El temperamental federico schickedantz por sara peña de bascary la gaceta tucuman 18 5 1980

1

El temperamental Federico Schickendantz Por Sara Peña de Bascary Suplemento literario de La Gaceta – Tucumán 18 de mayo de 1980

Federico Schickendantz había nacido en la Baviera Renana (El Palatinado) el 15 de febrero de 1837. Su madre era una Von Geritchen, noble familia desde el tiempo de los últimos Borbones de Francia. Había cursado estudios de química en Heilderberg y Munich; discípulo de Bunsen, era ya en 1860 ayudante, junto al príncipe de Gales, del profesor Brodie en la Universidad de Oxford. Por ese entonces la Empresa de Minas de Samuel

1

2 Lafone y Quevedo

1

que explotaba yacimientos en Catamarca necesitando de

un hábil metalurgo para mejorar la producción, publicó un aviso a este fin en los diarios de Inglaterra. El joven Schickendantz, que contaba a la sazón 24 años, vio el anuncio y, con recomendación de su profesor, se presentó a su requerimiento. Al poco tiempo se embarco hacia el Río de la Plata.

No bien llegado se encontró con el primer escollo: la empresa Lafone había sufrido un revés financiero y quería rescindir el contrato, ya que no había ninguna seguridad de poder cumplir lo convenido. No era Schickendantz hombre de amilanarse: propuso trabajar durante un años y

que si al fin de se tiempo si quería desistir el contrato uno u otro podría hacerlo 2. Rápidamente demostró el joven químico su capacidad, ya que, gracias a sus ensayos se pudo abaratar el costo de la fundición de metales, solucionando en parte el problema de la empresa.

En 1882 se instaló definitivamente en el Ingenio Pilciao, con los propietarios de la mina, Samuel Lafone y Quevedo y el danés Juan Heller.

Fue además el comienzo de una gran amistad. Este trío

fue, igualmente

puntal en la evolución y el progreso del distrito minero del Fuerte de Andalgalá, donde se encontraban los yacimientos3 . Durante el comienzo de su gestión, al buscar Schickendantz una forma rápida y económica para la fundición, descubrió y método ingenioso y sencillo de éxito completo. Este sistema, vigente durante muchos años, fue llamado Schickendantz en su honor.

En los ratos libres comenzó a diversificar sus investigaciones y a escribir los resultados, que fueron publicados posteriormente. Ya en 1868 dio a conocer un estudio físico geográfico (Geografische Mitteilungen) en Alemania, en colaboración con el famoso naturalista Germán Burmeister.

Durante el período 1862-1870) que permaneció en Pilciao, dedicó su tiempo a los estudios de la flora del lugar y a las posibilidades que esta prometía.

Determinó así los alcaloides que podrían extraerse de algunas plantas de quebracho blanco. De los estudios que dio a conocer sobre el tema, surgió 1

SARA PEÑA DE BASCARY: Lafone: gentleman, minero, arqueólogo; La Gaceta - Tucumán – suplemento Literario. 9.1.78 2 ANÓNIMO. Federico Schickendantz, homenaje a su memoria. U.N.T. 1943. Pág. 8 3 SARA PEÑA DE BASCARY: Un marino danés en la aventura del Pilciao; La Gaceta – Tucumán. Suplemento Literario. 22.2.1976

2

3 la aplicación dada por científicos franceses, a esos alcaloides, figurando en primer término la Aspidspermina.

No todo fue trabajo y estudios en la vida de Schickendantz. Lafone, Heller y Schickendantz eran hombres de vastísima cultura y muchas inquietudes. El mejor pasatiempo en las noches catamarqueñas fue el intercambio de conocimientos, le ejecución de música en un piano traído especialmente de Alemania y, por que no, el ser anfitriones de personajes de predicamento, entre ellos Paul Groussac, gran amigo de Schickendantz y asiduo visitante del lugar, al que recordaba como una isleta de perfecta

civilización4.

Ocasionalmente

alternaban

con

propietarios

de

otros

establecimientos y es precisamente en uno de esos eventos sociales que don Federico conocería a quien cambió

fundamentalmente su vida: la

encantadora Mariquita Díaz de la Peña, del Mayorazgo de Huasán.

Rápidamente los jóvenes congeniaron, inquietudes mineras aparte (Huasán fue otro gran establecimiento minero) y el casamiento se realizó en 1865.

Por aquel tiempo, Schickendantz comenzó a sufrir los trastornos de una dispepsia que posiblemente aumentó la acritud de su temperamento.

