CuaderRos de
Madlnat al -Zahr谩'
Vol. 5 C贸rdob
a, 2004
CTJADERI{OS DE MADiNAT AL-ZAI]RÁ'
Cuadernos de Madinat a|-Zahra Revista de difusión científica del Conjunto Arqueo.lógico Madrnat al-Zahra
CONSEJO DE REDACCIÓN (Miembros de ia Comisión Técnica de Madinat al-Zahra)
Presidente: D. JESÚS ROMERo BENÍTEZ Directur Genera/ d¿ Biene.¡ Calnrales
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rtIálaga
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D, M,'ANTONIA ]\4ARTíNEZ NUNEZ Uniursidal le lIálaga
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Parí:
I
D. VÍCTOR PÉREZ ESCOLANO fl n irer.¡ i tlad de S eú / la
O Junta de Andalucía. Consejcría dc Cultura (c) Los
Sor
autores
Imprenta San Pablo, S. L. - Córdoba Ángela de Ia Cruz, 1 2 - Teléfir¡o 951 283 106 ISSN:1119-9996 Depósito Legal: CO. 1.64412004
SUMARIO . ESTUDIOS EDUARDO MANZANO MORENO El
círculct de pocler de los califas ornelas cle
Córclaha
Pág. 9
JEAN-PIERRE VAN STAÉVEL
Prítoir jzgaler, bátir : droit de la judiciairu
)
Cordoae rJurant le
cr¡nslruclian et institarians
í'lX'
si¿cle
Pág.
3L
MOHAMED MEOUAK Madinat al-Zabm'
en las fuentes
árabu del occidente
i¡láttica
Pág. 53
BRUNA SORAVIA Une bistaire de la f.rna. Aurariré er le tuIutpaltis
d'Ibn
lígitirnirí dan:
Hayan
Pág. 81
MANIIELA MARÍN A/tos fancionarios para e/ ca/ifa: jueces 1 otras cargos de la
Adntinisnación cle'Al¡d al-Rabntan
III
Pá9.97
M.' ANTONIA MARTÍNEZ NÚÑEZ. MANUEL ACIÉN ATMANSA La epi¡1rafra
de
al-Zabra'
Pá9. I07
ya - pa / e s t i n i enne
Pás.159
Madinar
SOLANGE ORY L'
ep
i grap b i e umayy ade
s
CARMEN BARCETÓ El cíJin andalusi de "praaincias" durante el Califato
(3a0_403t9j2_10j3)
pá9. t73
ANTONTO VALLEJO TRTANO, ALBERTO MONTEJO CÓRDOBA, ANDRÉS GARCÍA CORTÉS /a interaenciín art¡aeo/ígica en /a "Ca:a de Ya'far" 1 en el ecliJicia cle "Patio cle los Pilaru" de X[adinat al-Zahra' Resa/tados preliminares de
Pá9.
I99
PATRICE CRESSIER,
MOURAD RAMMAH S¿bra al-A4ansariya : [Jne autre aille
caltfale
Pág.241
JUAN F. MURILLO REDONDO, MARÍA TERESA CASAL GARCÍA, ELENA CASTRO DEL RÍO Madinat Qar¡aba. Aproxinaciín al procesa de forntaciín de la ciudad emiral 1 califal a patir de la información arquealógica Pág. 217 VICENTE SALVATIERRA La instauraciín clel Califato en el AIra
Gaadalqaiuir
Pá5. 291
PEDRO GURRIARÁN DAZA Hacia una canstrucción del poder. Las prácticas edi/icias en la periferia andalusi duranre el
Pág. 297
ALBERTO CANTO GARCÍA El dinar en al-Andalas en el sigla X
Pás.327
Califaro
CAROLINA DOMÉNECH BELDA La
rnaneda
farimí 1 sa relaciín
con
al-Andalus
Pág. 339
PATRICE CRESSIER Histarias de capiteles: ¿Hubo talleres califales
pratincialesi'
Pá9. 751
TILO ULBERT Resafa en
Siria. Una
residencia
califal
de los últimrts onteyas en
)riente Pá9. 377
BERNABÉ CABAÑERO SUBIZA, VALERO HERRERA ONTAÑÓN La tecbu¡nbre de la ampliación de al-Hakan II rJe la mezqaita aljama d¿ Círdoba. Análisi: tícnico 1 estulio forxul de sa policrarnía
Pá9. 391
SABINE NOACK.HALEY Los capireles de
la hlezt¡aita
de
Madinar
al-Zaltra'
Pág.
