Mayordomos, N°1 Septiembre 2015

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Todo De Mi En Respuesta Al Todo De Dios N° 1

MÁS QUE CUALQUIER OTRA COSA, la vida cristiana significa la entrega de nosotros mismos y la aceptación de Cristo. Cuando vemos cómo Jesús se entregó a sí mismo por nosotros, clamamos: “¿Qué puedo hacer yo por ti?”

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El Departamento de Mayordomía ayuda a la administración a cumplir la misión de la iglesia a través del entrenamiento en liderazgo y la educación de los miembros de iglesia con respecto a los principios de mayordomía. Más específicamente, el propósito del Departamento de Mayordomía es ayudar en la integración de la senda de fe cristiana en cada área de la vida, tanto individual como corporativamente

ARTICULO

UN PUEBLO PRÓSPERO TESTIMONIO

EL DIOS QUE SIEMPRE CUIDA ESPÍRITU DE PROFECÍA

POR QUE DIOS EMPLEA A LOS HOMBRES COMO LOS ENCARGADOS DE DISTRIBUIR SUS RECURSOS

PARA SABER

4 CARACTERÍSTICAS DE UN FIEL ADMINISTRADOR SERMÓN

EL CODICIADO DINERO

PORTADA

CREADOS PARA TRIUNFAR

MAYORDOMOS es publicada con el objetivo de promover la mayordomía cristiana, y animar a los miembros a responder a la gracia de Dios al dedicar todo lo que tienen a él. Si desea compartir su testimonio favor enviarlos al email: mayordomiacristianaiasd@gmail.com

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Articulo

UN PUEBLO PRÓSPERO «Que el Señor te bendiga desde Sión, y veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida». Salmo 128:5

J

ohn Calvin Coolidge, presidente de los Estados Unidos de 1923 a 1929, dijo una verdad bien pensada acerca de la prosperidad. Aquí están sus palabras: «La prosperidad es solo un instrumento para usar, no una divinidad para adorar». Lamentablemente la prosperidad se ha convertido en una divinidad adorada por cristianos y no cristianos. Es buscada como un fin en sí misma, no como medio para alcanzar propósitos más elevados. En nuestro mundo capitalista la prosperidad es asociada esencialmente con dinero, y los cristianos no hemos sido inmunes a esta influencia tan materializada. Por ejemplo, a finales de los 70 surgió un movimiento evangélico enfatizando la prosperidad económica. El famoso Club PTL, el Club 700, o evangelistas como Jim Bakker, Jimmy Swaggart o Pat Robertson, son algunos representantes de esta nueva corriente conocida como «el evangelio de la prosperidad». En 3 de Juan 1:2 leemos: «Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma». Pasajes bíblicos como este son usados por estos carismáticos líderes para construir una teología de la prosperidad. Pero el mismo texto desbarata el énfasis que ellos ponen en una prosperidad económica, pues en el pasaje el Señor expresa su deseo de que seamos «prosperados en todas las cosas», sin ningún énfasis específico en lo económico. Por lo tanto, desde el punto de vista bíblico, es legítimo desear ser prósperos, porque Dios desea que lo seamos, pero es ilegítimo asociar prosperidad solo con dinero. ¿Cuál es el balance bíblico en relación con la prosperidad? Dios desea que nuestra alma prospere, pero, ¿es posible alcanzar prosperidad espiritual sin prosperidad material? ¿Qué significa prosperar en todas las cosas? ¿Es posible sentirse rico, aunque los recursos materiales sean solo lo suficiente?

Prosperidad individual En la primera parte del versículo 1 del Salmo 128 se habla de «los que temen al Señor», y luego, en la segunda parte, define quiénes son los que le temen. Dice que son, «los que van por sus caminos». Leámoslo: «Dichosos todos los que temen al Señor, los que van por sus caminos». Luego, en el versículo 2 se le dice al que teme al Señor lo siguiente: «Gozarás de dicha y prosperidad». Observemos la clara relación de causa y efecto que se da en estos pasajes. Los que temen al Señor no lo dicen solo de palabra, sino que lo demuestran andando en los caminos de Dios; es decir, son obedientes. Luego, el resultado de esta vida de obediencia es la dicha y prosperidad que se les promete. Por eso es que en el versículo 1 se los llama «dichosos», pues la prosperidad que disfrutan los hace sentirse bienaventurados. Ahora bien, ¿qué tipo de prosperidad es esta? Los versículos 2, 3 y 4 nos darán algunas ilustraciones. Por ejemplo, la primera parte del versículo 2 dice: «Lo que ganes con tus manos, eso comerás». Esta promesa asegura que el resultado del esfuerzo de nuestras manos será próspero. Tendremos lo necesario para comer y satisfacer nuestras necesidades. Aquí Dios no está prometiendo una prosperidad consistente en tener mucho dinero. Si así fuera, entonces todos los cristianos fieles y obedientes deberían poseer una gran fortuna, pero la realidad no es así. Esto quiere decir que tener lo suficiente para vivir, eso ya es prosperidad. Dichoso el cristiano que teme a Dios, andando en sus caminos, y tiene lo necesario para vivir. Lo entendemos mejor si consideramos que hoy cerca de mil millones de seres humanos en el mundo pasarán hambre. Otro ejemplo de prosperidad bíblica lo leemos en el versículo 3: «En el seno de tu hogar, tu esposa será como vid llena de uvas». Esto es verdadera prosperidad, especialmente si consideramos que en el mundo el número de divorcios ya supera el número de nuevos matrimonios; en cambio, al que teme al Señor y anda en sus caminos, se le asegura prosperidad matrimonial. 1


