REVISTA DE CASTELLANO Y LITERATURA
• • • • • • • • •
Editorial La Vida del autor. VinculaciĂłn de PeonĂa con la Novela: MarĂa de Jorge Isaacs PeonĂa – 1890 Venezolanismos en PeonĂa VisiĂłn de los CrĂtico sobre PeonĂa. Primeras Novelas Venezolanas Novelistas de Venezuela Literatura Tuyera
PEONĂŤA
Autor: Manuel Vicente Romero GarcĂa
U.E. SAN MARTĂŤN DE PORRES PORLAMAR, ESTADO NUEVA ESPARTA AĂ‘O: 2014
REVISTA DE CASTELLANO Y LITERATURA EDITORIAL: En esta revista de Castellano y Literatura se dedica a la novela PeonĂa, escrita por Manuel Vicente Romero GarcĂa en el año 1890. El autor desarrolla en esta novela dos temas que nos permiten conocer su ideario, por un lado tenemos el idilio entre Carlos y Luisa que nos presentan diferentes aspectos del sentir y del pensar venezolanos a travĂ©s de una universal manifestaciĂłn como es el amor. Esta pareja entre las inconsistencias de los sentimientos de Carlos y la entrega total de Luisa, nos muestran armonĂas y contrastes a lo largo de toda la obra.
Por otro lado esta obra compara la naturaleza con la situaciĂłn de su paĂs, y se evidencia porque Carlos de manera constante a lo largo de la novela hace crĂtica a la realidad de la situaciĂłn social que se vive en la Venezuela de ese momento. Esta obra literaria ha sido considerada como una de las pioneras en distintos gĂ©nero literarios, algunos crĂticos la consideran de la corriente venezolana positivista, otros crĂticos la incluyen dentro del gĂ©nero venezolano criollista, y alguno adicional la refieren como literatura tuyera. Mauricio Hernández M.
MANUEL VICENTE ROMERO GARCĂŤA LA VIDA DEL AUTOR No se tiene certeza en donde naciĂł Manuel Vicente Romero GarcĂa, hay dos ciudades donde se presume la primera: Valencia en el estado Carabobo y la otra Camatagua en el estado Aragua. Lo que si se tiene claro es que fue el 24 de julio de 1861.
fue un escritor y polĂtico venezolano. Trabajaba como telegrafista cuando se alzĂł contra el rĂ©gimen de Antonio Guzmán Blanco, por lo que pagĂł cárceles y sucesivos exilios en Estados Unidos, PerĂş y Trinidad y Tobago. ExpresĂł sus crĂticas al mencionado gobernante en La Delpinada. Escritor de vocaciĂłn, publicĂł sus artĂculos de carácter literario o polĂtico en periĂłdicos y revistas de la Ă©poca, tales como Eco Andino, El Cojo Ilustrado y CosmĂłpolis. En estas dos Ăşltimas publicaciones, sus artĂculos recibĂan el nombre de “bocetos” o “acuarelas”.
2
MANUEL VICENTE ROMERO GARCĂŤA
Su novela PeonĂa (1890) es considerada como uno de los primeros sĂmbolos del criollismo en la literatura venezolana. Durante largo tiempo se sostuvo siempre que esta obra de Romero GarcĂa era cronolĂłgicamente la primera novela venezolana y, junto con ello, el primer libro a travĂ©s del cual se reflejĂł la naturaleza y la sociedad venezolana en personajes propios, con su idiosincrasia caracterĂstica.
Pese al Ă©xito de su obra, la polĂtica lo absorbe. ActĂşa como jefe de Estado Mayor en la revoluciĂłn encabezada por Cipriano Castro (1899). DespuĂ©s de un fervoroso apoyo, rompe con Castro en 1902; se exilia y regresa cuando Juan Vicente GĂłmez detenta el poder; una vez más se va del paĂs hasta radicarse en Aracataca. Vicente Romero GarcĂa dejĂł varias obras inconclusas: Marcelo, Escenas de la vida revolucionaria, Mi parroquia y Los pigmeos. En 1966 se publicaron sus Obras completas y en 1977 sus Notas personales.