Egypte
Pág. 445
4I3
MARIANNE BARRUCAND Le prentier clécor arcltitectural
fatimide
en
PIERRE GUICHARD Canc/usions
.
Pág.463
CRÓNICA DEL CONJUNTO
ANTONIO VALLEJO TRIANO, JOSÉ ESCUDERO ARANDA Crínica del Conlanto, añas 1998-2003
Pág. 47
I
ESTIJDIOS ACTAS DE LAS IV JORNADAS DE MADINAT AL-ZAHRÁ': Nuevas investigaciones sobre eI Califato de Córdoba Córdoba, 10-12 Noviembre 2003
RESAFA EI{ SIRIA. UNA RESIDENCIA CALIFAL DE Los úrrruos oMEYAS EN oRTENTE THILO ULBERT Ex-Directar de/ lnstitato Arqaeo/ígico Alen¿án
RESUMEN
ABSTRACT
En los últimos treinta años las excavaciones llevadas a cabo en la Rusáfa omeya de Siria por parte del Instituto Arqr-reológico Alemán bajo la dirección del autor se han intensifrcado de manera impottan-
During the last thirty years, the investigations of the German Archaeological Institute on the Umayyad Rusáfa in Syria has been very much
te. Estas actividades se centran en el palacio real que el Califa Hiüm (124-1 1) d. C.) mandó construir
centrated on the palace area which the caliph Hiíám (.724-1 43 a. D.) had built outside tl're walls of the
fuera de los muros de la ciudad bizantina Ilamada Resafa/Sergiupolis y que, además de diversos edificios palaciegos, incluye un jardín con un pabellón. En el marco de una segunda investigación se estudió la mezquita omeya principal y un Süq anexo y de la misma época edificados junto a la catedral de la ciudad bizantina. La Rusáfa de Siria tiene una cierta relevancia para el estudio de la Rusáfa de al-Andalus en Có¡doba, la primera construcción palaciega de 'Abd al-Rahmán I, por que éste pasó gran parte de su juventud junto a su abuelo Hifam en la Rusáfa siria. En vista de que se va confrrmando de manera creciente 1a importancia de esta residencia omeya por medio de las más recientes investigaciones y ya que el soberano de al-Andalus tuvo una relación personal con ella, se plantea la pregunta de si además de meros recuerdos nostálgicos no hubo influencias arquitectónicas más concretas en Ia planificación que hizo 'Abd al-Rahmán de su nuevo palacio y su gran
Byzantine city of Resafa/Sergiupoiis and which not only contained various palace buildings but as well a garden with a garden pavilion. A further main emphasis has been put on the investigation of the central mosque built beside the cathedral of that Byzantine city and its corresponding suq of the same chronoiogical context. Rusáfa in Syria has got certain relevance to the Rusáfa in al-Andalus near Cordoba which had been the first palace foundation of 'Abd al-Rahmán I, who spent the mayor part of his youth in Rusáfa in Syria with his grandfather Hifim. The recent investigations have proved the importance of the Umayyad residence and, considering the sovereign's personal implication, one might think of not only sentimental reasons but also more concrete architectr-rral ideas that left its
intensifred by the author. These activities have con-
marks in'Abd al-Rahmán's designing his new palace and the Great Mosque in Cordoba.
mezqr-rita de Córdoba.
