prueba 1.6

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La tierra es blanda, mis pies se adaptan, si me quedara quieto en un día me tragaría lentamente, el aire…se respira sabiduría, si el bosque duerme energías ancestrales lo protegen, y mientras duerme sueña que estamos nosotros pero en realidad sí estamos acá, descubriendo. Qué tejido más tenebroso, comprendiendo su fuerza te haces inerme, una larva en medio del gran entramado universal. Lo que de mi cuerpo agoto me lo devuelve su vigor, su ciclo abierto a personalidades, a estímulos que mi cárcel racional no logra comprender. Si camino es por el placer de la ceguera, mapa mental que forzamos para sobrevivir y superar la esclavitud esencial de nuestra raza. Por eso es que…esta pequeña, por la fragilidad de su cuerpo intolerante a bruscos atascos de la relación humana no podría seguir allí, no es capaz, su muerte es segura. En cambio acá…parece cómoda, en armonía sutil con lo natural que nada ha dicho.


-¿Me puede decir cómo quedó ciego? Un grupo de bestias se incomodaron de pronto, sin saber por qué. El silencio del bosque fue atronador, dejó un espacio de respiro ante la duda inocente de la niña. -Hay formas en que la naturaleza cede para anticiparnos el buen destino, si somos capaces de sacrificar podemos exigir recompensa. En mi caso dejé la visión para el resto de mi raza, no quiero cargar el peso de tal responsabilidad, pasa que… -En la caja, ¿están sus ojos? La niña dejó de caminar, y con esto algunas flores se abrieron para escuchar el latido de su corazón, el nervio de algunas plantas carnívoras tomaba en cuenta la visita de los viajeros. Su anciano compañero de viaje acarició una planta, en ella una mariposa contemplaba la situación. A su nariz acercó ese aroma espontáneo, y al bajarlo empuñó la hoja, rompiendo parte de un ala sufriendo por volar. -Cuando lleguemos vas a comprender, lo que estamos haciendo puede repercutir de buena manera en nuestra vida hasta el fin de esta misma.



Un viento firme paseó por todo el bosque, las raíces de cada árbol tuvieron que acomodarse para seguir descansando en esa sinergia insondable. El cielo desprendió luces sobre el bosque que rápido comenzó a oscurecer. -¿Qué pasa? –dijo la niña. La voz salió al comienzo de ningún sitio. Subiendo por una rama que cruzaba un lecho de rocas grises en el suelo, sintieron un miedo que atravesaba su cuerpo dejándolo sin protección. -Nadie está interesado en ti, y la consecuencia de esta indiferencia es tu libertad –tronó a cielo abierto un aura de profundidades caóticas. –Cuando imaginaba este mundo no figurabas tú, y sin embargo me enfrentas, qué debilidad mía mostró tan directamente el camino al punto ciego, al nervio que tira al mismo tiempo la materia y la sinrazón...si yo estoy cansado el planeta agoniza, busca un recipiente en donde albergar lo siniestro y el desequilibrio, ¡qué final!, la vida misma buscando muerte entre sus vidas... ¿Qué te crees?



-Señor, ¡maestro!…no puedo ver pero siento su fuerza, ¡míreme! Consciente estoy de ser miserable, traigo a esta niña que es de cristal, ¡no puede habitar el mundo entre la sucia raza de nosotros ! Tenga, he aprendido algunas cosas, y traigo esta caja para… -¿Ese es tu aprendizaje? Y por eso también la energía que sientes entre bloqueada y viva justo enfrente de ti. Lo que eres es precisamente mi final, un último aliento manifestándose entre lo ya creado y lo que está por salir, agonizando. Una actividad en gran parte controlada, mecánica y flexible lista para funcionar, servir al destino como larva en supervivencia. Y en el servicio la introspección consciente, buen animal que regula su acción, la controla, diseñando márgenes de gesto, sensaciones e intimidades; rabias, frustraciones, risa, enfrentamiento. Lo siento, pero deben sufrir. -Algunos dioses nos han dicho que…

-¡Wajajajajjaj! No hay dioses infame inane bestia, cargo con esa responsabilidad desde el inicioEl artífice, con un estremecedor aliento cierra los ojos levantando el rostro. Desde su interior hace temblar la tierra que desemboca en el crecimieto y despertar de raíces, piedras y barro. La luna se acerca a mirar, entrecortada por la silenciosa niebla que cubre por completo el bosque. Los animales huyen de la debacle, se atormentan, mientras la niña asustada comienza a dar por hecho que todo el viaje fue para este mismo final, ver como las raíces se agarran de sus cuatro extremidades, el barro cubriendo su rostro, su pecho fértil. El bosque la abraza y recibe como mineral, ella grita, en un grito menoscabado por el barro que también sepultó sus pies en la raíz más grande del árbol. Es un capullo que pronto va a despertar, luego del dolor. .




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