Loop Vol06

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N6

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SERIES DANESAS ARTE Y TERRITORIO EL ESPACIO EN LOS VIDEOJUEGOS CBGB FORMAS DE INVADIR LA TIERRA


Origen: Suiza. Importador y distribuidor exclusivo Southamerican Trendy, Corrientes 1189 5ยบ. CUIT 30-71006050-5



4 LOOP Nº 6 / Ago 2015

ÍNDICE WWW.LOOP.COM.AR

14 SERIES DANESAS La ley y el desorden

MESSI 30

LA PARADOJA DEL GENIO 44 P O R T F O L I O Mariano Brizzola

LOS VAMPIROS SOVIÉTICOS

10

UN LUGAR SIN LÍMITES

64

53 TIRAR LA TIERRA POR LA VENTANA


EXCURSIONES

direccion@loop.com.ar

EL ESPACIO EN LOS VIDEOJUEGOS

Editores Alejandro Olmedo -Wehitt edicion@loop.com.ar

_36

Luciana Olmedo -Wehitt redaccion@loop.com.ar

Dirección de Arte arte@loop.com.ar

Dirección de Fotografía Federico Ortega Sanchez foto@loop.com.ar

Contacto Comercial comercial@loop.com.ar

Diseño Gráfico / Web TheNegra.com / Fluss.tv Programación web ExediaIT.com Imprenta Latin Gráfica SRL Rocamora 4161 C.A.B.A, Arg.

24 ARTE Y TERRITORIO ¿Discusión obsoleta?

Arte de tapa Mike Winkelmann [Beeple] www.beeple-crap.com

60_CBGB

NUNCA MENOS

© Loop Copyright 2015. LOOP es una publicación de LOOP S.H. Dirección: Av. Peron 2232 1°A, San Fdo., Buenos Aires. Se prohíbe la reproducción total o parcial del contenido publicado en esta edición. Hecho el deposito que marca la ley 11.723. Reg. Nac. de la Prop. Intelectual en trámite.

5 TERRITORIO / Ago 2015

Dirección General Alejandro R. Germe Sebastián Colombo


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Por Valentín Pauls

Leon Bridges /Coming Home [2015]

Pocos lo conocen y no mucho se sabe acerca de este músico de tan solo 25 años, nacido en Fort Worth, Texas. Leon Bridges extrae data desde el núcleo del mejor soul y revitaliza un género que parece tener vacantes sólo para los mejores. Un sonido pulcro, con reminiscencias a épocas pasadas y odas a los grandes del pop vocal (Otis Redding, The Temptations), hacen de Coming Home uno de los lanzamientos más frescos y elegantes del último tiempo. ´´Better Man´´ y ´´Smooth Sailin´´, los recomendados.

DISCOS discos

El Hipnotizador Romántico /Jungla [2015]

Jungla es otra muestra del buen momento que atraviesa nuestra música. El Hipnotizador Romántico decidió transformar la energía acústica y fogonera en canciones un tanto más densas e introspectivas. La banda suelta a la vida un puñado de bellísimas canciones que consiguen llamar la atención por sus múltiples texturas: un cambio sonoro hacia lo eléctrico y la irresistible química entre sus cantantes, Maximiliano García y Rocío Maquieira.


7 [2015]

Increíble debut Bridie Monds- Watson, la irlandesa jovencísima que se esconde detrás del seudónimo SOAK. Canciones íntimas y directas, simples y confesionales, ideales para escuchar cuando el frío comienza a aparecer y los humanos decidimos guardarnos bajo llaves y toneladas de abrigos. ´´Sea Creatures´´ y ´´Garden´´ sobresalen como lo mejor de Before We Forgot How to Dream: primer y exquisito disco de una post- adolescente que, al parecer, tiene mucho para decir.

LIBROS

SHOW

Soak /Before we Forgot How to Dream

show destacado

28 de agosto / Niceto Club

TERRITORIO / Ago 2015

estado

Clap your hands say Heah!

A diez años del lanzamiento de su disco debut homónimo, la banda estadounidense regresa al país para repasar la energía y la psicodelia agridulce de aquellas canciones que los llevaron - sin la ayuda de discográficas- a los primeros planos de la escena alternativa. El show también servirá para testear los temas de su más reciente producción, Only Run, que ya no cuenta con dos de sus miembros originales: Robbie Guertin y Tyler Sargent. Visita obligada a la disco palermitana; un especial para los amantes de Fun People, Boom Boom Kid y El Otro Yo.

El mundo no es chato [MAREA EDITORIAL 2015]

´´El mundo no es chato´´ es una recopilación de textos del genial Caetano Veloso. Precisamente seleccionados por el poeta Eucanaã Ferraz, cada uno de los testimonios del músico funciona como un manifiesto, un fundamento de su propio ser. Desde los 60´s hasta el 2005 -año en el que fue editado en Brasil- en este recorrido hay lugar para los años de Tropicália, su amor por el rock anglo, el capitalismo y tanto más. Una guía esencial para ir más allá en el universo Veloso, quizás infinito.


PH:

TRIGO GERARDI


2015


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11 TERRITORIO / Ago 2015

ANACRÓNICAS

DRACULA

LOS VAMPIROS SOVIÉTICOS

Por María Negroni * Ilustración: Eze Titi

I

nventor de falanges, mobiliarios estelares, alfabetos pasionales, super-niños, olimpíadas culinarias, y muertos transmundanos, Fourier siempre me pareció imbatible. Boris Groys, el autor de Volverse público (Caja Negra, 2014), acaba de sacarme para siempre de ese error. Al parecer, varios físicos y filósofos, que actuaron y pensaron durante la Revolución Rusa, consiguieron sobrepasar las fantasías de Fourier, exacerbando la quimera en el plano de lo estrictamente político. Me refiero, sobre todo, a Aleksander Bogdanov y Nikolai Fiodorov. De Aleksandr Bogdanov, sabemos que fue físico y amigo de Lenin, y que fundó y dirigió, en los años 20, un Instituto para la Transfusión de Sangre con el que esperaba aminorar el envejecimiento o detenerlo por completo. Su objetivo era crear una solidaridad intergeneracional, esencial para la fundación de una sociedad justa. El segundo, que formuló por primera vez el derecho a no morir, otorgándole carácter de reivindicación legítima, tenía una confianza ciega en la tecnología y su objetivo era alcanzar la vida eterna para todos. Su lema era clarísimo: No a la discriminación de la muerte. Sólo así, garantizando la perdurabilidad de las generaciones futuras y resucitando artificialmente a los muertos, existiría una real equidad y se eliminarían por completo los

privilegios. Fiodorov, quiero decir, veía en la Revolución una falla fundamental. La inmolación de las generaciones actuales, en beneficio de las futuras, representaba para él una indignante injusticia histórica: el socialismo como explotación de los muertos por los vivos. No fueron los únicos que formularon ideas de este tipo. Aleksander Svyatogor, líder del grupo anarquista ruso ¨Inmortalistas¨, también abogaba por los derechos humanos asociados a la existencia (inmortalidad, resurrección y rejuvenecimiento). Coincidía con Fiodorov en que el Estado debía garantizarlos para hacer posible el verdadero comunismo. La muerte, afirmaba, separa a la gente y la propiedad privada no puede ser eliminada mientras cada ser humano detente un fragmento privado de tiempo.

El reclamo, digamos, tenía su lógica y no faltaron adeptos que llevaron el delirio, si cabe, aún más allá. Hubo quienes promovieron una sociedad de inmortales a escala interplanetaria, otros que dedicaron sus textos a la patrificación de los cielos (es decir, a la conversión de los planetas en lugares habitables para nuestros padres resucitados), y otros que, anticipándose a Benjamin, vieron en el ¨copiado¨ el método ideal para la producción artificial de la vida eterna. El lector recordará que Bram Stoker había publicado, pocos años antes de estos desvaríos, su novela Drácula que, entre otras cosas, despliega

un fabuloso arsenal imaginario para insinuar las ventajas y, sobre todo, los quebrantos de la inmortalidad. Así su personaje, el famoso vampiro de Transilvania, oscila entre la potencia depredadora y la vulnerabilidad de la orfandad, revelando que, en resumidas cuentas, la eternidad no sólo no alcanza para suprimir o remediar la carencia metafísica que nos constituye, sino que hace de esa insatisfacción su pesadilla más íntima. Fausto, Frankenstein, El Golem, El retrato de Dorian Gray (para citar algunos ejemplos) confirman, si fuera necesario, esa penosa verdad y vuelven a poner de manifiesto la ambivalencia humana frente a la utopía de la perduración sin límites. Visto así, el vampiro de Bram Stoker sería, simultáneamente, la premonición inglesa de estas quimeras rusas, su signo distópico, y la advertencia de que la desmesura, como nos enseñó Goya, siempre acaba engendrando monstruos. (Cualquier lector de la novela La excavación de Andréi Platónov lo comprobará.) Es también un sutil recordatorio de que la literatura, y por extensión el arte y los sueños, mantiene con la política una relación mucho más compleja de lo que se cree. El diálogo es siempre oblicuo y tangencial, pero no ineficaz, no indiferente a lo que vuelve a ocurrir en el mundo, una y otra vez, mientras el texto avanza, ilumina zonas en forma retrospectiva y espera lectores que estén listos para comprender.


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Broen [2011-]

LOOP Nยบ 6 / Ago 2015

14


Imágenes: Danmarks Radio, DR Fiktion, KMF Films.

DESORDEN

E

n el último cuarto del siglo XIII, en una pequeña isla perdida del Océano Atlántico, alguien cuyo nombre no trascendió escribió el mayor exponente del gran género islándico: la Saga de Nial. Múltiples personajes pueblan esta obra que sólo lleva en su título el nombre del hombre de leyes, el jurista de quien todos se ríen porque no le crece ni un solo pelo en la barba: Nial. En un mundo de guerreros barbudos que todo lo resuelven por vía de las armas, Nial es el único que apela a la ley como pilar para la construcción de una sociedad estable. Menos de un siglo después de su publicación, Islandia pasó a formar parte de Dinamarca y recién logró su independencia en el siglo veinte. ¿Por qué no fantasear con la influencia de esa antigua saga en el nacimiento de una moral danesa pulida siglos más tarde por Martín Lutero?

La ley y el orden por un lado, el instinto por el otro. O, en otros términos, la batalla de los intereses colectivos contra los impulsos individuales. ¿No es éste el conflicto por antonomasia? No debería sorprendernos que todas las series televisivas danesas de los últimos ocho años se centren en el contraste entre una esfera privada turbia, en constante riesgo de contagiarse y echarse a perder, y una esfera pública de aparente pureza. Hasta el mismísimo príncipe Hamlet se debate entre el triunfo apaciguador de la ley y el triunfo

abrasador de la venganza. ¿Qué aportaron series recientes como Forbrydelsen (The Killing, 20072012), Borgen (2010-2013) o Broen (The Bridge, 2011-...) a esa eterna dialéctica, cautivando en el camino a una audiencia mundial?