Palabras clave Omeyas, Rusáfa/Siria, palacio, mezquita, suq, 'Abd al Rahmán I, Rusáfa/Córdoba.
Key words Umayyads, Rusáfa/Syria, palace, mosque, suq, 'Abd al Rahmán I, Rusáfa/Cordoba
i]1
firas la muerte de su padre Mu'áwiya, 'Abd alI Oun-un fue acogido por su abuelo Hiíam b. 'Abd
a1
Malik, que fue el califa omeya de Damasco
durante los años 124-143 d. C. Las fi:entes escritas nos dicen que Hi5ám pasó una gran parte de su reinado en su residencia favorita Rusafat Hi5am1. Támbién su nieto vivió allí muchos años de su juventud. Con esta residencia se relaciona la primera construcción palaciega de 'Abd al-Rahmán en alAndalus, que mandó edifrcar ante Ias pr-rertas de la capital Córdoba: Qasr al-Rusáfar. Es razonable preguntarse si fueron únicamente los recuerdos nostálgicos de su patria siria los que hicieron que el nuevo soberano de al-Andalus le pusiera ese nombre o si tras ello no se esconden también algunas influencias más concretas. Hasta hoy la investigación no ha analizado con profundidad esta perspectiva. Así, por ejemplo, Lévi ProvenEal habla de la Rusapha siria como una ciudad l¡izantina situada en algún lugar a las orillas del Eúfrates,
pero identifrca Rusafat-Hi5am equivocadamente con la ya conocida Qasr al-Hair a5-Sarkir. Hoy han cambiado mucho las cosas gracias a las investigaciones que desde hace cincuenta años lleva a cabo el Instituto Arqueológico alemán en Resafa y que dirige desde hace 28 años el autor de estas líneas. Con ello se ha conseguido, sobre todo, una nueva base que ofrece la posibilidad de obtene¡ nuevos conocimientos relativos a Ia época omeya. EI lugar (Lám. 1), llamado ya Rezef en el Antiguo Testamento, se integró desde mediados del
siglo
I d. C. con el nombre de Rosapha/Rusapha/
Resafa como sede de un casrillo dentro de las for-
tificaciones de|
/in¿es
oriental del Imperio romano'.
Con el martirio de un alto oficial del ejército oriental romano, Sergio, y Ia creciente veneración por su
tumba, Resafa experimenta un desacostumbrado desarrollo convirtiéndose en sede episcopal y cambiando su nomb¡e por el de Sergiupolis en honor a slr santo. Desde los siglos V/VI d. C. el antiguo cailrafit ofrece un aspecto totalmente nuevo: se convierte en una fc¡rtaleza y se construye un monumental sistema de muros. Con una muralla de 2 km. de longitud, 50 torres y cuatro grandes puertas encontramos aquí una de las construcciones tardoantiguas que mejor se conservan hoy en día. En relación con la fuerte impronta cristiana de la ciudad se construyen cuatro grandes basílicas, bien conservadas 378
en parte . El problema del abastecimiento de agua potable se soluciona con la construcción de enormes cisternas subterráneas en las que el agua de las
llu-
vias invernales se almacena gracias a un complicado sistema l-iidráulico. Era, por tanto, una ciudad muy desarrollada para su época, rica y bien fortificada, que se financiaba en 1o fi-rndamental con los obseqr-rios qr-re hacían los peregrinos a sus iglesias, pero también se beneficiaba de ser un centro comercial y artesanal situado en una de las rutas caravaneras más importantes y recibía además donaciones del emperador de Bizancio. Esta es la situación que se encuentra Hiíám cuando decide convertir Rusapha, llamada a partir de entonces Rusáfat Hi5ám, en su residencia favorita. Se sabe que ya siendo príncipe mostró predilección por esta zona, porque las insignias del califato se le entregaron en eI año 724 d. C. en su pequeña propiedad campestre Az-Zaitvna (Lám. 2), en