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2. ANTECEDENTES
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negras (Barrantes Barrantes & Cartín Nuñez, 2017). Además se ha identificado que, adicional a la falta de acceso al sistema de alcantarillado nacional, en el sector hotelero principalmente en Guanacaste, existe un desconocimiento técnico por parte de los hoteleros sobre el funcionamiento de las plantas de tratamiento, lo que los lleva a contratar empresas que no brindan los servicios adecuados. Debido a que no les cumplen con el mantenimiento correcto de sus plantas o no les asesoran en la elección correcta del sistema de tratamiento y como consecuencia estas dejan de realizar un trabajo adecuado a la hora de generar un efluente aceptable (Sanabria, 2019).
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Por ende, la selección de un método de tratamiento de aguas residuales eficiente está determinado por el tipo de actividad que se realiza, ya que la producción final de agua es la que guía esta selección. Entonces, es esencial generar las opciones adecuadas para que las empresas hoteleras puedan seleccionar un método de tratamiento eficaz que cumpla con los reglamentos nacionales según su capacidad de alojamiento.
2. Antecedentes ● El ICT otorga una certificación CST a empresas turísticas que reciben apoyo por generar tecnologías amigables con el ambiente ● Algunas especies presentes en aguas contaminadas son utilizadas en tratamientos de aguas residuales por su elevada tolerancia a ambientes ● La Organización Mundial de la Salud (OMS), dice que son necesarios entre 50 y 100 litros de agua por persona y día “para garantizar que se cubran las necesidades más básicas y surjan pocas preocupaciones en materia de salud” De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el mundo, alrededor de 3 de cada 10 personas, o 2100 millones de personas, carecen de acceso a agua potable y de disponibilidad de esta en el hogar. Asimismo, 6 personas de cada 10, o 4500 millones, carecen de un saneamiento seguro de las aguas. Aunado a esto la OMS establece que cada persona necesita de 50 a 100 litro de agua por día, para poder cubrir la necesidades básicas y de salud (OMS, 2017). En Costa Rica, en la zonas costeras el problema primordial es la falta de acceso a un tratamiento adecuado de los efluentes, lo que genera contaminación en las fuentes de agua que las personas de la zona utilizan (Barrantes Barrantes & Cartín Nuñez, 2017). Todo sistema de tratamiento de aguas busca en: su etapa primaria la remoción de materia orgánica grande para reducir la DBO (demanda bioquímica de oxígeno); en la etapa secundaría se reduje la DBO ejercida por la reducción de la materia orgánica mediante una población mixta de bacterias heterótrofas que utilizan el componente orgánico para obtener energía y crecimiento; y en la etapa tres se tiene como objetivo eliminar todos los iones orgánicos como nitrógeno y fósforo. En la actualidad las plantas de tratamiento de aguas residuales convencionales se centran en la eliminación de sólidos en suspensión (principalmente de forma mecánica) y la reducción de la demanda biológica de oxígeno mediante lodos activados. No obstante, existen alternativas donde se adiciona el uso de microalgas para la limpieza de efluentes ya que estos efluentes tienen ambiente ideal nutricional para el crecimiento de este tipo de organismos. De hecho, el cultivo de microalgas proporciona un biotratamiento terciario ideal, y aunado a esto proporciona la producción de biomasa potencialmente valiosa (Abdel-Raouf et al., 2012).