ALINA GONZÁLEZ FONSECA PRIMER PREMIO DE EDUCACIÓN INFANTIL 5 AÑOS
SILVIA GONZÁLEZ FERNÁNDEZ SEGUNDO PREMIO DE EDUCACIÓN INFANTIL 5 AÑOS
EVA LLANEZA ÁLVAREZ TERCER PREMIO DE EDUCACIÓN INFANTIL 5 AÑOS
XXXII CONCURSO LITERARIO COLEGIO PÚBLICO “ASTURIAS”
SILVIA GONZÁLEZ FERNÁNDEZ
EVA LLANEZA ÁLVAREZ
ALINA GONZÁLEZ FONSECA
XXXII CONCURSO LITERARIO COLEGIO PÚBLICO “ASTURIAS” 1
Una niña tenía una muñeca y un día fue a casa de una amiga y la perdió, y se fue llorando a su casa y dijo a su madre:
Y su madre le hizo una muñeca, era de tela y no la soltaba
2
¿Qué pasa hija?, dijo su madre. He perdido la muñeca
Y durmió con ella todo el rato
Nora Suárez Álvarez Primer Premio de 1º nivel
XXXII CONCURSO LITERARIO COLEGIO PÚBLICO “ASTURIAS” 1
Érase una vez una niña que se llamaba Marta y tenía una muñeca y estaba todo el rato con ella
-¡Uy! Hadas, parece que estoy en un cuento. Es que estás en un sueño. ¡ala!
2
Su calle era muy bonita. Tenía otras casas al lado. ¡Ay, qué bonito es mi barrio!
¡Despiértate Marta, despiértate Marta!
Sofía Rojas Braga Segundo Premio de 1º nivel
XXXII CONCURSO LITERARIO COLEGIO PÚBLICO “ASTURIAS”
“UN FANTASMA EN LA BIBLIOTECA” (Laura Castro Álvarez, 1º premio de 2º nivel) Había una vez una biblioteca a la que pusieron por nombre “La biblioteca de Melchor”. A todos les gustaba esa biblioteca, mayores y pequeños. Un día, un niño quiso quedarse allí de noche, pues estaba cerrada de noche la biblioteca. Ese mismo día de noche se quedó. Todo estaba muy oscuro. Se decidió quedar allí porque así podría leer los libros que quisiera con la linterna. Una vez allí, estaba a punto de coger los libros cuando…
-¡Uhhh! ¡Había oído un fantasma! Él, pensando que era una persona dijo: -¿Qui-quién es? ¿Hay alguien? Y de pronto salió… ¡Un fantasma! Él, muerto de miedo empezó a correr gritando: -¡Mamá! ¡Papá! ¡Tengo miedo! El fantasma le seguía a todas partes. El niño, cuando pensó que se había librado del fantasma, apareció delante de sus narices y dijo: ¡Buh! El niño empezó a correr de nuevo y gritando lo de antes. Después, cuando el fantasma vio que no cogía más libros no volvió a aparecer.
XXXII CONCURSO LITERARIO COLEGIO PÚBLICO “ASTURIAS”
Cuando por la mañana volvió a abrir la biblioteca, él salió pitando gritando: ¡Mamá, papá, he visto un fantasma! Y nunca más volvió a hacer otra travesura como esa, por si el fantasma. FIN
Laura Castro Álvarez Primer Premio de 2º nivel
XXXII CONCURSO LITERARIO COLEGIO PÚBLICO “ASTURIAS”
“UN FANTASMA EN LA BIBLIOTECA” (Pedro Antonio Escalante Fernández, 2º premio de segundo nivel) Hace mucho tiempo, había un fantasma llamado Marcos. Le gustaba tanto, tanto, tanto leer que todos los días iba a la biblioteca. Pero iba de día. Entonces asustaba tanto a la gente que se iba a cerrar. Entonces Marcos se puso a llorar. Pero casualmente, un niño le podía ver. Y le preguntó: -¿Cómo te llamas? Marcos respondió: -Me llamo Marcos ¿Y tú? El niño dijo: -Yo me llamo Miguel. Entonces fueron al parque a hablar:
-¿Cómo es que nadie te ve?. Él respondió: -Es que soy un fantasma. Miguel dijo: -¿Y por qué no estás en el Más Allá? Marcos respondió: -Pues no lo sé. ¡Ah, ya me acuerdo! Cuando me mataron me dijo alguien: “Tú nunca irás al Más Allá porque estás hecho para asustar”. Entonces Miguel respondió: -Mi papá no se habrá ido al Más Allá. Marcos dijo: -¿Cómo se llama tu papá? -Se llama Marcos, como tú. Pero se murió antes de que yo naciera; le gustaba mucho leer.