Ias ce¡canías de la ciudad bizantina. Con el tiempo he podido identificar Az-Zatttna con extrema probabilidad con las ruinas omeyas qlre se encuentran junto a Ia íortaleza romana de Halul-Chollet. AIlí precisamente pudo utilizar importantes instalaciones de aprovisionamiento de agua y de riego que habían sido abandonadas por las tropas romanas. Otra razón para situar la nueva residencia califal en la Resafa bizantina aparece repetidamente en las fuentes escritas: gozaba de un mejor clima con respecto al de la región del Eúfrares y de una mayor protección frente a las epidemias de enfermedades, qlre eran entonces especiaimente virulentas. En el interior de la ciudad bizantina de Resafa no había espacio suficiente para la nueva residencia
califal debido alaa]ta densidad de construcciones. De ahí que se habilitara para su construcción una extensa superÉcie situada extra lnuros al Sur de la ciudad. Allí se levantaron diversos pa.lacios con sus correspondientes edificios administrativos. Se puede decir que estas labores constructivas se concentran exclusivamente en el reinado de Hi5ám, es decir, que comenzaron poco después del año124 d. C. Tras la muerte del Califa -que es prácticamente también el final del dominio omeya sobre Siria- estas construcciones se abandonaron de nuevo. Por este motivo permiten una datación enormemente precisa.
En el ámbito de las excavaciones que el Instituto Arqueológico Alemán ha ilevado a cabo en Resafa, se comenzó realizando un levantamiento topográfrco del terreno y de ese modo se pudieron identificar los palacios. A partir de ahí se ha desarrollado Lln proyecto en e1 que con ayuda de prospecciones geofísicas y electromagnéticas se van a ir precisando Ias diversas instalaciones, a partir de estas observaciones se realizarán sondeos puntuales para clarificar aquellos puntos que presenten problemas". Se ha dedicado hasta ahora una especial atención a dos zonas palaciegas porque su situación predominante lleva a pensar que serían con mayor probabilidad los edihcios del Califa. En todos los casos los edificios principales presentan una disposición en cuadrado con torres semicirculares intermedias y en las esquinas y un patio central, una tipología característica de Siria. En esta residencia pudo haber pasado muchos veranos de su juventud 'Abd al-Rahmán con su abuelo y formaba una parte importante de sus recuerdos en el lejano al-Anda-
cardinales. Es seguro que se trata de un prototipo sencillo de un pabellón de jardín, en este caso concreto del más antiguo de esce tipo hasta hoy conocido y que haya sido arqueológicamente estudiado de una manera precisa. Este edificio -como todos los de la residencia de Hifim estaba edihcado con ladrillos de adobe enlucidos y su cubierta se componía de tega/ae como las qr-re habitualme nte se venían usando desde Ia Antigüedad. Al iguai que en Ias demás construcciones mandadas edificar por este Califa en Resafa y sus alrededores se Lrtilizaron materiales de expolio para los elementos constructivos aislados: basas, fustes y capiteles provienen de edificaciones más antiguas. Sin embargo, la decoración pictórica de las paredes y ei rico estucado (Fig. 2 y 3) característico en todas partes de la época omeya y abásida son totalmente actuales y de la época. Es posible que posteriotes excavaciones descubran un estanque en el jardín. Una fuente escrita menciona que en Lrna ocasión una visita encontró al Califa
Hifim
sentado en su residencia junto a su estanque
(birké).
1us.
