PROGRAMAS DE ESTUDIO, CONSERVACIÓN Y MANEJO DE LOS COCODRÍLIDOS DEL PARAGUAY Aida Luz Aquino Ortiz (*) y Norman J. Scott (**). Enero 2008. (*) WWF Paraguay, Ezequiel Gonzalez Nº 259 Asunción - Paraguay laquino@wwf.org.py (**) Research Associate, Smithsonian Institution, c/o P. O. Box 307, Creston, California, USA reptile@tcsn.net INTRODUCCIÓN Los caimanes constituyen un componente visible en muchos de los humedales del Paraguay (Mapa 1). Juegan un papel ecológico y económico importante en arroyos, ríos, pantanos, tajamares y lagunas, concentrando la energía dispersa de peces y otros animales pequeños en animales grandes, de los cuales el ser humano puede aprovechar para cueros, carne y valores turísticos. También, pueden jugar un rol bastante importante en la trama trófica de humedales (Fittkau 1973). Aquí presentamos la historia de los estudios científicos y las medidas de conservación y manejo que se aplicaron a este valioso recurso en las últimas décadas en Paraguay. Es una historia compleja, con logros y fracasos. Aquí también se presenta el aspecto político-social que es parte de la problemática, pues no se puede hablar de los temas de estudios, conservación y manejo sin describir el ámbito político-social en que se desarrolla el país desde el inicio del programa hasta el presente.
Mapa 1. Distribución de Cocodrilos en el Paraguay
EL ÁMBITO POLÍTICO-SOCIAL Hasta febrero de 1989, Paraguay soportaba una larga dictadura de 35 años, cuando todo el sistema gubernamental estaba dominado por unos pocos hombres del Presidente, incluyendo el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG). Dentro de esta estructura se realizaban, en nombre del progreso, las calamidades más grandes en contra de los recursos naturales, que incluyó principalmente la gran deforestación que se dio lugar en el Paraguay, especialmente en la Región Oriental del país. A todo esto se sumó una política de gobierno en donde se reconocía al bosque como un obstáculo para el progreso, ya que el mismo estatuto agrario clasificaba a las tierras boscosas como tierras improductivas. En los noventas, con una nueva administración, se intentó poner en orden a un país que hasta ese entonces fue señalado como el punto negro del tráfico ilegal de especies silvestres en América. Pero el proceso de la democracia es largo, confuso y complicado, y al mismo tiempo Paraguay, con tantos años de dictadura, había adquirido algunas características difíciles de erradicar. La clase política iniciaba la típica época de la cacería de brujas y así surgieron políticos de turno que arrasaban con todo lo que había hecho su antecesor tratando de reconstruir a su medida los procesos de gobierno. Así en menos de diez años se tuvieron diez diferentes ministros de MAG (encargada de la custodia de los recursos naturales), hasta la creación de la Secretaría del Ambiente (SEAM) en el año 2000. Esta entidad continuó con la misma suerte; en siete años de existencia ya contamos con siete diferentes Secretarios del Ambiente. HISTORIA DE LOS ESTUDIOS Y EL MANEJO DE LOS CAIMANES Bases de los Estudios Los primeros reportes sobre los cocodrilos del Paraguay lo tenemos con las descripciones originales de Caiman latirostris y Caiman yacare (Daudin 1802) y los relatos anecdóticos de Azara (1801) y de Medem (1960, 1983). Las dos especies son comunes en el país: Caiman yacare (jacare jhu) y C. latirostris (jacare mariposa o jacare overo). Los reportes sobre la presencia en el país de Melanosuchus niger (caimán negro; Medem 1983) y Crocodylus acutus (cocodrílo americano; U.S. National Museum) son erróneos (Scott et al. 1991). Década de los 1980s Estudios más profundos sobre los caimanes en Paraguay tienen sus raíces en la década de los ochenta, que se impulso con el Inventario Biológico del Paraguay a través del apoyo técnico de científicos del Fish and Wildlife Service, la Smithsonian Institution, y el Peace Corps de los Estados Unidos, del Servicio Forestal Nacional (dependiente del MAG) y la Universidad Nacional de Asunción en su carrera de Biología del Instituto de Ciencias Básicas. Una parte clave fue, en 1983, la fundación del Museo Nacional de Historia Natural del Paraguay, en aquel entonces como parte del Servicio Forestal Nacional. El Museo, con sus especialistas y las colecciones, sirvió como un centro para el enfoque de los esfuerzos zoológicos de paraguayos y extranjeros. A pesar de que Paraguay fue signatario de la Convención Internacional sobre el Comercio de las Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES; un acuerdo entre países convocado por las Naciones Unidas) desde 1976, y que desde el año 1975 tenía un decreto que prohibía toda explotación económica de la fauna silvestre, esto se realizaba sin control alguno y millones de cueros de animales silvestres salían de Paraguay. Se llegaban a exportar especies que ni se distribuía en el país, y Paraguay servía como exportador de pieles ilegales de todas las naciones del Cono Sur. Esta mala
