Especies botánicas originarias en los jardines de Madinat al-Zahra, J. Esteban Hernández Bermejo

Page 1

cuA?F_Rlios DE

MADINAT AL-ZAHRA' I

a

coRPoBA,

t987


SUMARIO MANUEL OCAÑAJIMÉNEZ Pág. 7

Presentación

o

t.ar JOtrfNADAS SOBRE MADINAT AI-ZAHRA'. PONENCIAS

MANUEL ACIEN ALMANSA Mahnat al-Zahra'en el urbanísmo

musulmán

Pág.

11

CHRISTIAN EWERT Elemenfos decoratiuos en los tableros paríetales del salón ríco de

Maúnat

.

al-Zahra'

J. E. HERNÁNDEZ BERMEJO Aproximacilín al estudio de las especies botánicw originariamente existentes enlosjardinesde

Mattnatal-Zahra'

Pág. 27

Pág. 67

ALFONSO JIMÉNEZ MARTÍN Los jardines de

Maúnat al-Zahm'

Pág. 81

ANA LABARTA - CARMEN BARCELó Lwfuentes árabes sobre al-Zahra': estado de la

cuestíón

Pág. 93

MANUEL OCAÑA JIMÉNEZ Coniileraciones en tomo al próIogo de la obra oMattnat al-Zahra'. Arquitectura y decoraciónr, de don Félix Hemández

Ciménez

Pág. 107

GUILLERMO ROSSELLO-BORDOY Algunas obseruaciones sobre la decoración cerámica en uerde y

.

Pág. 125

ESTUDIOS

ANTONIO VALLEJO TRIANO El baño próximo al salón de 'Abd al-Ra\man

.

manganeso

III

Pág. 141

CRóNICA DEL CONJUNTO

ANTONIO VALLEJO TRIANO Crcinica años

1985-87 '

Pá9. 169


1.as

JORNADAS SOBRE MADINAT AL-ZAHRA' PONENCIAS


APROXIMACIóN AL ESTUDIO DE LAS ESPECIES BOTÁNICAS ORIGINARIAMENTE EXISTENTES EN LOS JARDINES DE MADINAT AL-ZAHRA' J. E.

1.

HERNÁNoEz BERMEJo

rNTRopuccróN Y AGRADECIMIENTOS

Resultaba dificil para un agrónomo y botánico que siempre consideró la historia como un área del conocimiento imprescindible para Ia interpretación de la flora, vegetación, paisaje y estructura agraria actuales, no dejarse atraer por Madinat al-Zahrá'y por el dificil reto de aproximarse de forma no sólo erudita, sino también técnica, hacia una hipótesis de reconstrucción paisajística de la ciudad y los jardines que 'Abd al-Rahmán III mandara construir en el siglo X, a pocas millas a poniente de Córdoba, al pie de Sierra Morena.

La flora ruderal que pude observar domi-

mos interlocutores sensibles entre los responsa-

bles del conjunto, especialmente en A. Vallejo, Director de la Zona Arqueológica de Madnat al-Zahrá', y en el entonces Delegado de Cultura de la Junta de Andalucía, en Córdoba, J. I. González Merino. quienes me animaron a ocuparme del tema con la esperanza de conseguir algún día un entorno vegetal y paisaje rigu-

rosamente coincidente con la historia de los muros, solerías, sillares y atauriques derruidos. No hemos estado solos en este trabajo. Junto a la discusión científica y colaboración de A. Va-

llejo y a la revisión del original del prof M. Ocaña, hemos contado también con la ayuda del dr. Pujadas Salvá en el estudio botánico y en el diseño de restauración de losjardines del con-

nando el entorno en 7979, recién llegado profesionalmente a Córdoba, resultaba poco evocadora, y algo insultantes aquellas sombras de cipreses americanos, el colorido de las bouganvillas brasileñas, la chocante distonía de chumberas y pitas

junto histórico;

mesoamericanas, el verde de los mioporos aus-

campo y gabinete, especialmente en la determinación de las especies introducidas y autóctonas que aparecen en ia zona. A todos ellos expreso mi agradecimiento.

tralianos o el juego de rojos, púrpuras y lilas de los geranios y gitanillas sudafricanos. Nos preguntamos entonces si la rigurosidad de la restauración o de la simple conservación del patrimonio arqueológico no debiera incluir el uso restrictivo de especies vegetales y estilos jardineros absolutamente sincrónicos y simpátricos con el entorno histórico. Felizmente y pocos años después, encontra-

además la dra. M. Clemente Muñoz participó en la lectura de textos y en las

primeras y más fructíGras recolecciones de especies silvestres residuales. A. Lora Gonzá\ez y L.

Baena Moreno colaboraron

en el trabajo

de

2. FUENTES DE INFORMACIóN Y MÉTODO DE TRABAJO PLANTEADO Tres fuentes básicas de información fueron consideradas: a) la constituída

por la flora silves6T


tre o asilvestrada quc aparece en el recinto arqueológico o en

proximidades del mismo; b) la lectura de todas las fuentes bibliográficas y documentales, preferentemente contemporáneas al esplendor y vida de Madinat al-Zahra', que pudieran incluir referencias respecto a especies vegetales utilizadas o conocidas en la época; c) la las

prospección más estrictamente arqueológica de pólenes, semillas o cualquier otros restos vegetales en los sedimentos que cubren el yacimiento. Dentro de la primera de las citadas fuentes de información se decidió atender no sólo a las especies residuales de antiguos cultivos o introducciones que pudieran tener algo que ver con la construcción y vigencia de la ciudad de 'Abd alRahmán sino también a la flora actual de carácter autóctono, a fin de establecer el dinamismo y

riques. No tenemos duda a este respecto sobre la próxima presencia de Acanthus mollk y Pinus pinea (acanto y pino piñonero respectivamente) al conjunto histórico aquí tratado. El tercer y último bloque documental lo constituirá el estudio de los restos vegetales depositados en el sedimento que cubre actualmen-

te la mayor parte del yacimiento. El estudio de estos restos, preferentemente pólenes y semillas, no ha sido abordado hasta el presente, habiéndonos ceñido por el momento a la consideración de las fuentes A y B de la fig. 1 y al planteamiento de los objetivos 0I,02 y 03 de dicha figura. A pesar de las limitaciones y dificultades que suponemos aparecerán en las fase C, (estudio paleo-

polínico y paleoespermato-carpológico) se tiene la intención de llegar a ella tras la finalización de

composición de la flora arvense y ruderal (malas hierbas) que ocupan el vacimiento, así como deducir de las formaciones arbusdvas y arbóreas de

lasfasesAyB. La fig. 1, resume el método de trabajo planteado, las fases de estudio y las fuentes de docu-

la comarca el posible parsaje circundante a la ciu-

mentación consideradas.

dad y el cortejo de especies autóctonas que pudieron ser incorporadas, bien por su cultivo, bien por su desarrollo espontáneo, en el ajardinamiento y ornato vegetal de Madrnat al-Zahra'. El segundo conjunto documental citado está

formado por: 1) la información relativa al origen, domesticación y dispersión de las especies cultivadas; 2) alas escasas referencias históricas y descripciones directas de Madinat al-Zahrá'; 3) a la documentación procedente de los usos y costumbres agrícolas contemporáneos al siglo X andalusí -y más estrictamente cordobés- procedentes no sólo de tratadistas o cronistas de la época sino también de la lectura de obras y párrafos de carácter literario; 4) finalmente a la consideración de las obras hispanoárabes (generalmente posteriores al siglo X) sobre agricultura, agronomía y jardinería.