3
VINCULACIĂ“N DE PEONĂŤA CON LA NOVELA MARĂŤA DE JORGE ISAACS
Esta novela es considerada por varios crĂtico como una especie de rĂ©plica de MarĂa, de Jorge Isaacs, donde escenas parecidas están tratadas de manera diferente, donde se narra la historia de un idilio amoroso, entre una doncella campesina y su primo, un joven ingeniero que queda interrumpido por el destierro y la muerte. A pesar de las criticas de su Ă©poca Manuel Vicente Romero GarcĂa escribe una carta a Jorge Isaacs donde defiende su novela.
4
VINCULACIĂ“N DE PEONĂŤA CON LA NOVELA MARĂŤA DE JORGE ISAACS Al Sr. Dr. Jorge Isaacs.
Amigo mĂo: pongo a PEONĂŤA bajo los auspicios del ilustre autor de MARĂŤA. No tienen mis páginas el mĂ©rito literario de las vuestras, porque yo escribo en la candente arena del debate polĂtico. Sin embargo, acaso encontrarĂ©is en ellas ese sabor de la tierruca que debe caracterizar las obras americanas. PEONĂŤA tiende a fotografiar un estado social de mi patria: he querido que la Venezuela que sale del despotismo de Guzmán Blanco, quede en perfil, siquiera, para enseñanza de las generaciones nuevas. Quizá se resienta de mis rencores; pero ÂżcĂłmo no tenerlos cuando se nos humilla y nos envilece? ÂżcĂłmo separar de la pluma todo el ajenjo que ponen en el pecho el insulto y el ultraje? Vos sabĂ©is, por propia experiencia, que en la lucha polĂtica se arroja lodo al rostro del enemigo cuando no se le puede vencer gallardamente. Dadme, pues, el prestigio de vuestro nombre; dejad que una vez más sirva Ă©l de bandera en las batallas de la libertad. Vuestro apreciador amigo, M. V. ROMERO GARCĂŤA. Macuto, 14 de Marzo de 1890. 5
PEONĂŤA – 1890 La historia de Manuel Vicente Romero GarcĂa nos ubica en la Caracas del siglo XIX aproximadamente donde nuestro personaje principal, Carlos, se acaba de graduar de doctor, pero recibe una carta de su tĂo Pedro -con bellezas ortográficas-, donde le pide que vaya a PeonĂa, a resolver un conflicto sobre una FundaciĂłn entre Ă©l y su tĂo Nicolás.
Tomado de PeonĂa: Supongo que mis lectores querrán saber lo que me dice el tĂo Pedro, y para complacerles, ahĂ va la carta Ăntegra, con todas sus bellezas de ortografĂa: "PeonĂa, Abril 30 de 188... Mi querido Caslo: Por carta de tu mama ce que lla te graduate de dotor y como yo tengo un deslinde con tu tĂo Nicola, guiero gue sea tu el gue arregle eso. Bente pues en al muleta amarilla que te mando con el pion y la burra cana para tus corotos. Te bendice tu tio Saludo a toda la familia: nosotros estamos bien."
Pedro Contreras".
6
PEONĂŤA – 1890 Tomado de PeonĂa: IV -¡Guá, señor! ¡El niño Carlos! -El mismo, Celestina. Era una negra vieja, la que me cargĂł muchas veces en su petaca, cuando mi familia viajaba por los valles del Tuy. VenĂa con su sombrero de cogollo y su pañuelo colorado al cuello, montada en un burro negro, entre dos sacos de legumbre; las piernas haciendo como carril al pescuezo del jumento, flacuchento y pesado como todos los de su raza perezosa... -ÂżVas para el mercado? -SĂ, niño. ÂżY la familia? -Buena. ÂżCĂłmo está la tuya? -Buenita, sin novedá. ÂżY para dĂłnde la lleva? -Para el Tuy, a la PeonĂa. -ÂżCasa de Don Pedro? -SĂ.
Es aquĂ en donde Carlos emprende un viaje hasta llegar a la morada de su tĂo y su segunda esposa Carmelita y se aloja por largo tiempo. Pero no todo gira en torno al conflicto entre sus tĂos, el cual solo es mencionado en algunas páginas, muy al contrario: Carlos se va enamorando de su prima Luisa, quien tambiĂ©n le ama.
7
PEONĂŤA – 1890 Tomado de PeonĂa: Luisa me impresionĂł vivamente desde el primer momento. De cortes finĂsimos, habĂa en su rostro cierto tinte de melancolĂa y dulzura que realzaban sus correctas lĂneas. Era delgada, pero de formas esculturales; cuanto se puede ser a los diez y seis años. Sus palabras, su gesto, hasta el ritmo cadencioso de su voz acusaban candor y sencillez, y decĂan a gritos que aquella criatura tan simpática y tan bella era muy desgraciada.