fama se reflejó en varios informes de organizaciones internacionales de conservación, como la CITES, TRAFFIC y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Fue así que la CITES, preocupada por el actuar de Paraguay, envió delegaciones de técnicos y científicos expertos en la materia para poner término a esta larga y descontrolada amenaza para la vida silvestre, no solo de especies de Paraguay sino de toda la región. En 1986, CITES Internacional patrocinó un estudio sobre la distribución y hábitat de los caimanes en el centro de Sudamérica. Así se formaron tres equipos: para Brasil, Bolivia y Paraguay. En el Paraguay, en cuatro meses, equipos compuestos por científicos del Museo Nacional, del Fish and Wildlife Service, y de la University of New Mexico (USA) recorrieron todo el país, realizando censo y capturando caimanes. Se publicaron los resultados en Aquino-Ortíz (1988), Aquino-Shuster & Duszynski (1989), Scott et al. (1991), Goldberg et al. (1991), y Aquino (1994). Al parecer, a pesar de una intensa cacería furtiva, poblaciones de las dos especies de caimanes persistían en la mayor parte de sus áreas de distribuciones naturales. Pero, se encontraron que las poblaciones de C. latirostris estaban mucho más alteradas, por tener un cuero más apreciado en marroquinería exótica y por su tendencia a vivir en tajamares y otros cuerpos aguas de menor tamaño, a diferencia de C. yacare que muchas veces viven en lagunas y ríos grandes. Este trabajo aclaró muchas dudas en cuanto a la distribución y sistemática de los caimanes en el centro de Sudamérica y confirmó la distribución de una especie no conocida para el Paraguay hasta ese entonces, el Paleosuchus palpebrosus (jacare ita) en los riachos del extremo noreste del país, en la frontera con Brasil (MAPA 1). 1990s y la Creación de CITES-Paraguay Una vez iniciado el proceso de la democracia en febrero de 1989 en Paraguay, el MAG creó la Oficina de la Autoridad Científica de CITES-Paraguay. La oficina tuvo como función la realización de estudios científicos, monitoreos y la regulación del uso de la vida silvestre en el Paraguay dentro de los parámetros establecidos por CITES. La misma Secretaria CITES Internacional estaba confusa con la estructura de CITES en Paraguay donde esta oficina no solo se encargaba de la parte científica (que es de lo que normalmente se ocupa una Autoridad Científica) sino también de la parte regulatoria de los programas de uso sustentable de algunas especies silvestres. Así los científicos y conservacionistas contaron como referente principal a esta pequeña oficina que generó legislaciones, reglamentaciones y realizó numerosos monitoreos de poblaciones especialmente de especies de importancia económica como los caimanes, lagartos del genero Tupinambis, loros, especies de serpientes de la familia Boidae, y hasta estudios de especies no cubiertas por CITES pero con importancia económica como el carpincho (capybara). También conformaron comisiones para promover el interés de la ciudadanía para la conservación de las especies de vida silvestre. En esta época, el asesoramiento de CITES Internacional y del Grupo Internacional de Especialistas de Cocodrilos (CSG por sus siglas en inglés) de la UICN fue fundamental. Las organizaciones internacionales apoyaron a la Oficina de la Autoridad Científica de CITES-Paraguay. Fue entre los años 1989 al 2000 que llegaron a Paraguay numerosos científicos quienes impulsaron el entrenamiento de biólogos interesados en la conservación y los estudios científicos de la fauna paraguaya, muy especialmente aquellos en peligro o amenazados de extinción. El desmedido aprovechamiento económico ilegal de la fauna silvestre fue intenso entre los años 1960-1988, pero, en 1989, con la creación de la Oficina de la Autoridad Científica de CITES-Paraguay, esta lamentable situación cambió
rápidamente. La Oficina de CITES, el Ministerio Publico, la Policía Nacional, Aduanas y en algunos casos la brigada de anti-narcóticos (DINAR) allanaron varios depósitos en Asunción y sus alrededores, y confiscaron miles de cueros ilegales de caimán y otras especies prohibidas. Esto fue el punto clave en el control del tráfico ilícito de animales silvestres en todo el Cono Sur. Con estas medidas, ayudadas por el decaimiento del mercado internacional de pieles de cocodrílidos, la cacería furtiva para pieles mermó a tal punto que, al final el siglo 20, los pobladores cazaban los caimanes solamente por su carne para consumo interno. La misma Secretaría CITES había reconocido en varias oportunidades el buen funcionamiento de la mencionada convención en Paraguay entre los años 1989 y 2000: cuando se realizaron estudios científicos, se monitorearon el uso de la fauna, se controlaron los cueros en la curtiembres, se mantenían una constante comunicación con la Secretaría CITES y otros países partes de CITES y se impulso la conservación de las especies en peligro y amenazadas de extinción en Paraguay. En los años noventa, con el cierre casi completo del mercado clandestino, se iniciaron programas de uso sustentable de las especies de importancia económica, porque si bien ya se venia realizando la utilización de manera ilegal, esto no fue sustentable. Fue durante la década de los noventas que el CSG ayudó al Paraguay a establecer un programa de monitoreo y uso sustentable de sus caimanes (Messel & King 1992, Aquino & Scott 1994, King et al. 1994). Basado en estos programas, el MAG abrió en 1996 un cupo experimental de caza y exportación de 6.000 caimanes. Después de este año, la zafra se cerro entre el período 1997-1999. El cierre se debió a que el MAG reconoció que en su programa experimental tuvieron más desaciertos que logros y que se necesitaba ajustar mejor los aspectos administrativos, incluyendo más personal adiestrado, más rapidez en la emisión de las etiquetas de seguridad, mejor colaboración de los cazadores, acopiadores y exportadores, y mejor administración de los recursos financieros que apoyaban el programa. Al mismo tiempo por esta época algunos de los comerciantes/exportadores seguían, paralelamente al comercio legal, con sus contrabandos habituales, destruyendo de este modo un intento inicial de abrir un mercado legal en Paraguay. El cierre de fuentes legales de pieles de caimán impulsó un intento de establecimiento de varios criaderos dedicados a la producción de cueros de caimán, derivada de la extracción de huevos de la naturaleza. Ningún criadero llego a funcionar por: la falta de experiencia técnica, la escasez de fondos, la carencia de legislación que permitirían el acopio de los huevos, y los precios bajos del mercado internacional. 