Familia y pobreza en el Paraguay. Resultados de Investigaciones.

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La presente publicación es fruto de un emprendimiento conjunto entre el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y la Asociación Paraguaya de Estudios de Población (ADEPO), en el marco del Proyecto PAR/02/P07 “Formación de Actores Estratégicos en Población y Desarrollo”. El material fue elaborado en base a los resultados de las investigaciones ganadoras del 1er. Concurso de Investigaciones sobre Población y Desarrollo. La opinión de los autores no refleja necesariamente el punto de vista de ninguna de las instituciones mencionadas mas arriba. Se autoriza la reproducción y divulgación total o parcial de esta publicación por cualquier medio, siempre que se cite la fuente. Esta publicación no tiene fines de lucro, por lo tanto no puede ser comercializada en el Paraguay ni en el extranjero.

Diseño: Karina Palleros Impreso en: Artes Graficas Zamphirópolos Tirada: 1.000 ejemplares Es propiedad de: ©Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) ISBN: 99925-76-02-2 Abril de 2004 Asunción - Paraguay

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Introducción

En el mes de marzo de 2003 la Asociación Paraguaya de Estudios de Población (ADEPO) convocó a investigadores y profesionales del ámbito de las universidades, centros de investigación y organismos no gubernamentales, para que, a título institucional o personal, participaran del 1er. Concurso de Investigaciones sobre Población y Desarrollo, en el marco del Proyecto PAR/02/P07 “Formación de Actores Estratégicos en Población y Desarrollo”, que cuenta con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). Uno de los ejes centrales de la convocatoria proponía promover el desarrollo de los estudios e investigaciones orientados a superar la pobreza, aumentar la equidad social y fortalecer la capacidad de análisis del país para fines de políticas públicas. La convocatoria fue respondida por más de cincuenta profesionales que presentaron propuestas de investigación en diferentes áreas de la temática sociodemográfica, poniendo de manifiesto la importancia de incorporar el manejo de las variables demográficas y la dinámica de la población en el diseño de las políticas que buscan combatir la pobreza y la falta de equidad y crear las bases para un desarrollo económico sostenido y sustentable. El abordaje de estos y otros temas relacionados con la Población y el Desarrollo pueden profundizarse con la información disponible y el uso adecuado de instrumentos de análisis provenientes de la estadística, la demografía, la economía y las demás ciencias sociales, de modo que a través de un enfoque holístico permita incrementar el nivel de conocimiento de los fenómenos poblacionales y su aplicación al manejo de los procesos sociales y económicos, así como a la formulación de políticas de desarrollo. De las numerosas propuestas de investigación presentadas, el Jurado de Calificación seleccionó cuatro cuyos resultados finales se presentan hoy en esta publicación. La ADEPO espera que estos documentos, reunidos en el presente volumen, sean de interés para mejorar el conocimiento de la realidad socio poblacional del Paraguay y para coadyuvar al diseño de planes, programas y políticas de desarrollo, en particular las enfocadas a la reducción de la pobreza y la inequidad social. 3


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Índice

Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza. Roberto L. Céspedes R. 7 Resumen ejecutivo 9 1. Introducción 13 1.1. Importancia: discurso y realidad en América Latina y Paraguay 13 1.2. Conceptualización: la familia típica ideal y las familias reales 13 1.3. La familia no es un ámbito cerrado al mundo exterior 14 1.4. Hogares no son familias 15 1.5. Enfoque utilizado 16 2. Políticas sobre “la familia” a intervenir 2.1. El contexto sociohistórico de las políticas públicas 2.2. Instituciones y políticas vinculadas a la familia 2.3. Evolución de la pobreza y planes contra la pobreza 2.4. Planes antipobreza, ¿con cuál tipo de familia?

22 22 23 25 27

3. El contexto sociohistórico de la familia 3.1. Contexto global 3.2. Contexto específico

29 29 34

4. Estructura y ciclo de vida familiar, 1982-2002 4.1. Cambios en la estructura familiar, 1982-2002 4.2. Ciclo de vida familiar (CVF) 4.3. Conclusiones sobre estructura y ciclo de vida familiar, 1982 - 2002

46 46 71

5. Familias y pobreza hoy 5.1. Consistencia entre el Censo del 2002 y la Encuesta del 2000/1 5.2. Hogares-familiares y pobreza 5.3. Jefatura de hogares y pobreza 5.4. Promedio del tamaño del hogar por quintiles de ingreso 5.5. Conclusiones sobre Familias y pobreza, 2000/1

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99 102

6. Conclusiones y recomendaciones 6.1. Conclusiones 6.2. Recomendaciones

106 106 112

Bibliografía Anexo

114 117

76

81 83 88

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Efectos de la educación de padres y madres en la planificación de las familias paraguayas Leonardo Alfonzo César Peña

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1. Introducción 1.1 Importancia del tema 1.2 Objetivos de la investigación 1.3 Revisión literaria

121 121 124 125

2. Metodología 2.1. Modelo teórico 2.2 Forma funcional 2.3 Estimación

126 126 129 131

3. Resultados 3.1 Consideraciones generales 3.2 Resultados del modelo 3.3 Limitaciones de los resultados 3.4 Implicancias para políticas sociales

134 134 145 149 150

4. Conclusión

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Bibliografía Anexo 1: Corrección por el Ciclo de vida familiar Anexo 2: Resultados econométricos

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Determinantes del abandono y de la repetición escolar de los individuos. Evidencias de la Encuesta Integrada de Hogares. Carlos G. Fernández Valdovinos

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1. Introducción 2. Revisión de la literatura 3. Modelo teórico de la asistencia escolar y del trabajo infantil 4. Estadísticas básicas 5. Estimaciones econométricas 6. Conclusiones Bibliografía

175 177 179 183 187 193 195

Escolaridad y trabajo infantil en Paraguay: 1997 - 2001. Evolución y principales determinantes. Diego José Lovera Oscar Llamosas Ramón Ramírez 199 1. Introducción 2. Datos 3. Evolución del Trabajo Infantil y Escolaridad: análisis comparativo 4. Modelo econométrico 5. Principales resultados 6. Conclusiones y recomendaciones de política Bibliografía Anexos 6

201 203 205 216 218 222 226 228


Roberto L. Céspedes R.

Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza. Roberto L. Céspedes R. 7 7


Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

ROBERTO L. CÉSPEDES R. es Licenciado en Sociología por la Universidad Católica de Asunción, con Maestría en Sociología por la Rutgers Universidad del Estado de Nueva Jersey (EEUU) y Maestría en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Glasgow, Escocia (Gran Bretaña). Es profesor de la Universidad Católica y la Universidad Nacional y miembro del Grupo de Ciencias Sociales (GCS) de Asunción. Ha publicado recientemente artículos sobre Cambio cultural y pobreza en Paraguay y Divisorias en la sociedad de la Información en el Paraguay del 2001 y colaborado con el Informe Nacional sobre Infancia para la II Cumbre de la Infancia de la Asamblea General de NNUU (2002) y el Informe de Paraguay sobre Objetivos de Desarrollo del Milenio (Naciones Unidas, 2003).

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1.

El discurso de políticas reivindica a las familias pero, de hecho, no la considera como tal sino a miembros de la misma. Asimismo, los cambios socioeconómicos y culturales que han influenciado fundamentalmente a las familias paraguayas en los últimos dos decenios (1982-2002) se han dado a través del cambio en la condición de la mujer mediante la sinergia entre la mejoría del nivel educativo de la mujer, su incorporación al mundo del trabajo asalariado extradoméstico, y la mejor atención a su salud sexual y reproductiva conducentes a cambios significativos en la mujer, y, por este medio, en las familias.

2.

Entre 1982 y 2002, se verifica la hegemonía de los hogares con familias nucleares y de los hogares con familias extendidas, en aproximadamente nueve de diez hogares; pero con la clara preponderancia del hogar nuclear, en poco más de cinco de esos nueve hogares. En el 2002, los hogares-familiares nucleares completos conforman 45,8% del total, los extendidos 32,0% del total, y los nucleares incompletos 8,6% del total; sin mayor peso de los hogares sin hijos.

3.

Considerando la jefatura, en los hogares-familiares nucleares completos, la jefatura masculina de ser total en 1982 se encuentra en lento descenso, llegando al 91,5% en el 2002; en los nucleares incompletos sucede lo opuesto, la jefatura masculina es minoritaria y pasó de 14,1% a 18,0%, respectivamente; y en los extendidos, la jefatura masculina es mayoritaria aunque en constante descenso, de 74,2% a 67,2%, respectivamente. Entonces, puede anotarse un cambio cultural y económico significativo en los hogares nucleares completos al percibir a la mujer como jefa de hogar; la permanencia de una elevada proporción de mujeres jefas de hogares nucleares incompletos, y consiguientemente más vulnerables por faltar uno de los cónyuges como por los ingresos femeninos usualmente menores a los masculinos y las tareas domésticas a cargo de las mujeres; mientras que, cabe diferenciar entre los hogaresfamiliares extendidos presididos por el pater familiae y parentela y los con mujer jefa con hijo/a/s y sus respectivos parientes; si bien ambos presentan vulnerabilidad es probable que ésta sea mayor en el último tipo;

4.

En relación al tamaño promedio de los hogares; primero, se ha dado una muy lenta reducción equivalente a poco más de media persona en veinte años. Segundo, se encuentra una clara estratificación del tamaño promedio de los hogares, de mayor a menor, es hogares-familiares extendidos, hogares-familiares nucleares completos, y hogares-familiares nucleares incompletos. Pero, tercero, la merma mayor se da en los hogares-familiares nucleares com-

Roberto L. Céspedes R.

Resumen Ejecutivo

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza. 10

pletos, los hogares-familiares nucleares incompletos, y los hogares-familiares extendidos, con esta jerarquía. Por consiguiente, cuarto, la diferencia en el tamaño promedio entre familias extendidas y familias nucleares completas se ensanchará y entre éstas y familias nucleares incompletas se reducirá. Y, quinto, serán más numerosos y de reducción más lenta, los hogares más pobres o más vulnerables, los extendidos y los nucleares incompletos. Como conclusión se recomiendan políticas diferenciadas para cada uno de estos tipos de (hogares con) familias. 5.

El ciclo de vida familiar -o CVF- presenta tres tendencias relevantes. En primer lugar, como no ha cambiado significativamente el peso de las parejas jóvenes sin hijos o de las parejas adultas sin hijos en la distribución de familias según CVF, se halla un leve pero nítido retraso en la expansión inicial de la familia debido a que se redujo la incidencia de parejas cuyos hijos mayores tienen menos de 6 años. Segundo, en las áreas urbanas, se encuentra una ligera supremacía de las parejas jóvenes sin hijos y de las parejas con hijos mayores menores de 6 años en relación a sus pares rurales. Tercero, la hegemonía masculina en la jefatura de hogares no se cuestiona pero se debilita en cada una de las etapas del CVF mientras que la jefatura femenina crece hasta el grupo de parejas con hijos mayores de 19 y más años desde donde desciende ligeramente.

6.

Según la Encuesta Integrada de Hogares del 2000/2001 (EIH 2000/ 1), los hogares-familiares, en general, son más pobres que el promedio nacional de hogares, sean o no familiares. Se encuentran en condición de pobreza: 29,4% de los hogares-familiares nucleares completos, 28,8% de los hogares-familiares extendidos, y 22,7% de los hogares-familiares nucleares incompletos. En otras palabras, la mayor proporción de pobreza se encuentra en los hogaresfamiliares hegemónicos -nucleares completos- y en los que le siguen -los extendidos- cuya característica ya revela una situación de carencia.

7.

La mayor indigencia se encuentra precisamente en los hogaresfamiliares -nucleares completos y extendidos- con mayor proporción de pobreza y que constituyen la mayoría de los hogares-familiares pobres. Esto es, triple pobreza: i) en porcentaje de pobreza según el tipo de hogar-familiar, ii) la mayor cantidad de hogares pobres, y iii) en porcentaje de indigencia. Lo apuntado así como otras características permiten establecer que, la acumulación de características negativas en hogares-familiares extendidos y nucleares completos. Finalmente, los hogares-familiares nucleares incompletos también presentan significativas particularidades negativas aunque son numéricamente no tan importantes como los precedentes.


La principal recomendación es la aplicación de políticas diferenciadas según la cantidad de familias pobres y según los distintos tipos de familias pobres, con la importancia que implica el área de residencia y la jefatura, especialmente la femenina.

9.

Una desagregación de los hogares-familiares indica que, a)

los hogares-familiares nucleares completos cuentan con 29,4% de pobreza y 12,8% de indigencia, representando 56,0% (183.487) del total de hogares pobres;

b)

los hogares-familiares extendidos tienen 28,8% de pobreza y 12,3% de pobreza extrema, y, constituyen 31,9% (104.620) del total de hogares pobres;

c)

los hogares-familiares nucleares incompletos concentran 22,7% de pobreza y 9,1% de indigencia, y, conforman 7,9% (26.016) del total de hogares pobres; por consiguiente,

d)

las políticas públicas al considerar cantidad de hogares-familiares pobres deben centrarse en los hogares nucleares completos, en los extendidos, y en los nucleares incompletos, en esta prelación.

Roberto L. Céspedes R.

8.

10. La consideración de la jefatura de los hogares-familiares señala:

11.

a)

en los hogares-familiares nucleares completos con jefatura masculina la pobreza es de 29,2% y con la femenina de 32,4%, tratándose de 171.286 y 12.133 hogares, respectivamente;

b)

en los hogares-familiares extendidos con jefatura masculina la pobreza es 32,0% y con la femenina de 23,6%, siendo 72.353 y 31.799 hogares, respectivamente;

c)

en los hogares-familiares nucleares incompletos con jefatura masculina la pobreza es de 15,8% y con la femenina de 24,3%, correspondiendo a 3.372 y 22.644 hogares, respectivamente; lo cual conduce a

d)

políticas orientadas a la cantidad de hogares y que enfatizarán indudablemente a los hogares con jefatura masculina pero en el caso de una equidad de género comprenderá a la jefatura femenina.

En todos los casos, debe existir algún tipo de focalización en los hogares-familiares extendidos en cuanto que son aquellos con jefatura de mayor edad y menor educación formal, más vinculados a actividades como cuenta propia, guaraní-parlantes y los hogares con mayor tamaño. A este tipo de hogares siguen los hogaresfamiliares nucleares completos con jefatura de mucha menor edad, mayor nivel educativo, menor actividad como cuenta propia, elevada proporción de hablantes de guaraní, y tamaño intermedio del hogar. Finalmente, se encuentran los hogares-familiares nuclea-

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

res incompletos con jefatura de menor edad, nivel educativo intermedio al igual que la categoría ocupacional, menor proporción de guaraní parlantes, y menor tamaño del hogar. 12. Entonces, la pobreza más significativa se encuentra en los hogares-familiares extendidos en donde se impone el pater familiae probablemente dada la imposibilidad económica de los hijos de independizarse; esto es, mudarse a otra vivienda u hogar. Posteriormente, pero no lejos, se encuentra al hogar típico-ideal; esto es, en el hogar-familiar nuclear completo. La pobreza aquí se debería a las políticas económicas globales y no debido a una particularidad del tipo de hogar. Finalmente pero no de menor importancia, considerando vulnerabilidad y pobreza habrá de apuntarse a las mujeres jefas de hogar tienen su mayor índice de pobreza en los hogares-familias nucleares completos, con 32,4% de pobreza, y, constituyen una parte creciente de los hogares-familiares extendidos. 13. Este conjunto de orientaciones debe focalizarse considerando área de residencia, jefatura de hogar, distribución regional que no ha sido posible establecerse en este caso, y la actualización y seguimiento de los indicadores sobre los distintos tipos de familia. En última instancia, se debe pasar de políticas a segmentos de la familia o a “la” familia a políticas de los distintos tipos de familia.

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Roberto L. Céspedes R.

1. Introducción

1.1. Importancia: discurso y realidad en América Latina y Paraguay En todo discurso sobre política o población o cualquier manifestación cultural, la familia ocupa un lugar central. Su valor nadie discute, mucho menos lo cuestiona. Siempre está “arriba”; es la célula vital de la sociedad o es la analogía de cualquier entidad y con mayor razón de la nación. Sin embargo, la cuestión cambia a la hora de tener a la familia como objeto de investigación social o eje de políticas públicas. El casi centro de la historia y de la sociedad no es objeto de investigación ni de políticas sustantivas y las instituciones encargadas de la misma tienen muy limitado peso político y presupuestario; con mayor razón, la familia no es eje de otras políticas. Las políticas referidas a las familias pasan por ciertos tipos de familias o por algunos integrantes de las familias; por ejemplo, las familias incompletas con mujeres a la cabeza, o la cuestión de género y de violencia doméstica, o la niñez trabajadora. En cuanto a la investigación y producción bibliográfica se encuentran materiales sobre los temas objetos de política mencionados preferentemente. La excepción a esta tendencia puede encontrarse recientemente en algunos documentos de CEPAL que visualizan una revisión al tema y a apuntar lo aquí mencionado, la inconsistencia entre el discurso y la práctica (Arraigada, 1998; CEPAL, 2002) En Paraguay, la cuestión no varía. El tema familia originalmente como parte de la intervención del servicio de bienestar social del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPBS), y, del trabajo social ya en sus orígenes. Posteriormente, se expande la cuestión en servicios para la madre y la niñez y recientemente sobre la cuestión género y niñez, cuya expresión más institucional es la creación de la Secretaría de la Mujer (SM) y de la Secretaría de la Niñez y Adolescencia (SNA) y los Planes y programas de género, y la cuestión de género tanto en la Constitución como en los Códigos y el Código de la Niñez y la Adolescencia. En cuanto a investigaciones empíricas, se desconocen estudios significativos centrados en la familia paraguaya en los últimos quince años.

1 Los conceptos utilizados sobre los distintos tipos de familia se desarrollan más adelante, en este mismo capítulo; razón por la cual no se definen ahora estos conceptos.

1.2. Conceptualización: la familia típica ideal y las familias reales Una imagen arraigada acerca de la familia es la familia nuclear completa1. Es la imagen típica-ideal, en el sentido weberiano, como “el” modelo ante el cual las realidades son distorsiones del mismo. Sin embargo, históricamente no ha sido así. Ya en lejanos tiempos coloniales Paraguay fue “el Paraíso de Mahoma” y luego de la guerra de 186513


Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

1870 recibió el nombre de “el país de las mujeres” a lo cual debe agregarse la guerra de 1932-1935, con sus efectos sociodemográficos. Por todo lo cual puede afirmarse que en todo este tiempo la realidad dominante no era necesariamente la familia nuclear completa2. Se encontraban muchas familias nucleares incompletas y otros tipos de familias como la familia extendida y la familia compuesta, ambas de alta importancia. En cualquiera de los casos, según esta misma investigación lo demuestra, la familia nuclear completa es la hegemónica desde 1982, en cantidad de hogares y en población.

1.3. La familia no es un ámbito cerrado al mundo exterior Así como se asumía la hegemonía de un solo tipo de familia, típicaideal, también se presumía al hogar, y por extensión a la familia, como ámbito privado o cerrado al mundo exterior. Esta división se fundamenta históricamente en la diferenciación de roles por sexo: ámbito público y productivo a cargo del varón y ámbito privado y reproductivo a cargo de la mujer. Esto es, el espacio privado es impermeable al mundo exterior; dos mundos divididos por una puerta, a veces dentro de una misma vivienda. Se trata de un mito. El hogar y la familia están, en gran parte, modificados y pautados por los condicionantes del mundo exterior aunque hogar y familia tienen también sus mecanismos de permanencia o preservación y ajuste ante el mundo exterior. En otras palabras, se trata de una recíproca influencia. La familia está condicionada por el Estado, por agentes de la sociedad civil, por la cultura, etc. El Estado a través de sus instituciones y regulaciones puede favorecer o desfavorecer a ciertos tipos de familia; y la caracterización de las mismas se halla en el simple “etiquetado” de los distintos tipos de familia en sus estadísticas. En efecto, las leyes favorecen a ciertos tipos de familia y las instituciones privilegian en sus acciones concretas a algunas de ellas, y, particularmente, en las políticas de lucha contra la pobreza; por ejemplo: asistencia especial a familias incompletas con mujeres a la cabeza. La sociedad civil a través de agentes clave como instituciones de crédito o la iglesia, por señalar dos ámbitos diferentes, intervienen en la familia. Aquellas pueden otorgar crédito preferencialmente a familias completas (con ambos progenitores) en términos estándares o si se trata de un banco de desarrollo orientado especialmente a la mujer pobre podría establecer tratos diferenciales a favor de las mujeres cabeza de familia. El rol de la iglesia en el ámbito privado o doméstico es muy significativo. En el caso de Paraguay, la Iglesia Católica ha tenido un rol clave en la construcción del imaginario colectivo típico-ideal, la familia nuclear completa unida por el vínculo matrimonial, anteriormente exclusivamente religioso e inclusive en oposición al matrimonio 14

2 Resulta imprescindible la lectura de Pottash (1999) para el estudio de la condición de la mujer y de la familia desde la colonia hasta la post-guerra de 1870; a la cual se puede agregar otra bibliografía pero que ya no es objeto de esta investigación.


Roberto L. Céspedes R.

civil en el pretérito. Esta posición no ha excluido reconocer a la familia real; por ejemplo, la familia completa unida por vínculos de cohabitación o la familia nuclear incompleta. La cultura paraguaya privilegia los vínculos familiares y personalistas. Dentro las leyes informales de comportamiento social, la parentela ocupa un lugar central. Una de las leyes es la del tovaja (cuñado, en guaraní) o del cuñadazgo que se remonta a la colonia. Los lazos familiares son los lazos básicos de solidaridad e inclusive identidad, cuanto más tradicional sea la sociedad. Hasta se dan versiones perniciosas de la “enredadera familiar”. Cuando una persona ocupa un puesto público tanto ésta como su parentela consideran que el Estado debe acoger a la mayor cantidad posible de parientes, dándose el nepotismo. El cuñadazgo en clave política es el correlí (expresión guaranizada de correligionario); esto es, la parentela en el ámbito político-partidario. En este caso, rigen las mismas leyes de comportamiento social3. En los medios de comunicación social también está presente la imagen idealizada de la familia, especialmente en la publicidad; o en otros casos, comportamientos vinculados a la familia, también reciben aprobación o social moral4. En resumen, el espacio “privado” está permeado por valores y conductas públicas, y, en el ámbito “público” se reproducen ideas y comportamientos privados.

3 Sobre las leyes de comportamiento social y la importancia de la familia, pueden verse los trabajos de J N Morínigo, Helio Vera y Saro Vera. 4 No se puede dejar de señalar que, un fascículo de Guaraní Fácil, del Diario Popular, uno de los de mayor difusión particularmente en los sectores populares y mediobajos, señala en la “J” a jeityka/aborto, y expresa como texto de ejemplo: jityka ikatyu ndegueraha ka’iraime-el aborto es un acto criminal (4, septiembre, 2003).

1.4. Hogares no son familias Las viviendas tienen hogares y en los hogares pueden vivir familias y grupos no familiares. Esta diferenciación cabe porque, en ocasiones, se identifica a hogares con familias. La construcción física, o vivienda, puede albergar a uno o a varios hogares; porque éstos se definen en función al gasto en alimentación que realiza una persona o un conjunto de personas, unidas o no por vínculos de parentesco. Esto es, el hogar se identifica de acuerdo a las personas que tienen “una olla en común”, o tienen un gasto compartido en su alimentación. Este criterio permite definir a un hogar unipersonal cuando el hogar es de una sola persona. Entonces, un hogar puede no estar ocupado por una familia cuando se trata de una sola persona o cuando se trata de un conjunto de personas que no tienen vínculos de parentesco. En el caso de Paraguay, en las escasas investigaciones recientes, se identifica a hogar con familia cuando debería anotarse a la vinculación entre hogares y pobreza y no entre familias y pobreza; llegándose al absurdo de familias de una persona cuando se trata de hogares unipersonales.

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

1.5. Enfoque utilizado 1.5.1. Problema El mayor problema y punto de partida para el presente estudio es el vacío bibliográfico que lo precede. No se pretende “inaugurar la historia” pero no se encuentra un estudio que tenga a la familia -entendida ésta como el conjunto de diferentes tipos de familias- como objeto central de análisis, al menos en los últimos veinte años. En otras palabras, carencia de investigaciones sobre familias y pobreza, en términos cuantitativos-históricos, y considerando estructura familiar y ciclo de vida familiar. Cabe señalar dos excepciones, vinculadas al tema de la familia: a) parte de un capítulo de un texto de Heikel (1994) y b) un artículo sobre ciclo de vida familiar (Neupert, 1990) y parte de un informe de Zarza (1988). Por consiguiente, este trabajo es necesariamente exploratorio. Sin embargo, se puntualizan hipótesis que guían la investigación pero limitados en cuanto a avances significativos dada la ausencia de antecedentes. 1.5.2. Conceptos Los conceptos utilizados se dividen entre los centrales, a este estudio5, y los de apoyo, al mismo6. a) Los conceptos centrales, y que se articulan según la lógica del análisis, son: Vivienda: es todo local o edificio (formado por una pieza o conjunto de piezas) que ha sido construido, convertido o dispuesto para fines de alojamiento permanente o temporal de personas. También se consideraron vivienda, los locales no destinados originariamente a alojar personas, pero que en el día del censo, fueron utilizadas con ese fin. Vivienda particular: es el recinto de alojamiento estructuralmente separado e independiente, destinado a albergar a uno o más hogares censales. En esta investigación se consideraron exclusivamente viviendas particulares; sin embargo, para diferenciarlas de las colectivas, se incluye a la definición de estas últimas. Vivienda colectiva: recinto de alojamiento estructuralmente separado e independiente, destinado a albergar a grupos de personas (hogar colectivo) que viven juntas por razones de trabajo, salud, vocación religiosa, educación, defensa, correccional, turismo, etc. En una vivienda colectiva el régimen no es familiar (nuestro énfasis). Hogar (censal): conjunto de personas, parientes o no, que ocupan una vivienda o parte de la misma, comen de una olla común, es decir, comparten sus gastos de alimentación.

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5 En este caso se utilizan los conceptos de DGEEC, 2004: Definiciones y conceptos. 6 Los conceptos utilizados se extraen de DGEEC, 2003: Glosario, que se ha confrontado con las definiciones anteriores para evitar inconsistencias.


Roberto L. Céspedes R.

Los tipos de hogares particulares son dos: Uno. Hogar unipersonal: compuesto por una persona que vive sola en la vivienda, o que comparte una vivienda con otros, o que ocupa un cuarto separado de la misma, sin compartir las comidas con los demás, ni tener presupuesto común con ellos. Dos. Hogar multipersonal familiar: formado por un grupo de personas que viven en común, es decir dos o más personas que se unen para satisfacer en grupo sus necesidades alimenticias o de otra índole. Los miembros del grupo pueden disponer en común sus ingresos y tener un presupuesto único. El grupo puede estar compuesto por personas emparentadas entre sí o sin vínculos mutuos de parentesco, o de parientes o no parientes a la vez. Dentro del hogar multipersonal familiar se encuentran tres subcategorías: Primera: Hogar nuclear: se compone de la pareja de esposos con o sin hijos solteros. Incluye además al jefe con uno o más hijos solteros. Este hogar nuclear puede ser: a) Hogar nuclear completo cuando es el núcleo familiar en el que están presentes ambos cónyuges, y, b) hogar nuclear incompleto cuando es el núcleo familiar en el que está presente sólo el padre o la madre. En este caso se tiene a la familia, el objeto de análisis. Segunda: Hogar extendido: formado por una familia nuclear más algún otro pariente. Este pariente puede ser un hijo casado, o cualquier otro en la línea de parentesco vertical o colateral. Otra vez, se cuenta con la familia, el objeto de análisis. Tercera: Hogar compuesto: comprende a la familia nuclear o extendida más otra u otras personas no emparentadas con el jefe, o dos o más personas no emparentadas entre sí. Consiguientemente, en el hogar compuesto puede existir o no existir vínculo familiar. Se reitera, la presencia de la familia pero esta vez a diferencia de los dos casos anteriores, se cuenta con no parientes. Observación: El hecho de que un hogar unipersonal o multipersonal tenga empleados domésticos que habitan en la misma vivienda, no modifica la clasificación de los hogares. Jefatura (de hogar): El jefe o la jefa de hogar es la persona considerada como tal, por los demás miembros del hogar censal, ya sea por su edad, o por ser el principal sostén (económico) o por cualquier otro motivo. Familia: unidad producto de la formación de uniones entre dos personas de sexo opuesto y que pueden tener o no hijo/s. Las uniones pueden ser formales o consensuales o concubinato y de derecho o matrimonio, civil y/o religioso. En censos y encuestas se pregunta acerca de la composición del hogar (jefe y otras personas que viven

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

en el hogar) y la relación de parentesco se establece el tipo de hogar, y, consiguientemente, si existe o no familia y la estructura familiar. También se indaga acerca del estado civil o conyugal de los miembros del hogar; de hecho, es más importante el estado conyugal al estado civil. Estructura familiar: distintos tipos de familia que se corresponden con los distintos tipos de hogares: a) familia nuclear completa que se encuentra en el hogar nuclear completo, o b) familia nuclear incompleta que se encuentra en el hogar nuclear incompleto, c) familia extendida que se encuentra en el hogar extendido, y d) familia compuesta que se encuentra en el hogar compuesto aunque no todos los hogares compuestos necesariamente cuentan con familias compuestas porque también pueden darse hogares compuestos sin núcleo familiar. Los censos ni las encuestas permiten identificar, y consecuentemente medir, el (históricamente) nuevo fenómeno de las familias complejas, o recompuestas, o ensambladas, o nueva familia, o segunda familia. Estas distintas nominaciones comprenden a un cónyuge con o sin hijos de una unión anterior y que se une a otro de iguales características y que pueden tener hijos en común (“los míos, los tuyos, y los nuestros”). “Estas familias resultan del divorcio, la nulidad de matrimonio, la viudez o la ruptura de la convivencia de hecho y la constitución de nuevos vínculos.” (Arriaga, 2001: 20). Se trata de un fenómeno incipiente, en términos cuantitativos, aún en sociedades más urbanizadas que la paraguaya: Consiguientemente, se pierde dentro de las categorías utilizadas, y, se asume que, con muy limitada incidencia. Ciclo de vida familiar (CVF): conjunto de etapas por las que pasa la familia o unidad familiar desde su constitución hasta su disolución. Estas etapas afectan a su tamaño y estructura. Los conceptos de apoyo se encuentran en el glosario, parte de los Anexos. A continuación, se presenta el diagrama en el que se vincula vivienda, hogar, y familia. Esto es, una vivienda que puede tener dos hogares; y, los diferentes tipos de hogares que contienen a distintos tipos de familia.

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Roberto L. Céspedes R.

Vivienda, hogares y familias Vivienda

Hogar 1

Hogar 2

H. Unipersonal (sin familia)

H. Multipersonal (con familia)

H. Nuclear (familia nuclear)

H. Extendido (familia extendida)

H. nuc. completo (fam. nucl. compl.)

H. Compuesto (famil. comp. o sin famil.)

H. nuc. incompleto (fam. nucl. compl.)

1.5.3. Metodología La metodología de esta investigación es cuantitativa y fundamentalmente descriptiva. Esto es, análisis estadístico de los censos nacionales de población y viviendas (CNPVs) de 1982, 1992, y 2002, por una parte, y, en la encuesta integrada de hogares (EIH) del 2000/1. El estudio de los censos servirá para determinar las tendencias vigentes de los distintos tipos de familias y su ciclo de vida, por una parte, y, la encuesta de hogares vinculará tipos de familia y su condición y niveles de pobreza. Cabe aclarar que, en el caso de no disponer de los datos del 10 % del CNPV 2002 se sustituirá por los datos de la EIH 2000/1 dada su cercanía temporal, la elevada representatividad de su muestra, y, fundamentalmente, la consistencia entre una y otra. El estudio de las familias pasa por el análisis de los diferentes tipos de hogares debido a esta estructura de recolección de datos; esto es, por tipo de hogares contenedoras o no de distintos tipos de familias, en las fuentes de datos, ENPVs y EIH 2000/1. Los hogares a considerarse son unipersonales, nucleares, extendidos, y compuestos (que incluyen al hogar compuesto strictu sensu y al hogar sin núcleo familiar). Los tipos de familia a estudiarse son las familias nucleares (biparentales o completas y monoparentales o incompletas) y las familias extendidas. No se estudia a las familias compuestas por la imposibilidad de desagregación; son familias que se encuentran en los hogares compuestos que incluyen a las mismas y a hogares sin núcleo caracterizados por la ausencia del núcleo familiar conyugal o de una relación padre/ 19


Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

madre-hijo/hija aunque pueden haber otras relaciones de parentesco o carencia de relaciones de parentesco. Los ciclos de vida familiar a considerarse son cinco: a) pareja joven sin hijos, b) ciclo de inicio de la familia (sólo con hijos menores de 6 años), c) ciclo de expansión o crecimiento (con hijos menores de 12 y menos años), d) ciclo de consolidación y salida (con hijos menores de 13 o más años), y e) pareja mayor sin hijos. Los ejes metodológicos desarrollados, en la medida de lo posible y según la naturaleza del objeto de estudio es la siguiente. (Uno) Las familias se estudian según cantidad de hogares con cada uno de los tipos de familia o, (Dos) preferentemente, la población en cada tipo de familia; dado el énfasis en población antes que en las unidades que lo contienen en los estudios y políticas sobre desarrollo social. Otro (Tres) eje de análisis es la jefatura de hogar, hombre o mujer, por su impacto en cada uno de los distintos tipos de familia, y sus vinculaciones particularmente a la pobreza. Asimismo, (Cuatro) en la medida de la información disponible, en todo momento se presentan datos y análisis según área urbana y rural, por una parte, y, según (Cinco) condición o no y niveles de pobreza, por otra. En resumen, la primera parte correspondiente al análisis histórico sirve para identificar y cuantificar los distintos tipos de hogares y de familias comprende a las características relevantes de la familia y su ciclo de vida. La segunda parte, se centra en las familias y su condición de pobreza y los niveles de la misma, teniendo como fuente a la EIH 2000/1. La pobreza se mide según la Línea de pobreza (LP) y comprende a la condición de pobreza (No pobreza-pobreza), o Niveles de pobreza (No pobre, Pobre no extremo, y Pobre extremo o Indigente), e inclusive, tabulaciones por quintiles de ingreso. Se anuda el estudio de niveles de pobreza con los tipos de familia, considerando, por una parte, las cantidades de distintos tipos de familia en condición o no de pobreza y en los niveles de la misma, y, por otra, la proporción de los diferentes tipos de familia en igual condición y niveles de pobreza. Esto es, tener presente tanto las cantidades de hogares pobres como los tipos de hogares pobres. Se cierra la investigación con las pertinentes conclusiones así como con recomendaciones generales para el tratamiento de los distintos tipos de familias en las políticas, tanto públicas como privadas. 1.5.4. Hipótesis El conjunto de hipótesis tiene presente la calidad exploratoria del presente estudio. La estructura familiar en el mediano plazo se ha mantenido con la hegemonía de la familia nuclear, con diferencias por área.

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La jefatura familiar se encuentra en proceso de cambio, especialmente en el área urbana, con la creciente proporción de hogares encabezados por mujeres. La estructura familiar nuclear completa sigue siendo dominante pero crece la incidencia de hogares nucleares incompletos y dentro de los mismos de mujeres como cabeza de familia. La jefatura de hogar, en el mediano plazo, evidencia la creciente importancia de la actividad económica para el reconocimiento de la jefatura del hogar. El tamaño del hogar se ha reducido muy lentamente, con variaciones por área de residencia. El ciclo de vida familiar presenta lentos cambios favorables a un más tardío inicio, expansión y consolidación de la familia. Los hogares con mayor proporción de pobreza son los extendidos considerando la probable acumulación de generaciones por imposibilidad de independencia de los jóvenes. La jefatura de hogares pobres tienden a ser más jóvenes que la de los hogares no pobres. Se encuentra mayores niveles de educación en hogares más sólidos y modernos como pueden ser los nucleares completos antes que en los nucleares incompletos y los extendidos. La pobreza de los hogares usualmente está más asociada al guaraní que al guaraní-castellano o al castellano La categoría ocupacional de la jefatura de, los hogares nucleares completos tendrían mayor jerarquía que la de los hogares extendidos. El tamaño de la familia varía según quintiles de ingreso; a mayor ingreso, menor cantidad de miembros del hogar.

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

2. Políticas Públicas sobre “La familia” a intervenir

2.1. El contexto sociohistórico de las políticas públicas Este análisis comprende al contexto socioeconómico y el político, con sus propios ámbitos y tiempos aunque interrelacionados, enmarcando a las políticas públicas, en general y a las vinculadas a la familia en particular, en el mediano plazo; esto es, desde la década de 1980 hasta el presente. De partida, se anota al Paraguay como un país de desarrollo medio, según el Índice de Desarrollo Humano (IDH). En el 2002 contaba con una población de 5.183.100 personas, con una tasa de crecimiento de 2,2% anual y 57% de la población viviendo en las ciudades. La esperanza de vida al nacer es de 72 años para mujeres y 68 años para hombres. En las últimas décadas, la economía paraguaya ha pasado por cuatro etapas: a) un crecimiento económico moderado con una tasa anual promedio de 4,2% en el período 1965-1973, b) un crecimiento acelerado de 9% entre 1974-1981, c) un bajo crecimiento durante 1981-1988, con una tasa anual del 2,0%, y d) un escaso crecimiento económico de 2,5% anual, entre 1989-19997, y que continúa hasta el presente. Entonces, después del breve, históricamente, período de alto crecimiento económico, entre 1973 y 1981, se retorna al lento ritmo de desarrollo económico, en donde predomina una tendencia decreciente del PIB y el aumento de la condición de pobreza de la población -aspecto que se desarrolla más adelante. El Producto Interno Bruto (PIB), en el 2002, fue de 5.595 millones de U$S corrientes y el PIB por habitante de 969 U$S corrientes; ambos significativamente reducidos en los últimos cinco años, alcanzando el PIB por habitante niveles similares a los del año 1987. Más de la mitad de las exportaciones registradas corresponden a productos agrícolas, principalmente soja y algodón; mientras que, la industria manufacturera representa cerca de la quinta parte del PIB. El 52% de la Población económicamente activa (PEA) está ocupada en el sector servicios mientras que el Sector Informal Urbano (SIU) representa aproximadamente 55% de la PEA urbana En 1989, el derrocamiento del prolongado régimen autoritario abrió amplias expectativas a la población. Sin embargo, la debilidad institucional, la continuidad de un modelo económico agotado, el crecimiento de la pobreza, el deterioro del medio ambiente, y un estado generalizado de corrupción impidieron el mejoramiento de la calidad de vida de la población. No obstante, el clima de libertades civiles y políticas permitió avances considerables en la estructuración formal de un Estado de Derecho que presenta sin embargo, amplios síntomas de ingobernabilidad por los factores anotados8. Un significativo cambio de las políticas públicas, a partir de 1989, constituye la mayor asignación a los gastos sociales. De esta manera,

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7 El artículo de Borda y Masi (2003) constituye la síntesis disponible utilizada; sin por ello, desconocer o subvalorar otra literatura disponible. 8 Lo anotado para la economía, se repite aquí con relación al artículo de Filizzola (2002).


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Paraguay pasa de ser un país con bajo gasto social en el decenio de 1980 y llega a cruzar el umbral de la categoría de países con gasto social medio en América Latina, en el decenio de 1990, aunque se encuentra entre los últimos, según criterios de la CEPAL. Pero, el aumento en el gasto social no ha sido suficiente considerando las ingentes y crecientes necesidades sociales, la ineficacia del aparato público y la desenfrenada corrupción que abarca a todos los niveles del espectro estatal y político, tanto central como departamental y municipal. Inclusivo, los indicadores de desarrollo social, en general, muestran un estancamiento marcado en el período 1995-2000, y en otros, un empeoramiento de las condiciones de vida de la población. Paralelamente, el proceso de descentralización y la lucha contra la corrupción avanzan lentamente. Resumiendo y vinculando el proceso económico con el político, se anota: La economía paraguaya arrastra un largo período de estancamiento, con un crecimiento promedio anual del PIB per cápita de cero por ciento en las décadas de 1980 y 1990, y una tasa incremental negativa del PIB, en los noventa. Este bajo rendimiento económico coincide con la apertura política iniciada en 1989. Los logros de esta apertura en el Paraguay no se tradujeron en la emergencia de una nueva clase política afín a la modernización del Estado y al cambio de un modelo económico agotado, lo que no ha permitido la dinamización de la inversión en los sectores productivos y el aumento de la oferta exportable, ante la apertura regional iniciada con el MERCOSUR. La crisis financiera desatada en 1995, la recesión de los últimos tres años y el incremento del desempleo han llevado al deterioro de la calidad de vida y al desencanto con el proceso de democratización del país. (Borda y Masi, 2003: 9) El aparato de Estado no se ha renovado sustancialmente y continúan los vicios del clientelismo político; la ineficacia, la ineficiencia y la corrupción que, usualmente se imbrican y resultan en una severa debilidad institucional; la ausencia de una carrera del servicio público, y de marcos administrativos obsoletos. Como ya se apuntó, si bien se han asignado mayores recursos al gasto social, éstos son insuficientes y esta escasez se agudiza con las debilidades apuntadas. En promedio, el gasto social es del 8% del PIB cuando en Bolivia es del 10% y en el MERCOSUR del 18%.

2.2. Instituciones y políticas vinculadas a la familia No se cuenta con una institución estatal que coordine -realmentelas acciones sobre la familia. Se encuentran instituciones que intervienen, con mayor o menor grado de aislamiento o complementariedad, sobre la familia, o las familias, y sin mayores especificaciones. Las in23


Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

tervenciones sobre la familia se dirigen a componentes de la familia, y a componentes en algunas facetas o roles, o a la acción comunitaria en donde la familia es un agente clave. Se señalan algunos ejemplos que se consideran ilustrativos de lo apuntado. El Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPBS) interviene por vía de la niñez, la juventud o la mujer en su ámbito de salud, y a favor de la niñez y su madre en el caso del bienestar social. Asimismo, tanto para la salud como para las políticas sociales se valoriza y promociona la acción comunitaria, con la intervención central de las familias. El Ministerio de Educación y Cultura (MEC) con la Reforma educativa en curso, como lo ha hecho históricamente, renueva y enfatiza el rol de la familia y de la acción comunitaria para el mejor aprovechamiento del proceso. Esta vez, ya se plantea la comunidad educativa como espacio para sinergias y mejoramiento de la educación. El seguimiento de indicadores de aprovechamiento educativo comprende al entorno familiar aunque sin especificaciones mayores. La Secretaría de la Mujer (SM) de la Presidencia de la República se orienta a la cuestión de género en la búsqueda de incluirlo como criterio o componente transversal a las políticas públicas. Asimismo, se orienta a aspectos específicos vinculados a la mujer, como la violencia doméstica, y, apuntando la vulnerabilidad y/o pobreza de los hogares con mujeres cabeza de familia. La recientemente creada Secretaría de la Niñez y Adolescencia (SNA), también de la Presidencia de la República, con el recientemente aprobado Código de la Infancia y Adolescencia interviene en este componente de la familia, y, al igual que en los casos anteriores considera relevante el rol de la familia como ámbito protector de niñas, niños y adolescentes. En resumen, políticas dirigidas a componentes de la familia y a roles de estos componentes; no a la familia, entendida ésta como unidad y teniendo presente la diversidad de las mismas. Además de la legislación relativa a la familia, dispersa en leyes y códigos, se cuenta, como se anotó en el capítulo anterior, con otras instituciones de singular relevancia aunque no son instituciones públicas. Son instituciones en el sentido sociológico y de relevancia y trascendencia en la vida de las personas. Una de ellas es la iglesia, o iglesias, en una sociedad que se caracteriza a diferencia de otras de la región del Cono Sur o MERCOSUR por una casi universal adhesión a alguna creencia religiosa; esto es, una sociedad con un ritmo lento de secularización. En un país que se declara católico, el rol de la Iglesia Católica es determinante. En efecto, nueve de cada diez personas, y sin diferencias por sexo o área de residencia, según el censo del 2002 declaran esta filiación religiosa (DGEEC, 2003: 63). Sin embargo, este mismo año y según la misma fuente, una de cada siete personas de 12 y más años se encontraba unida a otra, y el número de personas en este estado conyugal se ha triplicado en el último cuarto de siglo. La Iglesia Católica es una de la instituciones de mayor credibilidad política, según cual-

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quiera de las encuestas de cultura política, y uno de sus “nichos” de influencia o catequesis es la familia. Institucionalmente, cuenta con el servicio de Pastoral familiar. La casi universal identificación religiosa y la credibilidad (política) en la Iglesia católica no obsta que las pautas de conducta de su feligresía sean inconsistentes entre el discurso y la práctica. En cualquiera de los casos, un agente institucional-cultural clave sobre la familia es la Iglesia Católica; aspecto puntualizado ante el mito de la familia como ámbito privado supuestamente impermeable al mundo exterior.

2.3. Evolución de la pobreza y de los planes contra la pobreza La pobreza no es nueva, lo nuevo es reconocerla públicamente y definir planes con relación a la misma. Si durante el longevo autoritarismo, la censura impedía informar la temperatura real en el prolongado y severo estío paraguayo, era impensable tratar el tema de la pobreza. Era un tema inexistente, excluido y sobre el que solo cabía el mutismo. A partir de la transición, se reconoce el tema pero pasa tiempo antes de disponer de estadísticas confiables, comparables, y con una cobertura nacional. Los avances técnicos en cuanto a la disponibilidad, confiabilidad, y calidad de los datos han sido sustantivos, con el rol protagónico de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC), dependencia con nivel de dirección general de la Secretaría Técnica de Planificación (STP), otra institución del abanico de las vinculadas a la Presidencia de la República. La integración de esta información a los planes contra la pobreza y la gestión de los mismos es otra cuestión a puntualizarse más adelante. A partir de 1995, se cuenta con estimaciones nacionales, vía encuestas, de la mano de obra de los hogares sobre la pobreza en el país; aunque debe reconocerse que, en 1995, se difunden los datos del censo de 1992 con análisis de pobreza medida por las Necesidades básicas insatisfechas (NBI). Las encuestas desde 1995 tienen como unidad a la Línea de pobreza (LP) mientras que los censos, a partir de 1992, consideran a las NBI, dada la diferente naturaleza de los dos instrumentos de recolección de información.

9 Si bien se presentaron nuevos datos sobre pobreza en Agosto de 2003, los mismos no han sido incorporados al presente informe.

Como contexto de las familias, se anota que, la población en situación de pobreza ha crecido en los últimos cinco años, de 30,3% en 1995 a 33,9% en 2001; esto es, de aproximadamente 1.500.000 a 1.972.000 personas, respectivamente. En el mismo lapso, la extrema pobreza, o indigencia, o incapacidad para la compra de una canasta básica de alimentos, creció de 13,9% a 15,6%; de 209.000 a 308.000 personas. En todo momento, la proporción de pobreza como la cantidad de pobres es mayor en el área rural que en la urbana. Los desniveles son muy marcados. En el 2001, los pobres extremos constituyen 7,1% del país urbano y 25,6% del rural mientras que, en el total de pobres (extremos y no extremos), se encuentra a 27,6% y 41,2%, respectivamente9. 25


Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Cuadro No. 2-1 Población pobre según niveles de pobreza, 1995-2000/1 1995

1997/8

1999

2000/1

País Pobres extremos Pobres no extremos Total de pobres Total de pobres (cantidad)

13,9% 16,4% 30,3% 1.503.001

17,3% 14,8% 32,1% 1.735.120

15,5% 18,2% 33,7% 1.900.430

15,6% 18,3% 33,9% 1.971.875

Urbano Pobres extremos Pobres no extremos Total de pobres Total de pobres (cantidad)

6,8% 16,9% 23,7% 601.237

7,3% 15,9% 23,1% 672.209

6,1% 20,6% 26,7% 809.758

7,1% 20,5% 27,6% 867.558

Rural Pobres extremos Pobres no extremos Total de pobres Total de pobres (cantidad)

21,4% 15,8% 37,2% 901.764

28,9% 13,7% 42,5% 1.062.911

26,5% 15,4% 42,0% 1.090.672

25,6% 15,7% 41,2% 1.104.317

Fuentes: Encuestas de hogares de 1995, 1997/8, 1999 y 2000/1 Notas: Niveles de pobreza estimados según Línea de pobreza (LP) Las cantidades, tratándose de encuestas, son aproximaciones menos sólidas que los porcentajes.

Población pobre por niveles de pobreza según LP, 1995 - 2001

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2.4. Planes antipobreza, ¿con cuál tipo de familia? Los planes para combatir la pobreza tienen el mejor ejemplo en la Estrategia Nacional de Reducción de la Pobreza (ENREP), emprendimiento interinstitucional e intersectorial del gobierno a través de la Secretaría de Acción Social (SAS) con el apoyo técnico del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Banco Mundial (BM) y otras agencias. La propuesta ya presentada a otras entidades gubernamentales, se presentó a partidos políticos, empresarios, y otros sectores sociales para su acuerdo. Si bien la ENREP establece planes y programas para el período 20032008, sus metas están fijadas para el 2015. La estrategia establece herramientas de políticas públicas así como la generación de redes de promoción y protección social que se desarrollan a través de nueve programas relacionados a la pobreza extrema, agua potable, matrícula de la educación universal, mortalidad infantil y de menores de 5 años, mortalidad materna, y disminución de desnutrición en menores de 5 años. También se propone reducir el analfabetismo en 50%, aumentar las opciones de la educación inicial, y el acceso universal a los servicios de salud reproductiva. Esta estrategia se complementa con recursos en negociación como el préstamo del BID (fondos de inversión social de PROPAÍS) para atención a la pobreza y a grupos vulnerables, que se ejecutarán en el mismo lapso. Con relación a la familia, se plantea el “quiebre de la transmisión intergeneracional de la pobreza”, sin otras precisiones. Entre los grupos más vulnerables entre los pobres extremos se cuenta a “ campesinos y campesinas sin tierra y en minifundios, hogares con jefatura femenina, personas jóvenes desempleadas o subempleadas, indígenas, personas con discapacidad, personas adultas mayores, y niños, niñas y adolescentes trabajadores y trabajadoras”. En el nuevo modelo agrorural sostenible se plantean “acciones integradas orientadas hacia el sector de la agricultura familiar”, y que “la población meta prioritaria de la ENRPD son las familias nativas, los nuevos asentamientos ...” Esto es, políticas que contemplan a la familia, teniendo en cuenta preferentemente a la familia nuclear completa o incompleta implícitamente. La familia es foco de atención en el Componente de Red de protección y promoción social para las familias en extrema pobreza (SAS, 2002), en donde nuevamente no se especifica el tipo de familia aunque, de hecho, es la familia nuclear completa e incompleta y la familia extendida, y hasta quizás la familia compuesta; esto es, cualquiera y todos los tipos de familia. El resumen de intervención de la Red de Protección y Promoción Social para las familias en extrema pobreza se presenta seguidamente:

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Cuadro No. 2-2 Intervención de la Red de Protección y Promoción Social para las familias en extrema pobreza Programas Focalizados

Población Meta

Indicadores de Impacto

Bonos alimentarios: Mejoramiento de la nutrición y la salud.

Menores de 5 años de edad y madres embarazadas y en periodo de lactancia.

Becas escolares: Retención escolar y mejoramiento de la salud básica y la alimentación.

Familias con niños y niñas de 5 a 14 años de edad.

• • •

Becas escolares: Reinserción escolar y mejoramiento de la salud básica.

Familias con niños y niñas de 5 a 14 años de edad.

• • • • • •

Becas escolares: Retención y reinserción escolar juvenil, mejoramiento de la salud básica, empleabilidad y emprendibilidad. Subsidios monetarios: Atención a adultos mayores. Subsidios monetarios: Atención a personas con discapacidad aguda.

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Familias con jóvenes de 15 a 19 años de edad.

• •

• Familias con adultos mayores • de 65 años de edad y más. Familias con personas con discapacidad aguda.

Disminución de la extrema pobreza Incremento de la tasa de empleo Incremento de la tasa de empleo no remunerada de jóvenes Disminución de la desnutrición Disminución de la morbilidad Disminución de la mortalidad materna e infantil Disminución de embarazos Disminución del analfabetismo Aumento de la matrícula escolar Aumento de la retención escolar Aumento de la eficiencia escolar Mejoramiento de los logros académicos de los grados 1ro. y 2do. Aumento del nivel de inscripción en el Registro Civil de las Personas Aumento de las organizaciones comunitarias


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3. Contexto sociohistórico de la familia La evolución de las familias están condicionadas por su contexto aunque éstas no son inermes a éste. Con el objetivo de explicar los cambios en la familia paraguaya en el lapso de estos últimos treinta años, se analiza el contexto, dividiéndolo entre uno global y otro específico. El contexto global comprende a los factores que afectan a la totalidad de la sociedad y a la familia como parte de ella mientras que el contexto específico estudia a los factores que impactan directamente en las familias. Desde esta perspectiva, un factor clave en los cambios que se dan en los distintos tipos de familia obedece a los cambios que se han dado -y continúan- en la condición de la mujer; razón del énfasis en la misma. 3.1. Contexto global Con el contexto de crisis económica prolongada en América Latina y Paraguay, se analizan dos tendencias macro: i) la modernización y ii) la modernidad (Arraigada, 2001: 13-14). En el caso de acentuación de estos abordajes podría señalarse que se encuentra, por una parte, la dimensión socio-económica, y, por otra, la socio-cultural, aunque en sentido estricto, todos los procesos se encuentran interrelacionados y tienen una dimensión económica, social, y cultural. Los procesos de la modernización se refieren a cambios en los procesos productivos como, por ejemplo, el paso del trabajo rural al urbano. También se tiene a la modificación de la composición demográfica debido a, por ejemplo, los procesos de urbanización acelerada y el aumento de la esperanza de vida. Se incluyen nuevas pautas de consumo y trabajo con, por ejemplo, el incremento de los sectores industriales y terciarios en la economía y el trabajo remunerado de las mujeres que se estudiará más adelante. Finalmente, se anota el acceso masivo pero segmentado a bienes y servicios sociales como la educación, salud, seguridad social, etc. Por otra parte, la modernidad se vincula a: la promoción de la libertad social e individual, el progreso social para el desarrollo de las potencialidades individuales en desmedro de la importancia atribuida a la familia, la secularización progresiva de la acción colectiva, la representación democrática de gobierno, la difusión de la racionalidad formal e instrumental, generación de tejido social intercultural que incorpora la diversidad en los estilos de vida, etc. Ambos procesos, en América Latina y en Paraguay, se han desarrollado en forma incompleta y fragmentada; esto es, propio de la heterogeneidad estructural o del desarrollo desigual y combinado que adoptan nuestras sociedades. Estos procesos de modernización y modernidad que influyen globalmente en las familias se analizan en Paraguay a través de indicadores seleccionados.

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

3.1.1. La modernización Del país rural al país urbano En el Paraguay, el proceso de concentración de la población en las ciudades ha resultado en una urbanización tardía dado que, recién según el Censo de 1992, se tuvo una ligera mayoría urbana (50,3%), tendencia hoy ya consolidada con 56,7% de población residente en las ciudades. En efecto, entre 1950 y 1972, el porcentaje de población urbana casi no se modificó. Recién en 1982, se percibe un aceleramiento de la tasa de crecimiento urbano (3,9% en comparación a 1,6% de la rural), y, se anota que, a partir de dichos resultados censales se acuña la expresión Área Metropolitana de Asunción (AMA), categoría inexistente hasta entonces porque se carecía del proceso real que la sustente. Dado que el análisis socio-histórico de las familias, se inicia en 1972 o 1982, según la disponibilidad de datos, debe considerarse que la sociedad se encuentra en un período de transición hacia la mayoría urbana que tiene su punto de inflexión en 1992. Sin embargo, dada la laxa definición de área urbana y el peso de la economía agraria y la cultura tradicional, la tardía urbanización paraguaya cuenta con estos particularismos. Cuadro No. 3-1 Evolución de la población total y por área urbana-rural, 1950-2002 Censos 1950 1962 1972 1982 1992 2002

Total 1.328.452 1.819.103 2.357.955 3.029.830 4.152.588 5.183.080

Período 1950-1962 1962-1972 1972-1982 1982-1992 1992-2002

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Total 2,7 2,7 2,5 3,2 2,2

Población Urbana 459.726 651.869 882.345 1.295.345 2.089.688 2.940.660

Rural 868.726 1.167.234 1.475.610 1.734.485 2.062.900 2.242.420

Tasas de crecimiento (%) Urbana Rural 2,9 2,5 3,2 2,4 3,9 1,6 4,9 1,7 3,5 0,8

Población urbana (%) 35,0 35,8 37,4 42,8 50,3 56,7

Población rural (%) 65,0 64,2 62,6 57,2 49,7 43,3


Roberto L. Céspedes R.

Evolución de la población por área. Paraguay, 1950 - 2002

Del país agrario al país del comercio y los servicios En los últimos treinta años, la distribución de la población económicamente activa (PEA) ha pasado por un proceso de “tercerización” mientras que, paralelamente, se reducía el sector primario y se mantenía sin cambios el sector secundario. Así como Paraguay ha dejado de ser el país rural, también dejó de ser el país agropecuario para convertirse en urbano y del comercio y servicios, según la distribución de su población. En 1972, 29,0% de la PEA se encontraba en el sector terciario (comercio y servicios), en el 2002 llegó a 52,1%. Por otra parte, el sector primario (agricultura y ganadería) contaba con 51,0% de la PEA en 1972 y con 26,6% en el 2002. Paralelamente, en el mismo lapso, el sector secundario (industria y construcción) se mantuvo sin cambios, de 18,0% a 17,8%, respectivamente. En otras palabras, entre 1972 y el 2002, se han casi invertido las proporciones entre el sector primario y el terciario, sin cambios en el secundario. Este proceso de tercerización, sin tránsito por una industrialización significativa, implica consecuencias económicas y culturales. Este rasgo constituye otra singularidad del proceso de desarrollo paraguayo, con sus influencias en las familias, fundamentalmente, por vía del empleo, y, en especial de las mujeres que se encuentran mayoritariamente ocupadas en los servicios y el comercio.

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Cuadro No. 3-2 Población económicamente activa por Sector económico, 1972-2002

Total Primario Secundario Terciario Otro/NC Total Primario Secundario Terciario Otro/NC

1972 País 730.576 372.239 131.706 211.643 14.988 100,0% 51,0% 18,0% 29,0% 2,1%

1982 País 1.039.258 445.518 195.964 311.332 79.568 100,0% 42,9% 18,9% 30,0% 7,7%

1992 País 1.390.580 492.739 274.400 556.534 68.065 100,0% 35,4% 19,7% 40,0% 4,9%

2002 País 1.964.160 523.212 348.712 1.024.168 68.010 100,0% 26,6% 17,8% 52,1% 3,5%

Nota: PEA: 12 y más años y sin desocupados de primera vez conducente a mínimas diferencias en totales.