Veamos en el versículo 3 un ejemplo más: «Tus hijos serán como vástagos de olivo». Cuando consideras que unos 6 mil jóvenes son infectados diariamente por el SIDA; que entre los 11 y 14 años los adolescentes empiezan a consumir drogas, pero tus hijos han sido guardados de estos y otros males como resultado de tu obediencia al andar en los caminos del Señor, entonces entiendes mejor qué es prosperidad bíblica. Finalmente, en el versículo 4 el salmista concluye: «Tales son las bendiciones de los que temen al Señor», dejando bien claro que esta prosperidad es para «los que van por sus caminos».

Prosperidad comunitaria Pero la prosperidad de la cual habla el Salmo 128 no es solo individual, porque el individuo a quien Dios hace prosperar «en todas las cosas» pertenece a una comunidad de creyentes que en conjunto adoran y temen al Señor, y a esa comunidad como tal, Dios también la hace prosperar. Veamos lo que dice el versículo 5: «Que el Señor te bendiga desde Sión, y veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida». Note como Dios expresa su deseo de bendecir al individuo: «Que el Señor te bendiga desde Sión»; pero luego expresa su deseo de prosperarlos como comunidad, de tal manera que cada individuo pueda ver y ser testigo de esas bendiciones: «y veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida». Esta próspera Jerusalén es su pueblo, su iglesia en el mundo, y así como Dios le asegura prosperidad a cada miembro de su pueblo que anda en sus caminos, su pueblo como cuerpo, como iglesia, es igualmente próspero. De hecho, es el plan de Dios, que «veas la prosperidad» de su iglesia, «todos los días de tu vida». ¿Ha cumplido el Señor esta promesa? Al repasar la historia denominacional, podemos confirmar cómo Dios ha hecho prosperar a su iglesia para el cumplimiento de su misión. Jaime White, su esposa Elena y José Bates, los fundadores de esta iglesia, empezaron de cero. Por ejemplo, el ministerio de las publicaciones adventistas comenzó con Jaime White trabajando en un campo de heno. Así ganó el dinero con el que se pagó la impresión del primer folleto adventista. De aquel humilde comienzo hoy tenemos unas 61 casas publicadoras en el mundo. ¿Es esto prosperidad?

En 1867 se estableció la primera escuela adventista en Battle Creek. Hoy tenemos alrededor de 5,763 escuelas primarias, 1,678 colegios secundarios y 111 universidades. ¿Es esto prosperidad? En 1866 se abrió la primera institución de salud, y hoy tenemos alrededor de 171 hospitales y sanatorios, 429 clínicas y dispensarios, 44 escuelas de enfermería, y varias escuelas de medicina y odontología. ¿Es esto prosperidad? Esta iglesia nació con un puñado de personas humildes en Battle Creek, una pequeña aldea, allá por 1844. Cuando el 21 de mayo de 1863 fue organizada oficialmente, contaba con tan solo unos 3,500 miembros. Hoy cuenta con alrededor de 18 millones de miembros que se reúnen en unas 65,961 iglesias organizadas más 62,430 grupos en 209 países. ¿A qué se debe tanta prosperidad? «Tales son las bendiciones de los que temen al Señor», de «los que van por sus caminos». Esta iglesia ha sido temerosa del Señor; ha andado en sus caminos; ha ensalzado la doctrina de Cristo como el Salvador del mundo; ha sido una iglesia fiel en la práctica, pues si el mandamiento del sábado estaba olvidado, por su observancia ha sido rescatado, reivindicando así la ley de Dios.

¿Para qué hemos sido prosperados? Ya dijimos que la prosperidad no es un fin en sí misma, sino un medio para alcanzar propósitos más elevados. Recordemos la gran verdad dicha por el ex presidente Coolidge: «La prosperidad es solo un instrumento para usar, no una divinidad para adorar». Entonces, ¿qué uso instrumental podemos darle a nuestra prosperidad individual y comunitaria? ¿Para qué Dios nos hace prosperar como individuos y como iglesia? La respuesta es clara: ¡para una misión de servicio! 2Para ilustrar lo anterior podríamos usar diferentes ramos de la obra adventista, pero vamos a limitarnos al campo de las publicaciones. Esta obra comenzó con una visión que Dios le dio a Elena G. de White en noviembre de 1848. Después de salir de la visión, ella le dijo al pastor White: «Tengo un mensaje para ti. Has de comenzar a imprimir un pequeño periódico y enviarlo a la gente» (El Colportor Evangélico, pág. 1). Como no había recursos, el pastor White se fue a trabajar a un campo de heno para reunir el dinero y pagar la primera impresión. Es de 2


aquel pequeño comienzo que hoy tenemos unas 61 casas publicadoras en el mundo. ¿Para qué todo este éxito? ¿Para qué toda esta prosperidad? Hablando acerca de la misión de las publicaciones, la Sra. White escribió: «es una obra misionera del más elevado carácter, y para presentar a las gentes las verdades importantes para nuestros tiempos no se puede emplear método mejor y más afortunado» (Ibíd, pág. 16). Esto significa que las publicaciones son un medio para alcanzar algo más grande: cumplir la gran comisión evangélica. Por eso Dios anticipó el éxito de las publicaciones con estas palabras: «será un éxito desde el mismo principio. Se me ha mostrado que desde este pequeño comienzo saldrán rayos de luz que han de circuir el mundo» (Ibíd, pág. 1). Por lo tanto, prosperar para servir, es el santo y seña de la prosperidad bíblica.

