cuA?F_Rlios DE
MADINAT AL-ZAHRA' I
a
coRPoBA,
t987
SUMARIO MANUEL OCAÑAJIMÉNEZ Pág. 7
Presentación
o
t.ar JOtrfNADAS SOBRE MADINAT AI-ZAHRA'. PONENCIAS
MANUEL ACIEN ALMANSA Mahnat al-Zahra'en el urbanísmo
musulmán
Pág.
11
CHRISTIAN EWERT Elemenfos decoratiuos en los tableros paríetales del salón ríco de
Maúnat
.
al-Zahra'
J. E. HERNÁNDEZ BERMEJO Aproximacilín al estudio de las especies botánicw originariamente existentes enlosjardinesde
Mattnatal-Zahra'
Pág. 27
Pág. 67
ALFONSO JIMÉNEZ MARTÍN Los jardines de
Maúnat al-Zahm'
Pág. 81
ANA LABARTA - CARMEN BARCELó Lwfuentes árabes sobre al-Zahra': estado de la
cuestíón
Pág. 93
MANUEL OCAÑA JIMÉNEZ Coniileraciones en tomo al próIogo de la obra oMattnat al-Zahra'. Arquitectura y decoraciónr, de don Félix Hemández
Ciménez
Pág. 107
GUILLERMO ROSSELLO-BORDOY Algunas obseruaciones sobre la decoración cerámica en uerde y
.
Pág. 125
ESTUDIOS
ANTONIO VALLEJO TRIANO El baño próximo al salón de 'Abd al-Ra\man
.
manganeso
III
Pág. 141
CRóNICA DEL CONJUNTO
ANTONIO VALLEJO TRIANO Crcinica años
1985-87 '
Pá9. 169
1.as
JORNADAS SOBRE MADINAT AL-ZAHRA' PONENCIAS
ELEMENTOS DECORATIVOS EN LOS TABLEROS PARIETALES DEL SALÓN RICO DE MADINAT AL-Z,AIJnA' (t) CHRISTIAN EWERT
T\ L,
esde hace muchos años vengo preocupándome por la gramática de lo, .1.-.rrtos decorativos del Occidente islámico. Casi desde la periferia estoy acercándome al núcleo de la cuestión. Trabajando sobre conjuntos de las épocas taifa (2), almorávide (3) y almohade (4),
siempre tuve que enfrentarme co la tradición omeya y muy especialmente con el derroche de prototipos que los maestros de Madinat alZahrá'dejaron como herencia a sus sucesores de las épocas posteriores mencionadas.
El alto siglo X, la época de los primeros dos caüfas omeyas de Occidente, 'Abd al-Ratrmán
III y al-Hakam II, es el breve momento cenital del arte andalusí. Finalmente la corte cordobesa había salido de la sombra de su arcaísmo artístico,
abriéndose plenamente al influjo y a la importación casi sistemática de motivos decorativos del
oriente 'abbásí. El resultado fue un auténtico derroche de nuevas formas orientales que, gracias al genio creador de los talleres de al-Andalus, se asimilaron e incorporaron con rapidez asombrosa al repertorio occidental. La riqueza morfológica del repertorio de la decoración vegetal de Madinat al-Zahrá', su número casi infinito de variantes, nos produce un
sentimiento desesperado de impotencia. A mi modesto parecer, el único método para dominar el problema es, en un primer momento y en el
breve espacio de una conferencia, limitarme exclusivamente a un aspecto parcial (5). Los elementos de mi análisis lo constituyen los tableros parietales del Salón Rico. La mayor hezafra de don Félix Hernández fue no solamente haber excavado este conjunto sino haberlo recompuesto (6) Yo tuve la gran suerte de poder observar durante largos años esta labor casi inimaginable y, a sugerencias del mismo don Félix, documentarla fotográficamente. Este material fotográfico, en el que se reflejan las diferentes fases de la restauración (7), me está sirviendo de una gran ayuda en mi trabajo actual de anáüsis. Dos palabras más sobre el método técnico.