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Marcos respondió: -Igual que yo, esto no puede ser una coincidencia. Echo de menos a mi mujer, se llamaba Isabel; ahora estará andando tan contenta en carne y hueso. Ahí viene mi mamá, dice Miguel. Marcos dice: -Es mi mujer. ¿Sabíais por qué Miguel podía ver a Marcos? Porque Isabel se confundió con un calcetín de Marcos. Entonces Miguel se quitó el calcetín y se lo dio a Isabel e Isabel y Miguel se mataron sólo por vivir juntos.
Pedro Antonio Escalante Fernández Segundo Premio de 2º nivel
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“UN FANTASMA EN LA BIBLIOTECA” (Accésit de segundo nivel) Érase una vez, en una biblioteca con muchos libros, había un fantasma que se llamaba Juan y daba mucho miedo. Al día siguiente todas las estanterías estaban vacías: la “a” en la “l”; la “u” en la “p”, todo era un lío. Pero la bibliotecaria había visto al fantasma y por la noche le preparó una trampa. Y fue un verdadero éxito y la bibliotecaria le preguntó: ¿Por qué haces eso fantasma Juan? Y le dijo que era porque no se sabía el
alfabeto. Entonces le enseñó el alfabeto.
Lucía Acebes Fernández Accésit de 2º nivel
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“UN LÁPIZ MÁGICO” ( Daniel Cueva Tomás,1º premio de 3º nivel) -¡Hola! Soy un lápiz mágico.-Me llamo Roberto, soy de color verde, tengo una goma en mi cabeza, tengo una pica muy afilada y siempre estoy de muy buen humor. -Hoy os voy a contar una de mis aventuras. -Érase una vez un día soleado, yo estaba con mi dueña Ana, saliendo del colegio y cuando llegué a casa vi a mister Borrador intentando borrar los dibujos de Ana, salí de la mochila y me metí en el mundo de los dibujos y de las letras. Tuve que
perseguirle por el fondo del mar, alrededor de un volcán, en las palmeras, en las fábricas, por los coches y…¡hasta dentro de un tiburón! Cuando lo atrapé, tuve que llamar a la policía para que se lo llevaran a la cárcel ultra-secreta. Cuando salí del mundo de los dibujos y las letras, vi que mi dueño no hizo los deberes porque no me encontraba, así que se los hice yo. Cuando despertó se llevó una sorpresa y pensó que fueron los ángeles escritores.
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Daniel Cueva Tomás Primer premio 3º nivel
Andrés Álvarez Fernández Segundo premio 3º nivel
XXXII CONCURSO LITERARIO COLEGIO PÚBLICO “ASTURIAS”
“UN LÁPIZ MÁGICO” (Andrés Álvarez Fernández, 2º premio de 3º nivel) Había una vez un niño llamado Francisco. Francisco tenía mucha imaginación y quería que sus amigos también tuvieran imaginación. Un día, cuando Francisco iba al parque con sus padres, encontró en el camino un lápiz. Como él no sabía de quién era el lápiz, se lo quedó, pero algo era muy extraño: ese lápiz escribía y dibujaba sin que lo tocase nadie. Dentro de unos meses, el lápiz se estropeó y se volvió loco. Ahora el lápiz no dejaba de dibujar y de escribir. Había dibujado y escrito por
toda la casa. No podían hacer nada con ese lápiz loco en su casa, necesitaban para al lápiz. Por suerte, tenían un vecino que sabía arreglar cosas y le dijeron todo lo que pasó con el lápiz mágico. El vecino cogió el lápiz y lo llevó a su casa para arreglarlo. Al final, el vecino arregló el lápiz mágico y ahora sólo escribía y dibujaba cuando Francisco se lo mandaba.
