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La antropología forense y el patrimonio cultural tangible
Taller para la conservación y divulgación de los caminos reales // Restauración de San Ignacio de Loyola de Bacanora // El proyecto Sahuaripa y la sierra Central // Tierra. Diálogos con el patrimonio cultural de Trincheras // Cristina killoste yowe // Entrega del catálogo del Templo del Espíritu Santo de Cócorit // Vida académica // Colecciones arqueológicas del Museo de Sonora
BOLETÍN DEL CENTRO INAH SONORA AÑO 13 // NO. 40 // ENERO 2017
2 // SEÑALES DE HUMO
EDITORIAL
Estimados lectores: En el patrimonio cultural, todo está vivo, todo es y está presente en este tiempo. La defensa del tiempo es por todo ello, defensa del patrimonio cultural y la manera de vivirlo en la historia. Esa defensa en México ha tenido un nombre: Instituto Nacional de Antropología e Historia, que es una dependencia del gobierno federal, creada en 1939 por mandato del presidente Lázaro Cárdenas del Río, con el propósito de ser la institución dedicada a la investigación, conservación y difusión del patrimonio arqueológico, antropológico e histórico del país. Su creación y existencia ha jugado un papel clave en la preservación de la herencia cultural de México y el mundo. En Sonora, a poco más de cuarenta años de presencia del INAH, son muchos los esfuerzos realizados, los cuales han tenido una gran importancia en la formación y consolidación de una conciencia acerca del patrimonio cultural, de la necesidad de su conocimiento, protección y disfrute. El Instituto ha generado una intervención directa en conservación de sitios arqueológicos, materiales óseos, objetos históricos, monumentos históricos y zonas de monumentos de la región. También ha contribuido a divulgar los valores y significados de la historia e identidad de la diversidad cultural sonorense. En esta gran misión que tiene el Centro INAH, el boletín de divulgación Señales de Humo, es una puerta de acceso al conocimiento del patrimonio cultural de Sonora, así como de las diversas acciones que realizamos para estudiarlo, conservarlo y protegerlo. El presente ejemplar del boletín nos permite en esta ocasión abordar a la Antropología Forense como una ciencia joven en nuestro país, aunque se está extendiendo cada vez más por todo el mundo por su enorme utilidad en aspectos de justicia o en casos de resoluciones criminales donde los investigadores no encuentran una solución evidente. Con el propósito de socializar los conocimientos básicos de esta disciplina, así como propiciar una mejor colaboración con las instituciones encargadas de la impartición de justicia, se realizó un curso específico del tema, que en este número de Señales de Humo se aborda, así como otros temas de gran relevancia para la investigación y conservación de los bienes culturales de Sonora. Antrop. José Luis Perea González Delegado del Centro INAH Sonora
LA ANTROPOLOGÍA Y EL PATRIMONIO CULTURAL La Antropología es una ciencia que analiza al hombre en el contexto cultural y social del que forma parte. Así, analiza también el origen del ser humano, su desarrollo como especie social y los cambios en sus conductas según pasa el tiempo. La Antropología tiene a su vez especialidades, que dan cuenta de la conducta humana a partir de diferentes fuentes de información. Una de ellas es la Antropología Física que estudia al hombre en sus aspectos biológicos, es decir, lo estudia en cuanto organismo animal. Además, se centra también en el estudio de las diferencias o variaciones físicas entre las poblaciones humanas a lo largo del tiempo y de sus distribuciones en el espacio, por lo que una de las cuestiones fundamentales de esta disciplina, es la de situar al hombre dentro del sistema de los otros seres vivos y esclarecer su origen y evolución.
Esta definición implica el dominio de una serie de herramientas técnico metodológicas por parte del antropólogo físico, que lo capacita para poder llevar a cabo la identificación de un ser humano a partir de sus restos óseos, pues está especializado en el estudio y análisis de la biología esquelética y dental del ser humano. La Antropología Forense ofrece sus conocimientos, metodología y técnicas al sistema de justicia médico-legal en casos criminales, civiles y aquellos relacionados con los derechos humanos. La preparación académica de los antropólogos forenses conlleva estudios en técnicas de excavación de restos humanos, así como en las áreas de osteología humana, antropología dental y análisis de trauma óseo. El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tiene entre sus funciones la investigación, divulgación, conservación y protección del patrimonio cultural, ya sea tangible o intangible. En el caso del patrimonio cultural tangible,
INVESTIGACIÓN // SEÑALES DE HUMO // 3
ANÁLISIS DE MATERIALES. FOTOGRAFÍAS: ROCÍO PRECIADO.
FORENSE TANGIBLE PATRICIA OLGA HERNÁNDEZ ESPINOZA
tenemos los restos óseos paleontológicos, los restos óseos humanos y los momificados, de poblaciones humanas que vivieron en tiempos remotos y no tan remotos. El hallazgo de osamentas humanas es un hecho frecuente y motivo de denuncias de particulares ante las autoridades correspondientes. Sin embargo, la falta de especialización del personal que lleva a cabo el levantamiento de dichos restos, ha provocado que no se lleve un registro adecuado del contexto que rodea al esqueleto y de las características mostradas en el sitio del hallazgo, lo que impide conocer si los huesos corresponden a personas que vivieron hace mucho tiempo o pertenecen a poblaciones contemporáneas y por lo tanto discernir si los restos corresponden o no, a una posible víctima. Por lo anterior es importante la participación de los investigadores del INAH en
estos hallazgos, garantizando la conservación del material óseo y cultural para su estudio, de acuerdo con la autoridad competente, derivarlos hacia la atención y custodia de los agentes de los servicios periciales de la localidad; de ahí que es importante que sepamos que ante el hallazgo de “calacas” o “canillas” en algún patio, campo de cultivo o durante la construcción de algún cuarto o vivienda, se comuniquen con los especialistas del INAH, con lo que nos ayudarán a conservar el patrimonio cultural de los sonorenses.