El jardín
es Llno de los elementos esenciales de
una construcción palaciega en esta época, porclue era el lugar idóneo de descanso y bienestar en estas zonas secas de las estepas desérticas sirias. En 1990 realicé el estudio de una superlicie así, qr-re se encuentra junto a los edifrcios palaciegosr. El jardín se adentraba algo más que el palacio al que pertenecía en el lejano \7adi qr-re limita con el terreno al Oes-
te de Resafa. Aquí se podía almacenar el agua de lluvia y utilizarla para el riego. En el interior de un terreno rodeado por un muro podría haber estado además al menos una de las varias fuentes que había
en la ciudad y sus alrededores para poder regar en cualquier momento del año. Todavía hoy se puede
encontrar Élran cantidacl de agr-ra subterránea sulfatadomagnésica que tanto entonces como ahora se utilizaba para el riego de campos y jardines y para dar de beber al ganado. En una zona relativamente centrada de esta superflcie sacamos a la Iuz un pabellón (Lám. 3, Fig. 1) situado sobre un podio cuadrado y rodeado por Llna cornisa coh-rmnada que tenía igualmente un espacio central cuadrado cubierto por una cúpula. En el centro de cada uno de los lados había escaleras que subían hasta ei podio y desde ellas partían unos paseos amurallados hacia el parque siguiendo la dirección de los cuatro puntos
Con esto se han descrito en lo fundamental la residencia califal y sus ajardinamientos situados en el exterior de la ciudad en la que pasó largo tiempo el joven'Abd al-Rahmán y que seguramente habrá formado parte importante de sus recuerdos. Naturalmente no sabemos qué influencia tuvieron directamente estas estrLlctllras en Ia primera residencia nlleva, qlre se encontraba situada igualmente en las afr-reras de una gran ciudad (en este caso, Córdoba) y todo el que se ocupa de este tema llegará a diferentes conclusiones. Es muy probable que sí la tuviera el ajardinamientos dotado qúzá con un pabellón relativamente simple . "Simple" con respecto a los complejos edificios construidos 200 años más ta¡de en ei interior de la residencia omeya de Madinat az-Zahra'. Para el primer Califa de al-Andalus las plantas, traídas especialmente desde su patria siria, jugaron un importante papel en sus nuevos jardines palaciegos. Entre ellas tenía una especial preferencia por el granado. Casi con seguridad los habría en el jardín palaciego de su abuelo Hi5ám. No en vano aparece representado uno de estos árboles de una forma muy significativa en un mosaico del suelo del baptisterio de Ia catedral de Resafa, dentro de una alegoría que quiere representar el paraíso; un paraíso imaginado como un jardín arbolado en
)79
el que conviven pací6camente los animales salvajes y los domésticos. Las representaciones del paraíso siempre han estado muy relacionaclas con los jardines árabes y orientales. A pesar de la falta de espacio edifrcable Hiíám qr,riso construir su gran mezquitae en las inmediatas cercanías cle la catedral cristianar') (Lár;.. 4,Fig. 4), que contenía en esta época ia tumba del santcr patrono de la ciudad y constituía por ello el centro de Resal¿. No es posible imaginarse esta querencia sin presuponer clue haya existido una especial relación del Califa con el famoso santo. Prol¡ablemenre era devoto del Santo Sergio como ya anres que él
fue el príncipe de los Ghassanidas Al-Mundir y el rey de los persas Chosroes junto con muchos 1o
miembros no cristianos de la población nómada de Siria. Con todo, la construcción de la mezquita no se llevó a cabo sin perjuicio para las construccioncs precedentes. En el lado Norte de Ia basílica cristiana se eliminaron algunos edificios y se aplanó la superÉcie incluyendo la escalinata que llevaba al podio elevado sobre el que se levantaba Ia basílica. EI gran patio con peristilo situado al Norte se redujo alrededor de su pórtico norte, que ahora, con la const¡ucción del muro de la Quibla, pasaba a ser la primera nave cubierta de la nueva mezquita. Éstu se extendía hacia el Norte con las tres rraves de su sala de oración y su gran Riwaq. Este últimcr no se llegó a completar con galerías corridas tal y como estaba planeado. Era ésta, por tanto, no sólo una mezquita respetable, digna de un Califa; lo que verdaderamente sorprende es su localización, unida a la antigua iglesia de Sergio, y los dos pasajes previstos junto al muro de la Quibla entre el espacio de culto cristiano y el islámico. Así, en la ciudad de Sergio y al menos para la época en Ia que finalizaba el dominio de Ios omeyas existió una coexistenci¿ constructiva entre ambas religiones.
