Coreto-Matías Poblete Aravena.

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Mat铆as Ignacio Poblete Aravena Instituto Profesional de Arte y Comunicaci贸n ARCOS

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Fotografias, diseño y texto: Matías Poblete A. © todos los derechos reservados

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coreto Matías Poblete Aravena

“Coreto”, Matías Poblete Aravena Instituto Profesional de Arte y Comunicación ARCOS Memoria para optar al título de Fotógrafo Profesional Fecha: noviembre 2013 Profesor Guía: Jorge Aceituno 3



“cuando releo estas páginas tan llenas de sucesos que dieron a mi vida un carácter, una actitud tan natural, como cuando lloran las nubes con un rubor de crepúsculo en cada lagrima, estos recuerdos reconstruyen cada instante de nuestro paso por la tierra que nos vio nacer. La soledad que intentó acorralarnos, se transformó en un largo viaje de reconocimiento, nunca fue definitiva, porque en cada acrobacia, en cada función del Circo, encarnamos ese punto de partida con la seguridad del regreso. Esto mismo sentiremos cuando ya no nos veamos, estaremos regresando a nuestros hijos, siempre que se extienda una carpa sobre el desolado espacio de un parque inexistente, allí el lugar elegido, se llenara de voces, música y mucha magia cuando la función comience. Siento que este testimonio, es una trascendencia corporal y espiritual de una paloma de la paz, para que la hermandad y pureza de todos sientan que el circo es una eterna niñez” (15) Luis cárdenas Valenzuela. 69 años. Trapecista.

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índice Introducción

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1. La esencia del circo: lo mágico, la risa y lo ilusorio.

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2. La contraposición a lo cotidiano: El Tony

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3. La fotografía como ilusión

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4. Fotografía documental, estética y referentes

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5. Historia del Circo

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Conclusión

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Bibliografía

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Apéndice

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Agradecimientos

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Introducción Este trabajo pretende en la realización de un ensayo/documental e investigación de los orígenes, elementos y valores del circo tradicional chileno en la sociedad. Primeramente el circo se puede definir como un espectáculo para todo público que se ha tejido desde la edad media y desde finales del siglo XIX en Chile, donde se presume que llega a través de las vías portuarias, en este caso Valparaíso, con el circo de los hermanos Pacheco que se ubicó en este entonces en la plaza Victoria. El Circo tradicionalmente se ha establecido en un recinto, en un sitio eriazo, formando una circunferencia cubierta por una carpa, con graderías para los espectadores y esencialmente con una pista, en que trabajan una variada gama de artistas, mostrando habilidades humanas y animales, principalmente de destreza, de ilusión y de humor. Se pueden destacar los trapecistas, malabaristas, contorsionistas, magos y los famosos payasos, que estos últimos son el alma indispensable de la esencia circense. Una de las características de esta exhibición es claramente entretener al público, causando impresión con sus capacidades fuera de lo común, incluso hasta llegar al punto de verlos como verdaderos fenómenos, pero hay una característica más importante por lo cual hace al circo contener algo mucho más profundo y es lo que tiene que ver con su vida, ya que relacionan su cotidianidad con su trabajo. Por esto mismo se articulan y viven alrededor de la carpa, convirtiendo esta labor en un sacrificado arte/vida. El interés de realizar esta investigación, parte por querer conocer y adentrarse a este mundo ajeno, muy distinto a lo cotidiano de nuestra sociedad, queriendo de esta manera poner en valor su cultura, su historia y su vida, observando en cómo se gestan alrededor de la carpa, como se desarrollan en el coreto ( llamado así el lugar donde se preparan antes de salir a la pista), cuáles son sus palabras, sus manera de relacionarse y comportarse, todos estos detalles que implican en la formación de algo único contrapuesto a la sociedad y que realmente se tiene que vivir para poder descubrirlos. De esta manera se revelan muchos aspectos del circo, como la misma magia que produce al solo estar ahí, al ver como todo se mueve en una forma con otro tiempo, donde el descanso son los días lunes, la comida entre funciones y toda la oscura noche para poder susurrarse algo. La investigación y la toma fotográfica se extiende desde septiembre del 2012 hasta octubre del 2013, con una serie de distintos circos: Los Mazzini, Real Moscú, di montyCircus y Circo Internacional Las Águilas humanas, los cuales fueron visitados periódicamente, conjunto con varias entrevistas de distintos personajes para poder comenzar a enlazar toda la historia y las esencias que prevalecen en el corazón de cada uno. Permanecer durante todo el día y parte de la noche, contemplando y compartiendo y también ayudando de vez en cuando, en las veces que necesitaban más personas para poder arrastrar ciertos elementos y para alzar en los aires a los artistas que lo necesitaran. Basado también en distintos autores fotográficos que también se adentran en esta misma temática, que no es lejano percibir esta misma inquietud en estos fotografos por este mundo, como el trabajo de Bruce Davidson en su trabajo “Circus”, Mary ellen Mark con su trabajo de retratos los circos de la India, Daniel Barraco y su percepción de los picaderos por Argentina, Paz Errázuriz en sus retratos que dignifican a los artistas circenses chilenos,al igual que Francisco Bermejo con la recolección de distintos personajes para sus fotografías. Podemos decir que sus imágenes comparten la idea de generar este valor por esta 9


cultura que a veces es muy mirada en menos por las sociedades, ya que no mantienen su misma estructura y se muestran distintos. Por esto, la mirada documental para testimoniar este mundo es muy ocasional, sus reflejos son muy llamativos, evidenciando el sufrimiento y alegría lo que se vive detrás. A través de las fotografías tomadas en mi trabajo, se aspira hallar estos fragmentos, en donde la ilusión es permanente, aprovechando de conectar el mismo acto de fotografiar con la magia, tensionando las bases de la presunta realidad que se nos inculca desde que nacemos, ya que el Circo nos representa la eterna niñez y es en donde todo lo que se hace es posible, el que vuela realmente vuela, el que come fuego realmente se engulló lo imposible, a la joven que la dividieron en mitades y así seguir sonriendo.La estética que se intenta alcanzar en el cuerpo fotográfico formado en mi trabajo, se relaciona prácticamente con esta ilusión perpetua, en la búsqueda de los elementos, magia, risa e ilusión, mezclándolo con este carácter serio, en donde en este mundo conviven estas dicotomías de forma práctica y sin problemas, que se relaciona con la inocencia de nuestras primeras experiencias, donde lo baso en mi propia niñez, encontrar mágico todos estos momentos iniciales. La fotografía intenta enlazar todos los elementos encontrados, las particularidades y en como entre luces y sombras logran manifestarse. Fotografía y circo dentro de un mismo núcleo. Así mi objetivo es contrastar estas realidades, el circo como la gran oposición a los sistemas establecidos, la contraposición de la niñez y la madurez, la ilusión y lo serio.Así el Circo es capaz de revivir estos elementos olvidados, como lo menciona Luis Cárdenas o “DonCoyo” en su libro testimonial “el circo los trapecio… Mi vida” “intentaba descifrar esa madeja de hechos que se convirtieron en familia circense, generación tras generación. Al escribir repasaba cada suceso de mi vida desde la niñez, asombrado por esa extensa carpa del Circo que caía como un refugio lleno de ensueños en el país de nunca acabar, donde todo era posible y los adultos era niños que recordaban y los niños creadores de sus propias ansias de vivir la magia circense” ( 9 ).