OQUI OCHOA, FARDO FUNERARIO EXCAVADO EN LA SIERRA ALTA DE SONORA. FOTOGRAFÍA: JÚPITER MARTÍNEZ.
4 // SEÑALES DE HUMO // CONSERVACIÓN
TALLER PARA LA CONSERVACIÓN Y DIVULGACIÓN DE LOS CAMINOS REALES MÉXICO-ESTADOS UNIDOS ESPERANZA DONJUAN ESPINOZA
Los días 22 al 24 de junio del 2016, se realizó en la ciudad de Laredo, Texas, el Taller para la Conservación y Divulgación de los Caminos Reales. “Los dos caminos: superando fronteras a través de los siglos, México-Estados Unidos”. Su organización estuvo a cargo del National Park Sevice y el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
IMAGEN DEL EVENTO. DISEÑO: ROCÍO PRECIADO.
El taller tuvo como objetivo reunir especialistas de ambos países, tanto académicos, como de dependencias gubernamentales y no gubernamentales e instituciones encargadas de la conservación del patrimonio cultural, quienes compartieron sus reflexiones, experiencias y conocimiento para desarrollar iniciativas de investigación, conservación e interpretación de los caminos reales, específicamente el Camino Real de Tierra Adentro y el Camino Real de los Tejas. El evento dio inicio con las participaciones de los representantes de los dos países, Superintendente del National Park Service de Laredo, Texas, Aaron Mahr y el Delegado del INAH en Sonora, antropólogo José Luis Perea González.
¿Por qué estudiar los caminos reales? ¿Cuál es su importancia? La Historia ayuda a comprender estas y otras interrogantes. A partir del siglo XV el monarca español legisla sobre los caminos, no obstante, debido a las múltiples y repetitivas disposiciones reales, las leyes generadas por el rey no concedieron la titularidad a los caminos, en su lugar dejaron abierta la posibilidad de que los usuarios los calificaran y asignaran con dicho título a un determinado camino. El camino real no siguió una ruta fija, ni tampoco fue siempre el mejor; a menudo alternó calzadas con tramos de herradura o simples veredas. Por la importancia de la ruta, para la seguridad y protección de los que la abrían y trajinaban ellos mismos la denominaban “real”. En apoyo a esta circunstancia, la Corona legisló sobre la libertad de los caminantes de buscar rutas más cortas y seguras. La importancia del estudio de los caminos reales estriba en todo lo que se genera a su alrededor. Los caminos han actuado como catalizadores de la organización económica que se crea, ya que permiten el traslado de mercancías y
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RECORRIDO POR EL SITIO HISTÓRICO “LOS CORRALITOS”, TEXAS, E.U.A.
son fuente de ingresos para los estados a través de los impuestos, pero más allá de lo que representa el acto comercial o fiscal, los caminos ligan los asentamientos entre sí y al hacerlo, vinculan a sus pobladores formando una compleja red de relaciones entre individuos que buscan satisfacer necesidades, no solamente de abasto, sino de comunicación. Es así como los caminos se convierten en vectores por donde se trasladan mercancías, ideas, costumbres, prácticas,
creencias, instituciones, influencias artísticas, entre otros aspectos que tienen que ver con los imaginarios de la sociedad y que con el paso del tiempo dan forma al patrimonio cultural tangible e intangible.
suficiente investigación en los Estados Unidos, por lo que se pretende indagar su contraparte, por parte de instituciones académicas en la porción que actualmente corresponden a las entidades federativas mexicanas.
El Camino Real de Tierra Adentro, ha sido inscrito en el año de 2010 en la lista de sitios reconocidos como patrimonio de la humanidad por parte de la UNESCO. El camino Real de los Tejas, ya cuenta con
VISITA AL SITIO HISTÓRICO “SAN YGNACIO”, TEXAS, E.U.A.
ASPECTOS DE LAS MESAS DE TRABAJO. EN LAREDO, TEXAS, E.U.A.