2000 hasta el Presente En el año 2000, el gobierno estadounidense levantó la prohibición a la importación de productos del C. yacare que había regido desde el año 1973 (Fish and Wildlife Service 2000). Este acto abrió el importante mercado de los Estados Unidos al comercio de la especie, siempre bajo el control de las reglas de CITES. Cuando se creó la nueva estructura de la SEAM en el 2000, el nuevo Ministro trató de seguir el mismo sistema de uso sustentable, pero este Ministro solo duró un año en sus funciones y luego los sucesivos ministros trataron uno a uno de implementar sus propios métodos. Para el año 2001, la Oficina de la Autoridad Científica del CITES-Paraguay había desaparecido por completo, los documentos y la literatura esparcida o desaparecida, y los antiguos funcionarios ignorados y hasta amedrentados de tal forma que cada uno buscó mejor suerte en organizaciones no gubernamentales (ONGs) fuera de la SEAM.
En el 2000, SEAM intentó abrir la cosecha de C. yacare en los departamentos Alto Paraguay y Ñeembucu con un cupo de 10.000 animales. Las autoridades de este último Departamento, influidas por ONGs preservacionistas, no quisieron el programa de uso sustentable de la fauna, y el MAG terminó en implementar la cuota solamente en Alto Paraguay a través de una cooperativa de comunidades indígenas (Neris 2003). Surgieron graves problemas cuando propietarios de estancias se quejaron que el arreglo favoreció a los indígenas en perjuicio de sus propiedades; además, autoridades brasileñas se quejaron que los indígenas cruzaron al otro lado del Río Paraguay para cazar caimanes en el Brasil. En el 2001, representantes del CSG visitaron Paraguay y se reunieron con representantes de la SEAM y otras entidades gubernamentales, con dirigentes de ONGs, con dueños de estancias, y con comerciantes involucrados en el mercado de cueros y animales vivos. En su informe, Larriera & Ross (2003) opinaron que los censos y las cosechas de 2000-2001 fueron excelentes, pero subrayaron la necesidad de ampliar las capacidades técnicas de la SEAM, tanto de biólogos adiestrados como de infraestructura (viáticos, vehículos, botes, combustible), si Paraguay pretendía extender el programa de cosecha sustentable a más cantidad de caimanes y propiedades. Los miembros visitantes del CSG creyeron que la capacidad de inspeccionar el cumplimiento de las reglamentaciones fue muy deficiente y que la SEAM debería integrar autoridades departamentales y militares en su programa de control. En septiembre del 2003, una misión de la Secretaría CITES, encabezado por el mismo Secretario General de CITES y acompañado por funcionarios de la Secretaría y miembros de la Comunidad Europea, llegó a Paraguay con el fin de reunirse con autoridades nacionales, técnicos, científicos y usuarios de la vida silvestre, y verificar el nivel de implementación de los términos de la convención en Paraguay. Esta visita de parte de la CITES obedecía a que la SEAM había desarrollado programas de utilización poco transparentes y se desenvolvía en un ambiente muy desorganizado. Además, desde el 2001 no emitió informes sobre los programas de uso sustentable, no envió las listas de especies exportadas, y no produjo los documentos sobre el inventario y monitoreo de las poblaciones que se requiere para un programa CITES de manejo de la vida silvestre. La misión sugirió las siguientes recomendaciones: 1. Establecer una moratoria voluntaria e inmediata en el comercio de especies CITES para efectuar acciones correctivas necesarias en la gestión y manejo del comercio de la vida silvestre. Además, dijeron que los países importadores miembros de CITES no aceptarán documentos de exportación de CITES-Paraguay con fecha posterior al 22 de septiembre 2003. 2. Reorganizar y apoyar las autoridades Científicas y Administrativas de la Oficina de CITES-Paraguay y desarrollar coordinación con Aduanas, el Ministerio del Interior, el Ministerio de Defensa y la Oficina del Fiscal General. 3. Promulgar las resoluciones necesarias para el manejo y comercio sustentable de la vida silvestre, incluyendo las sanciones para infracciones de las mismas. 4. En cooperación con expertos del CITES y del UICN, llevar a cabo los reconocimientos para proveer los datos biológicos necesarios para la implementación de un programa de comercio sustentable de la fauna silvestre. 5. Con la ayuda de expertos extranjeros, desarrollar planes de manejo para Tupinambis spp., Caiman yacare, Ramphastos toco, Amazona aestiva, Geochelone chilensis, Geochelone carbonaria, Eunectes notaeus, Dracaena paraguayensis, etc. 6. Procesar rápidamente por el sistema judicial las demandas iniciadas por el Ministerio Público.
