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MIRIAM LEIVA GARRIDO PÁGINA

MIRIAM LEIVA GARRIDO (1958)

ESQUELETO DE UN POEMA LOS RUIDOS HACEN ECO

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En la bruma creo adivinar ojos cargados de tristeza y como si se difuminara algo que quiso ser sonrisa.

Me pregunto si permanezco intacta en el recuerdo de tus ojos si tu boca lleva la memoria de entre mis muslos.

Si aparte de los desencantos tienes alguna ternura dispuesta a prodigarse en mí.

Intento un poema y solo consigo un esbozo en donde se confunde el cara y cruz de esta historia.

Intento un poema y solo logro el esqueleto del que pudiera ser perfecto.

Enloquecida me fragmento en la bruma en el intento de unir palabras de manera perfecta … de ponerle carne y sangre al esqueleto carne y sangre fecundidad para mi pan que eres tú como triunfo sobre los rencores.

Silencio, un gran silencio, un silencio de años, de siglos, un silencio aterrador que empieza a crecer en el cuarto y dentro de mi cabeza. María Luisa Bombal

i Cómo vamos a contar el desespero, anudarse en la llovizna revelarse de la mano que no suelta la lluvia que demora entre la niebla cuando todo es una boca de lobos un túnel oscuro lleno de zarpazos sin memoria y al filo. Cómo vamos a salir con tanto frío llena de humedad la ropa bastaría volverse agua extinguirse como nunca entre las piedras. Cómo vamos a continuar viviendo cada vez que la palabra se enmaraña los dedos se rompen y la llovizna breve no cesa.

ii Tengo un ruido haciendo eco debe ser la desilusión sin mascara derritiendo mis huesos precaria de ciertos movimientos me deshielo me abandono me hago sombra en las mismas entretelas por desgracia.

iii Desde la ausencia me hago compañera de mi sombra me deshago en ella desolada me condeno negada contra la muralla me cobijo en la indiferencia dislocada harta de amputarme en la ceguera entre sus percepciones muerdo la rabia de esta soledad irrevocable es evidente la destreza de algunos de arrimarse al árbol y hacer leña iv Engañosa mi indolencia despierto olvidada no logro comprender el mal mis delitos purgados en soledad me arrastro en el desencanto desgarrada abatida en medio de lo oscuro muy en el fondo grito me nacen rebeliones.

v Tengo frío estoy debilitándome el cielo no deja respirar guardo las marcas de la hoja rebanándose la «Última niebla cae de mis manos» María Luisa Bombal sonríe en la contratapa sangro profusamente no sé si vivo o sueño tengo cansancio.

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