Durante mi práctica en el despacho profesional del arquitecto Lola Domènech, tuve la oportunidad de relacionarme con un caso excepcionalmente ejemplar para el diseño urbano, que es el proyecto de remodelación urbana de la Rambla, o mejor dicho de las Ramblas, ese conjunto de ámbitos −cada uno con su propias características y peculiaridades− que componen el eje vertebral y articulador de la ciudad vieja y, a gran escala, toda la ciudad de Barcelona: son, empezando por el norte, la Rambla de Canaletes, la Rambla de los Estudios, la Rambla de las Flores o de Sant Josep, la Rambla de los Capuchinos y la Rambla de Santa Mònica.
Además de colaborar en la elaboración del proyecto, hice un trabajo de investigación sobre la evolución histórica de las Ramblas, partiendo de una base de estudio ya llevada a cabo por los arquitectos en la fase de análisis y que he ampliado leyendo libros y buscando algunos planos históricos en archivos.
Alterné el estudio de las fases históricas de la Rambla con el estudio del estado actual y del proyecto que se encuentra en la fase de entrega del Ejecutivo.
Como es bien sabido, la Rambla es uno de los ejes principales de la ciudad: fue una de las antiguas rieras del Pla de Barcelona (aunque como se explicará más tarde no es una definición adecuada), que a través de un largo proceso se ha convertido en el paseo por excelencia de la ciudad. Es conocida en todo el mundo por la vida que tiene lugar allí: el mercado de las flores, los artistas callejeros, los bares y cafés, el comercio, los cines, los teatros, es de hecho el símbolo de la vida de Barcelona. Y no por casualidad los turistas de todo el mundo no pueden dejar de pasar allí, cuando vienen a Barcelona, aunque sólo sea para dar un paseo empezando desde Plaza Catalunya y llegando al puerto; de hecho, acceden a la Rambla entre 260.000 y 330.000 peatones al día, los días laborables y los fines de semana respectivamente.
También en el pasado la Rambla era ligada al mar, era de hecho el gran camino que permitía llegar a la ciudad desde el puerto y viceversa.
El origen natural
La Rambla de hecho era una riera, como se dice a menudo, pero fuentes más precisas dicen que fue un espacio natural formado por el arenal de la riera de Codollell (continuación de la “riera d’en Malla”, ahora Rambla de Cataluña): su topografía formaba una pequeña cresta con declive a ambos lados1; de hecho, también el plan topográfico de Pere García Faria muestra un pico de altura en el centro del paseo. Su forma sinuosa se debe al recorrido del agua de lluvia, por lo que también recibía el nombre de barranco2.
Al principio solo existía la muralla romana del siglo I a.C., ubicada donde se encontraba el Mons Taber, un pequeño promontorio de unos quince metros de altura; en la ciudad había dos calles principales, el cardo maximus y el decumanus maximus perpendiculares entre sí, que cruzaban la ciudad de un lado a otro3.
En 1260, Jaume I ordenó la construcción de una nueva muralla más grande, que incluía las villae ósea los nuevos barrios que se emplazan en el llano barcelonés: el nuevo tramo de la muralla hacia el Oeste seguía el perfil de la Rambla y tenía cinco puertas ubicadas en correspondencia de los caminos que conducían desde la ciudad a los otros centros del Pla y del Montjuic y de la Cataluña central y occidental; estas eran el Portal de Santa Anna, la Portaferrissa, el Portal de la Boqueria, el Portal de Trentaclaus y el Portal de Framenors4. La nueva muralla era para fines defensivos e incluía algunos centros religiosos, incluido el convento de Sant Francisco de Asís, que se estableció en 1243 al sur de La Rambla, cerca de la costa.
A mediados del siglo XIV, comenzó la construcción de la tercera
1 Lamina 107 a,b Atlas de Barcelona.
2 Pere Jordi Figuerola Rotger i Josep M.Martí Bonet, 1995
3 J.Busquets, 2004
4 M.Arranz, 2003
muralla, encargada por Pere el Cerimoniós, que tenía como objetivo ampliar aún más la ciudad, incorporando un área, que hoy corresponde al barrio del Raval, que no estaba urbanizada sino que incluía campos agrícolas y algunos edificios religiosos dispersos, entre los cuales el Monasterio de Sant Pau del Camp, el monasterio más antiguo de la ciudad construido en el siglo X y todavía existente, y el Monasterio de Montalegre, del cual hoy sólo quedan la iglesia y el Sede del Centro de Estudios y Recursos Culturales de la Diputación de Barcelona.
La muralla de Jaume I con las 5 puertas de entrada a la ciudad
Edificio de los Estudios Generales (1536)
Collegio de Cordelles (1593)
La conventualización
A principios del siglo XVI, La Rambla comenzó a tomar una forma urbana: en 1536 se instaló el edificio de los Estudios Generales, que cerró la Rambla al norte, entre el Portal de Santa Anna y la Torre de San Severo: esto era el edificio de la universidad de la época y se apoyaba a la muralla. Poco más tarde, en 1555 se instaló el conjunto de Belén, que incluía la iglesia de Nuestra Señora de Belén, orientada hacia los lados, y el convento homónimo; junto a esto, en 1593 se estableció el Colegio de Cordellas, el centro de estudio de la clase alta catalana de la época.
La Rambla ve en este período el nacimiento de muchos edificios religiosos, a menudo en rivalidad entre ellos: el Colegio de Sant Ángel Mártir, el Convento de Sant Josep, el Convento “dels
Trinitaris descalços” solo por nombrar algunos; se colocan en el lado opuesto a la muralla, a una distancia de unos 30 metros. También en el lado de la muralla se empiezan a apoyarse edificios, ya que después de la construcción de la nueva muralla de Pere el Cerimoniós, perdió su función: uno de ellos es el edificio de la Real Fundición de 1578.
La calle
La primera intervención de proyecto del espacio público es a principios de 1700, y es la plantación de cuatro líneas de chopos; de hecho, algunos documentos definen la Rambla de la época una «alameda»; en ese momento, la Rambla era sin duda un eje de viaje, ya que documentos dicen que los carros circulaban
en el centro y los peatones en los lados, con bancos de piedra a intervalos regulares entre los árboles5. En 1768, la necesidad de hacer que La Rambla fuera accesible para el ejército llevó el Marqués de la Mina a encargar al ingeniero Pedro Martín Cermeño del proyecto de realineación de la Rambla, para darle un trazado rectilíneo y una amplitud homogénea. El proyecto, conocido sobre todo gracias a fuentes escritas, no se realizó por completo, como muestra el Pla de la Rambla de 1807. De hecho, se observa que la nueva alineación de los edificios se realizó solo en el lado Gótico: en el área de Drassanes, donde en 1777 se construirá la nueva sede de la Fundición ahora edificio en desuso; y a lo largo de la Rambla de los Capuchinos y la Rambla
5 Ròmul Brotons y Segarra, 2008
de las Flores, donde los particulares comienzan a construir sus casas en los lotes antes ocupados por la muralla. Entre estas iniciativas privadas, cabe destacar el Palau de la Virreina de 1778, que se retrasó en comparación con la línea prescrita del proyecto: de hecho, hoy en día es el único edificio de la fachada que retrocede.