Todos los elementos decorativos que voy a mostrar seguidamente están reproducidos aproximadamente a escala 1:3. Así se posibilita el dominio total de los más ínfimos detalles (8). En esta breve contribución resulta imposible tratar de todos los motivos vegetales del más importante conjunto descubierto hasta ahora en Madinat el-Zahra'. Me limito aquí a estudiar un grupo concreto que no sólo domina netamente en Madinat al-Zahrá'sino que sobrevive en las épocas siguientes (9). Se trata de una serie de ele-
mentos de contorno cerrado
y forma de man-
dorla, gota o corazón.
El Salón Rico (planta: fig. I), de tres naves centrales, se halla situado casi exactamente en el
27
mismo eje de la ciudad áulica (10). Las naves laterales y el pórtico transversal que las precede forman una especie de deambulatorio incompleto, característico también de la arquitectura religiosa del Occidente. Se le distingue perfectamente, por ejemplo, en las grandes mezquitas almohades (1 1).
Los tableros parietales que se concentran en
una zona de zócalo no circundan solamente el núcleo de tres naves formando un denso bosque de árboles de ataurique (i2), sino que se extienden también a las zonas laterales -sus restos se aprecian sobre todo en el ala occidental- y al citado pórtico precedente. Su material de construcción es una piedra arenisca, bastante blanda (13); forman un enchapado de los muros. Sin embargo, antes de proceder al análisis de-
tenido de los elementos, conviene presentar algunos ejemplos de estos conjuntos. Comenzaremos por una visión lateral del núcleo de las tres naves. En el fondo se vislumbra lalarga serie de paneles de la pared occidental (lám. 1). El ataurique de los tableros (láms. 2-14) casi
siempre está dominado por un tallo o tronco central que se impone como eje de simetría. La trama es densísima. Los elementos, bien definidos por sus contornos cerrados, llenan perfectamente los espacios entre los fuertes tallos ocupando todo el fondo. Los elementos de contorno cerrado en forma de mandoria, gota o corazón que constituyen el tema de este trabajo son omnipresentes. Empecemos por los elementos más sencillos: dos hojas o medias palmetas que se tocan por las puntas de sus lóbulos (fig.01). Los elementos básicos se multiplican. En la zona del pie se añaden elementos adicionales: una hoja bipartita de do-
ble ala, motivo que se repite en la base de la parte principal (fig. 02). El espacio central entre los dos elementos que forman el contorno exterior se ensancha para albergar otro de igual estructura (fig. 03); la repetición de esquemas ornamentales a diferentes escalas es un procedimiento típicamente islámico (14). Se presenta la variante acorazonada de la misma especie; se forma un capullo biocular (fig. 04) sobre el que los lóbulos tienden a multiplicarse (fig. 05) y a diferenciarse: se forman agrupaciones de lóbulos (fig. 06). En este caso tam28
bién asistimos a la multiplicación y diferenciación de los elementos. Como en la variante en forma de mandorla se introduce un elemento central de relleno, por ejemplo una pequeña palmeta trilobulada (fig. 07). Con la introducción de un tronco central, continuación directa del ataurique, se crea un nuevo y auténtico tipo con gran riqueza de ejemplares (fig. 08). El procedimiento ya conocido se repite en este caso. El elemento entero se duplica, formando una pareja (fig. 09). Observamos un principio muy típico en la decoración de Madinat al-Zahrá': el enriquecimiento no destroza el contorno global, sino que lo respeta de modo escrupuloso conservando la forma envolvente de mandorla. De la fusión de ambos elementos de la pareja resulta un nuevo grupo. Se forma en diferentes fases de transición una hoja central dominante, de lobulado simétrico, acompañada de dos medios elementos del mismo tipo (fig. 10)y que se puede acentuar y enriquecer por medio de un fuerte nervio central de cuyo perfil hendido sale
un pequeño manojo de ataurique llevando una pareja de flores de cuatro pétalos (fig. 11).