LAS TRES SERIES PARECEN AVOCADAS A QUERER MOSTRARNOS LA VERDADERA DINAMARCA: LA PERVERSA, LA HUMANAMENTE FALLIDA, LA DE LA VENGANZA Y EL CAOS Un punto clave es el contexto. Dinamarca hoy, a comienzos del siglo XXI, es el paradigma del estado de bienestar, de igualdad entre los géneros, de políticas ecológicas y de felicidad social. Un país que se alimenta de su imagen de éxito, de su apariencia de tierra idílica. En síntesis, un macrocosmos frágil que hay que preservar mediante el estricto uso de la ley y que vive atemorizado con las injerencias de un microcosmos cuyas más diminutas acciones pueden desencadenar graves consecuencias. Siguiendo el germen que Thomas Vinterberg plantó en dos obras maestras como La celebración

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DINAMARCA LA LEY Y EL

Por Guido Segal *


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[2007-2012] Forbrydelsen

(1998) y La cacería (2012), que supone que detrás de todo orden plácido espera el horror humano; las tres series parecen avocadas a querer mostrarnos la verdadera Dinamarca: la perversa, la humanamente fallida, la de la venganza y el caos. Forbrydelsen, primero de los tres hits producidos por la corporación televisiva danesa (DR), sigue el trabajo diario de la detective Sarah Lund mientras investiga un asesinato. En tanto aplicación de los procedimientos del thriller, la serie toma prestado con inteligencia el modelo de sus pares norteamericanas, desplegando una sucesión bien dosificada de giros de guión que mantienen el interés constante en el caso. Sin embargo, son los agregados idiosincráticos los que dan a la serie su encanto sórdido. El hecho

de que cada capítulo represente un día entero de una investigación que dura en número de capítulos lo mismo que en número de días, nos inserta en una cotidianeidad enrarecida, en una cotidianeidad danesa. Esto sirve, en primera instancia, para plagar la idílica imagen pública de pequeñas bombas de realidad, empezando por la mismísima Lund: un personaje roto y alienado, siempre intentando huir de Copenhague, de los vínculos emocionales, de sí misma. Pero, más allá de la rara encarnación de la ley que es Lund, hay dos cuestiones que llevan a la serie de la esfera de lo privado a lo público. Por un lado, no se sigue únicamente a la protagonista y a su equipo de colaboradores, sino que se expande el punto de vista planteando escenas individuales con los familiares de las víctimas, con sospechosos e, incluso, con personajes secundarios que no


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ostentan relación directa con la investigación. Este conglomerado de tramas privadas construye una primera aproximación a la vida en sociedad: es una sumatoria de hogares rotos y de pequeñas mentiras ensambladas que procuran preservar la idea de orden puertas afuera. Pero puertas adentro, todo está quebrado. La muerte no es, en ese contexto, la consecuencia más grave, sino el hecho que destapa todas las formas de crueldad que estaban escondidas debajo de la alfombra, los caminos que los involucrados tomaron para alejarse del mandato de la ley. El otro procedimiento a través del cual Forbrydelsen pasa de lo particular a lo general es conectando de modo directo el caso policial a la esfera política. Así como en la primera temporada la violación y el asesinato de Nanna Birk Larsen

ensucian las aspiraciones políticas de Troels Hartmann - interpretado por el extraordinario Lars Mikkelsen, el presidente ruso de House of Cards - en la segunda, el eje político está puesto

LOS AGREGADOS IDIOSINCRÁTICOS LE DAN A FORBRYDELSEN SU ENCANTO SÓRDIDO sobre la participación danesa en Afganistán, y en cómo un país reconocido por su pacifismo y por su tolerancia étnica y cultural se involucra en el asesinato de civiles a causa de una guerra. En esta segunda entrega, el cargo político comprometido es, nada más y nada menos, el del Ministro de Justicia, quien debería ser (y

no es) el más reciente heredero del legado de Nial. En la última temporada, el nexo político pasa a un primer plano y pone en evidencia la influencia que la economía ejerce hoy en día sobre cuestiones políticas. La tarea de Lund se mezcla con las actividades financieras; pistas de secuestro y asesinato llegan a las puertas del palacio de gobierno donde ni siquiera los altos mandos ejecutivos y legislativos quedan a salvo de las sospechas de corrupción y decadencia moral. La trama sigue siendo la de un policial, sí, pero las implicancias subversivas ahora son morales y, sobre todo, idiosincráticas: cuidado con lo que vemos desde afuera, cuidado con lo que se esconde detrás de la fachada. La remake norteamericana, vale aclarar, no se atrevió a tanto, e importó más el formato policial que sus implicancias.


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Borgen fue tildado por unos como el House of Cards danés y, por otros, como el The West Wing en versión europea. Pero, más allá de que la serie danesa sea tres años más antigua que el thriller político norteamericano, hay otra diferencia crucial: Birgitte Nyborg Christensen, la protagonista, es la encarnación del bien batallando contra las fuerzas del mal, la descendiente directa de la defensa de la ley. Frank Underwood es más bien lo opuesto, un diablo buscando disfrazarse de cordero. Así como Sarah Lund ponía a la mujer en el centro del misógino universo policial, en un gesto igualitario típicamente danés, Birgitte es la mujer que se abre paso en el otro gran centro de poder masculino: el Parlamento. Apelando a las herramientas del drama político, Borgen -cuyo título significa “el castillo” y remite al Palacio de Christianborg que alberga a las tres ramas del gobierno- se apoya en el juego de intrigas y negociaciones que hacen al manejo del poder contemporáneo. Su encanto se sustenta, una vez más, en el acceso irrestricto al terreno de lo privado, más allá de lo que usualmente vemos en la esfera de lo público. La serie es otro gran éxito de DR, y no deja de resultar llamativo que sea la cadena pública nacional la que proponga un formato que pone al desnudo la manera en que política, periodismo y fuerzas del orden responden a una serie de intereses pactados de los que ni siquiera el Partido Verde o los representantes de las minorías están exentos. Más naif que Forbrydelsen (y sin dudas mucho más que House of Cards), la serie presenta a la heroína más cercana a Nial. No sólo no tiene barba sino que también pelea sola contra una coalición de fuerzas que quiere hundirla. En este caso por ser mujer, auténtica, idealista y, llamativamente, más cercana a esos ideales que Dinamarca tanto predica pero que, parece, pocas veces ejerce. Curiosamente, Borgen, en uno de esos maravillosos rondós donde la realidad imita a la ficción, adelanta muchos hechos políticos. Luego de la primera y exitosa temporada en 2010, y de los ecos de fervor en Gran Bretaña y otros territorios nórdicos;

Dinamarca eligió, por primera vez, a una Primer Ministro mujer, Helle Thorning-Schmidt que – como Birgitte- proviene de una coalición de centroizquierda, o “moderada”. La mandataria también debió enfrentarse a los entuertos que hacen a la naturaleza misma de Borgen: cómo ser mujer y gobernar con mano severa sin masculinizarse, cómo ser madre de hijos y a la vez de una patria, cómo negociar sin perder la propia esencia. El éxito de la serie radica, quizás, en su idealismo; en que permite que la moral y la pureza sean rescatadas del pozo de los instintos humanos. Si en Forbrydelsen esa Dinamarca pulsional lo dominaba

EL ATRACTIVO DE BORGEN SE SUSTENTA EN EL ACCESO IRRESTRICTO AL TERRENO DE LO PRIVADO todo, ensuciando parcialmente hasta a la heroína que encarna a la ley, en Borgen la heroína combate hasta el final por preservar las buenas formas, por obtener victorias coherentes tanto desde el resultado como desde los procedimientos. Con ambas series, la productora DR parece querer decirnos que Dinamarca tiene dos caras y que ninguna es más verdadera que la otra. En Borgen se explora la que busca ser tan limpia como las calles de Copenhague, la que no abre las puertas a la suciedad moral que viene de afuera; esa que sólo puede ser preservada a través de la defensa de la ley como constructora de valores. Si el melodrama se cuela en el camino, bueno, eso también es humano. La más reciente de las entregas es Broen/Bron (The Bridge), también producida por DR en colaboración con la cadena pública sueca, SVT1. Aunque narrativamente es la menos lograda, de alguna manera es la más explícita en su intención de crítica social, y la más interesante desde la premisa inicial. Tiene el condimento de que el asesinato


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[2010-2013] Borgen

inaugural que dispara la serie ocurre sobre la línea fronteriza exacta que limita con Suecia, territorio con el que Dinamarca tiene una marcada relación de amor-odio, cercanía-distancia. El milimétrico asesinato que involucra a las ciudades de Mälmo y Copenhague por igual, y que habilita que haya un detective por cada país, da a la serie riqueza, variedad lingüística (cada uno habla en su lengua, lo cual es una apuesta jugada pero hermosa) y aristas. El tratamiento del asesino y el avance de la resolución quizás no sean tan interesantes como en Forbrydelsen, pero sí hay un rasgo que alinea a la serie con nuestra premisa: cada nuevo asesinato que comete el criminal buscado viene acompañado de una gran revelación sobre la sociedad escandinava. Hay una herencia de Pecados Capitales en tanto existe un individuo que desea que las miserias privadas se hagan públicas, que se hable de aquello que está acallado, y que dos países (no uno, dos) paguen el precio de su falsa felicidad, de la violencia que sustenta su calma. ¿Hay algo más irresistible que un destructor de

equilibrios solitario y anónimo, un anarquista del crimen que viene a decirnos que no hay idilio, que no hay países perfectos, que todo lo que nos da seguridad es endeble? Sí, un psicópata moralista e inteligente, un Nial dado vuelta. Broen, al igual que sus colegas, tiene pretensiones de construir un verosímil que diga cosas sobre la verdadera Escandinavia, que revele que detrás de la fachada de pureza protestante hay una alta dosis de putrefacción. Y por eso no tiene reparos en ligar la trama del psicópata a prácticamente toda la gama de conflictos sociales, sobre todo a aquellos que definen más a un país en vías de desarrollo que a uno en pleno equilibrio socioeconómico. El primero que se cuela es la prostitución, mezclada de la forma más truculenta con las altas esferas políticas. No tardarán en ir asociándose, en ritmo frenético y casi descabellado, las conexiones de las muertes con problemáticas como el gran número de personas sin techo (oh, sorpresa: existen), la alta tasa de problemas de salud mental, el trabajo

esclavo de niños o la falsa integración de los inmigrantes a la sociedad. Si incluimos pequeños episodios sexistas y toda una gama de matrimonios desconectados y familias alteradas nos quedamos con el exacto reverso del paraíso, con la imagen de una tierra de alienación. ¿Qué nos quieren decir Suecia y Dinamarca de sí mismos mediante sus ficciones? ¿Que más bicisendas no hacen verano? Broen, como True Detective, no encuentra su máxima gloria en el caso en sí, a cada paso más delirante en su construcción y ramificaciones (o cada vez más osado y lúdico en la construcción del verosímil), sino en el dúo protagónico. No hay investigación que valga si no hay dos detectives ligera o completamente chiflados. Martin Rohde, el detective danés, tiene sus desequilibrios mentales pero es más que nada un sensiblón. Es, en ese sentido, un verdadero Nial, un primo policía de la Birgitte de Borgen: un hombre que busca el bien y tiene la paciencia de quien no derrapa demasiado, y que lo que no tiene de


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Broen [2011-]

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profundo lo tiene de noble. Su colega sueca, Saga Norén, es su contracara: la prima un poco menos gélida de la Sarah Lund de Forbrydelsen, una hermanita menos hermética del Rust Cohle que McConaughey compone en True Detective. Es la profesionalmente brillante pero socialmente incómoda, el complemento necesario para que el danés robusto pero sensible avance en el misterio y para que los elementos románticos y melodramáticos se cuelen en una trama de sangre y vísceras. Propuesta completa -otro punto para Dinamarca- que seduce al mercado mundial a base de la reinvención de una fórmula universal. Un paquete idiosincrático envuelto en entretenimiento que lleva identidad propia al mundo incluso mejor que los reyes de este sistema, los norteamericanos. De ahí que los productos tengan remakes. En Estados Unidos, parece, no se conseguían las versiones originales.