Intencionadamente dentro de este con3irnto documental excluimos la interpretación de adornos en cerámica, formas de bajorrelieves, atauriques y capiteles, por ser, además de escasas en motivos vegetales, poco fiables en cuanto a su inmediata relación con las plantas circundantes y tal vez sólo procedentes de la inspiración, fantasía

o estilo del artista. Citaremos como ejemplo la posible semejanza con hojas de acanto y con piñas de frecuentes

62

motivos incluidos en los atau-

3. RESULTADOS Y DISCUSIóN 3.1. Inforrnación relativa al origen, dispersión y dornesticación de las especies cultivadas Como primer paso y a fin de establecer un marco posibilista y rigurosamente científico, es preciso considerar el ámbito del conocimiento relativo al origen y dispersión de las especies cultivadas y la modificación de sus áreas de distribución a lo largo de la hisroria. Ya en 1882, DE CANDOLLE estudiaba los aspectos botánicos, geográficos, arqueológicos y paleontológicos de las especies vegetales cultivadas en su oOrígíne des plantes cultiuées,r, señalando cómo el hecho de ser una especie (cultivada) abundante en un determinado lugar no significa sea

de allí originaria.

Pero no es sino con VAVILOV, en el IV Congreso Internacional de Genética, celebrado en Berlín en 1926, con quien se comienzan a fundamentar los conceptos determinantes para precisar los centros de origen y diversidad, primarios o secundarios, de las plantas cultivadas. Después de VAVILOV un enorme número de


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Fases del método de trabajo planteado en el estudio de la selección de especies uegetales a restauración paisajktica del conjunto arqueologico de

Maúnat

al-

utilizar en la

Zahra'.

63


genetistas, botánicos, agrónomos y etnobotámcos se han ocupado de estudiar no sólo los centros de origen sino también las vías de introducción y los aspectos etnobotánicos de la domesticación, aplicaciones y difusión de las plantas cultivadas. Citaremos entre otras las contribuciones de DARLINGTON (1956), HARLAN (1971),

-

De esta manera, hoy podemos precisar con cierta exactitud el carácter autóctono o alóctono de las especies vegetales y en este último caso, su procedencia. Pero la historia y cronología de su difusión hacia regiones alejadas de sus centros de origen, no siempre son conocidas confluyendo

ya conocidas como: - azafrán (Crocus satívas) - granado (Puníca granatum) - palmera (PhoenLx daaylfera) - habichuelas (Dolichos sp.Wgna sp)

ZHUKOVSKY (1968), ZEVEN & ZHUKOVSKY (1e7s), MATHON (1981) y ZEvEN & WET (198s).

en su invesrigación agrónomos, botánicos, genetistas, historiadores, arqueólogos, antropólogos y soció1ogos. a la

contribución

hispanoárabe, podremos obtener conclusiones respecto a su papel transmisor a Occidente de las plantas cultivadas originarias de los centros de diversidad Asiático Central, Indo-Indonésico, Chino-Japonés, Asiático Menor y Africano (según

criterios de ZHUKOVSKY, 1968) al comparar esta información con las especies citadas en los tratAdos agronómicos hispanoárabes y su época de publicación. El proceso de introducción fue evidentemente secuencial, observándose una creciente relación de especies asiáticas y africanas entre los siglos IX y XIII. Recibimos entre orras especies:

-

arcoz (Oryza sativa) sorgo (Sorghum uulgare) sorgo dulce (Sorghum bicolor)

64

sandía (Citrullus lanatus) sésamo o ajonjolí (Sesamum indicum)

jengibre (Zingiber officinale) sen (Cassia obovata)

cinamomo o melia (Melia

azederach)

azofaifo (Ziziphus jujuba) malva real (Althaea rosea) albahaca (Ocímum basilicum)

Además se intensificó el cultivo de especies

-

melón (Cucumis melo) cidro (Citrus medica) ciprés (Cupressus semperuirens)

caña de anScar (Saccharum officinarum) algodonerc (Cossypium herbaceum)

algunos cítricos como: limonero (Citrus límon) naranjo amargo (Cítrus aurantium) bergamota (Citrus aurantium subsp.bergamia) lima (Citrus limetta)

k

damascaena

espinacas (Spinacia oleracea) cártamo o alazor (Carthamus tinctorius) alheña (Lawsonia inermis)

alóctonas de introducción posterior al final de la Edad Media en la Península lbérica. Fáciles de reconocer las especies de origen americano, australiano, sudafricano, etc., y por 1o tanto igualmente fáciles de desaconsejar respecto a su uso

en la restauración paisajística de Madinat alZahra'.

Igualmente muy bien documentada está la componente autóctona de la Flora Ibérica, a través de numerosos tratados, Floras y contribuciones locales o regionales, por lo que es así mismo

f;ícil de determinar la posible selección de especies silvestres que pudieron quedar voluntaria o involuntariamente unidas a las ornamentación vegetal y ajardinamiento de la ciudad de 'Abdal-Rabmán III.

3.2. Flora local residual

berengena (Solanum melongena)

algunas rosas como

da (Citrullus colocynthis)

Mejor conocidas resultan las componentes

Refiriéndonos en concreto

-

coliquinti

/

La introducción de plantas exóticas o al menos alóctonas, ésto es foráneas, respecto al entorno regional, debió ser muy intenso en el entorno de la nueva ciudad califal. Consideremos para

empezar el inmensurable flujo de materiales de

construcción

y

elementos arquitectónicos que

procedentes del Oriente Mediterráneo llegan a Córdoba para ser allí utilizados: pilas y fuentes de

Siria y Costantinopla, mármoles de Cartago y Ttinez, etc. Siendo además los omeyas especialmente sensibles y exigentes respecto a las plantas


y jardines, podemos en definitiva suponer con poco margen de error que también debieron llegar muchas especies vegetales del N. de Africa y E. Mediterráneo, sobre todo frutales, medicinales, aromáticas y especias. Recordemos también la importantísima contribución de la influencia fuabe a la agricultura occidental como consecuencia de su papel transmisor de muchas especies vegetales de origen asiático o africano. De su mano llegan a la Península Ibérica, como ya hemos dicho y seguramente sobre todo a lo largo de los siglos IX, X y XI, la caña de azricar, la berenjena, el algodonero, la platanera, el arroz, las espinacas, el cáttamo, la sandía, varias especies de cítricos, etc. Otras especies, ya conocidas, vieron intensificado su cultivo como el azafrán, granado, palmera, melón, habichuelas, cidro... Y finalmente, de otras debió de intentarse al menos su cultivo, difícil por ser especies de exigencias climáticas especiales, pero de alto valor económico y objeto notable de mercadería, traídas constantemente de Oriente a Occidente, como jengibre, sen, sé-

samo

y

otras especies. Ornamentales como la

melia o cinamomo, algunas rosas y la malva real, también llegaron a través de la cultura árabe. Bastante documentada parece también la posible introducción y cultivo de especies medici.náles en el entorno de Madinat al-Zahrá',puesto que allí debió de funcionar una auténtica escuela

farmacéutica. Entre los farmacéuticos insignes que allí ejercieron su saber, citaremos como