El motivo central de esta organización, la hoja de fuerte nervio central, se duplica; surge otro subgrupo cuya forma básica deja un estrecho espacio central sombreado (fig. 12) que, como en todos los grupos mencionados, tiende a ensancharse, envolviendo, por ejemplo, a un densísimo dibujo de flores (fig. 13). Sin embargo, hay también un testigo de la tan pronunciada corriente clasicista del arte califal; una pareja de hojas de acanto de purísima tradición romana (15) (fig. 1a). En los tipos presentados hasta ahora los elementos que forman el contorno exterior casi nunca se reducen cuando circunscriben un espacio. En un nuevo grupo se realiza un nuevo equilibrio: se reducen los elementos marginales formándose dos hojas de base delgadísima que describen un arco perfecto encerrando elementos de relleno variados, por ejemplo una flor aislada (fig. 15) o una pareja asimétrica de flores (fig. 16) o, acentuando la simetría, la tan conocida mandorla a base de dos medias palmetas (fig. 77), o \a pareja de dos hojas simétricas (fig. 18) que en uno de los grupos precedentes (figs.
12-13) no es el elemento de relleno sino el motivo envolvente. En este grupo, tan rico de posibilidades, se incluyen elementos colgantes, por ejemplo una palmeta cvya zona inferior se funde con la parte baja de los lóbulos pertenecientes a las hojas envolventes (fig. 19). Toda la fuerza creadora de Madinat alZahra' se pone de manifiesto cn la aparición de un nuevo grupo que, partiendo del característico contorno, en forma de mandorla, gota o corazón, alcanza altos grados en la compücación y riqueza de sus miembros. De una base en forma de doble gota brota una parte superior generalmente dominante. Partimos de la variante más sencilla: sobre dos hojas bilobuladas cabalga una palmeta de vértice de tres lóbulos (fig. 20). Esta misma estructura básica de sólo dos registros, doble gota de la base y palmeta del vértice, puede enriquecerse con un derroche de detalles. En la base se diferencian grupos de lóbulos, a la manera del acanto clásico y en la palmeta del vértice se arricula un fuerte nervio central (fig. 21). En la segunda variante básica se sustituye la palmeta de la parte superior por la clásica fusión de dos medias palmetas (ñg.22). No falta tampoco un enri-
quecimiento decorativo a partir de las formas del clásico acanto espinoso (ñg.23). Llama la atención la ñca gama de asimetrías de la parte del vértice: una hoja con dos o tres grupos de lóbulos (ñgs.24-25) y un grupo de dos hojas contrapuestas de diferente altura (fig. 26) qre es una de las formas básicas del numeroso grupo de asimetrías totales que analizaremos más adelante (figs. 45-51). Más raras son las soluciones a base de tres registros (f\g.27). La disolu-
ción asimétrica de los dos registros superiores se acerca a la asimetría global. Sólo la doble gota básica mantiene el equilibrio de la estructura simétrica (fig.28). lJna característica de la decoración plástica de Madinat al-Zahrá' son los entrelazos. La variante más sencilla se limita al doble tallo central (ñg. 29). En los sistemas de varios registros las hojas cumplen función de ramas del doble nervio central sogueado (fig. 30). En este grupo también fi guran variantes asimétricas, disciplinadas exclusivamente por el eje central y acentuadas por el perfil sogueado (fig. 31). Predominan sin embargo, hasta en las ricas composiciones de
escala minúscula, las soluciones simétricas.
