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Universidad Nacional Autónoma de México Rector
Enrique Luis Graue Wiechers
Secretario general
Leonardo Lomelí Vanegas
Secretario administrativo Leopoldo Silva Gutiérrez
Coordinador de la Investigación Científica William Henry Lee Alardín
Dirección General de Divulgación de la Ciencia Director general José Franco
Aquí entre nos Coordinador general Rolando Ísita
Coordinadora editorial Rosanela Álvarez
Coordinador de información Javier Flores
Apoyo a la coordinación general Claudia Hernández García
Corrección de textos Héctor Siever Kenia Salgado Leticia Monroy
Diseño
Elizabeth Cruz
Acceso electrónico Esteban López
Reporteros
Carla Ramírez Torres Emiliano Cassani Anayansin Inzunza Mariana Dolores Myriam Vidal Valero
© Aquí entre nos Foto de portada: Shutterstock
Publicación mensual de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la unam. Número 19, 15 de marzo de 2016.
En este número...
Eventos especiales • La “Semana de la Luna” en Universum
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• Los descubrimientos del Apolo
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Conferencias • Avanza la astrofísica con la detección de las ondas gravitacionales
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• Para entender las ondas gravitacionales... Y lo que hay detrás
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• Importante que la gente se informe sobre los volcanes
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• El reto más grande es llegar a Marte: Wilder Chicana
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• La historia de una carta del cielo
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• En búsqueda del mamut perdido
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• No hay estándares para el estudio de la mariguana
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• Falta voluntad política para la legalización de la mariguana
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Comunicación de la ciencia • Disgusto por la filosofía
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• Señales del cielo
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Libros • Presenta la dgdc colección sobre cambio climático
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• Aportaciones a la museología y la educación
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• Entender la historia para entender mejor la ciencia
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La “Semana de la Luna” en Universum Emiliano Cassani
Del sábado 13 al domingo 21 de febrero se llevó a cabo en las instalaciones de Universum, Museo de las Ciencias, la “Semana de la Luna” que, como en años anteriores, permitió al público conocer más acerca del satélite natural de la Tierra. Por medio de cursos, observación con telescopios, conferencias, talleres, conciertos de rock, obras de teatro, un campamento y otras actividades, Universum compartió con los asistentes a la “Semana de la Luna” los conocimientos que actualmente se tienen sobre el único lugar en el Sistema Solar fuera de nuestro planeta, al que ha llegado el ser humano.
Un buen ejemplo de las actividades realizadas, y de sus contenidos, fue la conferencia “La Luna, nuestro compañero celeste”, en la cual Julieta Fierro, astrónoma y divulgadora de la ciencia, mediante demostraciones interactivas, analizó los efectos de ese satélite natural sobre la Tierra, además de explicar que la Luna será la base para que el humano pueda colonizar otros planetas dentro unos 300 años. Desde hace tiempo dejaron de enviarse misiones a la Luna, pero es un hecho que se retomarán a corto plazo; por ello, la doctora Fierro adelantó que, entre otros proyectos, se piensa enviar a la Luna a “astronautas para que construyan radiotelescopios y para que se adapten a vivir en un lugar situado a unos 384 000 kilómetros de nosotros, porque la intención es que, en algún momento, después de aprender a vivir en ella, se pueda colonizar Marte”. La idea de que los humanos puedan vivir en este satélite natural de la Tierra se ha fortalecido a partir de que se descubriera que en el interior de sus polos existe “hielo”, ya que esta agua congelada 5
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Asistentes a la semana de la Luna. Fotos: Emiliano Cassani
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puede ser el resultado de la colisión con un cometa ocurrida hace 3 600 millones de años. De igual manera, se piensa que además de la Luna también se podría tener de base a Mercurio, donde al parecer hay agua en uno de sus casquetes polares y, aunque este planeta está muy cerca del Sol, se encuentra en un punto en que la temperatura no es tan extrema y la gravedad superficial es muy parecida a la de la Luna. “Es sumamente difícil llevar materia de la Tierra al espacio: por cada kilogramo de materia que se lleva se necesita una tonelada de combustible, y si se tiene pensado llevar misiones a la Luna o a Mercurio, se necesitarían muchísimos objetos; por ejemplo, si hay agua se pueden poner invernaderos y desarrollar la infraestructura necesaria para sembrar, con lo que ya podrían sobrevivir los astronautas.” Cosmovisión lunar de los ancestros Julieta Fierro mostró reproducciones de códices mesoamericanos para explicar que las antiguas civilizaciones creían que había un conejo en la Luna. “Para los mexicas y algunos pueblos mesoamericanos, la Luna era un conejo que habitaba dentro de una vasija rodeada de una piel de jaguar, porque las pintitas de la piel del jaguar representaban las estrellas de la noche.” La creencia de que habitaba un conejo en la Luna se reforzó cuando los mesoamericanos observaron que el sa-
télite natural de la Tierra no sale justo en el Este, ni se pone por el Oeste, sino da la impresión de que brinca de un lado a otro del Sol. Cabe señalar que la palabra México quiere decir “ombligo de la Luna”, y las dimensiones de nuestro país a lo largo resultan idénticas al diámetro del satélite, una semejanza plasmada en Universum, Museo de las Ciencias. La Luna nos abandonará Aunque es una hembra la que le da vida a un ser humano, éste nace como ente único e individual, y al morir lo hará de la misma forma, solo, o al menos eso es lo que se piensa; así, nuestro planeta Tierra, día con día, está a punto de quedarse solo, sin la Luna. Además de la Luna, existe otro satélite llamado “1968 OT”, con una órbita sumamente complicada alrededor de la Tierra. Tarda un año en darle la vuelta a nuestro planeta y su órbita se deforma cada vez más al acercarse al Sol. Se sabe que en aproximadamente 70 años lo perderemos, por lo cual ya ni siquiera se menciona ni aparece en los libros. La Luna también se aleja de la Tierra. Se sabe que nuestro satélite natural hace millones de años estaba en promedio 10 veces más cerca que ahora. La Luna se aparta de la Tierra unos 3.8 centímetros por año, y esto se sabe porque en las misiones Apolo se dejaron unos reflectores en la superficie lunar, y desde la Tierra se lanza un pulso láser que permite realizar esas mediciones. 7
Los descubrimientos del Apolo Mariana Dolores
Desde siempre los humanos nos hemos maravillado con la observación de la Luna y, de modo más reciente, con los viajes al satélite natural de la Tierra. La historia del conocimiento de ese astro es mucho más antigua que los viajes a ella, comentó la doctora Guadalupe Cordero, investigadora del Instituto de Geofísica de la unam, durante la conferencia Los descubrimientos del Apolo, impartida el pasado 19 de febrero en Universum durante la “Semana de la Luna”. La experta en geofísica planetaria explicó que la observación lunar es antigua y, sin lugar a duda, uno de los pasos decisivos en la “escalera” de la ciencia fue
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cuando en 1609 Galileo Galilei la describió en su libro El mensajero de las estrellas; también señalaba que los anillos de Júpiter girando alrededor de ese gran planeta eran la prueba de que no todo giraba alrededor de la Tierra, y que la Luna no era lisa ni uniforme, como se creía. Posteriormente, a tan sólo 37 años de las observaciones de Galileo, Johannes Hevelius creó un mapa lunar que reflejaba sus cavidades, lo cual devino en una serie de teorías sobre los cráteres de la Luna, y en especial sobre su propio origen. “Una de las teorías más aceptadas es la de la gran colisión entre dos objetos protoplanetarios (las futuras Tierra
