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LAS FARC ESTAN PONIENDO LA AGENDA Esta semana, el Gobierno y las Farc han comenzado la negociación del segundo punto de la agenda del proceso de Paz, correspondiente a la participación política. Antes que nada, cabe anotar que esta ronda se suspendió por solicitud de Farc, quienes condicionaron su reinicio a que se solucionara la tensión con Venezuela. Esto nos da una idea de quién está marcando el ritmo de la negociación. Por otra parte, si analizamos las posiciones de partida de la negociación, vemos que mientras el Gobierno plantea que la consecuencia de la negociación de este punto sea un cambio de las armas por la política, las Farc quieren ir mucho más allá, al incluir aspectos que suponen la refundación del estado e insistiendo en la celebración de una constituyente que evidentemente puede convertirse en una caja de pandora. Los causantes de tantos males para el estado y para la sociedad colombiana, piden ahora una refundación a su medida. Es profundamente injusto que quienes durante años han intentado derribar el edificio de la democracia colombiana sean ahora quienes recomienden y dirijan la reforma. Negociar la paz no equivale a refundar el país creando un sistema a la medida de las Farc. Y Negociar la paz no equivale a poner en marcha la Constituyente que a ellos les conviene. En primer lugar, porque una minoría ilegítima no puede convertirse en dueña de los destinos de toda una Nación. Y en segundo lugar, porque las decisiones políticas en democracia no se toman en una mesa con interlocutores armados, sino en las instituciones elegidas popularmente. La estrategia de las Farc supone una presión al gobierno y a la sociedad que no podemos aceptar, porque el país y todos queremos la paz, pero el sistema republicano no lo vamos a redefinir según la conveniencia de ellos porque no representan la sociedad colombiana . Al país hay que hablarle con claridad, mostrarle qué se ha negociado, cuáles son los temas pendientes y si pretenden que la constituyente solucione los temas pendientes o “entre corchetes” de la negociación. Hay que decirle al país con claridad que si la negociación está condicionada a la constituyente y ella no se reúne, entonces la negociación se caería. Por todo lo anterior, la semana pasada envié una carta al Presidente Santos, para hacerle ver que su posición se está debilitando en la negociación y que lo estará más en la medida en que avance el tiempo y en que sus pronunciamientos o silencios relacionados con la negociación empiecen a parecer pronunciamientos de campaña. Para ser realistas, el cronograma de un referendo de ratificación requiere un tiempo que indica que la negociación tendría que concluir hacia Septiembre, les guste o no a las Farc.


Negociar condicionado por las urgencias y aspiraciones electorales es inaceptable para el país y conviene tener presente qué es lo que está en juego. Lo que nos jugamos como país tiene que ver con la dignidad, con el intento de una minoría armada de reformular la arquitectura del estado colombiano y con la incertidumbre sobre cómo se puede gestionar el post conflicto. Negociar la participación política debe suponer únicamente estudiar la fórmula para que las Farc abandonen las armas y todas sus prácticas ilegales y que se integren en el sistema democrático, pero esto debe ser sobre la base de la justicia, la verdad y la dignidad de toda la Nación colombiana.


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