6 // SEÑALES DE HUMO // RESTAURACIÓN
RESTAURACIÓN DE SAN IGNACIO DE LOYOLA DE BACANORA, SONORA RODOLFO DEL CASTILLO LÓPEZ
Antecedentes históricos La comunidad de Bacanora está ubicada al centro oriente del estado de Sonora en el corazón de la Sierra Madre Occidental. Es cabecera del mismo municipio y su nombre en lengua ópata significa “ladera de los carrizos”. Su población actual es cercana a los mil habitantes. Su territorio original estuvo poblado por los indios ópatas jobas y fue fundado por el misionero jesuita Pedro Méndez en el año de 1627, cuyo santo patrono fue San Ignacio de Loyola 1 quien se considera fue fundador de la Compañía de Jesús en 1556 y fue canonizado en 1622 d. C. Entre sus atributos se cuentan; Corazón inflamado, libro con la leyenda Ad mayoren gloriam Dei (A mayor gloria de Dios), se le representa vestido de negro, calvo y con sombra de barba. Trigrama IHS, visión de la “storta”, aparición de Cristo cargando la cruz, visita de san Pedro estando san Ignacio enfermo en su cama, se le considera patrón de posesos y se le invoca contra fiebre y lobos.2
Descripción del bien mueble La escultura de San Ignacio de Loyola mide 1.34 de alto, 0.44 de ancho y 0.37 m de profundidad y está manufacturada en una técnica mixta, tallada en madera
y modelada con tela encolada y ojos de vidrio, posiblemente data de principios del siglo XIX. Se representa como un personaje masculino de estatura baja parada sobre una base de madera. Porta bonete de cuatro puntas elaborado de cartón, además lleva aureola de metal, es calvo con ojos de vidrio, barba modelada en pasta, las manos están encontradas al frente y separadas del cuerpo escasos centímetros. En los antebrazos, de los codos a la unión de las manos hay manufactura de pliegues de ropaje con tela encolada. Sobre las manos reposa un pequeño libro abierto de madera de color negro. Sus vestiduras son propiamente pintadas sobre la madera y telas encoladas; observándose por los colores que viste tres distintos elementos. Primero aparece el color negro como un hábito, posteriormente una especie de sotana o alba de color blanco y en la superficie una casulla que cubre el frente y la espalda. Este último elemento está decorado con una cenefa perimetral de hoja o enredadera de acanto de color dorado. Igualmente en la parte central del tórax se observa un diseño de gran tamaño de dos formas contrapuestas de acanto que encierran una cruz pintada de color dorado y delimitada por una línea de color azul en todos los diseños. Esa
ESCULTURA DE SAN IGNACIO DE LOYOLA ANTES Y DURANTE EL PROCESO DE RESTAURACIÓN.
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decoración central se encierra dentro de un trazo de color dorado al frente, en forma de trapecio vertical. El fondo de la casulla es un color rojo, en la espalda tiene un diseño de una cruz de gran tamaño de color amarillo; en cuya intersección se encuentra pintado un círculo de color blanco con el trigrama JHS (Jesús Hombre Salvador) y una cruz posada en el centro de la H. La casulla en su parte interna tiene un color azul. En la parte inferior delantera salen las terminaciones del hábito y la casulla, donde asoman dos elementos de color negro con forma de zapatos; posados sobre una plataforma de madera de color verde y laterales de color negro.
Estado de conservación en que se encontró La obra al parecer ha sido intervenida en varias ocasiones por la serie de repintes y la superposición de bases de preparación, así como por la unión de fragmentos observados. El soporte que es la madera, no tenía deterioros por ataque de agentes biológicos. En el rostro era notorio el desprendimiento de los párpados inferiores y de la barba. En la parte posterior, la tabla de la espalda tenía una grieta que nacía del cuello hasta la parte baja. Igualmente en la parte frontal había grietas que ocasionaron el desprendimiento de base de preparación y capa pictórica. Las telas encoladas presentaban una serie de grietas delgadas y en partes pérdida de material, igualmente la base compuesta por tablas de madera de pino claveteada y pegada, resultó ser el elemento más alterado, presentando desprendimiento y pérdida de base de preparación y capa pictórica de la superficie. Además se dejan ver clavos modernos
como medios de sujeción y las tablas parecen ser de manufactura reciente. La escultura presenta una base de preparación de color blanco (carbonato de calcio y cola), que se encontró con alteración de falta de adherencia a la madera, disgregación y pérdida de la misma en zonas del rostro, frente de la escultura y sobre todo en zapatos y pedestal. Los colores encontrados son: blanco, rojo, verde, amarillo, dorado, café claro, negro, azul. La pérdida de colores está asociada a las alteraciones de la base de preparación, así como a la degradación y eliminación por las intervenciones anteriores, ubicándose una gran cantidad de desprendimientos y enconchados en el área frontal y en el pedestal.
Procesos de conservación Se llevó a cabo la limpieza química y mecánica (eliminación de silicón en la cabeza y pintura de cal), eliminación de repintes en cabeza, rostro y manos. También se consolidó la madera y base de preparación utilizando cola de conejo en diferentes proporciones. Se realizó la unión de partes (párpados y barba), fijado de escamas y enconchados de base de preparación y capa pictórica para nivelar la superficie, así como la limpieza de decoraciones doradas. Se repusieron partes faltantes como resanes utilizando cola y carbonato de calcio), que habiendo secado se aplicó una capa de barniz local con pincel para la reintegración de color. Para finalizar después de la reintegración de color se protegió la obra con una resina acrílica conocida como paraloid B 72 el cual fue diluido en solvente orgánico para ser aplicada por aspersión. La obra fue restaurada en el mes de julio del 2016.
LA OBRA DESPUÉS DEL PROCESO DE RESTAURACIÓN.
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https://es.wikipedia.org/wiki/Bacanora_(Sonora)-18 de mayo de 2016 Mariano Monterrosa Prado y Leticia Talavera Solórzano en Símbolos Cristianos, Colección. Obra Varia, (INAH, México D.F. 2004) 279p.
