ENSEÑANZA BÍBLICA
EL DÍA QUE CAÍN HABLÓ CON DIOS El pecado ya no gobernará sobre ustedes… Romanos 6:14ª PDT
Reflexión para los padres: Por medio de la enseñanza de hoy “Es mejor hablar con Dios”, basada en Génesis 4:1-10, los niños reflexionarán en cuán importante es hablar con Dios sobre aquello que sientan en su corazón.
De igual manera, enseñémosle a nuestros hijos, que no importa cuán lejos nos sintamos de Dios o que el problema no tuviera una aparente solución, Jesús siempre estará presto para ayudarnos y restaurarnos, porque nos ama.
La Biblia nos enseña la historia de los primeros bebés de la Tierra: los hermanos Caín y Abel, quienes culminaron con un suceso trágico, a causa del pecado.
Temas para discutir:
Caín tuvo en sus manos la oportunidad de hablar con su Creador y no dejarse llevar por el celo y la ira, pero decidió hacer lo contrario. Aquí podemos descubrir algo i n te r e s a n te : C u a n d o p e r m i t i m o s q u e l o s m a l o s sentimientos permanezcan en nuestros corazones, dejamos que la amargura nos invada hasta el punto de hacerle mal a otros. Es por esto, que no se nos debe olvidar que Dios nos ama y a Él le importa lo que sentimos y desea trabajar en nuestro carácter, para completar su obra en nuestras vidas. Por tal razón, enfaticemos en cuán importante es tomar decisiones sabias y fomentar una buena relación entre padres, hermanos y seres queridos, así como buscar la ayuda apropiada para los problemas y situaciones. Sobre todo, hacer el bien y no abrir la puerta al pecado.
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• A Dios le importa lo que sentimos. • Debemos hablar de aquello que sentimos en nuestro corazón. • Buscar la ayuda apropiada para los problemas y situaciones. • Tomar decisiones sabias. • No dar mayor cabida a los malos pensamientos. • No le abras al pecado, la puerta de tu corazón. • Fomentar la buena comunicación con nuestros padres, hermanos y seres queridos. • Hacer el bien, aunque lo deseemos.
Caín era único en toda la historia de la humanidad. ¡Nunca alguien había visto un bebé! Si, fue el primer hijo de Adán y Eva. Ellos quizás no sabían cómo nacería, las etapas por las cuales pasaría, ni cuándo aprendería a hablar o a caminar. Nunca nadie había sentido la piel tan suave de un bebé ni escuchado sus llantos. ¡Nos podemos imaginar las atenciones que tuvo este niño! Y así, cuando Caín nació, Eva dijo: —¡He tenido un hijo con ayuda del Señor! La Biblia no nos dice cómo pasó su niñez, ¡pero debe haber sido muy divertida! Tampoco nos habla de su carácter o forma de ser, ni sabemos si fue difícil para él compartir todas esas atenciones cuando nació su hermano Abel. Sin embargo, no va a ser difícil conocerle bien. La Biblia dice en Mateo 7:16, que podemos conocer a una persona por la forma en que actúa: “Ustedes los reconocerán por la clase de fruto que den...” (Mateo 7:16)
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Lo que sí sabemos es que cuando Caín era adulto, era agricultor pues trabajaba la tierra, sembrando y cosechando. Su hermano menor Abel cuidaba las ovejas. Un día, estos dos hermanos decidieron ofrecerle a Dios una ofrenda como regalo. Cada uno seleccionaría algo de lo que tenía. ¡Qué buena decisión, regalarle algo a Dios! Nuestro Padre Celestial no necesita nada, pero es bonito agradarle. Seguramente sus padres, Adán y Eva, les habían enseñado a ser agradecidos trayendo una ofrenda a Dios. Hay tantas cosas que le podemos dar a Dios por habernos creado y amado: nuestra gratitud, alabanza, cooperar en la casa, en la escuela o en la iglesia, entre muchas otras cosas.