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1. La esencia del circo: lo mágico, la risa y lo ilusorio. En el momento en que estaba en mi patio y desparramaba los juguetes en el suelo, me tendía y me imaginaba mil historias. Los movía de un lado a otro como si tuvieran vida propia, las cajas eran los grandes edificios y el dibujo de la alfombra o del mismo suelo eran las calles. Creaba mi propia ciudad, los autos y los personajes transitaban por esta imaginación, que incluso las sombras que se producían con el brillante sol, servían para conducir y crear elementos. Fantaseaba con todo lo que tenía a mí alrededor, el cielo, las hormigas, el pasto, la tierra, todo era motivo para enlazar una que otra historia. Al llegar el momento en que me aburría luego de largas horas, guardaba los juguetes en su caja para a otro día volver a revivirlos. Encontraba mágico este momento, podía creer que todo lo que imaginaba era real momentáneamente, me impresionaba cuando descubría cosas, como cuando por primera vez veía mis manos y el fondo se desenfocaba, me creía sobrenatural o quizás no era tan así, pero eso era algo único y lo consideraba muy valioso. De acuerdo a las primeras experiencias sensoriales, estas siempre van a ser mágicas, ilusorias, capaces de transportar y hacer creer, a pesar de saber que no es real, pero no era considerado como una trampa o un esbozo, sino como una prolongación del imaginario de cada uno. Ahí está lo fantástico, lo ilusorio, lo que aparece de repente y luego se va, como un mago que bajo un pañuelo saca una paloma y la hace volar, esa ilusión momentánea es la que asombra, desorbita, para luego escaparse y saber que no es cierto. El Circo en su esencia, contiene elementos en los cuales sin ellos no sería circo, entre estos con mayor importancia, es el carácter carnavalesco que ha engendrado junto con la magia y la risa. Elementos básicos que conforman el ambiente del circo, como también lo es en el ambiente del pueblo, lo popular y que a lo largo del tiempo se ha establecido fuertemente, enraizándose a tal punto, de ser inexpugnable, inquebrantable. A pesar de cualquier suceso del contexto social, el pueblo no dejara de existir, como tampoco su propia naturaleza de ser, en donde quizás el sufrimiento es el concepto más importante en su núcleo, pero siempre estará la risa popular para desplazar los sentimientos y hacer desaparecer momentáneamente lo vivido, teniendo un poder mucho más fuerte y regenerador que el propio sufrimiento. “el carácter transgresor de la risa, el cual es capaz de borrar fronteras, límites y jerarquías propios de las dinámicas con que actúan los aparatos serios del poder, como lo fue el Estado chileno durante el siglo veinte. “(Torres, ,Valenzuela, Vilches: 24). Esto es lo que contiene el Circo, se protege con la risa y los demás elementos a través de la carpa, siendo este un lugar único, en donde uno puede fantasear, colorearse y olvidarse, características propias de la cultura popular y del imaginario nativo, donde este no tiene barreras, existiendo bajo su propia naturaleza y se desarrolla todo en conjunto, sin límites, entre lo ritual, lo mágico, la risa y lo serio. “en las etapas primitivas, dentro de un régimen social que no conocía todavía las clases ni el Estado, los aspectos serios y cómicos de la divinidad, del mundo y el hombre eran, según todos los indicios, igualmente sagrados e igualmente, podríamos decir, oficiales (serios) “(Batjin:12). Así mismo, el ser humano podía coexistir con todos los elementos que podemos ver distantes en los tiempos de hoy, ciertas dicotomías que antes no existían o más bien sus fronteras eran ilimitadas y que a través de esto lograban profundizar el carácter de lo quimérico, de lo natural, siendo este parte de lo prehistórico. Este tiempo antecesor de la historia, contiene todo el imaginario característico de lo popular, ya que aquí se fundan sus principios, donde lo que está existe 13


realmente, pero no se define, no hay exigencias ni apuros. El imaginario prehistórico no tiene la necesidad de enmarcarse y moldearse ya que tiene un carácter ilimitado y muy profundo, comparándolo con nuestro propio mundo primitivo, la niñez, donde nos ponemos a llorar en los mismos juegos y en lo ilusorio, se toma con seriedad estas experiencias, ya que nos decepcionamos y volvemos a reír, entrando nuevamente al mundo de la imaginación rápidamente, de las nuevas texturas, colores y visiones. Nuestra seriedad al enfrentarnos a estas cosas permite que se comparta nuestra alegría con nuestro llanto, lo finito con lo infinito, la curiosidad con nuestro temor, nuestra seriedad con nuestra risa. Está en nuestra naturaleza ser libres, pero al ritmo que vamos creciendo, vamos conociendo el tiempo en que se vive, los moldes comienzan a aparecer en nuestro imaginario y en nuestras experiencias, se establece lo rígido y las divisiones, la ilusión va desapareciendo y lo que antes nos parecía asombroso ahora nos parece corriente, signo marcado por el paso de la prehistoria a la historia. “Durante la prehistoria se crea un capital de imágenes, relaciones y creencias cuya esencia es la inexistencia de límites donde comparten vivos, muertos y dioses. Espacio tradicional que manifiesta la mixtura de su carácter, en donde la seriedad y la risa conviven plenamente, al igual que lo autoritario de las élites y lo libre de lo popular. Con la llegada de la historia, risa y seriedad, elite y pueblo, se distancian hasta el punto de ser diametralmente opuestos, la contraparte seria se transforma en la cara oficial del nuevo tiempo regente, la historia“(Torres, ,Valenzuela, Vilches: 14)”. La división entre lo popular y lo serio, con la creación de Estados y divisiones, ha sido un rasgo característico de la misma creación de la historia, en donde está describe, cuantifica, clasifica el tiempo, establece un punto de partida y un punto de termino, en que la muerte comienza a ser algo ajeno a lo que en principios se compartía con los rituales, donde las máscaras coloridas eran parte de lo que yace. La muerte no era considerada como un fin, sino como un proceso parte de la vida, sin dejar de ser alegre y festivo. “Debido a la concepción de la muerte en el tiempo histórico como un final, se anula la fuente de recuerdos que permiten regenerar, por lo que la memoria sólo permitirá recordar, pero no re-vivir como ocurre con la regeneración, propia del tiempo del imaginario quimérico. “(Torres, ,Valenzuela, Vilches: 16). De esta manera se relaciona esta división con nuestro mismo crecimiento, cuando niños vivimos la ilusión, el tiempo de las primeras imágenes, de lo quimérico, lo prehistórico, con seriedad para luego crecer y de a poco, ver la gran risa como algo ajeno al comportamiento habitual, separándola y dejándola solamente para casos especiales, ya no nos ilusionamos en demasía y la clasificación de nuestros momentos alegres y tristes hace que entremos a un tiempo histórico de nuestra vida. La esencia del Circo está marcada por esta permanencia de lo quimérico, de la risa. Su espectáculo está dirigido al pueblo en donde lo acoge y lo hace despegarse de su contexto, al igual que la plaza pública en la época de las monarquías absolutas. Este lugar se transformaba en el reencuentro del pueblo, quienes comenzaban a manifestarse bajo su propio lenguaje, bajo su propia visión del mundo. Quienes bajo esta división de poderes, se reinterpretaban los unos y los otros, así sucesivamente, en que la gente comenzaba a gestarse bajo los juegos, las ferias, palabrotas, la expresión, la risa. El circo hace olvidar los problemas y coexistir los mundos opuestos, los payasos sufren con sus lágrimas y la carcajada los acompaña, se burlan del mundo real al impresionar, cortando a una mujer en varias partes, volar por los aires, dominar elementos, traspasar el fuego, doblegar toda capacidad humana en donde la ilusión y la risa se hace presente, se ríen de ellos mismos, se ríen de la propia muerte desafiándola como se les plazca, en donde muestran esto a través de su espectáculo, pero no dejan de ser un reflejo de su propia vida y visión del mundo. Así cuando realmente fallece un personaje del mundo circense, claramente se logra respirar la muerte ya que lo fúnebre despierta, pero no deja de destellar 14