8 // SEÑALES DE HUMO // CONSERVACIÓN
EL PROYECTO SAHUARIPA Y LA SIERRA CENTRAL: RESULTADOS PRELIMINARES 2014-2016 JOHN CARPENTER / GUADALUPE SÁNCHEZ FOTOGRAFÍAS: PROYECTO SAHUARIPA Y LA SIERRA CENTRAL
Se conoce muy poco sobre la historia cultural de la región de Sahuaripa en Sonora, la única excavación arqueológica previa fue en 1938. El Proyecto Arqueológico Sahuaripa y la sierra Central tiene como objetivo principal estudiar esta desconocida región. Aquí se presentan los resultados preliminares de las primeras temporadas de campo, donde se logró visitar, registrar y documentar 61 sitios arqueológicos, incluyendo 18 sitios previamente registrados (10 que han sido destruidos por completo) y 43 sitios nuevos. Asimismo se realizaron excavaciones de prueba en ocho sitios y se recuperaron siete inhumaciones humanas. Los sitios prehispánicos registrados incluyen abrigos rocosos con componentes arcaicos, petrograbados, aldeas, sitios habitacionales pequeños y grandes, siendo éstos últimos sorprendentes, ya que registran entre 20 y 100 cuartos contiguos agrupados alrededor de hasta
tres plazas. Generalmente la arquitectura consiste de cimientos de dos hileras de piedras bola, parecidos a los de la tradición Río Sonora, que sirvieron de desplantes para levantar muros de adobe; los cuartos definidos miden en promedio 3 x 5 m. Uno de los asentamientos más extensos documentados es el sitio de Buenavista, localizado en Arivechi, originalmente descrito por Carl Sauer y Donald Brand en 1931. El sitio se compone de por lo menos tres conjuntos residenciales con plazas centrales y cuartos contiguos alrededor, y al parecer una larga ocupación con restos de varios pisos enterrados. Se recolectaron de superficie y excavación más de 40 tiestos de cerámica procedente de Chihuahua, incluyendo los tipos polícromos Babícora, Carretas y Villa Ahumada, así como Madera Negro-sobre-rojo que corresponden al periodo Medio (1200-1450 años d.C.) de Paquimé.
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También se recolectó un tiesto del tipo Sacatón Rojo-sobre-bayo originario de la región Hohokam en Arizona; así como 70 ornamentos representados por cuentas de conchas nacaradas y de Olivella, brazaletes de Glycymeris, pendientes y pectorales. Se recolectaron puntas de proyectil y lascas de obsidiana, que representan materias primas foráneas, ya que la fuente más cercana se encuentra en la región de Bavispe, Sonora. Otro de los sitios importantes es el Ekholm 55, que consiste de varios conjuntos arquitectónicos distribuidos en la cima, la terraza media y baja. Una gran plaza con cuartos contiguos rodeando tres lados y un muro, se observa en la cima. En los pozos de sondeo realizados se ubicaron varios pisos de ocupación enterrados, ornamentos de concha marina, obsidiana y cerámica rojo sobre café que están presentes en todo el sitio. Creemos que el sitio seguramente es el “Zaguaripa” visto por Baltasar de Obregón en 1564 y que fue el primer asentamiento en Sonora descrito como pueblo amurallado por los españoles.
En dos temporadas se logró visitar, registrar, y documentar 61 sitios arqueológicos, incluyendo 18 sitios previamente registrados (10 que han sido destruidos por completo) y 43 sitios nuevos.
Aunque apenas se comienza a conocer la región y falta mucha investigación, análisis y dataciones, se puede afirmar que existen asentamientos complejos con plazas centrales y cuartos contiguos -seguramente de adobe- acomodados alrededor, y varios pisos de ocupación. La presencia de cerámica importada de la esfera de Paquimé en Chihuahua y la región Hohokam en Arizona, junto con centenares de ornamentos de concha y artefactos de obsidiana, son un testimonio de que la región de Sahuaripa y la sierra central de Sonora, durante la época prehispánica jugaron un papel importante en las redes de intercambio a larga distancia, que existieron en el noroeste de México y que comunicaron regiones tan lejanas como el suroeste de E.U.A. con sitios de Sinaloa y Nayarit, afiliados a las tradiciones del Occidente de México.
PECTORAL DE CONCHA DEL SITIO “LOS TEMAQUIS”.
OLLA COMPLETA EN EL SITIO “LOS TEMAQUIS”.
EXCAVACIÓN DE UN CUARTO EN EL SITIO ONAPA.
10 // SEÑALES DE HUMO // DIVULGACIÓN
TIERRA DIÁLOGOS CON EL PATRIMONIO CULTURAL DE TRINCHERAS JULIO PEREA GUILLÉN*
A unos 250 kilómetros en medio del desierto sonorense, entre sahuaros, pitahayas y ocotillos, se asoman pequeños rostros con ojos vivos, son niños y niñas del Municipio de Trincheras. El presente escrito es un recuento de actividades culturales y artísticas con ellos y para ellos, realizadas desde el 2013 hasta la fecha, en la Zona Arqueológica Cerro de Trincheras y como parte de las acciones educativas emprendidas por su Centro Interpretativo. Es también un análisis sobre el trabajo que implica un proyecto de vinculación comunitaria. Bajo este entendido, las experiencias recopiladas nos han llevado a plantear las siguientes preguntas: ¿Cómo un proyecto de esta naturaleza logra arraigarse y potencialmente ramificarse en una comunidad? y ¿En qué punto falla o tiene éxito este tipo de intervención? El punto de partida se da en el 2013, con el Taller de Teatro y Títeres para la comunidad infantil de Trincheras. Este breve encuentro de cinco días, se perfiló un ejercicio colectivo en el que los niños y niñas participantes en el taller, definieron con palabras, acciones y dramatizaciones, elementos constitutivos de su patrimonio cultural, por ende de su identidad. Anécdotas, leyendas e historias del cotidiano permitieron la creación de un micromontaje escénico, en el cual los títeres y los materiales naturales de la región que intervinieron en la construcción, diseño y plástica, nos hablaron de la relación que los niños guardan con su comunidad y con aquello se erige como uno de los patrimonios arqueológicos más importantes del estado de Sonora,
ENSAYO DE LA OBRA TIERRA. FOTOGRAFÍA: JERÓNIMO GARCÍA NARANJO.