Población económicamente activa por Sector económico. Paraguay, 1972-2002

Las TICs: del televisor a Internet La tenencia de (aparatos de) las Tecnologías de la información y comunicación (TICs) caracterizadas por el acceso, la comunicación y el almacenamiento de información a altas velocidades constituye un indicador de modernización cultural, de transmisión de valores, y conductas asociadas a la modernidad. Las TICs, con mayor razón, tienen impacto cuando llegan hasta la misma vivienda, e indudablemente, influyen en el ámbito doméstico familiar, otro indicador de factores externos al supuesto abroquelado espacio “privado”. Considerando a los últimos treinta años, el único indicador constante es la tenencia de televisor que pasó de estar en 6,7% de las viviendas a 72,3% en el 2002. En el otro extremo, y solamente según el Censo del 2002, 1,7% de las viviendas cuenta con Computadora personal (CP) conectada a Internet. En otras palabras, de 43 viviendas con televisor 32


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sólo 1 tiene CP con Internet. También cabe apuntar que, recién en el Censo de 1982 se pregunta por la tenencia de línea de teléfono fijo que entonces llegó a 10,0% de las viviendas y veinte años después apenas a 16,8% de las mismas en comparación a 32,4% de viviendas con teléfono móvil o celular. Únicamente en el censo del 2002, se indagó sobre la tenencia de CP, registrándose 6,4% en el total de viviendas. Entonces, se visualiza la hegemonía de la cultura audiovisual, vía televisor, y la muy desigual cultura digital, vía CP conectada a Internet. Esta sustantiva asimetría parte de una TIC más pasiva y nacional (en su emisión, no necesariamente en su contenido) por cuanto que se excluye a la TV con cable y a la antena parabólica, a la TIC más interactiva y globalizada, en todos los aspectos. La modernización y la modernidad han llegado a las viviendas y se expanden, cambiando la cultura de las familias y así a las mismas familias. Cuadro No. 3-3 Tecnologías de la información y comunicación (TICs) en la vivienda, 1972-2002

Total Televisor Teléfono fijo Teléfono celular Antena parab TV cable Computadora Computadora Internet Total Televisor Teléfono fijo Teléfono celular Antena parabólica TV cable Computadora Computadora Internet

1972 País 428.111 28.480 Sd Sd Sd Sd Sd Sd 100,0% 6,7% Sd Sd Sd Sd Sd Sd

1982 País 578.714 241.987 Sd Sd Sd Sd Sd Sd 100,0% 41,8% Sd Sd Sd Sd Sd Sd

1992 País 855.547 461.069 85.666 Sd Sd Sd Sd Sd 100,0% 53,9% 10,0% Sd Sd Sd Sd Sd

2002 País 1.098.820 794.920 184.190 356.430 38.510 122.800 70.670 19.080 100,0% 72,3% 16,8% 32,4% 3,5% 1,2% 6,4% 1,7%

TICs en la vivienda. Paraguay, 1972 - 1992

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

3.1.2. La modernidad Como se anotó previamente, las TICs son transmisoras de valores y comportamientos que cambian la cultura de las familias y así a las mismas familias. Asimismo, en el proceso de individuación, característico de la modernidad, el factor clave ha sido la cuestión de género. Dentro de este proceso de reconocimiento de los derechos de las mujeres y de ser sujeto de políticas públicas como agente activo se debe citar a los cambios legislativos e institucionales. También cabe señalar a otros, hoy, sujetos de derechos como parte de este proceso de modernidad: niñas y niños. El Paraguay sanciona como ley, en 1991, a la Convención por los Derechos del Niño (CDN), un año después de su adopción en el Sistema de Naciones Unidas. A partir de la CDN, principalmente las Organizaciones no gubernamentales (ONGs) intervienen en la reivindicación de estos derechos, y, el proceso culmina en el 2001 con la promulgación del Código de la Infancia y Adolescencia y la creación de la Secretaría de la Niñez y Adolescencia (SNA) en el 2002. Entonces, así como en las décadas de 1980 y 1990 se amplían e institucionalizan derechos de las mujeres, en la última década del pasado siglo y a inicios del nuevo se repite el proceso con niñas y niños; esto es, expansión de la ciudadanía. Estos dos ejemplos, mujer y niñez, revelan a la modernidad que es, en última instancia, “esencialmente un orden postradicional” y que, como se puntualizó, se caracteriza por una heterogeneidad estructural -no exclusiva de estructuras y relaciones socioeconómicas sino que incluye a las culturales, políticas, institucionales, etc. Al igual que en el caso de la familia, se carece de estudios específicos sobre la modernidad en Paraguay. Otra vez, al igual que con las familias, se valora la importancia de la cultura en explicar continuidades antes que cambios pero no se la investiga. 3.2. Contexto específico El contexto específico en cuanto a su influencia más directa en las familias se presenta a través de indicadores que revelan aspectos diferentes aunque vinculados. El énfasis se da en la mujer dado su rol central en la familia y porque los cambios más significativos se han dado en y a través de ella. En primer lugar, se demuestra la mejoría del nivel educativo de la mujer y entre ellas y ellos. En segunda instancia, se visualiza la creciente y significativa incorporación de la mujer al mercado laboral (remunerado). Seguidamente, en tercer término, la jefatura femenina de los hogares es analizada. Posteriormente, se estudia a la fecundidad y se puntualizan referencias a la salud sexual y reproductiva. Finalmente, en quinto lugar, se analiza los cambios legislativos e institucionales vinculados a la mujer.

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Mayor acceso a la educación La salida de la mujer al trabajo extradoméstico remunerado se debe fundamentalmente a su creciente acceso a la educación formal, en todos los niveles educativos, y a las necesidades de ingreso. Este proceso ha significado desarrollo de capacidades, autoestima, e independencia económica, con variaciones. Sin embargo, en la mayoría de los casos, así como el trabajo fuera de la casa no ha representado excluirse o compartir el trabajo de la casa, tampoco el acceso a determinados niveles educativos ha resultado en “igual salario, por igual trabajo” con el varón -pero, éste ya es un tema fuera del alcance de esta investigación. Al comparar niveles educativos, medidos por los años de escolaridad, de los censos de 1982, 1992 y el 2002, entre hombres y mujeres, de 15 y más años, se verifica una muy significativa mejoría en el nivel educativo de las mujeres y entre éstas y los hombres. En primer lugar, ambos sexos cuentan con bajo nivel educativo. Desde quienes no habían accedido a la educación -equivalente a 0 años de estudio- hasta el 6to. grado, entre 1982 y 1992 casi no se dieron cambios. Se encontraba a 67,9% de los varones y a 70,4% de las mujeres en 1982, pero, en el 2002, se hallaba a 54,4% y 56,7%, respectivamente. Esto es, no sólo se redujo el peso de hombres y mujeres de este agregado sino que también se acortó la distancia entre unos y otras. Por otra parte, el análisis de tendencias requiere considerar a i) el grupo de 0 a 3 años de escolaridad, ii) el grupo de 4 a 6 años de estudio, y a iii) los de 7 y más años en el sistema educativo. En 1982, las mujeres tenían menor nivel educativo que los varones en todos los casos, a excepción del grupo sin ninguna escolaridad. En 1992, hombres y mujeres cuentan con la misma educación en el grupo de 4 a 6 años, las mujeres tienen mayor incidencia que los varones en el grupo de menor cantidad de años de estudio, el de 0 a 3; mientras que, los hombres inciden más que las mujeres en los grupos de 7 y más años de escolaridad. Finalmente, en el 2002, se dieron algunos cambios importantes. La inserción de hombres y mujeres en el sistema educativo formal es mucho mayor considerando a quienes cuentan con 7 y más años de estudio; con una ligera desventaja para las mujeres. En contrapartida, se reduce el peso de quienes tienen de 0 a 6 años de escolaridad; otra vez, con una ligera desventaja para las mujeres. Finalmente, en el grupo de personas con mayor educación, de 10 y más años en el sistema formal, se pasó a una ligera mayoría femenina. En 1992, este grupo comprendía a 19,0% de los varones y a 18,6% de las mujeres mientras que, en el 2002, se trata de 24,7% y 25,4%, respectivamente. También, cabe señalar que las diferencias hoy se encuentran en los grupos de mayor edad y no entre niñas y niños o jóvenes. Un análisis del promedio de años de escolaridad, basado en la encuesta del 2000/1, encontró que, en la población de 18 y más años, era de 7,2 para hombres y 6,9 para mujeres; pero en el grupo de 18 a 45 era 8,0 para ambos sexos, y recién desde 46 años se hallaba la desigualdad (Robles, 2001: 136).

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Cuadro No. 3-4 Nivel educativo de la población por sexo, 1982-2002 Nivel Educativo Ninguno 1a 3 4a 6 7a 9 10 a 12 13 y más No declar Total Total

País 1982 10,6% 22,1% 36,5% 9,6% 8,3% 3,4% 9,5% 100,0% 1.793.606

Hombres 1982 7,9% 22,5% 37,5% 11,0% 8,6% 3,6% 9,0% 100,0% 891.566

Mujeres 1982 13,2% 21,7% 35,5% 8,3% 8,0% 3,3% 9,9% 100,0% 902.040

Ninguno 1a 3 4a 6 7a 9 10 a 12 13 y más No declar Total Total

1992 7,0% 21,2% 39,9% 12,8% 12,0% 6,7% 0,4% 100,0% 2.427.485

1992 5,5% 21,0% 40,0% 14,2% 12,4% 6,6% 0,3% 100,0% 1.208.196

1992 8,6% 21,4% 40,0% 11,4% 11,8% 6,8% 0,4% 100,0% 1.214.816

Ninguno 1a 3 4a 6 7a 9 10 a 12 13 y más No declar Total Total

2002 5,0% 15,1% 35,5% 18,2% 15,4% 9,7% 1,2% 100,0% 3.271.127

2002 4,1% 14,7% 35,6% 19,6% 16,0% 8,7% 1,3% 100,0% 1.648.404

2002 5,9% 15,5% 35,3% 16,8% 14,7% 10,7% 1,2% 100,0% 1.622.723

Distribución por sexo según nivel educativo, 1982

Nota: Se excluyó a quienes no declararon su nivel educativo 36


Roberto L. Céspedes R.

Distribución por sexo según nivel educativo, 1992

Nota: Se excluyó a quienes no declararon su nivel educativo

Distribución por sexo según nivel educativo, 2002

Nota: Se excluyó a quienes no declararon su nivel educativo

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Del trabajo doméstico al empleo fuera de casa La incorporación de la mujer al empleo (remunerado) fuera de la casa ha sido un proceso continuo y acelerado en la última década. Este proceso implica mayor autonomía económica y en sus decisiones de vida, y, se encuentra anudado al mayor acceso a superiores niveles educativos. Se aclara una marcada diversidad entre mujeres del área urbana y de la rural, por la diferente naturaleza de los mercados de trabajo y las pautas culturales en una y otra. Además de las proporciones, indicativas del mencionado proceso, se anota que el número de mujeres en el trabajo extradoméstico se ha triplicado entre 1982 y el 2002; eran 204.950 y son 628.246, respectivamente. En 1972, se encontraban económicamente activas 21,1% de las mujeres y en 1992, 23,8%; pero, esta tasa salta al 34,7% en el 2002. Cambios culturales y, fundamentalmente, el proceso de empobrecimiento conducen a una rápida salida del trabajo doméstico por el empleo fuera de la casa -aunque no en todos los casos, dado que mujeres que se declaran activas pueden trabajar en sus domicilios. En cualquiera de los casos, la tasa de actividad económica de las mujeres es inferior a la del varón, que tuvo su cima en 1982 con 83,0% y se reduce a 78,4% en 1992 y llega a 72,5% en el 2002. Dada la clara supremacía del empleo en el sector servicios y comercio, en el que usualmente se emplea la mujer, la tasa de actividad urbana es, en todo momento, superior a la rural. Las mujeres en el trabajo remunerado extradoméstico urbano constituían 31,1% en 1972, 35,5% veinte años después, y suben rápidamente al 44,5% en el 2002. Por otra parte, la tasa de actividad de la mujer rural fue 13,3% en 1972, descendió a 8,9% en 1992, y salta a 19,0% en el 2002. Este sensible cambio último, también se debe “al mejoramiento del instrumento de recolección de datos” censal (DGEEC, 2003: 48).

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País Hombres Mujeres Urbana Hombres Mujeres Rural Hombres Mujeres País Hombres Mujeres Urbana Hombres Mujeres Rural Hombres Mujeres

1972 752.456 590.748 161.708 316.211 212.219 103.992 436.245 378.529 57.716 50,3% 81,0% 21,1% 51,4% 75,2% 31,2% 49,5% 84,6% 13,3%

1982 1.039.258 834.308 204.950 494.028 349.520 144.508 545.230 484.788 60.442 51,5% 83,0% 20,3% 52,8% 78,6% 29,4% 50,4% 86,4% 11,6%

1992 1.390.580 1.065.226 352.354 783.478 511.186 272.292 607.102 554.050 53.062 51,0% 78,4% 23,8% 53,9% 74,4% 35,5% 47,8% 82,5% 8,9%

Roberto L. Céspedes R.

Cuadro No. 3-5 Población económicamente activa y Tasa de actividad económica de la población de 12 y más años por sexo y área, 1972-2002

2002 1.964.160 1.335.914 628.246 1.234.073 737.411 496.662 730.087 598.503 131.584 53,8% 72,5% 34,7% 57,4% 71,3% 44,5% 48,6% 74,1% 19,0%

Paraguay: Tasa de actividad económica de las mujeres, 1972 - 2002

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Jefas y jefes de hogar, distinción necesaria La publicación del censo de 1972 carece del tabulado sobre jefes y jefas de hogar, tampoco se lo encuentra entre los cuadros disponibles aunque no publicados; la información podía obtenerse pero evidentemente no era lo suficientemente relevante. En el impreso del censo de 1982 ya no se repite la omisión. El debate sobre género mediante la reivindicación feminista había logrado relevar el tema, además de la visualización de la vulnerabilidad o pobreza de los hogares con mujeres cabeza de familia. Entonces, la problemática para el reconocimiento de este tema es doble; por una parte, superar los condicionamientos histórico-culturales que son muy heterogéneos entre los distintos segmentos de la población, y, por otra, disponer de un instrumento adecuado de recolección de datos. La visualización de la jefatura femenina abre un campo ilimitado para el estudio de las familias y reconoce a las familias nucleares incompletas y a otros tipos de familias en donde la mujer es cabeza de hogar o de familia. Entonces, puede señalarse una confluencia de indicadores, a partir de 1982, como la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, el mayor acceso a niveles superiores de educación, y la jefatura femenina; todo ello en un contexto de empobrecimiento continuo. En 1972, se registró 18,0% de mujeres jefas de hogar, en 1982 fue 20,8% pero en el 2002 ya alcanza 25,6%. Este evidente aceleramiento resulta consistente con la cantidad de hogares con mujeres como jefas que casi se triplicó en los últimos veinte años, de 104.768 en 1982 a 286.604 en el 2002. Por razones económicas y culturales, se encuentran más mujeres cabezas de hogar en el ámbito urbano que en el rural, al igual que en el mercado laboral o en el nivel educativo. Las jefas de hogares urbanos pasaron de 22,1% en 1972 a 29,2% en el 2002; mientras que, las de hogares rurales se incrementaron de 14,5% a 20,5%, en el mismo lapso. Cuadro No. 3-6 Hogares según jefatura, 1982-2002

Total Hombre Mujer Urbano Hombre Mujer Rural Hombre Mujer

1982 Cantidad % 581.151 100,0% 476.383 82,0% 104.768 18,0% 267.767 100,0% 208.508 77,9% 59.259 22,1% 313.384 100,0% 267.875 85,5% 45.509 14,5%

1992 Cantidad % 863.990 100,0% 683.943 79,2% 180.047 20,8% 451.948 100,0% 339.240 75,1% 112.708 24,9% 412.042 100,0% 344.703 83,7% 67.339 16,3%

Cantidad 1.117.398 830.794 286.604 659.173 466.723 192.450 458.224 364.071 94.153

Nota: el número total de hogares es superior al número de viviendas particulares, dado que una vivienda puede tener uno o más hogares.

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2002 % 100,0% 74,4% 25,6% 100,0% 70,8% 29,2% 100,0% 79,5% 20,5%


Roberto L. Céspedes R.

Paraguay: hogares con jefatura femenina, 1982 - 2002

Lenta reducción de la fecundidad La reducción de la fecundidad -mediante el voluntario espaciamiento entre los hijos o la decisión de no tenerlos- anudada a los cambios económicos, culturales, y legales-institucionales han significado mayores y mejores oportunidades para las mujeres por cuanto que su destino ya no se reduce a ser esposa y madre o cuando menos madre, y al trabajo doméstico. Lo cual no significa que estos cambios se contraponen al matrimonio o a la maternidad pero sí redefinen la relación y la identidad de las mujeres. La fecundidad se ha reducido en el transcurso del cuarto de siglo considerado, 1972-1998, pero lentamente. La tasa global de fecundidad (TGF) se redujo de 5,9 en 1972, para mujeres de 15 a 49 años, a 4,3 en 1998, para mujeres de 15 a 44 años, señalando claramente la situación de país con una transición demográfica intermedia, en el sentido de tener aún una elevada tasa de fecundidad. Asimismo, se encuentran marcadas diferencias según condición de actividad y área. En 1992, la TGF (15-49) de las mujeres económicamente activas fue de 2,7 en comparación a 5,5 de las inactivas (Brizuela-Ramírez, 1994: 34) y en 1998 (15-44) fue 4,9 y 2,9, respectivamente10. Asimismo, en el transcurso de los censos como en el resultado de la última encuesta utilizada, la diferencia por áreas es muy marcada; en 1998, la TGF urbana fue 3,2 y la rural fue 5,6, encontrándose las mayores diferencias en los grupo de 15 a 19 años y de 40 a 44 años.

10 Agradezco al CEPEP por facilitarme estos tabulados especiales.

Si bien la fecundidad se ha ido reduciendo no ha sido así ni en todos los grupos de edad ni en el mismo ritmo. La fecundidad de niñas (15-19) subió entre 1972 y 1992 y si bien descendió en 1998, es mayor que la de 1972. A partir del siguiente grupo, de 20 a 24 años, se va reduciendo aunque sin mayores diferencias entre 1992 y 1998.

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

En resumen, las mujeres tienen menos hijos que antes pero sin un corte radical en la tendencia y con desigualdades muy marcadas según condición de actividad económica y entre áreas urbana y rural. Cuadro No. 3-7 Tasa global de fecundidad y por grupos de edad, 1972-1998

TGF 15 - 19 20 - 24 25 - 29 30 - 34 35 - 39 40 - 44 45 - 49 Total

1972 País 5,86 76,9 240,5 273,8 249,7 203,9 105,4 21,7 1171,9

1982 País 5,64 92,7 240,9 264,4 234,2 184,0 90,3 21,0 1127,5

1992 País 4,64 100,0 220,8 217,3 177,8 130,7 65,1 15,4 927,1

1998* País 4,30 87,0 216,0 214,0 167,0 132,0 37,0

Notas: De 1972 a 1992 se utilizan datos de los correspondientes censos (Brizuela, 1994: 18) *Datos de 1998 corresponden a la ENSMI-98 del CEPEP (1999), de mujeres de 15 a 44 años de edad.

Paraguay: tasa de fecundidad por grupos de edad, 1972 - 1998

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Urbano 3,20 51,0 168,0 180,0 124,0 100,0 21,0

Rural 5,60 140,0 280,0 252,0 214,0 168,0 65,0


Roberto L. Céspedes R.

Salud sexual y salud reproductiva, diferencia imprescindible La diferencia entre salud sexual y salud reproductiva de las mujeres permite una mejor calidad de vida de las mujeres al separar sexualidad de reproducción y el control de la fecundidad así como el mejoramiento en la prevención de enfermedades o infecciones de transmisión sexual. Es más la salud reproductiva por su influencia en la fecundidad lo que interesa por el impacto que conlleva en las familias, sin excluir la importancia de la salud sexual. Al respecto cabe señalar, por una parte, a las políticas públicas, y, por otra, al indicador utilizado: prevalencia en el uso de anticonceptivos. Recién en la segunda mitad de la pasada década se cuenta con un Plan Nacional de Salud Reproductiva, 1997-2001 (PNSR 1997/2001) aunque ya en 1994 se creó el Consejo Nacional de Salud Reproductiva y un consorcio de ONGs desarrolló el proyecto “Fortalecimiento de la Salud Reproductiva y Planificación Familiar, 1997-2001” que fue parte del mencionado Plan. Actualmente, se cuenta con el II PNSR, 20032007, continuidad de esta política pública clave en los derechos de la mujer y en la familia. Se ha avanzado en la utilización de anticonceptivos aunque insuficientemente. La tasa de prevalencia en las mujeres era 32,7% en 1990 y subió a 44,4% en 1998 aunque para las mujeres casadas o unidas fue de 35,2% a 47,7%, una pequeña diferencia con la proporción anterior. Se encuentran marcadas diferencias según región y método en la prevalencia de uso de anticonceptivos, resultando en el aumento de la proporción total mediante el aumento de los métodos modernos antes que los tradicionales. En este contexto, según la encuesta de 1998, es llamativo que, el 14,7% de las mujeres casadas o unidas utilizan métodos tradicionales independientemente que se trate del área urbana o rural mientras que, utilizan métodos modernos, 53,9% de las mujeres urbanas y 41,3% de las rurales.

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Cuadro No. 3-8 Tasa de prevalencia en el uso de anticonceptivos según métodos utilizados (moderno y tradicional), 1990-1998 Fuente: Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS), 1990, Encuesta Nacional de Demografía y Salud Reproductiva (ENDSR), 1996, Encuesta Nacional de Salud Materno Infantil (ENSMI), 1998, Centro Paraguayo de Estudios de Población (CEPEP), Asunción Notas: Se incluye uso de yuyos como método tradicional 1990 y 1996: 15-49 años; 1998: 15-44 años;

Años 1990 1996 1998

Años 1990 1996 1998

Total de mujeres País Total 32,7% Sd 44,4%

Moderno 23,6% Sd 33,8%

Tradicion. 9,1% Sd 10,6%

Solamente mujeres casadas o unidas Urbano Total Moderno Tradicion. 60,2% 42,9% 17,3% 59,9% 47,1% 12,8% 68,6% 53,9% 14,7%

Mujeres casadas o unidas País Total Moderno Tradicion. 48,4% 35,2% 13,2% 56,0% 41,3% 14,7% 62,3% 47,7% 14,6%

Rural Total 43,9% 51,9% 56,0%

Moderno 26,2% 35,4% 41,3%

Tradicion. 17,7% 16,5% 14,7%

Paraguay: uso de (distintos) métodos anticonceptivos por mujeres, 1990 y 1998

Cambios legislativos e institucionales La familia y sus componentes siempre han estado presentes en la legislación y en las instituciones, en forma implícita o explícita. El régimen jurídico sobre la familia tiene sus raíces en el Derecho Romano y, actualmente, en el caso de Paraguay se encuentra disperso en distintas leyes o partes de Códigos. Lo más significativo, como norma general, es el capítulo IV: De los derechos de la familia de la nueva Constitución Nacional, sancionada y promulgada el 20 de junio de 1992. También se encuentra legislación sobre familia en parte del Código Civil y 44


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su actualización, en parte del Código Penal, etc. Asimismo, se tienen otras leyes sobre aspectos específicos que atañen a la familia como la ley del divorcio, la Ley No 45 de 1991. En otras palabras, de la familia centrada en el padre como centro directivo y administrador se ha pasado a un reconocimiento de los sujetos que componen a la familia y a los derechos de sus otros componentes como la mujer y el niño o niña; proceso que revela cómo lo oculto o doméstico se vuelve visible y objeto de políticas de Estado. Lo más reciente constituye el avance dado en cuanto a la sanción del Código de la niñez y adolescencia, Ley No. 1680 del 2001, y Ley No 1702 del mismo año, a lo que también cabría agregar la ley de adopciones, No. 1136 de 1997. Posteriormente, ese mismo año, se crea la Secretaría de la Niñez y Adolescencia (SNA), dependiente de la Presidencia de la República. En cuanto a la mujer, el movimiento feminista ha obtenido logros de todo tipo, lo cual no significa la equidad entre hombres y mujeres. El punto de partida legal actual constituye el artículo 48: De la igualdad de derechos del hombre y de la mujer en la Constitución actual, en donde se expresa que “El Estado promoverá las condiciones y creará los mecanismos adecuados para que la igualdad sea real y efectiva”. Ese mismo año 1992, la Ley No. 43 crea la Secretaría de la Mujer (SM), dependiente de la Presidencia de la República, y que se pone en funcionamiento desde 1993. Uno de los últimos logros de la sociedad civil y la SM ha sido la Ley contra la violencia doméstica o Ley 1600 del 2001. Un resumen actualizado sobre el desarrollo de la mujer, desde el Estado y de la sociedad civil, puede encontrarse en el análisis que la SM y de la Coordinación de Mujeres del Paraguay (CMP) hacen sobre la implementación de la Plataforma de Beijing en Paraguay (1995-2000). En resumen, el tema familia, mujer y niñez cuentan con su legislación y con instituciones estatales y organizaciones de la sociedad civil que intervienen sobre el tema. Todo este conjunto de acciones influyen sobre la familia aunque las mismas han sido más dirigidas a los componentes mujer y niñez antes que la familia propiamente dicha. Lo anterior significa que instituciones o leyes no se refieran a la familia como totalidad y no hacen mayores especificaciones sobre el tipo de familia; y con un impacto efectivo a evaluar. Un ejemplo adicional constituye el recientemente sancionado y promulgado “Estatuto Agrario” o Ley No. 1863 del 2002, que se propone en su artículo 2: De la Reforma Agraria y el Desarrollo Rural que la Reforma “promoverá la adecuación de la estructura agraria, conducente al arraigo, al fortalecimiento y a la incorporación armónica de la agricultura familiar campesina al Desarrollo Nacional”, fundamentalmente a través de la Unidad básica de economía familiar, según el artículo 8, la cual “permite a una familia campesina obtener niveles de ingresos para su arraigo efectivo y cobertura de sus necesidades básicas, que faciliten su inserción en la economía de mercado.”

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

4. Estructura y ciclo de vida familiar, 1982 - 2002

4.1. Cambios en la estructura familiar, 1982-2001/2 El análisis socio-histórico de la estructura familiar en el mediano plazo, 1982-2002, se basa en los censos de 1982, 1992, y el 2002. Si bien el objeto de estudio es la familia, o los distintos tipos de familias, se utiliza a los hogares como categoría analítica porque los datos de las diferentes fuentes presentan la estructura por tipo de hogar, el cual puede o no contener a un determinado tipo de familia. Asimismo, en la medida de la información disponible, se presentan datos y análisis, por una parte, según área urbana y rural, y, por otra, según jefatura de hogar, hombre o mujer, dado su impacto en cada uno de los distintos tipos de familia, y sus vinculaciones particularmente a la pobreza. Con la metodología apuntada, dentro de esta sección sobre estructura familiar se analizan tres grandes temas: a) la estructura familiar propiamente dicha, b) la jefatura de hogar, y c) el tamaño del hogar. 4.1.1. Estructuras familiares a) Hogares con familias nucleares y familias extendidas, incuestionable hegemonía En los últimos veinte años se ha mantenido casi sin cambios la estructura familiar paraguaya, considerando el número de hogares; posteriormente, se analizará la población por tipo de hogar. Los hogares nucleares (conteniendo a familias nucleares) y los hogares extendidos (conteniendo a familias extendidas) han sido hegemónicos; ambos contaban en 1982 con 85,4% de los hogares, en 1992 con 82,8% y en el 2002 con 86,3% (Cuadro No. 4-1)11. Esto es, lo que según algunas visiones de estructuras familiares puede considerarse como el hogar familiar moderno, el nuclear, y, el hogar familiar inmediatamente anterior, el extendido; estas asunciones deben ser verificadas dado que no todas las sociedades siguen este itinerario, con antecedentes en teorías de la sociología de la modernización bajo influencias de Talcott Parsons. En este casi-monopolio bifronte, los hogares nucleares son incuestionablemente mayoritarios. Los mismos representaban 55,3% en 1982, 55,7% en 1992, y 54,3% en el 2002; mientras que, los hogares extendidos contribuían con 30,1%, con 27,1%, y 32,0%, respectivamente, del total de hogares -proporcionalidad con base en el total de hogares que se mantiene, en todo momento, para facilitar las comparaciones que correspondan-. Por otra parte, el peso de los hogares unipersonales va aumentando sostenidamente pero aún hoy, en el 2002, no llegan a constituir un décimo del total de hogares; y, los hogares compuestos (conteniendo a familias compuestas aunque no necesariamente todos los

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11 Estas cantidades y proporciones, tanto de hogares como de población, difieren de los publicados en los resultados del CNPV de 1982, en los que, por lo registrado, se utilizaron otros conceptos para el hogar nuclear y el hogar extendido (en CNPV 1982 (2), p.670 y 397398, respectivamente).


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hogares compuestos comprendan exclusivamente a familias compuestas según la definición censal) se redujeron sustantivamente en el 2002 constituyendo uno de cada veinte hogares. Resumiendo, se verifica la hegemonía de los hogares nucleares (con familias nucleares) y de los extendidos (con familias extendidas), en aproximadamente nueve de diez hogares, pero con la clara preponderancia del hogar nuclear, en poco más de cinco de esos nueve hogares. A lo cual debe agregarse un pequeño peso de los hogares unipersonales y compuestos. Esta estructura familiar se diferencia de la de países más urbanizados y de larga data en el área como Argentina, Chile o Uruguay y se encuentra más cercana la de países centroamericanos como El Salvador, Guatemala u Honduras (Arraigada, 1997: 15; 2001: 20-21). Cuadro No. 4-1 Hogares por tipo Unipersonal Nuclear Extendido Compuesto Total Cantidad

1982 5,8% 55,3% 30,1% 8,8% 100,0% 581.151

1992 7,6% 55,7% 27,1% 9,5% 100,0% 863.990

2002 8,3% 54,3% 32,0% 5,4% 100,0% 1.117.397

Hogares por tipo 1982 - 2002

b) Población por tipo de hogares, casi igual estructura Un resultado de significación constituye la inexistencia de muy significativas desigualdades entre la distribución de hogares por tipo y la distribución de población por tipo de hogares (Cuadros Nos. 4-1 y 4-2 y sus gráficos correspondientes). Sin embargo, como puede preverse, el 47


Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

peso de los hogares unipersonales decrece y, en este caso, la diferencia resultante se encuentra entre los hogares extendidos y los compuestos, en este orden. Teniendo presente la importancia numérica, se anota que la población en hogares-familiares nucleares alcanza 51,9% en el 2002; mientras que, la población de los hogares-familiares extendidos comprende 39,8% en la misma fecha. Asimismo, el peso poblacional conjunto de estos dos tipos de hogares-familiares, nucleares y extendidos es creciente; en 1982 conformaban 88,5% de la población, en 1992 el 86,7% y en el 2002 alcanzan 91,7%; en este último año censal, la población por otro tipo de hogar ya casi resulta marginal. Cuadro No.4-2 Población por Tipo de hogares, 1982-2002 Unipersonal Nuclear Extendido Compuesto Total Cantidad

1982 1,1% 53,3% 35,2% 10,4% 100,0% 2.996.541

1992 1,6% 54,6% 32,1% 11,6% 100,0% 4.111.991

2002 1,8% 51,9% 39,8% 6,5% 100,0% 5.144.617

Nota: Se incluye al empleado/a doméstico

Población por tipo de hogares, 1982 - 2002

c) Perfil detallado por Tipo de hogares La tipología de hogares puntualizada ofrece un panorama global que debe desagregarse para identificar y cuantificar a sus componentes con mayor precisión (Cuadro No. 4-3). Entre los hogares-familiares nucleares12, se encuentra una composición mayoritaria del hogar-familiar nuclear completo; representa 48,2% del total en 1982, 48,3% en 1992, y 45,8% en el 2002. A su vez, dentro de los hogares-familiares nucleares completos, los hogares-familiares de padre y madre e hijo o hija o hijos e hijas (de ahora en más, hijo/a/s) conforman el grueso de la sub-cate48

12 Se utilizará esta denominación para realzar a los hogares que contienen determinados tipos de familia y para diferenciarlos de aquellos que no comprenden a familias o pueden no estar integrados exclusivamente por familias (hogares compuestos).


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goría (aproximadamente 7 de cada 8 hogares-familiares nucleares completos). Entonces, en el tipo de hogar hegemónico, el nuclear, constituyen mayoría los hogares nucleares completos, y, principalmente, los hogares nucleares de progenitores e hijo/a/s. La incidencia de hogares de cónyuges sin hijos es muy pequeña y se mantiene estable. Considerando que se trata de un país con estructura de edades jóvenes puede señalarse, entonces, que las parejas sin hijos constituyen la excepción entre los hogares nucleares; o que las personas forman pareja, uniéndose o casándose, para tener hijos. El hogar nuclear incompleto, mayoritariamente compuesto por mujeres jefas de hogar como se verá más adelante, mantiene su baja incidencia aunque crece pero muy lentamente; constituía 7,1% del total de hogares en 1982 y conforma 8,6% en el 2002. Los hogares extendidos son, en última instancia, extensiones de los nucleares; esto es, nucleares más otros parientes. Considerando la cantidad de hogares, los hogares extendidos no son hegemónicos en áreas rurales sino en las urbanas, cuestionando la teoría que los identifica como prototipos de la sociedad campesina13. Los hogares-familiares extendidos después de reducir su participación entre 1982 y 1992, de 30,1% a 27,1%, respectivamente, han aumentado significativamente, llegando a 32,0% en el 2002; coincidentemente con el proceso de urbanización y empobrecimiento14. Esta reemergencia de los hogares-familiares extendidos evidencia no sólo la persistencia de este tipo de arreglo familiar sino el probable crecimiento de este tipo de hogar si se lo asocia a dos factores ya mencionados: urbanización y empobrecimiento. Al desagregar a los hogares-familiares extendidos se encuentra una estructura semejante a la de los hogares-familiares nucleares. El hogar-familiar extendido compuesto por la familia nuclear y los parientes es mayoritario, aproximadamente dos tercios, del total de hogares-familias extendidos. Los hogares con progenitores, hijo/a/s, y parientes constituyen 20,2% del total de hogares en 1982, el 18,2% en 1992, y el 21,7% en el 2002.

13 La definición del área es político-administrativa sin considerar, por ejemplo, la cantidad de habitantes, dando lugar a calificar como urbanas a áreas periurbanas o con relativas características rurales. 14 No se puede afirmar que los hogares con estos arreglos familiares sean producto de las migraciones dado que, los hogares extendidos no cuentan con mayor proporción de población migrante que el promedio nacional.

Posteriormente, se encuentra a los hogares-familiares monoparentales con hijo/a/s y parientes con 7,1%, 7,4%, y 8,6%, respectivamente, del total de hogares. Finalmente, y ya como marginal y sin cambios, se ubica al hogar-familiar extendido compuesto por pareja sin hijos y con parientes, representando a 2,7%, 2,7% y 2,8%, respectivamente. Por último, los hogares compuestos, por su definición, no comprenden exclusivamente a familias compuestas, y, no se los puede analizar como tales. Su importancia para el estudio de las familias decrece en la medida que este tipo de hogar también se reduce, y, de constituir 8,8% del total de hogares pasa a contribuir con el 5,4% en el 2002. En resumen, los hogares-familiares nucleares y extendidos son hegemónicos, en casi 9 de 10 casos; y, constituyen el décimo restante el 49


Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

hogar unipersonal y el hogar compuesto. Entre los hogares-familiares nucleares es ampliamente mayoritario el hogar-familiar nuclear completo y dentro de éste los hogares-familiares nucleares de progenitores con hijos, siendo el peso de los hogares formados exclusivamente por parejas muy pequeño. Por otra parte, entre los hogares-familiares extendidos se repite y proyecta la mencionada jerarquía. Los hogaresfamiliares extendidos de progenitores con hijos y parientes conforman la amplia mayoría entre los hogares-familiares extendidos, seguidos de los hogares-familiares monoparentales, con hijos y parientes, y, finalmente con hogares-familiares de solamente cónyuges y parientes. La persistencia y reemergencia del hogar-familiar extendido puede significar la combinación de factores como urbanización y empobrecimiento, sin olvidar la relativamente amplia definición de área urbana. Cuadro No. 4-3 Hogares por tipo (detalle) Tipo de hogares 1. Unipersonal 2. Nuclear (total) Nuclear completo 2.1. Pareja 2.2. Pareja e hijo/a/s Nuclear incompleto 2.3. Monoparental e hijo/a/s 3. Extendido (total) 3.1. Pareja y otros parientes 3.2. Pareja e hijo/a/s y otros parientes 3.3. Monoparent e hijo/a/s y otr parientes 4. Compuesto 5. Total 6. Cantidad Tipo de hogares 1. Unipersonal 2. Nuclear (total) Nuclear completo 2.1. Pareja 2.2. Pareja e hijo/a/s Nuclear incompleto 2.3. Monoparental e hijo/a/s 3. Extendido (total) 3.1. Pareja y otros parientes 3.2. Pareja e hijo/a/s y otros parientes 3.3. Monoparent e hijo/a/s y otr parientes 4. Compuesto 5. Total 6. Cantidad Tipo de hogares 1. Unipersonal 2. Nuclear (total) Nuclear completo 2.1. Pareja 2.2. Pareja e hijo/a/s Nuclear incompleto 2.3. Monoparental e hijo/a/s 3. Extendido (total) 3.1. Pareja y otros parientes 3.2. Pareja e hijo/a/s y otros parientes 3.3. Monoparent e hijo/a/s y otr parientes 4. Compuesto 5. Total 6. Cantidad

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1982 País 5,8% 55,3% 48,2% 5,8% 42,4%

1982 Urbano 7,0% 50,1% 42,3% 6,4% 35,9%

1982 Rural 4,8% 59,7% 53,2% 5,3% 47,9%

7,1% 30,1% 2,7% 20,2% 7,1% 8,8% 100,0% 581.151

7,9% 31,8% 2,8% 21,3% 7,6% 11,1% 100,0% 267.767

6,5% 28,6% 2,6% 19,3% 6,7% 6,8% 100,0% 313.384

1992 7,6% 55,7% 48,3% 6,5% 41,8%

1992 7,6% 51,6% 43,7% 6,7% 37,0%

1992 7,7% 60,2% 53,4% 6,3% 47,0%

7,4% 27,1% 2,7% 18,2% 6,1% 9,5% 100,0% 863.990

8,0% 29,5% 2,7% 19,8% 7,0% 11,2% 100,0% 451.948

6,9% 24,5% 2,8% 16,5% 5,1% 7,6% 100,0% 412.042

2002 8,3% 54,3% 45,8% 6,2% 39,6%

2002 8,5% 52,9% 43,5% 6,3% 37,3%

2002 8,0% 56,3% 49,0% 6,1% 42,9%

8,6% 32,0% 2,8% 21,7% 7,5% 5,4% 100,0% 1.117.397

9,4% 32,9% 2,5% 22,1% 8,3% 5,7% 100,0% 659.173

7,3% 30,6% 3,1% 21,2% 6,3% 5,0% 100,0% 458.224

Nota: Para la tipología no se considera al empleado/a doméstico/a.


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Hogares por componentes según área, 1982

Nota: Se excluyó a hogares unipersonales, nucleares sin hijos, y extendidos sin hijos

Hogares por componentes según área, 1992

Nota: Se excluyó a hogares unipersonales, nucleares sin hijos, y extendidos sin hijos

Hogares por componentes según área, 2002

Nota: Se excluyó a hogares unipersonales, nucleares sin hijos, y extendidos sin hijos

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

d) Diferente estructura de hogares-familiares según área El proceso de modernización que vive la sociedad paraguaya no es homogéneo, difiere según área de residencia y sobre todo según jefatura del hogar, como se verificará más adelante. Considerando el total de hogares, en el área urbana, los hogares-familiares nucleares cuentan con menor peso que sus pares rurales en todo momento (Cuadro No. 4-3). En 1982, se cuenta con 50,1% de hogares-familiares nucleares en el área urbana y 59,7% en la rural; en 1992 con 51,6% y 60,2%, respectivamente; y, en el 2002, con 52,9% y 56,3%, respectivamente. Esto es, un mayor tradicionalismo, reflejado en el hogar-familiar nuclear, en el área rural que en la urbana. Asimismo resulta consistente con lo apuntado que, la proporción de hogares-familiares nucleares completos es mucho mayor en el área rural antes que en la urbana mientras que, la de los hogares-familiares nucleares incompletos cuenta con más incidencia en ciudades antes que en el campo. En contrapartida, los hogares-familiares extendidos han tenido mayor significación en el área urbana que en la rural, en todo momento, cuestionando así una presunta tendencia unilineal universal. En 1982, se encuentra a 31,8% del total de hogares urbanos como hogares-familiares extendidos y a 28,6% del total rural; en 1992, a 29,5% y 24,5%, respectivamente; y, en el 2002, a 32,9% y 30,6%, respectivamente. En cuanto a los hogares unipersonales, tampoco se encuentran asimetrías dignas de señalar; en contraposición a lo que podría esperarse de un peso considerablemente más importante en las áreas urbanas antes que en las rurales; otra vez, se cuestiona al proceso de modernización familiar que encontraría una significativa diferencia entre áreas. Finalmente, vale mencionar que los hogares compuestos en todo momento cuentan con mayor incidencia en las ciudades antes que en el campo aunque la distancia se va reduciendo hasta casi la igualdad en el 2002. 4.1.2. Jefatura de hogares a) Jefatura de los hogares, clave de desigualdades y de cambios La asimetría en la distribución de los tipos de hogares por jefatura es mayor que la distribución de tipos de hogares por área, y, constituye una clave de desigualdades como se puede apreciar seguidamente. Como referencia de contexto debe recordarse que, la jefatura femenina de los hogares era 18,0% en 1982, 20,8% en 1992, y es 25,6% en el 2002, como se apuntó en el capítulo anterior. Considerando los tipos de hogares-familiares de mayor incidencia porcentual en estos últimos veinte años (Cuadro No. 4-5), debe señalarse: i) en los hogares-familiares nucleares completos se cuenta con una casi-monopólica jefatura masculina aunque en lento descenso15;

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15 Vale mencionar que, en la publicación del Censo de 1972 aunque exista el dato acerca de la jefatura de hogar no se registra cuadro alguno sobre la cuestión porque era “incuestionable” a nivel cultural la jefatura masculina. Asimismo, se tiene un mejor registro de la jefatura en los siguientes censos, tanto por las preguntas como por diferentes percepciones culturales.


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1982 fue el último año con jefatura exclusivamente masculina, en 1992 llegó a 96,1% mientras que, en el 2002 alcanza al 91,5%; ii) en los hogares-familiares nucleares incompletos sucede lo opuesto: jefatura femenina mayoritaria aunque sin llegar al nivel de hegemonía anterior; en 1982 llegaba 85,1% y en el 2002 se redujo levemente al 82,0%; y iii) en los hogares-familiares extendidos se halla jefatura masculina mayoritaria aunque en constante descenso; de 74,2% en 1982 a 67,2% en el 2002. Entonces, puede apuntarse a: a) un cambio cultural y económico significativo en los hogares nucleares completos al percibir a la mujer como jefa de hogar; b) la permanencia de una elevada proporción de mujeres jefas de hogares nucleares incompletos, y consiguientemente más vulnerables por faltar uno de los cónyuges como por los ingresos femeninos usualmente menores a los masculinos y las tareas domésticas a cargo de las mujeres; c) sin embargo, este tipo de hogares solo representa 8,6% del total en el 2002; d) cabe diferenciar entre los hogares-familiares extendidos presididos por el pater familiae y parentela; y hogares-familiares extendidos con mujer jefa con hijo/a/s y sus respectivos parientes; si bien ambos presentan vulnerabilidad es probable que ésta sea mayor en el último tipo; e) Estas precisiones son necesarias para las políticas públicas considerando tanto el peso cuantitativo de los distintos tipos de hogares como las particularidades de cada tipo de hogares. Finalmente, en los hogares compuestos que pueden o no tener familias compuestas se dio un sustantivo incremento de la minoritaria jefatura femenina solamente en el último decenio, de 21,1% en 1992 a 28,6% en el 2002. Los hogares unipersonales están compuestos por varones -se utiliza esta expresión más pertinente dado que la jefatura requiere de seguidores que no existen en este tipo de hogar-; y, se ha dado un constante aumento de la composición masculina, de 59,3% en 1982 a 67,4% en el 2002. Este fenómeno se explica porque usualmente los varones tienen mayores ingresos que las mujeres, por una parte, y porque los varones, por la cultura dominante, se sienten más libres para independizarse de la estructura familiar, por otra. Las mujeres. a pesar de su autosuficiencia económica como para independizarse a través de hogares unipersonales, estarían culturalmente más condicionadas o hasta obligadas al apoyo familiar, y más aún en tiempos de recesión económica.

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Cuadro No. 4-4 Jefatura por Tipo de hogares, 1982-2002

1982 J. Hombre 1982 J. Mujer 1992 J. Hombre 1992 J. Mujer 2002 J. Hombre 2002 J. Mujer

Unipersonal 59,3% 40,7% 64,6% 35,4% 67,4% 32,6%

Nuc.comp 100,0% 0,0% 96,1% 3,9% 91,5% 8,5%

N.incomp 14,9% 85,1% 15,5% 84,5% 18,0% 82,0%

Jefatura por tipo de hogar, 1982

Población por jefatura según tipo de hogares, 1992

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Extend 74,2% 25,8% 70,7% 29,3% 67,2% 32,8%

Comp 79,2% 20,8% 78,9% 21,1% 71,4% 28,6%

Total 82,0% 18,0% 79,2% 20,8% 74,4% 25,6%

Cantidad 476.383 104.768 683.943 180.047 830.794 286.604


Roberto L. Céspedes R.

Población por jefatura según tipo de hogares, 2002

b) Asimetrías en la jefatura de hogares por área Dada la importancia de la desigualdad en la jefatura por tipo de hogares, cabe diferenciar esta aproximación según área urbana o rural (Cuadro No. 4-5). Como tendencia general, y esperada, se encuentra una diferencia favorable a las mujeres en las áreas urbanas en relación a las rurales, dentro de los parámetros que corresponden a cada tipo de hogar. Las ciudades favorecen una mayor autonomía, económica y cultural, de las mujeres y, consiguientemente, su reconocimiento como jefa de hogar es mayor que en el campo. Cuadro No. 4-5 Jefatura por Tipo de hogares según área, 1982-2002

1982 Urbano 1982 J. Hombre 1982 J. Mujer 1982 Rural 1982 J. Hombre 1982 J. Mujer 1992 Urbano 1992 J. Hombre 1992 J. Mujer 1992 Rural 1992 J. Hombre 1992 J. Mujer 2002 Urbano 2002 J. Hombre 2002 J. Mujer 2002 Rural 2002 J. Hombre 2002 J. Mujer

Hogar Unipersonal

Hogar Nuc.comp

Hogar N.incomp

Hogar Extendido

Hogar Compuesto

Hogar Total

Hogar Cantidad

53,3% 46,7%

100,0% 0,0%

11,5% 88,5%

71,3% 28,7%

74,9% 25,1%

77,9% 22,1%

208.508 59.259

66,7% 33,3%

100,0% 0,0%

18,4% 81,6%

76,9% 23,1%

85,2% 14,8%

85,5% 14,5%

267.875 45.509

55,7% 44,3%

95,2% 4,8%

12,0% 88,0%

67,2% 32,8%

75,1% 24,9%

75,1% 24,9%

339.240 112.708

74,2% 25,8%

96,8% 3,2%

20,0% 80,0%

75,3% 24,7%

85,1% 14,9%

83,7% 16,3%

344.703 67.339

60,9% 39,1%

90,7% 9,3%

14,9% 85,1%

63,7% 36,3%

66,9% 33,1%

70,8% 29,2%

466.723 192.450

77,2% 22,8%

92,5% 7,5%

23,7% 76,3%

72,5% 27,5%

78,8% 21,2%

79,5% 20,5%

364.071 94.153

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Jefatura femenina por tipo de hogar según área, 2002

Con el objetivo de visualizar el mencionado fenómeno, se puntualiza solamente los últimos datos, correspondientes al 2002. En los hogares-familiares nucleares completos, en el área urbana, 9,3% tienen jefatura femenina mientras que 7,5% cuentan con la misma jefatura en el área rural. Asimismo, en los hogares-familiares nucleares incompletos, en las ciudades, 85,1% de los mismos cuentan con jefatura femenina y 76,3% en el campo. Se repite el mismo fenómeno en los hogaresfamiliares extendidos con 36,3% de jefatura femenina en el área urbana y 27,5% en la rural. Entonces, este tipo de hogar con mujeres cabezas de hogar es más urbano que rural, una tendencia que se verifica en los últimos veinte años. c) Jefatura por estado civil y tipo de hogar De necesario contexto, debe señalarse la reducción de personas casadas en la jefatura de hogares y el paralelo crecimiento de la jefatura de personas unidas mientras que las demás categorías registraban cambios menores. Estas tendencias evidencian una mayor modernización en las uniones de hecho y de derecho dadas las tendencias mundiales, y, el mayor sinceramiento de las estadísticas dada una menor censura pública a las uniones de hecho. El individualismo, la irresponsabilidad, e intereses económicos estarían influyendo en los resultados apuntados. En efecto, la jefatura de hogares por personas casadas representaba 62,8% en 1982, 60,3% en 1992, y 54,7% en el 2002. En contrapartida, la jefatura de hogares a cargo de personas unidas fue 15,4% en 1982, 17,0% en 1992, y 20,6% en el 2002 (Cuadro No. 4-7). Otro aspecto a señalarse e indicador cualitativo de las percepciones culturales en el registro censal es una única categoría de personas separadas y divorciadas en los censos anteriores al de 1992. Esto es, numéricamente se trataba de un escaso número de personas y, culturalmente se podía aceptar esta fusión dentro de la recolección de datos 56


Roberto L. Céspedes R.

censales hasta la década anterior a la de fin de siglo. A lo que debe agregarse el divorcio civil existente desde 1991. En cualquiera de los casos, ambas categorías tienen escasa incidencia aunque han crecido significativamente, de 2,1% en 1982 a 4,2% en el 2002. Esta perspectiva es de los tipos de familias y, consiguientemente, el estado civil de la jefatura se considera a partir de los mismos. En general, este enfoque revela marcados cambios en los que se perciben nexos más liberales o más laxos, según el punto de vista del lector/a, en estos últimos veinte años. En los hogares nucleares completos se cuenta con dos categorías: casado y unido. El cambio percibido está en la reducción de jefaturas casadas y, paralelamente, en el aumento de las unidas; de 79,5% y 20,5% en 1982 a 71,5% y 28,5% en el 2002, respectivamente. Mayor liberalidad o individualismo o irresponsabilidad en la familia nuclear completa, típica-ideal según algunos, están incidiendo en estas familias. En los hogares nucleares incompletos, los estados civiles dominantes de la jefatura son soltero, casado y viudo. La segunda categoría encierra una contradicción a menos que se asuma una ausencia temporal del otro cónyuge por, por ejemplo, por razones de trabajo; o no se reconozca una separación; o la persona, por razones culturales, se adjudique tal estado civil aunque nunca haya estado casada. En este tipo de familias se dieron cambios más significativos. En 1982 el 41,4% de la jefatura era soltero, en el 2002 es 32,5%. Precisamente, la jefatura casada se incrementó de 17,2% a 21,3%, respectivamente. Mientras que, la viudez como jefatura ha experimentado pequeños cambios, otra significativa innovación es el aumento de personas separadas y divorciadas que, de 11,2% en 1982 pasó a 19,0% en el 2002. Entonces, en las familias nucleares incompletas se va dando un proceso de crecimiento de jefas -dado que están compuestas fundamentalmente por mujeres- casadas y separadas-divorciadas aunque siempre con la fuerte incidencia de solteras y viudas que conjuntamente son más de la mitad en el 2002. Las dos últimas categorías en incremento reflejarían mayor autonomía económica y cultural de las mujeres mientras que sobre la primera caben algunas dudas para una mayor precisión. Finalmente, de los hogares extendidos en las dos categorías centrales, casado y unido, se repite lo apuntado sobre los hogares nucleares completos aunque en menor escala. Ha descendido la proporción de jefatura casada y aumentado la unida mientras que las otras categorías han tenido cambios menores. En 1982, el 59,0% de los hogares estaba presidido por una persona casada y 11,6% por otra unida; en el 2002, se trata de 51,8% y 18,2%, respectivamente. Aunque con poca incidencia cuantitativa, merece anotarse el rápido crecimiento de los hogares con jefatura separada-divorciada que pasó de 2,3% en 1982 a 4,0% en el 2002. Asimismo, teniendo presente la incidencia de el peso de las jefaturas soltero y viudo, se registra que, en el 2002, conforman 14,6% y 11,1%, respectivamente. En otras palabras, la jefatura de los

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Familias en Paraguay. Anรกlisis sociohistรณrico de estructuras familiares y pobreza.

hogares extendidos refleja parcialmente las tendencias ya visualizadas en los hogares nucleares completos y en los nucleares incompletos, en menor medida. Cuadro No. 4-7 Jefatura de hogar por estado civil y tipo de hogar, 1982-2002

1982 Unipersonal J. Hombre J. Mujer Nuc compl J. Hombre J. Mujer N Incomp J. Hombre J. Mujer Extendido J. Hombre J. Mujer Compuesto J. Hombre J. Mujer Total J. Hombre J. Mujer

1992 Uniperson J. Hombre J. Mujer Nuc compl J. Hombre J. Mujer N. Incomp J. Hombre J. Mujer Extendido J. Hombre J. Mujer Compuesto J. Hombre J. Mujer Total J. Hombre J. Mujer

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Total Cant 33,834 20,056 13,778 279,962 279,962 0 41,371 6,151 35,220 174,857 129,709 45,148 51,127 40,505 10,622 581,151 476,383 104,768

Total % 100.0% 59.3% 40.7% 100.0% 100.0% 0.0% 100.0% 14.9% 85.1% 100.0% 74.2% 25.8% 100.0% 79.2% 20.8% 100.0% 82.0% 18.0%

Casado 10.7% 72.6% 27.4% 79.5% 100.0% 0.0% 17.2% 18.4% 81.6% 59.0% 94.9% 5.1% 55.5% 95.5% 4.5% 62.8% 96.3% 3.7%

Unido 1.9% 56.5% 43.5% 20.5% 100.0% 0.0% 5.0% 9.8% 90.2% 11.6% 92.6% 7.4% 18.1% 95.5% 4.5% 15.4% 95.5% 4.5%

Viudo 16.8% 34.9% 65.1% 0.0% 0.0% 0.0% 23.4% 25.5% 74.5% 10.0% 19.4% 80.6% 8.2% 19.5% 80.5% 6.4% 23.4% 76.6%

Estado civil Separado 7.4% 65.1% 34.9% 0.0% 0.0% 0.0% 11.2% 14.6% 85.4% 2.3% 17.8% 82.2% 2.5% 27.7% 72.3% 2.1% 27.1% 72.9%

Divorciado 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0%

Soltero 59.9% 62.7% 37.3% 0.0% 100.0% 0.0% 41.4% 8.0% 92.0% 16.5% 29.8% 70.2% 15.2% 42.3% 57.7% 12.7% 35.1% 64.9%

No inf. 3.4% 67.1% 32.9% 0.0% 0.0% 0.0% 1.8% 17.4% 82.6% 0.7% 33.5% 66.5% 0.5% 47.1% 52.9% 0.6% 42.7% 57.3%

Total Cant 66,090 42,693 23,397 417,360 400,883 16,477 64,277 9,980 54,297 234,188 165,613 68,575 82,075 64,774 17,301 863,990 683,943 180,047

Total % 100.0% 64.6% 35.4% 100.0% 96.1% 3.9% 100.0% 15.5% 84.5% 100.0% 70.7% 29.3% 100.0% 78.9% 21.1% 100.0% 79.2% 20.8%

Casado 10.0% 78.1% 21.9% 77.9% 96.9% 3.1% 22.2% 17.8% 82.2% 58.5% 91.1% 8.9% 46.5% 91.9% 8.1% 60.3% 92.6% 7.4%

Unido 1.6% 65.2% 34.8% 22.1% 93.2% 6.8% 5.5% 11.1% 88.9% 11.2% 84.2% 15.8% 28.7% 93.3% 6.7% 17.0% 89.4% 10.6%

Viudo 17.5% 38.0% 62.0% 0.0% 0.0% 0.0% 21.8% 25.8% 74.2% 11.0% 19.7% 80.3% 7.3% 23.0% 77.0% 6.6% 25.2% 74.8%

Estado civil Separado 8.4% 69.1% 30.9% 0.0% 0.0% 0.0% 13.1% 17.3% 82.7% 2.9% 18.4% 81.6% 2.8% 30.5% 69.5% 2.7% 31.4% 68.6%

Divorciado 0.9% 66.1% 33.9% 0.0% 0.0% 0.0% 1.0% 17.7% 82.3% 0.2% 23.1% 76.9% 0.3% 36.2% 63.8% 0.2% 36.3% 63.7%

Soltero 60.4% 69.3% 30.7% 0.0% 50.0% 50.0% 35.8% 7.9% 92.1% 16.0% 32.7% 67.3% 14.2% 47.2% 52.8% 13.0% 42.1% 57.9%

No inf. 1.2% 71.2% 28.8% 0.0% 0.0% 0.0% 0.7% 14.5% 85.5% 0.2% 29.2% 70.8% 0.2% 38.7% 61.3% 0.2% 43.7% 56.3%


Uniperson J. Hombre J. Mujer Nuc. compl J. Hombre J. Mujer N. Incompl J. Hombre J. Mujer Extendido J. Hombre J. Mujer Compuesto J. Hombre J. Mujer Total J. Hombre J. Mujer

Total Cant 92,763 62,508 30,254 511,420 467,990 43,430 95,618 17,181 78,438 357,265 240,032 117,233 60,332 43,084 17,249 1,117,398 830,794 286,604

Total % 100.0% 67.4% 32.6% 100.0% 91.5% 8.5% 100.0% 18.0% 82.0% 100.0% 67.2% 32.8% 100.0% 71.4% 28.6% 100.0% 74.4% 25.6%

Casado 11.0% 80.9% 19.1% 71.5% 93.6% 6.4% 21.3% 22.5% 77.5% 51.8% 86.0% 14.0% 50.4% 88.0% 12.0% 54.7% 88.4% 11.6%

Unido 2.8% 59.9% 40.1% 28.5% 86.3% 13.7% 7.2% 15.2% 84.8% 18.2% 80.4% 19.6% 16.0% 81.4% 18.6% 20.6% 82.0% 18.0%

Viudo 14.9% 37.6% 62.4% 0.0% 0.0% 0.0% 19.2% 25.5% 74.5% 11.1% 19.6% 80.4% 8.4% 22.1% 77.9% 6.9% 24.4% 75.6%

Estado civil Separado 9.8% 73.1% 26.9% 0.0% 0.0% 0.0% 16.3% 20.5% 79.5% 3.5% 17.8% 82.2% 4.3% 34.0% 66.0% 3.6% 32.5% 67.5%

Divorciado 2.0% 71.8% 28.2% 0.0% 0.0% 0.0% 2.7% 11.8% 88.2% 0.5% 20.7% 79.3% 0.9% 34.7% 65.3% 0.6% 32.4% 67.6%

Soltero 58.2% 71.7% 28.3% 0.0% 0.0% 0.0% 32.5% 10.2% 89.8% 14.6% 34.3% 65.7% 19.5% 52.1% 47.9% 13.3% 44.2% 55.8%

No inf. 1.2% 68.4% 31.6% 0.0% 0.0% 0.0% 0.8% 23.1% 76.9% 0.3% 32.3% 67.7% 0.3% 50.1% 49.8% 0.3% 44.5% 55.5%

Roberto L. Céspedes R.

2002

Notas: En 1982, las personas separadas y divorciadas estaban en una sola categoría. Los cuadros combinan dos distribuciones porcentuales de la jefatura de cada tipo de hogar. El total de cada tipo de hogar se distribuye según estado civil en forma horizontal; los estudiados para mejor visualización se encuentran en negrita. El total general como el total por cada tipo de hogar se distribuye según (sexo de la jefatura) en forma vertical.

Jefatura de hogares por estado civil, 1982 - 2002

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Familias en Paraguay. Anรกlisis sociohistรณrico de estructuras familiares y pobreza.

Estado civil de la jefatura por tipo de hogares, 1982

Estado civil de la jefatura por tipo de hogares, 1992

Jefatura de hogares por estado civil, 2002

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Roberto L. Céspedes R.

El análisis por sexo de la jefatura confirma pautas esperadas pero que, esta vez, se prueban y cuantifican. En los hogares nucleares completos, con abrumadora jefatura masculina, se anota una mayor relativa incidencia de mujeres jefas en los hogares de personas unidas antes que en los hogares de personas casadas; esto es, 13,7% y 6,4%, respectivamente (Cuadro No. 4-7). Por otra parte, en los hogares nucleares incompletos, esta vez, con abrumadora jefatura femenina, se registra que los hogares presididos por viudos, casados y separados tienen mayor incidencia que el promedio de 18,0% en el 2002. Por el contrario, las mujeres solteras, divorciadas y unidas se ubican sobre su promedio general de 82,0% en este mismo año censal. Finalmente, en hogares extendidos con clara mayoría masculina, la jefatura se polariza. En el 2002, por una parte, en las categorías que reúnen 70,0% de los casos, casado y unido, se encuentra jefatura masculina en aproximadamente 83% de las familias, muy por encima del promedio de 67,2%. Por otra parte, en las categorías de menor incidencia como divorciado, separado, viudo y soltero -en este orden- se halla una muy elevada jefatura femenina que va de 82,2% a 65,7%, más que duplicando el promedio de 32,8%. En otras palabras, en las categorías más sólidas o estables como casado y unido, mayoría masculina; en las menos sólidas o incompletas, mayoría femenina.