y Luna) próximos al periodo de acreción temprana (crecimiento por la aglomeración de materia) en la evolución del Sistema Solar, explicaría el núcleo metálico de la Luna y su composición geoquímica, pues los cocientes isotópicos –de elementos con el mismo número atómico pero distinta masa– son similares.” Además, el choque habría expulsado materia con la que la Tierra habría crecido en tamaño, lo que le permitió desarrollar su gravedad y por lo tanto su atmósfera, y con ello la posibilidad de vida. “Esta teoría no habría podido ser planteada sin los viajes del Apolo, que trajeron el material de la Luna con los que fue posible analizar su composición geoquímica”, dijo la especialista. La doctora Cordero destacó la necesidad de considerar que sin los conocimientos de ciencia básica de uno de los padres de la astronáutica, Konstantin Tsiolkovsky, no hubiese existido el primer satélite artificial ruso puesto en órbita, el Sputnik: “Él decía que la Tercera Ley de Newton era la responsable del vuelo de una nave; es decir, si los gases son empujados hacia abajo, la nave será impulsada hacia arriba; también que la velocidad de la nave depende de los gases producidos y propone el tren de cohetes con la utilización de combustible líquido como oxígeno o hidrógeno.” Otro de los padres de la astronáutica fue Wernher von Braun, responsable del diseño de los primeros misiles balísticos V-2 con que los nazis bombardearon Londres a finales de la Segunda Guerra Mundial –y del cohete estadounidense Saturno V, que llevó al hombre a la Luna en la misión Apolo–. Lo cierto es que la competencia entre Estados Unidos y Rusia por intentar conquistar el espacio consiste en una larga lista de intentos y errores que trajeron
consigo hallazgos significantes para la ciencia, lo que permitió avanzar en el conocimiento del origen de la Luna. “Casi todas las naves espaciales de tipo ranger que envió Estados Unidos chocaron contra la Luna; sin embargo, antes de la colisión tomaron imágenes que sirvieron para el mapeo de la misma.” Uno de los descubrimientos más sorprendentes de las misiones Apolo fue que en la Luna hay sismos que duran hasta una hora, ocasionados por impactos de objetos espaciales o por su propia trayectoria elíptica pues, al acercarse a la Tierra, la fuerza gravitacional de nuestro planeta la deforma; aunque estos sismos no son muy fuertes –apenas dos grados en la escala de Richter–, sí suceden cada 28 días. Otro descubrimiento fue que, gracias a los espejos que los astronautas colocaron en nuestro satélite, se puede medir la distancia de la Tierra a la Luna: a través de un pulso de láser lanzado desde un telescopio en la Tierra, éste cruza la distancia Tierra-Luna e impacta en la matriz. Como los espejos son reflectores cúbicos, envían el pulso de vuelta en la misma dirección en que llegó; con este método también se descubrió que la Luna se aleja de la Tierra tres centímetros por año. Finalmente, se pudo averiguar que la causa de la superficie rugosa del satélite no se debe –como se creía– a la presencia de volcanes; “más bien son el resultado de fuertes impactos de asteroides o meteoros contra la Luna. Incluso podemos suponer que la parte más rugosa y oscura de la Luna es la más vieja, mientras la cara visible se encuentra con pocos cráteres de impacto, lo que lleva a suponer que hubo vulcanismo que borró o disminuyó la profundidad o notoriedad del tamaño de los cráteres, pues se observa un suelo más granulado”, explicó la doctora Cordero. 9
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Avanza la astrofísica con la detección de las
ondas gravitacionales Anayansin Inzunza
Con la comprobación de la existencia de las ondas gravitacionales se dio un gran paso en la astrofísica. “Es un acontecimiento que podría compararse con el invento del telescopio, que permitió ver objetos que antes no se conocían”, dijo Shahen Hacyan, investigador titular del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam). “Vamos a poder ver más cosas, más fenómenos; vamos a tener una idea mejor de cuántos agujeros negros hay en la Vía Láctea, qué tan frecuentes son las colisiones entre agujeros negros o estrellas de neutrones, cómo evolucionan las estrellas al final de su vida y cuándo se convierten en estrellas de neutrones o agujeros negros. En particular, las estrellas de neutrones pueden darnos mucha información sobre la materia, cuál es su composición a muy altas densidades o qué sucede en campos magnéticos muy fuertes. Vamos a tener más información del Universo y quizá podamos entenderlo mejor.” El doctor en física por la Universidad de Sussex, Inglaterra, reconoció que lo más impresionante para él fue la tecnología que se desarrolló para comprobar la existencia de las ondas gravitacionales.
“Estos detectores de ondas gravitacionales son toda una hazaña tecnológica. Había mucha gente que dudaba que lograran detectar algo con ese instrumento de rayos láser. Esta nueva tecnología es como abrir una ventana para ver el Universo. Hasta ahora, los astrónomos sólo disponían de la luz para estudiar el cosmos y, a veces, de los neutrinos, pero las ondas gravitacionales van a ofrecer más información sobre el Universo. Además, la tecnología desarrollada para hacer estas observaciones seguramente permeará hacia muchos otros lados”, señaló el profesor de la Facultad de Ciencias de la unam. Hace un siglo, Albert Einstein planteó la existencia de las ondas gravitacionales en su teoría general de la relatividad, donde postula que la fuerza de gravedad es la expresión de la curvatura del espacio-tiempo. Eventos de gran magnitud en el Universo, como el choque de galaxias o agujeros negros, pueden provocar ondas que estiran o comprimen el espacio-tiempo. Conforme las ondas comienzan a alejarse de su epicentro, disminuyen su intensidad. “Para producirse una onda gravitacional lo que tiene que moverse son estrellas, 11
Fusi贸n de dos hoyos negros. Ilustraci贸n: Caltech
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masas enormes. La idea de la teoría general de la relatividad es que la gravitación se puede interpretar como una deformación del espacio y del tiempo; las ondas gravitacionales serían como olas en el espacio”, explicó el integrante del Sistema Nacional de Investigadores. Recordó que hace aproximadamente 50 años se iniciaron los primeros intentos para detectar las ondas gravitacionales, sin obtener éxito. En la década de 1990 se cambió la estrategia y se construyeron interferómetros, aparatos que funcionan con luz y que son muy sensibles a pequeños movimientos. El físico precisó que el Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferometría Láser (ligo, por sus siglas en inglés) tiene dos laboratorios: uno en Luisiana y otro en Washington, Estados Unidos. “Estuvieron intentando mucho tiempo sin detectar nada. Hace unos años cerraron ligo para remodelarlo, adaptarlo y hacerlo más sensible. Sin embargo, parecía imposible que sus aparatos pudieran realmente detectar un fenómeno tan diminuto. Lo volvieron a inaugurar en septiembre del año pasado y pocos días después se detectó la primera señal de una onda gravitacional. La señal corresponde muy bien con los cálculos teóricos que se habían hecho de una colisión de agujeros negros.” Un agujero negro son los restos que quedan al final de la vida de las estrellas muy masivas –cuando se agota el combustible nuclear y dejan de brillar empiezan a contraerse por su propia fuerza gravitacional–. Hay estrellas que tienen una masa hasta 150 veces la del Sol. De acuerdo con información de ligo, las ondas gravitacionales fueron producidas por el choque de dos agujeros ne-
gros –cada agujero aproximadamente 30 veces más masivo que el Sol– y se registró a una distancia de 1 300 millones de años luz, cuyas ondulaciones espaciotiempo llegaron a la Tierra el pasado 14 de septiembre. “Lo que debe haber sucedido es que dos estrellas giraban una alrededor de la otra; después de un tiempo cada una colapsó y se convirtió en un agujero negro; estuvieron emitiendo radiación gravitacional, perdieron energía y terminaron por chocar. Las ondas gravitacionales que se detectaron en la Tierra se produjeron instantes antes de la colisión. ”Lo más lejos que podemos ver en el Universo es como 13 000 millones de años luz; entonces, esta colisión de agujeros negros tuvo lugar relativamente cerca (1 300 millones de años luz)”. El autor de nueve libros de divulgación científica hizo una analogía para explicar el concepto espacio-tiempo: “El espacio en el que vivimos es de tres dimensiones: largo, ancho y fondo, y podemos añadir el tiempo como una cuarta dimensión. El espacio-tiempo de la teoría general de la relatividad es un concepto que tiene que ver con la gravedad. La analogía que suele hacerse es la siguiente: si a una sábana extendida se le pone un objeto pesado encima, éste provocará que la superficie se curve. Si en seguida se arroja una canica, ésta no va a seguir una línea recta, sino que va a describir círculos concéntricos alrededor del objeto hasta caer en el centro. Los planetas giran alrededor del Sol porque están siguiendo la curvatura del espacio-tiempo que forma el Sol con su enorme masa.” En ligo participan más de 1 000 personas y alrededor de 30 instituciones.