7. Investigar la idoneidad de los funcionarios de la SEAM y comerciantes en el tráfico de la vida silvestre y asegurar transparencia y honestidad en el manejo y comercialización de las especies CITES. 8. Adoptar medidas rigurosas para asegurar que personas/empresas bajo investigación por infracciones a la ley de la vida silvestre no reciban permisos de CITES bajo un nombre diferente (testaferros). Además, la SEAM debería enviar informes mensuales del progreso de la implementación de la medidas estipuladas arriba al Secretario General de CITES. CITES se comprometería a asistir a Paraguay en la creación de un fondo destinado al bienestar de la vida silvestre, financiada por las cuotas recibidas por los permisos de cosecha. Finalmente, recomendaron que la SEAM establezca un foro de representantes gubernamentales y no gubernamentales para la elaboración de estrategias para la investigación y regulación del comercio de la vida silvestre, y para la lucha contra el tráfico ilegal. El foro debe fomentar la creación de una asociación de comerciantes de vida silvestre con el fin de elaborar reglas de su comportamiento ético, conduciendo a la auto-regulación de la industria. A través de la Resolución 949 de la SEAM, del 3 de octubre del 2003 ―Por La Cual Se Establece Una Pausa Voluntaria Para La Exportación De Fauna y Flora de Especies CITES,‖ Paraguay quedó cerrada para la exportación de especies CITES, que incluyen los cocodrílidos. Así, la exportación de caimanes y otras especies silvestres quedó cerrada, suspendiendo temporalmente el cupo concedido en agosto por la Resolución 782. Esta prohibición de exportación de animales silvestres y sus productos rige hasta nuestros días. LA ADMINISTRACIÓN DE LAS COSECHAS Metodología de Cosechas para el Año 1996 Metodología de la evaluación de poblaciones: Los trabajos que más contribuyeron en el establecimiento del programa de C. yacare para el año 1996 en Paraguay constituyeron Scott et al. (1991), King et al. (1994). y Aquino y Scott (1994). En los informes de King et al. (1994) y Aquino y Scott (1994) se describen con precisión la metodología utilizada en los censos nocturnos teniendo en cuenta los diferentes tipos de aguadas; como censos en tajamares, lagunas grandes, medianas y pequeñas, ríos, arroyos, represas y esterales. También se incluyen las variaciones referentes al tipo de vegetación y la superficie de cobertura de estos en el sitio de la toma de muestras. Al mismo tiempo se incluye datos climáticos como: vientos, nubes, temperatura agua y ambiente, y precipitaciones (si lo hubiere). Otros datos como salinidad del agua al inicio y final del tramo censado y la fase lunar también fueron incluidos. Otros datos tomados constituyen la hora de inicio y finalización del conteo y la ubicación exacta del transepto o punto especifico de la toma de las muestras. Los datos sobre los caimanes incluyen los tamaños aproximados de los animales y la presencia de grupos de juveniles y el número de estos por grupo. Observaciones adicionales como timidez también fueron anotadas. Cabe destacar la gran importancia de la verificación realizada a la luz del día en el sitio donde se realizaron los conteos a la noche para anotar los diferentes aspectos del hábitat. Después de varios estudios y de la realización de conteos nocturnos de caimanes en la naturaleza, en marzo de 1996 se dio inicio a la primera zafra experimental de caimanes en Paraguay. Para esto se siguió las recomendaciones de King et al. (1994).