BROEN TIENE PRETENSIONES DE CONSTRUIR UN VEROSÍMIL QUE DIGA COSAS SOBRE LA VERDADERA ESCANDINAVIA, QUE REVELE QUE DETRÁS DE LA FACHADA DE PUREZA PROTESTANTE HAY UNA ALTA DOSIS DE PUTREFACCIÓN Son años prósperos para la ficción danesa, que crea y exporta; influye y expande. Su temática preferida es la destrucción del orden y el progreso que durante décadas alegó tener. Curioso fenómeno: hoy el mundo quiere comprar porcelana rota. Se les da bien a los daneses, y parece haber algo de sinceridad en el proceso, algo catártico: “no estamos tan bien, queremos decirlo. Amamos la ley pero amamos también su quiebre”. Hay buenas noticias, Dinamarca: a todos nos pasa lo mismo. Se llama humanidad. Por eso compramos sus ficciones, las reproducimos y, ansiosamente, esperamos el siguiente paso.



VALO - ONE CYPHER Red Bull Content Pool _Austria, Vienna / 2015



ARTE Y TERRITORIO: ¿DISCUSIÓN OBSOLETA? Por Lux Lindner *

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1 Tal vez, hace algunos años, yo hubiera escrito una nota relacionada con temas como arte contemporáneo y nacionalismo casi de taquito. Me habría despachado contra los artistas suizos que tienen paraguas de la cuna a la tumba y pueden seguir haciendo sus burradas incestuosas que no interesan a nadie salvo al empleado de ProHelvetia que les firma el cheque. Habría podido sugerir que, culturalmente, Alemania es el estado N° 53 o 54 de los Estados Unidos de América, con una aspiración existencial orientada a conseguir el GPS de la noche londinense; que Francia es oficialmente ombligo de sí misma pero tutela África desde teléfonos muy pesados, o que China se niega a sí misma con toda la furia posible, etcétera.

2 Pero los tiempos han cambiado y nuevas evidencias han aplicado sobre las aparentes seguridades de otrora uno de esos filtros de PhotoShop que desdibujan los contornos de tu foto más familiar. Ya hay rumores de que la pregunta misma sobre si importa la nacionalidad de una obra de arte o la del artista está cortejada por la obsolescencia. Pero, ¿puede haber preguntas obsoletas o solamente respuestas obsoletas?

3 En las bienales de arte las divisiones por nacionalidad se remontan a una época y a un lugar claramente determinados: Europa a fines del siglo XIX. El fervor tribal tenía entonces fuerza emocional y organizativa en todas las áreas de la vida social. Los artistas viajaban mucho. ¡Y no pocas veces se acostaban entre ellos! Pero las bocas de expendio oficiales, donde las gentes se miraban de la cintura para arriba, estaban rigurosamente señalizadas y resguardadas de presuntos riesgos de contaminación desde la elevación de los pabellones nacionales. ¿Cuánto queda hoy en día de ese fervor señalético? ¿Cumple todavía alguna función? ¿Hay artistas contemporáneos que se interesen aún por el tema de su “nacionalidad” como “punto de partida”? Con frecuencia el artista contemporáneo es el agujero negro donde converge toda implosión de fervor tribal. Al artista contemporáneo el nacionalismo en sí parece darle alergia.

TERRITORIO


Me cuesta disentir con el Sr. Yépez o con las acciones que ha iniciado el Sr. Caloca para subvertir la noción de identidad mexicana. Tiendo a pensar que, fuera del Club de Países Saqueadores, el nacionalismo 2015 se parece a una receta de estabilización y consuelo para conglomerados sociales de difícil convivencia interna cuyas fronteras han sido trazadas con compás desde un escritorio lejano. Y, con una bandera o pabellón -pedazo de tela morbogeométricamente respaldado por leyes- se orienta la mirada de los miembros desiguales de un enjambre generando la alucinación de un “objetivo compartido”.

Porque son formas de generar violencia con el pretexto del patriotismo.

¿Por qué defendemos la bandera y otros símbolos? Por la misma razón que la gente defiende las selecciones nacionales de fútbol.

4 La palabra pabellón designa tanto una habitación semi-sacra saturada de objetos aureáticos como también un pedazo de tela. Cuando estaba por empezar a escribir este texto aterricé en “Pabellón Insurrecto”, interesante muestra realizada en el Museo La Ene de Buenos Aires. En este particular espacio, la muestra del artista mexicano Juan Caloca, en medio de un despliegue polimorfo de “evidente mexicanidad visual” (que no ahorraba en imágenes que iban de lo tierno/folklórico a lo actual/horrendo), incluía un texto de Heriberto Yépez que decía cosas como:

6 Mi sensación es que hoy en día no importa tanto la nacionalidad “inicial” del artista como su ubicación global dentro del dispositivo desde el cual emite: las coordenadas de su territorializador carrerístico. Para decirlo de otra manera: sostengo que actualmente importa más desde dónde emite un artista sus mensajes que dónde nació. Este desde dónde emite puede estar tocado por consideraciones nacionalistas, pero también interferido y enrarecido por contundentes realidades polifronterizas. Pensemos en las interminables carambolas institucionales que permitieron a Ai Wei Wei desplegar sus materiales en un Pabellón que parecía destinado a hacer tambalear algunos cimientos en su lugar de origen.

Anyway, confieso que el caso de China, que ya no se sabe si es comunista, capitalista o taoísta, merecería estudio extra de mi lado y un artículo aparte

5 El estado-nación, por otra parte, sabe vengarse de los desaires que se le tributan. En las 1.284 páginas que conforman la semioficial historia del arte chino del renombrado especialista Lü Peng (A History of Art in 20th-Century China), el artista chino que más conocemos y quizás apreciamos, el combativo Ai Wei Wei, es mencionado apenas en una nota al pie. En la Bienal de Venecia de 2013 Ai Wei Wei, bajo arresto en su terruño, mostró sus obras en el Pabellón Alemán junto a varios otros artistas, ninguno de los cuales era alemán.

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7 Creo que el argumento acerca del desde dónde flotaba en mi cabeza desde hacía algunos meses pero se condensó recientemente estudiando un libro bastante importante para los interesados en el dibujo contemporáneo. Me refiero al segundo tomo de Vitamin D (D de Drawing, dibujo). Vitamin D es un flor de mamotreto editado por Phaidon donde se presentan los trabajos de ciento y pico de dibujantes contemporáneos de todo el globo, incluyendo cuatro “nacidos en Argentina” (Matías Duville, que vive aquí, Adrián Villar Rojas, que está en una condición pre-transhumante y Amalia Pica e Irene Kopelman, desentendidas de la escena local y establecidas desde hace años en el exterior, donde luchan por un lugar en aquellas escenas a las que se han autotransportado).


Pero antes que esto termine de decirse ya estamos apretando el botón que genera risas grabadas.

8 Si nos guiáramos solamente por la cuestión fonética, en Vitamin D N° 2 hay, más que nunca, un elevado porcentaje de nombres “exóticos” / no-occidentales cuyo origen no podemos rastrear fácilmente. Eso podría indicar un retroceso de cierto etnocentrismo tenaz en la escena artística contemporánea, muy fijada durante décadas a apellidos de Estados Unidos y Europa Occidental. Un optimista incorregible y más bien turbocapitalista diría que el desmantelamiento del estado de bienestar en Europa y los recortes en las otrora generosas subvenciones a las artes habrían generado un escenario de visibilización más democrático para nuevas bocas de expendio.

O sea: hay más visibilidad que antes para las voces extraoccidentales en el concierto de las artes visuales, y éstas llegan a interactuar más rápidamente con los discursos y tradiciones “centrales”. Pero, ya sea porque en sus territorios ancestrales de origen esa infraestructura nunca ha existido (África) o porque ha sido precarizada por catástrofes políticas (América Latina), estas voces tienen que someterse a la infraestructura “primermúndica” en términos de geografía, formación, galerías, curadores, editoriales, etc. “La gente inteligente del tercer mundo no es mala pero, vigilada, es casi buena”, podría ser la consigna no escrita de este escenario donde la brutalidad de la concentración y el acaparamiento transnacional simplemente han trocado un camuflaje alcahuetizado por otro menos alevoso.

9 Porque examinando mejor las biografías de Vitamin D N° 2 notamos que un alto porcentaje de artistas de nombre “exótico” se ha establecido en un área bastante concreta que tiende a, justamente, coincidir con…Estados Unidos o Europa Occidental; con las tradicionales moradas del Gran Capital.

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10 Tal vez el sueño de una participación más democrática en la emisión de paquetes de información artística sólo pueda seguir sobreviviendo degradado como ilusión. Mientras tanto, fronteras inoperantes se siguen manteniendo con breves gestos de compás y, de yapa, desde escritorios lejanos se envían señales a las aspiradoras de recursos. Ningún país africano controla / promueve su propia escena artística. El reggae extrae su mitología de Etiopía pero, ¿ustedes conocen alguna banda etíope de reggae?

CONCENTRACIÓN

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“BIG BANG DATA” PUEDE VERSE EN ESPACIO FUNDACIÓN TELEFÓNICA (ARENALES 1540) HASTA EL 28 DE NOVIEMBRE, DE LUNES A SÁBADOS DE 14 A 20.30 HORAS. ENTRADA LIBRE Y GRATUITA.

C ULT URA D I G I TAL POR FUNDAC I ÓN T ELE FÓN ICA

“B

ig Bang Data” explora la emergencia de la base de datos como marco de pensamiento social, y los efectos de la datificación del mundo un proceso tan determinante en el siglo XXI como lo fue la electrificación en el siglo XIX. La muestra, que cuenta con la curaduría de la arquitecta y diseñadora Olga Subirós y del periodista y teórico José Luis de Vicente, propone un acercamiento crítico y riguroso al ámbito del Big Data a través de dieciséis instalaciones organizadas en cuatro bloques temáticos. El bloque “El peso de la nube: geografías de datos” demuestra que “la nube”-nombre genérico para los servicios que preservan las fotos, e-mails y documentos- es quizás una de las metáforas más

engañosas, ya que detrás de ella no hay nada ligero ni intangible En “El latido del mundo. Qué es la datificación” se observa cómo a la facilidad para almacenar grandes volúmenes de información a bajo costo, se suma otro factor determinante: la facilidad para producir esta información gracias a los millones de sensores que inundan el mundo. En el bloque “Qué piensas. qué haces, qué sientes. La producción social de datos” tres instalaciones muestran cómo hoy en día el principal agente de la explosión de datos es la actividad cotidiana de millones de personas: sus acciones producen huellas digitales en


Submarine Cable Map de Telegeography.