las lentejuelas del ropaje de los artistas y tampoco dejan de sonar las trompetas, el espectáculo continua a tal punto que se celebra aún más los números y lo mágico se encadena con lo ritual, ya que se revive al personaje de tal forma como lo hacían los nativos con sus muertos. La risa ritual del folclore, se fundamentaba en el carácter mágico productor de la vida que niega la muerte como final. “La risa es un recurso mágico para crear vida”. Se sustenta en la esperanza -popular- perpetua de un mundo mejor aferrado a la dimensión festiva de la existencia humana. “(Torres, ,Valenzuela, Vilches: 20). La risa, la carcajada, proveniente de sus inicios del carnaval, es el pilar de toda arte escénica popular y con mayor importancia se sujeta en el mundo circense, ya que su cotidianidad es elaborada en torno a esto, siendo su vida el reflejo eterno del mundo popular que se contrapone con el mundo serio y oficial. En el Carnaval , se revive lo que en lo primitivo se festejaba, regenera situaciones y momentos, aunque los poderes son los que establecen estas celebraciones, es el pueblo quien le da vida a este festejo, a este carnaval insaciable, donde aparecen nuevamente las máscaras, los colores, los brillos, bajo el particular lenguaje y expresión de la vida popular, creando así un mundo distinto al que se vive cotidianamente, un segundo mundo en que se escapa y se pierden los géneros, las edades, las razas y la jerarquía. Nadie en el carnaval es distinto al otro, todos son participes, comiendo, celebrando, bailando, despojándose de lo que en su vida cotidiana es. “Los espectadores no asisten al carnaval sino que lo viven, ya que el carnaval está hecho para todo el pueblo (…) durante el carnaval no hay otra vida que la del carnaval, es imposible escapar, porque el carnaval no tiene ninguna frontera espacial” (Batjin: 13). La libertad generada por el carnaval, es una huida transitoria de los moldes de la vida cotidiana seria y rutinaria, donde la risa y la carcajada es parte de ello, libera y regenera. A pesar de su humor burlesco, no prohíbe y no impone, fusionando todas las partes del ser humano: su pensamiento y su cuerpo para traducir y reinterpretar mágicamente la vida. “el lenguaje carnavalesco (…) se caracterizaba principalmente por la lógica original de las cosas “al revés” y “contradictorias” (…) la segunda vida, el segundo mundo de la cultura popular se construye en cierto modo como parodia de la vida ordinaria, como un mundo al revés” (Batjin:16) al mostrarse como un segundo mundo de la vida cotidiana, se expresa de manera contraria, se podía utilizar cualquier cosa, no importaba, ya que estaba dentro del lenguaje del carnaval, aparecían las telas brillantes, los animales, el malabarismo, los canticos, la música, la comida, para entrelazar todo frente a los elementos corporales, de la esencia teatral, de la propia esencia circense.

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2. La contraposición a lo cotidiano: El Tony La gran importancia del circo se mueve a través de lo que representa, por sus ambientes, su música, sus texturas, sus personajes que transitan alrededor de la carpa. La relevancia de estos es tal, que contienen y configuran por completo el imaginario carnavalesco propio de la esencia circense. Estas caracterizaciones se constituyen del más simple número hasta el gran domador de leones, pero todas contenidas en un mismo núcleo de lo popular, que es lo que aguarda la naturaleza de lo cómico, de lo mágico y la risa, elementos e imágenes propios de lo quimérico, lo prehistórico. Dicho caudal de imágenes, el imaginario quimérico, remite al mito que funda la realidad y da lugar a un mundo entendido como una unidad orgánica igualitaria y diversa, donde nadie muere para siempre y no hay fronteras entre mortales, muertos y dioses. En este mundo, la “risa ritual” encarnaba un paso, porque los muertos podían renacer gracias a la risa. (Torres, ,Valenzuela, Vilches: 11). Estas figuras primordiales, hacen al circo crecer y mantenerlo vivo, como también el pueblo y la risa popular se hacen cargo de esta prevalencia. Los personajes contienen su propia risa, su carnaval, reflejado en cómo se visten y pintan. Cada uno engendra el aspecto renovador que contiene la carpa y que a la vez es trasmitido en su forma de vivir, como la característica más llamativa que es su trashumancia, particularidad que habla de una vida que no mantiene una oficialidad, rompiendo los límites de lo cotidiano y de lo estrictamente oficial. Todos los circenses mantienen esta característica, pero existe un personaje clave en donde se ha transformado el icono y que a pesar de ser lo básico de un Circo, es uno de sus pilares fundamentales: el bufón, el payaso, el tony. Este personaje otorga la condición chispeante del espectáculo que con su talento de erigir la risa, puede controlar al público de tal forma que sujeta toda la esencia carnavalesca con sus chistes y su humor, siendo esto lo más importante para mantener al público con su regeneración risueña. “La magia cobra importancia, porque a partir de ella es posible pasar de un mundo a otro. La libertad del tony es expresada a través de la risa, porque la risa “presenta la dimensión Igualitaria y libre del mundo. Por tanto, la prohibición y las fronteras entre un mundo y otro no caben en el imaginario quimérico, porque está completo y es diverso en su unidad. (Torres, ,Valenzuela, Vilches: 26).” El payaso contiene un lenguaje popular en todos sus gestos y frases, ya que va dirigido hacia el pueblo, y su risa debe entenderse frente a todos para poder provocarla, exagerando y deformando todo, haciendo que la vida común y oficial parezca momentáneamente una broma, un chiste disparatado, burlándose pero a la vez reflejando su opinión con respecto al mundo cotidiano, gestando su personaje y su gran risa de tal manera que hable de las características puras de las problemáticas del ambiente popular, siendo así el bufón el único capaz de decir frente a un público la verdad que se vive, ridiculizándola. “La misión del personaje festivo-cómico, es alegrar la vida, jugando y bromeando. Ese es el espíritu de pureza de un pasado quimérico, que pervive en los locos y los simples. Estos últimos se caracterizan por su naturaleza lúdica, se ríen y bromean constantemente, brindando placer y entretenimiento.” (Torres, ,Valenzuela, Vilches: 26)