El sis-
tema de lazos afecta también a las zonas laterales
(f\g.32). La forma de doble gota a la cual se alude tantas veces en Madinat at-Zahrá'se condensa en un pie de palmeta emparejado y se estructura con un solo corte en bisel (fig. 33). Este motivo sumamente reducido estaba predestinado a sobrevivir en las decoraciones taiñ y almorávide como uno de los elementos de base más característicos (16). En Madinat el-Zahrá'sin embargo estas soluciones tampoco escaparon a ramificaciones hipertróficas (fig. 3a). La variante con estructura de hoja de marco (fig. 35) --el borde superior de las gotas de la base es el pecíolo curvado de la pequeña hoja digitada- también sobrevivió hasta la época almorávide. En el eomplejo de hallazgos de yeserías de 5i5áwa, a sólo 70 kms de Marrakech, es casi un <Leitmotiv> (17). Otra pareja básica sumamente condensada es
la compuesta por dos perlas anulares (18) (fig. 36). En este caso también el fenómeno de multiplicación resulta casi ilimitado. De armonía perfecta es una combinación de cuatro perlas geométricamente inscrita en un cuadrado (19) que sostiene por ejemplo una parte superior totalmente asimétrica con una larga hoja ondulada de acanto (fig. 37). Los próximos pasos de
multipli-
cación del elemento de base, un auténtico racimo de uvas (fig. 38) y un árbol llevando frutos de dos perlas (fig. 39), conservan el contorno cerrado de gota. El mismo desarrollo observamos en agrupaciones de pequeñas flores de cuatro a seis pétalos. Aquí sin embargo se parte de la estrella singular (fig. a0). Las etapas del grupo precedenre se repiten: grupo de cuatro (fig. 41), racimo (ñg. 42), árbol simétrico (fig. a3). A estos ejemplos hay que añadir además un sistema de ataurique asimétrico (fig.44).
El tema que más sorprende en Madinat alZahrá'es la riqueza de soluciones asimétricas inscritas en el marco con forma de mandorla, de gota o de corazón que caracteriza nuestra primera selección de elementos decorativos del Salón Rico. Todas las soluciones de los taifas y más aún de los almorávides (20) ya se prefiguran aquí.
Una de las combinaciones básicas es la de dos hojas de altura diferente. lJna, inferior, con los 29
lóbulos levantados y otra, superior, cuyo lóbulo bajo forma la parte alta del marco del esquema básico (fig. a5). La úqueze de variaciones y complicaciones es considerable. Se repiten, sin embargo, los ya conocidos principios básicos que facilitan una clasificación: por ejemplo sistemas enlazados, simples entrecruzamientos (fig. 46), formas de condensación y reducción -la parte superior del tipo bipartito puede convertirse en una simple voluta (ñg. a7)- o enriquecimiento de la estructura interior, por ejemplo zona inferior claramente bipartita que consiste de dos grupos de lóbulos (fig. a8). Esta esrructura se da también en hojas polilobuladas (fig. a9). De esta disposición tripartita pasamos a otra de cinco partes (fig. 50) y a sistemas de ataurique entrelazado, hasta abandonar la disciplina impuesta en los tipos anteriores por el contorno simétrico (fig. 51). Hemos llegado a los límires de nuesrro <cursillo básico>. Después de haber analizado un determinado
grupo de elementos decorativos queda el problema relativo al próximo grado de composición, es decir el anáüsis de las combinaciones mayores que se componen de varias unidades ya analizadas anteriormente. Otra vez vuelve a manifestarse el principio básico: con los elementos que acabamos de analizar se crean auténticos árboles, simétricos en su mayor parte, pero también asimétricos que, al igual que los elementos básicos, tienden al contorno cerrado. Hay sistemas con un tronco central dominante (fig. 52). En las partes laterales se introducen sistemas entrelazados (fig. 53) que pueden afectar también ala zona central y no solamente a su parte inferior (fig. 5a) sino igualmente al pie de la superior (fig. 55). No faltan tampoco ejemplos de tallos centrales sogueados (figs. 56-57; comp. figs.29-31;57). En algunas combinaciones observamos frutos clásicos, como la piña (fig. 58) que no hemos analtzado en esta breve intervención y que presta sin embargo su contorno en forma de gota al grupo estudiado. En algunos de estos auténticos microcosmos de autarquía casi total se repite el principio del ataurique monumental característico de la total composición del tablero (fig. 59): simetría básica, subrayada en este ejemplo por el motivo central 30
de la conche (21) -falta un tronco central-, asimetría en las zonas periféricas, el vértice en este caso. Otros ejemplos con amplios sistemas entrelazados en la parte central son casi perfecta-
mente simétricos (fig. 60). La disposición de elementos asimétricos puede obedecer ambién al dominio del eje central de simerría (fig. 61). En agrupaciones monumentales a base de largas se-
ries de elementos reaparecen los elementos de doble perla (ñg.62;comp. figs. 36-39;57; 63). En el vértice de un <árbol de la vida> (22) se forma
una auténtica corona de elementos de acanto perfectamente simétrica, enriquecida por las mencionadas perlas (fig. 63).