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Para entender las ondas gravitacionales... Y lo que hay detrás Myriam Vidal Valero / Mariana Dolores
Más de 1 000 millones de dólares y una investigación de casi 30 años invertidos en un descubrimiento: la confirmación de la existencia de las ondas gravitacionales, las cuales fueron detectadas el pasado 14 de septiembre de 2015 por el Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferometría Láser (ligo, por sus siglas en inglés). La historia comenzó hace 100 años cuando Albert Einstein propuso un nuevo modelo para entender el Universo: la teoría general de la relatividad. “Para Newton y Galileo, el espacio era algo absoluto, cual cuadrícula que llena todo el Universo donde las cosas se mueven dentro de ella y hay un solo reloj independiente. Pero Einstein, en cambio, concluyó que el reloj y la cuadrícula estaban unidos, a esto lo llamó espacio-tiempo”, dijo en entrevista el doctor en astrofísica William Lee, coordinador de la Investigación Científica de la unam. La única forma de experimentar los efectos de esa nueva teoría es a velocidades extremadamente altas, como la velocidad de la luz (300 000 kilómetros por segundo), por lo que en sus inicios fue bastante difícil comprobarla. Ade-
más, por muy acertada que fuera, le faltaba un componente clave: la fuerza de gravedad, fenómeno que Einstein incorporó a su teoría general de la relatividad, en 1915. Dicha teoría básicamente dice que el Universo es como una enorme membrana que se curva ante la presencia de masas, generando un efecto parecido al de una bola de boliche sobre una sábana. Citemos a John Archibal Wheeler: “La materia le dice al espacio cómo curvarse, y la curvatura del espacio le dice a la materia cómo debe moverse.” Pese a que todas las matemáticas cuadran, “es muy difícil medir la curvatura del espacio-tiempo, por lo que los experimentos de ligo significan un gran esfuerzo a nivel científico y tecnológico”. ¿Qué es ligo y qué está midiendo? Los detectores consisten en dos tubos de vacío de cuatro kilómetros de largo que forman un ángulo de 90 grados. Desde el vértice se dispara un rayo láser hacia un espejo, el cual lo divide de manera perpendicular. Cada haz de luz recorre el tubo hasta que rebota en un espejo 15
Ligo, laboratorio en Hanford, Wasshington. Foto: Internet
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colocado en el extremo y regresa para volver a unirse con el otro en un detector. Tanto los tubos como los espejos se encuentran colocados de tal forma que ninguna perturbación externa, como un terremoto o el viento, pueden confundirse con una onda. El rayo láser es un tipo especial de luz porque tiene un solo color y es luz coherente, lo que significa que los elementos que emite su onda van en sincronía, como soldados marchando todos al mismo paso, a diferencia de la onda que emite una lámpara convencional donde los soldados se mueven sin orden. Debido a que la luz viaja como ondas puede representarse en crestas y valles, como olas en una tina; si se juntan cresta con cresta se produce una ola más alta, la unión de valle con valle aumenta la depresión, y si se encuentran una cresta y un valle la onda se cancela. En términos de luz, cuando coinciden cresta con cresta resulta un haz más intenso, mientras que la unión de cresta y valle se traduce en oscuridad total. El interferómetro se construyó para que en condiciones normales chocaran cresta con valle, anulando la luz en la cámara, pero el paso de una onda gravitacional, que contrae el espacio-tiempo en formas diminutas (mil veces más pequeño que un protón), provoca que un haz de luz se haga más corto y el otro más largo dentro del detector, lo que se materializa en un patrón intermitente de luz y oscuridad, es decir, en un patrón de interferencia. Sistemas binarios Muchas de las estrellas se agrupan en pares y giran una alrededor de la otra, a esto se le denomina sistemas binarios. Algunos de éstos están formados por estrellas de neutrinos que se crean de la “ceniza” que queda cuando se mueren
dos estrellas muy masivas, equivalentes a diez o más veces la masa del Sol. “Una de las cosas que predijo la teoría de Einstein es que al mover una gran masa se perturba el espacio, esa perturbación libera energía en forma de ondas; así, al moverse una estrella alrededor de la otra disipan energía, lo que provoca que se acerquen poco a poco hasta que finalmente chocan entre sí.” Gracias a la forma de la onda que registró ligo se pudo determinar que el choque fue resultado de dos agujeros negros de 29 y 36 masas solares, respectivamente. “Los efectos de la teoría de Einstein son observables cuando concentras mucha masa en un espacio pequeño, como en este caso.” Impacto e importancia “Hasta hace pocos años aún había gente que pensaba que las ondas gravitacionales nunca se iban a detectar; incluso cuando se registraron, los investigadores pensaron que era una prueba porque el observatorio comenzaría a operar oficialmente el 19 de septiembre, es decir, cinco días después de que se detectó la señal. Es la primera vez que se descubre un sistema binario a través de ondas gravitacionales.” Desde el punto de vista de la investigación es la confirmación, con bombo y platillo, de las predicciones de la teoría de Einstein, por ello merece el calificativo “descubrimiento del siglo”. También es un logro impresionante de la ingeniería, por la tecnología de suspensión de los espejos, que están a sólo un paso de flotar, y por el alto grado de vacío. Esta tecnología tendrá aplicaciones útiles para la sociedad en un futuro cercano. Es importante reconocer la voluntad que tuvieron científicos, gobierno y agencias de investigación para confiar en el proyecto y financiarlo. 17
“En los últimos 24 000 años el volcán Popocatépetl e
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ha hecho erupción cuatro Jul m io C ria My aball ero. Foto:
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veces, y lo volverá a hacer. Por ello es necesario fortalecer la comunicación de temas de vulcanología con el fin de ayudar a que la gente esté preparada para evitar pérdidas”, advirtió el ingeniero Julio Caballero, en la charla “Supervolcanes de la Sierra Madre Occidental”.
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Importante que la gente se informe sobre los volcanes Carla Ramírez Torres
El pasado 6 de febrero, dentro del marco del Mes de la Vulcanología celebrado en el Museo de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), Julio Caballero resaltó la importancia de hacer divulgación sobre los volcanes, así como sobre las consecuencias que podría ocasionar la falta de información. “El día que llueva ceniza, la mejor opción será tapar las coladeras para evitar que se moje y forme una especie de cemento, lo que dañaría seriamente el drenaje y sería desastroso para todos los habitantes de la ciudad.” Comentó que México cuenta con el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), donde se lleva un monitoreo cuidadoso de los volcanes y se avisa, de manera oportuna, cuándo va a tener lugar una erupción, así como las medidas preventivas y de evacuación. “Pero lo principal es que pueda crearse una cultura y la gente sepa lo que se está haciendo. Lamentablemente, por esta falta de información, la gente más vulnerable no lleva a cabo las medidas preventivas.” Las maravillas de los volcanes El vulcanismo es la manifestación de los procesos internos del planeta. El ingeniero Caballero explicó que el radio de la Tierra es de 6 400 kilómetros y que cuatro placas tectónicas nos afectan de forma directa: la de Cocos, la del Pacífico, la de Norteamérica y la del Caribe. “Los volcanes están íntimamente relacionados con los límites de estas placas”, comentó. El ingeniero civil explicó que 90% de los volcanes de México se aglutinan en el Eje Neovolcánico, ubicado en el centro
del país y que se caracteriza por la presencia de volcanes “nuevos”. Algunos de los más conocidos son el volcán de Xitle –ubicado en el sur de la Ciudad de México y que cubrió de lava gran parte de esa zona hace 2 000 años– y el Iztaccíhuatl –enclavado en el estado de Puebla y que, contrario a lo que se cree popularmente, no es uno solo, sino que está conformado por seis volcanes unidos–. “El vulcanismo de la Sierra Madre Occidental resulta muy violento porque el lugar donde se separan los gases está muy cerca de la superficie. Éstos son los fenómenos más peligrosos de las erupciones volcánicas”, comentó. La caldera del volcán Toba, en Indonesia, mide 100 kilómetros en su eje mayor y 35 km en su eje menor; es la manifestación volcánica más importante que el hombre ha conocido. Hizo erupción hace 74 000 años y produjo una “mini edad de hielo”. También mencionó que en esa misma región el volcán Tambora hizo erupción en 1815, con una intensidad tal que en 1816 se vivió el llamado “año sin verano”. Las anormalidades climáticas provocaron una gran escasez de alimentos y, en consecuencia, gran hambruna. El ingeniero, quien tiene una participación importante dentro del museo, lamentó que la geología sea una materia poco conocida. “Es la que nos abastece de información sobre todo lo que necesitamos: agua, minerales, tierra, todo. Es lo que genera la riqueza en todas las naciones. México es uno de los países más ricos del mundo y poca gente sabe el porqué, y ello debido a la situación de desinformación geológica en la que nos encontramos.” 19
El reto más grande es llegar a Marte: Wilder Chicana Anayansin Inzunza
“El 20 de julio de 1969, la tripulación de la misión espacial estadounidense Apolo 11 llegó a la Luna, lo cual demostró que el hombre tiene la capacidad de salir al espacio y regresar a la Tierra con éxito. Sin embargo, el paso más importante será que el ser humano llegue a otro planeta, a Marte”, dijo Wilder Chicana Nuncebay, responsable del área de astronomía y ciencias del espacio del Planetario “Luis Enrique Erro” del Instituto Politécnico Nacional.