Pensando tal vez que el clima podría ser dañino a su salud comenzó a estudiar la posibilidad de establecerse en Tucumán, aunque eso no significaría la desvinculación de Pilciao. Lafone y Heller contarían con el resultado de sus ensayos químicos. Es en 1870 que toma la decisión y se traslada a Tucumán, donde comienza a ejercer a docencia en el Colegio Nacional como profesor de física y química. Conoce allí a su discípulo predilecto, y que años más tarde seria el encargado de dar continuidad a su obra: el joven Miguel Lillo.

Posiblemente una de las obras mas perdurables de Schickendantz es haber contribuido a la formación de este científico tucumano quien, a su vez, posibilitó la continuidad del estudio de las ciencias Naturales en Tucumán. El mismo Lillo así lo aseveraba: Con Schickendantz mis estudios tomaron

mayor vuelo 5. Al mismo tiempo, el discípulo colaboró con el maestro, quien lo manifestó en carta a Ignacio Colombres, diciéndole que él era únicamente 4

RICARDO ROJAS: “Historia de la Literatura Argentina”. Tomo XIV, p. 229. Buenos Aires 1925.

5 ARCHIVO FUNDACIÓN MIGUEL LILLO. Nota autobiográfica. Sin fecha.

3

4

un botánico aficionado y que las especies que había incorporado al Herbario debía el nombre a Miguel Lillo quien tiene un raro conocimiento de la flora tucumana y a quien quedo muy agradecido por su ayuda 6. Con el tiempo, en otra etapa de su vida, Schickendantz volvería a encontrarse con Lillo.

En 1871 es designado Director de la Escuela Agronómica que se creó en Tucumán por iniciativa del Presidente Sarmiento y su Ministro Nicolás Avellaneda. Pudo al mismo tiempo continuar con la cátedra del Nacional. Es en esa época cuando se revelan los primeros síntomas y consecuencias de la violencia que domina su carácter. Graves desinteligencias con el rector del Colegio, José Posse (cuyo fuerte temperamento es harto conocido, como también su polémica actitud con tolos los que se le opusieron) fueron causales de su retiro. El enfrentamiento dio como resultado la renuncia de Schickendantz

a la cátedra y, consecuentemente, lo hizo también a la

Dirección de la Escuela Agronómica. Paul Groussac, en un articulo del diario “La Razón” de marzo de 1874, también en polémica con Posse, menciona el hecho: En vano presencié la destitución inmoral y funesta de mi noble amigo

Federico Schickendantz que traté de impedir con el Dr. Bruland, como si el lenguaje de la magnanimidad pudiera despertar eco en un pecho secado por a bilis y la intriga. Por mas que las pruebas se acumulaban quedaba yo ciego y sordo, no quería entender estas palabras que me escribía Schickedantz como sabio vaticinio y que transcribo textualmente para mayor evidencia: Although I should scold you for your attachment to Posse, the most vile of all tucumanos, and whom you should rather beg for be your enemy, in orden to save your dignity

7

Sucedió a Schickendantz como director de la Escuela

Agronómica el ingeniero Juan de Cominges que acotamos, como hecho significativo, renunció como su antecesor por desinteligencias con Posse.

Circunstancia que se repetiría con Paul Groussac en el Colegio Nacional.

En enero de 1872, Schickedantz acompañó en gira científica a Pilciao al geólogo Stelzner y al botánico Hieronimus y se comprometió con Juan Heller a realizar análisis de metales desde octubre de ese año. Posiblemente 6 7

ANTONIO TORRES: “Lillo, vida de un sabio”. Pág. 67. U.N.T. 1958.

LA RAZÓN, Tucumán 18 de marzo de 1874. Traducción: Aunque debería recriminarle su

afecto a Posse, el más vil de todos los tucumanos, y de quien usted debería más bien rogar que sea su enemigo, en orden se salvar su dignidad.

4

5 este viaje animó a Schickendantz a adelantar su regreso a Pilciao ya que el 14 de mayo Heller le escribía …Augier me dio su mensaje que con mucho gusto

fue recibido por todos sus amigos del Fuerte. No le escribí pues en esos días estaba con Don Samuel aprontándose para el viaje y que carta mejor. No dudo halla hablado detenidamente sobre todo y puesto en la balanza Tucumán y el Fuerte. Don Samuel sabrá para qué lado se ha inclinado, espero el último. Entiendo que usted renunció a su empleo 8 En los comienzos de esta nueva etapa en Pilciao, Schickedantz estuvo muy deprimido. La amargura que le causó el alejamiento del Nacional perduraría por mucho tiempo en su ánimo: Heller le comentaba continuamente a Lafone los altibajos que este sufría, acrecentándose por la ausencia de Mariquita, que no pudo acompañarle inmediatamente. Por otra parte, surge del epistolario Heller – Lafone, que su esposa no estaba muy conforme con el regreso a Catamarca.