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“UN LÁPIZ MAGICO”
Javier Martínez Castillo Accésit 3º nivel
(Javier Martínez Castillo, accésit de 3º nivel) Había una vez una niña llamada Sara, era alta, delgada y buena compañera. Un día el abuelo de Sara le regaló un lápiz: “es mágico”- le dijo el abuelo. Al día siguiente, Sara llevó el lápiz al colegio. Todos sus amigos le tenían envidia. Después Sara compró una colección de lápices igual que ese. Dio un lápiz a cada uno de ellos. Cuando dio uno a cada uno vio que le faltaba a Juan, y Sara le dijo:
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-Toma el mío -Muchas gracias, le dijo Juan -Es mágico, le dijo Sara -¿Sí?, ¿Por qué? - Porque cuando piensas un color y escribes con él, escribe del color pensado, le respondió Sara. Una mañana Juan enseñó el lápiz a todo el mundo. Al año siguiente Sara fue a un instituto y Juan al otro. Y desde ahí, Juan no olvidó a su amiga Sara.
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“CHISPITA
Y LAS LETRAS” (Samuel Rey Paraja, 1º premio de 4º nivel)
Pero desgraciadamente, cuando le pide a su madre que le enseñe a leer, ella le dice:
Chispita es una niña de dos años. No es muy alta ni muy baja. No es muy fuerte, pero tampoco muy débil. Su pelo es rubio y rizado, igual que el de su madre. Lleva una camiseta rosa que lleva escrita una palabra. Pero ella no la entiende. Los zapatos que ella usa son lila, le gusta mucho ese color. Todos dicen que ella es una niña normal. Pero no lo es, sino que, de todos sus amigos, solo ella quiere aprender a leer. Cuando ve un texto, piensa que es una bonita historia, o un poema, o tal vez, una carta dirigida a su padre.
-¿Quieres ya aprender a leer? ¡Pero si eres muy pequeña! Chispita no piensa lo mismo. ¿Cómo que es pequeña para leer? Por eso se lo pide una y otra vez. Como siempre le dice que no, decide aprender por su cuenta. Cada vez que alguien lee, observa con atención. ¿Será aquel símbolo la letra “a”?... ¿o no? Después de mucho tiempo aprende a leer. Coge un pequeño
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libro y… ¡Las palabras salían solas! Todos se quedaron impresionados. Años después, Chispita se convierte en una gran escritora que redactó libros tan famosos como “Los tres cerditos” o “La liebre y la tortuga”
Samuel Rey Paraja Primer premio 4º nivel
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“CHISPITA Y LAS LETRAS” (Manrique Marcos Benito 2º premio de 4º nivel) Érase una vez un gato que se llamaba Chispita y le gustaba mucho las letras del abecedario. Un día estaba jugando en el parque y debajo de un árbol se encontró un objeto mágico, lo cogió y sin darse cuenta tocó un botón y le transportó al mundo de las letras. Allí se encontró con la letra A,y chispitas le preguntó cómo podía salir de ese mundo para volver a casa. Le dijo que tenía que ir a buscar a la letra Z para que le hiciera volver a su mundo.