La mezquita (Lám. 1), que ha investigado D. dentro del proyecto de excavación de Resafa, ha sufrido desde su construcción algunos cambios debido a diversos temblores de tierra y otras vicisitudes. Datada con total seguridad durante el reinado de Hiíám gracias, entre otros indicios, a los hallazgos monetarios es, sin embargo, la primera mezquita que se utilizó y siguió en uso durante largo tiempo. Con una longitud total de 18 m. tiene una anchura de 40 m. La sala de oración, dividida en rres navcs. Sack
380
tiene ¡rna amplitr,rd de 20 m. Como marerial se utiIizó -aI iguai que en todos los edificios antiguos del interior de Ia ciudad- la piedra de yeso caracte¡ística de Resafa. La mayor parte de los sillares pudie ron haberse cogido de la llamada basílica B, situada en sr-r vecindad, que poco antes del reinado de Hiíám había sido destruida por un terremoto. EI expolio de piedras fue de tal magnitud que enconrraron Lrso en la nueva mezquita las puertas con slrs paredes y dinteles tal y como estaban en Ia antigua basílica. Es fácilmente comprensible qr-re esta consrrucción sirviera también como destino para orros despojos como basas, pilares, fr-rstes y capiteles. La mayoría de Ios elementos constructivos menores estaban hechos de un material similar al mármol rojo. Puede que fuera casualidad que esos mismos elementos de
la mezquita levantada en Córdoba unos cincuenra años más tarde también provinieran de expolios y
fueran en parte del mismo tipo de material y color. Podríamos de nuevo conside¡ar a'Abd al-Rahmán como lazo de unión, ya que durante su juventud se sintió en Ia gran mezqr-rita de Rusáfat-Hi5ám como "en slr propia casa". De forma sorprendente y al contr¿rrio qlre en las construcciones profanas extra muros, el estuco no se utilizó como decoración en esta mezqr-rita.
D. Sack ha dejado claro todo Io qr-re se refiere a la tipología de esta mezquita. Indirectamente depende, como también la mezquita cordobesa de los Omeyas, de la gran mezqr,rita de Damasco, que ha-
bía sido mandada construir por el padre de Hifim, se daba la articulación de la sala de o¡ación con su amplio rransepro central así como la alternancia de piiares y columnas. En lo que se refiere a sus dimensiones, la mezquira residencial de Rusáfat-Hi5am es naturalmenre más modesta que la de la mezquita de la capital Damasco, tiene la mitad de tamaño. En comparación con la mezquita principal del reino Omeya en al-Andalus es también aproximadamente un tercio menor. No hay que olvidar que las posibilidades de espacio que existían para consrmir la nueva mezquita de Rusáfat-Hifim eran, como ya se ha dicho, muy limitadas. En Damasco ocurría lo contrario. Ya la basílica de San Jr-ran teodosiana había sido construida sobre el tentenas habilitado del templo de Júpiter y por ello no existía ningírn tipo de limitación espacial. Támbién en Córdobarz los arquitectos de
al-\flalidrr. En Damasco ya
'Abd al-Rahmán dispusieron de un terreno am-
nas. Es algo que, igual que ocurre en Resafa, pr-rede
plio, al construir el nuevo edihcio sobre Ia catedral
esperarse en relación con toda mezquita construida
cristiana existente entonces. La intención del Califa en Rusáfat-Hifim al constri-rir una mezquita no excesivamente Élrande, sino más bien discreta, fue claramente la de no sobrepasar las dimensiones del complejo catedralicio cristiano en el que se encontraba el santuario dedicado a Ser¡¡io. La que más se parecería a ésta sería la que el propio Hi5ám hizo construir en Ios años 728129 d. C., pocos años después, por tanto, en Qasr al-Hair a5-Sarki, a sólo 80 km. de Rusáfatrr. En cualquier caso, la mezquita de Rusáfát es un exponente típico de las principales posibilidades que ofrece el arte edilicio omeya tar-
en fecha temprana
dío en Siria.