$asday Ibn Saprut y a Abu-lQásim Jalaf Ibn 'Abbas al-Zahrevm (Albucasis). Recordemos también que según nos dice GONZÁLEZ SORIAN} (7944), recogiendo información del arabista RIBERA, en el año 940 vuelve a Córdoba, después de 23 años de ejemplo

a

ausencia (viaje a la Meca),'LJmar Ibn Yúnus que instala en Madinat al-Zahrá'una farmacia en la que trabajan más de doce jóvenes. Casi con toda seguridad, dentro de la ciudad se realizó una notable contribución para el desarrollo posterior de la Botánica, Farmacia y Me-

dicina occidental la nueva traducción revisada de la obra de Dioscórides <Materia médico. Según IBN tUt9ut, esta obra había sido yatraducida en Bagdad del griego al árabe por ESTEBAN hijo de Basilio en el año 861 y luego

perfeccionada por

IILINAYN IBN ISHAQ en

877. Le traducción de ESTEBAN llegó a alAndalus y fue utilizada por los andalusíes hasta que'Abd al-Ral.rmán III recibió una nueva copia del original griego, regalo del emperador de Constantinopla, Constantino VII. El califa pidió a su obsequiante ayuda para su traducción y el emperador de la antigua Bizancio le envió un monje llamado Nicolás quien con la ayuda <profesionab de $asday consiguió perfeccionar la traducción de ESTEBAN. En este tan culto y activo ambiente para la Farmacia y Medicina hispanoárabes, debieron de cultivarse numerosos huertos medicinales y manejarse numerosas especies desconocidas hasta entonces por la farmacopea occidental alcanfor, almizcle, clavo, nuez moscada, pimienta, ruibarbo, coloquintida, sen,...

Mas, si como parece demostrarse, diversa y valiosa fue la flbra cultivada en los jardines y huertos de Madinat al-Zahrá',la rápida e intensiva destrucción de la ciudad, seguida de siglos de espolio y olvido, transformaron por completo la flora de sus ruinas hasta convertirlas en un erial, totalmente ruderalizado donde las comunidades vegetales evocan tan sólo la huella humana del abandono y el sobrepastoreo de sus ganados. No obstante esta impresión, en gran medida comprobada, no desechamos <a prioril la posibilidad de encontrar algún vestigio vegetal vivo de su esplendor pasado. Como primera observación, coincidimos plenamente con el carácter indicador que ya señalaba LÓPEZ CUERVO (1982) del almez (Cehis australis). Este árbol, introducido seguramente en la Península Ibérica muchos siglos antes y ya utilizado por lajardinería y agricultura romanas, no resulta especialmente caracterísfico de los jardines árabes y norteafricanos, pero* opinamos que debió de ser de

alta estima pará't'la agricultura hispanoárabe como lo demuestra el trato de atención que le prestan autores como IR\ BASSAL, IBN AL'A'WWAN o IBN LUYUN. Este último, en su <Tratado de Agricultura) comenta como no sólo el almez proporciona sombra y almezas (frutos comestibles), sino que además su madera es utilizada para armar parrales y otras artesanías. En

Córdoba particularmente el almez se encuentra todavía asilvestrado en numerosos enclaves pró65


ximos a la capital, muchas veces coincidiendo con asentamientos o restos hispanoárabes. En el mismo conjunto de al-Zahrá', majestuosos y centenarios almeces destacan perfectamente en el paisaje circundante.

Junto a los almeces y entre las ruinas y muros hemos hallado también numerosas enredaderas (Hedera helix), alcepanas (Capparis wata), higueras (Ficus carica) y lo que es algo más sorprendente,

azofaifos (Zizyphusjujuba) en los muros de cerra-

miento, especie ni siquiera incorporada

a la Flora

de Andalucía Occidental de reciente edición ffALDÉS et al., 1987),lo que demuestra la singularidad de su asilvestramiento. Todavía más sorprendente fue el hallazgo sobre esos mismos muros de Trlfolium boissiei, especie de trébol balcánico citado por vez primera en algunas localidades de la Sierra de Córdoba (MALATO BELIZ et al, 1981) y considerado como una curiosísima disyunción lbero-Balcánica, interpretación rectificada más tarde por nosotros (PUJADAS SALVÁ * HnnNÁNOnZ BERMEJO, 1986) tras su localización en la ciudad de'Abd alRahmán III, como una simple introducción accidental de origen hispanoárabe (las localidades serranas de este trébol también están cerca de enclaves históricos de la época).

l-a flora residual más o menos contemporánea a Madinat al-Zahra', hay que buscarla también en sus proximidades. Asi en las dehesas,inmediatas aparece el hediondo (Anagyris foetida), telvez en alguna época utilizado para el envenenamiento de flechas. Siguiendo el trazado de la traída de aguas desde la sierra a través del acue-

ducto de Valdepuentes, llegamos al arroyo del mismo nombre, donde un bosque ripario iruólito de frondosos almeces con subsuelo densísimo de Srnymium olosatrum, ambién especie alóctona, se nos ofrece a la vista. En el mismo acueducto aparece Wtis syluestris. Y no olvidemos los frecuentes y próximos enclaves en la Sierra de Córdoba de plantas encurtidoras foráneas hoy asilvestradas como zumaques (R/lr.rs coriaria) y emborrachacabras (Coriaria myrtfolia), o los bosquetes riparios de avellanos (Corylus auellana). Estas especies, entre otras, testimonian aún el pasado hispanoárabe en el entorno de Madrnat al-Zebñ'. Escasas pero significativas piezas para el

66

complicado rompecabezas de la restauración paisajística de la ciudad.

3.3. Flora autóctona regional Pese a la extendida y aceptada hipótesis de que Madinat al-Zahrá'fuera un conjunto arqui-

tectónico en el que predominara en sus zonas ajardinadas el criterio básico del huerto-frutal y no obstante el presumiblemente elevado grado de introducción de especies exóticas, debemos también establecer la fuerte influencia de la flora autóctona regional. Esto resulta consecuente con la localización la de ciudad al pie de Sierra Morena en una corrrarca de vegetación natural de marcado dinamismo y notable nivel de conservación. LJn espeso bosque de encinas con madroños, enebros, piruétanos, durillos, aulagas, jaras, retamas, ma-

y otras muchas especies leñosas características del bosque esclerófilo mediterráneo, debió ser seguramente desmontado antes de iniciarse las obras. Verosímil parece la conocida historia que ALdreselvas, matagallos, lentiscos, aladiernos