Más información en www.fundaciontelefonica.com.ar

las que quedan capturados deseos, miedos y esperanzas. Por último, “Una nueva era del conocimiento” representa cómo en la actualidad son innumerables los ámbitos del conocimiento que se están viendo transformados profundamente por el acceso a grandes conjuntos de datos. Las metodologías científicas de los datos están abriéndose paso en múltiples disciplinas y creando dominios especializados, con nuevos perfiles profesionales. Una muestra para entender de qué forma generar, procesar y, sobre todo, interpretar datos con las tecnologías que estamos desarrollando puede cambiar radicalmente nuestra sociedad.

24 Hrs In Photos de Eric Kessels.


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ionel Messi escapa de uno, de dos, de tres jugadores. La estela que dibuja a su paso confunde a su propia sombra, que intenta perseguirlo y se ve burlada desde el primer quiebre de cintura. En la tribuna, un chico entrecierra los ojos para ver pasar el cometa azulgrana, una mezcla de colores escapada del Museo Picasso, a pocas cuadras del Camp Nou. Luego, lo de siempre: expectativa, arte y disfrute. Todo desarrollado en éxtasis de Ferrari: de cero a cien kilómetros por hora en menos de cinco segundos. El talento de Messi se desparrama a lo largo y a lo ancho del mundo, en tiempo real. Las tribunas corean al genio y el eco se multiplica a través de la voz distorsionada de juglares posmodernos que cuentan hazañas a través de cuadrados y rectángulos digitales, que perfeccionan gritos en los oídos de los cinco continentes. Messi levanta un brazo y se ríe. Es la alegría de un chico jugando en la esquina de su casa mezclada con la precisión de un cirujano metódico y la frialdad de un asesino serial entrenado. “Jamás existió un jugador así”, reza la leyenda que vive implícita en el corazón -único corazón- de sus seguidores. Messi sonríe para la foto. Messi firma autógrafos. Messi contesta las preguntas. Messi. Messi. MESSI.

Por Bruno Altieri *

Ilustración: The Negra - Fábrica Visual

En la misma ciudad que se ha erigido como epicentro del fútbol mundial, un jugador de básquetbol, un excepcional jugador de básquetbol llamado Pau Gasol, confiesa una de las verdades más temidas del mundo del deporte: “No nací líder”, dice, como si se tratara de un pecado imposible de perdonar. No dice que lanza mal el semigancho con mano derecha o que su postura defensiva no es la ideal. Para quien no conoce a Gasol, hablamos de un jugador con dolores recurrentes en el cuello de tantas medallas colgadas a lo largo de los años. “No nací líder”, repite, como quitándose un peso de su espalda. Como si esa aptitud fuese una obligación y no una cualidad intrínseca de las personas. Mientras tanto, Messi, el ganador compulsivo de todo lo que se le pone enfrente, viaja hacia su país para jugar con su selección. Llega con una sonrisa, pero a medida que pasan los días empieza a verse diferente. Su lenguaje corporal indica que algo no está bien. Algunos piensan que es la comida, otros que es el agua; hasta se habla del suelo. Finalmente, algunos mencionan algo sobre los compañeros y otros, especialistas ellos, se refieren a las defensas aguerridas de

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LA PARADOJA DEL GENIO


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este continente. Es curioso, porque los mismos jugadores que en España lucen como postes, aquí son panteras hiperactivas que intentan extirparle la pelota. Messi, mientras tanto, mira su brazo izquierdo y ve una cinta de capitán. Todas las cámaras están con él, esperando que algo suceda. Es el actor más maravilloso de una obra mega exitosa intentando hacer un monólogo de stand up en el living de su casa. Se produce la comparación recurrente -e irremediable- con un líder histriónico del pasado. Con un Dios Sucio, como lo definió Eduardo Galeano, llamado Diego Maradona. Entonces Messi siente que su responsabilidad es otra. Debe demostrar que tiene el coraje que no tiene. Pierde velocidad al transformarse en Atlas, porque nadie puede correr como una Ferrari cuando sostiene el mundo sobre sus hombros. “Al final, no es tan bueno como parecía”, dicen los escépticos. “Le faltan dos mediocampistas que le den la pelota, como en Barcelona”, escriben en sus diarios los entrenadores que se especializan en café. Y la solución del caso es tan evidente que se transforma en invisible a los ojos. Xavi Hernández, Andrés Iniesta, Messi y Sergio Busquets, en este orden, fueron elegidos en Barcelona como capitanes para la temporada 2014-15 de Liga de España. El mejor jugador del planeta no necesariamente es el líder más importante del planeta. Puede coexistir con ese mandato y es ahí cuando el jugador deja

de pertenecer al paisaje para transformarse en el propio paisaje. El talento desmedido y la perseverancia construyen a Messi. El talento desmedido, la perseverancia y el carisma construyen a otro tipo de ser especial: en este caso, a Maradona. Empujar a un tipo introvertido como Messi a ser algo que no es, lo conduce a perder el foco de lo que verdaderamente puede hacer. Hay personas capaces de convencer a un cura de dejar los hábitos con sólo hablarle acerca de los placeres de la vida. O de convencer a un mujeriego empedernido de los beneficios de la vida casta. Y hay gente, como en el caso de Lionel, que no nació para arriar las ovejas hacia el lugar que los demás quieren. Messi, en un monoplaza aplicado a una estructura, es una llamarada que irradia energía en donde se la encuentre. En un transporte colectivo, como piloto, Messi transforma un tren de la alegría en un tren fantasma. No se trata de otra cosa que de la genética, del ADN con el que se construyen los atletas más disciplinados del mundo. “Odio el tenis, lo detesto con una oscura y secreta pasión, y siempre lo he detestado”, confiesa el célebre tenista Andre Agassi en su biografía Open, en relación a las presiones que tuvo que soportar -principalmente de su padre- para ser lo que el mundo admiró por televisión. No es el caso específico de Messi, quien ama el fútbol, pero lo ama en determinadas condiciones. Cuando esas condiciones no se presentan, lo odia. Pero, incapaz de gritar, se

muestra como un chico silencioso, casi autista, con ganas de escapar de su destino inevitable. “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, decían los guionistas de Marvel. Quizás el día de mañana, Messi confiese abiertamente lo que sintió cada vez que tuvo que salir al escenario en plano estadista. En voz del pueblo. En elegido. Messi, por más que nos pese, no es el Mesías. Es simplemente un jugador extraordinario, valga la contradicción, en un mundo que exige más de lo que debe (y puede). “No nací líder”, dice Gasol, como una invitación para que otros talentos del mundo deportivo se sumen a la causa. El arte, muchas veces, debe comprenderse sin exigencias de fondo. Vincent van Gogh fue un pintor excepcional, pero no sé qué tan bien le hubiese ido conduciendo a un grupo de artistas a iniciar un trabajo múltiple, a escala real, de su habitación amarilla. Messi es así: tómalo o déjalo. Ser o no ser. Argentina podrá cobrar los beneficios de plantar un talento de estas características cuando le permita esbozar sus habilidades sin tanta exigencia de fondo. El Gran Pez, en definitiva, no se diferencia por estar al frente del cardumen, sino por ser el que mejor nada.

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Grand Theft Auto [2013]


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EXCURSIONES M

irado desde el presente, el videojuego siempre fue una cuestión de espacios: había que atravesar largas extensiones de un paisaje lleno de peligros para rescatar a una princesa (que siempre estaba en otro castillo), recorrer interminables calles infectas para terminar con una pandilla de malvivientes, empujar la pelota hacia el campo del rival, llegar antes que los otros conductores a la meta, o transitar un laberinto matando a disparo limpio a cuanto monstruo o criatura de ultratumba surgiera por el camino. Incluso Tetris, del ruso Alexey Pajitnov, donde no hay que moverse ni viajar a ninguna parte, supone una repartición eficiente del espacio: las fichas que caen deben ser dispuestas de manera que formen filas, evitando los huecos y las zonas vacías. Hablando de eficiencia, con el tiempo llegaron juegos en los que se debían construir y administrar distintas clases de estructuras.

Por Diego Maté *

Imágenes: Maxis, Electronic Arts, Rockstar Games.


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Desde una pequeña ciudad hasta un parque de diversiones, la flora y fauna de un planeta, una colonia de hormigas o un hospital: en todos esos casos había que usar inteligentemente el espacio disponible. Por su parte, los juegos de estrategia hicieron del campo de batalla la trama sobre la que los jugadores diagramaban sus planes de conquista: vulnerar las defensas del otro y derrotarlo para ocupar su territorio, esa era la condición de la victoria. A diferencia de lo que ocurre en las guerras reales, acá los soldados, vehículos y armamentos podían reponerse de manera ilimitada; el recurso escaso, en cambio, el que determinaba quién ganaba y quién perdía, era el espacio.

abrirse y, junto con ellas, nuestra experiencia. Hubo un momento en que, dejando de lado ya los usos que los distintos géneros del videojuego nos imponían (estrategia, ingenio, pelea callejera, plataformas, construcción...), pudimos comenzar a apropiarnos con mayor libertad de esos lugares,

El caso es que, en algún punto, estos lugares comunes (comunes por su uso compartido, por la alegría con que volvíamos a ellos, por la seguridad que nos daban cada vez que los habitábamos) empezaron a expandirse, a crecer indefinidamente. Las zonas de juego, desde siempre recortadas, encerradas, empezaron a

a dibujar sobre ellos las trayectorias que nosotros queríamos. ¿Cuál habrá sido el primer juego que nos trajo noticias de esa nueva libertad? Dejemos la erudición y los datos duros para los historiadores y los especialistas; nosotros vamos a hablar sobre algunos juegos del presente que se (nos) vinculan con el espacio.