como presidente de Apple, canceló todos los programas caritativos, argumentando que la empresa debía volverse más rentable. ¿Quién cree usted que gozó de mayor dicha y prosperidad? ¿Jaime White o Steve Jobs? ¿Qué clase de prosperidad le interesa a usted; la prosperidad del mundo, o la que Dios ofrece? Por supuesto, el dinero es importante, ¿pero será que ser económicamente próspero lo llena todo? ¡No! Entonces la prosperidad que Dios da es la más grande, la más deseable. La alcanzan «los que temen al Señor, los que van por sus caminos». Sí, «tales son las bendiciones de los que temen al Señor.» ¿Cuáles? Un matrimonio estable; buenos hijos; el pan de cada día, en fin, como dice el último versículo del Salmo 128: «¡Que haya paz en Israel!» No hay prosperidad más grande que esta.

Articulo tomado de Revista Adventista.es

Conclusión No nos hemos postrado en adoración ante la prosperidad, ni como individuos ni como iglesia. Como iglesia, hemos usado las bendiciones de la prosperidad para cumplir la gran comisión de predicar el evangelio del reino a todo el mundo. Como individuos, cada uno debe tomar la decisión de usar todo aquello en lo cual Dios lo prospere, para convertirlo en canal de bendición a favor de otros. En otras palabras, si queremos prosperar, es para tener siempre algo que dar. Si la iglesia prospera para dar el evangelio, sus miembros lo hacemos también para dar de lo que tenemos. Hagamos una comparación entre dos hombres bien conocidos. Por un lado tenemos a Jaime White, uno de los fundadores de la Iglesia Adventista, y por el otro lado tenemos a Steve Jobs, el genio creador de las computadoras Apple. Jaime White murió a los 60 años de edad, sin riqueza material. Steve Jobs falleció en el año 2011 a los 56 años de edad, con una fortuna calculada en unos 7 mil millones de dólares. ¿Quién de los dos gozó de mayor dicha y prosperidad? Jaime White dedicó su vida, sus dones, talentos y bienes al servicio de Dios, de su iglesia y de los demás. De Steve Jobs, el diario The New York Times aseguró que nunca hizo donaciones a asociaciones de beneficencia. Incluso se negó a ser parte de Giving Pledge (Promesa de Dar), un club de multimillonarios filántropos. En 1997, 3


Testimonio

EL DIOS QUE SIEMPRE CUIDA

“Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones”. Deuteronomio 7:9.

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aría fue bautizada a los veinte años y se casó a los cuarenta. Cuando fue al médico para hacerse los exámenes de rutina, descubrió que estaba embarazada. En el examen prenatal, al realizar una ultrasonografía mamaria, se detectó un nódulo maligno del lado izquierdo. Preocupada oró mucho a Dios y le pidió que dirigiera los tratamientos.

En ese período, por cambios en la distribución de horas, María vio que su sueldo se redujo a la mitad, pero ella continuó en oración. Posteriormente el Intendente convocó a todas las gestantes de la ciudad que eran funcionarias públicas como María, para una reunión e informó que restituiría el valor deducido, inclusive se les daría el retroactivo del mes anterior.

Debido a su embarazo de riesgo, ella decidió que debería hacer el parto en una clínica particular. El valor que era elevado fue reducido y los hermanos de la iglesia la ayudaron con una parte.

La cirugía para retirar la mama estaba fijada y al entrar al quirófano, milagrosamente el nódulo no existía más. Ella quedó agradecida a Dios, pero surgieron nuevos desafíos.

Su hija nació perfecta, y para María esa fue la mayor de todas las bendiciones. “Alabo a Dios porque él permitió la prueba pero no me desamparó. Vale la pena ser fiel y confiar en el Señor”, manifestó.

En los exámenes siguientes del prenatal, el diagnóstico fue hipotiroidismo. Su embarazo fue considerado de riesgo, debido a la edad, y otros problemas durante la gestación contribuyeron para que el cuadro de la paciente empeorara.

María Andrade Unión Este Brasileña Fuente: portal adventistas.org

En una ultrasonografía obstétrica, los médicos le informaron que estaba con aumento del líquido amniótico (que envuelve el embrión), lo que implicaría en serios problemas para el bebé. María nuevamente rogó a Dios por ayuda. Los trastornos de salud se sumaron a las dificultades financieras que María y su marido enfrentaban. Los gastos con los exámenes y tratamientos aumentaron, por otro lado hubo una enorme reducción en los ingresos del marido que era autónomo, y fue afectado por esos contratiempos.