A partir de este momento, los marqueses y las figuras prominentes de la sociedad catalana quieren afirmar su poder construyendo su palacio en el paseo principal de la ciudad: la marquesa de Moja cuando comienza la construcción del Palacio Moja, de 1780, derribando las torres de la Portaferrissa; y luego el industrial Eusebi Güell, cuando encarga Gaudí de la ampliación de su palacio urbano en la Rambla, donde vivió hasta su traslado a Parque Güell.
Collegio de Sant Bonaventura (1652)
Templo de Betlem (1555) El templo actual es del 1680
Collegio de Sant Àngel Martir(1593)
Distribución de los arboles en la Rambla en el 1700
Convento de Sant Josep (1612)
Palau March (1780)
Convento de Santa Mònica (1626)
Convento de Sant Francisco de Asis (1243)
Convento dels Trinitaris Descalços (1633)
El Refino (1777)
Fortificación de las Drassanes (1774-1776)
Mercado de la Boqueria (1840)
Teatro Liceu (1847)
Apertura de Carrer Ferran (1828) y de Carrer de la Unió (1837)
Plaza Reial (1859)
El paseo
A finales del siglo XVIII era evidente que la Rambla se había convertido en un espacio de gran importancia para la ciudad, un lugar de encuentro e intercambio de ideas y también de conexión entre distintas áreas del centro: se encontraban los cafés, las fondas y las tiendas de artículos de lujo, especialmente en el tramo inferior −desde el actual Liceu hasta les Drassanes− que se había convertido en el escenario privilegiado de la burguesía de Barcelona para mostrarse al público y levantarse en la sociedad; por lo tanto, se consideró necesario adaptar la Rambla a los modelos de las ciudades francesas −de las que surgió una fuerte influencia cultural− dándole un bulevar central, como ya se
había hecho en Madrid con el paseo del Prado6: con el Pla de Reforma de la Rambla del 1798 el Capitán general de Cataluña Agustín de Lancaster propone crear un saló central elevado, con dos filas de árboles y dos carriles laterales, adornado con fuentes, monumentos y estatuas. Comienza la obra en la Rambla de Capuchinos y de Santa Mònica y luego en la Rambla de Sant Josep, que en ese momento era dedicada a la función de mercado de abarrotes7
La liberalización de los espacios y la demolición de la muralla
Con la expansión del liberalismo a partir de la década de 1820, la necesidad de mejorar el confort y la funcionalidad de la ciudad comenzó a ser urgente, haciendo públicos los espacios que siempre habían sido propiedad de la Iglesia; esta reclamación llevó a la confiscación de los conventos en 1835: así en el espacio ocupado por el convento de Sant Josep, se estableció el Mercado de la Boqueria, donde se instalaron las paradas de los vendedores
6 J.Busquets, 2004
7 M.Arranz, 2003
que anteriormente estaban en la Rambla de Sant Josep; el antiguo convento “dels Trinitaris descalços” es comprado por un organismo privado que instala el Teatro del Liceu; el huerto del convento de los Capuchinos pasa al Ayuntamiento que indica un concurso para convertirlo en una plaza, la actual Plaza Real. A mediados del siglo XIX, la muralla del norte, llamada muralla de Canaletes, fue demolida para dar inicio a la expansión urbana,
El banco de prueba
La llegada de nuevas tecnologías de construcción y la voluntad de encontrar una arquitectura nacional llevan al nacimiento del Modernismo Catalano, cuyos pioneros fueron los arquitectos
Antoni Gaudí, Josep Puig i Cadafalch e Lluís Domènech Montaner, entre otros.
En este contexto de experimentación, las Ramblas, siendo el espacio más representativo de la ciudad, se convierten en el perfecto banco de prueba de elementos de iluminación y de mobiliario urbano, además de quioscos, fuentes y urinarios9
9 Esparza D., 2017
Proyecto de urinario público en la Rambla de Santa Mónica (1865)
Quiosco de bebidas a la Rambla de Canaletes (Foto de 1908)
Sección de la Rambla al final del 1700
(Archivio Historico del COAC)
Proyecto de candelabro de modelo francés (1879)
Hay que destacar entre otros los ensayos con adoquines de madera en la Ramblas de los Capuchinos y de Sant Josep según el nuevo sistema patentado de Carlos Descole (1886), los candelabros ornamentales de gas procedentes de modelos de catálogo franceses, que hoy se encuentran en correspondencia de las antiguas puertas de la ciudad (1876), y el quiosco de bebidas de Puig i Cadafalch, uno de los lugares más frecuentados de la época (1878).
Además, se produce la implantación de los tranvías en la ciudad que permiten la conexión del centro histórico con el ensanche, así que la Rambla ve aumentar su tráfico.
El franquismo y la onda turística
Aparte de algunas intervenciones que se remontan a principios del 900, entre la cuales cabe recordar la urbanización de Plaza
Cataluña, durante el franquismo la Rambla sufrió un fuerte declive: si durante cien años había sido el centro cultural de la ciudad, ahora observaba el cierre de las librerías, de los editoriales, de las redacciones de diarios y revistas, el cierre de las Fondas, de los restaurantes y de los cafés, la crisis de los teatros y el degrado de los edificios.
Será a partir de los años ’80 que volverá a ver la luz gracias a nuevas políticas sobre seguridad y comercio de calidad, y el nuevo ímpetu dado al mantenimiento del patrimonio arquitectónico y al turismo; el período de las Olimpiadas de 1992 estará lleno de intervenciones, como la construcción del Palau Nou por los arquitectos MBM, de la sede de la Universidad Pompeu Fabra y de la sala de arte Santa Mónica; en este periodo también aparecen las estatuas humanas que todavía atraen a los turistas en el tramo final de la Rambla.