Jefatura de hogares nucleares completos por estado civil, 2002

61


Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Jefatura de hogares nucleares incompletos por estado civil, 2002

Jefatura de hogares extendidos por estado civil, 2002

4.1.3. Tamaño de las familias a) Lenta reducción del tamaño de las familias Se asume que, el tamaño promedio de los hogares y particularmente de los hogares-familiares se reduce a medida que avanza el proceso de modernización mediante, por ejemplo, la urbanización. Teniendo presente que los cambios demográficos son usualmente lentos y que la reducción de la fecundidad en el Paraguay también ha sido lenta, se ha dado un cambio limitado en cuanto a reducción del tamaño promedio de los hogares en el transcurso de los últimos veinte años. A nivel general, en 1982 el promedio de personas por hogar fue de 5,2 y en el 2002 es 4,6; esto es, se redujo en un poco más de media persona en dos décadas (Cuadro No. 4-8). Dada la considerable incidencia cuantitativa de los hogares-familiares en el total de hogares, el promedio total está asentado fundamentalmente en el promedio de los hogares-familiares. 62


Roberto L. Céspedes R.

El tamaño de los hogares-familiares varía según el tipo de los mismos, el área de residencia, y la jefatura; secuencia que sigue el análisis. En todo momento, el tamaño promedio de las familias extendidas es superior al de las familias nucleares completas; en cifras del 2002, se trata de 5,7 personas y 4,6 personas, respectivamente. A su vez, estas dimensiones promedio son mayores que las de familias nucleares incompletas; en cantidades del 2002, resulta en 3,5 personas. Entonces, se encuentra una clara estratificación de los promedios con una misma distancia (1,1 persona) entre familia extendida, familia nuclear completa, y familia nuclear incompleta. Este ordenamiento resulta “lógico” y sí vale mencionar la escasa y, curiosamente, simétrica diferencia entre estos tres tipos de hogares-familiares. Sin embargo, las familias que se reducen más rápidamente entre 1982 y el 2002, son las familias nucleares completas, las nucleares incompletas, y las extendidas, en este orden. Si se tiene como base 100,0% a los promedios de 1982, veinte años después, las familias nucleares completas se han reducido al 88,6%, las nucleares incompletas al 92,3%, y las extendidas al 95,0%. Por consiguiente, a nivel de tendencia, las diferencias entre el tamaño promedio de estos distintos tipos de familias, por una parte, se irá ensanchando entre familia extendida y familia nuclear completa y, por otra, se irá estrechando entre familia nuclear completa y familia nuclear incompleta; aunque todas, como parte de un movimiento global, se vayan reduciendo. Si predomina en el corto plazo el proceso de empobrecimiento, al que se suma el irreversible el proceso de urbanización, las familias extendidas y las nucleares incompletas, las más vulnerables y empobrecidas -como se verificará en el siguiente capítulo-, serán las más numerosas y de más lenta reducción en su tamaño promedio. Resumiendo; primero, una muy lenta reducción del tamaño de los hogares equivalente a poco más de media persona en veinte años. Segundo, una clara estratificación del tamaño promedio de los hogares, de mayor a menor, en este orden: hogares-familiares extendidos, hogares-familiares nucleares completos, y hogares-familiares nucleares incompletos. Pero, tercero, la merma mayor se da en los hogares-familiares nucleares completos, los hogares-familiares nucleares incompletos, y los hogares-familiares extendidos, con esta jerarquía. Por consiguiente, cuarto, la diferencia en el tamaño promedio entre familias extendidas y familias nucleares completas se ensanchará y entre éstas y familias nucleares incompletas se reducirá. Y, quinto, serán más numerosos y de reducción más lenta, los hogares más pobres o más vulnerables, los extendidos y los nucleares incompletos. Como conclusión se recomiendan políticas diferenciadas para cada uno de estos tipos de (hogares con) familias.

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Tamaño de las familias, 1982 - 2002, y tendencias

Cuadro No. 4-8 Tamaño promedio del tipo de hogares por jefatura según área, 1982-2002

Unipersonal Jefe hombre Jefa mujer Nucl. completo Jefe hombre Jefa mujer Nucl. incompleto Jefe hombre Jefa mujer Extendido Jefe hombre Jefa mujer Compuesto Jefe hombre Jefa mujer Total Jefe hombre Jefa mujer

1982 País 1,0 1,0 1,0 5,1 5,1 3,8 3,6 3,8 6,0 6,4 4,9 6,1 6,4 5,1 5,2 5,4 4,0

1992 País 1,0 1,0 1,0 4,8 4,8 4,8 3,6 3,3 3,7 5,6 6,0 4,9 5,8 5,9 5,4 4,8 4,9 4,1

Nota: Se incluye al/a empleado/a doméstico/a.

64

2002 País 1,0 1,0 1,1 4,6 4,6 4,6 3,5 3,1 3,6 5,7 6,0 5,2 5,6 5,7 5,2 4,6 4,7 4,2

1982= 100,00% 102,5% 101,1% 105,5% 88,6% 88,5% 96,9% 92,3% 87,4% 93,5% 95,0% 93,0% 106,5% 91,7% 90,5% 101,7% 89,3% 87,6% 104,8%

Diferenc 2002-1982 0,0 0,0 0,1 -0,6 -0,6 -0,1 -0,3 -0,5 -0,2 -0,3 -0,4 0,3 -0,5 -0,6 0,1 -0,6 -0,7 0,2


Unipersonal Jefe hombre Jefa mujer Nucl. completo Jefe hombre Jefa mujer Nucl. incomplo Jefe hombre Jefa mujer Extendido Jefe hombre Jefa mujer Compuesto Jefe hombre Jefa mujer Total Jefe hombre Jefa mujer

3,5 3,4 3,6 5,7 6,1 4,8 5,8 6,2 4,9 4,7 5,0 3,9

1992 Urbano 1,0 1,0 1,1 4,4 4,4 4,4 3,4 3,2 3,5 5,5 5,9 4,9 5,8 5,9 5,3 4,6 4,8 4,0

2002 Urbano 1,0 1,0 1,1 4,3 4,3 4,4 3,4 3,0 3,4 5,6 5,8 5,2 5,5 5,7 5,0 4,4 4,5 4,1

1982= 100,00% 103,7% 101,5% 107,0% 93,8% 93,6% 98,7% 95,5% 89,5% 96,6% 97,6% 95,4% 107,9% 93,4% 91,8% 103,5% 93,1% 90,9% 106,6%

Diferenc 2002-1982 0,0 0,0 0,1 -0,3 -0,3 -0,1 -0,2 -0,4 -0,1 -0,1 -0,3 0,4 -0,4 -0,5 0,2 -0,3 -0,5 0,3

2002 Rural 1,0 1,0 1,0 4,9 4,9 5,1 3,7 3,3 3,8 5,9 6,2 5,3 5,8 5,9 5,5 4,9 5,0 4,5

1982= 100,00% 100,7% 100,5% 101,5% 88,9% 88,7% 96,1% 91,6% 87,6% 93,2% 94,0% 92,0% 105,7% 89,9% 89,1% 98,5% 88,5% 87,0% 104,9%

Diferenc 2002-1982 0,0 0,0 0,0 -0,6 -0,6 -0,2 -0,3 -0,5 -0,3 -0,4 -0,5 0,3 -0,6 -0,7 -0,1 -0,6 -0,7 0,2

Roberto L. Céspedes R.

1982 Urbano 1,0 1,0 1,0 4,6 4,6

Nota: Se incluye al/a empleado/a doméstico/a.

Unipersonal Jefe hombre Jefa mujer Nucl. completo Jefe hombre Jefa mujer Nucl. incomplo Jefe hombre Jefa mujer Extendido Jefe hombre Jefa mujer Compuesto Jefe hombre Jefa mujer Total Jefe hombre Jefa mujer

1982 Rural 1,0 1,0 1,0 5,5 5,5 4,0 3,7 4,1 6,3 6,7 5,0 6,4 6,6 5,6 5,5 5,7 4,3

1992 Rural 1,0 1,0 1,0 5,2 5,2 5,3 3,9 3,4 4,0 5,8 6,1 4,9 5,9 6,0 5,5 5,0 5,1 4,2

Nota: Se incluye al/a empleado/a doméstico/a.

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Tamaño promedio de hogares por tipo, 1982 - 2002

Nota: Se excluye a hogares unipersonales y compuestos.

b) Pequeñas diferencias en el tamaño de las familias según área Si las diferencias entre el tamaño promedio de distintos tipos de hogares-familiares es pequeña, otro tanto ocurre entre área urbana y rural, a lo largo de estos veinte años (Cuadro No. 4-8). Asimismo, se demuestra que las familias cuentan con tamaño promedio elevado, en comparación a otras sociedades, independientemente del tipo de familia y del área. Los hogares-familiares urbanos tienen en promedio un número menor de personas que los rurales; en el 2002, se trata de 4,4 y 4,9 personas, respectivamente. Como parte de la tendencia global, en el lapso 1982-2002, se han reducido los promedios urbanos y rurales. Aquí caben dos puntualizaciones. Primero, en este lapso, se ha reducido más el promedio rural que el urbano; teniendo como base 100,0% a 1982 se tiene en el 2002 a 93,4% y 88,5%, respectivamente. Segundo, sin embargo, se encuentran diferencias entre los períodos intercensales, 19821992 y 1992-2002. En el último decenio, dicha merma a nivel urbano se aceleró mientras que a nivel rural redujo su ritmo. Para explicar lo apuntado previamente, aceleramiento en la reducción del tamaño de los hogares urbanos y lenta baja del promedio de hogares rurales debe considerarse, entre otros factores, a las migraciones. Las mismas inciden así: a) destino preferencial urbano a nivel global, b) mayor migración de gente de mayores recursos que, a su vez, son c) las de menor fecundidad, y d) a mayor ingreso, mayor preferencia por las ciudades. Primero, las personas migrantes de 5 y más años, en los últimos 5 años previos a los censos de 1982, 1992 y 2002, fueron 9,2%, 9,2%, y 12,5%, respectivamente. Esto es, se aceleró significativamente en el último decenio. Segundo, el destino preferencial de las migraciones es urbano. Del total de migrantes, 62,4% se dirigió a las ciudades y 0,0% con destino no informado en 1982; 54,8% y 22,2%, respectivamente, en 66


Roberto L. Céspedes R.

1992; y, 57,2% y 28,3%, respectivamente, en el 2002 (DGEEC, 2003: 55). Tercero, se utilizan los datos de la EIH 2000/1 para el análisis de los migrantes por quintiles de ingreso; por la compatibilidad de los resultados dado que, en el Censo del 2002 se encuentra 12,5% de migrantes de los últimos 5 años previos al mismo y en la EIH se halla 12,9% para la misma categoría. Cuarto, migran más las personas de más ingresos, con pautas reproductivas de menor fecundidad. Del quintil más rico son migrantes 13,8%; del cuarto quintil, 15,4%; del tercer quintil, 12,0%; del segundo quintil, 12,5%; y del quintil más pobre, 10,4%. Quinto, de estos migrantes, a medida que aumenta el ingreso existe un destino preferencial por las ciudades, incidiendo aún más en la baja fecundidad urbana. En efecto, a nivel nacional, se dirigió a las ciudades, 58,1%; del quintil más rico, 75,4%; del cuarto quintil, 69,5%; del tercer quintil, 53,3%; del segundo quintil, 53,6%; y del quintil más pobre, 32,7% (Robles, 2001: 135). A partir de las características, señaladas sobre los migrantes, se acentuaría la baja fecundidad en las zonas urbanas dado que, i) se migra más que antes, ii) se mantiene el destino preferencial por las ciudades, iii) migran más quienes tienen más ingresos y menos fecundidad, y reforzando lo anterior, iv) a medida que aumenta el ingreso se migra más a las ciudades. Si bien los migrantes constituyen una porción pequeña de las familias urbanas, al reafirmarse en las ciudades la baja fecundidad de este segmento social se tiene una base firme para explicar este decrecimiento del tamaño promedio de las familias urbanas en el 2002.

Tamaño promedio de hogares urbanos por tipo, 1982 - 2002

Nota: Se excluye a hogares unipersonales y compuestos.

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Tamaño promedio de hogares rurales por tipo, 1982 - 2002

Nota: Se excluye a hogares unipersonales y compuestos.

c) Continuidades y cambios en el tamaño del hogar según jefatura El tamaño promedio de los hogares según jefatura presenta continuidad y cambio en estos últimos veinte años. Por una parte, los hogares presididos por varones cuentan con un mayor promedio de personas que los de mujeres, a lo largo del lapso estudiado. Por otra parte, los hogares con jefatura masculina se reducen en tamaño promedio mientras que los de jefatura femenina se expanden (Cuadro No. 4-8). En 1982, los hogares con jefatura masculina contaban con 5,4 personas en promedio y los de jefatura femenina con 4,0 personas; mientras que, en el 2002, se tiene a 4,7 personas y a 4,2 personas, respectivamente. Lo mismo se encuentra por áreas; con una mayor asimetría en el campo antes que en la ciudad. Al desagregar este crecimiento del tamaño promedio de los hogares presididos por mujeres, se encuentran marcadas diferencias por tipo de hogar-familiar por lo cual no resulta válida esa referencia global en todos los casos. En el 2002, se halla que, i) en los hogares-familiares extendidos cuando son presididos por varones el promedio de personas es 6,0 y cuando son presididos por mujeres el promedio es 5,2 -recuérdese que en este tipo de hogares, la jefatura femenina llega al 32,8%-; ii) en los hogares-familiares nucleares completos, independientemente de la jefatura tienen el mismo número de personas en promedio, o 4,6-en estos hogares, la jefatura femenina llega al 8,5%-; y iii) en los hogares-familiares nucleares incompletos cuando son presididos por varones el promedio de personas es 3,1 y cuando son presididos por mujeres el promedio es 3,6 -en este tipo de hogares, la jefatura femenina alcanza 82,0%, 68


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Entonces, a partir de datos presentes y adelantando otros del siguiente capítulo, se anota: iv) en los hogares más vulnerables como son los familiares nucleares incompletos, la mujer tiene más personas a su cargo que los varones; y v) en los hogares más pobres como son los familiares extendidos, los varones tienen una mayor carga en el tamaño familiar; vi) en los hogares nucleares completos, mayoritarios cuantitativamente, se reparten equitativamente la carga de pobreza, hombres y mujeres; y vii) la tendencia nacional también se encuentra por áreas urbana y rural.

Resumiendo, el tamaño promedio de los hogares-familiares se ha reducido muy lentamente, algo más de media persona en los últimos veinte años. Las diferencias mayores se encuentran entre los distintos tipos de hogares-familiares; siendo los más numerosos, los hogares-familiares extendidos, los hogares-familiares nucleares completos, y los hogares-familiares nucleares incompletos, en este orden. El ritmo de reducción del tamaño promedio de los hogares se da en los hogares-familiares nucleares completos, los hogares-familiares nucleares incompletos, y los hogaresfamiliares extendidos; lo cual resulta en una tendencia hacia la diferenciación mayor por tipo de hogares-familiares. A nivel de área urbana y rural, se halla un mayor decrecimiento rural que urbano entre 1982 y 2002 pero, en la última década, 1992-2002, el ritmo de reducción fue mayor en las zonas urbanas que en las rurales. Un segundo factor de asimetría se encuentra en la jefatura de los hogares-familiares. Los presididos por varones se reducen; mientras que los presididos por mujeres se reducen más lentamente en el caso de los nucleares completos e incompletos, o aumentan ligeramente, en el caso de los extendidos. En tercer lugar, el tamaño promedio de los hogares-familiares urbanos es menor al de los rurales. Finalmente, las diferencias en el tamaño promedio de los hogares, entre 1982 y el 2002, a nivel de país, por jefatura (hombre-mujer), o por área (urbana-rural), se van reduciendo también muy lentamente. Considerando el largo plazo, este fenómeno se podría deber al relativo equilibrio de áreas de residencia urbana-rural que influye en esta diferenciación menor sin que la misma deje de existir. Como se anotó anteriormente, la clave en el tamaño promedio de los hogares se encuentra en el tipo de los mismos.

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Tamaño promedio de hogares por tipo según jefatura, 2002

Nota: Se excluye a hogares unipersonales y compuestos.

Tamaño promedio de hogares urbanos por tipo según jefatura, 2002

Nota: Se excluye a hogares unipersonales y compuestos.

Tamaño promedio de hogares rurales por tipo según jefatura, 2002

Nota: Se excluye a hogares unipersonales y compuestos. 70


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4.2. Ciclo de vida familiar (CVF) Como se anotó previamente, sobre el ciclo de vida familiar (CVF) en el Paraguay, se ha hallado un artículo de Neupert (1990) y otro de Galeano y Zarza (1986) que ya tienen su tiempo. El primero, a partir de proyecciones estadísticas de 1950-55 y 1980-85, señala improbables cambios en la condición de la mujer hasta el 2020-25. El otro, con una metodología diferente a la aquí aplicada16, anota que las mujeres de familias más pobres cuentan con prole tempranamente; y se trata de un registro en un momento ya pasado. A partir de las categorías utilizadas, se establecen tres niveles de análisis del período 1982-2002: a) las tendencias nacionales, b) las diferencias por área, y c) las asimetrías por jefatura de hogar (Cuadro No. 4-9). Las categorías utilizadas para el CVF son a) pareja joven sin hijo/ a/s -se utilizará hijo-, b) pareja con hijo mayor menor de 6 años, c) pareja con hijo mayor entre 6 y menos de 13 años, d) pareja con hijo mayor entre 13 y menos de 19 años, e) pareja con hijo mayor de 19 y más años, y f) pareja adulta sin hijos. La pareja joven se define por la mujer jefa de hogar o su cónyuge con 35 o menos años mientras que, la pareja adulta se establece a partir de la mujer jefa de hogar o su cónyuge con 36 o más años. a) Lento retraso en la expansión inicial de la familia En estos últimos veinte años, a nivel nacional se hallan tres grandes tendencias (Cuadro No. 4-9 y gráfico de tendencias). Primero, la proporción de parejas jóvenes sin hijos y parejas adultas sin hijos casi no han variado. Segundo, se ha dado una pequeña reducción del peso de familias con hijo/a/s menores de 6 años. Tercero, han crecido muy ligeramente aunque con líneas erráticas los grupos familiares con hijos de 13 y más años. En primer lugar, la proporción de parejas jóvenes sin hijos y parejas adultas sin hijos -o el comienzo y el fin, respectivamente, del CVF- casi no han variado. El escaso peso del primer grupo -con una línea algo errática- refuerza lo encontrado en la desagregación de tipos de familias; la ínfima incidencia de las parejas sin hijos entre las familias nucleares completas o entre las familias extendidas (Cuadro No. 4-3). Por otra parte, se percibe un muy ligero -pero sólido- aumento de las parejas adultas sin hijos; de ser 8,9% en 1982 a 9,8% en el 2002. Entonces, si los extremos del CVF casi no han variado, los cambios se han dado en las otras fases de aquellos. 16 Diferente en el sentido de que sus categorías son tres: fase inicial o de procreación, fase de expansión o intermedia, y fase de dispersión o de fisión; a la que se agrega implícitamente la -cuarta- fase de unión sin procreación.

En segunda instancia, se encuentra el descenso -nítido- del peso de familias con hijo mayor menor de 6 años; esto es, retraso en la expansión inicial de la familia o prole inicial. Esta reducción está implicando, desde este punto de vista, el retraso en tener niños dado que aumenta

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

la proporción de prole de mayor edad, de 6 y más años. El grupo de familias con prole inicial ha pasado de ser 17,3% en 1982, a 16,6% en 1992, y a 12,9% en el 2002. En contrapartida, en tercer lugar, a nivel de tendencia, han crecido muy ligeramente aunque con líneas erráticas los grupos familiares con hijos de 13 y más años mientras que se mantuvo casi inalterable el de 6 a 12 años. Consiguientemente, cada vez más familias tienen prole de mayor edad o, lo que es lo mismo, se está retrasando ligeramente el tener hijos. Cuadro No. 4-8 Ciclo de vida familiar por jefatura de hogar y área, 1982-2002

1982 J. Hombre J. Mujer 1992 J. Hombre J. Mujer 2002 J. Hombre J. Mujer 1982 Urbana Rural 1992 Urbana Rural 2002 Urbana Rural

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Cantidad Total 496,190 415,822 80,368 715,825 576,476 139,349 964,303 725,202 239,101 496,190 219,318 276,872 715,825 366,785 349,040 964,303 565,828 398,475

Total Porcentaje 100.0% 83.8% 16.2% 100.0% 80.5% 19.5% 100.0% 75.2% 24.8% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0%

Pareja jov s/h 5.5% 92.0% 8.0% 6.0% 88.3% 11.7% 5.4% 82.4% 17.6% 5.5% 6.8% 4.4% 6.0% 7.0% 4.9% 5.4% 6.0% 4.4%

H may 0-5 17.3% 94.0% 6.0% 16.6% 89.0% 11.0% 12.9% 84.1% 15.9% 17.3% 17.4% 17.2% 16.6% 16.6% 16.6% 12.9% 13.0% 12.7%

H may 6-12 20.1% 90.9% 9.1% 22.4% 85.8% 14.2% 20.6% 81.4% 18.6% 20.1% 19.2% 20.8% 22.4% 21.8% 23.0% 20.6% 20.6% 20.6%

H may 13-18 17.1% 86.3% 13.7% 19.2% 82.6% 17.4% 19.4% 76.8% 23.2% 17.1% 15.6% 18.2% 19.2% 18.0% 20.3% 19.4% 18.4% 20.7%

H may 19 y + 31.1% 72.9% 27.1% 26.2% 69.1% 30.9% 32.1% 66.4% 33.6% 31.1% 31.0% 31.2% 26.2% 26.7% 25.6% 32.1% 32.7% 31.1%

Pareja adu s/h 8.9% 76.3% 23.7% 9.7% 75.9% 24.1% 9.8% 72.1% 27.9% 8.9% 9.9% 8.1% 9.7% 9.9% 9.6% 9.8% 9.3% 10.5%


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Ciclo de vida familiar, 1982 - 2002, y tendencias

b) Diferencias en el CVF por área Se han encontrado diferencias en el CVF por área (Cuadro No. 4-8). Como puede esperarse, en las áreas urbanas tanto las parejas jóvenes sin hijos y las parejas con hijo mayor menores de 6 años tienen una ligera mayor incidencia que sus pares rurales. Esta tendencia se encuentra en los tres censos. Según el del 2002, en las ciudades, las parejas jóvenes sin hijos representan 6,0% y las con hijo mayor menor de 6 años, 13,0% mientras que, en el campo, se encuentran 4,4% y 12,7%, respectivamente. Consistentemente con lo apuntado, las parejas con hijos mayores aquellas cuyo hijo mayor cuenta con 19 y más años- tienen un peso ligeramente superior en las ciudades que en zonas rurales; con datos del 2002 se trata de 32,7% y 31,1%, respectivamente. También debe notarse que, el grupo de la última fase del CVF, pareja adulta sin hijos, tuvo un proceso de inflexión. Los dos primeros censos registraron una mayor proporción urbana que rural mientras que en el último la tendencia se revierte; esto es, se encuentra más parejas adultas sin hijos en el campo que en la ciudad, probablemente debido a las emigraciones en este último caso.

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Familias en Paraguay. Anรกlisis sociohistรณrico de estructuras familiares y pobreza.

Ciclo de vida familiar por รกrea, 1982

Ciclo de vida familiar por รกrea, 1992

Ciclo de vida familiar por รกrea, 2002

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c) CVF según Jefatura de hogar La jefatura del hogar cambia lentamente según el CVF (Cuadro No. 4-8). Tres tendencias aparecen claramente en los tres censos comparados. Primero, la hegemonía masculina no se cuestiona pero se debilita, en cada una de las etapas del CVF y como parte del proceso global con crecimiento de jefaturas femeninas en los hogares. Segundo, a medida que avanzan las etapas del CVF crece la incidencia de la jefatura femenina -con las excepciones que se mencionan como tercera característica- porque siempre es menor el peso de la jefa en la pareja joven sin hijos que en la pareja adulta sin hijos, por citar a los extremos del CVF. Dos excepciones se halla a la tendencia global anotada precedentemente, en tercer lugar. La jefatura femenina de la pareja joven sin hijos es siempre mayor que la de hijo mayor menor de 6 años. A partir de aquí, se va incrementando el peso de la jefatura femenina hasta llegar al grupo de pareja con hijo mayor de 19 y más años. El mayor nivel educativo de la mujer y su independencia económica, a medida que transcurre el tiempo, y especialmente después de etapa de maternidad y crianza de niños pequeños, estarían influyendo en esta situación. El pico alcanzado se reduce finalmente en el último grupo del CVF, la pareja adulta sin hijos.

Ciclo de vida familiar por jefatura, 1982

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Ciclo de vida familiar por jefatura, 1992

Ciclo de vida familiar por jefatura, 2002

4.3. Conclusiones sobre estructura y ciclo de vida familiar, 1982-2002 1. Considerando la cantidad de hogares, en el lapso 1982-2002, se verifica la hegemonía de los hogares con familias nucleares y de los hogares con familias extendidas, en aproximadamente nueve de diez hogares; pero con la clara preponderancia del hogar nuclear, en poco más de cinco de esos nueve hogares. A lo cual debe agregarse el limitado peso de los hogares compuestos y de los unipersonales. Esta estructura familiar se diferencia de la de países más urbanizados de larga data en el área como Argentina, Chile o Uruguay y se encuentra más cercana la de países centroamericanos como El Salvador, Guatemala u Honduras (Arraigada, 1997: 15; 2001: 20-21). 76


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2. Teniendo presente la distribución de hogares por tipo y la distribución de la población por tipo de hogares, un resultado de significación constituye la inexistencia de muy significativas desigualdades entre ambas. Como puede preverse, el peso de los hogares unipersonales decrece y, en este caso, la diferencia resultante se encuentra entre los hogares extendidos y los compuestos, en este orden. Considerando la importancia numérica, se anota que la población en hogares-familiares nucleares alcanza 51,9% en el 2002; mientras que, la población de los hogares-familiares extendidos comprende 39,8% en la misma fecha. Asimismo, el peso poblacional conjunto de estos dos tipos de hogares-familiares, nucleares y extendidos es creciente; en 1982 conformaban 88,5% de la población, en 1992 el 86,7% y en el 2002 alcanzan 91,7%; en este último año censal, la población por otro tipo de hogar ya casi resulta marginal. La persistencia y reemergencia de la importancia de la población del hogar-familiar extendido puede significar la combinación de factores como urbanización y empobrecimiento, sin olvidar la relativamente amplia definición de área urbana, incluyendo a poblaciones periurbanas. 3. En el caso de una mayor desagregación de la distribución de hogares, y útil para las políticas de intervención específicas, se anota cuanto sigue y en referencia al 2002: i) los hogares-familiares nucleares completos conforman 45,8% del total, ii) los hogares-familiares extendidos representan 32,0% del total, iii) los hogares-familiares nucleares incompletos alcanzan 8,6% del total; mientras que, tanto los hogares-familiares nucleares sin hijos como los hogares-familiares extendidos de núcleo conyugal sin hijos resultan de mucho menor peso aunque no necesariamente marginales y se encuentran dentro de las categorías ya mencionadas. 4. En el caso de áreas de residencia, i) los hogares nucleares tienen menor peso en la ciudad que en el campo; ii) la superioridad de los hogares familiares extendidos en la ciudad, y, no en el campo, como podría esperarse de esta estructura identificada como más tradicional, aspecto que debe anudarse a lo antedicho; mientras que, iii) las familias nucleares incompletas inciden más en las ciudades que en el campo, como es de esperar. 5. El análisis desde la perspectiva de la jefatura, masculina o femenina, y exclusivamente a la población de los tipos de hogares-familiares, debe señalar: iv) en los hogares-familiares nucleares completos, la población con jefatura masculina de ser total en 1982 se encuentra en lento descenso, llegando al 91,4% en el 2002;

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

v) en los hogares-familiares nucleares incompletos sucede lo opuesto, la población con jefatura masculina fue y es minoritaria aunque sin mayores cambios, de 14,1% en 1982 y 1992 a 16,2% en el 2002; y vi) en los hogares-familiares extendidos, la población con jefatura masculina es mayoritaria aunque en constante descenso, de 78,9% en 1982 a 70,0% en el 2002. Entonces, puede apuntarse a: a) un cambio cultural y económico significativo en los hogares nucleares completos al percibir a la mujer como jefa de hogar; b) la permanencia de una elevada proporción de mujeres jefas de hogares nucleares incompletos, y consiguientemente más vulnerables por faltar uno de los cónyuges como por los ingresos femeninos usualmente menores a los masculinos y las tareas domésticas a cargo de las mujeres; c) sin embargo, este tipo de hogares solo representa 8,6% del total en el 2002; d) cabe diferenciar entre los hogares-familiares extendidos presididos por el pater familiae y parentela; y hogares-familiares extendidos con mujer jefa con hijo/a/s y sus respectivos parientes; si bien ambos presentan vulnerabilidad es probable que ésta sea mayor en el último tipo; e) Estas precisiones son necesarias para las políticas públicas considerando tanto el peso cuantitativo de los distintos tipos de hogares como las particularidades de cada tipo de hogares. 6. Dada la importancia de la desigualdad en la jefatura por tipo de hogares, cabe diferenciar esta aproximación según área urbana o rural. Como tendencia general, y esperada, se encuentra una diferencia favorable a las mujeres en las áreas urbanas en relación a las rurales, dentro de los parámetros que corresponden a cada tipo de hogar. Las ciudades favorecen una mayor autonomía, económica y cultural, de las mujeres y, consiguientemente, su reconocimiento como jefa de hogar es mayor que en el campo. 7. Otra consideración relevante en la jefatura de hogares es el estado civil. De contexto, debe apuntarse que, la jefatura de hogares por personas casadas representaba 62,8% en 1982 y es 54,7% en el 2002 mientras que la jefatura de hogares a cargo de personas unidas fue 15,4% y es 20,6%, respectivamente. En los hogares nucleares completos el cambio está en la reducción de jefaturas casadas -de 79,5% en 1982 a 71,5% en el 2002- y en el paralelo de las unidas; de 20,5% a 28,5%, respectivamente. Significativas innovaciones se encuentra en los hogares nucleares incompletos, con hegemonía femenina en la jefatura y siendo los estados civiles dominantes soltera, casa-

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da y viuda. Se redujeron las jefaturas de solteras, de 41,4% en 1982 a 32,5% en el 2002; mientras creció la jefatura de separadas y divorciadas, de 11,2% a 19,0% y la de casadas de 17,2% a 21,3%, respectivamente. Finalmente, de los hogares extendidos en las dos categorías centrales, casado y unido, se repite lo apuntado sobre los hogares nucleares completos aunque en menor escala; mientras que las otras categorías han incidido con cambios menores en el total. 8. El estudio de la estructura familiar comprende también al tamaño promedio de los hogares cuyos resultados son los que siguen. Primero, se ha dado una muy lenta reducción del tamaño de los hogares equivalente a poco más de media persona en veinte años. Segundo, se encuentra una clara estratificación del tamaño promedio de los hogares, de mayor a menor, es hogares-familiares extendidos, hogares-familiares nucleares completos, y hogares-familiares nucleares incompletos. Pero, tercero, la merma mayor se da en los hogares-familiares nucleares completos, los hogares-familiares nucleares incompletos, y los hogares-familiares extendidos, con esta jerarquía. Por consiguiente, cuarto, la diferencia en el tamaño promedio entre familias extendidas y familias nucleares completas se ensanchará y entre éstas y familias nucleares incompletas se reducirá. Y, quinto, serán más numerosos y de reducción más lenta, los hogares más pobres o más vulnerables, los extendidos y los nucleares incompletos. Como conclusión se recomiendan políticas diferenciadas para cada uno de estos tipos de (hogares con) familias. 9. A nivel de área, se encuentra, como puede esperarse, un promedio menor de personas en los hogares urbanos que en los rurales; en el 2002 se trata de 4,4 y 4,9 personas, respectivamente; diferencia pequeña. 10. Otro factor de asimetría en cuanto al tamaño promedio del hogar se encuentra en la jefatura de los hogares-familiares. Los presididos por varones tienen en promedio mayor cantidad de personas que los de mujeres. Aquellos con jefatura masculina, en todos los casos se reducen; mientras que los presididos por mujeres se reducen más lentamente en el caso de los nucleares completos e incompletos, o aumentan ligeramente, en el caso de los extendidos; consideraciones útiles para las políticas de intervención. 11. El ciclo de vida familiar -o CVF- presenta tres tendencias relevantes. En primer lugar, como no ha cambiado significativamente el peso de las parejas jóvenes sin hijos o de las parejas adultas sin hijos en la distribución de familias según CVF, se halla un leve pero nítido retraso en la expansión inicial de la familia debido a que se redujo la incidencia de parejas cuyos hijos mayores tienen menos de 6 años. 12. En las áreas urbanas, se encuentra una ligera supremacía de las parejas jóvenes sin hijos y de las parejas con hijos mayores menores de 6 años en relación a sus pares rurales.

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

13. La hegemonía masculina en la jefatura de hogares no se cuestiona pero se debilita en cada una de las etapas del CVF mientras que la jefatura femenina crece hasta el grupo de parejas con hijos mayores de 19 y más años donde desciende ligeramente. 14. Entonces, los cambios que se han dado en los hogares y en las familias se vinculan, en la mayoría de los casos, con las innovaciones de la condición de las mujeres. Simplificando, en estos últimos veinte años, la estructura familiar se ha renovado fundamentalmente a partir de la mujer en su condición de jefa de hogar mientras que, a nivel masculino no se produjeron innovaciones relevantes. 15. Este cuadro busca presentar sintéticamente lo principal de este resumen: 2002

Hogares nucleares completos

Porcentaje de población

80

Jefatura masculina

Jefatura por Estado civil

45,8

91,5%

C: 71,5% U: 28,5%

8,6

18,0%

32,0

67,2%

Tamaño promedio del hogar 4,6 personas

51,9

Hogares nucleares incompletos Hogares extendidos

Porcentaje de hogares

39,8

S: 32,5% C: 21,3% V: 19,2%

3,5 personas

C: 51,8% U: 18,2% S: 14,6%

5,7 personas

Ciclo de vida familiar i) retraso en expansión inicial de la familia; ii) jefatura masculina reduce; la femenina crece hasta hijo mayor 19 y + años


Roberto L. Céspedes R.

5. Familias y pobreza hoy

5.1. Consistencia entre el Censo del 2002 y la Encuesta del 2000/1 Para el análisis pormenorizado de la pobreza de los hogares-familiares, las mejores fuentes son las encuestas de la DGEEC. Considerando la secuencia histórica, iniciada en 1982 y que culmina en el 2002, se utiliza a la Encuesta Integrada de Hogares del 2000/2001 (EIH 2000/1) dada su la cobertura y representatividad en cuanto a muestra y debido al prolongado tiempo de recolección de los datos. Esto es, aproximadamente 9.000 hogares en todo el país y durante un año; esta es la primera encuesta con representatividad de todos los departamentos17. Además de la riqueza y pertinencia de la información sobre pobreza, también cabe señalar la elevada consistencia entre los resultados del Censo Nacional de Población y Viviendas del 2002 (CNPV 2002) y la EIH 2000/1. De esta forma, se legitima el uso de la encuesta para el análisis de los tipos de hogares-familiares y su vinculación con la pobreza, en sus distintos enfoques y niveles. Se reconoce la diferencia en cantidad de hogares entre censo y encuesta, con 1.117.397 y 1.243.870, respectivamente; pero, dado el énfasis en las proporciones (o porcentajes, en este caso) entre los distintos tipos de hogares-familiares, esto tiene una menor importancia. Entonces, con el objetivo de demostrar la consistencia de ambas fuentes de datos, se presenta el caso de la jefatura de hogar, dado que en el transcurso del texto otros se demostrarán. Una vez visualizada la legitimidad del uso de la EIH 2000/1 se estudiará a las variables consideradas en vinculación con la pobreza. En el caso de la jefatura de hogar, a nivel nacional, urbano y rural casi no se encuentran diferencias. Se dan asimetrías en las jefaturas de hogares compuestos, hogares-familiares nucleares completos y hogares-familiares extendidas, en este orden. Sin embargo, al excluirse del análisis a los hogares compuestos tanto por su naturaleza como por su bajo peso porcentual, quedan los otros dos en donde los más numerosos, los nucleares completos, cuentan con menor diferencia. Entonces, resulta legítimo el uso de la EIH 2000/1. 17 Se excluye a los departamentos de Nueva Asunción y Boquerón cuya población se estima que representa aproximadamente el 2% de la población nacional. Por la cantidad de hogares de la muestra, el lapso de estudio, y, la mayor cobertura en cuanto a áreas de investigación se prefiere esta encuesta a la del 2002, la Encuesta Permanente de Hogares (EPH 2002).

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Cuadro No. 5-1 Consistencia entre CNPV 2002 y EIH 2000/1 - Jefatura de hogares

País Jef. Hombre Jef. Mujer Unipersonal Jef. Hombre Jef. Mujer Nucl completo Jef. Hombre Jef. Mujer Nuc incompl Jef. Hombre Jef. Mujer Extendido Jef. Hombre Jef. Mujer Compuesto Jef. Hombre Jef. Mujer

Urbano Jef. Hombre Jef. Mujer Unipersonal Jef. Hombre Jef. Mujer Nucl completo Jef. Hombre Jef. Mujer Nuc incompl Jef. Hombre Jef. Mujer Extendido Jef. Hombre Jef. Mujer Compuesto Jef. Hombre Jef. Mujer

Rural Jef. Hombre Jef. Mujer Unipersonal Jef. Hombre Jef. Mujer Nucl completo Jef. Hombre Jef. Mujer Nuc incompl Jef. Hombre Jef. Mujer Extendido Jef. Hombre Jef. Mujer Compuesto Jef. Hombre Jef. Mujer

82

CNPV 2002 1.117.398 830.794 286.604 92.763 62.508 30.254 511.420 467.990 43.430 95.618 17.181 78.438 357.265 240.032 117.233 60.332 43.083 17.249 CNPV 2002 659.173 466.723 192.450 56.011 34.119 21.893 286.920 260.224 26.697 62.036 9.215 52.820 216.872 138.202 78.670 37.334 24.963 12.370 CNPV 2002 458.224 364.071 94.153 36.751 28.389 8.362 224.500 207.767 16.733 33.582 7.965 25.617 140.393 101.830 38.563 22.998 18.120 4.878

EIH 2000/1 1.243.870 929.253 314.617 91.946 59.235 32.711 624.411 586.939 37.472 114.687 21.360 93.327 363.209 228.534 134.675 49.617 33.185 16.432 EIH 2000/1 704.962 496.004 208.958 58.348 34.405 23.943 329.650 302.423 27.227 67.511 9.750 57.761 217.565 129.997 87.568 31.888 19.429 12.459 EIH 2000/1 538.908 433.249 105.659 33.598 24.830 8.768 294.761 284.516 10.245 47.176 11.610 35.566 145.644 98.537 47.107 17.729 13.756 3.973

CNPV 2002 100,0% 74,4% 25,6% 100,0% 67,4% 32,6% 100,0% 91,5% 8,5% 100,0% 18,0% 82,0% 100,0% 67,2% 32,8% 100,0% 71,4% 28,6% CNPV 2002 100,0% 70,8% 29,2% 100,0% 60,9% 39,1% 100,0% 90,7% 9,3% 100,0% 14,9% 85,1% 100,0% 63,7% 36,3% 100,0% 66,9% 33,1% CNPV 2002 100,0% 79,5% 20,5% 100,0% 77,2% 22,8% 100,0% 92,5% 7,5% 100,0% 23,7% 76,3% 100,0% 72,5% 27,5% 100,0% 78,8% 21,2%

EIH 2000/1 100,0% 74,7% 25,3% 100,0% 64,4% 35,6% 100,0% 94,0% 6,0% 100,0% 18,6% 81,4% 100,0% 62,9% 37,1% 100,0% 66,9% 33,1% EIH 2000/1 100,0% 70,4% 29,6% 100,0% 59,0% 41,0% 100,0% 91,7% 8,3% 100,0% 14,4% 85,6% 100,0% 59,8% 40,2% 100,0% 60,9% 39,1% EIH 2000/1 100,0% 80,4% 19,6% 100,0% 73,9% 26,1% 100,0% 96,5% 3,5% 100,0% 24,6% 75,4% 100,0% 67,7% 32,3% 100,0% 77,6% 22,4%

Diferencia 0,0% -0,4% 0,4% 0,0% 3,0% -3,0% 0,0% -2,5% 2,5% 0,0% -0,7% 0,7% 0,0% 4,3% -4,3% 0,0% 4,5% -4,5% Diferencia 0,0% 0,4% -0,4% 0,0% 1,9% -1,9% 0,0% -1,0% 1,0% 0,0% 0,4% -0,4% 0,0% 4,0% -4,0% 0,0% 5,9% -5,9% Diferencia 0,0% -0,9% 0,9% 0,0% 3,3% -3,3% 0,0% -4,0% 4,0% 0,0% -0,9% 0,9% 0,0% 4,9% -4,9% 0,0% 1,2% -1,2%


Roberto L. Céspedes R.

5.2. Hogares-familiares y pobreza a) Hogares-familiares y condición de pobreza La encuesta 2000/1 considera a la pobreza según el método de Línea de Pobreza (LP) y se clasifican los hogares o personas por condición de pobreza y según niveles de la misma. La condición de pobreza remite a No pobres y Pobres y los Niveles de pobreza incluyen a (No pobres y) Pobres no extremos y Pobres extremos o indigentes18, y, a nivel global remite a la distribución de hogares o población por quintiles de ingreso -niveles de análisis que se desarrollarán posteriormente. Tres preguntas iniciales al tema de hogares-familias y pobreza son: a) ¿Cuántos hogares son pobres, porcentual y cuantitativamente, medidos por la LP?, b) ¿Cuáles tipos de hogares son los más pobres?, en cuanto al porcentaje de pobreza por tipo de hogar, y c) ¿Cuáles tipos de hogares son los concentradores de pobreza?, en cuanto a la cantidad de hogares en esta condición. En relación a la primera pregunta, se encuentra a 26,3% de hogares pobres en el total de hogares, con las esperadas desigualdades urbano-rural, con 22,4% y 31,5%, respectivamente. Esto es, 327.670 hogares en el país, 157.735 en el área urbana y 169.935 en la rural, en condición de pobreza. Constituye una realidad significativa que cuando menos uno de cada cuatro hogares son pobres (Cuadro 5-2). Considerando la segunda pregunta, para identificar la condición de pobreza de las familias, se estudia a la proporción del tipo de hogares en condición de pobreza. A nivel nacional, son los hogares-familiares los más numerosos en cuanto a proporción de pobreza. Los hogaresfamiliares nucleares completos tienen 29,4% en esta condición y los hogares-familiares extendidos con 28,8% en igual condición. Ya a una diferenciada distancia se encuentra 22,7% de hogares-familiares nucleares incompletos como pobres. Por otra parte, de los hogares compuestos 15,8% es pobre, y de los hogares unipersonales sólo 6,2%.

18 Los criterios de medición de la pobreza considerando la LP remiten a la Canasta Básica de Consumo (CBC) y a la pobreza extrema o indigencia con la Canasta Básica de Alimentos (CBA), aspectos desarrollados en DGGEC (Marcos Robles), 2000, y disponible en las publicaciones en línea de la DGEEC en www.dgeec.gov.py

La tendencia nacional presenta cambios por área de residencia. En el área urbana, la pobreza está más “igualitariamente” distribuida en los hogares-familiares; con 24,8% en los hogares-familiares nucleares completos, 25,0% en los hogares-familiares nucleares incompletos, y 23,4% en los hogares-familiares extendidos. Esto es, uno de cada cuatro hogares-familiares son pobres. Por otra parte, en el área rural, los hogares-familiares extendidos y los nucleares completos tienen mayor proporción de pobreza, con 36,8% y 34,5%, respectivamente, y los hogares-familiares nucleares incompletos se hallan detrás con 19,4%. En el campo, los hogares-familiares nucleares completos constituyen la mitad de los hogares según la EIH 2000/1; lo significativo es el elevado nivel de pobreza de los hogares extendidos. 83


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Entonces, se tiene a nivel nacional, significativa proporción de pobreza en los hogares nucleares completos urbanos y rurales; lo mismo para los hogares nucleares incompletos en la ciudad antes que en el campo; y mucha mayor proporción de pobreza en los hogares extendidos en el campo antes que en la ciudad En cantidades, se trata de 314.123 hogares-familiares a nivel nacional, 149.728 en las ciudades y 164.395 en el campo. Cuadro No. 5-2 Hogares por tipo y condición de pobreza, 2000/1

Unipersonal Nucl completo Nucl incompleto Extendido Compuesto Total Unipersonal Nuclear completo Nuclear incompleto Extendido Compuesto Urbano Unipersonal Nuclear completo Nuclear incompleto Extendido Compuesto Rural

Cantidad hogares 91.946 624.411 114.687 363.209 49.617 1.243.870 58.348 329.650 67.511 217.565 31.888 704.962 33.598 294.761 47.176 145.644 17.729 538.908

Total* hogares 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Hogares pobres 5.702 183.487 26.016 104.620 7.845 327.670 2.848 81.888 16.858 50.982 5.159 157.735 2.854 101.599 9.158 53.638 2.686 169.935

* Se excluye al porcentaje de hogares no pobres que se puede obtener por inferencia Fuente: EIH 2000/1

Hogares pobres por tipo según área, 2000/1

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Hogares pobres 6,2% 29,4% 22,7% 28,8% 15,8% 26,3% 4,9% 24,8% 25,0% 23,4% 16,2% 22,4% 8,5% 34,5% 19,4% 36,8% 15,2% 31,5%


Roberto L. Céspedes R.

En relación a la tercera pregunta; ya identificados los hogares pobres, cabe ahora cuantificar la distribución relativa del total de hogares pobres por tipo de hogares (Cuadro No. 5-3). Esto último es relevante para una determinación de políticas dado que las mismas, en cualquiera de los casos, buscan impactar a un significativo número de unidades (hogares) -y no sólo a determinados tipos de unidades (hogares). A partir de la EIH 2000/1 se encuentra que, dentro del total de hogares pobres, los mismos se concentran en los hogares-familiares nucleares completos y los hogares-familiares extendidos, con 56,0% y 31,9%, respectivamente; muy por detrás, se encuentra a los hogaresfamiliares nucleares incompletos que integran a 7,9% del total de hogares pobres. Entre campo y ciudad se encuentra a los hogares-familiares nucleares completos de áreas urbanas con menor peso en comparación a los de áreas rurales, con 51,9% y 59,8%, respectivamente; en los otros casos, las asimetrías tienen menor significación. Cuadro No. 5-3 Tipos de hogares pobres y su distribución relativa, 2000/1

Unipersonal Nuclear completo Nuclear incompleto Extendido Compuesto Total Unipersonal Nuclear completo Nuclear incompleto Extendido Compuesto Total Urbana

País 5.702 183.487 26.016 104.620 7.845 327.670 1,7% 56,0% 7,9% 31,9% 2,4% 100,0%

Urbano 2.848 81.888 16.858 50.982 5.159 157.735 1,8% 51,9% 10,7% 32,3% 3,3% 100,0%

Rural 2.854 101.599 9.158 53.638 2.686 169.935 1,7% 59,8% 5,4% 31,6% 1,6% 100,0%

Distribución relativa de tipo de hogares pobres por área, 2000/1

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

b) Hogares-familiares y niveles de pobreza La EIH 2000/1 permite una desagregación mayor de la incidencia de la pobreza al diferenciar niveles de pobreza: pobreza no extrema y pobreza extrema o indigencia (Cuadro No. 5-4). En este caso, interesa particularmente cuantificar a los hogares-familiares en situación de indigencia, dada la urgencia de su intervención. El hallazgo significativo está en el peso de los hogares indigentes precisamente en los tipos de hogares-familiares con mayor incidencia de pobreza. Esto es, los hogares-familiares nucleares completos con 29,4% de pobreza cuentan con 12,8% de hogares indigentes; y los hogares-familiares extendidos con 28,8% en aquella condición tienen 12,3% de hogares en pobreza extrema. Finalmente, de los hogares-familiares nucleares incompletos con 22,7% de pobreza se tiene a 9,1% de indigencia. Esto significa que, la mayor indigencia se encuentra precisamente en los hogares-familiares con mayor proporción de pobreza y que constituyen la mayoría de los hogares-familiares pobres; esto es, doble pobreza, en porcentaje de pobreza según el tipo de hogar-familiar y que a su vez cuentan con la mayor cantidad de hogares pobres. La acumulación de ambas características negativas deben conducir a la intervención de las políticas públicas en estas familias. Si la proporción de pobreza en los hogares-familiares rurales es mayor que la urbana, lo mismo se repite a nivel de indigencia. Dos cuestiones resaltan. Por una parte, la relativamente baja proporción de indigencia en los hogares-familiares nucleares incompletos tanto urbanos como rurales, y, por otra, la proporción de indigencia rural triplica a la urbana tanto en los hogares-familiares nucleares completos como en los extendidos que son, a su vez, los más numerosos. Entonces, la indigencia es un problema rural mayúsculo y urgente en los hogaresfamiliares mayoritarios. Cuadro No. 5-4 Hogares por tipo y niveles de pobreza, 2000/1

Total País Unipersonal Nucl. completo Nucl. incompleto Extendido Compuesto Total Urbana Unipersonal Nuclear completo Nuclear incompleto Extendido Compuesto Total

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Cantidad hogares

Hogares pobres

Hogares no pob.extr

Hogares pobr.extr

5.702 183.487 26.016 104.620 7.845 327.670

6,2% 29,4% 22,7% 28,8% 15,8% 26,3%

4,3% 16,6% 13,6% 16,5% 13,2% 15,3%

1,9% 12,8% 9,1% 12,3% 2,6% 11,1%

2.848 81.888 16.858 50.982 5.159 157.735

4,9% 24,8% 25,0% 23,4% 16,2% 22,4%

2,9% 18,8% 16,0% 17,0% 15,1% 16,5%

2,0% 6,0% 9,0% 6,4% 1,1% 5,9%


Rural Unipersonal Nuclear completo Nuclear incompleto Extendido Compuesto Total

Hogares pobres

Hogares no pob.extr

Hogares pobr.extr

2.854 101.599 9.158 53.638 2.686 169.935

8,5% 34,5% 19,4% 36,8% 15,2% 31,5%

6,6% 14,2% 10,2% 15,8% 9,9% 13,7%

1,9% 20,3% 9,2% 21,1% 5,3% 17,9%

Roberto L. CĂŠspedes R.

Cantidad hogares

Fuente: EIH 2000/1

Hogares pobres por niveles de pobreza, 2000/1

Hogares pobres por niveles de pobreza urbana, 2000/1

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Hogares pobres por niveles de pobreza rural, 2000/1

5.3. Jefatura de hogares y pobreza a) Jefatura y Pobreza El tema de la jefatura de hogar (por sexo) y pobreza se ha presentado, usualmente, a través del requerimiento de políticas de intervención en los hogares-familiares presididos por mujeres. Con este objetivo, se vinculan jefatura de hogar y pobreza según tipo de hogares. Corresponden dos enfoques; por una parte, según jefatura cuáles son los tipos de hogares-familiares más pobres, en cuanto a porcentaje de pobreza y niveles (pobreza no extrema y pobreza extrema)19, y, por otra, según jefatura cuál es cantidad de hogares-familiares más pobres. Considerando el total de hogares, existe una pequeña diferencia entre 27,5% de hogares pobres presididos por varones y 23,0% de hogares pobres presididos por mujeres. En este mismo sentido, 11,8% de los hogares con jefatura masculina son indigentes en comparación a 9,0% de aquellos con jefatura femenina, otra vez una asimetría pequeña (Cuadro No. 5-5). La mayoría de hogares pobres con jefes en relación a los hogares pobres presididos por jefas se repite a nivel de hogares-familiares pobres. El tipo de hogares-familiares presididos por varones y con mayor proporción de pobreza son los hogares-familiares extendidos y los hogares-familiares nucleares completos, con 32,0% y 29,2%, respectivamente. Precisamente en estos dos tipos hogares, también se cuenta con la mayor proporción de pobreza extrema: 14,2% y 12,6%, respectivamente. Entonces, la pobreza más significativa en los hogares presididos por hombres se encuentran en las familias extendidas en donde se impone, probablemente, la imposibilidad económica de los hijos de independizarse; esto es, mudarse a otra vivienda u hogar20. En segunda instancia, pero no lejos, se encuentra al hogar típico (debido a su peso porcentual en el total de hogares); esto es, en la familia nuclear completa. La pobreza aquí se debería a las políticas económicas globales y 88

19 La muestra sobre los niveles de pobreza tiene limitaciones en cuanto a su representación; especialmente en algunos tipos como hogares nucleares completos presididos por mujeres, razón de la exclusión del análisis. Sin embargo, como referencia se incluye en el cuadro las proporciones que servirían, eventualmente, para un seguimiento posterior de esta cuestión. En última instancia, se prefiere presentar los datos dado que están disponibles aunque con la salvedad apuntada. 20 En el análisis de Tobatí se menciona que, en 1989 “el 70,8% de los hombres adultos que residían el hogar de sus padres o parientes eran trabajadores del ladrillo, una cifra significativamente más alta que el 49 al 54% de hombres que trabajaban en ladrillerías entre toda la población activa. Esta dato indica simplemente que los ladrilleros no pueden permitirse el lujo de formar sus propios hogares, y deben seguir residiendo en el hogar de sus padres.” (Hay, 1999: 143-144)


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no debido a una particularidad del tipo de hogar. Tampoco puede descartarse que este hogar se convierta en extendido por la recesión económica y el consiguiente empobrecimiento. Por otra parte, las mujeres jefas de hogar tienen su mayor índice de pobreza en los hogares-familiares nucleares completos, con 32,4% de pobreza y 15,6% de indigencia; estas afirmaciones deben ser cuidadosamente manejadas considerando la debilidad de la muestra. Detrás y diferenciadamente, se encuentran los hogares-familiares nucleares incompletos y los hogares-familiares extendidos con 24,3% y 23,6%, respectivamente, de pobreza, y, 9,6% y 9,3%, respectivamente, de pobreza extrema. La elevada pobreza e indigencia de las familias nucleares completas se debería a la situación de desempleo del hombre mientras que, en el caso de las familias nucleares incompletas y extendidas se tiene a la ausencia del cónyuge y proveedor de recursos y a la pobreza o empobrecimiento que conducen a la formación de hogares extendidos y en este caso más precarios con jefatura femenina -hogares que usualmente también son más numerosos.

21 Se reconoce que, la cantidad de hogares y población de la EIH 2000/1 -basada en proyecciones de los censos anteriores- es superior a lo encontrado en el CNPV del 2002; sin embargo, las proporciones entre las cantidades de la EIH 2000/1 desde este punto de vista- son válidas y harto elocuentes para lo aquí apuntado.

El análisis de los tipos de hogares no debe menoscabar el peso de las cantidades. Según las estimaciones de la EIH 2000/1, el total de hogares pobres presididos por varones es 351,2% de aquellos con jefatura femenina; en cifras, 254.395 y 72.440, respectivamente21. Más específicamente, se cuenta con 247.001 jefes de hogares-familiares pobres y 66.576 jefas de hogares-familiares pobres. Solamente el total de hogares-familiares pobres extendidos con jefes, que son 72.353, es superior al total de hogares-familiares pobres con jefas, que son 66.576. Esta diferencia numérica no excluye sino que exige políticas diferenciadas considerando tanto tipos de hogares pobres según jefatura como cantidad de hogares pobres independientemente de la jefatura. Cuadro No. 5-5 Jefatura de hogar por Condición y niveles de pobreza, 2000/1

Hombre Unipersonal Nuc complet Nuc incomp Extendido Compuesto Total

No pobre 55.836 415.314 17.988 154.056 28.901 672.095

Pobre 3.399 171.286 3.372 72.353 3.985 254.395

No pobre 94,3% 70,8% 84,2% 68,0% 87,9% 72,5%

Pobre 5,7% 29,2% 15,8% 32,0% 12,1% 27,5%

Pob.no ext. 3,8% 16,6% 9,2% 17,8% 9,1% 15,6%

Pob. Extr. 1,9% 12,6% 6,6% 14,2% 3,1% 11,8%

Mujer Unipersonal Nuc complet Nuc incomp Extendido Compuesto Total

No pobre 30.408 25.339 70.683 102.876 12.796 242.102

Pobre 2.303 12.133 22.644 31.799 3.561 72.440

No pobre 93,0% 67,6% 75,7% 76,4% 78,2% 77,0%

Pobre 7,0% 32,4% 24,3% 23,6% 21,8% 23,0%

Pob.no ext. 5,1% 16,8% 14,6% 14,3% 20,1% 14,0%

Pob. Extr. 1,9% 15,6% 9,6% 9,3% 1,7% 9,0%

Nota: En el total general, por dificultades en el cálculo exacto, se tiene una ínfima diferencia (0,2%). 89


Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Jefatura de hogares pobres por tipo de hogar, 2000/1

Jefatura y cantidad de hogares pobres por tipo, 2000/1

b) Edad de la jefatura y pobreza Se presume que los hogares con jefatura de mayor edad serían menos propensos a la pobreza dado que, las personas en tal condición estarían más preparadas en términos educativos y profesionales, y con mayor experiencia para enfrentar la vida. En contrapartida, los hogares con jefaturas más jóvenes tendrían una mayor probabilidad de ser pobres dado que o no han culminado su etapa de formación o las responsabilidades familiares entorpecen su formación o desarrollo profesional. Asimismo, el nivel educativo favorece o desfavorece la probabilidad de estar en situación de pobreza. A mayor educación, menos probabilidad de pobreza; y, a menor educación, mayor probabilidad de pobreza. No en todos los casos, se dispone de una muestra representativa suficiente para ciertas desagregaciones por lo que, solamente se consideran algunos tipos de hogares-familiares según área de residencia o jefatura masculina o femenina. También se estudia, cuando corresponde, al total como reflejo de la tendencia del conjunto. 90


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Las dos cuestiones consideradas son, por una parte, la edad promedio por tipo de hogar, y, por otra, la edad para la condición o no de pobreza del hogar -a partir del supuesto que mayor edad, menor probabilidad de pobreza, en el caso de personas en edad productiva. Lo último se estudia a partir de la diferencia entre la edad promedio de la jefatura de hogares no pobres y pobres; resultando que, a mayor diferencia, habría mayor incidencia de la probabilidad de estar en condición de pobreza. Si bien, el promedio de edad de la jefatura no revela a jefas o jefas jóvenes debe incluirse a éstos dentro del promedio general, en el cual inciden dada la estructura etaria joven del país. Sobre la edad promedio de la jefatura de hogares-familiares, cabe puntualizar que, a) a nivel nacional, los jefes y jefas de hogares-familiares extendidos son los menos jóvenes, con 52,9 años, lo cual resulta consistente con el modelo del pater familiae o mater familiae en cuyo hogar se encuentran probablemente tres generaciones; b) siguen los hogares-familiares nucleares completos, con 45,1 años; y c) los más jóvenes son hogares-familiares nucleares completos con 42,4 años; y d) el total con 46,6 años (Cuadro No. 5-6). Esto significa: i) el modelo del pater familiae más que mater familiae, y consiguientemente de mayor edad; ii) la jefatura del hogar-familiar nuclear es más joven que el extendido y con una diferencia pequeña entre el completo y el incompleto; y iii) la jefatura del hogar-familiar nuclear incompleto que reflejaría una ruptura con una unión anterior es ligeramente mayor que la del nuclear completo. Las distancias son significativas entre los extremos: jefatura de hogares extendidos y de hogares nucleares completos. Sin embargo, llama la atención que no pueden tratarse de generaciones diferentes considerando solamente una década de por medio. Esta bifurcación, entre jefatura de hogaresfamiliares extendidos y de hogares-familiares nucleares, se mantendrá consistente a lo largo del análisis dado que, el hogar-familiar extendido tiene un comportamiento muy uniforme mientras que las variaciones se dan entre los hogares-familiares nucleares incompleto y completo. Al considerar la edad promedio de la jefatura y la pobreza, se encuentran los siguientes resultados fundamentales: i) En los hogares-familiares pobres resulta muy clara, por una parte, la mayor edad en los extendidos con 52,6 años, y, por otra, los más jóvenes en los nucleares completos con 41,1 años y los nucleares incompletos con 40,7 años;

91


Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

ii) la diferencia entre edad de la jefatura de hogares no pobres y pobres para hogares-familiares extendidos y nucleares completos es pequeña pero para los hogares-familiares nucleares incompletos es 5,8 años; iii) lo cual está significando que, para la condición de pobreza de la jefatura de los hogares-familiares nucleares incompletos, la edad tiene importancia. Esta estructura fundamental se repite con algunas particularidades a señalar. Considerando exclusivamente la edad promedio de las jefaturas de hogares-familiares pobres se encuentra que las jefaturas urbanas y femeninas son más jóvenes que sus pares rurales y masculinas. Por otra parte, las diferencias de edad entre jefaturas de hogaresfamiliares pobres y no pobres es importante en el caso urbano y de poca significación en el área rural. Finalmente, se apunta que, la desagregación de jefaturas por tipo de hogares-familiares pobres no se puede llevar a cabo debido a problemas en la representación de la muestra en el caso de jefatura por sexo22 y con limitaciones para el nivel urbano23; por estas razones, no se las analiza. Dadas estas restricciones, resulta imposible un análisis más pormenorizado según niveles de pobreza.