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En su representación de la vida cotidiana, el cómico se divide en dos, uno que represente la burla y el otro, lo burlado. En este orden, el payaso o clown y el tony, encarnan esta dicotomía de lo oficial y lo quimérico. “Continuando con la idea de Parra acerca del tony, “graciosamente, en el circo pobre vence la inocencia, al revés de lo que ocurre en el gran mundo de la literatura de Occidente, donde vence la astucia”. En el ámbito de “lo serio”, se ubica el payaso que “es el espíritu del mal, es el establecimiento, es la razón”; el payaso representaría a la cultura histórica que concibe el tiempo de modo lineal, es decir, como un tiempo finito, con un comienzo y un fin. El tony en cambio, representaría el espíritu de las tradiciones, primordialmente oral, que concibe el tiempo como un eterno retorno, circular y en movimiento. En esta edad reina la igualdad, lo universal y la comunidad, al contrario del ámbito de “lo serio”, donde prima la desigualdad monetaria y social, lo particular e individual. (Torres, ,Valenzuela, Vilches: 27). El clown aunque no deje ser carnavalesco, es quien mantiene la seriedad en la historia representada, teniendo una cierta concordancia con lo que dice, en cambio el tony es quien recibe la patada y la bofetada, representado la inocencia de lo popular. Con su andar, arruina todo lo planteado por el clown por su torpeza, ya que se descoordina, desafina, dejándolo en vergüenza frente al público. Se puede incluso saber su rol en como ellos están vestidos: el clown se muestra más correcto, más formal, aunque tiene ciertos detalles que le delatan una parte cómica, pero el sigue manteniendo la calma y el respeto por su tiempo y lo que simboliza, en cambio el tony, con su vestimenta, demuestra como si fuera un niño, pintándose el rostro con la pintura de la madre y vistiéndose con los trajes y los zapatos del padre. Así el rol del tony es hacer reír, confundiendo todo, con las ganas de jugar y simpatizar con el público, siempre ganando con su inocencia y naturaleza frente a la seriedad del clown, quien pretende tener un mundo ordenado y bajo control, pero que es desbaratado por el tony quien al final absorbe al clown haciéndolo parte de su carnaval.

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3. La fotografía como ilusión La invención de la fotografía a finales del siglo XIX, fue uno de los grandes pasos de la época, siendo una invención hija de la industria, como también otros avances que se desarrollaban en distintas áreas a ritmo frenético y a grandes saltos, en que la tecnología hacia desaparecer las antiguas costumbres de desplazamiento y observación de las cosas. “el ámbito en que la fotografía se desarrolló como artefacto fue el mismo en que el ferrocarril se impuso al galope de los caballos y la luz eléctrica desplazó al temblor incandescente de la vela.” (Morales: 4). La imaginación humana era comprendida a base del pensamiento occidental, en donde la razón, la lógica y la ciencia predominaban y era aplicada de esta forma para asimilar los avances que la sociedad imponía. La fotografía al pasar por esta aplicación y examinación de sus resultados, era considerada como una mimesis exacta de la realidad, otorgándole una importancia muy relevante en que una imagen fotográfica contenía un potente valor testimonial, siendo un reflejo de la realidad misma y que podía atesorar una parte del mundo. Al cegarse con esta visión objetiva y científica de la fotografía, tanto por el fenómeno físico y matemático aplicado en esta, se deja de lado la otra parte de lo que comprende la caja oscura, lo que sucede con la óptica en su juego de luces y sombras, las proyecciones que se logran a través de esta y que como la luz, puede llegar a metamorfosearse a lo largo de su camino. El solo simple hecho de que la imagen pueda proyectarse en otro plano y que esta pueda ser contenida, lo hace fantástico. “la aparentemente perfecta iconicidad del medio-su calidad indicial- y su relación contingente con la realidad material se toman como el fundamento de su inigualable potencial testimonial. En este tipo de aproximaciones a la historia de la fotografía, esta se presenta como un medio de comunicación documental o como un género artístico, pero raramente se la vincula con los espectáculos sociales y populares basados en la producción de ilusiones. “(González: 36). Viendo las bases de la fotografía, el fenómeno provocado por las ópticas comenzó a ser descubierto mucho antes de la invención de la cámara fotográfica, lo podemos decir con certeza en el uso de los cuartos oscuros que eran utilizados para contemplar las vistas de paisajes y el cielo, que a la larga fueron incorporándole ópticas para que la imagen comenzara a ser mucho más nítida y mucho más “real”. “Si bien la mecanización de la visión humana implícita en la cámara oscura ciertamente permite comprender y reproducir las imágenes perceptuales, también sirve para producir todo tipo de trucos e ilusiones visuales” (González: 38). El alcance de realidad que se obtenía, pasaba por ser algo mágico e ilusorio, ya que se prolongaba la visión normal del humano y se lograba plasmar una imagen en cualquier superficie donde los rayos luminosos convergieran. Los artefactos creados en la evolución de la óptica, ofrecían distintos efectos en la creación de imágenes como las famosas “linternas mágicas”, “los megaletoscopio”, el zoopraxiscopio” etc. “los aparatos mencionados pueden usarse como un medio para asegurar una calidad realista (y creíble) en la imagen, o bien, para producir un efecto ilusorio a través de este mismo carácter mimético. Cuanto más preciso y realista el efecto, más creíble – y alucinante- puede ser la imagen, como aquellos retratos de “fantasmas” de la tradición popular”. (González : 38) .