Las teorías modernas de restauración y conservación comienzan a expandirse en Europa en 1800, cuando todavía se veía como una práctica vinculada al monumento y no al tejido urbano: por un lado, se afirma la restauración “estilística” teorizada y practicada por E. Viollet-le-Duc, por el otro la restauración “conservativa” de J. Ruskin. El primero apoya una restauración destinada a recuperar los valores formales de la época y del área de origen del monumento, eliminando todas las presencias artísticas pertenecientes a periodos sucesivos; el segundo propone limitar las intervenciones en los monumentos a las operaciones necesarias para su consolidación, con el fin de frenar su degradación.
Pla de l’Os en 1939
Hotel Citadines (1994)
Palau Nou de la Rambla (1993)
Escuela Elisava (1992)
Sala de arte Santa Mònica (1989)
Frontó Colom (1992)
Gustavo Giovannoni (1873-1947) es el primero que trata de unir dos campos diferentes: por un lado, los problemas de restauración, leídos en la dimensión urbana, por el otro los problemas de la ciudad, incluyendo la complicada relación entre los centros históricos y las ciudades en expansión. Giovannoni es también un innovador porque cree que la restauración tiene el propósito de consolidar y restaurar la funcionalidad del edificio, por lo que los edificios que han perdido su función están “muertos”, mientras que todos los demás están “vivos”. La segunda guerra mundial causó la devastación de muchas áreas históricas en todo el mundo, de modo que se comenzó a preguntarse sobre nuevos métodos para recuperar las ciudades destruidas. Esto condujo a la redacción de la Carta Internacional de la Restauración, también conocida como la Carta de Venecia, de 1964, que amplía la noción de un monumento al ambiente circundante tanto urbano como paisajístico, a pesar de ser un documento escrito por restauradores e historiadores del arte y no urbanistas.
Para llenar los vacíos de la carta de Venecia, el ICOMOS decidió publicar en 1987 la Carta para la Conservación de las Ciudades Históricas y Áreas Urbanas, conocida como la
Carta de Washington, el primer documento internacional dedicado exclusivamente a las zonas urbanas históricas y su conservación, que tiene en cuenta muchos procesos responsables de la transformación física y social de las ciudades históricas hasta entonces descuidadas, como la caída de las actividades tradicionales, el aburguesamiento y el impacto del turismo. La ciudad histórica, por lo tanto, entendida como un contenedor de edificios y monumentos de valor histórico y cultural a preservar, tanto como un laboratorio de nuevas realidades que pueden mejorar la calidad de la vida pública: incluso un edificio histórico debe ser mantenido y conservado para que las personas pueden identificarse en ella, y crear un nuevo uso dentro de ella que satisfaga las necesidades actuales.
3. Conservación entre pasado y presente
4. Reflexiones sobre el espacio público hoy
El caso de la Rambla actual
Se puede decir que la Rambla refleja a máximo los problemas de la ciudad contemporánea en la época de globalización económica y turistificación.
Todo el centro histórico se ha convertido en un gigantesco museo al aire libre, visitado por turistas que en la mayoría no están interesados a una experiencia cultural de calidad.
La Rambla, uno de los símbolos más famosos de Barcelona, está sufriendo el borrado de su historia: la oferta cultural de los edificios públicos como el Teatro Liceu se orienta principalmente a los turistas; la Antigua Foneria de Canons y el histórico Teatro Principal −los dos catalogados como BCIN (Benes culturales de interés nacional) − no tienen uso; los edificios universitarios como la Universidad Elisava y el Centro de Arte Santa Mònica
representan la única voz diferente, pero no lo suficientemente fuerte.
La Boqueria, mercado municipal, se ha convertido casi totalmente en un servicio dirigido a turistas, con demasiada oferta take-away.
También la oferta gastronómica de los restaurantes en las plantas bajas es de nivel medio-bajo. Las concesiones municipales de los quioscos no cumplen con las normativas del Plan especial de ordenación de la Rambla aprobadas en 2016, venden souvenirs y productos artesanales, fuera del espacio concedido; los quioscos de prensa en particular perdieron su diseño original en estilo Liberty (proyecto de Josep Alemany, premio FAD 1972) −que incluía una parte saliente bajo la cual poder estar parado− con el
fin de aumentar el espacio de las mercancías. Está claro que las leyes del mercado se han apoderado de la Rambla, cuya identidad parece estar vinculada a una imagen generalizada en Internet de atracciones y cosas que ver.
También ha cambiado el uso del paseo: desde siempre la Rambla ha sido la calle elegida por los que entran en la ciudad desde el mar y todavía hoy el flujo predominante es longitudinal pero sólo para los turistas, porque los vecinos prefieren recorrer la ciudad en dirección trasversal.
Por otra parte, varios elementos impiden la accesibilidad y la permeabilidad del espacio: las terrazas, los quioscos − que han perdido su función socializante (como el quiosco de bebidas en la Rambla de Canaletes, demolido en los años ’50) − y varios elementos obsoletos, como los armarios eléctricos y las cabinas telefónicas, que dificultan la movilidad trasversal. Pla de la Boqueria y Pla del teatro que son las únicas plazas del paseo, no son reconocibles como tales, ni gracias al uso de sistemas que ralentizan el tráfico rodado ni gracias a la presencia de mobiliario urbano que permite a la gente mayor hacer una parada.
Además, los elementos urbanos no ayudan a percibir la Rambla como un espacio público único: a lo largo de todo el paseo, se
cuentan hasta 18 tipos diferentes de luminarias; también los pavimentos en total son 4 y en Pla de la Pau hay la presencia de asfalto.
La vegetación, que tiene un papel importante por la identidad de la Rambla, con sus altos plátanos que delinean el contorno del cielo, no recibe un tratamiento digno, porque los alcorques son de tamaño mínimo; además, el suelo, en muchos lugares, está casi en contacto directo con el túnel del metro y previene el desarrollo de las raíces.
No obstante, no sólo hay la Rambla del paseo, también hay la Rambla de los desamparados y mendigos, de los vendedores ambulantes, de la prostitución y de los coffee shop. Esta es la Rambla de la que se habla poco, la de las desigualdades y de los conflictos sociales, el non-lieu que se percibe en ciertos momentos del día, como en la noche, cuando hay menos gente caminando y falta el sentido de seguridad.
Parece que no haya vecinos a la Rambla: los edificios que dan a la calle están ocupados sólo por hoteles y hostales o por loguer turístico, y esto se opone al posible renacimiento social y cultural del eje y más en general de la zona.
Además, tras el atentado terrorista del 17 de agosto de 2017, la Rambla asumió un nuevo significado que la hizo depositaria de un drama internacional.
El caso de la Rambla es un ejemplo de una realidad que concierne a toda Europa, rica en centros históricos de Norte a Sur.