Chispitas recorrió un largo camino de aventuras hasta que llegó a un castillo. Entró por la puerta y la letra Z le estaba esperando en su trono. Chispitas se acercó a él y le dijo que le hiciera el hechizo para volver a su casa y él le respondió que no y Chispitas le dijo porque no quería ayudarle. Entonces la letra Z le dijo que si quería volver a su mundo tenía que luchar contra él. Chispitas se acercó a la letra Z y le contesto que sí. Chispitas se dio cuenta de que si tenía su varita mágica le podía atacar haciendo conjuros. Comenzó la pelea, Chispita le lanzó el conjuro de convertirse en rana, le dio, chispitas se lanzó sobre
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él y la letra Z se rindió. Chispitas se alegró mucho porque iba a ir a su casa y se lo iba a contar todo a su madre, pero la letra Z le dijo que no se lo podía contar a nadie. Chispitas se puso triste. A Chispitas le daba igual porque aunque luchó con la letra Z se lo había pasado muy bien. La letra Z le hizo el hechizo para volver a su mundo. Cuando volvió a casa la madre de Chispitas le dijo a donde se había ido y le dijo que al parque. Así fue como conoció Chispitas el mundo del abecedario.
Manrique Marcos Benito Segundo premio 4º nivel
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“CHISPITA Y LAS LETRAS” (Mara Cuesta Blanco, accesit 4º nivel) Había una vez una niña huérfana, se llamaba Chispita. A Chispita la gustaba escribir cuentos, pero el caso es que era muy tímida. Todos querían leer sus cuentos pero a ella le daba vergüenza. Entonces un día encontró un cuaderno debajo de su cama. ¡El cuaderno estaba escrito! Ponía letras con las que ella podía formar palabras. Chispita sonrió y dijo: -¡Es magnífico! ¡Así podré escribir más libros!
Pero ella no sabía que el cuaderno era mágico. Un día se lo contó a su mejor amiga, Lola, que siempre estaba con ella. Lola se quedó asombrada, patidifusa, era magnífico. Le preguntó que donde lo había encontrado. Chispita y Lola se pusieron a escribir e hicieron un libro enorme con mil páginas. Se titulaba “Chispita y Lola”, hablaba de ellas, de su gran amistad. Entonces Lola le dijo a Chispa: ¡Vamos a leerlo delante de los niños!
XXXII CONCURSO LITERARIO COLEGIO PÚBLICO “ASTURIAS”
A Chispa le daba vergüenza, pero se atrevió y lo hicieron juntas. Y a Chispa se le quitó la vergüenza. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Mara Cuesta Blanco Accésit 4º nivel
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“UN CAFETAL, UN NIÑO Y UN CACHORRO” (Paula García Prieto, primer premio de 5º nivel) Hace muchos años había una pequeña casa al lado de un cafetal, donde nació un niño llamado Alberto. Él deseaba tener un perro pero sus padres no tenían dinero, trabajaban todos los días en el cafetal que había al lado de su casa. Cuando Alberto cumplió los 11 años, sus padres le abandonaron y todas las tardes se quedaba solo en su casa, aburrido. Hasta que un día dijo: - ¿Y por qué no trabajo en el cafetal para poder ganar dinero?
Desde ese día empezó a trabajar en el cafetal. Al día siguiente, al ir al cafetal se encontró con un cachorro, que se veía, estaba perdido. Alberto cogió al cachorro y lo llevó a su casa, allí le dio de comer y de beber. Todos los días, cuando iba a trabajar, Alberto llevaba a su cachorrito con él a trabajar, donde se quedaba mirándole. Alberto le dijo a su cachorro: -¿Sabes qué?, te voy a llamar Lucky. El cachorro se puso muy contento. Llegó la noche y ya hacía frío, Alberto cogió a Lucky y se fueron para casa, cenaron y se echaron en el sofá a ver la tele, allí, Lucky se
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quedó dormido. Al verle Alberto, le arropó con un manta y se fue a dormir. Por la mañana, cuando Alberto se despertó no vio a Lucky y dijo: Lucky, estoy cansado, no quiero jugar al escondite. Pero Lucky no salía de su escondite; Alberto rebuscó por toda la casa pero no lo encontró, salió a mirar por el cafetal, pero… no estaba. Al comprobar que tampoco estaba en el cafetal se fue para casa llorando y triste. De repente, oyó los ladridos de un perro. ¡Allí estaba Lucky! Que había encontrado a su familia. Alberto se dirigió a él y le dijo:
-Lucky, puedes irte con tu familia, nunca me olvidaré de ti. Lucky se puso muy contento y fue a saludar a Alberto. Se dieron un fuerte abrazo y se fue con su familia, vivieron felices. Alberto nunca se olvidó de Lucky y siguió trabajando en el cafetal.