En julio de ese año Heller decía a su socio: No es Don Federico el

descontento sino la comadre Marica que ha hablado en reserva. Hay que conceder ese aumento ya que Don Federico hoy en día nos hace mas falta que nunca, si el no hubiera vuelto a Pilciao o no hubiésemos sabido la ley de plata que ahora tiene la mina y tal vez la hubiéramos botado por inservible .

Como comentario al margen terminaba la carta: Dona Marica ha tenido una

chancleta, cosa inservible como incomoda

9

. En Octubre se presentó otro

problema. Evidentemente Mariquita presionaba a Schickendantz para dejar Pilciao. Decía Heller a Lafone: No comprendo como don Federico piensa

conseguir una colocación en Catamarca, realmente debe estar loco, casi creo que Usted debe estar mal informado. No sea que la Marica que habiendo tomado el gusto a la vida en Tucumán, trata de sacar a Don Federico de Pilciao

10

. Pero el tiempo fue paliando estos problemas. El apoyo de estos

amigos, con preocupación y consejos, fue fundamental en la recuperación anímica de Schickendantz. En marzo de 1874, Heller comentaba a Lafone

8

JUAN HELLER A FEDERICO SCHICKENDANTZ. 14 de mayo de 1872. Libro copiador de Juan Heller año 1872. Gentileza del Señor Emilio Rougés 9 JUAN HELLER A SAMUEL LAFONE QUEVEDO, julio de 1872. Libro copiador de Juan Heller.

Año 1872 Op. Cit. 10 JUAN HELLER A LAFONE QUEVEDO. Octubre de 1872. Libro copiador año 1872. Op. cit.

5

6 de “su genio que nada le favorece y le causa muchas amarguras11. En una oportunidad le aconsejaría: Mi querido amigo, sea usted un poco más

tolerante y sin duda será más feliz

12

. Es en diciembre de 1874, cuando se

percibe que Schickedantz ya había superado el problema reapareciendo sus inquietudes. Heller le decía a Lafone: que a más de sus trabajos preparatorios

para esta oficina se ocupará con estudios para facilitarle una nueva carrera. ¿Cuál será? ¿En que estará pensando ahora? 13.

Cabe destacar que en esa época Heller y Lafone estaban abocados a la puesta en marcha del Ingenio Trinidad y de nos ser por los denodados esfuerzos de Schickendantz, designando administrador, por sacar adelante la mina esta hubiese sucumbido en 1872. Se dedicó además a dar impulso a los viñedos del Fuerte de Andalgalá y la empresa incrementó sus ingresos con la venta de sus excelentes vinos. Sus investigaciones dieron fecundos resultados, comenzando la publicación de los mismos Datos de la empresa de minas del

Señor Lafone remitido a la Exposición de Paris, mereció un premio de jurado en 1874. Publicó además estudios sobre minería, formación de salinas, sulfatos naturales, botánica, Industrias actuales y del porvenir en Catamarca (1875) y tratados de agricultura, dados a conocer en el Boletín del Departamento de Agricultura de la Nación, Boletín de la Academia de Ciencias de Córdoba, Actas de la Academia Nacional de Ciencias y en La

Plata Monatscrift.

En 1881 la minería llegó a su ocaso. Nuevas industrias se perfilaron como de mayor porvenir y Schickendantz buscó otros horizontes. En ese año fue designado rector del Colegio Nacional de Catamarca. No se limitó allí a las tareas docentes; realizó un completo estudio sobre las industrias de la zona, en colaboración con Don Samuel Lafone y Quevedo, que publicó la imprenta oficial. Pero el destino quiso que fuese agraviado y reaccionara violentamente con su renuncia, ante la actitud del Gobierno, en 1883, que le

quitó el rectorado sin consultarle, aunque confiándole cátedras muy 11

JUAN HELLER A LAFONE QUEVEDO. 10.3.1874. Libro copiador de Juan Heller año 1874.

Gentileza Srta. Susana Rougés.

12 JUAN HELLER A SCHICKENDANTZ. 23.8.1974. Libro copiador de Juan Heller. Año 1874 Op. Cit. 13 JUAN HELLER A LAFONE QUEVEDO. 27.11.1874. Libro copiador de Juan Heller. Año 1874.

Op. Cit.

6

7

importantes y mejorándole el sueldo

14

. Schickendantz recordó entonces el

ofrecimiento de su amigo Heller y regresó a Tucumán a trabajar en el Ingenio Trinidad. De esa experiencia surgieron sus valiosos escritos sobre la industria azucarera.

