Respiradores hidrotermales

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Respiradores hidrotermales

Los respiraderos hidrotermales son ricos en metales preciosos pero también en fauna marina. (Foto: Alamy)

El excavador

En una cabina con aire acondicionado en el puerto de Papúa Nueva Guinea

Leslie Kewa manipula la palanca de mando que controla una máquina del tamaño de una casa.

Casi medio siglo después de que los hombres de la CIA pretendieron minar el fondo marino él lo hará de verdad.

Kewa vive en una aldea remota en las montañas de Papúa Nueva Guinea. En un país con altísimos índices de pobreza, él creció con relativo confort ya que su padre y el resto de los hombres de su familia se dedicaron a la minera.

Kewa podría convertirse en la primera persona en la historia que excava una mina en aguas profundas.

El proyecto de la empresa canadiense Nautilus Minerals

Kewa se convirtió en un experto en el manejo de aparatos gigantes. Pero el que tiene frente suyo es único, no solo por su enorme poder de destrucción y su amenazante apariencia, que parece salida de una película de Mad Max.

También es único porque fue diseñado para ser usado más allá de donde puede llegar el hombre.

Kewa está aprendiendo a manejar la máquina por control remoto, usando un circuito cerrado de televisión para ver lo que hace.

Admite que tiene un poco de miedo. "Estoy acostumbrado a sentir la máquina en mis manos así que es duro tener que manejarlo de forma remota a través de pantallas", dice.

Pero no hay opción. En unos meses esta máquina empezará a trabajar no como está acostumbrado en una enorme mina terrestre, sino en las profundidades del océano.

Si todo sigue adelante como está planeado, Kewa se ganará un lugar en la historia como la primera persona en el mundo en excavar una mina en aguas profundas.

El proyecto de la empresa canadiense Nautilus Minerals se manejará desde un barco en las aguas tropicales del mar de Bismarck, en las costas de Papúa Nueva Guinea.

Los respiraderos hidrotermales son ricos en metales preciosos pero también en fauna marina. (Foto: Alamy)

Tres de estas excavadoras serán depositadas sobre un volcán submarino. Allí trabajarán en una zona repleta de respiraderos hidrotermales.

Estas raras chimeneas acuáticas se forman por el agua hirviendo que estalla de entre las rocas y son muy ricas en metales preciados.

Pero los respiraderos también están llenos de vida marina y algunas de las criaturas que viven allí son extremadamente exóticas. Es por esto que la idea de la minería oceánica es muy controvertida.

El plan es que Kewa guíe las máquinas excavadoras para demoler los respiraderos, pulverizándolos. Luego, los pequeños fragmentos de roca serán succionados por un tubo hasta la superficie.

En el barco habrá una planta procesadora que separará las partículas de cobre y oro que se estima podrían valer millones.

Una empresa china ya ha acordado comprar todo el lote.

Una vez que se termine de excavar esa zona las máquinas serán llevadas hasta una docena de sitios cercanos.

En el fondo del mar hay mayor concentración de metales preciosos que en tierra, pero se desconoce aún cómo la minería afectará la vida marina. (Foto: Science Photo Library)

El suelo marino es mucho más rico en metales que el terrestre. Los respiraderos de Papúa Nueva Guinea tienen unas diez veces más cobre que las minas en tierra.

Lo mismo ocurre con el oro y otros metales preciosos. Una expedición japonesa en las costas de Okinawa detectó suficiente zinc como para abastecer a Japón por todo un año.

Nautilus Minerals estima que solamente en términos de cobre podrían extraerse unos US$30.000 millones de los océanos del mundo para 2030.

Y asegura que al explotar zonas pequeñas del lecho marino se causa menos daño al medioambiente que con las minas terrestres, que destruyen grandes áreas de suelo y árboles.

Para el gobierno de Papúa Nueva Guinea la atracción es obvia, los muy necesitados ingresos que recibirá por ser socia del proyecto.

Y Nautilus también ha acordado invertir parte de sus ganancias en los municipios, para beneficiar a las personas del común.

Pero la historia de la minería en ese país no genera confianza. Millones de personas viven por debajo de la línea de pobreza a pesar de las enormes extracciones mineras en las montañas.

Y algunos creen que explotar el suelo marino podría poner en peligro las preciadas aguas del lugar.

Algunos temen que minar el suelo marino podría dañar las paradisíacas aguas de Papúa Nueva Guinea y afectar a las poblaciones costeras. (Foto: Alamy)

Aguas en peligro

Jonathan Mesulam se enteró de la minería en aguas profundas cuando lo leyó en la sección de negocios del diario. La historia lo conmocionó. Nacido y criado en Papúa Nueva Guinea, se dio cuenta de que la excavación ocurriría a unos 25 km de su aldea.

Como muchas otras aldeas del país la suya parece un paraíso tropical pero esconde problemas crónicos de desarrollo. La gente vive en chozas hechas de bambú y hojas.

Mesulam es profesor en una escuela secundaria pero se ha dedicado a encabezar la lucha contra la minería oceánica.

"Tenemos una conexión con el mar, ha sido parte de una nuestra cultura por generaciones", cuenta.