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Irene Rivera Álvarez Segundo premio 5º nivel
Paula García Prieto Primer premio 5º nivel
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“UN CAFETAL, UN NIÑO Y UN CACHORRO” (Irene Rivera Álvarez, segundo premio de 5º nivel) Hace unos cuantos años, en una ciudad donde vivían personas muy ricas, nació un niño. Marco, así se llamaba, había tenido suerte al nacer en una de las familias más ricas de la zona, pero, su historia pronto iba a cambiar. Sus padres se sintieron obligados a dejarle abandonado en un cafetal, y es que aunque le querían, había sido rechazado por el resto de la familia. Los padres de Marco le arroparon y le metieron en una
cestita, llegaron al cafetal y pensaron que ese era el sitio adecuado. Cuando Marco se despertó, al no ver a sus padres se puso a llorar desconsoladamente. El dueño del cafetal salió a ver lo que sucedía, al verle lo recogió y se lo llevó a su casa. A medida que Marco fue creciendo se hizo más fuerte y hábil. Cuando cumplió seis años, el dueño del cafetal le puso a trabajar más de 8 horas diarias. En verano, el dueño del cafetal se marchó de viaje, dejándolo solo y sin apenas comida. Así fue como Marco tuvo que trabajar diariamente para después vender el café en uno
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de los mercadillos, en los que mejor pagaban. Un día que venía del mercadillo se encontró a un pequeño cachorro de perro, Marco lo cogió y le dio un poco de carne. Se alegraba de tener al menos un poco de compañía. Cuando el dueño del cafetal regresó, Marco fue corriendo a esconder al cachorro, al que había llamado Jack. Jack, por respeto a Marco no había ladrado mucho, así que el dueño del cafetal no se había enterado de que un perro se escondía en su casa. Al día siguiente Marco enfermó, y aun así, el dueño del cafetal, su
jefe, no le dejó en reposo, sino que le mandó trabajar una hora más. Marco, ya cansado de que le trataran así decidió huir de aquel terrible hombre que le hacía trabajar, eso sí, no iba a irse sin su amigo Jack. Cuando Marco fue mayor de edad, decidió crear un orfanato para niños abandonados, porque él no quería que otras personas sufrieran lo que él había sufrido en su infancia. Y en cuanto a Jack,… estuvo con él mucho tiempo, haciéndose amigos inseparables.