MAQQARI

describe (Analectes l, p. 344). Segrin el citado historiador, el califa, al oir de labios de su favorita que desde el alcázar de Córdoba, la nueva ciudad en construcción a ella dedicada,

parecía <una blanca doncella en brazos de un etíope negro), (imagen que seguramente hacía alusión al color pardo-oscuro del encinar climácico mariánico), pensó en talar toda la montaña. Según parece, gracias al consejo de sus visires 'Abd al-Rahman reprimió su enfervorecido deseo deforestador, contentándose con una plantación de almendros, higueras y otros árboles (tal vez almeces) en torno a la ciudad. Hay que tener en cuenta además que los testimonios de la época descriptivos de las comarcas

próximas a Córdoba, hoy totalmente transformadas en paisajes agrícolas y desforestados, nos hablan de un grado de boscosidad y de una vegetación natural mucho mejor conservada. En el año 851, San Eulogio nos dice, hablando del monje Isaac, que lazona de Tábanos (hoy Ermitas) estaba rodeada de bosques impenetrables. Otros episodios de la historia, recogidos por los cronistas manfiestan evidentes problemas en la traducción de los nombres de los árboles y plan-


tas citados, como es el caso del imposible -desde

la más elemental

información geobotánicabosque de alerces que se dice encontró Mugyt

en el año 771, al conquistar Córdoba, en el barrio de Shaqunda (hoy Sector Sur). Al menos, si cabe aceptar el estado boscoso de la vegetación en la terraza inferior del Guadalquivir, seguramente formado por especies riparias de Populus o Tamarix. También nos parece verosímil se trate de alguna Cupresácea. El nombre de <alerce africano) se aplica a Tetraclinis articulata (araar), pero esta especie vive hoy en la Península Ibérica sólo en algunos enclaves de la Sierra de Cartagena (Murcia) y aunque hubiera sido antiguamente más extensa su distribución, abarcando el Levante meridional y árido español, parece muy difícil

que por sus características ecológicas fuera a estar presente en las proximidades de Córdoba. Interpretamos como más probable que se trate de alguna especie de Juniperus, seguramente enebros, (J. oxycedrus) muy frecuentes compañeros del encinar. Como prueba de ello mencionaremos que algunos insignes botánicos españoles del siglo

num tinus), matagallos (Phlomis purpurea) y jaras (Cktus spp.) surgirían espontáneas como balbuceos de regeneración espontánea del matorral mediterráneo. Algunas encinas, tal vez también alcornoques, fresnos y piruétanos sobrevivirían al urbanismo, sombreando calles y caminos.

3.4. Documentos y referencias sobre

Madinat al-Zahrá' Posiblemente

no hubiéramos tenido que

ocupar tiempo y páginas en el tema tratado si no se hubiese perdido en algún momento de la his-

toria {incendio de la biblioteca de al-$akam II?- la obra descriptiva de los Jardines de Madinat al-Zahrá' de JONAS-BEN MESAUD, judío cordobés nacido en la posesión real de la Rusafa, en el siglo X. El autor y la obra son citados por

autores como CONDE (1844),

LLANO (1e2t)

y

R

DE ARE-

GONZÁLEZ SORTANO

recogen los nombres de oalerce> y <alerce español> refiriéndose aJ oxycedrus y aJ. thurifera (sabina albar), respectivamente. Y si más arbolado y salvaje era el paisaje vegetal en las hoy Campiñas y Valle del Guadalquivi, cómo no lo iba a ser en las faldas de Sierra Morena, donde ayudado por la topografia más

(1944) señalando su lamentable pérdida. En su ausencia, resulta difícil decidir la proporción de rigurosidad o imaginación utilizada en las escuetas y tampoco demasiadas descripciones de autores posteriores y modernos. Asi leemos en CASTEJÓN ltlZO¡' <... Avenidas de cipreses, bosquecillos de laureles, rosaledas, arriates de nardos y azucenas, jazmineros de enredadera sobre los muros y muchas plantas exóticas traídas de lejanos países, daban cerácter a la jardinería califal,'.

abrupta, la vegetación natural ha llegado hasta hoy día con cierto aceptable grado de conserve-

guientes párrafos alusivos a nuestro objeto de

ción.

terpretación:

La influencia de la flora silvestre, a lo largo de los 74 años de vida de la ciudad debió de ser por consiguiente notable tanto por permanecer rernanente en sus rincones y jardines como por ser incorporados voluntariamente al ajardinamiento y ornato vegetal enredaderas (Hedera helix), zerzaparrrlb (Smilax aEera), alcrpanas (Cap-

Rey Abderahman Anasir solía pasar las temporadas de primavera y otoño en un apacible sitio a cinco millas de Córdoba, Guadalquivir abajo; y por la frescura y amenidad del lugar, por sus alamedas y espeso bosque, mandó edificar allí w Alcázar con muchos edificios magníficos y muy hermosos jardines contiguos y lo que había sido antes una casa de campo, se transformó en una ciudad. En medio de ella estaba el real Alcázar...>> <<... sus vigas, trabas y artesonados de madera de alerce.o <... En alguna de sus grandes cuadras había hermosas fuentes de agua dulce y cristalina...)) (... Contiguos al Alcázar, estaban los grandes jardines con diversidad de árboles frutales y bosquecillos partidos de laureles, mirtos y arrayanes,

XIX (LAGUNA, 1875; COLMEIRO,

1888)

paris wata, C. ryinosa) y madreselvas (Lonicera im-

por sus muros; helechos como doradillas (Ceterach olficinarum), culantrillos, (Adiantum capillus-ueneris), Asplenium trichomanes, Notholaena lanuginosa, Cheilanthes spp, ... colonizarían las grietas de los muros umbrosos; zavas (Rubui spp.) y escaramujos (Rosa

plexa, L. etrusca) treparían

spp.), lentiscos (Pistacia lentiscus), durillos (Víbur-

En CONDE (1844),

entresacamos

los siin-

<...E1

67


ceñidos algunos de claros lagos que ofrecían a la vista pintados los herrnosos árboles ...> <... Permaneció en Medina Azaharu los últimos meses de su vida entretenido con la buena convers'ación de sus amigos y en oir contar los elegantes conceptos de Mozna, su esclava secretaria, de Aixa, doncella cordobesa, hija de Abdala el Rayi..., con ellas pasaba las horas de las sombras apacibles en los bosquecillos que ofrecían mezclados racimos de uvas, naranjas y ütiles...o. Algunas observaciones debemos hacer a las especies citadas por CONDE. Posiblemente el califa no llegó nunca a probar las naranjas imaginadas por el arabista, puesto que este cítrico aún

no era conocido en Occidente en el siglo X (no sólo no había llegado Citrus sinensis, el naranjo dulce, que no fue introducido en España antes del siglo XV, sino seguramente tampoco el amargo, C. aurantium). El más seguro de los cítricos cultivados en la época y ámbito geográfico de referencia sería el cidro o toronja (Citrus medica), el primero de los cítricos en arribar a Occidente, desde su lejana región de origen (India),. ya cultivado en la Penírsula Ibérica bajo el Imperio Romano y cuya representación en mosaicos y grabados, ha podido ser confundida, por su parecido, con el limonero, (Citrus limon) del que encontramos en ARIB la posiblemente más temprana citación para la Península Ibérica. Por otra parte, debemos corregir el uso de la palabra alerce, pues como ya dijimos antes, es éste un árbol de distribución centroeuropea desconocido casi con toda seguridad por los andalusíes y de muy dificil cultivo en ambiente climático mediterráneo. Si de madera se trata, es muy posible que aquí la equivocación