Cupo de la primera zafra: Los conteos nocturnos de la zona del Alto Paraguay sugirieron una zafra inicial de 5.000 caimanes, cifra conservadora que ayudaría a realizar un manejo adaptativo y a medida que el programa vaya adquiriendo experiencia ir aumentando los números de caimanes utilizados y extendiendo a más sitios dentro de la Región del Chaco. Así el programa en su inicio se concentra principalmente en desarrollar una metodología replicable a través del tiempo y así ir adaptando cambios, si fuera necesario, con los resultados de los censos posteriores. Desafortunadamente para esta primera zafra hubo una sobre-explotación de 1.000 animales, llegándose a cazar 6.000 caimanes en esta primera cosecha. Si bien la extracción de 1.000 caimanes más no perjudica la población de caimanes de Alto Paraguay, esto constituyo un indicador de la falta de coordinación entre los comerciantes entre si y los comerciantes y las autoridades de vida silvestre en Paraguay. ¿Quiénes fueron favorecidos por la primera zafra?: Los cupos para la cacería, transporte y exportación de los 5.000 jacare se otorgaron a los miembros de la Cámara de Industriales de Pieles Silvestres del Paraguay, integrados por cinco empresas. Una de las cláusulas del decreto reglamentario de la implementación CITES en Paraguay incluía la prohibición de formar parte de programas de utilización de la vida silvestre a personas y/o empresas que tengan antecedentes judiciales por cacería o trafico ilegal de cualquier especie, producto o sub-producto de la vida silvestre. Para el año en que se abrió la primera zafra ya dos de los cinco miembros de la cámara de curtidores tenían procesos abiertos con la justicia ordinaria de poseer en sus curtiembres y depósitos pieles ilegales. También los problemas internos entre los miembros se agravaban y la falta de coordinación entre ellos hizo que se aumente la cacería de 5000 (cupo que se había recomendado) a 6.000 jacare. También surgieron conflictos entre los antiguos miembros de esta cámara y los nuevos comerciantes que querían acceder a los cupos. Hasta ese momento los cupos eran dadas a una cámara organizada, pero que desafortunadamente algunos de miembros seguían con el tráfico ilegal y otros se mostraban muy cerrados para permitir el ingreso de nuevos, hecho que convertiría al programa en un monopolio comercial. Era evidente que este sistema de distribución de cupos ameritaba una revisión. Sitios de la cosecha y de validación: Considerando que Alto Paraguay constituye uno de los Departamentos (conjuntamente con Presiente Hayes) donde más caimanes se ha observado y que los pobladores se han dedicado a la cacería de la especie C. yacare por varias décadas sin afectar mayormente las poblaciones, se había decidido iniciar el programa experimental en este Departamento. Además en Alto Paraguay solo se distribuye una especie de caimán, el C. yacare (Mapa 1). Para iniciar se ha excluido el Departamento Presidente Hayes debido a que en este Departamento también se distribuye la especie C. latirostris que se encuentra en el apéndice I de CITES, es decir la categoría en vías de extinción. De esta manera los esfuerzos de control se reducirían a una sola especie evitando así el número de errores que podrían darse. Dentro del Departamento Alto Paraguay se seleccionó tres ciudades donde se cosecharía las pieles por el término de dos meses y donde inspectores y biólogos vivirían por todo este tiempo, incluyendo algunas semanas antes del inicio de la cacería, para coordinar con los cazadores, comerciantes y autoridades de cómo se realizaría el programa. Las ciudades seleccionadas fueron Bahía Negra, Fuerte Olimpo y Carmelo Peralta (Mapa 2). Los cazadores de la zona llegaban con las pieles junto al centro de inspección y aquí recibían las etiquetas de seguridad proveídas por los inspectores/biólogos fiscalizadores.
Mapa 2. Sitios de la zafra de Caiman yacare: años 1996, 2000 y 2001
La época de cacería: La época de las lluvias en la región chaqueña coincide en parte con la época de reproducción de los caimanes. De esta manera el programa es facilitado por esta característica ambiental y de historia natural del animal. Las hembras de cocodrilitos son vulnerables cuando están al cuidando de sus nidos, y estas o son cazadas o abandonan los nidos dejando, de una u otra forma, los huevos a expensa de depredadores. La época lluviosa va aproximadamente de Octubre a Marzo. Por esto, la cosecha de jacare fue iniciada en marzo y duró tres meses. Durante estos tres meses, biólogos y fiscalizadores (dos por sitio) vivieron en los lugares establecidos de acopio a fin de realizar los controles y el etiquetado de las pieles cosechadas. Tamaño de los individuos cazados y método de corte: Como se indica en King et al. (1994), los machos de C. yacare alcanzan la madurez sexual a un tamaño de 90 cm de longitud hocico-ano y la hembra a los 76 cm. Así se resolvió prohibir la cacería de individuos menores de 93 cm protegiendo la mayoría de las hembras y machos con un potencial reproductivo elevado. Se tuvo en cuenta la longitud hocico-ano y no la total ya que en la mayoría de los casos, especialmente entre los machos, estos presentaban mutilaciones en la cola presumiblemente por las peleas entre estos por alimento, territorio o por hembras. Los compradores no deberían adquirir pieles por debajo de los 93 cm. Por otro lado también se estableció un tipo de corte especifico para cada año, y así evitar la sobre cacería en un año guardando las pieles para la zafra de años posteriores. En este primer año se exigiría pieles en flancos o chalecos incluyendo el miembro anterior derecho del animal, que en su generalidad no se incluye ningún miembro. Así en los próximos años se optaría por dejar otro miembro para identificarlo de la zafra anterior. Para facilitar los cortes las autoridades proveyeron de un esquema de corte establecido para este año. Este sistema teóricamente parecía la solución para evitar fraudes en el programa, pero desafortunadamente los cazadores no entendieron bien la idea y realizaron los cortes exactamente como lo indicaban los esquemas presentados cortando mucha parte muy útil del cuero. Varias fueron las críticas al programa causada por esta idea, muy especialmente de parte de los curtidores y exportadores.