nai del dominio omeya sobre Siria y el comienzo del Califato Abasí. Resafa. como ciudad marcadamente
Durante la construcción de la nueva mezquita, al l-racer la nueva entrada por el Oeste, se reformó taml¡ién Ia extensa plaza occidental de la catedral de San Sergio. En los lados Norte y Oeste se situaron locales de tiendas (Lám. 4, Fig. 4) con Lrnas dimensiones bastante uniformes (12 mr). Se construyeron con grandes sillares de yeso que -como en el caso del material utilizado en ia mezquita- pudieron habe¡se cogido de la basílica vecina utilizada como cantera. Los hallazgos monetarios más antiglros encontrados en los fundamentos de esta instalación proceden de ia época de Hi5ám e, igr-ral que Ia cerámica, sirven para datar estas construcciones de una manera muy precisa. Por la distribución
de espacios y los diversos hallazgos este con,Lrnto de habitaciones puede identifrcarse como un Suqr'. Las entradas en cada una de las estancias se encuen-
tran en el lado exterior y sólo
se podía acceder por ellas desde las calles adyacentes. Hacia el interior, en el área del patio de la iglesia, se fueron construyendo igualmente con la técnica de adobe diversas estancias con ei paso del tiempo. Éstas servían como talleres, como testimonia, por ejemplo, el hallazgo de un pequeño horno de forja. Todas las estancias estuvieron en uso hasta Ia dest¡ucción de la ciudad por los mongoles en los años l258lt9 d. C. manteniendo en lo fundamental su forma originaria. Los hallazgos monetarios prueban igualmente esta datación final. Conocemos zonas Süq semejantes de Ia época omeya en 'Anlar (Líbano)rt y Palmiral", en donde más tarde se habían construido pequeñas tiendas aprovechando una parte de las columnatas roma-
y
caracteriza hasta hoy 1a situación de muchos centros urbanos islámicos. En la ciudad de Sergio se han conservado especialmente
bien estas tiendas porque desde Ia entrada de los Mongoles ningún edificio ha sufrido posteriores reconstrucciones.
En 1o que se rehere a Ia presencia omeya en Ia ciudad, ésta se centra principalmente en los 20 años del Califato de Hiíám. En su residencia preferida ha encontrado también su último reposo. Poco después de su muerte su tumba fue violada y su cuerpo profanado durante la confusión que acompañó el fi-
cristiana, siguió existiendo evidentemente tras el breve florecimiento omeya. Allá donde excavamos, nos encontramos con edificios y hallazgos medievales, en parte de una gran calidad. Naturalmente, entre éstos es imposible distinguir si sus dueños fr-reron cristianos o musulmanes.
