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a tierra es blanda, mis pies se adaptan, si me quedara
sabiduría, si el bosque duerme energías ancestrales lo protegen, y mientras duerme sueña que estamos nosotros. . . pero en realidad sí estamos acá, descubriendo. Qué tejido más tenebroso, comprendiendo su fuerza te haces inerme, una larva en medio del gran entramado universal. Lo que de mi cuerpo agoto me lo devuelve su vigor, su ciclo abierto a personalidades, a estímulos que mi cárcel racional no logra comprender. Si camino es por el placer de la ceguera, mapa mental que forzamos para sobrevivir y superar la esclavitud esencial de nuestra raza. Por eso es que. . . esta pequeña, por la fragilidad de su cuerpo intolerante a bruscos atascos de la relación humana no podría seguir allí, no es capaz, su muerte es segura. En cambio acá. . . parece cómoda, en armonía sutil con lo natural que nada ha dicho.
-¿Me puede decir cómo quedó ciego? Un grupo de bestias se incomodó de pronto, sin saber por qué. El silencio del bosque fue atronador, dejó un espacio de respiro ante la duda inocente de la niña. La temperatura también bajó por el viento fresco que quiso observar desde lo invisible. -Hay formas en que la naturaleza cede para anticiparnos el buen destino, si somos capaces de sacrificar podemos exigir recompensa. En mi caso dejé la visión para el resto de mi raza, no quiero
-En la caja, ¿están sus ojos? La niña dejó de caminar, y con esto algunas flores se abrieron para escuchar el latido de su corazón. El nervio de algunas plantas carnívoras tomaba en cuenta la visita de los viajeros. El anciano, compañero de viaje, sabio, acarició una planta, y en ella una mariposa contemplaba la situación. A su nariz acercó ese aroma espontáneo, y al bajarlo empuño la hoja, rompiendo parte de un ala sufriendo por volar. -Cuando lleguemos vas a comprender, lo que estamos haciendo puede repercutir de buena manera en nuestra vida hasta el fin de esta misma. Nuestra gente espera algo de nosotros. Un viento firme paseó por todo el bosque, las raíces de cada árbol tuvieron que acomodarse para seguir descansando en esa sinergia insondable. El cielo desprendió luces sobre el bosque que rápido comenzó a oscurecer.
-¡¿Qué pasa?! dijo la niña, asustada.
El suelo, sintieron un miedo que atravesaba su cuerpo dejándolo sin prot
-Nadie está interesado en ti, y la consecuencia de esta indiferencia profundidades caóticas. Cuando imaginaba este mundo no figurabas t mostró tan directamente el camino al punto ciego, al nervio que tira al m cansado el planeta agoniza, busca un recipiente en donde albergar lo sin buscando muerte entre sus vidas... ¿Qué te crees?
tección.
es tu libertad tronó a cielo abierto un aura de tú, y sin embargo me enfrentas, qué debilidad mía mismo tiempo la materia y la sinrazón...si yo estoy niestro y el desequilibrio, ¡qué final!, la vida misma
fuerza, ¡míreme! Consciente estoy de ser miserable, traigo a esta niña que es de cristal, no puede habitar el mundo entre la sucia raza de nosotros. Tenga, he aprendido algunas -¿Ese es tu aprendizaje? Y por eso también la energía que sientes entre bloqueada y viva justo enfrente de ti. Lo que eres es precisamente mi final, un último aliento manifestándose entre lo ya creado y lo que está por salir, agonizando. Una actividad en gran parte controlada, mecánica y flexible lista para funcionar, servir al destino como larva en supervivencia. Tomando firme el manto de seda que cubría su piel, la niña se escondió en la pierna del anciano, y a pesar del susto sintió tierna y mansa la tierra en sus pies que se acomodaban en ese palpitar inocente del bosque. Miraba fijo al espectro que hacia vibrar y remecer las hojas de los árboles más cercanos, y a pesar de la seguridad que le influía el ciego con su caminar tierno y sensitivo, podía sentir también el temor de este mismo bajo la máscara de alguien que cree poseerlo todo -Y en el servicio la introspección consciente siguió el aparente médium de otros universos , buen animal que regula su acción, la controla, diseñando márgenes de gesto, sensaciones e intimidades; rabias, frustraciones, risa, enfrentamiento. Lo siento, .
-¡Wajajajajjaj! No hay dioses infame inane bestia, ¡cargo con esa responsabilidad desde el inicio! El artífice, con un estremecedor aliento cierra los ojos levantando el rostro. Desde su interior hace temblar la tierra que desemboca en el crecimiento y despertar de raíces, piedras y barro. La luna se acerca a mirar, entrecortada por la silenciosa niebla que cubre por completo el bosque. Los animales huyen de la debacle, se atormentan, mientras la niña asustada comienza a dar por hecho que todo el viaje fue para este mismo final, ver cómo las raíces se agarran de sus cuatro extremidades y el barro cubriendo su rostro, su pecho fértil inmortalizado ya por la simple energía inminente hace ya varios minutos. El bosque la abraza y recibe como mineral de manera violenta pero sutil. Ella grita por el solo terror, sin darse cuenta que en la más profunda realidad no le están haciendo ningún daño. Es un grito menoscabado por el barro que también sepultó sus pies en la raíz más grande del árbol. Es un capullo que pronto va a despertar, con aprendizajes de mil siglos.