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“EL NIÑO QUE JUGABA ENTRE ORO” (Mireia López Rojo, 1º premio de 6º nivel) Cuando sonó el despertador, quería tirarlo patas arriba. Había llegado el día, el peor de su vida. Nos mudamos. Mi padre es arquitecto y tiene que empezar un nuevo proyecto en Camboya. Mi madre lo apoya incondicionalmente. ¿y yo? ¿Qué pasa conmigo? Nadie entiende como me siento. Con mis diez años tengo que dejar aquí, en Asturias a toda mi familia, amigos, las clases de equitación, de violín y las fiestas que hacíamos en la piscina…
Me encanta que mis padres me compren todos mis caprichitos, pero ahora les va a costar mucho compensarme. El viaje ha sido agotador, nos instalamos en una bonita casa en la zona privilegiada. Un día mi madre y yo fuimos a dar un paseo por el mercado y nos encontramos a una pareja española que estaba aquí de vacaciones. Mi madre empezó a hablar con ellos y yo me puse en una esquina a llorar como una tonta. De pronto apareció un niño preguntándome que qué me pasaba. Yo le dije que echaba de mucho de menos a mi familia. Entonces él
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empezó a contarme su terrible historia. Me llamo Kiev y tengo diez años, yo también echo de menos a mi hermana Kam, murió hace una semana por un cáncer, nos dijeron los médicos que había sido porque un día estaba en un contenedor buscando chatarra para ganar un euro al día y poder ayudar a nuestra familia, pero en aquel contenedor estaba inhalando gases tóxicos. Ahora soy yo el que trabaja en una mina encontrando oro. Mi madre casi siempre está enferma. Cuando escuché la terrible historia de Kiev me puse muy triste y me di cuenta de la suerte que tengo en la vida, y
estuve dispuesta a ayudar a aquella familia. A la hora de la cena le expliqué a mi padre lo que había ocurrido en el mercado y él también quería ayudarlos. Los acogimos en nuestra casa y su madre empezó a mejorar poco a poco. Yo estaba muy feliz porque tenía mucho apoyo con Kiev y él conmigo. Después de seis meses, su madre estaba completamente bien y empezó a trabajar para nosotros. Yo enseñé a leer y a escribir a Kiev y pudo ir al colegio como cualquier otro niño.
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Esto ya ha ocurrido hace quince años, Kiev y yo seguimos siendo amigos y ya tenemos muy claro cuál va a ser nuestra profesión, vamos a ser trabajadores sociales, ayudaremos a niños que abusan de ellos mediante explotación o para que puedan tener una educación. Como esta historia hay muchísimas más, pero si todos ponemos un granito de arena seguramente podamos ayudar a algún niño que carece de todo lo que tenemos nosotros y sobretodo aprender a valorar lo que tenemos.
Mireia López Rojo Primer premio 6º nivel
XXXII CONCURSO LITERARIO COLEGIO PÚBLICO “ASTURIAS”
“EL NIÑO QUE JUGABA ENTRE ORO” (Adrián Morán Pérez, 2º premio de 6º nivel) Jaime es un niño que vive en África. Él tiene trece años, pero en vez de estar estudiando está trabajando en una mina de oro. Él se quedó huérfano cuando era un infante y desde entonces, vive junto a otros niños en el orfanato “Leblanc”. Desgraciadamente, los dueños del orfanato le obligaron a él y a los demás niños a sacar oro de una mina sin siquiera pagarles, ya que, según ellos, gastaban bastante en cuidarles.
Jaime sabe que existen una especie de derechos que le protegen, pero a los señores Leblenc no parecía importarles hasta ese día. Hace algún tiempo llegó una carta al orfanato diciendo que unos inspectores los visitaría para ver si los niños estaban siendo tratados según los “Derechos del niño”. A sabiendas de que esto no era así, los Leblanc idearon un plan a escondidas: “cuando los niños estuviesen durmiendo, huirían y destruirían antes el orfanato”. Jaime oyó la conversación e ideo otro plan para escapar. Informó a los demás niños: “con las sábanas de las camas crearían una cuerda y
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Adrián Morán Pérez Segundo premio 6º nivel
escaparían por una ventana”. Era un plan muy viejo, pero podía funcionar, y así fue. Los pequeños escapistas llevaron a cabo su plan, huyeron de la explosión y se ocultaron en la mina. Al día siguiente, el inspector llegó y vio los destrozos. Sin embargo, y muy lejos de irse, llamó a su asociación en busca de ayuda ya que Jaime había salido de la mina en el momento justo. Llegaron numerosos helicópteros que llevaron a todos y cada uno de los niños a un orfanato increíble, en el que todos estaban contentos. Los Leblanc fueron
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capturados a las pocas semanas y se les encarceló inmediatamente. A partir de ahí, Jaime fue considerado como un héroe y le empezaron a llamar “Jaimito el grande”. Además, “Jaimito el grande” y sus compañeros recibieron una educación excelente y se convirtieron en miembros de la asociación que los salvó, la APMI “Asociación de Protección de menores Internacional”.
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