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CONSUELO MARTÍNEZ ASTORGA PÁGINA
4 El cielo o el infierno podrían estar donde/ tú quieras donde yo quiera
5 ¿Cuál es tu verdad? Te repito: ninguna La verdad deberá existir más allá de todo esto Pero eso en ocasiones me hace reír
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6 Mi casa como la belleza es una casa blanca/ echada a perder De ahí te escribo como si te llamara Quizás puedas verme Sé que no servirá de nada
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Quiero nombrarte quiero nombrarte con la palabra quiero encontrar esa palabra sea cual sea
CONSUELO MARTÍNEZ ASTORGA (1989)
EXPERIENCIAS CORPORALE(E)S
Para Isabel Iriarte León
Se abre mi carne, encorvada de placer, a otra carne que no veo, se entierra en un tiempo invisible y se transmuta mi orbitada dependencia. Vibra una voz en los oídos de mi pecho, persiguiendo trazos desvestidos y mis ojos poseídos por una levedad, se ausentan de la hora que había acordado con el cansancio. Allí, ambos, perdidos de la luna, de la calle, de la mirada comprimida, hacemos un mundo, nuestro mundo. Y el perfume de las hojas que transitamos, me anuncia que página a página nos hemos encontrado. Y si tan solo, tan solo la hora no hubiese tocado la puerta, habríamos concluido, pero vendré pronto, justo cuando el sol nos diga que volveremos a leernos.
OLVIDAR MENTIRA PIADOSA
A filo de una hoja de otoño, me escribo, para no olvidar, con una angustia de tiempo perdido, me escribo, sobre mi cuerpo, en el silencio, para no olvidar, me escribo, a punto, a punto, para no olvidar, olvidar, no, olvidar no, para recordar que tuve que hacerlo, en el silencio, escribiéndome, así para que los demás me recordaran, me vieran, me recordaran, así, así tal cual, con este cuerpo, con este cuerpo, sí, para no quedar en un recuerdo, volvería a hacerlo, no, no para sufrir, para no olvidar. ¿Habrá otro modo para no olvidar? Dijeron que nos quedáramos esperando, dijeron que volverían por nosotros. Nos quedamos esperando a que alguien viniera a encender la fogata. Nos dormimos esperando. Dijeron que algún día seríamos adultos, dijeron que todo sería diferente cuando fuéramos grandes. Nos hicimos grandes. Solo nos hicimos más grandes.
¿DE DÓNDE VIENE EL MUNDO?
El mundo viene de afuera, de adentro, de los sonidos, de las luces; el mundo me vino. El mundo viene de mi madre, de mi padre; de los sueños (eso me han dicho); el mundo viene cuando lo hago, cuando hago algo. El mundo viene, quizás no viene, o se me viene encima; este mundo tan frágil y pequeño desde un avión, tan aterrador cuando camino. De dónde viene, viene de las historias que me dejó mi abuela, viene con el viento; o simplemente con un poco de tinta cuando quiero volver a saber lo que se siente ser humana.