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No sabemos lo que pasaba por la mente de estos jóvenes a la hora de traer su ofrenda a Dios, solamente lo podemos suponer. Lo que nos dice la Biblia es que Abel había escogido de entre las primogénitas, una de las ovejas más grandes. De Caín sólo nos dice que trajo del fruto de la tierra. Esto nos puede llevar a suponer que Abel puso mayor empeño y esfuerzo que Caín al traer su ofrenda, pero no sabemos con precisión lo que ocurrió. La Biblia dice en Hebreos 11:4, que Abel ofreció más excelente ofrenda que Caín. También dice que Dios recibió con mayor agrado la ofrenda de Abel. No significa que Dios tenía preferencia por Abel, sino que Dios conoce los corazones. No fue por la cantidad de lo ofrecido, sino la actitud del corazón con la cual lo estaban haciendo. Quizás, Abel pensaba: "Gracias a Dios por todas mis ovejas. No sólo me las ha provisto, sino que me ayuda a cuidar de ellas. Voy a ofrecerle una, la mejor, como agradecimiento por todas sus bendiciones."
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Es posible que Caín tuviera sus pensamientos en cualquier cosa, menos en lo que estaba ofreciendo a Dios. Quizás estaba compitiendo con Abel, o tratando de demostrar algo, o no quería compartir lo que había cosechado; eso no lo sabemos. Lo cierto es que cuando algo nos amarga, como son los malos sentimientos, nos es más difícil centrarnos en lo que tenemos que hacer. Sólo pensamos en lo que nos sucede o cómo nos sentimos y hasta en cómo vengarnos. Algo sucedía en el corazón de Caín, y Dios lo sabía. El Señor recibe con agrado todo lo que le ofrecemos y no hace acepción de personas, pero por alguna razón de peso, no le había gustado la actitud de Caín. 4
Cuando Caín supo que la ofrenda de Abel había agradado más a Dios que la suya, se enojó mucho. Su Creador le amaba tanto que no podía dejarlo sólo en unos momentos en el que le había dado lugar al pecado hasta el punto de querer matar a su hermano Abel. Por eso sabemos que estaba furioso, porque quería matar a su hermano. Al ver el rostro de Caín decaído, Dios se acercó a él para escucharlo, ayudarlo y mantener una conversación con él. En aquellos tiempos era normal que el Creador se comunicara. No sabemos en qué forma lo hizo: si fue en sueños, o Caín escuchó su voz, pero sí creemos lo que dice la Biblia, que Dios le habló.
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Dios tenía mucho interés en que Caín le hablase de lo que estaba ocurriendo en su corazón. Nadie conoce el corazón humano tanto como Él, pues sabe perfectamente hacia dónde nos puede conducir la ira, la amargura y la frustración… ¡Qué Dios tan maravilloso! A pesar de las malas actitudes de Caín, Dios quería sacarlo de ese estado en el que estaba. Cuando algo nos molesta y estamos enfadados, Él desea escucharnos, saber cómo nos sentimos y ofrecernos su ayuda. Él nos conoce y sabe hasta los más íntimos pensamientos y sentimientos. Nos ofrece su ayuda cuando estamos malhumorados y agobiados por algo. Contrario a lo que haríamos nosotros con una persona airada, dice la Biblia que Dios se acercó a Caín. ¡Qué momento tan emocionante y qué oportunidad tan impresionante tuvo Caín! Entonces, el Señor le preguntó: —¿Por qué estás enojado y te ves tan triste? Si tú haces lo bueno yo te aceptaré, pero si haces lo malo, entonces el pecado te estará esperando para atacarte; te quiere dominar pero tú debes dominarlo a él.
