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ALEJANDRO MARTÍNEZ PÁGINA
ALEJANDRO MARTÍNEZ (1995)
POTESTADES SECULARES HORA BRUJA
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¿Qué tiene usted con la palabra inmunda? La realidad es virgen y hierve a torrente debajo de los caños. No pierda el tiempo. Ningún hombre en la historia así como ninguna mujer, dijo Algo como un balbuceo Algo como un intento de frase algo así como un No sé qué. Cada palabra ha sido disecada para su consumo, cada argumento cae por su propio peso y aporta a su manera con sus círculos de agua. No hay poema intrascendente. Déjese de leer esas tonteras del oráculo, la riqueza y la cama. Cada débil aferra su esquirla y a sus pies de barro, recita un mantra a fin que el viento no le lleve. Si hay carne en esos huesos si hubo pan en los barriales a las aves no podría importar menos la tradición. Piense en esto cuando el horror enfrente: todo cuanto vea pertenece a las bestias. Aquellos que mueren tranquilos tienen la palabra justa y el tono perfecto de la calma. Azul es el color de su hora bruja cuando el cielo se remoja como un pañuelo recogido del suelo de la tarde. El fuego aún quema las mejillas y hará falta frotarlas para sentir de nuevo la escarcha bajo los labios que ya jamás volverán abrirse. Habrán dicho todo lo que restaba por escribir, habrán soltado al perdón de su jaula. Habrán llegado a casa sin necesidad de hacer ruido o abrir las puertas de la despensa. Habrán oído al gato saltar de la repisa disparando su cacería volátil. Aquellos quebrados por el aire se derrumbarán en invierno, porque, aunque quede sol sobre sus cabezas o reluzca el oro intacto en la corriente, la nube que ensombrece los campos y el viento, como una daga de quietud repentina de cosas ya dichas y recuerdos contados abrirá un sabor seco en la boca, hoja que solo entonces podremos llamar silencio.