La bahía de Guanabara
Brasil no todo es la amazonia hay otras realidades de contaminación ocultas puntuales y difusas.
Uno de los principales símbolos naturales de Río se convirtió en el tóxico cementerio de barcos abandonados en Brasil, lo que amenaza el medioambiente y genera riesgos a la navegación y a las infraestructuras que la rodean.
Créditos EFE / Musica “Lauret Violet” (How It Was)
A mediados de noviembre, un barco a la deriva impactó el puente de 13 kilómetros entre las ciudades brasileñas de Río de Janeiro y Niterói.
El impacto obligó a detener el tráfico entre ambas urbes por horas y encendió las alertas sobre un problema que lleva años latentes, el cementerio donde más de 300 barcos abandonados flotan, provocando daños ambientales y riesgos de navegación.
La Bahía de Guanabara, uno de los puntos icónicos del turismo que llega a Río de Janeiro, alberga cientos de embarcaciones sin dueño aparente, que se deterioran lentamente filtrando sustancias tóxicas al agua. El barco que chocó, por ejemplo, contenía 50.000 litros de combustible y estaba encallado desde hace seis años.
Restos de barcos hundidos en uno de los canales de acceso a la Bahía de Guanabara, el 21 de noviembre de 2022, en Niterói, cerca de Río de Janeiro (Brasil).Foto: ANDRE COELHO Vídeo: EFE https://youtu.be/pGELF5fVWtoLas autoridades brasileñas no tienen planes de remover los navíos y en su mayoría, no hay posibilidades de dar con los dueños, ya que muchas embarcaciones pertenecen a compañías ya extintas. Ambientalistas de organizaciones como Bahía Viva advierten que las sustancias contenidas en los barcos amenazan a especies como delfines, caballitos y tortugas marinas.
Los barcos abandonados y las puntas metálicas del casco de navíos ya hundidos son visibles en diferentes áreas de esta bahía de 412 kilómetros cuadrados, que es mundialmente famosa por el cerro Pan de Azúcar que está en uno de sus extremos.
Pero la gravedad de la situación solo trascendió hace dos semanas, cuando uno de estos barcos de gran tamaño, que estaba a la deriva, chocó contra uno de los pilares del puente de 13 kilómetros que une las ciudades de Río y Niteroi.
El tránsito por el puente tuvo que ser inmediatamente interrumpido mientras se verificaba que no ocurrieron daños graves en esta infraestructura por la que transitan 15.000 personas por día, que cuenta con pilares de 72 metros de altura.
Desde entonces, diferentes órganos gubernamentales se han acusado mutuamente por la situación y algunos hasta alegan desconocer el problema, que la organización no gubernamental Bahía Viva (Bahía Viva) denuncia hace al menos tres décadas.
"Se trata de una irresponsabilidad generalizada, ya que varios órganos públicos tienen responsabilidad en este pasivo y desafortunadamente se están omitiendo", afirmó en entrevista el director de Baia Viva, Sérgio Ricardo Verde Potiguara.
Ninguno de esos órganos sabe el número de embarcaciones abandonadas o parcialmente hundidas en la bahía ni los materiales que aún tienen en su interior, ni el riesgo de seguridad que ofrecen, como tampoco existe un plan para retirar esos navíos, denuncia.
"Solo después del choque contra el puente se supo que ese granelero aún tiene 50.000 litros de combustible en sus tanques pese a que está fondeado hacía seis años", afirmó el ecologista, quien dijo tratarse de una "tragedia anunciada" porque Bahía Viva inspeccionó la embarcación en 2020 y ese mismo año alertó a las autoridades sobre el riesgo de que se soltara de sus amarras.
De acuerdo con Bahía Viva, el único inventario parcial data de 2002, cuando se hizo un plan de gestión costera de la bahía y el Instituto Regional del Ambiente (INEA) identificó entre 200 y 250 embarcaciones abandonadas, de las que un 30 % es de madera, un material más susceptible a vertidos y accidentes.
La mayoría de tales embarcaciones está en el llamado Canal de Sao Lorenzo, en Niteroi, pero también hay decenas en el puerto de Río de Janeiro y en el entorno de la Ilha do Governador, la mayor isla de la bahía y en la que está el aeropuerto internacional de Río.
Peces muertos por la contaminación de las aguas de Guanabara Reuters
La Bahía de Guanabara, centro de la polémica por la contaminación de sus aguas, arrastra un lastre muy pesado en las últimas décadas. Hace más de diez años, casi toda el agua procedente del alcantarillado alcanza el mar sin ningún tratamiento.
Basura pura. Aunque hay adelantos, nadie puede hacer magia en tan poco tiempo. Para cumplir esa promesa de que por lo menos el 80% de esas salidas al mar hubieran pasado por las estaciones de tratamiento, hace falta una enorme inversión económica y afrontar obras traumáticas.
En concreto no ha habido dinero suficiente, ni estrategias claras, ni plan B, ni C, ni ninguna organización. De acuerdo con Sergio Ricardo, muchas embarcaciones están vertiendo hace décadas materiales tóxicos que afectan especies ya amenazadas, como el delfín costero (símbolo de Río), la tortuga marina y el caballo marino, y que amenazan la calidad del pescado.
Igualmente es una amenaza socioeconómica ya que empobrece a las comunidades de pescadores y perjudica la navegación y a la industria pesquera y petrolera.
"El abandono del Terminal Pesquero Público de Niteroi es todo un escándalo. Se trata de una infraestructura demandada por mucho tiempo por los pescadores y que fue inaugurada en 2013 tras inversiones por 10 millones de reales (unos 2 millones de dólares) pero que nunca funcionó porque los barcos no pueden acceder al Canal de Sao Lorenzo por el cementerio de navíos", denunció.
Según Baia Viva, la remoción de navíos antiguos está prevista por un tratado internacional y por una ley brasileña y es una responsabilidad compartida por la Capitanía de Puertos, un órgano de la Marina; el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y el INEA.
"Los tres deberían actuar en conjunto pero no lo hacen porque consideran que la responsabilidad es del otro", afirma.
Historia de intentos por regulación y descontaminación. A pesar de los 760 millones de reales invertidos entre 1994 y 2006 en la limpieza del lugar, financiados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Japonés para la Cooperación Internacional (JBIC), hay desechos flotando por todas partes. Foto redacción del Universo.
Según Sergio Ricardo, los propietarios también son responsables pero en la mayoría de los casos es imposible identificarlos porque son empresas o astilleros que quebraron. Este último aspecto es fundamental también.
Desde la Secretaría de Medio Ambiente del Gobierno de Río reconocen el descontrol entre tantas manos meciendo la cuna. “Se está elaborando un modelo de gobernanza para la Bahía de Guanabara, para no repetir los errores del pasado y que la zona no quede a merced del gobierno de turno. Actualmente la Bahía de Guanabara posee varios gestores y ninguna planificación en común controlando su recuperación y preservación. La Secretaría de Medio Ambiente se ocupa del aspecto industrial, CEDAE del alcantarillado, la Directoría de Puertos y Costas del flujo de embarcaciones, y hay algún participante más”.
Agregó que, ante tantas omisiones, Baia Viva presentará en conjunto con el Ministerio Público una demanda ante la Justicia exigiendo que los tres órganos responsables adopten medidas inmediatas; realicen un inventario y elaboren un plan concreto, con metas, para desmontar el cementerio. EFE/André Coehlo.
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Extraído El País España / EFE verde
Martin Eduardo Lucione