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La óptica podía causar tal ilusión que los espectadores creían que lo proyectado era real, así sucedía con la “fantasmagoría” creada por Étienne Gaspar Robert al finales del siglo XIX, en qué consistía en aplicar distintos rayos luminosos con espejos, para proyectar figuras de todo tipo, por lo general sobre humo, todo bien preciso para dar un toque más fantasioso y tétrico. Así podían proyectarse los espectros, como ciertos difuntos o imágenes de diablos y calaveras, gente sin cuerpo o cabezas que asustaban acercándose como si fueran a tocar al espectador, que incluso este último asombrado, les daba el paso para que el espectro circulara, es decir, la imagen concebida era prácticamente real y fantástica frente a sus ojos. “las imágenes inducen a los hombres a confundir la realidad con la representación (…) a través de su perfección representativa, las imágenes técnicas parecen producir un efecto alucinante en los observadores modernos” (González :37). Estos efectos eran muy comparados con el sueño, que incluso Sor Juana Inés De La Cruz dedica una parte en el poema “Primero sueño” publicado en 1692 en su primer tomo de poemas, donde se revela en sus versos las experiencias lumínicas con la “linterna mágica” de Kircher y los espectros fantasmagóricos producidos entre el humo y las sombras. Develando en sus palabras “explícitamente a la Linterna Mágica, referencia que le sirve para describir el momento en que el cuerpo despierta y se desvanecen las imágenes mentales. La décima Musa habla en su hermético poema de fantasmas huidizos, trémulos reflejos, sombras fugitivas y cuerpos fingidos: danza leve y vaporosa convocada ya entonces no solo por los remolinos del sueño, sino también por la proyección de los aparatos de ilusión óptica que fueron materia de estudio de Athanasius Kircher.” (Gómez: 9). La estrecha relación entre la imaginación y los aparatos ópticos se ha prolongado de manera ilimitada. Como sabemos, existe una realidad exterior común, comprendida por nuestra cultura y aprendizaje a través de nuestros sentidos, lo que nos hace designar lo verdadero con lo fantástico, lo concreto y nuestros sueños, pero esta última es la que tiene cabida de manera importante ya que esta realidad interior de la abstracción, es la que choca con la realidad exterior, dando paso a nuestra comprensión de las cosas, así podemos vivirla como también expresarla, en donde la ilusión óptica se ha podido hacer cargo para acercarnos un poco más a este sueño interior. “Sin embargo, la confianza que se da a la imaginación, funcionando a la manera de un ojo interior, no deja de tener límites, y es allí donde la experiencia de los instrumentos de óptica, popularizados en el curso del siglo XVIII, interviene como una especie de criterio de confiabilidad, permitiendo separar entre las visiones que acosan el espíritu del poeta ( o del hombre, en tanto que poeta) aquellas que lo conducen hacia la verdad del mundo o de sí mismo, de aquellas que lo llevarían a la ilusión.” (Milner: 29). La cronofotografía fue creada a fines del siglo IXI por distintos colaboradores, quienes experimentaban en la captura del movimiento a partir de placas de vidrio o películas de celuloide, donde intentaban registrar a medida de varias capturas posibles, el movimiento del ser humano, de los animales, objetos móviles, fenómenos etc. Cuestión que para el ojo humano los movimientos complejos y de altas velocidades son casi imperceptibles. El ejecutor con mayor relevancia fue el francés Étienne-Jules Marey y en Gran Bretaña por Eadweard Muybridge, conocido por sus famosos registros del galope del caballo para comprobar que en algún momento este tuviera las cuatro patas en el aire. A pesar de sus intenciones científicas por parte de la fotografía y la fisiología, estas imágenes contenían algo que los sentidos humanos no logran percibir, dando como resultado una imagen fantástica donde se podría observar en una fotografía, una multiplicación del objeto/sujeto en movimiento, dando paso así a algo ilusorio nunca antes visto, como lo mismo que provoco la fantasmagoría en sus espectadores. La cronofotografía da un paso más allá encontrando la unión con la magia: las series de cronofotografía que le hacían a los magos, llamados presdigitadores, donde los cuales hacen juegos de manos y de magia muy velozmente, en donde el juego está en eso, en confundir los sentidos del espectador. Esta unión que se produce por esta ilusión de la cronofotografía con la magia, se abre camino con el avance de la óptica, en donde cada vez se quería capturar todas las 20


magias posibles dando un juego extraño de palabras: querer desarmar una ilusión para dar otra ilusión óptica. “Desde sus inicios, el cine mudo estableció una relación estrecha con el circo y las artes asociadas, en particular con la magia y la prestidigitación.” (Fernández: 70). La esencia carnavalesca del circo se hace presente en las primeras experimentaciones fotográficas con respecto al cine y a los inventos de ilusión óptica, donde los primeros cinematógrafos se instalaban en las fiestas de las ferias con sus espectáculos ópticos, de prestidigitación, fantasmagorías, linternas mágicas y muchos elementos más, donde convertía esto como una verdadera atracción. “Paris era la capital del circo: estaban el Cirque d’Ét, Cirque d’Hiver, el Médrano, El nouveau Cirque y los hipódromos. Más tarde estos circos se convertirían en salas de proyección y los teatros ambulantes volvían a ser sedentarios. (Fernández :70). Las filmografías se basaban en el repertorio de las ferias, con especial detención con los circos, donde se filmaba a los acróbatas y los vuelos de los trapecistas para captar sus movimientos. Se establece esta unión que tenía desde sus principios: la ilusión óptica, la magia y el mago. En que la fotografía intenta captar a través de sus raíces ilusorias, estas muestras corpóreas y mágicas que se formaban dentro de la carpa, obedeciendo a las fantásticas representaciones que se lograban con los espejos, las multiexposiciones, las proyecciones. Así desde siempre representado la muerte, lo oscuro, lo no vivido, lo no tradicional, lo no cotidiano, por eso mismo se centra las imágenes de calaveras vivientes, de hombres sin cabeza y vuelos de diablitos. Todo es posible en lo que encierra la óptica, y lo mismo sucede con la gran carpa del circo donde pareciera que los artistas que se suben a la pista, fueran proyecciones luminosas de espectros donde todo lo que se hace es parte de la ilusión.