Estamos endeudados con él por cada momento de nuestra existencia y por todas las comodidades de la vida. Las facultades y las aptitudes que elevan al hombre por encima de la creación inferior constituyen el don del Creador. CMC

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Espíritu de Profecía

POR QUE DIOS EMPLEA A LOS HOMBRES COMO LOS ENCARGADOS DE DISTRIBUIR SUS RECURSOS

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ios no depende de los hombres para promover su causa. Podría convertir a los ángeles en embajadores de su verdad. Habría podido revelar su voluntad por medio de su propia voz cuando proclamó la ley desde el Sinaí. Pero ha elegido emplear a los hombres para que hagan su obra a fin de cultivar en ellos el espíritu de liberalidad. Cada acto de abnegación realizado en bien de otros fortalecerá el espíritu de generosidad en el donante, y lo vinculará más estrechamente con el Redentor del mundo, quien "por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos" "(2 Cor. 8: 9). Y la vida puede ser una bendición para nosotros únicamente en la medida en que cumplimos el propósito divino para el cual fuimos creados. Todas las buenas dádivas que Dios hace al hombre constituirán una maldición a menos que éste las emplee para hacer felices a sus semejantes y para promover la causa de Dios en el mundo.- RH, dic. 7, 1886. Resultado de la búsqueda de ganancias Este creciente apego por la obtención de dinero, el egoísmo engendrado por el deseo de ganancias, es lo que amortece la espiritualidad de la iglesia y aleja de ella el favor de Dios. Cuando la cabeza y las manos están ocupadas constantemente en planear y trabajar para acumular riquezas, los derechos de Dios y la humanidad quedan olvidados. Si Dios nos ha bendecido con prosperidad, esto no quiere decir que debemos apartar de él nuestro tiempo y atención para dirigirlos a las cosas que él nos ha prestado. El Dador es más grande que el don. Hemos sido comprados por un precio y por lo tanto no nos pertenecemos a nosotros mismos. ¿Hemos olvidado cuál fue el precio infinito pagado por nuestra redención? ¿Ha muerto la gratitud en el corazón? ¿La vida de Cristo no es un reproche para una vida de comodidad egoísta y complacencia?

la obra del Redentor en la salvación de las almas, nos apartamos de nuestro deber y oramos para que se nos excuse. Pereza innoble, descuidada indiferencia, y egoísmo malvado sellan nuestros sentidos para que no veamos los derechos de Dios. ¡Oh! ¿Debe Cristo, la Majestad del cielo, el Rey de gloria, cargar con la pesada cruz, llevar la corona de espinas y beber la amarga copa, mientras nosotros descansamos cómodamente, nos glorificamos a nosotros mismos y nos olvidamos de las almas por las que murió para redimirlas mediante su sangre preciosa? No; demos mientras podamos hacerlo. Hagámoslo mientras tenemos fuerzas para hacerlo. Trabajemos mientras dura el día. Dediquemos nuestro tiempo y nuestros medios al servicio de Dios a fin de recibir su aprobación y su recompensa.RH, oct. 17, 1882. Nuestro mayor conflicto es con el yo Nuestras posesiones en esta vida son limitadas, pero el gran tesoro que Dios ofrece en su don al mundo es ilimitado. Abarca todo deseo humano y sobrepasa nuestros cálculos finitos. En el gran día de la decisión final, cuando cada uno sea juzgado por sus obras, se hará callar toda voz que hable en favor de la justificación de sí mismo; porque se verá que el Padre en su don a la humanidad, dio todo lo que poseía, y resultará evidente que los que han rehusado aceptar ese misericordioso ofrecimiento carecen de toda excusa. No tenemos ningún enemigo exterior a quien debemos temer. Nuestro gran conflicto lo tenemos con nuestro yo no consagrado…Cuando dominamos el yo somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó. Hermanos míos, ahí está la vida eterna que debemos ganar. Peleemos la buena batalla de la fe. Nuestro tiempo de prueba no está en el futuro, sino en el momento presente.

Consejos sobre Mayordomía Cristiana Capítulo 3 Estamos cosechando los frutos de este sacrificio de abnegación infinita; y sin embargo, cuando hay que trabajar, cuando se necesita que nuestro dinero ayude a 5


Para Saber

4 CARACTERÍSTICAS DE UN FIEL ADMINISTRADOR «Se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel» 1 Corintios 4:2

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a palabra administradores de este texto es oikónomos, también se traduce como «mayordomos». Dios nos ha hecho sus mayordomos al confiarnos el cuidado de este mundo y valiosos talentos, para cumplir con este elevado propósito se requiere de ciertas características, a continuación enumeramos cuatro de ellas: 1. Reconoce la soberanía de su Señor. Esta es la característica fundamental de un fiel mayordomo, reconocer a Dios como el Creador de todo lo que existe (Éxodo 20:11), como el dueño del dueño del oro y la plata (Hageo 2:8), de nuestro cuerpo (1 Corintios 6:20), nuestra familia, «todo le pertenece». 2. Reconoce su condición de mayordomo. La Mayordomía nos enseña que nuestros derechos tienen límites, como José reconoció ante la esposa de Potifar cuando le dijo: «Ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto eres su mujer.» (Génesis 39:9). A Adán y Eva Dios les dijo: «De todo árbol podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás…» (Génesis2:16-17); de la misma manera estableció un día específico para su adoración (Éxodo 20:8-11), nos pide el diezmo de todo lo que recibimos reconociendo su soberanía (Malaquías 3:10), ha establecido el decálogo para regir nuestra conducta moral, en fin todo esto es para nuestro propio bien. 3. Es fiel en lo más mínimo. «El que es fiel en lo poco, también lo será en lo mucho; y el que no es íntegro en lo poco, tampoco lo será en lo mucho. Por eso, si ustedes no han sido honrados en el uso de las riquezas mundanas, ¿quién les confiará las venideras?» (Lucas 16:10-11). Nunca pienses que un acto, un pensamiento, una moneda, unos gramos, una pieza de huevo, 5 minutos, etc., son de poca importancia y que nadie se dará cuenta, si eres cuidadoso con los pequeños detalles lo serás también con las grandes responsabilidades. Recuerda que para Dios nada pasa desapercibido.

