo hacer? • ¿Cómo lo voy a hacer? A través de estas preguntas, podemos detectar si el problema está: •En que nuestro discurso no está bien elaborado, faltan argumentos u evidencias que demuestren la veracidad de los datos, la calidad de no es la idónea, entre otros. En ese caso debemos volver al punto anterior, preparar bien el discurso. Comienza a trabajar en él, hasta que esté pulido y punto. •Si por el contrario el discurso está bien preparado y tu preocupación está más, en “no les va gustar”, “quedaré en ridículo delante de…”, “si me preguntan algo no sabré rebatir la idea”, …, es hora de cambiar estos pensamientos negativos por unos positivos, como “lo he preparado bien”, “creo que les va a encantar”, “sé expresarme bien, lo puedo hacer bien”, “conozco los datos, si me preguntan sabré contestar”… Domina estas sencillas técnicas de control de la ansiedad: Podrás ir aplicando de forma secuencial estas cinco técnicas según se vaya acercando el momento del Discurso. Con ellas podrás bajar tus niveles de ansiedad. 1. La relajación muscular: es una técnica que se va perfeccionando con el tiempo y la práctica, pero que, de forma resumida, consiste en ir tensando y destensando de forma consciente los músculos siguiendo un orden determinado. Lo ideal es entrenar esta técnica durante 15 días seguidos de forma sistemática, para conseguir la automatización del proceso. 2. Visualización Positiva: Cuando te imaginas realizando la exposición, ¿cómo te ves? ¿Nervioso, tropezando, no sabiendo resolver la situación? O por el contrario ¿eres capaz de verte realizando una presentación brillante, en la que tu público queda encantado y te da la enhorabuena? La técnica de la
visualización positiva, que tanto se usa en el mundo deportivo, consiste principalmente en visualizarse realizando con gran éxito esa presentación, viéndote como realmente quieres que ocurra, y hay que hacerlo de la forma más detallada posible. Imagina la sala donde vas a estar, que ropa llevas puesta, dónde se sienta el público… para después visualizarte realizando tu presentación de forma brillante y consiguiendo tu objetivo. Al principio puede que te cueste, pero no dejes de hacerlo unos días antes del gran día, y sobre todo la noche de antes y un rato antes de realizar la exposición. Proyectar en positivo puede ser de gran utilidad para controlar la ansiedad y nos facilitará el camino hacia el éxito. 3. Beber agua: Segundos antes de la exposición algo tan sencillo como beber un trago de agua antes de comenzar a hablar nos puede ayudar a conseguir un mejor rendimiento cognitivo y a reducir el nivel de ansiedad. Desaparecerá esa sensación de boca seca, algo asociado a la situación ansiógena. 4. Respiración Diafragmática: Finalmente, justo antes de salir a nuestra exposición, la respiración diafragmática, consiste en respirar profundamente muy despacio, llevando el aire al abdomen, y expulsar el aire muy despacio por la boca, empleando más tiempo en la espiración que en la inspiración, es una técnica para reducir la ansiedad muy eficaz en estos casos, y que está al alcance de todo el mundo, y se puede realizar antes y durante la presentación. 5. Frases Interiores: Recordemos que lo que nos repetimos de forma constante, esas frases interiores que nos formulamos, son las responsables de nuestros estados de ánimo, así que utilicémoslas para que trabajen a nuestro favor y no en nuestra contra. No dejes de repetirte: “me va a salir bien”, “yo puedo”, “lo he preparado a conciencia”… Fuentes Consultadas: José Manuel García González, “Hablar bien en público: Técnicas de comunicación oral y preparación de discursos y presentaciones”, Profit Editorial, 1 nov. 2012 – 190 páginas. https://books.google.co.ve/books?id=y6EeZDcroJMC&printsec=frontcover&dq=comunicacion+oral&hl=es&sa= X&ved=0CE8Q6AEwCWoVChMIr4Ov3ZXgxgIVgRY-Ch1PmANB#v=onepage&q&f=false Hector Nogue, “Oratoria de 3 en 3”, Panorama Editorial, 30 jun. 2006 - 135 páginas. https://books.google.co.ve/books?id=hJFRkBz5EkC&printsec=frontcover&dq=oratoria&hl=es&sa=X&ved=0CCYQ6AEwAmoVChMI7oCtkorgxgIVBRkCh1YIwCV#v=onepage&q&f=false Socorro Fonseca Yerena “Comunicación Oral” Pearson Educación, 2005 - 265 páginas. https://books.google.co.ve/books?id=Xp2R2xDrT0EC&printsec=frontcover&dq=comunicacion+oral&hl=es&sa= X&ved=0CCIQ6AEwAWoVChMIw4v795XgxgIVwh0-Ch1syw7V#v=onepage&q&f=false http://www.elartedepresentar.com/2013/10/5-tecnicas-para-controlar-los-nervios-ante-una-presentacion/