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4. Fotografía documental, estética y referentes Desde que apareció la imagen fotográfica, siempre se ha tendido a confundir esta con la realidad misma, ya que su acercamiento es tan próximo a lo que nuestros ojos perciben, hace que creamos absolutamente en ella como espejo de la realidad. Poco a poco comenzó a designarse de una manera esta imagen capaz de imitar a la naturaleza, como el fotoperiodismo o el carácter documental que a la larga sufrieron por estas denominaciones, apartándolas estas ramas y estéticas considerándolas con poco poder subjetivo. Eso quizás ha favorecido a muchos por el hecho de hacer creer por lo que muestran en sus imágenes, pero de todas formas, la destinación que se la ha otorgado y el significado de esta, es completamente erróneo, ya que no presenta un carácter mimético a la realidad y no ofrece ciertamente lo que esta dibujado en la fotografía como una igualdad de una parte física de un lugar del mundo. “La cualidad de autenticidad que una fotografía supone implícitamente puede darle un valor especial como testimonio. Siendo entonces llamada “documental” según la definición del diccionario: un texto original y oficial, en el que se descansa como base, prueba o apoyo de alguna otra cosa, en su sentido más extendido, incluyendo todo escrito, libro u otro soporte que transmita información” (newhall:235). A través de lo que menciona Newhall, la fotografía documental se enmarca en la definición anterior como todo documento y toda impresión que pueda transmitir información. Interpretado esto, es independiente a como esta información esté resuelta, es decir a como este expresada y viéndolo bajo la base de la imagen misma, la fotografía tiene el sentido de comunicación de un hecho o de una situación, libremente a como esta esté compuesta, siendo de esta forma que toda fotografía que esté basada en las perspectivas de las realidad, contiene algo documental. “viviendo es como nos descubrimos, a la vez que descubrimos el mundo exterior; este mundo nos da forma, pero también podemos actuar sobre él. Debe establecerse un equilibrio entre esos dos mundos, el interior y el exterior que, en un dialogo constante, forman uno solo, y ese es el mundo que debemos comunicar” (Cartier-Bresson:31). La designada fotografía documental contemporánea, es la calificada como la que contiene más subjetividad en su modo de expresión y formas, siendo considerada como manera de ensayo de la realidad. La imagen fotográfica desde siempre ha contenido este choque de mundos, el de la realidad exterior con la realidad con la realidad interior del fotógrafo. Quien a los ritmos de las formas puede conquistar lo que prevalece frente a sus ojos, siendo de esta manera un verdadero testimonio y no una copia pareja de lo que nos rodea. Esto se puede hallar en los trabajos que bajo la temática circense se han desarrollado, y así mismo lo expresa el fotógrafo Daniel Barraco con su serie fotográfica titulada “Noche De Circo”: “Detrás de la carpa, la vida, ruda y áspera (que marchita con rapidez la belleza de la trapecista)… Fui hacia al circo buscando aquel deslumbramiento que lograba esconder la melancolía pegajosa que exhala aún el más fastuoso de los circos: volví con una crónica del derrumbe y de la agonía del circo” (Barraco) En que sus fotografías develan una mirada melancólica de este mundo, en que los circenses se muestran como ellos y no como personajes. La mirada se posa en su cotidianidad. Los niños que aparecen tienen tan inserto este mundo, que no hacen mayor gracia al enfrentarse pintado frente a la cámara, la mirada seria permanece y el misterio de los payasos se pierde entre las celdas de los tigres, las texturas y las luces del fondo que esperan un espectáculo. Bruce Davidson, en uno de sus trabajos documentales titulado “Circus”, trata de la vida diaria de un circo de Estados Unidos en la localidad de Nueva Jersey. 23


Toca temas más profundos de la vida circense, en la forma en cómo viven, como duermen, como se desarrollan en su espectáculo y su estrecha relación con los animales, que en su forma de complementar estos motivos hace que se profundice esta estética, que es quizás un poco más trepidante y más audaz, pero no deja de ser una mirada de la vida, del trabajo y la complicidad que existe al crear un espectáculo. El trabajo con animales, de tigres y grandes elefantes, hombres bala en sus cañones, equitadores con sus caballos, las luces que iluminan la carpa creando las siluetas de los artistas, reflejos mismos de su organización como compañías, como familia, como artistas. Al igual que Mary Ellen Mark, la sensibilidad es mucho mayor con énfasis en los retratos de los Circos de la India, que a su manera de ver, logra captar esta psicología de los circenses en sus fotografías, como también lo es Paz Errázuriz en sus retratos en circos chilenos, donde la mirada escapa en los más profundo escondido de cada retratado, mostrando esta vida ruda y espera.

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5. Historia del Circo. En la época en que el clima comienza a cambiar y el sol se hace más permanente, se asoman poco a poco las caravanas que en el mismo ritmo de los volantines y la primavera, emprenden a elevar una gran carpa, que entre casillas, ampolletas y colores, transforman los espacios abandonados en lugares de efímera reunión y celebración. Así lo contempla el transeúnte, ven un conjunto numeroso de personas de todas las edades, que se instalan en un determinado lugar y viven. Las mujeres cuelgan su ropa y los niños revolotean alrededor en un ancho patio, mientras los hombres que entre soldar, armar y embarrarse, repintar las letras y los dibujos de payasos en las paredes de un gran camión, que sirve a la vez como muralla, como boletería y como su casa. Se constituyen como una familia, pero no como una cualquiera, sino que tienen cabida en la memoria chilena , que gracias a su trayectoria y trabajo han creado una propia identidad donde se reflejan como artistas, que han nacido para vivir en este mundo y así transmitir su legado. El Circo se ha conformado desde lo largo de su historia como un espectáculo y su objetivo principal es de causar impresión frente al público que los observa. Los orígenes son algo difusos, ya que desde siempre ha existido esa naturaleza del hombre de querer sorprender, como sucedía en Grecia pero con mayor apogeo en el Imperio Romano con sus sangrientas muestras de peleas de hombres con fieras. Nace través de los anfiteatros y los coliseos este deseo de espectáculo, teniendo primeramente una evolución a través de las representaciones que se hacían a los Dioses, como las carreras de Carros, los juegos olímpicos, teatros y los combates de los gladiadores. Poco a poco fue perdiendo el valor como ritual para transformarse en un deporte, una competencia que en sus demostraciones destacan la fuerza y la agilidad del hombre, “El emperador Bizantino Justiniano decretó que los cónsules debían ofrecer al pueblo acosos de fieras. Este espectáculo era variado en su composición, unas veces se exhibían solo fieras, otras luchaban estas entre sí, y frecuentemente con hombres; se simulaban también en el anfiteatro auténticas cacerías de animales salvajes” (Blázquez:91). Así mismo fue, como lo quiso imitar un ex sargento mayor de la caballería Philip Astley en el siglo XVIII, cuando en Londres comenzó a dar funciones hípicas para luego poco a poco comenzar a integrar artistas, acróbatas y bufones quienes hacían farsas y pantomimas. El circo moderno comenzaba a desarrollarse, lo sangriento y las competencias se dejaban a un lado para convertir estos espectáculos para un ambiente de todo público y entretención, para dar paso a la designación de estos como verdaderos “Circos”, palabra que viene del latín Circus y que significa circulo o circunferencia, en replica a los anfiteatros y coliseos que tenían esta forma, para traducirla después como la gran carpa, que cubre y encierra todo estos espectáculos de magia e ilusión. A finales del siglo XIX llega a Chile, que se presume que llega por las vías marítimas que en ese entonces era el único medio de comercio con el exterior y fue el Circo de los hermanos Pacheco que se instala en Valparaíso. “Desde que compañías extranjeras trajeron a Chile sus espectáculos circenses la actividad se ha complejizado cada vez más hasta formas una verdadera tradición artística nacional” (oxman:75), así comenzó a nacer una cultura que se enraíza poco a poco en lo popular, integrando al Circo rasgos identitarios propios del carácter nacional. “el parentesco actuó como el articulador de las diferentes compañías circenses, vinculadas entre ellas por medio de uniones matrimoniales, compadrazgos y otras instituciones de parentesco. Las diferentes familias establecieron alianzas entre ellas, cohesionando la comunicad circense y sentando las bases para 25


