MAXWELL DOS SANTOS
El atentado EN SU DORMITORIO, JUNO TERMINABA de arreglar las malas.
Iba a Guarapari, donde se hospedaría en el Hotel Bacutia, junto con las otras finalistas, preparándose para la gran final, que sería ese sábado, en Praia da Bacutia. Afuera, Carmen tocó la bocina dentro de su Celta y gritó: - Juno, date prisa. Estamos sobre la hora. - Ya voy, mamá. No te desesperes - dijo Juno. Cuando se fue, Juno le habló a doña María: - Deme su bendición, abuelita. - Dios te bendiga y te guarde, hija mía - respondió doña María, abrazando a su nieta. Juno salió y cuando se estaba preparando para subirse al auto, Adriano, que estaba escondido, aceleró la bicicleta, se acercó a la joven, tomó la botella de Coca Cola y arrojó el ácido clorhídrico contra su cara y busto. - ¡Infeliz! ¿Qué hiciste con mi hija? - gritó Carmen. La niña gritó de dolor, llamando la atención del vecindario. El atacante voló bajo con la motocicleta, que fue robada y tenía las placas cubiertas con cinta aislante, para que la policía no lo rastreara. Dejó la botella en el suelo. Envuelto en una nube blanca por la acción corrosiva del ácido, Juno entró a su casa, fue al baño, abrió el grifo del lavabo y se echó agua en la cara y el busto, mientras trataba de entender lo que había sucedido. El líquido lo
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