que es el Cerro de Trincheras. Esta breve experiencia, permitió trazar el principio rector de todo el trabajo posterior que se ha venido realizando en la comunidad. A mediados del 2014 se concursó y se ganó una beca por parte del CONACULTA, para la realización de una obra de carácter semi profesional en la que los niños participantes fueron parte integral de la creación de un montaje. El tiempo de trabajo fue de un mes y medio, lo que permitió estrechar antiguos lazos de amistad con niños, padres y maestros de la comunidad. El resultado de este proceso fue la obra Tierra, que tuvo su estreno a principios del mes de febrero del 2015 en la ciudad de Puebla. Este
proyecto perfiló los canales de comunicación mediante los cuales los niños trinchereños pudieron expresar su identidad cultural y cómo ésta fue compartida por toda una comunidad. Los temas que se abordaron y presentaron ante el público fueron desde hechos históricos sobre la conformación de Trincheras, pasando por el primer salvamento histórico del cerro, hasta las nuevas prácticas culturales como son los bailes, las fiestas, las carreras de caballos, la elaboración de queso, etcétera. Todo el trabajo en la comunidad fue documentado en fotografías y videos; al hacer una revisión crítica del material conjuntado, se determinó efectuar una exposición de
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pues éste permite la apertura del espacio íntimo, ese núcleo que aglutina desde la casa habitación, las acciones del cotidiano, hasta los pensamientos más profundos de un individuo; la generación de un espacio compartido que hay que saber cuidar y respetar. Ese reconocimiento, empatía y familiaridad con el otro, porque al final de cuentas mucho de lo que conlleva este tipo de proyectos es la involuntaria concreción de relaciones cuasi familiares. PRESENTACIÓN DE LA OBRA DE TEATRO EN LA JORNADA CULTURAL TIERRA. FOTOGRAFÍA: ROCÍO PRECIADO.
fotografías como parte de la continuidad del proyecto, con la clara visión de ampliar el espacio comunicativo y educativo. En junio del 2016 se efectuó la Jornada cultural Tierra. Diálogos con el Patrimonio Cultural, evento que reunió la presentación de la obra y la inauguración de la exposición fotográfica en el Centro Interpretativo de la Zona Arqueológica Cerro de Trincheras, apoyada en su realización por el INAH Sonora. Al evento se dieron cita autoridades municipales, representantes de las instituciones culturales del estado y la comunidad de Trincheras (adultos y niños), haciendo de éste, un espacio de intercambio, comunicación, equidad y de horizontalidad entre artistas, instituciones y público en general. Las fotos mostraron el proceso de creación del montaje y el trabajo que conlleva la obra, así como el respaldo de instituciones y el involucramiento directo e indirecto de toda una comunidad. Para las dos preguntas formuladas anteriormente encontramos las siguientes respuestas: lo primero recae en el proyecto, el cual debe ser sencillo, alejado de falsas pretensiones, especulación de resultados y acorde con los insumos que se tienen, parece fácil, pero también fácil es perderse en dinámicas que solo llevan a que él, o los responsables de un proyecto sean los ejes rectores, olvidando o segregando la acción colaborativa y de
empoderamiento de una comunidad. Lo segundo es entender que el proyecto a emprender, es maleable y debe adecuarse a las circunstancias que se presentan. Es en la escucha, en el diálogo y hasta en los silencios dónde se entretejen las primeras relaciones humanas, en las cuales se revelan la complejidad, riquezas y problemáticas de una comunidad. El tercer elemento es el tiempo depositado,
Por último, reflexionar que con cada pisada que damos en esas tierras lejanas, aquello que vemos, que nos parece diferente o extraño, dado nuestros prejuicios o educación, los sabores y olores que sacan de balance a nuestros sentidos e incluso la hostilidad o resistencia que se pueda encontrar, son las bases con las que se crea una comunicación honesta con los otros, hará desarrollar acciones en las que una comunidad se sienta escuchada, atendida, cuidada, unida e involucrada. Para así, poder caminar juntos entre sahuaros, pitahayas y ocotillos.
ASPECTOS DE LA INAUGURACIÓN DE LA EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA. FOTOGRAFÍA: ROCÍO PRECIADO.
*Actor y director de teatro radicado en Hermosillo, ha sido colaborador del Proyecto Institucional Trincheras.