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“Lo más lejos que hemos llegado es a la Luna, el ‘patio trasero’ de la Tierra, por eso la llegada a Marte sería realmente el primer paso. La Luna era una meta, el sueño, pero Marte es el primer objetivo concreto en el Sistema Solar […] ya son palabras mayores”, dijo el especialista durante la plática Astronáutica, que se llevó a cabo el 11 de febrero como parte del programa “El Universo Hoy” en la Casita de la Ciencias de Universum. El físico, oriundo de Perú, comentó que Marte sería un laboratorio de prueba para las misiones interplanetarias, para posteriormente avanzar en la exploración de otros planetas como el gigante Júpiter. “Si llegamos a Marte podremos llegar a Júpiter y a su sistema de satélites naturales, pues se sospecha que muchos de ellos tienen las condiciones adecuadas para la vida o probabilidades de tenerla. Hay un supuesto teórico llamado “terraformación”, que se basa en la idea de que el hombre es capaz de modificar la atmósfera de un objeto, de un satélite o de un planeta para adecuarla a la vida del ser humano. Lo que se quiere hacer con Marte es terraformarlo, es decir, dotarlo de una atmósfera, llevar plantas o algas, por ejemplo, las cuales interactuarían con la radiación solar y producirían oxígeno con miras a disponer de un ambiente propicio; entonces podría iniciarse un ecosistema en torno al ser humano para poder habitarlo. Marte es el laboratorio de prueba, sin duda; lo que ahí se haga podría ser crucial, el terreno de ensayo para lo que se hará en el futuro”, señaló Wilder Chicana. Dijo que ya se tiene la tecnología para llegar a Marte, pero se desconoce si el hombre será capaz de permanecer tanto tiempo lejos de la Tierra, ya que el trayecto de ida es de un año y otro más de vuelta, además de los días dedicados a la expedición. “El mayor problema del viaje no es tecnológico sino psicológico, nadie sabe qué va a pasar, si los expedicionarios
aguantarán o no condiciones inéditas. Hasta ahora no se ha encontrado gente que sea capaz de soportar este tiempo en el espacio reducido de una nave interplanetaria, porque la Luna está a poca distancia, y cuando los astronautas van a la Estación Espacial Internacional, aunque sean varios meses, tienen a la Tierra enfrente, la están viendo, es una cuestión psicológica. ”El ser humano nunca se ha alejado tanto tiempo del planeta, ése es el reto, estar en un hábitat tan pequeño durante un tiempo tan largo donde no hay posibilidad de ir a algún lado, no se sabe qué pueda pasar”, explicó el especialista. El traje de astronauta “En promedio, un traje de astronauta pesa en la Tierra alrededor de 30 kg y en la Luna se reduce a cinco por la diferencia de gravedades”, explicó Chicana Nuncebay, quien realizó estudios de posgrado en el Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México. Agregó que la vestimenta espacial es un conjunto de trajes sobrepuestos diseñados con varios fines: aislamiento térmico, protección contra rayos X y gamma, así como de los micrometeoritos que hay en el espacio y podrían perforarlo. El traje de astronauta –hecho principalmente con materiales plásticos y recubrimientos sintéticos– es una especie de nave personal que tiene un sistema de supervivencia autónomo y la persona puede tardar hasta tres horas en colocárselo. “Hay un proyecto para 2026 que consiste en utilizar una nave, una especie de casa rodante, que permita evitar el problema del traje. Uno puede moverse con el aparato en la superficie, tomar muestras sin necesidad de ponerse el traje, y si se lo quiere poner, hay un compartimiento especial donde se desliza por una resbaladilla y cae directamente en él”, explicó durante la conferencia el profesor y asesor del programa “Jóvenes hacia la investigación” de la unam. 21
La historia de una
carta del cielo Carla Ramírez Torres
Uno de los instrumentos más fascinantes y que ocupan un lugar clave en la historia del mapeo estelar es el telescopio Carta del cielo, el cual ha jugado un papel muy interesante y casi desconocido para la astronomía mexicana.
El 25 de febrero se llevó a cabo la charla titulada Carta del cielo, en la que Rolando Ísita explicó a los asistentes las vicisitudes de ese telescopio en la historia de la ciencia en México: “En el contexto nacional, en 1850 México acababa de recibir su primer ferrocarril, y la primera línea telegráfica (en 1851) que comunicaba a México con Puebla”, comentó. Preocupado por tener un mapa preciso del cielo, el almirante francés Amédée Ernest Mouchez, también director del Observatorio de París, convocó al Primer Congreso de Astrofotografía –lo cual parecía imposible porque la fotografía recién había sido inventada–, y de esa forma se inició un proyecto en el que se requerían más de 22 000 placas fotográficas del cielo. Explicó Ísita que los ingenieros José Ángel Anguiano, Guillermo Beltrán y Puga, Teodoro Quintana y José María Chacón tomaron la primera fotografía de la Luna, la cual tenía gran nitidez. Fue así como el almirante Mouchez les extendió 22
una invitación para participar en el proyecto “Carta del cielo”. Pero el telescopio Gran ecuatorial, utilizado para fotografiar la Luna de manera nítida, no estaba diseñado para funcionar como un dispositivo fotográfico. Pero el ingenio de Anguiano y su equipo resolvieron estos problemas técnicos. Gracias a la invitación de Mouchez, el gobierno mexicano adquirió el telescopio Carta del cielo fabricado por la empresa irlandesa Grubb, con el que nuestro país contribuyó a la cartografía del cielo nocturno. De observatorio en observatorio El director académico de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la unam, conversó sobre los logros astronómicos paralelos a partir de las circunstancias relacionadas con la adquisición del telescopio. “El 5 de mayo de 1878 se inauguró, en Chapultepec, el Observatorio Astro-
Telescopio Carta del cielo. Foto: Salvador Gutiérrez
nómico Nacional (oan), el cual seis años después debió mudarse a Tacubaya, concluyéndose su construcción hasta 1890. En 1951 el oan se muda a Tonantzintla, en el estado de Puebla, debido a los problemas de contaminación lumínica.” Desde su adquisición y hasta 1921, el telescopio Carta del cielo tomó más de 1 250 fotografías que entregó al Observatorio de París, para realizar una cartografía del cielo nocturno. Ísita lamentó que en México no se tenga una cultura de conservación de los instrumentos científicos, pues el Carta del cielo sufrió una serie de descuidos y cayó en el abandono después de su gran labor. “Afortunadamente un astrónomo aficionado, el biólogo Óscar Chapa, miembro de la Asociación Astronómica ‘Carta del Cielo’, estaba mejor enterado que los propios astrónomos profesionales de las aportaciones de México a la astronomía internacional”, subrayó. Chapa pulió los espejos de su propio telescopio y los llevó al Instituto de Astro-
nomía (ia) para verificar su precisión. Ahí, Salvador Cuevas y Beatriz Sánchez consideraron que el biólogo y astrónomo aficionado era muy bueno para el trabajo óptico de esos aparatos, por lo que buscaron la manera de integrarlo al área de instrumentación del Instituto. Una vez que fue parte del cuerpo de técnicos académicos del ia, Chapa se dio a la tarea de buscar el manual del telescopio mexicano, y con apoyo de Cuevas y Sánchez, le dio una nueva oportunidad al Carta del cielo. Actualmente, ese telescopio es utilizado para formar astrónomos en la región de Centroamérica, gracias al apoyo del astrónomo José Peña, jefe del Observatorio Astronómico Nacional de la unam en Tonanzintla: “Es de vital importancia para la formación de jóvenes que quieren ser astrónomos”, expuso el divulgador en la sesión de los Jueves de Astronomía que se realiza en la Casita de las Ciencias, anexa al museo Universum.