4. Usa adecuadamente los talentos que le han sido confiados. Es triste ver a personas talentosas desaprovechando o haciendo mal uso de sus dones, pierden el tiempo ante el televisor, en las redes sociales, en platicas triviales, etc., la ociosidad es un terreno peligroso y propicio para vicios, malos pensamientos y malos hábitos. Dios desea que usemos sabiamente los talentos que nos haconfiado mediante un servicio fiel a Él y a nuestros semejantes.

«Nunca debemos olvidar que se nos ha puesto a prueba en este mundo a fin de determinar nuestra aptitud para la vida futura. No podrá entrar en el cielo ninguna persona cuyo carácter haya sido manchado con la fea mancha del egoísmo. Por lo tanto, Dios nos prueba aquí entregándonos posesiones temporales a fin de que el uso que hagamos de ellas demuestre si se nos pueden confiar riquezas eternas» (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 24).

Pastor Eugenio Mendoza Sarmiento Ministerios de Mayordomía Unión Mexicana del Sureste Preparados para su venida 2014

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Sermón

EL CODICIADO DINERO Lectura bíblica: Hechos 20:33 “No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie”.

consumida por la ansiedad que le genera el deseo de apoderarse de lo que el otro tiene.

Introducción ¿Qué cree usted, que la codicia está asociada con el egoísmo? Y si lo está, ¿cómo se relacionan? Muy simple: Hay un tipo de codicia que quiere para sí lo que el otro tiene, por lo cual el pecado de la codicia tiene sus raíces en el egoísmo. Es decir, el egoísmo es el móvil que engendra y da a luz a la codicia. Comentando acerca del poder de este sentimiento, Elena G. de White, en la página 27 del libro Consejos sobre mayordomía cristiana declara: “El egoísmo es el impulso humano más poderoso y más generalizado”. Es decir, el ser humano puede experimentar en su ser muchos otros impulsos; puede sentir que lo gobiernan otras fuerzas y pasiones, pero entre todas ninguna como el egoísmo; es el más poderoso de sus impulsos, y no solo esto, sino que es el más común entre los hombres, el más generalizado, pues todos lo experimentamos. Sabemos por propia experiencia lo que es ser egoísta.

En Éxodo 20:17 el mandamiento dice: “No codicies la casa de tu prójimo: No codicies su esposa, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su burro, ni nada que le pertenezca”. Como con el resto de los mandamientos, al que ordena no codiciar también le debemos obediencia. El apóstol Pablo lo reconoce, y para dejar constancia de haberlo guardado en Hechos 20:33 declara: “No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie”. Lo que llama la atención en esta declaración es la adición que Pablo hace de la plata y el oro como bienes codiciables, pero que él no ha codiciado de otros. Estamos hablando de dinero, constante y sonante. “No lo he codiciado”, dice el apóstol Pablo defendiendo su integridad. Si notamos, Éxodo 20:17 manda no codiciar “nada que le pertenezca” al prójimo, y esto incluye todo lo que tenga: plata, oro, ropa, esposa, su carro o cualquier otra pertenencia. En todo esto Pablo era intachable y recto.

Pero hay otro tipo de codicia específicamente orientada hacia el dinero. En el tipo que arriba mencionamos se codicia lo que el otro tiene, pero en este otro el objeto de la codicia es el dinero; no necesariamente el dinero que el otro tiene, sino simplemente codicia de dinero en sí mismo. En este caso el egoísmo continúa siendo el poderoso impulso que despierta el visceral deseo de poseer dinero. No solo se trata del deseo de obtener dinero para suplir las necesidades materiales de la vida, sino que estamos hablando de un deseo tan enfermizo como lo es el mismo egoísmo. La persona que codicia lo que el otro tiene, ¿puede ser feliz si logra obtener el objeto de su codicia? Y la persona cuyo objeto de codicia es el dinero, ¿puede ser feliz si logra atesorar cierta cantidad? ¿Es lo mismo ahorrar dinero que atesorarlo? ¿Es importante el dinero? Y si lo es, ¿tiene límites su importancia? ¿Hasta dónde llega su utilidad?