LAS ZONAS DE JUEGO, DESDE SIEMPRE RECORTADAS, ENCERRADAS, EMPEZARON A ABRIRSE Y, JUNTO CON ELLAS, NUESTRA EXPERIENCIA

El año pasado, Grant Theft Auto V fue ungido por medios especializados de todo el mundo como el mejor juego de la historia. Los argumentos que sustentaban tamaño juicio tenían que ver con la manera en que el juego del estudio Rockstar construye la historia de sus tres protagonistas y la dinámica novedosa de los robos, pero también con la ciudad de Los Santos. La impresión que se tiene cuando se juega GTA V es la de entrar en un mundo que existe más allá de nosotros: la ciudad, enorme, con sus transeúntes, parques, edificios, playas, barrios pobres y ricos, calles de tierra y grandes avenidas, sus casuchas y mansiones, sus delitos y accidentes de tránsito, sus múltiples medios de transporte (autos, bicicletas, motos, lanchas, trenes, aviones, submarinos, helicópteros, etc.); se revela enseguida como un organismo vivo que parece respirar por sí solo. Si en Sim City debíamos levantar de cero una ciudad entera, acá, en cambio, tenemos que adecuarnos a la textura de una ya construida: conocer sus calles, hallar nuevos recorridos, interactuar con sus habitantes, descubrir sus zonas prohibidas;


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SimCity 2000 [1993]

en GTA V todo es un constante (re)aprendizaje de lo urbano que funciona, en buena medida, como evocación de uno de los temas preferidos de la novela realista del siglo XIX y de la comedia romántica: cómo hacer para vivir en una gran metrópoli. ¿Cómo hacer para vivir con los otros? GTA V, una fábula desencantada con mucha sátira y humor negro que también toma para sí muchos de los signos distintivos del film noir, nos dirá que es más difícil de lo que uno piensa. Pero las grandes ciudades son todavía algo novedoso, que cuenta apenas con un par de siglos. Durante mucho tiempo, el espacio que se abría al hombre era una gran extensión de naturaleza intocada, salvaje. Esto es cierto tanto para los habitantes del siglo XIX (leer sino a grandes caminantes como Thoreau o Nietzche) como para los de épocas pasadas. También lo es, claro, para los personajes de la literatura fantástica: en los libros de Tolkien siempre se habla de las largas marchas que deben emprender los protagonistas, a veces durante días enteros. El videojuego no parece haber podido dar con

la escala de esos desplazamientos hasta bien entrada la serie de The Elder Scrolls, en especial su última entrega: Skyrim. Skyrim, una pequeña provincia del reino de Tamriel, es el escenario de una batalla entre facciones donde no faltan los guerreros, magos y dragones. Hasta aquí, nada que el videojuego no haya trabajado antes con

LA IMPRESIÓN QUE SE TIENE CUANDO SE JUEGA GTA V ES LA DE ENTRAR EN UN MUNDO QUE EXISTE MÁS ALLÁ DE NOSOTROS los juegos de rol. Pero Skyrim pertenece (como GTA V) a esa categoría de juegos que se ha dado en llamar de “mundo abierto” (open world): así, el jugador puede elegir de qué manera habitar esa tierra fantástica, si participando activamente de la trama narrativa o simplemente recorriendo los valles, planicies, montañas y grandes lagos que conforman el paisaje de Skyrim. Uno puede


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VIDEOGAMES

llevar una vida nómade, lejos de las obligaciones del relato principal, y vivir viajando, recorriendo los caminos y acudiendo a las ciudades como meros lugares de paso en los que abastecerse de provisiones para proseguir con el viaje.

Y si se siente que el recorrido ha llegado a su fin, Skyrim (se estima que la provincia mide aproximadamente 37 km2) es una tierra lo suficientemente generosa como para ofrecer una buena cantidad de ocupaciones: entrenarse en los rigores del combate físico, aprender magia en una misteriosa escuela, ponerse al servicio de algún señor de la región, dedicarse al comercio, convertirse en caza recompensas, o simplemente ayudar a los pobladores de un pueblo en sus faenas cotidianas. Se hace camino al andar Pero no importa lo enormes que puedan llegar a ser Los Santos y Skyrim: en algún momento aparecen barreras presentadas como naturales (el mar, una cadena montañosa) que demarcan la zona de acción del jugador, y se terminan. En ese sentido, esos espacios lúdicos se parecen a ciudades y paisajes reales, que también tienen sus límites. Hacía falta un juego muy poco preocupado por la imitación de lo real como Minecraft, con su estética rica en vóxeles (píxeles tridimensionales) y formas cuadradas, para cambiar este estado de cosas. En Minecraft no hay objetivos, misiones ni nada parecido, sólo un mundo con el que el jugador puede interactuar de las formas más variadas: cazar, cultivar, construir un refugio, defenderse de monstruos, crear instrumentos, buscar minerales, manipular elementos para obtener sustancias nuevas, trabajar distintos materiales y un larguísimo e interminable etcétera. Pero a la par de esas y de otras muchísimas actividades posibles (también se puede preparar una torta o construir un castillo, por ejemplo), el juego del

estudio Mojang presenta una particularidad: cada nueva partida construye proceduralmente un mundo nuevo y, a medida que el jugador avanza, el programa prolonga el mundo en esa misma dirección, siempre de manera azarosa e irrepetible. Es decir, la experiencia de cada jugador será siempre nueva y radicalmente diferente a la de los demás. ¿Qué pasa si se empiezan a recorrer las tierras vírgenes de Minecraft? ¿En qué punto aparecen los límites? Kurt Mac se hizo esa pregunta en enero de 2011 y, para tratar de responderla, dio inicio a una verdadera expedición que consistía en viajar en línea recta durante días, quizás semanas, hasta dar con el fin de ese mundo. A modo de bitácora, Mac subiría regularmente

CADA NUEVA PARTIDA DE MINECRAFT CONSTRUYE PROCEDURALMENTE UN MUNDO NUEVO Y, A MEDIDA QUE EL JUGADOR AVANZA, EL PROGRAMA PROLONGA EL MUNDO EN ESA MISMA DIRECCIÓN, SIEMPRE DE MANERA AZAROSA E IRREPETIBLE videos a YouTube con el título de “Far Lands or Bust” que documentaran la travesía. Al momento de escribir esta nota, Mac va por su video número 471: lleva viajando en una misma dirección más de cuatro años y el mundo de Minecraft se sigue expandiendo con cada nueva pisada de su avatar. La última vez que midió la distancia recorrida, en agosto de 2014, había atravesado 1.479.940 “bloques”, que equivalen a casi 1.500 kilómetros. Si pudiera caminarse en línea recta desde Buenos Aires hasta San Pablo, la distancia sería de 1.600 kilómetros, algo menos de lo que debe contar la travesía de Mac por estos días.

Si bien muchos juegos utilizan la generación procedural de niveles (mediante algoritmos que trabajan generando topologías únicas en cada partida), sólo Minecraft pudo concebir un mundo que se ramifica y expande acompañando la trayectoria del jugador, que crece a la par suya, siempre de manera imprevisible. La matemática de la programación, sin embargo, dicta que en algún momento el algoritmo de Minecraft ya no podrá seguir reproduciendo el suelo que holla el avatar de Mac: existe un límite; el videojuego no puede, aunque quisiera, aspirar al infinito. Según las estimaciones de los programadores de Mojang, en 2014 Mac se encontraba todavía muy lejos de ese límite, le faltaba surcar bastante más del doble de lo que había recorrido hasta ese momento. No se sabe qué va a pasar el día en que el caminante alcance esa frontera, si hay alguna especie de barrera de cristal (como se pensó que podría tener la Tierra en la antigüedad), si el juego se apagará o si simplemente se borrará la partida. No importa, tampoco: cuántos viajeros, expedicionarios, nómades, exploradores pueden decir que recorrieron miles de kilómetros durante años a través de un mundo que se les reveló únicamente a sus ojos, con la diversidad de sus paisajes, criaturas y materiales y que, como si vivieran en una era anterior a la cartografía, ese mundo inagotable siempre representó la promesa de algo nuevo, nunca visto y, además, irrepetible.

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SIMPLE


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PORTFOLIO MARIANO BRIZZOLA Fotografío sólo en un perímetro regional ligado a mi historia personal.

Me gusta hablar con las imágenes sobre mi cultura y lo que salpicamos.

Recorro barrios, ciudades y pueblos próximos a los ríos Paraná, Uruguay y al Río de la Plata en sus dos orillas (Buenos Aires - Rosario - Montevideo). De cierta manera documento una parte del acervo visual rioplatense. Transito por el espacio público buscando intimidad con los rasgos sutiles referentes a mi cultura. Voy escudriñando en lo que alguna vez fue y permanece callado o subestimado: un objeto o un hecho infraordinario en una suerte de celebración nostálgica dada por la evocación constante del pasado.

A través de la intencionalidad cromática y plástica intento construir un mundo posible dentro de este rincón del sur en donde una parte de nuestra identidad se transluce.

Tengo una necesidad estética crónica y una gran fascinación por lo tácito, inerte y austero.

En este recorrido por las huellas de mi pueblo, señalo muchas veces lo invisibilizado por el bullicio urbano y, entre intermitencias, lo que veo de nosotros: el modo lunfardo en donde lo vulgar luce elegante, o la manera en que el abandono y el descuido permiten que el lugar más triste y remoto se sienta cándido y acogedor gracias a la ilusión fotográfica. www.flickr.com/photos/marianomio/










53 Ilustración y Texto Por Maia Debowicz

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os extraterrestres en el cine no nacieron tiernos y amables. Fueron los años ochenta los que nos hicieron creer que los aliens no eran criaturas de temer, invitándonos a adoptarlos como exóticas mascotas. Cuando conocimos a E.T. (en la pantalla grande o en el canal menos respetable del cable) todos queríamos uno. Para disfrazarlo de mujer y para volar en bicicleta, pero también para sentir que no estábamos tan solos en este universo. No obstante, la era pre-Spielberg presentó a los marcianos de una manera más antipática, situándolos en la banda enemiga. Quien prendió la primera vela de la paranoia fue Orson Welles cuando el 30 de octubre de 1938 adaptó la novela de ciencia ficción La guerra de los mundos, de H.G. Wells, a una dramatización radial y sembró el pánico en varias ciudades de Estados Unidos. Durante 57 minutos y 7 segundos, el veinteañero que años después se convertiría en uno de los directores más importantes de la historia del cine logró que los oyentes creyeran que la invasión

alienígena era un hecho que sucedía en paralelo a la narración. “Señoras y señores, interrumpimos nuestro programa de baile para comunicarles una noticia de último minuto procedente de la agencia Intercontinental Radio. El profesor Farrel del Observatorio de Mount Jennings de Chicago

LA ERA PRE-SPIELBERG PRESENTÓ A LOS MARCIANOS DE UNA MANERA MÁS ANTIPÁTICA, SITUÁNDOLOS EN LA BANDA ENEMIGA reporta que se han observado en el planeta Marte algunas explosiones que se dirigen a la Tierra con enorme rapidez…”, escuchaban los ciudadanos mientras intentaban disimular el susto sin ningún éxito. La antológica emisión radiofónica no tuvo como objetivo mentir a los ciudadanos para ponerles los pelos de punta; el malentendido

se produjo porque varios oídos llegaron tarde al radioteatro, perdiéndose así la introducción donde Orson Welles advertía que lo que iban a escuchar era pura ficción. Quince años después los extraterrestres invadieron el cine cortando el moño de la época dorada de la ciencia ficción que, sin importar el tamaño del presupuesto, ofrecía películas tan gigantes como Marte que no se arrugaron con el paso del tiempo. Fueron muy pocos los directores que se animaron a vestir a sus extraterrestres de dulzura y benevolencia; la mayoría apostó todas sus fichas a la lucha territorial entre especies. Esta nota repasa y analiza, a través de las mejores obras de los años cincuenta y sesenta, tres maneras diferentes de invadir la Tierra. Si alguien les enseñó a los extraterrestres cómo (no) apropiarse de nuestro planeta esos, sin dudas, fuimos nosotros. Mejor perfumarse y ordenar la casa para cuando toquen el timbre con una valija llena de diapositivas y un budín intergaláctico bajo el brazo.