22 En la jefatura masculina es insuficiente la muestra para los hogares-familiares nucleares incompletos y en la femenina para los hogaresfamiliares nucleares completos; con lo cual solo queda para comparar a los hogares-familiares extendidos, lo cual resulta insuficiente para el análisis. 23 Tanto en el área urbana como en la rural se cuenta con problemas en la representación de la muestra de los hogares nucleares incompletos.

Cuadro No. 5-6 Promedio de Edad de la Jefatura de hogar por Condición de pobreza según Tipo de hogar, Área, y Sexo, 2000/1

92

No pobre Unipersonal 49,5 Nuc. completo 43,0 N. Incompleto 46,4 Extendido 53,0 Compuesto 50,4 Total 47,1

País Pobre 53,3 41,1 40,7 52,6 49,9 45,1

Total 49,8 42,4 45,1 52,9 50,3 46,6

Dif NP-P -3,7 1,9 5,8 0,4 0,5 2,0

No pobre Unipersonal 49,5 Nuc. completo 43,9 N. Incompleto 46,5 Extendido 51,4 Compuesto 50,7 Total 47,4

Urbana Pobre 52,0 39,6 38,9 51,2 48,3 43,8

Total 49,6 42,9 44,6 51,4 50,3 46,6

Dif NP-P -2,5 4,3 7,5 0,3 2,4 3,6

No pobre 49,5 41,7 46,4 55,9 49,8 46,7

Rural Pobre 54,5 42,2 43,9 54,0 53,0 46,4

Total 50,0 41,9 45,9 55,2 50,3 46,6

Dif NP-P -5,0 -0,5 2,5 1,9 -3,2 0,3

No pobre Unipersonal 43,8 Nuc. completo 43,0 N. Incompleto 52,9 Extendido 50,4 Compuesto 48,6 Total 45,3

Hombre Pobre 47,6 41,4 49,6 52,1 53,4 44,8

Total 44,0 42,5 52,4 51,0 49,2 45,2

Dif NP-P -3,7 1,6 3,2 -1,7 -4,8 0,4

No pobre 60,0 42,9 44,8 57,0 54,5 52,2

Mujer Pobre 61,7 36,2 39,3 53,8 45,7 46,2

Total 60,1 40,7 43,5 56,2 52,6 50,8

Dif NP-P -1,7 6,7 5,4 3,2 8,7 6,0


Roberto L. Céspedes R.

Promedio de edad del jefe/a de hogar por condición de pobreza, 2000/1

c) Años de estudio de la jefatura y pobreza Se demuestran dos cuestiones importantes. Primero, la jerarquía medida por el promedio de los años de estudio- de la jefatura de distintos tipos de hogares-familiares pobres, y, por otra, la diferencia entre los años de estudio de la jefatura de hogares-familiares no pobres y pobres. Se presume, los hogares considerados más “consolidados y modernos” tienen mayor cantidad de años de estudio; esto es, entre jefatura de hogares nucleares completos, nucleares incompletos y extendidos. Asimismo, la jefatura de hogares no pobres tiene mayor cantidad de años de estudio que la de los pobres; lo significativo está en la diferencia según tipo de hogares-familiares. Antes del análisis sobre el promedio de los años de estudio de la jefatura de hogares-familiares y pobreza, cabe puntualizar: a) a nivel nacional, los jefes y jefas de hogares-familiares extendidos son los menos educados, con 5,8 años de estudio; mientras que, b) los hogares-familiares con mayor educación son los nucleares completos con 7,0 años de escolaridad, y c) los hogares-familiares con educación inferior a la anterior pero superior a la de los extendidos son los hogares-familiares nucleares incompletos con 6,3 años; d) los años de educación del total de hogares son 6,5 años (Cuadro No. 5-7). Los resultados son consistentes: la jefatura de hogares-familiares nucleares completos cuentan con mayor nivel educativo y menos años de edad, seguida de la hogares-familiares nucleares incompletos con menor educación y un poco más de edad mientras que, se anudan limitaciones en la jefatura de hogares-familiares extendidos con la mayor edad y el menor nivel educativo. 93


Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

En un segundo momento, cabe considerar la educación de la jefatura y la condición de pobreza o no pobreza, en donde se encuentra: Primero. En los hogares-familiares pobres resulta muy consistente la escalera de tipo de hogar y nivel de escolaridad de la jefatura; a “mayor solidez y modernidad” del tipo de hogar, mayor cantidad de cursos o grados aprobados. En efecto, la jefatura de los hogares-familiares pobres nucleares completos cuentan con 5,0 años de escolaridad, la jefatura de los hogares-familiares nucleares incompletos tienen 4,5 años, y la jefatura de los hogares-familiares extendidos con 4,2 años de escolaridad; esto es, en el mejor de los casos, no haber completado los dos primeros ciclos de la enseñanza escolar básica o la antigua primaria, un bajísimo nivel de educación formal. Segundo. La diferencia de más años de educación entre la jefatura de hogares no pobres y pobres tiene el mismo ordenamiento; se trata de 2,8 años para los hogares-familiares nucleares completos, 2,2 años para los hogares-familiares nucleares incompletos, y 2,3 años para los hogares-familiares extendidos. Entonces, en el tipo de hogar hegemónico, el hogar-familiar nuclear completo, precisamente por ser ya el mayoritario en cantidad se percibe aquí la mayor diferencia de años promedio de escolaridad. Tercero. Como ya se apuntó, no se puede llevar a cabo el análisis por tipo de hogar según área urbana o rural o jefatura masculina o femenina, por restricciones en la muestra. En cualquiera de los casos cabe señalar que, i) la diferencia entre no pobres y pobres a nivel urbano es exactamente el doble que a nivel rural, evidentemente pesan otros condicionamientos para la pobreza rural mientras que en el espacio urbano tiene mayor impacto el promedio de años de escolaridad; y ii) lo mismo ocurre en cuanto a asimetría en la jefatura de hombres y mujeres aunque no en el grado apuntado, lo cual conduce a matizar el impacto de la educación para la condición de pobreza de hombres y mujeres. Ambos resultados consolidan tendencias globales de desigualdad; ésta siempre es mayor por área antes que por sexo. Cuadro No. 5-7 Promedio de Años de estudio de la Jefatura de hogar por Condición de pobreza según Tipo de hogar, Área y Sexo, 2000/1

Unipersonal Nuc. completo N. incompleto Extendido Compuesto Total

94

País No pob 6,0 7,8 6,8 6,5 7,1 7,1

Pobre 4,3 5,0 4,5 4,2 4,4 4,6

Dif Total 5,9 7,0 6,3 5,8 6,7 6,5

NP-P 1,7 2,8 2,2 2,3 2,7 2,5


Pobre 4,8 6,2 5,2 5,3 5,2 5,7

Total 6,8 8,6 7,5 7,2 8,2 7,9

Dif P-NP 2,2 3,3 3,0 2,5 3,5 2,8

Rural No pobre 4,4 5,7 4,8 4,2 4,2 5,1

Pobre 3,9 4,0 3,3 3,1 3,0 3,6

Total 4,4 5,1 4,5 3,8 4,0 4,6

Dif P-NP 0,5 1,7 1,5 1,1 1,2 1,4

Hombre No pobre Unipersonal 6,9 Nuc. completo 7,8 N. incompleto 7,4 Extendido 7,1 Compuesto 7,2 Total 7,5

Dif Pobre 5,4 5,0 4,4 4,4 4,8 4,8

Mujer Total 6,8 6,9 6,9 6,2 6,9 6,8

Dif P-NP 1,5 2,8 3,0 2,7 2,4 2,7

No pobre 4,5 8,5 6,6 5,7 6,8 6,2

Pobre 2,8 4,8 4,6 3,6 3,9 4,1

Total 4,4 7,3 6,1 5,2 6,2 5,7

P-NP 1,7 3,7 2,0 2,1 2,9 2,1

Roberto L. Céspedes R.

Urbana No pobre Unipersonal 6,9 Nuc. completo 9,4 N. incompleto 8,2 Extendido 7,8 Compuesto 8,7 Total 8,5

Promedio de años de estudio del jefe/a de hogar por condición de pobreza, 2000/1

24 Se excluye a otros idiomas, no habla, y no contesta que, conjuntamente, alcanzan 5,2%. 25 Se ha dado un cambio radical, o polarización, a juzgar por los datos del Censo de 1992. Este año, 39,3% habla guaraní, 48,9% habla guaraní y castellano, y sólo 6,4% castellano. Diez años después, según EIH 2000/1, los datos son 53,2%, 20,7%, y 20,9%, respectivamente.

d) Idioma predominante de la jefatura y pobreza En la búsqueda de presentar una variable cultural de la jefatura, se considera al idioma predominantemente hablado en el hogar. En este caso se tropezó con el problema de la representatividad de la muestra, y, en términos reales, los datos con suficiente solidez son los del total general, y aún esta distribución presenta problemas en la jefatura del hogar nuclear incompleto pobre (Cuadro No. 5-8). Con lo apuntado se excluye el estudio por área y por sexo. A nivel global, la jefatura de los hogares, independientemente de la condición de pobreza o no de la jefatura, habla guaraní en más de la mitad de los casos y el resto se divide en partes iguales entre guaranícastellano y castellano24. Más precisamente, se trata de 53,2%, de 20,7% y de 20,9%, respectivamente25. En el total, no se hallan diferencias pero sí al considerar la condición de pobreza; la jefatura no pobre se expresa en estos idiomas en 46,1%, 22,7% y 25,3%, por una parte, y, la jefatura 95


Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

pobre en 73,0%, 14,9% y 8,8%, por otra, respectivamente. Al igual que en otros estudios, se encuentra mayor proporción de pobreza vinculada al idioma nativo; lo cual no indica que el idioma produzca pobreza. Considerando la jefatura de los pobres por tipo de hogar se encuentra a 72,9% de los nucleares completos guaraní parlantes, 61,6% de los nucleares incompletos en la misma situación, y a 76,1% de los extendidos. Anudando las características encontradas, se encuentra a los jefes de hogares nucleares completos pobres con casi la menor edad (41,1), el mayor nivel educativo (5,0), y una alta proporción que se expresa en guaraní usualmente (72,9%). Por otra parte, la jefatura de los hogares nucleares incompletos pobres cuenta con la menor edad (40,7), un nivel educativo intermedio (4,5), y la menor proporción de guaraní parlantes (61,6%). Finalmente, la jefatura de los hogares extendidos pobres es la mayor consistencia: mayor edad (52,6), menor nivel educativo (4,2), y la de mayor proporción de guaraní-parlantes (76,1%). No se ha analizado a los otros idiomas debido a problemas en la representación de la muestra, como ya se ha reiterado varias veces en esta sección. Cuadro No. 5-8 Idioma hablado predominantemente por la jefatura según tipo de hogar, 2000/1 País No pobre

Pobre

Total

Guaraní Unipersonal Nuclear completo Nuclear incompleto Extendido Compuesto Total Unipersonal Nuclear completo Nuclear incompleto Extendido Compuesto Total Unipersonal Nuclear completo Nuclear incompleto Extendido Compuesto Total

60,0% 40,6% 41,3% 51,5% 51,3% 46,1% 72,0% 72,9% 61,6% 76,1% 73,2% 73,0% 60,8% 50,1% 45,9% 58,6% 54,6% 53,2%

Nota: Se ha excluido a “Otro idioma” que puede obtenerse por la diferencia.

96

Guar/castell 15,9% 23,2% 29,7% 22,1% 21,1% 22,7% 11,3% 14,4%

Castellano 21,0% 27,5% 25,1% 23,0% 24,3% 25,3% 12,4% 8,3%

14,1% 19,7% 14,9% 15,6% 20,6% 27,8% 19,8% 20,9% 20,7%

8,8% 6,4% 8,8% 20,4% 21,9% 22,2% 18,9% 21,5% 20,9%

Total 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%


Roberto L. Céspedes R.

Idioma de la jefatura de hogares pobres, 2000/1

e) Categoría ocupacional de la jefatura y pobreza La categoría ocupacional de la jefatura de hogar es importante en cuanto revela la jerarquía ocupacional de la misma, y, de esta forma, la potencialidad de ingresos del hogar. Sin embargo, otra vez se ha tropezado con las limitaciones de la representatividad de la muestra; razón por la cual se han conservado solamente algunas categorías ocupacionales y el resto de las mismas se ha agrupado como “otras”. Una primera cuestión presente en la jefatura del total de hogaresfamiliares -independientemente de su condición o no de pobreza- es la centralidad de la categoría de trabajador por cuenta propia que representa 45,4% de los nucleares completos, 53,7% de los nucleares incompletos, y 51,3% de los extendidos. Este peso se explica por la población campesina rural y por la importante informalidad urbana. En segunda instancia, la jefatura laborando como obrero privado26 implica el importante pero no central desarrollo de las relaciones asalariadas, en tareas de menor calificación; estas relaciones laborales en comparación con la informalidad urbana resultan en una mejor calidad del empleo. Representa 27,8% de la jefatura de hogares-familiares nucleares completos, 17,0% de los extendidos y 9,0% de los nucleares incompletos. Finalmente, la elevada composición de jefatura trabajando como patrones o empleadores entre los distintos tipos de jefaturas de hogares-familiares revela la gran cantidad de pequeñas empresas existentes. En resumen, el proceso de tercerización del empleo urbano y del pequeño campesino se reflejan en la ocupación de la jefatura de hogares. 26 También se cuenta con obrero/as del sector público pero en el total representan apenas 1,4%, razón por la cual se la incluyó entre las otras categorías.

En el caso de la jefatura de hogares-familiares pobres se agudiza el problema de la muestra y por esta razón sólo resulta válida la categoría de cuenta propia, por una parte, y, se debe excluir a los hogares-familiares nucleares incompletos. Los jefes y jefas de hogares pobres son fun97


Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

damentalmente trabajadores por cuenta propia; 65,2% de los nucleares completos, 67,0% de los nucleares incompletos, y, 71,8% de los extendidos. Esto es, son campesinos o trabajadores del sector informal urbano. En segunda instancia, la jefatura de los hogares pobres labora como obrero privado, categoría de ocupación que se puede considerar mejor que la anterior y comprende a 23,7% de hogares-familiares nucleares completos y 15,7% de hogares extendidos. Otra vez, resulta la jefatura de hogares-familiares extendidos con categorías ocupacionales de menor calificación, variable que se anuda a la significativa incidencia de la pobreza. Anudando las características encontradas en la búsqueda de un perfil, se encuentra a los jefes de hogares nucleares completos pobres con casi la menor edad (41,1), el mayor nivel educativo (5,0), una alta proporción que se expresa en guaraní usualmente (72,9%), y la menor proporción de trabajadores por cuenta propia (65,2%). Por otra parte, la jefatura de los hogares nucleares incompletos pobres cuenta con la menor edad (40,7), un nivel educativo intermedio (4,5), la menor proporción de guaraní parlantes (61,6%), y un nivel intermedio como trabajador por cuenta propia (67,0%). Finalmente, la jefatura de los hogares extendidos pobres es la mayor consistencia: mayor edad (52,6), menor nivel educativo (4,2), mayor proporción de guaraní-parlantes (76,1%), y mayor proporción de trabajadores por cuenta propia (71,8%). Cuadro No. 5-9 Categoría ocupacional de la Jefatura ocupada por Tipo de hogar y Condición de pobreza, 2000/1

98

Unipersonal Nuc. completo N. incompleto Extendido Compuesto Total

Obrpriv 25,6% 27,8% 9,0% 17,0% 14,4% 23,0%

Patrón 11,8% 10,4% 5,8% 10,2% 16,8% 10,3%

CtaProp 41,2% 45,4% 53,7% 51,3% 53,8% 47,6%

Otras 21,4% 16,5% 31,4% 21,5% 15,0% 19,1%

Total 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Total 64.977 560.903 72.526 256.902 35.998 991.306

Unipersonal Nuc. completo N. incompleto Extendido Compuesto No pobre Unipersonal Nuc. completo N. incompleto Extendido Compuesto Pobre

26,1% 29,3% 10,7% 17,5% 14,8% 24,1% 3,2% 23,7% 3,3% 15,7% 10,7% 19,7%

12,1% 12,4% 6,9% 12,4% 18,3% 12,2% 0,0% 5,1% 2,2% 4,6% 2,9% 4,7%

40,7% 37,9% 49,9% 43,1% 50,4% 40,9% 62,2% 65,2% 67,0% 71,8% 86,5% 67,5%

21,1% 20,4% 32,5% 26,9% 16,6% 22,8% 34,6% 6,1% 27,5% 7,9% 0,0% 8,1%

100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

63.483 406.859 56.097 183.802 32.562 742.803 1.494 154.044 16.429 73.100 3.436 248.503


Roberto L. Céspedes R.

Categoría ocupacional de la jefatura ocupada por tipo de hogares, 2000/1

Categoría ocupacional de la jefatura ocupada pobre, 2000/1

5.4. Promedio del tamaño del hogar por quintiles de ingreso

27 Solamente en el caso de los hogares compuestos que están excluidos de este análisis se encuentra alguna diferencia de significación mientras que, en los nucleares completos e incompletos, extendidos y total la consistencia es elevada.

El promedio del tamaño del hogar, 1982-2002, ya ha sido estudiado en el capítulo anterior. En esta sección, de partida, se anota al alta consistencia entre los resultados del último censo, de 2002, y la EIH 2000/1, razón por la cual en el siguiente cuadro se incluye una columna de los resultados del censo27. Dada la disponibilidad de información por quintiles de ingreso de los hogares familiares, se cruzan pobreza, y fecundidad y tipos de familias; análisis del promedio del tamaño del hogar que ha excluido a la empleada doméstica en vistas al estudio de las estructuras familiares. Los datos encontrados por quintiles de ingreso demuestran lo apuntado inicialmente sobre los datos del 2002. En efecto, se verifica: i) a 99


Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

medida que se asciende socioeconómicamente disminuye el número de miembros del hogar; ii) en las áreas urbanas es menor la cantidad de personas en el hogar que en las rurales; y iii) los hogares-familiares extendidos son más numerosos que los nucleares completos y éstos a su vez de mayor tamaño que los nucleares incompletos. En todos los casos se encuentra una escalera casi perfecta, entre mayor estatus socioeconómico y menor cantidad de personas en el hogar. Al analizar los tipos de hogares-familiares a nivel de país, urbano o rural, en absolutamente todos los casos se demuestra que, a partir del tercer quintil (el quintil medio) hasta el quinto quintil (el quintil más rico) se tiene una escalera descendente y en la mayoría de los casos en forma relativamente pronunciada. Lo cual evidencia que, a partir de un nivel socioeconómico medio de los distintos tipos de hogares-familiares se halla una elevada coherencia entre la cantidad y asignación de recursos disponibles y el número de personas existentes o a tener en función de expectativas de reproducción y eventualmente ascenso social de cada familia. En cifras, en el país, los hogares-familiares nucleares completos en el tercer quintil cuentan con 4,7 personas en promedio y en el quinto quintil con 3,7 personas mientras que, para los hogares-familiares nucleares incompletos se trata de 3,3 y 2,8 personas, respectivamente; y para los hogares-familiares extendidos se tiene 6,3 y 4,5 personas, respectivamente. Las diferencias por área de residencia también son claras. En el quintil más rico, los hogares nucleares completos urbanos cuentan con 3,7 personas en promedio y los rurales con 4,0; los nucleares incompletos con 2,7 y 3,2, respectivamente; y los extendidos con 4,4 y 4,2, respectivamente -pequeña diferencia explicable por la concentración de pobreza en este tipo de hogar urbano. Un hecho significativo se encuentra en la diferencia del promedio de tamaño de hogares-familiares nucleares completos e incompletos; es una persona, el antes que la ausente dada la hegemonía femenina en la jefatura. El promedio total de los hogares nucleares completos es 4,7 y el de los incompletos es 3,7 a nivel de país; resulta en 4,3 y 3,4, respectivamente, a nivel urbano; y se encuentra 5,1 y 4,1, respectivamente, a nivel rural. Finalmente, se puntualizan los límites de los promedios. En el quintil más pobre, el menor tamaño promedio se encuentra en los hogares nucleares incompletos urbanos con 4,3 personas y el mayor tamaño promedio se halla en los hogares extendidos del área rural con 8,4 personas. En el quintil más rico, los hogares de menor tamaño promedio son, nuevamente, los nucleares incompletos urbanos con 2,7 personas y los de mayor tamaño promedio son los extendidos tanto a nivel nacional como urbano con 4,4 personas.

100


Roberto L. Céspedes R.

Cuadro No. 5-11 Promedio de tamaño del hogar por quintiles de ingreso según área

Total País Unipersonal Nuc. completo Nuc. incompleto Extendido Compuesto Total Urbana Unipersonal Nuc. completo Nuc. incompleto Extendido Compuesto Total Rural Unipersonal Nuc. completo Nuc. incompleto Extendido Compuesto Total

1

2

3

4

5

Total

CNPV 2002

1,0 6,1 4,4 7,3 8,5 6,3

1,0 5,3 5,0 5,9 5,4 5,3

1,0 4,7 3,3 6,3 6,1 5,0

1,0 4,1 3,5 5,4 4,6 4,3

1,0 3,7 2,8 4,5 4,3 3,4

1,0 4,7 3,7 5,8 5,1 4,7

1,0 4,6 3,5 5,7 5,6 4,6

1,0 5,2 4,3 6,5 5,0 5,4

1,0 4,8 3,6 6,6 7,2 5,3

1,0 4,1 3,5 6,1 5,6 4,7

1,0 3,9 3,2 5,1 4,7 4,0

1,0 3,7 2,7 4,4 4,2 3,4

1,0 4,3 3,4 5,7 5,1 4,4

1,0 4,3 3,4 5,6 5,5 4,4

1,0 6,8 4,5 8,4 10,3 7,1

1,0 5,9 4,2 6,9 8,3 6,1

1,0 5,1 5,3 5,4 5,8 5,1

1,0 4,6 3,2 5,6 4,4 4,5

1,0 4,0 3,2 4,2 4,1 3,6

1,0 5,1 4,1 5,9 5,2 5,0

1,0 4,9 3,7 5,9 5,8 4,9

Nota: No se incluye al/a empleado/a doméstico/a.

Tamaño promedio de hogares por quintiles de ingreso, 2000/1

101


Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Tamaño promedio de hogares urbanos por quintiles de ingreso, 2000/1

Tamaño promedio de hogares rurales por quintiles de ingreso, 2000/1

5.5. Conclusiones sobre Familias y pobreza, 2000/1 1. Para el análisis de la pobreza de los hogares-familiares, se utiliza a la Encuesta Integrada de Hogares del 2000/2001 (EIH 2000/1) dada su la cobertura y representatividad en cuanto a muestra y debido al prolongado tiempo de recolección de los datos. Se ha demostrado que los resultados de la EIH 2000/1 como del CNPV 2002 son consistentes. 2. La encuesta 2000/1 considera a la pobreza según el método de Línea de Pobreza (LP) y se clasifican los hogares o personas por condición de pobreza y según niveles de la misma -esta clasificación se utiliza excepcionalmente dadas las limitaciones en la representación de la muestra. La condición de pobreza remite a No pobres y 102


Roberto L. Céspedes R.

Pobres y los Niveles de pobreza incluyen a (No pobres y) Pobres no extremos y Pobres extremos o indigentes, y, a nivel global remite a la distribución de hogares o población por quintiles de ingreso. 3. A nivel nacional, e independientemente de su condición o no de pobreza, se encuentra a 26,3% de hogares como pobres o 327,670 hogares; correspondiendo 22,4% al área urbana y 31,5% a la rural o 157,735 hogares y 169.935 hogares, respectivamente. Nótese la escasa diferencia cuantitativa entre zona urbana y rural a pesar de la diferencia proporcional debido al proceso de urbanización en curso. 4. Los hogares-familiares, en general, son más pobres que el promedio nacional. Se encuentran en condición de pobreza: 29,4% de los hogares-familiares nucleares completos, 28,8% de los hogares-familiares extendidos, y 22,7% de los hogares-familiares nucleares incompletos. En otras palabras, la mayor proporción de pobreza se encuentra en los hogares-familiares hegemónicos -nucleares completos- y en los que le siguen -los extendidos- cuya característica ya revela una situación de carencia. 5. La distribución por área revela significativa proporción de pobreza en los hogares-familiares nucleares completos urbanos y rurales; lo mismo para los hogares-familiares nucleares incompletos en la ciudad antes que en el campo; y mucha mayor proporción de pobreza en los hogares extendidos en el campo antes que en la ciudad. En cantidades, se trata de 314.123 hogares-familiares a nivel nacional, 149.728 en las ciudades y 164.395 en el campo. Otra vez, debe llamarse la atención acerca de la diferencia no grande entre zona urbana y rural. En el total de hogares pobres, la mayoría está compuesta por los hogares-familiares nucleares completos -56,0%- y extendidos -31,9%-; aquellos, de mayor peso en el área rural y los nucleares incompletos de mayor incidencia urbana antes que rural. 6. La mayor indigencia se encuentra precisamente en los hogares-familiares con mayor proporción de pobreza y que constituyen la mayoría de los hogares-familiares pobres. Esto es, triple pobreza: i) en porcentaje de pobreza según el tipo de hogar-familiar, ii) la mayor cantidad de hogares pobres, y iii) porcentaje de indigencia. Se trata de los hogares-familiares nucleares completos con 12,8% de indigencia y los hogares-familiares extendidos con 12,3% de pobreza extrema. La acumulación de ambas características negativas deben conducir a la intervención de las políticas públicas en estas familias. Lo apuntado se da diferenciadamente a nivel urbano-rural en cuanto que, la proporción de indigencia rural triplica a la urbana en los hogares-familiares nucleares completos y extendidos; otro factor de focalización de políticas de intervención. 7. A nivel nacional, entre los hogares pobres, 27,5% está presidido por varones y 23,0% por mujeres. Lo apuntado se repite a nivel de hogares-familiares pobres. El tipo de hogares pobres mayormente presi-

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

didos por hombres son los hogares-familiares extendidos y los hogares-familiares nucleares completos, con 32,0% y 29,2%, respectivamente. Por otra parte, las mujeres jefas de hogar tienen su mayor índice de pobreza en los hogares-familiares nucleares completos, con 32,4% de pobreza; detrás y diferenciadamente, se encuentran los hogares-familiares nucleares incompletos y los hogares-familiares extendidos con 24,3% y 23,6%, respectivamente, de pobreza. El elevado índice de pobreza de las familias nucleares completas con jefatura femenina debe tomarse con pinzas dadas las limitaciones en la representación de la muestra. 8. El análisis de los tipos de hogares no debe menoscabar el peso de las cantidades dado que, el total de hogares pobres presididos por varones es 351,2% de aquellos con jefatura femenina; en cifras, 254.395 y 72.440, respectivamente. Más específicamente, se cuenta con 247.001 jefes de hogares-familiares pobres y 66.576 jefas de hogares-familiares pobres. 9. Al considerar la edad promedio de la jefatura y la pobreza, se encuentran los siguientes resultados fundamentales: iv) En los hogares-familiares pobres resulta muy clara, por una parte, la mayor edad en los extendidos con 52,6 años, y, por otra, los más jóvenes en los nucleares completos con 41,1 años y los nucleares incompletos con 40,7 años; v) la diferencia entre edad de la jefatura de hogares no pobres y pobres para hogares-familiares extendidos y nucleares completos es pequeña pero para los hogares-familiares nucleares incompletos es 5,8 años; vi) lo cual está significando que, para la condición de pobreza de la jefatura de los hogares-familiares nucleares incompletos, la edad tiene importancia. 10. En cuanto al promedio de los años de educación formal de la jefatura de hogar y la pobreza se encuentra que, a “mayor solidez y modernidad” -en cuanto a dos progenitores y orientado hacia la familia nuclear- se tiene mayor escolaridad. La jefatura de hogares-familiares pobres nucleares completos tiene 5,0 años promedio de escolaridad, la los nucleares incompletos 4,5 años, y la de los extendidos 4,2 años. En todos los casos, se tiene un promedio bajo; considerando que el cuarto grado aprobado es el umbral para un alfabetismo duradero, según UNESCO. 11.

104

Teniendo presente una variable cultural como es el idioma predominantemente hablado por la jefatura de hogar, se ha encontrado que la jefatura de los pobres es 73,0% guaraní parlante y la de los no pobres 46,1%. Limitaciones en la muestra sólo permiten cuantificar a este idioma. Es hablado por 72,9% de la jefatura de hogaresfamiliares nucleares completos, 61,6% de los nucleares incompletos, y 76,1% de los extendidos.


Roberto L. Céspedes R.

12. La categoría ocupacional de la jefatura, otra vez con problemas de muestra, evidencia la centralidad de la categoría de trabajador por cuenta propia. Esta categoría significa 65,2% de la jefatura de hogares nucleares completos, 67,0% de los nucleares incompletos, y 71,8% de los extendidos. Si se considera a la mencionada categoría como indicador del sector informal urbano y del campesino se la vincula con la situación de pobreza familiar. 13. Con base en la distribución de hogares-familiares por quintiles de ingreso, se ha demostrado que, a medida que se asciende socioeconómicamente disminuye el número de miembros del hogar; que en las áreas urbanas es menor la cantidad de personas en el hogar que en las rurales; y que, los hogares-familiares extendidos son más numerosos que los nucleares completos y éstos a su vez de mayor tamaño que los nucleares incompletos. En todos los casos se encuentra una escalera casi perfecta, lo cual demuestra la consistencia de los resultados encontrados y la validez de las asunciones previas. Más concretamente, en el quintil más rico, los hogares-familiares nucleares completos tienen 3,7 personas, en los incompletos con 2,8, y en los extendidos con 4,5 personas. 14. Lo apuntado permite establecer un cuadro de tipos de hogaresfamiliares con mayor o menor concentración de pobreza. La acumulación de características negativas en el hogar-familiar extendido ha sido notoria, tanto proporcionalmente en los rasgos como por su peso cuantitativo -si bien es el segundo en jerarquía. En condición semejante por sus características desfavorables acumuladas, se encuentran los hogares-familiares nucleares con el distintivo de ser los más numerosos, más de la mitad de los hogaresfamiliares pobres. Finalmente, los hogares-familiares nucleares incompletos también presentan significativas particularidades negativas aunque son numéricamente no tan importantes como los precedentes. 15. A continuación, el cuadro que pretende resumir los principales hallazgos de este capítulo (todos de hogares pobres):

Hog. Nucl. comp. Hog. Nucl. Inc. Hog. extendidos

Cant. Hog. Pobr

Porc. Hog. Pobr

Jefatura Pobre Porc Fem Masc Porc

Jefatura Pobre Cant Cant Masc Fem

Jefat Jefat Edad Años Prom Educ Prom

Jefat Ocup CP

Jefat Idiom Guar

Tamaño Prom Hog Q1 Q5

183487

29,4%

29,2%

32,4%

171286

12133

41,1

5,0

65,2%

72,9%

6,1

3,7

26016

22,7%

15,8%

24,3%

3372

22644

40,7

4,5

67,0%

61,6%

4,4

2,8

104620

28,8%

32,0%

23,6%

72353

31799

52,6

4,2

71,8%

76,1%

7,3

4,5

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

6. Conclusiones y recomendaciones

6.1. Conclusiones 6.1.1. Contexto sociohistórico de las familias De partida, se apunta, por una parte, un discurso de políticas que reivindica a las familias pero que, de hecho, por otra parte, no la considera como tal sino a miembros de la misma. También, de inicio, se registra a los cambios socioeconómicos y culturales que han influenciado fundamentalmente a las familias paraguayas en los últimos dos decenios (1982-2002) se han dado a través del cambio en la condición de la mujer. Se ha dado una sinergia entre la mejoría del nivel educativo de la mujer, su incorporación al mundo del trabajo asalariado extradoméstico, y la mejor atención a su salud sexual y reproductiva conducentes a cambios significativos en la mujer, y, por este medio, en las familias. 6.1.2. Estructura y ciclo de vida familiar, 1982-2002 1. Considerando la cantidad de hogares, en el lapso 1982-2002, se verifica la hegemonía de los hogares con familias nucleares y de los hogares con familias extendidas, en aproximadamente nueve de diez hogares; pero con la clara preponderancia del hogar nuclear, en poco más de cinco de esos nueve hogares. A lo cual debe agregarse el limitado peso de los hogares compuestos y de los unipersonales. Esta estructura familiar se diferencia de la de países más urbanizados de larga data en el área como Argentina, Chile o Uruguay y se encuentra más cercana la de países centroamericanos como El Salvador, Guatemala u Honduras. 2. Teniendo presente la distribución de hogares por tipo y la distribución de la población por tipo de hogares, un resultado de significación constituye la inexistencia de muy significativas desigualdades entre ambas. Considerando la importancia numérica, se anota que, en el 2002, la población en hogares-familiares nucleares alcanza 51,9% y la de los hogares-familiares extendidos comprende 39,8%; la población por otro tipo de hogar ya casi resulta marginal. La persistencia y reemergencia de la importancia de la población del hogar-familiar extendido significa la combinación de factores como urbanización y empobrecimiento, sin olvidar la relativamente amplia definición de área urbana, incluyendo a poblaciones periurbanas. 3. En el caso de una mayor desagregación de la distribución de hogares, y útil para las políticas de intervención específicas, se anota cuanto sigue y en referencia al 2002:

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i) los hogares-familiares nucleares completos conforman 45,8% del total, ii) los hogares-familiares extendidos representan 32,0% del total, iii) los hogares-familiares nucleares incompletos alcanzan 8,6% del total; iv) mientras que, tanto los hogares-familiares nucleares sin hijos como los hogares-familiares extendidos de núcleo conyugal sin hijos resultan de mucho menor peso aunque no necesariamente marginales y se encuentran dentro de las categorías ya mencionadas. 4. En el caso de áreas de residencia, i) los hogares nucleares tienen menor peso en la ciudad que en el campo; ii) la superioridad de los hogares familiares extendidos en la ciudad, y, no en el campo, como podría esperarse de esta estructura identificada como más tradicional, aspecto que debe anudarse a lo antedicho; mientras que, iii) las familias nucleares incompletas inciden más en las ciudades que en el campo, como es de esperar. 5. El análisis desde la perspectiva de la jefatura, masculina o femenina de los tipos de hogares-familiares, debe señalar: i) en los hogares-familiares nucleares completos, la jefatura masculina de ser total en 1982 se encuentra en lento descenso, llegando al 91,5% en el 2002; ii) en los hogares-familiares nucleares incompletos sucede lo opuesto, la jefatura masculina fue y es minoritaria aunque sin mayores cambios, de 14,1% en 1982 y 1992 a 18,0% en el 2002; y iii) en los hogares-familiares extendidos, la jefatura masculina es mayoritaria aunque en constante descenso, de 74,2% en 1982 a 67,2% en el 2002. Entonces, puede apuntarse a: a) un cambio cultural y económico significativo en los hogares nucleares completos al percibir a la mujer como jefa de hogar; b) la permanencia de una elevada proporción de mujeres jefas de hogares nucleares incompletos, y consiguientemente más vulnerables por faltar uno de los cónyuges como por los ingresos femeninos usualmente menores a los masculinos y las tareas domésticas a cargo de las mujeres; c) sin embargo, este tipo de hogares solo representa 8,6% del total en el 2002; d) cabe diferenciar entre los hogares-familiares extendidos presididos por el pater familiae y parentela; y hogares-familiares extendidos con mujer jefa con hijo/a/s y sus respectivos parientes; si bien am-

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

bos presentan vulnerabilidad es probable que ésta sea mayor en el último tipo; e) Estas precisiones son necesarias para las políticas públicas considerando tanto el peso cuantitativo de los distintos tipos de hogares como las particularidades de cada tipo de hogares. 6. Otra consideración relevante en la jefatura de hogares es el estado civil. En los hogares nucleares completos el cambio está en la reducción de jefaturas casadas -de 79,5% en 1982 a 71,5% en el 2002- y en el paralelo de las unidas; de 20,5% a 28,5%, respectivamente. Significativas innovaciones se encuentra en los hogares nucleares incompletos, con hegemonía femenina en la jefatura y siendo los estados civiles dominantes soltera, casada y viuda. Se redujeron las jefaturas de solteras, de 41,4% en 1982 a 32,5% en el 2002; mientras creció la jefatura de separadas y divorciadas, de 11,2% a 19,0% y la de casadas de 17,2% a 21,3%, respectivamente. Finalmente, de los hogares extendidos en las dos categorías centrales, casado y unido, se repite lo apuntado sobre los hogares nucleares completos aunque en menor escala; mientras que las otras categorías han incidido con cambios menores en el total. 7. En relación al tamaño promedio de los hogares, primero, se ha dado una muy lenta reducción equivalente a poco más de media persona en veinte años. Segundo, se encuentra una clara estratificación del tamaño promedio de los hogares, de mayor a menor, es hogaresfamiliares extendidos, hogares-familiares nucleares completos, y hogares-familiares nucleares incompletos. Pero, tercero, la merma mayor se da en los hogares-familiares nucleares completos, los hogares-familiares nucleares incompletos, y los hogares-familiares extendidos, con esta jerarquía. Por consiguiente, cuarto, la diferencia en el tamaño promedio entre familias extendidas y familias nucleares completas se ensanchará y entre éstas y familias nucleares incompletas se reducirá. Y, quinto, serán más numerosos y de reducción más lenta, los hogares más pobres o más vulnerables, los extendidos y los nucleares incompletos. Como conclusión se recomiendan políticas diferenciadas para cada uno de estos tipos de (hogares con) familias. 8. Otro factor de asimetría en cuanto al tamaño promedio del hogar se encuentra en la jefatura de los hogares-familiares. Los presididos por varones tienen en promedio mayor cantidad de personas que los de mujeres. Aquellos con jefatura masculina, en todos los casos se reducen; mientras que los presididos por mujeres se reducen más lentamente en el caso de los nucleares completos e incompletos, o aumentan ligeramente, en el caso de los extendidos; consideraciones útiles para las políticas de intervención. 9. El ciclo de vida familiar -o CVF- presenta tres tendencias relevantes. En primer lugar, como no ha cambiado significativamente el peso

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de las parejas jóvenes sin hijos o de las parejas adultas sin hijos en la distribución de familias según CVF, se halla un leve pero nítido retraso en la expansión inicial de la familia debido a que se redujo la incidencia de parejas cuyos hijos mayores tienen menos de 6 años. Segundo, en las áreas urbanas, se encuentra una ligera supremacía de las parejas jóvenes sin hijos y de las parejas con hijos mayores menores de 6 años en relación a sus pares rurales. Tercero, la hegemonía masculina en la jefatura de hogares no se cuestiona pero se debilita en cada una de las etapas del CVF mientras que la jefatura femenina crece hasta el grupo de parejas con hijos mayores de 19 y más años donde desciende ligeramente. 10. Este cuadro busca presentar sintéticamente lo principal de las conclusiones de esta sección: 2002

Hogares nucleares completos Hogares nucleares incompletos Hogares extendidos

Porcentaje de población

Porcentaje de hogares

Jefatura masculina

Jefatura por Estado civil

45,8

91,5%

C: 71,5% U: 28,5%

Tamaño promedio del hogar 4,6 personas

51,9

8,6

18,0%

S: 32,5% C: 21,3% V: 19,2%

3,5 personas

39,8

32,0

67,2%

C: 51,8% U: 18,2% S: 14,6%

5,7 personas

Ciclo de vida familiar i) retraso en expansión inicial de la familia; ii) jefatura masculina reduce; la femenina crece hasta hijo mayor 19 y + años

6.1.3. Familias y pobreza, 2000/1 11.

Para el análisis de la pobreza de los hogares-familiares, se utiliza a la Encuesta Integrada de Hogares del 2000/2001 (EIH 2000/1) cuyos resultados consistentes con los del CNPV 2002. Se considera a la pobreza según el método de Línea de Pobreza (LP) y se clasifican los hogares o personas por condición de pobreza y según niveles de la misma -esta clasificación se utiliza excepcionalmente dadas las limitaciones en la representación de la muestra.

12. Los hogares-familiares, en general, son más pobres que el promedio nacional de hogares, sean o no familiares. Se encuentran en condición de pobreza: 29,4% de los hogares-familiares nucleares completos, 28,8% de los hogares-familiares extendidos, y 22,7% de los hogares-familiares nucleares incompletos. En otras palabras, la mayor proporción de pobreza se encuentra en los hogares-familiares hegemónicos -nucleares completos- y en los que le siguen los extendidos- cuya característica ya revela una situación de carencia.

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

13. La distribución por área revela significativa proporción de pobreza en los hogares-familiares nucleares completos urbanos y rurales; lo mismo para los hogares-familiares nucleares incompletos en la ciudad antes que en el campo; y mucha mayor proporción de pobreza en los hogares extendidos en el campo antes que en la ciudad. En cantidades, se trata de 314.123 hogares-familiares a nivel nacional, 149.728 en las ciudades y 164.395 en el campo; con una diferencia no grande entre zona urbana y rural. En el total de hogares pobres, la mayoría está compuesta por los hogares-familiares nucleares completos -56,0%- y extendidos -31,9%-; aquellos, de mayor peso en el área rural y los nucleares incompletos de mayor incidencia urbana antes que rural. 14. La mayor indigencia se encuentra precisamente en los hogares-familiares con mayor proporción de pobreza y que constituyen la mayoría de los hogares-familiares pobres; esto es, triple pobreza: i) en porcentaje de pobreza según el tipo de hogar-familiar, ii) la mayor cantidad de hogares pobres, y iii) en porcentaje de indigencia. Se trata de los hogares-familiares nucleares completos con 12,8% de indigencia y los hogares-familiares extendidos con 12,3% de pobreza extrema. La acumulación de ambas características negativas deben conducir a la intervención de las políticas públicas en estas familias. Lo apuntado se da diferenciadamente a nivel urbano-rural en cuanto que, la proporción de indigencia rural triplica a la urbana en los hogares-familiares nucleares completos y extendidos; otro factor de focalización de políticas de intervención. 15. A nivel nacional, entre los hogares pobres, 27,5% está presidido por varones y 23,0% por mujeres. Lo apuntado se repite a nivel de hogares-familiares pobres. El tipo de hogares pobres mayormente presididos por hombres son los hogares-familiares extendidos y los hogares-familiares nucleares completos, con 32,0% y 29,2%, respectivamente. Por otra parte, las mujeres jefas de hogar tienen su mayor índice de pobreza en los hogares-familiares nucleares completos, con 32,4% de pobreza; detrás y diferenciadamente, se encuentran los hogares-familiares nucleares incompletos y los hogares-familiares extendidos con 24,3% y 23,6%, respectivamente, de pobreza. El elevado índice de pobreza de las familias nucleares completas con jefatura femenina debe tomarse con pinzas dadas las limitaciones en la representación de la muestra. El análisis de los tipos de hogares no debe menoscabar el peso de las cantidades dado que, el total de hogares pobres presididos por varones es 351,2% de aquellos con jefatura femenina; en cifras, 254.395 y 72.440, respectivamente. Más específicamente, se cuenta con 247.001 jefes de hogares-familiares pobres y 66.576 jefas de hogares-familiares pobres. 16. Al considerar la edad promedio de la jefatura y la pobreza, se encuentran los siguientes resultados fundamentales:

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vii) En los hogares-familiares pobres resulta muy clara, por una parte, la mayor edad en los extendidos con 52,6 años, y, por otra, los más jóvenes en los nucleares completos con 41,1 años y los nucleares incompletos con 40,7 años; viii) la diferencia entre edad de la jefatura de hogares no pobres y pobres está significando que, para la condición de pobreza de la jefatura de los hogares-familiares nucleares incompletos, la edad tiene importancia. 17. En cuanto al promedio de los años de educación formal de la jefatura de hogar y la pobreza se encuentra que, a “mayor solidez y modernidad” -en cuanto a dos progenitores y orientado hacia la familia nuclear- se tiene mayor escolaridad. La jefatura de hogares-familiares pobres nucleares completos tiene 5,0 años promedio de escolaridad, la los nucleares incompletos 4,5 años, y la de los extendidos 4,2 años. En todos los casos, se tiene un promedio bajo; considerando que el cuarto grado aprobado es el umbral para un alfabetismo duradero, según UNESCO. 18. Teniendo presente una variable cultural como es el idioma predominantemente hablado por la jefatura de hogar, se ha encontrado que la jefatura de los pobres es 73,0% guaraní parlante y la de los no pobres 46,1%. Limitaciones en la muestra sólo permiten cuantificar a este idioma. Es hablado por 72,9% de la jefatura de hogaresfamiliares nucleares completos, 61,6% de los nucleares incompletos, y 76,1% de los extendidos. 19. La categoría ocupacional de la jefatura, otra vez con problemas de muestra, evidencia la centralidad de la categoría de trabajador por cuenta propia. Esta categoría significa 65,2% de la jefatura de hogares nucleares completos, 67,0% de los nucleares incompletos, y 71,8% de los extendidos. Si se considera a la mencionada categoría como indicador del sector informal urbano y del campesino se la vincula con la situación de pobreza familiar. 20. Con base en la distribución de hogares-familiares por quintiles de ingreso, se ha demostrado que, a medida que se asciende socioeconómicamente disminuye el número de miembros del hogar; que en las áreas urbanas es menor la cantidad de personas en el hogar que en las rurales; y que, los hogares-familiares extendidos son más numerosos que los nucleares completos y éstos a su vez de mayor tamaño que los nucleares incompletos. En todos los casos se encuentra una escalera casi perfecta, lo cual demuestra la consistencia de los resultados encontrados y la validez de las asunciones previas. Más concretamente, en el quintil más rico, los hogares-familiares nucleares completos tienen 3,7 personas, en los incompletos con 2,8, y en los extendidos con 4,5 personas. 21. Lo apuntado permite establecer un cuadro de tipos de hogaresfamiliares con mayor o menor concentración de pobreza. La acu-

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

mulación de características negativas en el hogar-familiar extendido ha sido notoria, tanto proporcionalmente en los rasgos como por su peso cuantitativo -si bien es el segundo en jerarquía. En condición semejante por sus características desfavorables acumuladas, se encuentran los hogares-familiares nucleares con el distintivo de ser los más numerosos, más de la mitad de los hogaresfamiliares pobres. Finalmente, los hogares-familiares nucleares incompletos también presentan significativas particularidades negativas aunque son numéricamente no tan importantes como los precedentes. 22. A continuación, el cuadro que pretende resumir los principales hallazgos de este capítulo (todos de hogares pobres):

Hog. Nucl. completo Hog. Nucl. Incompleto Hog. extendidos

Cant. Hog. Pobr

Porc. Hog. Pobr

Jefatura Pobre Porc Fem Masc Porc

Jefatura Pobre Cant Cant Masc Fem

Jefat Jefat Edad Años Prom Educ Prom

Jefat Ocup CP

Jefat Idiom Guar

Tamaño Prom Hog Q1 Q5

183487

29,4%

29,2%

32,4%

171286

12133

41,1

5,0

65,2%

72,9%

6,1

3,7

26016

22,7%

15,8%

24,3%

3372

22644

40,7

4,5

67,0%

61,6%

4,4

2,8

104620

28,8%

32,0%

23,6%

72353

31799

52,6

4,2

71,8%

76,1%

6.2. Recomendaciones 1. La principal recomendación es la aplicación de políticas diferenciadas según la cantidad de familias pobres y según los distintos tipos de familias pobres, con la importancia que implica el área de residencia y la jefatura, especialmente la femenina. 2. Una desagregación de los hogares-familiares indica que, a) los hogares-familiares nucleares completos cuentan con 29,4% de pobreza y 12,8% de indigencia, representando 56,0% (183.487) del total de hogares pobres; b) los hogares-familiares extendidos tienen 28,8% de pobreza y 12,3% de pobreza extrema, y, constituyen 31,9% (104.620) del total de hogares pobres; c) los hogares-familiares nucleares incompletos concentran 22,7% de pobreza y 9,1% de indigencia, y, conforman 7,9% (26.016) del total de hogares pobres; por consiguiente, d) las políticas públicas al considerar cantidad de hogares-familiares pobres deben centrarse en los hogares nucleares completos, en los extendidos, y en los nucleares incompletos, en esta prelación.

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7,3% 4,5


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3. La consideración de la jefatura de los hogares-familiares señala: a) en los hogares-familiares nucleares completos con jefatura masculina la pobreza es de 29,2% y la femenina de 32,4%, tratándose de 171.286 y 12.133 hogares, respectivamente; b) en los hogares-familiares extendidos con jefatura masculina la pobreza es 32,0% y la femenina de 23,6%, siendo 72.353 y 31.799 hogares, respectivamente; c) en los hogares-familiares nucleares incompletos con jefatura masculina la pobreza es de 15,8% y la femenina de 24,3%, correspondiendo a 3.372 y 22.644 hogares, respectivamente; d) lo cual conduce a políticas orientadas a la cantidad de hogares y que enfatizarán indudablemente a los hogares con jefatura masculina pero en el caso de una equidad de género comprenderá a la jefatura femenina no solamente en los hogares-familiares nucleares completos sino especialmente en los hogares-familiares extendidos con creciente jefatura femenina. 4. En todos los casos, debe existir algún tipo de focalización en los hogares-familiares extendidos en cuanto que son aquellos con jefatura de mayor edad y menor educación formal, más vinculados a actividades como cuenta propia, guaraní-parlantes y los hogares con mayor tamaño. A este tipo de hogares siguen los hogares-familiares nucleares completos con jefatura de mucha menor edad, mayor nivel educativo, menor actividad como cuenta propia, elevada proporción de hablantes de guaraní, y tamaño intermedio del hogar. Finalmente, se encuentran los hogares-familiares nucleares incompletos con jefatura de menor edad, nivel educativo intermedio al igual que la categoría ocupacional, menor proporción de guaraní parlantes, y menor tamaño del hogar. 5. Entonces, la pobreza más significativa se encuentra en los hogaresfamiliares extendidos en donde se impone el pater familiae probablemente dada la imposibilidad económica de los hijos de independizarse; esto es, mudarse a otra vivienda u hogar. Posteriormente, pero no lejos, se encuentra al hogar típico-ideal; esto es, en el hogar-familiar nuclear completo. La pobreza aquí se debería a las políticas económicas globales y no debido a una particularidad del tipo de hogar. Finalmente pero no de menor importancia, considerando vulnerabilidad y pobreza habrá de apuntarse a las mujeres jefas de hogar tienen su mayor índice de pobreza en los hogares-familias nucleares completos, con 32,4% de pobreza. 6. Este conjunto de orientaciones debe focalizarse considerando área de residencia, jefatura de hogar, distribución regional que no ha sido posible establecerse en este caso, y la actualización y seguimiento de los indicadores sobre los distintos tipos de familia. En última instancia, se debe pasar de una política a la familia a una política a los distintos tipos de familia.

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

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Roberto L. Céspedes R.

Anexo

Glosario Área urbana: comprende a todas las cabeceras de distritos oficiales, definidas conforme a leyes administrativas, presentan forma amanzanada, sin tener en cuenta ninguna otra consideración especial. Área rural: comprende a las áreas que no se encuentran amanzanadas sin considerar cantidad de habitantes. Nivel educativo o Nivel de instrucción: último año o curso aprobado dentro de los distintos niveles de enseñanza regular, y no el que cursaba al momento del censo. En este caso, se presenta el nivel educativo dentro de un rango de años o cursos aprobados (ninguno, 1 a 3 años, 4 a 6, 7 a 9, 10 a 12, 13 y más, y No declarado). Población económicamente activa (PEA): personas de 12 y más años que en el período de referencia se encontraban ocupadas o desocupadas. En los censos de 1992 y 2002 se considera en la PEA a personas de 10 y más años; sin embargo, se ha mantenido 12 y más años para compararlas con las de censos precedentes regidas por este criterio (Véase Tasa de actividad económica). Población ocupada: conjunto de personas en la fuerza de trabajo (PEA) que trabajaron con o sin remuneración por lo menos una hora en el período de referencia (semana anterior) o aunque no hubiera trabajado, tenían empleo del cual estuvieron ausentes por motivos circunstanciales (enfermedad, licencia, vacaciones, paro, beca, etc.) Población desocupada: personas que en la fecha de referencia (cuatro semanas anteriores a la fecha del censo) no trabajaron y estaban buscando empleo. Incluye a las personas que ya han trabajado anteriormente y a aquellas que buscan su primer empleo. Población económicamente inactiva (PnoEA): personas de 12 y más años no clasificadas como ocupadas ni desocupadas durante el período de referencia. Comprende las siguientes categorías: i) personas que realizaron tareas del hogar, excluidos los (trabajadores) domésticos remunerados, ii) estudiantes, iii) jubilados, iv) pensionados, v) rentistas, vi) personas en el Servicio militar obligatorio, vii) personas con impedimento físico y/o mental, viii) personas en otra situación como: internas en asilos, cárceles, reformatorios, ancianos, etc. Tasa de actividad económica: Cociente entre la cantidad de personas, ocupadas o desocupadas (véase PEA), y, el total de personas en edad de trabajar; usualmente se expresa en porcentaje.

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Familias en Paraguay. Análisis sociohistórico de estructuras familiares y pobreza.

Listado de Cuadros estadísticos presentados en el texto 2-1. 2-2.

Población pobre según niveles de pobreza, 1995-2000/1 Intervención de la Red de Protección y Promoción Social para las familias en extrema pobreza

3-1. 3-2. 3-3. 3-4. 3-5.

Evolución de la población total y por área urbano-rural, 1950-2002 Población económicamente activa por sector económico, 1972-2002 Tecnologías de la información y comunicación en la vivienda, 1972-2002 Nivel educativo de la población por sexo, 1982-2002 Población económicamente activa y tasa de actividad económica de la población de 12 y más años por sexo y área, 1972-2002 Hogares según jefatura, 1982-2002 Tasa global de fecundidad y por grupos de edad, 1972-1998 Tasa de prevalencia en el uso de anticonceptivos según métodos utilizados (moderno y tradicional), 1990-1998

3-6. 3-7. 3-8.

4-1. 4-2. 4-3. 4-4. 4-5. 4-6. 4-7. 4-8. 5-1. 5-2. 5-3. 5-4. 5-5. 5-6.

Hogares por tipo, 1982-2002 Población por tipo de hogares, 1982-2002 Hogares por tipo (detalle), 1982-2002 Jefatura por tipo de hogar, 1982-2002 Jefatura por tipo de hogar según área, 1982-2002 Jefatura de hogar por estado civil y tipo de hogar, 1982-2002 Tamaño promedio del tipo de hogares por jefatura según área, 1982-2002 Ciclo de vida familiar por jefatura de hogar y área, 1982-2002

Consistencia entre el CNPV 2002 y la EIH 2000/1, Jefatura de hogares Hogares por tipo y condición de pobreza, 2000/1 Tipos de hogares pobres y su distribución relativa, 2000/1 Hogares por tipo y niveles de pobreza, 2000/1 Jefatura de hogar por Condición y niveles de pobreza, 2000/1 Promedio de edad de la jefatura de hogar por Condición de pobreza según Tipo de hogar, 2000/1 5-7. Promedio de años de estudio de la jefatura de hogar por Condición de pobreza según Tipo de hogar, área y sexo, 2000/1 5-8. Idioma hablado predominantemente por la jefatura por Condición de pobreza según Tipo de hogar, 2000/1 5-9. Categoría ocupacional de la jefatura ocupada por Condición de pobreza según Tipo de hogar, 2000/1 5-13. Promedio del Tamaño del hogar por quintiles de ingreso según área, 2000/1

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Efecto de la educación de padres y madres en la planificación de las familias paraguayas

LEONARDO ALFONZO SEGOVIA es Licenciado en Economía por la Universidad Católica de Asunción y Master of Sciencie in Agricultural Economics, Kansas State University (EEUU). Ha publicado un artículo sobre “La educación en la determinación de los ingresos laborales en el Paraguay”, en la Revista Economía y Sociedad, (DGEEC, octubre de 2000) CÉSAR PEÑA es Licenciado en Economía por la Universidad Católica de Asunción.

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1.1. Importancia del Tema El estudio de los efectos de la educación de padres y madres en la planificación familiar puede proporcionar información muy útil para el diseño de políticas de desarrollo orientadas a incrementar el capital humano y controlar la tasa de crecimiento poblacional. Los hallazgos en este campo deberían tenerse en cuenta como beneficios adicionales de la inversión en educación, que se sumarían a aquellos provenientes del incremento de la productividad laboral. Si sucede como pensamos y los padres con una mayor formación demandan a su vez una mayor educación para sus hijos, el impacto positivo de la educación en la productividad laboral podría subestimarse si no se toma en cuenta éste efecto multiplicador. Por otro lado, si una mayor educación incentiva a los padres a controlar su fertilidad, el impacto económico de la inversión en educación tendría consecuencias muy positivas en el largo plazo.

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1. Introducción

Pensamos que el control del crecimiento poblacional, en particular, debería considerarse como un tema crucial en las políticas de desarrollo, ya que dadas las condiciones de nuestro país, un alto crecimiento poblacional podría ser insostenible y traducirse necesariamente en un deterioro significativo de las condiciones de vida de la población.

1 Ya en el siglo XVIII pensadores como Malthus (1798) habían proyectado una creciente presión de los recursos naturales por parte de una población en aumento. Durante el transcurso de los siglos posteriores, sin embargo, esta preocupación fue descendiendo en la escala de prioridades de la ciencia social a medida que el desarrollo tecnológico y la exploración geográfica demostraban la sostenibilidad del incremento experimentado en la población mediante el aumento de la productividad y de los recursos disponibles para la explotación.