El que codicia no es feliz con lo que tiene, y cree, que apoderándose de lo del otro puede serlo. ¿Pero qué es codicia? Los diccionarios definen el término en dos direcciones. En primer lugar, dicen que codicia es ansiar o desear vehementemente una cosa, y esto va de acuerdo con el mandamiento de Éxodo 20:17 que ordena no codiciar nada que pertenezca al prójimo. Pero en segundo lugar los diccionarios definen codicia como el deseo o apetito ansioso y excesivo de bienes y riquezas, una definición que va de acuerdo con lo expresado por Pablo en Hechos 20:38 en donde declara que no había codiciado ni la plata ni el oro de nadie. Todo eso es parte de lo que significa codiciar. Ahora, notemos que el mandamiento está dado en forma de negación: “No codiciarás”; sin embargo contiene un mensaje positivo, que dice: ¡Sé feliz con lo que tienes! En otras palabras, al que codicia la esposa del prójimo el décimo mandamiento le dice: “No lo hagas, sé feliz con la tuya”. O como lo reafirma Proverbios 5:18: “Goza con la esposa de tu juventud”.

Sé feliz con lo que tienes Ya establecimos la relación que existe entre la codicia y el egoísmo; pero no se trata de un egoísmo cualquiera, sino que estamos hablando de un egoísmo visceral, de lo más profundo. ¿Por qué afirmamos esto? Porque el tipo de egoísmo presente en la codicia hace que la persona no solo quiera retener para sí lo que ya tiene, lo que ya le pertenece, sino que aparte de esto también quiere apoderarse de lo que el otro tiene, y además, podría estar dispuesto a cualquier cosa para lograrlo. Si notamos, el egoísmo presente en la codicia hace que la persona sea infeliz, porque no satisfecha con lo que ya tiene es

Si tienes un auto o un buen caballo, sé feliz con lo que tienes, y no apagues tu espíritu consumido por el egoísta deseo de tener el auto o el caballo del otro. Si tienes una casa, disfrútala. Si codicias la del otro, no gozarás la tuya. No compares tus hijos con los del otro. Eso es codicia, y no es justo, pues los tuyos son también hermosos, y no tienen nada que envidiar a los del otro. El mandamiento es enfático: del prójimo “no codicies nada que le pertenezca”. Nada es nada. Epicuro, el filósofo griego, escribió lo siguiente: “¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu

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codicia”. ¿Hay sabiduría en lo dicho por este filósofo? Sin duda, y deberíamos pedirle al Señor poder para que nuestra codicia disminuya; ya que en el mundo en lugar de disminuir la codicia más bien se incrementa. Así lo demuestra el productor de cine Oliver Stone, en una ocasión en la que comentaba con una clase de la American University una de sus más recientes películas llamada Wall Street 2. Hablando con los alumnos de esa clase, Stone les hacía notar, cómo es que posterior a la década de los 80 los millonarios se volvieron billonarios. Stone le explicaba a uno de los estudiantes este fenómeno con las siguientes palabras: “La bolsa de Nueva York puede ser el motor del capitalismo y crear oportunidades, pero cada vez lo hace menos porque hay más dinero en juego”. Es decir, entre más dinero haya en juego, menos oportunidades habrán, porque los que ya tienen mucho siempre van a querer tener mucho más. Es de lo más curioso, pero los temas de esta película son la codicia y la envidia, y muestra que en lugar de disminuir, la codicia sigue en aumento. Imagínese, ¡hasta un cineasta se da cuenta de esto! ¿Y nosotros? ¿Estamos conscientes de la presencia de la codicia en nuestro corazón? Y si lo estamos, ¿qué hacer para vencerla? Bueno, por supuesto que orando al Señor pidiendo poder para expulsarla de nuestras almas, y luego de esto hacer el esfuerzo que nos corresponde para superarla. Como dijera Benjamín Franklin: “Más fácil es reprimir la primera codicia que satisfacer la próxima”. Aquí está la clave: ¡Reprimir la primera codicia! No darle lugar en nuestras vidas, ni de la plata, ni del oro, ni de la esposa, ni del caballo ni de nada que pertenezca a nuestro prójimo. En otras palabras, ¡sé feliz con lo que tienes! El objeto más codiciado ¿Qué es aquello que más despierta la codicia en el ser humano? En nuestro pasaje de Hechos 20:33 Pablo lo identifica: ¡El dinero, la plata, el oro! ¡Lo más codiciable! Hay un pasaje bíblico que explica por qué no codiciar el dinero. Lo encontramos en Proverbios 11:4 y dice: “En el día de la ira de nada sirve ser rico, pero la justicia libra de la muerte”. Ningún cristiano serio y responsable podría decir que el dinero no sirve para nada. Claro que es útil y necesario. Los financistas han definido tres funciones del dinero, las cuales revelan su utilidad y necesidad. En primer lugar, sirve para asignarle un valor a los bienes y servicios que consumimos. Por ejemplo, la ropa que vestimos en este momento implicó un costo para producirla. El cálculo de ese costo da como resultado el valor monetario que se le asigna a esa indumentaria. En segundo lugar, el dinero es necesario como medio para comprar los bienes y servicios que los comerciantes nos ofrecen. No podríamos ir al supermercado en busca de víveres si no llevamos dinero. No podemos tener telefonía celular si no pagamos con dinero ese servicio. La tercera función del dinero es muy importante. Aquí ya no me sirve para vender o comprar productos, sino que me es útil para ahorrarlo o invertirlo en crear un patrimonio, según las