En 1885, el Gobernador Santiago Gallo lo designó Director de la Oficina Química Municipal, de reciente creación. El Orden del 6 de febrero anunciaba: El Señor Schickendantz. Jefe de la Oficina Química Municipal,

acompañado de su ayudante Miguel Lillo de se ocupa de instalar la Oficina Química Municipal, acompañado de su ayudante Miguel Lillo se ocupa de instalar la oficina en el local de la Municipalidad. En los primeros días de la semana entrante comenzara a prestar servicios por el bien del público y el 14

Anónimo. Op. Cit. Pág. 13

7

8

mal de los falsificadores de bebidas y sustancias alimenticias. ¡¡ Ojo, mucho OJO!! Expendedores de cosas no puras!!!15 . La obra que desde allí realizó fue notable. Organizó la Oficina Química, reglamentó su funcionamiento, equipó los laboratorios y benefició con sus análisis de aguas, bebidas y alimentos a la salud de la población. Llevó a cabo numerosos estudios sobre salinas, abonos, azucares, minerales y alcaloides. Elevó completos informes sobre el resultado de sus investigaciones y publicó continuamente en diarios locales, ilustrativos artículos sobre los temas que le atrajeron. Finalmente creó los “Anales de la Oficina Química”. Fue esta una etapa muy productiva que aportó efectivos logros al progreso de la ciudad.

Por esa época

entusiasmó a su colaborador Miguel Lillo, a realizar un viaje a Europa con el fin de perfeccionarse, adquiriendo este la experiencia necesaria para definir su vocación. Al regreso manifestó Lillo: Mi resolución esta tomada, mi

vocación son las Ciencias Naturales y entre ellas la Botánica 16.

En 1892 tuvo un grave problema en la Oficina Química. La rigidez de su carácter le levó a enfrentarse con las autoridades provinciales. La cuestión fue por unos análisis de vinos que se negó a realizar del modo que la firma “Rimbaut” lo exigía, con una etiqueta que indicara un producto importado que no correspondía al contenido. La negativa motivó una serie de trámites que la burocracia agigantó en forma desmedida, interviniendo fiscales, ministros y el Consejo de Higiene. Schickendantz no depuso su actitud y como corolario presentó su renuncia al ministro: “ Cuando hace pocos días

tuve el honor de hablar con S. S. sobe mi renuncia aproveché la circunstancia para manifestarle con toda franqueza lo que pienso yo acerca del dictamen fiscal recaído en el asunto Rimbaud, como también acerca de la disposición de S. S. y del Consejo de Higiene de sellar artículos que siempre han sido rechazados por esta oficina como falsificados y no tengo reparos en repetir que, en mi concepto ningún articulo del Reglamento de esa oficina o del Decreto del Gobierno de la Provincia puede ser alterado por una nota de S. S. o del Consejo de Higiene

17

. Adjuntaba la reiteración de la

renuncia, muy escueta y dura, que como es de imaginar fue aceptada de 15 16 17

EL ORDEN. Tucumán, 6 de febrero de 1885.

ANTONIO TORRES, Op. Cit. Pág. 69 COMPILACIÓN ORDENADA DE LEYES DE LA PROVINCIA DE TUCUMÁN. Tomo XIV. Pág. 268

8

9 inmediato. Una vez más puso de manifiesto su actitud

polémica y la

franqueza con que emitía sus opiniones. Muy pocos comprendieron que tras su hosco carácter y la dureza de su procedimiento, Schickedantz buscó por sobre todo cumplir inflexiblemente con su deber.

Este episodio motivó su alejamiento definitivo de Tucumán. Se trasladó a Buenos Aires para desempeñar la docencia en el Colegio Nacional.

De allí se dirigió a La Plata encomendándosele la sección Química del Museo y, cuando se disponía a viajar a Mendoza a hacerse cargo de la Oficina Química, murió repentinamente el 4 de abril de 1896. La Academia Nacional de Ciencias publicó ese año un artículo en homenaje a quien apuntalara con sus conocimientos la ciencia, la cultura y el progreso de Tucumán en la segunda mitad del siglo XIX. La Fundación Miguel Lillo reeditó en 1943 ese testimonio de reconocimiento que en su párrafo final decía: Schickendantz tenía fama de

malo, pero, sin embargo, en los bosques de Pilciao, los peones aun recuerdan con cariño el nombre de Don Federico 18.

En esa agotadora y a veces frustrante búsqueda de paz y felicidad, una paz y felicidad “a su manera” que nunca pudo encontrar, jalonó Schickendantz su trayectoria con ímprobos esfuerzos que son hoy ejemplo de realizaciones brindadas a Tucumán y a los Tucumanos.

_____________________

18

ANÓNIMO. Op. Cit.

9