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TIRARILAE TIERRA S N AL POR LA VENTANA


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INVASION

Romper todo La primera adaptación al cine de La guerra de los mundos llegó en 1953 de la mano de Byron Haskin. La historia es más que conocida: a partir del aterrizaje de una nave espacial en un pueblo de los Estados Unidos se desata en la Tierra una invasión marciana que parece imposible de detener. El film a todo color se transforma en una fiesta de pura violencia cuando los rayos verdes y naranjas ponen el mundo entero patas para arriba. La destrucción es épica: los extraterrestres de tres pupilas triplican las lápidas en los cementerios mientras hacen explotar como fuegos artificiales un sinfín de casas y monumentos. Los seres humanos están atados de

EL FILM A TODO COLOR SE TRANSFORMA EN UNA FIESTA DE PURA VIOLENCIA CUANDO LOS RAYOS VERDES Y NARANJAS PONEN EL MUNDO ENTERO PATAS PARA ARRIBA pies y manos porque las naves marcianas poseen una cubierta electromagnética que rechaza los proyectiles convirtiendo esas armas de guerra en juguetes para niños de salita de tres. Los visitantes intergalácticos prenden la mecha del apocalipsis sin saber que su tierra prometida será su peor veneno: cuando a los terrícolas sólo les queda aferrarse a la llegada de un milagro, los marcianos caen como fichas de dominó debido a que no resisten las bacterias que se encuentran en la atmósfera terrestre. Como dice el refrán: “la envidia mata”. Otra película que supo reflejar la misma estrategia punk para apropiarse del planeta fue La invasión de los platos voladores (1956). La película de Fred F. Sears es bastante distinta a la de Haskin ya que aquí hay más instancias de negociación antes de pisotear las flores de los


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jardines humanos. Los marcianos que cubren sus cuerpos con unos extraños trajes metálicos son los sobrevivientes de un sistema solar desintegrado. Ante esta adversidad los vecinos de ese otro mundo pisan nuestro planeta con varios avisos inmobiliarios subrayados en el diario, dispuestos a todo para reconstruir su nuevo hogar. En vez de desterrar con un solo grito a todos los seres humanos, solicitan una reunión con los líderes mundiales en Washington para lograr un acuerdo pacífico y así evitar convertirse en los amos de un planeta hambriento y destruido. Pero no hay acuerdo que valga: en un abrir y cerrar de ojos los platos voladores planean sobre los edificios como gigantes palomas tóxicas que escupen fuego y cagan arsénico. “Cuando una potencia armada y hostil aterriza en nuestra capital no la recibimos con té y galletas”, dice firme uno de los soldados. Así, los terrícolas científicos y militares construyen un cañón más potente que la espada de He-Man y cazan a esas aves de metal que dejaron varias ciudades en el mismo estado que Japón después de haber sido visitado por Godzilla. Los humanos, una vez más, ganan la guerra intergaláctica, pero -como en toda guerralo que queda no es alegría sino una sobredosis de desolación. Este cuerpo no es mío Existe otra clase de extraterrestres que piensa que lo mejor para invadir un territorio es hacerlo de incógnito y en completo silencio. La invasión de los usurpadores de cuerpos (Don Siegel, 1956) e Invasores de Marte (William Cameron Menzies, 1953) plantean un ataque a la Tierra a través del robo de la identidad: el

cuerpo como un arma mortal para adueñarse de todas las ventanas y chimeneas de cada pueblo y ciudad. En la película terrorífica de Siegel los marcianos se gestan en vainas gigantes y toman la forma de cualquier ser viviente, absorbiendo hasta la totalidad de sus recuerdos, mientras que los humanos duermen luego de contar ovejitas. Los clones renacen en un mundo donde la palabra “amor” no existe en el diccionario.

EXISTE OTRA CLASE DE EXTRATERRESTRES QUE PIENSA QUE LO MEJOR PARA INVADIR UN TERRITORIO ES HACERLO DE INCÓGNITO Y EN COMPLETO SILENCIO El único objetivo es sobrevivir para conquistar más y más parcelas. A diferencia de la mayoría de las películas del subgénero, acá son los seres alienígenas quienes se quedan con el pan y con la torta. Invasores de Marte es bastante similar: los humanos son absorbidos por unas arenas movedizas que, a su vez, introducen a los mutantes que se encargarán de clavar la bandera en nuestro mundo. El final asusta más de lo que tranquiliza: luego de que la misión extraterrestre de desalojo fracasa, los visitantes de Marte borran con Liquid Paper todo lo ocurrido de la memoria de cada ciudadano que luchó para defender sus pertenencias. Los marcianos, lejos de aceptar la derrota, intentarán conquistar al mundo una y otra vez como lo hacían cada noche Pinky y Cerebro.

Agrandar la familia La tercera estrategia incluye chupetes y mamaderas ya que el plan macabro de algunos marcianos se basa en reproducirse para ser mayoría. Me casé con un monstruo del espacio exterior (Gene Fowler Jr., 1958) también comienza con la táctica de duplicación de humanos, pero ése es sólo el primer paso de la invasión. El verdadero fin es embarazar a cada terrícola y evitar la extinción alienígena. Lo que no tenían en cuenta algunos marcianos era que al mudarse a cuerpos ajenos no sólo iban a poder encontrar un nuevo hogar, sino que el esqueleto prestado traía como bonus track emociones y deseos humanos. El descubrimiento del amor que hace el protagonista marciano lo obliga a elegir la felicidad de su mujer terrícola por sobre la de su nación extraterrestre. El pueblo de los malditos (Wolf Rilla, 1960), en cambio, lleva el plan mucho más lejos: los bebés híbridos no sólo llegan a este mundo sino que, además, crecen y matan gente. La película inglesa, basada en la novela de John Wyndham, presenta a un grupo de niños con poderes que se visten todos iguales (combinando los colores y los volados) y que llevan el cabello tan blanco como una peluca de algodón de azúcar sin colorante. Cuando sus pupilas se encienden y brillan como estrellas fugaces las desgracias toman al relato por asalto. Antes de que los pequeños demonios se salgan con la suya, un héroe logra vencerlos imitando esa frialdad que los caracteriza. La discusión sobre la existencia de los extraterrestres ya es demasiado antigua: no importa si ellos existen o no, nosotros los inventamos. Porque la ficción es tan poderosa como la vida real.



EL ARTE ESCONDIDO ENTRE COPAS Festival, uno de los bares mas reconocido de palermo, cuenta en su entrepiso con Laboratorio, un espacio destinado al arte con muestras rotativas que permite integrar el arte con la gastronomia.

Sobre el Laboratorio de Festival. En mayo de 2014 con la inauguraci贸n del bar Festival y con la fuerte idea de generar en los visitantes una experiencia que acapare todos los sentidos, se presenta la posibilidad de redoblar la apuesta y sumar a la visita un sector donde reine el placer visual. Es por esto que se decide ceder los casi 100 metros cuadrados del primer piso del galponazo, con impronta industrial, para la creaci贸n de Laboratorio. www.facebook.com/espaciolaboratorio - www.facebook.com/espaciofestival


SÉVERINE HUBARD + PABLO ROSALES Inauguración: Miércoles 2 de Septiembre 20hs Cierre: Miércoles 23 de Septiembre

DINÁMICA PRESENTA LA MUESTRA SUPERÁVIT DEL COLECTIVO DE ARTISTAS FLUO Inauguración: Miércoles 29 de Julio 20hs Cierre: Miércoles 19 de Agosto

Fluo es una oficina de proyectos que indaga posibles soluciones a los problemas más frecuentes de identidad comercial y corporativa. La creacion de experiencias, causas, historias, entornos. www.facebook.com/estudiofluo

Sobre la muestra: El consumo responsable y la sostenibilidad se esgrimen como estandartes culturales defensivos, aunque el deseo y la necesidad se han amalgamado y han fraguado realmente duro con aditivos como la publicidad, el branding y otros artilugios de mercantilización indirecta. Ese espiritu que aisla e integra individuos en todas las sociedad. Es un vicio que hemos adquirido. En ésta dirección FLUO presenta una instalación que aisla e integra al espectador en un envoltorio que cosifica su presencia y humaniza la obra convirtiéndola en un órgano respiratorio.

Séverine Hubard es una artista francesa sin taller fijo, nacida en 1977 en la ciudad de Lille. Realizó exposiciones y proyectos en Argentina, Uruguay, Francia, Holanda y Alemania, residencias en Turquía, Japón y África. Su obra forma parte de colecciones en Francia y Alemania. Recientemente se destaca su intervención en el festival «Of Bridges & Borders» con la instalación monumental “El coliseo de Valparaiso” (Chile), su muestra «Arriba Abajo» en la Sala XL de Centro de arte Subte (Montevideo) y su labor docente en el Centro de Investigaciones Artísticas (Buenos Aires). La artista realiza una construcción utilizando materiales encontrados, desviando su uso para desequilibrar al espectador con una visión alegre y subversiva. www.severinehubard.net

MUESTRA COLECTIVA Inauguración: Miércoles 30 de Septiembre 20hs Cierre: Miércoles 21 de Octubre

La muestra que se estará presentando durante octubre en Laboratorio surge de la convergencia de las obras de Tomas Cochello, Marina Azul Fernandez Besada, Matías Lix Klett y Celeste Najt. Cada uno de los artistas trabaja con diferentes técnicas, siempre manteniendo la misma fidelidad hacia la labor artística. El quehacer artesano, intimista, el proceso humano consciente-inconsciente de trasladar algo del alma en cada pieza de materia, a modo de liberación o de búsqueda de relación entre el universo interno y el inmenso mundo exterior. La obra que estarán presentando esta vez podría considerarse como una gran foto, paisaje, ecosistema, o mundo aparte, conformado a partir de las creaciones individuales de cada uno, comulgando en el lenguaje, en la manera de habitar el espacio y de transmitir el mensaje.


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CBGB

NUNCA MENOS

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or estos días, pudo observarse en el barrio parisino Saint-Germain-des-Prés cómo se concentró toda una fauna del mundo de las letras (desde importantes escritores, reconocidos libreros y anónimos lectores) en La Hune, la legendaria librería que fue todo un símbolo de la posguerra. Por allí pasaron históricos habitués como Camus, Sartre, Beauvoir, Breton, Duras y más pero el 14 de junio, con la contundencia de lo inevitable, las puertas de ese paraíso ya perdido se cerraron para dar lugar a un local de YellowKorner, una galería de fotos a buen precio con múltiples sedes a escala internacional.

La despedida fue a pañuelo mojado, con Miguel Dupont (librero de La Hune desde hace 25 años) agradeciendo entre lágrimas los saludos y las demostraciones de afecto de quienes sabían que junto a esas puertas se cerraba también un capítulo de sus propias historias personales, que ahora la nostalgia se encontraba a la intemperie, homeless. Sin embargo, la caída había comenzado mucho antes. La Hune abrió por primera vez en el mítico 170 del Boulevard Saint-Germain, cuando el editor y coleccionista Bernard Gheerbrant la fundó, allá por 1949; pero hace unos años, para que ahí residiera un local de Louis Vuitton, se mudó a unos metros. Es decir, da lo mismo si en lugar de un YellowKorner pusieran un Nac & Pop; La Hune y todo lo que ella representó ya no estaban ahí. El esplendor existe y siempre es un corto período de gracia. Si esto lo transpolamos al CBGB-OMFUG, centro sónico del mundo

durante la Nueva York de los setenta y ochenta, la afirmación es mucho mayor ya que hablamos de bandas que tienen que tocar en vivo y de una escena mucho más movediza que la de la literatura: el punk sí está muerto.