la definición de la identidad cultural. (oxman:76), comenzando de sus principios a generar estos apellidos que resuenan hasta el día de hoy y que mantienen una línea artística para cada familia, como los Ventura, los González, Los Cárdenas, Los Salazar, Los Montes de Oca, Los Caluga, Los Mazzini, los Farfán, los Maluenda, los Gasaui, los Lillo, los hermanos Corales, etc. Incluso estos últimos dieron el famoso nombre “Señor Corales” a todos los maestros ceremonias. El apogeo del Circo en Chile tuvo su cabida alrededor de 1920, con la compañía Las Águilas Humanas fundada por Don Enrique Venturino donde se transformó en una de las empresas más importante a nivel nacional como a nivel internacional, situándose en el famoso teatro Caupolicán dando números extranjeros de prestigioso nivel, pero con la tradición de tener siempre a payasos chilenos, donde aquí se pudo ver nacer a unos de los payasos con mayor trascendencia a nivel mundial, el famoso tony Caluga, interpretado por Abraham Lillo machuca, siendo este un maestro para muchos artistas que se inician en el aspecto circense. “el parentesco es aun hoy un factor crucial dentro de las compañías de Circo un tanto continua ocupando un rol fundamental dentro de su estructura organizacional, el traspaso de conocimiento y la compatibilidad con el modo de vida itinerante. Este logra articular el modo de vida Circense, canalizando diversas prácticas que le otorgan continuidad a su cultura, cohesión a sus miembros e identidad al gremio” (Oxman:83) La itinerancia es parte de su procedimiento, en que deambulan pueblo por pueblo exhibiéndose, para luego esconderse y después volver a lo mismo, así una y otra vez, tantas veces como ellos puedan ya que también es su trabajo y de eso viven, creando una rutina que más allá de su representación, es un estilo de vida sumergido en cada uno de los artistas y que han creado una propia costumbre obteniendo una temporalidad que avanza de forma distinta a lo habitual, y que se mantiene hasta el tiempo de hoy, la generaciones circenses seguirán avanzando con el traspaso de esta identidad que es muy profunda. El hecho de vivir este espectáculo en carne propia hace que la magia perdure en ellos y en los espectadores, con mayor atención en los que viven en la eterna niñez y como ellos mismos dicen cada vez que se despiden, mientras exista algún niño en la tierra, el circo nunca morirá.

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Conclusión Tradicionalmente uno va al Circo para entretenerse y sorprenderse, con los actos y todo lo que rodea la carpa: los colores, los rostros de payasos, las manzanas confitadas y los brillos intermitentes que poseen los artistas circenses en sus manos y cuerpo, que ofrecen este deslumbrante gesto para que puedas llevarte algún recuerdo, alguna pequeña foto del aquel encuentro, de aquella vez que visitaste y te alegraste con el Circo, haciendo perdurar esta ilusión toda la vida. Los artistas se exhiben, su ropaje lo dice: lo puramente carnavalesco de lo colorido, de lo pintado, las luces destellantes de colores que resaltan los personajes, la simulación de diamantes con las lentejuelas, todo este conjunto que rodea la carpa hace que se eleve en su valor como artista y además como su trabajo. Así la gente pueda apreciarlos y llevarlos consigo, creerlos sorprendentes. Se despiden en la pista para no volver, se vuelcan estrepitosamente hacia el final de la tela, al ritmo de la música, conducidos por la luz gigante que los persigue, desapareciendo, extinguiéndose. Esta fue la primera impresión que sostuve al entrar por primera vez en la carpa de un circo, pensaba que todas estas luces era de la misma forma en como ellos viven, pero me basto traspasar la tela que me conducía al coreto para darme cuenta de la realidad existente. Ciertamente nunca desaparece este lenguaje de carnaval y de magia, pero es de una manera absolutamente distinta a como es presentado frente al público, el coreto es el mundo que esconden, donde los brillantes signos que mostraban en la pista comienzan a fugarse en las sonrisas que se apagan, es el lugar donde los artistas fuman en gran cantidad y esperan su turno, en que la música es su guía para vestirse y desvestirse, entrar y salir, todo esto sin ningún cruce de palabras, o quizás algún leve balbuceo que se ahoga con las risas del espectáculo, para poder alzar con cuerdas a la mujer que baila en el cielo. Tal cual como uno ve la vida diaria, ven la de ellos, incluso aún más complicada, que cansa y desgasta ya que es trabajo y vida mezclados a la vez, no pudiendo escapar de lo que día tras día hacen, decir las mismas palabras, hacer los mismos gestos y movimientos, construir para luego deshacer. Así son ellos, su forma de ser está totalmente condicionada a lo que viven, (como toda persona) pero esto con mayor énfasis ya que los hace único, los hace tener una propia identidad y que a pesar de fusionar su vida con lo que les da de comer, jamás dejarían esta dicotomía de mundo espectáculo/vida, ya que están profundamente insertos como su amor por lo que hacen. Este mismo misterio, lo trepidante que se hacía seguir estos mismos pasos, me condujeron a interpretar su vida de una manera extraña, donde lograba este transcurso, sacar algo muy interior, algo contrapuesto que jamás había conocido o quizás haberlo vivido solamente en mi niñez, donde la ilusión estaba presente en todo momento, en mis llantos y mis risas. Todo este encuentro conmigo mismo, hizo conocerme pero que a la vez de observar este mundo me hacía dudar que era lo verdaderamente real y lo cotidiano.