12 // SEÑALES DE HUMO // INVESTIGACIÓN
CRISTINA KILLOSTE YOWE RAQUEL PADILLA RAMOS
La conocí en Cócorit en la primavera de 2006 un lunes de Cuaresma. Cristina estaba en el barrio yaqui del Konti en preparativos para las ceremonias. Era entonces una mujer de unos setenta y tantos años e inmediatamente me llamó la atención por su belleza: dos ojos grandes que parecían no tener fin y que portaban mirada de desconfianza ante esta yori advenediza, y una cabellera abundante, entrecana, larga y bien trenzada que semiocultaba bajo un rebozo. En esa ocasión, había varios yaquis levantando una ramada y otros recostados en el suelo, esperando a que la hora yaqui diera la señal. La hora yaqui es el tiempo medido a la usanza yaqui. Se calibra por la salida del sol, por el canto del gallo o por el astro rey en el cenit. Luego entonces, el resonar de su tambor no está marcado por las obsesivas manecillas de un reloj, aunque en nuestras palabras occidentales esto pueda llamarse impuntualidad. Cristina estaba acompañada por Imelda, una señora de mirada interesante que nació en 1937, según me dijo. Ambas estaban sentadas, yo de pie. Yo estaba haciendo investigación para mi tesis doctoral y de una manera muy amplia, les dije que me interesaba conocer sobre la historia de sus abuelos, de sus padres y de los yaquis que se llevaron deportados
para otros lados. Ellas estuvieron de acuerdo. Durante el tiempo que duró nuestra conversación, Cristina sonreía mucho y hasta se carcajeaba, pero siempre se tapaba la boca con el rebozo. Imelda fue más mesurada y no habló. Además de narrar generalidades sobre la forma como su mamá vivió y sufrió la deportación a Yucatán, Cristina me contó que "eran muchos a los que agarraron y se llevaron, hombres no agarraron, puras mujeres. A los hombres los mataban[…]" Con esta aseveración, repetía como dogma la creencia de que el ejército mataba a los hombres y sólo deportaba a las mujeres, aun cuando después expresó enunciados que contradecían esta especie. ¿Sería confusión de la memoria o un truco para dar fuerza a su relato? Después, Cristina recordó a una familia de Tórim que guardaba fotos y cartas del exilio. Acordamos vernos el miércoles siguiente para ir a visitar a esa familia, pero no acudió a la cita. Me la aplicó, como suelen hacer los yaquis ante los extraños, los intrusos, los preguntones. Azares del destino me llevarían después a conocer y amistar profundamente con esa familia. Por voz de su madre, Cristina aprendió que la Sierra (del Bacatete) fue el refugio
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de los yaquis y que aún allí los persiguió y capturó el ejército: "Mi mamá nació en la Sierra y por ahí la agarraron los soldados y se la llevaron a México. No tenía hijos, cargaba a sus sobrinos chiquitos. Le ayudaba a cargar a su hermano [que] también lo agarraron." En esos minutos de charla, Cristina me abrió su corazón porque me habló sobre dolorosos temas, y así como sonreía, sus ojos lóbregos también se humedecían por la hondura de los recuerdos familiares. No la volví a ver hasta que Juan Rodríguez llegó a mi vida durante una breve temporada laboral que tuve en Texas, y me contaba sobre su familia, sus amigos, su vida ritual como matachín y chapayeka en el barrio del Konti de Cócorit, Río Yaqui, y sobre su nina (madrina) Cristina. Hasta ahí yo no caía en cuenta. Nuestra primera fiesta patronal juntos fue la de la Virgen del Camino en Loma de Bácum en el año 2014. Allí estaba ella, bella, bien plantada, sonriente, apoyando al pueblo de Cócorit en su visita ritual a Nuestra Señora. Juan me la presentó y ella inspeccionó de pies a cabeza mi vestimenta a la usanza yaqui. No llevaba rebozo. Error. Pero Cristina fue amable conmigo pese a que no recordó mi cara ni nuestra conversación de años atrás, yo como antropóloga, ella como conversadora (odio llamar a mis colaboradores "entrevistados" o peor aún, "informantes"). Nos volvimos a ver varias veces y ella me platicaba orgullosamente sobre su ahijado Juan: "toca muy bien" o "ahí donde lo ves, es danzante de matachín". Luego coincidimos en el barrio del Konti cuando en representación del Instituto Nacional de Antropología e Historia, atendí una denuncia por un siniestro presentado en el templo del Espíritu Santo de Cócorit, el cual acabó con una imagen de la Virgen. Recuerdo haber visto a una Cristina que no cabía en sí de tanto dolor. Con la ayuda de la Hist. Zulema Bujanda, investigadora contratada del proyecto
Las misiones de Sonora bajo mi responsabilidad, dimos inicio al trabajo de catalogación de los bienes muebles históricos del recinto religioso yaqui de Cócorit, labor en la que Cristina apoyó notoriamente. En total catalogamos 17 piezas entre imágenes de bulto, accesorios y objetos litúrgicos. Por su amplio conocimiento en materia religiosa y en el cuidado de los objetos que pertenecen al templo de lo que fuera la antigua misión del Espíritu Santo, la presencia y trabajo de Cristina, así como de otras mujeres yaquis (killostes y tenanchis) fue imprescindible. El INAH, acostumbrado a allegarse el apoyo de asociaciones, patronatos y juntas vecinales para la salvaguarda del patrimonio cultural, en esta ocasión se convirtió en la instancia coadyuvante, gracias al conocimiento de estas mujeres, y su acertado manejo sobre los bienes eclesiásticos. El 12 de julio del año 2016, apenas unos días después de la fiesta del Camino, falleció Cristina, la yaqui más bella que he conocido, y también la más sonriente. Cristina, la nina de mi querido Juan y de la cautivadora Giapsy, una hermosa tenanchi de la iglesia del Konti. Murió Cristina, la mujer que sabía secretos y verdades, y de respeto profundo al servicio y la luuturia yaqui, es decir, la cultura de este digno pueblo. Murió Cristina Gotobopicio, la killoste yowe de Cócorit, pero mucho de ella permanece en quienes la tratamos. Descansa en paz Cristina en el mundo de las flores.