se

produzca con los ce-

dros, cuya madera de alta calidad para los usos señalados, era seguro importada del Norte de Africa y del Este del Mediterráneo, y cuyas ca-

racterísticas morfológicas (forma

y

disposición

de las hojas) hacen a estas dos coníFeras fácilmente confundibles para el profano. La voz alerce se aplica normalmente en la actualidad al Larix deci-

dua, árbol como hemos dicho de distribución más septentrional, propio de climas de montaña no mediterránea en contraste con los cedros, que

se distribuyen

por el N. de Africa Occidental

(Cedrus atlantica), Chipre (C. bra$olia), Afganis-

tán e Himaleya (C. deodara), Anatolia y Líbano 68

(C. libanü. También pudiera tratarse de maderas de <alerce españob que COLMEIRO (1888)reconoce como sinónimo popular del enebro (/zniperus oxycedrus), árbol silvestre y autóctono en el entorno regional de referencia. sÁNcnnz ALBoRNoz (7978), recoge del arabista AL-MAQQARI <-. Otras muchas bellezas resaltaban en al-Zahre. corrientes de agua, lujososjardines, construcciones para el acomodo de oficiales, magníficos palacios ...,> <... y la parte'de recepción de la corte, los cuarteles para las tropas, jardines de recreo, baños, fuentes, etc., no se completaron hasta los tiempos de alHakem>.

IBN HAYYAN (según trad. E. GARCÍA GÓ¡vtn2,1967),nos dice que cuando llegan a la corte de al-Hakam II (en Madinet al-Zahrá)los potros y potrancos criados en las marismas de Sevilla y Niebla, <el Califa,lleno de curiosidad se sentó para verlos en los salones que dan a losjardines de el-Zehra',>.

El poeta ABU-I-WALIB BEN ZAYDÜN (en

GAMAL'ABD AL-KARIM, 1965) escribe,

refiriéndose <...

a

Madrnat el-Zehra':

Los arriates floridos nos sonríen con

sus

aguas de plata que parecen collares desprendidos de las gargantas..r.

lJna vez arrasada y destruída la ciudad, conservamos sin embargo una déscripción directa de su estado. Es la del geógrafo y a la sazón emir de Málaga en el siglo XII, AL-IDRISI, que en el contexto de una larga descripción de tono admirativo hacia la ciudad de Córdoba, añade citando a la villa de al-Zahrá': (... esta última villa, subsiste todavía con sus murallas y los vestigios de sus palacios y está habitada por un pequeño número de individuos y sus famiüas. Era una villa considerable, edificada en pisos, villa sobre villa de

:modo que la superficie de la villa superior era paralela a los techos de la inferior. Las tres estaban rodeadas de muros. En la parte superior exislan palacios de tan gran belleza, que es imposible describirlos. En la parte media estaban los jardines y los huertos, y en la baja, las casas y la gran mezquita. Hoy esta villa está en ruinas y a

punto de desaparecero. Después vino el olvido y un proceso continuo de expoliación Cuando, tras la recuperación


del nombre de Madinat al-Zahra'por CONDE (1844), PEDRO DE MADRAZOlogra identificar, pocos años después, las ruinas hasta entonces creídas de origen romano, éste describe así el

esrado de

la ciudad (en LÓPEZ CUERVO,

mi testimonio y en prueba de que el arte lo confirma, ahí teneis esos fragmentos de mi propia mano recogidos entre lernalezay cardizales, que cubren la llamada huerta de San Jerónimo en la dehesa de Córdoba la Vieja. Contemplad y os convencereis de que los edificios que formaron parte sólo han podido pertenecer ala época más florenciente y a la población más famosa del Califato Andalua. 7982):

<...

es

3.5. Docurnentos históricos y bibliogrríficos contemporáneos a Madinat al-Zaltrd'

lJn variado conjunto de pasajes históricos y literarios procedentes de las décadas inmediatas al período de construcción, vida y destrucción de la ciudad de al-Zahrá', incluyen estaciones o reGrencias de especies vegetales, costumbres agrícolas y jardineras, que con reservas, pueden ser objeto de análisis

y matizede consideración.

Las reservas con las que sugerimos deben aceptarse estos datos. Proceden de: a) la cuestionable rigurosidad de algunos pasajes históricos o des-

cripciones de acontecimientos; b) el tono literario, a veces apartado de la realidad en búsqueda de imágenes idealizadas, de muchos textos, espe-

cialmente en los poemas; c) los problemas y errores acumulados por traducciones no rigurosas, a veces consecuencia del traslado desde el árabe al castellano a través de lenguas intermedias. A pesar de estas limitaciones, comentaremos algunos textos y citas de interés: Las referencias a las palmeras, por ejemplo, son frecuentes. Además de en el muy conocido poema de 'Abd al-Rabmán I, en otros pasajes aparece también citada la palmera (Phoenix dactylfera). Así,IBN 'IDARI (in LEVí PROVENQAL, 1930) nos cuenta que, en el año 944 y como consecuencia de un fuerte viento se caen en Córdoba numerosos árboles, olivos, higueras y palmeras. También el mismo autor, hablando de unjoyero al que al-Mansür entrevista en Madnzt al-Zahrá', éste le dice <... estaba en un jardín, trabajando en una palmera, cuando

...>.

Ya hemos comentado el imposible bosque de alerces (que suponemos sería de enebros) que AJBAR MAYMUA dice que los invasores de Córdoba se encuentran en las alquerías de Shaqunda y Taruyl.Junto a esta referencia hay otras de higueras, olivos y otros árboles frutales. Numerosas especies cultivadas son citadas en crónicas de guerra o en variadas referencias a la economía agrícol4 por IBN'IDAzu, ALMA-

QQARI, IBN HAYYAN e IBN HAWQAL; en ellas se habla de trigo, cebada, lino, granados, olivos, higueras...

Incluso de la descripción fisica de algunos emires y califas extraemos información, como es el caso del empleo de la alheña para teñirse el pelo. Se trata de henna, ésto es de Lawsonia inermis (= L. alba),tn Litrácea, y no de Ligustrum vulgare, como algunos traductores interpretan equivocadamente. En ocasiones las referencias a ciertas plantas están insertas en pasajes burlescos o divertidas anécdotas. Este es el caso de la referencia a Capparis ovata (alcaparra) al pie de la Sierra de Cór-

AL-HIMYARI (traducción

de

LEVÍ-PROVENQAL, 1938) que el llamado

es-

doba- Cuenta

carpe, de Mawwáz se debe al nombre de un negro que vivía en una alquería próxima al mismo y que frecuentemente escalaba hasta su pico más alto para, desde arriba y colgándose de las raíces de un alcaparro, mostrar su trasero desnudo, gritando a los vecinos del barrio cordobés inmediato:. <Oh, gentes de la ramlo. Las aludidas gentes, cansadas de la burla, cortaron las raíces del arbus-

to, dejándole aparentemente en su sitio, de tal forma que al siguiente intento, el negro Mawwazcayó desde lo alto y murió. AL-MAQQARI (1855-1861) nos habla de una variedad de granado, llamado <safi> que debió ser seleccionada en la Rusafa por el exquisito sabor, abundancia de

jugo y pequeñas semillas,

de sus frutos El jardinero autor de la selección llamado Safar, fue el promotor luego de su dis-

tribución por íodo al-Andalus. Considérese que hasta la fecha el granado, llamado entonces (manzana de Cartago> era cultivado preferentemente como ornamental por su flor. Balaustra, era el nombrp que recibía esta variedad de flor de Punica granatum.

