Carbono azul El papel del océano en la lucha contra la emergencia climática Cuál es el mecanismo natural de formación del carbono azul. Un mecanismo basado en las tres “bombas”. Primero, la bomba de solubilidad. Se genera un efecto de bombeo que permite el intercambio gaseoso de CO2 en la interface atmósfera-océano. El carbono entra en el mar en función de la velocidad del viento y de la diferencia de las presiones parciales entre atmósfera y océano. Por eso, el volumen captado por el agua depende de la temperatura. Si es baja, la solubilidad aumenta. Esta es la razón por la que las aguas frías absorben más CO2 que las cálidas. Y así se comprende el peligro actual. A una mayor temperatura del océano, esta bomba pierde capacidad de disolución de los gases, pudiendo incluso constituir una fuente de emisión a la atmósfera. En segundo lugar, la bomba biológica. Algas y bacterias superficiales crean carbohidratos en la fotosíntesis a partir del carbono disuelto. Y una parte de él va hacia el fondo y allí permanece. Por último, la bomba física. Es la circulación termohalina quien conecta los océanos llevando en una autopista sin fin a los nutrientes. De Polo a Polo, las aguas cálidas llegan al frío y se hunden por tener las frías menor densidad. Y allí dejan su carga de sedimentos, regresando sin ellos a zonas cálidas. Pues bien, así sabemos que la humanidad dispone de un “banco” de carbono de inmensos depósitos, situado bajo el agua, en las capas frías y profundas del océano. Pero, desgraciadamente, no conocemos aún la capacidad de almacenar carbono en mar abierto. Ni cuánto tiempo puede estar allí retenido. Porque la mayoría queda secuestrada entre el nivel del mar y una profundidad de 400 m. Y en esta franja, es fácil que el carbono ascienda y vuelva a la atmósfera en poco tiempo. Y únicamente una pequeña parte llega a las profundidades de las que no es posible retornar y queda allí atrapado durante mucho tiempo.