14 // SEÑALES DE HUMO // DIVULGACIÓN
CATALOGA INAH RIQUEZA HISTÓRICA DEL TEMPLO DEL BARRIO DEL KONTI EN CÓCORIT, SONORA MARTHA OLIVIA SOLÍS ZATARAÍN
A finales del mes de junio de 2016 en un esfuerzo por proteger y preservar los bienes históricos del Templo del Espíritu Santo de Cócorit, Río Yaqui, el Instituto Nacional de Antropología e Historia en Sonora entregó el Catálogo de bienes muebles en recintos religiosos a las autoridades tradicionales de la comunidad, dentro de las festividades de San Juan. La entrega del Catálogo estuvo a cargo de la Dra. Raquel Padilla Ramos coordinadora del proyecto Las Misiones de Sonora y de la Hist. Zulema Bujanda Álvarez, ambas investigadoras del INAH en Sonora, quienes además realizaron el proceso de registro e inventario de los bienes patrimoniales, apoyados de las killostes y tenanchis de dicho templo ubicado en el Barrio del Konti en Cócorit, Municipio de Cajeme, Sonora. El proceso de registro inició a solicitud de la misma comunidad yaqui, después de que una imagen mariana del mismo templo sufriera un siniestro en enero de 2015, por lo que el INAH en respuesta rápida, culminó el catálogo con un total de 17 bienes históricos entre esculturas, litografías, accesorios y objetos litúrgicos, mobiliarios, pertenecientes a los siglos XVIII y XIX. El Templo del Espíritu Santo corresponde a un recinto que antes se constituía por una ramada y que a mediados del siglo XX fue construido en el espacio que ahora
ocupa, cuyos bienes son de lo más representativo dentro de las celebraciones rituales de Cuaresma entre los pueblos yaquis de Sonora. Custodiar el patrimonio que se guarda en cada uno de los templos históricos de estado es uno de los compromisos primordiales del Centro INAH Sonora; que en esta ocasión se representa con un valor adicional, pues se trata de un templo de una comunidad indígena, que opera de forma independiente y que representa un testimonio vivo de la época en que los misioneros llegaron a Sonora. Ubicado en Cócorit que significa en lengua yaqui “chiltepín”, pertenece a uno de los ocho pueblos indígenas yaquis, fue fundado como misión por la Compañía de Jesús en 1617 y ha sido testigo de diversos procesos políticos, militares y religiosos por parte de diferentes actores de la época virreinal e independiente, siendo estos objetos una parte que dan fe de lo sucedido. La catalogación de estos 17 bienes culturales, está dentro de la base de datos nacional que el INAH tiene para el control y preservación de los bienes religiosos en el país, dando como resultado un documento de uso restringido y que se mantiene hacia el interior de las autoridades religiosas tradicionales y la comisaría existente.
Este trabajo forma parte del Programa Nacional de Identificación, de Registro y Catálogo de Monumentos Históricos Muebles del INAH, que a través del Proyecto de bienes muebles en recintos religiosos del estado de Sonora, coordinado por la Mtra. Esperanza Donjuan Espinoza, se viene realizando desde el 2004; con el cual se ha obtenido la elaboración de más de veintiún catálogos, que registraron más de 1600 piezas en general, de los templos históricos de Ures, Rayón, Pitiquito, Caborica, Opodepe, Oquitoa, Huépac, San Miguel de Horcasitas, Arizpe, Hermosillo, Maycoba, Ónavas, Guaymas, Bacadéhuachi, Magdalena de Kino, Sahuaripa, Caborca, Moctezuma, Tecoripa, Álamos y Cócorit.
ENTREGA EN EL TEMPLO DE CÓCORIT. FOTOGRAFÍA: ZULEMA BUJANDA.
INVESTIGACIÓN // SEÑALES DE HUMO // 15
CRISTINA GARCÍA MORENO
VIDA
ACADÉMICA
Ponencias presentadas en el segundo semestre de 2016 Arqueología § “Reapropiación de signos del pasado en el Noroeste de México: los petrograbados de Cerro de Trincheras, Sonora”. § “Gestión e interpretación en la zona arqueológica Cerro de Trincheras, Sonora, México”. § “Cremaciones de Tradición Trincheras”. § “De recorrido introductorio a museo de sitio: Las experiencias inesperadas de Cerro de Trincheras, Sonora”. § II Congreso Carl Lumholtz, en la ciudad de Chihuahua, El programa completo se puede consultar en http://eahnm.edu.mx /wp-content/uploads/programa.pdf Antropología Física § “Patrones de Mortalidad e Identidad. El caso de Tamtoc, SLP”. Antropología Demográfica e Historia § “El Padrón de Arizpe, en el Contexto Sociodemográfico del siglo XVIII Sonorense”. § “Coyote con española, coyote: mestizaje y grupos familiares en el padrón de Arizpe de 1796”. § “Mestizaje y parentesco: grupos familiares en Arizpe, Sonora, en el siglo XVIII”. Antropología Social § “Aplicación empírica de los imaginarios sociales”. § “De las señales de humo a las redes sociales, analizando formas y procesos de comunicación entre los pueblos originarios del noroeste”. § “Déjalos mijo, son libros”. Historia § “La territorialidad de las sociedades indígenas y los vecinos de Sonora. Siglo XVIII. Lógicas confrontadas”.
§ “Los caminos en tiempos de Juan Bautista de Anza”. § “La línea de Presidios en el norte de la Provincia de Sonora. Elementos en la conformación de la frontera septentrional novohispana”.
Publicaciones Archaeology Southwest, vol. 30, no. 6, editado por Elisa Villalpando y Randall McGuire. Se puede consultar en línea en www.archaeologysouthwest.org/asw30-3
Cursos “Registro y protección de bienes muebles históricos en recintos religiosos del noroeste de México” en la ciudad de Culiacán.