En muchos poemas se citan con frecuencia 69


especies de

flor y

se describen jardines.

A

pesar de las reservas para aceptar textos donde las libertades preciosistas del autor pueden ser de gran influencia, merece la pena leer las obras de

IBNJAFAYA, IBN H.AZM y otros poetas. En <El Collar de la Paloma, del último de los citados, se rnencionan vides, lirios y coliquintidas. PERES (1983) nos ofrece un resumen de estas aportaciones en su Capítulo III de uEsplendor de al-Andaluso, referido a ul-os Jardines y los Huertos>. La lectura debe ser siempre muy crítica ya

que se recogen errores botánicos tan

serios

como (... el narciso es un jacinto amarillo...r, que invalidan la posibilidad de obtener conclusiones rigurosas. InJormacíón procedente de

ARIB

Es sin duda en las dos obras conocidas de ARIB BEN SA'D, oEl Calendario de Córdoba, y oEl libro de la generación del;feto, el tratamiento de las mujeres embarazadas y de los recién nacidosr, donde encontramos la más valiosa y completa información sobre especies vegetales cultivadas o silvestres en la Córdoba del siglo X. Este autor, cronis-

ta de'Abd al-Ra.'mán III y al-Hakam II, debió ser un completo erudito, hombre de ciencia y estudioso de la historia, medicina, agronomía, astronomía, metereología y veterinaria. Nacido en

Córdoba en el 918 y muerto allí también en el 980 sus escritos, según opinión de ARJONA CASTRO (1983), demuestran sus amplios conocimientos sobre la flora silvestre y cultivada de al-Andalus. De la primera de las dos obras citadas se conocen dos antiguas traducciones del árabe al latín, una atribuída a G. de CREMONA (siglo

olivo

vid

XII), más tarde traducida al francés por DOZYPELLAT (1961); la otra, anónima, incluida en el <Liber Regius, seguramente escrito en el Monasterio de Sant Joan de las Abadesses en el siglo XIII, recientemente identificada, reeditada y iomentada críticamente por MARTINEZ GAZQUEZ y SAMSÓ 0s7s). En nuestro trabajo, hemos comparado las dos versiones latinas del Calendario de Córdoba que

presentan algunas variaciones, resultando más recortada y con faltas ortográficas, p'ero sin embargo procedente de un traductor más riguroso con la traducción del texto y poseedor de conocimientos agronómicos, la procedente del Monasterio de Sant Joan, mientras que la versión atribuída a CREMONA, y la versión francesa de DOZY-PELLAT incurren en ciertos errores botánicos. ARJONA CASTRO (1982) tradujo al castellano el texto a partir de esta última versión, incurriendo, por tanto, en los mismos yerros, por lo que el largo camino:

AzuB -+cREMoNA (á."b.) (lrdt.t)

* ?r"r';i + A.cASrRo (castellano) (francés)

conduce a resultados ciertamente aberrantes en

algunos casos, leyéndose nombres de especies vegetales como <alubias de huerto>, (coscota), (agennz), <cardo cuco), <ojos de buey>, que son imposibles de identificar o están cargadas de errores ortográficos.

Recurriendo de forma más directa y críú.ca a las versiones latinas, el balance de la contribución de ARIB en su calendario agrícola resulta de enorme interés. Entre las más de cien especies que cita, mencionaremos:

lirio

*algodonero

azafrán apio aneto

*berengena

hinojo

narciso

*caña de azúcar

mostaza

*arroz

orégano

violeta Fumaia

trigo

Matricaria

I,ligella

cebada

calaminta

Sedum

cebolla

torongil

Cuscuta

serbal granado

Cynomoium

melón

mejorana verdolaga

meliloto

laurel

habas

poleo

zaragatona

palmera

**limonero cidro almendro ciruelo albaricoquero peral manzzno

70

*platanera

rosa

jazrnín


pistacho

col

castaño

encina

zanahorias espárrago

nogal higuera

pepino pino piñonero

Se escriben subrayadas aquellas plantas así denominadas en la versión latina, cuyo nombre corresponde al de un género. Destacamos con (*) aquellas especies de introducción árabe en la Península Ibérica cuya cita en el siglo X y Cór-

doba, resulta de especial interés por indicar como en este momento la mayor parte de la contribución hispanoárabe a la agricultura occidental está consumada. Destacamos al limonero por tratarse tal vez de su primera cita en la histoúa par a la Península lbérica. La segunda obra de ARIB, ésto es <El libro de la generación del feto...>, se conserva como manuscrito único en la Biblioteca de El Escorial, ha sido editado en árabe y comentado en francés por JAHIER y NOURIDDINE (1958) y recientemente traducido al castellano por ARJONA CASTRO (1983). Consideramos todavía de mayor interés esta obra, desde el punto de vista de las especies vegetdes citadas (más de doscientas), pero lamentablemente falta una traducción rigurosa de las mismas. Los nombres castellanos y científicos utilizados por ARJONA CASTRO incluyen numerosos errores, bien por equivalencias equivocadas de voces populares y nombres latinos, bien por atribuir los nombres vulgares a especies absolutamente extrañas de otras regiones geográficas. Asi como ejemplo, se identifica la alfalfa como Trlfolium alex andrinum, la hierba jabonera como C,ypsophik struthíum, el husillo cornooOrobance, y <Cynomorium coccineumr, la alheña con Ligustrum uulgare, etc., o se mencionan especies ausentes de la flora española cuando hay otras del mismo género propias de la comarca. Así aparecen Tamaix articulata especie Sáharo-Síndica no conocida en Europa, cuando los tarayes o tarajes citados en el texto deben corresponder aT. africana, T. gallica o T. canaiensis, o se cita Artemisia pontica como ajenjo, que debe tratarse de A. absinthium. El trabajo en equipo de arabistas y botánicos (con fundamentos geobotánicos, taxonómicos y agronómicos) dará en el futuro nuevos

berros

*cártamo adormidera amapola

ajenjo

beleño malvavisco Seseli

*alheña

coliquintida

datos de cerácter etnobotánico a la historia de la aportación hispanoárabe a la agricultura, medicina y farmacia occidentales.