Él advierte que muchas de las comunidades costeras dependen de la pesca, que podría verse amenazada si las aguas están repletas de polvo generado por la minería o si son contaminadas.

La industria del atún emplea a miles de personas en Papúa Nueva Guinea y muchos también se dedican a cazar tiburones. Todo esto podría ser "letalmente dañado" si se excava el lecho marino, asegura.

El docente Jonathan Mesulam encabeza la campaña en contra de la explotación minera en las aguas de Papúa Nueva Guinea.

Según la empresa, la explotación se realizará a más de un kilómetro y medio de la superficie y a esa profundidad no afectará la pesca.

"Donde estaremos operando es frío y oscuro. No hay atún allí", señaló un ejecutivo de Nautilus. Esto ha sido reiterado en audiencias públicas.

Además la empresa ha estado invirtiendo en relaciones comunitarias, financiando un equipo de salud móvil e incluso un puente. Pero para Mesulam son puras relaciones públicas. Él llama a la mina "experimental" y cree que podría haber consecuencias inesperadas. Algunos líderes religiosos y políticos lo apoyan. Pero se enfrenta a una fuerza gigante: la enorme y creciente demanda mundial por minerales clave.

Nuestra necesidad

Presionados para reducir la polución aérea, los gobiernos del mundo están promoviendo la fabricación de millones de autos eléctricos en los próximos años.

Muchos de los aparatos que generan energía renovable se fabrican a partir de metales que hoy son escasos. (Foto: Alamy)

Pero estos vehículos requieren mucha materia prima. El año pasado el gigante alemán Volkswagen trató de monopolizar el mercado de cobalto. También hubo mucha demanda de litio. Y el cobre nunca fue tan requerido.

Las energías renovables, como los molinos de viento y los paneles solares, también requieren metales preciosos.

Y si le agregamos la alta demanda por productos electrónicos podemos entender por qué hay preocupación real sobre los futuros suministros. Con el cobalto se estima que Volkswagen necesitará para 2025 un tercio del suministro mundial actual para sus autos eléctricos.

También hay enormes fábricas de baterías, como la Gigafactory del dueño de Tesla, Elon Musk, que requerirán mucho cobalto.

El geólogo Bram Murton del Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido estimó que si todos los autos en Europa fueran eléctricos para 2040, se requerirían 28 veces más cobalto del que se produce ahora.

Más del 60% de todo el cobalto que se extrae hoy sale de la República Democrática del Congo, donde ha habido denuncias de explotación y trabajo infantil en las minas.

Amnistía Internacional ha denunciado la explotación infantil en las minas de cobalto en África.

Quienes apoyan la minería oceánica también hacen hincapié en el enorme tamaño de las minas terrestres en comparación con las marinas. FUENTE DE LA IMAGEN,

GETTY IMAGES

Para Michael Lodge, secretario general de la Autoridad Internacional del Suelo Marino (ISA, por sus siglas en inglés), un organismo creado por la ONU para controlar la minería en aguas profundas, hay motivos válidos para avanzar con la explotación marina.

"¿Vamos a seguir desarrollando minas gigantes que destruyen aldeas, alteran ríos, contaminan las aguas, tardan miles de años en recuperarse, remueven montañas enteras? No hay nada de eso con la minería en aguas profundas".

La ISA ha diseñado mapas que dividen el suelo marino en bloques. Hay 29 áreas de exploración permitidas, con licencias que duran 15 años.

En total se trata una superficie que abarca un increíble 1.3 millones de kilómetros cuadrados en el Pacífico, el Atlántico y el Índico.

Empresas de 19 países han pagado por los derechos para explorar allí.

Así se ve una excavadora que mina bajo el mar.

China tiene cuatro áreas. Rusia y Corea del Sur tres cada uno. Francia y Alemania dos. Y el Reino Unido una, a través de una empresa controlada por Lockheed Martin, que curiosamente fue una de las compañías contratadas por la CIA para recuperar el submarino nuclear ruso y mantuvo desde entonces su interés en la minería oceánica. Aunque nadie ha comenzado aún a minar el suelo marino hay docenas de expediciones de exploración, según Lodge. Antes de que la explotación comience en aguas internacionales, la ISA que está basada en Jamaica debe confeccionar un reglamento que indique cuáles serán los controles medioambientales y cuánto del dinero obtenido irá a los países menos desarrollados. Las empresas que excavan cerca de las costas como los proyectos de Papúa Nueva Guinea y Japón no necesitan esperar a la ISA ya que los gobiernos de esos países pueden decidir qué ocurre en sus aguas.

Las áreas de exploración de la ONU

Criaturas perdidas

La explotación oceánica no puede realizarse sin un estudio previo que determine cuál es la ecología del lugar. Y el furor por minar bajo el mar ha generado algo inesperado: mucha información nueva sobre la vida en una de las zonas menos exploradas del planeta.

Se han encontrado miles de nuevas especies, que van desde esponjas hasta crustáceos.