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En búsqueda del
mamut perdido Myriam Vidal Valero
Foto: Myriam Vidal
El esqueleto de un mamut gigante es lo primero que vemos los visitantes al Museo de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), pero pocos saben que no siempre estuvo ahí y que sus huesos no sólo nos hablan de un pasado prehistórico, sino de un pasado nacional. En su charla En búsqueda del mamut perdido, impartida el sábado 6 de febrero en el Museo de Geología, el historiador César Esparza señaló que el esqueleto del elefantiásido se mostró por primera vez en 1913, en el Museo de Historia Natural del Chopo, cuando lo dirigía el biólogo Alfonso L. Herrera. Se trataba de una réplica en yeso, cartón y alambre, ya que “en esa época exponer osamentas originales era muy complicado, no había grandes descubrimientos y los que eran originales estaban en los laboratorios”. Pero el mamut no era el único atractivo del museo. 24
En 1937, Andrew Carnegie, empresario y filántropo estadounidense, donó al museo una réplica en yeso de un Diplodocus gigante y tanto éste como el mamut fueron conocidos como “los mellizos”, no sólo por su enorme tamaño –algo poco común observado para los capitalinos de aquella época–, sino porque permanecieron juntos y amontonados durante muchos años en un museo que no contaba con el espacio suficiente para albergarlos. No fue sino hasta 1964 que, por falta de recursos, el Museo de Historia Natural del Chopo se vio obligado a cerrar sus puertas dejando la mayoría de sus colecciones almacenadas en las bodegas del Estadio Olímpico Universitario y aplicando al mamut lo que Esparza denomina un desmembramiento: “Un ente desarticulado, sin embargo, no deja de ser él mismo; las piezas se mudan a otros recintos, pero cuando nosotros nos acercamos a ellas nos remontan a sus orígenes,
cada una de esas piezas es la representación de su pasado.” Sólo cuando la unam puso en marcha el proyecto de la recuperación de espacios, entre ellos el recinto del Instituto Geológico Nacional, actualmente Museo de Geología, durante la década de 1970, el biólogo Ángel Silva Bárcenas –con la colaboración de los señores Luis Quintos y Miguel Flores– se encargó de reconstruir el mamut y fue expuesto al público el 28 de noviembre de 1973. Hoy en día el Diplodocus carnegie se puede observar en el museo de Historia Natural en Chapultepec. El esqueleto es un rompecabezas armado con piezas de 12 ejemplares distintos de la misma especie, dato que puede sonar sorprendente pero no resulta inusual, pues cuando los paleontólogos hacen trabajo de exploración en busca de restos no es común encontrar esqueletos completos enterrados, sino que deben armarse con los huesos esparcidos que van encontrando en el camino. En el caso del mamut, la expedición de Días Lozano, de 1921 a 1927, y la de Aurelio del Río, de 1926 a 1929, favorecieron el reemplazo de algunas de las piezas de yeso: el cráneo es original; las costillas son de la zona del Peñón Viejo; la pata frontal derecha es de Tepexpan; la cola, dos partes de la clavícula y las falanges de las cuatro patas son réplicas originales del Museo de Historia Natural del Chopo. Y si bien uno de los misterios sin resolver es el año en que se donó la sustitución y a dónde fueron a parar las réplicas, todo eso ha provocado que trabajadores e investigadores del Museo de Geología se refieran a él como El Franquimamut (en referencia a la creatura de Frankenstein, protagonista de la novela de Mary Shelley). El esqueleto es de gran ayuda para la reconstrucción del periodo Pleistoceno, cuando el mamut convivió con criaturas como el oso perezoso (que medía casi lo mismo que los mamuts), el tigre dientes de sable (Smilodon), armadillos gigan-
tes, lobos, caballos y camellos –los dos últimos son endémicos del continente americano, pero con el clima y las migraciones se extinguieron y los europeos reintrodujeron el caballo hasta el siglo xvi–. Por otro lado, el mamut del museo es un Mammuthus imperator o mamut emperador, una especie que rompe los paradigmas populares de que todos los mamuts habitaban en climas fríos y estaban llenos de pelo, porque los restos de esta especie han sido localizados en climas más cálidos y templados. El primer mamut emperador fue descubierto por el paleontólogo y naturalista Joseph Leidy (1823-1891), pues en 1869 encontró la muela de un mamut que superaba el tamaño de cualquiera encontrada hasta el momento, incluso del Mammuthus primigenius. Este mamífero alcanzaba 5 metros de estatura (el primigenius apenas llegaba a 2), comía pastos y matorrales, sus colmillos o defensas no crecían rectos, sino que se encorvaban para encontrar sus puntas en el centro; tenía poco pelo en la espalda, vivía en manada y era la especie más grande del continente americano, pues un adulto alcanzaba de 10 a 11 toneladas de peso. En la capital del país no sólo se han realizado más reconstrucciones, también ahí han aparecido la mayoría de restos fósiles y aún queda mucho por descubrir. Mientras tanto, el mamut seguirá dando la bienvenida a todos los visitantes que día con día llegan al Museo de Geología, en la Alameda de la colonia Santa María la Ribera. Como bien dice César Esparza, “este mamut no sólo es importante para reconstruir el pasado de la Tierra y especialmente el pasado del Pleistoceno en nuestro país, sino también tiene un valor para la historia en tanto nos permite hablar de un museo antiguo, de un museo que nunca tuvo financiamiento del gobierno, pero que por fortuna todavía existe. Sin la unam y las personas que encabezaron este proyecto, ese mamut tal vez estaría en una bodega o incluso habría desaparecido”. 25
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No hay estándares para el estudio de la mariguana Carla Ramírez Torres
“Uno de los grandes problemas en la investigación sobre la mariguana es que, a diferencia del alcohol o el tabaco, no existen estándares que permitan un estudio mucho más definido acerca de los efectos y los daños que pueda generar su consumo”, explicó la psiquiatra Dení Álvarez Icaza. “En el caso de la mariguana esto es muy complicado porque la concentración de thc (tetrahidrocannabinol, el más importante principio activo), al cual se le atribuyen efectos tanto psicoactivos como nocivos para la salud, varía en función del tipo de mariguana, y ha cambiado a lo largo del tiempo. Ése es uno de los grandes problemas; por ejemplo, los estudios que se hacen hoy no son comparables con los realizados hace diez años”, comentó en entrevista. La investigadora del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, comentó que las investigaciones disponibles no tienen parámetros fijos. Por ejemplo, se habla de un consumo intenso cuando ocurre más de una vez a la semana; un consumo regular, cuando ocurre una vez al mes; y un consumo esporádico cuando se consume menos de una vez al mes, pero esto es definido por cada investigador. Para comprender mejor los factores de riesgo que existen se deben tomar en cuenta mucho más consideraciones que la mera frecuencia del consumo de mariguana. Para Dení también existen factores de riesgo derivados de la interacción
entre el consumo de la mariguana y el individuo, como la carga genética, las características de su desarrollo y los antecedentes familiares desde la infancia, entre otros. En este sentido, propone establecer algún tipo de umbral, como en el caso del cigarro. Al respecto, destaca que fumar cuatro cigarros diarios dispara el riesgo de cáncer: “Sería bueno saber qué cantidad de thc no genera daño, es decir, un umbral máximo. Pero esto es muy difícil porque mientras la mariguana no esté estandarizada, no podrá definirse.” México no hace investigación con mariguana En el caso de la investigación y uso de la mariguana medicinal, existen puntos aún más complicados que la falta de estandarización. De acuerdo con la psiquiatra, existe una confusión en este sentido, pues la canabis se puede utilizar de formas muy diferentes (como extractos, aceites y medicamentos), o sustancias que actúan de manera similar a los compuestos de la mariguana, que ya son sintéticos. En el caso de México, destacó que nadie hace investigación con mariguana: “En el debate se comentó que no existe investigación, al menos legal, con mariguana. Hay gente que hace investigación con endocanabinoides, sustancias que naturalmente producimos los seres vivos y que actúan sobre los diferentes órganos, incluido el cerebro. Entonces, muchos fisiólogos se han dado a la tarea 27
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de estudiar este sistema. Una cosa es que haya investigación en canabinoides, pero con fitocanabinoides extraídos directamente de mariguana, no la hay.” Desde la perspectiva de Álvarez Icaza, a pesar de que el debate ha tenido puntos contrastantes, existe el gran problema de que “la gente sigue interpretando muy mal la evidencia científica, pues se utiliza siempre de manera sesgada y categórica, lo que impide conclusiones completas”. Mayor exposición, ¿mayor riesgo de adicción? La característica de todas las sustancias psicoactivas radica en la alteración de funciones mentales, como el afecto, la cognición o hasta la sensopercepción. En el caso de las sustancias psicoactivas de abuso, éstas aumentan o ponen en funcionamiento nuestro sistema de recompensa –el cual tienen todos los mamíferos de forma natural–, responsable de la sensación de placer ante estímulos indispensables para la sobrevivencia (por ejemplo, la alimentación); de esta manera, el cerebro se adapta para funcionar en presencia de la sustancia. La psiquiatra, coautora del libro Marihuana y salud, coordinado por el exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Juan Ramón de la Fuente, comentó que la adicción se genera cuando la sustancia se retira, dejando paso a que el cerebro entre en un estado de privación, en el cual se presentan los síntomas de abstinencia, los cuales son muy desagradables y entonces la persona consume la sustancia para evitar esta sensación. A la pregunta de si los factores sociales podrían ser un riesgo, consideró un hecho que entre más se exponga una persona a una sustancia, aumenta la probabilidad de que genere una adicción. Los factores sociales le otorgan permisividad de uso: un ejemplo claro es el tabaco.