Son las composiciones asimétricas, sin embargo, en las que los maestros de Madinat alZehra'revelan un insuperable sentido del equilibrio ornamental dictado por un eje central (23) (fig.6a). En esta breve contribución no puedo tratar en detalle la cuestión de los orfgenes de este tipo
de decoración vegetal. El influjo 'abbási resulta incontestable Q$. Esta manera de componer, prácticamente sin fondo, es trpica de Sámarrá Tenemos pruebas materiales de la exportación del arte 'abbásí al Magrib. Acordémonos por ejemplo del lote de azulejos de reflejo merálico en la zona del mihráb de la gran mezquita de Qayrawán (25). Allí también las formas de mandorla, gota y corazón aparecen organizadas sin casi dejar fondo. Se imponen finalmente unas breves observaciones sobre las consecuenciaS de la nueva ola
de orientalismo que se revela en Madinat alZahrá'. Es casi una ley en el desarrollo de la decoración del Islam occidental que a una época de enriquecimiento morfológico sigan etapas de
y de tanonización del reperrorio; ya bajo los taifas se manifestó este fenómeno. En algunos conjuntos excepcionales, como por ejemplo en urn serie de palmetas del palacio de la alcezeba de Balaguer sobrevivió la riqueza de Mareducción
ünat al-Zehrá', sometida alh también al contorno cerrado en forma de gota (26). La tendencia general sin embargo es el camino de la estricta esquematización. Se reduce el número y se simplifica la estructura de los pies y de las partes superiores de las palmetas. Las posibilidades de combinación se limitan hasta tal punto, que se las
puede cepter en una imagen de posibles entrecruzamientos (27). En la siguiente época almorávide se agudiza la tendencia hacia las creaciones asimétricas. Las tradiciones de Madinat al-Zahrá'no sólo sobreviven sino se desarrollan. En el repertorio de Sila*", complejo de hallazgos al cual ya aludimos (28), llama nuestra atención toda una serie de palmetas con base simétrica en forma de doble gota, de tradición caüfal directísima, y con la
jes enteros del texto resultan casi incompreruibles. A la decoración floral, tema exciusivo de esta contribución mla, está dedicado sólo una parte relativamente breve del libro (cap. III, pp. 125-1s3). Agradezco a mi amigo y colega don Fernando Valdés Femández las correcciones y mejóras de mi texto castellano. 2. C.Ewert, klamkche Funde in Balaguer und die AlaJeía in Zaragoza,Berlín, 1971, pp.24 ss; versión cxtellanu Hallazgos isldmicos en Balaguer y la AlaJeía de Zaragoz4 Excavaciones Arqueológi cas en España, 97,
marokko)>, Madrbler Mitzilungen, 28, 1987, pp. 141-17 8.
4. En
este momento está lista para publicar mi monografia sobre los elementos deco¡ativos en los capiteles almohades de estuco
parte superior asimétrica, cuya composición obedece totalmente a los esquemas ya observados en el Salón
Rico (29).
