Taller de clase invertida Pensemos en nuestro pasado, en la forma que se desarrolló nuestro aprendizaje cuando estuvimos en escuela o colegio, o incluso en la universidad. El modelo común para prácticamente todas las asignaturas era desarrollar la teoría en clase y sobre ese conocimiento adquirido (a veces a medias) llegar a casa y hacer los deberes orientados a la aplicación de ese conocimiento recibido en clase. Sin querer decir que este modelo tenga errores o que no haya cumplido su propósito, es un modelo orientado a dar protagonismo a la teoría y al docente que se encarga de impartirla en clase, provocando un aprendizaje pasivo por parte de los estudiantes. Por eso en la educación tradicional el estudiante más silencioso era por lo general el preferido de algunos docentes. Como toda ciencia, las Ciencias de la educación tienen la responsabilidad y la misión de proponer métodos que ayuden a conseguir su objetivo mediante la optimización de recursos. Con esa premisa en mente, el docente norteamericano Jonathan Bergmann ideó una metodología que se denominó Flipped classroom o Clase invertida. La explicación más resumida de esta metodología consiste en realizar las tareas (deberes) en el aula y desarrollar la conceptualización de la materia en casa. La secuencia de la metodología se desarrolla en los siguientes principios: 1. El docente selecciona el material de lectura o estudio para cada clase, considerando que sea un material de fácil comprensión para sus estudiantes. Junto a este material se crearán actividades de control de lectura (contestar un cuestionario, redactar un resumen, etc) 2. Los estudiantes revisan el material en su casa, a modo de tarea, y realizan las actividades relacionadas a ese material. 3. El tiempo de clase se dedica específicamente a demostrar la aplicabilidad de la teoría que cada estudiante ya revisó en su casa. No hay desarrollo teórico en clase. 4. Cada estudiante tiene la responsabilidad de administrar su tiempo y profundidad de investigación. Se entiende que, a mayor dedicación, mejores resultados. 5. Las interacciones dentro de clase se pueden aumentar (debates, preguntas) porque los estudiantes ya traen al aula el conocimiento mínimo necesario para la sesión. 6. La intencionalidad de las interacciones y de toda la actividad dentro de clase será formativa y constante. 7. Los estudiantes tendrán las bases necesarias para realizar trabajo colaborativo dentro de clase. Así, si algún estudiante no comprendió totalmente una parte del tema de la clase, otro estudiante estará en la capacidad de resolver esas dudas y así enriquecer el diálogo dentro de la sesión. 8. Las evaluaciones pueden ser más constantes. Mientras más criterios de evaluación se tengan, mejor compromiso se logrará entre los estudiantes. 9. Retroalimentación inmediata, tanto del docente como entre los mismos estudiantes. 10. Fortalecer las relaciones entre los estudiantes. Importante para el propósito de la Iglesia.
Existe la posibilidad de digitalizar el material de estudio y de evaluación, para que las retroalimentaciones sean más objetivas y más inmediatas.