posibilidades nos lo permitan. Para muchas personas esta función es muy complicada, pues usan todo su dinero en la segunda función, gastándolo todo y no dejando nada para invertir en un fondo de ahorro. Si practicamos la tercera función podríamos crear un pequeño patrimonio útil para nuestra familia, para ayudar a algún amigo en necesidad, o para cualquier otra persona necesitada que se cruce en el camino a lo largo de nuestra vida. Para todo esto el uso del dinero es legítimo. El problema aparece cuando se vuelve objeto de nuestra codicia. Y tengamos presente que entre tantos bienes el dinero es el que más codicia despierta. Pero hay una situación en la que el dinero no sirve para nada, y es que “en el día de la ira de nada sirve ser rico”. Sabemos que de acuerdo a 2 Corintios 5:10 “todos compareceremos ante el tribunal de Cristo”. También sabemos que tal comparecencia será en el día del juicio final, “el día de la ira”. Pues entonces, en ese día, para efectos del juicio del cual seremos objeto ante el tribunal de Cristo, nuestra riqueza material, nuestro dinero, sea mucho o poco, de nada le servirá a nadie. En esta economía del pecado en la cual vivimos, sabemos de casos de personas que con dinero han logrado comprar jueces que han dado veredictos injustos, absolviéndolos a pesar de ser culpables; sin embargo, en el “día de la ira”, en el día del juicio, cuando “compareceremos ante el tribunal de Cristo”, ninguna cantidad podría comprar al Juez de toda la tierra. Su veredicto será justo lo que merecen nuestros actos. Ninguna cantidad de dinero podría alterar tal veredicto. Entonces, lo que necesitamos para enfrentar ese juicio no es dinero sino justicia; pues solo “la justicia libra de la muerte”, leímos en nuestro pasaje de Proverbios. Conclusión y llamado ¿Cómo la justicia puede librarnos de la muerte en “el día de la ira”? Porque en ese día el dinero no nos servirá absolutamente de nada. Codiciarlo más bien nos llevaría a la perdición. Hay una gran diferencia entre ahorrar y atesorar dinero. La tercera función del dinero que vimos nos enseñó la importancia de ahorrarlo, y no hay nada malo en esto, pero es el pecado de la codicia el que nos induce a atesorarlo en nuestro corazón. Pero en el día del juicio ni el dinero ahorrado ni el dinero atesorado puede librarnos de la muerte. En ese día lo único que puede librarnos de la muerte es la justicia. Por lo tanto, lo que debemos cultivar y atesorar en esta vida es esa justicia. Debemos hacerlo con mayor entrega que la que ponemos para ahorrar riquezas materiales. Debemos acumular ilimitados depósitos de esa justicia en el banco del cielo. Estamos hablando de la justicia perfecta de Cristo, sin la cual nadie verá al Señor. Preparado por el pastor Javier Mejía Mejía Plan de crecimiento integral Mayo 2014

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Portada

CREADOS PARA TRIUNFAR Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, Efesios 4: 11 – 12

la obra. Pero, ¿los hizo Dios incapaces? No, nunca…“…La incapacidad fue producida por su propia inactividad y perpetuada por su elección deliberada. El continuo mal uso de sus talentos, apagará del todo para ellos el Espíritu Santo, que es la única luz. PVGM p, 299

¿Qué enseña el mensaje de la Mayordomía? Enseña que la ley de la vida en Cristo es el servicio y el ocio es sinónimo de muerte. Lamentablemente, muchos que no colaboran en ninguno de los ministerios de la iglesia, lo hacen bajo pretexto que no tiene capacidad. ¿Será esto cierto? Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. 1 Corintios 12:7, este texto habla de un Dios que habilita a sus hijos para que puedan cumplir con todo deber que reciban de él. Es de resaltar que esta acción de parte de Dios no es excluyente. La sierva del Señor nos ayuda a Entender mejor esta verdad:

Según el anterior pensamiento podemos concluir: 1. Que ningún ser humano normal puede alegar que fue creado con desventajas con relación a otros. 2. Nunca ha salido de las manos de Dios algo que pueda considerarse inservible. 3. Una persona puede llegar a incapacitarse a sí misma si no usa los talentos que tiene. Si permanece inactiva terminará arruinada. 4. El Espíritu Santo es el agente Divino que trae a nuestras vidas todas esas bendiciones y dirige nuestras vidas si nosotros lo dejamos. 5. Finalmente, el mensaje de la anterior cita da entender que la forma más práctica de apagar la luz del Espíritu Santo en nuestras vidas tiene que ver con el no ó el mal uso de los dones que Dios nos ha dado.

Todos, encumbrados y humildes, ricos y pobres, han sido dotados con talentos por su Maestro; algunos con más, otros con menos, de acuerdo con sus diversa aptitudes. CSMC p. 116 “Dios a todos asigna su obra, y espera que le devuelvan de acuerdo a las diversas capacidades a cada uno confiadas” CSMC p. 117. ¿Qué nos enseñan las anteriores declaraciones? 1. Todos, sin excepción estamos aptos para servir. 2. Que aunque existan grados de capacidades para el servicio, esto no debe ser un obstáculo para nuestra disposición de trabajar para Dios. 3. Dios espera que rindamos en su servicio de acuerdo a las capacidades que nos ha confiado. 4. Todos somos diferentes, por tal motivo no tenemos que parecernos a otros ó hacer lo que el otro hace para sentir que estamos haciendo algo para Dios. 5. .Lo que se espera y de lo que se nos pedirá cuenta a cada uno es delo que tenemos que hacer de acuerdo con los dones recibidos. ¿Por qué nos sentimos incapaces en desempeñar un servicio en la iglesia? “Muchos de los que se excusan de hacer esfuerzo cristiano presentan como una causa su incapacidad para