Para la investigación de la cerámica de la épo-
I y XIII d. C. se ha convertido paso del tiempo en r-rn importante Resafa con el factor a tener en cuenta'r. La parte central de la ciudad fue la tumba de San Sergio y lo siguió siendo hasta sr-r frnal. Un destello que permite vislumbrar su culto aparece en r-rn conjunto de recipientes de plata dorados con adornos de niel cle la época de los Cruzados que fue escondido ante la ameflaza ca entre los siglos
mongola en el patio columnado que está entre la Catedral y la mezquita.rs Estos costosos recipientes pueden considerarse como las últimas ofrendas votivas realizadas ante la tumba de Sergio antes de Ia destrucción de la ciudad en eI siglo XIII d. C. Pero volvamos a la época de los Omeyas en la que se centra esta discusión: inmediatamente tras slr nombramiento como Califa, por tanto poco después
del año 124 d. C., Hiíám construyó en RusáfatHi5ám su residencia, que ocupaba un ampiio espacio extra muros. En ella se inch-ría un terreno ajardinado con un pabellón central. Estas instalaciones califales están todas hechas con ladrillos de adobe sin excepción. En claro contraste, se utilizaron sillares para la construcción de Ia gran mezquita omeya anexa a la catedral cristiana. Como elementos arquitectónicos móviles (bastido¡es de las puertas, basas, 381
columnas y capiteles) se utiiizaron excllrsivamente expolios de anteriores construcciones. Mientras en la mezquita no se puede demostrar que existieran más elementos decorativos, el pabellón estaba ricamente ornamentado con estlrco. Las formas que allí aparecen se inspiran en modelos más antiguos, como muestran los numerosos ejemplos de decoración en piedra de los monumentos de la ciudad de Sergio que han llegado hasta nosotros. Esta decoración causa r-rna impresión marcadamente conservadora en sus detalles. Gracias a la posibilidad de reahzat una datación exacta podemos hablar en este caso de adorno omeya, que hay que situar en la época de Hi5ám y específicamente de Rusáfat-Hi5ám. Las formas particulares son características de este lugar y de un breve lapso de tiempo. En todos los demás monumentos de la época omeya en Siria el
182
adorno plástico apareció en otro momento y bajo otras circunstancias (modelos locales más antiguos, diferentes grlrpos artesanales, un factor temporal distinto).re De todo ello sc sigue que no se puede hablar en general de "la decoración edilicia omeya". Si queremos ser precisos no se puede decir que exista tal decoración, y cada lugar concreto, con su repertorio en parte totalmente diverso, sólo puede verse de forma independiente a los demás. La investigación se encuentra en los comienzos en 1o que se refiere a esta época y a su problemática especíÉca. Por esta tazón no es aconsejable sacar conclusiones partiendo de elementos decorativos particulares y utilizarlos de forma selectiva para realizar un estudio comparativo con otras regiones del mundo mediterráneo. 'lu./l;¿n,,: \l PRILTO Vll.A\ ¡.\ladridl
NOTAS Todas lns firentes tírabes que se ocupan de Rusáiat Hiiám
2
10.
han sido recopiladas por: KELLNER-HEINKELE, B. en: SACK, D., D)e gtolJe lIo¡c/:ee tan Ruafa-Ra:i.fat fIifrn,RESAFA IV Mainz I996, I3)-l>4. NIAI{IN, M., a/ RmaJtt en Elpagne nurlnnne, Encyclopéclie cle I'Islam VII, Leiden 1995,6>0-652. LEVI-PROVENCAL, 8., E:paña llasnhnaza, Historia de Lri.¡¡, ¡ Y. M.¡.lr iJ I qs 0. 3' l. IILBERT, T., Rna.fa, 'fhe Oxford Encyclopedia of ArchaeoIogy in tlrc Ne¿rr East .1, Oxford-New York lc|c|1 , t¡45 ¡.t
fa-Sa'giapo/i:, RESAFA
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the P¿l¿ce¡ o[
SACK, D. et
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t6
l7
En todas las publicaciones citadas sobre Resala Rusaf¿t sc harn
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Hiüm
publicado también extensos conjuntos cerámicos.
ULBERÍ, T.. Der krutzJ'abrerzdtlich¿ Sergiultalis, RESAFA
Si/bersch¿tz ¿ts Raafa
III, Mainz 1990.
Esto es váliclo para lugares con monumentos omeyas como
el propio Damasco pero también se da en Jerusalén ,v en los llamaclos castillos del desierto Hirbat ¿rl Minya, Qusair 'Anra, Qasr al Harr aé-Sarki, Qasr al-Hair al Garb1, Mshatia, Hirbat al-Maf!ar etc.
Vi.tiail
l.rltnic Spain, Pensylvania 2000,42-45.
ilii, Die Grcli
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ULBERT, T., "Ein unaiyadischer Pavillon in Resafa-Rusáñt
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Antiqua,
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