Hay muchas ciudades antiguas que hoy necesitarían recuperación, recalificación e innovación.
Incluso durante mi tesis de graduación pude abordar este tema: el centro histórico de Locorotondo (Bari), del cual junto con mi grupo de graduación redactamos el Plan de Recuperación de acuerdo con la legislación vigente en Italia, representa la realidad de muchos centros en el sur de mi país que arriesgan el envejecimiento y el abandono; las administraciones deben
implementar estrategias efectivas para atraer a los sectores jóvenes de la sociedad y hacer que la dinámica del turismo rápido sea más sostenible y fructífera.
Incluso los territorios que rodean los centros históricos conservan recursos no utilizados y, a menudo, desperdiciados que, si se enmarcan en planes estratégicos, podrían constituir excelentes oportunidades para el desarrollo y la repoblación de centros casi deshabitados.
5. Desafíos del urbanismo
La planificación urbana a menudo no es capaz de entender las necesidades de la sociedad. Algunos espacios son autistas, no se relacionan con el entorno, otros son el resultado de la inspiración de un diseñador que quiere dejar su firma y la comunidad nunca se reconocerá en ello. Un espacio diseñado con canchas de básquetbol en el patio interior de un edificio permanece vacío, mientras que la esquina de la ciudad cerca de la parada de metro es elegida espontáneamente por los niños para jugar. Esto se debe a que la opinión pública no está suficientemente tomada en cuenta en la fase de diseño. El espacio público que debe agregar y unir a las personas, a menudo se diseña de una manera que los divide y aísla. Es lo que apunta el sociólogo Richard Sennett cuando explica la dualidad entre umbral y frontera: este lugar de la ciudad es el más ferviente, porque es allí donde la gente se reúne y se compara, es el lugar donde se forma un nuevo orden en la sociedad1
También el sociólogo Julio Alguacil Gómez2 expresa el mismo concepto, cuando dice que «la ciudad es el lugar donde se produce el encuentro de las diferencias y de las divergencias, de los intereses contrapuestos, que se tocan, que se mezclan, que confrontan, que se complementan, y así se modifican mutuamente».
En la ciudad se encuentran diferentes grupos, clases sociales, culturas, que entran en conflicto, dialogan y negocian. El urbanismo del siglo XX ha visto la crisis de esta idea de espacio
público: según las teorías del Movimiento Moderno, desarrolladas en los años ’20 y ’30, que promovieron la salubridad del aire y la presencia de la luz, se construyeron ciudades donde las funciones de vivienda, trabajo y consumo eran separadas y el automóvil tenía el máximo espacio.
Con este proceso, se ha llegado a los no-lieux de las ciudades de hoy, donde las calles están desiertas e inseguras, tanto en el centro como en los suburbios.
Así que, mientras que en los suburbios los barrios dormitorio se alternan a las zonas industriales en medio de grandes infraestructuras dejando poco o ningún espacio a la vida de la comunidad, en el centro las plazas y las calles principales están al servicio del automóvil, y no de los peatones; es un concepto reafirmado por el urbanista holandés Jan Gehl que dice que el objetivo de la planificación urbana moderna es construir ciudades para la gente. Las plazas de los centros históricos europeos, que eran los lugares del mercado, del intercambio de información e ideas, son modelos a seguir para las ciudades agitadas de hoy, porque fueron diseñadas como lugares de reunión (por el urbanista un ejemplo excepcionalmente bueno es la Plaza del Campo en Siena)3.
El espacio público contemporáneo necesita convertirse en un reservorio de significados, símbolos, que la gente reconozca como propios: puede ser un acto creativo, como un mural, como se ven en el barrio del Poblenou, o como una intervención de autoconstrucción, que sola puede ser suficiente para crear interacción entre los miembros de una comunidad. También existe el desafío ecológico: ahora se reconoce a nivel mundial que debemos preparar a nuestras ciudades para los efectos desenfrenados del cambio climático, y para ello debemos aumentar drásticamente el beneficioso papel de amortiguación de la naturaleza dentro y alrededor de los centros urbanos4. Los parques y espacios abiertos generan enormes beneficios en las ciudades: absorben los contaminantes atmosféricos, bajan las temperaturas, retienen y limpian el agua de lluvia. Está comprobado que mejoran el bienestar psicológico y físico,
creando un lugar de ocio y ejercicio, y también aportan ventajas económicas, aumentando el valor de la propiedad.
Incluso los centros históricos deberían acoger áreas verdes y ser parte de la infraestructura verde que se solicita para nuestras ciudades, aunque la estrechez de los espacios no lo haga fácil.
6. Iniciativas concretas de cambio
El proyecto del equipo KmCERO
El equipo KmCERO, liderado por Itziar González y del cual forma parte también la arquitecta Lola Doménech, ha ganado el concurso por la remodelación de la Rambla, presentando un proyecto de cooperación ciudadana basado en la formación de una Comunidad, compuesta por vecinos, técnicos y también sociólogos, ecónomos, historiadores, miembros de la administración, con la idea de que pueda constituir el punto de referencia para activar una transformación a amplio plazo. Se hizo disponible un espacio de trabajo físico, compuesto por los Grupos Cooperativos Ciudadanos (GCC), cada uno de los cuales discutía un tema diferente, (movilidad, cultura y equipamientos, comunidad y espacio público, economía y trabajo) y un espacio web a través del cual todos los ciudadanos podían participar. El proceso condujo a la redacción de diversos documentos, que presenciaron las distintas etapas: la fase de análisis está contenida
en el Documento Canaletes, la fase de identificación de objetivos y criterios en el Documento Miró, y la fase de propuesta en el Documento de Estrategias de actuación, la cual incluye a su vez el Anteproyecto de urbanización y los planos de estrategias, ósea los planos a largo plazo.
El proyecto busca devolver el espacio de la ciudad a los peatones, y por hacerlo amplía el paseo central y las aceras laterales, reduce las carreteras a una por sentido de circulación y introduce unos espacios versátiles de carga y descarga. De esta manera logra poner en valor el arbolado del paseo, con alcorques de dimensiones adecuadas al desarrollo de las raíces.
Reorganizar el espacio fue una oportunidad para devolver al espacio la dimensión de estar, además de la de caminar y por esto se colocaron unos bancos entre los árboles a lo largo de todo el eje. Se han dispuesto en orden los elementos que lo ocupan,
Pianta general y propuesta de 3 Espacios Mayores (adquiridos en el Documento de Base por el Ejecutivo redactado por el equipo KmCERO)
Acción publica con motivo del atemptado del 17 de agosto de 2017.