“En México, el consumo de tabaco ha disminuido en los últimos años debido a las medidas políticas como el aumento de impuestos, los espacios restringidos y las campañas de salud. Hay políticas regulatorias que si bien no la hacen una sustancia prohibida, de alguna manera tienden a desalentar su uso sin prohibirla. Ésta es otra manera de regular.” Efectos de la mariguana en la salud “En cuanto a los efectos sobre la salud, todavía hay temas controversiales –mencionó la experta–, porque se ha producido una gran cantidad de investigación en los últimos años y existen resultados contradictorios. ”Ha costado un poco de trabajo sacar conclusiones; sin embargo, sí podemos afirmar que en los adolescentes el consumo de mariguana de manera regular, o un consumo con un patrón de dependencia se ha relacionado, a largo plazo, con algunas alteraciones en los procesos mentales. “Estudios recientes señalan una disminución del coeficiente intelectual, lo cual aún se encuentra en discusión porque no se ha replicado. En términos generales, podemos decir que existe un riesgo cuando el consumo inicia antes de la edad adulta y que este riesgo está dirigido hacia la pérdida de ciertas capacidades.” En cuanto a otros problemas de salud, fuera del sistema nervioso central, Dení Álvarez Icaza destaca que existen especulaciones en cuanto al daño a los pulmones. Sin embargo, no existe evidencia suficiente para relacionar el consumo de mariguana con enfisema o con enfermedad obstructiva crónica. Tampoco se ha logrado probar su relación con algún tipo de cáncer, como el de pulmón o garganta; sin embargo, algunos estudios han dado positivo en su asociación con cáncer de testículo, aunque es información reciente y debe ser comprobada. 29
Falta voluntad política para la legalización de la mariguana Emiliano Cassani
re lo li F e i h y Za bicky. Foto: Na
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“Al final, lo que ha detenido el proceso para que se legalice la mariguana en nuestro país es la falta de voluntad política, no la evidencia científica”, afirma el doctor Gady Zabicky, médico psiquiatra egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Nacional de Psiquiatría. 30
“La mariguana –dice Gady Zabicky–, representa una oportunidad única para que los mexicanos puedan dar el siguiente paso y conformar una sociedad de gente inteligente, abierta, científica y libre-pensadora, pues de no ser así, desde hace bastante tiempo ya se habrían prohibido el alcohol y el tabaco. ”Si llegara un marciano y quisiera saber cómo está el problema de las drogas, su primera pregunta sería: ‘¿Por qué, si tienen prohibida la mariguana, no han prohibido el alcohol y el tabaco?’ Y francamente no hay forma racional de explicarlo, si no es por medio de factores de control político y económico que refleja la guerra contra las drogas. ”Cuando comenzaron las primeras pláticas para la legalización del uso de cannabis, uno de los temas más comentado fue: ¿por qué la droga que más mata en nuestro país, y la que más enferma a sus consumidores, está permitida: el alcohol etílico? En los nuevos análisis se destaca que México es uno de los países donde más se bebe alcohol en el continente americano, y con este argumento no hay razón para no legislar, con un mínimo de 21 años de edad, el uso de cualquier otro tipo de sustancias”, afirma el experto en adicciones. Además, la evidencia científica confirma que a los adolescentes que consumen mariguana sí les perjudica porque la droga tiene un efecto muy potente en la mayoría de las células cerebrales, ya que es en esta etapa de la vida cuando del cerebro atraviesa por una gran actividad para formarse, y con la droga se tergiversa el cableado primario del sistema nervioso –las sinapsis cerebrales–, por lo que el joven experimentará, entre otros síntomas, una dependencia severa. Asimismo, los estudios longitudinales han mostrado que los jóvenes que
consumen cannabis a una edad temprana, tienen un riesgo mayor de presentar problemas de tipo psicótico, crisis de angustia y cuadros depresivos, así como el consumo de drogas más fuertes o abandono escolar. Por estas razones se ha establecido esa frontera imaginaria, 21 años de edad, pues es el momento en que está casi terminada la construcción de la parte central del sistema nervioso. “Hay un grupo de pacientes que presentan síntomas psicóticos cuando fuman mariguana, en su mayoría son menores de 15 años; otro grupo es el que se vuelve adicto y se le forma una dependencia a la sustancia. Sin embargo, los adictos no experimentarán el síndrome de abstinencia como quienes abusan del alcohol, el llamado delirium tremens, pues quienes lo padecen pueden perder la vida al dejar de beber, lo cual significa que la mariguana no es tan agresiva, pues no presenta esas severas características.” Por otro lado, añadió que algunos pacientes desarrollaron la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (epoc) o enfisema, que se da por fumar tabaco. En los sujetos estudiados y que han presentado esta enfermedad por el consumo de mariguana, en realidad el daño no ha sido provocado por la cannabis, sino que existen pulmones a los que no les gustan los tragos de aire caliente de nada: ni de crack, ni de los efluvios de una mina, ni de los microbuses de la Ciudad de México. “El verdadero problema –explicó el especialista– es que más de 90% de los usuarios de cannabis también fuma tabaco y, por lo regular, hay un factor confuso a la hora de tratar de distinguir entre las poblaciones que desarrollan enfermedades pulmonares. Además, debe considerarse que el autocultivador de mariguana suele ser un tipo medio hippie que le gusta 31
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lo ‘orgánico’ y lo ‘vegano’, y no va a querer usar fertilizantes ni herbicidas en su planta, a diferencia de las plantas que se cultivan en Guerrero o Sinaloa, a las que el campesino les agrega una gran cantidad de pesticidas y fertilizantes, y esas sí que tienen muchas posibilidades de generar cáncer en los consumidores. ”Los pesticidas son los que causan daño, no las plantas, que no es lo mismo que los cannabinoides sintéticos. Hay una serie de sustancias, moléculas diseñadas en el laboratorio, que son análogas a la estructura del thc (tetrahidrocannabinol). Son una imitación química de la molécula de la cannabis, pero éstas sí son poco conocidas y resultan más riesgosas de lo que podemos observar hasta hoy. Por lo tanto, el riesgo de desarrollar esquizofrenia en jóvenes que fuman mariguana se eleva si también son fumadores de cannabinoides sintéticos. ”Es por ello que la prohibición misma ha hecho que la oscuridad envuelva la verdad, pues existe gran resistencia por parte del gobierno de la República, la Secretaría de Salud y de muchos funcionarios que saben que si se legaliza el consumo de cannabis se les caerá el teatrito, el gran mito alrededor de la mariguana y de su nocividad”, describió el fundador del Programa de Investigaciones Relacionadas con Sustancias del Instituto Nacional de Psiquiatría. Lo probado en mariguana medicinal El psiquiatra clínico, formado en el Instituto Nacional de Psiquiatría, reveló que lo que se tiene probado hasta el momento en el terreno de los usos médicos de la mariguana es que ayuda a pacientes con epilepsias refractarias, a quienes sufren los síndromes de Daubert, West y de emaciación (síndrome de Wasting); también funciona para algunos aspectos
asociados con cáncer; tiene efectos positivos a nivel psicoemocional para reducir ciertos cuadros ansiosos; y facilita la conducta sexual en algunas personas. “La muy mal conocida como droga de entrada al mundo de las sustancias prohibidas (pues mientras más me dedico a estudiarla, más me doy cuenta de que es la mejor droga de salida que existe), para el chavo que usa cocaína, pastillas, inhalables, que bebe caguamas y mezcal todos los días, a veces le ayuda a que deje de consumir todo lo demás y entonces ese joven está curado. Ya luego se le quitará la mariguana. ”No obstante, los estudios disponibles sobre la mariguana abordan la planta de una forma muy genérica y la cannabis es sumamente compleja; tendría que haber conocimientos mucho más específicos porque en algunos análisis se habla de que los pacientes bipolares tratados con cannabis se estabilizan, mientras otros se agravan. Lo más probable es que ese resultado radique en el tipo de mariguana utilizada, porque si eres un chavo de las Lomas de Chapultepec, que compra mariguana hidropónica, con un costo de 1 000 pesos la onza, pues muy probablemente te vas a convulsionar porque tiene una gran cantidad de thc y una mínima cantidad de cbd (cannabidiol), que es otro cannabinoide presente en la mariguana; pero si la compras en `Las islas´ o en Tepito, donde la mariguana tiene 1% de thc y 1% de cbd, por contener menos cantidad de cannabinoides son más baratas, de tipo medicinal. Pero se empezará a investigar más adecuadamente una vez que se termine esta absurda prohibición”, comentó el doctor Zabicky. Para el especialista, un factor determinante en los procesos pendientes en el tema de la legalización de la mariguana sería estandarizar los niveles de thc y cbd para un consumo homogéneo. 33
Disgusto por la filosofía Martín Bonfil Olivera
Graffiti en Duisburg Rheinpark, Alemania el 26 octubre de 2015. Crédito: astudio / Shutterstock.com
La filosofía tiene una larga historia de resultar incómoda. Hace un tiempo me involucré en varias discusiones en Facebook acerca de la “inutilidad” de la filosofía. Sobre todo con amigos y colegas comunicadores de la ciencia en Internet que se dedican a combatir seudociencias y supercherías. Me impresiona la violencia de los argumentos. Más allá de la poco pertinente pregunta sobre si la filosofía es una ciencia (no lo es ni pretende serlo), algunas de las críticas que se le hacen a esta disciplina humanística son que se trata de meras “especulaciones existenciales”; que “es lo mismo que la teología”, o que son “sólo ideas”. Se la describe como “vacía, inútil y refugio de la pomposidad”. Se la descalifica por “no tener utilidad práctica”, por 34