Marcado de las pieles en el campo: Una de las principales funciones de los fiscalizadores acreditados por CITES en los tres sitos de cosecha consistió en la validación de las pieles y su etiquetado. Una vez comprobado que el tamaño y el corte corresponde a lo estipulado y permitido, los fiscalizadores etiquetaron las pieles con marcas enumeradas únicas, no reutilizables y que no se degradaban en el proceso de curtido. Una piel trasportada, en manos de acopiadores o en curtiembre, sin las etiquetas proveídas por las autoridades en el sitio de cacería, era considerada ilegal. El número total de las etiquetas adquiridas por CITES-Paraguay coincidieron con el número de animales permitidos para esa zafra, no existieron duplicadas y fueron diseñadas exclusivamente para ese año. Una de las criticas de parte de los curtidores fue que las etiquetas se enredaban fácilmente entre si y evitaba un curtido optimo. Una de las posibles soluciones para los próximos años fue la adquisición de etiquetas más pequeñas que evitaría el enredo de etiquetas y abarataría sus costos. Caza, acopio, almacenamiento, curtido y exportación: Toda la cadena de usuarios del programa de cacería del Jacare fue habilitada por medio de licencias específicas para cada usuario. Una de las medidas establecidas incluía que no deberían tener procesos abiertos por el uso ilegal de la vida silvestre y deberían apoyar a CITES en todo facilitando los controles pertinentes en los sitios de acopio, transporte, almacenamiento, curtido y exportación de las pieles. Se prohibieron la exportación de pieles sin curtir o saladas o sin el etiquetado establecido. La leyes que rigieron la cacería, acopio, almacenamiento, curtido y exportación incluyeron: la ley 583/76, que ratifican los términos de la convención CITES y su decreto reglamentario número 10.655; y la ley de Vida Silvestre 96/92. Metodología de Cosechas para el año 2000 (de Morales y Barras 2001) Luego de algunos años de cierre de la cosecha de jacare y a pedido de UCINY (Unión de las Comunidades Indígenas de la Nación Yshir) del Departamento de Alto Paraguay y con apoyo de ProDeChaco, una organización de asistencia de la Comunidad Europea con asiento en el Ministerio de Agricultura y Ganadería, se re-inicia el programa de cacería y cosecha de jacare. Así en marzo del 2000 se autoriza la caza de hasta 7.000 individuos de jacare y otros miles de anacondas amarillas y carpinchos. La época de cacería fue establecida entre el 20 de marzo y 20 de julio. Con el objeto de evitar que las ganancias económicas se diluya entre los productores primarios, acopiadores, macateros, y otros comerciantes intermediarios; se estableció un sistema en que la UCINY sea la entidad acopiadora y negociadora con los comerciantes curtidoresexportadores. La metodología utilizada era la misma que la utilizada en el año 1996 y los inspectores de vida silvestre permanecieron en los sitios de acopio (Pto. Diana, 14 de Mayo, Pto. Esperanza, María Elena y La Misión – Mapa 2, comunidades donde debía realizarse la caza) durante toda la época de cosecha. Los resultados de este programa, aunque beneficiosos para el establecimiento del programa, necesitó de una fuerte asistencia financiera de parte de ProDeChaco. De esta manera los grupos indígenas obtuvieron préstamos de ProDeChaco para poder crear almacenes comunitarios y disminuir el costo de los insumos básicos para la caza. Al finalizar el programa, varios almacenes estaban fortalecidos y pudieron haber continuado de forma auto-sustentable la caza, con un mínimo de asesoramiento y acompañamiento; sin embargo el programa no prosperó porque las dificultades encontradas durante el proceso fueron consideradas como un fracaso y no como aspectos de evaluación, sobre los cuales mejorar el sistema. Del cupo de 7.000 ejemplares permitidos se cazaron un total de 6.478.
