Lo que necesitas saber...
U
Un viento fuerte encrespó el mar y levantó olas violentas. La barca en la que navegábamos se movía mar adentro, sin control, agitada por corrientes cruzadas. La madera vieja se movía sin rumbo en aguas furiosas. Por momentos, el remolino la dejó girando en el mismo punto. Las olas, cada vez más violentas, impedían ver el horizonte. Después de varios meses, nuestra barca zarandeada entre el mar y el cielo, nos ha dejado ondas amargas. El miedo, convertido en angustia, ha trepado a nuestros pulmones.
CORREGIR EL RUMBO
LA NAVE PERDIDA
Jorge Andere Martínez Director General Grupo Andere
10 · www.mejoresempleos.com.mx
Todo lo de la COVID-19 nació en un mar globalizado, aparentemente en Wuhan. A pesar del desconfinamiento en algunos países, aún seguimos en el “aislamiento obligado”, desde donde surge una toma de conciencia, una trémula llama encendida con el dolor que nos impulsa a cambiar. Ya no queremos estar a la deriva, no deseamos navegar sin rumbo. La propagación continua de la epidemia ha desencadenado múltiples cuestionamientos a formas de vida. El antivirus de la mente tendrá que construir una sociedad sin ideologías totalitarias o individualistas. Crear un mundo más humano, solidario y equitativo. Es triste que una catástrofe, una tragedia global, nos obligue a corregir el rumbo de nuestra nave perdida. La COVID-19 se anunció, se vio como flecha fluorescente, pero penetró en nuestros pulmones de forma invisible. Este virus no distingue pobres de ricos, dueños de empleados, ciudadanos de estadistas, triunfadores de perdedores. ¿Cuál es el miedo que subyace al estar sumergidos en este mar violento? Además de la muerte, existen temores como la pérdida de libertad, la degeneración de las relaciones humanas, la soledad, el vacío de no poder tocar a nuestros seres queridos. Hoy contactamos a través de una pantalla, dependemos de las decisiones políticas y económicas de los gobernantes. Algunos más holgados, otros, han perdido su trabajo y su economía, lo que los tiene inmersos en la angustia. ¿Cuál será el futuro de nuestros niños y jóvenes, si hemos destruido nuestro planeta con mares pe-