Es el empuje de la austeridad reformadora que la hizo llegar a los almohades al límite de esta reducción sistemática de las formas (30). Resumamos. Madinat al-Zehrá' es el gran momento en que irrumpe una ola de orientalismo que, sin embargo, ya no puede submergir la
bien establecida base de tradicionalismo omeya. La confluencia de estas dos corrientes explica la fenomenal riqueza de la herencia artística del Califato de Córdoba- Las épocas posteriores hasta el algo siglo XII concentran, reducen y canonizan este derroche de sugerencias espirituales. El caüfato de los almohades, postrer dominio político del Islam occidental triunfante, es autor de la última filtración sublime del espíritu creador andalusí.
Los resultados de este primer análisis sumamente provisional y parcial (31) de los elementos decorativos de Madin et el-Zahrd'no pueden ser satisfactorios. Estamos al comienzo de una larga faena y debemos tener en cuenta un hecho irrefutable: el objeto de nuestras modestas investigaciones es uno de los conjuntos más importantes, complejos y hermosos del arte islámico mundial.
5.
6. 7. 8.
9.
de ia Kutubiyya de Marrakech y de la mezquita de Tinmal. Verá 1a luz dentro de la se¡ie Madrider Beitráge del Instiruto Arqueológico Alemán de Madrid Pa¡a dar una idea aproximada de la riqueza de elementos de este conjunto conüene señalar que las 64 figuras de esta contribución fueron seleccionadas de un fichero que en este momento contiene más de mil fichas. Para la publicación póstuma v. n. 1. Empecé este trabajo en 1965. En el catálogo definitivo de los elementos, incomparablemente más extenso (comp. n. 5), ya no podré darme el lujo de utüzar esta escala tan grande. Conformándome a las demás partes de mi <gtamática o¡namentab del occidente islímico (véanse n. 2-4) publicaré este meterial también a escala 1:5. Para las épocas poscdifales v. más abajo, pp. 000-000.
10. V. por ej. S. Iópez-Cuervo, Medina az-Zahra, Ingeniería y forma, Madrid" 1983, figs. 7; 11. 11. V. C Ewert;J. P. Wisshals Fonchungen zur almohadíschen Moschee, II. Die Moschee uon Tinmal ¡Marokko), Margrua,1984, pp. 7 -72; fig.7 . 12. En esta breve contribución no puedo tratar de las posibles implicaciones simbólicas, sobre todo en lo que se refiere al complicado motivo del u¡írbol de la viden en el arte islámico (v. por ej. G. Lechler, <The tree of life in Indo-European and Islamic cultures>,,4n lsl¿nica, 4, 7937, pp. 369-410). 13. Se notan perfectamente lasjuntas de las placas. 14. En uno de los motivos más difundidos del arte islámico occidental, en 1os arcos entrecruzados, observamos enormes diferencias de escala En la Aljafería de Zaragozz, una de las obras más importantes del primer arte poscalifal del siglo XI, profundamente impregnado de tradiciones omeyas, se repite el motivo de arquerías monumentales en un capitel, a escala reducidísima (v. C. Ewert, Spanisch-klamische Systeme sich kreuzender Fiiigen, III. Die Alafeía in Zarcgoza,Il, Berlín, 1980, núm. de catálogo 437, pp. 200;259;1ám.79). 1 5. Para el motivo del acanto clasicista en el arte islámico occidenta1 v. C. Ewert, <Zur Bedeutung des Akanthus in der westislamischen Baukunst>, 20. Deutscher Orientalistentag, Erlangen, 197 7 ( Zeitschift der Deutschen Morgenliindischen Cesellschaft, Suppl.