Durante su estancia, Carlos va dando a flote su amor con Luisa, pero es injustamente culpado por un crimen y gracias a su madre, Carlos es sacado de su tierra y enviado a Trinidad, tierra donde solo durará un tiempo viviendo, puesto que luego es enviado nuevamente a Venezuela.
8
PEONĂŤA – 1890 Tomado de PeonĂa: El fuego devoraba la casa; las maderas carbonizadas crujĂan; los techos se desvencijaban con estrĂ©pito ensordecedor. Junto a un naranjo, estaba un grupo harto aterrador. Mi tĂo Pedro, con el vientre destrozado por un puñado de guáimaros, agonizaba, y Luisa, herida de bala en el omoplato izquierdo, se revolcaba en un charco de sangre. -¡Carmelita! ¡Carmelita!murmuraba mi tĂo en su estertor. -¡Carlos! ¡Carlos!-proferĂa Luisa. -¡AquĂ estoy, ángel mĂo! Y volviĂł a mĂ los entornados ojos. -¡Me muero, Carlos! -No, mi reina, has de vivir; aquĂ estoy yo. Y la besĂ© mucho, mucho, en la frente, ya marchita, y en los rasgados ojos, ya sin luz para mĂ.
Ya en su patria, Carlos decide visitar nuevamente a su tĂo, y es cuando sucede una gran catástrofe: Un incendio acaba con su tĂo, la casa y una bala desciende poco a poco hasta el corazĂłn de su prima y acabar con Luisa.
9
VENEZOLANISMOS EN PEONĂŤA PeonĂa es una historia con el habla netamente venezolana de ese tiempo, un romance imposible entre familiares y un libro que muestra la rica cultura de esta tierra. Se ha realizado un glosario de PeonĂa que ayuda a entender muchas de las palabras usadas por el autor. Aguacerito blanco. Impertinente. Amargo. Aguardiente aromatizado con cáscara de sidra, limĂłn o sauce; con semilla de fruta-de-burro o pimientilla; con hierbabuena o anĂs o malojillo. El aroma le da nombre. Amugar. Se dice de las caballerĂas cuando en señal de disgusto vuelven las orejas hacia atrás, casi hasta pegarla al cuello. Arepa. Pan de maĂz. Bolsones. Alforjas. Burro. Especie de artesa de madera, donde se ponen las cañas que han de entrar en los cilindros de trapiche En los Estados Unidos lo llaman mesa. Cabullera. CabullerĂa. Cacha-blanca. Cuchillo grande y ancho con empuñadura de hueso. CamisĂłn. Se llama asĂ el traje de la mujer, cuya enagua está adherida al corpiño. Casiragua. RatĂłn silvestre. 10
VENEZOLANISMOS EN PEONĂŤA Catire. Rubio. Coa. Abertura practicada en la tierra para depositar la semilla. TambiĂ©n se denomina asĂ la siembra de un año. Conuco. Terreno cultivado de cereales. Pequeña posesiĂłn rurales. Corte. Trabajo del dĂa en los campos. Cotejo. Lagartijo. Champurrio. Mezcla de licores. Chinchorro. Hamaca de cabulla o hilo grueso, tejido de malla. Chipola. Aire de joropo. Chivarse o comer orĂ©gano. Enfurecerse. Chupado. Triste, amilanado. Se conjuga todo el verbo como reflejo. Chusco. Mono. Dejar el pelero. Huir. Dure. Asiento hecho del tronco de un árbol. Eco...! ExclamaciĂłn de burla. Emburradora. La persona que pone las cañas en el burro del trapiche: regularmente es una mujer o un muchacho. Entiempada. Se dice de las hembras en la Ă©poca del celo o de la brama.
