Infopieb 23agosto2020

La Calzada de Isaías 19 “En aquel tiempo habrá una calzada de Egipto a Asiria, y asirios entrarán en Egipto, y egipcios en Asiria; y los egipcios servirán con los asirios a Jehová.

En aquel tiempo Israel será tercero con Egipto y con Asiria para bendición en medio de la tierra; porque Jehová de los ejércitos los bendecirá diciendo: Bendito el pueblo mío Egipto, y el asirio obra de mis manos, e Israel mi heredad.”

Isaías 19:23-25 Este fue el texto que sirvió de base al Dr. Jürgen Bühler, en la Noche de Israel de nuestro XV Congreso de Rescate de la Nación, para desafiarnos a la intercesión por el pueblo árabe que, unidos a Israel, ambos “conocerán a Jehová en aquel día, y harán sacrificio y oblación; y harán votos a Jehová, y los cumplirán.” (Isaías 19:21). ¡Qué bendición y qué responsabilidad para nosotros es ser parte de la generación profética que establece la “Calzada de Isaías 19” en la tierra!

Respondiendo al desafío que nos trajo el Señor, es que presentamos una serie de testimonios desde el mundo árabe para movernos en oración por el establecimiento del Reino de Dios en las 30 naciones de Medio Oriente.

Separemos un día por semana para el ayuno y oración, utilizando este recurso como herramienta de bendición para nuestras vidas.

SEMANA 2 “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano” Juan 10:27-28 RELATO DE ALI “Soy el mayor de nueve hijos, pero no tengo muchos buenos recuerdos de ser parte de una familia tan numerosa. Ellos bromeaban y decían que yo era distinto a todos en la familia. Mi madre decía que me odiaba y que yo era el hijo que me asemejaba menos a ella. Me sentía siempre rechazado por mi familia y lloré mucho de niño.

Cuatro meses al año trabajé como pastor desde que tuve ocho años de edad hasta los dieciocho años. Llevaba a las ovejas a las montañas y como pasaba mucho tiempo a solas quería tener a alguien con quien conversar, por lo que creé un dios en mi corazón. Este dios era como mi amigo para mí con quien tenía largas conversaciones diciéndole como: ‘Cuan hermosas son tus creaciones’ cuando miraba a las flores, al sol, a las piedras o el prado. También le preguntaba cosas como: ‘¿De dónde viene la dulzura de las manzanas?’, porque creía que había un Dios que todo lo hizo bien.

A la edad de veinte años empecé a beber alcohol y a los veinticinco ya era un alcohólico. Algunas veces empezaba a beber antes de las nueve de la mañana y cuando llegaba a casa mi esposa me preguntaba si había estado bebiendo.

Esto me enfurecía por lo cual le empecé a pegar diariamente. Mis hijos fueron