En las últimas décadas la preocupación sobre los efectos negativos de un crecimiento poblacional descontrolado ha retomado importancia dentro de las ciencias sociales1. La población ha experimentado un incremento considerable. Según la U.S. Bureau of the Census, en 1950 la población mundial alcanzaba los 2.555 millones de personas. A la fecha la cifra asciende a 6.302 millones con un incremento del 147%, mientras que para el año 2050 las proyecciones apuntan que la población mundial será de 9.078 millones de personas, registrándose de esta forma un incremento de 255% en cien años, a un ritmo, que aunque descendente a partir de la década de los sesenta se promedia en 1,36% anual. Este hecho podría ejercer una importante presión sobre los recursos naturales deteriorando las condiciones de vida globales y el medioambiente. Más preocupante aún es que el crecimiento acelerado de la población se produce principalmente en países subdesarrollados. Según estimaciones de las Naciones Unidas, en 1990 existía una población de 1.200 millones de personas en los países desarrollados y de 4.100 millones en los países menos desarrollados del mundo. Más de la mitad de la población mundial habita en el este y en el sur de Asia, destacando China con más de 1.200 millones de habitantes e India con 880 millones. Europa y los países de la antigua URSS representaban el 15%, América el 14% y África el 12% de la población mundial. La población de África se duplicará para el 2025, mientras que la población del Sureste asiático permanece casi constante y la de Latinoamérica crece a un ritmo fuerte aunque desigual; y las demás regiones, 121


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incluida Asia oriental, disminuyen de forma considerable. Para el 2025 se estima que el porcentaje relativo de la población de los países desarrollados en relación con los subdesarrollados (23% en 1990) descenderá al 17%. El 90% de los nacimientos actuales tiene lugar en los países menos desarrollados. En lo que respecta al Paraguay, observamos que la tasa de crecimiento poblacional se encuentra entre las más altas de América Latina. Manteniéndose durante varias décadas (’50, ’60, ’70) en valores de 2,6% de crecimiento anual y llegando a un promedio del 2,8% de crecimiento en la década de los ’80 y ’90 (según la U.S. Bureau of the Census). Actualmente la población paraguaya total se estima en 5,2 millones de habitantes, según el último censo del año 2002, fuente: DGEEC, correspondiendo el 56,7% a áreas urbanas y el 43,3% a áreas rurales. Aunque nuestro país registra aún una relativamente baja densidad poblacional, existen motivos por los cuales este fenómeno no deja de ser preocupante. Aquí argumentamos dos razones por las cuales consideramos que un alto crecimiento poblacional en el Paraguay no es aconsejable. La primera tiene que ver con su situación geográfica que tiene la desventaja de no contar con costas en el océano. Gallup, Sachs y Mellinger (1999) encuentran que aunque una alta densidad poblacional parece ser beneficiosa en las regiones costeras, no resulta así para las regiones mediterráneas, en donde una alta densidad poblacional constituye una desventaja neta. Los autores encuentran que la geografía tiene un impacto muy significativo en el desarrollo de los países. En el caso de los países mediterráneos, la geografía tiene un impacto negativo, principalmente dado por los costos de transporte, sobre todo para casos donde la producción tiene un alto componente de insumos importados. En el contexto Paraguayo, según las conclusiones de Gallup, Sachs y Mellinger, modelos de desarrollo basados en la agricultura y la agroindustria, que requierían de menos insumos importados, serían menos sensibles a los peligros de la desventaja geográfica que otros modelos, tal vez más intensivos en mano de obra. Esto arroja dudas sobre la posibilidad de inserción laboral de una población en acelerado aumento. La segunda razón por la cual sospechamos que la elevada tasa de crecimiento poblacional registrada en el Paraguay es extremadamente dañina, se sustenta en que es muy probable que la misma no se origine como respuesta de los agentes económicos a proyecciones de condiciones futuras más favorables para la mano de obra, sino que al contrario, son consecuencia de fallas de mercado que inducen a los agentes a tomar decisiones que acarrean elevados costos sociales. En efecto, el crecimiento poblacional acelerado ha demostrado en los últimos años estar negativamente correlacionado con el crecimiento económico. Dessy y Pallage (2002) encuentran explicación a este fenómeno mediante el análisis del comportamiento estratégico de los padres y de las firmas. Los primeros deben elegir si invierten o no en educación, mientras que las últimas si invierten o no en tecnolo-

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gía. En lugares donde se registran altos costos de transferencia tecnológica y escasos retornos a la educación, la estrategia óptima es la de no invertir en educación y no invertir en tecnología, dedicando de esta forma las familias sus recursos a la crianza de hijos adicionales que proveen de ingreso a la familia mediante su empleo en el mercado de mano de obra no calificada. Dessy y Pallage llaman a este equilibrio de mercado la trampa de la pobreza. La conexión entre esta hipótesis y las limitaciones ocasionadas por nuestra geografía resulta evidente. Para que las familias decidan tener una menor cantidad de hijos provistos de mayor capital humano, ellas deben visualizar un mayor retorno a la inversión en educación. Este retorno sólo puede producirse si existe una inversión en tecnología intensiva en el uso de mano de obra medianamente capacitada. Debido a que esta tecnología resulta más costosa a los países mediterráneos que a países costeros, y que los bienes producidos por ella experimentan mayores costos de comercialización, el esfuerzo que el Paraguay debe realizar para salir de la trampa de la pobreza resulta mayor al que deben realizar otros países de la región menos desfavorecidos. Esperamos que nuestros argumentos sobre la necesidad de controlar el crecimiento poblacional en nuestro país hayan sido convincentes. Otra cuestión que origina puntos de vistas encontrados es la elección del método de control del crecimiento poblacional. El problema radica principalemente en que la decisión de traer un ser humano más al mundo no está en poder de un planificador social, sino de agentes económicos individuales más o menos independientes, representados por los padres de familia. Estos agentes toman decisiones de modo a satisfacer sus necesidades utilizando los recursos con los que cuentan. Si las decisiones óptimas percibidas por las padres difieren marcadamente de lo que sería adecuado para una planificación social eficiente, las mismas pueden deteriorar seriamente el bienestar social en general. La política demográfica debería por lo tanto consistir en trasladar de alguna manera a los agentes privados el costo social de sus decisiones sobre fertilidad y planificación familiar. Históricamente, como discute Sen (1997), el problema ha sido tratado mediante políticas que reflejan distintos grados de coerción y traumatismo. Quizás en el extremo coercitivo se encuentre la ley de un solo hijo de China, seguido por la esterilización a cambio de incentivos económicos, incentivos fiscales a familias con un número determinado de hijos, hasta llegar a políticas que se valen de una mayor cooperación de los individuos. Este último tipo de políticas requiere el diseño de sistemas de incentivos que estimulen a los padres a tomar decisiones que, en forma agregada, permitan un crecimiento sostenible. Existe una variedad de motivos por los cuales una elevada cantidad de hijos podría proporcionar una satisfacción neta a los padres que los engendran a pesar de implicar un costo neto para la sociedad. La mayoría de estos motivos tienen que ver con fallas de mercado que pueden ser corregidas con políticas sociales y económicas acertadas. Por ejemplo se ha teorizado que los

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hijos pueden proporcionar una fuente de mano de obra barata para la familia, o una fuente adicional de ingreso, Dessy y Pallage (2002), y que los hijos pueden ser considerados como una forma de seguridad social, ya que aumenta la probabilidad de los padres de recibir ayuda en la vejez, Pörtner (2001). La aplicación de fuertes sanciones al trabajo infantil, y el mejoramiento de la eficiencia y cobertura de la seguridad social podrían atacar estos motivos específicos. Una tendencia muy mencionada en la literatura (Ej: Eswaran, 2002) es la de insistir en políticas que promuevan el empoderamiento de la mujer en la familia, ya que esta es la que recibe el mayor costo del engendramiento y la crianza de los hijos. Sin duda, dentro de esta línea de acción se encuentra la de incrementar la educación de los padres. Suponemos que con una mayor educación, los padres deberían tomar decisiones para sus familias que estén mejor alineadas con los intereses de la sociedad en general. Proponemos que el efecto de la educación sobre las decisiones de planificación familiar, que bajo el concepto utilizado en el presente estudio incluyen las decisiones sobre fertilidad (cantidad de hijos engendrados) y educación (años de escolaridad promedio de los hijos) se puede descomponer en dos efectos. El primero efecto, que llamaremos “efecto preferencial” se daría debido a que la educación afecta las preferencias de los padres, por ejemplo, a través de una mayor concientización sobre las consecuencias de sus actos. El segundo efecto, al que nos referiremos como “efecto ingreso”, se originaría debido a que una mayor educación de los padres incrementaría sus ingresos, alterando sus decisiones de planificación familiar. 1.2. Objetivos de la investigación El objetivo principal del presente estudio es el de medir el impacto que tiene la educación de los padres en sus decisiones sobre planificación familiar, la cual entendemos aquí como la suma de decisiones sobre la cantidad de hijos que serán engendrados y la escolaridad promedio de los mismos. Mediante el cumplimiento del mismo, podremos contribuir a una mejor determinación de los beneficios sociales de la inversión en educación. El estudio supone que el efecto de la educación sobre la decisión de los padres se da a través de dos vías, actuando simultáneamente sobre sus preferencias y sus ingresos, y la medición de las magnitudes de interés se realizará tomando en cuenta ambas. Los impactos de la educación en las decisiones de planificación familiar también se distinguirán según estos se refieran a los efectos de la educación del padre o de la madre.

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1.3. Revisión Literaria Justificamos la influencia de la educación de los padres en las decisiones de planificación familiar basados en una serie de hallazgos encontrados en la literatura relacionada. En lo que se refiere a las decisiones de fertilidad de la familia: Becker y Lewis (1973) demuestran que, bajo el supuesto de que los padres no diferencian entre hijos, un incremento en el ingreso de los padres puede reducir el número deseado de hijos incluso aunque éstos se comporten como un bien normal, Dessy y Pallage (2002) encuentran que el bajo costo de la crianza de los hijos es un factor determinante en modelos donde el trabajo de los hijos constituye una fuente adicional de ingreso para la familia, Veloso (2000) encuentra que la distribución del ingreso familiar entre el padre y la madre es de gran influencia en la determinación de la fertilidad en el Brasil, Atella y Rosati (2000) confirman la presunción de que la incertidumbre sobre la supervivencia de los hijos aumenta la natalidad, Eswaran (2002) concluye que un mayor poder de decisión de las madres en la familia reduciría tanto la fertilidad como la mortalidad infantil, Arroyo y Zhang (1997) encuentran el uso generalizado y la eficiencia de métodos anticonceptivos como factor explicativo de la fertilidad, mientras que Pörtner (2001), bajo el supuesto de que los padres consideran a los hijos como una fuente de ingresos futuros en mercados de seguridad social deficiente, concluye que un aumento en las expectativas de ingreso futuro reduciría la natalidad. Pensamos que existen razones por las que una mayor educación de los padres podría actuar beneficiosamente sobre estos motivos. A través de un efecto directo en las preferencias de los padres, una mayor educación podría incrementar la valoración de los padres hacia una mayor calidad, elevando de esta manera el costo de los hijos deseados. Específicamente, una mayor educación de las mujeres, podría aumentar el poder de decisión de ésta en la familia y mejorar la eficiencia en el uso de métodos anticonceptivos. Además, un incremento en la educación de los padres, mejoraría su capacidad de buscar inversiones y planes de retiro más eficientes, reduciendo su necesidad de utilizar a los hijos como una forma de seguro social. Indirectamente, a través de su influencia en el ingreso, una mayor educación puede traducirse en un aumento del costo de oportunidad de los padres, especialmente en el caso de la madre, aumentando el costo económico de la crianza de nuevos hijos. Por otro lado, el aumento del ingreso reduce la necesidad de recurrir a los hijos como fuente de ingreso, disminuye la incertidumbre sobre la supervivencia al permitir el acceso a mejores servicios de salud y una mejor nutrición, a la vez que genera un mayor flujo de ahorro que puede ser invertido en activos de seguridad social.

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2. Metodología Para cumplir con los objetivos de la presente investigación estimaremos parámetros surgidos de la medición econométrica de ecuaciones de comportamiento óptimo de los padres, sugeridas por un modelo microeconómico estático inspirado en Becker y Lewis (1973). La característica microeconómica del modelo sugiere que los padres toman decisiones de modo a maximizar una función utilidad, que representa sus preferencias, sujetos a una restricción de presupuesto. La característica estática implica que los padres toman decisiones permanentes de fertilidad y a medida que transcurre el tiempo van realizando esa decisión. Este supuesto puede parecer poco realista, pero nos permite desarrollar modelos que permiten la medición de los impactos relevantes de una manera más simple y directa, en comparación con los modelos dinámicos de decisiones de fertilidad2. Debido a que las encuestas de hogares incluyen casos en distintas etapas del ciclo de vida de la familia, las decisiones observadas pueden ser muy distintas a las decisiones permanentes. Por ejemplo, una pareja muy joven pudo haber decidido tener cuatro hijos pero hasta el momento sólo ha concebido dos, mientras que otra, que pudo haber decidido tener sólo tres hijos, ya ha concebido la totalidad de los mismos. Si observamos a estas dos parejas sin tener en cuenta el ciclo de vida en que se encuentran concluiríamos que la última ha decidido tener mayor progenie, siendo el caso inverso el correcto. El ciclo de vida también distorsiona las observaciones sobre las decisiones de educación. Consideremos, por ejemplo, el caso de dos parejas, una que decide tener hijos con una educación promedio de seis años (primaria terminada) y otra con una educación promedio de doce años (secundaria terminada); si observamos a estas dos familias en una etapa muy temprana de su ciclo de vida (cuando los chicos recién están en edad de ir a la primaria) nos parecería que ambas parejas demandan una educación promedio similar para sus hijos, siendo que en realidad la segunda demanda mucho más que la primera. De manera a corregir estas distorsiones hemos desarrollado una metodología ad hoc que toma en cuenta la etapa del ciclo de vida en que se encuentra cada familia observada. (Ver anexo 1). 2.1. Modelo Teórico Suponemos que las preferencias de los padres pueden ser representadas por una función utilidad cuyos argumentos incluyen variables de decisión y características intrínsecas. Las variables de decisión de las familias son: la cantidad de hijos, N, la educación de los hijos, SH, y el consumo per cápita de los miembros de la familia, X. Las características intrínsecas están dadas por la educación del padre SP, la educa-

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2 Ejemplos de estos últimos pueden ser encontrados en Arroyo y Zhang (1997).


(1.1) U=U(N,S H,X;S P,S M,Z U)

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ción de la madre SM, y un vector de otras características socio-demográficas y culturales que afectan las preferencias, Zu: No distinguimos cual de los padres tiene más peso en las decisiones, pero suponemos que ésto puede estar influenciado por su contribución relativa en el ingreso familiar. En cualquier caso suponemos que estas decisiones son altruistas con respecto a todos los miembros de la familia. También suponemos que los padres ya no invierten en su propia educación, y que los mismos no hacen diferencias entre los hijos, demandando para todos un mismo nivel de educación y consumo per cápita de otros bienes. De esta forma, la restricción presupuestaria permanente de los padres está dada por:

(1.2)

r cx(N+P)+r sS HN=W P(S P,Z P)+W M(S MZ M)(1–Nl(Z G)) +NW H(S H,Z H)+R

Donde rc representa índice de precios de la canasta de consumo, P la cantidad de miembros de la familia que no son hijos (N + P por lo tanto es la cantidad total de personas en la familia), rs es el costo de un año de educación adicional por hijo, WP y WM son los ingresos laborales permanentes del padre y de la madre respectivamente, los cuales son a su vez función de la educación y otras características del padre, SP y ZP , de la educación y otras características de la madre, SM y ZM , mientras que WH es el ingreso laboral permanente promedio de los hijos, que a su vez depende de la educación promedio SH, y el valor promedio de otras variables que determinan el capital humano de los hijos, ZH; l es el factor limitante que ejercen los hijos sobre la participación laboral de las madres y es una función de la ubicación geográfica, ZG, y R por su parte representa los ingresos por renta no laboral de la familia. Nótese que la cantidad de hijos influye tanto en el gasto de consumo y de educación de la familia como en los ingresos de la misma. La cantidad de hijos afecta los ingresos familiares tanto a través de los ingresos laborales de los hijos como a través de un menor ingreso de la madre. Por otro lado, como las preferencias dadas por la función utilidad (1.1) se refieren a decisiones permanentes, la restricción relevante también debe ser de la misma naturaleza. Es decir, los padres intentan maximizar sujetos a la restricción dada por el valor esperado de su ingreso. La solución a este problema va a tener la forma de un sistema de demandas como el siguiente:

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Efecto de la educación de padres y madres en la planificación de las familias paraguayas

Donde Z+ incluye todos los otros parámetros que no están indicados explícitamente. Esta forma de plantear las decisiones, sin embargo, acarrea algunas complicaciones dada la naturaleza de las observaciones disponibles. Para la mayoría de los casos no observamos las decisiones permantes de fertilidad, N, y educación, SH, sino el estado de realización de las mismas dada la etapa del ciclo de vida en que se encuentra una familia determinada. De modo a expresar las relaciones de comportamiento óptimo dadas por (1.4) en términos de las magnitudes observadas de educación y fertilidad, aplicamos la siguiente corrección ad hoc al sistema (Ver anexo 1):

donde a, b y c son parámetros, n representa la cantidad observada de hijos, sH la educación observada de los hijos y EH una aproximación de la etapa ciclo de vida en que se encuentra la familia dada por la edad promedio de los hijos. Nótese que el consumo per cápita también es controlado por el ciclo de vida familiar. Las magnitudes de interés para el presente estudio están dadas por: a) La magnitud en que aumenta la cantidad de hijos observada ante un aumento de la educación del padre:

b) La magnitud en que aumenta la cantidad de hijos observada ante un aumento de la educación de la madre:

c) La magnitud en que aumenta la escolaridad de los hijos observada ante un aumento de la educación del padre:

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d) La magnitud en que aumenta la escolaridad de los hijos observada ante un aumento de la educación de la madre:

Puede observarse que el impacto de la educación de los padres en las decisiones sobre fertilidad y educación tienen un componente directo, que opera a través de las preferencias: , y otro componente indirecto que opera a través del ingreso: . En lo que sigue de la investigación llevaremos a cabo la medición econométrica de ambos componentes, a los que nos referiremos como “efecto preferencial” y “efecto ingreso”, respectivamente. 2.2. Forma Funcional Si especificamos las preferencias dadas por (1.1) mediante la transformación logarítmica de una función Cobb-Douglas, podemos representar el problema de los padres mediante la siguiente función objetivo de tipo Langrange:

(2.1)

Donde suponemos que los parámetros αl, l y rS, así como los ingresos laborales y no laborales, están predeterminados para cada familia, dependiendo de características sociales, demográficas y culturales de la familia, ZU , de la ubicación geográfica y el area de residencia, ZG , del valor determinado por el mercado de trabajo para el capital humano de los miembros de la familia, ZM , ZP , y ZH y de otras variables exógenas, incluyendo la educación de los padres, SP y SM . Por simplicidad, suponemos adicionalmente que el efecto de la educación de los hijos en la contribución del ingreso de los mismos al ingreso familiar total es pequeño y puede ser ignorado por los padres en su toma de decisiones, que el consumo de los miembros de la familia que no son hijos, XP, es determinado fuera del modelo, que el ingreso familiar está dado principalmente por los ingresos laborales, y que rx = 1 , sirviendo el índice de precios de consumo como numerario.

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Efecto de la educaciรณn de padres y madres en la planificaciรณn de las familias paraguayas

Eligiendo valores para N, SH y X que maximizen (2.1) obtenemos el siguiente sistema de demandas que representa las decisiones รณptimas de las familias para un determinado valor de los parรกmetros y variables exรณgenas:

donde , WT = WP + WM + WH, es el ingreso laboral total de la familia. Corrigiendo por el ciclo de vida de la familia y tomando logaritmos tenemos:

donde:

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2.3. Estimación La estimación de las magnitudes de interés se realizará utilizando los resultados de la Encuesta Integrada de Hogares 2000-2001, ejecutada por la Dirección General de Estadísticas Encuestas y Censos. En base a lo sugerido por (2.5.), (2.6) y (2.7), la metodología será la siguiente: Primeramente, se estimarán mediante mínimos cuadrados ordinarios con corrección por sesgo de selección mediante el método Heckman (1979), los valores esperados de los ingresos laborales del padre, la madre y los hijos, en función de su capital humano:

en base a los parámetros estimados, se calcularán los valores esperados de los totales de los ingresos laborales de las familias:

los que serán utilizados para estimar las relaciones de demanda.

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Seguidamente se estimará mediante mínimos cuadrados no lineales la ecuación:

de modo a obtener una estimación razonable de b00 , dada por , la que a su vez será utilizada para construir (Ver ecuación 2.8). Posteriormente, se procederá a la estimación mediante seemingly unrelated regressions del siguiente sistema de ecuaciones:

donde αij, β s y γik , s y son parámetros que serán estimados, zj son las características de la familia que afectan las preferencias, Dk son variables dummy que identifican el distrito y período de tiempo en el que un hogar fue encuestado, capturando de esta forma las variaciones experimentadas por rc y rs y debido a la ubicación espacio-temporal de la observación3, así como cualquier diferencia regional en los retornos de a la educación formal. Los errores estocásticos son representados por εi. 3 Deaton (1997) argumenta que esta metodología evita el sesgo de omisión de variable que se daría al no poder observar los precios regionales.

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Las contrapartidas empíricas de las expresiones dadas en (1.6), (1.7) y (1.8) estarán dadas por:

Medidas de variabilidad de estas magnitudes serán obtenidas mediante el procedimiento conocido como bootstrapping, el que consistirá en la estimación de 800 muestras aleatorias de tamaño constante y equivalente al 99% del total de las observaciones. De modo a agilizar el cómputo, las predicciones sobre ingresos laborales WTMCO y WMMCO , así como el numero promedio de hijos, n , serán tratados como constantes de muestra en muestra. Este procedimiento permitirá determinar la distribución, los errores estándar y la significancia estadística de las expresiones (3.8) a (3.11).

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3. Resultados

3.1. Consideraciones Generales De modo a contar con una apreciación más clara del fenómeno de la planificación familiar en el Paraguay, discutiremos primeramente algunas características resaltantes de la base de datos utilizada. En la Tabla No. 1 se observa un resumen descriptivo de las principales variables relevantes al modelo de planificación familiar. Notamos que en el área urbana se registra un promedio de 2,56 hijos por familia, significativamente inferior al registrado en el área rural que es de 3,29 hijos por familia. Este dato puede sugerir que el proceso de urbanización y migración hacia áreas urbanas tendería a reducir la tasa de crecimiento de la población, veremos en los resultados econométricos la magnitud precisa del efecto urbano-rural. En cuanto a educación de los hijos, observamos que en el área urbana se registra una escolaridad promedio de 4,56 años, que implica casi el doble la escolaridad promedio registrada en el área rural de 2,83 años. Esta diferencia de escolaridad es muy significativa, aunque podría estar sobredimensionada, ya que observamos que la edad promedio de los hijos en el área urbana es de 14,91 años, mientras que en el área rural es de 13,54 años. La diferencia en la edad promedio de los hijos podría deberse a una salida más temprana del hogar familiar por parte de los hijos en el área rural. Es posible que entre las causas de estas diferencias en fertilidad y educación se encuentren un menor costo de la crianza de los hijos en el área rural, acompañado de una tecnología de producción poco intensiva en capital humano que, por un lado permite utilizar la mano de obra infantil, y por otro lado no genera un retorno muy elevado a la inversión en educación. Este podría interpretarse como un caso típico de una trampa de pobreza, como la descrita en Dessy & Pallage (2002), donde la decisión óptima de los agentes, los cuales perciben a una diferencia insuficiente entre los precios de la mano de obra calificada y la no calificada, así como un bajo costo de procreación, es la de tener muchos hijos con poca educación. En base a ello, lo razonable sería sugerir políticas orientadas a aumentar el retorno de la inversión en educación, mediante incentivos al uso de tecnologías complementarias con mano de obra calificada. En el caso paraguayo, esto podría corresponderse con la modernización de la producción agrícola. Por otro lado, otra orientación de una política de control demográfico podría enfocarse en aumentar el costo de oportunidad de la crianza de los hijos mediante programas destinados a una mayor participación laboral de la mujer. Si observamos los años de educación de la madre notamos que en el área urbana se registra casi el doble de años de educación (7,47 años) que en las madres del área rural (4,29 años), sin demasiada diferencia en la edad promedio (43,68 años para el área

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urbana y 42,58 años para el área rural), lo que podría indicar que en el área urbana existe un costo de oportunidad mucho mayor en la crianza de los hijos. Así mismo, los padres en el área urbana registran un promedio de 8,36 años de escolaridad, que es casi el doble de lo registrado para los padres del área rural (4,85 años de escolaridad). Esto podría sugerir que las políticas de aumento de retorno de la educación y mayor participación de laboral de la mujer son complementarias y se potencian la una a la otra. Tabla 1 Escolaridad y Edad de los Padres, Cantidad, Edad, y Escolaridad de los Hijos por Area de Residencia

Cantidad de hijos Por Familia (N) Años de Educación Promedio de los Hijos (SH) Años de Educación de la Madre (SM) Años de Educación del Padre (SP) Edad Promedio de los Hijos (EH) Edad de la Madre (EM) Edad del Padre (EP)

Área Urbana

Área Rural

Total

2,56 4,56 7,47 8,36 14,91 43,68 45,09

3,29 2,83 4,29 4,85 13,54 42,58 45,44

2,88 3,79 6,10 6,73 14,30 43,20 45,25

Asunción La Tabla No. 2 analiza la muestra en términos regionales. Observamos que Asunción registra el menor promedio de hijos por familia (2,26 hijos), bastante por debajo del promedio para el país en su totalidad 2,88 hijos. Vemos también que Asunción se posiciona en el puesto número 1 del ranking con respecto a las demás variables observadas: edad promedio de los hijos (18,40 años), años de educación promedio de los hijos (6,21 años), ingresos mensuales por familia (1.049.530 G.), años de educación de la madre (9 años) y años de educación del padre (10,29 años). Este hecho refuerza la evidencia a favor de nuestra hipótesis de que existe una relación inversamente proporcional entre educación de los padres, madres e hijos y el tamaño de la familia, indicando a su vez una relación directamente proporcional entre ingresos y educación de los padres y madres. En la discusión de los resultados del modelo observaremos mediciones más precisas de estas relaciones. Asunción presenta condiciones particulares que se aprecian en las diferencias con los resultados del área urbana en general. Podemos observar que el promedio de hijos por familia para el área urbana (2,56 hijos) es superior al de Asunción (2,26 hijos), y que además los años promedio de escolaridad de los hijos (6,21 años), de los padres (10,29 años) y de las madres (9 años) es superior en Asunción que los años promedios respectivos en el área urbana en general (hijos = 4,56 años; padres = 8,36 años; madres = 7,47 años). 135


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Tabla 2 Cantidad de Hijos, Edad y Escolaridad de Padres e Hijos, Ingreso Familiar y Retornos a la Educación Formal por Departamento Hijos Por Familia

Edad de los Hijos

Ingreso Per-capita Mensual

DPTO

Cant.

Ránk.

Prom.

Ránk.

Años

Ránk Prom.

(Miles G$).

Ránk.

Alto Paraná Amambay Asunción Caaguazú Caazapá Canindeyú Central Concepción Cordillera Guairá Itapúa Misiones Ñeembucú Paraguarí Pdte. Hayes San Pedro País

2,88 2,84 2,26 3,33 3,34 3,14 2,72 3,21 2,85 3,17 3,28 2,65 2,54 2,60 2,66 3,56 2,88

8 10 16 3 2 7 11 5 9 6 4 13 15 14 12 1

11,04 12,68 18,40 13,26 12,67 11,21 14,10 13,80 16,45 15,54 13,70 14,13 14,84 17,50 12,00 14,12 14,30

16 12 1 11 13 15 8 9 3 4 10 6 5 2 14 7

2,93 2,89 6,21 3,18 2,50 2,09 4,16 3,41 3,79 3,32 3,50 3,52 3,54 3,71 2,55 2,99 3,79

12 13 1 10 15 16 2 8 3 9 7 6 5 4 14 11

623 310 1.050 285 370 369 502 311 315 270 370 381 348 349 475 223 489

2 13 1 14 6 8 3 12 11 15 7 5 10 9 4 16

Escolaridad de la Madre

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Escolaridad de los Hijos

Escolaridad del Padre

Retornos x año de escolaridad

DPTO

Años

Ránk.

Años

Ránk.

Ret.

Ránk.

Alto Paraná Amambay Asunción Caaguazú Caazapá Canindeyú Central Concepción Cordillera Guairá Itapúa Misiones Ñeembucú Paraguarí Pdte. Hayes San Pedro País

6,07 5,04 9,00 5,07 4,16 4,15 6,96 5,62 5,07 4,70 5,06 5,74 4,75 5,33 4,98 4,77 6,10

3 10 1 8 15 16 2 5 7 14 9 4 13 6 11 12

6,67 5,09 10,29 5,28 4,42 4,54 8,18 5,77 5,66 5,19 5,56 6,29 5,29 5,47 5,62 4,55 6,73

3 13 1 11 16 15 2 5 6 12 8 4 10 9 7 14

11,7% 8,1% 11,1% 10,4% 8,9% 10,3% 9,7% 6,1% 8,3% 9,7% 8,8% 11,4% 10,7% 11,9% 10,8% 6,8%

2 14 4 7 11 8 10 16 13 9 12 3 6 1 5 15


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Concepción El Departamento de Concepción podría clasificarse como predominantemente rural, que se corresponde con la observación de un promedio de hijos por familia relativamente alto (3,21 hijos), lo que lo ubica en el quinto puesto del ranking y por encima del promedio total (2,88 hijos). Asimismo, notamos que la edad promedio de los hijos para Concepción (13,80 años de edad), que se posiciona en el noveno puesto del ranking, está muy cercana al promedio del país en general cercano al promedio total (14,30 años), con un nivel de escolaridad de 3,41 años, posicionado en el octavo puesto y que está notoriamente por debajo del promedio para el país en su conjunto (3,79). Una relación interesante se observa entre la educación y el ingreso de los padres y las madres en Concepción. Si bien los años de educación de los padres (5,77 años) y de las madres (5,62 años), alcanzan ambos el quinto puesto en el ranking, el ingreso familiar per cápita mensual del departamento se posiciona en el puesto duodécimo. Es decir, los niveles relativamente altos de educación de los padres y las madres no parecen tener el retorno esperado en términos de ingreso. San Pedro El Departamento de San Pedro resulta el peor posicionado en relación con las variables analizadas aquí. En el mismo se observa el mayor promedio de hijos por familia (3,56 hijos) y los menores ingresos mensuales per cápita, lo que contribuye a evidenciar una fuerte correlación entre pobreza y fertilidad. Sumado a esto se observa una edad promedio de los hijos de 14,12 años (séptimo puesto y muy cercano al promedio de 14,30) y una escolaridad promedio de los hijos de 2,99 años (undécimo puesto y por debajo del promedio de 3,79), lo que refuerza una idea de una complicada situación en las familias tipo de este departamento, de escasos recursos, ya que los hijos tienden a permanecen en el hogar por poco tiempo y recibiendo poca educación, lo que impide un crecimiento en la productividad y remuneración de la mano de obra y perpetúa la pobreza. La posición relativa de la escolaridad de los padres no es mejor, ya observamos un nivel de 4,55 años, posicionado en el decimocuarto puesto y por debajo del promedio total de 6,73 años. Asimismo, se registra un bajo nivel de escolaridad promedio de la madre, ubicándose en el puesto duodécimo, con 4,77 años y, por debajo del promedio general de 6,10 años. La evidencia encontrada hasta el momento indica que estos factores tienden a reforzarse mutuamente y puede que explique el deterioro en términos de bienestar y calidad de vida de los habitantes de este departamento.

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Cordillera En el Departamento de Cordillera observamos que el promedio de hijos (2,85) es levemente inferior al promedio general (2,88), ocupando el noveno puesto del ranking. Una característica interesante de este departamento es la relativamente elevada edad promedio de los hijos (16,45 años), ocupando el tercer puesto y ubicándose por encima del promedio general de 14,30 años. La escolaridad promedio de los hijos está muy cerca al promedio para el país en su conjunto (3,79 años) ocupando el tercer puesto en el ranking. Tanto la escolaridad del padre como la de la madre (5,66 y 5.07 años respectivamente) registran valores cercanos al promedio (6,73 y 6,10 años respectivamente). A pesar de registrar escolaridades promedio para los padres y madres, los ingresos mensuales per cápita de la familia son relativamente bajos, ubicándose en el puesto undécimo del ranking y por debajo del promedio del país en su conjunto. Guairá En cuanto al Departamento del Guairá la cantidad total de hijos en el hogar es relativamente elevada ya que ocupa el puesto 6/16 del ranking con 3,17 hijos en promedio por familia, superior al promedio total de 2,88 hijos. Si bien la edad promedio de los hijos que permanecen en el hogar es elevada (15,54 años de edad) la educación cae al puesto 9/ 16 del ranking con 3,32 años de educación promedio inferior a los años de educación promedio del total de país con 3,79 años de educación. También las variables que miden los años de educación promedio del padre y de la madre tienen un bajo desempeño relativo, ya que los años de educación del padre se ubican en el puesto 12/16 con 5,79 años de educación, inferior al promedio total del país de 6,73 años y los años de educación promedio de la madre se ubican en el puesto 14/16 del ranking con 4,70 años de educación inferior al promedio total del país de 6,10 años de educación. La variable de peor desempeño para este departamento es la variable de ingresos mensuales por familia que se ubican en el puesto 15/16 del ranking con 270.204 G. bastante inferior al promedio total del país de 488.539 G., debido probablemente a la combinación de factores que se refuerzan mutuamente como son escasa educación de los padres, baja educación de los hijos, alta edad promedio en los hijos y alta cantidad total de hijos en el hogar. Caaguazú Caaguazú presenta una elevada fertilidad, ocupando el tercer puesto del ranking en cuanto a cantidad de hijos por familia (3,33 hijos) superando marcadamente el promedio total del país (2,88 hijos). Se verifica además un promedio de edad de los hijos (13,26 años) que ocupa el undécimo puesto en el ranking y supera el promedio del país (14,30 años), sugiriendo de esta forma una mayor permanencia de los hijos en el hogar. La escolaridad promedio de los hijos (3,18 años) se sitúa levemente por debajo del promedio total de país (3,79 años) ocu-

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pando el décimo puesto. Tanto la escolaridad promedio de los padres como la de las madres tampoco muestra un nivel relativamente bueno. La escolaridad promedio de los padres (5,28 años) se ubica en el undécimo puesto siendo inferior al promedio del país (6,73 años), mientras que la escolaridad promedio de la madre (5,07 años), se posiciona en el octavo puesto del ranking, siendo también inferior al promedio del país (6,10 años). En Caaguazú observamos un bajo ingreso familiar mensual per cápita, ocupando el decimocuarto puesto y siendo apenas cerca del cincuenta por ciento del ingreso familiar mensual per cápita promedio del país. Una vez más observamos la correlación entre bajos ingresos, elevada fertilidad, y baja escolaridad de los padres. Caazapá El Departamento de Caazapá ocupa el sexto lugar del ranking de ingresos mensuales de la familia, siendo los mismos inferiores al promedio total del país. Presenta a su vez una elevada fertilidad, ocupando el segundo puesto del ranking en cuanto a la cantidad de hijos por familia (3,34 hijos) superando al promedio del país. La edad promedio de los hijos (13,16 años), que ocupa el undécimo puesto en el ranking, no está lejos del promedio total del país (14,30 años). La escolaridad de los hijos en Caazapá (2,50 años) ocupa el decimoquinto puesto en el ranking y es notoriamente inferior al promedio del país. Lo cual está fuertemente correlacionado con la pobre escolaridad de los padres (4,42 años) y de las madres (4,16 años), registrándose en el último y penúltimo lugar del ranking respectivamente y siendo muy inferiores al promedio. Resulta curioso el hecho de que a pesar del muy pobre nivel de escolaridad el departamento no presente los peores valores para el indicador de ingresos, aunque el mismo mide sólo el nivel y no la distribución de los mismos, información que puede resultar fundamental. Itapúa Itapúa ocupa el cuarto puesto del ranking en cantidad de hijos por familia (3,28), siendo la misma superior al promedio del país. La edad promedio de los hijos en el hogar (13,70) es a su vez inferior al promedio total del país y se posiciona en el décimo puesto, sugiriendo una temprana salida del hogar por parte de los hijos. La escolaridad promedio de los hijos (3,50 años) se sitúa en el séptimo puesto, siendo levemente inferior al promedio general del país (3,79 años). Asimismo, las escolaridades promedio del padre (5,56 años) y de la madre (5,06 años) se sitúan en un nivel intermedio ocupando los puestos octavo y noveno del ranking, siendo ambos inferiores al promedio registrado para el país. Acorde al resto de los indicadores, los ingresos mensuales per cápita promedio de las familias itapuenses ocupan un nivel relativo intermedio, específicamente se posicionan en el séptimo puesto del ranking.

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Misiones La fertilidad no parece ser excesivamente elevada en el departamento de Misiones, en relación con la registrada en otros departamentos. Se observa que la cantidad de hijos por familia (2,65 hijos) es inferior al promedio, ocupando el puesto decimotercero del ranking. La edad promedio de los hijos (14,13 años) ocupa el sexto puesto y parece corresponderse con lo observado para el país en su conjunto. El nivel de escolaridad de los hijos (3,52 años) ocupa el sexto puesto y está cercano al promedio para el país en su conjunto. Tanto la escolaridad del padre (6,29 años) como la de la madre (6,10 años) están cercanas al promedio del país (6,73 años), ocupando ambos el cuarto puesto. En cuanto a ingresos, medidos por los ingresos mensuales per cápita por familia, vemos que los mismos se encuentran en una posición superior a la intermedia, ocupando el quinto puesto en el ranking, pero encontrándose sin embargo por debajo del promedio del país, reflejando de algún modo la elevada desigualdad de ingresos entre los departamentos más urbanos, especialmente Asunción, y los departamentos tradicionalmente rurales. Paraguarí Paraguarí se caracteriza por tener una fertilidad relativamente baja (2,6 hijos por familia) ocupando el antepenúltimo lugar en el ranking y posicionándose por debajo del promedio nacional. La edad promedio de los hijos (17,50 años), ocupa el segundo puesto del ranking, siendo superior al del país en su conjunto, indicando una salida relativamente tardía de los hijos del hogar. Paraguarí ocupa el cuarto puesto en el ranking en cuanto a escolaridad promedio de los hijos (3,71 años), siendo levemente inferior al promedio total del país. El hecho de que un departamento bien ubicado en el ranking de escolaridad de lo hijos esté por debajo del promedio es explicado por la notoria superioridad de Asunción, principalmente, y Central, en menor medida, en el desempeño de este indicador. Los años de escolaridad promedio del padre (5,47 años) y de la madre (5,33 años) ocupan los lugares noveno y sexto en el ranking respectivamente. Los niveles de ingresos per-capita mensuales de las familias son más bien intermedios como se observa en el ranking, donde ocupan el noveno puesto. Alto Paraná Observamos que la cantidad total de hijos en el Departamento de Alto Paraná está muy cercana al promedio total del país de 2,88 hijos por familia ubicándose en el octavo puesto del ranking, ocupando al mismo tiempo, el último puesto en el ranking en lo correspondiente a la edad promedio de los hijos (11,04 años). Por otro lado, los años de educación promedio de los hijos (2,93 años) ocupan el puesto duodécimo del ranking. Tanto la escolaridad del padre (6,67 años) como la de

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la madre (6,07) ocupan el tercer lugar en sus ranking respectivos aunque, debido a la gran diferencia con relación a Asunción, se encuentran aún por debajo del promedio nacional. Alto Paraná figura en el segundo puesto con relación a los ingresos familiares per cápita mensuales superando al promedio total del país y al promedio del Departamento Central, siendo sólo superado por Asunción. Central Debido a que el Departamento Central posee una alta concentración de su población en áreas urbanas, podríamos compararlo con el promedio para las áreas urbanas del país. La cantidad de hijos por familia (2,72 hijos) ocupa el undécimo puesto del ranking, siendo inferior al promedio general del país, pero superior al promedio de hijos registrado para las áreas urbanas en su conjunto. La edad promedio de los hijos en el hogar (14,30 años) se encuentra en el octavo puesto, por debajo del promedio total del país y también por debajo del promedio para áreas urbanas (14,91 años). Los años de escolaridad, tanto de los padres (8,18 años), como de las madres (6,73 años) y los hijos (4,16 años) ocupan el segundo lugar en sus respectivos rankings. El departamento ocupa el tercer puesto en el ranking de ingreso mensual per cápita por familia, que es superior al promedio total del país. Ñeembucú En el Departamento de Ñeembucú apreciamos una baja fertilidad (2,54 hijos por familia), ocupando el penúltimo puesto en el ranking. La permanencia de los hijos en el hogar reflejada por la edad promedio de los mismos (14,84 años) se ubica en el quinto puesto superando ligeramente al promedio para el país en su conjunto. La escolaridad promedio de los hijos (3,54 años) se ubica en el quinto puesto del ranking, ligeramente por debajo del promedio general del país. Por otro lado, las escolaridades, tanto del padre (5,29 años) como de la madre (4,75 años), ocupan los puestos décimo y decimotercero de sus respectivos ranking. Los ingresos mensuales per cápita por familia se encuentran por debajo del promedio nacional. Amambay En el Departamento de Amambay se registra una moderada fertilidad con una cantidad de hijos en el hogar (2,84 hijos) cercana al promedio total del país. La escolaridad promedio de los hijos (2,89 años) es inferior al promedio total del país ubicándose en el puesto decimotercero del ranking. La edad promedio de los hijos es también baja (12,68 años), esto podría contribuir a explicar los escasos años de educación de los hijos. Casi no existe diferencia entre la escolaridad promedio de los padres (5,09 años) y la de las madres (5,04 años) siendo ambas

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ligeramente inferiores al promedio total del país. Amambay se sitúa en el puesto decimotercero en el ranking de los promedios de ingresos mensuales per-cápita por familia. Canindeyú La variable cantidad de hijos por familia registrada en este Departamento (3,14 hijos) supera el promedio total del país situándose en el séptimo puesto del ranking. Por otro lado, la edad promedio de los hijos (11,21 años) está por debajo del promedio total de país y la escolaridad promedio de los mismos (2,09 años) se encuentra en el último puesto del ranking. Asimismo, las escolaridades promedio de los padres (4,54 años) y de las madres (4,15 años) ocupan los últimos puestos de sus respectivos rankings. En cuanto a los ingresos notamos que Canindeyú ocupa el octavo puesto en el ranking de ingresos mensuales per-cápita por familia, que si bien son inferiores al promedio total del país, superan las expectativas formadas en base a la observación de niveles de educación de su población bastante bajos. Presidente Hayes En Presidente Hayes se registra una fertilidad por debajo del promedio (2,66 hijos por familia) ocupando el puesto duodécimo en el ranking. La salida de los hijos del hogar parece realizarse en promedio de edades relativamente tempranas, como lo sugiere el bajo promedio de edad de los hijos en el hogar (12 años), que ocupa el puesto decimocuarto puesto del ranking. Este fenómeno tal vez contribuya a explicar la baja escolaridad promedio de los hijos (2,55 años), la cual ocupa el decimocuarto puesto en el ranking. Las escolaridades de los padres (5,62 años) y las madres (4,98 años) tampoco demuestran niveles deseables ocupando el séptimo y undécimo puesto en el ranking y siendo inferiores al promedio general del país. Los ingresos mensuales percápita por familia, por otro lado, se encuentran en el cuarto puesto del ranking y se hallan cerca del promedio general para el país. Retornos a la Educación Siguiendo en la Tabla No. 2 pasamos a analizar los retornos a al año de escolaridad adicional, o los retornos a la educación formal, por departamento. Esta información fue generada mediante predicciones de modelos estadísticos estimados a partir de una submuestra de la base de datos a nivel individual correspondiente a la población económicamente activa (PEA). Específicamente estimamos por cada departamento, mediante mínimos cuadrados ordinarios (MCO) con corrección de Heckman (1979), una relación entre los logaritmos de los ingresos laborales totales, los años de escolaridad, los años de experiencia, la antigüedad en el presente trabajo, el género o sexo, el idioma hablado,

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el área de residencia y el logaritmo natural de las horas trabajadas. La variable de selección utilizada toma valor uno cuando la observación corresponde a una persona ocupada y cero en caso contrario, y es una función de los años de escolaridad, la experiencia, el género o sexo, el área de residencia, el idioma hablado, y la relación con el jefe de familia (el mismo, cónyuge, hijo, etc.). El detalle de los resultados se incluye en el Anexo No. 2. Podemos visualizar que los mayores retornos a la educación se dan en los Departamentos de Paraguarí (11,9%), Alto Paraná (11,7%), Misiones (11,4%) y en Asunción (11,1%). Por otro lado, los menores retornos a la educación se observan en los Departamentos de Concepción (6.1%), San Pedro (6,8%), Amambay (8,1%) y Cordillera (8,3%). Hay que tener en cuenta que esta información mide la magnitud en que los años de escolaridad explican la brecha de ingresos entre las personas que habitan en un determinado departamento. No podemos concluir, por lo tanto, que un departamento con un mayor retorno a la educación, observado de esta forma, se pague más por un mayor nivel de escolaridad que en otro con menor retorno a la educación. Lo que sí nos sugiere este indicador es que en los departamentos que registran mayores retornos a la educación existe en promedio una brecha de ingresos mayor entre las personas con mayor educación y la personas con menor educación. Por lo tanto, podríamos decir que refleja de algún modo el precio de la mano de obra calificada en relación con la no calificada en el interior de cada departamento, el cual depende de la oferta y la demanda de mano obra calificada y no calificada. En Asunción y el Departamento de Alto Paraná sería razonable esperar que el alto retorno a la educación esté dado por una mayor demanda de mano de obra calificada, mientras que en Departamentos como Paraguarí y Misiones por una elevada oferta de mano de obra no calificada en relación con la calificada. Suponiendo que en promedio los padres de familia actúan esperando poca movilidad laboral de sus hijos (no esperan una alta probabilidad de que se muden de departamento), la decisión de los mismos en cuanto a planificación familiar podría verse influida por los precios relativos locales del capital humano. Si es así, de acuerdo con Dessy y Pallage, tendríamos que esperar una menor fertilidad y una mayor escolaridad de los hijos en departamentos con un mayor retorno a la educación. En cuanto a lo que se refiere a fertilidad, este fenómeno se observa claramente en la Figura No. 1. En promedio, podemos observar que en departamentos donde se registra un mayor retorno o premium por educación, las familias registran una menor cantidad de hijos. Por otro lado, en la Figura No. 2 se observa una correlación positiva entre los años de escolaridad promedio de los hijos y el retorno a la educación, aunque la relación es menos confiable que la primera debido a la inclusión del outlier constituido por Asunción.

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Figura 1 Correlación entre Fertilidad y Retornos a la Educación

Figura 2 Correlación entre Escolaridad Promedio de los hijos y Retornos a la Educación Formal

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Aunque el análisis es exploratorio y no constituye una metodología formal, los datos nos sugieren que el retorno al año de escolaridad adicional puede constituir un factor muy importante en la decisiones de planificación familiar de los agentes, y por lo tanto, un elemento potencialmente interesante que debe tenerse en cuenta en la formulación de políticas demográficas. 3.2. Resultados del Modelo La Tabla No. 4 presenta nuestras estimaciones de las magnitudes de interés con errores estándar obtenidos mediante el procedimiento bootstrapping sobre 800 sub-muestras aleatorias de un tamaño aproximado al 99% de la muestra total. Los resultados sugieren que el efecto de la educación del padre sobre las decisiones de fertilidad de la familia (dn_dsp) no resulta estadísticamente significativo, observándose incluso, contrariamente a lo esperado, que el impacto es positivo. El impacto de la educación de la madre (dn_dsm), por otro lado, demuestra tener un signo negativo, como se esperaba, y ser estadísticamente significativo. Esto parece indicar que la cantidad de hijos se comporta como un bien normal para los padres y como un bien inferior para las madres, quienes soportarían la mayor carga de la crianza, sin obtener de la misma beneficios marcadamente diferenciados. Notamos además, según lo observado en la Tabla No. 3, que el efecto ingreso parece tener un papel mucho más importante que el efecto preferencial en lo que respecta a las decisiones sobre la cantidad de hijos. Al contrario de lo que se observa sobre el impacto marginal del logaritmo de los ingresos laborales totales de la familia y del logaritmo de los ingresos laborales totales de la madre en la cantidad observada de hijos, que resultan ser ambos relativamente importantes en magnitud (0.217 y -0.304 respectivamente) y estadísticamente significativos, los impactos marginales de la escolaridad del padre y de la escolaridad de la madre en la cantidad observada de hijos por familia son reducidos en magnitud (-0.012 y 0.015 respectivamente) y no son estadísticamente significativos. Esto nos hace suponer que el efecto de la educación de los padres sobre sus preferencias en cuanto a fertilidad es mínimo, operando la influencia de la educación sobre sus decisiones al respecto principalmente a través de su efecto sobre los ingresos familiares. En la tabla Nº 3 observamos que el incremento de los ingresos laborales esperados por cada año de escolaridad adicional (retornos a la educación) son positivos y estadísticamente significativos tanto para los padres como para las madres, lo que refuerza la conclusión anterior. En cuanto magnitud, los mismos se encuentran en el orden del 10% para los padres y en el orden del 12% para las madres.

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Tabla 3 Estimación del Impato de los Factores Explicativos de la Planificación Familiar

Impacto en la Cantidad de Hijos por Familia Variable lnwth lnwmh sp sm ep em lneh dzi1 dzi2 dzi3 area

Descripción Log de Ingresos Esperados Totales de la Familia Log de Ingresos Esperados de la Madre Escolaridad del Padre Escolaridad de la Madre Edad del Padre Edad de la Madre Log de la Edad de los Hijos Idioma del Jefe de Familia= Guaraní solamente Idioma del Jefe de Familia= Castellano y Guaraní Idioma del Jefe de Familia=Castellano solamente Area del distrito (urbana, rural)

Coef. 0,217 -0,304 -0,012 0,015 0,008 -0,016 -0,217 0,265 0,108 0,168 -0,017

Std. Err. 0,067 0,056 0,008 0,010 0,004 0,004 0,082 0,112 0,117 0,128 0,082

z 3,214 -5,469 -1,387 1,510 2,131 -3,812 -2,656 2,364 0,924 1,311 -0,211

P>|z| 0,001 0,000 0,166 0,131 0,033 0,000 0,008 0,018 0,355 0,190 0,833

Impacto en el Logarítmo Natural de los Años de Escolaridad Promedio de los Hijos Variable lnwth lnwmh sp sm ep em lneh dzi1 dzi2 dzi3 area

Descripción Log Natural de Ingresos Esperados Totales de la Familia Log Natural de Ingresos Esperados de la Madre Escolaridad del Padre Escolaridad de la Madre Edad del Padre Edad de la Madre Log Natural de la Edad de los Hijos Idioma del Jefe de Familia= Guaraní solamente Idioma del Jefe de Familia= Castellano y Guaraní Idioma del Jefe de Familia=Castellano solamente Area del Distrito (urbana, rural)

Coef. 0,117 0,045 0,017 0,029 0,001 -0,013 1,560 0,443 0,282 0,169 0,222

Std. Err. 0,073 0,060 0,009 0,011 0,004 0,005 0,088 0,121 0,126 0,139 0,088

z 1,613 0.750 1,882 2,728 0.153 -2,919 17,744 3,658 2,236 1,222 2,516

P>|z| 0.107 0.453 0.060 0.006 0.878 0.004 0.000 0.000 0.025 0.222 0.012

z 23,455 -5,803 1,352 -1,773 15,235 -9,636 -2,834 8,333

P>|z| 0,000 0,000 0,176 0,076 0,000 0,000 0,005 0,000

Impacto en el Logarítmo Natural de los Ingresos Laborales del Padre Variable anoedu experi antig n area idi1 idi2 lnhora

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Descripción Años de Escolaridad del Padre Años de Experiencia en la Actividad Antiguedad en el Trabajo Actual Cantidad de Hijos Area de Residencia Idioma = Guaraní solamente Idioma = Castellano y Guaraní Log Natural de las Horas Trabajadas

Coef. 0,101 -0,010 0,002 -0,014 0,532 -0,482 -0,137 0,272

Std. Err. 0,004 0,002 0,002 0,008 0,035 0,050 0,048 0,033


Variable anoedu experi antig n area idi1 idi2 lnhora

Descripción Años de Escolaridad de la Madre Años de Experiencia en la Actividad Antiguedad en el Trabajo Actual Cantidad de Hijos Area de Residencia Idioma = Guaraní solamente Idioma = Castellano y Guaraní Log Natural de las Horas Trabajadas

Coef. 0,121 -0,002 0,004 0,024 0,314 -0,501 -0,392 0,526

Std. Err. 0,005 0,003 0,003 0,010 0,045 0,085 0,092 0,024

z 23,889 -0,630 1,377 2,349 6,965 -5,878 -4,260 22,039

P>|z| 0,000 0,529 0,169 0,019 0,000 0,000 0,000 0,000

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Impacto en el Logarítmo Natural de los Ingresos Laborales de la Madre

Tabla 4 Parámetros de Interés y Errores Estándares Obtenidos Mediante Bootstrapping Parámetro dn_dsp dn_dsm dsh_dsp dsh_dsm

Descripción Impacto de la Escolaridad Impacto de la Escolaridad Impacto de la Escolaridad Impacto de la Escolaridad

Magnitud del Padre en la Cantidad de Hijos 0,029 de la Madre en la Cantidad de Hijos -0,063 del Padre en la Escolaridad de los Hijos 0,107 de la Madre en la Escolaridad de los Hijos 0,127

Error Estándar 0,027 0,031 0,035 0,038

Valor t 1,074 -1,997 3,090 3,353

Figura 3 Distribución Empírica de los Parámetros de Interés

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El resultado, aunque no deja de llamar la atención por la extrema polarización de la importancia de la educación de la mujer, no es para nada extraño y concuerda con hallazgos de trabajos similares que han analizado la influencia directa del ingreso y no el de la educación como en éste caso (Veloso, 2000). La evidencia parece señalar que el impacto principal de la educación, así como su mayor poder como herramienta a ser utilizada en la formulación de políticas demográficas, se canaliza a través de la educación de la madre. Una mayor educación de la madre le permite a ésta mejorar sus ingresos laborales y estos mayores ingresos laborales de la mujer influyen negativamente sobre la cantidad de hijos elegida por la familia. Visualizamos dos hipótesis, probablemente complementarias, que explicarían este hecho. La primera, que podríamos denominar hipótesis del empoderamiento, sugeriría que los mayores ingresos de la mujer redundarían en un mayor poder de decisión de la misma sobre la cantidad de hijos a engendrar. La literatura existente sugiere el supuesto de que la mujer es la que carga con el mayor costo de la crianza y no necesariamente recibe beneficios mucho mayores, por lo que su preferencia por la cantidad de hijos es menor que la del hombre. Otra hipótesis que concuerda con la evidencia y que explicaría los resultados incluso en ausencia del supuesto de diferencias en las preferencias sobre la cantidad de hijos, es que la educación de la mujer aumenta el costo de oportunidad de la crianza de los hijos, ya que los ingresos laborales a los que la misma debe renunciar para realizar esta tarea aumentan con la educación. Podríamos llamar a esta última hipótesis del costo de oportunidad. Entre las otras variables que parecen tener una influencia significativa en la cantidad de hijos por familia (siempre en la Tabla No. 3) se encuentran la edad del padre y la edad de la madre, que pueden indicar un efecto en las preferencias ocasionado por el cohorte (año de nacimiento de los mismos). También demuestra ser significativo el logaritmo de la edad promedio de los hijos, lo que constituye una evidencia a favor de la validez del método utilizado para corregir por el sesgo ocasionado por las diferentes etapas del ciclo de vida familiar observadas en la muestra. El idioma hablado por el jefe de la familia, también presenta significancia estadística en su conjunto. Observamos que las familias cuyo jefe de familia habla Guaraní en forma exclusiva poseen más hijos, mientras las que hablan un idioma extranjero son las que poseen menos hijos en promedio. El área de residencia no resulta significativa, probablemente debido a que el efecto es capturado por las variables dicótomas que identifican el distrito de residencia de cada familia (ver resultados completos en el apéndice). En lo que se refiere al impacto de la educación de los padres y madres en la educación de los hijos observamos en la Tabla No. 4 que tanto impacto de la educación del padre (dsh_dsp) como el de la educación de la madre (dsh_dsm) sobre la educación de lo hijos son positivos y estadísticamente significativos. El impacto de la educación de la madre parece ser ligeramente mayor (0,13 años adicionales en la esco-

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laridad promedio de los hijos por cada año de escolaridad adicional de la madre, en comparación con 0,11 años adicionales por cada año de escolaridad adicional del padre). La Tabla No. 3 nos revela que al contrario que los efectos sobre las decisiones de fertilidad, el efecto preferencial parece ser mucho más determinante en las decisiones de educación de los hijos que el efecto ingreso. Aunque el efecto ingreso, dado principalmente por la respuesta del logaritmo de los años de escolaridad promedio de los hijos al incremento de los ingresos laborales totales esperados de la familia y al incremento de los ingresos laborales totales esperados de la madre, aparenta ser mayor en magnitud, no parece ser estadísticamente significativo. El efecto preferencial de la educación del Padre es estadísticamente significativo a un noventa por ciento de nivel de confianza, y el efecto preferencial de la educación de la Madre lo es a un noventa y nueve por ciento de nivel de confianza. La edad del padre no parece ser estadísticamente significativa en la escolaridad promedio de los hijos, según la Tabla No. 3, mientras que la edad de la madres sí. El logarítmo de la edad promedio de los hijos es altamente significativo, indicando como se esperaba una fuerte influencia del ciclo de vida de la familia en las observaciones de escolaridad promedio de los hijos. El idioma hablado por el jefe de familia es significativo, y extrañamente los resultados sugieren que las familias cuyo jefe habla exclusivamente Guaraní, todo lo demás constante, demandan una mayor escolaridad promedio para sus hijos. Puede que esto se deba a que los hijos de tales familias requieran de una mayor educación formal para adquirir un dominio del castellano que les permita competir en el mercado laboral, pero no deja de ser pura especulación de los autores. El efecto del área de residencia en la escolaridad promedio de los hijos es estadísticamente significativo. Controlando por todos los otros factores, las familias domiciliadas en áreas urbanas demuestran demandar una mayor educación para sus hijos. 3.3. Limitaciones de los resultados Los resultados obtenidos aquí presentan ciertas limitaciones que deben ser tenidas en cuenta a la hora de considerar sus implicancias. Las magnitudes fueron estimadas formulando un comportamiento hipotético de los agentes económicos. Si bien de cierta forma los resultados indican que dichos agentes parecen comportarse de forma similar a lo que hemos previsto, la forma funcional que hemos impuesto a las preferencias de los mismos no garantiza el cumplimiento de las restricciones en los parámetros necesarios para un comportamiento racional (Negatividad, homogeneidad de grado uno en precios e ingreso, agregación de Engel y simetría de elasticidades compensadas de precios). También nos hemos apoyado en el supuesto de que las preferencias de los agentes no difieren significativamente, una vez tomados en cuenta

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factores como educación y cohorte (edad de los padres), ubicación geográfica (distrito en que viven), idioma hablado y edad de los hijos. Del mismo modo, suponemos que las variables utilizadas para distinguir la ubicación geográfica (distrito y área de residencia) son capaces de explicar las diferencias en los costos marginales de educación y de fertilidad para los padres de familia. El método de estimación tampoco está libre de cuestionamientos. Hemos podido modelar el fenómeno de distintas maneras obteniendo distintos resultados, si bien el presente formato es el que, a consideración de los investigadores, mejor refleja el comportamiento de la información en la realidad. A pesar de todo esto, consideramos que nuestros resultados son válidos, por lo menos en lo que se refiere a la dirección en que operan las variables explicativas en la determinación de los indicadores claves como la cantidad y educación de los hijos, así como a su significancia estadística e importancia relativa. Por otro lado, el hecho de que los mismos coincidan en principio con hallazgos encontrados en estudios realizados en otras partes del mundo así como con predicciones de modelos teóricos nos otorga un mayor grado de confianza en nuestros resultados. 3.4. Implicancias para políticas sociales El presente estudio ayuda a visualizar y cuantificar impactos positivos de la educación en el desarrollo social a través de canales alternativos al incremento directo de la expectativa de ingreso, que suele medirse como retornos de la educación. Estos canales alternativos constituyen el control del crecimiento poblacional a través de una mejor planificación familiar, y el efecto multiplicativo de la educación a través de una mayor educación de los hijos. Encontramos que el efecto multiplicativo de la educación es significativo e importante. Un incremento de un año en la escolaridad del padre conduce a un aumento de 0.11 años en la escolaridad esperada de los hijos, mientras que un aumento de un año en la escolaridad de la madre ocasiona un aumento de 0.13 años en la escolaridad esperada de los mismos. Por otro lado, también encontramos que la educación de los padres tiene un papel significativo en la determinación de las decisiones de fertilidad (cantidad de hijos). El impacto de la educación del padre es positiva, aunque no es estadísticamente significativa, mientras que el impacto de la educación de la madre es negativa y estadísticamente significativa, indicando que un aumento de un año en la escolaridad de la madre conduce a una reducción de 0.06 hijos en la decisión esperada de fertilidad. Estos resultados parecen indicar que la inversión en la educación de la mujer resulta mucho más beneficiosa en términos de impacto social, que la inversión en la educación del hombre. De modo a reducir la alta tasa de crecimiento poblacional que experimenta nuestro país, los autores recomiendan, basados en los presentes resultados una fuerte inversión en la educación de la mujer, priori-

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zándola por sobre la educación del hombre (sobre todo en las áreas rurales donde las decisiones de fertilidad son más altas) acompañando esta política con acciones que incentiven efectivamente el acceso de la mujer a los mercados laborales. Por otro lado, un primer examen de la relación existente entre la cantidad de hijos por familia y su escolaridad promedio por departamento con respecto a los retornos a la educación sugiere que un aumento en los retornos disminuiría la cantidad de hijos y aumentaría su calidad, medida en términos de educación. Esta observación está de acuerdo con predicciones basadas en modelos teóricos e implica que medidas destinadas a aumentar el precio relativo del capital humano como factor productivo resultarían en un mejoramiento de la planificación de las familias paraguayas. El aumento del precio relativo del capital humano se podría lograr mediante medidas fiscales que incentiven el uso de tecnologías intensivas en mano de obra calificada4.