Antes de su emotiva clausura, a cargo de Debbie Harry y Patti Smith, y de alguna reapertura sin demasiada luz, el CBGB ya no era casi nada, pero mucho, mucho antes, supo serlo todo. La

EL CBGB SIRVIÓ COMO HOGAR DE LOS SONIDOS PERDIDOS: AQUELLOS QUE NO ENCONTRABAN CONTENCIÓN NI PERTENENCIA ALLÍ AFUERA Y QUE DESPUÉS SE LLAMARON PUNK, NEW WAVE, NO WAVE O HARDCORE

tendencia de conservar lo que queremos –sana, en principio, sino dejaríamos morir a nuestros ancianos y a nuestras relaciones sin lucha alguna, en plena entrega al cinismo- seguramente provoca efectos opuestos a los deseados respecto a lugares como La Hune y CBGB. Pensemos, sin ir más lejos (o yendo lo más lejos posible, en verdad), cómo nació este reducto musical al que llamaban “el palacio del pis”.

En 1973, después de que el sueño hippie quedara sepultado, y con una guerra que aplastó cualquier cuota de optimismo e inocencia, llegaría un lugar que representaría como ningún otro una época. En el 313/315 del Bowery, un barrio del Lower East Side de Manhattan plagado de veteranos de Vietnam, borrachos, junkies, delicuentes y mugre de todo tipo, se abrirían las puertas de lo que en principio iba a llamarse The Palace Bar, por la cercanía con el Palace Hotel (otro centro del pecado) y pronto se conocería como CBGBOMFUG (Country, Bluegrass, Blues, and Other Music for Uplifting Gourmandizer). Las siglas resumían los géneros de los que gustaba su fundador Hilly Kristal, pero no tendrían nada que ver con lo que finalmente sonaría entre esas paredes meadas. Un buen día, a las puertas del local de Kristal, golpearían Tom Verlaine, Richard Hell, Billy Ficca y Richard Lloyd con la intención de tocar ahí algunas fechas. Supieron escabullirse bien cuando el dueño del antro les preguntó si hacían country o blues y contestaron lo único que les pareció relevante: que se llamaban Television. A partir de ahí, como hechizo sonoro de cuento de hadas, toda Nueva York se embrujó. Pese a que Hilly Kristal dijo que Television era la peor basura que había escuchado en su vida, algo nuevo e imparable había comenzado. El toque de gracia, la gota que rebalsó el chopp, fue la presentación de The Ramones, con canciones clásicas y pegadizas, pero con sonido a cohete. De repente, el lugar sirvió de refugio para ruidos sin

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CBGB

Por Daniel Alaniz *

Imรกgenes: Ian Dickson, David Godlis.


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The Ramones [1977]

hogar, sin género ni estilo previamente definidos. Patti Smith le puso poesía a ese monstruo que no paraba de crecer y Blondie, glamour. A observar el fenómeno se acercaron tipos como Warhol, Burroughs y Bob Dylan. Estaba naciendo lo que sería, en forma de crestas y camperas de cuero, una moda que en Londres llamarían punk, pero que en Nueva York era indefinible, ingobernable e innombrable. Si lo pensamos de manera estrictamente musical, no es tan evidente la conexión o la pertenencia a un mismo género cuando escuchamos bandas tan disímiles como Television, Patti Smith, The Ramones, Talking Heads, MC5 o Blondie. Algunos parecen venir de un rock and roll clásico, otros del blues, otros del surf rock y otros del rock psicodélico o del disco. Los denominadores comunes habría que encontrarlos en cada uno por separado primero para después crear la unión. Si alguna de estas bandas tenía influencias del blues, igual nunca iba a sonar como otra banda de blues en la tierra, y así con todas en todos los géneros. El CBGB sirvió como hogar de los sonidos perdidos, aquellos que no encontraban contención ni pertenencia allí afuera y que

después se llamaron punk, new wave, no wave o hardcore. Al revés de Los expedientes secretos X, la verdad estaba ahí adentro: en el CBGB. Pero algo sí unía a estos grupos deformes: la singularidad

UN EX MARINE QUISO PONER UN BAR DONDE TOCARAN BANDAS DE COUNTRY Y, SIN BUSCARLO, LLEGARON TELEVISION Y THE RAMONES y la novedad. Cuando uno escucha Television pasa, como en el cine, con Godard o Hitchcock: no importan los años que hayan pasado, sus obras siguen siendo modernas. Lo contrario sucede con las bandas de retro-rock que intentan revivir el espíritu de los setenta y que suenan viejas al poco tiempo de haber sacado su más reciente disco. El CBGB murió mucho antes de cerrar debido a sus deudas impagas, murió cuando las bandas que lo habitaban dejaron de sonar inusuales. Pero por suerte lo singular del CBGB duró por mucho tiempo porque, más allá de los pioneros, por esa cueva supieron pasar luces malas como Suicide,

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Daniel Johnston y Sonic Youth. Si hoy en día puede escucharse a algún nostálgico diciendo “después de Nirvana ya no hubo una gran banda de rock”, capaz que habría que dejar de forzar ese deseo por el rock y permitirse pensar que puede no ser más ese el camino. En Europa y Estados Unidos seguro que ya no lo es. Como sea, si algo hizo posible esew cultural que sucedió en Manhattan y que convirtió a Nueva York en la radio del mundo, fue el desconocimiento absoluto de la nostalgia por parte de sus protagonistas. Y la posibilidad del malentendido, del accidente, también. Un ex marine quiso poner un bar donde tocaran bandas de country y, sin buscarlo, llegaron Television y The Ramones. Nada de eso fue planificado y querer revivirlo, conservarlo, va contra la esencia efervescente y dinámica que caracterizó a esos tiempos modernos. Es doloroso que cierren los lugares que amamos, sí, pero también lo es el paso del tiempo y nada se puede hacer contra eso. Quizás, el destino del CBGB podría haber sido convertirse en museo (porque como usina de magia cultural y musical ya había dejado de existir hacía mucho), pero eso sería lo peor que podría haber pasado con un lugar que sirvió de marco a una escena que se caracterizó por su vitalidad. Es imposible intentar revivir o congelar acontecimientos, momentos, que se caracterizaron por su fulgor. Cualquiera que haya tenido una pareja y se haya separado ya lo sabe. Cualquiera que tenga un microondas, también. Sin embargo, siempre hay una nueva chica por conocer, una nueva comida por cocinar y, seguramente, una nueva y buena banda por escuchar. Sólo hay que estar atentos y no rendirse ante la nostalgia, que será linda pero no deja de ser una enfermedad que ataca a una de nuestras funciones más importantes: la de darnos cuenta que todas las cosas están explotando por los aires, y en mil colores, ahora mismo.



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CHILE UN LUGAR SIN LÍMITES H

ace unos años Damián Selci en la revista Planta –cuando Planta y su autor estaban dedicados a la literatura– escribía sobre el significado del sustantivo “Chile” y sus derivados (patria, país, tierra, pueblo, etc.) en el contexto de la poesía chilena: “Desde Neruda en adelante, pasando por Enrique Lihn, José Ángel Cuevas, Gonzalo Millán y llegando a Pablo Paredes, casi no hay poeta que no se refiera al Chile en algún verso, cuando no en la mayoría, y a veces, en todos”. Selci explicaba esta situación a una suerte de nacionalismo literario, cosa que para él no ocurría en la literatura argentina: “El nacionalismo no tiene la menor representación en la literatura argentina, salvo que nos remontemos a Lugones y a los debates del Centenario”. Lo interesante es que cuando citó el ensayo ‘El escritor argentino y la tradición’ no dio por clausurada la discusión los Por Gonzalo León * chilenos son nacionalistas, Ilustración: Francisco Lemos * los argentinos somos europeos y ya está, sino todo lo contrario: “Borges se inventó como ciudadano europeo, mientras que los chilenos se inventaron como Nación”. Este criterio para el desarrollo de la poesía argentina sólo le sirvió a Borges, mientras que el invento de la Nación chilena alimentó toda una tradición.

Pero esta argumentación está hecha con otros fines y, como es de prever, no distingue algunas cuestiones. En el momento en que se afirma que Chile o cualquier país es un sustantivo se le está asignando una materialidad: los sustantivos significan, tienen antónimos, sinónimos y usos preestablecidos, una gramática. Bajo esta visión nada se representa, tan sólo significa. Una visión similar la encontré en la oposición entre literatura de provincia y la de ciudad. Recuerdo que en 2008 me invitaron a discutir sobre esta dicotomía en la ciudad con mayor porcentaje de cesantía de ese momento, el puerto de San Antonio, que pese a ser el primer puerto de Chile, no conseguía repartir su riqueza. La discusión la moderaba uno de los mejores cuentistas chilenos, Marcelo Mellado; a mi lado estaba el poeta Mario Verdugo. Empezaron a hablar y no podía creer lo que decían: defendían la tesis de que todas las buenas literaturas, aquellas que habían dejado una huella, es decir una tradición, habían estado situadas al borde de un río y, mientras más grande el lecho del río, más grande e influyente había sido esa tradición. En otras palabras, Mellado vivía en San Antonio por el río Maipo, uno de los ríos más grandes de Chile; estando cerca de él podía desarrollar una mejor literatura, mientras que yo, en esos largos años, vivía en Santiago, que era bañado en verano por


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ARGENT

el escuálido río Mapocho, y ya se imaginarán... En cierto instante mis contrincantes al otro lado del ring exhibieron un libro sobre las tradiciones literarias provinciales de Chile, río por río.

Resulta obvio a esta altura que el territorio se representa en la literatura, más allá de un río más o un río menos. Desconozco si los irlandeses tienen grandes ríos, digo para explicar a Joyce, Swift, Beckett, Heaney o a los austriacos que renovaron la lengua alemana después de la Primera Guerra Mundial (Musil, Kraus, Roth)… Investigo un poco y me doy cuenta de que el río Shannon, de 386 kilómetros, no sólo es el más largo de Irlanda, sino de las Islas Británicas, y el Danubio, que baña Viena, es el más largo de la Unión Europea con 2.860 kilómetros. Curiosamente el río Maipo y el río de la Plata tienen casi la misma extensión: 250 kilómetros el primero y 290 el otro. Al lado del Danubio no son nada. Dejando de lado la creencia de que los ríos, sus caudales o sus extensiones influyen en las literaturas de cada país, de cada provincia, ¿cómo se representan el territorio en la literatura? Habría que descartar que el territorio se represente solo y en cambio habría que admitir que, como muchas

otras cuestiones que rodean a un autor, lo influye y en algunos casos lo determina para escribir un texto y no otro. El poeta brasileño Ferreira Gullar vivió en Buenos Aires antes de golpe militar de 1976. Su largo poema titulado Poema sucio, escrito en sólo cinco meses, da cuenta de la violencia política que se vivía no sólo en Argentina, sino en el cono sur: “… voláis conmigo /sobre continentes

LA INFLUENCIA DEL TERRITORIO EN LA LITERATURA DEPENDE DEL ÁNIMO DEL AUTOR Y DE LO QUE ENTIENDA POR LITERATURA

y mares /Y también reptáis conmigo /por los túneles de las noches clandestinas /bajo el cielo estrellado del país /entre el fulgor y la gloria / bajo las sábanas de barro y terror”. En el caso de Gullar como la de otros escritores de los 60, como Osvaldo Lamborghini y German García (sobre todo en su novela Cancha rayada), se observa el modo en que el territorio convertido en clima político va violentando a la lengua.