En cualquier caso podemos enumerar algunas de las especies que citadas por ARIB en su tratado de obstetricia, pudieran haberse utilizado en los jardines de Madinat al-Zahrá'. Presenta-

mos la relación con los nombres científicos interpretados. Capparis wata Ceratonia siliqua Corylus avellana Crataegus monogyna Cupresus semperuirens C4donia uulgaris

Ficus carica Iris pseudoacorus

Jasminum oficinale Juglans regia Laurus nobilis Lilium candidum

Malus domestica Alyrtus communis Olea europaea Phoenix dactyllfera

Prunus domestica

Pistacia lentiscus Hstacía terebinthus

Tamarix aJricana

Pistacia uera

Wola odorata Wtis vínlfera

Prunus armeniaca

Punica granatum

Rhus coriaria

Salix alba Tamarix gallica

Además serían cultivadas en sus huertos numerosas hortícolas, especias, aromáticas y medicinales como:

Adiantumcapillusvenerk Clycynhizaglabra

sativum Apium graueolens Artemisia absinthium Beta vulgarís var. cycla Brassica napus Cannabis indica Carum carui Cicer arietinum Cichorium endivia Cichorium intybus Citrullus lanatus Croccus satiuus Cucumis satiuus Daucus carota Eruca satiua Foeniculum uulgare Allium

llyosciamus niger lTyssopus officinalis

Lactuca satiua Lens esculenta LuPinus albus Melissa officinalis

Menthapipeita Menthapulegium Ocimum basilicum Papauer somniferum

Pímpinella anisum Portulaca oleracea Raphanus satiuus Sinapis spp. Urginea maritima Wciafaba

71


Se citan también muchas especies orientales,

tal vez sólo importadas y más improbablemente cultivadas, como sésamo, tamarindo, alheña, cúr-

merosas especies hoy olvidadas por la agricultura yjardinería contemporáneas. Entre las plantas especialmente recomendadas para cultivar en pe-

cuma, bambú, alcanfor, incienso, nuez moscada,

queñosjardines cita: glauco, cardo, ruda, rosal, al-

jenjibre, drago, mirra, clavo, cardamomo, pi-

hel( azucenas, ninfeas, manzanillas, narcisos, violetas, torongil, mejorana, yerbabuena, albahaca, malvavisco, espliego, yedra, eneldo, ajedrea, ajenjo, etc. Entre las especies leñosas habla del olivo, laurel, castaño, mirto, peril,, azofaifo, pistacho, cerezo, mostajo, majuelo, granado, almendro, pino piñonero, ciprés, moral, higuera, rosal, jazmín, cidro, limonero, naranjo amargo, serbal, membrillero, manzano, melia, albaricoqtiero, melocotonero, ciruelo, avellano, palmera datilera, vid, bananero, ezatolo, laurel-cerezo, fresno,

mienta, sándalo, canela china, etc.

3.6. Referencias e información procedente de la cultura agrícola hispanoárabe Durante los siglos XI-XIV se escriben en alAndalus muy diversas y valiosas aportaciones para la cultura agrícola y botánica, lamentablemente olvidadas o perdidas durante los siglos posteriores, que representan una inestimable fuente de documentación para conocer las especies cultivadas no sólo desde el punto de vista agrícola, sino también para determinar las utilizadas en losjardines y las técnicas de su cultivo.

sauces, plátanos de sombra y muchos más.

Encontramos recopilación de los autores hispanoárabes agrónomos y botánicos por ejemplo en COLMEIRO (1858) y en GONZÁrgz SO-

RIANO (1944). Numerosos nombres corno AL-JATIB, ALBUCASIS, IBN FASSEL, IBN LUYUN, IBN AL AWAN, AVERROES, IBN AL-BEITH,\R etc., se incluyen entre ellos. Su aportación, para el tema que nos ocupa, nece¡ita el tamiz restrictivo de proceder de siglos posteriores al esplendor y vigencia de Madinat ú,-Zahrá'. No obstante y gracias a ARIB, hemos visto como la mayor parte de las especies vege-

tales originarias de Asia, Este Mediterráneo y Africa, traídas por los árabes a Occidente, han llegado a la Córdoba del siglo X, por lo que la consulta de esas fuentes bibliográficas -las llegadas hasta nuestros días- resulta de relativo pero suficiente valor.

De todas ellas, destaca sin duda el <Libro de Agriculturao de IBN AL-AWAN (ABU ZACHARIA), árabe del siglo XII nacido en Aljarafe, autor de un enciclopédico tratado en el que estudia el cultivo de más de doscientas especies de plantas incluyendo no sólo su experiencia, sino una completa revisión de autores (más de ciento veinte) griegos, romanos y especialmente procedentes del mundo árabe tanto de origen andalusí como foráneo (persa, sirio, egipcio, etc.). Se constata en el <Libro de Agriculturo de IBN AL-AWAN el cultivo en aquella época de nu72

CONCLUSIONES

-

La restauración paisajística de Madrnat alZahra'debe de fundamentarse en la elección y manejo de espeiies vegetales y criterios de jardi-

nería consustanciales con su origen histórico, respetando estilos, entorno geográfico y selección de especies utilizadas en su época.

-

En consecuencia, deben ser excluídas to-

das las especies foráneas, especialmente aquellas que procedentes de América, Australia y otras regiones alejadas del globo, fueron conocidas en la Península Ibérica en fechas muy posteriores, así como aquellos híbridos o variedades jardine-

ras de reciente desarrollo e introducción en la jardinería actual.

- Sobre el criterio de recuperar el estilo hispanoárabe de huerto-jardín y jardines de frutales, de carácter mediterráneo, ricos en especies combinando color, aroma, fruto, esencias y propiédades medicinales y tras la consideración de las fuentes documentales estudiadas y de la flora local, autóctona y residual, existente, se aconseja, para la restauración paisajística del conjunto arqueológico de Madinat al-Zahra'la selección de especies incluidas en el apéndice II.


APENDICE I Especies de la flora ornarnental actual, de elirninación recornendable introducción en Europa

Especie

Origen

Agave amerícana

México

Ailanthus altissima

China Afganistán e Himalaya América del Sur China México y América Central

Cedrus deodara Cestrum noctumum Cotoneaster pannosus Cupressus lusitaníca

e

Cupressus macrocarpa

California

Eleagnos angustfoüa

Asia templada

Eriobotryajaponica Eu c aliptu s cam aldule n sís

China Australia

Cleditsia triacanthos

N. América

Heliotropium arborescens

Perú

Hibiscus syriacus

S.

Jasminum grandiflorum Ligustrum ouallfolium

y

E. de Asia

Siglo Siglo Siglo Siglo Siglo Siglo Siglo Siglo Siglo Siglo Siglo Siglo Siglo

XVI XVIII XIX XIX XIX XVI XIX XVII XVIII XIX XVIII XVIII XVI

Asia

Renacimiento

Japón China yJapón

XIX XIX XVIII XIX XVI XVIII

Opuntiafcus-indica

América tropical y subtropical

Pelargonium zonale

Sudáfrica

Siglo Siglo Siglo Siglo Siglo Siglo

Philadelphu s co ro n ariu s

Cáucaso

Renacimiento

Pittosporum tobira Plumbago capensis

Japón

Siglo Siglo Siglo Siglo Siglo

Lonicera japonica

Magnolia grandiflora Myoporum tenufolium

N. América Australia

Tecomaria capensis

Sudáfrica Sudáfrica

Thuya orientalis Washingtonia_fiWro

China N. América

.