4. Conclusión

5 Cuando decimos mano de obra calificada hablamos en términos relativos y no nos referimos precisamente a profesionales con formación universitaria, sino en mayor medida a personas con una educación superior a la primaria y con alguna especialización técnica. No olvidemos el muy bajo nivel de escolaridad promedio que registra nuestro país.

El presente estudio ha intentado determinar la influencia de la educación de los padres y de las madres en la planificación de las familias paraguayas, entendida esta última como la decisión sobre el tamaño y educación de su progenie. Con ayuda de una revisión literaria hemos identificado distintos canales por los cuales una mejor educación de los progenitores podría alterar sus decisiones de manera a hacerlas coincidir mejor con las necesidades de la sociedad. El análisis de la evidencia, tanto en forma exploratoria y descriptiva, como mediante la medición econométrica de parámetros sugeridos por reglas de decisión óptimas derivadas de modelos de comportamiento de las familias basados en la teoría microeconómica, nos sugieren que de entre los canales alternativos mediante los cuales la educación podría influenciar la planificación familiar, los que parecen tener mayor peso e importancia en las decisiones observadas son los que tienen que ver con una mayor educación de la mujer. Estos canales son básicamente dos y podrían muy bien ser complementarios. El primero de ellos, que podríamos llamar hipótesis del empoderamiento, se basa en el supuesto de que existen preferencias asimétricas entre el hombre y la mujer en cuanto a la cantidad de la progenie. La mujer tendería a preferir un menor número de decendientes debido a que carga con el mayor costo de la crianza de los mismos sin recibir necesariamente un mayor beneficio. Una mayor educación de la mujer que, a través de una mayor contribución de la misma al ingreso familiar, le permita una mayor participación en las decisiones familiares, induciría a una reducción del tamaño promedio de las familias paraguayas. El segundo canal se basa en una hipótesis a la que nos referimos en el texto como hipótesis de 151


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costos de oportunidad de la crianza, la que sugiere que a medida que la mujer gana en capital humano, y específicamente en educación, su trabajo es más valorado por el mercado laboral, y el costo de oportunidad al que tiene que renunciar para dedicar su tiempo a la crianza de hijos es mayor. Esta explicación no requiere de ningún supuesto adicional ya que tanto el hombre como la mujer se beneficiarían del uso más eficiente del tiempo de esta última. Nuestros hallazgos sugieren que políticas orientadas a incrementar la eduación de la mujer y su participación en el mercado laboral contribuirían no sólo al aumento de los ingresos familiares, sino también al control de la tasa de crecimiento poblacional y al aumento de la educación promedio de los hijos. En este sentido, el mejoramiento del nivel educativo alcanzado por la mujer paraguaya resulta mucho más urgente que el del hombre, sobre todo teniendo en cuenta las grandes diferencias que existen entre los géneros, principalmente en el área rural. Otros resultados arrojados por el modelo principal incluyen la influencia sobre la planificación familiar de características como el área de residencia y el idioma hablado. Hemos encontrado que, una vez tomados en cuenta los distritos en que se encuentran las familias, el área de residencia no resulta significativa para explicar la cantidad observada de hijos por familia pero sí para explicar su educación promedio, donde se observa que los hogares urbanos demandan una mayor educación. También notamos que, controlando por todas las otras variables, las familias cuyos jefes hablan guaraní en forma exclusiva registran una mayor cantidad de hijos, pero también una mayor escolaridad promedio. Paralelamente, mediante un análisis exploratorio de los datos, encontramos que la evidencia parece respaldar las conclusiones de Dessy y Pallage (2002) sobre la importancia de los retornos a la educación como inductores a mejores tomas de decisión por parte de los padres en lo que se refiere a su planificación familiar. Encontramos que existe una fuerte correlación entre el diferencial pagado por escolaridad y la cantidad observada de hijos por departamento, y una moderada correlación entre éste diferencial y la escolaridad promedio de los hijos. La exploración de estas relaciones de una manera más sistemática y formal podría ser objeto de futuras investigaciones. De acuerdo a Dessy y Pallage (2002) el incremento de los retornos de la educación podría lograrse a través de medidas que incentiven la adopción de tecnologías que demanden mano de obra más capacitada. Alternativamente, se podría incrementar el retorno a la educación formal mediante el mejoramiento de la calidad de la misma, en lo que se refiere a la adquisición de habilidades mejor valoradas por el mercado laboral.

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Anexo 1: Corrección por el Ciclo de Vida Familiar El modelo estático de planificación familiar sugiere que la cantidad de hijos y la educación de los mismos son decididos por la pareja de antemano y para toda la vida, es decir, al formar una familia, los padres ya tienen previsto (o por lo menos deseado) cuántos hijos tendrán y qué educación tendrá cada uno. En las encuestas de hogares, sin embargo, no se observa la decisión tomada de una vez para toda la vida. Debido a que la muestra abarca hogares en distintas etapas del ciclo de vida de la familia, sólo podríamos visualizar estas decisiones finales en familias con un nivel de madurez intermedio, lo suficientemente maduro para poder haber realizado todas sus decisiones, y lo suficientemente joven para que ninguno de los hijos haya abandonado aún el hogar. En las familias muy jóvenes observaríamos una cantidad de hijos menor a la decisión final, ya que muchos de estas familias pueden no haber realizado aun la cantidad de hijos deseada sencillamente porque no ha transcurrido el tiempo suficiente. En las familias muy maduras, por otro lado, observaríamos el fenómeno opuesto, debido a que los hijos van abandonando el hogar original para formar sus propios hogares. De esta forma, para familias con la misma demanda final de hijos, podríamos esperar que la relación entre la cantidad observada de hijos y la etapa de su el ciclo de vida, medida por la edad promedio de los hijos, tenga una forma similar a la siguiente:

N 1> N

Cantidad observada de hijos en el hogar N

Edad promedio de los hijos

Por otro lado, si tomáramos una muestra de familias demandando un mayor número de hijos (N1), todo lo demás constante, podríamos esperar un desplazamiento de la curva similar al observado en el diagrama. Podríamos capturar esta relación modelando la cantidad observada de hijos en un hogar determinado, n, como una función de la decisión final de hijos N, y de la edad promedio de los hijos EH, por ejemplo: n = aN* E H + bE 2 H, a > 0,b <0 155


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De la misma manera, la educación promedio de los hijos observada en los hogares que demandan la misma cantidad de educación pero que se encuentran en distintas etapas del ciclo de vida sería distinta, ya que en los hogares menos maduros se observaría un sesgo negativo debido a que los hijos aún no han adquirido la educación deseada porque el tiempo transcurrido no es suficiente. Podríamos esperar de esta forma que la relación entre la eduación promedio de los hijos observada en el hogar y la edad promedio de los hijos sea similar a la siguiente: Educación promedio observada

S 1H SH

Edad promedio de los hijos

Por tanto, un incremento en la decisión permanente sobre la escolaridad promedio de los hijos (de SH a S1H) implicaría un desplazamiento de la curva. Podríamos modelar este comportamiento de la siguiente manera. s H = S H (E H ) c ,

0<c<1

ln s H = ln S H + c ln E H Denotemos como N = N (Z) y SH = SH (Z) a las decisiones óptimas con respecto a la cantidad y educación de los hijos escogidas por la familia en forma estática (de una vez para siempre) en función a todos los parámetros que puedan afectar esta decisión, Z. Las observaciones de la cantidad y educación de los hijos en un punto particular del ciclo de vida de la familia están dadas por n y sH. Utilizando las relaciones discutidas, tenemos: n = aN (Z) E H + bE 2H , ln s H = ln S H (Z) + c ln E H , las cuales se podrían estimar.

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Anexo 2: Resultados Econométricos REGRESION MCO CON CORRECCION DE HECKMAN PARA HALLAR INGRESOS ESPERADOS Heckman selection model (regression model with sample selection)

Number of obs = 27045 Censored obs = 15491 Uncensored obs = 11554 Wald chi2(11) = 8081.69 Prob > chi2 = 0.0000

Log likelihood = -19483.33

Coef.

Std. Err.

z

P>|z|

[95% Conf. Interval]

lnitot | anoedu | .1032022 experi | -.0016439 antig | .0034778 sexo | .2650378 n | -.0236922 area | .4034799 . idi1 | -.3255742 idi2 | -.1088148 idi3 | .0564674 idi4 | .4487691 lnhora | .5207828 _cons | 10.10336

.0025168 .0012581 .0014135 .0187285 .0046311 0218475 .4692565 .469647 .4699695 .4705538 .0148539 .4718043

41.006 -1.307 2.460 14.152 -5.116 18.468 -0.694 -0.232 0.120 0.954 35.060 21.414

0.000 0.191 0.014 0.000 0.000 0.000 0.488 0.817 0.904 0.340 0.000 0.000

.0982694 -.0041097 .0007073 .2283307 -.0327689 .3606596 -1.2453 -1.029306 -.8646559 -.4734995 .4916698 9.178643

.1081349 .000822 .0062482 .3017449 -.0146155 .4463001 .5941516 .8116764 .9775907 1.371038 .5498959 11.02808

peaa | anoedu | sexo | n| experi | area | idi1 | idi2 | idi3 | idi4 | relac1 | relac2 | relac3 | relac4 | relac6 | _cons |

.1063914 .4622543 .0409947 13.57523 .2609854 4.537785 4.365094 4.283033 4.761958 .3071005 -.0399518 -.4337699 -.2095959 3.415784 -6.796879

.0041659 .034295 .0082766 899124.8 .0385202 .148825 .1541102 .155699 .1573425 .1472067 .1472151 .1439175 .1487525 .4447911 .

25.538 13.479 4.953 0.000 6.775 30.491 28.325 27.508 30.265 2.086 -0.271 -3.014 -1.409 7.680 .

0.000 0.000 0.000 1.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.037 0.786 0.003 0.159 0.000 .

.0982264 .3950374 .0247729 -1762239 .1854872 4.246094 4.063044 3.977868 4.453573 .0185806 -.3284881 -.715843 -.5011455 2.54401 .

.1145565 .5294713 .0572166 1762266 .3364836 4.829477 4.667144 4.588197 5.070344 .5956205 .2485844 -.1516968 .0819537 4.287559 .

/athrho | /lnsigma |

-.2228151 -.0645162

.0199817 .0065616

-11.151 -9.832

0.000 0.000

-.2619785 -.0773766

-.1836517 -.0516558

rho | sigma | lambda |

-.2191996 .9375209 -.2055042

.0190216 .0061516 .01785

-.2561452 .9255412 -.2404894

-.1816144 .9496557 -.1705189

LR test of indep. eqns. (rho = 0): chi2(1) = 126.95 Prob > chi2 = 0.0000

157


Efecto de la educaciรณn de padres y madres en la planificaciรณn de las familias paraguayas

REGRESION MCO CON CORRECCION DE HECKMAN PARA HALLAR EL RETORNO A LA EDUCACION DE LOS PADRES Heckman selection model (regression model with sample selection)

Log likelihood = -6697.652

Number of obs = 5081 Censored obs = 511 Uncensored obs = 4570 Wald chi2(9) = 3424.59 Prob > chi2 = 0.0000

Coef.

Std. Err.

z

P>|z|

[95% Conf. Interval]

lnitot| anoedu | experi | antig | n| area | idi1 | idi2 | idi4 | lnhora | _cons |

.1009663 -.0096788 .0024644 -.0137825 .5324823 -.4818361 -.1371581 .473439 .2724867 11.62102

.0043047 .001668 .0018228 .0077723 .0349513 .0500031 .0483998 .0690722 .0326978 .1449891

23.455 -5.803 1.352 -1.773 15.235 -9.636 -2.834 6.854 8.333 80.151

0.000 0.000 0.176 0.076 0.000 0.000 0.005 0.000 0.000 0.000

.0925293 -.0129479 -.0011082 -.0290159 .4639789 -.5798404 -.23202 .3380601 .2084002 11.33685

.1094033 -.0064096 .006037 .0014509 .6009856 -.3838317 -.0422962 .608818 .3365732 11.90519

palab| anoedu | n| experi | area | idi1 | idi2 | idi4 | relac2 | _cons |

.078485 .0746299 7.400867 -.2609732 -.0070307 -.0160169 .3656992 -.0320637 -1.020214

.0140851 .0280814 10151.68 .1164656 .1591745 .1592363 .2701699 .1830478 .215458

5.572 2.658 0.001 -2.241 -0.044 -0.101 1.354 -0.175 -4.735

0.000 0.008 0.999 0.025 0.965 0.920 0.176 0.861 0.000

.0508787 .0195913 -19889.53 -.4892415 -.3190069 -.3281142 -.1638241 -.3908307 -1.442504

.1060913 .1296685 19904.33 -.0327049 .3049456 .2960805 .8952225 .3267034 -.5979241

/athrho | /lnsigma |

-.3252178 -.0471239

.0733562 .0104494

-4.433 -4.510

0.000 0.000

-.4689934 -.0676044

-.1814423 -.0266434

rho | sigma | lambda |

-.3142173 .9539692 -.2997536

.0661136 .0099685 .0631886

-.4373857 .9346301 -.4236011

-.179477 .9737085 -.1759061

LR test of indep. eqns. (rho = 0): chi2(1) = 20.35 Prob > chi2 = 0.0000

158


Heckman selection model (regression model with sample selection)

Number of obs = 5797 Censored obs = 2739 Uncensored obs = 3058 Wald chi2(10) = 2383.02 Prob > chi2 = 0.0000

Log likelihood = -5114.013

Coef.

Std. Err.

z

P>|z|

lnitot| anoedu | experi | antig | n| area | idi1 | idi2 | idi3 | idi5 | lnhora | _cons |

.1208987 -.0017717 .0042298 .0244245 .3141719 -.5013404 -.3918884 -.186916 1.144832 .5255688 10.14032

.0050608 .002813 .0030718 .0103979 .045107 .085286 .0920018 .096104 .9883066 .0238468 .1244592

23.889 -0.630 1.377 2.349 6.965 -5.878 -4.260 -1.945 1.158 22.039 81.475

0.000 0.529 0.169 0.019 0.000 0.000 0.000 0.052 0.247 0.000 0.000

.1109798 -.0072851 -.0017909 .0040451 .2257638 -.668498 -.5722086 -.3752765 -.7922136 .47883 9.89638

.1308176 .0037416 .0102504 .044804 .4025799 -.3341828 -.2115683 .0014444 3.081877 .5723076 10.38425

malab| anoedu | n| experi | area | idi1 | idi2 | idi3 | idi5 | relac1 | _cons |

.022196 .0260005 8.144271 .2826052 .1153378 .0670118 .0265434 -6.624058 .0901931 -1.886589

.0102886 .0185067 3393.254 .082044 .1430524 .1577948 .1679163 1.00e+07 .0793254 .1540973

2.157 1.405 0.002 3.445 0.806 0.425 0.158 0.000 1.137 -12.243

0.031 0.160 0.998 0.001 0.420 0.671 0.874 1.000 0.256 0.000

.0020308 -.0102719 -6642.511 .1218018 -.1650397 -.2422603 -.3025666 -1.97e+07 -.0652817 -2.188614

.0423613 .062273 6658.8 .4434086 .3957153 .3762839 .3556534 1.97e+07 .245668 -1.584564

/athrho | /lnsigma |

-.1558146 -.0163917

.0394895 .0127729

-3.946 -1.283

0.000 0.199

-.2332125 -.041426

-.0784166 .0086427

rho | sigma | lambda |

-.1545657 .983742 -.1520528

.038546 .0125652 .0379308

-.2290745 .9594203 -.2263959

-.0782563 1.00868 -.0777097

Leonardo Alfonzo / César Peña

RESULTADOS MCO CON CORRECCION DE HECKMAN PARA HALLAR EL RETORNO A LA EDUCAION DE LAS MADRES

[95% Conf. Interval]

LR test of indep. eqns. (rho = 0): chi2(1) = 15.74 Prob > chi2 = 0.0001

159


Efecto de la educación de padres y madres en la planificación de las familias paraguayas

REGRESIONES SUR PARA HALLAR LOS COMPONENTES DE LAS MAGNITUDES DE INTERES Seemingly unrelated regression Equation

Obs

Parms

RMSE

“R-sq”

Chi2

P

lnn1 lnsh lnxne

687 687 687

207 207 207

.4803485 .5180576 .4036362

0.3745 0.6842 0.6549

411.4006 5084.00 864929.2

0.0000 0.0000 0.0000

lnn1| lnwth | lnwmh | sp | sm | ep | em | lneh | dzi1 | dzi2 | dzi3 | dzi4 | dzi5 | dd11 | dd12 | dd13 | dd14 | dd15 | dd16 | dd17 | dd18 | dd19 | dd110 | dd111 | dd112 | dd113 | dd114 | dd115 | dd116 | dd117 | dd118 | dd119 | dd120 | dd121 | dd122 | dd123 | dd124 | dd125 | dd126 | dd127 | dd128 | dd129 | dd130 | dd131 | dd132 |

160

Coef.

Std. Err.

z P>|z|

[95% Conf. Interval]

.2166424 -.3036953 -.0116946 .0147774 .0075384 -.0159848 -.216523 .2654799 .1082605 .1683941 (dropped) (dropped) .0199881 .7842015 -.0241036 -.4160018 -.3710385 -.0788538 -.6569454 .1884706 .5785915 (dropped) -.2284355 (dropped) -.1706023 .0367949 -.1112152 (dropped) (dropped) .0475279 (dropped) .1015718 -.2179456 (dropped) .1979147 (dropped) (dropped) .0798294 -.4794583 -.2923727 .5612434 .3756839 .0177499 (dropped)

.0673984 .0555271 .0084336 .0097889 .0035378 .0041932 .0815258 .1123094 .1171269 .1284299

3.214 -5.469 -1.387 1.510 2.131 -3.812 -2.656 2.364 0.924 1.311

0.001 0.000 0.166 0.131 0.033 0.000 0.008 0.018 0.355 0.190

.0845438 -.4125263 -.0282241 -.0044085 .0006045 -.0242034 -.3763107 .0453575 -.121304 -.0833238

.3487409 -.1948642 .0048349 .0339634 .0144723 -.0077663 -.0567353 .4856024 .3378249 .4201121

.5613594 .7014176 .5710739 .5446621 .5471743 .5400571 .70243 .5783313 .6185263

0.036 1.118 -0.042 -0.764 -0.678 -0.146 -0.935 0.326 0.935

0.972 0.264 0.966 0.445 0.498 0.884 0.350 0.745 0.350

-1.080256 -.5905516 -1.143388 -1.48352 -1.44348 -1.137346 -2.033683 -.945038 -.6336979

1.120232 2.158955 1.095181 .6515163 .7014033 .9796387 .7197921 1.321979 1.790881

.5426075

-0.421

0.674

-1.291927

.8350557

.7030491 .584495 .7017171

-0.243 0.063 -0.158

0.808 0.950 0.874

-1.548553 -1.108794 -1.486555

1.207349 1.182384 1.264125

.5195114

0.091

0.927

-.9706957

1.065751

.5408737 .6893896

0.188 -0.316

0.851 0.752

-.9585212 -1.569124

1.161665 1.133233

.5601242

0.353

0.724

-.8999085

1.295738

.5737085 .603206 .5792232 .569062 .6168598 .5199726

0.139 -0.795 -0.505 0.986 0.609 0.034

0.889 0.427 0.614 0.324 0.543 0.973

-1.044619 -1.66172 -1.427629 -.5540976 -.8333391 -1.001378

1.204277 .7028036 .8428839 1.676584 1.584707 1.036877


(dropped) -.6405225 .0614184 .115407 (dropped) -.1964744 (dropped) -.6858338 (dropped) -.0776676 -1.171299 -.0715008 (dropped) -.3840237 (dropped) -.1332958 .1769064 .0204089 -.1302172 -.7690303 -.2593194 (dropped) -.0814291 .1710628 .4699704 -.1104096 -.3927443 (dropped) (dropped) (dropped) (dropped) (dropped) -.0416104 (dropped) -.3588335 .1460223 -.7572781 (dropped) -.7669763 .0428122 -.633755 -.2350021 -.0546694 (dropped) .1863194 (dropped) (dropped) (dropped) (dropped) -.2263455 .112605 (dropped) -.0883469 -.1021466 -.1021715 (dropped) .1459672 -.0709995 (dropped)

.6928595 .6039068 .5252833

-0.924 0.102 0.220

0.355 0.919 0.826

-1.998502 -1.122217 -.9141293

.7174572 1.245054 1.144943

.527117

-0.373

0.709

-1.229605

.8366559

.576203

-1.190

0.234

-1.815171

.4435033

.5236592 .7079676 .5420873

-0.148 -1.654 -0.132

0.882 0.098 0.895

-1.104021 -2.55889 -1.133972

.9486856 .2162916 .9909707

.6102307

-0.629

0.529

-1.580054

.8120065

.694411 .580928 .538819 .5309942 .5754642 .5207236

-0.192 0.305 0.038 -0.245 -1.336 -0.498

0.848 0.761 0.970 0.806 0.181 0.618

-1.494316 -.9616916 -1.035657 -1.170947 -1.896919 -1.279919

1.227725 1.315504 1.076475 .9105123 .3588589 .7612801

.5747811 .5759577 .6070593 .5449221 .5303396

-0.142 0.297 0.774 -0.203 -0.741

0.887 0.766 0.439 0.839 0.459

-1.207979 -.9577937 -.7198439 -1.178437 -1.432191

1.045121 1.299919 1.659785 .9576181 .6467022

.5432123

-0.077

0.939

-1.106287

1.023066

.5330931 .5236411 .6956467

-0.673 0.279 -1.089

0.501 0.780 0.276

-1.403677 -.8802955 -2.120721

.6860098 1.17234 .6061644

.5742074 .5823274 .5561671 .6066216 .5408418

-1.336 0.074 -1.140 -0.387 -0.101

0.182 0.941 0.254 0.698 0.919

-1.892402 -1.098529 -1.723822 -1.423959 -1.1147

.3584495 1.184153 .4563124 .9539545 1.005361

.5307508

0.351

0.726

-.853933

1.226572

.5394915 .5168858

-0.420 0.218

0.675 0.828

-1.283729 -.9004727

.8310385 1.125683

.6929287 .5228731 .519682

-0.127 -0.195 -0.197

0.899 0.845 0.844

-1.446462 -1.126959 -1.12073

1.269768 .9226657 .9163866

.5272918 .5336366

0.277 -0.133

0.782 0.894

-.8875057 -1.116908

1.17944 .9749091

Leonardo Alfonzo / César Peña

dd133 | dd134 | dd135 | dd136 | dd137 | dd138 | dd139 | dd140 | dd141 | dd142 | dd143 | dd144 | dd145 | dd146 | dd147 | dd148 | dd149 | dd150 | dd151 | dd152 | dd153 | dd154 | dd155 | dd156 | dd157 | dd158 | dd159 | dd160 | dd161 | dd162 | dd163 | dd164 | dd165 | dd166 | dd167 | dd168 | dd169 | dd170 | dd171 | dd172 | dd173 | dd174 | dd175 | dd176 | dd177 | dd178 | dd179 | dd180 | dd181 | dd182 | dd183 | dd184 | dd185 | dd186 | dd187 | dd188 | dd189 | dd190 | dd191 |

161


Efecto de la educaciรณn de padres y madres en la planificaciรณn de las familias paraguayas 162

dd192 | dd193 | dd194 | dd195 | dd196 | dd197 | dd198 | dd199 | dd1100 | dd1101 | dd1102 | dd1103 | dd1104 | dd1105 | dd1106 | dd1107 | dd1108 | dd1109 | dd1110 | dd1111 | dd1112 | dd1113 | dd1114 | dd1115 | dd1116 | dd1117 | dd1118 | dd1119 | dd1120 | dd1121 | dd1122 | dd1123 | dd1124 | dd1125 | dd1126 | dd1127 | dd1128 | dd1129 | dd1130 | dd1131 | dd1132 | dd1133 | dd1134 | dd1135 | dd1136 | dd1137 | dd1138 | dd1139 | dd1140 | dd1141 | dd1142 | dd1143 | dd1144 | dd1145 | dd1146 | dd1147 | dd1148 | dd1149 | dd1150 |

(dropped) -.7818408 (dropped) -.2474178 -.2277713 .3795762 (dropped) -.3727518 -.2491838 .8106491 .374442 (dropped) (dropped) (dropped) .3562956 (dropped) .1933971 -.0274121 -.2076609 -.3174618 (dropped) .0092479 (dropped) .2724362 -.1670641 (dropped) -.909208 (dropped) .0852534 -.3536307 -.40366 .0250421 (dropped) (dropped) -.629946 .1706214 (dropped) .0586122 .2309646 -.7213356 (dropped) -.562135 -.0087131 .0061488 (dropped) -.4432978 .0558746 (dropped) .1491125 (dropped) -.0550642 -.1782231 .006965 (dropped) -.1859342 (dropped) (dropped) (dropped) (dropped)

.6106111

-1.280

0.200

-1.978617

.414935

.610882 .5165686 .5434096

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.7318592 .8401586 2.190887 1.420081

.5733144

0.621

0.534

-.7673799

1.479971

.5585508 .5412656 .5343844 .5085523

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.6091476

0.015

0.988

-1.184659

1.203155

.5425209 .555247

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0.616 0.764

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1.335758 .9212001

.7044307

-1.291

0.197

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.4714508

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.6076893 .5373965

-1.037 0.317

0.300 0.751

-1.820995 -.8826564

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.605675

0.246

0.806

-1.037989

1.336214

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.9705007 .926791 1.038877

.5453402

-0.341

0.733

-1.254781

.8829131


-.0008288 (dropped) -.2056223 -.2377771 .2002548 -.2459448 (dropped) (dropped) (dropped) -.009163 (dropped) (dropped) -.4127955 (dropped) (dropped) (dropped) (dropped) -.6498753 -.6552289 .039604 (dropped) -.5131556 (dropped) (dropped) .4535806 -.0673481 -.7321319 (dropped) .1216734 -.167127 -1.095357 -.1989152 .0279795 .1653699 .4241974 (dropped) -.1018248 .0992956 -.3749114 -.0261176 (dropped) -.0957439 -.2951018 .0744705 -.0172375 2.609302

lnsh| lnwth | lnwmh | sp | sm | ep | em | lneh | dzi1 | dzi2 | dzi3 | dzi4 |

.117278 .0449208 .0171186 .0287997 .0005841 -.0132006 1.560148 .4431029 .282489 .1692338 (dropped)

.5288147

-0.002

0.999

-1.037286

1.035629

.6986404 .5739344 .5348737 .5368214

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1.163688 .8871136 1.248588 .8062058

.5450722

-0.017

0.987

-1.077485

1.059159

.5595943

-0.738

0.461

-1.50958

.6839891

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.5435017

-0.944

0.345

-1.578399

.5520882

.6083231 .5737143 .6979705

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.5715335 .5039832 .5401 .5553128

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0.859 0.844 0.488 0.962

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.2597467 .1622955 .0349457 .0494918 .0080624 -.0043369 1.732479 .6805058 .530075 .4407125

Leonardo Alfonzo / César Peña

dd1151 | dd1152 | dd1153 | dd1154 | dd1155 | dd1156 | dd1157 | dd1158 | dd1159 | dd1160 | dd1161 | dd1162 | dd1163 | dd1164 | dd1165 | dd1166 | dd1167 | dd1168 | dd1169 | dd1170 | dd1171 | dd1172 | dd1173 | dd1174 | dd1175 | dd1176 | dd1177 | dd1178 | dd1179 | dd1180 | dd1181 | dd1182 | dd1183 | dd1184 | dd1185 | dd1186 | dd1187 | dd1188 | dd1189 | dd1190 | dd1191 | dd1192 | dd1193 | dd1194 | area | _cons |

163


Efecto de la educaciรณn de padres y madres en la planificaciรณn de las familias paraguayas 164

dzi5 | dd11 | dd12 | dd13 | dd14 | dd15 | dd16 | dd17 | dd18 | dd19 | dd110 | dd111 | dd112 | dd113 | dd114 | dd115 | dd116 | dd117 | dd118 | dd119 | dd120 | dd121 | dd122 | dd123 | dd124 | dd125 | dd126 | dd127 | dd128 | dd129 | dd130 | dd131 | dd132 | dd133 | dd134 | dd135 | dd136 | dd137 | dd138 | dd139 | dd140 | dd141 | dd142 | dd143 | dd144 | dd145 | dd146 | dd147 | dd148 | dd149 | dd150 | dd151 | dd152 | dd153 | dd154 | dd155 | dd156 | dd157 | dd158 |

(dropped) -5.373519 -4.950873 -4.530495 -5.128109 -5.15017 -5.218093 -4.645091 -5.136906 -5.338541 (dropped) -5.445123 (dropped) -4.938344 -4.748916 -4.926264 (dropped) (dropped) -5.034351 (dropped) -5.148735 -5.565553 (dropped) -4.658824 (dropped) (dropped) -5.828893 -4.602987 -4.928872 -4.987035 -6.048191 -5.074578 (dropped) (dropped) -4.748702 -4.750062 -5.017617 (dropped) -5.0166 (dropped) -4.408432 (dropped) -4.726477 -5.012067 -4.908629 (dropped) -5.433587 (dropped) -4.795795 -4.915979 -4.812488 -5.065196 -5.558217 -5.219093 (dropped) -5.299768 -5.04309 -4.9226 -4.997088

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0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000

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.9424104

-5.778

0.000

-7.292214

-3.598033

1.060551 .9502561 1.068422

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0.000 0.000 0.000

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.9326728

-5.398

0.000

-6.862356

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.9476842 1.082496

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0.000 0.000

-7.006162 -7.687206

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.9405737

-4.953

0.000

-6.502315

-2.815334

.9877604 .9919518 .960555 .9768522 .9761033 .9306929

-5.901 -4.640 -5.131 -5.105 -6.196 -5.452

0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000

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0.000 0.000 0.000

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.9411129

-5.330

0.000

-6.861147

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.9550184

-4.616

0.000

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-2.536631

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0.000 0.000 0.000

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.9833099

-5.526

0.000

-7.360839

-3.506335

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.9394419

-5.734

0.000

-7.227967

-3.545422

.9514076

-5.072

0.000

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-2.960495

.9371558 .9519931 1.067132

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0.000 0.000 0.000

-6.965562 -6.94706 -8.434464

-3.291979 -3.215315 -4.251385

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-5.533 -5.240 -4.982 -4.853 -5.402

0.000 0.000 0.000 0.000 0.000

-7.202373 -6.883282 -6.570972 -6.792385 -7.002632

-3.43464 -3.135508 -2.860741 -2.884149 3.274046

.9600238

-5.139

0.000

-6.815108

-3.051884

.9560142 .9429054

-5.510 -5.387

0.000 0.000

-7.140916 -6.927497

-3.393409 -3.231376

1.052811 .939945 .9592187

-4.268 -5.290 -6.303

0.000 0.000 0.000

-6.556504 -6.814438 -7.925687

-2.42956 -3.129922 -4.165619

.9255286 .9542074

-5.690 -5.556

0.000 0.000

-7.080379 -7.171347

-3.452374 -3.430923

.9937907

-4.832

0.000

-6.750026

-2.854438

.9997121 .9416958 .9580227

-4.986 -5.028 -5.238

0.000 0.000 0.000

-6.94368 -6.580466 -6.895736

-3.024881 -2.889086 -3.140356

.9696617 .9543573 1.029608 .9437273

-5.126 -5.076 -4.874 -5.195

0.000 0.000 0.000 0.000

-6.870727 -6.714552 -7.036071 -6.752036

-3.069723 -2.97354 -3.000082 -3.052693

.9660442

-5.582

0.000

-7.285839

-3.499015

.9461503 .9547808 .940105 .9357265

-5.254 -5.316 -5.295 -5.761

0.000 0.000 0.000 0.000

-6.825568 -6.946648 -6.82041 -7.224259

-3.116726 -3.203977 -3.135266 -3.556278

.9952247

-5.996

0.000

-7.917478

-4.016268

.9753574 .9497893

-5.100 -5.535

0.000 0.000

-6.886103 -7.119047

-3.062772 -3.395941

Leonardo Alfonzo / CĂŠsar PeĂąa

dd159 | dd160 | dd161 | dd162 | dd163 | dd164 | dd165 | dd166 | dd167 | dd168 | dd169 | dd170 | dd171 | dd172 | dd173 | dd174 | dd175 | dd176 | dd177 | dd178 | dd179 | dd180 | dd181 | dd182 | dd183 | dd184 | dd185 | dd186 | dd187 | dd188 | dd189 | dd190 | dd191 | dd192 | dd193 | dd194 | dd195 | dd196 | dd197 | dd198 | dd199 | dd1100 | dd1101 | dd1102 | dd1103 | dd1104 | dd1105 | dd1106 | dd1107 | dd1108 | dd1109 | dd1110 | dd1111 | dd1112 | dd1113 | dd1114 | dd1115 | dd1116 | dd1117 |

165


Efecto de la educaciรณn de padres y madres en la planificaciรณn de las familias paraguayas 166

dd1118 | dd1119 | dd1120 | dd1121 | dd1122 | dd1123 | dd1124 | dd1125 | dd1126 | dd1127 | dd1128 | dd1129 | dd1130 | dd1131 | dd1132 | dd1133 | dd1134 | dd1135 | dd1136 | dd1137 | dd1138 | dd1139 | dd1140 | dd1141 | dd1142 | dd1143 | dd1144 | dd1145 | dd1146 | dd1147 | dd1148 | dd1149 | dd1150 | dd1151 | dd1152 | dd1153 | dd1154 | dd1155 | dd1156 | dd1157 | dd1158 | dd1159 | dd1160 | dd1161 | dd1162 | dd1163 | dd1164 | dd1165 | dd1166 | dd1167 | dd1168 | dd1169 | dd1170 | dd1171 | dd1172 | dd1173 | dd1174 | dd1175 | dd1176 |

-4.763872 (dropped) -4.883502 -5.095733 -5.073354 -5.148333 (dropped) (dropped) -4.611107 -4.80802 (dropped) -4.473779 -5.625654 -5.456831 (dropped) -5.544079 -5.235783 -5.142092 (dropped) -5.26524 -4.784444 (dropped) -5.351356 (dropped) -5.008042 -5.072221 -5.212363 (dropped) -5.049428 (dropped) -4.430203 (dropped) (dropped) -5.210145 (dropped) -5.005316 -4.781269 -5.358841 -5.301694 (dropped) (dropped) (dropped) -5.092125 (dropped) (dropped) -4.740193 (dropped) (dropped) (dropped) (dropped) -5.431049 -4.836451 -4.754344 (dropped) -5.163016 (dropped) (dropped) -5.658406 -4.936254

1.06312

-4.481

0.000

-6.84755

-2.680195

1.01191 .9961324 .9445554 1.026854

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0.000 0.000 0.000 0.000

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-2.900194 -3.143349 -3.222059 -3.135736

.9918129 .9402807

-4.649 -5.113

0.000 0.000

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-2.667189 -2.965104

1.05667 1.080679 .9433931

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0.000 0.000 0.000

-6.544814 -7.743746 -7.305847

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.975258 .9337845 .9276585

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0.000 0.000 0.000

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.9573236 .992845

-5.500 -4.819

0.000 0.000

-7.14156 -6.730384

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1.008332

-5.307

0.000

-7.32765

-3.375063

.9482 .9699716 .948427

-5.282 -5.229 -5.496

0.000 0.000 0.000

-6.86648 -6.973331 -7.071246

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.9612303

-5.253

0.000

-6.933405

-3.165452

1.095473

-4.044

0.000

-6.577291

-2.283114

.9312761

-5.595

0.000

-7.035413

-3.384877

1.039902 .9611308 .9360471 .9162507

-4.813 -4.975 -5.725 -5.786

0.000 0.000 0.000 0.000

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.9488911

-5.366

0.000

-6.951917

-3.232332

.9476703

-5.002

0.000

-6.597592

-2.882793

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-5.572 -5.144 -4.924

0.000 0.000 0.000

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.9377141

-5.506

0.000

-7.000902

-3.32513

.98515 .9732163

-5.744 -5.072

0.000 0.000

-7.589264 -6.843723

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1.041121

-4.304

0.000

-6.521485

-2.440366

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0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000 0.000

-6.97419 -7.194705 -8.567799 -7.04316 -7.216751 -6.87904 -6.451014

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.9828736 .9389394 .9462379 .9792754

-5.277 -5.613 -7.217 -4.930

0.000 0.000 0.000 0.000

-7.113086 -7.110533 -8.6838 -6.747087

-3.260292 -3.429958 -4.974615 -2.908397

.9411981 1.077634 .9463015 .0882933

-5.364 -5.029 -4.962 2.516

0.000 0.000 0.000 0.012

-6.893517 -7.531965 -6.550333 .0491253

-3.204088 -3.307715 -2.840899 .3952286

lnxne | lnwth | lnwmh | sp | sm | ep | em | lneh | dzi1 | dzi2 | dzi3 | dzi4 | dzi5 | dd11 | dd12 | dd13 | dd14 | dd15 | dd16 | dd17 | dd18 | dd19 | dd110 | dd111 | dd112 | dd113 | dd114 | dd115 | dd116 | dd117 | dd118 | dd119 | dd120 | dd121 | dd122 | dd123 | dd124 |

.2016694 .0685007 .0358098 .021367 .0033447 .0056765 .1036806 8.896458 8.989703 9.00858 8.891797 (dropped) .8668661 1.118018 .6809124 .5683897 .596726 1.281323 1.030768 1.197982 .9900921 (dropped) .8044683 (dropped) .460456 2.122591 .5355421 (dropped) (dropped) .501042 (dropped) .3433502 .3813242 (dropped) .968873 (dropped)

.0566348 .0466593 .0070867 .0082256 .0029728 .0035235 .068506 .8292114 .8434782 .8509881 .8535204

3.561 1.468 5.053 2.598 1.125 1.611 1.513 10.729 10.658 10.586 10.418

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.0906672 -.0229498 .0219201 .005245 -.0024819 -.0012295 -.0305888 7.271234 7.336516 7.340674 7.218928

.3126716 .1599513 .0496996 .0374889 .0091713 .0125825 .23795 10.52168 10.64289 10.67649 10.56467

.4717096 .5894002 .4798727 .4576789 .4597898 .4538092 .590251 .485971 .5197468

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-.0576677 -.0371848 -.2596207 -.3286444 -.3044455 .3918736 -.126103 .2454958 -.028593

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.4559524

1.764

0.078

-.0891819

1.698118

.5907712 .4911504 .5896519

0.779 4.322 0.908

0.436 0.000 0.364

-.6974344 1.159954 -.6201545

1.618346 3.085228 1.691239

.4365447

1.148

0.251

-.35457

1.356654

.4544955 .5792932

0.755 0.658

0.450 0.510

-.5474445 -.7540696

1.234145 1.516718

.4706716

2.058

0.040

.0463736

1.891372

Leonardo Alfonzo / César Peña

dd1177 | dd1178 | dd1179 | dd1180 | dd1181 | dd1182 | dd1183 | dd1184 | dd1185 | dd1186 | dd1187 | dd1188 | dd1189 | dd1190 | dd1191 | dd1192 | dd1193 | dd1194 | area | _cons |

167


Efecto de la educaciรณn de padres y madres en la planificaciรณn de las familias paraguayas 168

dd125 | dd126 | dd127 | dd128 | dd129 | dd130 | dd131 | dd132 | dd133 | dd134 | dd135 | dd136 | dd137 | dd138 | dd139 | dd140 | dd141 | dd142 | dd143 | dd144 | dd145 | dd146 | dd147 | dd148 | dd149 | dd150 | dd151 | dd152 | dd153 | dd154 | dd155 | dd156 | dd157 | dd158 | dd159 | dd160 | dd161 | dd162 | dd163 | dd164 | dd165 | dd166 | dd167 | dd168 | dd169 | dd170 | dd171 | dd172 | dd173 | dd174 | dd175 | dd176 | dd177 | dd178 | dd179 | dd180 | dd181 | dd182 | dd183 |

(dropped) .9189356 .4565762 .9017229 .4943745 .1766301 .6898123 (dropped) (dropped) .3751189 .5421884 .8295219 (dropped) .9610052 (dropped) .7428869 (dropped) .743037 .971468 .640507 (dropped) 1.639412 (dropped) .6838422 .617967 .972078 .5147948 .2655917 .5604564 (dropped) .9770244 .4587249 .8253512 .716741 .4542428 (dropped) (dropped) (dropped) (dropped) (dropped) .6264093 (dropped) .6376607 .6008625 1.401603 (dropped) .5986289 1.000086 .6041567 1.167974 .6292694 (dropped) .9843597 (dropped) (dropped) (dropped) (dropped) .1286616 .5575681

.4820865 .5068732 .4867205 .478182 .5183465 .4369323

1.906 0.901 1.853 1.034 0.341 1.579

0.057 0.368 0.064 0.301 0.733 0.114

-.0259366 -.5368769 -.0522317 -.442845 -.8393103 -.1665593

1.863808 1.450029 1.855678 1.431594 1.192571 1.546184

.5822089 .5074621 .4413949

0.644 1.068 1.879

0.519 0.285 0.060

-.7659896 -.452419 -.0355961

1.516227 1.536796 1.69464

.4429357

2.170

0.030

.0928672

1.829143

.4841826

1.534

0.125

-.2060937

1.691867

.4400302 .5949042 .4555152

1.689 1.633 1.406

0.091 0.102 0.160

-.1194063 -.1945228 -.2522864

1.60548 2.137459 1.5333

.512776

3.197

0.001

.6343891

2.644434

.5835126 .488153 .4527689 .4461937 .4835618 .4375633

1.172 1.266 2.147 1.154 0.549 1.281

0.241 0.206 0.032 0.249 0.583 0.200

-.4598216 -.3387954 .0846673 -.3597288 -.6821721 -.297152

1.827506 1.574729 1.859489 1.389318 1.213355 1.418065

.4829878 .4839765 .5101111 .4578973 .4456436

2.023 0.948 1.618 1.565 1.019

0.043 0.343 0.106 0.118 0.308

.0303857 -.4898517 -.1744482 -.1807212 -.4192027

1.923663 1.407301 1.825151 1.614203 1.327688

.4564606

1.372

0.170

-.2682371

1.521056

.4479574 .440015 .584551

1.423 1.366 2.398

0.155 0.172 0.016

-.2403197 -.261551 .2559037

1.515641 1.463276 2.547301

.4825057 .489329 .4673465 .5097434 .4544686

1.241 2.044 1.293 2.291 1.385

0.215 0.041 0.196 0.022 0.166

-.347065 .0410184 -.3118256 .1688956 -.2614728

1.544323 1.959153 1.520139 2.167053 1.520012

.4459892

2.207

0.027

.1102369

1.858482

.453334 .4343385

0.284 1.284

0.777 0.199

-.7598568 -.2937197

1.01718 1.408856


(dropped) .4154559 .4383737 .3976629 (dropped) .7764661 .7934798 (dropped) (dropped) 1.036972 (dropped) .9254988 .7223891 1.076321 (dropped) .6027656 1.327981 1.537268 .7597323 (dropped) (dropped) (dropped) 1.055583 (dropped) .8390913 1.019396 .8878821 .6668376 (dropped) .4595498 (dropped) .4575026 .8647931 (dropped) .6516933 (dropped) .1103 .3975464 1.206762 .0753679 (dropped) (dropped) .3143446 .8392632 (dropped) .7887996 .4103155 .3154343 (dropped) .7291071 1.094996 .945147 (dropped) .8396251 .3075872 (dropped) .8638789 (dropped) .8881844

.582267 .4393695 .4366881

0.714 0.998 0.911

0.476 0.318 0.362

-.7257665 -.4227747 -.4582301

1.556678 1.299522 1.253556

.4430826 .4484141

1.752 1.770

0.080 0.077

-.0919598 -.0853957

1.644892 1.672355

.5130957

2.021

0.043

.0313232

2.042621

.5133233 .4340719 .4566264

1.803 1.664 2.357

0.071 0.096 0.018

-.0805964 -.1283761 .1813502

1.931594 1.573154 1.971293

.4735817 .4670356 .5917515 .4482988

1.273 2.843 2.598 1.695

0.203 0.004 0.009 0.090

-.3254376 .4126078 .3774565 -.1189171

1.530969 2.243354 2.69708 1.638382

.4817553

2.191

0.028

.1113602

1.999806

.4693495 .4548248 .4490425 .4273358

1.788 2.241 1.977 1.560

0.074 0.025 0.048 0.119

-.0808167 .1279554 .0077749 -.1707252

1.758999 1.910836 1.767989 1.5044

.5118659

0.898

0.369

-.543689

1.462788

.4558796 .4665733

1.004 1.853

0.316 0.064

-.436005 -.0496738

1.35101 1.77926

.5919322

1.101

0.271

-.5084724

1.811859

.51002 .5086197 .45118 .5846596

0.216 0.782 2.675 0.129

0.829 0.434 0.007 0.897

-.8893209 -.5993299 .3224652 -1.070544

1.109921 1.394423 2.091058 1.22128

.5106405 .4515736

0.616 1.859

0.538 0.063

-.6864923 -.0458047

1.315182 1.724331

.5905618 .5841609 .4695229

1.336 0.702 0.672

0.182 0.482 0.502

-.3686802 -.7346189 -.6048137

1.946279 1.55525 1.235682

.4659003 .4277959 .4376383

1.565 2.560 2.160

0.118 0.010 0.031

-.1840407 .2565316 .0873917

1.642255 1.933461 1.802902

.4489399 .5022604

1.870 0.612

0.061 0.540

-.0402809 -.676825

1.719531 1.291999

.5089479

1.697

0.090

-.1336406

1.861398

.4396922

2.020

0.043

.0264036

1.749965

Leonardo Alfonzo / César Peña

dd184 | dd185 | dd186 | dd187 | dd188 | dd189 | dd190 | dd191 | dd192 | dd193 | dd194 | dd195 | dd196 | dd197 | dd198 | dd199 | dd1100 | dd1101 | dd1102 | dd1103 | dd1104 | dd1105 | dd1106 | dd1107 | dd1108 | dd1109 | dd1110 | dd1111 | dd1112 | dd1113 | dd1114 | dd1115 | dd1116 | dd1117 | dd1118 | dd1119 | dd1120 | dd1121 | dd1122 | dd1123 | dd1124 | dd1125 | dd1126 | dd1127 | dd1128 | dd1129 | dd1130 | dd1131 | dd1132 | dd1133 | dd1134 | dd1135 | dd1136 | dd1137 | dd1138 | dd1139 | dd1140 | dd1141 | dd1142 |

169


Efecto de la educaciรณn de padres y madres en la planificaciรณn de las familias paraguayas

dd1143 | dd1144 | dd1145 | dd1146 | dd1147 | dd1148 | dd1149 | dd1150 | dd1151 | dd1152 | dd1153 | dd1154 | dd1155 | dd1156 | dd1157 | dd1158 | dd1159 | dd1160 | dd1161 | dd1162 | dd1163 | dd1164 | dd1165 | dd1166 | dd1167 | dd1168 | dd1169 | dd1170 | dd1171 | dd1172 | dd1173 | dd1174 | dd1175 | dd1176 | dd1177 | dd1178 | dd1179 | dd1180 | dd1181 | dd1182 | dd1183 | dd1184 | dd1185 | dd1186 | dd1187 | dd1188 | dd1189 | dd1190 | dd1191 | dd1192 | dd1193 | dd1194 | area | _cons |

.5247076 .7537501 (dropped) .6240129 (dropped) (dropped) (dropped) (dropped) .94847 (dropped) .9019107 .6275754 .7715731 .807802 (dropped) (dropped) (dropped) .8730249 (dropped) (dropped) .6847022 (dropped) (dropped) (dropped) (dropped) 1.064083 .6871157 .6037666 (dropped) .5853842 (dropped) (dropped) .1610611 .5558258 -.5095789 (dropped) .5021477 .6632078 -.7047875 .766774 .8077329 .5165229 .5898314 (dropped) .9719596 .7049581 .3536223 .8613686 (dropped) .7850925 1.963461 1.293145 -.0491126 (dropped)

.4737546 .4424133

1.108 1.704

0.268 0.088

-.4038343 -.113364

1.45325 1.620864

.4582487

1.362

0.173

-.274138

1.522164

.4443623

2.134

0.033

.077536

1.819404

.5870666 .4822763 .4494537 .4510903

1.536 1.301 1.717 1.791

0.124 0.193 0.086 0.073

-.2487186 -.3176688 -.1093399 -.0763187

2.05254 1.57282 1.652486 1.691923

.4580235

1.906

0.057

-.0246846

1.770734

.4702263

1.456

0.145

-.2369244

1.606329

.48472 .4442102 .4669048

2.195 1.547 1.293

0.028 0.122 0.196

.1140491 -.1835204 -.31135

2.014117 1.557752 1.518883

.4567038

1.282

0.200

-.3097387

1.480507

.5111731 .4820913 .5865037

0.315 1.153 -0.869

0.753 0.249 0.385

-.8408197 -.3890559 -1.659105

1.162942 1.500707 .6399472

.4306578 .4712069 .5829379 .4681433 .474321 .4314311 .5129744

1.166 1.407 -1.209 1.638 1.703 1.197 1.150

0.244 0.159 0.227 0.101 0.089 0.231 0.250

-.3419262 -.2603408 -1.847325 -.1507701 -.1219192 -.3290666 -.4155799

1.346222 1.586756 .4377497 1.684318 1.737385 1.362112 1.595243

.4802588 .4234964 .4538453 .4666286

2.024 1.665 0.779 1.846

0.043 0.096 0.436 0.065

.0306696 -.1250796 -.5358981 -.0532066

1.91325 1.534996 1.243143 1.775944

.4385512 .5899467 .4376575 .0687923

1.790 3.328 2.955 -0.714

0.073 0.001 0.003 0.475

-.074452 .8071865 .4353524 -.1839431

1.644637 3.119735 2.150938 .0857178

Nota: Las variables dd* identifican a los distritos de las observaciones,

170


Source |

SS

df

MS

Model | Residual|

21634.876 39060.124

6 4769

3605.81267 8.1904223

Total |

60695

4775

12.7109948

Number of obs = 4775 F( 6, 4769) = 440.25 Prob > F = 0.0000 R-squared = 0.3565 dj R-squared = 0.3556 Root MSE = 2.861891 Res. dev. = 23586.52

Leonardo Alfonzo / César Peña

REGRESION DE MINIMOS CUADRADOS NO LINEALES PARA LA CORRECCION POR EL CICLO DE VIDA DE LA FAMILIA

(fcn)

n|

Coef.

Std. Err.

t

P>|t|

b0 | b1 | b2 | b3 | b4 | b5 |

.4117111 -.3876739 .2314232 .0028956 4.79e-09 .0009337

.0181707 .0199752 .015096 .0157762 .0178619 .0001204

22.658 -19.408 15.330 0.184 0.000 7.753

0.000 0.000 0.000 0.854 1.000 0.000

[95% Conf. Interval] .3760882 -.4268345 .2018281 -.028033 -.0350176 .0006976

.447334 -.3485134 .2610184 .0338241 .0350176 .0011698

(SE’s, P values, CI’s, and correlations are asymptotic approximations)

171


172

Efecto de la educaciรณn de padres y madres en la planificaciรณn de las familias paraguayas


Carlos G. Fernรกndez Valdovinos

Determinantes del abandono y de la repeticiรณn escolar de los individuos. Evidencias de la Encuesta Integrada de Hogares Carlos G. Fernรกndez Valdovinos 173 173


Determinantes del abandono y de la repetición escolar de los individuos. Evidencias de la Encuesta Integrada de Hogares

CARLOS G. FERNANDEZ VALDOVINOS es Economista por la Universidad Federal de Paraná (Curitiba, Brasil); Ph.D. en Economía por la University of Chicago, (EEUU) y tiene una Maestría en Política Económica por la University of Illinois (EEUU)

174


En su informe sobre desarrollo humano en el Paraguay del año 2003, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) sostenía que “el perfil educativo de la población ocupada muestra que más de la mitad de la misma (55,8%) tiene sólo educación primaria, cifra que se eleva en el sector rural, donde casi el 75% se encuentra en dicha situación. Menos de un tercio de la población ocupada cuenta con educación secundaria”1. Este mismo informe afirmaba que la cobertura del 1er. y 2do. ciclo de la educación escolar básica llegaba al 90%, pero que la situación dejaba de ser alentadora en el 3er. ciclo de la educación básica y en la educación media. En estos niveles, las tasas netas de escolarización no superaban el 50% en el primer caso y el 31% en el segundo, empeorando aún más en el nivel universitario. De forma similar, en un reciente estudio el Banco Mundial manifestaba que Paraguay había realizado un progreso sustancial en la tarea de educar su fuerza laboral en las últimas dos décadas, pero que persistía un atraso en la escolarización secundaria de la población. De acuerdo a este trabajo, la tasa de matriculación primaria de la población de entre 6 y 11 años de edad alcanzaba el 91,2% en 1997, pero la tasa de matriculación secundaria de la población de entre 12 y 18 años alcanzaba sólo el 37,9% en el mismo año2.

1 Ver Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2003). 2 Ver Banco Mundial (2001). 3 Ver por ejemplo Lucas (1998), Barro y Sala-i-Martin (1995). 4 Similares resultados son conseguidos por Espínola (2001). 5 Ver Fernández Valdovinos (2000).

Carlos G. Fernández Valdovinos

1. Introducción

El elevado nivel de cobertura y de matriculación primaria ha permitido al país reducir su tasa de analfabetismo a apenas 8,4% en 2000/01, según la Encuesta Integrada de Hogares (EIH) de esos años. Sin embargo, esta misma encuesta indicaba que el promedio de años de estudios de la población paraguaya, de 25 años y más, no llegaba a los 7 años. Lo anterior implica que una elevada proporción de la población mayor de 25 años apenas culmina su educación primaria. Este bajo nivel de escolaridad de la población tiene importantes consecuencias económicas y sociales en la misma. Por ejemplo, a nivel macroeconómico, numerosos modelos teóricos y estimaciones empíricas muestran que el capital humano de la fuerza laboral (es decir, su nivel de instrucción y calificación) es uno de los factores que influyen en la tasa de crecimiento económico de un país3. A nivel microeconómico, los años de educación del individuo es un factor determinante de su ingreso laboral. En este sentido, Fernández Valdovinos (2001) reporta que el ingreso promedio por hora generado por la actividad principal aumenta en un 7,3% (6,1%) por cada año de estudio en los trabajadores hombres del sector formal (informal) de la economía. Para las mujeres trabajando en el sector formal (informal), el ingreso aumenta un 8,2% (5,3%) por cada año de estudio de la persona4. Igualmente, un mayor nivel de educación del individuo disminuye la probabilidad que el mismo esté desocupado5.

175


Determinantes del abandono y de la repetición escolar de los individuos. Evidencias de la Encuesta Integrada de Hogares

El Banco Mundial (2001) reconoce que una mayor tasa de crecimiento económico es clave para reducir los índices de pobreza en la población. Efectivamente, uno de los resultados más graves de la actual coyuntura económica recesiva ha sido el aumento en la incidencia de la pobreza, es decir, en el porcentaje de la población que no alcanza niveles de consumo suficientes para satisfacer sus necesidades básicas. La misma institución multilateral señala que el nivel de educación de los individuos es significativamente menor en el segmento de la población que pertenece a los deciles más bajos de ingreso. En consecuencia, la probabilidad de pertenecer a los sectores de la población con menores ingresos disminuye con los años de estudios del individuo. Por tanto, una mayor educación promedio de la población será un factor clave para lograr una reducción de los niveles de pobreza y de desigualdad que se observan actualmente en el Paraguay. Este tema es de extrema importancia para un país en el cual el 33,9% de la población se encuentra por debajo de la línea de pobreza (el 18,3% por debajo de la línea de extrema pobreza). Por otro lado, se reconoce que existen numerosos beneficios, en la forma de mayores ingresos futuros en el mercado laboral, asociados con la educación de las personas. Sin embargo, principalmente en sociedades muy pobres, pueden existir significativos costos de oportunidad de que un niño asista a la escuela. Estos costos podrían ser muy elevados, especialmente si se espera que todos los individuos de la familia contribuyan a generar el escaso ingreso familiar. En otras palabras, en numerosas ocasiones el ingreso familiar es uno de los determinantes principales de la demanda por educación6. Por supuesto que existen otras barreras que impiden la asistencia regular de los niños a la escuela: disponibilidad de institutos de enseñanza en el área, la calidad de la educación, las actitudes de los padres respecto a la educación de sus hijos, etc. Igualmente, diferencias culturales y de lenguaje pueden ser factores relevantes que afecten el desempeño escolar de los individuos. Todos estos elementos pueden influenciar la decisión de los padres de enviar a sus hijos a un instituto de enseñanza, el desempeño de los niños en la escuela y, finalmente, afectar el promedio de años de estudios de la población de un país. El presente trabajo busca identificar los factores que afectan el desempeño escolar de los individuos. Más específicamente, los determinantes familiares, demográficos y sociales de la deserción y la repetición escolar son empíricamente examinados utilizando los datos de la Encuesta Integrada de Hogares 2000/01 del Paraguay. Cabe mencionar que la repetición y la deserción escolar están relacionadas entre sí, la primera por lo general originando la segunda. Ambas pueden ser atribuidas a problemas en el lado de la oferta, como la baja calidad de educación ofrecida, o de la demanda, como los casos en que las familias necesitan que los niños trabajen y las mismas deciden que sus niños no asistan a la escuela7. Si bien el tema de la deserción escolar en Paraguay ha sido considerado en algunas investigaciones anteriores, las mismas sólo contienen estadísticas

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6 Los costos de la educación pueden ser muy elevados para las familias pobres, aún cuando la misma sea ofrecida gratuitamente en instituciones públicas. Efectivamente, las familias deben afrontar varios otros costos al enviar a sus niños a la escuela: transporte, libros, uniformes y otros materiales. 7 Además, el hecho que los niños trabajen impide a los mismos a dedicar tiempo suficiente al aprendizaje del material presentado en la escuela y, como resultado, deben repetir de grado.


Carlos G. Fernández Valdovinos

descriptivas sobre las causas del abandono escolar de los individuos. El valor agregado de esta investigación radica en la estimación econométrica de los efectos, cualitativos y cuantitativos, que un número de factores tienen sobre la probabilidad de que ocurra dicha deserción8. Esto permite un análisis más riguroso del tema y posibilita el diseño de políticas adecuadas destinadas a aumentar el grado de cobertura de la educación media y superior. La estructura de la presente investigación se esboza a continuación. La sección 2 contiene una revisión bibliográfica del tema, conteniendo un resumen de los diferentes trabajos que sobre el tópico han sido realizados en el Paraguay y en otros países. La sección 3 presenta un modelo teórico que explica la asistencia escolar de los niños y el trabajo infantil. Por su parte, la sección 4 exhibe algunas estadísticas básicas sobre las características de los individuos que han abandonado sus estudios y de aquellos que no lo han hecho. La sección 5 expone los resultados de las estimaciones econométricas para el caso paraguayo. Finalmente, la sección 6 contiene las conclusiones del trabajo.