Eventos § “Coloquio de Pascolas y Venados”, realizado en el Museo de los Yaquis, Cócorit, Sonora. § “Segunda reunión anual del Seminario Ales Hrdlicka” con el tema “Las Poblaciones del Noroeste y Norte de México”. El programa completo del seminario se puede consultar en https://issuu.com/ maroly/docs/programa_seminario antropfis_difusio § “Taller Sobre el Registro de Sitios y Colecciones Paleontológicos en el Estado de Sonora”.
Nueva plaza A partir del 1 de noviembre de 2016 la Arqlga. Cristina García Moreno ocupó una plaza de Profesor de Investigación Científica en el área de arqueología del Centro INAH Sonora.
INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
16 // SEÑALES DE HUMO // MUSEO
Dirección General Diego Prieto Hernández VASIJA EFIGIE, REPRESENTACIÓN ANTROPOMORFA, TIPO VILLA AHUMADA POLICROMO, CULTURA CASAS GRANDES, PERIODO MEDIO. FOTOGRAFÍAS: ANA MARCELA VILLALPANDO.
Secretaría Técnica Aída Castilleja González Secretaría Administrativa Víctor Gabriel Gutiérrez Lugo Coordinación Nacional de Centros INAH José María Muñoz Bonilla
COLECCIONES ARQUEOLÓGICAS DEL
MUSEO DE SONORA ADRIANA HINOJO HINOJO / ZENÓN H. TIBURCIO ROBLES
Ha iniciado una importante fase de revisión, documentación e investigación del acervo de este importante Museo del Noroeste de México, el que a más de 30 años de distancia desde su creación y montaje está en proceso de re diseño. Es así que, durante el mes de agosto de 2016 se realizó la primera etapa de catalogación de piezas arqueológicas de la Colección del Museo de Sonora, el objetivo de este trabajo consistió en la revisión y actualización de la información del Catálogo del Museo de Sonora, así como la recopilación de información para llevar a cabo la inscripción de dichas piezas ante el Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos. El trabajo inició a solicitud del Director del Museo de Sonora, Arq. Zenón Humberto Tiburcio Robles, y estuvo a cargo de la Arqlga. Adriana Hinojo Hinojo del Proyecto Colecciones Comparativas de los materiales arqueológicos bajo custodia del Centro INAH Sonora y la Dra. Patricia Hernández VASIJA EFIGIE, REPRESENTACIÓN DE UNA TROMPETA DE CARACOL, CULTURA TUMBAS DE TIRO, PRECLÁSICO.
del Laboratorio de Antropología Física del Centro INAH Sonora, lográndose en esta primera etapa la catalogación y documentación de 113 piezas arqueológicas. El acervo cuenta con piezas representativas del México Prehispánico de sus diversas áreas culturales. Destacan diversas figurillas y vasijas de cerámica de la Cultura Tumbas de tiro y Chupícuaro del Occidente de México, que datan del período Preclásico Mesoamericano. De la Cultura Teotihuacana destaca una máscara de una roca color verde que data del Período Clásico Mesoamericano; también del Clásico pero del Estado de Veracruz, se cuenta con un yugo para el juego de pelota, completo, una representación de un sapo de la Cultura Totonaca; de la Cultura Zapoteca destaca una urna funeraria de la Colección de Edurard G. Seler procedente del sitio de Zaachila en Oaxaca. En el registro también se incluyeron objetos emblemáticos del Postclásico Mesoamericano con vasijas cerámicas, dos de ellas correspondientes a la “Ofrenda El Volador” ofrenda mexica excavada en la década de los 30´s. Otras piezas arqueológicas correspondieron a las Tradiciones Prehispánicas de Sonora como Costa Central, Río Sonora, Casas Grandes y Huatabampo, que documentan muy bien el inicio de la investigación arqueológica en Sonora desde mediados del siglo XX.
Coordinación Nacional de Difusión Adriana Konzevik Cabib CENTRO INAH SONORA Delegado del Centro INAH Sonora José Luis Perea González Director del Museo de Sonora Zenón H. Tiburcio Robles
ÁREA DE DIFUSIÓN: Martha Olivia Solís Zataraín Rocío Preciado Quintana
COMITÉ EDITORIAL: Esperanza Donjuan Espinoza Cristina García Moreno Patricia Olga Hernández Espinoza Raquel Padilla Ramos Elisa Villalpando Canchola
PARTICIPANTES EN ESTA EDICIÓN: Patricia Olga Hernández Espinoza Esperanza Donjuan Espinoza Rodolfo del Castillo López John Carpenter Slavens Guadalupe Sánchez Miranda Julio Perea Guillén Raquel Padilla Ramos Martha Olivia Solís Zataraín Cristina García Moreno Adriana Hinojo Hinojo Zenón H. Tiburcio Robles
PORTADA: Oqui Ochoa, fardo funerario excavado en la Sierra Alta de Sonora. Fotografía: Júpiter Martínez.
SEÑALES DE HUMO Es una publicación cuatrimestral del Centro INAH Sonora. Edición: Comité editorial / Martha Olivia Solís. Título: Alejandro Aguilar Zeleny. Diseño editorial: Rocío Preciado. Toda correspondencia o solicitud de canje deberá enviarse a Blvd. Hidalgo 71, entre Campodónico y Marsella, col. Centenario. C.P. 83260. Hermosillo, Sonora, México.