ser sólo simulación para que los “filósofos profesionales” cobren un sueldo por no hacer nada… Y se propone eliminarla del sistema educativo, del mundo académico y del mapa del conocimiento humano actual (al parecer, sólo es molesta la filosofía moderna; a la antigua se la acepta, aunque como curiosidad de museo). Yo entiendo que mis colegas escépticos estén a la defensiva: al menos desde mediados del siglo pasado, los filósofos de la ciencia –y en particular los epistemólogos, o expertos en estudiar las maneras que tenemos de adquirir conocimiento– han tomado a la ciencia, acostumbrada a ser quien estudia el mundo, como objeto mismo de su estudio. Y han descubierto cosas no siempre agradables, sobre todo para quien tiene una
imagen ingenua de ella. Entre otras, que la idea de objetividad, de que la ciencia revela “verdades” sobre el mundo natural, carece de un sustento razonable. (Por eso yo prefiero evitar la palabra “verdad”, y digo que la ciencia produce conocimiento confiable, pero siempre mejorable.) Claro: si se trata de luchar contra creencias infundadas que se hacen pasar como ciencia sin serlo, y que causan daño al aprovecharse de la credulidad de la gente, es útil tener una concepción de la ciencia como una fuente certera de conocimiento confirmado. La ciencia es, con mucho, la mejor forma que tenemos para adquirir conocimiento sobre el mundo material. En la década de 1990 se desataron las “guerras de la ciencia” (science wars), donde algunos científicos naturales –en particular físicos– desataron lo que se convirtió en un combate abierto con las humanidades y las ciencias sociales (y en especial a la filosofía y la sociología de la ciencia), que polarizaron y dividieron al mundo académico. Desde entonces, la desconfianza de los científicos ante la filosofía no ha hecho más que crecer. “¿Para qué sirve la filosofía?”, se preguntan mis amigos, y se contestan, terminantes: “Para nada, sólo para generar especulaciones sin fundamento ni utilidad.” Yo creo que se equivocan doblemente. Primero, porque quieren juzgar a la filosofía con los criterios de la ciencia, exigiendo que el conocimiento que produce sea “útil” de manera práctica (ni siquiera mucho del conocimiento científico lo es), además de “comprobablemente cierto”. Pero eso es no entender a qué se dedica la filosofía: a estudiar no el mundo natural, sino la manera en que pensamos acerca de él. Y no necesariamente busca responder preguntas –al menos no de manera final–, sino a extenderlas y a ex-
plorar así más amplia y profundamente el universo de la experiencia humana. La especialidad de los filósofos no es contestar preguntas (que es a lo que se dedican los científicos), sino hacer más preguntas: son expertos en problematizar el mundo. Y segundo, porque creo que en realidad lo que tienen es miedo: miedo de que al descartar la imagen de superioridad, certeza e invulnerabilidad de la ciencia, y mostrárnosla como lo que es, una actividad humana con todos sus defectos, problemas y contradicciones, los filósofos puedan terminar por destruirla. Y eso sería inaceptable. Pero creo también que su miedo es totalmente infundado: así como la ciencia hace todo lo posible por no engañarse, la filosofía de la ciencia busca mostrarnos una imagen lo más real y honesta posible de la propia ciencia. Creer que para que sobreviva tenemos que mantener la imagen de princesa de cuento que nos enseñan en la escuela, es tener muy poca confianza en ella. Añado, para terminar, que vivimos tiempos en que la enseñanza de la filosofía ha sufrido muchos ataques, tanto en México, donde se propuso en 2009 eliminarla del bachillerato, como en España, donde la llamada Ley Wert buscó en 2013 reducir drásticamente las horas que se le dedican en la escuela. Son tiempos en que la actividad académica está bajo fuego en prácticamente todo el mundo, y la educación pública ve reducidos sus espacios y presupuestos. En este contexto, atacar a la filosofía e igualarla a una charlatanería inútil es abonar el terreno para los enemigos de la academia, del conocimiento en general y, en última instancia, de la propia ciencia.
Publicado en Milenio Diario el 5 de marzo de 2014. 35
Señales del cielo Javier Flores
Ilustración: Shutterstock
Siento decepcionar a algunos lectores pero el título de este artículo no se refiere para nada a la visita del papa a México, aunque debo confesar que el caos vial que provocó en la Ciudad de México, me permitió quedarme en casa enclaustrado todo un fin de semana y sorprenderme cada día más con el anuncio de lo que parece ser el primer registro directo de las ondas gravitacionales. Las ondas gravitacionales son ondulaciones que provienen de distintas regiones del cosmos y son producidas por el desplazamiento o perturbaciones de los objetos celestes. La demostración de su existencia confirmaría la imagen del Universo propuesta en 1915 por Albert Einstein en su teoría general de la relatividad. De acuerdo con ésta, el espacio (con tres dimensiones) y el tiempo, están entrelazados formando un tejido de cuatro 36
dimensiones llamado “espacio-tiempo”, el cual se curva ante la presencia de materia (como cuando alguien se sienta en una cama suave). Así, los objetos se desplazan no de una forma lineal, pues se desvían por efecto de la gravedad –fuerza producida por la masa de otros cuerpos– como se ha demostrado, por ejemplo, con la desviación de la luz proveniente de algunas estrellas durante la observación de los eclipses. También, a diferencia de Newton, quien preveía que dos objetos en el espacio podrían permanecer indefinidamente girando uno alrededor del otro, Einstein postula una reducción gradual de las órbitas entre dos cuerpos, lo que se acompaña de la liberación de energía en la forma de ondas gravitacionales, las cuales se desplazan por todo el Universo. La detección de estas ondulaciones es muy difícil
(y por mucho tiempo fue considerada por algunos imposible) pues su magnitud, al llegar a nuestro planeta, es muy pequeña aun cuando sea el resultado de acontecimientos muy violentos como la explosión de estrellas gigantes (como las llamadas supernovas), o la energía producida por los sistemas binarios (dos objetos ligados por la atracción gravitacional que giran en torno a un centro de masa), o por los agujeros negros. Por eso, lo anunciado el pasado jueves 11 de febrero por científicos de los Institutos Tecnológicos de California (Caltech), de Massachussetts (imt) y la Universidad Livingston de Estados Unidos, de ser confirmado, puede considerarse una de las mayores hazañas de la física en lo que va del siglo, pues para la detección de señales que son muy pequeñas al pasar por la Tierra, se requirió de la confluencia de dos factores: por un lado un evento muy violento en alguna región del Universo con la liberación de una enorme cantidad de energía en la forma de ondas gravitacionales y, por otra parte, el desarrollo de la tecnología en nuestro planeta capaz de detectarlas. Un agujero negro es un objeto en el espacio con una concentración de masa muy grande y por tanto con una atracción gravitacional enorme, del cual no puede escapar ni siquiera la luz (por eso los llaman negros). El suceso violento que provocó las ondas gravitacionales a las que me refiero fue la colisión de dos agujeros negros –uno con 29 y el otro con 36 veces la masa del Sol–, colisión que ocurrió hace 1 300 millones de años, la cual produjo en los instantes previos al choque una ráfaga de ondulaciones que recorrieron el espacio-tiempo hasta que el pasado 14 de septiembre de 2015 se consiguió registrarlas en nuestro planeta. La tecnología que permitió su detección fue desarrollada por el proyecto ligo (Observatorio de Ondas Gravitacionales por Interferometría Láser), que cuenta
con dos instalaciones en Estados Unidos: una en Hanford, Washington, y la otra en Livingston, Lousiana. La técnica consiste en la emisión de un rayo láser que mediante un espejo se divide y toma simultáneamente dos direcciones formando un ángulo recto; cada uno recorre un ducto con una longitud de 4 kilómetros que al final tiene un espejo en el que rebotan sendos rayos de luz, los cuales siguen ahora la misma trayectoria pero en sentido inverso, y al unirse crean un patrón de interferencia, el cual es enviado hacia un detector. El patrón de interferencia resultante es sumamente sensible, pues aislado de cualquier influencia terrestre fue capaz de detectar las perturbaciones en el espacio-tiempo originadas hace más de 1 000 millones de años por la colisión de los dos agujeros negros. Las ondas gravitacionales fueron detectadas con la misma técnica, tanto por el observatorio en Washington como por el de Livingston, lo que limita las posibilidades de que se trate de un error o artificio. La importancia de este registro es enorme pues abre nuevos caminos a las observaciones astronómicas, las cuales ya no dependerán exclusivamente de la luz. Pero más allá de sus efectos en la ciencia y los posibles beneficios en la vida cotidiana (que seguramente los tendrá a partir de la tecnología creada), en mi opinión (yo no soy físico), conocer mejor la estructura del Universo que habitamos y cómo funciona es, en sí mismo, un privilegio. La confirmación de la teoría propuesta por Einstein hace 100 años nos brinda una imagen de un Universo dotado de una gran plasticidad donde un acontecimiento ocurrido hace miles de millones de años, crea una señal celeste que interacciona con nuestro planeta y con todos nosotros. Publicado en el periódico La Jornada el 16 de febrero de 2016. 37