¿Qué aptitudes debemos evitar con relación a los talentos y dones que Dios nos ha dado? a) Debemos evitar el descuido. “El haber recibido talentos de parte de Dios debe verse como una oportunidad para actuar y dar gloria a su nombre. De otra manera, veremos esos talentos arruinarse”. CSMC p. 118 b) Debemos evitar la pereza física y mental. “La Palabra de Dios enseña que si un hombre no quiere trabajar, tampoco debe comer. El Señor no requiere que el trabajador activo sostenga al que no es diligente. La pérdida de tiempo y la falta de esfuerzo es lo que produce pobreza y necesidad” CSMC p. 119 – 120 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; Rom 12:11 c) Debemos amar al Dador del don en vez de idolatrar el don. “Es triste como una persona a quien Dios ha bendecido con dones y habilidades para glorificar su nombre y hacer 9


el bien, llega a centrar su vida en esas bendiciones que termina convirtiéndolas en un ídolo.” d) Debemos evitar servir al mundo o a nosotros mismo antes que a la causa de Dios. “Hay personas a las que Dios bendice hasta llegar a tener capacidades, conocimiento e influencia, pero luego, al ser solicitadas para el servicio, resultan que no tienen tiempo para Dios”… “Muchos dedican meses y años a la adquisición de un oficio o profesión a fin de llegar a ser obreros de éxito en el mundo; y sin embargo no realizan ningún esfuerzo especial para cultivar los talentos que podría convertirlos en trabajadores de éxito en la viña del Señor. CSMC p. 122 e) Debemos evitar un servicio basado únicamente en palabras. “Cuando los casos de todos pase en revista delante de Dios, no se formulará esta pregunta: ¿Qué profesaron ellos?, sino estas otras ¿Qué hicieron ellos? ¿Han sido ejecutadores de la Palabra? ¿Han vivido para sí mismos? …... ¿O bien se han ejercitado en obras de benevolencia y bondad, en amor, prefiriendo a los demás antes que a ellos mismos y negándose a sí mismo para poder bendecir a otros? CSMC p. 126 Hago un llamado en este momento en el nombre de Jesús a reconocer que hemos sido creados para triunfar, que hemos sido habilitados para servir, para ser útiles en la causa de Dios y para el bienestar de otros.

Seminario de mayordomía Lo primero como files mayordomos Todo creyente debe ser sincero en su unión con la iglesia. La prosperidad de ella debe ser su primer interés, y a menos que sienta la obligación sagrada de lograr que su relación con la iglesia sea un beneficio para ella con preferencia a sí mismo, la iglesia lo pasará mucho mejor sin él. Está al alcance de todos hacer algo para la causa de Dios. CSMC 46

EN BREVE

Se representa aquí las dos coronas de Jesús. La corona de espinas nos recuerda que Él es nuestro Salvador. La corona de la victoria (la corona regia) refleja su señoría en el cielo y en la tierra. Con la primera corona en mente, nos entregamos a Él en gratitud. Con la segunda corona en mente, nos sometemos completamente a Él. Por lo tanto, La responsabilidad es nuestra respuesta a Jesús. Nos damos todo en respuesta a Su absoluto. Además, se nos recuerda que a través de Su sufrimiento nos encontramos con nuestra salvación, y por medio de su victoria, encontramos nuestro camino a la corona que nos espera en el cielo!

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RECURSOS Cómo puede el líder de la iglesia llevar a cabo una atención personalizada. • Cómo concienciar al miembro de iglesia para que sea un fiel mayordomo. • Cómo sostener la organización de la iglesia.

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Por medio de esta serie de sermones respecto a la mayordomía, el autor proporciona los aspectos más relevantes de la mayordomía cristiana, basándose en las Escrituras y presentando la voluntad de Dios para sus hijos mediante acertadas ilustraciones. Lo más destacable de este libro: • La mayordomía como un estilo de vida. • Cada capítulo concluye con un cuadro que nos invita a refl exionar sobre cómo ser un verdadero mayordomo de lo que Dios nos da.

Basado en la Biblia y en los escritos de Elena G. de White, este libro da respuesta a las principales preguntas relacionadas con el tema de la mayordomía. El autor ofrece una explicación clara de los conceptos de diezmo y ofrenda. Lo más destacable de este libro: • ¿Qué es el diezmo? • ¿Para qué se usa el diezmo? • ¿Cuál es la diferencia entre diezmar y ofrendar? • ¿Cómo usan las Asociaciones/Misiones el diezmo?

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Cuando el Espíritu de Dios toma posesión de la vida, “aquellos cuyo corazón está lleno del amor de Cristo seguirán el ejemplo de aquel que por amor a nosotros se hizo pobre a fin de que por su pobreza fuésemos enriquecidos. El dinero, el tiempo, la influencia, todos los dones que han recibido de la mano de Dios, los estimarán solamente como un medio de promover la obra del evangelio” (Los hechos de los apóstoles, pp. 59, 60)

Departamento de Mayordomía Cristiana


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