11
VENEZOLANISMOS EN PEONĂŤA EntrĂ©pito. Entrometido. Intruso. Erica. Abeja americana. Estar niña. Ser niña. Estar virgen. EstrĂłgamo. EstĂłmago. Fustán. Enagua. Gamelote. Hierba áspera, alta y de fácil reproducciĂłn. Abundada en el TĂşy y en las orillas de del lago de Valencia. Algunos acadĂ©micos rurales opinan que esta voz es corrupciĂłn de gramalote. GarrazĂ o uña de pavo. PantalĂłn rematado en puntas que semejan las uñas de un pavo. Lo usan nuestros llaneros. Golpe. Son. pieza de Joropo. Guáimaro. MuniciĂłn gruesa usada en la caza. Guayuco. Tela que los indĂgenas se arrollan en la cintura y los muslos para cubrir su desnudez... Remplaza a la hoja de higuera del ParaĂso, y la hoja de parra de las estatuas... Hacer sangre. Simpatizar. Incondicionales. DiĂ©ronse este nombre -en al ceguedad del servilismo- los amigos e instrumentos de Guzmán Blanco. Hoy se denomina asĂ a las mujeres pĂşblica de la más baja clase. Jalar de gaza. Apretar constreñir, hostigar.
12
VENEZOLANISMOS EN PEONĂŤA Joropo. Baile nacional: mĂşsica nativa; las figuras participan de las danzas africanas y los bailes populares españoles. LambĂo. Fresco, grosero. Lambiojo. Pequeña abeja americana, cuya peculiaridad consiste en picar los ojos a los hombres y animales, cuando se las molesta en sus casa de barro, de forma cĂłnica, colgantes de los arbustos. Lebrillo. Aljofaina de barro, tosca. Liquiliqui. Blusa. Madrina. En el trabajo de los llanos se llaman asĂ las reses mansas que sirven para conducir las cerriles. TambiĂ©n se llama madrina a toda las partida que se arrea de un lugar a otro. Manare. Cedazo ordinario de corteza de caña brava, con borde de bejuco. Malojo. La mata de maĂz apenas espigada, que se usa como pasto para las bestias de silla y tiro. Los acadĂ©micos rurales dicen ser corrupciĂłn de malahoja o maloja. MamantĂłn. El que es preso por primera vez. Mandador. Foete tosco.
13
VENEZOLANISMOS EN PEONÍA Medianeros. En los fundos de caña, los colonos que siembran a partir cosechas con el dueño de las finca. Mecha. Chanza. Meremere con pan caliente. Acción de castigar a los niños con rejo o chancleta. Miados. Obsequios que se dan en las casas pobres, cuando nace un hijo. Regularmente es de aguardiente de caña con alhucema y miel de abejas. Misia, misea. Corrupción de mi señora. Se usa para las mujeres de alta posición. Moriche. Palmas de las márgenes del Orinoco y sus grandes afluentes. De la fibra se hace una cabulla de la cual se fabrica chinchorros. En el Orinoco llaman moriche un pájaro que equivale al turpial del centro. Mujerero. Mujeriego. Novillo. Toro castrado que se destina al matadero. Ña, Ño. Abreviatura de doña. Abreviatura. Se emplea para los viejos pobres o de baja estofa. Doña se usa para las mujeres de mediana posición. Ornada. Corrupción de jornada. Golpe, Son. Pelar. Errar en el tiro; no dar en le blanco. Perrero. El que levanta la caza con los perros. Pichagua. Especie de cuchara de tapara. Pichirre. Mezquino miserable.
14
VENEZOLANISMOS EN PEONĂŤA PilĂłn. Mortero hecho de tronco de un árbol, para quebrantar los granos de maĂz y arrancarles el pergamino. Plan. Comarca, sitio, lugar. Plantilla. Planta nueva dĂcese del cafĂ©. Punto. Sitio de cada cazador en la batida. Punta. Partida de reses vacunas: en las marchas de nuestro ganado se hacen las puntas de diez reses para cada peĂłn. Potrero. Potril. Dehesa. Rastrojo. Conuco abandonado. Roza. Se dice del terreno virgen descuajado y sembrado. Sorra. CarretĂłn de bueyes de cuatro ruedas, con resorte de acero sobre los ejes. Tapara. Calabaza seca de la fruta del totumo. Tierra de Jugo. Cementerio general de Caracas. Yare. Agua, azĂşcar y ácido prĂşsico, extraĂdo de la yuca al hacer el cazabe. Zambe. Aire de joropo. Zoca. El retoño de caña de azĂşcar: la segunda y la tercera cosecha del fundo.
15
VISIĂ“N DE LOS CRĂŤTICOS SOBRE PEONĂŤA Mireya Vásquez Tortolero Para los profesores Osvaldo Larrazábal H. y Gustavo Luis Carrera, la novela nacional es el resultado progresivo de una serie de factores que se fueron asentando adecuadamente para permitir la elaboraciĂłn de un movimiento que, en un momento determinado, influyĂł en la novela posterior, y dejĂł establecidas las bases para el logro definitivo de un modo de expresiĂłn. PeonĂa será una de esas obras, novela que trajo a la crĂtica diversos pareceres, unos a favor y otros en contra.