La ciutadania hizo donaciones de objectos, velas y escritos sobre el mosaico Miró.
(fuente: Documento Miró redactado por el equipo KmCERO)
desde los quioscos a los elementos de especial interés como las fuentes y los pavimentos de valor, ordenándolos de manera que no dificulten la movilidad peatonal y también que no estén en los ámbitos de los edificios catalogados: así las fachadas del Liceu o de la Virreina, estarán libres de quioscos u otros elementos de barrera. También a las puertas de la ciudad se propuso la creación de unos espacios mayores, con plataforma única y con un tratamiento diferente del pavimento, de diferente tamaño y coloración. Son: el cruce entre la iglesia de Belén y el Palacio Moja, Pla de la Boqueria y Pla del Teatro.
Y en la parte de Colom-Drassanes, aprovechando el considerable incremento de la sección, se ha creado un sistema de grandes alcorques, parterres de arena y zonas de estar, como nueva grande área verde del barrio antiguo.
El proyecto se propone como modelo de diseño urbano, abordando el tema del espacio público a la luz de las actuales urgencias de eco-sostenibilidad, con un sistema de recogida de
residuos basado en Islas Emergentes para resolver la falta de puntos de recogida selectiva a lo largo del paseo y en todo el barrio; y también incluyendo en el pavimento un recordatorio al atentado terrorista, que consiste en una placa memorial de bronce integrada en el pavimento del Paseo Central en el entorno próximo al Mosaico Miró, con la obra gráfica del artista Frederic Amat grabada y dos frases seleccionadas entre los documentos dejados por la gente después del drama.
Además, ya que este fue el lugar elegido por la ciudadanía como memorial espontaneo y efimero el día del ataque, ha sido elegido como memorial por la paz: se planifica la restauración, la cura y la limpieza del mosaico, con el fin de reforzar aquel valor simbólico que los ciudadanos le han atribuido.
Siempre en consonancia con la intención de hacer la Rambla depositaria de un conjunto de valores que la liberen lo más posible de la mercantilización, entre los objetivos también se ha incluido el de establecer un nuevo programa de uso para los
edificios vacíos, que pueden representan un “laboratorio” de nuevas formas de reunión comunitaria: en términos concretos, para el edificio de la Fundición, se pensó en estudiar, entre otras posibilidades, la posible localización del Centro Internacional de turismo experimental, sostenible y ecológico –durante los debates se avanzó la propuesta de fundar un taller de turismo crítico−, un centro social de igualdad de género y libertad sexual, una cooperativa de artistas callejeros y un centro de gestión de las artes de la calle; con respecto al Teatro Principal, se pensó en su recuperación como posible centro de artes en vivo y performativas, junto con la creación de un Festival, y a la creación de un eje de Cultura y Arte en la Calle por la ciudad. El Mercado de la Boqueria se promueve como centro gastronómico y logístico de una red de restaurantes km0.
Un concurso excepcional...
Al leer las bases del concurso de la Rambla, surge que uno de los principales objetivos requeridos a los participantes es abordar la desertificación de la Rambla: “Se necesita reencontrar el equilibrio para garantir su función historica como espacio público de confluencia para los vecinos de Barcelona en armonía con sus visitantes. Cabe recuperar la Rambla para sus vecinos y vecinas y para la ciudadanía de Barcelona” y para ello es necesario formar grupos interdisciplinarios que saben leer los diferentes factores de los fenómenos que ocurren en la Rambla y sus alrededores y organizar la participación ciudadana al proyecto.
por lo tanto, limitado; el verdadero proyecto al que apunta el concurso no es la transformación urbana, o no solo esa.
El verdadero desafío que lanza es, de hecho, la propuesta de una transformación social: buscar formas de dinamización que puedan influir efectivamente en la Rambla, que la salven de la turistificación y la desertificación; que en definitiva pueda convertirse en un eje “bisagra” entre dos barrios diferentes. Y para hacer esto, se alienta a los grupos a fomentar la participación ciudadana en todas las fases del proyecto, desde el análisis hasta la propuesta. Los documentos requeridos, además del anteproyecto de urbanización, son: el plano de gestión de espacios de gran afluencia, el plan de dinamización comunitaria y temporal y el plano de gestión cultural y de equipamientos.
Base por el Ejecutivo redactado por el equipo KmCERO)
También es un concurso de cierta excepcionalidad: ofrece muchas prescripciones que deben respetarse en el diseño, contenidas en el Plano especial de Ordenación de la Rambla, aprobado en Diciembre de 2014: este documento define los criterios para la reordenación de quioscos, terrazas, monumentos, zonas de estar, alcorques, etc., incluyendo el tamaño máximo de cada elemento; propone unas alternativas de secciones viales, también define las condiciones de las actividades de los pintores, de las estatuas humanas y de las ferias de artesanía.
El margen de libertad expresiva que tienen los participantes es,
Documentos a entregar según las bases del concurso de la Rambla (contractaciopublica.gencat.cat)
Esquema que explica el funcionamento de la Agencia Les Rambles, que incluye un espacio de cooperación institucional y un espacio cooperativo ciudadano con rapresentantes privados y comunitarios que a su vez constituyen la Comunidad Ramblas.
(Fuente: Documento de Estrategias de Actuación)
Estos documentos elaborados por el equipo KmCERO y disponibles para consulta1, enumeran unas sesenta acciones, cada una de las cuales se explica en una ficha, con los objetivos que busca alcanzar, el período de tiempo en el que se implementará, los agentes públicos, privados y comunitarios que estarán involucradas en ello.
Al leer las varias fichas, surge un dato desconcertante: de los 1.025 residentes empadronados en La Rambla, en realidad a partir de un censo realizado durante el proceso participativo, surge que solo hay 50. Para combatir la desertificación, el equipo propone acciones muy innovadoras, como la creación de un órgano de gestión y control administrativo propio, denominado Agencia Les Rambles (ALR), formado por una comisión proveniente de la Comunidad Ramblas. La idea es que un organismo ad hoc pueda resolver más eficazmente los problemas que aquejan al paseo, por lo que la legislación actual no es suficiente, ya que es más que un caso único por sus particularidades (acción GG3).
1 https://ajuntament.barcelona.cat/ciutatvella
Las acciones denominadas con las iniciales AP (Acompañamiento al Proyecto ejecutivo) conciernen a la posibilidad de crear un espacio “abierto por obras”, que permita a las personas aprender cómo serán las nuevas Ramblas, y también seguir la evolución de las obras. En resumen, se espera que continúe el proceso participativo incluso durante la preparación del ejecutivo y la ejecución de las obras.