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Eso nos deja bien claro que a Dios le importa lo que sientes. Al parecer, Caín no le respondió nada a Dios. ¿Por qué? Quizás estaba tan enojado que no quería hablar, o pensó que a Dios le iba a asustar, o pensó que era mejor huir de todas las cosas que había en su corazón. Por malo que creas que es lo que piensas, no huyas de Dios y habla con Él. Deben ser las malas actitudes y malos pensamientos los que huyan de tu vida, no tú de Dios. Dios continuó hablándole a Caín y le estaba dando una nueva oportunidad de arrepentirse y hacer las cosas bien. En otras palabras, le estaba diciendo que no se dejara guiar por el impulso de matar a Abel, que hiciera lo correcto, lo perdonara y lo tratara como a un hermano. Hacer el bien le iba a ayudar a superar todo el enojo que sentía en su corazón. Cuando te des cuenta que en tu corazón hay ese tipo de pensamientos, o sencillamente detectes que tienes envidia, celos, ira o enojo, es mejor que hables con Dios, le cuentes lo que te sucede y pidas que cambie ese sentimiento.
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Esos sentimientos te pueden llevar a tener malas actitudes y a actuar indebidamente. No satisfagas tus impulsos y, aunque te cueste un poco de esfuerzo, haz el bien. Si haces el bien te evitarás mayores problemas, Dios te honrará, te fortalecerá y se agradará de ti. Caín, teniendo la mejor oportunidad de su vida, la de hablar con Dios, la desaprovechó y no le contó lo que le estaba sucediendo. Aquí podemos descubrir algo interesante. Cuando hemos permitido que los malos sentimientos permanezcan en nuestros corazones, dejamos que la amargura nos invada hasta el punto de hacerle mal a otros. Nos pasa como a Caín, que el rostro nos cambia y decae. Lo que sale de nuestros corazones es la manera de vengarnos: "No le voy a mirar, no le voy a hablar, es un tonto, y no me importa lo que le suceda. Voy a hablar mal de él a mis amigos y a contarles lo que me hizo." ¿Saben qué dice Dios acerca de esto?: "El pecado te estará esperando para atacarte." Por lo tanto, no debemos hacerlo.
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Era como si Dios le dijera a Caín: "Sé lo que estás pensando, no lo hagas, no peques contra tu hermano, no des lugar a los malos pensamientos." ¡Cuánto amaba Dios a Caín! Le habló claramente y a tiempo, pero parece que Caín no respondió nada a Dios. Dios le quería advertir que, si abría la puerta de su corazón al pecado y se dejaba llevar por él, las consecuencias serían terribles e imparables. Le quería librar del sufrimiento y de las consecuencias que trae dejarse llevar por los impulsos. Le estaba dando a Caín la oportunidad de no dejarse vencer por sus impulsos. ¡Quería matar a su hermano! Estaba tan ciego que no pensó en sus padres, ni en las consecuencias de sus actos, por el Señor le estaba diciendo que a pesar de lo fuerte que era su deseo, él podía vencerlo y no matar a Abel. Dios también te da a ti la oportunidad de vencer al pecado. Es mejor hablar con Dios de lo que te sucede y Él te ayudará.