2. Revisión de la literatura Son numerosos los estudios empíricos realizados, en países en desarrollo, sobre los determinantes del enrolamiento y del desempeño escolar de los individuos. Si bien algunos de los factores explicativos de los mismos pudieran no ser observables, los investigadores han encontrado sistemáticamente que ciertas variables observables (familiares, demográficas y económicas) son importantes para entender la deserción y la repetición escolar de los niños9.

8 Complementariamente, de los elementos que influyen en la probabilidad de que un individuo repita un grado. 9 Entre los factores no observables pueden citarse la distancia a los centros de educación, la calidad de la educación, la actitud de los padres y la habilidad individual de los niños.

Por ejemplo, Psacharopoulos y Yang (1991) encuentran que la participación escolar y los años de educación alcanzados por los niños de Venezuela están positivamente relacionados con la escolaridad del padre. Aún más, estos autores estiman que el efecto de esta variable es más significativo que el del ingreso familiar. Balderston (1984) coincide con que la educación de los padres muestra una asociación positiva con la asistencia escolar de los niños, utilizando en su análisis datos de Guatemala. Por su parte, en su estudio sobre los determinantes de los años de escolaridad de los niños que viven en ciudades de Paraguay, Colombia, Perú y Venezuela, Sanguinetty (1979) muestra que el nivel de educación de la madre es importante en todos los casos. Igualmente, de acuerdo a Ilon y Moock (1991), la matriculación escolar primaria y los años de estudios alcanzados por los niños están positivamente correlacionados con la escolaridad de los padres en Perú. Por último, en su estudio sobre participación escolar y años de estudios de

177


Determinantes del abandono y de la repetición escolar de los individuos. Evidencias de la Encuesta Integrada de Hogares

niños en Brasil, Psacharopoulos y Arraigada (1989) hallan que la educación de los padres es una variable explicativa significativa. Estos mismos trabajos notan que, aparte de la educación de los padres, existen otros factores que afectan la asistencia y el desempeño escolar de los niños. Por ejemplo, Meerman (1979) prueba que la demanda por educación depende del ingreso familiar: los gastos en que debe incurrir una familia para enviar a los hijos a la escuela pueden ser substanciales para una familia pobre. Los efectos del ingreso familiar fueron examinados y encontrados que son significativos en diversos otros estudios (Psacharopoulos y Arraigada (1989), Psacharopoulos y Yang (1991), Sanguinetty (1979)). Otras barreras al progreso escolar de los niños incluyen el idioma y la cultura. Por ejemplo, Rojas (1991) muestra que ser “no blanco” afecta significativamente y de forma negativa la educación alcanzada por los niños en Guatemala. Similarmente, Patrinos y Psacharopoulos (1992) encuentran un alto porcentaje de repetición entre los estudiantes indígenas en Bolivia y Guatemala. Otro elemento que muchos autores encuentran relevante para explicar la participación y el desempeño escolar de los niños es el trabajo infantil. Los datos estadísticos muestran que el porcentaje de participación de los niños en actividades laborales es muy elevado en América Latina. Al respecto, se considera que los padres deciden enviar o no a sus hijos a la escuela tomando en cuenta todos los costos de oportunidad de educar a los mismos. Estos costos incluyen los salarios que serían percibidos por los niños en caso de que trabajen. Al respecto, las investigaciones realizadas sobre las consecuencias del trabajo infantil en la educación de los niños se han concentrado principalmente en el impacto de este tipo de actividad en la matriculación o en la asistencia escolar. Por ejemplo, Patrinos y Psacharoupoulos (1997) y Ravallion y Wodon (2000) muestran que el trabajo infantil y la matriculación escolar no son actividades mutuamente exclusivas y podrían ser inclusive actividades complementarias. Sin embargo, Rozenweig y Evenson (1977) y Levy (1985) presentan evidencias de que el trabajo infantil diminuye el porcentaje de matriculación escolar. Existe evidencia más fuerte de que el trabajo infantil disminuye el tiempo utilizado en la producción de capital humano, aún si el mismo no disminuye el porcentaje de matriculación de los niños. Así, Psacharoupolos (1997) y Sedlacek y otros (2003) reportan que el trabajo infantil disminuye los años de estudios completados y Akabayashi y Psacharopoulos (1999) prueban que el trabajo infantil reduce el tiempo que los individuos dedican al estudio10. La repetición de grados, un indicador del desempeño escolar de los niños, es uno de los grandes problemas educativos en los países en desarrollo. Como mencionado anteriormente, la repetición y la deserción escolar están íntimamente relacionadas, la primera por lo general originando la segunda. La repetición escolar, por ende, incrementa la posibilidad que el niño no alcance un nivel de alfabetización adecuado.

178

10 Similarmente, Heady (2000) demuestra que el trabajo infantil tiene un efecto relativamente pequeño sobre la asistencia escolar, pero afecta sustancialmente el aprendizaje de lectura y matemática de los niños. Gunnarsson y otros (2003) encuentran igualmente que el desempeño académico de los niños es afectado significativa y negativamente por el monto de trabajo que realizan fuera del hogar.


Carlos G. Fernández Valdovinos

Además, los repitentes reducen la capacidad de matriculación de las clases, al evitar que otros niños sean admitidos, y aumentan los costos de la educación, al producir congestionamientos en las aulas (Ver UNESCO, 1984). Estos costos pueden ser muy elevados para un país en desarrollo. Por ejemplo, el Banco Mundial (1986) estimaba que en el Brasil los mismos eran equivalentes al total de la contribución del gobierno federal a la educación primaria11. Por otro lado, algunos investigadores encuentran que la repetición escolar afecta los retornos a la educación. Asumiendo que son necesarios en promedio dos años adicionales para completar el ciclo educativo básico, y un periodo mayor para los individuos de bajo estrato socioeconómico, Jallade (1977) calcula que los retornos a la educación en Brasil disminuyen, por causa de la repetición escolar, del 13% al 8%. Respecto a los determinantes de la repetición escolar, varios estudios empíricos descubren que algunos indicadores del desempeño escolar de los niños, entre ellos la repetición de grados, están influenciados por la escolaridad alcanzada por los padres12. Asimismo, Psacharopoulos y Yang (1991) encuentran, utilizando una muestra de estudiantes de 10 a 18 años en Venezuela, que la repetición de grados está asociada con las áreas urbanas (negativamente) y con el hecho que el individuo sea del sexo masculino (positivamente). Por su parte, Rojas (1991) presenta evidencias de que los individuos “no blancos” tienen un peor desempeño escolar en Guatemala. Igualmente, de acuerdo a Schiefelbein y Wolff (1992), el porcentaje de repetición escolar en la provincia de Malleco en Chile, la provincia con la mayor proporción de individuos indígenas en el país, es el doble del promedio nacional. Estos mismos autores notan que en Uruguay la repetición escolar disminuye significativamente en la medida en que la educación de los padres y el ingreso familiar aumentan. Finalmente, algunos estudios muestran que la demanda por trabajo infantil, sea pagado o no, produce generalmente un mayor nivel de repetición escolar. Esta relación se examina en Bowman y Goldblatt (1984) y en Balderston (1984). Ambos trabajos prueban que la necesidad de que los niños contribuyan al ingreso familiar disminuye el desempeño y la asistencia escolar de los niños. 11 Cuadra y Frediksen (1992) encuentran igualmente que reducciones en el porcentaje de repetición y de abandono escolar resultarían en más estudiantes completando el ciclo básico de educación con un menor uso de insumos por graduado. 12 Ver por ejemplo Patrinos y Psacharopoulos (1992), Psacharopuolos y Arraigada (1998), Psacharopuolos y Velez (1993). 13 Esta sección está basada en Gunnarsson y otros (2003), los cuales presentan un modelo simplificado el modelo desarrollado por Rosen (1997).

3. Modelo teórico de la asistencia escolar y del trabajo infantil Esta sección presenta un modelo teórico sencillo que explica el proceso de decisión de los padres entre dejar que los hijos utilicen la totalidad de su tiempo para educarse o decidir que los mismos usen su tiempo disponible para trabajar y estudiar13. El modelo asume que el niño tiene sólo dos usos posibles de su tiempo, A: asistir a la escuela o T: trabajar. Por simplicidad, el tiempo disponible se normaliza a uno, A + T = 1. 179


Determinantes del abandono y de la repetición escolar de los individuos. Evidencias de la Encuesta Integrada de Hogares

Las Figuras 1 y 2 ilustran la disyuntiva para los padres del individuo. Los padres pueden elegir que el niño ingrese al mercado laboral a temprana edad o que se aliste luego de un período mayor de educación. En ambas figuras, el eje horizontal indica los años de escolaridad completados por el individuo, Et, y el eje vertical representa el logaritmo del ingreso (salario) del individuo, ln Wt. Este salario depende del capital humano de la persona y de las condiciones de la demanda en el mercado laboral local. Es decir:

lnWt = w{h(Et, A,H,η)Z,ε} donde, h es una función que trasforma Et: años de escolaridad; A: intensidad del tiempo dedicado al estudio; H: un vector de variables (observables) familiares, del hogar, de la escuela y de la comunidad; y η un error aleatorio, en producción de capital humano en las escuelas. La función w trasforma h; Z: un vector de factores del mercado laboral local; y ε un término de error, en el logaritmo natural del ingreso del individuo. En consecuencia, los retornos (porcentuales) a la educación son representados por los cambios en ln Wt por cada unidad de incremento en Et. Se asume que la educación posee retornos positivos pero decrecientes, de manera que:

δw > 0; δh

δh > 0; δE

δ2h < 0 δ2E

Se asume igualmente que los retornos a cada año de educación de la persona es mayor cuando el individuo se “especializa” en educarse (A = 1) que cuando utiliza sólo parte de su tiempo para ello (0 < A < 1). En el modelo, el ingreso del individuo puede incrementarse de dos maneras: mediante un mayor entrenamiento (o experiencia) en el trabajo o a través de un mayor grado de educación. Al respecto, es posible que sea más conveniente para una persona entrar a temprana edad en el mercado laboral, y estudiar a tiempo parcial, si la alternativa es educarse por tan sólo unos pocos años. Esta posibilidad se refleja en la Figura 1. En la misma se observa que el salario de un individuo que estudia a tiempo parcial, pero obtiene entrenamiento (o adquiere experiencia) en el trabajo, es mayor que el ingreso de una persona que se “especializa” en educarse por muy pocos años. Eventualmente, la acumulación de capital humano, derivado de un mayor número de años de estudios, permite mayores ingresos al individuo. Es decir:

w{h(E t,A=1,H,η),Z,ε}>w{h(E t ,A<l,H,η)Z,ε} Obviando los efectos de H, Z, η y ε a fin de facilitar la discusión, vemos en la Figura 1 que la maximización del ingreso del individuo implica que el mismo trabaje inmediatamente si tiene planificado estudiar un máximo de Em años. Sin embargo, si el individuo tiene pensa180


El número de años de escolaridad es elegido óptimamente por los padres del individuo fijando la tasa de crecimiento de su capital humano en la escuela (derivado de una mayor educación) igual a la tasa de interés. En las Figuras 1 y 2, el punto óptimo es el punto de tangencia entre la línea CC, que tiene pendiente igual a r, con la función del logaritmo del ingreso ln Wt, que tiene pendiente δw/δEt. La línea CC representa el valor presente de los ingresos futuros del individuo, el cual tiene un cierto nivel de educación, Et, y una dedicación al estudio igual a Aj14. Puede verse que en la Figura 1 existen dos niveles de educación que satisfacen la condición de optimalidad: E0 para el caso del individuo que acude a tiempo parcial a la escuela y E1 si la persona asiste a tiempo completo. Los padres seleccionan que sus hijos asistan a tiempo completo o parcial a la escuela, A = 1 o A < 1, dependiendo de cual de estas dos opciones tiene un valor presente de los ingresos futuros mayor. En la Figura 1, la primera opción domina a la segunda ya que

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do estudiar un número de años mayor que Em puede ser preferible que el mismo asista a tiempo completo a la escuela.

V(E l,A l=l)>V(E 0,A 0<1) donde V(Ei, Aj) es el valor presente de los ingresos futuros asociados con un nivel de educación Ei y una asistencia igual a Aj. La Figura 2 presenta el caso en el cual la asistencia a tiempo parcial a la escuela es preferida. Factores que reducen los efectos de mayores años de educación en los ingresos (salarios) del individuo, i.e. “achatan” la función w{h(Et , A=1, H),Z}, como la baja calidad de la enseñanza o el limitado apoyo de los padres, incrementan la probabilidad de que el niño trabaje mientras asiste a la escuela. Similarmente, factores que empinan la función w{h(Et , A<1, H),Z}, tales como salarios elevados en el mercado para los niños trabajadores o bajo cumplimiento de las leyes que restringen el trabajo infantil, incrementan el valor presente de la opción de asistir a tiempo parcial a la escuela.

14 Estas líneas poseen un intercepto igual al logaritmo de valor presente del flujo de ingresos futuros del individuo, ponderado por la tasa de interés. Matemáticamente, el valor presente de los ingresos futuros de una persona con educación Et , utilizando la fórmula de descuento continuo, es:

– rE V(E t ,A)= exp 1 {h(E t ,A)–rE t } = W e t r r Tomando logaritmos y reagrupando los términos se tiene la típica función de ingresos del individuo:

InW=In(rV)+rE t Es decir, el logaritmo del salario es lineal en los años de escolaridad de la persona. Por tanto, líneas más elevadas (i.e. con un intercepto mayor) representan un mayor valor presente del flujo de ingresos futuros.

181


182

Determinantes del abandono y de la repeticiรณn escolar de los individuos. Evidencias de la Encuesta Integrada de Hogares

Figura 1 Estudiante a tiempo completo.

Figura 2 Estudiante a tiempo parcial.


En esta sección se presentan las principales características familiares y socio-económicas de los individuos sujetos del presente trabajo de investigación. La base de datos utilizada es la Encuesta Integrada de Hogares 2000-01. La misma fue realizada por la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos, abarcando una muestra de 7.061 personas de entre 12 y 19 años y que tienen una escolaridad positiva (uno o más años de educación)15. Esta encuesta posee, en sus diferentes secciones, una formidable riqueza de datos sociodemográficos y económicos de las personas encuestadas. Más específicamente, en la Sección 3 sobre Educación una de las preguntas permite identificar si el encuestado asiste actualmente a una institución de enseñanza formal.

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4. Estadísticas básicas

Figura 3 Asistencia Escolar en Paraguay. Individuos con edad de 12 a 19 años con escolaridad positiva. total muestra: 7.061

asiste a una institución formal: 5.005 (70,9%) ocupado: 1.331 (18,9%)

15 Como mencionado anteriormente, en el Paraguay existe un elevado nivel de cobertura y de matriculación primaria. Estos niveles disminuyen drásticamente cuando se considera la educación secundaria y terciaria de los individuos. El objetivo relevante debería ser entonces determinar cuáles son los factores que influyen para que las personas no continúen o finalicen con su educación secundaria y, por ende, universitaria. Por ello, este trabajo concentra su análisis en la muestra de personas de entre 12 y 19 años.

no ocupado: 3.674 (52,0%)

no asiste a una institución formal: 2.056 (29,1%) ocupado: 1.189 (16,8%)

no ocupado: 867 (12,3%)

La Figura 3 indica que, de la muestra de 7.061 individuos considerados para este estudio, casi 30% (2.056 personas) de los mismos no asisten a una institución formal de enseñanza. De estos, 1.189 individuos (58% de los que no asisten a la escuela) trabajan, por lo que pareciera existir una relación de causalidad entre el hecho de que una persona trabaje y de que la misma no asista a una institución educativa. Sin embargo, el hecho de trabajar no imposibilita que los individuos asistan a la escuela. Así, de las 5.005 personas que al momento de la encuesta asistían a una institución formal de enseñanza 26% de ellas (1.331 individuos) trabajaban.

183


Determinantes del abandono y de la repetición escolar de los individuos. Evidencias de la Encuesta Integrada de Hogares

Figura 4 Razones de inasistencia a una Institución de Enseñanza. Individuos con edad de 12 a 19 años con escolaridad positiva.

En la Encuesta Integrada de Hogares 2000-2001, más específicamente la pregunta 9 de la Sección 3: Educación, indaga sobre las razones por las cuales el individuo no asiste o ha dejado de asistir a una institución de enseñanza formal. La pregunta permite a la persona justificar su inasistencia tanto por razones económicas como por otras razones. La Figura 4 presenta, para la muestra de 7.061 individuos considerados en este estudio, un resumen de las respuestas de los mismos. Puede verse que las razones económicas justifican la mayor parte de la inasistencia de los individuos a una institución de enseñanza. Así, el 38,8% no posee suficientes recursos para continuar sus estudios, el 12,7% menciona que deben trabajar y el 2,3% indica que los materiales son muy costosos. Esto hace un total de 53,8% de las respuestas. Entre las principales razones no económicas de la inasistencia escolar se encuentran: el individuo no quiere estudiar (18,3%), no existe una escuela cercana (7,6%), existen motivos familiares (6,2%) y la persona asiste a enseñanza informal (3,4%). Complementariamente, en la Tabla 1 puede observarse que el abandono escolar aumenta entre los individuos de mayor edad. Así, del total de individuos de 12 años sólo el 6% no asiste a una institución de enseñanza formal. Este porcentaje se incrementa al 28,8% entre las personas de 15 años, al 51,7% entre las de 18 años y llega al 62,2% entre los individuos de 19 años. Una tendencia similar se observa en el porcentaje de individuos trabajando, tanto en la sub-muestra de personas que no asisten a una institución de enseñanza como en la sub-muestra de personas que sí lo hacen. Así, el porcentaje de personas ocupadas es del 19,6% (14,1%) entre los individuos que no asisten (asisten) a la escuela y tienen 12 años. Este porcentaje sube al 57,1% (24,7%) entre las personas del mismo grupo de 14 años y alcanza alrededor del 60% (40%) entre los de mayor edad. Respecto a la repetición escolar, en la 184


Carlos G. Fernández Valdovinos

Tabla 1 puede observarse que el porcentaje de individuos que asisten a una institución de enseñanza y que han repetido algún grado se incrementa del 23,7% para los individuos de 12 años al 38,7% para las personas de 15 años y luego este porcentaje se reduce para ubicarse alrededor del 27% para los individuos de 17 a 19 años. Tabla 1 Porcentajes de asistencia escolar y de ocupación laboral de los individuos. Total de individuos

Individuos que no asisten a una institución de enseñanza

Individuos que asisten a una institución de enseñanza

No asiste a una institución (%)

Ocupado (%)

No ocupado (%)

Ocupado (%)

No ocupado (%)

Repitió algún curso (%)

Edad

Asiste a una institución (%)

12 13 14 15 16 17 18 19

94.0 89.2 81.0 71.2 65.2 61.1 48.3 37.1

6.0 10.8 19.0 28.8 34.8 38.9 51.7 62.2

19.6 38.3 57.1 62.1 59.6 64.5 61.4 54.3

80.4 61.7 42.9 37.9 40.4 35.5 38.6 45.7

14.1 19.6 24.7 28.9 31.4 38.5 34.2 45.1

85.9 80.4 75.3 71.1 68.6 61.5 65.8 54.9

23.7 33.7 36.0 38.7 36.3 27.9 26.1 27.6

En cuanto a las características familiares y socioeconómicas de las personas de ambos grupos, las mismas se presentan en la Tabla 2. En la tabla puede verse, por ejemplo, que la mayor proporción de individuos que no asisten a la escuela no reside en las áreas urbanas. Así, del total de individuos que han abandonado sus estudios, el 54% de los mismos viven en el área rural. Este porcentaje disminuye al 37% en el universo de personas que asisten a una institución educativa. Otra característica de los individuos que no asisten a la escuela es que, en un gran porcentaje, el idioma utilizado en la casa es el guaraní. Así, del total de personas que conforman esta sub-muestra, el 65% de ellas utiliza principalmente el guaraní en la casa, el 13% el guaraní/castellano y el 12% el castellano. Estos porcentajes para las personas que asisten a la escuela son del 49%, 22% y 25%, respectivamente. Por otro lado, la educación del jefe de hogar también pareciera ser importante para explicar la inasistencia escolar de las personas. Considerando la sub-muestra de personas que no asisten a una institución educativa, en el 79% de los casos los jefes de hogar tienen como máximo una educación primaria, 17% una educación secundaria y 4% alcanzan una educación universitaria. Estos porcentajes son del 62%, 28% y 10%, respectivamente, para los individuos que asisten a una institución de enseñanza. Por último, en la tabla puede notarse que la mayor

185


Determinantes del abandono y de la repetición escolar de los individuos. Evidencias de la Encuesta Integrada de Hogares 186

parte de los individuos que no asisten a la escuela pertenecen a familias cuyos ingresos se encuentran entre los más bajos de la población (Quintiles 1 y 2). Así, el 53% del total de estas personas pertenecen a familias que se encuentran en los dos quintiles más pobres de la población encuestada. Este porcentaje es del 41% entre los individuos que asisten normalmente a un instituto de enseñanza. Asimismo, la misma tabla exhibe que, de los individuos que han abandonado sus estudios, el 23% y 17% de los mismos son clasificados como pobres extremos y pobres no extremos, respectivamente16. Tabla 2 Características familiares y socio-económicas de los Individuos. ÁREA DE RESIDENCIA Urbana Rural

Asiste 62.6 37.4

No Asiste 45.8 54.2

Total 57.7 42.3

SEXO DEL INDIVIDUO Mujer Hombre

Asiste 49.3 50.7

No Asiste 49.8 50.2

Total 49.4 50.6

IDIOMA QUE SE HABLA EN LA CASA Guaraní Guaraní/Castellano Castellano Otro idioma

Asiste 49.2 22.2 24.8 3.8

No Asiste 65.5 13.2 12.5 8.8

Total 53.9 19.6 21.2 5.2

SEXO DEL JEFE DE HOGAR Hombre Mujer

Asiste 75.1 24.9

No Asiste 74.9 25.1

Total 75.1 24.9

NIVEL EDUCACIONAL DEL JEFE DE HOGAR Sin Educación Educación Primaria Educación Secundaria Educación Universitaria

Asiste 4.8 57.7 27.7 9.9

No Asiste 9.9 69.5 16.7 3.9

Total 6.6 61.7 23.9 7.8

NIVEL DE POBREZA Pobre Extremo Pobre No Extremo No Pobre

Asiste 13.6 17.4 69.0

No Asiste 23.1 17.3 59.6

Total 16.4 17.4 66.3

INGRESO FAMILIAR POR QUINTILES 1 2 3 4 5

Asiste 19.3 22.0 20.1 19.8 18.9

No Asiste 29.2 24.2 18.3 15.4 12.9

Total 22.2 22.6 19.6 18.5 17.1

16 Esto es muy preocupante ya que si los individuos más pobres, los de menores ingresos en el presente, son aquellos que más fácilmente abandonan la escuela, el ingreso futuro de estas personas será (muy probablemente) igualmente bajo. Con esto se crea un circulo vicioso en el que la pobreza en el presente se traduce en una menor educación para el individuo y en pobreza en el futuro para el mismo. Se perpetúa así la condición de indigente de las personas.


En esta sección se utilizan métodos econométricos, usualmente aplicados con datos microeconómicos, para contestar algunas cuestiones relevantes del tema objeto de estudio en este trabajo. Más específicamente, en esta sección se estiman las ecuaciones de probabilidades de que los individuos abandonen sus estudios. Al respecto, en las ecuaciones a ser estimadas la variable dependiente toma únicamente dos valores: 1 si el individuo asiste a una institución de enseñanza formal y 0 si no lo hace. Los parámetros de las variables explicativas se estiman a través de un modelo logit (o alternativamente probit), utilizando el método de máximo de verosimilitud para obtener la probabilidad de que cada individuo asista o no a una institución de enseñanza formal17.

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5. Estimaciones econométricas

El análisis logit (o probit) es una técnica que es apropiada cuando la variable dependiente es categórica y está restringida en su forma básica a dos grupos. En nuestro caso los grupos son aquellos que no han abandonado la educación formal y aquellos que sí lo han hecho (i.e. “éxito” y “no éxito”). El procedimiento que calcula los coeficientes compara la probabilidad de ocurrencia de un evento con la probabilidad de que no ocurra. Esto puede expresarse como:

Préxito B +B X +.......B X =e Prno éxito 0

1

1

n

n

Trasformaciones algebraicas permiten escribir la misma igualdad como:

Préxito =

17 Complementariamente, se analizan los elementos que influyen en la probabilidad de que una persona repita de grado. En este caso la variable dependiente toma el valor 1 si el individuo que asiste a una institución de enseñanza ha repetido algún grado y 0 si no lo hizo. 18 Para un tratamiento más detallado de los modelos logit y probit ver Greene (1993).

e B +B X +.......B X 1+e B +B X +.......B X 0

l

0

l

1 1

n

n

n n

A partir de esta expresión puede calcularse la incidencia que tiene un cambio en los valores de las variables independientes X1,..........,Xn sobre la probabilidad de “éxito” de la variable dependiente. Los coeficientes estimados (B0, B1,.....,Bn) son las medidas de los cambios en el ratio de probabilidades. La interpretación de cada uno de los coeficientes es intuitiva, ya que un coeficiente positivo implica que la variable aumenta la probabilidad de “éxito” y un coeficiente negativo la disminuye18. Como mencionado anteriormente, para la estimación del vector de parámetros se utilizó la función de máxima verosimilitud de la muestra utilizada en el estudio. En los modelos, la teoría económica y la literatura existente sobre el tópico han guiado para la selección de las variables a ser incluidas como determinantes de la probabilidad de que un 187


Determinantes del abandono y de la repetición escolar de los individuos. Evidencias de la Encuesta Integrada de Hogares

individuo asista a la escuela. La Tabla 3 presenta una descripción de las variables explicativas utilizadas en las regresiones, mientras que los resultados empíricos se presentan en las Tablas 4 y 519. Para cada uno de los modelos se realizaron tres estimaciones: la primera contiene el total de individuos de la muestra (7.061 personas), la segunda sólo aquellos individuos que viven en el área urbana (4.075 personas) y la tercera sólo aquellas personas que residen en el área rural (2.986 personas). Tabla 3 Lista de variables utilizadas en las regresiones Nombre

Código en la Encuesta de Hogares

Descripción

ASISTE

EO7, asiste actualmente a una institución de enseñanza formal.

Dummy, igual a 1 si el individuo asiste actualmente a una institución de enseñanza formal.

SEXO

P05, sexo del individuo encuestado.

Dummy, igual a 1 si el individuo es hombre.

EDAD

P02, edad del miembro del hogar.

Edad del individuo.

DGUARANI

ED01, idioma que habla en la casa la mayor parte del tiempo.

Dummy, igual a 1 si el idioma utilizado en la casa es el Guaraní.

RURAL

Área de residencia del individuo.

Dummy, igual a 1 si el individuo vive en zona rural.

ESTUJEFE

ED43, nivel y grado mas alto que aprobó el jefe de hogar.

Años de estudio del jefe de hogar.

JEFEMUJ

P05, sexo del jefe de hogar.

Dummy, igual a 1 si el jefe de hogar es mujer.

QUINTIPO

QUINTILI, quintiles del ingreso familiar per cápita deflactado geográficamente.

Dummy, igual a 1 si la familia del individuo posee ingresos que se encuentra en los dos quintiles más bajos de la distribución.

HORA

B06, horas que trabaja normalmente en a semana en esta ocupación.

Números de horas trabajadas por el individuo.

OCUPADO

PEAD, actividad económica desagregada

Dummy, igual a 1 si el individuo trabaja.

REPIT

ED15, ha repetido algún grado o curso de la primaria o secundaria.

Dummy, igual a 1 si el individuo ha repetido algún grado o curso.

En las Tablas 4 y 5, la primera columna presenta los resultados de las estimaciones econométricas cuando se utiliza la totalidad de los individuos de la muestra, mientras que en las dos últimas columnas las muestras son seleccionadas considerando el lugar de residencia del individuo. En los distintos modelos presentados, la variable dependiente es una variable dummy que toma el valor 1 en caso de que el 188

19 La primera de ellas contiene las estimaciones realizadas utilizando un modelo probit y la segunda empleando un modelo logit.


Carlos G. Fernández Valdovinos

individuo asista a una institución de enseñanza. Puede observarse que existen factores o variables que afectan, cualitativamente, de la misma manera el comportamiento del individuo, sin importar su zona de residencia. Por ejemplo, cuanto mayor es la edad del individuo menor es la probabilidad de que el mismo asista a la escuela. Igualmente, las estimaciones indican la existencia de una asociación positiva entre los años de estudios del jefe de hogar y la probabilidad de que el individuo asista a la escuela. Esta correlación positiva se observa además con respecto al ingreso familiar y al sexo del individuo. Así, si la familia del individuo posee ingresos que se encuentran entre los dos quintiles más bajos de la distribución se reduce la probabilidad de que el mismo participe de actividades educativas. Por su parte, si el individuo es hombre existe una mayor probabilidad que el mismo asista a una institución de enseñanza20. Una hipótesis que se corrobora en el presente estudio es que las actividades laborales son perjudiciales al enrolamiento escolar de las personas. Así, los resultados muestran que el hecho de que el individuo se encuentre trabajando (o alternativamente, el número de horas trabajadas por la persona) está negativamente relacionado con la asistencia del mismo a una institución formal de enseñanza. Este resultado se verifica asimismo en un sinnúmero de otros países y está acorde al modelo presentado en la sección anterior, donde el individuo debe distribuir su escaso tiempo disponible entre trabajar y asistir a la escuela. Por otro lado, el sexo del individuo jefe de hogar pareciera no ser importante para explicar la asistencia escolar de las personas ya que el coeficiente de esta variable no es estadísticamente significativa en los diferentes modelos estimados.

20 Debe resaltarse que en la columna 1 de las mencionadas tablas, donde se presentan las estimaciones realizadas utilizando el total de individuos de la muestra, se observa que existe una mayor probabilidad de que la persona no asista a la escuela si el mismo reside en una zona rural.

Debe mencionarse que existen algunas heterogeneidades en la manera en que ciertas variables influyen en las decisiones de los individuos. Estos efectos dependen si las personas viven en la zona rural o urbana. Por ejemplo, para las personas que viven en una zona urbana, el hecho de que el idioma utilizado en la casa sea el guaraní disminuye la probabilidad que el mismo asista a la escuela. Lo contrario ocurre con los individuos que residen en las zonas rurales del país. También se observan diferencias en la magnitud del efecto de las diferentes variables explicativas. Por ejemplo, de acuerdo a las estimaciones el coeficiente de los años de estudios del jefe de hogar es casi el doble para las personas que residen en el área rural. Lo mismo podría decirse con respecto al sexo del individuo y al coeficiente de las horas trabajadas por la persona. No obstante, los coeficientes del ingreso familiar y de la edad del individuo son comparativamente menores en la muestra de individuos que viven en la zona rural.

189


Determinantes del abandono y de la repetición escolar de los individuos. Evidencias de la Encuesta Integrada de Hogares

Tabla 4 Resultados Empíricos Variable Dependiente: ASISTE Modelo Probit Variables EDAD

-0,26407 (-28,8573)

TOTAL -0,27334 (-30,4327)

-0,28422 (-21,4959)

URBANA -0,29090 (-22,3159)

-0,24461 (-18,9751)

RURAL -0,25999 (-20,7146)

SEXO

0,306649 (7,991132)

0,270559 (7,155544)

0,225872 (4,383059)

0,220806 (4,330949)

0,434953 (7,165796)

0,313301 (5,420578)

DGUARANI

-0,1103 (-2,42105)

-0,12885 (-2,88557)

-0,30718 (-5,33597)

-0,33473 (-5,90571)

0,192321 (2,700867)

0,188601 (2,710437)

RURAL

-0,32301 (-7,37307)

-0,28003 (-6,48209)

ESTUJEFE

0,053475 (9,457048)

0,052632 (9,450719)

0,037591 (5,622162)

0,036351 (5,477023)

0,078615 (7,122119)

0,079914 (7,446153)

JEFEMUJ

-0,01711 (-0,39941)

-0,01125 (-0,26784)

-0,03982 (-0,72081)

-0,03458 (-0,63305)

0,003467 (0,049874)

0,02003 (0,295759)

QUINTIPO

-0,27229 (-6,41705)

-0,23885 (-5,74375)

-0,34131 (-5,64582)

-0,30369 (-5,09347)

-0,21507 (-3,57802)

-0,19920 (-3,40363)

HORA

-0,0183 (-21,1282) -0,60931 (-15,7817)

OCUPADO

CONSTANTE

N

-0,01663 (-15,169) -0,64478 (-12,2407)

-0,59659 (-10,2331)

4,896713 (30,99862)

4,988797 (32,12703)

5,446748 (24,02333)

5,532189 (24,70235)

3,880552 (17,77452)

4,074532 (19,22731)

7.061

7.061

4.075

4.075

2.986

2.986

Números entre paréntesis son QML (Huber/White) standard errors.

190

-0,02211 (-14,5012)


Carlos G. Fernández Valdovinos

Tabla 5 Resultados Empíricos Variable Dependiente: ASISTE Modelo Logit Variables EDAD

-0,45554 (-27,9986)

TOTAL -0,4702 (-29,5478)

-0,50286 (-20,888)

URBANA -0,51312 (-21,6913)

-0,41449 (-18,5165)

RURAL -0,43712 (-20,0945)

SEXO

0,54252 (8,003712)

0,466306 (7,074236)

0,399201 (4,345421)

0,378666 (4,197815)

0,777597 (7,262195)

0,546544 (5,538675)

DGUARANI

-0,18271 (-2,30387)

-0,21493 (-2,78596)

-0,53195 (-5,2548)

-0,57672 (-5,82241)

0,33509 (2,791998)

0,320626 (2,751465)

RURAL

-0,54742 (-7,18312)

-0,4705 (-6,30275)

ESTUJEFE

0,092275 (9,192033)

0,090198 (9,175826)

0,064254 (5,3755)

0,061764 (5,240868)

0,135474 (7,113488)

0,136282 (7,445949)

JEFEMUJ

-0,03033 (-0,40545)

-0,01631 (-0,22451)

-0,06239 (-0,63909)

-0,05107 (-0,53282)

-0,00491 (-0,04106)

0,030906 (0,269154)

QUINTIPO

-0,48118 (-6,49778)

-0,42016 (-5,83142)

-0,60919 (-5,69301)

-0,53804 (-5,12058)

-0,3721 (-3,61877)

-0,34426 (-3,46925)

HORA

-0,03107 (-20,5951) -1,03339 (-15,5018)

OCUPADO

CONSTANTE

-0,02814 (-14,6955)

-0,03808 (-14,1381) -1,08792 (-11,7918)

-1,02541 (-10,3609)

8,416695 (29,66518)

8,557769 (30,68302)

9,586545 (23,00134)

9,716451 (23,61758)

6,55867 (17,28157)

6,848889 (18,64613)

7.061

7.061

4.075

4.075

2.986

2.986

N

Números entre paréntesis son QML (Huber/White) standard errors.

21 En la sección de Educación de la Encuesta de Hogares, la pregunta ED15 permite identificar aquellos individuos que alguna vez han repetido de grado.

En cuanto a la probabilidad de que un individuo repita de grado, los resultados son presentados en la Tabla 6. Estos resultados se basan en estimaciones realizadas utilizando la muestra de individuos que asisten a una institución de enseñanza (5.004 personas), de los cuales el 32% (1.601 personas) ha repetido de grado alguna vez21. En los modelos estimados, la variable dependiente es una variable dummy que toma el valor 1 en caso de que el individuo haya recursado algún grado. En la Tabla 6 puede verse que la probabilidad de repetir de grado disminuye 191


Determinantes del abandono y de la repetición escolar de los individuos. Evidencias de la Encuesta Integrada de Hogares

con la edad de la persona y con los años de estudios del individuo jefe de hogar. Por tanto, padres más preparados académicamente ayudan a mejorar el desempeño escolar de sus hijos. Este resultado es intuitivo ya que parte del aprendizaje de los niños se realiza en sus hogares. Un resultado llamativo es que individuos que pertenecen a los estratos más pobres de la población tienen un mejor desempeño escolar (i.e. menor probabilidad de repetir de grado). Contrariamente, esta probabilidad se incrementa si el individuo es hombre y si el idioma utilizado en la casa es el guaraní. Es decir, el hecho de que el idioma utilizado en la familia sea distinto al lenguaje utilizado generalmente para la enseñanza (español) afecta negativamente el desempeño académico de las personas. Por otro lado, puede verificarse nuevamente en los resultados que las actividades laborales son perjudiciales al rendimiento escolar de las personas. Efectivamente, las estimaciones muestran que la probabilidad de repetir de grado aumenta si el individuo se encuentra trabajando (o alternativamente, si es mayor el número de horas trabajadas por la persona). Por último, en la tabla puede verse que los coeficientes de las variables dummies, que indican si el individuo reside en zonas rurales y si el jefe de hogar es mujer, no son estadísticamente significativas. Por ende, estos factores no afectan el desempeño escolar de las personas. Tabla 6 Resultados Empíricos Variable Dependiente: REPIT Modelos Probit y Logit Variables EDAD SEXO DGUARANI RURAL ESTUJEFE JEFEMUJ QUINTIPO HORA

-0.03372 (-3.53523) 0.224478 (5.777629) 0.10792 (2.223136) -0.02399 (-0.51379) -0.04276 (-7.41636) 0.047208 (1.047041) -0.10849 (-6.26688) 0.004593 (3.859891)

OCUPADO CONSTANTE N

192

0.382316 (2.517873) 5004

PROBIT -0.03298 (-3.47414) 0.218561 (5.582878) 0.111563 (2.298563) -0.03372 (-0.72138) -0.04249 (-7.3699) 0.047417 (1.052073) -0.10694 (-6.18324)

0.174887 (3.855884) 0.364749 (2.41267) 5004

-0.06005 (-3.72649) 0.373048 (5.753066) 0.175585 (2.175196) -0.04279 (-0.55614) -0.07203 (-7.36402) 0.075855 (1.011935) -0.17958 (-6.22864) 0.007367 (3.710943)

0.715184 (2.799256) 5004

LOGIT -0.05895 (-3.67662) 0.363419 (5.563989) 0.181202 (2.245196) -0.05861 (-0.76125) -0.07169 (-7.33571) 0.076023 (1.015135) -0.17712 (-6.15211)

0.281718 (3.750298) 0.688498 (2.706839) 5004

Números entre paréntesis son QML (Huber/White) standard errors.


La repetición de grados y el abandono escolar son fenómenos recurrentes en la mayor parte de los países en desarrollo. Los países de América Latina, incluyendo el Paraguay, no son la excepción: en nuestros países la asistencia regular y continua a instituciones formales de enseñanza de los individuos en edad escolar es rara. A su vez, el bajo nivel de escolaridad de la población tiene importantes consecuencias económicas y sociales. Por ejemplo, ha sido comprobado empíricamente que el capital humano de la fuerza laboral es uno de los factores que más influyen en la tasa de crecimiento económico de los países y que los años de educación son un factor determinante de los ingresos laborales de las personas. Por tanto, se reconoce que una mayor educación promedio de la población será un factor clave para lograr una reducción de los altos niveles de pobreza y de desigualdad que se observan en nuestros países.

Carlos G. Fernández Valdovinos

6. Conclusiones

Este trabajo ha realizado una investigación empírica sobre las causas del abandono y de la repetición escolar en Paraguay. En el mismo se consideraron las características familiares y socio-económicas de los individuos y se encontró que ciertos sectores de la población poseen una mayor probabilidad de ser afectados. Por ejemplo, los individuos que residen en áreas rurales o en cuyas casas el idioma usualmente utilizado es el guaraní son más propensos de ser perjudicados por estos fenómenos. Por tanto, la implementación de la educación bilingüe es una medida de política válida para mejorar el rendimiento escolar de este grupo de personas. De la misma manera, la probabilidad de abandonar los estudios y de repetir de grado disminuyen con los años de estudios de la persona jefe de hogar. Es decir, padres más preparados académicamente ayudan a su vez a mejorar el desempeño escolar de sus hijos. En cuanto al trabajo infantil, las estimaciones muestran que el mismo disminuye el aprovechamiento escolar de las personas, incrementando la probabilidad de que las mismas abandonen sus estudios o repitan de grado. Sin embargo, la relación entre el trabajo infantil y el desempeño escolar es compleja. Es cierto que el trabajo distrae un valioso tiempo de los niños, el cual podría ser utilizado para perfeccionar el aprendizaje. Sin embargo, en muchos casos los ingresos generados con estas tareas son fundamentales para que la familia financie parte de los gastos de la educación de los niños y, sin estos ingresos, los hijos no asistirían de todas maneras a la escuela. Por tanto, la prohibición total de que menores trabajen no necesariamente sería una buena política, principalmente si antes no se mejora la condición económica de las familias. Por último, este estudio encuentra que niños de familias menos pudientes (i.e. que pertenecen a los estratos más pobres de la pobla193


Determinantes del abandono y de la repetición escolar de los individuos. Evidencias de la Encuesta Integrada de Hogares 194

ción) tienen una mayor probabilidad de abandonar sus estudios. Como mencionado, este resultado podría implicar que la situación de pobreza de los individuos se perpetúa en el tiempo. Esto debido a que las personas más pobres, las de menores ingresos en el presente, son aquellos que más fácilmente abandonan sus estudios. A su vez, el ingreso futuro de estos individuos estará (muy probablemente) entre los más bajos de la población, debido al reducido nivel de capital humano de estas personas. Se crea así un circulo vicioso en el que la pobreza en el presente se traduce en una menor educación para el individuo y en pobreza en el futuro para el mismo. A fines del año 2003, el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita del Paraguay se encuentra entre los más bajos de América Latina, no alcanzando los mil dólares. Al mismo tiempo, los niveles de pobreza alcanzan niveles sólo superados por unos pocos países de la región. Evidentemente que, para mejorar las condiciones de vida de su población, el Paraguay necesita con urgencia crear las condiciones para lograr un crecimiento económico más vigoroso y sostenible. Si bien la tasa anual de crecimiento económico de los países depende de una serie de factores, no es posible pensar en cambiar nuestro frágil desempeño económico anual sin un aumento de la calidad del capital humano de la fuerza laboral. Para ello será fundamental optimizar la gestión del sector público, principalmente en lo que se refiere al gasto público en salud y educación. Igualmente importante será que las políticas implementadas permitan mejorar el desempeño académico de los individuos, disminuyendo los altos niveles de abandono y repetición escolar actualmente observados. Al respecto, los resultados empíricos presentados en esta investigación podrían ser de suma utilidad para un mejor entendimiento de ambos fenómenos y para el diseño de políticas específicas que coadyuven a reducirlos.


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Carlos G. Fernández Valdovinos

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Carlos G. Fernández Valdovinos

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197


198

Determinantes del abandono y de la repeticiรณn escolar de los individuos. Evidencias de la Encuesta Integrada de Hogares


Diego José Lovera / Oscar Llamosas / Ramón Ramírez

Escolaridad y trabajo infantil en Paraguay: 1997 - 2001. Evolución y principales determinantes. Diego José Lovera Oscar Llamosas Ramón Ramírez 199 199


Escolaridad y trabajo infantil en Paraguay: 1997 - 2001. Evolución y principales determinantes

DIEGO JOSE LOVERA es Economista, por la Universidad Autónoma de Asunción y Magíster en Economía por la Universidad Nacional de Tucumán (Argentina). Es profesor de Microeconomía en la Universidad Autónoma de Asunción. OSCAR LLAMOSAS DIAZ es Economista por la Universidad Nacional de Asunción y Magíster en Economía por la Universidad Nacional de Tucumán (Argentina). RAMÓN RAMÍREZ es Economista por la Universidad Nacional de Asunción y Magíster en Economía por la Universidad Nacional de Tucumán (Argentina).

200


En los últimos años, a nivel mundial y regional, el trabajo infantil es un fenómeno creciente. Según las estimaciones de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), en el año 2000, en el mundo, 351,7 millones de niños y niñas de 5 a 17 años realizaban algún tipo de actividad económica, de los cuales 178,9 millones se dedicaban al trabajo infantil en condiciones peligrosas (con inclusión de sus peores formas). Las estimaciones disponibles sobre la participación de los niños y niñas en las formas incuestionablemente peores de trabajo infantil, arrojan un total global de al menos 8,4 millones de niños y niñas. Se considera que la mayoría (dos tercios del total) está atrapada en formas de trabajo forzoso y en condiciones de servidumbre, y que aproximadamente una quinta parte, alrededor de 2 millones de niños y niñas, son explotados en la prostitución y la pornografía1.

Diego José Lovera / Oscar Llamosas / Ramón Ramírez

1. Introducción

En lo que respecta a las estimaciones regionales, específicamente en América Latina, al menos 20 millones de niños y niñas están económicamente activos, lo que significa que 1 de cada 5 niños y niñas trabajan, caracterizados por una serie de rasgos distintivos y comunes como ser; el 90% de ellos realizan actividades en el ámbito de la informalidad, la participación laboral infantil se ha igualado notablemente entre los sectores rural y urbano, y la brecha por género tiende a una proporción similar si tomamos en cuenta el trabajo infantil domestico2. En el Paraguay, según cifras publicadas por la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC), en base a los datos de la Encuesta Integrada de Hogares (EIH) realizada en los años 2000/01, la Población Económicamente Activa (PEA) asciende a aproximadamente 2,6 millones, de estos casi el 11,8% está comprendido en el rango de edad de 10 a 17 años y están realizando alguna actividad en el mercado laboral, de los cuales el 40% no asiste a ninguna institución educativa formal.

1 A Future without child labour. Global Report. Internacional Labour Conference 90th session 2002. 2 Plan Sub-Regional para la erradicación del Trabajo Infantil en los países del MERCOSUR y Chile. Diciembre 2001. Sistema de Información Regional sobre Trabajo Infantil. OIT-IPEC. 3 Erradicar las peores formas de trabajo infantil: Guía para implementar el Convenio N° 182 de la OIT. Oficina Internacional del Trabajo. 2002.

Existen varias definiciones sobre trabajo infantil. La OIT la define como cualquier trabajo que es física, mental, social o moralmente perjudicial o dañino para el niño/a e interfiere en su escolarización, privándole de la oportunidad de ir a la escuela, obligándolo a abandonar prematuramente las aulas o exigiendo que intente combinar la asistencia a la escuela con largas jornadas de trabajo pesado. Las peores formas de trabajo infantil se definen como aquellas que esclavizan al niño, lo separan de su familia, lo exponen a graves peligros y enfermedades, o lo dejan abandonados a su suerte en las calles de las grandes ciudades3. La definición utilizada en este trabajo, sigue la establecida por la DGEEC, en la que trabajo infantil es toda actividad económica, productiva y de servicios, realizada por niños/as de 5 a 17 años de edad, sea

201


Escolaridad y trabajo infantil en Paraguay: 1997 - 2001. Evolución y principales determinantes

ésta remunerada (retribución en dinero o en especie) o no remunerada. Se considera trabajo infantil, a una o más actividades económicas que realiza toda niña o niño de 5 a 17 años de edad, durante un mínimo de 2 horas al día o por lo menos 14 horas a la semana. La importancia del análisis del trabajo infantil radica en los efectos negativos que el mismo puede tener sobre la niñez. Al respecto, Psacharopuolos (1997) analiza el problema de cómo la temprana participación en la fuerza laboral puede perjudicar a la acumulación de capital humano del niño/a en términos de reducir los logros educacionales, señalando que el problema del trabajo infantil es importante por dos razones; en el corto plazo, personas muy jóvenes hacen trabajos manuales mas allá de su capacidad física o de su deseo de hacerlo, y en el largo plazo la desventaja del niño trabajador en su formación de capital humano, con las correspondientes consecuencias sobre su futuro. Por otro lado, existe un consenso en la literatura económica de que uno de los factores principales sobre los cuales se encuentra sustentado el crecimiento económico, el desarrollo social y la disminución de las inequidades distributivas, lo constituye el fortalecimiento de la acumulación del capital humano. Lucas (1998) acentuó la importancia cuantitativa de la inversión en capital humano para el crecimiento económico. Construyó un modelo de crecimiento endógeno con dos sectores, en uno de los cuales la producción final se obtiene mediante la combinación de capital físico y humano, y en el otro sector, la producción y acumulación de capital humano se hace ex profeso a partir del capital físico y humano, argumentando que el principal “inputs” en la producción de capital humano es el tiempo empleado por los estudiantes en su educación. Es en este proceso de acumulación donde se produce la interrelación entre el trabajo y la escolaridad con el crecimiento económico de un país. El marco teórico más usualmente utilizado en la mayoría de los trabajos empíricos sobre la materia, siguen al seminal trabajo de Becker (1965) sobre la asignación de tiempo por parte de las familias. En este modelo, las familias toman decisiones conjuntas sobre cuantos hijos tener y como asignar el tiempo de los miembros de la familia, incluyendo a los niños/as, entre el mercado laboral, la producción familiar y la escolaridad. La literatura empírica ha testeado varias formulaciones de este modelo, la mayoría relacionando al trabajo infantil con la fertilidad, la asistencia escolar y el ingreso familiar. Este trabajo investiga el fenómeno del trabajo infantil en conjunción con la asistencia escolar de la niñez en Paraguay, analizando el problema desde un ámbito familiar y resaltando sus características económicas y sociodemográficas. Para ello, primeramente se analiza el comportamiento de ciertas variables que se consideran relevantes, mediante un estudio comparativo realizado en base a los datos de las Encuestas Integradas de Hogares (EIH) de los años 1997/1998 y 2000/ 2001 y la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del año 1999.

202


La sección 2 de la investigación describe la fuente de datos, en la sección siguiente se describe el comportamiento y la evolución del trabajo infantil y la participación escolar en el Paraguay, en base a los datos de las encuestas utilizadas. En la Sección 4, se presenta el modelo econométrico utilizado para determinar la probabilidad conjunta y el “trade-off” entre el trabajo y la escolaridad, que enfrenta un niño o una niña en el Paraguay, resultante de sus características sociodemográficas y económicas, a nivel individual y familiar. La Sección 5 discute los resultados del modelo econométrico, comparándolos con resultados de investigaciones similares. En la Sección final se presentan las conclusiones y algunas recomendaciones de política con referencia a esta problemática.

Diego José Lovera / Oscar Llamosas / Ramón Ramírez

Posteriormente, en base a los datos de la EIH 2000/01, utilizando un modelo econométrico probit-bivariable, se identifican los principales determinantes del trabajo infantil y la asistencia escolar de los niños/ as de 5 a 17 años. La elección particular del método de estimación, que sigue al trabajo realizado por Canagarajah-Coulombe (1998)4, se debe a que la misma permite analizar el proceso de toma de decisiones del niño/a, tratando las posibilidades de asistencia escolar y trabajo, como dos elecciones interdependientes.

2. Datos El presente estudio se efectúa sobre la base de la Encuesta Permanente de Hogares del año 1999 (en adelante EPH99) y las Encuestas Integradas de Hogares de 1997/1998 (EIH97) y de 2000/2001 (EIH01), realizadas por la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC). Los datos de las encuestas de hogares, capturan la mayoría de las informaciones sociodemográficas y económicas referentes a niños y niñas, las cuales pueden ser tratadas como base confiable para el análisis. El hecho de que los datos utilizados provienen de encuestas realizadas a las familias, no sesga la muestra y hace al conjunto de datos más robustos.

4 Quienes utilizaron esta metodología en un estudio similar para la niñez en Ghana, realizado para el Banco Mundial. 5 Las Encuestas Integradas y Permanente de Hogares cubren las áreas urbanas y rurales de todo el país, excluyendo los departamentos de Alto Paraguay y Boquerón, cuyas poblaciones representan menos del 2% de la población total del país.

Estas encuestas proporcionan información oficial y a nivel nacional5 sobre las actividades de los niños y las niñas, específicamente si ellos asistieron a la escuela y/o realizaron algún tipo de trabajo en los últimos 7 días, lo que permite dividir sus actividades en cuatro grupos: sólo trabaja, sólo estudia, trabaja y estudia y ninguna de estas actividades. Esta información está disponible para todos los individuos de 10 años y más. El tamaño de las muestras y sus categorizaciones son dadas en la Tabla 1, en la cual podemos ver que el número de individuos en cada encuesta se encuentra entre 20.664 y 37.437, mientras que los individuos objeto de estudio (niñez de 10 a 17 años) está entre 4.185 y 7.502

203


Escolaridad y trabajo infantil en Paraguay: 1997 - 2001. Evolución y principales determinantes

individuos. En cada una de las muestras, los individuos que residen en las áreas rurales y urbanas, en promedio, se encuentran equitativamente distribuidos (48% en áreas rurales y 52% en áreas urbanas). Tabla 1 Tamaño de las muestras de las encuestas.

Número de individuos Cantidad de viviendas N° de individuos entre 10 y 17 años N° de individuos entre 10 y 17 años en área urbana N° de individuos entre 10 y 17 años en área rural

EIH 1997/98 20,664 4,353 4,185 1,878 2,307

EPH 1999 24,193 5,101 4,920 2,795 2,125

EIH 2000/01 37,437 8,131 7,502 4,035 3,467

Elaboración propia, con datos de la DGEEC.

En estas encuestas, los periodos de recolección de datos fueron distintos, la EIH97 se realizó de agosto/97 a julio/98, la EPH99, de septiembre a diciembre del mismo año y la EIH01 de septiembre/00 a agosto/01. Se considera importante señalar que esta diferencia en los periodos de recolección de los datos, podría tener alguna incidencia en los resultados obtenidos de la comparación entre las mismas. Asimismo, corresponde puntualizar que en la EIH01 se incluyó un módulo especial sobre trabajo infantil, que incorpora información de niños y niñas de 5 a 9 años de edad. En consecuencia, para los niños de 10 a 17 años se utilizan datos de todo el periodo cubierto por la encuesta y para el módulo especial de la niñez, se utilizan datos recolectados durante los primeros tres meses de la EIH01. En el estudio comparativo entre las encuestas, el rango de edad utilizado es de 10 a 17 años, debido a que las encuestas anteriores a la EIH01 incorporan información de trabajo infantil sólo para este rango de edad. Sin embargo, es importante señalar que los resultados obtenidos en este análisis posibilitan inferir sobre toda la problemática infantil, principalmente en lo relacionado al trabajo infantil, dada la proporción poco significativa de niños que trabajan en el rango de edad de 5 a 9 años6. Para el análisis econométrico de los determinantes del trabajo y la escolaridad infantil, se utilizan los datos de la EIH01 con su módulo especial sobre niñez, que contiene un amplio conjunto de información sobre la niñez de 5 a 17 años y sobre su familia, lo cual posibilita testear la hipótesis de si la pobreza es el principal determinante, tanto del trabajo infantil como de la asistencia escolar, entre otros determinantes.

204

6 La proporción de niños y niñas que trabajan en este rango de edad es del 2,9%, según datos de la DGEEC en su Informe sobre Trabajo Infantil-EIH 2000/01 (2002).


En el año 2001, cerca de 25,7% de niños y niñas, en edades comprendidas entre 10 a 17 años, estaban involucrados en alguna actividad laboral en el Paraguay, esta cantidad a nivel nacional corresponde a 286.829 niños/as. Sin embargo, las tasas de trabajo infantil cambiaron de 24,2% en el año 1997 a 20,7% en el año 1999, y a 25,7% en el año 2001. En lo referente a la asistencia escolar, en el año 2001 la tasa de participación escolar de la niñez fue del 81,8%, de los cuales el 15,3% también desarrollaba alguna actividad laboral. En los periodos analizados, estos porcentajes fueron de 80,3% y 13,3% en el año 1997 y de 81,1% y 11,3% en el año 1999, respectivamente.

Diego José Lovera / Oscar Llamosas / Ramón Ramírez

3. Evolución del Trabajo Infantil y Escolaridad: Análisis comparativo.

Si bien los porcentajes de trabajo infantil crecieron levemente entre los años 1997 y 2001, también hubo un pequeño aumento en la asistencia escolar durante este periodo. Esto indica una tendencia positiva en las tasas de participación escolar, a pesar de la existencia del trabajo infantil. Sin embargo, no deberíamos conformarnos con estos resultados, considerando que cerca de un quinto de la niñez en edad escolar no asistió a la escuela en el año 2001.

Las tablas 2.A, 2.B, 2.C y 2.D nos proporcionan información acerca del perfil típico del niño y de la niña trabajadora en el Paraguay. Tabla 2.A Perfil típico de niños y niñas trabajadores de 10-17 años. Área de Residencia Edad promedio de la población ocupada: 10 a 17 años

Composición de niño/a trabajador: 10 a 17 años.

Niños

Niñas

1997

1999

2001

1997

1999

2001

Urbana Rural Total País

14.4 14.4 14.4

14.9 14.6 14.6

14.8 14.6 14.7

15.2 14.8 15.0

15.2 14.6 15.0

14.9 14.6 14.8

Urbana Rural Total País

24.5 43.1 67.6

21.2 49.6 70.8

23.7 48.4 72.1

19.7 12.7 32.4

15.0 14.3 29.3

14.1 13.8 27.9

Elaboración propia, con datos de la DGEEC.

205


Escolaridad y trabajo infantil en Paraguay: 1997 - 2001. Evolución y principales determinantes

En la tabla 2.A se observa que la edad promedio de inserción al mercado laboral, de la niñez de 10 a 17 años de edad, es similar entre los periodos de análisis. Sin embargo, en las áreas rurales estos promedios son levemente inferiores a las áreas urbanas. Con respecto a la participación en el mercado laboral, los niños tienen en promedio una tasa del 70,2%, muy superior al de las niñas, con sólo el 29,8%. Analizando el comportamiento entre encuestas, se observa una tendencia creciente en la participación de los niños, contrariamente a lo que ocurre con la participación de las niñas. En las áreas urbanas, la participación de los niños en el mercado laboral es en promedio 23,1%, muy inferior al de las áreas rurales, con un comportamiento variable en el periodo de análisis. Sin embargo, la participación de las niñas en el sector urbano es en promedio 15,6%, la cual es superior al de las áreas rurales. En la tabla 2.A se puede observar además, que el promedio de participación en la fuerza laboral de los niños y niñas en el área urbana es del 39,4% y en las áreas rurales es del 60,6%, lo que denota una mayor concentración de trabajo infantil (de 10 a 17 años) en las áreas rurales, explicado principalmente por la alta tasa de participación laboral de la niñez en el sector agropecuario. Analizando el comportamiento de esta variable, la participación del trabajo infantil en las áreas rurales tuvo un crecimiento del 8% entre los años 1997 y 1999, apreciándose una leve disminución del 1,6% para el año 2001. De manera a tener una visión más clara acerca de la relevancia del trabajo infantil dentro de la economía del país, es importante analizar la proporción que representa la niñez trabajadora dentro de la fuerza laboral. En la Tabla 2.B se aprecia que en promedio, durante el periodo 1997-2001, el 11,5% de la población económicamente activa ocupada son niños y niñas, observándose un comportamiento levemente irregular entre los periodos. Al analizar la composición por sexo, se observa una mayor participación de los niños dentro de la fuerza laboral, con una tasa promedio del 12,7%, y las niñas con una tasa promedio del 9,4%. Tabla 2.B Perfil típico de niños y niñas trabajadores de 10-17 años.