La razón por la cual UCINY fue la única organización beneficiada por los cupos fue simplemente por que fue la única en solicitar oficialmente. Este método de trabajo ayudó al desarrollo de un programa piloto con indígenas, en sitios claves, con un número de cazadores limitados y fiscalizables y dirigidos a un grupo indígena que conoce el recurso y lo ha utilizado y valorado por siglos. Metodología de Cosechas para los Años 2001-2002 (de Neris, 2003) En el año 2001, se creó un sistema nuevo de administrar la zafra de caimanes (Neris 2003). A diferencia de los cupos anteriores de 1996 y de 2000, con cosechas abiertas a localidades no específicas de pueblos y comunidades indígenas los cupos de los años 2001-2002 se restringieron a propiedades específicas (estancias y comunidades indígenas – Mapa 2 y Mapa 3), registradas en el Registro Nacional de Vida Silvestre. Biólogos aprobados por la SEAM hicieron censos en cada propiedad, contando caimanes y estimando poblaciones. Las estimaciones se basaron en la extrapolación de los resultados de conteos de sub-muestras de las propiedades. A base de los censos, la SEAM otorgó un cupo de un 10% de la población estimada en cada propiedad. Basado en estas estimaciones, la SEAM otorgó en el 2001, un cupo de 13.736 animales a los dueños de 18 estancias en Alto Paraguay y Boquerón. En el 2002 el cupo aumento a 16.899 animales a los dueños de 21 estancias y 3 comunidades indígenas, solo para el Departamento de Alto Paraguay. Empezando con el año 2001, la SEAM vendió sus respectivas cuotas a los agentes de cada propiedad. Se cazaron los animales, y se llevaron las pieles a centros de acopio registrados por la SEAM. En los centros de acopio, biólogos de la SEAM aplicaron precintas domesticas con los números asignados a cada estancia. Una vez trasladadas a la curtiembre, y una vez curtidas, se removieron las precintas domesticas y se colocaron las precintas de CITES que hace posible el transporte internacional. En cada paso, las pieles fueron acompañadas con permisos de transporte emitidos por la SEAM. En 2001, apareció un problema que complicó el manejo racional de caimanes en Paraguay (Larriera & Ross 2003; Neris 2003). Debido principalmente a una sequía prolongada y a una carencia de coordinación entre Argentina y Paraguay sobre el aprovechamiento de las aguas del Río Pilcomayo en el Departamento Boquerón, fronterizo entre ambos países, había una mortandad muy alta de caimanes en tramos donde el río se había secado. La prensa paraguaya exageró el problema al máximo, acusando a la SEAM de insensible ante problemas ecológicos. Esto también creó una fuerte reacción internacional, sobre todo entre algunas ONGs. Debido a que al mismo tiempo hubo una cosecha legal en otras partes de Paraguay, la opinión pública no podía entender porque la SEAM permitía la caza de caimanes en Alto Paraguay, cuando al mismo tiempo miles de estos estaban muriendo por la sequía. Las noticias devastadoras resultaron, según Neris (2003) y Larriera & Ross (2003), en una gran reacción pública contra las cosechas legales. Al fin, se permitió la cosecha de 2.426 caimanes, en lugares afectados por la sequía para aliviar las aglomeraciones de animales en los pocos pozos de agua restantes (Fotos 1 y 2). En un despliegue (show) para la prensa, se trasladaron unas decenas de caimanes a zoológicos en diversos lugares del país. Sin embargo, las poblaciones de caimanes siempre han estado sujetas a estas crisis ambientales, y tienen una buena capacidad de resiliencia. En el futuro, frente a condiciones similares, será importante que la SEAM esté más informada, más preparada técnicamente y prevenida para poder explicar mejor la situación real de estas poblaciones a los medios de divulgación (Larriera & Ross 2003).
Mapa 3 Sitios de la zafra de Caiman yacare: años 2002 y 2003
Metodología de Cosechas para el Año 2003 Para la zafra de 2003, cambiaron nuevamente el sistema y siguieron la mayoría de las sugerencias de King et al. (1994) y Larriera & Ross (2003). En agosto, en base de reconocimientos preliminares, la SEAM estableció un cupo de 10.000 caimanes de los cuales 1.000 fue para animales vivos y el resto para la cosecha de pieles (Resolución 782). Este cupo, restringidos al Departamento de Alto Paraguay (MAPA 3), se distribuyeron entre 14 personas y 11 casas comerciales. Los cazadores necesitaron el permiso de los dueños de los terrenos donde cazaron. La medida establecida fue de una talla mínima de 90 cm hocico-ano, y para evitar el blanqueo de pieles ilegales de otros años, incluir las cuatro patas. Todo fue parado en octubre 2003 (aunque el programa había finalizado antes de la pausa y las pieles estaban en proceso de curtido) con la emisión de Resolución 949 que inició la pausa voluntaria de la exportación de animales silvestres y sus productos. Presumiblemente estos cueros acopiados en el 2003 hasta hoy día están esperando el levantamiento de la moratoria y la emisión de los permisos para su exportación.
¿Cómo se encuentra el programa en la actualidad? Al establecerse la moratoria voluntaria por parte de Paraguay, hasta hoy vigente, la Secretaria CITES había dejado algunas indicaciones de cómo continuar para poder levantar esta ―moratoria voluntaria‖ y a pesar de que se recibieron varias visitas de profesionales que ofrecían su apoyo para reiniciar con los programas de uso sustentable, muy poco se ha adelantado a nivel del gobierno. Al mismo tiempo cinco funcionarios de la SEAM han sido imputados por la fiscalía y sus casos elevados a juicio oral y público, cuatro de los cuales involucran cacería y comercialización del jacare. Sin embargo, estas acusaciones de parte de la fiscalía se encuentran en tela de juicio con grandes cuestionamientos legales del por qué estos casos fueron abiertos sin tener en cuenta las instancias administrativas en las que deben ser juzgadas ya que son de esta competencia y no del ámbito penal. Al mismo tiempo en Paraguay reina una total confusión de quien es realmente la autoridad de aplicación de las leyes ambientales y como es posible que una fiscalía, dependencia del Ministerio Público se encuentra ahora actuando como autoridad de aplicación en temas administrativos. Con esto se ha parado por completo programas de uso sustentable del referido recurso, ha reducido a la Autoridad de Aplicación a la parálisis total, en cuanto al uso sustentable del recurso fauna. Sin embargo la SEAM, está tratando de re-encausar sus funciones o atribuciones y esta iniciando nuevos diálogos y acuerdos con el Ministerio Público, con la Contraloría General de la República y con las ONGs Ambientales.