El cangrejo Hoff es una de las raras especies que habitan en los respiraderos y podrían correr peligro con la minería. (Foto: NHM)

Existe un consenso entre los científicos que las zonas marinas autorizadas para ser minadas tienen hábitats con ecosistemas intrincados. Y la mayoría son desconocidos, debido a las dificultades para acceder a niveles tan profundos.

Algunas de las expediciones que realizan trabajos de exploración no han dado a conocer sus hallazgos sobre vida marina, como está estipulado. Y a muchos biólogos les preocupa que algunas especies sean eliminadas.

Destacan que estas especies podrían cumplir una función ecológica clave o quizás incluso tener alguna importante aplicación médica.

Ya se sabe que algunos organismos marinos tienen altos niveles de sustancias que podrían ser útiles para combatir el Alzheimer.

Si gigantes máquinas excavan el suelo marino el efecto será altamente destructivo

Las excavadoras pulverizarán el fondo marino, algo que preocupa a muchos.

Michael Lodge lo admite, pero destaca que las áreas afectadas son una porción muy pequeña de los vastos océanos "menos del 0,5%" y señala que grandes áreas han sido demarcadas como reservas que no pueden ser tocadas.

"La planicie abisal podría tener la mayor diversidad de los océanos y quizás incluso la mayor del planeta", señala Pedro Martínez, que trabaja en el Instituto de Investigación Senckenberg en Alemania.

Cuenta regresiva minería de aguas profundas avaricia insaciable.

Esto no tranquiliza a muchos biólogos, que temen por el efecto que tendrán las nubes de sedimentos que expulsarán las excavadoras y que podrían afectar la vida marina más allá de la zona de explotación.

Un estudio computarizado realizado por Alemania que buscó estimar este daño calculó que se expulsarán cerca de 1.000 toneladas de sedimentos por hora en cada mina.

En 10 días, eso podría generar una capa de polvo que se extendería hasta 12 kilómetros, matando todo lo que vive allí. Otro estudio determinó que el efecto sobre los ecosistemas podría durar muchas décadas.

Con tantas dudas, el Parlamento Europeo ordenó una moratoria de la minería oceánica hasta que se investigue más profundamente.

Demasiado lejos

Ya hemos taladrado el suelo marino en busca de petróleo y gas, creado cicatrices por todo el lecho para instalar cables de comunicación, hemos envenenado las aguas con desechos radioactivos y armas químicas y hemos contaminado hasta las zonas más remotas con plástico descartado. Minar sería ir demasiado lejos

Algunos creen que se debería prohibir la destrucción de los respiraderos y solo permitir que se exploten los nódulos en el suelo marino, que contengan metales preciosos. (Foto: NHM)

Para el famoso divulgador científico David Attenborough sería "desgarrador" que destruyan los delicados respiraderos hidrotermales.

"La vida comenzó allí", destaca.

Sin embargo otros científicos, como el geólogo Bram Murton, advierten sobre "reaccionar de manera impulsiva y desinformada" ante algo que ofrece el potencial de sustentar un futuro bajo en carbono.

¿Cuál es la mejor opción? ¿Debería solo permitirse la explotación de nódulos y no de respiraderos?

Algunos sostienen que todo esto sería innecesario si se mejorara el reciclado de metales. Otros aseguran que eso solo produciría una fracción de lo que se necesita.

El tiempo se acaba para encontrar respuestas!!!!!

Resumiendo causa y efecto

El fondo marino un ecosistema sensible y en gran medida inexplorado

Las tres principales fuentes de materias primas que se encuentran en las profundidades del mar de 3 a 5 km son

1. Sulfuros en las fumarolas negras (cobre, oro, plata)

2. Montañas submarinas (hasta de varios kilómetros de altura): ricas en manganeso, costras de 5 10 cm de espesor con alto contenido de cobalto

3. Nódulos de manganeso (aprox. 1 20 cm de tamaño). Lo nódulos de manganeso de casi 10 cm de diámetro tienen de 3 4 millones de años de viejos en el centro mientras que su superficie tienen casi 10.000 años de viejos. Estos nódulos crecen solamente unos pocos centímetros en un millón de años, y sólo el 3% de estos nódulos son de níquel, cobre, cobalto y litio.

Todas las tres fuentes son al mismo tiempo epicentros de biodiversidad y hábitats muy sensibles que han evolucionado durante millones de años.

Por ejemplo los nódulos de manganeso son el hogar de fauna estacionaria (tales como las esponjas acechadas), las cuales a su vez esconden organismos especiales tales como pequeños corales, estrellas frágiles y pequeños crustáceos. Estos organismos especiales, que sólo se encuentran aquí, son dependientes de las esponjas acechadas como un hábitat y para filtrar el alimento de la columna de agua. Se cree que el 90% de los habitantes de las profundidades marinas viven en la capa superior de 10 cm del lecho marino.

Los investigadores constantemente hallan nuevas especies y creen que millones de criaturas aún no han sido descubiertas por los humanos. De hecho, la superficie de Marte ha sido explorada en forma más amplia que el fondo de las profundidades del mar.

Martin Eduardo Lucione

https://facebook.com/Ecoalfabetizacion https://issuu.com/martinlucione Extraído Naturalscience / The World Foundation for Natural Science

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