Esta es ciertamente una intervención de gran innovación, que en otros casos no fue contemplada: por ejemplo, en otro proyecto de participación dirigido por Itziar González, Plaza Lesseps, de 2002. También esta plaza está en la frontera entre barrios (La Salut, Gràcia, Putxet-el Farró y Vallarca), al igual que la Rambla, pero los eventos fueron diferentes: en primer lugar, hay que decir que la participación ciudadana en este caso no fue requerida en el concurso, pero se hizo necesaria después de la protesta de los vecinos.
De hecho, el concurso inicial anunciado por el Ayuntamento no tenía en cuenta las demandas de los ciudadanos, quienes reclamaban una plaza habitable, y una solución para la Ronda del Mig (que impedía el tráfico peatonal entre un barrio y el otro).
El proceso que dirigió Itziar González nació como una acción no premeditada; no había monitorización por parte de la
Plaza Lesseps hoy (Fuente: www.barcelona.cat)
administración ni por parte del gobierno, ósea arrancaba de una necesidad real de la gente y no de una propuesta de arriba abajo. Se materializó con la creación de una plataforma “Una otra plaza de Lesseps es posible” compuesta por vecinos y varios expertos que juntos elaboraron una propuesta diferente a la del Ayuntamento.
A pesar de las buenas intenciones, en algunos artículos leemos que el resultado final de las obras no agradó a muchas personas: se criticó la falta de espacio verde, la escasez de juegos infantiles y bancos y, sobre todo, las estructuras metálicas ornamentales, consideradas duras y frías2 Esto probablemente ocurrió porque a fines de 2008, la plataforma “Una otra plaza de Lesseps es posible”, después de haber seguido el desarrollo de las obras durante tres años, se había disuelto con la motivación de que se habían alcanzado los objetivos acordados y no tenía sentido mantener la formación.
…un reto difícil
Volviendo al caso de la Rambla, en mi opinión, la propuesta del equipo KmCERO pone sobre la mesa un proceso complejo y estructurado, específico para el caso de la Rambla, y en este consiste su originalidad y su mérito; se esfuerza, de manera consistente con las cuestiones concretas que deben abordarse, para identificar estrategias que conduzcan a cambios reales, que creo que están en consonancia con las principales cuestiones que la planificación urbana debe responder hoy en día.
El descontento generado entre los vendedores por la reducción del número de quioscos y del espacio reservado a las terrazas, no es
2 Artículos accesibles en www.laxarxa. com, territori.scot.cat
responsabilidad de los proyectistas, ya que estos aspectos, como ya se ha comentado, fueron prescritos en la Plan Especial de Ordenación de la Rambla.
En este sentido, hay que decir que no todos los quioscos forman parte del patrimonio del paseo; en la mayoría de los casos, el espacio se privatiza sólo para los intereses de los vendedores, que en su protesta se muestran insensibles a las condiciones básicas del confort urbano.
En este contexto un ejemplo interesante proviene de Nueva York, donde en 2009, Sean Basinski, fundador y director del Street Vendor Project un grupo de apoyo para los 10.000 vendedores ambulantes de la ciudad, pidió a una organización sin fines de lucro que creara carteles que ilustraran y explicaran de forma sencilla a los vendedores las regulaciones que deben cumplir cuando ocupan el espacio público3 El aspecto interesante de este proyecto, Vendor Power! es emancipar a los afectados y abrir un diálogo donde todavía hay disputas entre varias figuras públicas y privadas (los vendedores ambulantes en Nueva York sufren maltrato por parte de la policía y continuos choques con las Asociaciones de Comerciantes que hacen todo lo posible para
3 welcometocup.org/file_columns/0000/0012/vp-mpp.pdf
Los pósteres de Vendor Power! muestran donde los vendedores de NY pueden poner sus mesas en la calle (Fuente: http://welcometocup. org/Projects/MakingPolicyPublic/ VendorPower)
Quiosco de las flores (Foto
limitar su comercio); el proyecto muestra que la emancipación de las personas y la democratización del saber pueden influir positivamente en la dinámica comercial; y ofrece un indicio para las críticas acaloradas que el proyecto de la Rambla de Barcelona ha suscitado entre los comerciantes. En todo el poderoso trabajo de cooperación ciudadana que se ha llevado a cabo, lo único que me ha parecido que faltaba como punto de partida para el proyecto es una reflexión más detallada sobre en entorno de la Rambla: el barrio Gótico y el barrio del Raval son en realidad dos mundos completamente diferentes, y para que la Rambla se convierta realmente en un eje “bisagra” entre dos barrios habría sido necesario, en mi opinión, un análisis más preciso y efectivo de los problemas de los dos barrios. Por un lado, tenemos el barrio Gótico: es un barrio turístico, una visita obligada para los visitantes, gracias a la Catedral y sus alrededores, incluido el MUHBA y la Plaza Real. Sin duda, es el barrio de comercio: las grandes marcas, que se encuentran cerca del Portal de l’Ángel, y los pequeños comercios, que se concentran principalmente desde la zona de la Catedral bajo a la altura de la calle de Ferran y poco más allá; la zona más cercana al Paseo de Colón es más desolada y menos segura.
Por otro lado, tenemos el Raval que, a diferencia del Gótico, no es una visita obligada para los visitantes; desde este punto de vista, la Rambla se establece efectivamente como un límite para los turistas ramblistas, que pueden o no decidir ir al oeste –donde también encontrarán museos y lugares de interés como el MACBA y el Palau Güell, entre otros– pero no lo atravesarán en su totalidad: de hecho, en muchas calles la iluminación es escasa y otras están llenas de basura.
Es un barrio con muchas caras: es residencial, ofrece servicios de barrio; los locales están dedicados a las pequeñas empresas y a la venta de productos de primera necesidad, aunque muchos otros permanecen vacíos y sin uso. También es el barrio de las personas sin hogar que ocupan los espacios abiertos durante la noche, como Plaza de la Gardunya.
El Raval es también el barrio de los jóvenes que se reúnen para bailar en el CCCB, jugar al baloncesto en la Plaça de Terenci
Moix o incluso patinar frente al MACBA. En resumen, es un barrio que permanece fuera de las leyes despiadadas del comercio y, al mismo tiempo, necesita remodelación urbana. Por lo tanto, si el concurso de la Rambla requiere la identificación de estrategias para atraer nuevos vecinos, el Raval tal vez pueda representar una oportunidad para que las realidades fervientes que le pertenecen alcancen e influyan en el paseo y luchen contra la desertificación del cual se ve afectado el centro histórico; y esto significa no solo incluir los edificios que se enfrentan directamente a la Rambla en la transformación, sino también crear una red más grande que incluya otros edificios “más distantes”, como la Escuela Labourè en Carrer d’Elisabets, la Biblioteca de Catalunya en Carrer de l’Hospital, o la Filmoteca de Catalunya en la Plaza de Salvador Seguí. En otras palabras, significa crear “circuitos” que incluyan los equipamientos vecinales:
• un circuito cultural que comenzaría con la intención de donar visibilidad a los contenidos culturales de los equipamientos que dan a la Rambla, como el teatro Liceu o el teatro Poliorama (acción PCE-04 del Documento de Estrategias); la Filmoteca de Catalunya, el MACBA y el CCCB formarían parte de esto.