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Solamente me deje llevar y pude comprender lo que realmente fascinaba en ese mundo: vivir esta eterna niñez en todo momento de la vida, enamorarse de todo, de las plumas, de los contornos, de las miradas, de los cuerpos, alegrarse por las penas, y de lo vivido. Y con estos sentimientos intermitentes intentaba apuntar con mi cámara los signos que me daban para poder comprenderlos e interpretarlos, conseguía un mundo lleno de sombras y luces ilusorias, en donde se agrandaban para luego perderse en la estrepitosa noche. Esperaba algo muy diferente a lo que encontré, pero me alegro más por esto último ya que yo no lo imaginaba y me hizo sorprenderme en que se podía hacer lo imposible, en que en la carpa era capaz de todo, hacer volar a la gente, desaparecer y reaparecer, es sumamente increíble. Trate de unir los elementos base de lo que conforma el Circo, como la magia la ilusión y la risa y la intérprete haciendo conexión con la misma fotografía que en cierta forma, conduce a este mismo carácter ilusorio, donde se puede hacer volar a la gente, desfigurarla y hacer creer a un público de lo que está representado ahí es cierto. Pone en tensión lo que es la fotografía documental, la fotografía de hechos, licuando esta realidad con nuestra realidad interior y dando así nuestro no real pero honesto testimonio de las cosas. Resumiendo, el circo, en la eventualidad de su estancia y recorrido, hace ciertas conexiones mágicas en lo que refiere a la aparición de otro mundo dentro de lo que normalmente percibimos, lo que podría llamarse como la antipoesia de nuestra vida y realidad, sumergiéndonos en sensaciones de colores y sonidos, de telas y misterio en que los personajes se desmarcaran y dejan escapar en el secreto de las luces, aires desolados y paisajes en que la simple mirada no puede distinguir. De esta manera a modo de ver en un lenguaje fotográfico, uno se escapa y se adentra en lo más profundo de los movimientos que se producen en este andar y venir, de risas y gestos serios, de sombras y luces, para llegar al estado en que el circo es un reflejo desorbitado de la vida, donde prevalece los sentimientos efímeros y las palabras olvidadas. Reflejando la vuelta a la niñez, en los más mínimos detalles, como al empezar a recorrer la carpa por su borde y observar a todas esas casas ambulantes, luego tropezar con alguna estaca que provoca alguna herida, pero seguir caminando, seguir andando, conversar un poco con tu amigo payaso y sacar algunas fotografías de cada rincón, que te ofrezcan algunas cabritas para comer y seguir en el camino de la carpa, hasta que al recorrer toda esta circunferencia te das cuenta que puedes volver al comienzo.

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Bibliografía Batjin, Mijail. La cultura popular en la edad media y el renacimiento. alianza editorial, 1987. Blázquez, Jóse María. Circo y fieras en la Roma antigua. Pantomimas y naumaquías. Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2005, 2005. Cárdenas, Luis. El circo, Los trapecios...Mi vida. Santiago: El trapecio, 2009. Cartier-Bresson, Henri. Fotografiar del natural. Barcelona: Editorial Gustavo Gili., 2003. Fernández, Itzia. «Cabezas resucitas y placer visual (1903-2003).» Luna córnea (2004): 70-82. Gómez, Lorena. «Sombras fugitivas.» Luna Córnea (2004): 8-9. Gonzalez, Laura. «La historia de la fotografía como ilusion.» Luna Córnea (2004): 36-45. Ledo, Margarita. Documentalismo fotografico. Ediciones Catédra, 1998. Mannori, Laurent. «Melies, magia y cine.» Luna Córnea (2004): 52-68. «Memoria chilena, Biblioteca nacional de chile.» s.f. <memoriachilena.cl>. milner, Max. «optica e imaginación.» Luna Córnea (2004): 16-33. Morales, Alfonso. «presentación.» Luna Córnea (2004): 4-5. Newhall, Beaumont. Historia de la fotografia. Gustavo Gili, 2006. Oxman, Ilan. Haz tu tesis en cultura 2010: Circos tradicionales en Chile: adaptaciones y cambios durante el siglo XX. Santiago, 2011. Ramirez, Carla. «La realidad como pretexto.» Memoria para obtener título de fotógrafo profesional. Instituto de Arte y Comunicación Arcos, 2000. Santa Sangre. De Alejandro Jodorowsky. Dir. Alejandro Jodorowsky. Prod. Claudio Argento. 1989. 105


Torres, Alison, Valenzuela, Daniela, Vilches Silvia . Su memoria tiene cuerpo, su espíritu movimiento...La misión es recordar. Tesis para optar al grado académico de Educación en Castellano y al título profesional de Profesor de Estado en Castellano. Universidad De Santiago De Chile. Santiago, 2009.

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Apéndice Ficha Técnica: Se trabajó con una cámara EOS digital 450D, lente Canon EF-S 18-55mm f/3.5-5.6 IS, Canon 35mm f/2, Canon EF 50mm F1.8 II, Canon EF 50mm f/1.4 USM. No se utilizó ningún tipo de iluminación artificial como flashes, solo la luz disponible. Fueron tomadas 6434 fotografías, en transcurso de un año, dos meses y dos días.

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Agradecimientos A mis padres, Jaime Poblete y Ariaselva Aravena, por brindarme todo lo que necesité y necesitaré. Su apoyo incondicional frente a cualquier adversidad, junto con su orgullo y respeto por lo que soy y hago. Al Circo “Dy MontisCircus”, especialmente a Luis Cárdenas Valenzuela, “Don Coyo” por su libro, sus palabras e historias, y obviamente por su legado importante en la memoria circense. Al Circo de “los Mazzini” y el de la familia gonzalez del Circo “Real Moscu” por abrirme las puertas y ser muy amables conmigo. Contando excepcionalmente a Eliecer Parada, Dafne Cárdenas, Leo chico, José Luis González, Don Américo, Anita Barrientos y Andrea Pizarro, por las conversaciones y la historia maravillosa de cada uno. La familia Reyes, que componen El “Circo Las Águilas humanas”, donde fueron los primeros en darme la bienvenida a este nuevo mundo. A mis amigos Felipe, Romina, Aldo, Esteban, Camila, Javiera, Ameley. Por su compañerismo excepcional y su amistad. Su ayuda precisa en los momentos clave para seguir adelante. Nicole Hernández, por ser mi compañera infinita desde primer año, mi apoyo incondicional. Cruzamos esto juntos y espero que lo recuerdes por siempre, como yo lo haré. A profesor Carlos Monsalve y Jorge Aceituno, por hacer avanzar este proyecto y creer en mi. Y el más importante dentro de esto, es a mi amigo Erik, conocido como Chimbombin payaso, que gracias a él, pude llegar lo más lejos posible en el mundo del Circo. Agradezco su amistad y por todas las cosas nuevas que me enseño durante todo este tiempo dedicado a la magia, la ilusion y la niñez de la carpa y espero que se complete nuestra amistad en la pista, bajo la propia luz de la esencia circense.

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