No estoy seguro, pero tal vez cuando el clima político no es tan convulsionado se puede apreciar mejor el bosque. Aunque claro, la influencia del territorio en la literatura depende del ánimo del autor y de lo que entienda por literatura, no hay cuestiones automáticas del tipo tal clima político o tal territorio provoca tal uso de la lengua o tal contemplación de la naturaleza. Buena parte de la obra de Borges permanece ajena a la influencia del clima político y de la naturaleza en general; para él antes de ponerse a escribir había que tener una idea y de ahí que tal vez la violencia que aparece en sus cuentos, especialmente en forma de duelos, sea una reelaboración literaria. Como se consigna en el Borges, de Bioy, “nuestro mito es la pelea a cuchillos”, y como tal es parte de una tradición que funda el Martín Fierro y que Borges quiso continuar. Pese a ello en su poesía está la influencia del territorio como vecindario. En ‘Fundación mítica de Buenos Aires’ escribe: “La manzana pareja que persiste en mi barrio: / Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga”. Y en Jorge Luis Borges. Un ensayo autobiográfico aparece un vecindario más interior: “Si se me pidiera elegir el acontecimiento principal de mi vida, diría que fue la biblioteca de mi padre”. Estos dos ejemplos traen a la memoria la admiración


67 En Bosquejos de infancia y adolescencia, De Quincey recuerda la importancia de la biblioteca de su padre y describe el vecindario, a las afueras de Manchester, donde le tocó vivir a fines del siglo XVIII. Sin embargo hay un aspecto de ese libro, en el que el poeta inglés señala el modo en que se puede representar literariamente un paisaje inexistente. Estamos en el territorio ya no de la representación, sino de la invención pura. Es de este modo como De Quincey, a través de los juegos infantiles con su hermano mayor, inventa el reino de Gombroon1, una pobre y minúscula isla, que se enfrenta a Tigrosylvania, el imperio de su hermano, un territorio tan vasto y extenso que lo abruma: “Cada paso que daba ponía en compromiso el honor y la independencia de mis isleños, por lo que entendí muy pronto la profundidad de aquella queja de Shakespeare: ‘¡Qué poco conoce el descanso la cabeza que lleva una corona!’”. Gombroon no es la Yoknapatawpha de William Faulkner ni el Macondo de García Márquez, porque en De Quincey no existe la pretensión de construir un mundo literario; al

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TINA que sentía por Thomás de Quincey, y la influencia literaria (el territorio borgeano) que pudo haber tenido en él.


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1 Aunque para ser ecuánime cuando cita aquel poema de Milton que destaca la grandeza del imperio romano (“Allí, desde las murallas que rodeaban la ciudad /podían observarse la confluencia de todos cuantos estaban en ella: /pretores, procónsules que venían de sus provincias, /con lictores y estandartes que mostraban su poder…”) lo hace para compararlo con la grandeza del imperio inglés, valiéndose de una esquela publicada en un periódico que detallaba las personalidades que asistieron a un bautizo real, de ahí que exclamara: “¡Qué inmenso es el poder del imperio británico en comparación con el romano!”. Pero claro, esta discusión era de actualidad, era política.

2 La poesía lárica fue una renovación de la poesía chilena y surge con el ensayo ‘Los poetas de los lares’, escrito por el mismo Teillier (1935-1996) a los treinta años. Según Ana Traverso en ‘Discusión del concepto de poesía lárica’ con los años “lo ‘lárico’ se ha reducido a la poesía de Teillier (o a la de poetas cercanos en imágenes y disposición emotiva), lo que lleva a pensar que tal vez el acierto nominal fue precisamente porque logró caracterizar su propia poesía y justificarla en momentos en que era rechazada por parte de la crítica marxista por evasiva y reaccionaria”.

contrario hace una simple evocación de parte de su infancia, y por eso mismo se vive con mayor intensidad. Hay un punto en el que es bueno regresar a lo que motivó todo, en este caso a la afirmación inicial de Damián Selci cuando confunde nacionalismo con representación literaria de un territorio. De

CUANDO UN POETA NOMBRA EL TERRITORIO EN EL QUE VIVE; NO ES EL POETA QUIEN LO DICE, SINO EL HABLANTE Quincey pudo haber sido acusado de monárquico por defender el trono de Gombroon. Borges decía que no era prudente aplicar el sicoanálisis a los personajes literarios, porque se regían por las reglas de la inventiva. Lo mismo sucede cuando un poeta nombra el territorio en el que vive; no es el poeta quien lo dice, sino el hablante. Y el hablante es una construcción literaria, un artefacto, y como tal no posee nacionalidad.

El exponente más representativo de la poesía lárica2, o de los lugares, fue Jorge Teillier, quien se caracterizó por trabajar con los lugares contenidos en la infancia: olores, sabores, lugares. En su biografía (Nostalgia del futuro, de Luis Marín y Carlos Valverde) recuerda: “En mis poemas está presente la infancia, porque es el tiempo más cercano a la muerte y no canto a una infancia boba, en donde está ausente el mal, a una niñez idealizada; sé muy bien que la infancia es un estado que debemos alcanzar, una recreación de los sentidos para recibir limpiamente la admiración ante las maravillas del mundo”. Una infancia como muchas, aplicable a un niño en Argentina, Inglaterra o China. El territorio representado en la literatura –como recuerda Peter Brook en Hilos de tiempo, la representación es volver a traer al presente– es entonces un lugar temporal. Y no sólo eso porque, parafraseando a José Donoso, es también un lugar sin tiempo o con todo el tiempo contenido, es decir un lugar sin límites, donde todo es posible, porque va más allá de las convenciones geográficas, políticas, morales, sociales. En suma, todo territorio representado es literatura.





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COLABORADORES

FRANCISCO LEMOS Diseñador Gráfico e Ilustrador. Combina técnicas plásticas tradicionales y digitales. Ha realizado muestras colectivas en Fundación Konex y en la feria Periférica en el Centro Cultural Borges. Fundó la publicación online Clandestina en 2002 y es miembro del colectivo La vuelta al mes en 30 ilustradores. Ha recibido el premio Diesel OFFF 2003 y 1er premio Flyer Oficial del Any del Disseny Barcelona.

www.franciscolemos.com

DANIEL ALANIZ Periodista cultural y crítico de cine. Colaboró en Veintitrés, Cuidad.com, Cielos Argentinos, THC, Plaza de Mayo.com y La Otra Guía escribiendo sobre música, cómic, literatura y cine. Actualmente se desempeña como asistente de redacción en Haciendo Cine y escribe en El Amante Cine. Trabajó como redactor en Sin Aliento, el diario del BAFICI, y como columnista radial en “Clásico de clásicos” (Rock & Pop). Es docente en House Cinema.

BRUNO ALTIERI Trabaja desde 2003 para ESPN. Cubrió, entre otros torneos, las Finales de NBA 2013 y 2014, el Preolímpico FIBA Américas 2011, el All-Star 2009 de NBA, la Liga de las Américas 2009-10, 2011-12, las preparaciones de Argentina para los JJOO 2004, 2008 y 2012, y para los Mundiales 2006 y 2010. Es columnista regular de temas NBA y FIBA y, desde 2013 es, además, Director de Comunicaciones del Club Obras Sanitarias.

GONZALO LEÓN Escritor y periodista chileno. Ha publicado novelas (“Cocainómanos chilenos”, Mansalva, 2012), libros de cuentos (“Un imbécil leyendo a Nietzsche”, La Calabaza del Diablo, 2009) y de crónicas (“La puta que me parió”, LOM, 2009). Y una antología (“La última gauchada: narrativa argentina contemporánea”, Alquimia, 2014). Es Colaborador frecuente del suplemento Cultura de Perfil. Reside en Buenos Aires desde 2011.

LUX LINDNER Estudió Diseño Gráfico, Bellas Artes y Puesta en Escena. Ha realizado muestras individuales y colectivas en Argentina, Estados Unidos, Canadá, España, Suiza, Francia, Alemania y Turquía. Fundó el COMARGIN (Comisariado de Argentinidad Inmanente) en 2003 y es miembro del Post Traumatic Kunst Ensemble: colectivo artístico ganador del Premio ArteBAPetrobras, en 2012. Ha recibido, entre otros, el Premio Braque, el Premio Klemm y una Beca Fullbright.

DIEGO MATÉ MAIA DEBOWICZ Artista visual y crítica de cine. Colaboró en la revista Pez Dorado, House Cinema y A Sala Llena. En la actualidad publica regularmente en las revistas El Amante, Haciendo Cine y Letras Libres (México). Fue jurado del 8º Festival de Cine Latinoamericano de La Plata (FESAALP) y del II Festival de Cine Global Online COMUNIDAD ZOOM.

Diego Maté (Buenos Aires, 1982). Es licenciado en Crítica de Artes y maestrando en Crítica y Difusión de las Artes en la Universidad Nacional de las Artes (UNA). Se especializa en videojuego, y está terminando su tesis de maestría sobre ese tema. Como crítico de cine es redactor de la revista Haciendo Cine, editor del sitio Cinemarama (www.cinemarama. wordpress.com), y escribió para medios como Ñ y A Sala Llena, entre otros. Además se desempeña como docente de cine, periodismo y semiótica.

MARÍA NEGRONI Maria Negroni (Argentina) publicó numerosos libros de poesia, entre ellos La jaula bajo el trapo, Islandia, El viaje de la noche, La Boca del infierno, Cantar la nada y Elegía Joseph Cornell; varios libros de ensayos: Ciudad Gótica, Museo Negro, El testigo lúcido, Galeria Fantástica y Pequeño Mundo Ilustrado; y dos novelas: El Sueño de Úrsula y La Anunciación. Obtuvo las siguientes distinciones: Guggenheim, Rockefeller, Fundacion Octavio Paz, New York Foundation for the Arts, Civitella Ranieri, American Academy in Rome, PEN American Center y Premio Konex 2014, Ha sido traducida al inglés, francés, italiano y sueco. Actualmente dirige la Maestría en Escritura Creativa de la UNTREF en Buenos Aires. Sus últimos libros son Cartas Extraordinarias (Alfaguara, 2014) y La noche tiene mil ojos (Caja Negra, 2015).

VALENTÍN PAULS Conductor de Al Costado del Camino (Nacional Rock, junto a Alfredo Rosso) y conductor de Coche Bomba (Radio Colmena).

GUIDO SEGAL Cineasta y crítico de cine. Dio clases en la Universidad del Cine, El Amante Escuela y en la Universidad Tecnológica de Tampere, Finlandia. Es colaborador habitual del diario Sin Aliento y del Bafici. Fue jurado en la última edición de la Semana de la Crítica, del Festival de Cannes.

EZE TITI Diseñador Gráfico e Ilustrador. Estudio en la F.A.D.U y en el I.U.N.A. Desde su niñez demostró interés en el mundo de las artes gráficas. Sin una estética definida viajó por diversos estilos, de la caricatura al realismo, pasando por la creación de universos fantásticos, hasta la ilustración infantil. Incluso llegó a incursionar en el universo musical, creando canciones que acompañaran sus ilustraciones. Más allá de esta variedad de facetas, hay algo que une la mayor parte de su trabajo y es la aparición de él mismo dentro de sus obras.

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