NOTAS es un primer y breve informe preüminar sobre el anlisis de la decoración de Madrr*al-Zahrí que estoy llevando a cabo, empresa que yd empezé en vida de don Félix Hernández Giménez p¡¡if¡d¡se esta contribución como un ho-
1. Este trabajo
menaje más a este eminente investigador del arte andalusí Bastante después de su fallecimiento üo la luz la monografia de F. Hernández Giménea Mdúnat al-ZahrA', arquitectway decoración, Granade,1985, sin ninguna documentación gráfica FaItan sobre todo los dibujos del autor;
aí desgraciadamente
pasa-
Madri{ 7979,pp.32 s.
3. C. Ewert, <Der almoravidische Stuckdekor von SrIawa (Süd-
IV, 1980),
pp. 479-487
.
76. Para el arte taifa v. Ewert, 1971 (v. n. 2), apo 2.16, pp. 45-48; ñgs.27b2-23d7; para el arte almorávide Ewert, 1987 (v. n.3), ñgs.5, 729 - 6, 743;1á,rns.36;37 . 1 7. Ewert, 1 987 (v. n. 3), figs. 6, 744 - 7, 783; lims. 37 ; 38. 1 8. La base de dos o cuatro perlas anulares también sobrevivió bajo los taifas; v. Ewert, 7977 (v.t 2), tipos V 2.21;2.22; pp. 50-51; frgs.24f1-26c2. 19. V.n 18. 20. Para el arte almorávide v. Ewert, 1987 (v. n 3). 21. I-a concha centrando un paño de ataurique se de también en el arte taifa: hay ejemplos en la Aljafe ia de Zaragoza; v. C. Ewe¡t,
37
Spaniuh-islamische
lln, 1978, láms.
Systeme skh kreuzender Bógen,
III, parte I, Ber-
quée de Kaircuan, Parfs, 1928; para
Y.n
72.
23. que puede torcerse y curvarse, como ocurre en este caso. 24. Los influjos 'abb¡íes en el arte andalusí están poco investiga-
27
.
R
Ettinghausen en su famoso artículo uThe Beveled sryle in the Post-Samarra periodn en: Archaeologica Orientalia in memoiam Emst Herzfely' Locust Valley,1952,pp.72-83) no menciona ni un solo ejemplo de al-Andalus. Para el arte taifa y en relación con Madrnat al-Zahrá'v. Ewert, 1971 (v. n 2),pp.173 s. (vetsión castellana, pp. 151 s.). 25. V. G. Margais, Lesfaitences )t rcjets métalliques de la Gran¡le mos' dos.
28.
1.17; pp. 172-179; figs. 34; 35; láms. 23; 24 (versión castellana, pp. 151-160; figs. 34; 35;16¡ns. 23; 24). Paltalas varÁciones llevadas a cabo en la Aljafería de Z'aragony en la alcazaba de Balaguer v. Ewert, 1971 (v. n. 2) fig. 18.
V.anibap.000yn3.
29. Ewerr,1987 (v. n. 3) figs. 5,
I
J
729
- 7,182;1trns. 36-38
(con poc-
excepciones simétricas). 30. De este asunto tratáré detalladamente en mi monografia sobre los capiteles almohades de la Kutubilya de Manakech y de la mezquita de Tinmal (v. n 4). as
31. V.n1;5.
32
for-
figs 13; 14.
26. V. Ewer! 1971 (v. n 2), tipo V 3.152, piezzsBAL,S/7.75; 7.76;
Salón Norte).
22.
la conparación con las
mas del estuco de Samarrá v. op. cit"
19a; 20 (albanegas de la arquerír de entrada al
,_J
kD5t
9
'l
Fig.
I: Maúnat
al-Zahra', Salón
Pcco, planta 1 :
200 con
los tableros
parietales 1-65 (en líneas
de
puntos).
33
0
\,
ffi g,g9 0
10cm
t=LL#
Figs.
l^*l
01-09: Madinat al-Zahra', Sal贸n
Rico, motiuos de la decoraci贸n de los tablercs
Qtara situaci贸n u.-fig. I), 01 = tablero 35; 02 t. 23;
-
t.
34
57;09 =t.