CONCLUSIONES GENERALES Varias fueron las recomendaciones y observaciones emitidas en los diferentes programas que el Paraguay ha desarrollado a través del tiempo y también en constantes visitas de especialistas al Paraguay. Cabe destacar que la situación política y social afecta en todo el ámbito del país e influyen profundamente a la región, y el uso sustentable de la vida silvestre no es ajeno a esto. En este caso nos referimos especialmente a las especies de Caiman yacare y Caiman latirostris. Los diferentes programas que se intentaron implementar tuvieron sus altibajos, pero lo más negativo constituyó la falta de continuidad de los mencionados programas. Así después de más de doce años del primer intento no contamos con ningún programa de uso sustentable que valorice el recurso, las instituciones encargadas de la administración del recurso están más debilitadas y confundidas que nunca en cuanto al uso sustentable de la fauna y los hábitats se van deteriorando de una manera alarmante con el tiempo. Si se hubiera seguido los delineamientos de aquel primer programa, en este tiempo ya hubiéremos aprendido mucho sobre el manejo de los cocodrílidos en el Paraguay: a. la situación real de las poblaciones, b. las tendencias de las mismas, c. sus principales amenazas, d. a que nivel de usuarios se debería trabajar, e. como se podría beneficiar a los productores primarios, f. cuales son las medidas principales a tomar para evitar la sobre-explotación del recurso, g. como se podría hacer una trazabilidad del recurso para evitar la ilegalidad, entre otros aspectos. Así se hubieran desarrollado los criterios básicos para la evolución del uso sustentable del jacare en el Paraguay. Desafortunadamente se han perdido varios años, y con esto, importantes hábitats de estas especies y de muchas otras que inter-actual con el jacare en los diferentes humedales, ríos, arroyos, lagunas y
lagos. Pero sin un interés político y un entendimiento del valor de estas especies de parte del gobierno, poco o nada se puede avanzar. Por otro lado para los que trabajamos en la conservación de estas especies solo nos queda seguir intentando presentar nuestras recomendaciones sobre el uso sustentable de manera a que se pueda conservar los humedales tan importante no solo para el país o la región sino para todo el mundo. Por todo le expuesto y considerando la experiencia en el país y el mundo sobre el manejo y uso de los cocodrilitos consideramos como punto de partida: ―LA ELABORACION DE UN PLAN DE ACCION PARA LA CONSERVACION DE LAS ESPECIES DE JACARE Y SUS HABITAS EN EL PARAGUAY‖ que incluyan los siguientes elementos: 1. Desarrollar un sistema de monitoreo anual (ininterrumpido) de poblaciones en 25 sitios permanentes de distribución de los cocodrilitos en Paraguay que sirvan de base al programa a largo plazo. 2. Realizar un estudio de mercado de las especies distribuidas en el Paraguay, para ver la posibilidad de éxito del programa teniendo en cuenta costo – beneficio 3. Realizar nuevos programas de uso sustentable en sitios de distribución del Caiman yacare teniendo en cuenta los criterios desarrollados en 1996 y modificados según la lecciones aprendidas de los años 2000, 2001 y 2002. 4. Establecer un fondo de vida silvestre donde puedan depositarse los pagos de los impuestos, multas a sanciones, donaciones y otros, para el desarrollo del programa de uso sustentable y para los estudios de las especies en la naturaleza. 5. Establecer programas de capacitación para biólogos quienes llevarían adelante los estudios científicos y los encargados de asesorar el desarrollo de programas de uso sustentable. 6. Establecer programas de capacitación para fiscalizadores quienes estarían encargados de velar por la implementación legal de los programas de uso sustentable. 7. Declarar el valor de los humedales, y otros cuerpos de agua como sitios productivos y que albergan especies de alto valor económico, social y ambiental.
AGRADECIMIENTOS Es muy importante destacar la gran labor de Martha Motte en las investigaciones sobre los caimanes de Paraguay y su ayuda con esta publicación. También nuestro reconocimiento y gratitud al Dr. Wayne King por todos los años de empeño, apoyo, y constante estimulo para el desarrollo de programas para la conservación del jacare en Paraguay y en toda Latinoamérica. Al mismo tiempo queremos reconocer la gran ayuda de Sonia Delphin en la elaboración de los mapas, a Roque Gonzalez Vera por facilitarnos sus hermosas fotos y a Fatima Mereles por ayudarnos en la redacción de este trabajo. Agradecemos a Francisco Brusquetti, Carmen Vitale, Cristina Morales y a Patricia Varela por ayudarnos con datos sobre los monitoreos y los diferentes cupos otorgados. También damos las gracias a la Estación Biológica Doñana en la persona del Dr. Javier Castroviejo y al Grupo de Especialistas de Cocodrilitos (CSG) por hacer posible esta publicación.
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FOTOGRAFÍAS
Foto1: Pelea de Caiman yacare durante sequía del 2001. Foto: Roque González Vera
Foto 2: Caiman yacare comiendo Caiman yacare durante sequía del 2001. Foto: Roque González Vera