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Por eso es tan importante mantenerse cerca de Jesucristo, hablar con Él, leer la Biblia, prestar atención a lo que nos enseñan, para fortalecernos y no pecar. Las malas actitudes nos separan de Dios, de los seres queridos y no meternos en problemas. Entonces, Caín le dijo a su hermano Abel: —Vayamos al campo. Caín invitó a su hermano al campo y allí lo mató. No matas a una persona así porque sí, mucho menos a un hermano. Eso refleja que durante mucho tiempo estuvo Caín dando lugar en su corazón a malos sentimientos. Seguramente se acostumbró a no hablar con nadie para desahogarse y recibir ayuda. Por eso llegó al punto de guardar silencio cuando el Padre Bueno y Eterno le quiso ayudar. Cuando le preguntó a Caín por su hermano este le respondió: —No sé. ¿Acaso es mi deber vigilar a mi hermano? ¡Parece que por fin le respondió a Dios! Pero ya era demasiado tarde. Tenía ira a causa de la rebeldía tan grande que ya había en su corazón. Reaccionamos mal y no aceptamos las consecuencias de la desobediencia. Nuestro propio pecado nos hace pensar que los demás son injustos y que nosotros no tenemos culpa. 9
Dios nos va a pedir cuentas de cómo procedemos con el prójimo y también le pedirá cuenta a los que nos hieren a nosotros. Podemos escandalizarnos de Caín y pensar que era muy malo. Pero cuando nosotros no obedecemos la Escritura estamos haciendo exactamente lo mismo que Caín: Ignorar las palabras de Dios. Cuando damos lugar en nuestros corazones a la semilla del rencor, del odio, los celos y no hablamos con Dios de ello, nos pasa como a Caín. Primero hacemos las cosas por competir, segundo si no nos salen bien, nos enojamos y decae nuestro semblante. Luego puede suceder como le dijo Dios a Caín: Si no hacemos el bien, el pecado entra y nos lleva a hacer cosas por las cuales sufrimos, y hacemos sufrir a otros las consecuencias. ¿Te imaginas lo que sufrieron Adán y Eva a causa de la muerte de su hijo? No sólo eso, sino que Caín tuvo que irse lejos y la familia quedó totalmente separada.
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Podemos creernos muy listos por ser rebeldes y vengativos, pero la Biblia dice en Juan 8:34, que cuando dejamos que esto nos domine, somos esclavos del pecado. Son más fuertes los que hablan con Dios al respecto y le piden que los ayude a perdonar, que los que se dejan guiar por los impulsos. Si hablas con Dios constantemente, tu corazón no se llenará hasta explotar. Él te ayudará y liberará de la esclavitud del pecado, porque te ama. Dios te bendiga. ¡Hasta la próxima clase!
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Cierto o Falso 1.Caín fue el primer bebé en la Tierra. 2.Su hermano se llamaba Andrés. 3.Caín cuidaba las ovejas y su hermano era agricultor. 4.Los dos hermanos querían hacer una ofrenda o regalo a Dios. 5.Dios aceptó con agrado la ofrenda de Caín 6.Caín estaba enojado y Dios le pregunto por qué. 7.Dios quería ayudar a Caín para que su enojo no lo dominara, pero Caín no quiso hablar. 8.Caín invito al campo a su hermano Abel para compartir con él. 9.Caín se dejó vencer por el pecado e hizo lo malo. 10.Dios quiere que hables con Él cuando te sientas enojado o sientas deseos de hacer algo mal y él te ayudará a hacer lo correcto.
RECURSOS: 1.Caín y Abel - Super libro https://youtu.be/l_4BbgxBQX0 2.CAIN AND ABEL BIBLE STORY | Kids on the Move https://youtu.be/P3rDJSnIRhc
CANCIONES:
1.Canciones infantiles cristianas - PEQUEÑOS HEROES | Generacion 12 Kids https://youtu.be/eEbi-RdnDBM 2.Redimi2 - Viviré ft. Evan Craft https://youtu.be/sRE1SKpoSjU
MEMORIA
EL DÍA QUE CAÍN HABLÓ CON DIOS
COLOREA EL DÍA QUE CAÍN HABLÓ CON DIOS
COLOREA EL DÍA QUE CAÍN HABLÓ CON DIOS
SEPTIEMBRE 2020 | PUERTO RICO | #QUÉDATEENCASA #CRISTOTEAMA AUTORES: DELMA RUIZ, JUAN M. FRONTERA, ANGÉLICA VARGAS Y RAQUEL ÁLAMO ILUSTRACIONES: RICK LIPSETT | DISEÑO GRÁFICO: LUIS E. RAMOS PORCIONES BÍBLICAS TOMADAS DE GÉNESIS 4