16
PeonĂa, fue escrita por Manuel Vicente Romero GarcĂa. Su primera ediciĂłn fue en 1890 y segĂşn el propio autor, es una “seminovela”. En el prĂłlogo hay una carta dirigida al señor Jorge Isaac y donde Romero GarcĂa toma posiciĂłn con respecto a los temas que tratará en su novela. En ella quiere mostrar la situaciĂłn social que vive Venezuela en ese momento: el perĂodo del Guzmancismo, momento de controversias en el paĂs. El Positivismo con sus nuevas ideas sociolĂłgicas y cientĂficas, se va introduciendo en los jĂłvenes universitarios, para orientar las comunes preocupaciones del alma venezolana. Romero GarcĂa pertenece a estos jĂłvenes. Los integrantes de esta generaciĂłn hacen de su trabajo literario un instrumento polĂ©mico para interpretar la realidad histĂłrica y social del paĂs.
VISIĂ“N DE LOS CRĂŤTICOS SOBRE PEONĂŤA Edoardo Crema (1952) En el estudio crĂtico que precede a la obra dice que Romero GarcĂa fue positivista integral: como pensador se adhiriĂł al materialismo más o menos ateo; como cientĂfico, a la teorĂa de la evoluciĂłn: y como sociĂłlogo, a todos los ideales de progreso humano, desde el mejoramiento de los sistemas de trabajo y de los gobiernos. (prĂłlogo p. XXXII)
Santiago Key Ayala (1955)
Dice que PeonĂa encierra el ideario de Romero GarcĂa. En ella hay un llamado a la tierra, y más que a la tierra grande, lo hace a la “tierruca”, a lo regional. TambiĂ©n encontramos denuncias de la realidad nacional, hay cuadros costumbristas y la presencia del idilio entre Carlos y Luisa. La novela presenta las remembranzas del personaje principal: Carlos. La frase inicial Mi ánimo se ha serenado ya indica que lo relatado posteriormente ha sucedido con anterioridad. La narraciĂłn se hace en primera persona. Esto permite conocer los sentimientos y la forma de pensar de Carlos, quien es el que narra. Conocemos su posiciĂłn ante muchas cosas. 17
VISIĂ“N DE LOS CRĂŤTICOS SOBRE PEONĂŤA Se desarrollan, en la novela, dos temas, que nos permiten conocer el ideario del autor. Por un lado tenemos el idilio entre Carlos y Luisa, quienes, como dice Pedro DĂaz Seijas (1966) nos presentan diferentes aspectos del sentir y del pensar venezolanos a travĂ©s de una universal manifestaciĂłn como es el amor. (p. 445) Esta pareja entre las inconsistencias de los sentimientos de Carlos y la entrega total de Luisa, nos muestran armonĂas y contrastes a lo largo de toda la obra. En el idilio, la novela muestra sus rasgos románticos, pero pesimistas. Desde el mismo inicio, se vislumbra el final trágico del idilio de la pareja protagĂłnica.
Finalmente podemos decir que PeonĂa es una obra de contrastes: El tĂo Nicolás y el tĂo Pedro; el amor, que representa la vida y el incendio que muestra la muerte; los momentos de felicidad de Carlos con Luisa y los de dolor en la prisiĂłn y luego en la hacienda cuando encuentra moribunda a su prima. TambiĂ©n vemos reflejada la Ă©poca: de atraso en lo social, educativo, polĂtico econĂłmico… En ella hay hermosas descripciones del paisaje, costumbres y formas de vida, personajes tĂpicos como doña Segunda que le dan ese sentido original y venezolano a la novela. Por todo ello tenemos que valorarla y considerarla un modelo de la narrativa posterior.
18
PRIMERAS NOVELAS VENEZOLANAS Muchos autores coinciden al afirmar que la novela venezolana surge a mediados del Siglo XIX, tras la publicaciĂłn de Los mártires, de FermĂn Toro en 1842. Las primeras novelas venezolanas siguen los postulados de las corrientes literarias que para la Ă©poca prevalecĂan en el ámbito mundial. A excepciĂłn de las inscritas en el marco del modernismo movimiento litera-rio de origen latinoamericano.
