Revista Mascotas&Co. Edición 56

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Por: Dr. Felipe A. Moncada Reyes Médico veterinario Universidad de la Salle, Bogotá Colombia. Especialización en neurología clínica, Universidad de Salta Argentina. Maestría en Neurociencias, Universidad Autónoma de Barcelona, España

Podemos perder la razón,

incluso tu perro o tu gato

Tachar a nuestras mascotas de “locos”, como se haría con una persona que sufre alteraciones mentales, puede ser un poco extraño a no ser que estemos expresándoles nuestro cariño: “ese “Bruno” es un loquito, míralo comiéndose la pared”...

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# 56- Año 11

ntes que nada debemos aclarar algo: Los humanos no somos más que otra clase de animales. Así como tú puedes sufrir de alteraciones metabólicas, enfermedades gastrointestinales, dolencias renales, variaciones hepáticas, cambios neurológicos, problemas dermatológicos y demás patologías, tu mascota también. Pero no solo estas dolencias físicas son comunes para todas las especies. Las últimas investigaciones en neurociencia comparada, dejan ver que nuestra química cerebral y la de otros animales no-humanos, es prácticamente la misma. Los cambios en estos cir-

cuitos neurales y en su estabilidad bioquímica y neurofisiológica, hacen desplegar todo el arsenal de los trastornos mentales tan conocidas por nosotros. Decir que tu perro tiene una perturbación mental, y que si no llegas a casa antes de las 6 de la tarde se pone histérico y empieza a dañar cualquier cosa que se le pase por delante, como tus muebles recién tapizados, orinarse por todo lado o incluso automutilarse, puede resultar una excusa ideal para zafarte de una mala cita, pero resulta que es así literalmente. En mi experiencia en medicina interna veterinaria, en la especialidad

de neurología y en la investigación neurocientífica, he conocido simios deprimidos, caballos inquietos, burros compulsivos, loros obsesivos, gatos con demencia, perros con ansiedad, hámsters con déficit de atención, focas que se quejan de dolores físicos que no tienen, conejos con tics faciales, erizos con trastornos en sus ciclos de sueño, ovejas antisociales, y que decir de la cantidad de humanos que parecen más locos que una cabra. Es decir, cualquier animal con capacidades mentales (pensamientos y emociones), puede sufrir algún trastorno mental en algún momento de su vida. Estos cambios son muy diferentes a las alteraciones comportamentales que pueden tratar los etólogos o los mismos adiestradores, ya que estamos hablando de procesos cerebrales que llevan al paciente a sufrir de una falta subjetiva de bienestar,


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