• un circuito artístico, que podría comenzar desde el proyecto de defensa del patrimonio inmaterial de la Rambla, que ve al Teatro Principal como posible Centro de Artes (acción PCE5 y PCE-06 del Documento de Estrategias); incluiría las escuelas de arte y diseño industrial, la ELISAVA y la Escuela Massana, así como espacios de exposición como el Palau de la Virreina.
contextualizar la intervención de reurbanización. Este circuito podría incluir la Fundición de Cañones y las diferentes escuelas ubicadas en los alrededores.
• finalmente, un circuito socioeducativo que tendría como centro el edificio de artes Santa Mónica, que ya se había propuesto como un posible centro de innovación social dedicado a la infancia, la juventud y la tercera edad, y las escuelas. Resulta que muchas de estas iniciativas ya están presentes en el Documento de Estrategias elaborado por el equipo Km CERO, aunque de manera dispersa.
La identificación de los “circuitos” ayuda a comprender mejor que la Rambla es parte de un sistema más complejo que el de su entorno inmediato; y que, para romper las fronteras entre los dos barrios, es necesario repensar el paseo como la fuerza motriz de la calidad urbana del distrito Ciudad Vieja.
• un circuito para el turismo, que partiría del proyecto para difundir la historia urbana del paseo, expresado en la acción PCE-02. En la ficha correspondiente ya está mencionada la posibilidad de que el MUHBA pueda hacerse cargo de una exposición sobre este tema, que también tiene como objetivo
El parque lineal ferrocarril de Cuernavaca se convierte en una infraestructura que conecta partes diferentes de la ciudad (Fuente: landscape.coac.net)
7. Participación ciudadana
Ejemplos distintos
A partir de los años ‘80 se utiliza la participación ciudadana en decisiones urbanísticas: si en principio estas iniciativas nacieron como una protesta desde abajo en forma de participación “informal” (por ejemplo, se considere el caso emblemático del Pasillo verde ferroviario de Madrid), con el tiempo se han institucionalizado: sin embargo, los ejemplos actuales muestran que todavía queda mucho camino por recorrer antes de que el proceso de diseño pueda democratizarse. Un proyecto de participación ciudadana que recientemente despertó la atención del público de la X Bienal del Paisaje hasta el punto de ganar el Premio de Opinión Pública es el del Parque lineal ferrocarril de Cuernavaca, en Ciudad de México; el proyecto se desarrolla con una longitud de 4,5 km y 130.000 metros cuadrados, incluyendo a 22 colonias de la Ciudad de México y convierte una zona residual y peligrosa en un parque para la gente, con ciclovías que conectan la ciudad, y foros y programas participativos. Durante la Bienal, los ganadores GaetaSpringall Arquitectos ilustraron, además del proyecto ejecutivo, también el proyecto de socialización que se llevó a cabo, un
proyecto a mediano y largo plazo, que apunta a la apropiación gradual de la gente de las colonias del espacio. Otro ejemplo interesante en este sentido proviene de la VII Bienal de Berlín de 2012, durante la cual la artista Nada Prlja erigió un muro de chapa y bloques de hormigón de 5 metros de altura en una calle de un distrito de Berlín Este donde coexisten dos sociedades en conflicto: la parte a norte del muro se caracteriza por grandes centros comerciales y marcas de lujo, mientras que en el sur se encuentra uno de los barrios más pobres de la ciudad. La intención del artista quería ser desencadenar a través del arte un proceso de participación de la parte más pobre del vecindario en la toma de decisiones de la que está excluida.
Al final, sin embargo, como dicen muchos artículos, el Muro de la Paz ha sido vandalizado y rechazado por la mayoría de la comunidad, convirtiéndose en un lugar de reunión para discusiones y protestas.
Tanto el ejemplo de Cuernavaca como el de Berlín muestran la complejidad de trabajar en espacios fronterizos: en el primer caso el espacio fronterizo está representado por la línea de ferrocarril en desuso y su borde de pertenencia, que se convierte en una oportunidad para mejorar la vida de las comunidades vecinas; en el segundo caso, el límite entre los barrios es invisible, y el artista le da fisicidad; sin embargo, el acto artístico encuentra dificultades para despertar el interés en la población y la confianza en el rescate social que puede prometer.
También la Rambla y Plaza Lesseps, como hemos visto, son espacios fronterizos, que se intenta de arrancar de la movilidad vehicular y devolver al ciudadano. Como hemos visto, la Rambla tiene unas connotaciones históricas que le dan un valor primordial en la cultura catalana y barcelonesa (hasta el punto de que se solicitó su inclusión en el patrimonio de la UNESCO), y esto es lo que hace que su caso sea único entre los espacios fronterizos.
Un reciente y emblemático proyecto de participación ciudadana es el Superkilen (2012), finalista en la IX Bienal del Paisaje, que busca resolver un espacio de un kilómetro de longitud, en uno de los barrios más multiétnicos de Copenhague. En Internet, muchos artículos subrayan su carácter innovador y “no
conformista”: un site-collage formado por tres plazas diferentes, la Red Square, el Black Market y el Green Park, cuyo mobiliario urbano está inspirado en objetos tomados de las 60 culturas diferentes que viven en la zona: entre los muchos una fuente marroquí, un pabellón ruso, un pulpo japonés como playground, palmas cinas, bancos belgas, cedros liberianos, señales de neón de Katar y Rusia. El proyecto quisiera expresar de este modo el multiculturalismo y la heterogeneidad del barrio.
En cambio, otros artículos muestran que Realdania, la asociación sin fines de lucro que financió el proyecto impuso muchas condiciones en el diseño1 Es decir, se hizo alarde de un concepto de democracia que no existe, al igual que nunca ha habido un proceso participativo inclusivo que permitiera a las personas realizar su voluntad en ese espacio.