Durante la XXXVII Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería se presentó la colección Nuestra huella en el planeta, la cual tiene como propósito informar y crear conciencia acerca de uno de los mayores problemas que enfrenta la humanidad actual: el cambio climático. 38
Presenta la DGDC colección sobre cambio climático Carla Ramírez Torres
El jueves 18 de febrero, en el salón El Caballito, Rosanela Álvarez, responsable de la Subdirección de Medios Escritos de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia (dgdc) de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam), explicó que el propósito de la colección Nuestra huella en el planeta es que los maestros y estudiantes de bachillerato o licenciatura puedan acceder a esta información en un formato manejable. Emily McClung, coautora del tomo I, titulado La historia humana, comentó que actualmente los problemas de sustentabilidad y de contaminación son consecuencia de nuestra evolución humana, y por ello consideró vital disponer de conocimiento acerca de nuestra historia. “Es importante que se dé a conocer la complejidad de los problemas actuales, y una colección de este tipo es una manera ideal de hacerlo. Con el objetivo de que los jóvenes tengan mayor información, en este tomo tratamos de comunicar un poco de la historia de la evolución humana a nivel cultural”, subrayó la arqueóloga y paleobotánica del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la unam. El cambio climático como problema global Telma Castro, coautora del tomo III, Cambio global, considera que las nuevas generaciones están cada vez más conscientes de los problemas ambientales, y por esta razón invitó al público en general a leer los libros para tener un pa-
norama actual y preciso sobre este fenómeno, sobre el que en los últimos años se ha profundizado en diversos estudios e investigaciones. Para la coordinadora de la colección y coautora del tomo IV, Mireya Ímaz, esta colección retrata una parte de la relación que tenemos los seres humanos con nuestro planeta, pues la especie humana, al alterar el entorno, ha generado tales procesos en la naturaleza. El libro “busca abarcar los aspectos más relevantes de la crisis ambiental, pero también de la crisis civilizatoria en la que nos encontramos, así como presentar algunas de las ideas y debates que se están generando para hacer una diferencia”, señaló la maestra en Ciencias Ambientales por la unam. La también directora del Programa Universitario de Estrategias para la Sustentabilidad, comentó que estamos frente al reto más grande en la historia de nuestra especie y el futuro depende de que logremos rescatar la ética, la otredad y lo colectivo como valores de vida. “Nuestra intención es que estos libros aporten un granito de arena en la comprensión de esta tarea.” La colección está impresa en papel reciclado y consta de cuatro tomos: La historia humana, El pulso del planeta, Cambio global y Siguiendo la huella, los cuales pueden adquirirse de manera individual o en colección completa. La obra es el resultado de una coedición entre la unam (dgdc y pues) y Siglo XXI Editores. 39
Carmen Sรกnchez, Luisa Rico y Maya Dรกvalos. Fotos: Myriam Vidal
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Rosanela ร lvarez, Carmen Sรกnchez y Luisa Rico. Fotos: Myriam Vidal
Aportaciones a la museología y la educación Myriam Vidal Valero
El pasado 25 de febrero, en el marco de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, se presentó el libro Aportaciones a la museología y la educación en México, coordinado por la doctora Luisa Fernanda Rico Mansard, con la participación de la arquitecta Maya Dávalos y la doctora María del Carmen Sánchez Mora. “Qué difícil es publicar cuando estamos trabajando sobre un campo de conocimiento en construcción y donde tenemos que crear un lenguaje común”, comentó la autora de la obra, luego de que sus colegas hubieran abordado una extensa discusión sobre la importancia del museo pedagógico y la continua evolución de la percepción de los museos como espacios de aprendizaje y entretenimiento. “Estoy segura de que las aportaciones de esta compilación impactarán de manera positiva y tangible la forma en que apreciamos los museos en el país, así como su contribución a la sociedad –dijo por su parte Maya Dávalos–. Luisa Fernanda nos hace ver la vocación que prevalece desde el siglo xviii en los museos, a la que llaman la intencionalidad educativa, que busca que el visitante aprenda, porque aprender no es sólo adquirir conocimientos sobre algo, sino que implica, además, cambiar de conducta.” La maestra Dávalos argumentó que el Museo Pedagógico Nacional desapareció porque su idea fundamental estaba adelantada a su tiempo. Los medios de
comunicación y de transporte no estaban a la altura de sus necesidades para dar mayor alcance a las exposiciones itinerantes, y era de difícil acceso para los docentes del interior de la República. “Es hasta tiempos recientes que las nuevas tecnologías y la noción actual de la interdisciplinariedad han propiciado una tierra fértil para que propuestas como el museo pedagógico prosperen alrededor del mundo”, dijo. “Y es verdad que las nuevas tecnologías han influenciado la forma en que nos comunicamos y nos aproximamos al conocimiento [...]. El concepto de museos como espacios intocables, permanentes y silenciosos se está transformando. Durante años se pensó que un museo sin colección no podía ser considerado como tal; sin embargo, ahora se sugiere que un museo sin público sería simplemente una bodega de objetos”, dijo la doctora Carmen Sánchez. En la presentación también se destacó la labor editorial de Rosanela Álvarez, sin la cual el libro no habría sido posible. La maestra Rico cerró la discusión apuntando que uno de los mayores retos de este campo de conocimiento es la dualidad indisoluble entre si la función de los museos debe ser educar o entretener. “Los museos pedagógicos están tomando un nuevo aire. Por el simple hecho de tener una sola pieza, un museo adquiere un valor polisémico y ese valor se lo da la gente.” 41
Entender la historia para entender mejor la ciencia Carla Ramírez Torres
Susana Biro, doctora en astrofísica, compartió la razón por la que prefiere divulgar la historia de la ciencia más que el presente: “Porque si comprendemos cómo sucedieron los hechos, entenderemos mejor cómo es la ciencia y la razón por la que ésta cambia todo el tiempo.” 42
Rosanela Álvarez, Susana Biro y Gisela Mateos. Foto: Carla Ramírez
El sábado 27 de febrero, en el marco de la XXXVII Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, la autora comentó –durante la presentación de su libro La luz. Historia de las nebulosas– que la publicación surgió como una invitación para escribir acerca del tema con motivo del Año Internacional de la Luz, celebrado en 2015. “Se me antojó hablar acerca de cómo los astrónomos atrapan la luz, y un ejemplo específico que me gusta mucho en lo particular son las nebulosas. Las elegí porque son un objeto que se pudo observar desde el momento en que aparecieron los telescopios. Durante siglos se pensó que en el Universo sólo había estrellas y planetas, pero cuando alguien tomó un telescopio y lo apuntó al cielo, el Universo comenzó a adquirir otras formas (como las nebulosas). Al principio no se supo cómo clasificar este nuevo tercer ingrediente del Universo”, comentó. El libro forma parte de la colección ¿Cómo ves?, y fue editado por la Dirección General de Divulgación de la Ciencia (dgdc) de la Universidad Nacional Autónoma de México (unam). Aborda la historia de la astronomía, de los telescopios y de las personas que participan en esa aventura. Dicha historia tuvo lugar a principios del siglo xvii, el cual resulta ser un momento de transición en la astronomía. “En ese momento la astronomía pasó de ser antigua a moderna, es decir, a usar instrumentos como el telescopio y a apoyarse en las matemáticas para entender lo que se miraba. Luego transcurrieron 300 años y esta astronomía moderna se convirtió en la astrofísica, que abarca todo lo que ya hacían los astrónomos modernos, con muchos otros instrumentos más y con la contribución de ciencias como la física o la química”, comentó la también divulgadora de la ciencia.
El libro relata la manera en que astrónomos de diferentes épocas describieron un mismo objeto: la nebulosa de Orión, y esto denota cómo cambia la ciencia a partir de la observación. Incluye imágenes que muestran, de manera comparada, la historia de esta peculiar nebulosa. Importancia de la historia de la ciencia “Es importante que los jóvenes sepan cómo se hace la ciencia y, aunque ésta es sólo una forma de mostrarlo, se puede extrapolar a su ciencia favorita”, comentó la autora, para luego subrayar que las nebulosas son un tema fascinante y siembra un gran interés en quienes se acercan a su estudio. Por su parte, la historiadora de la física Gisela Mateos comentó que es bueno conocer la historia de la ciencia porque es una manera de acercarse al conocimiento y entender cómo se crea. “Este libro nos muestra hechos que en clase no suelen explicarse. Si los conociéramos, entenderíamos mejor estas disciplinas porque les aportan un sentido humano.” Señaló que los instrumentos astronómicos son parte fundamental para construir esta manera de ver y transformar la historia. Es importante darse cuenta que debemos saber qué significa ver, pero, sobre todo, ver bien. “¿Qué ocurre con la práctica de observar? Susana comenta en su libro que es fundamental aprender a usar los instrumentos de cierta forma. Lo que uno observa tiene que ver con la teoría que hay detrás, lo cual nos remite a las controversias surgidas a través de la historia de la ciencia. En este libro podemos encontrar detalles sobre cómo se construye la ciencia, argumentos de que “mirar” es fundamental, y ejemplos de que a veces lo que se mira no siempre es lo que creemos.” 43
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