Proporción de niños trabajadores en la fuerza laboral (PEA ocupada) Horas Promedios de Actividad Laboral por semana Elaboración propia, con datos de la DGEEC

206

1997 12.1

38.1

Total País 1999 2001 10.6 11.9

37.0

40.0

1997 12.6

Niños 1999 11.8

2001 13.9

1997 11.1

Niñas 1999 8.5

2001 8.7

36.2

37.2

41.2

42.1

36.6

36.9


Diego José Lovera / Oscar Llamosas / Ramón Ramírez

Siguiendo con la tabla 2.B, un punto que llama la atención es lo relacionado a las horas promedio semanales que los niños y niñas dedican al desarrollo de alguna actividad en el mercado laboral, principalmente si lo comparamos con las horas promedio trabajadas por un adulto. En el año 2001, el promedio de horas semanales trabajadas por un niño/a fue de 40 horas, mientras que las horas trabajadas por un adulto (mayor a 18 años) fue en promedio de 43 horas semanales7. Estos promedios exceden ampliamente a lo establecido por el Código de la Niñez y la Adolescencia8, el cual dispone que los niños/as en edades comprendidas entre los 14 y los 16 años, no deben trabajar más de 4 horas diarias ni más de 24 horas semanales, y los de 16 años cumplidos hasta los 18 años, no podrán trabajar más de 6 horas diarias ni 36 horas semanales. Sin embargo, este promedio de horas trabajadas por la niñez, es similar a los resultados obtenidos en otros estudios realizados en la región. Pasacharopoulos (1997) encontró que en Bolivia, los niños/as de 6 a 18 años trabajan en promedio 44,1 horas semanales y en Venezuela 32,9 horas, para niños/as de 10 a 17 años; Lopez-Acevedo (2002) a su vez encontró que en Ecuador el promedio para niños/as de 10 a 17 años fue de 40 horas semanales. Es importante caracterizar a la niñez trabajadora de acuerdo a la rama de actividad y a la categoría de ocupación que desarrolla. En la tabla 2.C se aprecia que en áreas urbanas las principales actividades a las cuales se dedican los niños y niñas se concentran en tres rubros, que absorben más del 80% del trabajo infantil, siendo el comercio, restaurant y hoteles la que cuenta con más de la mitad de esta participación, mientras que la porción restante se distribuye principalmente en el área de servicios comunales9 (ambos con una mayor participación de niñas que de niños), y en menor medida en las industrias manufactureras (con mayor participación de niños). En las áreas rurales, es la agricultura la que absorbe a casi el 70% de la niñez trabajadora, con una participación significativamente mayor de los niños, sin observarse grandes variaciones en el periodo de análisis. En síntesis, la distribución de los niños y las niñas trabajadores por rama de actividad desarrollada, tiene una distribución similar al de la población ocupada del país, denotando que no existe una actividad ocupacional distintiva para el trabajo infantil.

7 El Empleo en el Paraguay. Evidencia de las Encuestas de Hogares. Marcos Robles 2002. 8 Título II, Capítulo 2, Artículo 58 de la Ley N° 1680/01. 9 Abarca desde servicios en la Parroquia, las bibliotecas, así como de cuidados de enfermos en hospitales, asilos, centro de rehabilitación y hogares, hasta la recolección y transporte de basura y desperdicios. Según la clasificación de la DGEEC.

207


Escolaridad y trabajo infantil en Paraguay: 1997 - 2001. Evolución y principales determinantes

Tabla 2.C Perfil típico de niños y niñas trabajadores por rama de actividad desarrollada. 1997 Totales Agric., Ganad., Silv., Caza y Pesca

1999

2001

Urbana Rural Niño Niña Urbana Rural Niño Niña Urbana Rural Niño Niña 115,239 145,394 176,086 84,547 84,404 148,771 164,961 68,214 108,411 178,418 206,743 80,086 4.3

68.3

51.9

15.3

3.2

71.8

57.4

21.7

5.8

70.8

53.2

28.4

-

0.4

0.3

-

0.2

0.2

0.3

0.0

0.0

0.4

0.3

-

Industrias Manufactureras

11.7

8.5

12.5

4.6

11.4

4.7

8.1

4.5

11.7

8.3

10.5

7.3

Construcciones Electricidad y Agua

3.1

0.6 1.0

0.5 2.8

0.3

5.0 -

3.0 -

5.1 -

0.2 -

4.2 -

1.6 -

3.6 -

-

Comercio, Restaurantes y Hoteles 41.5

11.6

22.0

30.9

26.1

9.6

12.1

23.8

46.7

9.8

22.9

25.8

Transporte y Comunicaciones

1.6

0.5

1.2

0.5

3.8

0.6

2.4

0.2

3.0

2.7

3.8

0.1

Establec. Financieros., Seguros, Etc.

3.9

0.7

2.6

1.1

3.9

1.5

2.8

1.3

1.6

-

0.3

1.5

Servicios. Comunales, Sociales, Etc.

33.8

8.4

6.3

47.4

46.4

8.6

11.6

48.1

27.0

6.4

5.4

36.9

Totales

100

100

100

100

100

100

100

100

100

100

100

100

Explotación de Minas y Canteras

Elaboración propia, con datos de la DGEEC.

Continuando el análisis, y de manera a tener otra perspectiva de la actividad de la niñez trabajadora, la tabla 2.D clasifica el trabajo infantil por categoría ocupacional, apreciándose que para el área urbana, el trabajo familiar no remunerado, el empleado doméstico, el empleado y el obrero concentra más del 93% del trabajo infantil, con una mayor participación del primero para el periodo 1997 y como obrero en el periodo 2001. Sin embargo, en áreas rurales la categoría predominante es el trabajo familiar no remunerado, con más del 60% de promedio, lo cual es consistente con los datos de la tabla anterior, reflejando la alta participación del niño en la actividad agrícola, específicamente en la explotación agrícola-familiar. Sin embargo, las niñas se concentran principalmente en realizar las tareas domésticas, ya sea como trabajo familiar no remunerado o como trabajo doméstico remunerado.

208


1997 Urbana Total

Rural

1999

Niño

Niña

Urbana

Rural

2001

Niño

Niña

Urbana

Rural

Niño

Niña

115,239 145,394 176,086 84,547 84,404 148,771 164,961 68,214 108,411 178,418 206,743 80,086

Empleado

19.1

2.4

10.5

8.2

16.0

3.7

8.9

6.4

15.0

3.7

8.6

6.3

Obrero

21.0

17.8

25.1

6.9

26.2

14.1

24.7

3.5

28.5

17.9

27.9

6.5

0

0.2

0.2

0

0

0

0

0

0.1

0.1

0

0.2

9.0

8.1

7.8

12.5

5.5

8.1

7.9

14.2

11.9

12.9

12.5

63.6

55.3

33.4

21.5

70.1

57.1

41.4

21.6

61.7

48.7

41.0

Empleador/Patrón

Trabajador cuenta propia 6.8 Trabajador Familiar No remunerado

28.8

Empleado Doméstico

24.4

7.0

0.7

43.7

23.8

6.6

1.2

40.9

20.7

4.7

1.9

33.5

Totales

100

100

100

100

100

100

100

100

100

100

100

100

Diego José Lovera / Oscar Llamosas / Ramón Ramírez

Tabla 2.D Perfil típico de niños y niñas trabajadores por categoría de ocupación.

Elaboración propia, con datos de la DGEEC.

Iniciando el análisis referente a la actividad escolar de la niñez, la tabla 3 presenta la tasa de participación escolar correspondiente al periodo de estudio. Se observa un leve incremento en esta tasa, debido principalmente al aumento del 3% en el porcentaje de participación de las niñas. Las tasas de participación escolar aparentemente elevadas, se contraponen con las bajas tasas de rendimiento escolar en la educación básica y en la media, distribuidas por cohorte, que alcanzan sólo el 54% y 37%, respectivamente, de matriculados que egresan de los respectivos niveles10 (Anexo1 - Tabla 2). Tabla 3 Tasa de Participación Escolar.

Tasa de participación escolar Total país

1997

1999

Total País 2001

1997

Niños 1999

2001

1997

Niñas 1999

2001

80.3

81.1

81.8

80.8

80.7

80.8

79.7

81.4

82.8

Elaboración propia, con datos de la DGEEC.

10 En base a los datos del Ministerio de Educación y Cultura (MEC) -Dirección de Planificación Estadística e Información (DPEI). 2001.

En lo referente al promedio de años de escolaridad, en la Tabla 4 se puede observar que el trabajo afecta a la asistencia escolar, lo cual se refleja en un menor promedio de años de estudio de la niñez trabajadora, en comparación con la que no trabaja, notándose que la brecha se amplía durante el periodo de análisis. Sin embargo, la niñez trabajadora comprendida en el rango de edad de 10 a 14 años, tiene un promedio de años de escolaridad levemente superior, lo que podría obedecer a la gran cantidad de niños/as que no trabajan, lo cual sesga los promedios 209


Escolaridad y trabajo infantil en Paraguay: 1997 - 2001. Evolución y principales determinantes

respectivos. Para este rango de edad, en la EIH01 por ejemplo, la niñez trabajadora representa el 15,5%, mientras que el porcentaje de niños/ as que no trabaja alcanza el 84,5%, siendo este resultado consistente con lo demostrado en la Tabla 2.A, referente a la edad promedio de inserción laboral. Tabla 4 Media de años de Escolaridad por edad, según realice o no alguna actividad laboral.

1997 Grupos de Edad 10 A 14 15 A 17

País 4.8 6.7

Trabaja Urbana 5.0 7.4

Rural 4.6 6.1

País 4.3 7.5

No Trabaja Urbana 4.7 8.1

Rural 4.0 6.6

País 4.3 7.4

No Trabaja Urbana 4.6 7.9

Rural 4.0 6.8

País 4.5 7.8

No Trabaja Urbana 4.9 8.3

Rural 4.1 6.8

1999 Grupos de Edad 10 A 14 15 A 17

País 4.4 6.3

Trabaja Urbana 5.0 7.1

Rural 4.1 5.8

2001 Grupos de Edad 10 A 14 15 A 17

País 4.7 6.5

Trabaja Urbana 5.0 7.0

Rural 4.5 6.1

Elaboración propia, con datos de la DGEEC.

Ampliando el análisis, en la tabla 5 se presenta a la niñez clasificada por la actividad que realizan y por sus características sociodemográficas y económicas. Las actividades de niños y niñas se dividen en cuatro, los niños y niñas que sólo trabajan, los que sólo asisten a las instituciones de enseñanza formal, los que estudian y trabajan y los que no realizan ninguna de estas actividades.

210


País Urbana Rural Masculino Femenino

Solo trabaja 1997 1999 2001 10.9 9.4 10.4 8.6 5.5 6.0 13.2 13.3 14.7 13.0 13.8 15.8 8.7 5.2 5.6

Edad 10-14 años 3.9 15-17 años 26.0 10 a 17 años 10.9 Idioma de los Niños Guaraní 13.0 Guaraní y 7.4 castellano Castellano 6.3 Otro idioma 15.3 No habla Quintil de Ingresos Mas bajo 13.3 Segundo 10.5 Tercero 9.9 Cuarto 10.4 Más alto 9.8

Indicadores de trabajo infantil Solo Estudia Trabaja y estudia 1997 1999 2001 1997 1999 2001 67.0 69.8 66.5 13.3 11.3 15.3 73.1 78.1 74.8 12.8 9.7 13.8 60.8 61.7 58.6 13.8 12.8 16.6 61.7 64.9 64.4 19.2 15.8 14.2 72.5 74.5 68.4 7.2 6.8 16.2

1997 8.8 5.6 12.1 6.2 11.6

Ninguno 1999 9.5 6.7 12.3 5.5 13.5

2001 7.8 5.4 10.1 5.5 9.9

100 100 100 100 100

Total

3.2 21.0 9.4

3.0 23.6 10.4

79.1 40.9 67.0

82.0 47.1 69.8

79.2 43.8 66.5

11.4 17.4 13.3

9.7 14.2 11.3

12.5 20.1 15.3

5.6 15.7 8.8

5.1 17.7 9.5

5.2 12.5 7.8

100 100 100

11.7

13.0

61.7

63.2

58.7

14.3

13.4

18.6

10.9

11.6

9.8

100

5.2

6.5

75.9

80.9

78.4

11.3

7.3

11.4

5.4

6.6

3.8

100

4.2 20.3 -

3.5 21.8 100

77.1 63.6 20.0

83.8 50.6 100

84.4 48.4 -

13.1 6.0 60

7.0 17.6 -

9.0 11.5 -

3.5 15.1 20.0

4.9 11.6 -

3.1 18.4 -

100 100 100

13.4 8.8 8.0 8.3 7.7

13.6 13.4 8.5 6.8 7.1

62.2 65.4 68.4 70.0 70.8

60.1 65.2 72.1 77.1 79.0

57.3 63.9 67.3 72.4 78.3

11.6 12.6 12.8 15.3 15.3

11.9 12.5 12.8 8.7 9.6

17.8 13.6 15.8 16.2 12.1

12.9 11.5 8.8 4.3 4.2

14.6 13.5 7.0 5.9 3.7

11.3 9.1 8.4 4.6 2.5

100 100 100 100 100

Diego José Lovera / Oscar Llamosas / Ramón Ramírez

Tabla 5 Tasa de participación escolar y en la fuerza laboral en conjunto por área de residencia, género, edad, por idioma hablado por el niño/a en el hogar y por quintil de ingresos de la familia.

Elaboración propia, con datos de la DGEEC.

En el periodo de estudio, en promedio, el 10% de los niños y niñas de entre 10 a 17 años se dedica de manera exclusiva a realizar trabajos en el mercado laboral, notándose una mayor concentración en las áreas rurales con una participación proporcional superior de los niños en comparación con las niñas, lo cual podría ser explicado por la importancia de la actividad agrícola en esta área, donde además creemos que la jornada laboral es más amplia e intensa. En general la evolución entre encuestas no muestra cambios significativos, con una leve disminución en las áreas urbanas y un aumento en las rurales. El 67,8% de la niñez sólo desarrolla actividades escolares, no realizando ninguna tarea laboral. Una mayor proporción de ésta, se concentra en las áreas urbanas, lo cual se debería a las mayores facilida211


Escolaridad y trabajo infantil en Paraguay: 1997 - 2001. Evolución y principales determinantes

des que ofrece esta área, en infraestructuras, transporte, etc, apreciándose además una mayor participación de las niñas. El 13,3% en promedio, participa en el mercado laboral y a su vez asiste a una institución educativa formal, donde a diferencia de las anteriores encuestas, en la última, el porcentaje de niñas superó a la participación de los niños, mientras que no existen diferencias sustanciales entre áreas. Respecto a la participación en la fuerza laboral por edades, como es de esperar, se aprecia una mayor participación a medida que avanza la edad. Este comportamiento también es consistente con la clasificación por actividades realizadas, donde los niños/as menores asisten mayormente a la escuela y los niños/as mayores participan en la fuerza laboral. Llama la atención la alta proporción de niños/as en el rango de edad de 15 a 17 años que no realiza ninguna actividad, a estos se los considera como un grupo de riesgo11. La incidencia del idioma en las actividades que realiza la niñez la podemos analizar en la misma tabla, donde el porcentaje de niños y niñas que hablan únicamente el idioma guaraní y sólo trabajan, es superior al porcentaje de niños y niñas que hablan sólo castellano y castellano - guaraní. En lo que se refiere a la asistencia escolar, se observa un efecto inverso, con una menor asistencia escolar para los niños/as que sólo hablan el guaraní en relación a los que hablan el castellano y castellano - guaraní. Lo mencionado anteriormente permitiría inferir que el idioma tiene efectos tanto sobre el trabajo infantil como en la escolaridad. En lo que se refiere a las actividades de la niñez clasificada por quintil de ingresos familiares per capita12, en general a medida que este se incrementa, la participación en la fuerza laboral disminuye, aunque no en los porcentajes esperados, llamando la atención la escasa diferencia entre el quintil más bajo y el superior. Entre el grupo de los niños y niñas que sólo estudian también se observa un comportamiento de acuerdo a lo esperado, los niños y niñas que pertenecen a quintiles de ingresos superiores tienen mayor tasa de participación escolar que los de quintiles inferiores, observándose la ampliación de esta brecha entre las encuestas. Otra forma de analizar las actividades que realizan los niños y niñas, es considerarlos de acuerdo a la categoría de ocupación del jefe/a de hogar. Analizando a la niñez que sólo trabaja, la tabla 6 muestra que si bien el comportamiento entre encuestas es muy irregular, se puede notar que los niños y las niñas cuyos jefes de hogar son trabajadores por cuenta propia, desempleados por primera vez y obreros privados, cuyos niveles de ingresos serían más bajos y en algunos casos menos estables (sector informal), tienen una mayor tasa de participación laboral. Por otro lado, los niños/as cuyos jefes de hogar son empleados públicos, obrero público y empleado privado (sector formal e ingresos mayores) tienen mayor tasa de participación escolar. De manera a com-

212

11 Por su mayor probabilidad de caer en la delincuencia o prostitución. 12 La clasificación por quintil de ingresos se basan en los valores establecidos por la DGEEC, los cuales son presentados en el Anexo 1 Tabla 3.


Tabla 6 Tasa de participación escolar y en la fuerza laboral en conjunto por categoría de ocupación del jefe/a de hogar. Indicadores de trabajo infantil Solo Estudia Trabaja y estudia

Solo trabaja

Diego José Lovera / Oscar Llamosas / Ramón Ramírez

plementar esta información, en el Anexo 1, Tabla 4, se presenta la distribución porcentual, clasificada por la actividad que desarrollan los niños/as, de acuerdo a la ocupación de sus jefes de hogar. En la misma resalta la alta proporción de los niños/as, independientemente de la actividad que realizan, cuyos jefes de hogar son trabajadores por cuenta propia.

Ninguno

Categoría de Ocupación

1997

1999

2001

1997

1999

2001

1997

1999

2001

1997

1999

2001

Total

Total niñez de 10 a 17 años

10.90 9.43

10.44

66.97

69.77

66.50

13.30

11.29

15.26

8.83

9.51

7.80

100

Empleado público

7.0

4.6

4.5

84.0

89.2

90.8

5.8

3.1

4.0

3.3

3.2

0.7

100

Empleado privado

13.9

6.2

4.7

68.0

82.9

83.3

13.3

7.5

10.3

4.8

3.4

1.7

100

Obrero público

1.7

2.2

1.6

81.9

77.8

85.4

12.6

8.1

9.4

3.8

11.9

3.6

100

Obrero privado

8.7

7.9

12.2

69.6

72.4

68.0

11.8

7.6

11.5

9.9

12.1

8.3

100

Empleador o patrón

9.8

7.5

6.6

71.6

72.0

68.5

14.8

15.4

19.6

3.8

5.1

5.3

100

Trabajador por cuenta propia

11.5

11.5

12.2

64.5

64.2

61.3

14.8

14.3

18.2

9.1

10.1

8.3

100

Trabajador familiar no remunerado*

39.2

11.7

11.7

30.1

32.4

61.3

14.3

55.9

20.5

16.4

-

6.6

100

Empleado doméstico

12.4

4.1

7.2

53.5

59.6

68.4

15.9

13.1

15.0

18.2

23.2

9.4

100

Desempleado de Primera vez

12.2

11.2

10.3

65.7

71.8

64.6

10.6

8.5

13.4

11.5

8.5

11.7

100

* Estas cifras no son representativas (en promedio menor al 0.2%). Elaboración propia, con datos de la DGEEC.

13 Salario mínimo nominal para la EIH 97/98 fue de G. 528.075, para le EPH 1999 G. 591.445 y para la EIH 2000/01 G. 680.162 - Robles 2002.

Centrando el análisis en la niñez trabajadora, seguidamente se muestran los salarios promedios percibidos por los mismos en el mercado laboral. En la tabla 7, se observa que a nivel país el ingreso promedio mensual de los niños/as se incrementa a medida que aumenta la edad y es mayor en las áreas urbanas que en las áreas rurales, con un leve crecimiento de esta brecha en los periodos analizados. Es importante señalar que los ingresos promedios percibidos por la niñez comprendidas entre los rangos de edad consignados en la tabla, son significativamente inferiores al salario mínimo legal vigente en cada uno de los periodos13. Es de valor notar que en todos los casos el desvío estándar es muy elevado, lo cual podría afectar la fortaleza del análisis. 213


Escolaridad y trabajo infantil en Paraguay: 1997 - 2001. Evolución y principales determinantes

Tabla 7 Salario promedio mensual por edad y área, de la niñez trabajadora, en guaraníes corrientes. Edades Urbano 206.720 145.312 349.445 156.292 300.384 166.985

10 A 14 Desvío Estándar 15 A 17 Desvío Estándar 10 A 17 Desvío Estándar

1997 Rural 155.536 102.280 300.240 220.102 249.248 199.595

Total País 188.356 133.773 332.219 182.718 282.327 180.837

Urbano 233.484 162.351 349.387 198.048 312.398 195.027

1999 Rural 180.093 141.074 259.345 181.714 232.857 173.299

Total País 211.431 156.146 313.682 196.731 280.430 190.630

Urbano 189.891 172.815 357.805 218.513 310.596 220.041

2001 Rural 175.279 151.991 242.660 182.369 224.821 177.349

Total País 183.594 164.324 305.843 210.931 272.367 206.577

Elaboración propia, con datos de la DGEEC.

En lo que respecta a la participación de los ingresos percibidos por la niñez trabajadora en el ingreso familiar total, en la Tabla 8, se observa que los valores resultantes no son consistentes con los presentados en la tabla anterior, ya que se esperaría que estos ingresos signifiquen una mayor proporción dentro de los ingresos de las familias14. Esto se debería a la alta proporción del trabajo familiar no remunerado de los niños y niñas en la población trabajadora infantil, por lo que estos resultados podrían subestimar este aporte en el ingreso familiar. Lo que se puede mencionar de estos resultados, es que la importancia relativa de los ingresos percibidos por el niño/a con relación al ingreso familiar, es mayor en las áreas rurales y que ésta, va decreciendo a medida que se avanza hacia los quintiles superiores.

14 Se utilizó la siguiente forma de cálculo: sumatoria de los ingresos del total de niños y niñas que trabajan divido sumatoria de ingresos de las familias, separados por áreas y por quintiles.

Tabla 8 Cuadro de participación del ingresos mensuales de la niñez respecto al ingreso total familiar por quintiles. Edad 1997 10 a 14 15 a 17 10 a 17

Total

Urbana

Rural

Quintil 1

Quintil 2

Quintil 3

Quintil 4

Quintil 5

0.549 1.824 2.373

0.480 1.549 2.029

0.833 2.957 3.790

1.809 3.107 4.916

1.966 3.836 5.802

0.908 3.353 4.261

0.791 3.025 3.816

0.229 0.880 1.109

1999 10 a 14 15 a 17 10 a 17

0.396 1.219 1.615

0.346 1.104 1.449

0.541 1.551 2.092

1.027 1.040 2.067

1.475 3.153 4.628

0.750 2.386 3.136

0.623 1.655 2.278

0.089 0.603 0.692

2001 10 a 14 15 a 17 10 a 17

0.341 1.505 1.845

0.265 1.277 1.542

0.575 2.209 2.784

0.964 2.113 3.077

1.249 4.988 6.237

0.824 3.042 3.866

0.389 2.071 2.460

0.094 0.579 0.674

Elaboración propia con datos de la DGEEC.

214


Tabla 9 Razones de Inasistencia a la Escuela de niños de 10 a 17 años.

Razones de Inasistencia Escolar Razones Económicas Considera que terminó sus estudios No quiere estudiar Problemas de Centro Educativo Problemas Familiares Enfermedad Otras Razones No Disponible Totales

1997 Área de Residencia Urbana Rural Total País 59.11 53.59 55.58

1999 Área de Residencia Urbana Rural Total País 62.60 58.06 59.50

Diego José Lovera / Oscar Llamosas / Ramón Ramírez

En adelante se procede a analizar el comportamiento de algunas variables que inciden en la asistencia de la niñez a instituciones educativas formales. Primeramente, en la Tabla 9, se detallan las principales razones de la inasistencia escolar.

2001 Área de Residencia Urbana Rural Total País 62.10 54.48 56.81

0.00

1.24

0.79

0.00

0.09

0.06

0.00

0.59

0.41

18.36

18.77

18.62

16.86

13.19

14.35

18.01

19.10

18.77

2.31

15.78

10.92

3.67

17.40

13.05

1.34

13.98

10.12

7.73 3.58 8.92 0.00 100

3.61 3.13 3.87 0.00 100

5.10 3.29 5.70 0.00 100

5.20 6.09 5.58 0.00 100

2.41 5.94 2.92 0.00 100

3.29 5.99 3.76 0.00 100

7.58 2.06 8.45 0.45 100

3.48 5.54 2.83 0.00 100

4.73 4.48 4.54 0.14 100

Elaboración propia con datos de la DGEEC.

Los resultados demuestran que el principal motivo de inasistencia escolar son las razones económicas, siendo ésta levemente superior en las zonas urbanas. El elevado porcentaje de la respuesta “no quiere estudiar” es muy llamativo y preocupante, considerando que demuestra la falta de interés de la niñez en proseguir sus estudios. A su vez en las áreas rurales, la razón de inasistencia por “problemas del centro educativo” es significativo15.

15 Dentro de esta razón se incluyen motivos tales como la distancia, la infraestructura del centro educativo entre otros. 16 En el Anexo 1 - Tabla 5, se detallan los gastos en la educación pública clasificados por los principales rubros.

Finalmente, en lo referente al costo de la educación, independientemente a lo que se manifiesta sobre la gratuidad de la educación pública básica, existen gastos que las familias deben realizar por la asistencia escolar de sus hijos/as, principalmente en concepto de matricula, transporte, uniformes, libros y textos, etc,16. La tabla 10 muestra el promedio de gastos anuales en escolaridad en las escuelas públicas por estudiante, la cual se incrementa con la edad del niño/a con el correspondiente avance en los niveles educativos. Estos costos se relacionan con la principal causa de inasistencia escolar, referente a las razones económicas.

215


Escolaridad y trabajo infantil en Paraguay: 1997 - 2001. Evolución y principales determinantes

Tabla 10 Promedio de gastos anuales en escolaridad por estudiante de 10 a 17 años de edad, sólo en escuelas públicas.

Edades 5a9 10 a 14 14 a 17 10 a 17

Urbana 85,235 112,774 157,751 124,317

1997 Rural Total País 40,143 59,761 49,583 77,681 90,505 128,293 56,838 88,540

Urbana Nd. Nd. Nd. Nd.

1999 Rural Total País Nd. Nd. Nd. Nd. Nd. Nd. Nd. Nd.

Elaboración propia con datos de la DGEEC.

Para revertir los principales motivos de inasistencia escolar señalados, las acciones deberían enfocarse tanto en la reducción de los costos educativos para las familias, como en mejorar la infraestructura educacional, principalmente en el área rural. También debería procederse a una revisión del sistema educativo, para identificar y revertir el elevado porcentaje de desinterés en la educación.

4. Modelo econométrico El modelo trata de identificar los factores que influyen sobre la probabilidad de participación del niño y de la niña en la fuerza laboral y en la asistencia escolar, en un modelo de forma reducida. La elección particular del método de estimación probit-bivariable, está influida por el proceso de toma de decisiones entre trabajar e ir a la escuela como dos elecciones interdependientes. Este tipo de modelos permite la existencia de posible correlación entre las perturbaciones de las dos ecuaciones probit, permitiéndonos testear de esta manera la validez de la estimación conjunta, en contraposición con la estimación de cada decisión en forma separada. En el Paraguay no hay estudios que hayan aplicado esta metodología para analizar las decisiones de educación y trabajo conjuntamente. Con la idea de aprovechar la amplia información disponible en la EIH01, se utiliza la metodología mencionada, para analizar las probabilidades de estas decisiones, dadas las características individuales y familiares del niño y de la niña. En el modelo probit-bivariable, cuyas variables endógenas son cualitativas o dicotómicas, y1* representa la decisión de trabajar y y2* representa la decisión de ir a la escuela. Por lo tanto, la especificación general para el modelo de dos ecuaciones debe ser:

216

Urbana 167,077 236,679 339,867 270,688

2001 Rural Total País 68,917 110,135 86,267 146,300 134,049 251,722 95,657 173,236


y1=1

si y1*>0, 0 de la otra manera

y2*= β2 X2 + ε2,

y2=1

si y2*>0, 0 de la otra manera

E (ε1) = E (ε2) = 0 Var (ε1) = Var (ε2) = 1 Cov (ε1, ε2) = ρ

Diego José Lovera / Oscar Llamosas / Ramón Ramírez

y1*= β1 X1 + ε1,

La primera variable dependiente es definida igual a 1 si el niño o la niña trabaja y 0 si no. La segunda variable dependiente es definida igual a 1 si el niño o la niña asiste actualmente a algún centro de educación formal y 0 si no. La X representa a las variables independientes a ser consideradas en el modelo. En el Anexo 2, se presentan las definiciones de las variables utilizadas y una descripción estadística de las mismas. En referencia a las variables dependientes, se caracterizó al trabajo infantil de dos maneras. La variable “trabajo1” incluye sólo las actividades en el mercado laboral, ya sea trabajo remunerado o no remunerado. Mientras la variable “trabajo2” incorpora todas las actividades del niño y la niña, tanto en el mercado laboral como las realizadas en el hogar17. La selección de las variables independientes del modelo, se sustenta en el marco teórico utilizado en la mayoría de los trabajos empíricos sobre el tema, los cuales siguen al trabajo de Becker (1965) sobre la asignación del tiempo por parte de las familias, y muchas de sus extensiones sobre la conducta familiar, analizando las decisiones conjuntas que toma la familia acerca de la cantidad de hijos y la distribución del tiempo de los miembros, incluyendo a los hijos, ya sea en el mercado laboral, en la producción familiar y en la escolaridad. Trabajos empíricos basados en este marco conceptual, han relacionado al trabajo infantil con la fertilidad (tamaño familiar), la asistencia escolar y el ingreso familiar.

17 Esta definición incluye toda tarea doméstica no remunerada, realizada al menos 2 horas diarias por el niño o la niña, tales como; el cuidado de menores, lavado y planchado de ropas, limpieza de la casa, cocina y otros (DGEEC). 18 Estas variables captan el hecho de que el padre y la madre viven con el niño/a en el hogar, independientemente de que los padres trabajen o no. 19 El modelo 1 utiliza la variable logaritmo del ingreso familiar per capita y el modelo 2 el nivel de pobreza de la familia.

En este contexto, incluimos variables que tratan de captar las características familiares, como el nivel de bienestar, la presencia de los padres18 en el hogar y su nivel de educación. Asimismo consideramos el tamaño familiar, utilizando variables como el número y género de hermanos presentes en el hogar, clasificados por grupos de edad, como así también la presencia y el género de adultos en el hogar. El Nivel de Bienestar de las familias se encuentra caracterizado por el ingreso familiar mensual per capita, tomado en logaritmo y por la clasificación de la familia en pobre y no pobre, construida sobre la base de los valores establecidos por la DGEEC en la EIH 2000/01 (Anexo 1, Tabla 3) 19. Además, conforme al análisis estadístico realizado previamente, las variables tales como género, edad, área de residencia y el idioma mayormente hablado en la familia, revelaron cierta incidencia sobre la participación de la niñez tanto en el mercado laboral como en la asis-

217


Escolaridad y trabajo infantil en Paraguay: 1997 - 2001. Evolución y principales determinantes

tencia escolar, razón por la cual han sido incluidas como variables especificas en la regresión. Es importante resaltar algunas características de la base de datos utilizada, la cual se compone de 3029 observaciones. El porcentaje de niños/as que realiza alguna actividad en el mercado laboral, sea esta remunerada o no, asciende al 14,1%, de los cuales el 56,8%, viven en familias cuyos ingresos se encuentran sobre la línea de pobreza. Asimismo, al incluir en la definición de trabajo las tareas en el hogar, el porcentaje de la niñez trabajadora alcanza 46,6%. Con relación a la asistencia escolar, el porcentaje total de niños/as que asisten a alguna institución educativa formal es del 84,2%. Finalmente, la interpretación del coeficiente de correlación (ρ), adquiere mucha importancia en este tipo de modelos, ya que permite testear la interdependencia de las elecciones de escolaridad y de participación en la fuerza laboral. Un valor negativo del “ρ“ indica la existencia de un “trade off” entre éstas elecciones, y que las mismas compiten una con otra como elecciones opuestas, lo cual justificaría la utilización de esta metodología econométrica.

5. Principales resultados Los resultados obtenidos del modelo econométrico son similares a investigaciones hechas sobre los determinantes del trabajo infantil y la escolaridad, que estudian estas decisiones tanto como elecciones independientes o interdependientes, excepto por algunas diferencias en las intensidades de estos efectos. Asimismo, se confirma la interrelación existente entre las decisiones de escolaridad y trabajo para la niñez en el Paraguay, y que éstas decisiones son opuestas y compiten una con otra. El análisis empírico realizado, cuyos resultados se presentan en la Tabla 11, no provee evidencia sobre la hipótesis de que la pobreza, captada en el modelo por el logaritmo del ingreso mensual familiar per capita y por el nivel de pobreza, sea el principal factor que impulsa a la niñez a realizar actividades laborales, sean estas remuneradas o no remuneradas. Canagarajah-Coulombe (1998), en un trabajo similar sobre la niñez en Ghana, ya han puesto en duda de que la pobreza empuja a la niñez dentro del mercado laboral, al encontrar una asociación muy baja entre ésta y la probabilidad de participación en la fuerza laboral. No obstante, encontramos evidencia de que el nivel de bienestar incide significativamente sobre la decisión de escolaridad de la niñez. Existe una asociación positiva entre los ingresos de la familia y la asistencia escolar, y una relación negativa con el nivel de pobreza, lo cual se explicaría por el hecho de que las familias con bajos ingresos no

218


En términos de discriminación por género, existen diferencias significativas en la probabilidad de trabajar de niños y niñas. En concordancia con los resultados obtenidos por Patrinos y Psacharopoulos21 (1995) y Psacharopoulos y Arrigada (1989), encontramos una mayor probabilidad de participar en el mercado laboral para los niños. Sin embargo, el género no tiene incidencia sobre la probabilidad de asistencia escolar.

Diego José Lovera / Oscar Llamosas / Ramón Ramírez

pueden afrontar los costos directos que implican enviar a los niños/as a las escuelas20. Además existen costos indirectos de la escolaridad, que son los ingresos no ganados (costo de oportunidad) por el niño/a si va a la escuela en vez de trabajar. Similares conclusiones fueron sostenidas por Jensen y Nielsen (1997), en base a los resultados obtenidos en un estudio realizado sobre la niñez en Zambia.

Nuestras estimaciones demuestran que la presencia de la madre en el hogar, reduce la probabilidad de que sus hijos/as participen en el mercado laboral, lo que a su vez aumenta la probabilidad de asistencia escolar de los mismos. Cabe resaltar además la relevancia del nivel de educación del padre y de la madre sobre la educación de los hijos/as, notándose una incidencia positiva y creciente a medida que aumenta el nivel de educación de los mismos. Se observa además, que a mayor edad, mayor es la probabilidad de trabajar y menor la probabilidad de asistencia escolar de la niñez, lo cual es consistente con los datos oficiales de retención y tasas de abandono escolar del MEC (Anexo 1, Tabla 2). Estos resultados se explicarían por un lado, por la necesidad perentoria de las familias de bajos ingresos de enviar a sus hijos/as, a medida que avanzan en edad, a realizar alguna actividad laboral, de manera a obtener recursos adicionales para su subsistencia, y por el otro, por la imposibilidad de afrontar los costos de permitir que sus hijos prosigan sus estudios, interrumpiéndose el proceso de acumulación de capital humano.

20 Entre los costos directos de la escolaridad se encuentran: matrícula, uniforme, libros, útiles, transporte, etc. 21 En un estudio realizado sobre la niñez en Paraguay, para el área metropolitana de Asunción, en base a los datos de la Encuesta de Hogares realizada por la DGEEC en 1990 22 Por ejemplo, adaptar el periodo escolar, en los periodos de cosechas.

Asimismo, el área de residencia tiene efectos significativos sobre la asistencia escolar, con una mayor probabilidad para los que viven en áreas urbanas, lo cual puede deberse particularmente a las limitaciones y escasa flexibilidad22 en la provisión del servicio educativo en las áreas rurales, como a la necesidad de mejorar e intensificar los programas vocacionales hacia áreas o especialidades requeridas. No obstante, el área de residencia resultó no tener efectos significativos sobre la participación de la niñez en el mercado laboral, ya que el trabajo infantil es un fenómeno que afecta a ambas áreas. Estudios anteriores también han argumentado que la edad, la presencia y género de los hermanos tienen un fuerte efecto sobre las conductas relacionadas al trabajo y a la escolaridad de los miembros de la familia. Se incluyen una serie de variables que capturan estos efectos (número de hermanos/as de 0 a 4 años y número de hermanos varones y mujeres entre 5 y 17 años, número de adultos mujeres y varones). La 219


Escolaridad y trabajo infantil en Paraguay: 1997 - 2001. Evolución y principales determinantes

presencia de hermanos varones resultó significativa sobre la probabilidad de trabajar, pero no sobre la asistencia escolar, lo cual es similar a lo encontrado por Patrinos y Psacharopoulos (1995). Estos resultados serían evidencia de la existencia de “especialización” 23 en familias numerosas, en donde los padres deben decidir que algunos de sus hijos/as trabajen, permitiendo que los otros hermanos se “especialicen” en ir a la escuela y en estudiar. Por otro lado, en la ecuación de escolaridad, se observa un efecto marginal negativo sobre la probabilidad de asistencia escolar si en el hogar existen hermanos/as menores a 4 años y un efecto positivo con la presencia de una mujer adulta. Estos resultados se deberían principalmente, a que por un lado, la existencia de menores en el hogar hace necesaria la presencia del niño/a para el cuidado de los mismos, lo cual puede incidir en la asistencia del niño/a a la escuela. Pero esto se revierte con la presencia de una mujer adulta en el hogar la cual podría sustituir al niño/a en esta tarea.

23 Este concepto fue introducido por Chernichovsky, D. (1985) en su estudio sobre los aspectos demográficos y socioeconómicos de la Asistencia Escolar en las Areas Rurales de Botswana.

Tabla 11 Determinantes de la participación en el mercado laboral y de la participación escolar. Paraguay, niños/as de 5 a 17 años. Modelo 1 Participación en el Participación escolar mercado laboral Efecto z-ratio Efecto z-ratio marginal marginal Constante -3.9707 -7.10* -1.4051 -2.99* edad 0 .1747 16.81* -0.0513 -6.44* sexo 0.4639 6.16* -0.0000 -0.00 idioma 0.0029 0.04 0.0663 0.88 area 0.0702 0.94 0.1766 2.58* hermanos1 0.1355 4.10* -0.0192 -0.66 hermanas1 0.0169 0.50 0.0375 1.26 hermanos 0.0354 0.74 -0.0949 -2.46* adulhombre 0.0108 0.28 -0.0383 -1.12 adulmujer -0.0087 -0.20 0.0902 2.12* padre -0.0105 -0.10 -0.1627 -1.80 madre -0.3162 -2.78* 0.4333 4.32* edupadre1 -0.0712 -0.77 0.2753 3.27* edupadre2 -0.7804 -4.15* 0.6853 3.27* edumadre1 -0.1060 -1.23 0.2852 3.60* edumadre2 -0.2251 -1.43 0.3974 2.32* lningreso 0.0538 1.28 0.1963 5.38* pobreza ρ -0.2843 -5.66* LnL -2085.05 Tamaño de la Muestra 3022 Variable Independiente

* son estadísticamente significativos a un nivel del 95% de confianza.

220

Modelo 2 Participación en el mercado laboral Efecto z-ratio Efecto marginal marginal -3.2943 -17.80* 1.0796 0.1762 16.94* -0.0482 0.4627 6.15* 0.0032 -0.0065 -0.08 0.0311 0.0766 1.03 0.2256 0.1278 3.90* -0.0343 0.0140 0.42 0.0327 0.0227 0.48 -0.1199 0.0101 0.26 -0.0416 -0.0081 -0.18 0.0852 -0.0211 -0.21 -0.1804 -0.3283 -2.90* 0.3997 -0.0552 -0.60 0.3191 -0.7480 -3.99* 0.7728 -0.0906 -1.06 0.3206 -0.1922 -1.23 0.4826 -0.0369 -0.50 -0.2183 -0.2697 -5.41* -2100.86 3029

Participación escolar z-ratio 7.41* -6.11* 0.05 0.42 3.34* -1.19 1.11 -3.16* -1.22 2.01* -2.00* 4.01* 3.83* 3.72* 4.08* 2.85* -3.29*


Diego José Lovera / Oscar Llamosas / Ramón Ramírez

Con el objetivo de ampliar el análisis sobre las actividades que desarrolla la niñez en el Paraguay, realizamos otra estimación del modelo, con la diferencia que a la definición de trabajo infantil se incorporan las actividades realizadas en el hogar por los niños/as de 5 a 17 años. Esta definición incluye, además de las actividades remuneradas o no remuneradas en el mercado laboral, toda tarea doméstica no remunerada, realizada al menos durante 2 horas diarias por el niño o la niña, en tareas tales como el cuidado de menores, lavado y planchado de ropas, limpieza de la casa, cocina y otros. Cabe destacar el hecho de que con esta definición ampliada de trabajo infantil, la proporción de la niñez trabajadora se acerca al 50%. En la Tabla 12 se presentan los resultados de esta estimación, en la cual los indicadores del nivel de bienestar de las familias (ingreso y pobreza) adquieren significancia sobre las probabilidades del niño/a de realizar alguna actividad laboral. La importancia que toman estas variables, al incluir las actividades en el hogar, se explicaría por el hecho de que debido a las restricciones presupuestarias que enfrentan las familias con bajos ingresos, asignan la realización de las tareas del hogar a sus hijos/as, ante la imposibilidad de contratar a otras personas para que lo realicen. Estas restricciones también podrían dificultar la adquisición de electrodomésticos para uso en el hogar, lo cual reduciría las horas dedicadas por la niñez a las actividades del hogar. Otro resultado resaltante, pero que no sorprende, es que con esta definición ampliada de trabajo, la niña tiene mayores probabilidades de realizar alguna actividad laboral. Esto se debe al hecho de que las tareas domésticas son realizadas mayoritariamente por las niñas. Asimismo, ahora toma relevancia la presencia de una mujer en el hogar, ya sea de una adulta o de hermanas del mismo rango de edad, las cuales reducen la posibilidad de la niñez de realizar algún tipo de trabajo. Se confirma que la educación de los padres, principalmente los de nivel superior, tiene efectos sobre la probabilidad de trabajo infantil, adquiriendo significancia la educación de la madre. En lo que respecta a las probabilidades de asistencia escolar, se mantienen todos los efectos e intensidades resultantes en la estimación anterior, lo cual puede constituir un indicador relevante de que las actividades en el hogar no tienen incidencia sobre la asistencia escolar de los niños/as que realizan tales tareas, no descartando el hecho de que puedan tener algún efecto sobre las horas dedicadas al estudio y consecuentemente sobre el rendimiento escolar, factor que escapa al análisis del presente trabajo.

221


Escolaridad y trabajo infantil en Paraguay: 1997 - 2001. Evolución y principales determinantes

Tabla 12 Determinantes del trabajo infantil, incluyendo las actividades en el hogar, y de la participación escolar. Paraguay, niños/as de 5 a 17 años. Modelo 3 Participación en Participación escolar actividades laborales Efecto z-ratio Efecto z-ratio marginal marginal constante -0.6425 -1.51 -1.387 -2.95* edad 0.1999 25.33* -0.0514 -6.43* sexo -0.7938 -13.03* -0.0081 -0.12 idioma 0.1265 1.89* 0.0702 0.93 area -0.0550 -0.90 0.1765 2.57* hermanos1 0.0133 0.49 -0.0194 -0.66 hermanas1 -0.0986 -3.73* 0.0354 1.19 hermanos 0.1248 3.42* -0.0956 -2.47* adulhombre -0.0156 -0.49 -0.0383 -1.12 adulmujer -0.0787 -2.19* 0.0886 2.09* padre 0.0274 0.33 -0.1570 -1.74 madre 0.0058 0.06 0.4352 4.34* edupadre1 -0.0290 -0.40 0.2775 3.29* edupadre2 -0.3794 -3.09* 0.6776 3.26* Edumadre1 -0.0337 -0.50 0.2811 3.55* Edumadre2 -0.3532 -3.09* 0.3970 2.32* Lningreso -0.0876 -2.68* 0.1950 5.35* Pobreza ρ -0.1145 -2.49* LnL -2711.92 Tamaño de la Muestra 3022 Variable Independiente

Modelo 4 Participación actividades laborales Efecto z-ratio Efecto marginal marginal -1.7797 -13.12* 1.0809 0.1997 25.37* -0.0484 -0.7975 -13.10* -0.0043 0.1158 1.75 0.0341 -0.0701 -1.16 0.2244 0.0226 0.85 -0.0341 -0.1010 -3.82* 0.0310 0.1338 3.70* -0.1204 -0.0146 -0.46 -0.0414 -0.0772 -2.14* 0.0842 0.0368 0.45 -0.1747 0.0106 0.11 0.4011 -0.0441 -0.61 0.3201 -0.4147 -3.42* 0.7666 -0.0440 -0.66 0.3156 -0.3859 -3.43* 0.4827 0.1825 3.08* -0.2171 -0.1151 -2.53* -2728.36 3029

* son estadísticamente significativos a un nivel del 95% de confianza.

6. Conclusiones y recomendaciones de política El 25% de la niñez paraguaya de 10 a 17 años de edad, realiza alguna actividad laboral, ya sea remunerada o no remunerada, representando el 11,8% de la Población Económicamente Activa. De la niñez trabajadora, más del 10% no asiste a ninguna institución de educación formal. En la distribución por género, 7 de cada 10 son niños, de los cuales 5 residen en las áreas rurales. La actividad agrícola, ganadera, silvícola, caza y pesca, ocupa a más de 4 de cada 10 niños/as en el Paraguay, con una distribución en las ramas de actividad, similar a la población económicamente activa del país. Cabe resaltar además, el elevado promedio de horas semanales dedicadas por la niñez a las actividades laborales, superando las 40 horas por semana y con un promedio de ingresos que no alcanza ni el 50% del salario mínimo legal vigente. Si bien 8 de cada 10 niños/as asisten a alguna institución educativa formal, sólo 4 logran concluir la educación primaria, siendo aún mayor la deserción escolar en las áreas rurales. Los niños/niñas de familias ubicadas en los quintiles de ingresos inferiores tienen una menor participación escolar, lo cual es confirmado por el hecho de que la principal 222

Participación escolar z-ratio 7.39 -6.10* -0.06 0.46 3.31* -1.18 1.05 -3.17* -1.21 2.00* -1.94 4.02* 3.84* 3.71* 4.02* 2.86* -3.27*


El modelo econométrico analizado sugiere que las variables económicas y sociodemográficas son importantes determinantes para la elección entre la participación laboral y la asistencia escolar de la niñez en Paraguay. Además, encontramos evidencia de que el trabajo infantil no es independiente de la decisión de escolaridad, por lo que, la adopción de medidas que mejoren el sistema educativo e incentiven la asistencia escolar, por ejemplo, tendrían efectos positivos en la reducción del trabajo infantil.

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causa de inasistencia escolar, son las razones económicas. En el rango de edad de 15 a 17 años, los niños/as que desarrollan alguna actividad laboral tienen en promedio un año menos de educación de quienes no trabajan.

En general, los indicadores de bienestar de la familia (ingreso y pobreza) no tienen incidencia sobre la probabilidad del niño/a de realizar alguna actividad laboral. Sin embargo, encontramos evidencia de que los niños y niñas de familias con bajos niveles de ingresos, en particular las que se encuentran por debajo de la línea de pobreza, tienen menor probabilidad de asistir a un centro de educación formal. Por lo tanto, medidas que ayuden a mejorar los niveles de bienestar de las familias o que reduzcan los costos de la escolaridad, favorecerán al proceso de acumulación de capital humano. El trabajo infantil se incrementa con la edad, mientras que la asistencia escolar disminuye. En la discriminación por género, los niños tienen una mayor probabilidad de participar en la fuerza laboral, pero este resultado se revierte al incluir en la definición de trabajo, las tareas del hogar. La niñez que reside en las áreas urbanas, tiene mayores probabilidades de asistir a una institución de educación formal, lo cual es una señal clara de que las políticas públicas orientadas a la educación, deberían, sin descuidar las zonas urbanas, ser focalizadas e intensificadas en las áreas rurales del país, previa identificación de las falencias existentes en esta área. La composición y el tamaño de las familias, son determinantes importantes de las actividades realizadas por los niños/as. La presencia de la madre en el hogar incide, tanto en reducir la posibilidad de participación de sus hijos/as en la fuerza laboral como en incrementar la probabilidad de asistencia escolar de los mismos. También encontramos evidencia de la “especialización” entre hermanos, ya que a medida que aumenta el número de hermanos en el hogar, dentro del mismo rango de edad, aumenta la probabilidad de participación en el mercado laboral. Asimismo, la presencia de hermanos menores reduce las posibilidades de asistencia escolar de los niños/as. Estos resultados constituyen una justificación para el fortalecimiento de los programas orientados a la planificación familiar. La educación de los padres juega un rol importante en determinar la participación escolar de sus hijos. A medida que aumentan los nive223


Escolaridad y trabajo infantil en Paraguay: 1997 - 2001. Evolución y principales determinantes

les de instrucción, sus efectos marginales son mayores; por lo tanto acciones dirigidas a incrementar la educación adulta, podrían mejorar los niveles de asistencia escolar de sus hijos. Con respecto a la actividad laboral, estas variables no tienen mucha incidencia, resaltando el hecho de que el niño/a cuyo padre tiene como mínimo el secundario concluido, reduce su probabilidad de participación en el mercado laboral. Si bien el alcance del presente trabajo se orienta principalmente hacia el lado de la oferta del trabajo infantil y de la demanda por escolaridad, existe un amplio consenso en la literatura de que factores que inciden sobre la demanda por trabajo infantil y la oferta de escolaridad, también deberían ser tenidos en cuenta en el estudio de la problemática. En cuanto a la demanda por trabajo infantil, la estructura del mercado laboral y la tecnología de producción, constituyen dos de sus principales determinantes; mientras que para la oferta de educación, la calidad y la infraestructura adecuada, entre otros, son factores que inciden positivamente sobre la demanda de la misma. Por lo tanto, para la aplicación de políticas orientadas, ya sea para reducir el trabajo infantil o para incrementar la asistencia escolar, deberían ser tenidas en consideración algunas características distintivas. Por ejemplo, en las áreas rurales, el trabajo infantil se desarrolla principalmente en explotaciones agropecuarias de tipo familiar. La eliminación del trabajo infantil en esta área, exigiría un cambio estructural del sistema productivo vigente (explotaciones familiares, con métodos de cultivo y cosecha manuales, etc.), el cual genera incentivos para la utilización de la mano de obra infantil. A su vez, en las áreas urbanas, el trabajo infantil no se concentra en ramas de actividad específicas, lo que dificultaría la implementación de acciones sin una previa identificación de los factores que promueven la incorporación de los niños/as a esas actividades. En lo que respecta a la educación, acciones que incentiven la demanda por la misma, como ser, la reducción de los costos directos, a través de subsidios principalmente a las familias con menores recursos, como a través del fortalecimiento de la infraestructura y de la disponibilidad de materiales educativos, por ejemplo, mejorarían los niveles de retención escolar. El sistema financiero también juega un rol importante, ya que facilitar el acceso al crédito, podría fomentar la escolaridad. Si bien la legislación nacional contempla disposiciones regulatorias con relación al trabajo infantil, ya sea sobre las edades, tipos de actividad, horas de trabajo, etc., las cuales pretenden proteger al niño/a y fomentar su desarrollo integral, los resultados obtenidos en este trabajo demuestran que existen falencias en el cumplimiento de las mismas, haciendo imperiosa que la intervención gubernamental sea más enérgica y eficaz. En lo que respecta a la educación, la Constitución Nacional garantiza el acceso a la misma, de manera gratuita y obligatoria, sin embargo,

224


Por último, corresponde señalar la existencia de un consenso, tanto en la literatura como en las políticas de los organismos internacionales, relacionadas al trabajo infantil, que las acciones efectivas deberían en primer lugar, proteger y mejorar el nivel de vida y las condiciones de trabajo del niño/a, lo que implica reconocer que el trabajo infantil puede ser usado como un dispositivo direccionado a ayudar a la niñez en su desarrollo integral. Pero para el logro del objetivo principal de largo plazo, la eliminación del trabajo infantil, es necesario enfocar la problemática a través de un conjunto de acciones legislativas acompañadas de incentivos sociales y económicos, pero tomando en cuenta la capacidad Institucional y Administrativa del país.

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queda claro que las familias deben afrontar costos que les impiden enviar a sus hijos/as a las escuelas.

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Escolaridad y trabajo infantil en Paraguay: 1997 - 2001. Evolución y principales determinantes

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Escolaridad y trabajo infantil en Paraguay: 1997 - 2001. Evolución y principales determinantes

Anexos Anexo 1 Tabla 1 Tamaño de las muestras de las encuestas. Cifras expandidas. EIH 1997/98 1,141,682 5,405,474 1,078,791 540,696 538,095

Nro. De Viviendas Población Total Niños de 10 a 17 años Nro. En áreas rurales (10 a 17 años) Nro. En áreas urbanas (10 a 17 años)

EPH 1999 1,210,313 5,634,342 1,125,294 554,068 571,226

EIH 2000/01 1,243,870 5,830,583 1,116,024 545,479 570,545

EIH 2000/01 FTRIM 1,953,725 983,717 970,008

Elaboración Propia, con datos de la DGEEC.

Tabla 2 Rendimiento escolar por zona, sector y sexo. Rendimiento por zona, sector y sexo en porcentajes

Cohorte 1990/95 1991/96 1992/97 1993/98 1994/99 1995/00 1996/01

Total 52 55 57 55 52 53 53

Educación escolar básica Zona Sector Urbana Rural Oficial Privado 69 38 52 53 72 41 54 61 77 44 60 70 74 43 53 69 67 40 50 67 66 43 51 64 66 43 51 66

Sexo Hombre 49 53 54 52 49 50 50

Mujer 55 58 59 58 55 56 56

28 31 29 26 32 36 37

39 43 42 39 44 47 46

Educación media 1990/95 1991/96 1992/97 1993/98 1994/99 1995/00 1996/01

33 37 35 33 38 41 41

35 37 35 34 41 45 44

25 37 33 27 28 30 32

31 34 32 30 38 42 44

Notas: El sector privado incluye el sector subvencionado. No Incluye Educación técnica Fuente: MEC, DPEI

228

41 46 47 42 40 40 34


Quintiles de Ingresos 1 Quintil 2 Quintil 3 Quintil 4 Quintil 5 Quintil

AÑO 1997/1998 Minimum Maximum 94,318 94,511 194,620 194,694 327,063 327,488 573,071 574,422 26,307,598

AÑO 1999 Minimum Maximum 111,299 111,366 205,248 205,457 332,986 333,080 563,566 563,578 70,311,732

AÑO 2000/2001 Minimum Maximum 119,264 119,391 222,905 222,924 344,893 345,040 587,863 587,930 6,217,805

Diego José Lovera / Oscar Llamosas / Ramón Ramírez

Tabla 3 Distribución de los ingresos según quintiles

Fuente: DGEEC

Tabla 4 Tasa de participación escolar y en la fuerza laboral en conjunto por grupo socioeconómico. Por columna 100%. Indicadores de trabajo infantil Solo Estudia Trabaja y estudia

Referencia Solo trabaja Categoría de Ocupación 1997 1999 2001 Total 10,90 9,43 10,44 Empleado público 2.9 2.3 1.6 Empleado privado 7.4 4.1 2.6 Obrero público 0.3 0.5 0.2 Obrero privado 12.7 16.1 22.4 Empleador o patrón 6.4 5.9 5.5 Trabajador por cuenta propia 52.0 55.4 52.5 Trabajador familiar no remunerado 0.7 0.1 0.2 Empleado doméstico 3.1 1.1 2.2 Desempleado de 1era. vez 14.3 14.4 12.9 Totales 100 100 100

Ninguno

1997 66,97 5.7 5.9 2.0 16.5 7.7

1999 69,77 6.1 7.4 2.2 19.9 7.6

2001 66,50 4.9 7.1 1.6 19.7 9.0

1997 13,30 2.0 5.8 1.6 14.2 7.9

1999 11,29 1.3 4.1 1.4 12.9 10.0

2001 15,26 0.9 3.8 0.8 14.5 11.3

1997 8,83 1.7 3.2 0.7 17.8 3.1

1999 9,51 1.6 2.2 2.5 24.4 3.9

2001 7,80 0.3 1.2 0.6 20.6 5.9

47.3

42.0

41.5

54.8

57.7

53.8

50.9

48.3

47.8

0.1 2.2

0.0 2.1

0.1 3.3

0.2 3.3

0.5 2.9

0.2 3.1

0.4 5.7

6.1

0.1 3.8

12.6 100

12.5 100

12.8 100

10.2 100

9.1 100

11.6 100

16.7 100

10.9 100

19.6 100

Elaboración Propia, con datos de la DGEEC.

Tabla 5 Gastos en Educación Pública, clasificados por los principales rubros Rubros de Gastos en Educación Pública Urbana Promedio Total 223,622 Matrícula 35,692 Uniforme Libros y/o textos 51,571 Uniformes y otros útiles 138,908 Contribución de los padres 24,242 Útiles

1997 Rural 141,148 11,066 17,223 99,746 13,113

Total País 179,896 22,636 33,360 118,145 18,341

Urbana ND ND ND ND ND

-

-

ND

-

1999 Rural Total País ND ND ND ND ND ND ND ND ND ND ND

ND

Urbana 387,528 101,305 137,173 59,002 -

2001 Rural 271,236 48,428 181,614 19,580 -

Total País 324,384 2,594 161,304 37,596 -

148,081

184,728

167,979

Elaboración Propia, con datos de la DGEEC.

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Escolaridad y trabajo infantil en Paraguay: 1997 - 2001. Evolución y principales determinantes

Tabla 6 Valores de líneas de pobreza Dominio Asunción Central Urbano Resto Urbano Area Rural Total País

Línea de Pobreza Extrema 122.027 120.662 91.581 63.026 88.342

Línea de Pobreza Total 269.694 266.967 166.762 100.151 169.144

Fuente: DGEEC EIH 2000/01

Anexo 2 Definición de las variables utilizadas en el modelo probit-bivariable. Variables dependientes trabajo1 = 1 si trabajó en los últimos 7 días; 0 si no. educación = 1 si asistió a la escuela en los últimos 7 días; 0 si no. trabajo2 = 1 si trabajó en los últimos 7 días; 0 si no. (incluye tareas en el hogar) Características de niños y niñas edad = en años (5 a 17 años) sexo = 1 si es niño; 0 si es niña Características de los padres padre = 1 si esta presente en el hogar, 0 si no. madre = 1 si esta presente en el hogar, 0 si no. edumadre1 = Nivel Educativo de la madre, 1 si la madre finalizó el nivel primario o asistió a algún año del nivel secundario; 0 de otro modo. edumadre2 = Nivel Educativo de la madre, 1 si la madre finalizó el nivel secundario o más; 0 de otro modo. edupadre1 = Nivel Educativo del padre, 1 si el padre finalizó el nivel primario o asistió a algún año del nivel secundario; 0 de otro modo. edupadre2 = Nivel Educativo del padre, 1 si el padre finalizó la secundaria o más; 0 de otro modo. Características de la familia idioma = Idioma hablado principalmente en la familia, 1 si es castellano, castellano- guaraní y otro, 0 si es sólo guaraní area = área de residencia de la familia, 1 si es urbano; 0 rural 230


= = = = = =

pobreza

=

número de hermanos entre 0 y 4 años número de hermanos varones entre 5 y 17 años número de hermanas entre 5 y 17 años número de adultos varones mayores de 17 años número de adultos mujeres mayores de 17 años logaritmo natural del ingreso familiar per capita (mensual) 1 si el ingreso familiar per capita está por debajo de la línea de pobreza; 0 si no.

Diego José Lovera / Oscar Llamosas / Ramón Ramírez

hermanos hermanos1 hermanas1 adulhombre adulmujer lningreso

Descripción Estadística de las variables utilizadas en el modelo probit-bivariable

Variables Trabajo 1 Trabajo 2 Educación Edad Sexo Idioma Area Hermanos1 Hermanas1 Hermanos Adulhombre Adulmujer Padre Madre Edupadre1 Edupadre2 Edumadre1 Edumadre2 Lingreso Pobreza Total de la Muestra

Total Media 0.141 0.466 0.842 0.141 0.466 0.842 10.81 1.300 1.263 0.491 0.531 1.141 0.704 0.845 0.282 0.1 0.331 0.113 12.19 0.432 3029

Desvío Estandar 0.348 0.498 0.364 3.724 0.5003 0.4933 0.499 1.167 1.152 0.793 0.851 0.763 0.456 0.361 0.450 0.301 0.471 0.317 1.050 0.495

231


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Escolaridad y trabajo infantil en Paraguay: 1997 - 2001. Evoluciรณn y principales determinantes


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