XIX XIX XIX XVII XVII

Inspirado en BAENA, HERNANDEZ-BERMEJO, PLIJADAS SALVA v LORA (1987), inéd.; Fechas de introducción según PORRAS (1986) Tesis doctoral, ined.

73


APÉNDICE II Algunas especies recomendadas en la restauración paisajística de Madinatal-Zahrá'

a) árboles: C eltk au stralis (alm ez)

Morus nigra (mor era negra)

C e r ato n i a siliqu a (el1.an ob o)

Phoe

Crataegus monogyna (espino albar)

Pinus pinea (pino

Cupressu s semperu iren s

(cipré$

(palmera)

piñonero)

Qu ercu s rotundfolia (encina) Quercus suber (alcornoque)

Laurus nobilk (laurel) az e de racft

dactyllfe ra

Platanus orientalis (plátano de sombra) Populus alba (álarno)

Fr ax inu s angustfolia (fresno) Junipe rus oxy cedru s (enebro)

Melia

nix

(cinamom o)

Salix alba (sauce)

Mo rus alba (mor er a blanca)

b) árboles frutales: C astane a s atiu a (crstafto)

Pru nus arme niaca (albaricoquero) Prunus auium (cerezo) Prunus dzlru (almendro) Prunus laurocerasus (laurel-cerezo) Prunus dome stica (ciruelo)

Citruslimon (ümonero) Citrus me dica (alm endro) C orylu s av ellana (avellano) C r at aegu s az arol a, (azar olo) Cy do nia oblonga (m em brillero)

Prunus persica (melocotonero) Pu nic a gr an atu m (gr anado)

Ficus carira (higuera)

Juglans regia (nogel)

c)

t

I\trus

bourgeanus (piruétano) communrs (peral)

Malu s dome stica (manzano) Olea europaea (olivo, acebuche)

\rus

P i s t a ci a v e r a (pistacho)

j , Zizyphus uj ub a

Sorbus dome sth a

Gerbal)

.(azofaifo)

arbustos y árboles de pequeño corte: Anagyrk foetid¿ (hediondo) Arbu tu s u n e d o (madr oño)

Pist acia terebinthu

Bux u s sempe ruiren s (b oj) C o riaria my rtlfolia (e m b orrachacab ras) Chamaerops humilis (palmito) Lavandula spp. (cantuesos, espliegos)

Rhu s coriarid (zumaque)

I\ilyrtu s communis (mirto) N erium ole an der (adelfa)

s(cornicabra)

Rosa spp. (rosales*) Ru scus acule atu s (rusco) Ruscu s hypophyllu s

(rusco)

T am arix afric an a (taray) T amarix gallic a (tar ay) Wburnum tinus (dwtllo)

Pistacia lentiscus (lentisco)

d) trepadoras

y rastreras:

C apparís ov ata (alcaparc o)

Lonicera implex a (madreselva)

C apparis spinosa (alcaparro)

Lonic era etru

He d e r a helix (enr e dader a)

Smil ax

J asmi n u m fru ti c an s (lazmín silve str e) Jasminum ffiinale lazrrrínde olor)

a sp e

sc a

(madreselva) zaparrilla)

r a (zar

Wncadffirmrs (pervinca) Wnca major (pervinca)

e) aromáticas y medicinales: ilü (rnanz:inlla) (aj enj o) Carum carui (alcaravea)

An

th

e

mi s

n ob

Art e mi si a ab sin thiu m

74

M e n th a pulegiu O cimum

b

m (p ole o) asilicum (ocimo)

O riganum vulgare (orégano)


Cuminum o ciminum (cominos) Fo

eniculum uulgare (hinojo)

Melis a fficin alis (torongil) s

Mentha piperita (menta)

f)

Alcea rosea (malvavisco) Acanthu s mollis (acanto) Antinhinum majus (boca de dragón) C alen dula offi cinalis (caléndula)

gemanica

Ro s m ain

u

s

ofi cin alis (rom ero)

Sesamum indicum (sésamo, ajonjolfl Sinapis alba, S. aruensis (mostazas) U rgine a maitima (cebolla albarrana)

flor:

herbáceas de

Iris

Pimpin ell a an isum (anís)

(Iirio) (lirio de agua)

Iris pseudoacorus

Liliu m

c

an

didum (azucena)

M athiol a in c an a (alhelí) I'Jarcíssus papyraceus

N

(nar ciso blanco)

arcissus pseu donarcissus

(narciso)

Nymplaea alba (ningea) ( P ancr atiu m maritu m ) (pancracio) Wola odorata (violetas)

g) hortícolas para huertos: Allium cepa (cebolla) Allium sativum (ajo)

Citrullus lanatus (sandía) Cucumis satiuzs (pepino)

Apiu m gr au e ole n s (apio) Asparagus officin alis (espárrago)

Cynara c ardun cullu s (cardo) Cynara scoly mu s (alcachofa)

Brasica oleracea (col) C ic e r arie tinu m (garbanzo)

D olicho s lablab (habichuela africana) D au c u s c ar o t a (zanahor ia)

L

ac tu

c

a s atiu a (le

Lepidiu m s atiu

u

chuga)

m (mastuerzo)

Lupin u s albu s (altt arnuz) lrl asturtíum ofi cin ale (berro) Hsum sativum (guisante)

* NOTA:

Portulac a oleacea (verdolaga) Rnphanu s s ativu m (rábanos)

Solanum melonge n a (berengena) Víciafaba (habas)

P¡eferentemente especies silvest¡es y variedades antigux.

75


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e sp

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Lám. 1: El almez (Celtis australis), eryecie íntroilucída en Ia Peninsula lhérica debió ser bastante utilizada en la jardineria y huertos-frutales híspanoárabes. En Córdoba aparece frecuentemente asíluestrado, en asociación con restos arqueológicos de la epoca. Era apreciado por susfnttos, madera (artesanías, usos agícolas) y sombra. En tomo a Maihnat al-Zahra' aparecen majestuosos y centenarios almeces como el representado en lafotografra.

77


Lám. 2: Bouganvilla spectabilis (setos color púrpura) y Cuptessus lusitanica (cipreses, alfondo) resuhan de uso cuestionable en el ajardinamiento de un conjunto arqueológico hispanoárabe del siglo X" por ser amba de origen americano, introducidas en la jardineía ibérica en los siglos XIX y XI4, respectíuamente.

78


Lám.

3:

Valdepuentes, cerca de Maúnat al-Zahra'. Por encima del acueducto, construido para el tranryoñe de agua hasta la ciudad, un bosque de almeces bastante insólito desde el punto de uista geobotánico.

Lám. 1: En las tapias del recinto se han re;fugiado especies ;fo ráne as re si du al e s d e in

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Zizyphtts jujuba, Trifolium boissieri y Celtis australis. como

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Lám. 5: Jardín construido en el patio de armas de la D¿r al-tund (Casa del Ejércíto) incluyendo en su punto central un cuestionable ejemplar de Magnolia grandiflora, especie procedente de l',1. América. En el resto de los setos y árboles se incluyen mirtos, adelfas, palmera y madroños de acertada elección.

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