Aquí también, los diseñadores intentan resolver un espacio entre las diferencias, pero surge la pregunta: ¿el mero hecho de insertar el símbolo de una cultura en la forma de un objeto hace realmente que un espacio sea inclusivo? ¿Hará que la gente quiera pasar su tiempo libre allí?
1 B Bloom,La artista Nada Prlja fotografiada con el fondo de la pared destrozada (blog.berlinbiennale.de)
El Muro de la Paz justo después de su realización (blog.berlinbiennale.de)
Señales de neón de Rusia y Qatar marcan la entrada del parque. (arcspace.com)
Hacia el nuevo equilibrio de la ciudad histórica
Con la experiencia adquirida en el Máster y en la práctica, aprendí que el proyecto de espacio público contemporáneo debe tener como objetivo principal ser accesible a la comunidad, de una manera creativa e innovadora. Debe responder a las necesidades de agregación y encuentro, debe aspirar a unir a los individuos, no a separarlos y debe asumir un valor que las mismas personas deben ser libres de elegir. El gran desafío es superar el carácter elitista de la arquitectura que dominó el siglo pasado e incluir al ciudadano común en las fases de toma de decisiones y diseño. Para ello, es necesario establecer un diálogo entre las administraciones, los técnicos y la ciudadanía, y crear instrumentos que les permitan interactuar de manera eficaz entre sí.
Pero ¿cómo podemos hacer todo esto en el paisaje urbano histórico, en los antiguos tejidos urbanos de los que Europa es tan rica? La respuesta está en la transversalidad de las disciplinas con las cuales se debe considerar la cuestión: necesitamos una mirada sensible, que entienda la complejidad de los problemas de la ciudad de hoy y las muchas cuestiones que hay que resolver en el caso específico de los centros históricos.
• La memoria
¿Cómo dibujar el tiempo en la ciudad? ¿Cómo hacer convivir lo
antiguo y lo nuevo, modernizando la ciudad y conservando al mismo tiempo la memoria de un teatro antiguo o de una antigua puerta urbana?
La ciudad antigua de hoy evoca la ciudad del pasado, con sus antiguas tiendas y mercados callejeros. Pero el cibermundo en el que vivimos ahora, nos ha alejado por completo de la dimensión humana de la vida y ha transformado el centro histórico de una ciudad vital en un fascinante barrio fantasma que puede ser vendido a los turistas.
Por lo tanto, a la hora de intervenir en centros históricos, se debe intentar recuperar la dimensión de “estar”, diseñando espacios confortables que se ajusten a los espacios irregulares y estrechos del tejido antiguo.
• La centralidad del peatón ¿Cómo devolver la ciudad antigua a quienes la caminan? Esto tiene que ver no sólo con la sostenibilidad medioambiental (porque los choces son la principal causa de contaminación en nuestras ciudades), sino también con los requisitos básicos del confort físico y mental.
La posibilidad de eliminar completamente los automóviles es difícil, porque revolucionaría completamente el funcionamiento de la ciudad, pero limitar el uso de vehículos privados y motorizados es la mejor solución para descongestionar los centros urbanos actuales, incluidos los centros históricos.
También es bien sabido que llevar un estilo de vida a pie o en bicicleta aporta beneficios para la salud y nos salva del ritmo frenético que nos impone el trabajo y los compromisos. El problema de la movilidad urbana es sin duda muy complejo, ya que venimos de una época en la que el coche ha alcanzado su punto máximo de uso sin ser perturbado y lo sigue haciendo en muchas ciudades congestionadas de todo el mundo. Pero limitar su dominio en las partes de la ciudad que no tienen precio, como los centros históricos, debe ser un objetivo alcanzable.
También sería importante dinamizar el uso de los espacios públicos no edificados de la ciudad histórica, encontrando herramientas para diferenciar los usos de los mismos, relacionándolos por ejemplo con las plantas bajas. De esta manera, el espacio público ya no estaría relegado sólo a la necesidad de moverse, sino también a nuevas formas de ocio y de condivisión.
• La vivienda y la vida comunitaria
¿Qué puede repoblar nuestros centros históricos? ¿Qué realidades hay que generar para hacer que los centros históricos sean lugares atractivos para vivir?
Debemos salvaguardar el patrimonio histórico y cultural del que son depositarios, pero también limitar la libertad de que gozan actualmente el comercio y el turismo de masas, promoviendo nuevas formas de cohesión social, que no están respaldadas por las leyes de consumo: me refiero a la creación de centros comuni-
tarios o culturales, y a la promoción de iniciativas asociativas que surjan desde abajo.
• La ecología ¿Cómo hacer los edificios históricos ecológicos y resilientes? Las cubiertas vegetales, por ejemplo, ofrecerían varias ventajas si se plantaran en los techos: mejorarían la sustentabilidad energética de las estructuras antiguas (al retener y luego evaporar el agua, enfrían la cubierta y su parte inferior, reduciendo la necesidad de aire acondicionado, y disminuyen la escorrentía en los sistemas de alcantarillado de la ciudad); además, captan las partículas contaminantes y filtran los gases nocivos, limpiando el aire. Y por qué no, serían espacios agradables, si pensamos también en el valor añadido de la vista panorámica que se disfruta desde los tejados de la ciudad antigua.
• La economía agroalimentaria ¿Cómo podemos incluir también los centros históricos en la economía km0 que ahora es más necesaria que nunca? ¿Cómo podemos acceder a productos saludables y sostenibles, limitando los costes de transporte? En este sentido, las cubiertas vegetales podrían dedicarse no solo a jardines, sino también a huertos comunitarios, lo que constituiría además nuevas formas de cohesión social.
Operar en el paisaje urbano histórico es quizás más difícil que operar en un paisaje natural o urbano diferente y responder a las
diversas preguntas sigue siendo una tarea ardua, que no es exclusiva del arquitecto paisajista. En general, es necesario que el conozca el contexto cultural, social y económico en el que trabaja como técnico, para construir espacios para la gente y para comunicarse mejor con todos los agentes que intervienen en el diseño inclusivo y democrático que está naciendo hoy.
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Página web: la Carta Histórica de Barcelona ideada por el MUHBA (Museo de Historia de Barcelona)
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Página web: Els «Quaternons Garriga i Roca»: Barcelona, Darrera Mirada. darreramirada.ajuntament.barcelona.cat/
Página web: Archivo Cerdà. http://www.anycerda.org/web/es/arxiu-cerda
AFB (Archivo Fotográfico de Barcelona)
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Página web: Atlas de Barcelona http://www.atlesdebarcelona.cat/
Cartoteca Digital del ICGC: http://cartotecadigital.icc.cat/
Página web: https://ajuntament.barcelona.cat/ciutatvella/