7.
0i
paietales 1-65
= t. 16a; 04 = t, 23; 05 = t. i6; 06 = t. 63; 07 = t. 16a; 08 =
(
7T/7"
Figs. 10-18:
Mattnat al-Zahra', Sal贸n Nco, motiuos ile la Qtara situaci贸n u. -fiC. I)
decoraci贸n de los tablercs
paietales 1-65
10=tablero2i;11=t.22;12=t.3;13-t.30;14=t.61;15=t.6i;16=t.17;17-t.24; 18-t.6.
35
A 2-\!
o¡t=r--t-_,--¡--r----,-¡]o
"
*
t"& ^Ñ' Figs.
19-27: Maúnat al-Zahra', Salón (para situación
u,
_fr7.
19 =tablcro 26;20
Rico, motivos de la decoración de los tableros
1-65
D
=t. 9;21 =t.65;22 =t.
3;
2i =t.4i;
24 =t.40;25
-
t.62;26 y 27 =t. 51.
"¡--r----r----
¡-1--t---r----fcm
&^4*
Figs. 28- j5:
Mattnat al-Zahra', Salón Qtara situación
u.
Rico, motíuos de la decoración de los tableros parietales
-fi7. D
2g =tablero 41;29 =t. 5T;30 =t. 3; 31 =t.22;
1-65
j2 =t.4; j j =t. 57;34 =t.26;35 =t. 23.
37
@.
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-Tl-il-
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o¡--r---.,----r.----¡--.r-t------lo"t
l-.+ Figs. j6-44: Ma&nat al-Zahra', Salón
Qtara situación
36 y
38
j7
v.
_fi7.
Pcco, motivos ile la decoración de los tablercs
parietales 1-65
I)
=tablero 26; 38 =t. 27;
i9 =t.65;40 =t. 63;41 =t. 27;42 =t.
13;43 =t. 24;44 = t. 41.
---....-.-.-----
O rlrttttllll
10cm
ü'"*f Figs.
45-52: Maúnat al-Zahra', Salón
P.cco, motiuos de
la decoración de
los tableros
paieiales 1-65
(para sítuación u.rtq. D
45 =tablero 62;46
=t.65;47 =t.62;48 =t.4;49 =t, 4i;50 =t. 64;51 =t. 62;52 =t.
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Mattnat al-Zahra', Sal贸n Rko, motiuo (para situac铆贸n u.-fiC. I)
de la decoraci贸n del tablero parietal 26
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64: Maúnat al-Zahra', Salón
Rico, motiuo de Ia decoración del tablero 64 (para situaeión
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2: Mattnat al-Zahra', Sal贸n
Nco, tablero 4 (pata situaci贸n v.-fig. I), (foto: C. Etuert).
Lรกm. 3: Detalle de lรกm. 2: lado izquierdo, (foto: C. Baert).
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al-Zahra', Salón Poeo, tablero 24 (ynra situacilín u.-fig.0, (foto: Instituto Atqueológico Alemán de Madrid, R Friedrieh).
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LĂĄm. 7: Detalle de fuĂm. 6: lado derecho, abajo, (foto: C. Ewert).
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Lรกm. 10: Detalle de lรกm. 8: lado izquierdo, (foto: C. Etuert).
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Lรกm. 11: Detalle
de lรกm. 8: Iado derecho, (foto: C. Euert).
57
Lám. 12: Maúnat al-Zahra', Salón Nco, tablero 51 (para sítuacilín u.-frg. I), (foto: Instituto Arqueológico Alemán de Madid, R Fnednch)
58
Lám. 13: Maúnat al-Zahra', Salón Alemán de Madid,
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62 (para situacíón u.-fig. D, (foto: Instituto Arqueológico
Friedrich).
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Lám. 14: Maúnat al-Zahra', Salón Alemán de Madid,
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tablero 63 (para situación u -fiq I), (foto: Instituto Arqueológico