Parroquia San Ignacio de Loyola Del 1 al 7 de Enero de 2012
Boletín Informativo semanal Mucho que agradecer
[Volumen 3, N° 128]
Editorial Después de Navidad, ¿qué?
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¡Tanto que corremos para hacer mil regalos, para dejar a todos contentos, para compartir una rica cena, para hacer algo distinto, para recordar viejos tiempos, para valorar la familia y los amigos! Sí, ciertamente valen la pena tantos sudores y afanes en medio del fin de año, del término de los colegios, de las expectativas de las ansiadas vacaciones. En medio del calor veraniego hace bien el aire fresco de la Paz traída por el Niño Jesús. Sin embargo, aprovechamos poco ese arito de Paz. Volvemos a los trajines diarios automáticamente y nos olvidamos de los pastores, los reyes, José, María, Jesús…Nos olvidamos de la Buena Noticia que es Dios habitando en nuestro mundo, iluminando nuestras vidas, acompañando nuestra suerte. La Iglesia es sabia al proponernos una “octava de Navidad”: ocho días para celebrar la Navidad reconociendo que el milagro ocurre día tras día. Ocho días de fiesta recordando a san Esteban, el primer mártir; a san Juan Evangelista, el discípulo amado; a los pequeños santos inocentes de todos los tiempos; a la Sagrada Familia, templo donde Jesús creció; a Santa María, la Virgen Madre que nos trajo al Redentor. Entonces, después de Navidad, ¿qué? ¡Seguir celebrando que Dios acompaña a su pueblo; que vino para quedarse! La Iglesia nos invita a darnos tiempo para observar el cielo, el mundo entero, y ver los signos divinos que el Señor pone en nuestro camino. Darnos tiempo para orar y compartir en familia las maravillas que Dios hace por nosotros, tiempo para contemplar su estrella que nos ilumina cada día, para seguir sus pasos, para encontrarnos con Él. Comenzando el año, después de la octava de Navidad, la Iglesia comienza a vivir el llamado tiempo ordinario o común, sin los sobresaltos extraordinarios de Navidad y Resurrección. Entonces, en lo cotidiano, estamos invitados a vivir este tiempo con el corazón encendido; con alegría y paz, con confianza y esperanza en los cielos nuevos y la tierra nueva que nos dio Dios. Fuimos regalados con el nacimiento del Señor, ahora es tiempo para que nosotros, como los Reyes Magos, pongamos en las manos de Jesús nuestros tesoros, nuestro trabajo, nuestra vida. Empecemos ya… P. Arturo Vigneaux, s.j. Párroco