En el tardĂo romanticismo venezolano, tuvieron gran aceptaciĂłn las novelas de carácter histĂłrico que se adaptaban al espĂritu romántico, como Blanca de Torrestella (1868), de Julio Calcaño. Bajo estas influencias románticas se escribieron muchas novelas de tono sentimental, asĂ como tambiĂ©n novelas de denuncia: Zárate (1882) de Eduardo Blanco y PeonĂa (1890) de Manuel Vicente Romero GarcĂa. En la mayorĂa de los casos, las primeras novelas venezolanas funcionan como tribunas para denunciar las injusticias sociales, o como instrumentos pedagĂłgicos o de construcciĂłn de la identidad nacional. 19
PRIMERAS NOVELAS VENEZOLANAS A partir de los inicios del siglo XX, estas preocupaciones se irán relajando: el valor literario y estĂ©tico cobrará mayor importancia, sobre todo tras el surgimiento del modernismo, en el que prevalecĂa el cuidadoso lenguaje y el adorno retĂłrico. Son piezas claves para comprender la producciĂłn de este perĂodo las novelas de Manuel DĂaz RodrĂguez quien publica en 1901 su primera novela: ĂŤdolos rotos, sátira polĂtica y social de la sociedad de la Ă©poca, evidenciando una problemática lucha entre lo nacional y lo mundial. A travĂ©s de esta novela y del resto de su producciĂłn, Sangre Patricia (1902) y Peregrina (1922), percibimos una fina sensibilidad que idealiza la naturaleza venezolana, cruzada por tipos y costumbres; sensibilidad plasmada en las páginas a travĂ©s de un lenguaje cuidado y extremadamente culto. 20
NOVELISTAS DE VENEZUELA • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
JosĂ© Vicente Abreu Laura Antillano Alfredo Armas Alfonzo Antonio AraĂz JosĂ© Balza Alberto Barrera Tyska Margarita BelandrĂa Rufino Blanco Fombona Eduardo Blanco Mario Briceño Iragorry Luis Britto GarcĂa Varlos Brandt Israel Centeno Pedro Emilio Coll Guillermo de LeĂłn Calles Victoria de Stefano Manuel DĂaz RodrĂguez RamĂłn DĂaz Sánchez Pedro CĂ©sar Dominici Alicia Freilich RĂłmulo Gallegos Salvador Garmendia Adriano González LeĂłn Francisco Herrera Luque Boris Izaguirre Gabriel JimĂ©nes Emán Alberto JimĂ©nes Ure Francisco Massiani
• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
Guillermo Meneses Pedro MarĂa Morantes Stefania Mosca Enrique Bernardo Núñez JosĂ© NapoleĂłn Oropeza Miguel Otero Silva Julián PadrĂłn Antonio Palacios Teresa de la Parra Mariano PicĂłn Salas Camilo Pino La Corte JosĂ© Rafael Pocaterra Ednodio Quintero Manuel Vicente Romero GarcĂa Denzil Romero Armando JosĂ© Sequera Vicente Ulive-Schnell Arturo Uslar Pietri Federico Vegas Ă“scar Yanes Slavko Zupcic
21
LITERATURA TUYERA La Literatura Tuyera, es decir, la literatura escrita por autores no solo nacidos o residenciados en la regiĂłn mirandina de los Valles del Tuy, sino que tambiĂ©n reflejan en sus obras cierto arraigo tuyero, comienza a gestarse solo a partir de finales del siglo XIX, y es con Francisco Tosta GarcĂa (Charallave, 18461921), con quien podemos comenzar a hablar de Literatura Tuyera, y más especĂficamente, de narrativa tuyera, pues Tosta GarcĂa, como es sabido, fue esencialmente novelista.
Antes de Ă©l, escasos autores y artĂculos de costumbres, vieron a los Valles del Tuy solo como una más o menos relevante referencia geográfica para historiadores del proceso independentista y, más atrás en el tiempo, misioneros de la Ă©poca colonial, a excepciĂłn solamente de Manuel Vicente Romero GarcĂa, cuya novela PeonĂa, por cierto inauguradora del ciclo de la novela nacional y costumbrista venezolana, ve al Tuy como referente para la escritura creativa. En ese sentido, conviene avisar al lector que no nos referiremos acá a quienes destacaron más como cronistas que como creadores.
21